Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Freud Anna - Psicoanalisis Del Nino - Ed PDF
Freud Anna - Psicoanalisis Del Nino - Ed PDF
DEL . NI~O
, .
ANNA .RIUD
PSICOANALISIS DEL NIÑO
BIBLIOTECA: PSICOLOGÍA DE HOY
Serie Menor
1- Maxine Davis: La sexua- Klein, Reik, Erikson, Lind-
lidad en la adolescencia. ner: Grandes casos del psi-
2- Karl R. Beutner y N. G . coanálisis.
Hale : Guía para la fami- 11- Theodor Reik: Cómo se
!ia del enfermo mental. llega a ser psicólogo.
3- Maryse Choisy: Psicoaná- 18 - Dorothy Walter Baruch:
lisis de la prostitución. Nuevos métodos en la edu-
4- J . A. M . Meerloo: Psico- cación sexual.
logía del pánico. 19 - Frances L. Ilg y Louise
Bates Arnés : Cómo prepa-
5- Robert Lindner: Relatos rar una fiesta infantil.
psicoanalíticos de la vida 20 - J. L. Moreno: Psicomúsica
real. ti soci od ra m a . .
6- Ludwig Eidelberg: Psico- 21 - Susan Isaacs: Años de in..
logía de la violación. fancia.
1 - R. Spitz: No-Sí. Sobre la 22 - Theodor Reik: Confesiones
génesis de la comunicación de un psicoanalista .
humana. 23 - Anthony Storr: Las des-
8 - Robert Street: Técnicas viaciones sexuales.
sexuales modernas. 24 - Theodor Reik: Las aven-
9 - H. F .' Tashman: Psicopa-
turas en la investigación
totogía sexual del matri- psicoanatítica . .
mm'tio. 25 - Erwin Stengel: Psicología
del suicidio ti los intentos
10 - Asociación Norteamericana suicidas.
de .Est u d ios sobre la Infan- 26 - Theodor Reik : Psicoanáli-
cia: Guía para la educa - sis aplicado.
ción sexual. 27 - Theodor Reik: Psicoanáli-
11- Edmund Bergler: Infortu- sis del crimen.
nio matrimonial y divorcio. 28 - J . Schavelzon, J. Bleger,
12 - Anna Fre ud y Dorochy L . Bleger, I. Luehina y
Burlingham: La gue1'ra y M. Langer: Psicologla y
los niños. cáncer.
13 - R. Loewenstein : Estudio 29-T. M. French .y F . Alexan-
psicoanalítico del antise ... der: Psicología y asma
mitismo. bronquial.
14 - Anna Freud: Psicoanáiisis 30 - R . Sterba:· Teoría pslco-
analítica de la libido . M.
del niño.
Langer: Aporte kleiniano .
15 - Theodor Reik: Treinta años 31 - R. E. Hall: Gula para la
con Freud. mujer embarazada.
16 - Freud. Abraham, Ferenczi, 32 - H. R. Litchfield y L. H.
14
ANNA FREUD
PSICOANÁLISIS
-
DEL NI NO
EDICIONES HORMÉ S. A. E.
Distribución exclusiva
EDITORIAL PAIDÓS
BUENOS AIRES
Título del original inglés:
PSYCHOANALYSIS OF CHILDREN
Publicado por ~
INTERNATIONAL UNlVERSITIES PREss
,.
©
Copyright de todas las ediciones en castellano por
EDICIONES HORMÉ S. A. E.
juncal 4649 - Buenos Aires
Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723
•
IMPRESO EN LA ARGENTINA
" ,
,,
,
'
. .
,
v P1uMERA CoNFERENCIA
•
•
\. "
:... --
14 . ANNA FREUD -
~ .- -
-- --
e - _~ - _
--o -.
- 30 ANNA FREUD
~ .
-:c- . ,
PSICOANALISIS DEL NINO
- ::- -'
--
42 ANNA FREUD
'.
.-
.,
. - '- -. .,
52 . ANNA FREUD
53 /
PSICOANALISIS DEL NIÑO
.~
•
-;. -r
PSICOANALISIS DEL NIÑO" 59'
expresar ni recibir manifestaciones amorosas, la rela-
ción positiva 's uele establecerse' con mayor rapidez,
pues por fin obtienen del analista lo que ' síem>
pre anhelaron infructuosamente de sus objetos ori-
ginarios. . .
Pero, por otra parte, el analista de niños no .es
muy apropiado como obj etá~rdeal de una transfi'F~
rencia fácilmente interpretable. Sabemos cómo nos
conducimos .en el análisis de 'un adulto para .asegu-"
orar esta finalidad, procurando ser .impersonales y
nebulosos, verdaderas hojas en blanco en las que el'
paciente pueda registrar todas sus fantasías trans-
Ierencíales, como en el cinematógrafo se proyecta
una imagen sobre la pantalla vacía. Evitamos im-
poner 'p rohibiciones o conceder satisfacciones, ' y si
a pesar de todo el paciente nos considera como per-
sonificaciones de lo prohibido o de lo permitido, es
fácil demostrarle que ha extraído de su propio pa-
sado las razones para considerarnos así.
Pero el analista de niños puede serlo todo, menos
una sombra. Ya sabemos que es para el niño una
persona interesante, dotada de todas las cualidades
imponentes y atractivas. Las finalidades pedagógicas
que, como ,veremos, se combinan con las analíticas,
hacen que el niño sepa muy bien qué- considera
conveniente o inconveniente el analista, qué aprueba
o r eprueba. Pero, desgraciadamente, una personal í-
dad tan definida y, en muchos sentidos, tan nueva,
quizá sea un mal objeto de transferencia, es decir,
inconveniente para su interpretación. ' Volviendo al
símil citado, esta dificultad sería la misma que si
ya encontrásemos pintado un cuadro en la pantalla
sobre la cual se ha de proyectar la imagen. Cuando
más frondoso y colorido sea aquél, tanto más con-.
. tribuirá a borrar los contornos de la imagen pro"
yectada, . o
.~ ..
PSICOANÁLISIS DEL N:d;¡O"
. ,
rodeado por un medio hostil al análisis o ' al, niño -
¡
,
~o . _
s- >0' ••
. "
.,
"' H asta ahora h emos dado dos pasos en el análisis
infantil, y hoy, en la última conferencia de este
curso, les invitaré a dar conmigo el tercero y quizá
el más importante. , "
Pero antes retrocedamos una vez más. Como quizá
recuerden todos ust edes, mi primera conferencia se
refería a la iniciación del tratamiento infantil y,
desde el punto de vista de la teoría analítica, su
contenido puede sernas indiferente en absoluto. No
expuse con tal amplitud todas esas pequeñas, pueri-
les e ingenuas actitudes y ocupaciones -tejer, jugar
y bordar; todas esas distintas formas de conquistar
al- niño-, . porque les atribuyera' tanta impor tan cia
para el análisis, sino, por el contrario, para demos- -
trarles qu é objeto rebelde es el niño y hasta qué
punto seniegaareaccíonar aun ante los más proba-
dos recursos de una terapia científica, exigiendo que
nos ajustemos a sus peculiaridades infantiles. Cual-
quiera sea el des ignio que se tenga con el niño, ya se
quiera enseñarlé aritmética y geografía, educarle o
analizarle : s iempre será preciso es tablecer primero
determinada relacíórijifectiva entre él y n osotros.
Cuan.o más ardua sea la labor que nos proponemos,
tanto más sólido deberá ser ese vínculo. La iniciación
del tratamiento, es decir; el establecimiento de esa
relación, 'se ajusta, pues, a sus propias reglas, deter-
minadas p ()r la .esencía del niño e independientes,
· 66 , .~ ANNA l"REUD
,
.'
PSiCOANÁLISIS DEL NIÑO 69
inconveniente para el análisis, pero orgánicamente
. importante, que influye hasta lo más profundo de
< sus condiciones interiores. En efecto, al exponer
, la situación inicial del análisis infantil nos vimos
< < <
_ ,r AN~:),~
''' ~ FREuD
_
..,. . ,
76 ANNA FREUD
..
;- . -.
,
, '
,
h
.......
--'.•
",
'.~
'.".~
77
, Una vez que logré íriduc írla a que hiciera hablar
a su "demonio" en el análisis, comenzó a comuni-
carme un sinnúmero de fantasías an ales, al princi-
pio vacilando, y luego cada vez más profusamente
y. decidida, al advertir la fal ta de toda censura por
mi parte. Poco a poco las sesiones empezaron a
transcurrir bajo el signo de lo anal y se convirtieron,
para ella, en depósitos de todos los ensueños diurnos
que la oprimían. Además , durante estas conversacio-
nes conmigo se sentía libre de la opresión que la
dominaba constantemente. Ella misma calificaba la
sesión analítica de "hora de descanso", "la hora que
paso contigo, Anna Freud me dijo cierta vez-, es
mi hora de recre o durante la cual no necesito domi-
nar a mi demonio. Pero no -agregó inmedíatamen-
te- , todavía tengo otro descanso: cuando duermo".
Así, durante el análisis y al dormir se sentía libre, evi-
dentemente, del esfuerzo que en el adulto corres-
pondería al constante afán de mantener la represión.
Esta.l íberací ón se manifestaba, ante todo, en su nue-
va manera de ser, despierta y vivaz.
Pas ado un ti empo dio un paso más. Comenzó a
expresar también en su casa parte de las fantasías
y ocurrencias anales, hasta entonces celosamente
ocultadas; así, al traerse una comida a la mesa, mu-
sitaba alguna comparación "sucia" o una broma poco
apetitosa, dirigida a los otros niños. Ante tal conduc-
ta, la persona que a la sazón desempeñaba las funcio-
nes' de madre 'vino a consultarme para que la acon-
sejara sobre la actitud a adoptar. En esa época aun
no poseía .toda la experiencia que más tarde me
suministr ó el análisis infantil, de modo que no atribuí
gran importancia a la situación y aconsejé no aprobar
ni 'r eprender esos pequeños deslices, sino dejarlos
pasar ,como si no hubiesen ocurrido. Mis consejos
tuvieron un efecto imprevisto, pues ante esta falta de
"toda crítica exterior, la niña perdió completamente
-" -
...:: ".
78 ' '. ' J - ANNA FllEUD
-- .:,.
, "
-
' -,
psrcoÁNÁLniIs 'DEL N IÑO "
e
".
84 " ANNA FREUD
.
dio se adapte a él. He aquí, "también, una labor do-
ble, desde dentro y desde fuera.
Según creo, a estos tres puntos se debe el que,
a ' pesar de todas "las dificultades enumeradas, el
análisis del niño permita alcanzar transformaciones,
mejorías y .curaciones icon las que ni siquiera se
"p uede soñar en el análisis de los adultos.
. Preveo que, después de todo lo dicho, los analistas
prácticos que me escuchan aducirán que mi labor
con los niños ya nada tiene que ver e ón el verdadero
análisis, dadas las grandes diferencias que 10 sepa-
ran de éste. Trataríase de un método "silvestre" que
toma del análisis cuanto necesita, sin ajustarse, em-
pero, a sus estrictos preceptos. No obstante, les rue-
go que piensen en lo siguiente. Si a su consultorio
acudiese un adulto neurótico en busca de tratamien-
to.pero al observarlo con detenimiento resultase tan
instintivo, "tan poco desarrollado intelectualmente y
tan sometido a su medio como mis pacientes infanti-
les, entonces probablemente todos se dirían: "El
análisis freudiano será un método excelente, pero no
está destinado a estos casos." Y seguramente trata-
rían al enfermo con un método mixto, aplicándole
el análisis genuino sólo en la medida de lo que 'so-'
porta su naturaleza y tratándole, en lo restante; de
acuerdo con el análisis del 'niño, por la simple razón
de que su carácter netamente infantil no le permite
aprovechar un tratamiento mejor.
Estoy convencida de que el método analítico adap-
tado a un objeto preciso y particular, al neurótico
adulto, en nada se perjudicará si también se intenta
aplicarlo,con las debidas ,modificaciones, a objetos
de otra índole. Ni tampoco puede considerarse cen-
surable, emprender con él intentos de cualquier na-
. turaleza. Lo único que importa, es saber siempre 10
qué se hace,
•
,.
,
PSICOANALISIS DEL NIÑo
-
97,
zado su' independencia; pero también pedagógíc á,
, influyendo desde elexterior, modificando la relación
. con los educadores, creando nuevas -impresiones y
revisando las exigencias que el mundo exterior impo-
ne al niño.
98 ANNA FREUD
•
Como aporte mío a este simposio sobre la agre-
sión, trataré de esbozar en general la contribución
hecha por los psicoanalistas freudianos a este tema.
Quizá me sea imposible hacerlo sin cometer graves
omisiones y tergiversaciones. ,Si esto ocurriese, les
ruego atribuir los defectos a la dificultad que re-
presenta tratar un tema amplio y complicado en el
cuarto de hora permitido, y no a alguna tendencia
que yo pueda tener hacia la sistematización y sim-
plificación exagerada.