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Unidad 8. El Barroco.

Poesía y prosa

POESÍA BARROCA EN HISPANOAMÉRICA

Bernardo de Balbuena
Pese a haber nacido en Valdepeñas (Ciudad Real) se considera a Bernardo de Balbuena
(1568-1627), ordenado sacerdote en México y más tarde arzobispo de Puerto Rico, uno de
los primeros y principales poetas de la época colonial. Escribió el Bernardo o La victoria de
Roncesvalles (1624), adscrita a la épica culta y más cerca del Barroco que de la poética
renacentista. El argumento narra la lucha de Bernardo contra los franceses hasta derrotarlos
y matar a su paladín Roldán en la batalla de Roncesvalles.
Sin embargo, el lugar que Balbuena ocupa en la historia literaria de Hispanoamérica se debe
más bien a una epístola poético-descriptiva: Grandeza mexicana (1604), que describe las
bellezas de la ciudad de México, así como sus costumbres y su vida social. El texto se
organiza en nueve cantos, cada uno de los cuales finaliza con un cuarteto que resume lo
narrado; al comienzo del poema aparece una octava real que especifica el planteamiento y
objeto de la obra. Para muchos críticos, la Grandeza mexicana marca el arranque de la
poesía en América.

Grandeza mexicana (cap. VII)

Deste bello jardín, a quien el cielo


por mostrar sus grandezas se dispuso
a darle sitio en lo mejor del suelo,

y los ricos tesoros que en él puso,


ésta es la flor, y aunque es de maravilla,
de otras mayores le adornó y compuso.

Dejó su gran lealtad, su fe sencilla,


su imperial nombre, el ser y no haber sido
del mundo nuevo la primera silla;

sus calles, su caballo, su ruïdo,


sus ingenios, sus damas, su belleza,
sus letras, su virtud, su abril florido,

primores, joyas, galas y riquezas:


en todo es grande y aunque grande en todo
hoy goza y tiene otra mayor grandeza.

No el ver la plata, el oro, y seda a rodo,


ni el océano inmenso, que cargado
de flotas da atributos a su modo,

ni el tener todo el orbe encadenado,


ni las curiosidades que le envía
el chino ardiente y el flamenco helado;

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que esa grandeza aquí o allí se cría,

mas la que hoy la gobierna es sola una,


desde do nace a do se esconde el día.

(...)

Perdido ando, señora, entre la gente

Perdido ando, señora, entre la gente


sin vos, sin mí, sin ser, sin Dios, sin vida:
sin vos porque de mí no sois servida,
sin mí porque con vos no estoy presente;
sin ser porque del ser estando ausente
no hay cosa que del ser no me despida;
sin Dios porque mi alma a Dios olvida
por contemplar en vos continuamente;
sin vida porque ausente de su alma
nadie vive, y si ya no estoy difunto
es en fe de esperar vuestra venida.
¡Oh bellos ojos, luz preciosa y alma,
volved a mirarme, volveréisme al punto
a vos, a mí, a mi ser, mi dios, mi vida!

Remedios del amor

Echa en el hombro la industriosa azada,


labra tu viña, planta tus parrales,
la fresca vid al álamo arrimada;
haz en tu huerto al agua sus canales,
con esto agotarás la de tus ojos,
quedando claros para ver tus malos.
Ocúpate en arar nuevos rastrojos,
y escardando en el trigo las espinas
arrancarás del alma los abrojos.
Busca en las selvas entre flores finas
el cuidadoso enjambre, edificando
en secos troncos sus laboriosas minas.
En esto irá tu corazón cobrando
un alivio tan poco conocido
que aun sin él pensarás que penando.
Fíngete sano, ya me ha acontecido
fingir que duermo y, con estar despierto,
hallarme, sin saber cómo, dormido

-Señala el tema de cada texto.


-Comenta los aspectos métricos más relevantes de cada fragmento.

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-¿Cuál de los tres poemas se acerca más a tus gustos? Justifica la respuesta.

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