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CANTAR DE LOS CANTARES ,‫ ִׁשיר הַ ִׁש ִׁירים‬SHIR HASHIRIM

AUTOR Y FECHA DE COMPOSICIÓN


Salomón como autor del libro, y así lo han considerado tradicionalmente las religiones judía y cristiana. (composu
para su boda con una princesa egipcia)
debió componerse en el siglo X a. C., lo cual se considera inverosímil, siglo VII a. C.(biblia)

La atribución a Salomón es, pues, ficticia, pues la cultura hebraico-bíblica no surge hasta el cautiverio hebreo en
Babilonia.

El hebreo empleado en el texto es, además, obviamente tardío y contiene algunos arameísmos e incluso
influencias del griego, lo que sugiere que cuando se compuso ya estaba escrita la Septuaginta. sitúa la redacción
en el siglo IV a. C.

Los paralelismos con la literatura antigua de Egipto son sin duda impresionantes. También se invocan en este
sentido algunos datos topográficos que contiene el texto; así ocurre, particularmente con la mención de Tirsá, que
fue la capital del reino del norte desde el 931 hasta la fundación de Samaría en el 880.

El Cantar sería un texto de la época posteríor al destierro y la referencia inicial a Salomón se debería a la práctica
pseudo-epigráfica, común por entonces, que consistía en poner el escrito bajo la autoridad de un gran personaje
del pasado.

Las características del lenguaje pueden ofrecer datos más seguros. R. J. Tournay demuestra que la presencia de
elementos lingüísticos tardíos hace improbable una fecha demasiado alta.

Por otra parte, el Cantar tiene un número elevado de formas raras e incluso exclusivas del Cantar, así como
términos derivados del iranio, asociados a raíces arameas, que nos orientan claramente hacia la época persa.
Sin bajar hasta el siglo III como hacen algunos, parece que se puede situar la redacción última del texto a finales
del siglo v, en la época de la restauración de Nehemías, por los mismos años que la redacción de los libros de
Jonás y 25 de Rut. Esto no impide ni mucho menos pensar que esta redacción final estuvo precedida de una larga
prehistoria que nos sumerge mucho más lejos en el tiempo. Tal es la posición prudente que adoptan en nuestros
días gran número de exegetas (M. Haller, Murphy, Gordis) y que se muestra respetuosa de la complejidad del
texto.

ESTRUCTURA
1. Introducción
Enumeración de los temas de todo el conjunto de los poemas:
- Enamoramiento
- Pasión
- Celos
- Deseo de estar juntos
- 2. Escena campestre (primer poema) 1 5-2 7
- La novia pastora en busca del novio
- -diálogo amoroso que termina en beso apasionado
2. Escena en la ciudad (segundo poema) 2 8-3 5
El novio en busca de la novia (búsqueda mutua)
la noche hace una búsqueda más intensa
termina en un abrazo apasionado
3. El cortejo nupcial (tercer poema) 3 6-5 1
-Cortejo de una princesa que viene al encuentro de su novio por el desierto. El encuentro provoca:
- Exaltación amorosa del novio

5. Búsqueda del novio ausente (cuarto poema) 5 2-6 3


-Novia en busca ansiosa del novio que se ausenta
lo describe como exaltado, con lenguaje apasionado, su belleza corporal.

6. Posesión amorosa (quinto poema) 6 4-8 7


Novio y novia se funden en el amor, llena de piropos, se reafirma.
El novio canta el momento de la posesión y la novia la fuerza de su amor.

7. Apéndices 8 8-14
-Fragmentados de otros cantos de amor.

CRISTO Y LA IGLESIA
La confesión de fe que reconoce en Jesús el cumplimiento de la esperanza de Israel nos hace entrar en un nuevo
registro de interpretación del Cantar.
La Iglesia leerá en adelante este texto como una palabra que le afecta.

El amado es identificado con Cristo, mientras que la amada se convierte en figura de la Iglesia.
El texto vuelve a vivir, leído, meditado y comentado como una palabra que llega al corazón de la experiencia
cristiana.

Quien se sumerge en esta tradición descubre que el Cantar no es allí un texto difícil, oscuro o complicado; al
contrario, se le considera como indispensable, como el camino regio para decir el misterio de la encarnación, para
definir la identidad de la Iglesia, para enseñar lo que es la vida bautismal.

¿Qué es la Iglesia? La cuestión se plantea en todas las épocas, ya que hay un misterio en esa Iglesia que se debe,
no ya al hecho de ser una realidad indecisa, equívoca, sino al hecho de que en ella nuestra humanidad se sumerge
en el misterio mismo de Dios.

Hay muchas maneras de acercarse a este misterio recurriendo al vocabulario bíblico, que habla de ella como
«pueblo», como «viña», como «rebaño» que tiene a Dios por pastor, o también como «esposa».

A partir del comentario de Orígenes, se suele distinguir entre la lectura que interpreta a la amada como la Iglesia
en sentido colectivo y la que la identifica con el alma individual.
Unas veces se yuxtaponen las dos interpretaciones y otras se organiza la lectura de una de ellas con exclusión de
la otra.

Pero esta distinción no constituye una oposición: estas interpretaciones representan solamente dos aspectos
solidarios y complementarios de la realidad eclesial, según el principio que enunciaba san Pedro Damiani: «Toda
alma es de alguna manera, por el misterio del sacramento, la Iglesia en su plenitud»

¿No es el amor humano digno de ser Palabra de Dios? El amor que procede de Dios nos lleva a Dios que es amor.
Si el amor del Cantar, sin perder nada de su intensidad, pudiera abarcar y abrazar a todos, ese amor sería la más
alta encarnación del amor de Dios.

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