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Manual de teoría literaria

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Osear Castro Gareía
Consuelo Posada Giraldo

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Caminos
Editorial Universidad de Antioquia . '~~ I,
e óscar Castro Garda. Consuelo Posada Giralda
e Editorial Universidad de Antioq,w" ­
ISBN: 958-655-163-6 (volumen)

ISBN: 958-655-162-8 (obra completa)

Primera edición: octubre de 1994


Cubierta: Asfalto Graphis
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de Antioquia

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Semiótica y literatura

Para, los lingüistas, el programa de confonnación de la semiótica, como


ciencia que estudia los sistemas de signos, está contenido en el Curso de
lingüística general de Ferdinand de Saussure (1916). Pero esta disciplina
tiene largos antecedentes históricos. La cuestión del signo lingüístico fue
abordada mucho antes de Saussure por autores como John Locke, Jean
Lambert, Bemard Bolzano y Edmund Husserl. Sin embargo, fue a partir
de Charles Sanders Peirce que ]a semiótica se constituyó como discíplína
independiente. Su interés abarcó la multiplicidad de los fenómenos sig­
nificativos: huellas, gritos, silogísmos¡ ecuaciones de álgebra¡ diagramas
geométricos. Es decir, para Peirce, la moral, la metafísíca¡ la óptica, la
química, la anatomía, la psicología, entre otra SI no podrían ser estudiadas
por fuera de una perspectiva semiótica.
Saussure, por su parte planteó ]a semiología como una posibilidad
l

futura; como disciplina general que el?tudiaria los signos en la vida social,
y que abarcaría la lingüística, porque el lenguaje, para él, era el más com­
plejo de los sistemas de signos.
La semiótica estudia todos los fenómenos cultura]es como sistemas
de signos¡ es decir como fenómenos de comunicación. Esta última existe
l

en toda cultura, en cuanto se trasmiten mensajes que requieren el uso de


un código común para ser interpretados y se realiza, entonces, dentro de
l

un sistema sígnico. Para la semiótica, por consiguiente, todo comporta­


miento humano comunica y es, por tantO significativo. 1
I

Cesare Segre. "Entre estructuraIismo y semiologia. CrítÍCll bajo control. Barcelona, Pla­
N

neta, 1974, p. 65-100.



,~,

146/ Manual de tf!l)r(a literaria Semi6tica y literatura / 147

La semiótica plantea que el hacer humano, consciente o inconsciente, vilegiaban, altemadamente, el autor, la época y los demás elementos ex­
está determinado socialmente; es decir, que todo comportamiento es la teriores; creían encontrar el significado de la obra en las circunstancias
ejecución de un programa establecido socialmente, y aprendido desde particulares en que ésta se producía. Estudiaron, entonces, los factores
que se nace. Así los miembros de una comunidad actúan con pequeñas indíviduales, familiares y sociales del escritor, sus relaciones con otros
variaciones individuales, y aceptan o rechazan el comportamiento de al­ escritores, sus amistades, sus gustos e incluso, sus defectos físicos. Las
guien porque poseen los código de esa cultura; así como comprenden un teorías posteriores se encerraron en el esquema interior del texto.
mensaje lingüístico porque poseen el código de esa lengua determinada. 2 Actualmente, en la semiótica literaria, el autor ha dejado de ser el
El fenómeno de la comunicación no abarca splo los signos lingüísti­ centro de la obra y el dueño del significado, y en el análisis sólo se con­
cos sino la totalidad de la cultura. Al respecto, Omberto Eco demostró sideran aspectos de su vida cuando éstos sirven para explicar elementos
que otros elementos que intervienen en este proceso también son signi­ de su producción literaria.
ficativos; entre ellos se encuentran los gestos, las expresiones fadales y En una perspectiva semiótica, la lectura es definida como decodifi­
la posición del cuerpo, estudiados por la quinésica; y las formas espacia­ cación del tex.to, como recreación de los significados, a partir de la par­
les, las cuales tienen significado social y son estudiadas por la proxemia.3 ticipación del lector. El texto se plantea como un acto comunicativo entre
La semiología francesa, apoyada en la lingüística, partió de la con­ el autor como productor y el lector como descodifica dar del mismo. Como
sideración del lenguaje como el más amplio y completo sistema de signos. cualquier mensaje, el texto no cumple su ciclo comurucativQ hasta cuando
Por esto Roland Barthes propuso invertir el esquema planteado por Saus­ es leído, interpretado.
sure, según el cual la lingüística comprenderá la semiología. Para Barthes, Una consecuencia fundamental de la crítica centrada en el escritor
la lingüística debía ser el gran campo dentro del cual estaría la semiótica. fue la búsqueda de un único significado para el texto literario: aquel que
Esto; porque todos los sistemas compuestos por signos tendrían que pasar el autor había querido darle, y el cual debía proceder de las circunstancias
por la lengua, por ·la lingüística, para ser explicados. que rodearon su aparición.
Frente a los términos semiótica y semiología se utiliza aquí el pri­ A esta idea cerrada de la obra literaría se opone su consideración
mero, que fue el favorecido por la Asociación Internacional de Semiótica. como objeto abierto, donde son posibles múltiples lecturas si encuentran
Para. la profundización en las precisiones teóricas y metodológicas que apoyo en el texto, Muchos teóricos de la literatura han defendido esta
en los estudios actuales implica cada una de estas palabras, se remite al apertura de la obra y se han opuesto a la búsqueda de un solo significado.
lector al DicclQnIlrro razonado de la teoría del1engUllje de A.J. Greimas y J. Para Roland Barthes¡ por ejemplo, toda lectura es inacabada, porque no
Courtés, es posible mirar simultáneamente todas las funciones y todos los elemen­
tos. Se parte del reconocimiento a la libertad del lector para escoger los
Semi6tica y lectura literaria puntos que le parecen más significativos. No se trata, entonces, de obtener
una explicad6n del texto, un significado último que sería su verdad, sino,
de acuerdo con Barthes, de entrar por medio del análisis en el juego del
Diferentes teorías han tratado de interpretar el texto literario, y han bus­
significante, en la escritura, y realizar "lo plural del texto". 4
cado con distintos métodos llegar a su signífícación. En las distintas épo­
Este autor consideró el cuento y la novela como sistemas andantes
cas, se le ha asignado al lector y al autor una diferente función en la
de informaciones, y propuso una lectura necesariamente lenta del texto
configuración del signíficado de lo literario. Así las primera teorías pri- .
literario, que permitiera detenerse todas las veces requeridas, registrando
libremente los· sentidos; sin buscarlos todos, puesto que la obra sigue
abierta. La finalidad no es, entonces, encontrar un sentido, como lo hace
2 Fenucio Rossi Landí. "Programación social y comunicación." CAsa de llls Américas. N9

71, marzo..abri~ 1972.

3 Umberto Eco. "La vida social como un sistema de signos. lntroduC'ciún al t'strucIUTIl­

N
4 Roland Barthes. dónde empezar? Barcelona, Tusquets, 1974.
lismo. Madrid, Alianza Editorial, 1976. p. 89-110.

.'

148/ Manual de leorÚl literaritJ Semiótica y liIeraturll/149

la crítica marxista o psícoanalítica, ni el sentido como la hace la henne· sistemas culturales, con otros textos del mismo autor o de otros, dependen
néutica. Importa sólo la coherencia de la búsqueda. La obra brinda un de la competencia del lector.
conjunto A de señales iniciales, y uno B de señales finales observadas. El Partiendo, entonces, del respeto a los límites del texto, de acuerdo
análisis literario estudiaría cómo se efectúa el paso de A a B. Este análisis, con los presupuestos estructuralistas, Eco analizó el proceso de la comu­
móvil y lento, se opone a la lectura de consumo que hace desechar de nicación literaria, deteniéndose en los indicios que pueden identificarse
inmediato lo leído; y obliga, en cambio, a volver al texto, a sentir la re­ en el texto y que sirven como reguladores a la interpretación del lector.
lectura como práctica de trabajo, como manera de realizar el saber de un El contenido de la obra no aparece explícito en la superficie significante
texto.5 de) texto y, por esto, el lector es postulado como un principio activo de
la interpretación. Su trabajo de cooperación es fundamental para extraer
Papel del lector en la significación de la obra
aquello no dicho, pero implicado; para llenar los espacios vacíos y conec­
Pese a las diferencias de matiz en las diversas teorías de interpretación tar lo que aparece en la obra con el tejido de la intertextualidad.
semiológica, y a la aceptación de la existencia de un limite en la apertura El autor estimula en el texto asociaciones semánticas, quíere que el
del texto, se coincide en consíderar al lector como colaborador de su vida lector intente una serie de elecciones interpretativas, calcula y solicita su
polisémica. Para los teóricos de la lectura literaria, la obra comienza a cooperación para llenar espacios de lo no dicho y extraer las sigruficacio­
existir sólo cuando es leída, y es el lector quíen extrae los significados y nes de la obra, haciendo pasar al acto los contenidos que han sido dejados
los sentidos de los signos del texto. En efecto, según Borges, 11el hecho en estado vírtuaL Para Eco, el texto funciona como un mecanismo pere­
estético requiere la conjunción del lector y del texto y sólo entonces existe. zoso o económico y, sólo en casos de extrema meticulosidad, se complica
Es absurdo suponer que un volumen sea mucho más que un volumen. en redundancias y especificaciones ulteriores. Por esto se presenta entre­
Empieza a existir cuando un lector lo abre".6 tejido por espacios en blanco, por intersticios que deben ser cubiertos por
Umberto Eco, por ejemplo, afirma que el lector es un sujeto activo el lector.
en la interpretación del texto y de sus relaciones ron el eDÚsor; y agrega, Si la suerte interpretativa de una obra debe hacer parte del propio
dada la aparente contradicci6n entre los estrictos límites formales que mecanismo generativo, escribir significa poner en práctica una estrategia
condicionan la lectura y la libertad interpretativa frente a una obra, que que prevea anticipadamente los movimientos del otro. El texto viene emi­
los límites de un texto literario son formales y no semánticos y, por tanto, tido para que alguien lo actualice, y el autor debe asegurarse de que el
se concretan en el significante y no en el significado. El texto, entonces, conjunto de competencias al cual se refiere sea el mismo al cual pueda
según él, denota, mediante unos términos lingüísticos, pero además, con­ remitirse el lector. Por tanto, postula un lector modelo capaz de cooperar
nota, implica o sugiere otros sentidos diferentes, en un doble juego que en la actualización textual como él pensaba, y de moverse interpretativa­
se resume en la definición de la obra como "mensaje abierto bajo formas mente como él lo hizo generativamente.
cerradas"? El lector activa el contenido del texto, sin añadir nada, ni al­ La producción del texto es considerada, entonces, como una estrate­
terar los límites formales del mismo, lo cual no significa que su papel sea gia que, como todas, prevé los movimientos del otro. Ese otro-lector es
pasivo. Su libertad de interpretación va tan lejos como lo permita el texto, postulado, según esto, como un principio activo en la decodificación del
y las referencias contenidas se ofrecen como indicios a SU competencia texto y su trabajo de interpretación está previsto por el autor.
lingüfstica y cultural. Para confonnar esta estrategia, el autor configura la imagen de un
Todas las lecturas son posibles, excluyendo ]a arbitrarla, si encuen­ lector modelo que posea, además de la competencia lingüística, la misma
tran apoyo en el texto: las asociacíones semánticas, las relaciones con otros enciclopedia cultural y el mismo sistema de referencias. Este lector es
llamado a colaborar en el desarrollo de la historia, mediante la realización,
5 Roland Barthes. MitologÚlS. Madrid, Siglo XXI, 1980.
durante toda la obra, de un trabajo de previsión que lo lleve a anticipar
6 Jorge Luis Borges. DEI cuento policial." Borges oral. Barcelona, Bruguera, 1983. p. 72.
el desarrollo de las acciones principales. Cada vez que reconoce en el
'1 Un:lberto Eco. Ltctor in fRl7ulA. Barcelona, Lurnen" 1981.
universo de las historias una acción que pueda producir un cambio en

150 I MRnual de teorla Iit"'lria Semióficfl y literatura! 151

el desarrollo de los hechos, es estimulado a imaginar cuál será el cambio Jectura históricamente determinadas, y de las posiciones correspondientes
de estado y el nuevo curso de eventos. El texto invita a esta activídad de a estas prácticas. Dubois desarrolla el tema de una lectura condicionada
previsión subrayando la importancia de las acciones siguientes mediante socialmente, en autores y lectores. El escritor es, según esta teoría, porta­
señales de varios tipos: suspenso, dilación de una respuesta o estado de dor de un discurso social de su tiempo y de su grupo, y mediante él se
expectativa de un personaje. La anticipación del lector constituye una por­ expresa una c1ase una sociedad. La obra contiene en sí misma la imagen
l

ción de historia que deberá corresponder a aquella que está por leer. Para del lector al cual está destinada, y en su selección influyen no sólo el
que se realice la comurucación literaria se requiere que el destinatario contenido y la forma lingüística, sino también aspectos exteriores como
tenga competencias, conocimientos, no sólo en las convenciones, y en las la forma del libro y el diseño de la cubierta.
reglas del sistema lingüístico y cultural, sino también en aquellos textos Con respecto al condicionamiento social del lector! las aficiones, los
que se tejen aUí y que lo anteceden. gustos literarios, la manera de leer, de decodifícar, se enlaza con las re­
laciones de clase, con la forma de comportarse socialmente; y muestra,
Hacia una sociología de la leenml entonces, que ciertas aficiones estéticas, e íneloso la capacidad de evalua­
La lectura parece un acto individual, en el cual cada lector sigue el camino ción artística, son aprendidas culturalmente, y hacen parte de una heren­
de los indicios y, de acuerdo con sus competencias, le da sentido al texto. cia cultural que ha sido inculcada de manera metódica, por la familia y
Pero, en realidad, en ella intervienen, además, los códigos de lectura de la escuela.
.la época que permiten aplicar puntos de vista diferentes, y acumulan en
Aspectos partículares de la lectura
el texto nuevas posibilidades sígnicas. Así, con el tiempo se pueden in­
crementar las significaciones de un texto, no porque éste se transforme, preocupaciones sobre el lector y la lectura han generado diversos
sino porque el lector percibe nuevas relaciones. estudios sobre aspectos particulares de esta temática. Se resaltará aquí la
En esta perspectiva, entonces, la decodificación es un proceso que oposición lectura oral - lectura silenciosa, por las implicaciones que ésta
depende no sólo de factores individuales, sino del sistema cultural al cual diferencia plantea para el estudio de ]a obra literaria.
pertenece el lector. El texto escrito está compuesto por una sucesión de líneas impresas,
_. La semiótica literaria considera el texto fuente inagotable de sentidos, palabras, espacios y signos de interrupción desde la primera letra de la
l

lugar de pluralidad semántica, que se carga de significación y de infor­ primera palabra hasta la última letra de la palabra final. Se conforma, de
mación continuamente, y que origina lecturas diferentes en el tiempo y este modo, una organización gráfica horizontal que ímplica una aparente
en el espacio; al punto que, como afirmó Blanchot refiriéndose a la lectura, lineaJidad en la lectura; es decir, un orden temporal conformado por la
casi no reconocemos nuestros subrayados. Una de las consecuencias de sucesión lineal de las partes. Pero en el proceso, el lector va alterando la
esta polisemia es la posibilidad de que el lector asigne al texto significados aparente horizontalidad del discurso, haciendo cortes verticales que en­
ausentes en el momento de su producción, y llegue, incluso, a ignorar, lazan los significantes a distancia y rompen el orden de sucesión de las
sobrepasar o invertir las intenciones del autor. partes, Además, el punto de vista, el modo de comunicar el contenido
A diferencia de la ciencia, en la que una hipótesis es considerada de la obra literaria en el discurso narrativo, rompe la linealidad temporal,
válida si no es negada pOI otras, en el arte se asiste a la coexistencia de altera la perspectiva, la continuidad en la presentación de los hechos.
interpretaciones fundamentalmente cüversas, y a la sobreposición, a cada' El texto pertenece, en una primera instancia¡ a una determinada len~
texto, de una reserva incalculable de decodificaciones. gua, y esto permite una lectura puramente língiiística como sí se tratara
Muchos de los trabajos sobre las relaciones entre la obra y el desti­ de una sucesión de periodos sintácticos. Leído, de esta forma, el tex.to
natario superan el plano psicológico y ubican la lectura en un plano social, entra en un solo sistema semio16gico¡ el de la lengua. Sin embargo, para
tomando en consideración que la percepción de las obras literarias es el caso del texto literario es claro que esta lectura lingüística no agota las
regulada por representaciones generales de un grupo, de una clase y de posibilidades semánticas de la obra. Sí bien cada texto es un complejo de
una nación. Así, ya no se hablaría de la literatura, sino de prácticas de signos gráficos que tienen como significados primarios, valores lingüísti­

152/ ManlU/l de lrorla literQrm Semiótica IJ literatllra /153

cos, en él la signíficación trasciende los signos lingüísticos, y cambia con Como método, Barthes propone leer el texto tan despacio como se
relaci6n al sistema semi6tico desde el cual se intenta explicar.s requiera, deteniéndose todas las veces necesarias, expolÚendo el análisis
Antes de la lectura mental del texto escrito, la lectura fue durante en su "paso a paso", tratando de registrar y clasificar los sentidos que
mucho tiempo un acto colectivo y oral, en el cual la voz humana era vayan apareciendo. Para esto es necesario:
condici6n obligatoria de lo literario. La literatura se hada fundamental­ l. Dividir el texto en unidades contiguas de lectura que él llama
mente para ser oída y el lector era distinguido por su capacidad de de­ lexias: una palabra, una frase, una oraci6n¡ un párrafo, y enumerarlas or­
codificar el texto ante los oyentes iletrados. denadarnente. La lexía es un segmento en el cual se observa la distribu­
Genette afinna que incluso la lectura individual se practicaba en voz ción de los sentidos, y su separación y extensi6n dependen estrictamente
alta y cita el dato de San Agustín, quien se refirió a su maestro Ambrosio de la voluntad dellectof¡ de la cantidad de significaciones que encuentre
como el primer hombre de la antigüedad en practicar la lectura silenciosa. en cada una. Barthes sólo recomienda que en cada lexía no aparezcan
La difusi6n del libro y la práctica de la lectura y la escritura debilitaron, más de dos o tres sentidos para no hacer demasiado denso y extenso el
a la larga, el modo auditivo de percepci6n de los textos a favor de un análisis de cada fr~gmento.
modo visual. Se pasó, entonces, de una lectura colectiva hecha con la voz, 2. Observar los sentidos en cada lexía¡ buscando no las denotaciones
y en la cual el público era muy importante, a una individual, hecha con de la palabras sino las connotaciones, los sentidos segundos; y escoger
los Oj08, y despojada de las necesidades impuestas por el auditorio. unas lú1eas de sentido y seguirlas a partir de los indicios, a través de las
diferentes lexías, pues un sentido se reitera en varios lugares del texto,
cubierto con diversos significantes.
Modelo de análisis textual 3. Trabajar progresívamente, recomendo paso a paso el texto. Barthes
se refiere a un análisis en ¡¡cámara lenta", móvil como la lectura.
A diferencia del análisis estructural, en el cual se pretenrlfa establecer un
4. Consígnar los sentidos encontrados sin preocuparse de los olvidos
modelo universal que sirviera de pauta para el estudio de todos los re­ o las ignorancias, ya que éstos no importan si se trata de construir el
latos/ el análisis textual se detiene en el contelÚdo específico de cada texto propio saber del texto.
literario. No importa, entonces, descubrir la estructura de una obra lÚ la
semejanza estructural de los relatos, sína la diferencia semántica, y para Los códig09
esto se debe producir una estructuración móvil del texto. Esta nueva pro­
puesta, que se une a la de texto abierto de Umberto Eco, fue presentada Frente a cada segmento el Jector encuentra no sólo las significaciones,
por Barthes en sus obras S/Z, análisis de "Sarra zine" de Balzac, y Semiótica sino también la manera como se produjeron, los saberes especiales que
narrativa y textual, análisis de "El caso del señor Valdemar" de Edgar le permitieron conectar el hilo del texto con las referencias extratextuales,
Allan Poe. unir la obra a lo ya visto, leído o hecho. Estos saberes se organizan en
El análisis basado en este modelo será diferente para cada texto, campos asociativos llamados por Barthes códigos, y que conforman el
puesto que en cada uno hay un proceso de sígnificaciones en marcha que saber cultural del lector. Este concepto cOÍlJ.cide con el de enciclopedia
varía según la materia narrativa de cada obra. Se hace referencia al pro­ cultural del lector, en Umberto Eco.
ceso, porque tales significaciones no se consideran un producto termina-, Los códígos enumerados por Barthes son:
do, sino una construcción progresiva de sentido. En éste interviene, pues/ 1. Código cultural. Comprende el saber o los saberes humanos, las
el lector, quien al elaborar su propia significación del texto, lo conecta opiniones públicas, la cultura tal como se transmite por ellibro por la t

con la sociedad y con la historia, con lo intertextual. enseñanza y por el aprendizaje social. Dado que la cultura abarca un
concepto amplio¡ Barthes dividió tal código en subcódigos, y llamó cien­
tífico, al referido a conocimientos de un área específica de la ciencia; re­
8 Cesare 5egre. "Arutlisi del racc:onto, lógica narrativa e tempo." Le slrutture e 11 tempo. tórico al que agrupa las formas codificadas socialmente del discurso y
Milano, Einaudi, 1979. p. 3-72.

154 / Ma11UJ11 de teoTÍlllíleraria SemiótiCíl y literntllra /155

del relato literario; cronológico al que comprende registros del tiempo, ba, pero, para no rrlcomodar a mi amodorrado sirviente, alargué COn dificultad la
que intentan producir un efecto de realidad al referir lo narrado al tiempo mano y lo coloqué de manera que su luz cayera directamente sobre el libro.
real del lector; y, finalmente, sociohist6ríco, al que abarca conocimientos El cambio, empero, prodUjO un electo por completo inesperado. Los rayos de las
del lector sobre su época y sociedad. numerosas bujías (pues eran muchas) cayeron en un nicho del aposento que una de
las columnas del lecho había mantenido hasta ese momento en la mas profunda
2. Código de la comunicación. Abarca las relaciones entre el narrador
sombra. Pude ver así, vividamente, una pintura que me había pasado inadvertida. Era
y el lector, la manera como se produce el proceso de lectura.
el retrato de una joven que empezaba ya a ser mujer. Miré presurosamente su retra­
3. Código simbólico. Hace referencia a los significados simbólicos, to. y cerré los ojos. Al prindpio no alcancé a comprender por qué lo había hecho.
como evocación inmediata o mediata de sentidos. Pero, mientras mis parpados continuaban cerrados, cruzó por mi mente la razón de
4. Código de las acciones. Abarca el armazón del relato, las acciones mi conducta. Era un movimiento impulsivo a fin de ganar tiempo para pensar. para
y su organización en secuencias. asegurarme de que mi visión no me había engañado, para calmar y someter mi
5. Código hermenéutico. Comprende las interpretaciones que el lec­ fantasía antes de otra contemplación más serena y más segura. Instantes después
tor se plantea sobre el texto. Este código se refiere, además, a la manera volví a mirar fijamente. la pintura.
como el relato responde los enigmas, retarda la solución de los mismos, Ya no podía ni quería dudar de que estaba viendo bien, puesto que el primer
destello de las bujías sobre aquella tela había disipado la soñolienta modorra que
O introduce algunos nuevos.
pesaba sobre mis sentidos. devolviéndome al punto a la vigilia .
.Como ya he dicho, el retrato representaba -a una mujer joven. Sólo abarcaba la
cabeza y los hombros, pintados de la manera que técnicamente se denomina
vignette. y que se parece mucho al estilo de las cabezas favoritas de -Sully. Los
"EI retrato oval" de Edgar AUan Poe
brazos, el seno y hasta los extremos del radiante cabello se mezclaban imperceptible­
mente en la vaga pero profunda sombra que formaba el fondo del retrato. El marco
El castillo al cual mi criado se había atrevido a entrar por la fuerza antes de permitir era oval, ricamente dorado y afiligranado en estilo morisco. Como objeto de arte,
que, gravemente herido como estaba, pasara yo di aire libre, era una de esas cons­ nada podía ser más admirable que aquella pintura. Pero lo que me había emociona­
trucciones en las que se mezclan la lobreguez: y la grandeza, y que durante largo do de manera tan súbita y vehemente no era la ejecución de la obra, ni la inmortal
tiempo se han alzado cejijuntas en los Apeninos, tan ciertas en la realidad como en la belleza del retrato. Menos aún tabla pensar que mi fantasía, arrancada de su semi­
imaginación de Mrs. Radcliffe. Según toda apariencia, el castillo había sido recién sueno, hubiera confundido aquella cabeza con la de una persona viviente. inmediat<¡­
abandonado, aunque temperariamente. Nos instalamos en uno de 10$ aposentos más mente vi que las peculiaridades del diseño, de la vignette y del marco tenían que
pequeños y menos suntuosos. Hallábase en una apartada torre del edificio; sus deccr haber repelido semejante idea, impidiendo incluso que persistiera un 5010 instante.
radones eran ricas, pero ajadas y viejas. Colgaban tapices de las paredes, que engala­ Pensando intensamente en todo eso, quedéme tal vez una hora, a medias sentado, a
naban cantidad y variedad de trofeos heráldicos, así como un número insólitamente \ medias reclinado, con 10$ ojos fijos en el retrato. Por fin, satisfecho del verdadero
grande de pinturas modernas en marcos con arabescos de oro. Aquellas pinturas, no secreto de su efecto, me dejé caer hacia atrás del lecho. Había descubierto que el
solamente emplazadas a lo largo de las paredes sino en diversos nichos que la extra· hechizo del cuadro residía en una absoluta posibilidad de vida en su expresión que.
ña arquitectura del castillo exigía, despertaron profundamente mi interés, quizá a sobresaltándome al comienzo, terminó por confundirme, someterme y aterrarme.
causa de mi incipiente delirio; ordené, por tanto, a Pedro que cerrara las pesadas Con profundo y reverendo respeto, volví a colocar el candelabro en su pOSición ante­
persianas del aposento -pues era ya de noche-, que encendiera las bujias de un alto rior. Alejada así de mi vista la causa de mi honda agitación. busqué vivamente el
candelabro situado a la cabecera de mi lecho y descorriera de par en par las orladas' volumen que se ocupaba de las pinturas y su historia. Abriéndolo en el número que
cortinas de terciopelo negro que envolvían la cama. Al hacerlo así deseaba entregar­ designaba al retrato oval. leí en él las vagas y extrañas palabras que siguen
me, si no al sueño. por lo menos a la alternada contemplación de las pinturas y al "Era una virgen de singular hermosura. y tan encantadora como alegre. Aciaga la
examen de un pequeño volumen que habíamos encontrado sobre la almohada y que hora en que vio y amó y desposó al pintor. Él apaSionado, estudioso, austero, tenía
contenía la desc.ripción y la crítica de aquellas. ya una prometida en el Arte; ella, una virgen de sin igual hermosura y tan encantadcr
Mucho, mucho leí ... e intensa, intensamente miré. Rápídas y brillantes volaron las
ra como alegre, toda luz y sonrisas, y traviesa como un cervatillo; amándolo y mimán­
horas, hasta llegar la profunda media noche. La posidón del candelabro me molesta-
dolo, y odiando tan sólo al Arte, que era su rival; temiendo tan sólo la paleta, los
pinceles y los restantes enojosos instrumentos que la privaban de la contemplación

1561 Manual de teorlillitrrariR Semiótica y littrahm. /157

de su amante. Así, para la dama. cosa terrible fue oír hablar al pintor de su des.eo de autoriza al lector para pensar en protagonistas femeninas lánguidas, bellas
retratarla. Pero era humilde y obediente, y durante muchas semanas posó dócilmente y tempranamente muertas. ¿Puede, además, anticipar una relación afec­
en el oscuro y elevado aposento de la torre. donde sólo desde lo alto caia la luz tiva entre los personajes? (código hermenéutico).
sobre la pálida tela. Mas él. el pintor, gloriábase de su trabajo, que avanz.aba hora a
La palabra oval puede connotar vida, si se sigue la secuencia oval­
hora y día a día, Y era un hombre apasionado, violento y taciturno, que se perdía en
ovoide-huevo-vida, y se llega a pensar, así, el título como "El retrato vi­
sus ensueños; tanto. que no querfa ver cómo esa luz que entraba, lívida, en la torre
solitaría marchitaba la salud y la vivacidad de su esposa, que se consumia 11 la vista
vo". Además la forma oval marca una época detenninada en muchos
de todos, salvo de la suya. Mas ella seguía sonriendo, sin exhalar queja alguna. pues retratos (código simbólico y subcódigo sociorust6rico).
veía que el pintor, cuya nombradía era alta, trabajaba con un placer fervoroso y Por el código retórico y sodorustórico es posible hacer relaciones con
ardiente, bregando noche y dia para pintar a aquella que tanto le amaba y que, sin otros retratos vivientes de la literatura como El retrato de Dorían Gray.
embargo. seguia cada vez más desanimada y débíl. Y, en verdad, algunos que con­
templaban el retrato hablaban en voz baja de su parecido como una asomhrosa Lexía 2. El castillo al cual mi criado se había atrevido a entrar por la
maravilla, y una prueba tanto de la excelencia del artista como de su profundo amor fuerza antes de permitir que, gravemente herido como estaba, pasara
por aquella a quien representaba de manera tan insuperable, Pero. a la larga, a yo la noche al aire libre.
medida que el trabaío se acercaba a su conclusión, nadie fue admitido ya en la torre. Esta segunda lexía marca el comienzo real de la historia. Aquí em­
pues el pintor habíase exaltado en el ardor de su trabajo y apenas si apartaba los piezan las acciones de la hístoria: encontrar, forzar¡ entrar e instalarse
ojos de la tela, incluso para mirar el rostro de su esposa. Y no quería ver que los
(código de las acciones). Igualmente, Poe introduce al lector en una época
tintes que esparcía en la tela eran extra(dos de las mejillas de aquella mujer sentada a
determinada y en un lugar propio de ella por las referencias al castillo y
su lado. Y cuando pasaron muchas semanas y poco quedaba por hacer, salvo una
pincelada en la boca y un matiz en los oios, el espíritu de la dama osciló, vacilante
al criado.
como la llama en el tubo de la lámpara. Y entonces la pincelada fue puesta y aplica­ Encontrar un castillo no deterrrrina al narrador, sino a la historia; la
do el matiz, y durante un momento el pintor quedó en trance frente a la obra referencia al criado, en cambio, ubica socialmente al protagonista (códigos
cumplida. Pero, cuando estaba mirándola, púsose pálido y tembló mientras gritaba: cultural y sodorustórico).
-¡Ciertamente, ésta es la Vida misma'- y volvióse de improvisto para mirar a su E1 castillo, como escenario de los hechos, anticipa, por el código re­
amada ... IEstaba muertal- tórico, dos posibilidades: los espacios donde se desarrollan los cuentos
fantásticos de la literatura infantil, o los lugares tétricos que sírven de
escenario a los relatos de terror o sus derivados. Aparece en esta lexía,
además, un narrador que dice yo retomando la historia (código social y
Análisis textual de IIEI retrato oval" código retórico).
Lexía 1. El retrato oval La herida del narrador en los comienzos del relato puede ser un dis­
tractor: el lector imagina la huida de los protagonistas o un accidente
Las funciones asignadas por Barthes al titulo son marcar el cuento y con­ previo, pero comprobará después que el desarrollo del texto desmiente
vertirlo en mercancía, en producto literario, y anticipar el contenido pre­ esta previsión. La historia no versará sobre los pormenores o causas de
sentando el primer enigma del relato. En este caso, se trata de un retrato la herida, sino sobre la estancia en el castillo (código hermenéutico).
particular, singularizado con el articulo determinado el. Es posible, en- • La herida del protagonista sirve, entonces, para justificar, como pre·
tonces, preguntarse: ¿de quién es el retrato? (c6digo hermenéutico). texto narrativo, la entrada al castillo, pues de otra manera no parecería
Si se trata de un retrato es factible imaginar dos personajes: el pintor lógico que un hombre noble y rico forzara la entrada a un castillo, sin
y lo pintado. ¿El relato se centrará en el resultado de la obra de arte? o autorización de los propietarios del mismo; y sirve además, para explicar
¿hablará también de la relación entre el pintor y la persona pintada? ¿Será el delirio incipiente del protagonista, el cual será una circunstancia pro­
el pintor un hombre y la pintada una mujer, ajustándose a la pareja lar­ picia para la alucinación o el ensueño, y le permite al lector dudar de la
gamente mostrada por la literatura? El nombre del autor Edgar A. Poe objetividad de su relato (código retórico).

158/ MimulJl de leor/'¡¡ literllrill Semiótica y litera/IITI! / 159

El castillo y la oscuridad marcan los elementos de la atmósfera. La galanaban can'tídad y variedad de trofeos heráldicos, asj como un
noche, como referencia temporal refuerza el misterio e inicia una línea número insólitamente grande de vivaces pinturas en marcos con arabes·
de sentido que se conservará en todo el relato: la relación oscuro-cerrado cos de oro.
(código simbólico). Se introduce al lector al castillo, se traslada la escena de un exterior
Se distinguen, ya, las primeras acciones de la historia: encontrar¡ for­ a un ínterioI¡ y se adecuan así un espado y un ambiente a los fines del
zar¡ entrar, instalarse¡ después seguirá encontrar el libro, encontrar las relato. Encerrar y reducir el espacio significa literariamente enmarcar unas
pinturas, leer, contemplar, mover e) candelabro, descubrir el cuadro (có­ acciones eliminando los puntos distractores del ambiente exterior. Este es
digo de las acciones). uno de los elementos propuestos en la teoría literaria de Edgar Allan Poe
lexía 3. Era una de esas construcciones en las qUE? se mezclan fa (código retórico).
lobreguez y la grandeza, y que durante {argo tiempo se han alzado Se precisan el lugar y los demás componentes de la escena, en tanto
cejijuntas en los Apeninos, tan ciertas en la realidad como en {a imagina­ se nombran objetos que portan las características de una época: ornamen­
ción de Mrs. Radcliffe. tación rica, trofeos ,heráldicos, marcos con arabescos de oro (código so­
La grandeza y la lobreguez realzan la fuerza de lo fantástico (código ciohistórico).
:ret6rico). Aquí se cruzan dos tiempos: el de la narradón o del narrador, que
Se abre la posibilidad de doble interp:retadón: fantástica y realista, comprende el momento de ocurrencia de-las acdones de la historia, y el
pues la referencia a un lugar preciso de los Apenínos parecería acercar implicado por los objetos descritos (código cronológico).
el texto a 10 real, buscar la credibilidad del lector, mientras la alusión a Se introduce un elemento que siguiendo la lexía 1, contribuye a centrar
los relatos imaginarios de Radcliffe lo desdibuja¡ lo coloca como irreal e el relato: el gran número de pinturas le hacen pensar al lector que dentro
invita él pensarlo como escenario de una prÓxima historia increíble, por de ellas se encuentra la correspondiente al título. El indicio de la lexía 1,
la vinculación de esta escritora con relatos terroríficos. El castillo, enton­ entonces, encuentra continuidad en la 5: el retrato ammciado, en tomo al
ces¡ se afirma y luego se pone en duda; el relato formula, así, la ambi­ cual girará el relato, se encuentra en esa habitación (código hermenéutico).
güedad, la indecisión entre la opción real y la imaginaria (código de la El epíteto para calificar las pinturas ~stá deliberadamente escogido:
comunicación y código cultural). vivaces pinturas, y más adelante se repetirá con ligeras variantes: persOIra
lexla 4. Según toda apariencia, el castillo había sido recientemente aban­ vivíente, pude ver vívidllmenfe, la salud y la vivacidad de su esposa (código
donado, aunque temporariamente. simbólico).
Se enfatiza la situación de llegada y el marco de soledad. Esta última Lexía 6. Aquellas pinturas, no solamente emplazadas a lo largo de las
sino en diversos nichos que la extraña arquitectura del castillo
sólo sirve a los fines del relato. Era necesario encontrar un castillo vacío profundamente mi interés, quizá a causa de mi in­
"'¡oc',..orh",,,,
para que los personajes se instalaran durante la noche¡ el tiempo que delirio,
durará la aventura del cuento; por ello no se mencionarán las circunstan­
cias que antecedieron al abandono del castillo o la suerte de sus mora­ Definitivamente, el relato encuentra aqui su seguro rumbo. El narra­
dores (códígo retórico y código de la comunicación). dor ya no menciona las pinturas como Wl elemento más de decoración,
La aclaración recientemente implica que el lugar puede ser ocupado' sino como acaparadoras de su interés (código de la comunicación).
nuevamente y sirve para hacer creble el buen estado de las pinturas, la Al describir el espado donde éstas se encontraban organizadas, intro­
disposición dellíbro y de los demás elementos físicos que se encontrarán duce un nuevo elemento: nicho, el cual continúa la línea de sentido oscuro­
posteriormente (código retórico y código de la comunicación). cerrado iniciada en la lexía 2 y que sólo adquiere respuesta más adelante.
lexía S. Nos instalamos en uno de fas aposentos más pequeños y menos
De esta manera, la posible incredulidad del lector, a causa de la ubi­
suntuosos. Hallábase en una apartada torre del edificio,' sus decoradones cación rebuscada del relato en un nicho, es prevista y evitada de ante­
eran ricas, pero ajadas y viejas. Colgaban tapices de las paredes, que en- mano (código hennenéutico, c6digo de la comunicación).

SemióticQ y literatura /161


160 / MRnlllll de leorla litmria

Continúan en- esta leXÍa las acciones: ordenar, obedecer, cerrar, a1um­
El estado de agitación del narrador es utilizado como explicación
brar (código de las acciones). Finalmente, el narrador ratifica su condición
posible de los hechos aparentemente absurdos: el delirio se coloca como
de noble, al tener un asistente que le obedece (código sociohist6rico).
causa posible pero no segura de los hechos extraños que sucederán. Per­
manece abierta la posíbílidad de que sean las pinturas por sí mismas las Lexía 8. Al hacerlo así, deseaba entregarme si no al sueño, por lo menos
que tengan el efecto sobrecogedor. a la alternada contemplación de las pinturas y al examen de un pequeño
volumen que hablamos encontrado sobre la almohada y que contenía la
El delirio reitera la dualidad rea/idad1antasía presentada en las pri­
descripción y la critica de aquel/as.
meras lexías, a propósito del castillo (código retórico y códígo de la co­
municación). El libro sobre la cama y la indicación de que allí se encuentra la
descripción y la crítica de las pinturas son un indicio de la proximidad
Lexia 7. Orden~ por tanto a Pedro que cerrara las pesadas persianas del
aposento, pues era ya de noche, que encendiera las bujías de un alto del enigma y de su posible solución (código hermenéutico).
candelabro situado a la cabecera de mi lecho y descorriera de par en par Al nombrar lo que va a ocurrir y el contenido del libro que va a
las orladas cortinas de terciopelo negro Que envolvían la cama. leer, el ~rrador se expresa en un código metalingüístico: anuncia, resume
(código de la comunicación).
Se asegura aquí una atmósfera más misteriosa en la que la noche, el
aposento cerrado, el candelabro, el descorrimiento de las orladas cortinas Lexía 9. Mucho, mucho leí... e intensa. intensamente miré. Rápidas y
de terciopelo negro confluyen a subrayar lo tétrico, y preparan definiti­ bríllantes volaron las horas, hasta llegar la profunda media noche.
vamente el terreno para la aparición del retrato (códigos ret6rico y sodo­ La reiteración de los adverbios mucho e intensamente busca producir
histórico). un efecto de lentitud contrastante con la velocidad a la que pasa el. tiempo:
La lexía sirve, además, como preámbulo para la localización del objeto rápidas y brillantes pasaron las horas. El narrador está absorto en lo que
enigmático, del retrato anunciado en la lexía 1 (código ·hermenéutico). hace. Se estimula al lector al señalarle la importancia del texto leído por
Además, se le recuerda al lector, en ella, el estado actual de ]a his­ el personaje (código de la comunicación y código cronológico).
toria: el narrador y su criado se encuentran en un aposento del castillo El narrador está preparando los elementos que configurarán la es­
(código retórico, código de la comunicación). cena central: el descubrimiento del retrato y de su historia. Para ello debe
La expresión por tanto busca darle continuidad al discurso, evitar agotar otra serie de elementos cuyo papel en el relato es demorar la lle­
que se rompa con )a introducción de las acciones siguientes (artificios gada a la escena central (código de la comunicación).
discursivos del código retórico). Así mismo, es evidente que se pliegan Mirar y leer. Aquí se destaca la relación que existe entre las pinturas
las cortinas, acción que cierra aún más el espacio y enmarca locativamente y el volumen que contiene la descripción (código hermenéutico)' código
los hechos, porque es de noche; sin embargo, esta mención del tiempo le de la comunicación). El narrador ha alargado todos los pormenores, di­
da más realidad y coherencia al relato y refuerza la atmósfera de misterio latándolos hasta llegar a esta hora. Entonces, el lector puede estar seguro
(códigos retórico y sodohislÓrico). de que el acontecimiento extraño llegará de un momento a otro.
Estos dos ú1timos elementos, la reíteradón de la noche y el correr La media noche es duplicada al subrayarla con el adjetivo profunda.
de las negras cortinas, además de la alusión a los postigos macizos, avan­ El lector debe recordar, entonces, que en la literatura fantástica las cosas
zan en la constitución de la línea semántica oscuro-cerrado, y remiten a maravillosas ocurren generalmente en tal momento, y que en otros cuen­
una connotación de muerte: el narrador está encerrado en una especie de tos de Poe, como "Berenice" y "La caída de la Casa Usher", la escena
tumba, alumbrado por candelabros (código simbólico). principal, punto culminante del relato, también sucede a la medianoche
Las acciones descritas van a pernútir el advenimiento de una nueva (código de la comunicación y código retórico).
serie de acciones que son el punto central del relato: Pedro enciende el Lexía 10. La posícíón del candelabro me molestaba, pero, para no moles·
candelabro que fastidiará al narrador lector, y tendrá luego que cambiarlo tar a mí amodorrado sirviente, alargué con dificultad la mano y lo
para que aparezca el retrato. coloqué de manera que SIJ luz cayera directamente sobre el libro.

162 / MllnlUll de teorílllíterllria Semiótica y literatura /163

Se inaugura la serie de acciones que conducirán al descubrimiento para asegurarme de que mi visión no me había engañado. para calmar y
del retrato oval (código de las acciones). someter mi fantasía antes de otra contemplación más serena y más
segura. Instantes después voM a mirar fijamente la pintura,
El motivo para cambiar el candelabro imprime un carácter lógico,
de consecuencia, al desarrollo de las acciones. Todo en el cuento está, Empieza un grupo de lexías en las que narrativamente no sucede
hasta ahora, en el orden de lo natural; pero a la vez, está preparada y nada, pero que sirven para reafirmar el asombro y subrayar la trascen­
justüicada la posibilidad del misterio (código de la comunicación). dencia del encuentro del cuadro. El relato parece detenerse; no avanza
Lexía 11. El cambio, empero, produjo un efecto por completo In­ pero se profundiza.
esperado. Los rayos de las numerosas bujías (pues eran muchas) cayeron Aparece un nuevo enigma: ¿por qué la contemplación de la pintura
en un nicho del aposento que una de las columnas del lecho había man­ sorprende tanto al protagonista? La duda del narrador contagia al lector
tenido hasta ese momento en la más profunda sombra. como posibilidad de engaño de los sentidos; pues todo el tiempo se ha
El relato parece haber llegado al punto culminante, y sólo la pericia utilizado la herida del protagonista y la posible alteración de sus sentidos
del narrador logrará sostenerlo unas lexías más (código de la comunica­ para explicar los hechos fantásticos de la historia, y se ha creado, así, una
ción). permanente dualidad entre realidad y fantasía (código hermenéutico y
código de la comunicación).
Este reencuentro con el nicho que contiene cuadros, mencionado en
la lexía 5, este reencuentro con un nicho en especial, le permite suponer Lexía 14. Ya no podía ni quería dudar de que estaba viendo bien, puesto
al lector que está en el umbral del encuentro con el retrato anunciado que el primer destello de las bujías sobre aquella tela habia disipado la
(código hermenéutico). sonolienta modorra que pesaba sobre mís sentidos. devolviéndome al
Lexía 12. Pude ver así, vlvidamente, una pintura que me habla pasado punto a la vigilia.
inadvertida. Era el retrato de una joven que empezaba ya 'a ser mujer. El texto parece devolverle al lector la seguridad, le permite creer que
Se da una respuesta parcial al enigma presentado en la lexía 1. Parece la visión no es producto de la fantasía. La duda parece, entonces, despe­
que se está ante el cuadro largamente anunciado. Nada le asegura al lector jarse. No está soñando. La modorra, la afectación de los sentidos es una
que sea realmente éste, pero el suspenso dado a su aparición, la atmósfera posibilidad, pero el texto autoriza descartarla como hipótesis (código de
que lo rodea y el conocimiento que se tiene de Poe fuerza a llegar a esta la comunicación).
conclusión (código hermenéutico).
Lexía 15. Como ya he dicho, el retrato representaba a una mujer Joven.
Se introduce el elemento femenino, que en la literatura de Poe está Sólo abarcaba la cabeza y los hombros, pintados de la manera que
invariablemente relacionado con la muerte. La descripción del sujeto de técnicamente se denomina vignette. y que se parece mucho al estilo de
la pintura como una joven que empezaba a ser mujer adquiere en Poe las cabezas favoritas de Sully.
una significación especial por la relación con otras protagonistas femeni­
nas jóvenes y trágicas. En la lexía 1 se presentía la posibilidad de que el
El narrador retoma el hilo de ¡os hechos, y especifica detalles del
cuadro que buscan enraizar la historia en ]a realidad de] lector: un estilo
retrato girara en tomo a la relaci6n entre lo pintado y el pintor, y esta
de pintura y el nombre de un pintor (códigos cultural, sodohistórico y
leria lo confirma. Si lo pintado es una mujer, el lector puede ya sospechar,
conociendo a Poe, que la mujer esté muerta y avanzar algunas previsio.· de la comunicación).
nes: ¿particip6 el pintor en su muerte? (códigos retórico y de la comuni­ lexia 16. Los brazos, el seno y hasta los extremos del radiante cabello se
cación). mezclaban imperceptiblemente en la vaga pero profunda sombra que
formaba el fondo del retrato.
Lexía 13. Miré presurosamente su retrato, y cerré los ojos. Al principio
no alcancé a comprender por qué lo había hecho. Pero mientras mis Reaparece la oposición luz-oscuridad mantenida paralela a la relacíón
párpados continuaban cerrados. cruzó por mi mente la razón de mi con· vida-muerte. También, se mezcla, en el retrato, lo radiante con la sombra
ducta. Era un movimiento impulsivo a fin de ganar tiempo para pensar, del fondo.

164 / ManU/ll tle tetJriR literari.ti Stmi6Hca IJ liIemtura /165

La expresión profunda somUra evoca la oscuridad, largamente nom­ Lexia 21. Había descubierto que el hechizo del cuadro residía en una
brada, y además la reiteración de profunda se une a la medianoche, la cual absoluta posibilidad de vida en su expresión que, sobresaltándome a/
fue calificada con este adjetivo (código simbólico). comíenzo, terminó por confundirme, someterme y aterrarme.
A la sospecha de que la mujer pintada esté muerta se une ahora al
Lexía 17. El marco era oval, ricamente dorado y afiligranado en estilo

indício de que el cuadro tiene una absoluta posibilidad de vida. Surge un


morisco. Como objeto de arte, nada podla ser más admirable que

aquella pintura. Pero (o que me había emocionado de manera tan


nuevo enigma: ¿por qué el cuadro parece vivo? y reaparece la sospecha
subita y vehemente no era la ejecución de la obra, ni la inmortal bel­
de la lexía 1: ¿se conecta a otros retratos vivientes de la literatura?, ¿al
leza del retrato.
de Donan Grey, por ejemplo? (código hermenéutíco).
Este elemento sugiere la belleza viva sustraída a la vída de la mujer Lex[a 22. Con profundo y reverendo respeto, volvi a colocar el can­
y guardada inmortalmente en el lienzo, justo como la belleza del cuadro de/abro en su posición anterior.
de Dorian Gray sustraída para siempre del alma del personaje. Esta lexía y la siguiente termínan las acdones del primer relato y
Se cierra el enigma por la localización del objeto anunciado (código anuncian la negada de la segunda historia.
,j
,
hermenéutico); se recurre al códígo cultural para reafirmar la veracidad Aquí, el candelabro vuelve a su posición original. Recuérdese que
del cuadro al afirmar que posee marco oval} dorado y afiligranado en su movimiento era el que había permitido descubrir el cuadro al iluminar
estilo morisco; y finalmente se refuerza su misterio al preguntar por la un rincón que permanecía oscuro (código de las acciones).
razón de su seducción (código de la comunicación). La reacción del narrador ante el cuadro, hasta ahora de sobresalto,
terror y confusión, se vuelve de un profundo respeto). ¿Por qué respeto?
Lexfa 18. Menos aún cabía pensar que mi fantasía arrancada de su

La sensación de respeto y terror está culturalmente unida a la idea de


semisueño, hubiera confundido aque(Ja cabeza con la de una persona

viviente. fnmediatamente vi que (as peculiaridades del diseño. de fa

muerte. La reacción de) narrador aparece, entonces, unida a la sospecha


vignette y del marco tenlan que haber repelido semejante idea, ímpidíen­
de muerte del personaje femenino. El respeto está subrayado por el ad­
do incluso que persistiera un solo instante.
jetivo reverendo. Si la reverencia es definida literalmente como un pro­
fundo respeto, aquí se busca reiterar la condici6n especial del retrato. De
De nuevo, aparece la dualidad realídRd-fantasía¡ pues es posible que la mísma manera, el adjetivo profundo duplica la profundidad del res­
)a confusión del narrador ante la cabeza sea producto del delirio, de la pecto.
imagínaclón, del sueño.
Lexra 23. Alejada así de mi vista la causa de mi honda agitación, busqué
Lexfa 19. Pensando intensamente en todo eso, quedéme tal vez una hora. a
vivamente el volumen que se ocupaba de las pinturas y su historia.
medias sentado, a medias reclinado, con los ojos fijos en el retrato.
Abriéndolo en el número que designaba el reualO ollal, leí en él las vagas
y extrañas palabras que siguen.
De nuevo se retarda la continuación de las acciones, la solución de)
enigma que sigue siendo reforzado por el asombro del narrador (códígo Esta lexía sirve de puente entre las dos historias. Se anuncia el relato
hermenéutico y código de la comunicación). incluido: la rustoria oculta del cuadro (código retórico y código de la
comunicación).
Lexla 20. Por fin, satisfecho del verdadero secreto de su efecto, me dejé

caer hacía atrás en el lecho.


Hasta aquí el análisis por lexías, suficíente para dar cuenta del mé·
todo propuesto por Barthes. Ahora se verán las relaciones entre las dos
Siguen las acciones. Se da un lento movimiento para cerrar la se­ historias: la primera, a la cual pooría llamársele la principal O historia 1,
cuencia y se prepara la terminación de la primera historia. es la presente, donde un narrador-actor cuenta su llegada al castillo, su
La lexía hace parte del conjunto de elementos que se encargan de contemplación de las pinturas y el encuentro del relato ovaL Esta contiene
aplazar la solución de los enigmas principales del cuento (código de las una segunda, aquella escrita en el manual, que relata la historia del cua­
acciones y código hermenéutico). dro, el proceso de la pintura hasta la muerte de la doncella. Temática­

166/ Manual de teoría liltrllrill Semiótica y literatura /167

mente esta última es independiente de la primera, pero narrativamente las acciones exterfores del partido pero sería incapaz de captar su signi­
pertenece a ella; podría decirse que se mantendría sola, sin necesidad de ficado, entendible sólo con referencia al conjunto de convenciones com­
o
la primera, que el autor podría haber encontrado una distinta manera partidas: siempre que haya dos postes, uno podrá colar el balón entre
de presentarla. Por último, la historia de la doncella, incluida en el volu­ ellos, pero sólo se marcará un gol dentro de un marco instituido parti­
men, es cronológicamente anterior a la historía principal; es decir, que cularmente. Con el método estructural es posible determinar el significado
primero ocurrieron los hechos de la pintura de la joven, y después, el cultural de cualquier acto, considerando que las conductas indíviduales
descubrimiento del cuadro. no significan por sí mismas, que los fenómenos culturales son signos sin
esencia propia, cuya significación está determinada por un completo sis­
"La base lingüística del estructuralismo"
tema de reglas. Ahora bien, el estructuralismo y la semiótica se presentan
en el trabajo de CuUer como dos disciplinas integradas: para estudiar los
de Jonathan CuUer
signos se debe investigar el sistema de relaciones que permite que se
produzca el signifi¡;ado. A la vez, las relaciones pertinentes entre los ele­
La lingüística, cuyo objetivo es el estudio de los sistemas de reglas que mentos sólo pueden determinarse si éstos son considerados como signos.
subyacen al habla, proporciona los medios para estudiar cualquier fenó­ Los miembros de una sociedad no necesitan de las distinciones fun­
meno simbólico. La lengua es un sistema de elementos.y reglas que los cionales, de las reglas de su cultura a nivel consciente, como tampoco los
hablantes nativos han asimilado, y su descripción es una representación hablantes de una lengua tienen que ser capaces de explicitar los modelos
explícita del conocimiento implícito que de ellas tienen dichos hablantes. lingüísticos que emplean; pero ambos poseen un dominío práctico del
La lingilistica puede usarse como modelo para el análisis de otros fentS. sistema, un conocimiento de lo que es aceptable y de lo que no 10 es.
menos culturales porque partiendo del carácter arbitrario del signo lin­ CuJler presentó como ejemplo, el trabajo antropológico de Mary Douglas
güístico, es posible entender la significación convencional de los objetos sobre la polución y el tabú, a partir de los animales. Douglas intentó
culturales, y mostrar que los significados aparentemente naturales de un reconstruir un sistema de clasificación de los alÚmales puros e impuros,
sistema particular se basan en convenciones. dando cuenta de las prohibiciones y exclusiones que practica una socie­
De este principio parte el trabajo de los sociólogos y de los antro­ dad determinada; y, además, reconstruir el sistema de relaciones y dis­
pólogos, quienes intentan explicitar el sistema de reglas implícitas que le tinciones que han asimilado los miembros de una sociedad, y que exhiben
pennite a un individuo funcionar como miembro de W\a comunidad, y al adoptar determinados adornos, para indicar un estilo de vida o una
pretenden, así, reconstruir el sistema de normas y convenciones de cada condición social particuJar. Está interesado, específicamente, en aquellas
fenómeno cultural y sodal. relaciones por las cuales los adornos se vuelven signos,
El estructuralismo supone, en primera instancia, que si las acciones El modelo lingüístico sugiere que la tarea del analista en cualquíer
o producciones humanas tienen un significado, ha de haber W\ sistema área no es describir un corpus de datos, sino examinar el conjunto de
subyacente de convenciones que lo haga posible, pues "las acciones sólo relaciones subyacentes, mediante las cuales las cosas pueden funcionar
tienen lugar con respecto a una serie de convenciones instituidas".9 ASÍ, como signos, El objetivo es hacer explícito el conocimiento implícito usado
para tratar cualquier fenómeno, desde una ceremolÚa matrimolÚal hasta en el reconocimiento y ]a interpretación de los signos.
un partido de fútbol, es indispensable analizar el sister,na de reglas que Para CuJIer, la literatura puede ser considerada como un sistema de
]0 regulan y le dan su significado. signos. En esta perspectiva, el análisis se interesa en formuJar las conven­
Un espectador de un partido de fútbol que no tenga conocimiento ciones que permiten a )a obra literana tener significado. Para ilustrar su
de la cultura en cuestión, podría presentar una descripción objetiva de análisis, CuJIer propone imaginar a alguien que, aunque pueda leer la
lengua en la que está escrito un poema, no tenga ningún conocimiento
9 Jonathan Culler. "La base lingüística del estructuralismo." Introducción al estructura­ en ]a literatura ni esté familiarizado con los conceptos literarios. En W\
lismo. Madrid, Alianza Editorial, 1976. p. 37-59. poema, esta persona podrá entender frases sueltas pero no será capaz de

168/ Manual de teoría lífmrill Semiótica y literlltIH"f1 /169

leerlo o apreciarlo como literatura porque carece del complejo sistema de tores se agrandan excesivamente hasta el paroxismo, como en una repre­
conocimientos implícitos que proporciona la experiencia literaria. La poé­ sentación escénica:
tica intenta reconstruir las reglas que hacen posible la significación plural
En el judo, un hombre que cae trata de no permanecer en tierra,
de la literatura: variadas interpretaciones pueden coexistir en la lectura
rueda sobre sí mismo, se sustrae, evíta la derrota o, si es evídenle,
literaria¡ su significación tiene una libertad condicionada por el texto y sale inmediatamente del juego: en el catch, sí un hombre Cae se queda
los conocimientos culturales del lector. Hay, entonces, que explicar las exageradamente ahí, llena hasta el extremo la vísta de los espectado­
razones, los códigos que pennlten la producción de sentido en la obra res con el espectáculo íntolerable de su ¡mnt\t"nrb tI,
literaria; formular el conocimiento implícito, las convenciones que permi­
ten a los lectores extraer una significación, línea en la cual se IDscri¡'en En los mejores combates hay, por tanto, un estruendo final, cuyo
los trabajos de semiología literaria de Roland Barthes. desborde desordenado arrastra a los luchadores, al público, y hasta a los
árbitros.
En la lucha, por ser espectáculo, el dolor se acentúa, como en las
"El mundo del catch" de Roland Barthes máscaras trágicas; la derrota no se disimula, y los contendores son como
personajes de la comedia que no sienten vergüenza de expresar su propio
Barthes buscó aplicaci6n del modelo lingüístico en otros sistemas de sig­ dolor. Pero el espectador no desea el sufrimiento real del combatiente;
nificación no lingüísticos, como la moda o la alimentación, la imagen pu­ sólo le píde una buena actuación. No importa la verdad de las pasiones
blicitaria o la música popular. Su intenci6n fue aplicar el modelo sino la autenticidad de su representación: "10 que el público reclama es
semi6tico a conjuntos especiales que pudieran explicarse siguiendo el es­ la imagen de la pasión, no la pasión misma. De la misma manera nadie f

quema de la lengua. ¿Por qué se apuesta en el boxeo pero no en la lucha le pide al catch más verdad que al teatro".1I La lucha libre se asemeja
libre? ¿Por qué sería extrafio que un boxeador chillara y se retorciera de a los espectáculos solares como el teatro griego o la corrida de toros.
dolor cuando ha recibido un golpe, como lo hacen los luchadores? ¿Por Para Barthes, el "verdadero catch se representa en las salas de se­
qué se infringen las reglas constantemente en la lucha libre, pero no en gunda categoría, donde el público espontáneamente se pone de acuerdo
el boxeo? Estas diferencias hay que explicarlas mediante un complejo con­ con la naturaleza espectacular del combate, como el público de un cine
junto de convenciones culturales que hacen de la lucha libre un espec­ de barrid'.12 En este espectáculo, el público se involucra en la comedia
táculo, en vez de una competición. de los actores y pide justicia contra el canalla. La multitud celebra que
En este trabajo particular mostró la oposición entre el catch, o lucha se violen las reglas si es en provecho de un castigo merecido. Mientras
libre, y el boxeo. Para él, ésta es ante todo un espectáculo, mientras que en el boxeo existen reglas claras, que marcan las líneas de lo permitido,
el boxeo es una competencia deportiva. Como deporte exige al compe­
f
en la lucha hay una explícita y permanente transgresión frente al público.
tidor la demostración de su superioridad, representada por los puntos Se construye un "malo", caracterizado con claridad, que arrastra al pú­
acumulados. blico a la venganza.
La lucha libre, en cambio, es una representación dramática, en la Jonathan Culler califica como brillante este ensayo de Barthes y lo
cual cada actuación se evidencia como espectáculo; en ella no importa la coloca como modelo de estudio investigativo sobre la cultura popular.
continuidad, como en el boxeo, en el que el interés está dirigido hacia el. Para él los resultados son menos interesantes que los procedimientos se­
resultado final. Aquí, cada momento es inteligible en sí mismo_ El espec­ miol6gícos utilizados, mediante los cuales se hacen parecer como natu­
tador no se interesa por el ascenso hacia el triunfo, sino que goza la pasión rales o inevitables los significados puramente convencionalesP
de cada cuadro; y el luchador no se esfuerza por ganar sino por realizar
los gestos que el público espera de él, pues mientras en el boxeo el su­ 10 Roland Barthes. "El mundo del catch." MitologíAS. Madrid, Siglo XXI. 1980. p. 14.
11 Ibíd., p. 17.
frimiento visible sería interpretado como signo de derrota, en la lucha 12 ¡bid., p. 13.
libre hay ampliación retórica de cada movimiento y los gestos de los ac- 13 Jonathan Culler. "La base lingüística del estructuralismo!' Introducción 111 t!Stmclw'(l­
lismo, Madrid, Alianza Editorial, 1976. p. 37·59.

170/ Manual dt tetl1'ÚlliterarUl Semiótica y literaturtl /171

7. Analizar por qué son necesarias algunas referencias culturales para su


Bibliografía comprensión.
Bartbes, Roland. EltmentOJ de slmi%gfa. Buenos Aires. Tíempo Contemporáneo, 1970, En el cuento "Biografía de rodeo Isidoro Cruz" de Jorge Luis Borgfs:
Barthcs, Roland. "An4lisis de un cuento de Edgar Allan roe," SemMtico IIOrrotiva y textual. 1. Mostrar la manera romo interviene el narrador en la concepción de los
CIII8CII.S. Universidad Cenlral de Venezuelll, 1978.
hechos.
Barthes. RollIDd. ¿for iklntle empezar? Barcelona, Tusquets. 1974. 2. Separar las reflexiones del narrador sobre la vida y el destino de los
BlIl1hes, Roland. Mitologfos, Madrid, Siglo XXI, 1980. personajes.
Culler, Jonalhan. "La base lingfl.íslica del estnlcluralismo." Inrroducc¡¿n al tftl'llClurolismo. 3. Explicar de qué manera los juicios del narrador inciden en la concepción
Madrid, Alianta Editorial, 1976. de los acontecimientos de la hístoría.
Ducrol, Oswald y Todorov, Tzvetan. DicciollOrio enciclopédico de las ciencias del lenguaje. En el cuento "Lo flor amarilla" de Julío Cortázar:
México. Siglo XXI. 1981.
Eco, Umberto. "La vida social como un sistema de sígnos." Itltroducd6n al t.'strurluroli.rmu.
1. Describir la forma como se va produciendo el saber del texto.
Madrid, Alianza Editorial, 1976. 2,. Analizar la manera como el narrador va guiando la percepción de los
hechos.
Eco, Umberto. Trata(/¡} de ,emi6lica general. Méllico, Nueva Imagen, 1978.
3. Enumerar cuáles datos supone el narrador que son del conocimiento del
Eco, Umberto. Ltctorin!a!Ju/a. Barcelona, Lumen, 1981. lector.
Oenette. Oá'ard. "Lenguaje poético-poétíClI del lenguaje." EStf1lCllirolimro y literatura. Buenos 4. Encontrar las informaciones que va dando el narrador, necesarias para
Aires, Nueva Visión, 1972. comprender la historia.
MUUrollsky, Jan. "Elane como hecho semiol6gico." Crua de la.r Amirica!, No. 71, marzo-abril 5. Señalar cuáles datos referidos a la vida europea debieron ser aclararlos
de 1972. por el narrador para facilitar la comprensión de un lector que desconozca los
Rossj undí, Fel'lUCCio. "ProgralllJlCión social y comunicación." Casa de las Américas. No, 71. códigos sociocul~rales del cuento.
marz.o.abril de 1972. ",
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Segre, Cesm. "Entre estruCllll'lllismo y semiología." Crilica bajo control. Blll'Celona. Planeta,
1974.
Tal.ens, Jenaro y otros. Elemen/os para una semi6rica de/texto artiJrico. (PoeJía. narrativa. teatro,
cine). Madrid, Cátedra. 198&.

Actividades complementarias

En el cuento "La siesta del martes" de Gabriel Gorda Márquez:


1. Realizar una lectura lenta.
2. Anotar los puntos fundarnenta1es de la primera lectura.
3. Leer de nuevo el texto y comparar lo registrado inicialmente con los
nuevos elementos descubiertos en la segunda lectura.
4. Confrontar la lectura individual con la de otros compañeros. Explicar el
origen de las diferencias en la interpretación.
S. Separar los elementos de significado que han sido aportados por el co-­
nocimienlo particular del lector.
6. Señalar los códigos de significado.

La búsqueda de sentido

Tradicionalmente se ha considerado que "el texto literario tiene un signi­


ficado cifrado, escondido por el autor en algún rincón; la búsqueda de
ese único sentido, a veces el más evidente, el que se reitera en toda la
obra o el que el narrador recalca con sus apreciaciones, guía la lectura y
el análisis del lector. Se le niega, entonces, el carácter plurisignificativo,
sugerente, simbólico al texto, y se le desconocen sus propiedades expre­
sivas y signifícativas, lo cual dificulta el disfrute y el aprovechamiento de
la obra literaria como signo. "
Por tanto, como~goo complejo} como producto de la creación artís­
tica, como un mundó de fícci6n, la obra literaria se resiste a ser analizada
y entendida com9' si tuviera la misma calidad significativa y expresiva
de una obra cien~'ífica, un periódico, o ,cualquier otro texto, los cuales por
la necesidad de i~ormación, de acla¡;ación de problemas y por su caraca
terística de textos 'cpn mensaje refe¡encial, exigen que sean inequívocos,
coherentes, lógicos Y'c!~ros; C}lakfuier ambigüedad, cualquier término o
frase de doble interpretadóñ perturbarían su función. En cambio, en el
texto literario se exploran C€lffiO recursos expresivos y signífícativos esas
ambigüedades, y la incoherencia misma puede llegar a ser un recurso
artístico; aS1 mismo sucede con lo equivoco, lo sugerente, lo sinestésico y
lo subjetivo.
La plurisignificacióll se manifiesta mediante la unión, la superposición
y la superación que adquieren los niveles inferiores en los superiores de
la lengua, en el texto. Esto es, el nivel fonológico de la obra adquiere mayor
expresión y sentido en el nivel sintáctico y éste, a la vez, se trasciende en

174/ Manual de le.vrín litmria La Irú,queda de sentidQ / 175

el nivel1éxico-semántico. De lo anterior resulta que este último nivel del texto Es necesario,·además, agregar los metalogismos? antiguamente lla­
literario reúne¡ trasciende y explora los otros dos niveles para el logro del mados figuras o tropos de sentencia, que se forman a partir de operacio­
sentido. El carácter plurisignificativo de la obra literaria ocurre, también, nes efectuadas sobre la lógica del discurso, no sobre las palabras o en la
porque en ella predomina la funci6n poética y simbólica del lenguaje, según la gramática; afectan el plano del contenido, lo que en el lector modifica la
cual, como ya se dijo, se proyecta el principio de equivalencia del eje de
11
visión de las cosas sin cambiar el léxico. En el metase:merna se: altera el
selección al eje de combinación".l No se puede aceptar que, entonces, sólo código, en el metalogismo se altera el contexto extralingüístico, pero no
un sentido obligado se manifieste en ella. Todo lo contrario: ese predominio presenta duda alguna sobre el contenido que ofrece el lenguaje; sin em·
de la función poética y el carácter mismo que ésta le confiere al lenguaje bargo, en los metalogismos existe una falsificación, la cual se: descubre
---el de ser plurisignificativo- hacen que en la obra haya varios sentidos, cuando se confrontan los signos con su referente en la realidad;
como lo señalaron Barthes y Todorov, entre otros. como explicó Beristáin, el contexto señala no lo que se ha
Por tanto, es necesario integrar los planos del contenido y de la ex­ sino lo que la verdad obligaría a decir.
presión del signo literario, al igual que los niveles de la lengua, pues sólo Algunos de los metalogismos más usuales son: la litote, la retícencia,
en la relación significante-significado es posible hallar los vínculos entre la hipérbole, la gradación, el pleonasmo, la antítesis, la alegoría o la me­
los distintos aspectos, entre los diversos niveles cada vez más profundos táfora, la ironia y la paradoja.
de sentido, entre los contenidos temáticos o ideológicos, entre los símbo­
los, las imágenes y las asociaciones y, aSÍ, llegar al tercer nivel, el semán.
tico, y lograr trascender el sentido superficial que se encuentra en una Isotopía
lectura desprevenida de la obra.
Como se dijo en el segundo capítulo, la denotación, la connotación, El estudio de la ísotopía permite descubrir los sentidos sugeridos, latentes
la metáfora, la sinécdoque y la metonimia, son modificaciones que el es. en el texto; aquellos que no son evidentes en una primera lectura super­
critor utilíza en la lengua literaria y aun en el habla, las cuales poseen ficial y desatenta. Para lograr un acercamiento a la complejidad del signo
cualidades artísticas; por eso, el estudioso de la literatura debe identificar literario se requiere ~ lectura compleja, aunque no propiamente dificil;
los rasgos que cumplen estas funciones en un texto literario. un trabajo cuidadoso; un análisis detenido; una relectura lenta y degus­
En el nivel semántico, en el que confluyen los otros dos, también se tadora de ]05 eiem~tos placenteros que la ob;ra brinde, y de los aspectos
presentan otras figuras, llamadas tropos de dicción o metasememas, los cuales de sentido y de con~dmiento que exija e impf;\nga; pues ésta es un objeto
reemplazan unos rasgos distintivos que se manifiestan en una palabra, en para conocer, entende{ e interpretar¡ ya que no sólo produce gozo y solaz.,
un contexto dado, por otros, proceso que se logra mediante operaciones en sino que también plantea problemas sobr(t"la vida, la condición social y,
el plano del significado. Es lo que sucede, por ejemplo, con la metáfora. en general, sobre el hombre, por ser éste el objeto propio de la obra lite­
Aunque los metasememas pueden limitarse a modificar s610 el sig­ raria y del arte de la literatura.
nificado de una pa1abra, la figura se percibe únicamente en una secuencia Fran~ois Rastier investigó _con coherencia el tema de la isotopía4 y
o frase, pues ~sta es la que hace que el lector advierta un significado recogió los planteamientos de Greimas, Courtés, Pottier y otros, sobre este
modificado en la palabra. AJgunas de las principales figuras son: la com· tema. Con base en el trabajo de este autor se ex.plicará y ejemplífícará
paradón, la metáfora, la sinécdoque, la metonimia, la prosopopeya y el • dicho concepto, para luego rastrearlo en el relato ULa caída de la Casa
oxímoron.2 Usheru y en el poema "El búho".

1 Ver segundo capitulo.

2 Para conocer e ifustrar ampliarnante los significados de estas figuras, se recomiendan los
3 Consultar la bibliografía recomendada para los metasemenas,
siguientes textos: Retrírica general, ya citada; Helena Berinstáín, Dicdcmario de ret:6rial y 4 Fran¡;ois Rastier. USistemática de las isotopias". Greimas. A. J. Y otros. Ensayos dI!
poética, México, POrrúa, 1985; Angelo Marchese y Joaquín ForradclJ.as, Diccwnario de retó­ semi6tica poética. Trad. Carmen de Fez y Asunción Rallo, Barcelona, Planeta, 1976,
rica, critica Y termin%gta literaria, 2 ed. Barcelona, ArieI, 1989, entre otros, p. 107-140

176/ MimWll de teorlg litemrill lA III¡sq~cd¡¡ de sentida /177

Rastier partió del análisis del discurso para hacer de éste un objeto una isotopía con el contexto preciso -inservible o felino-, se puede iden­
científico y reproducirlo metódicamente; estas dos tareas sólo se logran tificar el semema expresado: o es un animal, de ahí su adjetivo apropiado
mediante la aplicación del concepto isotopía. feHnoí o es un instrumento de uso mecánico, entonces inservible le con­
Por discurso se entiende aquí la realización de la lengua en las ex­ viene.
presiones, superiores al enunciado o frase, durante la comunicaci6n, se~ Rastier no logró profundizar en el estudio y descripción de las
gún 10 definió Helena Berismín en su Diccionario de retórica y poética, isotopías semiológicas, por 10 que apenas hizo unos tanteos en los cua­
refiriéndose tanto al lenguaje escrito como al oral. El discurso en la lite­ les estableció tres clases: las semémiclls u horizontales, las metafóricas o
ratura está fonnado por signos y reglas peculiares que parten de la mo­ I'erticales[ y las verticales y horizontales -entrecruzamiento de las isoto­
tivación del signo literario, cuya característica príncipal es la pías semémicas-.
semantizad6n: "todos sus elementos fonológicos y morfosíntácticos inter­ Respecto de las isotopías semémicas u horizontales se puede concluir
actúan con el plano del contenido, asumiendo un valor significativo y que es posible leer un texto haciendo el inventario de los sememas que
activando el sentido global del texto 5 ll

sean propios de un, campo significativo específico. Esto quiere decir que
La isotopia es toda iteraci6n de una unidad lingüística; la más ele­ en un grupo de varios sememas distintos, cada uno tiene un serna o grupo
mental comprende dos unidades de la manirestacíón lingüística, más las de sernas común a las figuras nucleares de los otros sememas. Este serna
unidades que la constituyen, las cuales son, teóricamente, de un número o grupo de semas común define un campo de sentido que hace del grupo
indefinido. La isotopía puede aparecer en una secuencia língüística de de sememas una clase. Para aclarar este concepto puede considerarse el
dimensión inferior, igual o superior a la frase. Rastier amplió la definición caso del cuento "La caída de la Casa Usher", en el que pueden leerse e
de ísotopía y la extendíó a otros planos del lenguaje y a todos los niveles inventariarse, por ejemplo, todos los sememas referidos a la enfennedad
de un texto. Así en el nivel fonológico, pueden formar isotopías la aso­ de Roderick y de su hennana, ya que este campo de sentido se sostiene
nancia, la aliteración o la rima; en el sintáctico la concordancia por abun­ durante todo el cuento.
dancia de rasgos; en el semántico la equivalencia de definici6n, la Aunque esta lectura de lo mÓrbido o de lo patológico puede hacerse,
triplicación narrativa y otras. Greimas6 defini6la isotopía como; no seria la única ni la más rica en significados, pues pueden rastrearse
Conjunto redundante de categorías ~emántícas que hace posible una muchos otros temas en este cuento¡ entre ellos la presencia del elemento
lectura uniforme [...) tal como resulta de las lecturas pardales de los cultural en la pintura, la literatura, la música y el gusto artístico¡ y las
enunciados, después de La resoluci6n de sus ambigiledades, resolu­ ideas y conocimientos de Roderick y del narrador. El campo semántico
dón guiada en sí misma por la búsqueda de una lectura única. de ]0 cultural permitiría una descripción, un análísis de algunos datos
La presencia de las isotopías en el discurso se explica por las reite­ pormenorízados¡ unas conclusiones al respecto. En este cuento de Poe
raciones[ ya que éstas son uno de los príncipales síntomas de la actuación surgíría una relación interesante y aparentemente insólita o inadecuada,
de modelos sistemáticos en la manifestación lingüística. entre el campo de la enfermedad y el campo de los gustos o preferencias
culturales de Roderick. Debería haber, para que esto ocurra, términos que
Con relaci6n a las isotopías de) contenido, Rastier distinguió tres
tipos: las clasemálíCJ/.s[ las semiológicas y las semánticas.
puedan leerse tanto en un sentido como en otro; es decir, que sean am­
biguos. Hay[ al menos[ un semema que puede leerse en ambos campos
Las isotopÚls clasemAticas están constituidas por la redundancia de tér- • significativos: es la hipersensibilidad enfermiza de Roderick -no resiste
minos de las categorías sémicas que intervienen en la sintaxís. Esto quiere ,!os aromas de las f10tesl sólo puede ponerse determinados tejidos, aguan­
decir que si un término como gato puede incluir dos sememas diferentes /
/
ta.. unos pocos sonidos de los instrumentos musicales de cuerda- y su
que se opongan por la categoría animado vs no animado[ sólo al establecer
hi~rsensibílídad artística manifestada en las composiciones musicales¡
p~ticas y pictóricas.
5 Angelo Marchese y Joaquín Forradellas. Ditxíonarios de ret6rica. cr(trc¡:¡ y tmninologúl
p. 104.
litml'ÍJl,op. cit., // Al analizar el poema "Salut" de Mallanné, Rastier demostró que un
6 Citado por Rastier, op. cil, p. )(rJ-140. mismo texto puede manífestar varias isotopías semémicas enmascaradas,

,
"

La búsquedn lit s('1Jfido /179


178/ Manual de teoría literaria

pues encontró dos de éstas entrecruzadas en el desarrollo sintagmático: En el texto se organizan los signiiicados mediante los vínculos que
la del banquete y la de la navegaci6n. se establecen entre el paradigma o eje de selección, el sintagma o eje de
Rastier definió la metáfora como: la combinación y los conjuntos de unidades mínimas de significación;
estos conjuntos reciben el nombre de sememas¡ a cada unidad mínima de
Toda isolapfa elemental o todo haz de ¡sotopías elementales estableci· significación se le da el nombre de serna. En el proceso significativo, los
do entre dos sememas o grupo de sememas pertenecientes a dos sememas actualizan o ponen a funcionar los semas, en un momento con­
campos distintos. La relación de ¡sotopía -marca una equivalencia: es creto de] hGbla. El semema es una unidad del p1ano del contenido que
una relación conjuntiva- tiene lugar en el nivel de los sernas nuclea­
puede corresponder, en determinado contexto y con el fin de producir
res centrales; en cambio, una relación de oposición -relación di~unti·
va- se establece a nivel de los sernas nucleares periféricos. 7
un efecto de sentido, a unidades mínimas de significaci6n, a frases
valentes a un sentido particular como letra dI' cambio, lobo marino, boca de
Las ¡sotopías verticales y horizontales se presentan cuando se en­ lobo, o a un sintagma -una frase, una proposición, una oración u otro
trecruzan diversas isotopías horizontales o semémicas en un texto, y enundado--, todos ellos unidades formales. Varían los sernas que un mis­
éstas se pueden articular entre sí mediante las ísotopías verticales o mo semema actualiza en diferentes contextos. Por ejemplo: el semema
metafóricas permitidas por las codificaciones parcialmente idénticas de mesa contiene los sernas mueble, tablero, horizontalidad, elevación respecto del
los campos semémicos. Es por esto que Rastíer presumió la existencia suelo, punto de apoyo, usos diversos; pero en un tratado de geografía ac­
de una tercera isotopía en el poema de Mallanné: la escritura. Para tualiza sernas distintos.9
poder establecer la lectura de una ¡sotopía semémica es necesario que En la identificación de las anteriores unidades, tanto en las relaciones
por lo menos haya un semema que pertenezca indiscutiblemente al sintagmáticas -sememas que se hallan contiguos en la frase- como en
campo semémico elegido. La lectura de las metáforas permite descubrir paradigmáticas -sememas que se asocian entre sí por analogía u opo­
las isotopías semémícas. sición de sus significantes o sus significados- es necesario atender a los
Sirva como conclusión lo que Helena Beristáin dijo en Análísís es­ rasgos de significación estables O denotativos y a los connotativos. Del
troctural del relato literario: contexto histórico provienen las connotaciones que pueden revelar datos
El significado total del discurso es el resultado de todo un proceso de propios de una cultura o de una ideología que se sobrepone al pensa­
significación cuyo desarrollo consiste en ir tejiendo la red que vincula miento del autor y que éste trata de sugerir al lector.
entre sí todas las significaciones: las que proceden de la relación sin­ Para precisar el significado de un texto mediante el análisis, es ne­
tagmálíca, las de la paradígmática. las denotativas, las connotatÍ\'llS; cesario expresar el sentido que producen los signos del texto por medio
todas se van engarzando en alguna de las líneas temáticas, en alguna de los signos verbales, de las palabras, de los términos empleados para
de las isotopías, y éstas, al interrelacionarse, configuran la red que nombrar los distintos fenómenos lingüísticos y literarios; es decir, por
constituye el sentido total. medio de otros signos. Tal lectura debe: 1) atender a las relaciones sin­
El proceso de lectura o descodíficación está orientado. hacia el descu­ tagmáticas -las combinaciones, las secuencias y las funciones, los actan­
brimiento del proceso de significacíón, mismo que resulta de la pro­ tes de un relato- para descubrir, por ejemplo, cada uno de los
ducción del mensaje. El procedimiento consiste en hallar las isotopías significados de una palabra polisémka; 2) atender a 'las relaciones para­
identificando en los distintos sememas aquellos sernas que, por su digmáticas, las que se dan en sentido vertical, como los sinónimos, los
iteración, llevan a los sememas a configurar contextos isótopos y, por símbolos, las reíteradones, la rima, las anáforas, las metáforas y otros; 3)
eso mismo, a aparecer como hitos en la línea de la isolopía, que es la considerar los sernas denotativos y los connotativos.
8
misma de la coherencia. Cuando se asocian entre sí los sernas que tienen algo en común y
qw:- -estiU:l:, repartidos en todo el texto, se presenta la isosemia, o sea, la
7 Rastier. ap. cit, p. 118. ",
8. Beristáin, Helena. Análisis estructuml del relato literario. México, Universidad Nacional \
9 Berístáín, Hél,ena. A1lí!lisis cstnlcturll¡ de! re/lit"., op. cit., p. 138.
Autónoma de México, 1982. p. 140-141.

U! búsqueda df smfída / 181


180 / Mm 11111 de teorillliterarj¡¡

a aparecer como hitos en la línea de significación o de la isotopía, que es


redundancia de un serna en diversos elementos del texto; dicha repetición
traza una línea de significación, delimita un efecto de sentido, lo que la misma línea de la coherencia.
recibe el nombre de isolopía sémica; esto es lo que produce la coherencia Análisis semántico de "La caída de la Casa Usher"
de toda la lectura, lo que le confíere continuidad temática. La isotopía
permite varias lecturas, ya que si el sintagma -frase, oracíón, párrafo o Para analizar el aspecto semántico en el cuento liLa caída de la Casa Usher"
cualquier otro conjunto de palabras con sentid()- reúne por lo menos de Edgar Allan Poe, se recurrirá a La división del cuento en los cuarenta y
dos figuras sémicas -o unidades mínimas de significación-, entonces tres párrafos, presentada en el análisis del discurso; además se le agregará
se considera como el contexto mínimo que permite establecer una ¡soto­ el título del cuento y el epígrafe de De Béranger. Esta división permite
pía. Por ejemplo, en la frase El niño llora se encuentran los sernas /triste-­ delimitar cada isotopía, la cual disemina los sernas recurrentes que le dan
za/, /humano/ e /inferioridad!, que establecen una línea de sentido, un coherencia a cada parte del texto. Mediante este análisis, irán perfilándose
campo de significación determinado y específico: el humano infantil; si las isotopías que redundan en el cuento. Para mayor claridad, los sernas
el mismo ejemplo se cambiara por El níño ruge, Jos sernas implicados que se reiteran aparecerán en negrilla y los sememas que los contienen,
serían /humano/ y I animalidad/ los cuales remiten a dos campos de en bastardilla.
sentido opuestos: el animal -le6n- y el humano -niñ()-; aunque pre~ 1. El título plantea una primera isotopía: destrucción de 10s Usher,
domina el elemento humano por ser el sujeto o sintagma nominal deter­ la cual se confinnará más adelante, al saber que de la familia sólo quedan
mmante del sentido en esta frase. Se presenta así una ambigüedad en el los dos personajes que van a perecer en el cuento.
sentido: o el niño se expresa como un león o está airado u otra cualquiera 2, Una segunda isotopía se insinúa con el epígrafe: fragilidad, as­
posibilidad, de acuerdo con el contexto en el que se emplea la expresión. pecto que está presente en todos los elementos del cuento, tanto en los
Cada isotopía permite una lectura diversa, una línea temática que, al estar aspectos espiritua4 moral, psíquico y orgáníco de los personajes, como
presente de manera simultánea con otra en el mismo texto, crea la ambi­
en las bases y muros de la casa en la que aquellos habitan (su coraz6n es
güedad semántica¡ ya que los dos o más signifícados entramados se pre­
un laúd suspendido); se anuncia una tercera isotopía¡ hipersensibilidad
sentan a la vez; esto es posible a causa de la polisemia en el sistema, o
(apenas lo tocan resuena), que en Roderíck es una enfennedad, y está pre­
en todo el texto del término que permite que aparezcan dos o más con­
sente en la descripción de Ja casa y en las apreciaciones de1llaffádoi:---­
textos isótopos superpuestos, como es el caso del último ejemplo.
3. El primer párrafo se inicia con los sentirrrientos quépredominan
El significado tolal del discurso es el resultado de todo un proceso de
en el narrador y que éste comunica y hace sentir a sus ltctores: melan­
significación cuyo desarrollo consiste en tI' tejiendo la red que vincula colía, tristeza y depresión. El cuento repite hasta el acbso estos senti­
entre sí todas las significaciones: las que proceden de la relación sin­ mientos, cuando son presentados el interior de )a mansión y los
tagmática, las de la paradigmática, las denotativas. las connotativas; personajes que la habitan. La imagen de la casa y el paisaje que la rodea
todas se van engarzando en alguna de las líneas temáticas, en alguna crea sensaciones de angustia: una sensación de insllfrible tristeza invadió mi
de las isotopías, y éstas, al relacionarse, configuran la red que coruti­ espíritu; era un helor, un abatimiento¡ una angustia del corazón, una irreme­
IO
tuye el sentido total. diable tristeza de pensamiento; me deprímia el! la contemplación de la Casa de
La lectura trata de encontrar esta rica significación mediante la par­ los Usher; impresión dolorosa y de inquietud: solo... por un terreno singu­
ticularización de las isotopias, identificando en los sememas los posibles ' larmente lóbrego; las frías paredes las ventanas vacías que parecían oías... blan­
sernas que al ser repetidos continuamente, de diversas formas, ya sea por quecinos troncos de árboles carcomidos; era un misferio insoluble; imagirllJcíones
medio de perífrasis, de sin6nimos, de anáforas, o de otros recursos como sombrias; negro y tétrico estanque; contemplé.. , con estremecimiento más tré­
los pronombres, llevan a los sememas a formar isotopías y por lo mísmo mulo todavía que el de antes; troncos siniestros de los árboles; vacías ventanas
que parecían ojos, Este aspecto, inquietante, mantiene el carácter fantástico
y horroroso del cuento, una atmósfera que irá creciendo gradualmente
10 llnd., p. 140. hasta terminar en un clímax de terror y de horror.

182/ Manual de trorfa literllria La búsquedll de sentido /183

4. El párrafo 2 muestra el propósito del narrador de acompañar -yo la isotopía de la correspondencia de caracteres entre la familia y la man­
me proponía entonces pasar unas semanas en aquella lóbrega 1l1IJnsión- a uno de sión: extraordinaria antiguedad; descoloramiento causado por los siglos...;hongos
sus camaradas de la adolescencia, ROOerick Usher, el propietario de la casa, diminutos que se esparcen por el exterior de la casa; deterioro extraordinario de
a causa de la insistencia con que éste lo llamó ya que le envió una carta, la casa; extraño desacuerdo entre el perfecto ajuste de las parles de la casa y el
con apremiante insistencia que exigía una respuesta mía en persona (vehemente desmoronamiento de cada piedra; engañosa integridad; indicio de general ruina
deseo de verme, singularfsimo requerimiento). Se presentan los primeros asomos aunque el edificio nO ofrecía la menor señal de ínestabilidnd; una grieta apenas
de la enfennedad nerviosa de Roderick Usher (manifestaba... grande agítacron perceptible...
nerviosa; enfermedad corporal aguda; trastorna mental que lo oprimía). 8. El párrafo 6 reafirma los sentinúentos descritos por el narrador,
Los dos primeros párrafos presentan las princípales isotopías, las pues la isotopía es la intensificación de los mismos: c0l1tribuy6 no sé de
cuales se irán expandiendo y complicando en el trascurso de la narración. qué modo, a intensificar más todavía los vagos sentimientos de que he hablado
5. El tercer párrafo se concentra en el conocimiento que tiene el na­ yll¡ me maravillaba al hallar cuán poco familiares eran las imaginaciones que
rrador de la familia Usher, de la que destaca su peculiar sensibilidad de aquellas imágenes ordinarias estaban agitando en mí. Además, la isotopía de
temperamento (su antiquísima familia había sido notab/e desde tiempo inme­
l
lo inquietante está ubicada ahora en el interior de la mansión: gótico ves­
morial, por una peculiar sensíbí1idad de temperamento, manifestada en las tíbulo abovedado; oscuros e intrincados pasadizos; oscuras tapicerías de 111$ pa­
obras de arte, ]a caridad murúfica y apasionada deyoción por la música) y redes; la negrura de ébano de los pisos; los fantasmagóricas trofeos heráldícos
su deficienda ancestral que los hacía poco duraderos pues el tronco de que traquetenban con mis pisadas; y en los personajes con que se encuentra
los Usher en ningún periodo había producido ramas duraderas. Este elemento al ingresar a ésta: el criado de paso furlívo, el médico de la familia cuya l

produce la isotopfa que va a permanecer y acrecentarse hasta el final: fisonomía parece mostrar una expresí6n mezcladn de baja marrullería y per­
correspondencia del carácter de las posesiones con el carácter de las plejidad; este último pasa por su lado con azoramiento.
personas: perfecta correspondencia del carácter de aquellas posesiones con el 9. El párrafo 7 trae de nuevo las ísotopías de la tristeza y de la me­
atribuido a las personas; posible influencia que el de las unas, en el largo trans­ lancolía, ahora depositadas en la atmósfera de la habitación: sentí como sj _
curso de los siglos, podía haber ejercido en las otras¡ patrimonio junto con el se estuviese respirando una atmósfera de tristeza; un aspecto de austera, profunda
nombre; los había identifiCildo; fundir el título original de la posesión con el e irremediable melancolia se cernfa y lo ínvadía todo. A esto se le agrega una
rancio y ambiguo nombre de "Casn de Usher nombre que parecía incluir en la
H
, sensación de sordidez: débiles fulgores de luz acarmesinada; la mirad¡¡ se es­
intención de los lugareños que lo usnban, Q un mísmo tiempo la familia y la forz¡;¡ba en vano para alcanzs;¡r los más lejanos rincones de la habitación; negras
mansi6n familiar. Estas relaciones se presentan de diferente forma en el colgaduras; mobiliario profuso, inc6modo, anticuado y desvencijado, y de de·
trascurso del cuento. bilidad: ...no alcanzaban {l dar vida al conjunto los libros e instrumentos
6. En el párrafo 4, el narrador expone sus propios sentimientos, los musicales.
cuales refuerzan la isotopía de la inquietud, de lo fantástico y misterioso: Realmente, este párrafo también cumple la función de reiterar ante­
rápido incremento de mí superstición; la paradójica ley de todos los sentimientos riores isotopías y acrecentar la atmósfera y el tono de la narración; y tiene
que tienen por base el terror; se origin6 en mí espíritu una extraña fantasía; la la intención de que el narratano se contagie de las sensaciones y aprecia­
v{vída fuerz¡;¡ de las sensaciones que me oprimfan; había yo excitado mi imagi­ ciones del narrador.
naci6n como si realmente creyera...; UTUl atm6sfera peculiar; un vapor pernicios() 10. El párrafo 8 seflala el encuentro de los dos personajes: Usher se
y misterioso, pesndo, inactivo, apenas discernible, y de color plomizo. Estos sen­ levantó de un sofá... me saludó con vivnz vehemencia que tenía mucoo... de cor­
timientos serán reiterados y anticipados desde este momento de la narra­ díalidad excesiw; sin embargo, no pierde la oportunidad de recalcar lo
ción¡ también son simbolizados por otros textos que entran en el relato, melancólico: hombre de mundo aburrido.
y por las impresiones que el narrador trata de crear en el lector. 11. Continúa intensificándose el carácter inquietante, nUsterioso, te­
7. En el párrafo 5 aparece de nuevo la isotopía de la fragilidad de rrorífico; estos elementos se llilen, en este párrafo 9, a la fragilidad y al
la mansión y la deficiencia ancestral de la casa, elementos que refuerzan l
aspecto de morbidez de Roderick Usher: lo contemplé con un sentimiento

184/ M1l1111u! de leoría /ttt!raria 1,1 d,' .~C¡ltldo ! '185

medio de lástima, medio de terror. ¡Sin dlida, jamtis un hombre había cambiado estil 1lI101enlble <:lgüacióll dc lni alma. En cfcoo, no !lit' cam,¡ hono,
de modo tan terrible!; ser macilen/o/ el carácter de su rostro había sído siempre el peligro ~jno por su pUlO efeclo; el tCfl'Or. ~',n e,la desalentada y
lameJ1li¡ble conditi6n ,íeIlto t¡lIt' más lardc 1) más tnnpr<l[1D ,el"l!'á el
extmordinario; tez cadavéríca; ojos grandes, licllescentcs y luminosos; labios nlgo
mOlllCIllO en que leruht: ¡¡ue ab~\[ldonJr I::t vida y la ra7óll a 1111 mi,­
delgados y muy ptifídus, pero de curvas extremadamente bellas; el mentón ex­
1110 tiellmo. en lucha con el hun OIOSO fdTlla,>m3, Miedo.
presaba falta de em:rgía moral; cabdfos de sédea suavidad y tenuidad; una fiso­
nomía dificil de olvidar, yo dudaba a quién estaba hablando; lívida pafidrz; lluevo Este párrafo es de lenguaje directo, conforma lo que en el análisis
y maravillosa brillo de sus ojos, era lo que más me asombmba y aun attrrorizaba; del discurso &c dcnomínó escena, pues el tiempo del discurso corresponde
los flotaban con su extraño enmarañamicllto de lelarafia; salvaje ex­ con el de Ja ¡'Jcción: el pl'rsonaje habla de su estado, no es el narrador
el narrador no podía relacionar con ningulla idea de pura hu­ quien lo describe.
15, El párrafo 13 muestra otra faceta del estado menta \ de Roderick:
12. En el párrafo 10 el narrador se concentra en el carácter de Rode­ su obscsi(m por ciertas impresiones supersticiosas relativat. ;:¡ la mansión;
rick, en el que observa ambivalencia, inconsistencia, lucha de contradic­ pues cree en la influencia de las particularidades físicas de la casa sobre
ciones, la fragilidad que había observado en la mansión: en los gestos su aspecto moral; además de sus obsesiones por ciertas impresiones su­
de Roderick observa cierta incoherencia, cierta incousislellcm; esfuerzos débiles persticiosas.
y vanos; trepidación habitual; excesiVIl agitación nerviosa; SI/S gestos eran alter­ 16. Los párrafos 14 y ]5 tratan de mostrar el origen de la tristeza de
nativamente vivaces y flojos: su voz variaba rápidaml?1lle de una trémula inde­ Roderick, el cual está vinculado a otra isotopía, la de la enfennedad de
cisión a esa especie de enérgica cDr¡cisíón. su hermana Madelíne:
13. El párrafo 11 describe la enfermedad nerviosa que padece Rode­
Admitía.. , que muckl de la peculiar tristeza que de aquel modo lo
rick y su deseo de mejorar con la visita y compañía del amigo, ya que alllgía, podía atríbuirse ,1 \In origen más mllllIal y mucho más ('laro
el objeto de la visita del narrador es el vivo deseo de Roderick de verlo -a la grave y larga cnfermed¡uJ- r a\ln :t la segur<l muerte próxima
yel consuelo que éste esperaba recibir de su amigo; dolencia constitucional -de una hermana a quien amah,\ tícrnamt"me- su sula compañera
y familiar, y para la cual desesperaba de hallar remedio; pura enfermedad ner­
durante largos años -su último y único pariente sobre la Tierra,
viosa; sín duda se mejoraría pronto; $etlsacione~ nada naturales; morbosa
De igual forma, las de la fragilidad y la morbidez aparecen
de los sf'ntidos. Además, en este aspecto de la enfermedad nerviosa, se
reiteradas al describir el padecimiento de Madcline:
reitera la isotopía de la hipersensibilidad insinuada en el epígrafe: sola­
mente podía soportar los aUmentos más insípidos; podía lll:!var ropa de ciertos La enlenncdad de Lady !v\¡¡ddine había burlado lalgo tiempo la peri.
tejidos; las fragancias de todas las flores lo soforaban; le torturaba lll1sta la luz cia de sus médicos. Una quieta apatía. 1m agOl,lllli"I!lO gradual dI' ~u
más débil¡ solamente había algunos sonidos peculiares, y éstos de instrumentos person.\, frecuentes aunque transitorios ataques de «lr;Ífter en pime
de cuerda, que na le illftmdíesen horror; y, como en el párrafo 4, ciertos ele­ cataléptico, tal era su insólita diagnosis.
mentos misteriosos y de caríÍcter terrible presentes en la conciencia del la isotopía de lo inquietante vuelve a insinuarse: la miré
protagonista. asombro, no sin mezcla de temor y, con todo, me fue imI1lJ,~íb1e
14. El párrafo 12 corrobora la ¡sotapía d(~ lo terrorífico, lo inquietante tales se1ltimientos, Una sensación dI! estupor me oprimía; el
y lo fantástico; y a esta atmósfera se le agrega la certeza de Roderick que yo habí!l obtenido de su prrsona había ae ser probablemente el último. Así
Usher de que morirá a causa de su estado interior: esclavizado por una mismo, la tristeza y el terror de Roderick se acrecientan: decía, con IInl1
especie anómala de terror. al1//lrgura que jamás olvidar; lan desesperanzado y tan débil; su aflicción
Me 1II0riré he de morirme de es!;! deplorable locura. Así, así, era tan profunda que no podía contener las lág-rimas ante la inminenciu
y no de otra manera pereceré. Temo los lIconltcimicmos futuros no de la muerte de su hermana.
por sí mismos sino por sus resultados, Me estremezco al prnsar en los 17. En el párrafo 16 vuelve a el propósíto del narrador
efectos que cualquier incidente, aun el más trivial, puede cau,~ar en de acompañar y distraer a su amigo, y la presencia poderosa de la me­

186/ Manual de teona liIeraria lJ¡ búsqueda de sentida / 187

lancolía en el espíritu de éste: me atareaba... para aliviar la melaneolia de mí rick: morboso estado del nervio auditivo que hacía intolerable toda música... como
amigo. Sin embargo, el narrador presiente la inutilidad de su tentativa. no fueran ciertos efectos de instrumentos de cuerda; jantástico carácter de sus
lB. En el párrafo 17 se describe la idealidad que Rodelick proyectaba ejecuciones; férvidn facilidad de sus impromptus: inexplicables, delirantes fanta­
sobre todas las cosas: me fallarfa todo intento para dar una idea del carácter sías; "El palacio de las Apariciones", título de la balada que Roderick sigue,
exacto de los estudios ode las ocupaciones en que me introducía o me encaminaba; resultado de aquel intenso recogimiento mental y concentración observada en
una exaltada y muy destemplada ideaUdad proyectaba sus cárdenos fulgores sobre determimuios momentos de la más íntensa excitación artificial; la profunda y
todas ¡as cosas; sus cuadros lograban una vaguedad ante la cual yo me estre­ misteriosa cDrriente de su pensamíento. El narrador reitera la isotopía de la
mecía del modo más espeluznante; nada se puede decir de lo que éstos re­ fragilidad y de la ambivalencia, pues advierte que Usher es consciente
presentaban; sí jamás u.n mortal pudo piular una idea, ese mortal fue RDderick del tambaleo de su elevada razón en su trono.
Usher; las puras abstracciones que aquel hipocondriaco se ingenÜ1ba para tras­ 21. El párrafo 20, es la rapsodia completa de "El palacio de las Apa·
ladar al lienzo. Lo inquietante y lo terrorífico continúan apareciendo: arti­ riciones", en la cual predominan las isotopías de la correspondencia entre
ficiosa ¡antasfa; estremecía; espeluznante; me retenían y me inlimidnban; una el estado mental de Rodenck, los sucesos del cuento JlLa caída de la
intensidad de intolerable terror.
Casa Usher", la mansión -en lo que fue y lo que pronto será- y la
19. La descripción de uno de los cuadros¡ en el párrafo 18, adelanta última lectura que hará el narrador para distraer a su amigo. Además,
una de las últimas escenas de] relato y plantea la ísotopía de la corres­ aparece en el poema la isotopía de la contradicción entre un estado po­
pondencia entre sí de los elementos realizados como distracción. Dicho sitivo y la decadencia, la cual tiene relación con el carácter de Roderick.
cuadro, el menos abstracto de los que Roderick ha pintado, representa el La alegoría de la rapsodia se refiere directamente al Pensamiento y, por
inferior de una larga y rectangular cueva o túnel, de paredes bajas, lisas, blancas tanto, a la isotopía de la ídealidad. El Pensamiento reina y vive en un
y sin interrupción ni significado alguno; ubicada a extraordinaria profundidad hermoso castillo, el cual reúne varias caraderísticas similares a las de la
bajo la superficie de la tierra; sin salida en ninguna porción" de su inmensa lon­ mansión de los Usher: está situado en un valle, también la casa; fue un
gitud, ni se discernía antorcha ni otra alguna fuente artificial de luz, pero inun­ hermoso y¡ soberbio palacio¡ igual que la mansión; con estandartes que
dada de intensos rayos luminosos a lo largo de ella. Todo 10 cual guarda ondeaban en su techo, como los tapices que cuelgan de las paredes de la
similitud con los fragmentos de una novela que el narrador lee al final mansión Usher¡ de paredes descoloridas; hay un tronco afuera del palado,
del relato y con lo que sucederá en el sótano de la mansión. Este cuadro similar a los troncos carcomidos en las afueras de la mansión; la deca­
insinúa también lo fantástico y lo terrible: y bañaba el conjunto con un dencia del palado es igualmente semejante a la de la casa de los Usher.
resplandor horrible e inverosímil. Este paralelismo entre los sucesos y las Sobre todo, las estrofas V y VI establecen un paralelismo con los sucesos
representaciones se reiterará en otras escenas y con otras de las distrac­ que se están desatando dentro de la mansión y de los cuales el narrador
ciones en las cuales se ocupaban Roderick y el narrador. está siendo testigo: la casa se está cubriendo de un aire pernicioso y mortal
Como ya S€ había dicho antes, hasta el párrafo 18 predominan las extensivo a su parte ñsica y a sus habitantes, tal como en la rapsodia del
pausas, las catálisis manifestadas en descripciones amplias y minuciosas, palado.
las reflexiones y apreciaciones del narrador, y la lentitud del movimiento 22. El párrafo 21 presenta las opiniones supersticiosas de Roderic~
de las acciones. El narrador presenta detalladamente a los personajes y según las cuales existe conciencia en los seres vegetales y, en algunas
el entorno que los aprisiona y, de este modo¡ logra que el lector vaya, circunstancias especiales, en los seres inorgánicos. Cree que estas ci..rcuns­
contagiándose de la atmósfera, de sus sentimientos y reacciones y, tam­ tancias especiales se han cumplido en la casa por el procedimiento de eo­
bién¡ de las inquietudes y temores de los protagonistas; al mismo tiempo loención de aquellas piedras... y, sobre todo, por la larga y no estorbada dumción
lo prepara, anticipándole con sugerencias y ambivalencias los últimos su­ de todo aquel orden, y por su reduplieaci6n en las quietas aguas del estanque;
cesos de la mansión. también ve una prueba de todo esto en la gradual, aunque segura crmden­
20. En el párrafo 19 reaparecen las isotopías del terror, de lo fantás­ sacíón de una atnWsfera propÜl en ÜlS aguas y en las paredes. Estas reflexiones
tico, de lo misterioso, de la hipersensibilidad y de la idealidad de Rode­ conducen a la conclusión de la influencia que durante siglos habla plasmado

188/ Mallual de tearúlliterllrla LA de sentido /189

los destinos de su familia y que había hecho de él lo que yo podía ver ahora -lo amigo; su modo de ser habitual se había desvanecido; sus habituales ocupaciones
que era-, Se percibe, entonces, la relación simbiótica de la familia Usher fueron descuidadas, olvidadas: vagaba habitación en habítaci611 COII pasos pre­
con la éonciencia de los seres vegetales e inorgánicos, En este párrafo se cipitados, desiguales, sin objeto; la palidez de su semblante había adquirido... un
remarca la presencia de los muros y de) estanque, dos elementos que matiz más lívido, pero la luminosidad de sus ojos había desaparecido por completo;
tendrán especial importancia al final del cuento. Además, la isotopía de la ronquera", ya no se oyó más; un trémulo garganteo, como de extremado i(?rrDr,
lo inquietante y de la correspondencia entre fenómenos de naturaleza caracterizaba habitualmente su pronunciación; lo veía mirando en el vacío por
distinta, lo mismo que la isotopía de la fragilidad, se reiteran en este largas lloras, en actitud de atención profunda. A todo esto se suman las in­
párrafo. tenciones del narrador por explicarse lo inexplicable, su terror y el con­
23. El párrafo 22 es de transición para el próximo, pues se refiere a tagio de los males de su amigo: a veces, yo me veía obligado de nllevo a
la relación de 108 libros con el carácter dt visionario de Roderick. Los explicarme todo aquello nada más que por los inexplicables desvaríos de la locura;
títulos, de las lecturas son paralelos a los sucesos del cuento y a los mi­ no era de extrañar que su estado me aterrorizase, me contagiase; sentía apoderarse
crorrelatos que se incluyen en él: "Del cielo y del Infierno", "Viaje sub­ de mí... las alocadas influencias de sus fantásticas pero impresionantes supersti­
terráneo" de Nicolás Klim, y "Quiromancia" entre otros. El libro preferido ciones.
de Roderick adquiere especial significación y connotación, por los sucesos 26, El párrafo 26 narra la manera como el narrador se siente influido
que se desencadenan en el párrafo siguiente y por ser premonítorio el por los acontecimientos y fen6menos de la casa, después de siete u ocho
final del protagonista y de la casa: "Vigiliz Morl:uorum secundum Chorum días del entierro de Madeline: experimenté toda la fuerza de tales sentimientos;
Ecclesi~ Magunti.r". luchaba por hacer entrar en razón la nerviosidad que me dominabll: me esforzllba
24. En el párrafo 23 se comprueba la suposición del narrador, de que por creer que mucho de lo que yo sentía,.. era debido a la influencia del tétrico
el libro influye en Roderick¡ lo cual se manifiesta en las razones que éste mobiliario... de las negras y deterioradas colgaduras.... Pero mis esfuerzos eran
da para enterrar a Madeline, provisionalmente en el sótano de la man­ vanos; un irreprimible temor invadía gradualmente todo mi ser; finalmente, víno
sión. En el párrafo siguiente se describe el entierro, pasaje que permite a posarse en mi corazón 1/11 íncubo de espanto inexplicable. Los presentimientos
recalcar aspectos siniestros, terribles, misteriosos y patéticos del túnel macabros del narrador se confirman en los sucesos externos, de la casa,
donde depositan el ataúd: solos la colocan en su lugar de reposo; s6tano... acrecentando el terror: ciertos quedos, vagos sonidos que veníall, entre los si­
tanto tiempo sin abriT$e¡ fmtorchas medio IiIpRgadas en su. asfixúmte atmósfera; lencios de la tormenta, yo no sabía de dónde; subyugado por un intenso senti­
era reducído, húmedo y desprovisto por completo de medio para la entrada de la miento de terror, inexplicable pero insufrible; el estado lamentaNe en que había
luz -aspecto idéntico al cuadrito pintado por Roderick Usher en alguno caldo,
de sus ratos de distracci6n-, muy profundo; en los remotos tiempos [tu­ 27. Los párrafos 27, 28, 29 Y30 describen la llegada de Usher a la
dR.les fue mazmorra y más recientemente polvorín; de corredor abovedado habitación del narrador, en un estado de histeria: su semblante.. , tenía una
y furrfJ.dos de cOUre el piso y las paredes; puerta de hierro mtlcizo,.. acorazada lividez cadavrrica, pero, además, había una especíe de loca hilaridad en sus ojos,
que producía un inusitado y agudo ruido chirriante, cuando gírabR sobre sus una evidente histeria colltenida en todo su porte que sobrecoge al narrador.
goznes; fúnebre cargfJ.; regi6n de horrores; asombroso parecido entre hermano y acentúa lo inquietante y lo terrorífico: ¿Y usted, no 10 ha visto? .. , ¿No lo
heT11UlfUl, observa el narrador; ambos habían tenido misterwsas afinidades ha visto usted? ¡Espérese, pues! ¡Ya [o verá!; era... una noche terriblemente tem­
de naturaleza muy poco inteligible; no podíamos mírRrla sin terror; aquella son- • pestuosa pero bella, y salvajemente singu.lar por su terror y belleza; el fenómeno
risa sospechosamente prolongada que parece tan tem'ble en la muerte; hR.bitado­ ahnosférico de la tempestad y sus prominentes efectos visuales, sonoros
nes, apenas menos tétricas, de la parte superior de la caSlil. y sensitivos atenúan el ambiente de terror; además, las superficies il/feriores
25. En el párrafo 24 se empieza a acelerar el rihno inquietante y se de las mormes masas de agitado vapor, así como todos los objetos terrestres que
manifiesta más explfcitamente el aspecto maléfico de los acontecimientos, estaban inmediatamente a nuestro alrededor, relucían a la luz contranatural de
expresado en el acrecentamiento del estado de morbidez de Roderick: una débilmente luminosa y distintamrnte visible exhalación gaseoS{/. que se amín
dlas de amarga pena; se efectuó un visible CIlmbio en el desorden mental de mi en derredor y envolvía toda la casa, Estos elementos exteriores, atmosféricos,

190 ! Manual de teoría literQrj¡¡ [¡¡ búsqueda de selltida /191

ambientales, físícos, se revisten ahora de su propia fuerza extraña y te­ 30. Los párrafos 35 y 36 continúan la lectura de liMad Trist", en el
rrible; ya no son las impresiones que el observador comunícó al principio cual se acentúan los ruidos y el carácter inquietante, fantástico y terrible
del relato, ni las que Roderick manifestaba. De esta forma, se anticipa de los acontecimientos: maligno ermitaño; dragó71 de escamoso y prodigioso
también, de manera sugerente, el desplome final de la casa, en paralelis­ aspecto, y de candente lengua; palacio de oro, con pavimento de plata; pestilente
mo con el estado de agitación del narrador y de excitación de Roderick: aliento; un chillido tan hórrido y áspero, y al mismo tiempo tan penetrante, que
i Usted no debe mirar; usted no mirará esto!; ,..tal vez tienen su horrible origen Ethelred hubo de taparse los oídos; temeroso ruido, como januís lo escuchara
en los pútridos miasmas del estanque; pasaremos juntos la terrible noche. semejante.
28. A partir del párrafo 31 se empieza a desencadenar el final terrible 31. Los párrafos 37 y 38 relacionan los ruidos de la lectura con la
del cuento; los acontecimientos se precipitan y la tensión, el horror, lo intensificación de los de la mansión y con la reacción de los dos per­
fantástico y lo inquietante, unidos a la decadencia de la casa y de sus sonajes; el narrador ya no tiene dudas sobre lo que escucha y se asom­
habitantes, ceden, resquebrajándose todo como un castillo de arena. El bra: allOra sintiendo ya frenético asombro, porque lro podía caber duda alguna
contrapunto entre los sucesos leídos en un libro, por el narrador, para que, aquella vez yo había realmente oído; un débil y al parecer lejano, pero
distraer a Roderick, y los sucesos de la mansión intensifican las sensacio­ áspero, prolongado, insólitamente agudo y discordante sonido. Se reafirma
nes y las tensiones sostenidas y acrecentadas gradualmente hasta este la coincidencia o paralelismo de los ruidos de la ficción y los de la
momento de la narradón. El paralelismo y la similitud crean un estado realidad: exacta réplica de lo que mi fantasía había ya forjado ser el sobre­
dramático y fantástico, en el que el narrador y el lector se ven involucra­ natural chillido del dragón como lo describía el noveIísta; segunda y singu­
dos, atrapados y, por poco, destruidos. En este párrafo se muestra el in­ larísima coincidencia; el asombro y el extw1UIdo terror predominaban; el
tento del narrador por sosegar y distraer a su amigo, por medio del personaje Roderíck se altera: en su comportamiento se había producido ex­
primer recurso que halló: un libro, Mad Trist, de prolijidad desprovista de traña alteración... gradualmente había ido volviendo su silla, hasta quedar de
imaginación y de exageradas locuras. Se destaca, en la primera parte de lo cara a la puerta de la habitación; los labios le temblaban...; su cabeza se había
leído, el uso de la fuerza para entrar a la mansión del ermitaño, realizada abatido sobre su pecho; se balanceaba de un lado a otro con suave pero cons­
por el héroe Ethelred: entrada por la fuerza; Ethelred... tenÍll valeroso coraz6n; tante y uniforme oscilación.
ahora se sentía muy fuerte; alz6 su maza... y a porrazos, pronto abrió paso en 32. El párrafo 39 vuelve sobre la lectura, en la que continúan desa­
la tablawn de la puerta...; tirando vigorosamente, lo rajó y destrozó, y arrancó rrollándose los hechos fantásticos y los ruidos se intensifican: terrible furia
todo a pedazos. El título resalta, en paralelo con la situación vivida, dos del dragón; ruptura del encanto; el escudo de bronce no esperó a que él acabase
aspectos: la locura, en lo que se está convirtiendo la enfermedad nerviosa de llegar, sino que cayó a sus pies sobre el pavimento de plata...; con poderoso
de Roderick, y la tristeza y la melancolia. Para rematar, aparecen ahora, y horrendo sonido retumbante.
en la lectura que hacía el narrador, las sensaciones auditivas, las cuales 33. Los párrafos 40 y 41 realizan el mayor momento de tensión,
se irán acrecentando a partir de ese momento, y crearán sensaciones de resumen el horror y el espanto de los sucesos, sintetizan el contrapunto
terror y espanto: el ruido seco y retumbante de la madera repercutió temero­ entre la lectura y los acontecimientos, y expresan todo el terror acumulado
samente por todo el bosque. en el personaje: cuando el amigo pone su mano en el hombro de Roderick
29. En el párrafo 34, el narrador cuenta sus percepciones, por ahora se produjo un ftierte estremecimiento en todtr su persona y en el narrador:
confusas y engañosas, de ruidos en la mansión, acompañadas de temor,. completamente acobardado, salté en pie. Lo fantástico se revela con patetismo
y de duda: me estremecí, mi excitada imagilUlción me había engañado. De otro y realismo: pude por fin empaparme dellwrrendo sentido de sus palabras.
lado: llegaba, confusamente, a mis oídos, lo que hubiera podido ser, por la exacta
semejanzt/. de carácter, el eco (pero más ahogado y sordo ciertamente) del propio ¿Que si lo oigo? Sí, lo oigo, y lo he oído. Largamente, largamente,
rajar y destrozar que sir umzarote había tan minuciosamente descrito; mntraqueo largamente, muchos minutos, muchas horas, muchos días, lo he oído,
de los rnt/deros de las ventanas, y los ordinarios y mezclados ruidos de la tem­ pero yo no me atrevía ¡oh! tenedme lástima, ¡soy un pobre desgracia­
pestad. do! iyo no me atre~ia y no me atrroía a decir nada! iLa hemos depruita·
do viva en la tumba! mo he dicho ya que mi!¡ sentidos son muy agu­

Úllmsqueda de sentido 1193


1921 Manual de teoríllliterarill
procesos deteriorantes de los personajes con los procesos destructores
dos? Y os digo ahora que he oído sus primeros débiles movimientos
en el hueco del ata6d. Los he oído, durante muchos días, pero no me
de la casa: aquella grieta que antes apen.as se discernía ... se extendía en zigz¡,¡g
atrevía ¡no me atrevía a decir nada!; f. ..] Oh, ¿adónde huiré? ¿No se desde el lecho del edificio a 511 base; y los decadentes de la misma familia:
presentará aquí ahora mismo? ¿No viene apresurada a echarme en fragmentos de "La Caída de la Casa Usher".
cara mí prisa por enterrarla? (No acabo de oír sus pasos por la escale·
ra? ¿No estoy distinguiendo el pesado y horrible latir de su corazón?
Análisis isotópico del poema IIEl búho" de José Emilio
¡Loco! y [...] lLoco! Yo os digo que ahIJT(l ella lStá detrás de esa puerta. Pacheco
Los ruidos se repiten por tercera vez: percibí una distinta, llUeca, me­ En esta última parte se aplicarán los conceptos y métodos empleados en
tálica y estrepitosa, aunque aparentemente apagada repercusión; y ahora en­ el análisis del sentido del cuento de Poe, a un
poema de José Emilio
cuentran su relación en el discurso de Roderick, quien establece los nexos Pacheco intitulado "El búho":
entre todo lo que horroriza y sobrecoge a ambos: ¡el quebrarse de la puerta 1... El ojo inmóvil
del ermitaño y el grito de muerle del dragón, y el estrépito del escudo(¡ decid, 2... pez de tierra firme
más bien, ¡el resquebrajarse de su ataúd, y el chirrido de 10$ goznes de hierro de irradiando en la noche su fijeza
su prisíón, y sus forcejeos por la galerla de cobre! 4... la garra desasida para el vuelo
34. El penúltimo párrafo es el c1ímax y máximo patetismo, lleno de 5... las uñas que se adentran en la carne
horror: apenas acaba de hablar Roderick, la puerta se abre, en parte por 6,.. el pico en punta para el desgarramiento
la racha impetuosa de la tonnenta y por la acción de Madellne que entra
amortajada: había sangre en SltS blancas ropas, y la evidencia de alguna lucha 7... ¿De cuál sabiduría puede ser símbolo
cruel por toda su extenuada persorul. Y el final de las ten~iones, de la fragi­ 8... sino de la rapiña
lidad de los dos hermanos, de la identidad entre los sucesos anunciados 9,.. el crimen
y presagiados varias veces en el transcurso de la narración, pues eviden­ 10... el desprecio
temente aparece Madeline, muere Roderick, la reaUdad adquiere vísos de 11... Todo lo que hizo tu venerada gloria
fantasía o ésta se vuelve apenas realidad. Además, el paralelismo de estas 12.. , Occidente?
dos vidas, sus similares enfennedades y vidas, la herencia de la familia Isotopía 1: el búho como animal. Una primera isotopía horizontal
en consonancia con los síntomas físicos del lugar donde viven, todo esto o semémica está indicada por el nivel referencial, señalado desde el título:
se sintetiza en el final de los dos: el búho, En este campo de sentido se agrupan varios sememas. Es necesario
Por un momento se quedó temblorosa)' tambaleándose en el umbral; recordar que un semema es un conjunto de unidades mínimas de sentido;
después, con un abatido clamor quejumbroso. cayó pesadamente de y que a cada una de estas unidades se le denomina serna. Los sememas
cara sobre el cuerpo de su hermano. y en sus violentas y ahora pos­ de esta ísotopía son:
treras ansias de muerte. lo arrastró a él al suelo, cadáver y víctíma de
los terrores que había previsto. IEl búho/: título
IEI ojo inmóvil/; característica icónÍca e ideológica; es decir, como se
35. El último párrafo expresa la huida del narrador del lugar de los representa el búho y como se le ve: de ojos grandes, redondos y situados
acontecimientos: de aquella habitación y de aquella casa escapé despavorido; el' en la parte anterior de la cabeza.
final de la Casa de 108 Usher: aquella grirla se ensanchó rápidamente -se /Irradiando!: no sólo sus ojos irradian destellos con la luz, sino también
produjo una violenta racha del torbellino--; las poderosas paredes precipitarse sus plumas, las cuales son iridiscentes.
partido.s en dos; el halo de misterio y de horror que rodea el final: de pronto, lEn la noche/: tiempo de su actividad; ave nocturna por naturaleza.
resplandeció a lo largo del camino una extraña luz; fulgor tan insólito; lurul ISu se refiere a su quietud permanente.
llena, de un color de sangre en su ocaso, y que brillaba vívidamente...; todo el
disco del satélite estalló de pronto ante mis ojos; la correspondencia de los

194/ MilIlUlll de troríR liIeraria ÚI de ;;elllido/195

/La gana desasida/: está listo para el vuelo y, como animal de Tapma,
ITierra firme/: pUede leerse en esta isotopía como el estar con los pies
tiene ganas.
en la tierra; es decir, consciente de lo que sucede en la realidad.
/EI vuelo/: ,característica de su movimiento.
/Irradiando! [comunicando]: la sabiduría es transmitida por. el sabio o
!Las uñas/: referidas a la caza.
por la escuela, se irradia el saber; esto sería una metáfora.
/Que se adentran en la came/: la manera como caza con las uñas.
INoche!lignorancía]: la sabiduría ilumÍl1a a los que ignoran los asuntos
/EI pico en puntal: otra de sus caracteristÍcas fiSicas, y que le ayuda a cazar.
o la verdad. Puede tomarse, pues, como el medio en el que brilla la sa­
/Desgarramiento/: maneTa como mata y consume su presa.
biduría. Se simboliza la ignorancia con la oscuridad.
/Rapiña!: 1U\a de sus características. /Fijeza/ [atención]: se refiere, como en la isotopía 1, a la quietud, pero
A esta ¡sotopía 1 se le ha dado el nombre de El búho como animal. tambIén da a entender el carácter sólido, firme, de las verdades descu­
No se presenta ambigüedad alguna¡ pues sobresalen los sememas que biertas.
reiteran los sernas fundamentales pertenecientes al búho: /animalidad/ /Vuelo/ [altura) propia de la sabiduría y de los sabios, en la línea jerár­
+ /rapacidad/ + /inmovilidad! + !acechamientol + !nocturnidad/. quica humana, y en las ideas grandes y superiores.
Desde el título se plantea esta significación. La primera parte del poema /Sabiduría/: estado superior, desarrollo intelectuat gran virtud.
-versos 1, 3, 4, 5 Y 6- lo' confirma: es 1U\a descripción de las prínd­ ISímbolo/ [búho]: la cultura Occidental ha elegido el búho como símbolo
palee características físicas y de las actividades de este animal; hay, icónico de la sabiduría, tal como lo sugiere el poema de José Pacheco. En
pues, elementos que permiten afirmar que se está presentando la fun­ la mitología griega, Palas Atenea, Minerva para los romanos, era la diosa
ción meta lingüística, ya que el título hace de término definido y los -entre otros muchos atributos- de la razón, protectora e iluminadora
cinco versos señalados¡ de definición. Según lo anterior, el búho se de las artes, de la poesía y de la filosofía; tenía como favorítos una planta
destaca por su permanente quietud, sus garras, su pko y sus ojos fijos. -el olivo- y un animal-la lechuza-, que en nuestro medio se asimila
Esta imagen del búho se refuerza por medio de las muchas repre­ con el búho.
sentaciones pictóricas -llamadas también íconos- en las cuales apa­ /Venerada gloria/ [éxito}: logros del saber, descubrimiento, aclaradón,

rece en forma similar a como ]0 déscribe el poema. Se destacan, superación de errores; además, a los sabios se les respeta y generalmente

además, su vuelo, su manera de alimentarse de la caza, y la irradiación se les venera, dado que son ancianos en la mayoría de las comunidades

de sus ojos y plumas; igualmente, al decir la garra desasida para el vuelo humanas

se señala su actitud de acecho, de espera para el vuelo y, como lo /Occídente/: en esta parte del mundo se le ha asignado al búho el sim·

reitera el poema, para la caza: las uñas que se adentran en la carne / el bolismo de la razón o del pensamiento. España trajo a América este con­

pico en punta PQfQ el desgarramiento. cepto y este símbolo de la sabíduría.

botopía 2: el búho, símbolo de la sabiduría. Esta ¡sotopía se sus­ Isotopía 3: búho como símbolo de destrucción de Améríca, por par­
tenta en que al menos hay un elemento perteneciente sin ninguna duda, te de la civílízacíón occidental. Esta tercera isotopía se fundamenta en
a este campo de significación; esto es, la mención de símbolo en el la mención de dos sernas: tierra firme y Occidente. Este último aparece
verso 7: de cuál sabíduria puede ser símbolo, junto con el resto de versos como quien ha realizado las'acciones de los últimos seís versoS. Al hacer
que complementan la pregunta y que, además, continúan especificando de Occidente un actante¡ una especie de protagonista, se está constru­
la función metalingüística enunciada arriba. Los sernas actualizados en ' yendo una metonimia: la gente de Occidente. Algunos sernas específicos
esta isotopía son: /simbolismo/ + /sabiduría/ + /superatividad! + determÍl1an este concepto: rapiña, crímell, desprecio. Tierra firme ha sido la
/ expansividad/. Según esto, se pueden agrupar bajo esta ísotopía los denominación del continente americano, pues así lo precisaron los des­
siguientes sememas: cubridores al avistar la tierra después del largo viaje de Colón, Varios
/EI ojo inmóvil/ [atención): actitud de la reflexión y la contemplación. son los cronistas que se refieren al Nuevo Mundo como tierra firme: Fer­
Es una metoni:m.ia por estar atento. nández de Oviedo intitula así una de sus obras: La Hi~loria general de las
/Pez!: habitante del mar, por donde llegaron a América los españoles. lndias. Primera parte de la Historia natural y general de las Indias ~I de la tierra

196 / ManJISII de teoría lítrr4,iR Lo búsquedQ de smlido / 197

firme del Mar Océano; Bemal Díaz del Castillo dice, en su Historia Verdadera según la cual el bUho es símbolo de la destrucción, se da en los versos
de la ConquistR de la Nueva España, primer capítulo: "así en lo que estuvi­ 7, 8, 9, 10, 11 Y 12, en ]a pregunta planteada, la cual tiene función refe­
mos en Tierra-Firme como lo que estuvimos en la isla de Cuba"; y de rencial. apelativa y metalingüística; y en la presencia de una metáfora que
igual manera nombró al continente americano en otros apartes de su obra. tiene un semema que no pertenece en su equivalencia a alguna de las
También Hemán Cortés, desde su primera Carta de Relación se refiere al dos isotopías planteadas antes. Según e] contexto, es necesario identificar
continente americano como Tierra Firme, para distinguir el continente de en dicha metáfora la presencia de dos campos de significación diferentes,
las islas. la pertenencia a dos ¡sotopías distintas. Esta metáfora conectaría una de
El poema se refiere, entonces, a los descubridores, conquistadores y las dos isotopías ya analizadas con esta tercera.
colonizadores que vinieron de Occidente, es decir, del Viejo Continente El semema de difícil ubicación es pez de tierra firme, pues en esta
o Europa, pues estos conquistaron a América y fueron muchos los críme­ metáfora hay dos elementos opuestos: pez y tíE7Ta, sobre todo por la pre­
nes y la rapiña que cometieron en su empresa; y el desprecio no fue posición de pertenencia de que une los dos términos; además, la especi­
menos, pues seguimos siendo los americanos del Río Bravo hacia el Sur, ficación de esta tierra como líerra firme hace que el significado esté
los pueblos menos desarrollados, expoliados en las materias primas, ig­ marcado por la connotación explicada en la isotopía 3.
norados en las grandes decisiones de los países de alto desarrollo, entre Esta metáfora puede entenderse si se considera que el verso 2, que
otras muchas cosas. expresa la metáfora, cumple una función metalingüística, igual que la
Para la lectura de esta tercera isotopía es necesario acudir a las iso­ mayoría de los versos; aSÍ, el poema tiene por título "El búho" y los versos
topías verticales, las cuales, como ya se dijo antes, se basan en la metáfora, hacen de definidores de este término, el cual, además, no se repite en el
tal como lo plantea Rastier, y la cual-la isotopía- consiste en la relación resto del poema. Se presenta, entonces la equivalencia:
de equivalencia establecida entre dos campos de significación distintos búho:o pez
en el nivel de los sernas nucleares. Para entender mejor este concepto de
sema nuclear, considérese que los sernas contextuales hacen que los sig­ Por tanto, es necesario buscar el campo de inclusión de estos sernas;
nificados se logren en el interior del contexto, por las relaciones que es­ es decir, lo que tienen en común en el nivel del significado estos dos
tablecen las palabras con las demás palabras y con los sentidos de un términos. Aunque ambos pertenecen al rango animal (/animado/, /irra­
texto, a veces en dirección diferente y hasta opuesta al significado co­ cionalidad/), el búho es un animal aéreo y el pez es acuático; sin embargo,
múnmente aceptado y definido en diccionarios y en la memoria de la pueden encontrarse elementos comunes a estos dos animales:
comunidad que conserva las palabras. Pez
Búho
De acuerdo con las anteriores explicaciones en el poema "El búho" simbolismo cristiano
símbolo de la razón (Is. 2) simbolismo (ls. 2 y 3)
aparecen las siguientes metáforas: /pez de tierra firme/, /irradiando/, (Is. 2)
/noche/, /vuelo/. animado
animado (ls. 1)
animado (Is. 1)
El significado contextual de estas metáforas depende del campo de aéreo (Is. 1) oposíción (ls. 3) acuático (Is. 2)

sentido según el cual se lean: así, en la isotopía 1, la irradiación, la noche írra dian te (Is. 1) expansívídad (Is. 1, 2, 3) iridiscente (Is. 2)

y el vuelo que emprende el ave hacia las alturas pertenecen al campo de fijeza (Is. 1) estatismo (Is. 1, 2, 3) quietud (15. 2)

significación del búho. En la 2, la ignorancia, la comwtic~ción o irradia- .


ción de las ideas, la altura del conocimiento y del saber son propios del Hay que considerar que Occidente conquistó a América, por lo que
búho como símbolo de la razón y de la sabiduría. En la ¡sotopía 3, irra­ este continente asumió forzosamente la cultura y la sabiduría occidentales
diando significa expandiendo; noche, la maldad de los nativos americanos en contra de las culturas y saberes indígenas precolombinos; además, tam­
por no adorar al Dios de los españoles sino a las figuras del demonio, bién caracteriza a Occidente el cristianismo como fe, como culto y como
según interpretaron los primeros evangelizadores a los dioses de los in­ pauta moral de comportamiento. No sobra aclarar que en la conquista el
dígenas; y vuelo, navegación. La confirmación de esta tercera isotopía, papa extendía su derecho divino a los reyes, porque Dios se lo otorgaba

198/ Manual de tearia literaria lA búsqueda de sentido / 199

a él; de acuerdo con esta ley, se efectuó la repartición de tierras y la sideraron que el prmcipe de las tinieblas tenía bajo su poder a los indí­
delimitación de América, por medio de la Bula de Alejandro VI. genas, en una clara referencia a] demonio. Así lo dicen frailes como Mo­
Entonces, si a Occidente lo caracteriza una visión del mundo racio­ tolinía, Sahagún, Diego de Landa y otros, incluso Bartolomé de las Casas.
nalista, un poder centrado en el papa, en el rey y en la relígión cristiana, /Fijeza/ [arraigo o solidez]: puede entenderse como la solidez, la vigencia
la metáfora pez de tierra firme puede interpretarse como el simbolismo del y arraigo que tema ]a civilización occidental, pues España acababa de
nuevo modo de pensar implantado en América. Así mismo el búho y el ganarles la guerra a los moros y había desterrado a los judíos de su te­
pez comparten varios aspectos sinecdóquicos: los ojos grandes, la mirada rritorio; también, la inmovilídad de las verdades cristianas, presentadas
fija, la boca en forma puntiaguda; la aparente quietud en muchos mo­ como absolutas.
mentos; las plumas y las escamas; la iridiscencia de las alas y de las aletas /Garra desasida/: puede significar, precisamente, la empresa de los viajes
al ser iluminadas; el hábitat en medios oscuros: la noche para el búho y por el mar en busca de otras entradas a las Indias Orientales para la
el fondo de las aguas para el pez; el vuelo por medio de las alas del búho expansión de] comercio, la búsqueda de nuevas fuentes para el comercio,
y el nado mediante las aletas del pez; la alimentación del búho por medio tal como fueron algunas de las intenciones de los viajes de Colón.
de la rapiña, y de otros animales, el pez. /Vuelo/ (navegación]: el viaje al nuevo continente por el mar.
Además, ambos son símbolos de entidades e ideas afines y comple­ /Uñas/: en sentido figurado se habla de éstas como metonimia de quien
mentarias, que caracterizan a la cultura Occidental: pensamiento, religión y roba o acapara; la conquista se caracterizó por la rapiña de las riquezas
poder. El poema cuestiona el primer simbolismo del búho y trastrueca su encontradas en América.
significado, al presentar una visión totalmente negativa de esa sabiduría / Adentran/: no sólo en sentido metonímico de la rapiña, sino también
occidental. En el mismo sentido puede leerse, entonces, el velado simbolismo en sentido referencial, pues Occidente se adentró en América por las cos­
del pez, el cual comparte con el búho los sernas de /simbnlismo/, /expan­ tas desde el mar.
sividad/ y /estatismo/. En estos tres sernas fundamentales se conectan las /Came/: por la opresión que sufrieron los indígenas, los vejámenes físi­
isotopías 2 y 3, relacionadas con las similitudes en el aspecto físico, y de cos y espirituales, la muerte, la tortura, la esclavitud, los trabajos. forzados
funciones existentes entre el búho y el pez; las afinidades ideológicas de sus y excesivos, las violaciones sexuales y de otro tipo, la violencia sobre el
simbolismos; y el carácter de inmovilidad tanto de una cultura como de sus modo de vestir, de adornarse y de todo tipo sufrida por los nativos.
ideas y creencias. Así, pez de tierra firme es equivalente a búho de Occidente; /Pico en punta/: puede leerse como las armas dispuestas para la toma

en América se implantó, ante todo, el cristianismo y se hizo de éste el equi­ y el dominio, a sangre y fuego, del continente americano.

valente de la verdad; entre tanto, en Occidente -Europa, el Viejo Mundo­ /Desgarramiento/: en su sentido evidente, pues no otra cosa sufrieron

domina la razón, la sabiduria recibida desde la antigüedad griega, aunque los indígenas que vivieron la conquista: desgarramiento de su ancestro,

en Fspaña prevalecía, en el momento de la conquista, el espíritu medieval de su cultura, su lengua, su civilización, sus creencias, sus costumbres,

y oscurantista de la inquisición, y de la guerra a muerte contra los infieles su ciencia, su pensamiento; sus estructuras sociales, económicas y políti­

y demás hombres no católicos. cas, y sus riquezas.

En este contexto de ideas pueden agruparse algunos sememas que /Símbolo/: de la dominación, de la imposición de una cultura sobre otra.

realizarían los semas fundamentales de esta isotopía: /simbolismo/ + /Rapiña/: esto fue lo que realizaron los primeros conquistadores y coloni­

/expansividad/ + /superatividadl + /iteratividad/ + /negatividad/: zadores europeos en América, con los pueblos y riquezas encontrados aqui.

/Pez/: símbolo cristiano /Crimen/: en su sentido literal, pues varías pueblos fueron arrasados,

/Tierra firme/: el continente, en este caso América asesinados sus habitantes, sus jefes, sus sacerdotes, como en México, Gua­

/lrradiando/ [expandiendo]: la civilización, el cristianismo y la cultura temala, Perú, para citar algunos ejemplos.

en general /Desprecio/: actitud de los europeos frente a las culturas indígenas, du­

/Noche/ [maldad]: puede entenderse en la oscuridad o en las tinieblas; rante la conquista, en la colonia y en la independencia con las campañas

pues la mayoría de los cronistas, especialmente los evangelizadores, coo­ pacificadoras; por ejemplo, la de Morillo en Colombia.

200 I Manual de teonlllitC'mia lA bÚ~qlll!da de SETlfido 1201

ITodo.lo que hizo/: puede leerse en su sentido literal, pues resume las tán, la serpiente marina, símbolo del caos y de la nada (Biblia: Job. 41,
acciones de los europeos, de la cultura occidental, en América. 1-26)" ,12
¡Venerada gloria/: se refiere a una de las tres aspiraciones fundamentales Para los cristianos, este pez ("la señal de Jonás", según Jesús en Ma­
que alimentaban a los europeos en su empresa conquistadora; el lexema teo 12, 3940 YLucas 11, 30) fue tomado como representación del sepulcro
venerada tiene connotaciones irónicas, dado el contexto de los versos 7, 8, del cual Jesucristo resucitó; por todas estas cosas el símbolo del pez al­
9 Y 10, ya que se tradujo al lenguaje de la negatividad el simbolismo canzó inmensa popularidad en la iconografía cristiana.
positivo del búho; el sentido religioso de venerada es evidente. Esta búsqueda del sentido, por medio de la identificación de las
IOccidente/: cultura occidental; España conquistadora y usurpadora en díversas isotopías superpuestas en el poema, permite explorar la rique­
América. za signíficativa del texto literario. Esto confirma, además, que un sen­
Como puede observarse, los sememas-ocurrendas de esta isotapía 3 tido más profundo, superior a los otros, se enmascara en los que son
son más numerosos que en las otras dos isotopías. La visión positiva evidentes dentro del texto. En este poema y en todo texto literario
tradicional que se ha tenido de Occidente se trastrueca, ya que, irónica­ potéticamente preqomina la función poética, 10 cual se demuestra en
mente, y de manera más evidente y reiterada, el poema acentúa su aspecto el análisis semántico. Según esto, el tex.to literario no guarda un solo
negativo; y esta significación se extiende al cristianísmo como doctrina y sentido, sino dos o más... Aparentemente, el poema habla del búho y
norma de vida impuestas, por el simbolismo asignado al pez. Hay sufi­ en un sentido más estricto, de su simbolismo racionalista. Sin embargo,
cientes bases para darle solidez y credibilidad a esta interpretación, Según trasciende la razón, y simboliza la luz que la civilización occidental ha
J. H. Emminghaus,u desde el siglo II el pez es concebido, preferentemen­ significado para la humanidad como modelo, como paradigma; y des­
te, como símbolo de Cristo, tanto en su form.a acróstica como en la figu­ enmascara ese otro significado contrario al simbolismo que el sentido
rativa. La primera se relaciona con el nombre de pez en griego; pues al común le ha asignado al búho. Curiosamente, el poema une dos sím­
distribuir las letras de IXUS en acróstico, se forma el nombre: Jesucristo bolos, aparentemente opuestos: el de la razón, búho, y el de lí\ fe, el
Hijo de Dios Salvador. Los puntos de partida del simbolismo están en la pez, ya que esta oposición fe y razón fue y sigue siendo motivo de
Biblia (Le. S, 10; 24, 12; Jn. 6, 11 ss; 21, 9; Ez. 47, 9). También los Padres discusiones y de diferencias entre los filósofos y científicos, de un lado,
de la Iglesia corroboraron tal relación; así, Tertuliano, dijo: sed nos pisciculli y los teólogos y místicos, del otro.
secundum lXern nostrum Jesum Christum in aqua nascimur". Cristo-Iogo se Pero, además, hace que estos dos símbolos y lo que éstos simbolízan
hace presente como pez en el agua del bautismo. Entre los paganos tam­ encierren una profunda contradicción: no son símbolos de lo que preten­
bién estaba presente el pez en el ambiente de la Gnosis y con referencia den; y aquello de lo que son símbolos -es decir la sabiduría, la razón y
a las profecías de las sibilas de Eritrea; fue símbolo (fálico) de la fecun­ Jesucristo- significa todo lo contrario en el continente dvilízado por la
didad humana en las culturas babilónica, brahmánica, siria y mesopotá­ cultura de Occidente. Esta contradicción se presenta en la metáfora pez
mica. Ya en los siglos IV y V se hace símbolo de la eucaristía; en las de líerra firme, en la equivalencia búho = pez, en la conjunción adversativa
catacumbas cristianas aparece el pez junto con el pan y el vino. Además, sino, en la interrogación y en la ironía que encierran los últimos seis ver­
en otro texto, Gianfranco Ravasi dice que Jonás (cuyo nombre hebreo sos. Esta perspectiva de sentido obliga a leer los primeros seis versos de
significa paloma) fue enviado por Dios a la ciudad de Nínive, donde manera alusiva, pues segúri esta propuesta, pueden atribuirse las carac­
estaba el santuario de Istar, diosa a quien precisamente se le consagraban terísticas del búho a la civilización occidental, lo que produce casi una
palomas. El signo cuneiforme de Nínive era una casa y un pez. Dice alegoría; es decir} una metáfora continuada: ojo inmóvíl (v. 1) remite a la
Ravasi: "El pez monstruoso, incluso en la literatura bíblica, es símbolo de vigilancia de España y Porrugal sobre sus colonias, a la inmovilidad de
hostilidad y se transforma con el correr del tiempo en la figura dellevia­ su estructura política y de sus ideas; su fijeza (v. 3) es su estatismo, su

11 J. H. Emminghaus, Lt:tihm fUr Ihtologie IInd kirche. Freiburg, Herder, 1960, Columna 12 Ravasi Gianfranco. Jonás, "Tera!ra parte, Tres libros no proféticos entre 105 profetas",
154. Traducción para el MllnUfll de teorfa /iteraria del te61ogo Humberto Jiménez. Los profet«s. Trad. Pío Suárez Benítez. Bogotá, Ediciones PauUnas, 1989. p. 231.

La búsqueda de sen/ido / 203


2021 Manual de troria literaTÚI

anquilosamiento; garra (v. 4) es una metonimia de su ambición y de su Aproximación al discurso literario


actitud cruel en América; vuelo (v. 4) es su continuo viajar en expediciones
conquistadoras, colonizadoras y pacificadoras; uñas (v. 5) es otra metoni­ Valentin Voloshinov, del Grupo Bajtín, con base en el planteamiento de
mia aplicada a su continua explotación y saqueo de las riquezas de este Marx de que "el lenguaje es la conciencia real" sustentó esta tesis: "la
continente; adentran en la carne (v. 5) tiene su sentido alegórico de incur­ conciencia, el lenguaje y la ideología son un mismo objeto y por lo tanto
sión, violencia, penetración física e ideológica de los europeos en América; debiera constituirse una ciencia única que lo estudiara en su compleji­
pico en punta (v. 6) es la actitud agresiva de usurpación a sangre y fuego dad".13
de este territorio; desgarramiento (v. 6) también es desarraigo, ultraje, vio­ Raúl Dorra se interesó en la concepción del lenguaje como un "ins­
lación de lo propio. trumento de comunicación" para los seres humanos, ya que, según éL si
Las anteriores consideraciones y el análisis de las isotopias del poema el lenguaje es un hecho fundacional, entonces hay que aceptar que no
de Pacheco se logran a causa de que la lectura permite la intertextualidad; puede ser un instrumento; pues sí se considerara de este modo, habría
es decir, la entrada de otros textos, tales como: la historia de América, la que pensar en un sujeto que sería anterior al lenguaje y )0 pudiera "fa­
simbología y la ideología de la cultura, la religión cristiana, la mitología bricar" como un utensilio. Esto mismo es problemático, pues involucra a
griega, las crónicas de los españoles, los libros de los evangelizadores de un nios creador del hombre como sujeto completo y dotado de la capa­
l

América/ y la zoología. cidad de nombrar las cosas con el nombre que tienen. Dentro del pensa­
Esta propuesta no tiene una confirmación científica definida, pues miento de Saussure, no hay ningún momento en la historia, en el cual
es apenas un intento basado en las hipótesis y análisis de Franr;ois haya hombres sin lenguaje constituido, dado que por ese lenguaje se les
Rastier, las cuales deben investigarse más profundamente. Los resulta­ identifica. De esta forma, el lenguaje es fundacional, es la naturaleza mis­
dos obtenidos en este análisis han sido posibles por la interrelación de ma del hombre; funciona como el trabajo: "el hombre es producto de su
las isotopías entre sí, lo cual no significa que el análisis anterior sea el lenguaje como es producto de su trabajo"; el hombre modifica el lenguaje
único posible, ya que no ha agotado las posibilidades connotativas y y el trabajo, y éstos 10 modifican a él.
de sentido que encierra el poema. Varios son los sentidos que se en­ El lenguaje no es un instrumento pero puede funcionar o funciona
mascaran en un texto literario, ya que es plurisotópico y plurisignifi a como l/instrumento de comunicacíón" o de intercambio. Emile Benveníste,
caovo. Con este método se encuentran las diversas isotopias, la manera distingue "lenguaje del discurso" (lenguaíe como sistema de signos) y
como se cruzan e interrelacionan y el modo como se trascienden los discurso como "lenguaje puesto en acción". En la práctica, el lenguaje
diversos niveles del texto y de su significación. Faltaría, por ejemplo, cumple varias funciones, una de las cuales es la comunicativa. El circuito
profundizar la intertextualidad que este poema tiene en relación con de la comunicación se posibilita por las llinstancías del discurso" que el
los demás poemas escritos por José Emilio Pacheco. Para quienes ]0 lenguaje crea, entre las cuales los pronombres yo y l ¡j son las primeras.
han leído es familiar, por ejemplo, su espíritu crítico frente a las ver­ Cada individuo, al llamarse yo, ocupa el lugar del sujeto de la comuni­
dades establecidas, su ironía y su humor, su búsqueda de la verdad cación/ y desde esta perspectiva pone en funcionamiento el lenguaje. "El
en aquellos valores o actitudes humanas inmutables, el desen­ circuito de la comunicación se constituye por la posibilidad del yo y del
mascaramiento de lo que se ha tenido como una verdad incuestionable. tú que son los verdaderos pronombres personales". 14 Cuando un indivi­
Valga como ilustración mencionar poemas suyos como: "La maleza y duo asume el yo se "hace cargo del lenguasje" y lo organiza de acuerdo
la sombra", uMiseria de la poesía"; "Los grillos (defensa e ilustración con este punto de referencia; deja huellas propias en ese lenguaje como
/ fonnas verbales, pronombres, demostrativos, posesivos, y otros. Además
de la poesía)"," Alta traición ', "Crítica de la poesía" y "Transparencia
de los enigmas", entre otros.
13 Raúl Dorra. u Aproximaciones al discurso literario". Tomás Segovía y otros. El U'IJ­
guaje... "P. cit., p. 27·35. Se resume el artícu.\o para fines didáclícos,
14 Ibíd" p, 29,

2041 MJmual de teoria literaria La búsqueda de sentido /205

del yo y del tú está el él, como el otro o lo otro; para Benveníste es el lenguaje. Con esta' asimilación de la literatura al circuito de la comunica­
ausente, no es W1a persona sino una no-persona. Esta situación permite ci6n, se convierte el lenguaje líterario en un discurso práctico, sólo infor­
aludir a los individuos o a los objetos que están fuera del circuito creado mativo o representativoí y. en segundo lugar{ se está ignorando que aun
entre el yo y el tú. El lenguaje se continúa más aUá del circuito de la en ese circuito de la función práctica, emisor, receptor y canal son ins­
comunicación y de representación; por fuera está el espacio del él, que es tancias que existen en el interior del lenguaje{ que son creadas por éste.
el dominio del lenguaje. Estas afirmaciones son válidas para el tipo de En otros términos, esta concepción le confiere un carácter teológico
discurso en el cual se cumple la función práctica del lenguaje. al autor, al considerarlo anterior al texto literario y dueño del sentido que
Se puede decir que la literatura propone un tipo de discurso no prác­ comuníca por este medio -texto=eanal-. De esta forma, la lectura se
tico, y por esta razón no se puede buscar en eUa lo que se encuentra en convierte en una duplicación de la escritura del autor: trabajo de desci­
el acto de la comUnÍcacrón. Al considerar los tipos de discurso, en un framiento de un mensaje más complicado que los demás, pero cuyo sen­
extremo estaría el discurso denotativo¡ el de las ciendas¡ en el cual se tido le llega ya completo. De esto resulta que el autor sería una especie
busca la transparencia de la idea, del concepto o del fenómeno; así no de instancia divina o sujeto teológico; leer un libro significaría hacerlo
aparece el lenguaje como tal, pues apenas es un vehículo. Al otro extremo como el autor quiere que se lea; el texto literario se convertirla en un
estaría el discurso literario, el cual en primer lugar propone la presencia "espacio de representación" que informa de algo que está antes de él,
del lenguaje, que lo trabaja y Jo ofrece como una materia. De este modo, que no es él y que, por el contrario, lo ni~ga como texto literario. Y éste
puede decirse que "si el signo lingüístico es la constitución solidaria de informaría de sucesos existentes fuera de] lenguaje y del texto mismo;
un sigruficante y un significado...{el discurso denotativo enfatizaría más sucesos inscritos en el orden de lo otro y que estarían reflejados en el
bien el plano del significado mientras el discurso literario enfatizaría el texto, "ya ~ue el texto sería... este espado de representación de lo que le
plano del significante" .)5 No obstante, tal afirmación no quiere decir que es ajeno" 1 En esta concepción de la literatura, el lenguaje es sistemáti­
se pueda concebir un significante sin un significado o viceversa; sólo se camente escamoteado, negado, convertido en un vehículo invisible" P
habla del énfasis puesto sobre uno u otro. En el caso de Ja literatura, No obstante, el texto literario no tiene como fin principal, -al me­
como dominio del signíficante, se refiere a un lenguaje que es ante todo nos-la información o la representación. En una novela nos enfrentamos
materia, presencia y no representación. Por esto, en otro tipo de concep­ a una figura creada por la escritura, la figura del narrador, del ~ue habla
ción te6rica se afirma que la literatura es e] lenguaje que se busca a sí "no para dar una informacíón sino para construir un símbolo". 8 Para lo
mismo, que busca su presencia y trata de ofrecerse como cuerpo tangible. literario no importa si las cosas han existído o existen en el mundo con­
Esta metáfora del cuerpo responde a la relación que nuestra cultura creto, sino que interesan en cuanto constituyen otros tantos símbolos, for­
ha realizado constantemente; por eso la literatura ha tenido que someterse man un tejido simbólico que es el plano de lo literario. De acuerdo con
a las leyes del decoro y a los disfraces; ha sido distanciada y encubierta. estas ideas,
Así como más allá del cuerpo se ha buscado el alma que niega al cuerpo, el texto instaura la figura del narrador. el tejido de símbolos verbales
así se ha querido ver en el texto literario algo que no es el texto mismo, y también un lugar. una instancia del lector que pertenece al interior
sino algo que se supone que está fuera de él, más allá y que no es él de ese lenguaje literarlo. Al crearse un narrador. como un lugar va­
mismo; es la represión que ha sufrido toda materialidad y que se sigue cío. interior e imaginario. se crea, complementariamente, un lector
manífestando en el tipo de lectura a la cual estamos habituados. Represión que es un lugar vacío que va siendo ocupado sucesivamente y proví­
sutil que se logra cuando se funde la literatura sobre el molde del circuito . _.
slOnd.lmente por Ios Ieetores h'15tonC05.
-' 19

de la comunicación, que envía un mensaje a otro sujeto, lector, a través


del lenguaje; en otras palabras: cuando autor, lector y mensaje quedan
fuera del texto literario se está enmascarando, diluyendo la presencia del 16 I/Jid" p. 33.

17 tdtm.

la táem.

15 MIt., p. 31. 19 I/Jíd., p. 34.


206 / MlmIlQl de teoriR liter~ría ÚI de sentido /207

. "La literatura es un trabajo del significante que se abre a una sig­ Beristáin. Helena. Análisis estnlf:lural del relalfl literario. México. U¡¡iver~idad Nacional
nificación que nunca se agota".2G Esto se da si entendemos que el len­ Autónoma de México, 1982.
guaje denotativo es el lenguaje de base, en el que cada término busca Beri~l.áJll. Helena. Diccionario de retórica y ppériro, MéXICO, Pomía, 1985.
tener una signífícación única, inteligible en forma inmediata¡ si a una Beristáln, Helena, Gu{a pQra la lectura r:omrn/ada de textos literarios. Parle /. México, 1977.
definición se le agregan elementos que le sobreañadan significación, Dorra, Raúl. "Aproximación al discurso bterarío," Segovia, Tomás y otros. E/lenguaje; problemas
entonces se logra que la frase se deslice al plano de la connotación. Un .y reflexionel actuales, Méxiro, Universidad Autónoma de Puebla. 1980.
caso concreto de manifestación del lenguaje denotativo es la definición Dooa Raúl. "El lenguaje: problemas de la folllUl y el sentido (la metáfOl1l, la metonimia y la
"La energía es igual a la masa por el cuadrado de la velocidad de la smécdoque)". Segovia. Tomás y otros. El iengUllje: problemas y reflexiones acluales. Méxi­
luz". Si a esta frase se le da cierta entonación o se le añaden elementos co, Universidad Autónoma de Puebla, 1980
verbales que la hacen menos unívoca, se apunta a otros dominios de Garibay. Ángel M. Mil%gía griega; dioses y hirou. 6 ed. Mé¡¡ico. Porrúa, 1977.
la significación: liLa energ{a es igual a la masa por el cuadrado de la Grcimas, A. J. Y Courtés, l. Semiótica; diccionario rU1.onado de la teoría del lenguajr. Trad.
velocidad de la luz; ¿qué le parece, señor?"; con la última frase se des­ Enrique Bailón Aguirre y Hmnis Campodónico Carrión. Madrid, Gredas, 1982.
liza el signíficado a lugares de significación indeterminados, de lo que Martinel, Andre. "¿Qué debe ml.cnderse por "connotución7" Acla poética. México. Universidad
resulta una movilídad y una apertura incesantes. En el plano cOlUlota­ Nacíona! Aut6noma de M~xico. No. 3, 1981.
Uvo, lilas palabras dicen lo que dicen pero también otra cosa, y en esa Pachero, José Emilio. "El búbo". Breve anlolol[a. México, Universidad Nacional AulÓnoma de
otra cosa ... se instala el dominio de lo literario; esto qwere decir que México.
el dominio de la literatura es el dominio indeterminado y siempre Poe, Ildgar Allall. "La calda de la Casa U&her." Narraciones e:draoroinarias. Trad. J. Fmáll y
abierto de lo simbólico".21 Por eso se dice que es un discurso que co­ Mayoral. Esl.clla, Salval Editores, 1969.
mienza más allá de la información, más allá del que puede ser el tema RlISIíer. Fl1IIliiois. "Sistemática de las isolOpias." Greimas, A. J. Y OIroS. Ensayos de stmi6dca
de un relato o de un poema. Así, la literatura no es
discurso que re­ pQélicQ. Tl'lId. Cwmen de Fez y Asunción Rallo. Barce1olUl. Planeta, 1976.
produzca o transmita o informe¡ "es un discurso en el que el lenguaje
se despliega a sí mismo como una red simbólica, en un discurso in­ Actividades complementarias
transitivo que no dice nada y que no se calla jamás" .22 Tal intransiti­
1. Relacionar el sentido predominante de lila caída de la Casa Usher" con
vidad es lo que permite su "incesante desplíegue simbólico", esa
el sentido predominante de "La casa tomada", de Julio Cortázar.
continua posibilidad de producir signifícaciones nuevas siempre y la 2. Analízar las ¡sotoplas más visibles en el cuento "Biografía de Tadeo Isi­
que niega el estatuto teológico para afirmar la materialidad. doro Cruz", de Jorge Luis Borges, integrarlas en un sentido que las reúna y las
Entonces, una cierta critica marxista de la literatura toma el discurso eleve a un nivel superior de significado.
Jiterario como canal de transmisión de ideas, y en esto está reproduciendo 3. Realizar un análisis en el poema "Amantes", de Jorge Gaítán Durán, de
el modelo del circwto de la comunicación y el estatuto teológico del autor, acuerdo con las siguientes pautas:
con lo que niega la materialidad del lenguaje. a. Analizar el nivel fónico-fonológíco.
b. Analizar el nivel morIo-sintáctico.
c. Analizar el nivel léxico-semántico.
Bibliografía d. Identificar las principales figuras de dicción o metasememas, especial­
mente las metáforas, las metonimias, las sínécdoques y las comparaciones.
Adam, Jean-Michel. "collootatíon(s) Dénotalíon Ilsotopics". Adam. Jean-Michel. Unguislíque el e. Identificar los tropos de sentencia o metalogismos más sobresalientes.
discollrs litllraire; theorie el practique deJ texces. Pans, Líbrairie Larousse. 1976. f. Rastrear las principales isotopías horizontales del poema.
g. Rastrear las isotopías verticales o metafóricas.
h. Analizar la posibilidad de que la isotopia o isotopias verticales encon­
2D látm. tradas puedan articular entre sí a las demás ¡sotopías horizontales.
21 Ibid., p. 35 i. Distinguir los elementos denotativos del poema.
22 Idmr.

208/ ManIUlI de teorúllíterllriR

j. Analizar los elementos coMotativos sugerentes o sugestivos del poema


y relacionarlos con los denotativos, para encontrar no sólo las diferencias sino
también las posibílidades significativas y expresivas del poema.
k. Elaborar un ensayo oorto, de acuerdo con los pasos anteriores, en el que
exprese su análisis semántico del poema, tratando de integrar en su trabajo los
conocimientos que tenga del mundo y las sugerencias que el poema le permita;
es decir, integre 10 intertex:tual en su análisis.
4. Intentar un análisis similar del cuento "La prodigiosa tarde de Baltasar",
de Gabriel Garda Márquez. ,
Indice de materias

A anisocronía 124, 125


argumento 19
acciones 21, 22, 25, 26, 34-36, 44, 45, Asociación Internacional de Semiótic:a
48,53,56,65,67-69,71,92,93, 109, 146
110, 112, 117, 119, 124, 126, 127, asonancia 176
133,143,149,150,154,157-159,160­ automatización 16, 48
162. 164·167, 186, 195, 199 autor 16, 191 27, 38, 58, 76, 79, 82, 84,
actante 137, 195. Véase también persC'l­ 92, 96 111, 128, 129, 145-147, 149,
1

nujl!, protagrmisla 156,166,173,175,179,204-206.


agresor 23-26, 31,33,35 Véase también nllrrador
alíleración 59, 176
ambigüedad 54, 68, 85, 88, 134, 135, e
.158, 173, 1BO, 194
an'alepsis 124, 126 carencia 23, 24, 26, 30, 31, 34, 36, 37,
análisis 16-18, 26-28, 32, 35, 36, 39, 44, 44, 45, 62, 119, 138. Véase también
47.53-55, 58, 61, 68, 89,92-95, lOS, ftcharíC/
112,117,126,133,136-138,142, catálisis 93, 126, 186
147,148,152,153,156,165-167, ciencia de la Iíteratura 16, lB. Véase
175-179,181,185,193,201, también c. litrrllna
202,206-208 ciencia literaria 16, 18-20, 47
actandal 133, 137 Círculo Lingüístico de Praga 17, 50, 91
funcional 137 clímax 117·119, 123, 181, 192
indicial 133 dose reading 94
isotópico 193 código 25, 50, 52, 62, 8.3, 86, 88.. 145,
literario 17( 18, 148 146,150,153,154,156-165,168,170,
secuencial 133, 136 171, 175
textual 152, 156

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