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Introducción a la Lingüística 2
Semestre 2019-2
John L. Austin plantea acerca de los actos de habla como una de las primeras teorías en
pragmática dentro de la filosofía del lenguaje. Austin plantea que un acto de habla es un tipo
de acción que involucra el uso de la lengua natural y que está sujeto a cierto número de reglas
convencionales generales y/o principios pragmáticos de pertinencia.
Otro rasgo de los realizativos es que se dividen en dos tipos de acuerdo con su
estructura formal, como expresión primaria o como un realizativo explícito.
En su caso los enunciados del tipo realizativo explícito se refieren a aquellos que
expresan con predicados realizativos el tipo de enunciado, esto ocurre en casos como:
Austin también plantea que los actos de habla se pueden dividir en dos tipos. En Actos
directos y en actos indirectos. Los Actos directos son aquellos enunciados en los que el
aspecto locutivo e ilocutivo coinciden, es decir, que se expresa directamente la intención. A
su vez, los actos indirectos son aquellas frases en las que el aspecto locutivo e ilocutivo no
coinciden, por lo tanto, la finalidad de la oración es distinta a lo que se expresa directamente.
El acto locutivo es el que realizamos por el solo hecho de “decir algo”, pero dicho
acto es en sí mismo una actividad compleja. Como en el caso de: Los niños son inteligentes.
Este acto se comprende, a su vez, en tres tipos de actos diferentes:
Austin hace al respecto una serie de apuntes como que para realizar un acto fático se tiene
que realizar un acto fonético, es decir al realizar uno se está realizando el otro. También
apunta que al definir el acto fático se agrupan dos cosas: el vocabulario y la gramática.
Finalmente, que tanto el acto fático como el fonético, es esencialmente imitable o
reproducible. Esto es, se puede emitir no solamente el enunciado entre comillas, sino el hecho
más complejo de que ese enunciado fue dicho de alguna manera, es decir, que toda expresión
puede ser exactamente reproducida entre comillas, o entre comillas precedida de “él dijo” o,
más a menudo, seguida de “dijo ella”, etc.
Así, el acto locutivo puede definirse como “la emisión de ciertos ruidos, de ciertas
palabras en una determinada construcción, y con un cierto significado”.
Otro tipo de acto es el acto ilocutivo que es el que se realiza “al decir algo” (in saying
something). En casos como:
Te perdono,
Te apuesto,
Te agradezco.
Finalmente, el acto perlocutivo es el que se realiza “por haber dicho algo” (by saying
something), y se refiere a los efectos producidos por un enunciado como: Te aconsejo o te
sugiero. Austin lo explica como “normalmente, decir algo producirá ciertas consecuencias o
efectos sobre los sentimientos, pensamientos o acciones del auditorio, o de quien emite la
expresión, o de otras personas”.
La distinción entre estos tipos de actos es sobre todo teórica, ya que los tres se realizan
a la ves y simultáneamente: en cuanto decimos algo, lo estamos haciendo en un determinado
sentido y estamos produciendo unos determinados efectos. Pero es interesante distinguirlos
porque sus propiedades son diferentes: el acto locutivo posee significado; el acto ilocutivo
posee fuerza; y el acto perlocutivo logra efectos (Escandell, 1996:58).
Tenemos la idea de que un “acto” es una cosa física determinada, que se distingue
tanto en las convenciones como en las consecuencias; pero, el acto ilocucionario, y aun el
acto locucionario, suponen convenciones. Además, el acto perlocucionario puede incluir lo
que en cierto modo son consecuencias, como cuando decimos “porque hice x hice y”. Es
decir, si en tales casos mencionamos tanto un acto B (ilocución) como un acto C
(perlocución), diremos que “por(que) hizo B hizo C” y no “al hacer B…”, que es la razón
principal para distinguir los actos perlocutivos de los ilocutivos.
Esta distinción es principalmente porque las propiedades de cada tipo de acto son
diferentes, el acto locutivo posee un significado; el acto ilocutivo posee fuerza; y el acto
perlocutivo logra efectos. Así en los enunciados:
El acto ilocutivo que se realiza está previamente calculado por el emisor, que siempre sabrá
cuál era el alcance exacto y la fuerza que quiso dar a sus palabras; los actos perlocutivos
pueden intentar calcularse previamente, pero ello no asegura que el efecto logrado sea
exactamente el previsto, pues, es posible no lograr producir el efecto deseado, o producir
efectos no deseados. Por ejemplo:
Finalmente, el que todos los enunciados se prestan a infortunios. Por ejemplo, si se hace
referencia a lago inexistente, el infortunio se asemeja a una mala apelación, es decir, a una
violación de la condición A.11; el resultado no es que el enunciado sea falso, sino que es nulo.
Por ejemplo: Los hijos de Juan son rubios (se sabe que Juan no tiene hijos). Por otro lado,
cuando se utiliza una palabra equivocada, el emisor no necesariamente es responsable de
haber querido decir lo que ha dicho, se trata, simplemente, de una mala ejecución, y la regla
afecta es la B.12. como consecuencia, estamos ante un acto viciado, que también resulta nulo.
Como en: En estos momentos de embargo, la emoción me jubila (el emisor ha trastrocado
algunas palabras). Sin embargo, el receptor lo reformula por la secuencia correcta: En estos
momentos de júbilo, la emoción me embarga. Por último, el no albergar las creencias o
sentimientos requeridos produce, como sabemos, un abuso, una transgresión de la condición
T.13. Por tanto, el enunciado: Está lloviendo (y no lo creo; de hecho, sé positivamente que
hace un sol espléndido), resulta insincero.
Bibliografía:
Austin, J. (1962/ 1990). "Actos locutivos, ilocutivos y perlocutivos". Cómo hacer cosas con
palabras. Barcelona: Paidos.
Escandell Vidal, M. Victoria (1996). “Austin y la filosofía del lenguaje corriente”.
Introducción a la pragmática. Pp. 43-60.
1
A.1. La existencia de un procedimiento convencional -con un efecto también convencional- que incluya la
emisión de determinadas palabras por parte de determinadas personas y en determinadas circunstancias.
2
B.1. Todos los participantes deben actuar de la forma requerida por el procedimiento.
3
T.1. Cuando el procedimiento requiere que las personas que lo realizan alberguen ciertos pensamientos o
disposiciones de ánimo, deben tenerlos.