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Francoise Dolto, en su libro La causa de los niños, afirma lo siguiente: “Los padres

educan a los niños como los príncipes gobiernan a los pueblos. Para el adulto es
un escándalo que el ser humano en estado de infancia sea su igual”.

El neoliberalismo es una corriente económica y política capitalista desde la década


de los años 70-80 del siglo XX, aunque existe información que data la aparición
del término desde la década de 1930 con el significado de un liberalismo clásico
reformado y amigable con algún nivel limitado de intervencionismo. El término
neoliberalismo en el presenta básicamente busca una liberación de la economía,
un libre comercio, reducciones del gasto público y fomentar una economía en
favor del sector privado, esta ideología se basa en la premisa de un mundo
‘’global’’, una expansión territorial y financiera controlada por las empresas
transnacionales y apoyada por los ámbitos políticos nacionales e internacionales,
en conclusión una economía libre, sin los obstáculos que supone la intervención
pública.

Sabiendo ya la premisa de la ideología neoliberalista, ¿De qué manera se


relaciona dicha ideología con los niños de la actualidad? Se habla a menudo del
fin de la infancia, por el debilitamiento de las costumbres tradicionales de la niñez,
por la televisión que sustituye a los padres, etc. No existe diferencia entre niños y
adultos cuando todos estamos invitados a convertirnos en productores y
consumidores en proporciones exacerbadas, en un ritmo hiperacelerado.

Las lógicas adultas suponen la conclusión, que siempre implica cierta


precipitación, pero la lógica de lo infantil es de otro orden y no requiere concluir,
permite equivocarse y fracasar más a menudo. Cuando eso no se respeta, se
produce la colonización de la infancia por ese imperativo excesivo e
hiperacelerado. Y, como dices, el consumo nos infantiliza y nos iguala
niños/adultos en el mismo modo de satisfacción (devorar/tragar).

En una sociedad caracterizada por la producción y el consumo, los niños están


también bajo el régimen de rendimiento, competencias y deseos. Desean objetos
a menudo diseñados para su satisfacción inmediata como las tabletas, los
videojuegos, teléfonos, chucherías. Todo empieza cuando el marketing se dirige
directamente a los niños que a su vez influyen a los padres. Y tiene que ver con la
pérdida de autoridad y de sentido común de los padres, sin capacidad de poner
límites, ellos mismos influidos por el mismo régimen consumista.

En este tiempo neoliberalista caracterizado por la aceleración, a diferencia de


tiempos pasados, ya los niños no se aburren, todos los seres humanos tanto niños
como adultos necesitamos un intervalo, o sea, un vacío para alojar un
pensamiento o su invención, conocido como el aburrimiento. Cuando llenamos la
infancia con juguetes y actividades, taponamos el vacío y abortamos también la
creación. Esto tiene una gran promoción en el actual capitalismo pulsional que
quiere hacer que pensemos que tiene la clave de nuestra satisfacción en forma de
objetos de consumo. Así los niños juegan con máquinas en las que todo ocurre al
instante, las imágenes cambian cada segundo y un minuto les parece una
eternidad. El aburrimiento es un sufrimiento, no un tiempo intermedio para pensar.

Habiendo explicado de cierta manera cómo afecta el estilo de vida neoliberal a la


sociedad, específicamente a la población infantil, se podría realizar otra pregunta,
¿Qué consecuencia puede traer?

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