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VE Problemas de la representacién: Gadamer y el arte contempordneo Son muchas y dispares las cuestiones sobre el arte que han atraido la atencién de Gadamer. Las ha enfocado y se ha aproximado a ellas desde distintos angulos, atendiendo a diferentes puntos de vista, pero lo ha hecho siempre dentro de una perspectiva dominante, dentro de un horizonte teérico bastante definido. Mi propésito aqui es sefialar ciertos puntos cardinales de ese horizonte y les trayectorias que irradian, En otras palabras, quisiera destacar algunas Iineas de fuerza domi- nantes, algunos ejes argumentales de su discurso. Gadamer no elabora una estética filosdfica de espaldas a la situacién efectiva del arte. No es de esos fildsofos extraterrestres que pontifican sobre el arte desde el mis absoluto descono- cimiento de lo acontecido al respecto en el iiltimo siglo. A él no le es achacable la invectiva de Adorno: Hegel y Kant fueron los iiltimos que, dicho toscamente, pudieron escribir una gran estética sin entender nada de arte (...] Como era el mismo espiritu el que dominaba en filoso- ¥en arte, la filosoffa podfa tratar sobre arte sin tener que entregarse a las mismas obras de arte’, 1. Th, W. Adorno, Teoria asttica, Madrid, Taurus, 1971, (ari EL CONFUCTO Del AE ¥ La aSTENICA Pero es frecuente que Gadamer recurra a una inspiracién an- tigua precisamente para dar cuenta de lo mas actual, de los tilt mos y desconcertantes movimientos artisticos, los que mds parecen. retraerse a nuestra comprensi6n. Esa inspiracién teérica le viene de lejos, de Heidegger, de Hegel y la estética romantica, de Kant, anin antes, de Plat6n y Arist6teles. Aunque, repito, tal inspiracién ‘std siempre confrontada con la realidad del arte del presente. ‘Atin asf, pretendo poner en relacién a Gadamer con ciertas tendencias impulsoras del arte contempordneo en aquellos casos, en los que é1 mismo no haya establecido una relaci6n expresa. Yal final, intentaré comentar sus puntos de vista sobre el arte de nuestros dias. 1. El esteticismo clasico El propésito originario de la reflexion de Gadamer es, sin duda, superar el subjetivismo que lastra la Estética desde sus momentos fundacionales, cuando se constituye como disciplina auténoma en el siglo XVII. En esto coincide plenamente con su maestro Heidegger, quien, a su vez, enmarcaba el rechazo del subjetivismo estético en el contexto genérico de la superacién del subjetivismo del pensamiento moderno. La subjetivaci6n de lo estético leva la marca persistente de Kant, De ahi que Gadamer tenga ante todo que enfrentarse con Kant, el autor con quien mantiene un didlogo mas constante y explicito. Un autor que si bien es responsable en mayor 0 menor medida de Ia subjetivacién de lo estético, ha aportado también algunos de los conceptos que siguen siendo basicos para pensar el campo artistico, hasta el punto de que el propio Gadamer confiesa que al hablar tedricamente sobre el arte, «lo hago apoyandome en grandes modelos. Y entre ellos destaca sobre todo Immanuel Kant’, Gadamer, «Transformaciones en el concepta de arte», en ACola- ciones hermenéutcas, Madrid, Trota, 2002, pig. 181 tim) PROBLEMS DE LA REPRESENTACIOG: GADAKE Y BL AKT CONTEMTORAED Digo que Kant ¢s responsable «en mayor 0 menor medida» del subjetivismo estético para indicar que Gadamer no le atri- buye siempre cl mismo grado de responsabilidad. Es innegable que Kant fundamenté lo estético en las facultades animicas del sujeto que contempla y valora la belleza, en las determinaciones subjetivas que posibilitan el juicio estético 0 juicio del gusto, de- terminaciones que se aiinan en el libre juego de la imaginacion y entendimiento, y que se prolongan en la satisfacci6n estética ‘© sentimiento de vida del sujeto. Con ello se abren las puertas (sea en Kant o sea en sus seguidores) a una primera cota en Ia subjetivacién del campo estético. A partir de ahi, el nticleo esen- cial de la experiencia estética serd el juicio del gusto, el juicio que expresa la satisfaccidn o placer subjetivo. La experiencia estética girard toda ella en torno al gusto. Pero el subjetivismo se cumple fntegramente (por obra de algunos seguidores de Kant) cuando lo artistico se asimila a lo estético, cuando lo ar- Listico queda sometido a las mismas determinacioncs subjetivas que lo estético, o sea, cuando las obras de arte se comprenden y experimentan con los patrones del juicio del gusto. Creo que el siguiente parrafo resume muy bien el motivo inspirador del comentario de Kant en Verdad y método: Con ello queda planteada la cuestién de cémo se puede ha- cer justicia a la verdad de la experiencia estética y superar la subjetivizacién radical de lo estético que se inicia con la Critica de (a capacidad de juicio esttica de Kant. Ya hemos mostrado que lo que movié a Kant a referir la capacidad de juicio estética f- tegramente a un estado del sujeto fue una abstraccién metodo- légica eacaminada a lograr una fundamentacién trascendental muy concreta, Esta abstracci6n estética se emtendié sin embar- 1g0, més tarde, como cosa de contenido y se trasformé en la ex- gencia de comprender el arte «de manera puramente estéticas; ahora podemos ver que esta exigencia abstractiva entra en una in irreducible con la verdadera experiencia del arte’. 1 CDNFLICO DHL ATE 4a esreTCa En Kant se da, pues, un subjetivismo metédico mas que un subjetivismo de contenido. Ticne que ver con el procedimiento metodotigico que le sitve para justificar (o sea, para dar cuenta y raz6n de sus condiciones de posibilidad) la autonomia de lo estético, una autonomfa que de no estar previamente estable- cida, desde una fanéamentacién trascendental, no permitiria que lo estético cumpliese el papel de puente, de cierre del abismo entre la necesidad natural, o determinismo fisico, y Ia libertad moral, o finalismo de la raz6n préctica. EI salto por el que decididamente lo estético se abisma en el subjetivismo, siempre segiin Gadamer, lo da Schiller. El es quien convierte la subjetivacin «de presupuesto metédico en presupuesto de contenido» (una distincién, dicho sea de paso, que cuesta creer sea tan concluyente como pretende Gadamer). Schiller es quien deja via libre a la constituci6n de la conciencia estética, esa planta moderna, en palabras de Heidegger. Sélo hard falta, después, que el neokantismo, para refrendar el papel constituyente de la subjetividad, establezca Ia vivencia como el hecho central de la conciencia, como el elemento originario en el que puede descomponerse y al que remite toda significaci6n. En otras ocasiones, Gadamer atribuye a Kant un protagonismo mis directo en la deriva subjetivista de Ia estética. Por ejemplo, cuando vincula esa deriva al concepto kantiano de genio. El concepto de genio le sirve ante todo a Kant para enlazar y ase- mejar las obras de arte con lo bello de la naturaleza. El genio consigue crear unas obras artisticas que parece como si fueran naturaleza, porque, al igual que la naturaleza, (a) las realiza espontaneamente, o sea, sin intencién o finalidad predetermi- nadas, (b) a través de una accién libre de conceptos, (c) y sin someterse a ninguna norma o pauta predefinida, sino, antes bien, haciendo que cada obra se dé a sf misma su propia ley en la que se conjugan originalidad y autorregulacién. A, Mid, pig. 121 (i761 PHOBLEMAS OFLA REFKESEYTNCION: CADANER Y El ARTE: COMTEMFORANED Pero en todo lo anterior Kant estaba presuponiendo la pre- eminencia del orden natural y la necesidad que habia de pres- tarle asentimiento, Cuando quiebran tales supuestos, cuando los nuevos tiempos ponen en crisis la validez de dicho orden, la obra de arte ya s6io responde al libre albedrio del genio’. Entonces, la subjetividad se apodera por entero de los obje- tos artisticos, vaciados de cualquier otra cosa que no sea la au- toafirmacién de la subjetividad. Pues bien, Kant habia prepara- do el camino que condyjo a dicho escenario, aunque éste no respondiera a sus propios designios, En raz6n de nuestra linea argumentativa, lo que mas importa destacar es que el subjetivismo pleno comporta la exigencia de comprender el arte de manera prramente estética. Subjetivismo es ver el arte s6lo a la luz de lo estético, cuando lo estético, a su vez, responde fundamentalmente a determinaciones subjetivas. En esta caracterizaci6n somos deudores de Heidegger. Lo es, en primer término, Gadamer. Puede decirse que toda la primera parte de Verdad y métode es un intento de desarrollar y confirmar el diagnostico de Heidegger segiin el cual uno de los fenéme- nos configuradores de Ia época moderna es «el proceso que introduce el arte en el horizonte de la estética>®. Uno de los rasgos mas definitortos de la modernidad, para Heidegger, es la conversi6n del arte en objeto de la vivencia estética. Reducci6n del arte, pues, a objeto estético, y objeto determinado por un sujeto, objeto como proyeccién subjetiva. Gadamer entiende que ese diagnéstico se cumple plenamente después de Kant, cuando la subjetividad correspondiente a una abstraccién me- todolégica se trasforma en cosa de contenido. Pero debemos 5. En ete comtexto, la Kantiana findamentacién subjtiva de la estética ‘tenia que llevar a una subjetivacién radical al continuar desarrollandose la octrina de Ia ausencia de reglas en el genios (H.-G. Gadamer, «La verdad de Ia obra de arten, en Les cuminos de Heidegger, Barcelona, Herder, 2002, pag. 100) 6, La época de Ia imagen del mundo», en M. Heidegger, Gaminas det bosque, Madrid, Alianza, 1995, pigs. 75-76. (a7

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