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Magia blanca, arte de entretener mediante trucos que aparentemente suponen


una violación de las leyes de la naturaleza. Los magos basan sus prácticas en
principios psicológicos y en la utilización de métodos manipulativos y mecánicos.
Estos principios psicológicos son la distracción, la sugestión, la imitación y el
ocultamiento. Los espectadores no ven todo lo que ocurre, y creen ver cosas
que en realidad no suceden. Esta percepción engañosa conduce a falsas
creencias, a una lógica falaz y, en definitiva, a la convicción de que el ejecutante
consigue hacer cosas imposibles.

La destreza manual del mago le permite realizar ciertos movimientos que el


espectador no percibe o bien porque son ocultos, bien porque se disimulan
imitando cualquier acción inocente y natural. Para los trucos más difíciles el
mago además de sus manos emplea diversos instrumentos. En ocasiones
recurre a procedimientos mecánicos, como el uso de dispositivos simulados que
el público ve pero no comprende, y de otros que no están a la vista. Entre los
trucos escénicos más populares figuran el de hacer que los objetos aparezcan y
desaparezcan, se transformen, leviten, penetren en cuerpos sólidos, o incluso en
lograr que una persona sobreviva a la amputación de una parte de su cuerpo.

La magia mental es una rama de la magia que permite al ejecutante simular


facultades de telepatía, clarividencia y adivinación (véase Parapsicología).

Historia

Los primeros documentos escritos ya establecían una diferencia clara entre


quienes practicaban la magia por entretenimiento y los brujos y médicos de la
tribu, que se proclamaban capaces de controlar la naturaleza y el destino de la
humanidad con sus encantamientos y conjuros. Los primeros magos de los que
se tiene conocimiento son los del antiguo Egipto. El mago egipcio Dedi
(alrededor de 2700 a.C.), ofreció un espectáculo en el que decapitaba a dos
pájaros y un buey y posteriormente les devolvía sus cabezas. Otros magos
egipcios destacaron por su habilidad con el truco de las copas y las pelotas:
consiste en hacer que una serie de pelotas pequeñas pase invisiblemente de
una copa o un cuenco invertido a otro. Finalmente, las pelotas se transforman en
esferas más grandes, o en objetos tan inesperados como naranjas o pollitos
vivos.
Los trucos de manos con monedas, dados y naipes introdujeron una mayor
variedad en las actuaciones de los magos medievales. El truco de la cuerda que
se corta y aparece de nuevo intacta, o el de atravesar el cuerpo con una daga
sin causar ningún daño, ya se practicaba en las tabernas y los mercados.

Magos famosos

El italiano Giuseppe Pinetti fue el mago más imitado en el siglo XVIII. En su


repertorio incluía la actuación de autómatas (máquinas accionadas por sí
mismas), simulaba tener poderes clarividentes y realizaba distintos trucos con
diversos aparatos.

El mago británico del siglo XIX John Henry Anderson, conocido como el Brujo del
Norte, fue todo un maestro del arte publicitario. Para su promoción organizaba
desfiles callejeros, diseñaba llamativos carteles y dibujaba anuncios en las
aceras de las calles. Sus trucos guardaban relación con temas de actualidad y a
menudo tachó de embusteros a muchos de los que afirmaban poseer poderes
sobrenaturales.

En esa misma época, el mago francés Jean Houdin, un relojero que a los 40
años se convirtió en profesional, revolucionó el mundo de la magia con sus
ingeniosos recursos escénicos y el efectismo de sus actuaciones. Sus libros
fueron los primeros en abordar la magia desde un punto de vista científico y
también se sirvió de la electricidad para realzar el misterio de su puesta en
escena.

Otro mago francés del siglo XIX que desarrolló técnicas muy originales fue
Joseph Buatier, conocido como Buatier De Kolta. Dos de sus principales
ingenios fueron la jaula que desaparece, un truco en el que una jaula de metal
con un canario en su interior desaparecía entre sus dedos, y el dado gigante,
que consistía en aumentar veinte veces el tamaño de un cubo de 20 cm, de cuyo
interior surgía finalmente una mujer sentada.
La tradicional imagen del mago como un hombre delgado, con bigote, barba de
candado o perilla y aspecto satánico, se difundió probablemente a partir de la
famosa familia de magos Herrmann, pues todos ellos respondían exactamente a
esta descripción. Carl Herrmann, natural de Viena, fue aclamado en Europa y
Estados Unidos. Su hermano menor, el mago estadounidense Alexander
Herrmann, apodado Herrmann el Grande, y su sobrino Leon Herrmann, llevaron
sus trucos por todo el país y viajaron también a otros lugares del mundo.

John Maskelyne y su socio, David Devant, los principales magos británicos de


principios del siglo XX, ofrecían sus actuaciones en forma de pequeños actos
teatrales. Su teatro de Londres era famoso en el mundo entero. El mago
estadounidense Harry Kellar paseó por numerosos países su famoso
espectáculo, en el que presentaban trucos de manos, ilusionismo y hazañas
supuestamente realizadas por médiums. Kellar fue el mago más popular en
Estados Unidos hasta que se retiró, en 1908. Su sucesor, el mago
estadounidense Howard Thurston, actuó por todo el país durante 28 años. En su
espectáculo mostraba trucos tan espectaculares como el coche fantasma, el
truco de la soga india y la levitación. Harry August Jansen, profesionalmente
conocido bajo el seudónimo de Dante, y Harry Blackstone, fueron herederos de
esta tradición.

Otro mago estadounidense, Harry Houdini, se hizo mundialmente famoso por su


sorprendente habilidad para liberarse de cualquier atadura; unas esposas, una
camisa de fuerza o escapar de una celda en cuestión de segundos. Uno de sus
actos más famosos era lanzarse al agua desde un puente, perfectamente atado
con cadenas y grilletes, y se liberaba bajo el agua. Durante los años anteriores a
su muerte, en 1926, Houdini llevó a cabo una enérgica campaña contra los
medios fraudulentos que utilizaban los espiritistas. Su profundo conocimiento de
todas las técnicas y recursos de la magia le permitió revelar numerosos
engaños.
Una de las principales atracciones de la historia de la magia ha sido el truco de
simular que se corta el cuerpo de una persona con una sierra. El primero en
realizarlo en Londres, en 1921, fue el mago británico Percy Tibbles,
profesionalmente conocido como P. T. Selbit. Unos meses después, Hyman
Goldstein, conocido como Horace Goldin, realizó en Nueva York una variante
aún más espectacular de este truco. La cabeza, las manos y los pies de su
ayudante resultaban perfectamente visibles durante la ejecución. A continuación,
Goldin retiraba la caja y, con una sierra mecánica, procedía a descuartizar el
cuerpo y recomponerlo a la vista del público.

Durante la década de 1950 el público de los magos creció con la llegada de la


televisión. Entre los principales magos que ofrecieron espectáculos televisivos
figuran el ilusionista indio P. C. Sorcar; los británicos Richard Pitchford, cuyos
trucos de manos tuvieron numerosos imitadores; David Nixon, que realizó
muchos programas de televisión; los magos estadounidenses Milbourne
Christopher, que en su espectáculo hacía desaparecer a un elefante y levitar a
su ayudante, y Mark Wilson, que tenía su propio programa televisivo semanal.

En la década de los 70 resurgió el interés por la magia. El mago alemán


Siegfried Fischbecker y su ayudante estadounidense, Roy Horn, especializados
en las desapariciones escénicas de tigres y otros animales de gran tamaño,
fueron enormemente aclamados en su espectáculo de Las Vegas. Doug
Henning, un mago canadiense, y el estadounidense David Kotkin, conocido
como David Copperfield, desarrollaron una notable habilidad teatral actuando en
películas, musicales y programas de televisión.1

1"Magia blanca", Enciclopedia Microsoft® Encarta® 98 © 1993-1997 Microsoft


Corporation. Reservados todos los derechos.
Magia negra, arte de influir en el curso de los acontecimientos o adquirir
conocimientos por medios sobrenaturales. La magia está relacionada con la
alquimia, el ocultismo, el espiritismo, la superstición y la brujería.

El término se deriva del persa antiguo magi que quiere decir mago. Los
sacerdotes persas se ocupaban de todo lo relacionado con lo oculto. Los griegos
y romanos también practicaron la magia. Según los antropólogos las creencias y
prácticas mágicas existen en la mayoría de las culturas primitivas. Sin embargo,
ciertas prácticas, como la buenaventura, la comunicación con los muertos, la
astrología y la creencia en los números y amuletos de la suerte, se han
perpetuado en las culturas más avanzadas.

En las sociedades más simples, la magia se sirve de todos los conocimientos


disponibles, incluidas las técnicas científicas y médicas. La ciencia moderna
tiene su origen en prácticas y creencias en su origen mágicas. De este modo, la
alquimia medieval estimuló el desarrollo de la química y la física modernas, y la
astrología sentó las bases de la astronomía.

La magia se divide en dos categorías principales: blanca (o buena) y negra (o


maligna). La magia blanca se emplea para eliminar o paliar los efectos de la
magia negra; esta última se invoca para matar, hacer daño o satisfacer el propio
egoísmo. Durante la edad media la magia negra se asociaba con la brujería, la
hechicería y la invocación de los demonios; y la blanca con la astrología, la
hipnosis y el uso de diversas hierbas.

Las prácticas mágicas pueden agruparse en cuatro categorías. La primera,


llamada magia simpática, se basa en el simbolismo y la realización de los
deseos. Para lograr el efecto deseado se recurre a la imitación o el uso de
ciertos objetos asociados. Así por ejemplo, se piensa que es posible hacer daño
a los enemigos clavando alfileres en una imagen que represente su persona,
recitando sus nombres en un conjuro o quemando cabello o uñas de su cuerpo.
Del mismo modo, es posible adquirir la fuerza, la velocidad o la destreza de un
animal comiendo su carne o empleando instrumentos fabricados con su piel, sus
cuernos o sus huesos. La práctica del canibalismo se basa en la creencia de que
al comer la carne de un enemigo se adquieren las cualidades propias de esa
persona.

La segunda es la adivinación o adquisición del conocimiento secreto a través del


sortilegio (echar la suerte), el augurio (interpretación de presagios o portentos),
la astrología (interpretación de las posiciones y conjunciones de las estrellas y
los planetas) y la lengua (mensajes emitidos por personas en estado de trance,
sacerdotes oraculares o médiums).

La tercera forma de magia recibe el nombre de taumaturgia o capacidad para


obrar milagros, y engloba la alquimia, la brujería y la hechicería. Y por último, la
cuarta modalidad de magia es el encantamiento o recitación de conjuros, versos
o fórmulas que contienen los nombres de los seres sobrenaturales o las
personas a las que se pretende ayudar o dañar. Por lo general los ritos mágicos
se basan en la combinación de todas estas formas.2

Ocultismo (en latín, occulere, ‘ocultar’), creencia en la eficacia de una serie de


prácticas, tales como la astrología, alquimia, adivinación y magia, basadas en el
conocimiento esotérico u oculto acerca del Universo y sus fuerzas misteriosas.

Este conocimiento incluye como característica propia el concepto de las


correspondencias, relaciones entre entidades del Universo —estrellas, planetas,
gemas, colores—y, por ejemplo, partes del cuerpo humano o sucesos de la vida,
de manera que utilizando esos conocimientos se pueden lograr curaciones o
conocer el destino. También puede incluir la creencia en seres intermediarios —
ángeles, dioses menores, espíritus, maestros ascendentes— entre la humanidad
y Dios, con quien, los que son capaces, pueden contactar. El verdadero

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conocimiento oculto se obtiene a través de la iniciación con aquellos que ya lo
poseen o por el estudio de los textos esotéricos en los que se expone.

Existen corrientes ocultistas de conocimiento en casi todas las civilizaciones. El


ocultismo occidental hunde sus raíces en las antiguas sabidurías populares y
religiones de Babilonia y Egipto, en especial la registrada y transmitida por los
filósofos herméticos y neoplatónicos. Con importantes aportaciones del
misticismo judío de la Cábala, tuvo una importante presencia en la edad media,
a través de astrología, la alquimia y los rituales mágicos ceremoniales que
convocaban a los espíritus. Muchos sabios medievales importantes, como Roger
Bacon o Paracelso, fueron en realidad enlaces entre el antiguo ocultismo y la
ciencia moderna. Las grandes persecuciones de la brujería constituyen una
parte siniestra de la historia de la Europa moderna (entre 1400-1700), cuando
miles, si no millones, de mujeres fueron torturadas y aniquiladas por sacerdotes
y clérigos bajo acusaciones de mantener prácticas ocultas. El ocultismo fue
considerado cada vez más por la Iglesia como un culto relacionado con Satán.

A pesar de la religión y de la aparición de la ciencia moderna, el ocultismo


mantuvo su presencia intelectual durante los siglos XVIII y XIX, aunque más
valorado por su significado espiritual que por sus aplicaciones prácticas. Para el
médico austriaco del siglo XVIII Franz Anton Mesmer, padre del hipnotismo
moderno, el ocultismo era esencialmente una manera de afirmar la naturaleza
fundamental del Universo como conciencia, así como del poder de la mente
humana para interactuar directamente con él. Desde semejante perspectiva, el
ocultismo encontró con facilidad su función en el romanticismo del siglo XIX, que
preconizaba la recuperación de las tradiciones populares antiguas, el simbolismo
y el poder creativo de la imaginación. Estos elementos fueron importantes en el
nuevo modo de entender el ocultismo que se dio a mediados del mismo siglo
bajo las formas del espiritismo, la Sociedad Teosófica (1875) y la Orden
Hermética del Golden Dawn (1889). A estos dos últimos grupos pertenecieron un
gran número de artistas, poetas e intelectuales.
Durante el siglo XX se ha desarrollado un renacimiento del ocultismo desde la
contracultura de los años sesenta, con el resurgir de la astrología, los objetos
adivinatorios y los rituales mágicos; e incluso más tarde en el movimiento New
Age de las décadas de los ochenta y noventa. Aunque muy criticado tanto por la
Iglesia como por los científicos, el ocultismo parece saciar determinadas
necesidades humanas profundamente arraigadas de significado, poder y
expresión simbólica.3

Brujería, conjunto de prácticas relativas a poderes sobrenaturales que realizan


personas que se autodenominan brujos y brujas.

La brujería se extiende por todo el mundo, pero ha desempeñado funciones muy


distintas según los tiempos y lugares. La antropología moderna distingue entre la
brujería simple, los supuestos cultos de brujas diabólicas de la edad media, y el
moderno movimiento neopagano. Este artículo está basado en los mitos
diabólicos y características tradicionalmente atribuidas a la brujería. Para más
información véase Magia negra.

Presuposiciones

El concepto de brujería en la edad media se basaba en ciertos prejuicios. Éstos


incluían la creencia en que el diablo y sus acólitos, los demonios, los trasgos, los
íncubos y los súcubos, eran reales y ejercían sus poderes en el mundo; en que
la gente podía tener relaciones físicas con ellos y en que podían establecerse
pactos entre las personas y los demonios.

En la brujería diabólica de la edad media se creía que los brujos eran siervos del
diablo. En compensación por servirle bajo contrato, los brujos recibían
supuestamente ciertos poderes, en especial producir o curar o traspasar

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Reservados todos los derechos.
enfermedades; provocar tormentas o lluvias o, a veces, causar la sequía;
provocar la impotencia en los hombres y esterilidad en las mujeres; así como
arruinar las cosechas, hacer que los animales quedaran estériles y que la leche
se volviese agria. Se creía que eran capaces de despertar el amor por medio de
filtros y pociones, o de destruirlo con hechizos y encantamientos; causar daño o
incluso provocar la muerte con una mirada (el llamado mal de ojo) o clavando
alfileres en una muñeca o estatuilla de cera que representara a la persona a la
que se quería causar daño. Supuestamente podían hacerse invisibles y volar
con la ayuda del palo de una escoba. Se creía que adivinaban el futuro,
reanimaban objetos inanimados, revivían a los muertos o conjuraban otros
espíritus; así mismo se suponía que podían transformarse ellos mismos y a otros
en animales, sobre todo en gatos y lobos (véase Hombre lobo).

Organización tradicional y práctica

De acuerdo con la mayoría de los expertos, los brujos europeos de la época


medieval en adelante estaban organizados en grupos o aquelarres de doce
miembros, la mayor parte de ellos, pero no exclusivamente, formados por
mujeres, y por un líder, generalmente, masculino. Este líder estaba considerado
como vicario del diablo y muchos de sus fieles más ingenuos le trataban como si
fuera el mismo diablo. Tradicionalmente se le representaba vestido de negro o
con disfraz de macho cabrío, ciervo u otros animales con cuernos. El grupo se
reunía una o dos veces por semana en lo que generalmente constituía una
reunión local. En estas reuniones las brujas llevaban a cabo supuestamente ritos
de culto al demonio, informaban de sus actividades y hacían planes para la
próxima semana. Otras reuniones regionales, llamadas Sabbats —seguramente
como un acto provocativo hacia el sabbat judío-cristiano—, se reunían
probablemente a centenares, a veces miles de alegres asistentes, incluyendo los
brujos y sus neófitos.

El lugar de reunión de brujos más famoso de la Europa antigua y medieval fue


Brocken, el pico más alto de las montañas Harz, en Alemania, donde transcurre
la escena del Sabbat tan impresionantemente descrita en el Fausto de Goethe.
Los dos Sabbats más importantes se celebraban en la noche del 30 de abril
(Noche de Walpurgis) y la del 31 de octubre (víspera de la festividad de Todos
los Santos). También se celebraban Sabbats en las noches del 31 de julio
(Fiestas de la cosecha) y del 1 de febrero (Candelaria), además de otras.

El Sabbat comenzaba con la iniciación de los neófitos. Se supone que la


ceremonia iniciática incluía prestar juramento de obediencia al demonio,
firmando con él pactos de sangre y profanando crucifijos, por ser la señal de la
Cruz, y otros objetos sagrados; la asignación de un espíritu ayudante bajo la
forma de gato, ratón, comadreja, sapo u otro animal pequeño, que actuara de
sirviente del brujo; la realización de diversos actos obscenos de obediencia al
demonio y su vicario. A la iniciación seguía un acto de culto general que con
frecuencia incluía la misa negra, una farsa de la misa católica (véase
Satanismo). Se dice que el culto desembocaba en una danza que se hacía cada
vez más salvaje e indecente. El Sabbat terminaba supuestamente en una orgía
sexual.

Historia

Por lo que se conoce del Sabbat y a través de otras evidencias, muchos


expertos contemporáneos han llegado a la conclusión de que la brujería
constituía la reliquia de determinados aspectos de una antigua religión popular,
esencialmente un culto a la fertilidad, que existía por toda Europa antes de la
llegada del cristianismo. Según esta teoría, dicha antigua religión convivió con el
cristianismo durante la época medieval, aunque poco a poco fue perdiendo
adeptos e importancia. Al tiempo que el cristianismo fue ganando importancia, la
mayoría de la gente empezó a considerar a los dioses de la antigua religión
como demonios. Aquellos que practicaban la antigua religión acabaron
convirténdose en brujos a los ojos de las autoridades eclesiásticas y de los
cristianos ortodoxos.

En el mundo antiguo
En la antigüedad, la creencia en las prácticas mágicas a través de la
intervención de espíritus y demonios fue casi universal. Los escritos egipcios
hablan de conjuradores y adivinos que obtenían sus poderes de los demonios y
los dioses extranjeros. En el relato egipcio del enfrentamiento entre Moisés y el
faraón, para que los israelitas puedan salir de Egipto, Moisés aparece como un
practicante de la brujería y sus seguidores como siervos de un dios extranjero y
detestable, que, por lo tanto, son brujos. En el relato bíblico del mismo episodio,
los sacerdotes egipcios que compiten con Moisés aparecen como hechiceros
malignos. El mandato bíblico: “No permitirás la vida de los hechiceros” (Éxodo
22,18) fue una de las principales justificaciones para las persecuciones de brujos
en tiempos posteriores. En el Código de Hammurabi se encuentra una
prohibición aún más antigua sobre la brujería. A pesar de todo, ésta continuó
floreciendo, y tanto los caldeos y los egipcios como otros pueblos occidentales
fueron famosos por sus conocimientos de la brujería.

La hechicería y la magia también se desarrollaron en Grecia antigua, baste


recordar a figuras como Medea y Circe, prácticas que pasaron a Roma y que
fueron bien asimiladas por la población. En el siglo II, Apuleyo escribió mucho
sobre los poderes y ritos de las hechiceras y en la Apología afirma que en la
región helénica de Tesalia había muchas brujas y que éstas podían incluso
dominar la naturaleza. Sin embargo, otros escritores, como Petronio y Horacio,
se habían burlado de estas creencias y las consideraban propias de gente
inculta y vulgar. Con la llegada del cristianismo y el rechazo de esta comunidad
religiosa a aceptar las divinidades oficiales, los cristianos sufrieron persecución,
pero con su triunfo, a partir del emperador Constantino, se atacó al paganismo y
especialmente a sus ritos. A lo largo del siglo IV se desarrolló el Código
Teodosiano, en el que se condenaba explícitamente el culto idolátrico y cualquier
aspecto de la magia. Una de estas leyes condenaba con la pena capital a
quienes celebraran sacrificios nocturnos en honor de los demonios, y por
demonio se podía entender cualquier cosa: la persecución a las brujas había
comenzado.
De todas maneras, la Iglesia cristiana fue indulgente con cierta brujería, por lo
arraigada que estaba en la población, sobre todo la relativa a supuestos
hechizos o bebedizos acompañados de oraciones que tanto servían para curar
un catarro como para despertar una pasión amorosa, y que en definitiva no eran
otra cosa sino hierbas medicinales y afrodisiacos. A las personas convictas por
estas prácticas sólo se las condenaba a hacer penitencia. Los sacerdotes
luchaban por erradicar la fe pagana y el elemento mágico o milagrero que se
atribuía a lo que era un remedio medicinal. Pero para consolidar su poder, la
Iglesia no podía ni plantear un conflicto global con los numerosísimos devotos de
la religión antigua, ni tolerar los viejos ritos, pues además, según fuentes dignas
de confianza, muchos cristianos también creían en estos hechizos. Así es que lo
que se hizo fue perseguir los auténticos ritos mágicos.

La oposición cristiana

La actitud de la Iglesia empezó a endurecerse conforme fue fortaleciéndose lo


suficiente como para luchar abiertamente contra la ya decadente antigua fe. Por
otra parte, la creciente inquietud social durante la edad media tardía y comienzos
de la época moderna, encontró su expresión en la brujería así como en la herejía
y el secularismo. Como estas tendencias amenazaban con socavar la autoridad
eclesiástica, los prelados de la Iglesia consideraron el secularismo como herejía,
identificaron herejía con brujería e intentaron destruir las tres a la vez. La bula
papal más influyente contra la brujería fue la Summis Desiderantes, promulgada
por Inocencio VIII en 1484. Con el fin de ejecutarla, nombró inquisidores
regionales.

La fiebre de la caza de brujas obsesionó a Europa desde el año 1050 hasta


finales del siglo XVII, apaciguándose ocasionalmente para resugir después con
furia renovada. Los hijos eran obligados a denunciar a sus padres, los maridos a
sus mujeres y los familiares y vecinos entre sí. Se pagaba a los testigos para
que declararan. Se inflingieron torturas inhumanas para forzar la confesión y los
inquisidores no dudaban en traicionar sus promesas de perdón a aquellos que
reconocían su culpa. Surgió una clase profesional de cazadores de brujas que
reunían las acusaciones y después ponían a prueba a los sospechosos de
brujería. Se les pagaba una recompensa por cada fallo condenatorio. La prueba
más común consistía en el punzamiento. Se suponía que todos los brujos y
brujas tenían marcas en alguna parte de su cuerpo, hechas por el diablo, que
eran insensibles al dolor. Si se encontraba alguna de ellas, se consideraba
muestra de brujería. Entre otras pruebas estaban los pezones extra, que
supuestamente servían para amamantar a los espíritus siervos, la imposibilidad
de llorar y el fallo en la prueba del agua. En esta última, si una mujer se hundía
cuando era arrojada en un tonel de agua, se la considerada inocente; si flotaba,
era culpable.

Brujería moderna

Esencialmente, la brujería es similar en todas partes del mundo. La diferencia


más importante reside en que en algunas sociedades no occidentales los brujos,
también llamados hechiceros, chamanes y curanderos (véase Curandería), han
desempeñado una función incuestionable en la comunidad. Han asumido recibir
su poder de espíritus que son venerados, o al menos temidos, por la comunidad;
son personas que se piensa tienen acceso al mundo de los espíritus y son
contempladas con respeto o temor. Los médicos brujos poseen supuestamente
poder para curar las enfermedades, convocar la lluvia y asegurar el éxito de la
caza o de la guerra; para exorcizar a los demonios que puedan poseer a
miembros de la comunidad o para aplacar demonios que de otra forma podrían
volverse hostiles; así como para extirpar el mal, denunciar a los malhechores y
llevar a cabo su destrucción.

En la India, algunas tribus y miembros de las castas más bajas acuden con
frecuencia a los brujos y hechiceros. Incluso los hindúes de castas altas pueden
llegar a recurrir a ellos en tiempos de sequía o hambruna. En Birmania,
Indonesia y otras partes de Asia, los brujos constituyen una parte importante de
la vida cotidiana. La brujería está extendida por toda África. El vudú de Haití y los
hechiceros en otros países latinoamericanos son otra forma de brujería, al igual
que los cultos al demonio en las Islas Salomón y en las islas Nuevas Hébridas.

En Estados Unidos, la creencia en la brujería permanece entre los habitantes de


las montañas del sur y otros grupos relativamente aislados. Hasta hace poco
tiempo el brujo o echador de mal de ojo era muy temido en determinadas zonas
de Pennsylvania, y los granjeros pintaban signos específicos en sus graneros
para preservarlos de los desastres inducidos por ellos. Incluso en las grandes
ciudades todavía es posible encontrar personas que creen en el mal de ojo y
otros poderes de la brujería.

En los últimos años se ha incrementado el interés general por varios tipos de


ocultismo. Se han publicado muchos libros sobre brujería y astrología, y
aparecen personas en Europa y Estados Unidos que se consideran brujos. La
aparición de formas modernas de brujería, que suelen denominarse Wicca (que
viene de la antigua palabra inglesa wicce, que significa ‘brujo’), podría atribuirse
a la influencia de varios escritores de culto y antropólogos de comienzos del
siglo XX, además del creciente interés por formas alternativas de expresión
religiosa. Similares en ceremonial y organización a la descripción de los cultos
diabólicos de los brujos, las organizaciones de Wicca no entran en el culto al
demonio ni realizan prácticas dañinas. Algunos expertos consideran la brujería
moderna como un culto a la fertilidad, pero en general las frecuentes diferencias
metodológicas y filosóficas entre los grupos hacen difícil una generalización. 4

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4"Brujería", Enciclopedia Microsoft® Encarta® 98 © 1993-1997 Microsoft Corporation.


Reservados todos los derechos.
El fenómeno de la brujería alcanzó su mayor grado de virulencia en el
siglo XVI, y siempre ha causado un gran impacto, habiendo todavía hoy
signos de su existencia.
Se era bruja por herencia o por pacto con el demonio y se las
consideraba envidiosas, egoístas y malas, teniéndoles verdadero pavor.
Hay dos tipos de meigas: las "meigas chuchonas" a quienes se les
inculpaba de chupar la sangre a los niños y de robarles los untos para
ser empleados en la confeccion de pomadas y las "asumcordas" o brujas
callejeras, espias de las gente y por tanto vigilantes de quienes entran y
salen de las casas.

La nefasta acción de estos seres, se extendía igualmente a infinidad de


influencias ejercitadas sobre personas, animales y cosas, amén de la
composición de filtros de amor y odio; encantamientos diversos, y ntre
estos de tipo genésico, que, aparte de causar la impotencia en el varón
y la esterilidad de la hembra, llegaban a producir embarazos que
duraban un mes, a cuyo término resultaba el parto normal; mujeres que
alumbraban de 30 a 40 hijos a la vez, contándose el insólito hecho de
una mujer que alumbró 365 hijos de un golpe.
También se creía que las brujas podían encantar a las personas, y al
propio tiempo adoptar la forma de determinados animales e insectos.
Entre las facultades de estos seres figura la propiedad de poder
trasladarse por los aires de un lugar a otro. Se decía que vivían en
comunidad, siendo conocido su conjunto volante por el nombre de
Estadea.
La ceremonia de traslación aérea tenía como ineludible requisito el
untarse manos y pies con un ungüento de color verdoso y rezar el
padrenuestro de su competencia.

A las 12 de la noche de cada sábado salían volando por los aires, bien
cabalgando sobre un palo, una escoba o simplemente sobre una reja de
arado, con rumbo a sus aquelarres.
Los aquelarres, o puntos de concentración brujeril eran dos. El "Arenal
de Coiro" y "A playa das Aréas Gordas". El primero estaba situado cerca
de Cangas de Morrazo (Pontevedra) y el otro en las cercanías de Sevilla.
Allí se reunían las brujas y hechiceros quienes después de haber cenado,
celebraban una monstruosa orgía, tras haber dado cuenta a su "señor"
de los sotilegios llevados a cabo durante la semana y recibir la consignas
para la semana siguiente.
Los aquelarres estaban presididos por un macho cabrío de tres cuernos a
quien se le besaba el trasero en señal de acatamiento; y en caso de
ausencia, la presidencia recaía en Santa Comba, terrible bruja que llegó
a la santidad por el camino del arrepentimiento y la penitencia.
La existencia del ungüento capaz de producir el vuelo y
transformaciones en animales queda demostrado sabiéndose que unos
médicos frnaceses descubrieron que este tipo de vuelos, aunque
ficticios, eran una sorprendente sensación psíquica producida por el
fuerte poder alucinógeno de unas hierbas que entran como factor básico
de la composición.

Historia de la Brujería

Cuando pensamos en brujas y brujería seguramente aparece en nuestra


mente la escena del acto primero de Macbeth:
tres viejas arpías, desdentadas y chismosas, lanzando conjuros
y maldiciones alrededor de un caldero humeante,
donde se cuece un líquido viscoso y maloliente.
Esta es, al menos, la historia que nos quieren hacer creer.
Sería interesante no olvidar que es una
imagen difundida por la Iglesia, la gran enemiga de la Brujería.
Si pudieramos ver por dentro algunos de los conventículos
brujeriles que funcionan hoy en día, posiblemente nos sorprenderíamos...

¿Cómo, lector? ¿Se sorprende? Pues sí, ha leído bien.


Hemos escrito hoy en día. Y es que la brujería no ha muerto, ni mucho
menos. Al contrario, goza de una excelente salud, gracias.

Los Orígenes
Los estudiosos coinciden en afirmar que los orígenes del Culto
(mal llamado brujería por los paganos cristianos) se remontan a
tiempos prehistóricos, cuando el hombre veneraba el cielo
y la luna, las estrellas, el sexo y los antepasados.
Todo poseía un espíritu, un alma que podía ser benevolente
u hostil según las circunstancias. Dos grandes ideas o concepciones de la
divinidad se hicieron comunes en todas las religiones:
una de ellas sería la referente a la creación de Vida,
la otra sería el miedo a la Muerte.
Este miedo generó la necesidad de creer en una vida más allá
de la muerte, y con ella se personificó un dios tenebroso,
masculino, señor de la guerra y de la muerte. El Dios Cornudo
pintado en la cueva de Ariège en Francia, el Lug de los celtas,
el Pan griego, el Satanás de los cristianos.
Y con él nació una representación femenina,diosa de la fecundidad, fuerza
creadora y regeneradora. La Afrodita griega, la Asarté fenicia,
la Ma frigia. La compañera del Cornudo, que se aparea con él
para dar forma al mundo. Eros y Tánatos.

Durante el Paleolítico la figura del macho predominó


sobre la diosa, pues el hombre prefería
matar a los animales que multiplicarse. Pero con el Neolítico
la mujer, hasta entonces una simple bestia de carga y de placer,
empieza a cobrar importancia. La mujer descubre el secreto de la
Agricultura, el arte de tejer, de confeccionar cestos y vasijas,
y creando poco a poco una sociedad matriarcal que durar aproximadamente
hasta el séptimo mileno antes de Cristo, cuando
los hombres realizan una auténtica revolución cultural, someten
a las mujeres y "casan" a las antiguas diosas con los nuevos
dioses guerreros. El Cornudo vuelve a reinar.

La evolución
Las viejas diosas madres (latín mater=materia) han sido vencidas,
pero no derrotadas. Pese a que simulan agachar la cabeza
continúan al acecho, aparentemente a la sombra de sus maridos,
y se presentan ante los hombres como una deidad
bienhechora, creadora y preservadora de vida, a la que los hombres
y las mujeres suplican que interceda por ellos ante su
poderoso marido. Calladamente, el culto de las diosas-madres continuó con
más fuerza que nunca. Incluso cuando el mundo
cambió, y llegaron a los altares de las ciudades dioses monoteistas, como
Atón, Ahura-Mazda o Jehová, las clases populares
campesinas siguieron adorando a Isis, Mithra y Anaita. La mejor manera de
adorar a la diosa de la fecundidad y al dios de la
vida y la muerte era representar su unión sexual, glorificarla, enaltecerla no
de forma obscena, sino para ensalzar su fecundidad.
En un mundo donde se instaura con fuerza la pareja monogámica, el Culto
se llena así de símbolos fálicos, y son frecuentes en
él las orgías múltiples, desenfrenadas fiestas de sexo y placer donde
abundan los intercambios de pareja. Esto último obedece
además a tres motivos: en primer lugar, permite que parejas en las que el
hombre es muy anciano o estéril puedan tener
descendencia. En segundo lugar, realizarlas en momentos determinados del
calendario campesino "activa" los campos y los
hace fecundos. Por último, qué demonios, es mucho más divertido
que asistir a las cada vez más ceremoniosas y aburridas
celebraciones eclesiásticas.

La lucha
La religión institucional reacciona. La lucha para erradicar al Culto
dura prácticamente hasta el siglo pasado. Y no lo consigue.
Es la lucha del fuego, de la tortura y el acero contra la voluntad y la
esperanza. Finalmente, el mundo quedó ahíto de sangre,
y se negó a afirmar que hubiera existido nunca un culto brujeril organizado,
concluyendo que se trataba simplemente de un
montaje urdido por inquisidores y religiosos, y corroborado
por pobres desgraciados torturados hasta la desesperación o
dementes. Y sin embargo... sin embargo la Iglesia se apresura a
"cristianizar" determinadas ceremonias campesinas, una vez
descargadas de su parte más "Hard" ¿o de dónde se cree usted que vienen
el Carnaval, Todos los Santos, la santa Navidad o
la mismísima Noche de San Juan?
Otra vez, la vieja religión fue derrotada. Pero no vencida.

La Vieja Religión, hoy


Esta noche, como todas las noches, en muchos lugares de la vieja Europa y
de la joven América reducidos grupos de hombres
y mujeres se reunirán en secreto, para celebrar unos ritos tan antiguos como
la Humanidad. La mayoría rehuyen la palabra
Brujería, y prefieren llamar a su credo simplemente El culto, o la vieja
religión. Adoran a su diosa, la diosa madre de nombre
secreto, mediante encantamientos y danzas. Su ritual es secreto, y se
transmite de viva voz, o como máximo manuscrito. Están
organizados en pequeños grupos, llamados conventículos, cuyo número
rara vez pasa de la docena: la experiencia les ha
enseñado que es más seguro. Creen en la reencarnación como forma de
supervivencia del alma, y realizan sus ritos totalmente
desnudos, o como máximo con túnicas abiertas y amplias, para así mejor
facilitar la comunión de energías positivas.
Concentrándose, los miembros del conventículo pueden aunar sus energías
para un bien común o para ayudar a uno de ellos.
Se forma así un cono de fuerza que emanando de sus mentes puede cambiar
el destino de un colectivo o persona determinada.
Estos conventículos están dirigidos por sacerdotisas, a menudo auxiliadas
por un sacerdote. Suelen ser secretos, ya que la
gente no suele ver con buenos ojos a quien, hoy por hoy, se autodenomina
"brujo" o "bruja".

¿Cuál es el perfil actual de la bruja moderna? Suele ser


una muchacha o mujer joven, ya que hay un fuerte componente de
rebeldía en el Culto, y la juventud es rebelde. Si es consecuente, será una
persona inquieta por el medio ambiente, a la que le
guste la naturaleza, quizá vegetariana y posiblemente naturista, pues no
tendrá verguenza de la desnudez de su cuerpo. Y llevará
siempre consigo un objeto determinado, cuya naturaleza no pienso decir,
pero que la identificará ante otros miembros del
Culto. No hace proselitismo, no admite abiertamente su credo, y se sabe
posesión de una Verdad tan real como el Sol y las Estrellas.

HISTORIA DEL MUNDO INSOLITO : MAGIA, RITOS, SIMBOLOS


KAYSER, WOLFGANG GARCIA BARRIENTOS, J. L. . HISTORIA DEL MUNDO
INSOLITO : MAGIA, RITOS, SIMBOLOS BARCELONA: MARIN, 1973. 3V. .

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