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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

TRABAJO PRÁCTICO
Teoría política II
Hobbes-Spinoza
Abril 28, 2019

Baraldi Lucía Candelaria (41.712.623)


Barotto Yesica Nair (40.974.119)
Burgos Manuela (41.379.000)
Colantonio Marcela (31.220.239)
Es posible reconocer a lo largo de la lectura de ambos Tractatus de Baruch
Spinoza ciertas similitudes con las ideas expuestas por Thomas Hobbes en el
Leviatán, sin embargo es solo mediante una comparación minuciosa que es posible
dilucidar las disparidades que se exhiben en las obras. Es la aspiración primordial de
este trabajo esclarecer las cercanías y distancias entre ambos teóricos.
Siendo Hobbes (1588-1679 Inglaterra) y Spinoza (1632-1677 Países Bajos)
coetáneos; a la hora de escribir se vieron influenciados por un contexto histórico que
es menester tener a consideración; en el caso particular del primero, la guerra civil
que acaeció en la Inglaterra de 1642 tuvo un gran impacto en su obra. Pues bien, es
trascendental señalar que tanto a Hobbes como a Spinoza les preocupaba cómo
alcanzar la paz y dar legitimidad al poder monopolizado por el Estado. Dicho afán
tenía origen en el marco de conflictos que existían en la Europa de aquel momento.
Como puntos de encuentro podemos remarcar que ambos pertenecen al grupo
de autores llamados “contractualistas”, atento que la base para su desarrollo teórico es
un estado de naturaleza presocial, pre civil y pre religioso, donde el paso a la sociedad
civil y conformación del estado democrático está ligado necesariamente a la
realización de un CONTRATO o PACTO entre los individuos. Asimismo, podemos
notar la resignificación que hacen a los filósofos griegos, Aristóteles principalmente,
ya que ambos desarrollan las formas de gobierno por estos enunciadas: monarquía,
aristocracia y democracia.
Entrando en el desarrollo del tema central diremos que Hobbes plantea un
escenario que según sus propias palabras nunca existió y que sólo fue creado para dar
sentido a su propia “teoría” legitimadora del poder, este escenario es una guerra de
todos contra todos, un estado bestial donde todos los hombres son enemigos de todos,
donde el hombre es el lobo del hombre dice, y donde nada puede ser justo o injusto,
porque esas cualidades sólo pueden pensarse en tanto el hombre en sociedad y no en
estado solitario; así la fuerza y el fraude son las dos virtudes cardinales que permitirán
al hombre defenderse del continuo temor y peligro de muerte violenta propio de este
estado.
De todo este contexto se desprende que lo único que sirve de motor a la paz
del hombre es el temor a la muerte y el deseo de una vida confortable y que para ello
se requieren de “normas de paz”, producto del consenso entre ellos. A esto Hobbes lo
denominó como leyes de naturaleza. Para comprender qué es una ley de naturaleza se
parte del concepto de derecho de naturaleza (jus naturale) y es la libertad de cada
hombre de usar su propio poder para lograr la conservación de su propia vida. Esta
libertad se reduce y limita por la ley de naturaleza que es una norma general, que
emana de la razón y que prohíbe a un hombre hacer lo que puede destruir su vida o
privarle de los medios para conservarla. Los hombres entonces abandonan y
transfieren su derecho natural para conservar su vida y su seguridad, estableciendo
lazos, realizando un pacto.
En el Leviatán, Hobbes (1979) escribió que el poder que tiene quien gobierna
"es tan grande como los hombres hayan podido imagmar" (298). Sin embargo el autor
plantea que no alcanza con un pacto entre los hombres, ya que ellos están en continua
pugna de honores y dignidad y se imaginan unos a otros más sabios y capaces de
gobernar que los otros, razón por la cual se requiere algo que haga constante y
obligatorio el convenio, que los “mantenga en raya”, ese algo es un poder común en
beneficio colectivo, es decir conferir todo su poder y fortaleza a un hombre o una
asamblea de hombres los cuales por pluralidad de votos puedan reducir sus
voluntades a una sola voluntad. Esta multitud así unida en una persona se llama
Estado, según Hobbes (1979).
En contraposición al filósofo inglés, para Spinoza el derecho de la naturaleza
son las reglas de la naturaleza de cada individuo según cada individuo está
determinado a existir y a obrar en una forma precisa, así el derecho de la naturaleza se
extiende hasta donde llega su poder, pero como el poder universal es el poder de
todos los individuos en conjunto se concluye que cada individuo tiene el máximo
derecho a todo lo que puede o que se extiende hasta donde alcanza su poder
determinado. El derecho natural de cada hombre no se determina por la sana razón
sino por el deseo y el poder. Así lo afirma en su ensayo:
“Por derecho natural entiendo las mismas leyes o reglas de la naturaleza
conforme a las cuales se hacen todas las cosas, es decir, el mismo poder de la
naturaleza. De ahí que el derecho natural de toda la naturaleza y, por lo mismo, de
cada individuo se extiende hasta donde llega su poder. Por consiguiente, todo cuanto
hace cada hombre en virtud de las leyes de su naturaleza, lo hace con el máximo
derecho de la naturaleza y posee tanto derecho sobre la naturaleza como goza de
poder” (Spinoza, 1986, p.85).
En el estado natural los hombres viven imperiosamente en la miseria y sin
poder cultivar la razón, por lo que para vivir seguros tuvieron que unir necesariamente
sus esfuerzos, hicieron que el derecho a todas las cosas que cada uno tenía por la
naturaleza lo poseyeran todos colectivamente y que entonces no estuvieran
determinados por la fuerza o el apetito individual sino por el poder y la voluntad de
todos a la vez. El pacto que establecieron dirigido exclusivamente por la razón, es una
ley universal de la naturaleza humana y tiene la firmeza y la obligatoriedad a raíz de
que por su cumplimiento deviene evitar un mal mayor o genera un bien mayor. De
esto concluimos que hay una función de utilidad del pacto que le da la firmeza.
Es posible resumir que, para Spinoza el derecho natural sólo está determinado
por el poder de cada uno, por tanto cuando se transfiere a otro ese poder, se transfiere
consigo y en la misma medida ese derecho, por ende tendrá el supremo derecho sobre
todos quien posea el supremo poder con lo que puede obligarlos a todos a cumplirlo.
Así el autor afirma que se puede lograr formar una sociedad en donde el pacto se
pueda cumplir con máxima fidelidad y sin contradecir el derecho natural, a condición
de que cada uno transfiera a la sociedad todo el derecho que él posee. Spinoza le
llama a esta sociedad democracia: la asociación general de los hombres, que posee
colegialmente el supremo derecho a todo lo que puede.
Para finalizar expresa que los fundamentos del Estado democrático están
justamente ligados al derecho natural de cada uno, ya que nadie transfiere a otro este
derecho sino que lo entrega a la mayor parte de toda la sociedad, de la que él es parte,
y de esta manera siguen siendo todos iguales tal como se encontraban en el estado
natural.
De esta manera queda zanjada la diferencia con Hobbes quien como dijimos
con anterioridad considera que no alcanza con un pacto y que se requiere un “poder
común” que torne obligatorio el mismo, y esto implica que se ceda totalmente el
derecho natural a la “persona” del Estado, en definitiva que transfiere su derecho a
gobernarse a sí mismo; por el contrario Spinoza sostiene que son compatibles las
libertades individuales con la seguridad estatal, ya que el propio individuo es parte
integrante del Estado: “nadie transfiere a otro este derecho sino que lo entrega a la
mayor parte de toda la sociedad, de la que él es parte”, de estos argumentos podemos
concluir a lo que se refiere la afirmación de Spinoza al argumentar que él había
mantenido “incólume el derecho natural”.

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