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Interruptores magnetotérmicos

y diferenciales
Por diversos motivos estoy acostumbrado a tratar con diversos dispositivos
eléctricos y electrónicos; y precisamente por eso uno puede perder un poco la
noción de las cosas y creer que todo el mundo tiene ciertos conocimientos sobre
estos temas.

Sin embargo, el otro día me di cuenta mientras hablaba con mis padres de que
hay mucha gente a la que le suena eso del magnetotérmico y el diferencial, pero
sólo sabe que son unas teclas que están en el cuadro eléctrico de la entrada de la
vivienda y poco más.

Tras aquella charla en la que con un par de esquemas y unas breves


explicaciones parece que les quedó claro para qué sirve cada cosa, se me ocurrió
escribir esta entrada de modo que entendáis lo que es un interruptor
magnetotérmico y un interruptor diferencial sin meterme en detalles técnicos; pues
aunque se instalan juntos su función es completamente diferente y creo que son
unos conceptos que pueden ser de utilidad a cualquier persona.

Un par de apuntes sobre electricidad


La electricidad es la energía que hace funcionar a la práctica totalidad de los
aparatos que tenemos en casa y viene definida por dos magnitudes principales: la
tensión y la intensidad. Obviamente hay muchas más, pero para lo que a nosotros
nos interesa nos basta con estas que os comento.
La tensión es la diferencia de potencial que existe entre dos polos o entre el hilo
neutro y uno de los polos (dependiendo del tipo de instalación) y se mide en
Voltios. Si medimos la tensión existente entre las bornas de cualquiera de los
enchufes de nuestra casa obtendremos 220 V, que es la tensión a la que
funcionan todos los aparatos domésticos en España.

Por su parte, la intensidad es la medida de la cantidad de corriente eléctrica que


está pasando por un cable y viene dada en amperios (A). La corriente eléctrica no
es más que un flujo de electrones que se desplazan por un conductor, y la medida
de la intensidad cuantifica ese movimiento.

Si lo queréis ver con un símil podemos imaginar la corriente eléctrica como el


torrente de un río: la tensión podría ser el equivalente al ancho del mismo,
mientras que la corriente sería la cantidad de agua que pasa por su cauce. La
combinación de ambas nos daría un determinado caudal, que en electricidad sería
la potencia eléctrica (que es el producto de la tensión por la corriente).

Para obtener una misma potencia eléctrica podemos tener un río estrecho pero
por el que circule mucha agua o bien uno más ancho pero por el que circule
menos agua. En electricidad ocurre lo mismo: para obtener una determinada
potencia eléctrica podemos tener una tensión alta y una corriente baja o bien una
tensión de pocos voltios pero una corriente eléctrica muy alta.
En todo caso, aunque la similitud de conceptos entre caudal de agua y corriente
eléctrica es acertado, no es tan fiel a la realidad como me gustaría porque la
electricidad necesita un circuito cerrado para circular. Es decir, que la corriente
sale del enchufe por uno de sus polos, llega hasta la carga (el aparato eléctrico de
turno) y regresa por el otro cable para salir por el polo contrario a diferencia del
agua del río, que parte de un punto A y llega hasta un punto B sin posibilidad de
retorno.

Pero centrándonos en el tema principal del artículo, os indicaré que puesto que en
la inmensa mayoría de las instalaciones la tensión permanece constante y con lo
que se “juega” es con la intensidad eléctrica, los dos sistemas de protección que
vamos a ver en este artículo van a estar basados en esta magnitud eléctrica:

Interruptor magnetotérmico
El interruptor magnetotérmico es un dispositivo diseñado para proteger la
instalación eléctrica (y los aparatos conectados a ella) tanto de sobrecargas como
de cortocircuitos conectándose en el cuadro eléctrico de entrada a la vivienda. En
realidad suele haber varios de ellos, ya que por lo general la distribución eléctrica
de la vivienda se realiza en varias líneas, necesitando un interruptor de este tipo
para cada una de ellas.
Los magnetotérmicos, como su propio nombre indica, poseen dos sistemas de
protección ante el paso de corriente: uno de tipo magnético y otro de tipo térmico.

Protección magnética
El magnético se basa en una bobina que, colocada en serie con la corriente, no se
activa a no ser que circule por ella una intensidad varias veces superior a la
nominal (habitualmente entre 5 y 10 veces para instalaciones domésticas). Este
margen se da para que el magnetotérmico no se dispare durante los arranques de
ciertos aparatos con motores potentes (aspiradoras, lavavajillas…) porque suelen
meter unos picos de corriente bastante elevados en el preciso momento de su
puesta en marcha.

La protección magnética sirve para proteger la instalación ante cortocircuitos


(contacto directo entre dos conductores de la instalación), ya que cuando tiene
lugar uno de ellos la intensidad aumenta de forma brutal (en teoría se hace infinita)
y la bobina a la que me refería antes entra en acción instantáneamente abriendo el
circuito y cortando, por tanto, el paso de la corriente eléctrica.
Protección térmica
Por su parte, la protección térmica está encaminada sobre todo a proteger el
cableado de la instalación, ya que se trata de una lámina bimetálica que se
curvará en mayor o menor medida en función de la cantidad de corriente que
circule por ella. Esto es debido a que cuando por un conductor circula una
corriente éste se calentará en función de la intensidad, de modo que si esta se
mantiene durante unos instantes por encima de la nominal que soporta el
interruptor, la lámina bimetálica se curvará más de la cuenta y abrirá el circuito
eléctrico evitando que una corriente demasiado elevada pueda quemar los cables
de la instalación eléctrica.

El sistema de protección térmica va a dispararse en aquellos casos en los que


estamos sobrepasando el consumo máximo de la instalación eléctrica y para el
cual han sido dimensionados los cables. Un caso típico de esto es cuando
empezamos a poner en marcha varios electrodomésticos de cierto consumo
(secador de pelo, aire acondicionado, vitrocerámica, microondas…) y en un
momento determinado comprobamos que “se ha ido la luz”.

Cuando se dispara cualquiera de las dos protecciones que hay en un


magnetotérmico debemos de corregir la situación que ha propiciado su activación
y a continuación subir la palanca que posee para así rearmar el circuito. En caso
de que la situación que ha provocado su disparo no se haya subsanado como
medida de seguridad no será posible rearmar el automático por mucho que lo
intentemos.
Por cierto, si os acercáis al cuadro eléctrico de casa veréis que los interruptores
magnetotérmicos son de un tamaño bastante pequeño (poco más que una caja de
cerillas, como el que podéis ver al principio de esta sección) y suelen estar
calibrados, por lo general, para corrientes de entre 6 y 25 A dependiendo del
diseño de la red eléctrica.

Sin embargo, a modo de curiosidad, os puedo decir que el otro día tuve en la
mano un magnetotérmico industrial de 250 A perteneciente y su tamaño es similar
al de un tetra-brick de litro (y del peso ni hablamos, claro). Si tenemos en cuenta
que ese interruptor que os digo es pequeño en comparación con los que os podéis
encontrar en los sistemas de iluminación de aeropuertos y cosas así, os daréis
cuenta de que lo que tenemos en casa es prácticamente de juguete.

Interruptor diferencial
El diferencial tiene como misión evitar que una persona que toque un conductor de
la instalación se pueda quedar electrocutada por conducir la electricidad a través
de su cuerpo; y de ahí que sea un componente vital en cualquier instalación
eléctrica para garantizar la seguridad de las personas que la utilicen.
Como os decía anteriormente, para que la corriente eléctrica pueda circular es
necesario cerrar el circuito por el que transita, y si por lo que sea tocamos un cable
eléctrico sin estar aislados del suelo, nuestro propio cuerpo va a hacer de “cable”
llevando la electricidad a tierra con el riesgo de electrocución que esto conlleva.

Los diferenciales se basan en un principio muy simple y es que la intensidad que


entra por uno de los cables de un circuito eléctrico es igual a la que sale por el otro
tal y como muestra el siguiente esquema:
Dentro del diferencial hay una toroidal que se encarga de monitorizar
constantemente tanto la corriente de entrada como la de salida. Por tanto, en caso
de que esas corrientes no tengan el mismo valor es que se está derivando
directamente a tierra por algún sitio (posiblemente a través de una persona que ha
tocado una parte de la carga mal aislada) y como medida de seguridad el
interruptor se abre cortando la corriente. Esta sería la situación representada por
la siguiente figura:

Para instalaciones domésticas se suelen emplear diferenciales de 30 mA y 25


mseg con objeto de garantizar la seguridad de las personas, ya que cualquier
derivación a tierra provocará el disparo casi instantáneo del interruptor. En caso de
instalaciones industriales se suelen emplear valores más elevados (sensibilidades
de 300 mA o incluso algo más para los diferenciales más generales) porque al
haber tantos elementos puede darse el caso de que algunos de ellas tengan
pequeñas derivaciones a tierra sin que ello suponga un riesgo para la seguridad y
evitando así que el diferencial esté saltando cada poco tiempo con los problemas
que esto acarrearía.

Lo más importante de un diferencial es pulsar de vez en cuando (hay fabricantes


que recomiendan hacerlo mensualmente, mientras que otros indican una
frecuencia anual) el botón Test que todos poseen en su frontal. Al presionarlo el
interruptor diferencial debería de dispararse instantáneamente demostrando que el
dispositivo funciona a la perfección y dándonos la seguridad de que en caso de
sufrir una descarga eléctrica estaremos debidamente protegidos frente a sus
nefastas consecuencias. Cuando el diferencial se dispara hay que rearmarlo
manualmente igual que hacíamos con los magnetotérmicos; pero un disparo no
provocado del diferencial representa un problema grave, por lo que se recomienda
revisar la instalación eléctrica para evitar riesgos.

La seguridad es lo primero
Como os comentaba al principio de este artículo, mucha gente sabe de la
existencia de estos dispositivos de protección pero no tiene demasiado claro para
qué sirven. Precisamente por ese desconocimiento es por lo que hay incluso
algunas personas que ante repetidos disparos llega al extremo de puentearlos
para que así no vuelva a “irse la luz”.

Después de haber leído estos párrafos sobre el funcionamiento y la razón de ser


de estas protecciones que todos tenemos en casa os imaginaréis que hacer algo
así es una auténtica locura; pero aun así os aseguro que hay bastante gente que
cada vez que cambia una bombilla se juega la vida porque en caso de tener el
diferencial “trucado” lo que sería un simple chispazo se convertiría en una
descarga continuada que puede llevar a esa persona incluso a la muerte.

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