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Horton: El corredor Swahili

Este pueblo del África oriental proveyó de recursos como oro, marfil y cuarzo a Europa, que
se benefició con ellos al punto de establecer las bases del Renacimiento del siglo X. Los puertos y
asentamientos swahili se extendían a lo largo de 3mil km. de la costa africana oriental.
El pueblo swahili era de base marinera, que construía barcos propios. Clave importante de su
cultura fue el islam. Hacia el siglo IX, un grupo de élite adoptó la religión musulmana. Al comienzo,
esta red de asentamientos seguían la ruta comercial de China, que importaba marfil y ámbar gris. A
comienzos del s. X, esta red (que tenía como eje el Golfo Pérsico) cayó por la revuelta de Zanj de los
esclavos africanos en medio oriente. Así los comerciantes swahilis entran en contacto con los
comerciantes del Mar Rojo, que se orientaban hacia el Mediterráneo.
Se construían monumentos religiosos con una arquitectura sofisticada, similar a los frecuentes
de la zona del Mar Rojo.
El islam fue de enorme importancia en la medida que el pueblo africano tomo contacto con
mercaderes mediterráneos ya islamizados. Una religión universal que permitía mantener un comercio
fluido, con códigos (religioso y morales) compartidos, incrementando la seguridad y confianza en los
intercambios. A cambio, los swahilis ofrecían sus conocimientos y habilidades marítimas. A medida
que se profundizaban los intercambio con el Mediterráneo, los swahili fueron tejiendo complejas
redes comerciales hacia el interior del continente, para obtener más eficazmente los productos
demandados (oro, marfil, cuarzo). El oro era de gran importancia para el norte africano, donde los
acuñadores fatimíes fabricaban el dinar, moneda oficial del mundo islámico. Si bien la mayor fuente
de oro estaba en el África occidental (Costa de Oro), también había grandes reservas en el sur.

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