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La tragedia de Ricardo III

(The life and death of king Richard III)

William Shakespeare

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1
La tragedia de Ricardo III

Personajes dramáticos

El rey Eduardo IV. Sir Guillermo Catesby.


Eduardo, príncipe de Gales, después Eduardo Sir Jaime Tyrrel.
V, hijo del rey. Sir Jaime Blount.
Ricardo, duque de York, hijo del rey Jorge, Sir Gualterio Herbert.
duque de Clarence, hermano del rey. Sir Roberto Brakenbury, alcalde de la torre.
Ricardo, duque de Gloster, después Ricardo III, Sir Guillermo Brandon.
hermano del rey. Cristóbal Urswick, sacerdote.
Un joven, hijo de Clarence. Otro sacerdote.
Enrique, conde de Richmond, más tarde Tresset y Berkeley, caballeros al servicio de
Enrique VII. lady Ana.
Cardenal Bouchier, arzobispo de Canterbury. Lord Corregidor de Londres.
Tomás Rotheram, arzobispo de York. Sherif de Wiltshire.
Juan Morton, obispo de Ely. Isabel, esposa del rey Eduardo IV.
Duque de Buckingham. Margarita, viuda de Enrique VI.
Duque de Norfolk. Duquesa de York, madre de Eduardo IV, de
Conde de Surrey, su hijo. Clarence y de Gloster.
Conde de Rivers, hermano de la esposa del rey Lady Ana, viuda de Eduardo, príncipe de Gales,
Eduardo. hijo de Enrique VI, casada luego con Ricardo
Marqués de Durset. III.
Lord Grey, su hijo. Una joven, hija de Clarence (lady Margarita
Conde de Oxford. Plantagenet).
Lord Hastings. Un perseverante.
Lord Stanley, llamado también conde de Derby. Un escribano.
Lord Lovel. Lores y otras personas del séquito, las sombras
Sir Tomás Vaugham. de los asesinados por Ricardo III, ciudadanos,
Sir Ricardo Ratcliff. asesinos, mensajeros, soldados, etc.

Escena - Inglaterra

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Acto Primero (1)

Escena primera yo, que no he sido formado para estos traviesos


deportes (1) ni para cortejar a un amoroso
Londres – Una calle espejo…; yo, groseramente construido y sin la
majestuosa gentileza para pavonearme ante
Entra Gloster (2) una ninfa de libertina desenvoltura; yo, privado
de esta bella proporción, desprovisto de todo
GLOSTER.- Ya el invierno de nuestra desventura encanto por la pérfida Naturaleza; deforme, sin
se ha transformado en un glorioso estío por acabar, enviado antes de tiempo a este latente
este sol de York (3), y todas las nubes que mundo; terminado a medias, y eso tan
pesaban sobre nuestra casa yacen sepultas en imperfectamente y fuera de la moda, que los
las hondas entrañas del Océano. Ahora están perros me ladran cuando ante ellos me
ceñidas nuestras frentes con las guirnaldas de paro…¡Vaya, yo, en estos tiempos afeminados
la victoria; nuestras abolladas armas penden de de paz muelle, no hallo delicia en que pasar el
los monumentos; nuestros rudos alertas se han tiempo, a no ser espiar mi sombra al sol, y hago
trocado en alegres reuniones; nuestras temibles glosas sobre mi propia deformidad! Y así ya
marchas en regocijados bailes. El duro rostro que no pueda mostrarme como un amante,
del guerrero lleva pulidas las arrugas de su para entretener estos bellos días de galantería,
frente; y ahora, en vez de montar los he determinado portarme como un villano y
caparazonados corceles, para espantar el odiar los frívolos placeres de estos tiempos. He
ánimo de los feroces enemigos, hace ágiles urdido complots, inducciones peligrosas, válido
cabriolas en las habitaciones de las damas de absurdas profecías, libelos y sueños, para
entregándose al deleite de un lascivo laúd. Pero crear un odio mortal entre mi hermano Clarence
y el monarca. Y si el rey Eduardo es tan leal y
justo como yo sutil, falso y traicionero, Clarence
deberá ser hoy estrechamente aprisionado, a
(1) La acción se extiende desde 1471, fecha de la
muerte de Enrique VI, hasta 1485, año de la batalla de
Bosworth.
(2) Adoptamos la ortografía moderna de Gloster, que se Mortimer’s Cross.
escribía primitivamente Glocester o Gloucester, pero que ya (1) Según la Hall’s Chronicle, Ricardo era bajo de
se pronuncia Gloster. estatura, con los miembros deformes, la espalda gibosa, el
Desde el primer año de su reinado (1461), Eduardo IV hombro izquierdo mucho más alto que el derecho, la
concedió a sus hermanos Jorge y Ricardo los ducados de expresión de la mirada dura, que se llama belicosa entre las
Clarence y de Gloster, respectivamente. Ricardo nació el 2 personas de alta categoría, pero entre el resto de los
de octubre de 1452, y no contaba sino diecinueve años hombres recibe otro apelativo. Ricardo era perverso,
cuando fue asesinado Enrique VI. No era, pues, posible que colérico, envidioso… De tal manera, que todos estos
tomara parte en los combates de Saint-Albans (1455), de defectos, reunidos con la falta de gracia y proporciones,
Wakefield (1460) o de Mortimer’s Cross (1461), como confirmaban la regla fisonómica:
supone Shakespeare en su tragedia Enrique VI; pero ya
hemos visto en el prólogo de la presente versión que el Distortum vultum sequitur distortio morum.
poeta no se considera como absolutamente ligado por el
orden cronológico de los hechos.
(3) This sun of York, Ricardo se refiere al triunfo
definitivo de los yorquistas, que habían derrotado en Barnet
y en Tewksbury a los dos últimos ejércitos de los
partidiarios de Lancaster. This sun hace alusión al jefe de
su casa, el rey Eduardo IV, que lleva pintado un sol en su
escudo, en recuerdo de los tres soles que, según se decía,
se les habían aparecido a los yorquistas en la batalla de

3
causa de una profecía que dice que J. será el GLOSTER.- ¡Claro, esto es lo que ocurre
asesino de los hijos de Eduardo. ¡Descended, cuando los hombres son gobernados por las
pensamientos, al fondo de mi alma! ¡Aquí viene mujeres! ¡No es el rey quien os envía a la
Clarence! Torre! Es miladi Grey (1), su esposa, Clarence;
¡es ella la que le induce a estos extremos! ¿No
Entran CLARENCE, custodiado, y BRAKENBURY fueron ella y su hermano, ese honrado y digno
Antonio Woodeville (2), quienes enviaron a lord
¡Buenos días, hermano! ¿Qué significa esta Hastings a la Torre, donde hasta el día de hoy
tropa armada que sigue a Vuestra Gracia? ha permanecido encerrado? ¡No estamos
CLARENCE.- Su Majestad, interesándose por seguros Clarence; no estamos seguros!
la seguridad de mi persona, me ha designado CLARENCE.- ¡Por el Cielo, pienso que nadie
esta escolta para conducirme a la Torre. hay aquí libre, sino los parientes de la reina y
GLOSTER.- ¿Por qué causa? los mensajeros nocturnos que se arrastran
CLARENCE.- Por llamarme Jorge (1). entre el rey y mistress Shore! (3). ¿No habéis
GLOSTER.- ¡Ay milord! Esa no es culpa oído las humildes súplicas que ha tenido que
vuestra. De eso debía hacer responsable a dirigirle lord Hastings para obtener su
vuestros padrinos… ¡A no ser que Su Majestad liberación?
tenga intención de bautizaros de nuevo en la
Torre! Pero ¿cuál es el motivo, Clarence?
¿Puedo saberlo? (1) My lady Grey, Jacobina de Luxemburgo, duquesa de
CLARENCE.- Sí, Ricardo, cuando yo lo sepa, Bedford, tras la muerte de su primer esposo, se había
porque protesto que aún lo ignoro; pero, a lo casado con Ricardo Woodeville, conde de Rivers, del cual
tuvo varios hijos. Entre ellos se hallaba Isabel, notable por
que presumo, el rey presta demasiada atención
su belleza y talento. Isabel contrajo nupcias primeramente
a profecías y sueños, pues suprime la J del con sir Juan Grey, que murió en la segunda batalla de
abecedario y dice que un mago le ha predicho Saint-Albans (1461) combatiendo a favor de la casa de
que su descendencia será desheredada por J. Lancaster. Joven, aunque viuda, reintegróse al hogar
paterno. Allí la vio el rey, prendóse de ella y la tomó en
Y, pues mi nombre de Jorge comienza por J, se
matrimonio, a pesar de llevarle al monarca cinco años de
le ha puesto en la cabeza que yo soy él. Estas edad. Esta boda irritó a Warwick, y con él a muchos
y otras puerilidades semejantes son, a lo que antiguos partidarios de Eduardo. El hacedor de reyes
opino, las que te han movido a Su Alteza a separó asimismo de la causa del rey a su propio hermano
Jorge, duque de Clarence, ofreciéndole su hija en
encarcelarme.
matrimonio.
Por eso Ricardo llama despectivamente a la reina my
lady Grey.
(1) Clarence se llamaba Jorge (George en inglés), y (2) Antonio Woodeville fue conde de Rivers (título que
Ricardo llevaba el título de duque de Gloster. Por tanto, heredó a la muerte de su padre en 1469) y el hidalgo más
ambos nombres comenzaban por G, letra que aborrecía el cumplido de Inglaterra. El fue quien presentó y recomendó
rey, a causa, como ha dicho antes el propio Ricardo, de la a Eduardo IV a Caxton, el introductor en Inglaterra del arte
absurda profecía según la cual empezaría por G el nombre de la imprenta, que la tuvo en la abadía de Westminster,
de los asesinos de los herederos del monarca. Ahora, el donde publicó el primer libro impreso en inglés, titulado The
duque de Gloster, mediante libelos, había procurado Dictes and Sayinges of the philosophes, y después las
convencer a Eduardo IV de que el asesino de su estirpe Historias de Troya e Historias de Jasón y Medea. Caxton
sería su hermano, y no él. He aquí, cómo, cediendo a tan nació en 1422, en el condado de Kent, y vivió en Brujas, en
criminales instancias, el rey ordena encerrar a Clarence en la corte del duque de Borgoña.
la Torre de Londres. (3) Mistress Shore, Juana Shore, amante del rey
Eduardo. Al desaparecer este príncipe, murió en la miseria,
tras de haber sido condenada por un tribunal espiritual, que
instituyó Ricardo, a hacer penitencia pública, cubierta con
un vestido blanco, en plena plaza de San Pedro. Holinshed
cuenta que Juana Shore se valía de su influjo sobre el
monarca para interceder a favor de los cortesanos
desgraciados.

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GLOSTER.- Implorando humildemente a su BRAKENBURY.- Suplico a Vuestra Gracia me
diosa, ha conseguido milord chambelán (1) su perdone y acabe a la par su coloquio con el
libertad. Os diré lo que…, según creo, es noble duque.
nuestro camino si queremos conservar el favor CLARENCE.- Sabemos cuál es tu deber
del rey: servirla y llevar su librea. ¡Ella y la Brakenbury, y te obedecemos.
recalcitrante y celosa viuda (2), desde que GLOSTER.- ¡Somos los siervos de la reina y
nuestro hermano las ha hecho damas son las debemos obedecer! ¡Adiós hermano! Veré al
poderosas comadres de esta monarquía! rey, y cualquiera comisión en que queráis
BRAKENBURY.- Suplico a Vuestras Gracias emplearme…, así sea la de llamar hermana a la
que uno y otro me perdonen. Su Majestad me viuda del rey Eduardo, la haré gustoso para
ha encargado expresamente que nadie, sea mejorar vuestra situación. Entre tanto, esta
cual fuere su linaje, tenga con vuestro hermano profunda desgracia en la fraternidad me afecta
una conversación privada. más profundamente de lo que podéis
GLOSTER.- ¿De veras? Pues si place a imaginaros.
vuestra señoría, Brakenbury, podéis escuchar CLARENCE.- Sé que no agrada a ninguno de
cuanto decimos. ¡No concertamos traición vosotros.
alguna, hombre!... Decimos que el rey es GLOSTER.- ¡Bueno, vuestra prisión no será
prudente y virtuoso, y su noble reina, algo larga! ¡Yo os libertaré, o, de lo contrario,
entrada en años bella y nada celosa… quedaré con vos! Entre tanto, tened paciencia.
¡Decimos que la mujer de Shore posee un pie CLARENCE.- Forzoso me es. ¡Adiós! (Salen
bonito, labios de cereza, ojos encantadores y CLARENCE, BRAKENBURY y la guardia.)
una voz sumamente agradable, y que los GLOSTER.- ¡Ve, sigue el camino que no
parientes de la reina son unos perfectos volverás a recorrer, simple crédulo Clarence!
hidalgos! ¿Qué decís, señor mío? ¿Podéis ¡Te amo tanto, que inmediatamente quisiera
negar todo esto? enviar tu alma al cielo, si el cielo consintiese en
BRAKENBURY.- Nada tengo que ver con eso, recibir el presente de nuestras manos! ¿Pero
milord. quién se acerca? ¿El recién libertado Hastings?
GLOSTER.- ¿Nada que ver con mistress
Shore? Te aseguro, camarada, que el que Entra Hastings
tenga algo que ver con ella, exceptuando uno,
hará mejor en realizarlo secretamente, a solas. HASTINGS.- ¡Buenos días, mi gracioso lord!
BRAKENBURY.- ¿Quién es ese uno, milord? GLOSTER.- ¡Otro tanto os deseo, mi digno
GLOSTER.- ¡Su marido, imbécil!... ¿Me lord chambelán! ¡Bien venido seáis a este aire
descubrirás? libre! ¿Cómo ha soportado su prisión vuestra
señoría?
HASTINGS.- Con paciencia, noble lord, cual
(1) Sir W. Hastings fue nombrado lord chambelán por cumple a un preso; pero espero vivir, milord,
Eduardo IV poco tiempo después de su coronación. para dar las gracias a los causantes de mi
(2) O’er worn window. La reina Isabel, que, como ya prisión.
hemos dicho, era viuda de sir Juan Grey cuando se
GLOSTER.- Sin duda, sin duda; y también
desposó con Eduardo.
espera igual Clarence, pues vuestros enemigos
son los suyos, y han triunfado contra él como
triunfaron contra vos.

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HASTINGS.- ¡Es muy lamentable que se debo contar mis ganancias (1). (Sale)
enjaule a las águilas mientras buitres y milanos
rapiñan en libertad!
GLOSTER.- ¿Qué noticias de afuera? Escena II
HASTINGS.- No tan malas como las de casa.
El rey está enfermo, débil y melancólico, y sus
Otra calle
médicos temen mucho por él.
GLOSTER.- ¡Pues, por San Pablo, que es Entran el cadáver del REY ENRIQUE VI, conducido en un
mala, en verdad, esa noticia! ¡Oh! ¡El rey ha ataúd descubierto. Caballeros con alabardas le custodian, y
LADY ANA figura como doliente
seguido durante un largo tiempo un mal
régimen y ha abusado demasiado de su real
persona! ¡Triste es pensar en ello! ¿Dónde
está? ¿En cama? ANA.- ¡A tierra, a tierra vuestra honorable
HASTINGS.- Sí. carga (si el honor puede ser amortajado en un
GLOSTER.- Id vos delante, y yo os seguiré. féretro), mientras prodigo un instante mis
(Sale HASTINGS.) ¡Espero que no pueda vivir, y no
fúnebres lamentos por la caída prematura del
debe vivir hasta que Jorge sea despachado al virtuoso Lancaster! ¡Pobre imagen helada de un
cielo por la posta! Lo veré, para excitarle más santo rey! ¡Pálidas cenizas de la casa de
todavía su rencor contra Clarence, con sutiles Lancaster! ¡Restos sin sangre de esta sangre
mentiras apoyadas en argumentos de peso; y si real! ¡Séame permitido evocar tu espectro, para
no fracaso en mi intento sagaz a Clarence no le que escuche los gemidos de la pobre Ana,
resta ni un día más de vida. ¡Hecho lo cual, esposa de Eduardo, de tu hijo asesinado,
Dios acoja en su gracia al rey Eduardo y me muerto a puñaladas por la misma mano que te
deje a mí en el mundo para moverme! ¡Porque ha inferido estas heridas! ¡Mira! ¡En esas
entonces me casaré con la más joven de las ventanas, por donde se escapó tu existencia,
hijas de Warwick (1). Que aunque asesiné a su vierte el bálsamo sin esperanzas de mis tristes
esposo y a su padre (2), el camino más corto ojos! ¡Oh! ¡Maldita sea la mano que te hizo
para satisfacer a la muchacha es servirle de estas aberturas! ¡Maldito el corazón que tuvo
padre y marido. Lo que haré, no tanto por amor, corazón para realizarlo!
como por otro secreto fin que guardo, el cual
debo alcanzar desposándome con ella. ¡Pero
(1) Para inteligencia de la escena que sigue es preciso
aún corro al mercado antes que mi caballo! (3). tener presente lo que va a continuación:
Clarence respira todavía. Eduardo todavía vive El rey Enrique VI fue destronado por Eduardo IV poco
y reina. ¡Cuando haya desaparecido, entonces antes de la batalla de Barnet. Murió días después del
encuentro de Tewksbury, y la creencia general atribuyó su
muerte a Ricardo de Gloster. Eduardo, su hijo, príncipe de
Gales, había sido hecho prisionero en el expresado
(1) I’ll marry Warwick’s youngest daughter. Ricardo se Tewksbury por Eduardo de York, quien le hizo traer a su
casó en efecto, con Ana Neville, hija segunda del duque de presencia, y le preguntó en tono insultante con qué derecho
Warwick, viuda de Eduardo, príncipe de Gales, hijo de se había permitido invadir sus estados. Con el derecho de
Enrique VI, muertos uno y otro por Ricardo. (Véase la un heredero –contestó enérgicamente el joven príncipe-
siguiente escena). Tuvo de ella un hijo que no vivió sino que viene a reclamar su patrimonio. Eduardo, furioso, le
muy poco tiempo. Se cree que Ana murió envenenada por arrojó su guantelete a la cara. Los duques de Clarence y
su esposo. Gloster, lord Hastings y sir Tomás Grey tomaron esta
(2) Her father. La muerte de Warwick, acaecida en violencia por señal de muerte, llevaron al joven príncipe de
Barnet, se atribuye comúnmente a uno de los soldados de Gales a la habitación inmediata y allí le dieron de
Eduardo. puñaladas. En cuanto a la reina Margarita, fue encerrada en
(3) I run before my horse to market, proverbio inglés. la Torre de Londres, de donde salió cuatro años más tarde,
en virtud de una cláusula del tratado de Picquigny. Lady
Ana Neville, que le acompañó en la batalla de Tewksbury,
fue ocultada por Clarence hasta el día en que Ricardo la
descubrió en Londres disfrazada de cocinera. Para mayor
seguridad, Ricardo la condujo al monasterio de San Martín.
Es, pues, históricamente imposible que ella dirigiese los
funerales de Enrique VI. Pero ya hemos dicho que
Shakespeare altera de cuando en cuando la Historia.

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¡Maldita la sangre que aquí dejó esta sangre! ANA.- ¡Cómo! ¡Tembláis! ¿Tenéis todos
¡Caigan sobre el odioso miserable que con tu miedo? ¡Ay! ¡No os culpo, pues sois mortales y
muerte causa nuestra miseria más horrendas los ojos mortales no pueden resistir la mirada
desgracias que pueda yo desear a las del demonio! ¡Atrás, repugnante ministro del
serpientes, arañas, sapos y todos los reptiles infierno! ¡Tú no tenías poder sino sobre su
venenosos que se arrastran por el mundo! ¡Que cuerpo mortal, no sobre su alma! ¡Aléjate, por
si tuviese un hijo, sea abortivo, monstruoso y tanto!
dado a luz antes de tiempo, cuyo aspecto GLOSTER.- ¡Dulce santa, por caridad, no
contranatural y horrible espante las esperanzas estéis tan malhumorada!
de su madre, y sea ésa la herencia de su poder ANA.- ¡Horrible demonio, en nombre de Dios,
malhechor! ¡Que si tuviera esposa, sea más vete y no nos conturbes jamás! ¡Porque has
desgraciada por su muerte que lo soy yo por la hecho tu infierno de esta dichosa tierra,
de mi joven señor y la tuya!... Venid ahora a llenándola de imprecaciones y gritos de
Chertsey (1) con vuestra sagrada carga, tomada maldición! ¡Si gozas al contemplar tus viles
en San Pablo, para ser inhumada allí, y a acciones, ve aquí el modelo de tus carnicerías!
medida que os fatiguéis del peso, descansad, ¡Las heridas de Enrique muerto abren sus
en tanto sigo llorando sobre el cuerpo del rey bocas congeladas y sangran otra vez!
Enrique. (Los conductores levantan el cadáver y ¡Avergüénzate, avergüénzate, montón de
prosiguen su marcha) deformidades! ¡Porque es tu presencia la que
hace exhalar la sangre de esas venas vacías y
Entra GLOSTER
heladas, donde ni sangre queda ya! ¡Tu acción
GLOSTER.- ¡Deteneos los que lleváis el inhumana y contra Natura provoca este diluvio
cadáver y dejadlo en tierra!... contranatural! ¡Oh Dios, que has formado esta
ANA.- ¿Qué negro nigromante ha evocado a sangre, venga su muerte! ¡Oh tierra, que has
este demonio para impedir las obras piadosas bebido esta sangre, venga su muerte! ¡Cielos,
de caridad? destruid con centellas al criminal; o bien, tierra,
GLOSTER.- ¡Villanos, a tierra el cadáver, o, abre tu boca profunda y trágale vivo, como
por San Pablo, que haré otro tal del que devoras la sangre de este buen rey, a quien
desobedezca! asesinó su brazo, guiado por el infierno!
CABALLERO 10 - ¡Milord, apartaos y dejad GLOSTER.- Señora, ignoráis las reglas de
pasar el féretro! caridad, que exigen devolver bien por mal y
GLOSTER.- ¡Perro descortés, detente cuando bendecir a los que nos maldicen.
yo lo mande! ¡Quita tu alabarda de encima de ANA.- ¡Villano, tú no conoces leyes divinas ni
mi pecho, o, por San Pablo, caerás a mis pies y humanas, porque no existe bestia tan feroz que
te pisotearé por tu atrevimiento, mendigo! (Los no sienta alguna piedad!
conductores colocan el féretro en la tierra.) GLOSTER.- Yo no siento ninguna; luego no
soy tal bestia.
ANA.- ¡Oh asombro! ¡El diablo diciendo la
(1) Chertsey, monasterio situado a algunas millas de
verdad!
Londres.
GLOSTER.- ¡Todavía es más asombroso ver
ángeles tan coléricos! Permitid, divina
perfección de mujer, que me justifique en esta
ocasión de tantos supuestos crímenes.

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ANA.- ¡Permite, monstruo infecto de hombre, ANA.- ¡Y tú no has nacido para otra sino
que te maldiga en esta ocasión por tantos para el infierno!
crímenes comprobados! GLOSTER.- O para un lugar bien distinto, si
GLOSTER.- ¡Mujer bellísima, cuya hermosura queréis que os lo diga.
no es posible expresar, concédeme ANA.- ¡Algún calabozo!
pacientemente algunos instantes para GLOSTER.- Para el lecho de vuestra alcoba.
expresarme! ANA.- ¡Que el insomnio habite la alcoba
ANA.- ¡Infame asesino, cuyo odio no puede donde reposes!
concebirse, para ti no hay otra excusa sino que GLOSTER.- Así será, señora, hasta que
te ahorques! repose con vos.
GLOSTER.- ¡Por semejante desesperación ANA.- Lo creo.
me acusaría! GLOSTER.- Y yo lo tengo por seguro… Pero,
ANA.- ¡Y por la desesperación podrías gentil lady Ana, acabemos este agudo asalto de
excusarte haciendo contigo mismo una justa nuestras inteligencias y discutamos de una
venganza de la injusta carnicería que has manera más reposada. El causante de la
hecho en los demás! prematura muerte de esos Plantagentes,
GLOSTER.- ¿Y si yo no los hubiera matado? Enrique y Eduardo, ¿no es tan censurable
ANA.- ¡Entonces no habrían muerto; pero lo como su ejecutor?
están por ti, diabólico miserable! ANA.- Tú has sido la causa y el efecto
GLOSTER.- Yo no he asesinado a vuestro maldito.
marido. GLOSTER.- ¡Vuestra belleza fue la causa y el
ANA.- Pues qué, ¿vive entonces? efecto! ¡Vuestra belleza que me incitó en el
GLOSTER.- ¡No, ha muerto, y lo ha sido a sueño a emprender la destrucción del género
manos de Eduardo! humano con tal de poder vivir una hora en
ANA.- ¡Mientes por tu infame boca! ¡La reina vuestro seno encantador!
Margarita ha visto tu corva espada asesina, ANA.- ¡Si creyera eso, homicida, te juro que
humeante de sangre, que ya dirigías contra ella estas uñas desgarrarían la belleza de mi
misma, de no haber desviado tus hermanos la mejillas!
punta! GLOSTER.- ¡Jamás soportarían mis ojos ese
GLOSTER.- ¡Fui provocado por su lengua atentado a la hermosura! ¡No la ultrajéis
calumniadora, que cargaba los crímenes de mientras yo esté presente! ¡Me ilumina, como el
ellos sobre mis hombros inocentes! sol ilumina el mundo entero! ¡Es mi vida, mi
ANA.- ¡Lo fuiste por tu alma sanguinaria, que vida!
nunca ha soñado más que en sangre y ANA.- ¡Que una negra noche entenebrezca
carnicería! Conque ¿no mataste al rey? tu día, y la muerte tu vida!
GLOSTER.- Os lo concedo. GLOSTER.- ¡No blasfemes contra ti misma,
ANA.- ¿Me lo concedes, puercoespín? bella criatura! ¡Tú eres mi día y mi vida!
¡Entonces, que Dios te conceda también que ANA.- ¡Quisiera serlo para vengarme de ti!
seas condenado por esta acción maldita! ¡Oh! GLOSTER.- ¡Es una injusta contienda el
Era gentil, dulce y virtuoso. querer vengarte de quien te adora!
GLOSTER.- ¡El elegido para el Rey del cielo ANA.- ¡Es contienda justa y razonable
que lo conserve! quererme vengar de quien mató a mi esposo!
ANA.- ¡Está en el cielo adonde tú no iras GLOSTER.- ¡El que te privó de tu esposo
nunca! quiere procurarte otro mejor, señora!
GLOSTER.- ¡Que me agradezca, pues, el ANA.- ¡Otro mejor no respira sobre la tierra!
haberle enviado! ¡Había nacido para esa GLOSTER.- ¡Vive y te ama con exceso!
mansión más que para la tierra! ANA.- ¡Su nombre!

8
GLOSTER.- ¡Plantagenet! (1). la muerte del mío, y se detenía veinte veces
ANA.- ¡Claro, ése era él! para gemir y sollozar, hasta el punto de que los
GLOSTER.- ¡Uno del mismo nombre pero que le escuchaban tenían mojadas sus mejillas
preferible por naturaleza! como árboles empapados por la lluvia! ¡En
ANA.- ¿Dónde está? estos tristes momentos, mis ojos varoniles
GLOSTER.- ¡Aquí! (Lady Ana le escupe el rostro.) desdeñaban una humilde lágrima! ¡Pues lo que
¿Por qué me escupes? esos pesares no pudieron hacer brotar
ANA.- ¡Ojalá fuera para ti mortal veneno! entonces, lo ha realizado tu belleza, y mis ojos
GLOSTER.- ¡Jamás saldría veneno de sitio tal se ciegan de llanto… ¡No he suplicado jamás ni
encantador! a amigo ni a enemigo! ¡Jamás mi lengua logró
ANA.- ¡Jamás caería sobre más inmundo aprender una dulce palabra de afecto! ¡Pero
sapo! ¡Fuera de mi vista! ¡Inficionas mis ojos! hoy tu hermosura es el precio de todo, mi
GLOSTER.- ¡Tus ojos, dulce señora, han orgulloso corazón suplica y mi lengua me obliga
inficionado los míos! a hablar! (Lady Ana le contempla con desprecio.) ¡No
ANA.- ¡Así fueran basiliscos, para darte la muestres en tus labios ese desprecio, señora,
muerte! pues se han hecho para el beso y no para el
GLOSTER.- ¡Yo también lo quisiera, para desdén! ¡Si tu vengativo corazón no puede
morir de una vez, pues ahora me matan con perdonar, mira, aquí te entrego esta espada de
una muerte vivificante! ¡Tus ojos han hecho acerada punta! ¡Si te place hundirla en mi
brotar de los míos amargas lágrimas, sincero corazón y hacer salir al alma que te
humillando sus miradas con abundantes gotas adora, ofrezco mi seno desnudo al golpe
infantiles! ¡Estos ojos que nunca vertieron una mortal, y humildemente te pido de rodillas que
lágrima de piedad, ni cuando York, mi padre, y me des la muerte! (GLOSTER descubre su pecho. ANA
Eduardo lloraron al oír los gritos desgarradores le amenaza con la espada.) ¡No, no te detengas! ¡Yo
de Rutland (2), atravesado por la espada del he matado al rey Enrique!... ¡Pero fue tu belleza
horrible Clifford (3). ¡Ni cuando tu valeroso la que me impulsó! ¡Anda, decídete ahora! ¡Yo
padre narraba como un niño la triste historia de apuñalé al joven Eduardo…! (ANA dirige de nuevo la
espada contra el pecho de GLOSTER.) ¡Pero fue tu cara
celestial la que me guió! (ANA deja caer la espada.)
(1) Plantagenet. Las dos casas rivales, York y Lancaster, ¡Alza otra vez la espada, o álzame del suelo!
descendían, en efecto, por Eduardo III, su abuelo común,
ANA.- ¡En pie, hipócrita! ¡Aunque deseo tu
de Enrique Plantagenet.
(2) Rutland. El conde de Rutland, hermano de Ricardo, muerte, no quisiera ser tu verdugo!
solo contaba diecisiete años cuando la batalla de GLOSTER.- ¡Pues mándame matarme, y te
Wakefield, en donde pereció el duque de York, su padre. obedeceré!
(3) Después del combate de Wakefield, el conde de
ANA.- ¡Ya te lo he dicho!
Rutland, fue amenazado por Clifford, quien, para vengar la
muerte de su padre, muerto en Saint-Albans, asesinó al GLOSTER.- ¡Eso fue en tu cólera! ¡Dímelo de
joven príncipe. Los historiadores representan al nuevo, y, acto seguido, esta mano, que por tu
adolescente como dotado de todas las cualidades morales amor mató a tu amor, matará por amor tuyo a
y físicas. En este relato, Shakespeare altera ligeramente el
un amante más sincero! ¡Tú serás cómplice de
orden de los hechos, pues York, muerto en Wakefield, no
era posible que viera asesinar a su hijo. la muerte de ambos!

9
ANA.- ¡Quién conociera tu corazón! vos, Berkley (1), acompañadme!
GLOSTER.- ¡En mi lengua está representado! GLOSTER.- Dadme vuestro adiós.
ANA.- ¡Me temo que uno y otro sean falsos! ANA.- Es más de lo que merecéis. Pero
GLOSTER.- ¡Entonces, no hubo nunca un apuesto que me enseñáis de tal modo a adular,
hombre sincero! imaginaos que os lo he dado ya (Salen Lady ANA,
ANA.- Bien, bien; ceñíos vuestra espada. TRESSEL y BERKLEY.)
GLOSTER.- ¿Hacemos, pues, las paces? GLOSTER.- ¡Levantad el cuerpo, señores.
ANA.- Eso lo sabrás más tarde. CABALLERO.- ¿Hacia Chertsey, noble lord?
GLOSTER.- Pero ¿puedo vivir en la GLOSTER.- ¡No, a Withe-Friars! (2).
esperanza? ¡Esperadme allí! (Sale el resto del cortejo con el
ANA.- Los humanos viven de esperanzas. cadáver.) ¿Se ha hecho nunca de este modo el
GLOSTER.- Dignaos aceptar este anillo. amor a una mujer? ¿Se ha ganado nunca de
ANA.- Recibir no es conceder. (Se pone el este modo el amor de una mujer? ¡Lo obtendré,
anillo.) pero no he de guardarla mucho tiempo! ¡Cómo!
GLOSTER.- ¡Mira cómo se ciñe mi anillo a tu ¡Yo, que he matado a su esposo y a su padre,
dedo! ¡Así está circundado en tu seno mi pobre logro cogerla en momento del odio más
corazón! ¡Usa de ambos pues los dos son para implacable de su corazón, con maldiciones en
ti! Y si tu pobre y devoto servidor puede solicitar su boca, lágrimas en sus ojos y en presencia
aún un favor de tu graciosa mano, habrás del objeto sangriento de su venganza, teniendo
confirmado su dicha para siempre. a Dios y a su conciencia y a ese ataúd contra
ANA.- ¡Qué es ello? mí! ¡Y yo, sin amigos que amparen mi causa, a
GOLSTER.- Que tengáis a bien dejar estos no ser el diablo en persona y algunas miradas
tristes cuidados a quien esté más indicado para de soslayo! ¡Y aún la conquisto! ¡El universo
doliente, y os encaminéis a descansar a contra la nada! ¡Cómo! ¿Ha olvidado ya ese
Crosby-Place (1), donde después que yo haya bravo príncipe Eduardo, su señor, a quien yo,
sepultado solemnemente a este rey en el no hará tres meses (3), apuñalé furiosamente
monasterio de Chertsey y regado su tumba con en Tewksbury? ¡El más afable y apuesto
mis lágrimas de arrepentimiento, iré con toda caballero que pueda ofrecer jamás el espacioso
diligencia a ofreceros mis respetos. Por varias mundo, moldeado por una Naturaleza dispuesta
razones que ignoráis, os suplico me concedáis a la prodigalidad, joven, valeroso, prudente y
esta gracia. digno, a no dudar, de la realeza!
ANA.- De todo corazón y me alegro mucho
también de veros tan arrepentido. ¡Tressel, y
(1) Tressel, Berkley, nombres sin duda, imaginados por
el poeta.
(2) White-Friars. Había antiguamente en Londres el
convento de White-Friars (frailes blancos) y el de Black-
(1) Crosby-Place o Crosby-House, palacio edificado en Friars (frailes negros). El emplazamiento de este último
Londres por sir Juan Crosby, que fue residencia del duque radicaba cerca del sitio que hoy mismo lleva este nombre; y
de Gloster. Todavía pueden verse las ruinas en allí, por cierto, se hallaba también el teatro de Black-Friars,
Bhisopsgate street. donde se representó gran número de obras de
Shakespeare.
(3) Some three months, hace unos tres meses. En
realidad, según la Historia, apenas hacía tres semanas.

10
¿Y todavía consiente ella en fijar en mí sus REINA ISABEL.- La pérdida de semejante
ojos, que he segado la dorada primavera de señor equivale a todas las desgracias.
este dulce príncipe y reducido a su viuda a un GREY.- El cielo os ha bendecido
lecho de soledad? ¿En mí, cuyo todo no iguala concediéndoos un bondadoso hijo, que será
la mitad de Eduardo? ¿En mí, cojo y tan vuestro consuelo cuando él falte.
deforme? ¡Mi ducado contra el céntimo de un REINA ISABEL.- ¡Ah! Es joven, y su minoridad
mendigo que hasta ahora me he equivocado al ha sido confiada al cuidado de Ricardo Gloster,
juzgar mi persona! ¡Por mi vida que, aunque yo un hombre que ni me quiere ni nos quiere.
no he podido lograrlo, ella me encuentra RIVERS.- ¿Está decidido su nombramiento
maravillosamente hermoso! ¡Voy a encargarme de Protector? (1).
un espejo y a dar trabajo a una docena o dos REINA ISABEL.- Decidido, aunque no
de sastres, para estudiar las modas que han de ultimado; pero lo será si el rey sucumbe.
adornar mi cuerpo! ¡Puesto que entrado en
suerte conmigo mismo, mantengámosla con Entran BUCKINGHAM y STANLEY
algún pequeño gasto! Pero primeramente
acompañemos al camarada a su tumba, y GREY.- Aquí llegan los lores de Buckingham y
después vayamos a llorarle ante mi amor. Stanley (2).
BUCKINGHAM.- ¡Buenos días a Vuestra Real
¡Brilla, sol bello, hasta que compre espejo que pueda Gracia!
ver mi sombra a tu reflejo! STANLEY.- ¡Dios devuelva a Vuestra
Majestad sus alegrías!
(Sale.)
REINA ISABEL.- ¡La condesa de Richmond (3),
mi querido lord Stanley, apenas podría decir
Escena III amén a vuestro buen deseo! Sin embargo,
Stanley, aunque sea esposa vuestra y no me
Londres – El palacio (1)
quiera, estad seguro, milord, de que no os tomo
Entran la REINA ISABEL, LORD RIVERS y LORD GREY en cuenta su orgullosa arrogancia.
STANLEY.- Os suplico, o que no deis fe a las
envidiosas calumnias de sus pérfidos
RIVERS.- Calmaos, señora. No cabe duda de acusadores, o que, si la acusación está
que Su Majestad recobrará su acostumbrada fundada, tengáis indulgencia con sus
salud. debilidades, producto de la acritud de su
GREY.- Por eso, vuestras inquietudes no enfermedad y no de una mala voluntad afectiva.
hacen más que agravar su mal. Así, por Dios,
aparentad contento y fortaleced a Su Gracia
con palabras consoladoras. (1) Protector. El título de protector, que tan célebre hizo
después Crownwell, apareció por primera vez en Inglaterra
REINA ISABEL.- ¿Qué será de mí si él
en 1422. Al morir Enrique V, nombró a su hermano menor,
muriera? el duque de Bedford, regente de Francia, y a su otro
GREY.- No tendríais mayor desgracia sino la hermano, el duque de Gloster, regente de Inglaterra. Pero
pérdida de semejante señor. ambas Cámaras, la de los Lores y la de los Comunes,
modificaron este testamento, nombrando a Bedford
únicamente protector o guardián del reino, título que les
pareció confería menos autoridad que el de regente. (DAVID
(1) The Palace. Se trata del palacio de Westminster, HUME.)
que después de la conquista normanda fue residencia (2) Es curioso hacer notar que en las ediciones in-quarto
principal de reyes. La parte que sirvió de habitación al que se publicaron en vida Shakespeare, a este personaje
soberano, derribada bajo Enrique VIII, no ha vuelto a se le llama por su otro nombre: conde de DERBY.
reedificarse. (3) The countes Richmond. Margarita, esposa de
Eduardo Tudor, conde de Richmond y madre del joven de
este mismo título, que luego fue Enrique VII. Enviudó de su
primer marido, y más tarde, de sir Stafford. Estaba, por
consiguiente, casada de terceras nupcias con lord Stanley.

11
REINA ISABEL.- ¿Habéis visto hoy al rey, GREY.- ¿A quién de todos los presentes se
milord Stanley? refiere Vuestra Gracia?
STANLEY.- En este momento acabamos de GLOSTER.- ¡A ti, que careces de gracia y
visitar a Su Majestad al duque de Buckingham y honradez! ¿Cuánto te he injuriado? ¿Cuánto te
yo. he ofendido?... ¿O a ti…, o a ti…, o alguno de
REINA ISABEL.- ¿Qué síntomas de mejoría nuestro partido? ¡Mala peste a todos vosotros!
habéis notado, lores? Su Real Gracia (¡a quien Dios guarde más de lo
BUCKINGHAM.- Hay esperanzas, señora. Su que quisierais!) no puede respirar tranquilo un
Gracia está contento. momento sin que sea turbado por vuestras
REINA ISABEL.- ¡Que Dios le devuelva la infames delaciones.
salud! ¿Habéis conferenciado con él? REINA ISABEL.- ¿Hermano Gloster, no tenéis
BUCKINGHAM.- Sí, señora. Desea hacer la razón! El rey, de su propia y real voluntad, y sin
reconciliación (1) entre el duque de Gloster y querer ser excitado por nadie, adivinando
sus hermanos, y entre ellos y milord quizás el odio que alimentáis en vuestro
chambelán, y acaba de convocarlos ante su interior, retratado en vuestras acciones
real presencia. exteriores contra mis hijos, hermano (1) y mi
REINA ISABEL.- ¡Ojalá se arregle todo!...; pero propia persona, os manda llamar a fin de
eso no será nunca, y temo que nuestra felicidad conocer los motivos de vuestra malquerencia y
toca a su término. ponerles término.
GLOSTER.- ¡No puedo hablar!... ¡El mundo es
Entran GLOSTER, HASTINGS y DORSET ya tan perverso que los reyezuelos se atreven a
picotear donde no alcanzarían las águilas!
GLOSTER.- ¡Me han calumniado, y yo no lo Desde que los jaques se han convertido en
toleraré! ¿Quiénes son los que se quejan al rey hidalgos, no es mucho que los hidalgos se
de lo que yo le pongo mala cara, soy severo y hayan convertido en jaques.
no le amo? ¡Por San Pablo, que aman bien REINA ISABEL.- ¡Ya, ya conocemos vuestra
poco a Su Gracia los que le llenan los oídos indirecta, hermano Gloster! ¡Envidiáis mi
con semejantes chismes estúpidos! ¡Porque no elevación y la de mis amigos! ¡Dios quiera que
sé adular, emplear lindas frases, sonreír a las no os necesitemos nunca!
gentes, acariciar, engañar, mimar, hacer GLOSTER.- ¡En cambio, Dios quiere que yo
reverencias a la francesa (2) e imitar a los os necesite! ¡Por vuestras intrigas está en
cortesanos, debe tenérseme por un rencoroso prisión mi hermano, yo en desgracia y
enemigo! ¿No puede vivir un hombre franco, menospreciada la nobleza! ¡Entre tanto,
que no piensa mal de nadie, sin que se abuse diariamente se llevan a cabo numerosas
de su leal sinceridad por sedosos, rastreros e promociones para hacer nobles a quienes dos
insinuantes jaques? (3). días antes apenas valían un noble! (2).

(1) Atonement en el original.


(1) My children, brother. El marqués de Dorset y lord
(2) Duck with french nods. Shakespeare alude
Grey eran hijos de la reina por su primer matrimonio. En
voluntariamente, con un tanto de ironía bien inglesa, a la
cuando a hermanos, la reina tenía siete.
cortesía y bellas formas importadas de la Corte de Francia.
(2) A noble. Juega aquí Gloster con el doble sentido de
En Romeo y Julieta se ha referido ya al mismo asunto (acto
la palabra noble, que, además de su significado puro, tenía
segundo, escena IV) en unas graciosísimas cuanto
el de moneda, por ser una así llamada, que valía unos ocho
intencionadas frases del gentilísimo Mercucio.
peniques en el siglo XVI.
(3) By silken sly, insinuating jacks, por gentecillas
astutas e insinuantes. Es interesante advertir que en la
mayor parte de las lenguas europeas Jaques, Jean y Juan
son sinónimos de simple.

12
REINA ISABEL.- ¡En nombre de Aquel que, del GLOSTER.- ¡Cómo! ¿Me acusáis con
seno de una existencia, donde vivía satisfecha, contárselo al rey? ¡Decídselo y no os quedéis
me elevó a esta grandeza llena de cuidados, corta! ¡Mirad: cuanto he dicho lo sostendré en
juro que nunca concité contra Su Majestad al presencia del rey! ¡Arrostro la aventura de ser
duque de Clarence, sino que he sido el mejor enviado a la Torre! ¡Ya es hora de hablar! ¡Se
abogado de su causa! ¡Milord, me injuriáis han olvidado por completo mis servicios!
ignominiosamente tratando de echar sobre mí REINA MARGARITA.- (Aparte.) ¡Fuera
tan viles sospechas! demonio! ¡Yo los recuerdo demasiado! ¡Tú
GLOSTER.- ¿Podríais negar que no habéis asesinaste a mi esposo Enrique en la Torre, y a
sido la causa de la prisión de milord Hastings? mi pobre hijo Eduardo en Tewksbury!
RIVERS.- ¡Puede negarlo, milord! Porque… GLOSTER.- ¡Antes que fueseis reina (1), sí, y
GLOSTER,- ¿Puede negarlo, lord Rivers?... que vuestro esposo fuera rey (2), era yo la
Pues qué, ¿lo ignora alguien? ¡Puede, en bestia de carga de todos sus asuntos, el
efecto, hacer más que negarlo, señor! ¡Puede exterminador de todos sus orgullosos
ayudar a daros muchos altos puestos y negar adversarios, el remunerador liberal de sus
después que los secundó su hermano, y atribuir amigos! ¡Para coronar su sangre he vertido la
estas dignidades a vuestros raros méritos!... mía propia!
¡Qué no podrá! Ella puede… sí, ¡vaya!, REINA MARGARITA.- (Aparte.) ¡Sí, y otra más
puede… preciosa que la de él y la tuya!
RIVERS.- ¿Qué puede? ¡Vaya! GLOSTER.- ¡En cuyo tiempo vos y vuestro
GLOSTER.- ¡Vaya! ¿Qué puede? ¡Dar vaya a esposo Grey erais partidarios (3) de la casa de
un rey soltero, al casarse con un gallardo mozo! Lancaster! ¡Y también vos, Rivers!... ¿No fue
¡Por cierto que no hizo vuestra madre tan buen muerto vuestro marido en Saint-Albans, en el
partido! ejército de Margarita? (4). ¡Dejadme que os
REINA ISABEL.- ¡Milord de Gloster, he recuerde, por si lo olvidáis, quién fuisteis y
soportado demasiado vuestros groseros quién sois, así como quién soy yo y lo que sido!
insultos y vuestras amargas ironías! ¡Por el REINA MARGARITA.- (Aparte.) ¡Un infame
cielo que informaré a Su Majestad de estos asesino, y todavía lo eres!
odiosos ultrajes a que a menudo estoy
expuesta! ¡Más me valdría ser mísera
campesina que una gran reina bajo condición
de aguantar tales ataques, escarnios e
insolencias! ¡Siento poca alegría en ser reina (1) Ere you were queen. Ricardo continúa dirigiéndose a
Isabel porque no ha visto o lo finge, a la reina Margarita,
de Inglaterra!
que se halla detrás de él.
(2) Your husband king. Según la verdad histórica, al
advenimiento de Eduardo IV, Gloster sólo contaba ocho
Entra la REINA MARGARITA, que permanece en el foro (1) años. Shakespeare, como antes dijimos, altera con
frecuencia el orden de los hechos para mejor desarrollar su
idea.
(3) Factius, faccioso, ambas palabras, inglesa y
REINA MARGARITA.- (Aparte.) ¡Y que esa
castellana, no tenían entonces el sentido desfavorable que
poca sea disminuida! ¡Dios, te lo suplico! ¡Ese adquirieron después. Su primitivo significado era el de
honor, trono y alcurnia me pertenecen! partidario.
(4) In Marfaret’s battle. Lo que se narra está en
contradicción con lo que dice Eduardo en La tragedia de
Enrique VI, cuando lady Grey le muestra a sus dos
(1) Shakespeare introduce aquí a la reina Margarita hermanos (acto III, escena II). Además, Hume advierte que
para dramatizar la situación, porque, en cuanto a la verdad sir Juan Grey estuvo realmente en el ejército de Lancaster.
histórica, en este tiempo se hallaba en la cárcel, de la que Pero el poeta no se embaraza por tan poco.
no salió hasta 1475.

13
GLOSTER.- ¡El pobre Clarence abandonó a robado! ¿Quién de vosotros puede mirarme sin
su padre Warwick (1) y fue perjuro a sí mismo!... estremecerse? ¡Si no sometidos como súbditos
¡Que Jesús le perdone! ante su reina, al menos temblad como rebeldes
REINA MARGARITA.- (Aparte.) ¡Que Dios le ante la que han destronado! ¡Ah honorable
castigue! malvado, no evites mi vista!...
GLOSTER.- ¡Para combatir en el partido de GLOSTER.- Espantable bruja arrugada ¿qué
Eduardo por su corona! ¡Y en pago de ese vienes a hacer ante mi vista?
papel, pobre lord, lo empapelan! Pluguiera a REINA MARGARITA.- ¡El relato de lo que tú
Dios que mi corazón fuese de roca como el de has desecho! ¡Eso es lo que haré antes de
Eduardo, o que el de Eduardo fuese tierno y dejarte partir!
compasivo como el mío! ¡Soy demasiado bobo GLOSTER.- ¿No estabas desterrada, bajo
e infantil para este mundo! pena de muerte?
REINA MARGARITA.- (Aparte.) ¡Abandónalo y REINA MARGARITA.- Sí; pero he hallado más
huye de vergüenza al infierno, genio del mal! penoso el destierro que la muerte que pueda
¡Allí está tu reino! aguardarme aquí. ¡Me debes un esposo y un
RIVERS.- Milord de Gloster, en aquellos días hijo!... (A la REINA ISABEL.) ¡Y tú mi reino! (A los
difíciles que evocáis para demostrar que demás) ¡Y todos vosotros, obediencia! ¡Mis
éramos enemigos, no hacíamos sino seguir a pesares os pertenecen de derecho, y todos los
nuestro señor el rey legítimo como os bienes que habéis usurpado son míos!
seguiríamos a vos si lo fueseis. GLOSTER.- ¡La maldición que lanzó sobre ti
GLOSTER.- ¿Si lo fuese?... ¡Antes mozo de mi noble padre cuando ceñiste su frente
cuerda! ¡Lejos de mi corazón semejante guerrera con una corona de papel (1) y con tus
pensamiento! ultrajes hiciste correr de sus ojos torrentes de
REINA ISABEL.- ¡Por la poca alegría que, lágrimas y cuando, para enjugarlas, presentaste
según decís, milord, experimentariáis en reinar al duque un paño tinto en la sangre inocente del
sobre este país, podéis imaginaros la escasa tierno Rutland…, esas maldiciones, que, en la
que yo siento en ser reina! amargura de su alma, invocó contra ti, sobre ti
REINA MARGARITA.- (Aparte.) ¡Efectivamente, han caído, y es Dios, no nosotros, quien ha
poca es la alegría que experimenta en serlo! castigado tu acción sangrienta!...
¡Yo, que lo soy, no experimento mucha más! REINA ISABEL.- ¡Dios es justo al vengar al
(Avanzando.) ¡Escuchadme, agresivos piratas inocente!
que os disputáis el reparto de lo que me habéis HASTINGS.- ¡Oh! ¡Degollar a ese niño fue la
acción más odiosa y cruel que se ha oído
jamás!

(1) La víspera de la batalla de Barnet, en cuya acción


Eduardo de York derrotó a Warwick, el duque de Clarence, (1) El duque de York, padre de Ricardo, perdió contra
olvidando los lazos que le unían a Warwick, se pasó a las Margarita la batalla de Wakefield y fue muerto en la acción.
filas de Eduardo durante la noche, comprometiendo en su Habiéndose encontrado su cadáver entre los que
defección a un cuerpo de 12.000 hombres. Desesperado sucumbieron, Margarita le hizo cortar la cabeza y la mandó
Warwick por esta traición, se introdujo en lo más fuerte de clavar a las puertas de York, adornada con una corona de
la pelea, donde halló la muerte. papel, en escarnio del título que se atribuía de heredero de
la corona. Shakespeare, que, como ya hemos dicho,
supone que el hijo murió antes que el padre, añade en el
acto primero, escena IV, de la Tercera parte de Enrique VI
que Margarita le entregó para que secara sus lágrimas un
pañuelo tinto en la sangre del joven conde de Rutland.
De aquí se deducirá que las casas de York y Lancaster
podían echarse muy poco en cara en lo que toca a
sentimientos sanguinarios.

14
RIVERS.- ¡Los mismos tiranos lloraron REINA MARGARITA.- ¿Y me iba a olvidar
cuando les fue contada! de ti? ¡Atrás, perro! ¡Forzoso te será oírme! ¡Si
DORSET.- ¡No existe hombre que no haya el Cielo te reserva calamidades tan horribles
presagiado la venganza! que sobrepujen a las que imploro para ti, ¡oh!,
BUCKINGHAM.- ¡Hasta Northumberland, que que las retenga hasta que maduren tus
estaba presente, lo lloró! pecados y arroje entonces sobre ti su
REINA MARGARITA.- ¡Cómo! ¿Estabais indignación, perturbador de la paz del mísero
disputando antes de mi llegada, prestos a universo! ¡Que el gusano de la conciencia roa
despedazaros el uno al otro, y ahora volvéis sin descanso en tu alma! ¡Que mientras vivas,
todos vuestra cólera contra mí? Las terribles tus amigos te sean sospechosos de traidores y
maldiciones de York han influido tanto en el tengas a los traidores más pérfidos por tus
Cielo, que la muerte de Enrique, la muerte de mejores amigos! ¡Que jamás cierre el sueño tus
mi amado Eduardo, la pérdida de su reino, mi aviesos ojos, a no ser para que una horrorosa
triste destierro, ¿no serán sino el justo castigo pesadilla te espante con un infierno de
por la muerte de ese voluntarioso rapaz? horrendos demonios! ¡Desfigurado por el
¿Pueden las maldiciones atravesar las nubes y espíritu del mal, aborto, cerdo (1), devastador,
penetrar en los cielos?... ¡Pues si es así, dad sellado al nacer para esclavo de la Naturaleza e
paso, densas nubes, a mis rápidas hijo del Averno! ¡Oprobio del vientre pesado de
imprecaciones! ¡Que, a falta de guerra, tu madre! ¡Engendro aborrecido de los riñones
sucumba vuestro rey víctima de su libertinaje, de tu padre! ¡Andrajo del honor! ¡Te detesto!...
como pereció el nuestro para hacerle rey! ¡Que GLOSTER.- ¡Margarita!
tu hijo Eduardo, hoy príncipe de Gales, para REINA MARGARITA.- ¡Ricardo!
compensarme de Eduardo, mi hijo, que era GLOSTER.- ¿Qué?
príncipe de Gales, muera en plena juventud, REINA MARGARITA.- ¡No te llamo!
víctima de igual violencia! ¡Que tú, que eres GLOSTER.- ¡Perdón te pido, entonces pensé
reina, para venganza mía, sobrevivas a tu gloria que me habías llamado con todos esos odiosos
tan desgraciada como yo sobrevivo! ¡Que nombres!
puedas vivir lo suficiente para llorar la pérdida REINA MARGARITA.- ¡Sí; a ti fue; pero no
de tus hijos y ver, como yo veo en ti ahora, otra esperaba respuesta! ¡Oh! ¡Déjame acabar mis
mujer en posesión de tus derechos, como tú lo maldiciones!
estás en los míos! ¡Que tus días de felicidad GLOSTER.- Lo haré yo, y dan fin en…
acaben mucho antes que tu muerte, y que, tras Margarita.
interminables horas de dolor, fallezcas, dejando REINA ISABEL.- Así todas vuestras
de haber sido madre, esposa y reina de maldiciones acaban en vos misma.
Inglaterra! ¡Rivers y Dorset, que estabais REINA MARGARITA.- ¡Pobre esbozo de reina,
presentes…, y tú también, lord Hastings…, vano alarde de mi esplendor! ¿A qué verter
cuando mi hijo fue atravesado por sanguinarios azúcar sobre esa ventruda araña (2), cuya tela
puñales: a Dios le ruego que ninguno de mortal te envuelve por todas partes? ¡Loca!
vosotros viva su término natural, sino que ¡Loca! ¡Estás afilando el cuchillo que ha de
tronche vuestros días un imprevisto accidente! matarte! ¡Día llegará en que implores mi ayuda
GLOSTER.- ¡Ya has hecho tus conjuros, para maldecir contigo a este ponzoñoso reptil
odiosa y maldita bruja! jorobado!

(1) Rooting hog. Ricardo ostentaba en sus armas un


jabalí, que Margarita, para insultarle, transforma aquí en un
puerco (hog).
(2) Bottled spider, araña inflada, ventruda, en forma de
botella. Alude a la figura contrahecha de Gloster.

15
HASTINGS.- ¡Mujer de mal agüero, termina BUCKINGHAM.- ¡Ni a ninguno de los aquí
tus frenéticas imprecaciones, no se agote, para presentes, pues las maldiciones no traspasan
desgracia tuya, nuestra paciencia! nunca los labios de los que las exalan en el
REINA MARGARITA.- ¡Menguado oprobio para aire!
vosotros! ¡todos habéis abusado de la mía! REINA MARGARITA.- ¡Quiero creer que
RIVERS.- En justicia, debiéramos recordaros ascienden al Cielo y que interrumpen el dulce
vuestros deberes. sueño de la paz de Dios! ¡Oh Buckingham!
REINA MARGARITA.- En justicia, debierais ¡Desconfía de ese perro malvado! ¡Mira:
recordar los que es vuestro deber, enseñarme a cuando acaricia, es para morder! ¡Y cuando
ser vuestra reina y aprender vosotros a ser mis muerde, su diente venenoso empozoña hasta
súbditos. ¡Oh, en justicia, aprended vosotros matar! ¡No intimes con él! ¡Guárdate de él! ¡El
mismos estos deberes! pecado, la muerte y el infierno le han sellado
DORSET.- ¡No discutías con ella; es una con sus marcas, y todos sus ministros son sus
lunática! familiares!
REINA MARGARITA.- ¡Silencio, incipiente GLOSTER.- ¿Qué dice, milord de
marqués; sois un petulante! ¡Vuestra nobleza Buckingham?
de nuevo cuño es una moneda que apenas BUCKINGHAM.- ¡Nada en que yo repare,
corre! ¡Oh, que vuestro reciente blasón pueda querido milord!
conocer lo que es perderlo y acabar en la REINA MARGARITA.- ¡Cómo! ¿Te burlas de
miseria! Los que habitan en las cumbres se ven mis buenos consejos y halagas al demonio, de
agitados por muchas ráfagas de viento, y si quien te quiero preservar? ¡Oh! ¡Ya te
caen, se rompen en mil pedazos. acordarás de este día cuando destroce tu gran
GLOSTER.- ¡Buen consejo, a fe mía; corazón con algún pesar, y dirás: La pobre
aprendedlo, aprendedlo, marqués! Margarita fue una profetisa!... ¡Vivid cada uno
DORSET.- ¡A vos os concierne, milord, tanto de vosotros esclavo de su odio, él del vuestro, y
como a mí! todos, como sois, del Dios!... (Sale.)
GLOSTER.- ¡Sí, y mucho más; pero yo nací HASTINGS.- ¡Se me erizan los cabellos al
demasiado alto!... ¡Nuestro nido construido en escuchar sus maldiciones!
la cima de un cerro, juega con los vientos y se RIVERS.- ¡Y a mi también! ¡Me maravilla que
burla del sol! se la deje en libertad!
REINA MARGARITA.- ¡Y lo convierte en GLOSTER.- ¡Por la Santa Madre de Dios, no
sombras!... ¡Ay! ¡Ay! ¡Testigo, mi hijo, ahora puedo censurarla! ¡Ha sufrido demasiados
sumido en la sombra de la muerte, cuyos rayos ultrajes, y lamento la parte que he tenido en
resplandecientes se plegaron en las tinieblas ello!
eternas por tu nebulosa malignidad! ¡Vuestro REINA ISABEL.- Que yo sepa, nunca le hice
nido aéreo se construyó en el sitio del aire que ningún daño.
ocupaba el nuestro! ¡Oh Dios, que ves esto, no GLOSTER.- ¡Sin embargo, disfrutáis todo el
lo consientas! ¡Como se adquirió con sangre, provecho de su infortunio! ¡Yo he mostrado
se pierda con sangre! demasiado ardor por el bien de alguien que
BUCKINGHAM.- ¡Silencio, silencio, por ahora muestra demasiado frialdad en
vergüenza, ya que no por caridad! recordarlo! ¡Por mi fe! ¡Como Clarence! ¡Bien
REINA MARGARITA.- ¡No me habléis de se le recompensa! ¡A cambio de sus servicios,
caridad ni de vergüenza! ¡Sin caridad habréis engorda en una pocilga! ¡Dios perdone a los
obrado conmigo, y sin vergüenza asesinasteis culpables!
mis esperanzas! ¡Mi caridad es ultraje; la vida, RIVERS.- Conclusión virtuosa y cristiana es
mi vergüenza!... ¡Y en esta vergüenza reside rogar por los que nos hacen mal.
todavía la rabia de mi dolor! GLOSTER.- ¡Así procedo yo siempre
BUCKINGHAM.- ¡Basta, basta! (Aparte.), con buen acuerdo...; pues de haber
REINA MARGARITA.- ¡Oh nobilísimo maldecido ahora, me hubiera maldecido a mi
Buckingham! ¡Te beso las manos en señal de propio!
alianza y amistad! ¡Que desde ahora a ti y a tu
noble casa os acaricie la fortuna! ¡Vuestras
ropas no están manchadas con sangre vuestra!
No te incluyo en mis maldiciones.

16
Entra Catesby (1) prontos en la ejecución; permaneced
inconmovibles, sin dar oídos a sus súplicas,
CATESBY.- ¡Señora, Su Majestad os llama... pues Clarence es un buen orador, y tal vez
(A RICARDO.), así como a Vuestra Gracia..., y a pudiera volver vuestros corazones a la piedad,
vosotros, nobles lores! si le atendéis.
REINA ISABEL.- ¡Vamos Catesby!... Lores,
¿queréis acompañarme? ASESINO 1°.- ¡Bah, bah, milord! ¡No nos
RIVERS.- Seguimos a Vuestra Gracia. (Salen pondremos a charlar! ¡Los habladores no son
todos, menos GLOSTER) hombres de acción! ¡Estad seguro de que
GLOSTER.- ¡Hago daño y grito el primero! usaremos nuestras manos y no nuestras
¡Las malas acciones que urdo secretamente las lenguas!
coloco sobre la gravosa carga de los demás! GLOSTER.- ¡Que vuestros ojos dejen caer
Clarence (a quien en verdad arrojé a las piedras de molino cuando los suyos derramen
sombras) es llorado por mí ante estos infelices lágrimas! ¡Me gustáis, muchachos!... ¡A vuestro
crédulos de Stanley, Hastings y Buckingham, y negocio inmediatamente! ¡Id, id, despachad!
les digo que es la reina y sus allegados quienes ASESINO 2°.- ¡Allá vamos, noble lord!
excitan al rey contra el duque, mi hermano. ¡Y (Salen.)
al punto lo creen! ¡Y, sin más, me incitan a
vengarme de Rivers, de Vaughan y de Grey!
Pero suspiro entonces, y citándoles un texto de
la Escritura, les digo que Dios nos manda Escena IV
devolver bien por mal. Y así, cubro las
Londres – La Torre (1)
desnudeces de mi villanía con algunos trozos
viejos cogidos de los libros sagrados, y les Entran CLARENCE Y BRAKENBURY
parezco un santo, mientras represento el papel
de demonio.
BRAKENBURY.- ¿Por qué se muestra hoy tan
Entran dos Asesinos abatido Vuestra Gracia?
CLARENCE.- ¡Oh! ¡He pasado una noche
Pero ¡basta! ¡Aquí están mis ejecutores! Vamos tremenda, tan preñada de sueños espantosos y
a ver, mis bravos, fuertes y resueltos horribles visiones, que, a fuer de buen cristiano,
camaradas: ¿estáis ya dispuestos a ultimar no quisiera volver a pasar otra parecida,
este asunto? aunque tuviese que pagarla con un mundo de
ASESINO 1°.- Estamos, milord, y venimos días venturosos! ¡Tan llenas de lúgubre terror
por la orden para poder entrar donde se transcurrieron las horas!
encuentre. BRAKENBURY.- ¿Qué soñasteis, milord?
GLOSTER.- ¡Bien pensado! Aquí la tengo. Decídmelo, os lo ruego.
(Les da la orden.) ¡Cuando hayáis terminado,
volvéis a Crosby-Place! Pero, señores, sed
(1) The Tower, la Torre de Londres, famoso
monumento, cuya fundación se cree que data de los
tiempos de Julio César, aunque los muros actuales se
atribuyen a Guillermo el Conquistador. En un principio, la
(1) Catesby, célebre jurisconsulto, a la sazón muy
Torre fue una fortaleza que sirvió de residencia real:
amigo de Buckingham.
después se transformó en Tribunal de Justicia, y más tarde
en prisión de Estado. Hoy no es otra cosa que un museo-
cuartel.

17
CLARENCE.- Pensé que me había evadido de CLARENCE.- ¡No, no; en mi sueño se
la Torre y que me embarqué para Borgoña (1) prolongaba más allá de la vida! ¡Oh! ¡Entonces
en compañía de mi hermano Gloster, quien me comenzó la tempestad de mi alma! Me parecía
invita a abandonar mi camarote y a pasear que, conducido por el tétrico barquero de que
sobre cubierta. Entonces dirigimos la mirada nos hablan los poetas, atravesaba la
hacia Inglaterra y evocamos los mil difíciles melancólica laguna para entrar en el reino de la
momentos por que hubimos de atravesar noche eterna. El primero que allí encontró mi
durantes las guerras de York y de Lancaster. extraño espíritu fue a mi excelso suegro, el
Mientras recorremos a grandes pasos el renombrado Warwick, que gritaba...: ¿Qué
movible piso de la cubierta, creo ver a Gloster castigo, por perjuro, reservará esta tenebrosa
tropezar, y como quisiera recogerle, me ase y monarquía para el pérfido Clarence? Y dicho
me arroja por la borda a las irritadas olas del esto, se desvaneció. Entonces vi venir errante
océano. ¡Oh Señor! ¡Qué dolor me parecía el una sombra, parecida a un ángel (1), con su
ahogarse! ¡Qué terrible estruendo el agua en brillante cabellera salpicada de sangre, y
mis oídos! ¡Me imaginaba ver un millar de exclamó en agudos gritos... : ¡Ha llegado
espantables náufragos, diez mil hombres roídos Clarence..., el traidor, inconstante y perjuro
por los peces, lingotes de oro, áncoras Clarence; el que me apuñaló en los campos de
enormes, montones de piedras, perlas Tewksbury!... ¡Apoderaos de él, Furias, y
inestimables, inapreciables joyas, todo en el aplicadle vuestros tormentos!... A todo esto, me
fondo del mar; parte de ello, en los cráneos de parecía que una horrible legión de demonios
los muertos! ¡Y en esas cuencas, donde una me rodeaba, lanzando en mis oídos gritos tan
vez habitaron los ojos, como por burla se espantosos, que a su estrépito me desperté
habían engastado en su lugar refulgentes temblando, y en un largo rato no pude
gemas, que cortejaban las profundidades persuadirme sino que estaba en el infierno.
cenagosas del abismo y se reían de las ¡Tan terrible impresión me había causado la
osamentas esparcidas por todos lados! pesadilla!
BRAKENBURY.- ¿Teníais semejante BRAKENBURY.- No me extraña, lord, que os
tranquilidad a la hora de la muerte para espantase. ¡Dijera que me estremezco de
contemplar esos misterios del abismo? oírosla contar!
CLARENCE.- Creía tenerla, y muchas veces CLARENCE.- ¡Oh Brakenbury! ¡Todas estas
ansié entregar mi alma; pero siempre las cosas, que ahora deponen contra mi alma, las
envidiosas olas devolvían mi espíritu, no realicé por Eduardo! ¡Y ved cómo me
permitiéndole hallar el vacío, espacioso y recompensa! ¡Oh Dios! ¡Si mis hondas
errante aire, sino ahogándolo en mi palpitante plegarias no consiguen aplacarte, sino que
masa, pronto a estallar para exhalarlo en las pretendes quedar vengado de mis culpas,
ondas. ejecuta en mí solo tu furor!
BRAKENBURY.- ¿Y no despertasteis en tan
cruel agonía?
(1) A shadow likean angel, el joven príncipe de Gales,
hijo de Enrique VI y de Margarita.
(1) Burgundy. Después de la batalla de Wakefield, la
duquesa de York huyó con sus dos hijos. Clarence y
Ricardo, a la corte de Borgoña.

18
¡Perdona a mi inocente mujer (1) y a mis pobres ASESINO 1° Bien; pero dirá entonces que le
hijos!... ¡Te ruego, querido guardián, que no te herimos durmiendo.
separes de mí! ¡Mi alma está apesarada, y ASESINO 2°.- El sentido de esa palabra,
quisiera dormir tranquilo! Juicio, ha hecho nacer en mí una especie de
BRAKENBURY.- Lo haré, milord. ¡Dios remordimiento.
conceda a Vuestra Gracia un apacible ASESINO 1°.- ¡Qué! ¿Tienes miedo?
descanso!... (CLARENCE se queda dormido.) ASESINO 2°.- No de matarlo, trayendo la
¡Los pesares alteran el tiempo y las horas de orden, sino de condenarme por haberlo
reposo!... ¡De la mañana hacen noche, y de la matado, contra lo cual ninguna orden me
noche mediodía! La gloria de los príncipes se defendería.
reduce a sus títulos, honores internos para ASESINO 1°.- ¡Te creí resuelto!
exteriores penas, y por una felicidad imaginaria ASESINO 2°.- ¡Y lo estoy a dejarlo vivir!
crean a veces un mundo de inquietantes ASESINO 1°.- ¡Volveré para ver al duque de
cuidados. ¡Y así, entre sus títulos y un nombre Gloster y contárselo!
humilde no hay otra diferencia que la fama ASESINO 2°.- No, te lo ruego; espera un
exterior! poco. Confío en que pasará éste mi acceso de
sensibilidad. Suele durar lo que se tarda en
Entran los dos Asesinos contar veinte.
ASESINO 1°.- ¿Cómo te sientes ya?
ASESINO 1°.- ¡Hola! ¿Quién va? ASESINO 2°.- ¡Todavía quedan en mí
BRAKENBURY.- ¿Qué quieres camarada? Y algunas partículas de conciencia!
¿cómo has venido aquí? ASESINO 1°.- ¡Acuérdate de nuestra
ASESINO 1°.- ¡Quiero hablar con Clarence, y recompensa una vez cometida la acción!
he venido con mis patas! ASESINO 2°.- ¡Voto va! ¡Muera! ¡Había
BRAKENBURY.- ¡Cómo! ¿Tan breve? olvidado la recompensa!
ASESINO 2°.- ¡Mejor así, señor, que ser ASESINO 1°.- ¿Dónde está tu conciencia
enojoso!... ¡Mostrémosle nuestra orden y ahora?
ahorremos palabras! (Entrega un papel a ASESINO 2°.- En la bolsa del duque de
BRAKENBURY, que lo lee.) Gloster.
BRAKENBURY.- ¡En esta autorización se me ASESINO 1°.- De modo que cuando él abre la
ordena entregar al duque de Clarence en bolsa y nos paga se escapa tu conciencia.
vuestras manos! ¡No quiero reflexionar qué ASESINO 2°.- ¡No importa! ¡Que se vaya!
intenciones le han dictado, porque deseo ¡Nadie consentirá en recibirla!
ignorarlas, para ser inocente! He aquí al duque ASESINO 1°.- ¿Y si viene a ti de nuevo?
durmiendo..., y he aquí las llaves. Iré a ver al ASESINO 2°.- ¡No quiero tener nada con ella;
rey y a significarle que he delegado en vosotros es una cosa peligrosa! Hace del hombre un
mis funciones. cobarde, no puede robar sin que le acuse, no
ASESINO 1°.- Podéis hacerlo, señor; es una puede jurar sin que le tape la boca, no puede
acto de prudencia. Pasadlo bien. (Sale yacer con la mujer de su prójimo sin que le
BRAKENBURY.) denuncie. ¡Es un espíritu ruboroso y
ASESINO 2°.- ¡Qué! ¿Le damos de puñaladas vergonzante que se amotina en el pecho del
mientras duerme? hombre! ¡Todo lo llena de obstáculos! Una vez
ASESINO 1°.- No; diría que fue una cobardía me hizo restituir una bolsa de oro que hallé por
al despertar. casualidad. Arruina al que la conserva; está
ASESINO 2°.- ¡Al despertar! ¡No despertará desterrada de todas las villas y ciudades como
hasta el gran día del Juicio! cosa peligrosa, y el que tenga intención de vivir
a sus anchas, debe confiar en sí propio y
prescindir de ella.
(1) My guiltles wife. Clarence estaba casado con Isabel,
la primogénita de Warwick, que murió antes que él. Por
tanto, es una ficción poética que Shakespeare la suponga
viviendo todavía.

19
ASESINO 1°.- ¡Voto va! Ahora mismo ASESINO 1°.- A nosotros, en nada, sino al
cosquillea en mi codo, persuadiéndome a no rey.
matar al duque. CLARENCE.- Pronto estaré con él
ASESINO 2°.- ¡Mete al demonio en tu alma y reconciliado.
no le hagas caso! Quisiera insinuarse contigo ASESINO 2°.- ¡Nunca milord! Preparaos, por
para que te arrepintieras. tanto, a morir.
ASESINO 1°.- ¡Soy de natural fuerte, y nada CLARENCE.- ¿Habéis sido escogidos entre
conseguirá conmigo! tantos hombres para matar a un inocente?
ASESINO 2°.- Eso es hablar como un bravo ¿Cuál es mi crimen? ¿Dónde está el testigo
que respeta su reputación. ¿Vamos a la obra? que me acusa? ¿Qué jurado legal ha dado su
ASESINO 1°.- ¡Dale en la cabeza con el puño veredicto ante el severo juez? ¿O quién ha
de tu acero y arrojémosle después al tonel de pronunciado la amarga sentencia de muerte
malvasía que hay en la habitación vecina! contra el pobre Clarence? Entregarme a la
ASESINO 2°.- ¡Oh! ¡Excelente idea! ¡Hacer de muerte antes de estar convicto por el
él una sopa! procedimiento de la ley, es una ilegalidad. ¡Os
ASESINO 1°.- ¡Calla! Se despierta... ¿Le conjuro, si esperáis vuestra parte de redención,
herirás? por la preciosa sangre de Cristo derramada por
ASESINO 2°.- No; discutiremos con él. nuestros graves pecados, que os marchéis sin
CLARENCE.- ¿Dónde estás, carcelero? poner vuestras manos en mí! ¡La acción que
¡Dame una copa de vino! vais a cometer es abominable!
ASESINO 1°.- Dentro de un instante tendréis ASESINO 1°.- Lo que hacemos nos ha sido
suficiente vino, milord. mandado.
CLARENCE.- ¡En nombre de Dios! ¿Quién ASESINO 2°.- Y el que lo ha mandado es
eres? nuestro rey.
ASESINO 1°.- Un hombre como vos. CLARENCE.- ¡Erróneo, vasallo! ¡El gran Rey
CLARENCE.- Pero no como yo, de sangre de los reyes ha mandado en las tablas de su
real. Ley que no debes matar! ¿Quieres tú,
ASESINO 1°.- Ni vos como yo, de sangre leal. entonces, rechazar su mandato y obedecer el
CLARENCE.- Tu voz es de trueno, pero de un hombre? ¡Ten cuidado, porque El tiene
humilde tu mirada. en sus manos la venganza para lanzarla sobre
ASESINO.- Mi voz es ahora la del rey; pero la cabeza de los que violan su Ley!
mis miradas, propias. ASESINO 2°.- ¡Y esa misma venganza es la
CLARENCE.- ¡Qué tenebroso y mortífero es tu que sobre ti arroja, por falso, por perjuro y por
lenguaje! ¡Vuestros ojos me amenazan! ¿Por asesino también! ¡Tú hiciste el juramento de
qué palidecéis? ¿Quién os envía aquí? ¿A qué combate en la guerra por la casa de Lancaster!
venís? (1).
ASESINO 2°.- A..., a..., a...
CLARENCE.- ¡A asesinarme! (1) Clarence, en efecto, había prometido a su suegro
LOS DOS ASESINOS.- Sí, sí. Warwick abandonar la causa de los yorquistas y violó su
CLARENCE.- Apenas tenéis corazón para juramento.
decírmelo; luego menos tendréis corazón para
realizarlo. ¿En qué, amigos, os he ofendido?

20
ASESINO 1°.- ¡Y, como traidor al nombre de ASESINO 1°.- ¡Sí, piedras de molino, como
Dios, faltaste a tu juramento! ¡Y con tu hoja nos enseñó que vertiésemos nosotros!
traicionera atravesaste las entrañas del hijo de CLARENCE.- ¡Oh, no le calumniéis! Es
tu soberano! (1). benéfico.
ASESINO 2°.- ¡A quien hubiste de jurar ASESINO 1°.- ¡Sí, como la nieve sobre la
sostenimiento y defensa! cosecha! ¡Vamos, estáis engañado! ¡El es
ASESINO 1°.- ¿Cómo te atreves ante quien nos envía a mataros aquí!
nosotros a apelar a la ley divina, cuando la has CLARENCE.- No puede ser, pues ha gemido
violado en tan grande extremo? en mi desgracia, y, estrechándome en sus
CLARENCE.- ¡Ay! Y ¿por quién cometí tan brazos, juró entre sollozos que trabajaría por mi
mala acción? ¡Por Eduardo, por mi hermano; libertad.
por él la realicé! ¡No os enviará para que me ASESINO 1°.- Pues es lo que hace al querer
deis muerte por ello, pues en esto es tan libraros de la esclavitud del mundo para
culpable como yo! Si Dios quiere vengarse de reservaros las alegrías del Cielo.
esa falta. ¡Oh!, sabed que El se venga en ASESINO 2°.- ¡Reconciliaos con Dios, milord,
público. ¡No hurtéis la contienda a su potente pues debéis morir!
brazo! El no necesita medios indirectos ni CLARENCE.- Teniendo en el alma este santo
ilegales para aniquilar a los que le han pensamiento de aconsejarme hacer mi
ofendido. reconciliación con Dios, ¿eres tan ciego para
ASESINO 1°.- ¿Quién te encargó, entonces, con tu propia alma que vas a entrar en guerra
de ser su sangriento ministro, cuando heriste de con Dios mismo para asesinarme? ¡Oh
muerte al galante mancebo, la esperanza señores! ¡Considerad que el que os ha enviado
preciada, el bravo Plantagenet? para cometer esta acción os odiará por esta
CLARENCE.- El amor por mi hermano, el acción!
demonio y mi furia. ASESINO 2°.- ¿Qué hacemos?
ASESINO 1°.- El amor por tu hermano, CLARENCE.- ¡Ceder y salvar vuestras almas!
nuestro deber y tus crímenes nos incitan aquí a ASESINO 1°.- ¡Ceder! ¡No! ¡Eso es cobardía
degollarte. y afeminamiento!
CLARENCE.- Si amáis a mi hermano, no me CLARENCE.- ¡No ceder es bestial, salvaje y
odiéis a mí. ¡Soy su hermano y le quiero bien! diabólico!... ¡Amigo, sorprendo cierta piedad en
Si estáis pagados para esta acción, volved en tus miradas! ¡Oh! ¡Si tus ojos no me engañan,
seguida y buscad a mi hermano Gloster, quien ponte a mi lado e implora por mí! ¿De qué
os recompensará mejor por haberme dejado príncipe mendigo no se apiadarían los
vivir, que Eduardo remuneraros por mi muerte. mendigos? ¿Quién de vosotros, si fuerais hijos
ASESINO 2°.- Estáis equivocado. ¡Vuestro de un príncipe, privado de su libertad, como yo
hermano Gloster os odia! estoy ahora, viendo venir a dos asesinos como
CLARENCE.- ¡Oh, no! Me ama y le soy vosotros, no suplicaría por su vida..., como
querido. ¡Id de mi parte a verle! rogaríais vosotros si os hallarais en mi trance?
LOS DOS ASESINOS.- ¡Sí que iremos! ASESINO 2°.- ¡Volved la vista, milord!
CLARENCE.- Decidle que cuando nuestro ASESINO 1°.- ¡Toma ésta! (Le hiere.) ¡Y ésta!
noble padre York bendijo a sus tres hijos con su ¡Y si todo esto no es bastante, te ahogaré ahí
brazo victorioso y nos encargó desde el fondo dentro, en el tonel de malvasía! (Sale con el
de su alma que nos amásemos mutuamente, cuerpo.)
no pudo imaginarse esta discordia en nuestra ASESINO 2°.- ¡Acción sangrienta! ¡Y
fraternidad. ¡Decid a Gloster que medite en realizada desesperadamente! ¡De buena gana,
esto, y llorará! como Pilato, lavaría mis manos de este muy
odioso crimen!

(1) Alusión a la muerte del príncipe de Gales, en la que Vuelve a entrar el ASESINO 1°
había intervenido el duque de Clarence.
ASESINO 1°.- ¿Qué es esto? ¿En qué
piensas, que no me ayudas? ¡Por el Cielo, que
sabrá el duque lo pusilánime que estuviste!

21
ASESINO 2°.- ¡Quisiera que supiese que a su hermano! (1). ¡Toma tú la recompensa y
salvé repite lo que te digo: que me arrepiento de la
muerte del duque! (Sale.)
ASESINO 1°.- ¡Pues yo no! ¡Márchate,
cobarde! Ahora voy a esconder el cuerpo en
algún rincón, hasta que el duque disponga su
funeral.

¡Y cuando cobre, lejos de la gente; puesto esto ha de


hacer ruido, es conveniente!

(Sale.)

Acto Segundo

Escena Primera HASTINGS.- ¡Así sea afortunado como juro un


leal afecto!
Londres – El Palacio (1) RIVERS.- ¡Y yo como amo a Hastings con
todo mi corazón!
Entran el REY EDUARDO (sostenido y enfermo), la REINA REY EDUARDO.- Señora, no seáis vos misma
ISABEL, DORSET, RIVERS, HASTINGS, BUCKINGHAM, GREY y
una excepción de esto..., ni vuestro hijo
otros
Dorset..., ni vos, Buckingham. Habéis sido
REY EDUARDO.- Bien; así... Hoy no he adversarios entre sí. Esposa, estimad a lord
perdido el día... ¡Pares, continuad esta estrecha Hastings, dadle a besar vuestra mano, y, en lo
unión! De un instante a otro espero una que realicéis, proceded con franqueza.
embajada de mi Redentor, para redimirme de REINA Isabel.- Hela aquí, Hastings... Nunca
este mundo; y en mayor paz partirá mi espíritu más recordaré nuestros pasados
al Cielo después de haber restablecido la paz resentimientos. ¡Por mi felicidad y la de los
de mis amigos sobre la tierra. ¡Rivers y míos!
Hastings, daos la mano sin oculto encono, REY EDUARDO.- ¡Dorset, abrazadle!...
jurándoos amistad! ¡Hastings, amad al marqués!
RIVERS.- El Cielo me es testigo de que mi DORSET.- Protesto aquí que este intercambio
alma queda purgada de odio y de envidia, y de afectos será inviolable por parte mía.
sello con mi mano la lealtad de mi corazón
HASTINGS.- ¡Así sea dichoso como juro
(1) Como observa Guizot, Clarence no murió de la
sinceramente lo mismo!
manera que narra Shakespeare, ni por sola voluntad del
REY EDUARDO.- Tened cuidado de no fingir duque de Gloster, sino de acuerdo éste con el monarca,
ante vuestro rey, no sea que Aquel que es que, impulsado por Ricardo y la reina, y, por otra parte, muy
supremo Rey de reyes confunda vuestra oculta dado a desconfiar de Clarence, le hizo condenar a la última
pena por la Cámara de los Pares, en aquellos tiempos
falsía y os condene a perecer el uno a manos
instrumento servil de los más odiosos actos de tiranía.
del otro.

(1) The Palace. El mismo de Westminster en que se


desarrolló la escena tercera del primer acto.

22
HASTINGS.- Igual juro yo. (Abraza a DORSET.) pagaré con mi perpetuo servicio. A vos también
REY EDUARDO.- Ahora, noble Buckingham, mi noble primo Buckingham (1), si ha podido
sella esta alianza con tus brazos a los deudos existir entre nosotros alguna disensión. A vos y
de mi esposa, y hacedme todos felices con a vos, lord Rivers y de Dorset..., que, sin razón,
vuestra unión. me habéis fruncido el ceño... A vos, lord
BUCKINGHAM.- ¡Si alguna vez Buckingham Woodville, y a vos, lord Scales..., duquesa,
vuelve a su rencor contra Vuestra Gracia (A la condes, lores caballeros; a todos de veras: no
REINA.) y no os rinde a vos ni a los vuestros las conozco inglés viviente con quien tenga en mi
solicitudes y deberes que le conciernen, que alma una jota más de lucha que por el niño que
Dios me castigue con el odio de aquellos de nazca esta noche. ¡Doy gracias a Dios por mi
donde espero más amor! ¡Que cuando más humildad!
necesite poner un amigo a prueba, y más REINA ISABEL.- De hoy en adelante, este día
seguro esté de que es amigo, le halle falso, será consagrado como de fiesta. Quiera Dios
pérfido, traidor y lleno de reservas contra mí! que desaparezcan todas nuestras discordias.
Esto es lo que pido al Cielo cuando se enfríe mi Mi soberano señor, suplico a Vuestra Majestad
amor por vos o por los vuestros. (Abrazando a que otorgue su gracia a nuestro hermano
RIVERS, etc.) Clarence.
REY EDUARDO.- Tu juramento, noble GLOSTER.- ¡Cómo, señora! ¿Os he brindado
Buckingham, es un grato cordial para mi amor para esto, para ser escarnecido en
enfermo corazón. Ahora nos falta aquí nuestro presencia del rey? ¿Quién no sabe que el
hermano Gloster, para coronar el período pobre duque ha muerto? (Todos se quedan
bendito de esta paz. estupefactos.) ¡Le injuriáis insultando su
BUCKINGHAM.- Y, en buena hora, aquí llega cadáver!
el noble duque. REY EDUARDO.- ¿Quién no sabe que ha
muerto? ¿Quién sabe que lo sea?
Entra GLOSTER REINA ISABEL.- ¡Cielos poderosos! ¿Qué
mundo es éste?
GLOSTER.- ¡Dios guarde a mis soberanos, rey BUCKINGHAM.- Lord Dorset, ¿estoy tan
y reina; y felices días, ilustres pares! pálido, como los demás?
REY EDUARDO.- Felices son, en efecto, por lo DORSET.- ¡Sí, mi querido milord! ¡Y ninguno
bien que hemos empleado el día. Gloster, hay presente cuyas rojas mejillas no hayan
hemos hecho obra de caridad, trocando en paz perdido su color!
la enemistad y en bello amor el odio entre estos REY EDUARDO.- ¿Que ha muerto Clarence?
pares, irritados por incesantes resentimientos. ¡Pues si la orden fue revocada!
GLOSTER.- Labor bendita, mi soberano GLOSTER.- Pero él, infeliz, murió por vuestra
señor... Si hay alguno en esta noble asamblea primera orden (2), que debió de llevar en alado
que por un falso informe o sospecha injusta me Mercurio. La contraorden se confió, sin duda, a
crea su enemigo; si involuntariamente o en un
momento de arrebato he cometido alguna
acción que ofenda a los aquí presentes deseo (1) My noble cousin Buckingham. La abuela de
reconciliarme a su amistad. ¡El ser enemigo es Buckingham era hermana de la madre de Ricardo, y por su
para mí la muerte! Odio esto, y deseo el amor mujer, Catalina Woodville, era cuñado de la reina.
(2) Yours first order. Para que se comprenda el
de todos los hombres de bien. Comienzo por
arrepentimiento del rey, hay que suponer lo que no se ha
Vos, señora, y os pido una paz sincera, que relatado sino implícitamente en el acto primero: que Ricardo
había rechazado hacer firmar por el monarca una sentencia
de muerte contra Clarence. Esta sentencia fue la que llevó
a cabo, rápida y secretamente, Gloster antes que pudiera
revocarse la ejecución.

23
un mensajero lisiado, que llegó a tiempo de lacayos ha cometido un asesinato en la
verle enterrar. ¡Quiera Dios que alguno menos embriaguez y desfigurado la preciosa imagen
noble y leal, más cercano en pensamientos de nuestro Redentor, heos aquí correr a mis
sanguinarios que en sangre, y aún no exento plantas con ¡Perdón, perdón! Y yo,
de sospechas, no tenga peor fin que el injustamente también, debo concedéroslo...
desgraciado Clarence! Mas por mi hermano nadie quiso hablar; ni yo
mismo, ¡ingrato!, pedí por el pobre de mi alma.
Entra STANLEY Los más altaneros de todos vosotros erais sus
obligados en vida ¡Y ninguno de vosotros quiso
STANLEY.- ¡Una gracia, mi soberano, por interceder por esa vida! ¡Oh Dios, temo que tu
todos mis servicios! justicia caiga sobre mí, sobre vosotros, sobre
REY EDUARDO.- ¡Silencio, te ruego! ¡Mi alma los míos y sobre los vuestros por esta acción!
está llena de dolor! Ven, Hastings, ayúdame a ir a mi cámara. ¡Ah!
STANLEY.- ¡No me levantaré sin que Vuestra ¡Pobre Clarence!... (Salen el REY, la REINA,
Majestad me oiga! HASTINGS, RIVERS, DORSET y GREY.)
REY EDUARDO.- Entonces di pronto lo que GLOSTER.- ¡Este es el fruto de la
deseas. precipitación!... ¿No habéis notado cómo todos
STANLEY.- Soberano, la perdida existencia esos culpables parientes de la reina
de un sirviente mío, que ha dado muerte a un palidecieron al escuchar la muerte de
gentilhombre pendenciero que hace poco entró Clarence? ¡Oh! ¡La solicitaron hasta delante del
a las órdenes del duque de Norfolk. rey! ¡Dios la vengará! Venid, lores. ¿Vamos a
REY EDUARDO.- ¿Ha pronunciado mi lengua consolar al rey con nuestra compañía?
la sentencia de muerte de mi hermano, y se BUCKINGHAM.- Seguimos a Vuestra Gracia.
quiere que esta misma lengua perdone a un (Salen.)
siervo? ¡Mi hermano no había matado a nadie!
¡Su crimen fue pensar, y, no obstante, su
castigo ha sido la muerte feroz! ¿Quién
intercedió por él? ¿Quién, en mi desesperación, Escena II
se puso de hinojos y me invitó a que
El palacio
reflexionara? ¿Quién me habló de fraternidad?
¿Quién de amor? ¿Quién me recordó cuando el Entra la DUQUESA de YORK con el HIJO (1) y la HIJA de
pobre, abandonó al fiero Warwick para combatir CLARENCE
por mí? ¿Quién me recordó que en los campos
de Tewkesbury, cuando Oxford me había
derribado, él me salvó la vida y dijo: ¡Querido HIJO.- Querida abuela, decidnos: ¿ha muerto
hermano, vive y sé rey! ¿Quién me recordó nuestro padre?
cuando, tendidos ambos en tierra, casi muertos DUQUESA.- No, hijo mío.
de frío, él me envolvió en sus ropas y se HIJO.- Pues por qué lloráis tan a menudo y
expuso, todo desnudo y débil, a la inclemencia os golpeáis el pecho, exclamando: ¡Oh
de la noche glacial? ¡Todo esto había Clarence, mi infortunado hijo!
desaparecido criminalmente de mi memoria por
mi furia desesperada, y ninguno de vosotros
(1) Son and a daughter of Clarence. Estos jóvenes son
tuvo la caridad de recordármelo! Pero cuando
Eduardo Plantagenet, conde de Warwick, que fue
uno de vuestros palafreneros o de vuestros decapitado en 1499 por orden de Enrique VII, y su hermana
Margarita Plantagenet –la célebre Margarita Plantagenet-,
decapitada igualmente en 1541.

24
HIJO.- ¿Por qué nos miráis y movéis la DUQUESA.- ¿Qué significa esta escena de
cabeza, llamándonos huérfanos, desgraciados furiosos transportes?
y abandonados, si vive nuestro noble padre? REINA ISABEL.- ¡La representación de un acto
DUQUESA.- Ambos os engañáis, preciosos de violencia trágica!... ¡Eduardo, mi señor, tu
nietos. Lloro por la enfermedad del rey, como hijo, nuestro rey, ha muerto! ¿Por qué crecen
quien teme perderlo, y no por la muerte de las ramas, si se ha arrancado la raíz? ¿Por qué
vuestro padre. Sería un dolor perdido llorar por no se secan las hojas al faltarles la savia? ¡Si
uno a quien se ha perdido. queréis vivir, llorad! ¡Si morir, daos prisa! ¡Que
HIJO.- Entonces, abuela, convenís en que ha puedan nuestras almas, en su rápido vuelo,
muerto. El rey, mi tío, es el culpable de esta alcanzar la del rey, o, como obedientes
acción. Dios la vengará, a quien importunaré súbditos, seguirle a su nuevo reino, mansión de
con mis plegarias, que se encaminarán todas a eterna noche!
ese objeto. DUQUESA.- ¡Ah! ¡Tanta parte tomo en tu
HIJA.- Y yo también. dolor como derecho tenía sobre tu noble
DUQUESA.- ¡Silencio, niños, silencio! El rey marido! ¡He llorado la muerte de mi digno
os quiere bien. ¡Inexpertos, infelices e esposo y he vivido contemplándome en sus
inocentes, no podéis adivinar quién ha causado imágenes! ¡Pero ahora la muerte cruel ha roto
la muerte de vuestro padre! en pedazos los dos espejos (1) que reflejaban
HIJO.- Podemos, abuela, pues mi buen tío su augusta fisonomía, y no me queda para
Gloster me ha dicho que el rey, inducido por la consuelo más que un falso cristal que me aflige
reina, había fraguado cargos para encarcelarle. cuando miro en él mi oprobio! (2). Eres viuda,
Y cuando me decía esto, lloraba, me consolaba pero todavía eres madre, y te queda el
y besaba cariñosamente mis mejillas, consuelo de tus hijos; mientras que la muerte
aconsejándome que fiara en él como en mi que arrancó de mis brazos a mi esposo, llevóse
padre, y que me amaría tan tiernamente como también de mis débiles manos los dos apoyos
a un hijo. que me sostenían, Clarence y Eduardo. ¡Oh!
DUQUESA.- ¡Ah! ¡Que la perfidia adopte Pues que tu pérdida no es sino la mitad de la
formas dulces, y que el inmundo vicio se oculte mía, ¡tengo razón para dominar tus lamentos y
bajo la máscara de la virtud! ¡Es mi hijo, sí, y ahogar tus gritos!...
como tal me avergüenza; pero en mis pechos HIJO.- ¡Ah tía! ¡No llorasteis por la muerte de
no amamantó esa perfidia! nuestro padre! ¡Cómo podemos ayudaros con
HIJO.- ¿Pensáis, abuela, que mi tío me nuestras tiernas lágrimas!
engañó? HIJA.- ¡No fue llorada nuestra triste orfandad!
DUQUESA.- ¡Sí, hijo mío! ¡Vuestro dolor de viuda quedará, a su vez, sin
HIJO.- Yo no puedo pensarlo. ¡Escuchad! llanto!
¿Qué ruido es ese? REINA ISABEL.- ¡No me ayudéis a llorar! ¡No
soy estéril en gemidos! ¡Afluyan a mis ojos las
Entra la REINA ISABEL, con aspecto extraviado, suelta su corrientes de todos los manantiales, para que,
cabellera sobre los hombros, y seguida de RIVERS y
bajo la influencia de la acuosa luna, pueda
DORSET.
verter lágrimas suficientes para anegar al
REINA ISABEL.- ¡Ah!... ¿Quién me podrá mundo! ¡Ah! ¡Esposo mío! ¡Mi querido señor
impedir que gima y llore? ¿Quién deplorar mi Eduardo!
suerte y atormentarme? ¡Quiero juntar mi negra
desesperación contra mi alma y convertirme en
(1) Two mirrors. La duquesa alude a Eduardo y a
mi propia enemiga!
Clarence, olvidándose del joven conde de Rutland, del que
se habló varias veces en el acto primero.
(2) When I see my shame in him. Refiérese al duque de
Gloster.

25
LOS HIJOS.- ¡Ah! ¡Nuestro padre! ¡Nuestro Entran GLOSTER (1), BUCKINGHAM, STANLEY, HASTINGS,
RATCLIFF y otros
querido señor Clarence!
DUQUESA.- ¡Ay! ¡Los dos! ¡Ambos eran míos, GLOSTER.- ¡Consolaos, hermana! Todos
Eduardo y Clarence! estamos sujetos a llorar el eclipse de nuestra
REINA ISABEL.- ¿Qué apoyo tenía yo sino brillante estrella; pero ninguno puede curar con
Eduardo? ¡Y se me ha ido! lágrimas sus males... Señora, madre mía, os
LOS HIJOS.- ¿Qué apoyo teníamos nosotros pido perdón; no había reparado en Vuestra
sino Clarence? ¡Y se nos ha ido! Gracia. Humildemente solicito de rodillas
DUQUESA.- ¿Qué apoyo tenía yo sino ellos? vuestra bendición.
¡Y se han ido! DUQUESA.- Dios te bendiga e infunda en tu
REINA ISABEL.- ¡Jamás viuda alguna sufrió pecho amor, caridad, obediencia y franca
tan cara pérdida! fidelidad.
LOS HIJOS.- ¡Jamás ningunos huérfanos GLOSTER.- (Aparte.) ¡Amén! Y que me haga
sufrieron tan cara pérdida! morir hecho un buen viejo (2). Este es el final de
DUQUESA.- ¡Jamás ninguna madre sufrió tan toda bendición materna. ¡Me extraña que Su
cara pérdida! ¡Ay!... ¡Soy la madre de esos Gracia lo haya olvidado!
dolores! ¡Sus desdichas son compartidas; la BUCKINGHAM.- Príncipes en duelo, y
mía es general! ¡Ella llora un Eduardo, y yo vosotros, contristados pares, que compartís el
también! ¡Yo lloro un Clarence, ella, no! ¡Esos peso de este dolor común; apoyaos ahora en
niños lloran a Clarence, y yo también! ¡Yo lloro una amistad recíproca. Hemos perdido, es
un Eduardo, ellos tampoco!... ¡Ay! ¡Vosotros cierto, la cosecha que nos ofreció este rey;
tres, sobre mí, tres veces desdichada, hacéis Pero nos resta la esperanza de las que nos
caer vuestras lágrimas! ¡Soy la nodriza de promete su hijo. La úlcera inflamada de
vuestros dolores, y los nutriré con mis vuestros profundos odios, recientemente
lamentos! restañada, cosida y junta, debe preservarse con
DORSET.- ¡Valor, querida madre! Dios se cuidado, atenderse y tratar. Me parece
ofenderá de veros tan poco propicia a acatar oportuno que se enviara a buscar con un
sus preceptos. En el común sentir de las reducido séquito al joven príncipe, que está en
gentes, se llama ingrato al que rehúsa de mal Ludlow (3), para conducirlo a Londres y
grado satisfacer la deuda que una mano liberal coronarlo rey.
le prestó generosamente. Mucho más es RIVERS.- ¿Por qué un reducido séquito,
oponerse contra el Cielo por reclamaros el milord de Buckingham?
préstamo real que os hizo. BUCKINGHAM.- Pues. milord, de miedo no
RIVERS.- Señora, meditad, como solícita sea que, mezclada mucha gente, la herida del
madre, en vuestro hijo el joven príncipe. Enviad rencor, recién cicatrizada, pueda abrirse; lo que
en seguida por él, que sea coronado; en él sería mucho más peligroso ahora que el reino
reside vuestro consuelo. Sepultad vuestro se halla en estado de infancia y aún sin
desesperado pesar en la tumba del difunto gobernar. En donde todos los caballos son
Eduardo, y plantad vuestra alegría sobre el dueños del freno que los contiene y pueden
trono del Eduardo viviente. emprender su carrera como les plazca, se
debe, en mi opinión, evitar el peligro del mal,
tanto como el mal mismo.

(1) Históricamente, es inexacto que Gloster pudiera


entrar en el momento de la muerte del rey, pues hallábase
a la sazón en el norte de Inglaterra.
(2) La duquesa, que conocía como madre la perfidia y
maldad de su hijo, suprime este final de su bendición.
(3) Lugar en la frontera del principado de Gales, que era
la residencia habitual del heredero de la corona.

26
GLOSTER.- Espero que el rey nos habrá CIUDADANO 1°.- ¡Buenos días, vecino! ¿A
puesto en paz a todos, y el pacto es firme y dónde vais tan aprisa?
sincero en mí. CIUDADANO 2°- Os juro que ni yo mismo lo
RIVERS.- E igual en mí, y creo que en todos. sé. ¿Habéis oído las noticias que corren?
Sin embargo, como quiera que el lazo de CIUDADANO 1°.- Sí, que el rey ha muerto.
nuestra amistad es tan frágil aún, no debemos CIUDADANO 2°.- ¡Por la Virgen, malas
exponerlo a la ruptura, lo que evidentemente noticias! Rara vez sucede lo mejor. Temo, temo
sucedería de ser numeroso el cortejo. Por que el mundo marche a tropezones.
tanto, pienso, con el noble Buckingham, que es
prudente no enviar sino una reducida escolta Entra otro Ciudadano
para recoger al príncipe.
HASTINGS.- Y lo mismo pienso yo. CIUDADANO 3°.- ¡Dios os guarde, vecinos!
GLOSTER.- Entonces, sea así, y vamos a CIUDADANO 1°.- ¡Buenos días tengáis, señor!
decidir quiénes hayan de marchar ¿Se confirma la muerte del buen rey Eduardo?
inmediatamente a Ludlow. Señora, y vos, CIUDADANO 2°.- Sí, señor; por desgracia, es
hermana mía, ¿queréis venir a darnos vuestras cierta. ¡Dios nos asista entre tanto!
instrucciones en este importante asunto? CIUDADANO 3°.- Pues, entonces, señores,
REINA ISABEL y DUQUESA.- De todo corazón. preparémonos a presenciar un mundo
(Salen todos, menos BUCKINGHAM y GLOSTER.) turbulento.
BUCKINGHAM.- Milord, vayan quienes fueron CIUDADANO 1°.- No, no; su hijo reinará, por la
de jornada con el príncipe, por Dios, no nos gracia de Dios Todopoderoso.
quedemos aquí ni uno ni otro. Porque, camino CIUDADANO 3°.- ¡Desgraciado de aquel país
adelante, yo tendré ocasión, como preludio al regido por un niño!
proyecto de que hemos hablado, de separar al CIUDADANO 2°.- Hay en él esperanzas de
príncipe de los ambiciosos parientes de la gobierno; que en su minoría un Consejo, bajo
reina. su nombre, y en su plena y mejor edad él
GLOSTER.- ¡Mi otro yo, consistorio de mis mismo, no lo dudéis, harán que entonces y
consejos, mi oráculo, mi profecía!... siempre se nos gobierne bien.
¡Mi querido primo yo, como un niño, me confío CIUDADANO 1°.- Tal era la situación del
a tu dirección! ¡Hacia Ludlow, entonces, pues Estado cuando Enrique Sexto fue coronado en
no debemos quedarnos atrás! (Salen.) París sin contar más que nueve meses.
CIUDADANO 3°.- ¿Estaba así el Estado? No,
no queridos amigos; Dios lo sabe, pues
entonces este país podía vanagloriarse de
poseer un buen Consejo político; entonces
Escena III tenía el rey virtuosos tíos (1) para proteger a Su
Gracia.
Londres – Una calle

Entran dos Ciudadanos, encontrándose


(1) Virtuos uncles. Los duques de Bedford y de Gloster.
En favor del primero fue creado el título de Protector, que
luego tuvo Ricardo.

27
CIUDADANO 1°.- Vaya, también los tiene éste, Entran el ARZOBISPO DE YORK (1), el joven DUQUE DE
YORK, la REINA ISABEL y la DUQUESA DE YORK
así paternos como maternos.
CIUDADANO 3°.- Más valiera que fuesen ARZOBISPO.- He oído que la noche anterior
todos por parte de su padre, o que por el lado han dormido en Northampton, y esta noche se
materno no tuviese ninguno, pues la rivalidad detendrán en Stony-Straford (2). Mañana o
por quién ha de estar más cerca nos tocará de pasado estarán aquí.
cerca a todos, si Dios no lo evita. ¡Oh! El duque DUQUESA.- Ardo de impaciencia por ver al
de Gloster está lleno de peligros, y los hijos y príncipe. Espero que habrá crecido mucho
hermanos de la reina son soberbios y altaneros. desde la última vez que le vi.
Si en vez de gobernar fueran gobernados, este REINA ISABEL.- Pues yo he oído que no.
enfermo país podría tener remedio como antes. Dicen que mi hijo York es casi más alto que él.
CIUDADANO 1°.- Vamos, vamos, somos YORK.- Sí, madre; pero yo no quisiera serlo.
pesimistas; todo irá bien. DUQUESA.- ¿Por qué, querido nieto? Es
CIUDADANO 3°.- Cuando el cielo se encapota, bueno crecer.
el sabio coge su capa. Cuando caen las YORK.- Abuela: una noche, al sentarnos a
principales hojas, el invierno está al caer. cenar, mi tío Rivers dijo que yo crecía más que
Cuando el sol traspone, ¿quién no espera la mi hermano. Sí –respondió mi tío Gloster-, las
noche? Las tempestades intempestivas plantas diminutas tienen virtud; las malas
amenazan escasez. Todo puede ir bien; pero, si hierbas crecen rápidamente. Desde entonces,
Dios lo consiente, es más de lo que me parece que sería mejor que no creciese
merecemos, y no lo espero. tanto, toda vez que las bellas flores crecen
CIUDADANO 2°.- Verdaderamente, todos los lentamente y las malas hierbas tan a prisa.
corazones se muestran medrosos. Apenas se DUQUESA.- ¡Valiente creencia, valiente
puede conversar con alguno que no veáis creencia! El proverbio no puede aplicarse a
abatido y lleno de pavor. quien te lo ha citado. De joven era una cosa
CIUDADANO 3°.- Siempre ocurre así cuando lamentable, tan desmedrado y raquítico que, si
se avecinan días de revolución. Por un divino fuera cierto su refrán, estaría lleno de virtudes.
instinto, el espíritu del hombre persiste en el
peligro que se acerca, como, por experiencia,
vemos hincharse las olas ante la inminencia de (1) The archbishop of York. Tomás Rotterham, lord
la borrasca. Pero Dios ante todo. ¿A dónde canciller de Inglaterra. Fue nombrado cardenal del título de
vais? Santa Cecilia hacia 1480.
(2) Stony-Stratford está más cerca de Londres que
CIUDADANO 2°.- ¡Por mi fe! Nos han citado
Northampton; pero el duque de Gloster, habiendo hecho
los jueces. arrestar a Rivers, Grey, etcétera, en Stony-Stratford, en
CIUDADANO 3°.- Y a mí también. Os haré donde habían pasado la noche con el joven rey, volvió con
compañía. (Salen.) éste a Northampton, en cuyo lugar durmieron la víspera, y
desde aquí se encaminaron directamente a Londres. Por
otra parte, es preciso advertir que el arzobispo no era
Escena IV posible que estuviese enterado de esta marcha, toda vez
que desconocía el encarcelamiento de los lores; o, en
Londres – Un aposento en Palacio último caso, de hallarse al corriente de ello, aunque
ignorase la causa, debió, igual que los otros personajes, de
demostrar cierto asombro.

28
ARZOBISPO.- Y lo está, no lo dudéis, DUQUESA.- ¿Quién lo ha ordenado?
venerable señora. MENSAJERO.- Los poderosos duques de
DUQUESA.- Así lo espero; pero las madres Gloster y Buckingham.
siempre tienen sus dudas. REINA ISABEL.- ¿Por qué delito?
YORK.- ¡Pues es verdad! Si llego a MENSAJERO.- Os digo cuanto sé. Por cuál
acordarme, le aplico una chufla al crecimiento motivo o qué causa han sido encarcelados los
de mi tío, para rayar más alto que él rayó sobre nobles, lo desconozco en absoluto, mi
mí. venerable señora.
DUQUESA.- ¿Cómo, mi joven York? REINA ISABEL.- ¡Ay de mí! ¡Preveo la ruina de
Explícate, te lo ruego. mi casa! ¡El tigre ha hecho ya presa en el débil
YORK.- ¡Por mi fe! Dicen que mi tío creció cervatillo! ¡La insolente tiranía se proyecta
tan a prisa, que pudo morder una corteza a las sobre el inocente e indefenso trono! ¡Sed bien
dos horas de haber nacido. En tanto yo, a los venidas, destrucción, sangre y matanza! ¡Veo
dos años, no tenía aún ningún diente. ¡Abuela, como en un mapa el fin de todo!
ésta hubiera sido una broma mordaz! DUQUESA.- ¡Días execrables de inquietud y
DUQUESA.- Por favor, querido York, ¿quién discordia! ¡Cuántas veces os han visto pasar
te ha contado eso? mis ojos! Mi esposo perdió la vida por ganar la
YORK.- Mi nodriza, abuela. corona. Y mis hijos han estado arriba y abajo al
DUQUESA.- ¡Su nodriza! ¡Bah! Murió antes vaivén de la fortuna, dándome alegría y
que tú nacieses. lágrimas según sus ganancias o pérdidas. Y
YORK.- Si no fue ella, no me acuerdo quién cuando todo estaba consolidado y las luchas
me lo dijo. domésticas enteramente disipadas los
REINA ISABEL.- ¡Un muchacho charlatán! vencedores se declaran la guerra entre sí,
¡Vamos, no hay que ser tan malicioso! hermano contra hermano, sangre contra
ARZOBISPO.- Buena señora, no os enfadéis sangre, cada uno contra él propio. ¡Oh!...
con el niño. ¡Frenética furia fratricida, cesa en tu rabia, o
REINA ISABEL.- Las paredes oyen. déjanos morir, para no contemplar más la
muerte!
Entra un MENSAJERO REINA ISABEL.- ¡Ven, ven, hijo mío; vamos al
santuario! (1). ¡Señora, adiós!
ARZOBISPO.- Aquí viene un mensajero. DUQUESA.- ¡Esperad, iré con vos!
¿Qué noticias hay? REINA ISABEL.- Vos no tenéis necesidad.
MENSAJERO.-Tales, milord, que me duele ARZOBISPO.- Id, mi venerable señora. (A la
repetirlas. reina.) Y llevaos allá vuestro tesoro y vuestros
REINA ISABEL.- ¿Cómo está el príncipe? bienes. Por mi parte, devuelvo a Vuestra Gracia
MENSAJERO.- Bien, señora, y en salud. los sellos que me estaban confiados, y ojalá me
DUQUESA.- ¿Cuáles son tus noticias? suceda conforme al afecto que os profeso a vos
MENSAJERO.- Lord Rivers y lord Grey (1) han y a los vuestros. Venid, yo os conduciré al
sido conducidos en prisión a Pomfret, y con santuario. (Salen.)
ellos sir Tomás Vaugham.

(1) Sanctuary. El santuario de Westminster pertenece al


(1) Lord Rivers y lord Grey, el hermano y el hijo de la palacio. Al dirigirse a este lugar, previniendo los odiosos
reina, fueron internados en Pomfret y decapitados sin otra actos de tiranía que había de cometer Gloster, la reina iba
forma de proceso. en busca del derecho de asilo para sustraerse al criminal.

29
Acto Tercero

Escena primera Entra HASTINGS

BUCKINGHAM.- Y en buena hora, pues aquí


llega, todo sudoroso, el lord.
Londres – Una calle
PRÍNCIPE.- ¡Bien venido, milord! Qué,
¿vendrá nuestra madre?
Toques de clarín. Entran el PRÍNCIPE DE GALES, GLOSTER, HASTINGS.- Ignoro por qué motivo, pues sólo
BUCKINGHAM, el CARDENAL BOUCHER y otros Dios lo sabe, y no yo, la reina vuestra madre y
vuestro hermano York se han acogido en el
BUCKINGHAM.- ¡Bien venido, amable santuario. El tierno príncipe hubiera querido
príncipe, a Londres, vuestra cámara real! venir conmigo a recibir a Vuestra Gracia, pero
GLOSTER.- ¡Bien llegado, querido sobrino, su madre se ha opuesto.
soberano de mis pensamientos! La fatiga del BUCKINGHAM.- ¡Vaya, pues! ¡Qué indiscreto y
viaje os ha puesto melancólico. torpe camino por su parte! Lord cardenal, ¿se
PRÍNCIPE.- No, tío, sino que las dignará Vuestra Gracia persuadir a la reina a
contrariedades del viaje me han entristecido, que envíe inmediatamente al duque de York a
enojado y cansado. Quisiera ver aquí más tíos saludar a su augusto hermano? Si se niega,
que me recibieran. lord Hastings, seguid al cardenal y arrebatadlo
GLOSTER.- Tierno príncipe, la inocente a la fuerza de los celosos brazos de su madre.
pureza de vuestros años no ha penetrado CARDENAL.- Milord de Buckingham, si mi
todavía en los engaños del mundo. No podéis pobre elocuencia puede obtener de su madre al
juzgar al hombre sino por su apariencia, que, duque de York, esperadle aquí un momento;
bien lo sabe Dios, rara vez o nunca está de pero si se obstina en resistirse a mis amorosas
acuerdo con el corazón. Esos tíos que echáis instancias ¡el Dios del Cielo no permita que
de menos eran peligrosos. Vuestra gracia se nosotros violemos jamás el santo privilegio del
dejaba coger en la miel de sus palabras; pero bendito santuario! ¡Ni por toda la tierra me haría
no recibía el veneno de sus corazones. ¡Dios os culpable de tan enorme pecado!
libre de ellos y de tan falsos amigos! BUCKINGHAM.- Sois, milord, de una
PRÍNCIPE.- ¡Dios me guarde de falsos irrazonable obstinación, excesivamente
amigos! Pero ellos no lo eran. ceremonioso y muy apegado a las tradiciones.
GLOSTER.- Milord, el corregidor de Londres Considerando la cosa no sino con la grosera
se dirige a saludaros. moral de este siglo, no profanáis el santuario al
apoderaros del duque de York. El beneficio de
Entran el LORD CORREGIDOR y su séquito asilo solamente se concede a quienes por sus
acciones lo hagan imprescindible y a los que
CORREGIDOR.- ¡Dios bendiga a Vuestra tienen juicio suficiente para reclamarlo. El
Gracia, otorgándole salud y días venturosos! príncipe no tiene por qué reclamarlo ni
PRÍNCIPE.- Gracias, buen milord... Y gracias necesitar de él; y, además, en mi opinión, no
a todos... (Salen el CORREGIDOR, etcétera.) Creí puede obtenerlo. Por consiguiente, haciéndole
que mi madre y mi hermano York acudirían salir de donde no debe estar, no quebrantáis
presurosos a nuestro encuentro. ¡Pues anda, cédula ni privilegio. He oído hablar con
qué perezoso es Hastings, que no viene a frecuencia de santuarios para los hombres;
decirnos si vendrán o no! pero nunca, hasta ahora, de santuario para los
niños.

30
CARDENAL.- Por esta vez, milord, me habéis PRÍNCIPE.- El tal Julio César fue un varón
convencido. Vamos; lord Hastings, ¿queréis famoso. Su valor ilustró a su generación; su
acompañarme? genio eternizó su valor. La muerte no pudo
HASTINGS.- ¡Os sigo, milord! conquistar a este conquistador, pues aún vive
PRÍNCIPE.- ¡Queridos lores, sed lo más por su gloria, aunque no por su vida... Tengo
diligentes que podáis! (Salen el CARDENAL y que comunicaros un proyecto, primo
HASTINGS.) Decidme, tío Gloster: si viene Buckingham.
nuestro hermano, ¿dónde nos alojaremos hasta BUCKINGHAM.- ¿Cuál, mi gracioso señor?
el día de nuestra coronación? PRÍNCIPE.- Como viva hasta ser hombre, he
GLOSTER.- Donde mejor convenga a vuestra de reclamar nuestros antiguos derechos sobre
real persona. Si me es permitido aconsejaros, Francia, o morir soldado como he vivido rey.
Vuestra Alteza, debe reposar un día o dos en la GLOSTER.- (Aparte.) Los cortos estíos tienen
Torre. Después, donde os plazca o creamos ordinariamente una precoz primavera.
más conveniente para vuestra salud y
distracción. Entran YORK, HASTINGS y el CARDENAL
PRÍNCIPE.- La Torre es el lugar que menos
me gusta de todos... ¿Fue Julio César quién la BUCKINGHAM.- ¡He aquí, en buena hora,
construyó, milord? llegar al duque de York!
GLOSTER.- Fue quien la comenzó, mi PRÍNCIPE.- ¡Ricardo de York! ¿Cómo está
gracioso señor; las edades siguientes la nuestro noble hermano?
terminaron. YORK.- Bien, mi respetable señor; ya puedo
PRÍNCIPE.- ¿Es un hecho histórico, o sólo llamaros así.
una leyenda que nos han trasmitido las PRÍNCIPE.- Sí, hermano, y con sentimiento,
generaciones? tanto de nuestra parte como de la vuestra.
BUCKINGHAM.- Un hecho histórico, mi Demasiado pronto murió el que ostentaba este
gracioso señor. título, que, por su muerte, ha perdido bastante
PRÍNCIPE.- Pero suponed, milord, que no de su majestad.
estuviese registrado; a mi parecer, estas GLOSTER.- ¿Cómo sigue nuestro sobrino el
verdades debieran vivir de edad en edad, como noble lord de York?
herencia trasmitida a todas las generaciones, YORK.- Bien, gracias, amable tío. ¡Oh milord!
hasta la consumación de los siglos. Vos habéis dicho que la mala hierba crece
GLOSTER.- (Aparte.) ¡Tan joven y tan pronto. El príncipe, mi hermano, me aventaja en
discreto! Dicen que nunca alcanzan larga vida. talla.
PRÍNCIPE.- ¿Qué decís, tío? GLOSTER.- Es verdad, milord.
GLOSTER.- Decía que la fama vive mucho YORK.- ¿Y es, por tanto, el malo?
tiempo sin el auxilio de los caracteres. (Aparte.) GLOSTER.- ¡Oh mi bello sobrino! Yo no he
Así, como el tradicional Vicio Iniquidad, dicho eso.
moralizo con palabras de doble sentido. YORK.- Entonces es que le estáis más
obligado que a mí.

31
GLOSTER.- El puede mandarme, como PRÍNCIPE.- Milord Protector juzga que es
soberano; pero vos tenéis poder sobre mí como necesario.
pariente. YORK.- Yo no dormiría tranquilo en la Torre.
YORK.- Os ruego, tío, que me deis esa daga. GLOSTER.- ¿Por qué? ¿A quién tendríais
GLOSTER.- ¿Mi daga, sobrinito? Con todo mi miedo?
corazón YORK.- ¡Pardiez! Al espectro irritado de mi
PRÍNCIPE.- ¿Pedís limosna, hermano? tío Clarence. Mi abuela me ha dicho que fue
YORK.- A mi excelente tío, que sé que es asesinado allí.
generoso, y no siendo más que una bagatela, PRÍNCIPE.- Yo no temo a los tíos muertos.
no le importará dármela. GLOSTER.- Ni a los vivos, creo yo.
GLOSTER.- Yo os haría un regalo mejor que PRÍNCIPE.- Si algunos viven, espero no
ése, sobrino. necesitar tenerlos; pero vamos, milord, y con el
YORK.- ¿Un regalo mejor? ¡Oh! Añadid a ello corazón apenado pensando en ellos,
la espada. dirijámonos a la Torre. (Salen el PRÍNCIPE,
GLOSTER.- Sí, hermoso sobrino, si fuera lo YORK, HASTINGS, el CARDENAL y
bastante ligera. acompañamiento.)
YORK.- ¡Oh! Veo que no socorréis sino con BUCKINGHAM.- ¿Pensáis, milord, que ese
presentes ligeros. En las demandas de peso parlanchín de York no haya sido instigado por
diréis al mendicante: no. su sutil madre para burlarse de vos y ultrajaros
GLOSTER.- Es demasiado pesada para que tan inconvenientemente?
la lleve Vuestra Gracia. GLOSTER.- No lo dudo, no lo dudo. ¡Oh! Es
YORK.- No me pesará que sea pesada un muchacho charlatán, atrevido, vivo,
cuando la pese. ingenioso, precoz y dispuesto. ¡Su madre de
GLOSTER.- ¡Cómo! ¿Queréis poseer mi pies a cabeza!
acero, pequeño lord? BUCKINGHAM.- Bien; dejemos eso. Acércate,
YORK.- Quisiera poder daros las gracias por Catebsy. Te has comprometido tan seriamente
lo que me habéis llamado. a ejecutar lo que intentamos como a guardar
GLOSTER.- ¿El qué? secretamente nuestros planes. Conoces
YORK.- Pequeño. nuestras urgentes razones, expuestas mientras
PRÍNCIPE.- Milord de York será siempre caminábamos. ¿Qué opinas? ¿No sería
burlón de genio. Vuestra Gracia sabrá empresa fácil hacer entrar en nuestro proyecto
conllevarlo. a lord William Hastings, para el instalamiento de
YORK.- Decís conllevarlo; no, llevarlo. Tío, mi este noble duque en el trono real de esta
hermano se burla de vos y de mí. Porque soy famosa isla?
tan pequeño como un mono, piensa que vos CATESBY.- Ama tanto al príncipe, en
debéis llevarme a cuestas. recuerdo de su padre, que no intentará nada
BUCKINGHAM.- ¡Con qué finura y prontitud de contra él.
ingenio razona! Para mitigar la burla que lanza BUCKINGHAM.- Y Stanley, ¿qué te parece,
sobre su tío, se ridiculiza hábil y graciosamente rehusará?
a sí propio. ¡Tan malicioso y tan joven, es CATESBY.- Stanley procederá en todo como
admirable! procede Hastings.
GLOSTER.- Milord, ¿os place seguir BUCKINGHAM.- Bien; entonces atengámonos
adelante? Yo mismo y mi querido primo a esto: vas tú, amable Catesby, y, como si se
Buckingham iremos a ver a vuestra madre, para tratara de una cosa sin importancia, sondeas a
aconsejarle que se reúna con vos en la Torre y lord Hastings para saber con qué ojos miraría
os dé la bienvenida. nuestro proyecto, e invítale a que vaya mañana
YORK.- ¡Cómo, milord! ¿Queréis ir a la a la Torre para asistir a la coronación. Si lo
Torre?

32
hallas propicio a tratar con nosotros, anímale y Escena II
dile nuestras razones; si, por el contrario,
adopta una actitud fría, de plomo, de hielo, mal Ante la casa de lord HASTINGS
dispuesto, sé así tú también, corta la
conversación y ven a instruirnos de sus Entra un Mensajero
tendencias. Para mañana reunimos dos
consejos separados, donde te reservaremos los MENSAJERO.- (Llamando.) ¡Milord! ¡Milord!
más altos cargos. HASTINGS.- (Dentro.) ¿Quién llama?
GLOSTER.- Presenta a lord William mis MENSAJERO.- Uno que viene de parte de lord
respetos. Dile, Catesby, que el antiguo partido Stanley.
de sus fieros adversarios verterá mañana su HASTINGS.- (Dentro.) ¿Qué hora es?
sangre en el castillo de Pomfret, y en señal de MENSAJERO.- Van a dar las cuatro. (Entra
alegría por esta buena nueva recomiéndale de HASTINGS.)
mi parte, milord, que dé a mistress Shore (1) un HASTINGS.- ¿Puede dormir milord Stanley en
dulce beso de más. estas noches llenas de tedio?
BUCKINGHAM.- Ve, querido Catesby; ejecuta MENSAJERO.- Así parece, por lo que os voy a
hábilmente tu comisión. decir. Primeramente, me encomiendo a vuestra
CATESBY.- Mis queridos lores, lo mejor que noble persona.
pueda. HASTINGS.- Y luego...
GLOSTER.- ¿Tendremos noticias vuestras MENSAJERO.- Luego me encarga comunique
antes de acostarnos, Catesby? a vuestra señoría, que esta noche ha soñado
CATESBY.- Las tendréis, milord. que el jabalí le había destrozado su yelmo.
GLOSTER.- En Crosby-Place nos También os informa de que van a reunirse dos
encontraréis a ambos. (Sale CATESBY.) consejos, y que pudiera ocurrir que en uno de
BUCKINGHAM.- Ahora milord, ¿qué haremos los dos se tomara un acuerdo que hiciera
di advertimos que lord Hastings no se presta a lamentar a vos y al él no pertenecer al otro. Por
nuestro complots? tanto, ha decidido a enviarme a saber las
GLOSTER.- Cortarle la cabeza... algo intenciones de vuestra señoría..., si queréis
dispondremos. Y mira, cuando sea rey, montar inmediatamente a caballo con él y
reclámale el condado de Hereford y todos los galopar a toda prisa hacia el Norte, para evitar
bienes muebles de que estaba en posesión el el peligro que presiente su alma.
rey mi hermano. HASTINGS.- Vete, muchacho, vete; vuelve a
BUCKINGHAM.- Reclamaré esa promesa de tu señor. Dile que nada tenemos que temer de
manos de Vuestra Gracia. estos consejos separados. Su honor y yo
GLOSTER.- Y cuenta que será cumplida con pertenecemos a uno de los dos y mi buen
satisfacción... Vamos, cenemos temprano a fin amigo Catesby al otro, donde nada podrá
de que podamos digerir nuestros proyectos en suceder que nos concierna sin que tenga yo
alguna forma. (Salen.) conocimiento. Dile que sus temores son vanos
e infundados; y, tocante a sus sueños, que me
asombra sea tan pusilánime para dar fe a
(1) En una nota del acto primero hemos hablado de quimeras de un sueño agitado. Huir del jabalí
Juana Shore, la amante del rey Eduardo. Réstanos advertir antes que nos persiga, sería excitarle a correr
que, a la muerte del monarca, la acogió bajo su protección tras nosotros y a caer sobre una pieza que no
lord Hastings, y que la penitencia pública que le mandó
tenía intención de cazar. Ve, di a tu amo que se
hacer Gloster obedeció a ser comprendida en la acusación
intentada por Ricardo contra aquel lord. levante y venga a buscarme, e iremos juntos a
la Torre, donde, lo ha de ver, el jabalí nos
recibirá amablemente.

33
MENSAJERO.- Iré, milord, y le pondré al CATESBY.- ¡Mala cosa es morir, gracioso
corriente de lo que me habéis dicho. (Sale.) milord, cuando el hombre no está preparado y
no lo aguarda!
Entra CATESBY HASTINGS.- ¡Oh! ¡Horrible, horrible! Es lo que
les sucede a Rivers, Vaughan y Grey, y lo que
CATESBY.- ¡Muy buenos días, noble milord! les sucederá a otros que se creen tan seguros
HASTINGS.- ¡Buenos días, Catesby! ¡Estáis como tú y yo; quienes, como tú sabes, son
hoy madrugador! ¿Qué noticias, qué noticias amados del amable Ricardo y de Buckingham.
hay en este vuestro vacilante Estado? CATESBY.- Estos dos príncipes os tienen en
CATESBY.- Anda el mundo un poco inestable, alta estima. (Aparte.) Pues estiman que tu
en efecto, milord, y creo que no recobrará su cabeza estaré bien alta sobre el Puente (1).
equilibrio hasta que Ricardo ciña la guirnalda HASTINGS.- Lo sé, y bien merecido lo tengo.
real.
HASTINGS.- ¡Cómo! ¿Dices la guirnalda? ¿Te Entra STANLEY
refieres a la corona?
CATESBY.- Sí, buen milord. ¡Llegaos, llegaos! ¡Dónde está vuestra jabalina,
HASTINGS.- ¡Antes se desprenderá ésta de hombre?¿Teméis al jabalí y vais tan indefenso?
mis hombros que ver la corona tan feamente STANLEY.- ¡Buenos días, milord, y buenos
colocada! Pero ¿sospechas tú que la codicia...? días, Catesby!... Podéis reíros; pero, ¡por la
CATESBY.- ¡Sí, por vida mía! Y espera vernos Santa Cruz!, no me gustan esos consejos
a la cabeza de su partido para ayudarle a separados, no.
ganarla; y en esta certidumbre, me envía a HASTINGS.- Milord, estimo tanto como vos la
daros la agradable noticia... de que hoy mismo vida, y protesto que nunca en mis días me fue
vuestros enemigos, los parientes de la reina, tan preciosa como ahora. ¿Pensáis que, de no
deben morir en Pomfret. estar yo cierto de nuestra seguridad, tendría
HASTINGS.- Verdaderamente, la noticia no este aspecto triunfante?
me aflige; fueron siempre mis adversarios. Pero STANLEY.- Los lores de Pomfret, cuando
que yo dé mi voto al partido de Ricardo en salieron a caballo de Londres, estaban alegres,
perjuicio de los derechos de los legítimos creíanse seguros, y, verdaderamente, no tenían
herederos de mi señor, Dios sabe que no lo motivos de desconfianza. Y, sin embargo, ved
haré, aunque me cueste la vida. qué pronto se ha nublado su día. Este súbito
CATESBY.- ¡Dios conserve a vuestra señoría golpe de rencor me inquieta. ¡Dios quiera, digo,
en tan buenos sentimientos! que todo esto no sea sino vagos temores! Qué
HASTINGS.- Pero me reiré un año entero por ¿nos encaminamos hacia la Torre? El día
haber vivido lo bastante para presenciar la avanza.
tragedia de los que concitaron contra mí el odio HASTINGS.- Vamos, vamos; tengo algo que
de mi soberano. ¡Bien, Catesby! ¡Antes que deciros... ¿No lo adivináis, milord? Hoy han
envejezca quince días, he de hacer despachar sido decapitados los lores de que hablabais.
a alguno que ni siquiera la sospecha!

(1) Upon the bridge. La cabeza de los traidores se


exponía en la puerta de una torre que se hallaba en la
entrada del Puente de Londres.

34
STANLEY.- Por su lealtad, eran más dignos HASTINGS.- ¡Gracias de todo corazón, buen
de llevar sus cabezas que algunos de los que clérigo! Os soy deudor de vuestro último
les han acusado sus dignidades. Pero vamos, ejercicio. Venid el próximo sábado y os lo
milord, partamos. pagaré.
SACERDOTE.- Esperaré a vuestra señoría.
Entra un PERSEVANTE (1)
Entra BUCKINGHAM
HASTINGS.- Id adelante; tengo que hablar
con este buen camarada. (Salen STANLEY y BUCKINGHAM.- ¡Cómo! ¿Hablando con un
CATEBSY.) ¿Qué hay, bribón? ¿Cómo te va por sacerdote, lord chambelán? Vuestros amigos
ahí? de Pomfret son quienes lo necesitan. Vuestro
PERSEVANTE.- De la mejor manera, puesto honor no precisa confesarse por ahora.
que vuestra señoría se digna preguntármelo. HASTINGS.- Por mi fe, y que cuando vi a este
HASTINGS.- Te diré, hombre; las cosas santo varón me vinieron a la mente esos de
marchan mejor para mí ahora que la última vez quien habláis. Qué ¿vais a la Torre?
que me encontraste aquí. Entonces se me BUCKINGHAM.- Sí, milord; pero no
conducía prisionero a la Torre por las intrigas permaneceré allí mucho tiempo. Saldré antes
de los deudos de la reina. Pero hoy te digo (y que vuestra señoría.
guárdalo para ti) que a estas horas los HASTINGS.- Mucho más, probablemente,
expresados enemigos están condenados a porque yo me quedaré a comer.
muerte, y que mi situación es mejor que nunca. BUCKINGHAM.- (Aparte.) Y a cenar también,
PERSEVANTE.- ¡Dios os la conserve, para aunque no lo presumas. Vamos, ¿queréis
satisfacción de vuestro honor! venir?
HASTINGS.- ¡Muchas gracias, muchacho! HASTINGS.- Seguiré a vuestra señoría.
¡Ten, para que bebas a mi salud! (Dándole su (Salen.)
bolsa.)
PERSEVANTE.- ¡Gracias a vuestro honor! Escena III
(Sale el Persevante.)
Castillo de Pomfret (1)
Entra un SACERDOTE
Entra RATCLIFF, con una escolta, conduciendo al cadalso a
SACERDOTE.- ¡Bien hallado milord! Me alegro RIVERS, GREY y VAUGHAN
de ver a vuestro honor.
RIVERS.- Sir Ricardo Ratcliff (2), déjame
decirte esto: hoy vas a ver morir a un súbdito
(1) Pursuivant, perseverante, del francés poursuivant, por veraz, por leal y por cumplir con su deber.
de poursuivre, proseguir. No aclara bien este cargo militar GREY.- ¡Dios guarde al príncipe de toda
ni las traducciones ni las ediciones críticas, y algunos, como
vuestra jauría! ¡Sois una caterva de
Guizot, que tienen el vocablo de su propio idioma, lo vierten
malamente por un sergent d’armes. En la Orden o Regla de endemoniados vampiros!
la Caballería había tres grados: heraldo, faraute y VAUGHAN.- ¡Día llegará en que gritéis
persevante. El heraldo, o rey de armas de primera clase, maldición por todo esto!
era un caballero que en las Cortes de la Edad Media se
RATCLIFF.- ¡Apresuraos! ¡Ha llegado el
ocupaba de los mensajes de importancia, ordenaba las
grandes ceremonias y llevaba los registros de la nobleza y término de vuestras vidas!
de una nación. El faraute era otro rey de armas, pero de
segunda clase, no de reyes, sino de generales y grandes
señores. El persevante era un oficial inferior al faraute, que (1) Pomfret o Pontefract, castillo situado en el
sucedía al heraldo, y candidato, por tanto, a este empleo. Yorkshire, a 33 kilómetros al sudoeste de York, célebre en
la historia de Inglaterra por las muchas ejecuciones que allí
se cumplieron.
(2) Sir Richard Ratcliff era gobernador de Pomfret.

35
RIVERS.- ¡Oh Pomfret, Pomfret! ¡Oh tú, STANLEY.- Está, y sólo falta fijar la fecha.
prisión sanguinaria, fatal y ominosa para los ELY.- Entonces, mañana, según juzgo, será
nobles pares! ¡En el recinto cruel de tus muros un día feliz.
fue asesinado Ricardo (1), y para hacer más BUCKINGHAM.- ¿Quién conoce las
odiosa tu siniestra mansión, vamos a darte a intenciones del lord Protector acerca del
beber nuestra nocente sangre. particular? ¿Quién es el confidente más íntimo
GREY.- ¡Ya cae sobre nuestras cabezas la del noble duque?
maldición de Margarita, cuando nos reprochaba ELY.- Vuestra Gracia, pensamos, debe de
a Hastings, a vos y a mí el haber permanecido conocer mejor su pensamiento.
indiferentes mientras Ricardo apuñalaba a su BUCKINGHAM.- Conocemos cada uno el
hijo! rostro del otro; pero, de nuestros corazones, él
RIVERS.- ¡Entonces maldijo a Ricardo, no conoce más del mío que yo del vuestro, o yo
maldijo a Buckingham, maldijo a Hastings!... del suyo, milord, lo que vos del mío. Lord
¡Oh acordaos, Dios mío, de escuchar sus Hastings, a vos y al él os une una estrecha
imprecaciones contra ellos, como ahora contra amistad.
nosotros! ¡Y en cuanto a mi hermana (2) y sus HASTINGS.- Agradezco a su Gracia el cariño
adorables hijos, conténtate, Dios que me profesa; pero en lo que concierne a sus
misericordioso, con nuestra sangre leal, que, proyectos, no lo he sondeado, ni él me ha dado
como Tú sabes, ha sido vertida injustamente! tampoco parte alguna de su graciosa voluntad.
RATCLIFF.- ¡Basta ya! ¡La hora de vuestra Pero vos, honorable lord, podéis fijar una fecha,
muerte ha llegado! y yo daré mi voto en nombre del duque, que
RIVERS.- Venid, Grey...; venid Vaughan...; presumo lo tomará a buena parte.
abracémonos. ¡Adiós! ¡Hasta que nos hallemos
otra vez en el Cielo! (Salen.) Entra GLOSTER

Escena IV ELY.- A propósito: he aquí al propio duque.


GLOSTER.- ¡Nobles milores y deudos,
La Torre de Londres buenos días a todos! He dormido demasiado;
pero creo que mi falta no habrá hecho
BUCKINGHAM, STANLEY, HASTINGS, el OBISPO DE ELY, descuidar el importante proyecto cuya solución
RATCLIFF, LOVEL y otros, sentados en torno de una mesa. necesitaba mi presencia.
Oficiales del Consejo presentes
BUCKINGHAM.- De no entrar a tiempo de
vuestra tirada, lord William Hastings hubiera
HASTINGS.- Ahora, nobles pares, la causa pronunciado vuestra parte..., quiero decir
por que nos hallamos aquí reunidos es adoptar vuestro voto..., para la coronación del rey.
un acuerdo respecto de la coronación. En GLOSTER.- Nadie sino lord Hastings podía
nombre de Dios, hablad. ¿Cuándo llega el atreverse a ello. Su señoría me conoce
augusto día? perfectamente y me quiere bien. Milord de Ely
BUCKINGHAM.- ¿Está todo dispuesto para la (1), la última vez que estuve en Holborn vi unas
regia ceremonia? magníficas fresas en vuestro jardín. Os ruego
me enviéis algunas.
ELY.- A fe y voluntad, milord, con todo mi
(1) Cuando Enrique IV de Lancaster se apoderó de la
Corona de Inglaterra e hizo sancionar su usurpación por un corazón. (Sale Ely.)
decreto de la Cámara de los Pares, Ricardo II, que sólo
contaba treinta años, fue encerrado en Pomfret, en donde
se dice que sucumbió de muerte violenta (año 1400). (1) Juan Morton, obispo de Ely, más tarde de
(2) My sister, la reina Isabel. Cantorbery.

36
GLOSTER.- Primo Buckingham, una palabra GLOSTER.- ¡Entonces, que vuestros ojos
con vos. (Le lleva aparte.) Catesby ha sean testigos del mal que se me ha hecho!
sondeado a Hastings, a propósito de nuestro ¡Ved cómo estoy embrujado! ¡Mirad mi brazo,
proyecto, y ha encontrado al testarudo hidalgo seco como un retoño marchito por la escarcha!
tan violento, que perderá su cabeza antes de ¡Y ha sido la esposa de Eduardo, la monstruosa
consentir que el hijo de su señor, como bruja, que en complicidad con esa abyecta puta
respetuosamente le apellida su señoría, pierda Shore, ha usado de sus artes mágicas para
la soberanía del trono de Inglaterra. señalarme así!
BUCKINGHAM.- Retiraos un momento; os HASTINGS.- ¡Si han cometido tal acción,
acompañaré. (Salen GLOSTER y BUCKINGHAM.) noble milord...!
STANLEY.- Aún no hemos fijado el día de la GLOSTER.- ¿Sí?... ¡Tú, protector de esa
solemnidad. Mañana, a mi juicio, es demasiado infame puta!, ¿vas a hablarme de si es...? ¡Eres
pronto. Por mi parte, no estoy tan bien un traidor! ¡Cortadle la cabeza! ¡Pronto, por San
preparado como de otro modo lo estaría si se Pablo! ¡No comeré hasta haberla visto! ¡Lovel y
demorase la fecha. Ratcliff, ved que se ejecute! ¡Los demás que
me estimen, que se levanten y me sigan! (Salen
Vuelve a entrar el OBISPO DE ELY los del Consejo con GLOSTER y BUCKINGHAM.)
HASTINGS.- ¡Piedad, piedad para Inglaterra!
ELY.- ¿Dónde está milord el duque de ¡No para mí, que he sido demasiado torpe para
Gloster? Ya he enviado por esas fresas. no prever esto! Stanley soñó que un jabalí le
HASTINGS.- Su gracia parecía esta mañana arrebataba su yelmo, y yo me burlé de él,
alegre y bien dispuesto. Preciso es que se halle desdeñando huir. ¡Tres veces tropezó hoy con
bajo la influencia de una sonriente idea para su caparazón mi caballo, y se encabritó al ver la
haberos dado tan regocijadamente los buenos Torre, como rehusando llevarme al matadero!
días. No creo que exista hombre alguno en la ¡Oh! ¡Ahora necesito al sacerdote que me
cristiandad que sepa disimular mejor sus odios hablaba! ¡Ahora me arrepiento de haber dicho
y preferencias. Por su rostro conoceréis al Persevante, en aire de triunfo, que mis
inmediatamente su corazón. enemigos perecerían hoy de muerte sangrienta
STANLEY.- ¿Qué trazos de su corazón habéis en Pomfret, y que yo mismo me hallaba seguro,
percibido en sus rostros por las apariencias que en gracia y en favor! ¡Oh! ¡Margarita!
hoy ha dejado entrever? ¡Margarita! ¡Ya está suspendida tu abrumadora
HASTINGS.- A fe que no está ofendido aquí maldición sobre la mísera cabeza del
con nadie, pues, de lo contrario, su mirada lo desgraciado Hastings!
delataría. RATCLIFF.- ¡Vamos, vamos, despachad! El
duque querrá comer. Haced una corta
Vuelven a entrar GLOSTER y BUCKINGHAM
confesión; le urge ver vuestra cabeza.
HASTINGS.- ¡Oh efímera gracia de los
GLOSTER.- Ruego a todos que me digáis: mortales, que nos tienta más que la gracia de
¿qué merecen los que traman mi muerte, Dios! ¡El que edifica su esperanza en el aire de
valiéndose de medios diabólicos de condenada tu bella sonrisa, vive como el ebrio marinero
hechicería, y que se han apoderado de mi encaramado a un mástil, presto a cada
cuerpo con sus infernales maleficios? sacudida a precipitarse en las fatales entrañas
HASTINGS.- Milord, el tierno afecto que del abismo.
profeso a Vuestra Gracia me autoriza, más que LOVEL.- ¡Vamos, vamos, despachad! ¡Son
a ningún otro de esta ilustre asamblea, a inútiles las exclamaciones!
condenar a los culpables. ¡Quienesquiera que
sean, digo, milord, que merecen la muerte!

37
HASTINGS.- ¡Oh sanguinario Ricardo!... BUCKINGHAM.- ¡Escuchad! ¡Un tambor!
¡Miserable Inglaterra! ¡Te auguro períodos de GLOSTER.- ¡Vigilad los baluartes, Catesby!
espanto como no los conocieron las más BUCKINGHAM.- Lord corregidor, la razón de
desdichadas edades! ¡Vamos, conducidme al enviaros a buscar...
tajo! ¡Llevadle mi cabeza! ¡Los que se rían de GLOSTER.- ¡Mira tras de ti! ¡Defiéndete! ¡Son
mí no me sobrevivirán mucho tiempo! (Salen.) enemigos!
BUCKINGHAM.- ¡Dios y nuestra inocencia nos
Escena V defiendan y nos protejan!

El mismo lugar – Las murallas de la Torre Entran LOVEL y RATCLIFF con la cabeza de HASTINGS

Entran GLOSTER y BUCKINGHAM ridículamente ataviados GLOSTER.- ¡Calma! Son amigos: Ratcliff y
con mohosas armaduras (1) Lovel.
LOVEL.- ¡Aquí tenéis la cabeza del innoble
GLOSTER.- Vamos, primo. ¿Puedes temblar traidor, el peligroso y por nadie sospechado
y cambiar de color, matar el aliento en medio de Hastings!
una palabra, seguir y detenerte, como si GLOSTER.- Quería yo tan entrañablemente a
estuvieses poseído de delirio y loco de terror? este hombre, que debo llorarlo. ¡Lo tenía por la
BUCKINGHAM.- ¡Bah! Puedo imitar al más criatura más sincera que haya llevado por la
perfecto trágico, hablar, mirar tras de mí, espiar tierra el nombre de cristiano! ¡De él hice mi
por todas partes, estremecerme al ruido de una libro, donde escribía mi alma la historia de sus
paja, como presa de hondo recelo. Tengo a mi secretos pensamientos! Tan bien disimulaba
disposición miradas espectrales, sonrisas sus vicios, bajo la apariencia de virtud, que sin
forzadas, y ambas siempre dispuestas, cada la evidencia de su crimen, quiero decir, su
una en su empleo, para dar a mis estratagemas comercio familiar con la mujer de Shore, vivía al
la apariencia conveniente. Pero qué, ¿se ha ido abrigo de la más ligera sospecha.
Catesby? BUCKINGHAM.- Bien, bien; era el traidor más
GLOSTER.- Sí, y mira; viene con el lord solapado que he conocido... Escuchad, lord
Corregidor. corregidor: ¿hubierais imaginado o podido creer
(si, gracias a la protección de Dios, no
Entran el LORD CORREGIDOR (2) y CATESBY
viviéramos para contároslo) que este sutil
traidor proyectaba asesinarnos hoy en pleno
BUCKINGHAM.- ¡Lord Corregidor!... Consejo a mí y a mi querido lord de Gloster?
GLOSTER.- ¡Guardad el puente levadizo! CORREGIDOR.- ¿Es posible?
GLOSTER.- ¡Cómo! ¿Pensáis que somos
turcos o infieles, o que, atropellando las formas
(1) In rusty armour. Esta es una comedia concertada
entre Gloster y Buckingham. Se habían cubierto los dos con legales, hubiéramos ordenado sin
sendas armaduras viejas, como gentes que, sorprendidas consideración alguna la muerte de este
de improviso por traidores, cogen para defenderse lo que miserable, si el peligro extremo con que
se halla más a mano.
amenazaba Hastings la paz de Inglaterra y la
(2) Lord Mayor, el alcalde mayor, el lord Alcalde,
Edmundo Shaw, hermano del doctor Shaw, de que seguridad de nuestras personas no nos
hablaremos más adelante. hubieran forzado a esta ejecución?

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CORREGIDOR.- ¡Vaya, tranquilizaos! Ha este nombre. A continuación, insistid en su
merecido la pena de muerte, y vuestras gracias odiosa lujuria y en su bestial apetito, que se
han obrado prudentemente, haciendo un extendía a sus criadas, hijas y mujeres; a todas
castigo ejemplar, capaz de aterrorizar a los cuantas en su mirada lasciva y en su corazón
traidores. Nunca esperé nada bueno de él, salvaje veía una fácil presa. Si es preciso,
desde que le vi en relaciones con mistress llevad la conversación al punto que atañe a mi
Shore. persona... Decid que cuando mi madre quedó
BUCKINGHAM.- Sin embargo, no hubiéramos encinta del insaciable Eduardo, el noble York,
querido que muriese hasta haber llegado mi augusto padre, guerreaba en Francia y que
vuestra señoría; pero el celo de nuestros por una justa computación del tiempo se dio
amigos se nos ha anticipado. Hubiéramos cuenta de que el vástago no podía ser de él;
deseado, milord, que oyeseis al traidor confesar verdad confirmada todavía por su fisonomía
tembloroso sus proyectos de traición, a fin de que no tenía ninguno de los trazos de mi noble
que pudierais haber dado cuenta a los padre. Todo esto tocadlo ligeramente como
ciudadanos, que quizá se engañen respecto de sobre ascuas; porque como sabéis milord aún
nuestras intenciones y lloren su muerte. vive mi madre (1).
CORREGIDOR.- Pero, mi buen lord, basta la BUCKINGHAM.- No lo dudéis, milord;
palabra de Vuestra Gracia. Para mí es como si representaré el papel de orador como si los
todo lo hubiera visto y oído. Y no dudéis, ni uno auríferos honorarios que defiendo fueran para
ni otro, nobles príncipes, que persuadiré a mí. Y con esto, adiós, milord.
nuestros virtuosos ciudadanos de vuestro justo GLOSTER.- Si todo va bien id a buscarme al
proceder en este caso. castillo de Baynard donde me hallaréis
GLOSTER.- Por eso deseábamos vuestra virtuosamente acompañado por reverendos
presencia aquí, par evitar la censura del padres y sabios obispos.
maldiciente mundo. BUCKINGHAM.- Parto y hacia las tres o cuatro
BUCKINGHAM.- Pero, en fin, ya que habéis recibiréis noticias de lo que pase en Guidhall.
llegado demasiado tarde para nuestras (Sale BUCKINGHAM.)
intenciones, podéis atestiguar, al menos, lo que GLOSTER.- Id a toda prisa, Lovel, a casa del
nos habéis oído. Y así, mi buen lord corregidor, doctor Shaw (2). Marchad vos (a CATESBY.) en
quedad con Dios. (Sale el LORD CORREGIDOR.) busca del monje Penker... (3). Decidles que
GLOSTER.- Id tras él, id tras él, primero dentro de una hora me hallarán en el castillo de
Buckingham. El lord corregidor tomará la Baynard. (Salen LOVEL y CATESBY.) Volvamos
diligencia para Guidhall (1). Allí, cuando creáis ahora para dar la orden secreta de poner a
llegado el momento oportuno lanzáis una buen recaudo a los chicuelos de Clarence y
alusión a la bastardía de los hijos de Eduardo. recomendar que de ninguna manera persona
Recordadle cómo condenó a muerte Eduardo a alguna tenga jamás acceso hasta el príncipe.
un ciudadano (2), sólo por haber dicho que su (Sale.)
hijo heredaría la corona siendo así que se
refería a la muestra de su casa, que llevaba
(1) My mother lives. La duquesa de York, que todavía
vivía, hubiera podido, en efecto, responder a esta
insinuación calumniosa de su hijo, que, cuando el
(1) Guidhall, el Ayuntamiento, la casa de la Villa.
nacimiento de Eduardo, el duque de York, estaba en
(2) Este ciudadano era un rico comerciante llamado
Francia ejerciendo las funciones de lugarteniente del rey de
Walter. El hecho es histórico, y en él se apoyó el doctor
Normandía; pero que ella se hallaba en Ruán, en donde
Shaw para el éxito de su peroración.
nació el príncipe, el 29 de abril de 1442.
(2) Juan Shaw, hermano de lord Corregidor de Londres.
(3) Friar Penker, el fraile Penker, provincial de los
agustinos. Este, como el doctor Shaw, eran dos oradores
famosos en aquella época.

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Escena VI Escena VII
Londres – Una calle El mismo lugar – Patio del castillo de Baynard (1)

Entra un ESCRIBANO Entran GLOSTER y BUCKINGHAM por diferentes lados

ESCRIBANO.- He aquí el acta de acusación GLOSTER.- ¡Muy bien! ¡Muy bien! ¿Qué dicen
del buen lord Hastings, escrita a pulso con mi los ciudadanos?
mejor letra, para que pueda hoy leerse en San BUCKINGHAM.- Pues, ¡por la Santa Madre de
Pablo. ¡Y notad qué natural es la consecuencia Dios!, están mudos. ¡No dicen una palabra!
de los hechos! ¡Once horas he tardado en GLOSTER.- ¿Habéis tocado la bastardía de
escribirla, porque hasta ayer no me la envió los hijos de Eduardo?
Catesby! El original había de costar el mismo BUCKINGHAM.- La toqué, así como su
tiempo en ser redactado, y aún no hace cinco matrimonio con lady Lucy (2) y sus esponsales
horas vivía Hastings, sin haber sido acusado ni por poderes en Francia; la insaciable avidez de
interrogado, en plena libertad. ¡En bonito sus deseos; y sus violencias con las mujeres de
mundo estamos!... ¿Quién será tan estúpido la City; su tiranía por cualquier bagatela: su
que no vea este palpable artificio? ¿Pero quién propia bastardía, como nacido mientras vuestro
es bastante osado para decir lo que ve? padre estaba en Francia, y su escaso parecido
con el duque (3). A continuación, hablé de
Malo es el mundo y todo está perdido dando acciones vuestras facciones, que daban completa idea
tan malas al oído. de las de vuestro padre, no sólo por la forma,
sino por la nobleza de alma. Hice valer todas
(Sale.)

(1) El castillo de Baynard –dice Guizot- era, a lo que


parece, una pieza fortificada, construida por uno de los
caballeros que acompañaron a Guillermo el Conquistador.
Hallábase situado en el mismo Londres, a orillas del
Támesis, donde todavía se distinguen los cimientos cuando
las aguas están bajas.
El nombre del castillo –añadimos nosotros- proviene de
llamarse Baynard el caballero al que arriba se alude.
(2) El doctor Shaw, en el sermón de complacencia que
pronunció en san Pablo, para servir las miras ambiciosas
de Gloster, declaró textualmente que el rey Eduardo was
never lawfully married to the queen, but his wife before God
was dame Elizabeth Lucy; and so his children were
bastards (nunca estuvo casado legalmente con la reina,
pues su esposa ante Dios fue la dama Isabel Lucy, y así,
sus hijos eran bastardos).
(3) Like the duque. Ricardo, duque de York. En el ya
expresado sermón predicado en San Pablo por el doctor
Shaw, quien eligió por tema un pasaje del libro de la
Sabiduría: Spuria vitulamina non debunt radices altos, no
contento con afirmar que los hijos de Eduardo VI eran
ilegítimos, insinuó que éste no era hijo de Ricardo, duque
de York.

40
vuestra victorias en Escocia, vuestra disciplina no cedáis fácilmente a nuestras solicitaciones.
en la guerra, vuestra prudencia y sabiduría en Representad el papel de doncella contestando
la paz; vuestra bondad, virtud y humildad siempre no y aceptando.
acrisoladas. En resumen: no he omitido ni GLOSTER.- Hecho; y si argumentáis tan bien
descuidado nada de lo que podía ayudar a como pienso fingir mi negativa, no hay duda de
vuestros proyectos en mi discurso. Y cuando mi que llevaremos a feliz término el asunto.
oratoria tocaba a su fin, excité a cuantos BUCKINGHAM.- ¡Idos, idos al terrado! (1). ¡El
amaran bien a su patria a gritar: ¡Dios salve a lord corregidor llama! (Sale GLOSTER.)
Ricardo, legítimo rey de Inglaterra!
GLOSTER.- ¿Y lo hicieron así? Entran el LORD CORREGIDOR, Regidores y Ciudadanos
BUCKINGHAM.- ¡No! ¡Vive Dios, no dijeron
una palabra! Semejantes a mudas estatuas o a ¡Bien venido, milord! Me parece que he metido
insensibles rocas, se miraban y palidecieron la pata. Creo que el duque no va a consentir en
como muertos. Al ver esto, les reprendí, y recibirnos.
pregunté al lord corregidor qué significaba ese
Entra CATESBY por la parte del castillo
obstinado silencio. Me contestó que el pueblo
no tenía costumbre de ser interpelado por otro
que no fuera el secretario del Corregimiento (1). ¡Hola Catesby! ¿Qué contesta nuestro señor a
Entonces supliqué a éste que repitiera mi mi requerimiento?
discurso. Esto ha dicho el duque, esto ha CATESBY.- Suplica a Vuestra Gracia, noble
resuelto el duque, murmuró, sin añadir por su milord, que vaya a visitarle mañana o pasado.
parte una palabra. Cuando terminó, algunos Se ha encerrado con dos reverendos padres,
compañeros de mi séquito, apostados al fondo absorto en meditaciones divinas, y dice que
de la sala, arrojaron sus gorros al aire, y una ningún asunto terrenal le distraiga de sus
docena de ellos gritó: ¡Dios salve al rey piadosos ejercicios.
Ricardo! Y aprovechándome de la ocasión de BUCKINGHAM.- Volved, buen Catesby, al
esa coyuntura, añadí: ¡Gracias, honrados gracioso duque, y decidle que yo, el lord
ciudadanos y amigos! ¡Este aplauso general y corregidor, y los regidores, hemos venido a
alegres vivas son una prueba de vuestro acierto celebrar una conferencia con Su Gracia sobre
y de vuestro amor a Ricardo!; y dicho esto, me cosas importantes, sobre graves asuntos
retiré. relacionados con el bien general.
GLOSTER.- ¡Qué bloques sin habla! ¿No CATESBY.- Le informaré inmediatamente.
podían hablar? ¿No vendrán el lord corregidor y (Sale CATESBY.)
sus adjuntos? BUCKINGHAM.-¡Ah, ah, milord! ¡Este príncipe
BUCKINGHAM.- El lord corregidor está aquí. no es un Eduardo! ¡No se revuelca en el blando
Aparentad algún recelo. No habéis sino ante sofá, sino que dobla sus rodillas en la
una solicitud de alta importancia; y mostraos meditación! ¡No se distrae con un par de
buen milord, con un libro de oraciones en la cortesanos, sino que discurre con dos
mano, y entre dos eclesiásticos, pues yo profundos teólogos! No duerme para engordar
glosaré el texto con un sagrado contrapunto; y su perezoso cuerpo sino que ora para
enriquecer su alma vigilante! ¡Dichosa
Inglaterra si este virtuoso príncipe quisiera
tomar en Su Gracia la soberanía de ella! Pero
seguramente temo que no consienta en ello.

(1) Up to the leads, sobre el plomo, literalmente. La


(1) The recorder. El recorder era un oficial municipal que
cobertura de los edificios importantes era de plomo, o en su
hacía las funciones de heraldo oficial, especie de
construcción intervenía el plomo. Todos conocemos I
secretario.
piombi, de Venecia, en donde fue internado Silvio Pellico.

41
CORREGIDOR.- ¡Por vida!... ¡Haga Dios que BUCKINGHAM.- Precisamente lo que desea el
Su Gracia no nos diga que no! Dios que vela por nosotros y todos los dignos
BUCKINGHAM.- ¡Temo que no quiera! Aquí habitantes de esta isla sin gobierno.
está otra vez Catesby... GLOSTER.- Sospecho si habré cometido
alguna falta responsable a los ojos de la ciudad,
Vuelve a entrar CATESBY y que vengáis a reprenderme mi ignorancia.
BUCKINGHAM.- Efectivamente, milord. ¡Ojalá
Bien, Catesby, ¿qué dice Su Gracia? que pudiera Vuestra Gracia enmendar esa falta
CATESBY.- No concibe con qué fin reunís al conversar con nosotros!
grupos de ciudadanos para venir en su busca GLOSTER.- ¿Cómo podría vivir de otro modo,
sin haberle prevenido. ¡Teme, milord, que en un país cristiano?
abriguéis malos deseos contra él! BUCKINGHAM.- Sabed, entonces, que vuestra
BUCKINGHAM.- Sentiría que mi noble primo falta consiste en abandonar el puesto supremo,
sospechara de mis buenos designios para con el majestuoso trono, el cetro oficial de vuestros
él. ¡Por el Cielo, que venimos a él con las antepasados, las grandezas que os pertenecen,
mejores intenciones! ¡Así, vuelve todavía y los derechos de vuestro nacimiento y de la
asegúraselo a Su Gracia! (Sale CATESBY.) gloria hereditaria de vuestra real casa, a la
Cuando estos hombres piadosos y santos se corrupción de un tronco podrido; mientras que,
entregan a las cuentas de su rosario, es difícil víctima de vuestros adormecidos pensamientos
distraerlos de ellas. ¡Tan dulce es su éxtasis (que venimos a despertar, para bien de nuestra
contemplativo! patria), esta noble isla deplora sus miembros
mutilados, su rostro desfigurado por las
Entra GLOSTER en la galería superior, entre dos Obispos.
cicatrices de la infamia, su tallo real, injerto en
Vuelve CATESBY
innobles plantas y casi caído de espaldas en el
CORREGIDOR.- ¡Mirad! ¡He aquí a Su Gracia abismo insondable del más oscuro olvido y la
que llega entre dos clérigos! más profunda indiferencia. Para curarla, vienen
BUCKINGHAM.- ¡Dos sostenes de virtud para nuestros corazones a rogar a Vuestra Gracia
un príncipe cristiano, que le impiden caer en la tome la carga y el gobierno de este vuestro
vanidad! ¡Y vedlo con su libro de oraciones en país, no como protector, regente sustituto o
la mano! ¡Verdaderos ornamentos para conocer como agente subalterno que trabaja por el
a un santo! ¡Ilustre Plantagenet, el más provecho de otro, sino como heredero que ha
generoso de los príncipes, presta favorable recibido de generación en generación los
atención a nuestros requerimientos, y derechos de sucesión a un Imperio que os
perdónanos que interrumpamos tu devoción y pertenece en propiedad. Por eso, de acuerdo
admirable celo cristiano! con los ciudadanos, vuestros muy dignos y
GLOSTER.- Milord, no son necesarias sinceros amigos, y a su vehemente instigación,
semejantes apologías. Suplico a Vuestra Gracia apelo a Vuestra Gracia en causa tan justa.
se sirva perdonarme si mi ardor por el servicio GLOSTER.- Estoy indeciso si conviene más a
de mi Dios me hace olvidar la visita de mis mi linaje y a vuestra condición el retirarme en
amigos. Pero dejemos esto. ¿Qué desea silencio o contestaros con amargos reproches.
Vuestra Gracia? Si no os respondo, tal vez imaginéis que mi
lengua, atada por la ambición, consiente, por su

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silencio, a este yugo dorado de la soberanía tió por poderes (1) con Bona, hermana del rey
que bondadosamente queréis imponerme aquí. de Francia. Descontadas estas dos mujeres, se
Si, de otro lado, repruebo los ofrecimientos que presentó una pobre solicitante, una madre
me hacéis, inspirados en vuestro sincero afecto devorada por preocupaciones de una numerosa
hacia mí, entonces ofendo a mis amigos. Por familia; una viuda que, en el ocaso de sus
tanto para hablar evitando lo primero y mejores días, supo conquistar el sentimiento
después, al hablar, no incurrir en lo último, he lascivo del rey, rebajando la meta y altura de
aquí definitivamente mi respuesta. Vuestra sus pensamientos a una baja degradación y a
adhesión merece mi gratitud, pero mis méritos una inmunda bigamia (2). De ella, y en un lecho
sin valor no se hallan a la altura de vuestros ilegítimo, nació este Eduardo, a quien, por
requerimientos. Primeramente, aún cuando cortesía, llamamos príncipe. Más amargamente
todos los obstáculos se allanasen y se podría extenderme si, retenido por la
desembarazara el camino de la corona como consideración que debo a cierta persona que
una sucesión abierta, y por los derechos de mi vive, no impusiera a mi lengua un prudente
nacimiento, tal es la pobreza de mi talento y tan límite. Así, pues, buen milord, tomad para
grandes y numerosas mis faltas, que valdría vuestra real persona el beneficio de esta
más sustraerme a mi grandeza, débil barca dignidad que se os ofrece, si no para hacernos
como soy para afrontar el mar bravío, antes que dichosos, y con nosotros a nuestra patria, para
exponerme a verme caer de mi altura y evitar, al menos, a vuestra noble estirpe la
ahogarme en los vapores de mi gloria. Pero, corrupción de los abusos de la época y
gracias a Dios, no me necesitáis, y yo me devolverle su curso legítimo y directo.
siento insuficiente para venir en ayuda vuestra. CORREGIDOR.- ¡Aceptad, buen milord; os lo
El árbol real nos ha dejado un fruto real que, ruegan vuestros ciudadanos!
madurado por las rápidas horas del tiempo, BUCKINGHAM.- ¡No rehuséis, poderoso señor,
será bien venido a la sede de la soberanía, y, este ofrecimiento de cariño!
sin duda, os hará dichosos con su reinado. Le CATESBY.- ¡Oh! Hacedlos dichosos
cedo el paso con que queríais abrumarme y accediendo a sus justas solicitaciones.
que le pertenece por derecho de su fortuna y GLOSTER.- ¡Ay! ¿Por qué deseáis
feliz estrella. ¡No permita Dios que yo lo usurpe! abrumarme con estos cuidados? No sirvo para
BUCKINGHAM.- Milord, todo eso arguye el mando y la majestad. Os lo suplico, no lo
conciencia en Vuestra Gracia; pero las toméis a desaire. No puedo, no quiero
consideraciones en que apoyáis vuestra escucharos.
argumentación son fútiles y triviales, atendidas BUCKINGHAM.- Si lo rehusáis..., si el afecto y
bien las circunstancias. Decís que Eduardo es la abnegación os repugnan desposeer a un
el hijo de vuestro hermano. Así creemos niño, hijo de vuestro hermano (pues conocemos
también nosotros; pero no de su legítima bien la ternura de vuestro corazón y esta
esposa, pues él se casó primeramente con lady piedad dulce y femenil que siempre hemos
Lucy (1) (y vuestra madre, que vive, puede podido comprobar viéndoos practicarla con
servirme de testimonio); después se comprome vuestra familia, y que se extiende igualmente a
toda clase de hombres), sabed que, aceptéis o

(1) Este fue uno de los argumentos que se esgrimieron


para impedir el matrimonio de Eduardo con lady Grey. Pero (1) Estos poderes los representó el conde de Warwick.
lady Lucy, obligada bajo el juramento a decir la verdad, (2) El que se desposaba con una viuda era considerado
declaró, como hace notar Guizot, que ella no había recibido como bígamo por la ley canónica.
promesa alguna del monarca.

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o no nuestros ofrecimientos, jamás el hijo de secuela de vuestra imposición, la violencia que
vuestro hermano reinará sobre nosotros como me hacéis me salvaría de todas las censuras y
rey, sino que colocaremos a otro cualquiera en manchas de ignominia que podrían resultar;
el trono, para desgracia y ruina de vuestra pues Dios lo sabe, y en parte vos lo habéis
casa. Y en esta resolución nos despedimos de visto, cuán lejos estoy de desear esto.
vos... ¡Vamos ciudadanos, no solicitemos más! CORREGIDOR.- ¡Bendiga Dios a Vuestra
(Salen BUCKINGHAM y Ciudadanos.) Gracia! Lo hemos visto y lo repetiremos.
CATESBY.- Volvedlos a llamar, querido GLOSTER.- Diciéndolo, no diréis sino la
príncipe; aceptad su demanda. Si la rechazáis, verdad.
el país será el perjudicado. BUCKINGHAM.- Entonces os saludo con este
Gloster.- ¿Queréis precipitarme en un real título: ¡Viva el rey Ricardo, digno soberano
mundo de cuidados? Llamadlos de nuevo. Yo de Inglaterra!
no soy de piedra, sino penetrable a vuestras TODOS.- ¡Amén!
amables súplicas (Sale CATESBY.), aunque sea BUCKINGHAM.- ¿Os placería ser coronado
contra mi conciencia y mi alma. mañana?
GLOSTER.- Será cuando os plazca, pues lo
Vuelven a entrar BUCKINGHAM y los demás queréis así.
BUCKINGHAM.- Mañana, entonces,
Primo Buckingham, y vosotros, hombres vendremos para acompañar a Vuestra Gracia y
respetables y prudentes, puesto que deseáis así despedimos de vos con el corazón
cargar sobre mis hombros el peso de la rebosante de alegría.
grandeza, quiera o no, debo con paciencia GLOSTER.- (A los Obispos.) Venid,
soportar la carga. Pero si la negra calumnia o el continuemos nuestros piadosos ejercicios...
reproche de rostro repugnante son un día la ¡Adiós, primo!... ¡Adiós, gentiles amigos!
(Salen.)

Acto Cuarto

Escena Primera Gloster? Por mi vida, que se dirige a la Torre,


por puro afecto de corazón, para saludar al
Ante la Torre tierno príncipe. ¡Bien hallada, hija!
ANA.- ¡Dios conceda a Vuestra Gracia
Entran, de un lado la REINA ISABEL, la DUQUESA DE YORK y felices y dichosos días!
el MARQUÉS DE DORSET; y del otro, ANA (1), duquesa de
REINA ISABEL.- ¡Como igualmente a vos,
Gloster, acompañando a LADY MARGARITA PLANTAGENET,
hija de CLARENCE querida hermana! ¿Vais muy lejos?
ANA.- No más que a la Torre, y, a lo que
DUQUESA.- ¿Quién se acerca?... ¿Mi sobrina presumo, con las mismas intenciones que
(2) Plantagenet, de la mano de su tía la amable vosotras: a felicitar allí al joven príncipe.
REINA ISABEL.- Gracias, querida hermana;
entraremos todas juntas...
(1) Aunque Shakespeare no lo advierte, es preciso
suponer que Gloster cumplió cuanto dijo acerca de su Entra BRAKENBURY
proyectado casamiento con lady Ana, que ahora es ya su
esposa.
Y a propósito: he aquí al alcalde, que llega.
(2) My niece Plantagenet, la hija más joven del duque
de Clarence. Señor alcalde, por favor, os ruego: ¿cómo
están el príncipe y mi hijo el joven York?

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BRAKENBURY.- Muy bien, querida señora; los mares y ve a vivir con Richmond (1), fuera
pero perdonadme que no pueda permitiros del alcance del infierno! ¡Marcha! ¡Aléjate,
visitsrlo. El rey me lo ha prohibido aléjate de este matadero, si no quieres
terminantemente. aumentar el número de los muertos, y déjame
REINA ISABEL.- ¡El rey! ¿Cuál? morir víctima de la maldición de Margarita: ¡Ni
BRAKENBURY.- Me refiero al lord Protector. madre, ni mujer, ni reina reconocida de
REINA ISABEL.- ¡El lord del Cielo le proteja de Inglaterra!
ese título real! ¿Ha puesto una barrera entre el STANLEY.- Prudente es vuestro consejo,
amor de mis hijos y yo? ¡Soy su madre! ¿Quién señora... Aprovechad rápidamente la ventaja
podrá impedirme que los vea? que os conceden unas horas. Tendréis cartas
DUQUESA.- Soy la madre de su padre; quiero de recomendación para mi hijo (2), que saldrá a
verlos. vuestro encuentro. No os cojan de improviso
ANA.- Yo soy su tía por alianza y su madre por un imprudente retraso.
por cariño. Así, conducidme ante ellos. Cargo DUQUESA.- ¡Oh viento aciago, esparcidor de
con tu falta y asumo tu oficio bajo mi males y miserias! ¡Oh, maldita seas, matriz,
responsabilidad. lecho de muerte, que lanzaste al mundo un
BRAKENBURY.- No, señora; no. No puedo basilisco de mortífera mirada!
abandonarlo así. Estoy comprometido por STANLEY.- Venid, señora; venid. He sido
juramento, y, por tanto, perdonadme. (Sale.) enviado a toda prisa.
ANA.- Y yo os seguiré contra mi voluntad.
Entra STANLEY ¡Oh! ¡Plegue a Dios que el borde redondo del
áureo metal que ciña mi frente sea un hierro
STANLEY.- Señoras, os encontrara una hora candente (3) que me abrase el cráneo! ¡Que me
más tarde y hubiera podido saludar a Su Gracia unjan con un veneno mortal y que expire antes
la duquesa de York como madre y augusta que se pueda decir: ¡Dios salve a la reina!
espectadora de dos bellas reinas. (A la REINA ISABEL.- ¡Ve, ve, infeliz; no envidio tu
DUQUESA DE GLOSTER.) Venid, señora; debéis gloria! ¡No te deseo daño alguno que alimente
presentaros inmediatamente en Westminster, mi rencor!
para ser coronada allí como esposa del rey ANA.- ¡No! ¿Por qué?... Cuando el que
Ricardo. ahora es mi esposo vino a mí, en el momento
REINA ISABEL.- ¡Ah! ¡Cortad el lazo de mi en que yo acompañaba el cadáver de Enrique;
corpiño! ¡Que pueda latir mi oprimido corazón, cuando tintas aún sus manos con la sangre de
o voy a desvanecerme con esta mortal noticia! aquel ángel que fue mi primer esposo, y del
ANA.- ¡Siniestro informe! ¡Oh aborrecida santo difunto que entonces acompañaba
nueva! llorando... ¡Oh! Cuando, como digo, fijé la
DORSET.- ¡Valor, querida madre! ¿Cómo se
halla Vuestra Gracia?
REINA ISABEL.- ¡Oh Dorset! ¡No me hables! (1) Después de la batalla de Tewkesbury, Richmond,
¡Vete! ¡La muerte y la destrucción ladran en tus que era un Plantagenet, huyó con su tío el conde de
Pembroke, hallando refugio en la Corte del rey de Bretaña.
talones! ¡El nombre de tu madre es fatal a sus
(2) Lord Stanley estaba casado a la sazón con lady
hijos! Si quieres escapar de la muerte, atraviesa Margarita.
(3) Rod-hot steel. Ana piensa en el suplicio que se
aplicaba antiguamente a los regicidas o a los que
intentaban la usurpación de una corona, a los cuales se les
colocaba una de hierro enrojecido sobre la cabeza.

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mirada en Ricardo, éste fue mi juramento: juegos de los tiernos príncipes, tratad bien a
¡Maldito seas –exclamé- por haberme mis niños! ¡Así te lo pide mi loco dolor al
condenado tan joven a una vieja viudez! ¡Y que, despedirse de vuestras piedras! (Salen.)
cuando te cases, el dolor se asiente en tu
lecho; y que tu mujer (si hay alguna tan loca) Escena II
sea más miserable por tu vida que tú me has
hecho desgraciada por la muerte de mi querido Salón del trono en el Palacio
esposo! ¡Ved!... Antes que pudiera repetir esta
maldición, en tan corto espacio de tiempo, mi Marcha militar, RICARDO, con los atributos reales, sobre el
corazón de mujer se dejaba cautivar trono; BUCKINGHAM, CATESBY un PAJE y otros
estúpidamente por sus melifluas palabras y
había hecho de mí el objeto de mi propia REY RICARDO.- ¡Retiraos todos! ¡Primo
maldición, que desde este instante privó a mis Buckingham!...
ojos del reposo, pues jamás una hora en su BUCKINGHAM.- ¿Mi gracioso soberano?...
lecho he gozado del dorado rocío del sueño sin REY RICARDO.- Dame la mano. Por tus
que me hayan despertado continuamente sus consejos y tu ayuda, el rey Ricardo se sienta
horribles pesadillas. Además, me odia por mi tan alto. Pero estas glorias, ¿vivirán sólo un día,
padre Warwick, y quiere, sin duda, o serán duraderas y podremos regocijarnos con
desembarazarse pronto de mí. ellas?
REINA ISABEL.- ¡Pobre corazón, adiós! BUCKINGHAM.- ¡Que persistan y duren para
¡Compadezco tus penas! siempre!
ANA.- ¡No menos gime mi alma por vosotros! REY RICARDO.- ¡Ah Buckingham! Ahora soy
REINA ISABEL.- ¡Adiós, tú, que tan tristemente piedra de toque para probar si tú eres, en
acoges tu grandeza! efecto, oro de buena ley. El joven Eduardo vive.
ANA.- ¡Adiós, pobre alma, que de ella te ¿Comprendes ya lo que quiero decir?
despides! BUCKINGHAM.- Hablad, mi queridísimo señor.
DUQUESA.- (A DORSET.) ¡Ve tú a unirte a REY RICARDO.- ¡Vaya! Buckingham, digo que
Richmond y que la buena fortuna te guíe! (A quisiera ser rey.
ANA.) Ve tú a Ricardo, y que los ángeles BUCKINGHAM.- ¡Vaya! Lo sois, soberano tres
bondadosos te acojan. (A la REINA ISABEL.) Ve veces ilustre.
tú al santuario, y que los santos pensamientos REY RICARDO.- ¡Bah! ¿Soy yo rey? Sea; pero
te consuelen. ¡Yo, a la tumba, donde la paz y el Eduardo vive.
descanso reposen conmigo!... ¡Ochenta y BUCKINGHAM.- Es cierto, noble príncipe.
tantos años de dolor he contemplado, y cada REY RICARDO.- ¡Oh amarga consecuencia de
hora de alegría la he pagado con una semana que Eduardo viva todavía!... Es cierto noble
de pesares! príncipe... Primo, antes no acostumbrabas ser
REINA ISABEL.- ¡Esperad! ¡Dirigid todavía tan tardo. ¿Debo ser más explícito? Deseo la
conmigo una mirada a la Torre! ¡Piedad, muerte de los bastardos, y quisiera que se
vetustas piedras, de esos tiernos infantes, a ejecutara la cosa inmediatamente. ¿Qué dices
quien la envidia aprisionó en vuestros muros! ahora? Habla pronto; sé breve.
¡Cuna cruel para tan preciosos seres! ¡Ruda y BUCKINGHAM.- Vuestra Gracia puede hacer
salvaje nodriza! ¡Triste y vieja compañera de su gusto.

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REY RICARDO.- ¡Bah, bah! Eres todo de hielo. REY RICARDO.- ¡Ven aquí, Catesby!... Haz
Tu afecto se enfría. Contéstame: ¿consientes correr el rumor de que Ana, mi esposa, está
en que mueran? gravemente enferma. Daré orden de que
BUCKINGHAM.- Dejadme algún aliento, un permanezca encerrada. Búscame por cualquier
instante de reflexión, querido lord, antes de medio un hidalgo pobre con quien pueda casar
daros una respuesta definitiva. En seguida os inmediatamente a la hija de Clarence (1). El
haré conocer mi determinación. (Sale chico es idiota (2), y no le temo. ¡Mira, como te
BUCKINGHAM.) duermas...! Te repito que hagas correr el rumor
CATESBY.- (Aparte, a otro.) ¡El rey se de que Ana, mi esposa, está enferma y a punto
encoleriza; mirad: se muerde los labios! (1). de morir. Todo esto, sobre la marcha, pues me
REY RICARDO.- (Descendiendo del trono.) importa poner término a todas las esperanzas
¡Me entenderé con caracteres férreos e que, acrecentadas, puedan perjudicarme. (Sale
irreflexivos y con jóvenes irrespetuosos! No CATESBY.) Es preciso que me case con la hija
quiero a mi lado quien me mire con ojos de mi hermano (3), o mi trono tendrá la
escrutadores. Buckingham, lograda su fragilidad del vidrio. ¡Degollar a sus hermanos y
ambición, se hace circunspecto. ¡Muchacho! luego desposarme con ella! Pero he ido tan
PAJE.- ¡Señor! lejos en la sangre, que un crimen lavará otro
REY RICARDO.- ¿Conoces a alguien que crimen. ¡Las lágrimas de piedad no habitan en
dejándose tentar por un oro corruptor, realizara mis ojos!
una secreta misión de muerte?
PAJE.- Conozco un hidalgo descontento, Vuelve a entrar el PAJE con TYRRELL
cuyos humildes recursos no están a la altura de
sus pensamientos. El oro vale para él como ¿Es Tyrrell tu nombre?
treinta oradores, y no dudo que le determinará TYRRELL.- Jaime Tyrrell y vuestro muy
a hacer cualquier cosa. obediente súbdito.
REY RICARDO.- ¿Cuál es su nombre? REY RICARDO.- ¿Lo eres de veras?
PAJE.- Su nombre es Tyrrel (2), señor. TYRRELL.- Probadme, mi gracioso señor.
REY RICARDO.- Conozco algo a ese REY RICARDO¿Te resolverías a matar a un
individuo. ¡Anda, llámale aquí, muchacho! (Sale enemigo mío?
el PAJE.) Ese hábil y astuto Buckingham no TYRRELL.- Como os plazca; pero mejor
será más el confidente de mis intentos. ¿Ha quisiera matar a dos enemigos.
seguido tanto tiempo mis pasos sin cansarse, y REY RICARDO.- Pues bien; será entonces lo
ahora se retira para respirar?... Bien,,,; sea... que hagas. Dos mortales enemigos contrarios a
mi reposo y turbadores de mi dulce sueño, son
Entra STANLEY los que designo a tu fidelidad. Tyrrell, hablo de
los bastardos que están en la Torre.
¿Qué hay, lord Stanley? ¿Qué noticias?
STANLEY.- Sabréis, querido señor, que el
marqués de Dorset, según he oído, ha huido a (1) Este matrimonio no se realizó. Margarita
Plantagenet, después condesa de Salisbury, se casó con
unirse con Richmind donde éste se encuentra.
sir Ricardo Pole.
(Se retira aparte.) (2) The boy is foolish. Se refiere a Eduardo Plantagenet,
conde de Warwick, hijo del duque de Clarence. Acabó
imbécil por el mal trato recibido en la prisión, durante la cual
(1) He gnaws his lip. El detalle es histórico. nadie se ocupó de instruirle. A pesar de ello, Enrique VII
(2) Tyrrel. Sir Jaime Tyrrel, cuyo nombre ha adquirido (Richmond) tuvo miedo de él y le hizo decapitar en 1499.
una triste celebridad, era hijo de Guillermo Tyrrel de (3) Con la princesa Isabel, hija del rey Eduardo IV y de
Gipping, gran sheriff de Suffolk. la reina del mismo nombre.

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TYRREL.- Procuradme los medios de llegar BUCKINGHAM.- Milord...
hasta ellos, y yo os libraré pronto del miedo que REY RICARDO.- ¿Cómo se explica que en
os inspiran. aquella época no me dijera el profeta, estando
REY RICARDO.- ¡Cantas una dulce música! yo presente, que le mataría yo?
¡Escucha! ¡Acércate, Tyrrell! Ve, usa de esta BUCKINGHAM.- Milord, vuestra promesa
prenda... (1). Levántate y aplica los oídos. relativa al condado...
(Cuchichean.) No hay que hacer más que eso... REY RICARDO.- ¡Richmond! Cuando estuve la
Me dices que ya está hecho, y te estimaré y última vez en Exeter, el corregidor tuvo la
elevaré en dignidad. cortesía de mostrarme el castillo, y lo llamó
TYRRELL.- Voy a despacharlo a toda prisa. Rouge-Mont (1), a cuyo nombre me estremecí,
REY RICARDO.- ¿Tendré noticias tuyas antes a causa de que un bardo de Irlanda me dijo una
de acostarme? vez que no viviría mucho tiempo después de
TYRRELL.- Las tendréis, señor. (Sale.) haber visto a Richmond.
BUCKINGHAM.- Milord...
Vuelve a entrar BUCKINGHAM REY RICARDO.- Sí. ¿Qué hora es?
BUCKINGHAM.- Me tomo la libertad de
BUCKINGHAM.- Milord, he reflexionado acerca recordar a Vuestra Gracia lo que me ha
de la última petición que me habéis dirigido. prometido.
REY RICARDO.- Bien; dejemos eso. Dorset ha REY RICARDO.- Bien; pero ¿qué hora es?
ido a reunirse con Richmond. BUCKINGHAM.- Van a dar las diez.
BUCKINGHAM.- He oído la noticia, milord. REY RICARDO.- Bien; déjalas dar.
REY RICARDO.- Stanley, él es hijo de nuestra BUCKINGHAM.- ¿Por qué dejarlas dar?
esposa... Vigiladlos. REY RICARDO.- ¡Porque, como un Jaquemard
BUCKINGHAM.- Milord, reclamo la (2), continúas tocando entre tu petición y mis
recompensa que me habéis prometido, por la reflexiones! No me encuentro hoy en vena de
cual empeñasteis vuestro honor y vuestra generosidad.
palabra: el condado de Hereford y los bienes BUCKINGHAM.- Pues entonces hacedme
muebles de que me prometisteis que sería saber si debo contar o no con vuestra promesa.
poseedor. REY RICARDO.- Me estas importunando. No
Rey Ricardo.- Stanley, vigilad a vuestra estoy en vena (3). (Salen el REY RICARDO y su
esposa. Si se comunica con Richmond, me séquito.)
respondéis de ello. BUCKINGHAM.- ¿Conque eso tenemos? ¿Me
Buckingham.- ¿Qué responde Vuestra paga mis importantes servicios con semejante
Alteza a mi justo requerimiento? menosprecio? ¿Para eso le he hecho rey? ¡Oh!
Rey Ricardo.- Me acuerdo... Enrique sexto ¡Pensemos en Hastings y vayámonos a
profetizó que Richmond sería rey cuando Brecknock (4) mientras tema por mi cabeza!
Richmond no era todavía sino un rapazuelo. (Sale.)
¿Rey?... Puede ser...

(1) El castillo de Exeter se llamaba Rouge-Mont, cuya


(1) By this taken. Según Hall, fue una carta, en la que pronunciación era casi igual a la de Tichmond, lo que
se encargaba a Brakenbury que entregara a Tyrrell todas explica los terrores superticiosos de Ricardo.
las llaves de la Torre de Londres durante la noche. (2) Like a Jack. El Jaquemard era una figura automática
que hacía dar las horas y también las medias y los cuartos
de los relojes públicos.
(3) Históricamente, el condado de Hereford parece que
fue concedido a Buckingham, como advierte Guizot, y que
fueron otras las causas que le enmistaron con Ricardo.
(4) Brecknock. El castillo de este nombre en el país de
Gales.

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Escena III REY RICARDO.- ¡Bravo Tyrrell! ¿Soy dichoso
con tus noticias?
Otra habitación en Palacio TYRRELL.- Si la ejecución del acto que me
habéis confiado debe hacer vuestra felicidad,
Entra TYRRELL sed dichoso, pues está consumado.
REY RICARDO.- Pero ¿los has visto muertos?
TYRRELL.- ¡El acto sangriento y tiránico se ha TYRRELL.- Los he visto, milord.
cumplido! ¡La acción más infame, la matanza REY RICARDO.- ¿Y enterrados, amable
más horrible de que esta tierra jamás se ha Tyrrell?
hecho culpable! Digthon y Forrest, a quienes TYRRELL.- El capellán de la Torre les ha
soborné para realizar esta escena de feroz dado sepultura. Ahora, en dónde, a decir
carnicería, aunque malvados endurecidos, verdad, no lo sé.
perros sanguinarios, llenos de ternura y dulce REY RICARDO.- Ven a verme en seguida.
compasión, lloraban como criaturas al hacerme Tyrrell, después de cenar, para que me cuentes
el triste relato de su muerte: ¡Oh –decía Digthon las circunstancias de su muerte. Entre tanto, no
(1)-, así estaban reclinados los pobrecitos te ocupes más que de buscar en tu
niños!... ¡Así, así –añadía Forrest- se enlazaban pensamiento cómo puedo premiarte y satisfacer
uno a otro con sus brazos inocentes de tus deseos. Adiós, hasta entonces.
alabastro! ¡Sus labios parecían cuatro TYRRELL.- Humildemente me despido.
encarnadas rosas sobre el mismo tallo, que, en (Sale.)
el estío de su esplendor se besaba la una a la REY RICARDO.- He encerrado bien al hijo de
otra! Un libro de oraciones reposaba sobre su Clarence; he casado a su hija de mala manera
almohada, que, en un instante –dijo Forrest-, (1); los hijos de Eduardo descansan en el seno
casi me hizo cambiar de idea. Pero ¿qué de Abrahán, y Ana, mi esposa, ha dado ya las
diablo? Y aquí el villano se paró. Entonces, buenas noches a este mundo (2). Ahora,
Digthon continuó así: ¡Hemos estrangulado la sabiendo que Richmond el de Bretaña tiene
obra más perfecta y admirable de la Naturaleza ciertas miras sobre la joven Isabel, hija de mi
que existió desde el principio de la Creación!... hermano, y que a favor de este enlace forma
Y se alejaron ambos, con la conciencia proyectos ambiciosos sobre la corona, voy a
abrumada de remordimientos, hasta el punto de buscarla y hacerle la corte, como galante y
no poder hablar. Y así he dejado a los dos, para favorecido enamorado.
traer la noticia al sanguinario rey.
Entra RATCLIFF

Entra el REY RICARDO RATCLIFF.- ¡Milord!


REY RICARDO.- ¿Buenas o malas noticias,
que entras tan bruscamente?
Y aquí llega... ¡Salve, mi soberano señor! RATCLIFF.- ¿Malas, milord! Morton (3) ha
huído a encontrarse con Richmond; y
Buckingham, sostenido por los atrevidos
habitantes de Gales, está en campaña, y sus
(1) Digthon era el recadero de sir Jaime Tyrrell. Hall nos
cuenta que después de su crimen huyó a Calais y murió en fuerzas crecen de día a día.
la miseria en medio de la reprobación general.

(1) Esto no fue así, como dijimos en notas anteriores.


(2) Murió el 16 de marzo de 1485.
(3) Juan Morton, obispo de Ely, estaba prisionero, bajo
la guardia de Buckingham, en el castillo de Brecknock, que
pertenecía a éste. Logró evadirse y se unió al conde de
Richmond.

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REY RICARDO.- Ely con Richmond me DUQUESA.- Tantas miserias han apagado mi
preocupa más que Buckingham y sus turbas voz, que mi lengua, embotada de plañir,
improvisadas. ¡Vamos! He aprendido que el permanece silenciosa y muda. Eduardo
comentario del miedo es la pesada rémora del Plantagenet, ¿por qué has muerto?
aplazamiento, y que el aplazamiento es REINA MARGARITA.- ¡Plantagenet compensa
impotente y camina a la indigencia a paso de a Plantagenet! ¡Eduardo paga a Eduardo una
tortuga. ¡Por tanto, sea mi viento la fiera deuda mortal!
expedición, Mercurio de Júpiter y heraldo de un REINA ISABEL.- ¿Pudiste, ¡oh Dios!
rey! ¡Partamos, reuniendo gente! ¡Mi escudo es abandonar a esos mansos corderillos y
mi consejo! ¡Hay que abreviar cuando los arrojarlos en las entrañas del lobo? ¿Dormías,
traidores osan meterse en campaña! (Salen.) acaso, cuando fue cometida semejante acción?
REINA MARGARITA.- ¿Y cuando murieron el
Escena IV santo Enrique y mi adorado hijo?
DUQUESA.- ¡Vivir muriendo, mirar sin ver,
Londres – Ante el Palacio pobre espectro de viviente mortalidad,
espectáculo de horrores, oprobio del universo,
Entra la REINA MARGARITA (1) propiedad de la tumba que usurpa su
existencia, breve extracto y recuerdo de
REINA MARGARITA.- ¡Al fin, la prosperidad aciagos días, reposa tu cuerpo sin reposo en el
toca ya a su madurez y caerá en las fauces suelo leal de Inglaterra (Dejándose caer.),
podridas de la muerte! He vagado ilegalmente embriagada con sangre inocente!
secretamente alrededor de estos lugares para REINA ISABEL.- (Sentándose a su lado.) ¡Ah!
observar la ruina de mis enemigos. Soy testigo ¡Que no puedas ofrecerme tan pronto una
de su siniestra iniciación, y me voy a Francia, tumba como puedes concederme un triste
esperando que lo que siga sea tan amargo, asiento! ¡Entonces quisiera, que no
negro y rebosante de tragedia. ¡Aléjate, descansaran mis huesos, sino que se
desgraciada Margarita! ¿Quién viene? hundieran aquí! ¡Ah! ¿Quién con más motivos
para llorar que nosotras?
Entra la REINA ISABEL y la DUQUESA DE YORK
REINA MARGARITA.- Si es más digno de
veneración un antiguo pesar, concededle al mío
REINA ISABEL.- ¡Ah mis pobres príncipes! ¡Ah el privilegio de la vejez y dejad que mis dolores
mis tiernos niños! ¡Mis flores en capullo! ¡Mis sean los que abran el paso. (Sentándose en el
nacientes perfumes! ¡Si aún flotan en el aire suelo con ellas.) Si el dolor puede admitir
vuestras gentiles almas y no han sido prendidas asociación, que la vista de mis males repita los
en la eternal mansión, extended en torno a mí vuestros. ¡Yo tenía un Eduardo, hasta que un
vuestras etéreas alas y escuchad los lamentos Ricardo lo mató! ¡Yo tenía un esposo, hasta
de vuestra madre! que un Ricardo lo mató! ¡Tú tenías un Eduardo,
REINA MARGARITA.- Revolotead alrededor de hasta que un Ricardo lo mató! ¡Tú tenías un
ella; decidle que es justicia por justicia si la Ricardo, hasta que un Ricardo lo mató!
aurora de vuestra infancia ha sido eclipsada por DUQUESA.- ¡Yo tenía también un Ricardo, y
la perpetua noche. tú lo mataste! ¡Yo tenía también un Rutland, y
tú ayudaste a matarle!
REINA MARGARITA.- ¡Tú tenías un Clarence
(1) La presencia de Margarita no está justificada aquí
sino por el interés dramático. Según la historia, no se también, y Ricardo lo mató! ¡De lo más
encontraba a la sazón de Londres. recóndito de tus entrañas salió el infernal

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sabueso que nos ha perseguido de muerte a REINA ISABEL.- ¡Oh! ¡Tú profetizaste que
todos! ¡Ese perro, que tuvo dientes antes que llegaría un tiempo en que imploraría tu auxilio
ojos (1) para despedazar a indefensos corderos para maldecir a esa ventruda araña, a ese
y beber su generosa sangre! ¡Ese odioso deforme lagarto!
destructor de la obra de Dios! ¡Ese tirano por REINA MARGARITA.- ¡Y te llamé entonces
excelencia, el primero de la tierra, que reina en vano alarde de mi esplendor; te llamé entonces
los ojos resecos de las llorosas almas, ha salido pobre sombra, esbozo de reina; pura
de tu vientre para perseguirnos hasta en representación de lo que yo había sido;
nuestras tumbas! ¡Oh Dios justo, equitativo, programa adulador de un espectáculo
sincero, dispensador! ¡Cuánto te agradezco que lamentable; mujer elevada al pináculo para caer
ese perro carnívoro haya devorado el fruto de en tierra precipitadamente; madre, solamente
las entrañas de su madre y la haya hecho para la mofa, de dos hermosos niños, sueño de
compañera de banco del dolor de los demás! lo que quería ser; brillante enseña, expuesta a
DUQUESA.- ¡Oh esposa de Enrique!... ¡No ser blanco de los más peligrosos ataques; una
triunfes de mis males! ¡Pongo a Dios de testigo ficción de dignidad, un soplo, una burbuja, una
que he llorado los tuyos! reina de teatro, nacida sólo para la escena!
REINA MARGARITA.- ¡Perdóname! ¡Estoy ¿Dónde está tu esposo ahora? ¡Dónde tus
sedienta de venganza, y no me sacio de hermanos? ¿Dónde tus hijos? ¡Dónde tu
contemplarla! ¡Tu Eduardo, que mató a mi alegría? ¡Quién te saluda, se arrodilla y dice:
Eduardo, ha muerto! ¡El otro Eduardo muerto ¡Dios salve a mi reina! ¡Dónde los curvados
compensa a mi Eduardo! ¡El joven York no pares que te adulaban? ¡Dónde el gentío que
sirve sino de apoyo a mi venganza, pues los en el tropel te seguía? ¡Repasa todo esto, y ve
otros dos no podían juntos igualar en perfección cómo eres ahora! En vez de una esposa
el exceso de mi pérdida!... ¡Tu Clarence, que dichosa, una viuda desdichada; en vez de una
apuñaló a mi Eduardo, ha muerto, y con él los madre satisfecha, una madre que deplora el
espectadores de aquella escena trágica, El nombre; en vez de una a quien se suplica, una
adúltero Hastings, Rivers, Vaughan y Grey, humilde suplicante; en vez de una reina, una
todos prematuramente estrangulados, en sus verdadera cautiva, coronada de amarguras; en
tenebrosas tumbas! ¡Ricardo todavía vive, vez de la que me despreciaba, la que ahora
negro espía del infierno, reservado como solo desprecio; en vez de la que atemorizaba a
agente para el tráfico de las almas que le envía; todos, la que al presente se atemoriza de uno;
pero al alcance, al alcance se halla también su en vez de la que mandaba a todos, la que
lastimoso fin, que nadie deplorará! ¡Abre la ninguno obedece. Así la rueda de la Justicia ha
tierra sus fauces, hierve el infierno, rugen los hecho su revolución y te ha dejado presa del
demonios, oran los santos porque desaparezca tiempo, sin otro bien que el recuerdo de lo que
precipitadamente de aquí! ¡Cancela, querido has sido, para torturarte en demasía siendo lo
Dios, te ruego, el compromiso de su vida, para que eres. Tú usurpaste mi sitio, ¿y no habías
que viva yo lo suficiente y pueda exclamar: ¡Ha de usurpar la justa proporción de mi dolor?
muerto el perro! ¡Ahora tus orgullosos hombros soportan la
mitad de mi yugo, y sustrayendo a él mi
cabeza, fatigada de llevarlo, arrojo el peso
entero sobre ti! ¡Adiós, esposa de York y reina
(1) Cuenta Hall que la comadrona exclamó al nacer de tristes infortunios! Estas desdichas de
Ricardo: ¡Dios nos bendiga! ¡Nace con dientes!
Inglaterra me harán sonreír en Francia.

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REINA ISABEL.- ¡Oh tú, tan hábil en REINA ISABEL.- ¿Te atreves a cubrir con una
maldiciones! Aguarda un momento y enséñame corona de oro esa frente en donde, si la justicia
a maldecir a mis enemigos. fuera justicia, debería escribirse con un hierro
REINA MARGARITA.- Deja transcurrir las enrojecido el asesinato del príncipe dueño de
noches sin sueño y ayuna durante el día. esa corona y la muerte feroz de mis pobres
Compara tu extinta grandeza con tus vivas hijos y hermanos? Dime, miserable criminal:
desgracias. Imagínate a tus hijos más bellos de ¿dónde están mis niños?
lo que eran, y al que los ha matado, más DUQUESA.- ¡Sapo, sapo! ¿Dónde está tu
horrible de lo que es. Ampliando tus pérdidas, hermano Clarence? ¿Y el pequeño Eduardito
harás más odioso al que las ha causado. Plantagenet, su hijo?
¡Revuelve todo eso, y aprenderás a maldecir! REINA ISABEL.- ¿Dónde los nobles Rivers,
REINA ISABEL.- Mis palabras son débiles. Vaughan y Grey?
¡Oh! ¡Préstales energía con las tuyas! DUQUESA.- ¿Dónde el caballeroso Hastings?
REINA MARGARITA.- Tus desgracias las REY RICARDO.- ¡Tocad marcha, trompetas!
aguzarán, haciéndolas penetrantes como las ¡Batid los parches, tambores! ¡Que no oiga el
mías. (Sale la REINA MARGARITA.) Cielo estas triquiñuelas de mujeres que insultan
DUQUESA.- ¿Por qué habían de ser las al ungido del Señor! ¡Redoblad, digo! (Clarines
calamidades tan pródigas en palabras? y tambores, alarmas.) ¡Calma y habladme con
REINA ISABEL.- ¡Locuaces abogados de las mesura, o ahogaré vuestras exclamaciones
desgracias de sus clientes, vanos herederos de entre estos clamores de guerra!
alegrías ab intestato, pobres oradores DUQUESA.- ¿Eres tú mi hijo?
exhalando miserias! ¡Dejadlas en libertad! REY RICARDO.- ¡Sí, gracias a Dios, a mi
¡Aunque no puedan darnos otro consuelo, padre y a vos!
todavía alivian al corazón! DUQUESA.- Entonces escucha
DUQUESA.- Si es así, no encadenéis pacientemente lo que dicte mi impaciencia.
entonces vuestra lengua, Venid conmigo, y en REY RICARDO.- Señora, tengo un carácter de
la amargura que respiren nuestras palabras la condición del vuestro, que no puede soportar
ahoguemos a mi condenado hijo, que ha el acento de los reproches.
ahogado a tus dos tiernos hijos. (Clarines DUQUESA.- ¡Oh! ¡Dejadme hablar!
dentro.) ¡Toques de clarín!... ¡Seamos REY RICARDO.- Hablad, pues; pero no os
abundantes en exclamaciones! escucharé.
DUQUESA.- Será dulce y moderada en mis
Entran, marchando, el REY RICARDO y su séquito palabras.
REY RICARDO.- ¡Y breve, querida madre,
REY RICARDO.- ¿Quién me cierra el paso en pues tengo prisa!
mi marcha guerrera? DUQUESA.- ¿Tanta prisa tienes? ¡Yo te he
DUQUESA.- ¡Oh! ¡La que debiera habértelo esperado, bien lo sabe Dios, entre tormentos y
cerrado, estrujándote en su vientre maldito, por agonías!
todos los crímenes que has cometido, REY RICARDO.- ¿Y acaso no he venido al
miserable! mundo para reconfortaros?

52
DUQUESA.- ¡No! ¡Por la Santa Cruz! ¡Lo Eduardo armarán de valor a tus enemigos,
sabes bien! ¡Tú has venido a la tierra para murmurándoles al oído, y les prometerán el
hacer de ella mi infierno! ¡Tu nacimiento ha sido éxito y la victoria! ¡Como sanguinario que eres,
para mí una carga abrumadora! ¡Irritable y sanguinario será tu fin! ¡La vergüenza que ha
colérica fue tu infancia; tus días escolares, acompañado tu vida te seguirá a tu muerte!
terribles, desesperados, salvajes y furiosos! ¡Tu (Sale.)
adolescencia, temeraria, irrespetuosa y REINA ISABEL.- Aunque pudiera ir más lejos
aventurera; tu edad madura, orgullosa, sutil, en mis maldiciones, por mayor causa, me faltan
falsa y sanguinaria; más dulce cuanto más arrestos. ¡Sólo diré a las suyas amén!
dañina; cariñosa cuando odiaba! ¿Qué (Yéndose.)
confortable hora puedes nombrarme que haya REY RICARDO.- Esperad señora; he de hablar
gozado jamás en tu compañía? una palabra con vos.
REY RICARDO.- ¡Ninguna, a fe mía, a no ser REINA ISABEL.- ¡No tengo más hijos de
la hora de Humphrey (1), que llamaba a Vuestra sangre real que puedas asesinar! En cuanto a
Gracia a almorzar lejos de mi compañía! Si soy mis hijas, Ricardo, serán religiosas
mortificante a vuestros ojos, dejadme marchar y consagradas a la oración, no llorosas reinas.
no os ofendáis, señora... ¡Batid tambores! Por tanto, no atentes contra sus vidas.
DUQUESA.- ¡Óyeme, por favor! REY RICARDO.- Tenéis una hija llamada
REY RICARDO.- Habláis con demasiada Isabel, virtuosa y bella, graciosa y llena de
acritud! majestad.
DUQUESA.- ¡Óyeme una palabra, porque REINA ISABEL.- ¿Y debe morir por esto? ¡Oh!
jamás volveré a hablarte! ¡Déjala vivir, y yo corromperé sus costumbres,
REY RICARDO.- ¡Sea! manchando su belleza! ¡Me deshonraré a mí
DUQUESA.- ¡O perecerás por la justa misma como infiel al lecho de Eduardo, y
voluntad de Dios, antes de regresar victorioso arrojaré sobre ella el velo de la infamia! ¡Con tal
de esta guerra, o yo moriré de vejez y dolor y de que pueda vivir al abrigo del sangriento
nunca más volveré a verte! ¡Por tanto, vaya puñal, declararé que no es hija de Eduardo!
contigo mi más abrumadora maldición! ¡Que en REY RICARDO.- ¡No infaméis su nacimiento!
el día de la batalla pese ella sobre ti más que la ¡Isabel es una princesa real!
armadura completa con que te vistas! ¡Mis REINA ISABEL.- ¡Para salvar su vida, yo diré
oraciones combatirán de parte de tus que no!
adversarios! ¡Las tiernas almas de los niños de REY RICARDO.- ¡Su solo nacimiento basta
para garantizarlo!
REINA ISABEL.- ¡Y sólo a causa de esta
(1) Pasaje oscuro que todos los comentaristas han garantía murieron sus hermanos!
intentado dilucidar. Echando nuestro cuarto a espadas,
REY RICARDO.- ¡Mirad, en su nacimiento se
diremos que una de las naves de la vieja catedral de San
Pablo se llamaba Paseo del duque de Humphrey, porque mostraron contrarias las estrellas protectoras!
encerraba la tumba de Humphrey, duque de Gloster. Aquí REINA ISABEL.- No, los contrarios a sus vidas
venían a vaguear a la hora de comer los que esperaban fueron los amigos protectores.
encontrar un amigo o cualquier otra persona que los
REY RICARDO.- Todos los designios del
convidara a comer. Pero su esperanza no se realizaba
nunca. De aquí el proverbio To dine with duque Humphrey Destino son inevitables.
(comer con el duque Humphrey), esto es, pasarse sin REINA ISABEL.- En efecto: cuando, evitada la
comer, y la expresión Humphrey hour (la hora de virtud, se tuerce el destino. ¡Mis hijos estaban
Humphrey), o lo que es igual, la hora de comer... Pero esto
destinados a una muerte gloriosa si la virtud le
no explica mucho la cosa. Quizá, como este duque de
Humphrey era duque de Gloster, haya aquí, como opina hubiera bendecido con una vida más gloriosa!
Hunter, una alusión grosera de Ricardo. REY RICARDO.- Habláis como si yo fuera el
asesino de mis sobrinos.

53
REINA ISABEL.- ¡Sobrinos, verdaderamente, REY RICARDO.- Sabe, pues, que amo a tu hija
privados por su tío de la felicidad, la corona, la con un afecto fuera de mí.
familia, la libertad y la vida! ¡Fuera cual fuese la REINA ISABEL.- La madre de mi hija cree que
mano que atravesó sus tiernos corazones, tu la amas con un afecto fuera de ti.
cabeza dirigió indirectamente el golpe! ¡No hay REY RICARDO.- ¿Qué creéis?
duda que el puñal asesino se hubiera REINA ISABEL.- Que amas a mi hija fuera de
embotado, de no haberse afilado en tu corazón tu afecto. Así, con un afecto fuera de ti, amaste
de piedra para ahondar en las entrañas de mis a sus hermanos; y con un afecto fuera de mí, te
corderos! ¡Si el hábito de dolor no acabase por lo agradezco.
dominar mi violencia, mis labios repetirían el REY RICARDO.- No seáis tan propicia a
nombre de mis hijos a tus oídos hasta que mis confundir mis términos. Digo que amo a vuestra
uñas se clavasen como anclas en tus ojos! ¡Y hija con un afecto fuera de toda medida, y que
yo, lanzada en el golfo desesperado de la intento hacerla reina de Inglaterra.
muerte, semejante a un pequeño esquife sin REINA ISABEL.- Bien; y dime: ¿a quién te
velas y sin jarcias, me estrellaría en pedazos propones darle por rey?
sobre tu corazón de roca! REY RICARDO.- ¡Al que la hará reina! ¿A
REY RICARDO.- ¡Señora, ojalá pueda vencer quién otro iba a ser?
en mi empresa y en los peligrosos azares de la REINA ISABEL.- ¡Cómo! ¿Tú?
sangrienta guerra, como es cierto que deseo REY RICARDO.- ¡Yo propio! ¿Qué os parece?
más bien a vos y a los vuestros que os he REINA ISABEL.- ¿Cómo podrías enamorarla?
hecho mal a vos y a vuestros hijos! REY RICARDO.- Eso es lo que desearía
REINA ISABEL.- ¿Cuál bien cubre la cara de aprender de vos como quien mejor conoce su
los cielos para descubrirlo y que pueda carácter.
hacerme bien? REINA ISABEL.- ¿Y quisieras aprenderlo de
REY RICARDO.- La elevación de vuestras mí?
hijas, noble señora. REY RICARDO.- Con todo mi corazón, señora.
REINA ISABEL.- ¿Al cadalso, para perder allí REINA ISABEL.- Envíale, por medio del
sus cabezas? hombre que asesinó a sus hermanos, dos
REY RICARDO.- ¡A la dignidad y cúspide de la corazones ensangrentados, donde hayas
fortuna, al alto puesto imperial de las glorias de grabado los nombres de Eduardo y de York.
esta tierra! Entonces quizá llore. Si es así, enséñale un
REINA ISABEL.- ¡Adula mi dolor con su pañuelo empapado en la sangre de Rutland,
recuerdo! Dime: ¿qué estado, qué dignidad, como el que Margarita presentó a tu padre en
qué honor puedes tú conceder a ninguna de parecida ocasión. Le dirás que ese pañuelo
mis hijas? recogió la savia purpúrea del cuerpo de su
REY RICARDO.- Todos los que poseo, todos, hermano querido, y le aconsejarás enjugue con
incluyo yo mismo, los quiero ofrecer en dote a él sus lágrimas. Si esta inducción no la mueve a
una de tus hijas. Así, anega en el Leteo de tu amarte, resume en una carta tus nobles
irritado corazón el triste recuerdo de los males acciones y envíasela. Dile que fuiste tú quien
que supones te he causado. hizo perecer a sus tíos Clarence y Rivers, sí, y
REINA ISABEL.- Sé breve, antes que el puedes añadir que por interés hacia ella te has
proceso de tu bondad se prolongue más que la deshecho inmediatamente de su buena tía Ana.
duración de ella. REY RICARDO.- Os mofáis de mí, señora. Ese
no es el medio de conseguir vuestra hija.

54
REINA ISABEL.- No hay otro, a no ser que lágrimas que habéis vertido serán otra vez
logres transformarte hasta el punto de no ser ya transformadas en perlas de Oriente, pagando
el Ricardo que cometió todo eso. su usura con un interés de felicidad diez veces
REY RICARDO.- Y ¿si le decís que lo hice por mayor. Ve, pues, madre mía, a buscar a tu hija;
amor a ella? enardece, por tu experiencia, su tímida
REINA ISABEL.- Pues, entonces, ella no juventud; prepara sus oídos para escuchar los
podría verdaderamente sino odiarte, tras haber juramentos de un enamorado; inflama su tierno
tú adquirido su amor al precio de tan sangriento corazón con el deseo ambicioso de la dorada
botín. soberanía; revela a la princesa la dulzura de
REY RICARDO.- Escuchad: lo hecho no puede esa horas silenciosas del matrimonio feliz. Y
repararse. El hombre comete algunas veces, cuando este brazo haya castigado a ese
sin reflexionar, acciones de que más tarde tiene pequeño rebelde, a ese versátil Buckingham,
que arrepentirse. Si he arrebatado el reino a volveré cubierto de triunfantes guirnaldas y
vuestros hijos, quiero, en reparación, entregarlo conduciré a tu hija al lecho de un vencedor. A
a vuestra hija. Si hice perecer los frutos de ella es a quien haré homenaje de mis éxitos y
vuestro seno, para resucitar vuestra mis conquistas, y ella sola será victoriosa, el
prosperidad, engendraré en vuestra hija una César del César.
estirpe de vuestra sangre. El nombre de abuela REINA ISABEL.- ¿Qué podría decirle?... ¿Que
no es menos dulce que el tierno de madre. el hermano de su padre quisiera ser su
Ellos serán igualmente vuestros hijos, en menor esposo? ¡O le diré su tío? ¿O el que ha matado
grado; pero hijos de vuestro temple, de vuestra a sus hermanos y a sus tíos? ¿Bajo que título le
sangre. Un mismo dolor los habrá enviado al anunciaré vuestros deseos, que Dios, las leyes,
mundo, añadiendo sólo una noche de mi honor y su amor puedan serle agradables a
sufrimientos, que durará por la misma pena que su tierna juventud?
vos sufristeis. Vuestros hijos han logrado REY RICARDO.- ¡Mostradle esta alianza, para
vuestra juventud; los míos serán el consuelo de la paz de la hermosa Inglaterra!
vuestra vejez. La pérdida que deploráis no es REINA ISABEL.- La cual pagaría con una
otra que la de un hijo rey, y por esta pérdida guerra perdurable.
vuestra hija será reina. No puedo ofreceros REY RICARDO.- ¡Decidle que el rey, que
cuantas compensaciones quisiera; aceptad, puede ordenar, suplica!
pues, las que os propongo. Dorset, vuestro hijo, REINA ISABEL.- Que consienta en lo que
que ha ido a ocultar su descontento a tierra prohíbe el Rey de Reyes.
extranjera, podrá, merced a esta alianza, volver REY RICARDO.- ¡Decidle que será una alta y
a sus lares y alcanzar las más elevadas poderosa reina!
dignidades y la más brillante fortuna. El rey, que REINA ISABEL.- Para deplorar el título como
nombrará a vuestra bella hija su esposa, dará su madre.
familiarmente a vuestro Dorset el título de REY RICARDO.- ¡Decidle que la amaré
hermano. Vos seréis todavía la madre de un eternamente!
rey; y todas las ruinas de una época de REINA ISABEL.- Pero ¿qué duración tendría
desgracia serán reparadas con el tesoro de una para ti la palabra eterno?
doble felicidad. ¡Qué! ¡Aún nos quedan REY RICARDO.- ¡Lo que dure bellamente su
hermosos días que vivir! Las líquidas gotas de buena vida!

55
REINA ISABEL.- Pero ¿cuánto buenamente REY RICARDO.- ¡Por la muerte de mi padre!...
durará su vida bella? REINA ISABEL.- ¡Le deshonraste con tu vida!
REY RICARDO.- El tiempo que convenga al REY RICARDO.- ¡Entonces, por mí mismo!...
Cielo y a la Naturaleza. REINA ISABEL.- ¡A ti mismo te has envilecido!
REINA ISABEL.- ¡El que el infierno y Ricardo REY RICARDO.- ¡Pues, entonces, por Dios!...
quieran! REINA ISABEL.- ¡Dios ha sido el más ultrajado
REY RICARDO.- Decidle que yo, su soberano, de todos! Si hubieses temido violar un
soy su humilde súbdito. juramento hecho en su nombre, no hubiera sido
REINA ISABEL.- ¡Pero ella, vuestra súbdita, rota la unión formada por el rey, mi esposo, ni
aborrece semejante soberanía! asesinado mi hermano. Si hubieras temido un
REY RICARDO.- Sed elocuente para juramento hecho en su nombre, el metal
recomendarme a ella. imperial que ahora ciñe tu cabeza habría
REINA ISABEL.- Una proposición honrada ornado las tiernas sienes de mi hijo, y los
triunfa mejor exponiéndola sencillamente. jóvenes príncipes respirarían aún; mientras
REY RICARDO.- Entonces, anunciadle mi ahora, dulces camaradas de sueño en el polvo
amorosa proposición en términos sencillos. de la muerte, por el quebrantamiento de tu fe,
REINA ISABEL.- Es imprudente anunciar con yacen los dos pasto de los gusanos. ¿Por qué
sencillez lo que no es honrado. puedes tú jurar ya?
REY RICARDO.- Vuestras razones son REY RICARDO.- ¡Por el porvenir!
demasiado superficiales y vivas. REINA Isabel.- ¡Lo has ofendido en el
REINA ISABEL.- ¡Oh, no! Mis razones son pasado! ¡Porque a mí misma me quedan
demasiado profundas y muertas... ¡Pobres muchas lágrimas que verter en el porvenir por
niños, en lo profundo de sus tumbas demasiado el pasado, lleno de tus crímenes! ¡Los hijos de
muertos! los padres a quien asesinaste viven para
REY RICARDO.- No toquéis más esa cuerda, deplorar en su vejez su abandonada juventud!
señora; eso ha pasado. ¡Los padres de los hijos que tú has degollado
REINA ISABEL.- ¡La tocaré hasta que se viven, como ramas marchitas, para deplorar su
rompa la de mi corazón! infortunio en su vejez! ¡No jures por el porvenir!
REY RICARDO.- Pues, ¡por mi San Jorge, mi ¡Has abusado de él antes de poderlo usar, por
Jarreta y mi corona...! el mal uso del pasado!
REINA ISABEL.- ¡Has profanado al uno, REY RICARDO.- ¡Así fracase en mi peligrosa
deshonrado la otra y usurpado la tercera! lucha contra mis enemigos en armas como
REY RICARDO.- ¡Juro...! deseo reparar mis faltas y arrepentirme! ¡Que
REINA ISABEL.- ¡Por nada! ¡Ese no es un yo mismo a mí mismo me confunda! ¡Que el
juramento! ¡Tu San jorge, profanado, ha Cielo y la suerte me nieguen horas felices! ¡Que
perdido su santa dignidad! ¡Tu Jarreta, el día no me otorgue su luz ni la noche su
envilecida, está despojada de su virtud descanso! ¡Opónganse todos los propios
caballeresca! ¡Tu corona, usurpada, se ha planetas a mis designios si, con el más puro
deshonrado en su gloria! ¡Si deseas prestar un amor, la devoción más inmaculada, los más
juramento que te obligue y yo crea, jura santos pensamientos, no dirijo mis votos a tu
entonces por algo que no hayas ultrajado! bella y noble hija! ¡En ella reside mi felicidad y
REY RICARDO.- ¡Por el Universo!... la tuya! ¡Sin ella, veo caer sobre mí, sobre ti,
REINA ISABEL.- ¡Está lleno de tus odiosos sobre ella misma, sobre la patria y sobre
crímenes! muchas almas cristianas, la muerte, la
desolación, la ruina y el caos! ¡Todo esto sólo

56
se puede evitar con su amor! ¡Todo esto no se REY RICARDO.- ¡Que un amigo ligero de
evitará sino con su amor! Por tanto, querida piernas corra en busca del duque de Norfolk!
madre (pues ya os debo llamar querida madre), Ratcliff, tú mismo..., o Catesby. ¿Dónde está?
sed ante ella el abogado de mi amor. CATESBY.- ¡Aquí, señor!
Ponderadle lo que seré, no lo que he sido; no REY RICARDO.- Catesby, ¡volando en busca
mis méritos presentes, sino los que sabré del duque!
conquistar. Insistid en la necesidad y la razón CATESBY.- ¡Iré con toda celeridad que
de Estado, y no os opongáis en modo alguno a conviene, señor!
tan grandes proyectos. REY RICARDO.- ¡Acércate aquí, Ratcliff! Corre
REINA ISABEL.- ¿Me dejaría así tentar del a Salisbury, y cuando estés allá... (A CATESBY.)
demonio? ¡Estúpido idiota! ¿Por qué te quedas ahí parado
REY RICARDO.- Sí, si el demonio te tienta y no vas en busca del duque?
para el bien. CATESBY.- Primero, poderoso señor,
REINA ISABEL.- ¿Me olvidaría yo misma de mí decidme, si place a Vuestra Alteza, qué debo
misma? comunicarle de parte de Vuestra Gracia.
REY RICARDO.- Sí, si el recuerdo de vos REY RICARDO.- ¡Oh!, es verdad, buen
misma os hace daño a vos misma. Catesby... Dile que reúna inmediatamente
REINA ISABEL.- ¡Pero has asesinado a mis todas las fuerzas de que disponga y me las
hijos! envíe a toda prisa a Salisbury.
REY RICARDO.- Mas los sepultaré en el seno CATESBY.- ¡Parto! (Sale.)
de vuestra hija, en cuyo nido perfumado RATCLIFF.- Y yo, ¿qué deseáis que haga en
renacerán por sí mismos para vuestro Salisbury?
consuelo. REY RICARDO.- ¡Bah! ¿Qué queréis hacer
REINA ISABEL.- ¿Haré someter a mi hija a tu antes que llegue yo?
voluntad? RATCLIFF.- Vuestra Alteza me dijo que
REY RICARDO.- ¡Y os convertiréis por ese partiera enseguida.
medio en madre dichosa!
REINA ISABEL.- Iré... Escribidme pronto y
conoceréis por mí sus sentimientos. Entra STANLEY
REY RICARDO.- ¡Llevadle el beso de mi
sincero amor! (La besa.) ¡Y con esto, adiós!
(Sale la REINA ISABEL.) ¡Frágil mujer al fin, sin REY RICARDO.- He cambiado de parecer...
seso, imbécil y pronta a perdonar! Stanley, ¿qué noticias traéis?
STANLEY.- No lo bastante buenas, mi
Entra RATCLIFF, CATESBY le sigue soberano, para que os alegréis al saberlas, ni
tan malas que no puedan comunicarse.
¡Hola! ¿Qué noticias hay? REY RICARDO.- ¡Hombre! ¡Con enigmas
RATCLIFF.- Poderoso señor, sobre la costa ahora! ¡Ni buenas ni malas! ¿Qué necesidad de
oeste avanza una flota formidable. A sus venir así, con tantos atajos, cuando puedes
riberas acude una masa de amigos dudosos, de explicarte por el camino más corto? Una vez
corazón disimulado, sin armas y no resueltos a más, ¿qué noticias hay?
impedir el desembarco. Se cree que Richmond STANLEY.- Richmond está en el mar.
es el almirante de ella, y que se mantiene al REY RICARDO.- ¡Que allí se hunda y que la
ancla, en espera de que Buckingham les preste mar lo trague! ¡Vagabundo sin valor! ¿Qué
ayuda viniendo de la orilla. hace allí?

57
STANLEY.- No lo sé, poderoso señor, sino por STANLEY.- ¡Poderoso soberano, no tenéis
conjetura. motivos para dudar de mi adhesión! ¡Nunca fui
REY RICARDO.- Bien; ¿qué conjeturáis? ni nunca seré traidor!
¿Qué conjeturáis? REY RICARDO.- Id, pues, y reunid vuestros
STANLEY.- Que, requerido por Dorset, hombres. Pero dejadme en rehenes a vuestro
Buckingham y Morton, se ha hecho a la mar hijo Jorge Stanley (1). ¡Mirad que me seáis fiel,
rumbo a Inglaterra para reclamar la corona. o, de lo contrario, la cabeza de vuestro hijo no
REY RICARDO.- ¿Está vacante el trono? ¿No estará segura!
tiene dueño la espada? ¿Está muerto el rey? STANLEY.- Obrad con él, señor, según yo os
¿El imperio sin poseedor? ¿Qué heredero de muestre mi fidelidad. (Sale STANLEY.)
York queda vivo sino nosotros? Y ¿quién es el
rey de Inglaterra sino el heredero del gran Entra un MENSAJERO
York? Entonces, decidme: ¿qué hace en los
mares? MENSAJERO.- Gracioso soberano: en el
STANLEY.- Si no es para eso, señor, no lo Devonshire, según me acaban de advertir
adivino. amigos míos, se han levantado en armas sir
REY RICARDO.- Si no es para venir a ser Eduardo Courtney (2) y el altivo prelado, obispo
vuestro soberano, ¿no adivináis a qué viene el de Exeter, su hermano mayor, con gran número
galés? (1). ¡Temo que te rebeles y te pases a él! de confederados.
STANLEY.- ¡Buen lord, no desconfiéis de mí!
Entra otro MENSAJERO
Rey Ricardo.- ¿Dónde están, entonces, tus
fuerzas para rechazarle? ¿Dónde tus vasallos y
tus soldados? ¿No están ya sobre la costa MENSAJERO 2°.- En Kent, mi soberano, los
occidental para secundar el desembarco de los Guildfords se han levantado en armas, y a cada
rebeldes? instante se unen grupos de competidores a los
STANLEY.- No, buen lord; mis amigos están rebeldes, cuyo ejército aumenta
en el Norte. constantemente.
Rey Ricardo.- ¡Fríos amigos para mí! ¿Qué
Entra otro MENSAJERO
hacen en el Norte, cuando debían estar
sirviendo a su soberano en el Oeste? MENSAJERO 3°.- Milord, las tropas del gran
STANLEY.- No les ha sido ordenado, Buckingham...
poderoso rey. Si Vuestra Majestad quiere REY RICARDO.- ¡Fuera de mi presencia,
autorizarme, puedo reunir a mis amigos e búho! ¿Sólo sabes lanzar graznidos de muerte?
incorporarme a Vuestra Gracia donde y en el (Le golpea.) ¡Toma! ¡Ten eso, hasta que me
tiempo que elija Vuestra Majestad. traigas mejores nuevas!
REY RICARDO.- ¡Sí; tú quisieras marchar a MENSAJERO 3°.- Las noticias que os traía a
unirte con Richmond; pero no me fiaré de ti! Vuestra Majestad eran... que una violenta
tempestad y desbordamientos e inundaciones
han dispersado y puesto en desorden el ejército
de Buckingham, y que él anda errante y solo sin
que nadie sepa donde está.

(1) Cuando lord Stanley llegó a Londres, Ricardo,


(1) The Weslhman, aplicado por desprecio a Richmond, suponiendo una defección, le obligó a dejar en poder suyo
cuyo abuelo, Oven Tudor, era del País de Gales. a su hijo Jorge, a título de rehén.
(2) Sir Eduardo Courtney no era hermano, sino primo
del obispo de Exeter.

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REY RICARDO.- ¡Te pido perdón! ¡He aquí Escena V
una bolsa para curarte los golpes que te he
dado! ¿Se le ha ocurrido a algún amigo previsor Una habitación en casa de lord Stanley
anunciar una recompensa para el que entregue
Entran STANLEY y CRISTÓBAL URSWICK (1)
al traidor?
MENSAJERO 3°.- Ya se ha anunciado, señor.
STANLEY.- Sir Cristóbal, decid a Richmond,
Entra otro MENSAJERO de parte mía, que mi hijo Jorge Stanley está
encerrado (2) en la pocilga de ese jabalí
MENSAJERO 4°.- Sir Tomás Lovel y el sanguinario. Si me rebelo, la cabeza de mi
marqués de Dorset, se han levantado en armas joven Jorge va a caer. El temor a esto es lo que
en el Yorkshire, según se dice señor. Pero me impide prestarle mi apoyo. ¡Así, procura
traigo otra noticia, que será grata a Vuestra marcharte! Encomiéndame a tu señor. Al propio
Alteza... Ha sido dispersada por una tempestad tiempo, dile que la reina (3) consiente gustosa
la flota de Bretaña. En el Yorkshire, Richmond en darle en matrimonio a su hija Isabel (4). Pero
ha destacado una chalupa a la orilla para dime: ¿dónde está ahora el noble Richmond?
preguntar a los que estaban sobre la costa si CRISTÓBAL.- En Pembroke o en Harfordwest,
eran o no de su partida, quienes le contestaron en el país de Gales.
que venían a apoyarle de parte de Buckingham. STANLEY.- ¿Qué personajes de renombre
Él, desconfiando de ellos, izó sus velas y cooperan con él?
reanudó su crucero hacia Bretaña. CRISTÓBAL.- Sir Gualterio Herbert, un
REY RICARDO.- ¡En marcha, en marcha, guerrero de nota; sir Gilberto Talbot, sir
puesto que estamos en armas; sino para Guillermo Stanley Oxford, el temible Pembroke,
combatir a los enemigos extranjeros, a lo sir Jaime Blunt y Rice de Thomas, con una
menos para reprimir las rebeliones del interior! valiente escolta y muchos otros de gran
renombre y distinción. Y hacia Londres dirigen
Vuelve a entrar CATESBY sus legiones, si antes no les presentan batalla
en su camino.
CATESBY.- ¡Mi soberano, el duque de STANLEY.- ¡Bien! ¡Reúnete a tu señor! ¡Beso
Buckingham ha sido hecho prisionero! Esta es sus manos!... ¡Mis cartas le instruirán de mis
la mejor noticia. La que el conde de Richmond proyectos! ¡Adiós! (Salen.)
ha desembarcado en Molford (1) con fuerzas
imponentes, es fría, pero no debe ocultarse.
REY RICARDO.- ¡En marcha hacia Salisbury! (1) Sir Christopher Urswick era un sacerdote capellán
de lady Margarita, madre de Richmond, que servía de
¡Mientras razonamos aquí, puede ganarse o
intermediario secreto entre la madre y el hijo.
perderse una real batalla! ¡Qué alguno de (2) In hold. El cronista nos cuenta que lord Stanley, a la
vosotros se encargue de conducir a cabeza de cinco mil hombres, se retiró a Atherstone, no
Buckingham a Salisbury! ¡El resto que me siga! atreviéndose a intervenir directamente en la lucha, de
miedo a que Ricardo hiciera decapitar a su hijo Jorge, que
(Salen.) conservaba en rehenes.
(3) That the queen. La reina Isabel, refugiada siempre
en la abadía de Westminster, accedió a prestar su
consentimiento a la combinación imaginada por la madre de
(1) El poeta salta aquí un intervalo de dos años. La Richmond, y prometió sin vacilar la mano de su hija al
primera tentativa de desembarco de Richmond se verificó pretendiente de la corona, quebrantando así la palabra
en 1483; la segunda, en 1485. dada a Ricardo.
(4) Elizabeth, hija de Eduardo IV, que en efecto, fue
luego esposa de Enrique VII Tudor.

59
Acto Quinto

Escena Primera ¡Así cae con todo su peso sobre mi frente la


maldición de Margarita! ¡Cuando destroce de
Salisbury – Una plaza pública dolor tu corazón –me dijo-, acuérdate de que
Margarita fue una profetisa!... ¡Vamos, oficiales,
Entran el SHERIFF y la guardia, con BUCKINGHAM, conducidme al infamante tajo! ¡El crimen es
conduciéndole al cadalso
castigado por el crimen, y la infamia, juzgada
por la infamia! (Salen BUCKINGHAM, etcétera.)
BUCKINGHAM.- ¿No permitirá el rey Ricardo
que hable con él?
SHERIFF.- ¡No, buen milord! ¡Resignaos, por Escena II
tanto!
Una llanura cerca de Tamworth
BUCKINGHAM.- ¡Hastings y vosotros, hijos de
Eduardo; Grey y Rivers, santo rey Enrique, y Entran con tambores y banderas RICHMOND, OXFORD, SIR
Eduardo, su amable hijo; Vaughan y todos los JAIME BLOUNT, SIR GUALTERIO HERBET y otros, con tropas
que habéis desaparecido bajo la mano en marcha
corrompida de la injusticia solapada! Si
vuestras almas ofendidas y dolientes RICHMOND.- ¡Compañeros en armas y mis
contemplan, a través de las nubes, el muy queridos amigos! Aplastados bajo el yugo
espectáculo de esta hora fatal, para venganza de la tiranía, hemos marchado sin obstáculos
vuestra, mofaos de mi destrucción. ¿No es hoy hasta el centro del país, y tenemos aquí cartas
el día de todas las Ánimas, compañeros? de nuestro padre Stanley, de admirable
SHERIFF.- Lo es, milord. consuelo y valor. El cruel, sanguinario y
BUCKINGHAM.- ¡Pues, entonces, el día de usurpador jabalí que devastaba vuestros
todas las Ánimas es el día del juicio de mi campos de estío y vuestras viñas fértiles; el que
cuerpo! ¡Este es el día que, en tiempos de sorbe vuestra sangre caliente como agua de
Eduardo, deseé que me fuera funesto si hacía fregar y hace su artesa en vuestros vientres
traición a sus hijos o a los allegados a su destripados, este inmundo cochino se revuelca
esposa! ¡Este es el día que juré morir víctima ahora en el centro de esta isla, cerca de la
de la perfidia del hombre en quien hubiera ciudad de Leicester, como vemos. Desde
depositado la mayor confianza! ¡Este; éste es el Tamworth hasta allí no hay más que un día de
día de todas las Ánimas, para espanto de mi marcha. ¡En nombre de Dios, arriba los
ánima; es el término asignado a mis maldades! corazones, valerosos amigos, para recoger la
¡Ese Dios Todopoderoso, de quien yo me cosecha de eterna paz con este único y
burlaba, ha hecho recaer sobre mi cabeza el sangriento esfuerzo guerrero!
efecto de mi hipócrita súplica, y me concede de OXFORD.- ¡La conciencia de cada hombre es
veras lo que pedí en broma! ¡Así obliga a las como mil hombres para luchar contra ese
espaldas de los malvados a volver sus puntas sanguinario homicida!
afiladas contra los pechos de sus poseedores! HERBERT.- No dudo que sus amigos
acudirán a nuestro lado.

60
BLOUNT.- No tiene más amigos que los que
lo son por miedo, que cuando más lo necesite
Entran, por otro lado del campo, RICHMOND y otros Lores.
le abandonarán. Algunos Soldados levantan la tienda de RICHMOND
RICHMOND.- ¡Todo va en ventaja nuestra!
Por consiguiente, ¡en nombre de Dios, RICHMOND.- El sol, fatigado, se ha puesto
marchemos! ¡La esperanza legítima es rápida, entre arreboles de oro, y por la estela brillante
y vuela con alas de golondrina! ¡De los reyes de su flamígero carro, augura para mañana un
hace dioses, y de las modestas criaturas hace espléndido día. ¡Sir Guillermo Brandon, vos
reyes! (Salen.) llevaréis mi estandarte! Traedme tinta y papel a
mi tienda... Trazaré la forma y plan de batalla,
Escena III designaré a cada jefe su puesto especial y
distribuiré en justas proporciones nuestro
La campiña de Bosworth pequeño ejército. ¡Milord de Oxford, sir
Guelterio Brandon y vos, sir Gualterio Herbert,
Entran el REY RICARDO y tropas; el DUQUE DE NORFOLK, el
quedaos conmigo! El conde de Pembroke
CONDE DE SURREY y otros
conservará su regimiento. Buen capitán Blount,
REY RICARDO.- ¡Que levanten aquí nuestra dadle en nombre mío las buenas noches;
tienda, en este campo de Bosworth! Milord de decidle al conde que a las dos de la mañana
Surrey, ¿qué miráis así, tan triste? deseo verle en mi tienda. ¡Hacedme todavía un
SURREY.- Mi corazón está diez veces más favor, querido capitán! ¿Sabéis dónde está el
alegre que mis miradas. cuartel de lord Stanley?
REY RICARDO.- ¡Milord de Norfolk! BLOUNT.- A no ser que haya confundido sus
NORFOLK.- Aquí me tenéis, muy gracioso colores (lo que estoy seguro que no) su
soberano. regimiento debe de acampar a una media milla
REY RICARDO.- ¡Norfolk, habrá golpes! ¡Ah! al sur del poderoso ejército real.
¿No los tendremos? RICHMOND.- Si fuera posible, sin peligro,
NORFOLK.- Los tendremos y los daremos, mi amable Blount, darle de mi parte las buenas
amado señor. noches y entregarle en mi nombre esta
REY RICARDO.- ¡Arriba con mi tienda! interesantísima nota...
(Algunos soldados comienzan a levantar la BLOUNT.- ¡Aun con riesgo de mi vida, milord,
tienda del rey.) Aquí dormiré esta noche. Pero lo intentaré! Y ahora, que Dios os conceda esta
¿y mañana, dónde? ¡Bien! ¡Poco importa!... noche un sueño tranquilo.
¿Quién ha contado el número de los traidores? RICHMOND.- ¡Buenas noches, buen capitán
NORFOLK.- A seis o siete mil hombres Blount! Venid caballeros; pongámonos de
ascienden sus fuerzas. acuerdo para las operaciones de mañana. ¡A mi
REY RICARDO.- ¡Y qué! ¡Nuestro ejército es tienda, que el viento es áspero y frío! (Penetran
tres veces mayor! Además, el nombre del rey en la tienda.)
es un baluarte inexpugnable, de que carecen
Entran en su tienda el REY RICARDO, NORFOLK, RATCLIFF y
nuestros adversarios. ¡Arriba con la tienda!... CATESBY
¡Venid nobles caballeros; inspeccionemos las
ventajas del campo! Llamad a algunos de REY RICARDO.- ¿Qué hora es?
pericia segura. No descuidemos la disciplina; CATESBY.- La de cenar, milord; son las
procedamos sin dilación, pues señores, nueve.
mañana será un día de prueba. (Salen.)

61
REY RICARDO.- ¡No quiero cenar esta noche!
Dadme tinta y papel. Qué, ¿está mi visera más Entra Stanley
holgada que antes y habéis puesto en mi tienda
toda mi armadura? STANLEY.- ¡Asiéntense suerte y victoria
CATESBY.- Sí, mi soberano; todo está listo. sobre su yelmo.
REY RICARDO.- ¡Buen Norfolk, retírate a tu RICHMOND.- ¡Te deseo, noble padrastro, toda
puesto! ¡Vigila cuidadosamente! ¡Escoge la felicidad que pueda dar a tu persona la
centinelas de confianza! oscura noche! ¿Cómo está nuestra noble
NORFOLK.- ¡Voy, milord! madre?
REY RICARDO.- ¡Levántate mañana con la STANLEY.- Estoy encargado, por delegación,
alondra, querido Norfolk! de bendecirte en su nombre y comunicarte que
NORFOLK.- ¡Contad con ello, milord! (Sale.) continuamente ruega por la prosperidad de
REY RICARDO.- ¡Ratcliff! Richmond. ¡Pero basta ya! ¡Las horas se
RATCLIFF.- ¿Milord? deslizan silenciosas, y las sombras luminosas
REY RICARDO.- ¡Envía un persevante de rompen hacia el Oriente! Para abreviar, pues el
armas al regimiento de Stanley a decirle que tiempo nos lo ordena, ten preparado tu ejército
acuda con sus tropas antes de salir el sol, si no al amanecer, y confía tu suerte al arbitrio de los
quiere que su hijo Jorge caiga al insondable sangrientos golpes y miradas mortales de la
abismo de la eterna noche! ¡Llenadme un vaso guerra. Yo, tan pronto como pueda (pues no
de vino!... ¡Traedme una luz!,,, (A CATESBY.) puedo hacer cuanto deseara), elegiré la
¡Ensilla mi blanco Surrey para la batalla de ocasión más favorable y te ayudaré en el
mañana!... Cuida de que la madera de mi lanza dudoso choque de las armas. Pero no puedo
sea sólida y no pese demasiado... ¡Ratcliff! ponerme muy abiertamente de tu parte, por
RATCLIFF.- ¿Milord? miedo de que, al ser visto, tu hermano, el tierno
REY RICARDO.- ¿Has visto al melancólico Jorge, sea ejecutado a los ojos de su padre.
lord Northumberland? ¡Adiós! ¡El tiempo y el peligro cortan las
RATCLIFF.- ¡Tomás, el conde de Surrey y él ceremoniosas expresiones de amor y el amplio
iban, a la hora de acostarse las gallinas, de intercambio de las dulces frases, tan gratas,
pelotón en pelotón recorriendo el ejército y entre amigos largo tiempo separados! ¡Dios nos
animando a los soldados! conceda esparcimiento para estos ritos de
REY Ricardo.- Bien; estoy satisfecho... ¡Dame amor! ¡Una vez más, adiós!... ¡Valentía y éxito
un vaso de vino!... ¡No tengo ya la vivacidad de completo!
espíritu ni la alegría de alma que tuve en otro RICHMOND.- ¡Queridos lores, conducidle al
tiempo!... Ponle ahí... ¿Hay preparado papel y cuartel! Voy a intentar, a pesar de mis turbados
tinta? pensamientos, reposar un tanto, no sea que
RATCLIFF.- Sí, milord. mañana, cuando suba en alas de la victoria,
REY RICARDO.- Recomienda a mi centinela pese sobre mí un sueño de plomo. ¡Por última
que vigile. ¡Déjame! ¡Ratcliff! ¡A eso de la vez, buenas noches, amables lores y
medianoche vuelve a mi tienda y ayúdame a caballeros! (Salen los Lores, etc., con STANLEY.)
armarme!... ¡Déjame, te digo! (El REY RICARDO ¡Oh Tú, a quien yo considero mi capitán! ¡Dirige
se retira a su tienda. Salen RATCLIFF y CATESBY. a mis soldados una mirada favorable! ¡Pon en
Abrese la tienda de RICHMOND, y aparecen él y sus manos los hierros centellantes de tu cólera,
sus oficiales.)

62
para que puedan aplastar con la pesadez de
sus golpes las usurpadoras cimeras de
Aparecen los ESPECTROS de RIVERS, GREY y VAUGHAN
nuestros adversarios! Haznos los ministros de
tu castigo, para que podamos glorificarte en la
victoria! ¡A Ti encomiendo mi alma inquieta, ESPECTRO DE RIVERS.- (Al REY RICARDO.)
antes de correr las ventanas de mis ojos! ¡Mañana pesaré con fuerza abrumadora sobre
¡Duerma o vele, ¡oh!, sé siempre mi defensor! tu alma! ¡Yo soy Rivers, el que murió en
(Se duerme.) Pomfret! ¡Desespérate y muere!
ESPECTRO DE GREY.- (Al REY RICARDO.)
Aparece entre las dos tiendas el ESPECTRO DEL PRÍNCIPE
¡Medita en Grey, y que tu alma se desespere!
EDUARDO, hijo de ENRIQUE VI
VAUGHAN.- (Al REY RICARDO.) ¡Medita en
ESPECTRO.- (Al REY RICARDO.) ¡Mañana Vaughan, y, llena de terror por tus crímenes,
pesaré con fuerza abrumadora sobre tu alma! caiga tu lanza! ¡Desespérate y muere!
¡Medita como me apuñalaste en la flor de mi LOS TRES ESPECTROS.- (A RICHMOND.)
edad en Tewkesbury! ¡Por tanto desespérate y ¡Despierta y medita que nuestras desgracias
muere! (A RICHMOND.) ¡Sé venturoso, harán sucumbir al corazón de Ricardo!...
Richmond! ¡Las irritadas almas de los príncipes
degollados luchan en tu favor! La estirpe del rey
Aparece el ESPECTRO de HASTINGS
Enrique, Richmond, viene a alentarte.

Aparece el ESPECTRO DEL REY ENRIQUE VI


ESPECTRO.- (Al REY RICARDO.) ¡Sanguinario
y criminal! ¡Despierta del crimen y termina tus
ESPECTRO.- (Al REY RICARDO.) ¡Cuando yo días en batalla sangrienta! ¡Medita en lord
era mortal, mi ungido cuerpo fue atravesado por Hastings! ¡Así, desespérate y muere! (A
ti con saña mortífera! ¡Medita en la Torre y en RICHMOND.) ¡Alma no turbada y tranquila!
mí! ¡Desespérate y muere! (A Richmond.) ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Ármate, lucha y vence
¡Virtuoso y santo, sé tú el vencedor! ¡Enrique para salvar a la hermosa Inglaterra!
Sexto, que te profetizó que serías rey, viene a
confortarte en tu sueño! ¡Vive y triunfa!
Aparecen los ESPECTROS de los dos jóvenes PRÍNCIPES
Aparece el ESPECTRO de CLARENCE

ESPECTRO.- (Al REY RICARDO.) ¡Mañana ESPECTROS.- (Al REY RICARDO.) ¡Sueña en
pesaré con fuerza abrumadora sobre tu alma! tus sobrinos estrangulados en la Torre! ¡Que
¡Yo, el que fue ahogado en un vino pensemos en tu corazón, Ricardo, con la
nauseabundo, pobre Clarence, por tu perfidia pesadez del plomo, para conducirte a la ruina, a
entregado a la muerte! ¡Medita en mí mañana, la infamia y a la muerte! ¡Las almas de tus
durante el combate, y que tu espada caiga sobrinos te desean que te desesperes y
inerte! ¡Desespérate y muere! (A RICHMOND.) mueras! (A RICHMOND.) ¡Duerme, Richmond,
¡Vástago de la casa de Lancaster! ¡Los duerme tranquilo, y que sea alegre tu despertar!
ultrajados herederos de York ruegan por ti! ¡Los ángeles buenos te protejan contra los
¡Que los ángeles buenos protejan tus tropas! ataques del jabalí! ¡Vive y engendra una raza
¡Vive y triunfa! dichosa de reyes! ¡Los desgraciados hijos de
Eduardo te desean el triunfo!

63
odiarme por las infames acciones que he
Aparece el ESPECTRO de la REINA ANA cometido! ¡Soy un miserable! Pero miento; eso
no es verdad... ¡Loco, habla bien de ti! ¡Loco,
ESPECTRO.- (Al REY RICARDO.) ¡Ricardo, tu no te adules! ¡Mi conciencia tiene millares de
esposa, tu infortunada esposa Ana, que nunca lenguas, y cada lengua repite su historia
durmió una hora tranquila contigo, viene ahora particular, y cada historia me condena como un
a colmar tu sueño con perturbaciones! ¡Medita miserable! ¡El perjurio, el perjurio en más alto
en mí mañana, durante el combate, y que tu grado! ¡El asesinato, el horrendo asesinato,
espada caiga inerte! ¡Desespérate y muere! (A hasta el más feroz extremo! Todos los crímenes
RICHMOND.) ¡Tú, alma apacible, duerme en diversos, todos cometidos bajo todas las
apacible sueño! ¡Reposa en el éxito y en la feliz formas, acuden a acusarme, gritando todos:
victoria! ¡La esposa de tu enemigo ruega por ti! ¡Culpable! ¡Culpable!... ¡Me desesperaré! ¡No
hay criatura humana que me ame! ¡Y si muero,
ningun alma tendrá piedad de mí!... Y ¿por qué
Aparece el ESPECTRO de BUCKINGHAM
había de tenerla? ¡Si yo mismo no he tenido
piedad de mí! ¡Me ha parecido que los espíritus
ESPECTRO.- (Al REY RICARDO.) ¡El primero fui de todos los que he asesinado entraban en mi
en elevarte a la corona y el último en sentir tu tienda y cada uno amenazaba en la cabeza de
tiranía! ¡Oh!... ¡Acuérdate de Buckingham Ricardo la venganza de mañana!
durante la batalla, y muere en el terror por tus
Entra RATCLIFF
culpas! ¡Sigue soñando en acciones
sangrientas y de muerte! ¡Desespérate RATCLIFF.- ¡Milord!
delirando! ¡Entrega, desesperándote, tu último REY RICARDO.- ¡Voto va! ¿Quién está ahí?
suspiro! (A RICHMOND.) ¡Perecí en la esperanza RATCLIFF.- Ratcliff, milord; soy yo. El gallo
antes que pudiera prestarte la ayuda! Pero temprano de la aldea ha saludado dos veces a
anima tu corazón y no desmayes. ¡Dios y los la aurora. Nuestros amigos están ya en pie y se
ángeles buenos luchan al lado de Richmond, y abrochan su armadura.
caiga Ricardo de la altura de su orgullo! (Los REY RICARDO.- ¡Oh Ratcliff! ¡He tenido un
espectros se desvanecen. El REY RICARDO sale sueño horrible!... ¿Qué crees tú? ¿Nos serán
de su sueño.) fieles nuestros amigos?
REY RICARDO.- ¡Dadme otro caballo!... RATCLIFF.- Sin duda alguna, milord.
¡Vendadme las heridas!... ¡Jesús, tened piedad REY RICARDO.- Ratcliff, temo, temo...
de mí!... ¡Calla! No era más que un sueño. ¡Oh RATCLIFF.- De nada, milord; no os dejéis
cobarde conciencia, cómo me afliges!... ¡La luz asustar por bromas.
despide resplandores azulencos!... ¡Es la hora REY RICARDO.- ¡Por San Pablo Apóstol! ¡Las
de la medianoche mortal! ¡Un sudor frío sombras de esta noche han aterrado más el
empapa mis temblorosas carnes! ¡Cómo! alma de Ricardo que pudieran hacerlo diez mil
¿Tengo miedo de mí mismo?... Aquí no hay soldados en carne y hueso, armados a toda
nadie... Ricardo ama a Ricardo... Eso es; yo prueba y conducidos por ese imbécil
soy yo... ¿Hay aquí algún asesino? No... ¡Sí!... Richmond!... Aún no está cercano el día
¡Yo!... ¡Huyamos, pues!... ¡Cómo! ¿De mí ¡Vamos, venid conmigo! Voy a rondar por
mismo? ¡Valiente razón!... ¿Por qué?... ¡De nuestras tiendas, haciendo el papel de los que
miedo a la venganza! ¡Cómo! ¿De mí mismo escuchan tras las puertas, para oír si hay
sobre mí mismo? ¡Ay! ¡Yo me amo! ¿Por qué alguien que me traiciona. (Salen RICARDO y
causa? ¿Por el escaso bien que me hecho a mí RATCLIFF. RICHMOND despierta.)
mismo? ¡Oh! ¡No! ¡Ay de mí!... ¡Más bien debía

64
protegerá como a soldados suyos! ¡Si os cuesta
Entran OXFORD y otros sudores derribar al tirano, muerto el tirano
dormiréis en paz! ¡Si combatís contra los
LORES.- ¡Buenos días, Richmond! enemigos de vuestra patria, la prosperidad de
RICHMOND.- Os pido perdón, lores, y a vuestra patria será el salario de vuestros
vosotros, vigilantes caballeros, por haberme esfuerzos! ¡Si combatís por la salvaguardia de
hallado desperezándome todavía. vuestras mujeres, vuestras mujeres os recibirán
LORES.- ¿Habéis dormido, milord? en son de vencedores! ¡Si libráis a vuestros
RICHMOND.- ¡He tenido el más dulce sueño y hijos del acero tiránico, los hijos de vuestros
los más halagadores ensueños que jamás se hijos os recompensarán en vuestra vejez! ¡Así,
hayan cernido sobre una frente soñolienta, en nombre de Dios y de todos sus derechos,
desde el instante de vuestra partida, milores! desplegad vuestros estandartes y desenvainad
Me pareció ver que las almas de cuantos valerosamente vuestras espadas! Por lo que a
asesinó Ricardo venían a mi tienda y me mí respecta, el tributo de mi atrevida empresa
gritaban: ¡Salve! ¡Victoria! ¡Os aseguro que mi será mi frío cadáver sobre la fría cara de la
corazón se hincha de regocijo bajo el recuerdo tierra. Pero si venzo, el más humilde de
de un sueño tan grato! ¿Qué hora será de la vosotros recogerá su parte del fruto de mi
madrugada, lores? victoria. ¡Suenen tambores y trompetas resuelta
LORES.- Sobre las cuatro. y alegremente! ¡Dios y San Jorge! ¡Richmond y
RICHMOND.- Pues, entonces, a armarse y victoria! (Salen.)
tomar la dirección... (Avanzando hacia las
tropas.) La ocasión y la urgencia del tiempo no
me permiten, queridos compatriotas, añadir Vuelven a entrar el REY RICARDO, RATCLIFF,
nada a lo que os he dicho. Acordaos sólo de acompañamiento y tropas
esto: Dios y la justicia de nuestra causa
combaten a nuestro lado. Las oraciones de los REY RICARDO.- ¿Qué decía Northumberland
benditos santos y las de las almas irritadas con referencia a Richmond?
marcharán delante de nosotros como elevados RATCLIFF.- Que nunca conoció el oficio de
baluartes. Excepto Ricardo, aquellos contra las armas.
quienes vamos a combatir desean nuestra REY RICARDO.- Y decía la verdad. Y Surrey,
victoria más que la de aquel a quien ¿qué dijo entonces?
acompañan. Porque ¿quién los conduce? RATCLIFF.- Sonrió, exclamando: Tanto mejor
Sinceramente, señores, un sanguinario tirano y para nuestros planes.
un homicida, que, elevado por la sangre, por la REY RICARDO.- Estaba en lo cierto, y así es
sangre ha de sostenerse; pues no ha reparado verdaderamente (Suena un reloj.) Contad que
en medios para conseguir sus fines y fue hora da... ¡Traedme un calendario! ¿Quién ha
asesino de los mismos por cuyos medios se visto hoy el sol?
elevó; una piedra impura y vil, convertida en RATCLIFF.- Yo no, milord.
preciosa gracias al brillo de la silla de Inglaterra, REY RICARDO.- Entonces es que desdeña el
en la cual se ha engarzado ilegítimamente; un brillar, pues, según el libro, hace una hora
hombre que ha sido siempre enemigo de Dios. debía haber embellecido el Oriente: ¡Será un
¡Así, puesto que vais a combatir contra un día de luto para alguno!... ¡Ratcliff!
enemigo de Dios, Dios, en su justicia, os RATCLIFF.- ¡Milord!

65
REY RICARDO.- ¡El sol no quiere dejarse ver (A los soldados.) ¿Qué os diré más de lo que
hoy! ¡El sol frunce el ceño y enneblina a os he dicho? ¡Recordad a quiénes vais a hacer
nuestras tropas! ¡Quisiera que esas lágrimas de frente! ¡Un racimo de vagabundos, bribones y
rocío procedieran de la tierra! ¡Sin sol hoy! Pero desterrados, la hez de Bretaña, y el bajo
¿y qué me importa a mí más que a Richmond? paisanaje inmundo, vómito de su contagiado
Pues los mismos cielos que me miran a mí con país, que espera desembarazarse de ellos en
enojo le miran igualmente a él. aventuras desesperadas de segura destrucción!
¡Dormíais tranquilos y quieren privaros del
Entra NORFOLK descanso! ¡Poseíais tierras y vivíais felices con
bellas esposas! ¡Quieren arrebataros las unas y
NORFOLK.- ¡A las armas, a las armas, milord! deshonrar a las otras! Y ¿quién es el que los
¡El enemigo cubre la llanura! conduce sino un mozo despreciable, nutrido
REY RICARDO.- ¡Vamos! ¡Pronto! ¡Pronto!... largo tiempo en Bretaña, a costa de nuestra
¡Enjaezad mi caballo! ¡Que llamen a lord madre? ¡Una sopa de leche, que en su vida ha
Stanley, que acuda con sus tropas! Conduciré a juzgado del frío más que al sentir bajo sus
mis soldados a la llanura y ordenaré de este zapatos la nieve! ¡Echemos a latigazos a esos
modo el plan de batalla: mi vanguardia se bandidos más allá del mar! ¡Barramos a esos
desplegará sobre toda la línea, componiéndose, presuntuosos harapos venidos de Francia, a
en número igual, de infantes y jinetes. Nuestros esos hambrientos mendigos desahuciados de
arqueros se colocarán en el centro. Juan, la vida, que, sin el sueño insensato de tan loca
duque de Norfolk, y Tomás, conde de Surrey, empresa, ellos mismos, por falta de medios, se
tomarán el mando de la infantería y la hubieran ahorcado y muerto como simples
caballería. En tal disposición, los seguiremos ratas! ¡Si hemos de ser vencidos, que sea por
nosotros con el grueso del ejército, cuyo apoyo hombres, y no por esos bastardos bretones, a
en ambas alas se reforzará con lo más quienes nuestros padres batieron, zurraron y
escogido de nuestros caballeros. ¡Esto y, humillaron en su propio país; y, como es hecho
además, San Jorge!... ¿Qué te parece, Norfolk? notorio, les hicieron los herederos de la
NORFOLK.- ¡Excelente plan, belicoso vergüenza! ¿Y habían de apoderarse de
soberano! Esta mañana he encontrado esto en nuestras tierras? ¿Acostarse con nuestras
mi tienda. (Entregándole un rollo de papeles.) mujeres? ¿Raptar a nuestras hijas?...
REY RICARDO.- (Leyendo.) Juanillo Norfolk: ¡Escuchad!... ¡Oigo sus tambores!...
no seas tan audaz, pues Ricardete, tu amo, (Escúchanse tambores a lo lejos.) ¡Al combate,
está traicionado y vendido. ¡Invenciones del hidalgos de Inglaterra! ¡Al combate, bravos
adversario!... ¡Vamos, señores, cada cual a su milicianos! ¡Tirad, arqueros! ¡Apuntad vuestras
puesto! ¡Que no turben nuestro ánimo sueños flechas a la cabeza! ¡Hundid la espuela en los
pueriles, pues la conciencia es una palabra flancos de vuestros caballos y galopad entre la
para uso de cobardes, inventada en principio sangre! ¡Que retumbe de espanto la bóveda
para sujetar a los fuertes! ¡El ímpetu de celeste con los destellos de vuestras lanzas!
nuestros brazos sea nuestra conciencia;
nuestras espadas, la ley! ¡Adelante! Entra un MENSAJERO
¡Lancémonos bravamente unidos en la mezcla!
¡Si no al Cielo, de la mano todos al infierno!... ¿Que dice lord Stanley?

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MENSAJERO.- ¡Milord, se niega a venir!
Fragores. Entran el REY RICARDO y RICHMOND. Combaten
REY RICARDO.- ¡Fuera con la cabeza de su
los dos. RICARDO es muerto. Retreta marcha. Después
hijo Jorge! entran RICHMOND, STANLEY, que lleva la corona, y otros
NORFOLK.- ¡Milord, el enemigo ha varios lores con tropas
atravesado el pantano! ¡Esperad a después de
la batalla para que pueda morir Jorge Stanley! RICHMOND.- ¡Loados sean Dios y vuestras
REY RICARDO.- ¡Un millar de corazones laten armas, intrépidos amigos! ¡La jornada es
en mi pecho! ¡Adelante vuestras banderas! ¡Al nuestra! ¡El sanguinario perro ha muerto!
enemigo! ¡Que nuestro antiguo grito de guerra: STANLEY.- ¡Valeroso Richmond, has
¡Por el gran San Jorge!, nos inspire con la cumplido bien tu misión! ¡He aquí la corona, tan
cólera de los dragones ígneos! ¡A ellos! ¡La largo tiempo usurpada, que he arrancado (1) de
victoria de cierne en nuestros penachos! las pálidas sienes de ese miserable asesino
(Salen.) para ceñir tu frente! ¡Llévala, poséela, estímala
en todo su precio!
Escena IV RICHMOND.- ¡Gran Dios de los cielos, amén,
responde a todo esto! Pero decidme: ¿vive el
Otra parte del campo joven Jorge Stanley?
STANLEY.- Sí, milord; y está a salvo en la
Fragores de combate. Movimiento de tropas. Entran fortaleza de Leicester, adonde podemos
NORFOLK y soldados, CATESBY los sigue
retirarnos ahora, si gustáis.
RICHMOND.- ¿Qué hombres de nota han
CATESBY.- ¡Socorro, milord de Norfolk! perecido en las otras filas?
¡Socorro! ¡Socorro! ¡El rey ha hecho prodigios STANLEY.- Juan, duque de Norfolk; lord
sobrehumanos de valor, oponiendo un Gualterio Ferrers, sir Roberto Brakenbury y sir
adversario a cada peligro! ¡Su caballo ha caído Guillermo Brandon.
muerto, y combate a pie, buscando a Richmond RICHMOND.- ¡Que sean sepultados sus
por entre las fauces de la muerte! ¡Socorro, cuerpos como conviene a su alcurnia! ¡Que se
milord, o, de lo contrario, la batalla está perdida! proclame el perdón para los soldados fugitivos
(Fragor de lucha.) que quieran sometérsenos! Y en seguida,
conforme a nuestro juramento sagrado,
Entra el REY RICARDO
uniremos la rosa blanca y la encarnada...
REY RICARDO.- ¡Un caballo! ¡Un caballo! ¡Mi ¡Sonría el Cielo, tanto tiempo enojado por sus
reino por un caballo! odios, a esta hermosa unión! ¿Quién sería tan
CATESBY.- ¡Retiraos, milord; yo os traeré un traidor que, al oírme, no dijese amén?...
caballo! ¡Inglaterra ha estado mucho tiempo demente y
REY RICARDO.- ¡Miserable! ¡Juego mi vida a se ha desgarrado a sí misma! El hermano
un albur y quiero correr el azar de morir! ¡Creo derramaba ciegamente la sangre del hermano.
que hay seis Richmond en el campo de batalla! El padre, en su furia, asesinaba a su propio
¡Cinco he matado hoy, en lugar de él! ¡Un hijo. El hijo, obligado, se convertía en verdugo
caballo! ¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo! de su padre. Y todo, por los divididos York y
(Salen.) Lancaster, divididos en su fiera división.

(1) Have I plucked off. La tradición cuenta que Stanley


recogió esta corona en un matorral de espinos y la puso
sobre la cabeza de Richmond.

67
¡Oh! ¡Ahora que Richmond e Isabel, los traidores que quieran traernos otra vez esos
legítimos sucesores de ambas casas reales, se sangrientos días y hacer llorar a la pobre
unan para siempre por la bella providencia de Inglaterra raudales de sangre! ¡Que no vivan
Dios! Y que sus herederos (¡Dios, si ésta es tu para gozar de la prosperidad de este suelo los
voluntad!) den a las generaciones futuras el rico que por traición tratasen de turbar la paz de
presente de la paz de dulce mirada, con riente este hermoso país! ¡En fin: las heridas de la
abundancia y plácidos días prósperos. guerra civil están cerradas; la paz reina de
¡Enmohece, Altísimo Señor, el hierro de los nuevo! ¡Que dure mucho tiempo pedimos a
Dios! ¡Amén! (Salen.)

WILLIAM SHAKESPEARE, Obras completas, Madrid, Aguilar ediciones, 1951


Tradución y notas LUIS ASTRANA MARÍN (primera versión íntegra del inglés,
a partir de la edición de Baudry’s European Library, París, 1843

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