CADA QUIEN VE ALGO DIFERENTE

La gente escucha y repite, porque les suena 'cool', que cada quien ve algo diferente en
una obra de arte. Pero ¿es eso cierto? y ¿en qué medida? Si bien es cierto que la
experiencia personal, exacta hasta el mínimo detalle, no es nunca idéntica entre dos
personas. La verdad es que tampoco es arbitraria ni, por lo mismo, completamente
diferente. Hay que recordar que el arte lo vemos con ojos que evolucionaron para la
supervivencia y lo que vimos lo procesamos con un cerebro que evolucionó para lo
mismo. Finalmente, las emociones con las que respondemos a lo que vimos, también
son el resultado de millones de años de evolución biológica con el mismo propósito de
sobrevivir.
De modo que antes de las apenas pocas decenas de miles de años que llevamos
viviendo con cultura, por millones de años nuestros antepasados usaron sus reacciones
emotivas a lo que percibían para dirigir sus actos. Ante ciertas configuraciones, tenían
que sentir miedo y huir, o no, y entonces morir. Obvio, todos los seres humanos que
estamos vivos hoy, somos descendientes de la mayoría que tuvo las mismas –y
adecuadas– reacciones típicas frente a cada tipo de configuración, mientras que los que
'vieron' y 'sintieron' otras cosas, están muertos.
De manera que la experiencia del público ante la obra de arte, como casi todo en la
naturaleza, si bien no es idéntica, sí es típica y, por tanto predecible y manipulable. La
moderna semiología estudia los mecanismos y patrones mediante los cuales el cuerpo
del espectador recibe, procesa y responde a las obras de arte, además de los códigos
mediante los que interpreta las partes convencionales de la misma y la forma en que
asocia ambas cosas para obtener el significado de la obra.
Por otra parte, la arsología estudia científicamente los mecanismos mediante los cuales
el arte transforma la semiosis biológica de nuestros antepasados en la moderna y
convencional semiosis artificial que hoy utilizamos para, por ejemplo, leer estas
palabras.

Dr. Jaime Jimenez Cuanalo