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UN NUEVO CURRÍCULO CONGRUENTE CON LA CONCEPCIÓN DE LA

EDUCACIÓN: EL CURRÍCULO INTEGRAL

Los conocimientos por sí solos no generan ningún profesional, aunque hayan sido bien
impartidos. Si han sido correctamente asimilados por los estudiantes (por medio del
aprendizaje experiencial e inquisitivo), no les sirven de nada, pese a todo, en el plano de
lo profesional. A cada paso lo comprobamos en graduados de carreras largas y de
carreras cortas que no saben cómo manejarse en la realidad del trabajo.
¿Ser profesional es haber adquirido los conocimientos pertinentes a la profesión?

…..yo
En el principio centrado en los conocimientos, se describe o defiende la posición
intelectualista en la Educación Superior y en los niveles educativos previos, se interpreta
en consecuencia en currículos que brindan los conocimientos de las ciencias, propios de
la Educación Superior, para cada una de las profesiones. Ésta es una formación
profesional de carácter academicista, donde se desarrollan la mayoría de las universidades
e instituciones educativas de carreras cortas. (Academicista, porque se trata sólo de
conocimientos, aunque se hallen bien impartidos). No solo se debe abordar los
conocimientos sino la parte aplicativa, las habilidades duras y blandas que mencionan
otros autores para poder en principio una inserción laboral exitosa y lograr consolidarse
en el puesto de trabajo.

v) Otra apertura no es ya cognoscitiva (como la Formación General), sino esencialmente


vivencial. Consiste en incluir en el currículo los períodos de tiempo suficientes para que
los alumnos se pongan en contacto directo con diversas manifestaciones de las artes, del
desenvolvimiento corporal y con la comunidad. Aquí no se trata de dar lecciones a los
educandos, ni de que lean libros ni preparen sesudas monografías. Incluso podemos
sostener que si esto se exigiera, echaríamos a perder la dignidad y autenticidad de
semejantes vivencias. Todo lo lectivo, pues, desaparece. Lo que se quiere es que realicen
una serie de Actividades no Cognoscitivas. Que escuchen y hagan música; que vean y
que realicen teatro; que especten y que manejen títeres; que visiten exposiciones y que
pinten, dibujen, modelen, hagan orfebrería; que vayan a las comunidades a prestar
servicios, a los colegios o a las plazas públicas a contar cuentos, a los hospitales a ayudar
a los enfermos, aun haciéndoles mera compañía. Estas cosas son tan importantes, o
quizás más importantes, que los conocimientos. Hay en todo esto un insustituible toque
personal con lo humano y con sus diversos valores.
La educación, en su más amplia descripción (no como proceso que se cumple únicamente
en la escuela, sino también –y muchas veces preponderantemente– en el grupo humano)
intenta que se desenvuelvan en cada educando las capacidades y características propias
del ser humano. Es decir, intenta que el hombre sea realmente hombre. En tal virtud, es
un proceso de hominización. Y también diríamos socialmente como la proyección social
que se desarrolla es también un centro de formación del ciudadano(a). En ese sentido, la
proyección social hacia el entorno constituye la piedra angular en el proceso de formación
profesional de los estudiantes; en tanto, la extensión universitaria constituye una
estrategia que permite a los docentes comprometerse con el desarrollo local y regional
sostenible.
Al hablar de los valores en el currículo queremos referirnos no sólo a los valores éticos,
que evidentemente parecen ocupar hoy un primer plano en el interés de la comunidad,
sino a todos los valores porque prácticamente todos ellos han sido dejados de lado en
nuestros sistemas educativos, o bien han sido visualizados de una manera errónea y
contraproducente. Pero esto se demuestra con el ejemplo, si delante de ellos hay un
docente que es acosador con al estudiantes más bellas o alegres. Un docente debe no solo
decirle sino demostrarlo, escuche hace poco del liderazgo personal al liderazgo
empresarial claves del éxito, innegablemente cuando un demuestra éxito en su vida
profesional o más aun en su vida personal, familiar, con actos que demuestran estabilidad
emocional en más fácil lograr que ellos quieran a la asignatura que se les imparte, con
esto parte de los objetivos está asegurado.

4. LA COMPLEJIDAD DEL CURRÍCULO INTEGRAL


Por otro lado, quienes muestran reticencias frente al Currículo Integral no perciben que
su implantación demanda una reconstrucción holística de los currículos. No se trata de
tomar un currículo de corte tradicional, puramente cognoscitivo, y agregarle a como dé
lugar las otras áreas curriculares. El resultado sería un deforme monstruo, para decir lo
menos, un currículo frondosísimo, que ningún alumno podría soportar.
De ningún modo, pues, se pretende acumular más horas en el currículo, en perjuicio de
los estudiantes. Lo que se quiere es llegar a un currículo actual, que realmente traduzca
las necesidades de la educación, y que no agobie a los alumnos. Esto naturalmente obliga
a revisar lo que hay ahora, lo puramente cognoscitivo, y a recortar el exceso de
conocimientos que se ofrece a los jóvenes, so pretexto de que así han de ‘saber más’. Lo
que se propicia es un vuelco radical en materia curricular, que salve a las nuevas
generaciones del estrecho marco intelectualista o cognoscitivo y que los salve también
del marco enteramente tecnocrático.
Currículo Integral esté constituido por varias áreas: Conocimientos de Formación General,
Conocimientos de Formación Profesional, Prácticas Profesionales, Actividades no Cognoscitivas,

Investigación, y Orientación y Consejería.


Estas área su carga lectiva debe estar equilibrada y diría yo con más énfasis en la practicas pre
profesionales, se menciona decir que los ingenieros agrónomos siembran papas en la pizarra o
que el profesional de tal carrera sucede algo parecido. Pero la carrera de medicina humana donde
los conocimientos de formación profesional son relevante por la dedicación a vidas humanas.
Hubo un caso en la cual un joven estudiante de tercer o cuarto año de su carrera se le escucho
decir mamá me voy a realizar prácticas a un Hospital de la Zona alto andina, y le decian pero
hijo que vas hacer en tanto frío y lejos por que no te vas al Hospital Rebagliati o similares en la
capital Lima, él contestaba, pero mamá quieres que yo observe la cirugía como los familiares de
paciente a través de la ventana de la sala, así no voy aprender , me voy a esa zona ya que entro a
sala de operaciones y el cirujano me da confianza que le ayude y a veces yo mismo agarro el
bisturí así voy a ser buen cirujano, bueno hijito tu sabe lo que haces, anda no mas no te olvides
tus dulces que te de calorías.

5. FORMAS DE ORGANIZAR EL CURRÍCULO INTEGRAL.


Supuesto que se mantengan las diferentes áreas que constituyen el Currículo
Integral, éste puede organizarse en formas diversas. Por ejemplo, en La Cantuta
(Perú), donde el Currículo Integral se originó, asumió la forma siguiente:
A. Conocimientos.
i) de Formación General
ii) de Formación Profesional
a) Básicos
b) Específicos
B. Prácticas Profesionales
C. Actividades no cognoscitivas
D. Orientación y Consejería
En la Escuela Profesional de Ingeniería Industrial de la UPLA donde estoy adscrito como
docente contratado a tiempo parcial, se han determinado las áreas que constituyen el
currículo integral
A. Área Científica Básica,
B. Área Investigación,
C. Área Tecnológica Básica,
D. Área Formación Específica,
E. Área Talleres Técnicos,
F. Área Prácticas Pre Profesionales
G. Área Cultura General y Humanista
H. Área Actividades Formativas
6. CURRÍCULO INTEGRAL, FORMACIÓN DEL INTELECTO E
INTELECTUALISMO.
A) Los dos intelectualismos
Es obvio que la Prof. Martín contrapone la educación memorista a la educación
intelectualista. La primera almacena datos, ejercita la memoria, proporciona hechos
fragmentarios. La segunda es productiva, genera auténticos conocimientos, pues se
realiza mediante un proceso mental que desarrolla, al mismo tiempo, la creatividad.
La escuela intelectualista, en consecuencia, cultiva el intelecto y da rienda suelta, por
tanto, a la capacidad creadora.
En nuestra escuela a nivel nacional, nunca ha habido intelectualismo. “Salvo rarísimas
excepciones –sostiene– los programas no desarrollaron un verdadero conocimiento; sólo
almacenaron en la memoria de los educandos, a base de repetición, definiciones, datos y hechos
aislados que se olvidan fácilmente. Por lo tanto, a esta concepción no se le puede llamar
‘intelectualista’, sino memorista o verbalista. La escuela intelectualista es productiva fomenta la
creatividad la innovación, pero para fomentar nosotros los docentes debemos aprender a ser
creativos innovadores y la mayoría de nosotros estamos aferrados al paradigmas no siquiera no
actualizamos con la tecnología las nuevas formas de aprender y enseñar, que más comentarios al
respecto.

B) El buen intelectualismo es a la postre negativo


No vemos inconveniente en admitir que en nuestras instituciones educativas, salvo
excepciones, no se ha desarrollado el verdadero conocimiento; y que se trabaja a base
del discurso conceptual, o enfatizando la memoria y el verbalismo, o, lo que es peor, la
imposición conductista. Pero esto lo único que significa, en nuestra terminología, es que
ha dominado el mal intelectualismo, el cual es en esencia autodestructor, porque no
alcanza realmente el conocimiento, sino a lo sumo la cáscara del mismo.
En medio de la riqueza de los valores y de la cultura, esta educación intelectualistamente buena,
brillante desde el punto de vista cognoscitivo, estaría restringida al aspecto de los conocimientos
y sería por ello unilateral. No se hallaría formando a la totalidad del hombre, sino a una parte de
él. Lo estaría relacionado con el mundo de las ciencias, pero por omisión lo tendría segregado de
los otros valores y de los otros aspectos de la cultura, así como del desarrollo de las capacidades
humanas. Y, en ese sentido, esta espléndida educación intelectualista resultaría ser totalmente
negativa.

C) Lo intelectual y lo no intelectual
Nadie puede negar que lo intelectual, entendido en su sentido inquisitivo, es valioso. Pero
tenemos que negar que lo intelectual sea lo único valioso para el hombre. Se pueden
subrayar las excelencias de lo intelectual. Allí están, para probarlo, los hombres de
ciencia con sus hazañas en los diversos campos de la realidad. La Prof. Martín lo
enfatiza: “Los científicos y educadores que cultivan el intelecto orientan el
descubrimiento: identifican los problemas reales, formulan hipótesis por deducción y
establecen marcos conceptuales para identificar los problemas que orientan el
aprendizaje. Los conceptos, en la estructura del intelecto, sirven para iluminar la
solución de los problemas que se conectan con el pensamiento reflexivo y el aprendizaje
de la vida diaria en general. Hay, pues, una estrecha relación entre el desarrollo del
pensamiento creativo, la solución de los problemas y el conocimiento”
Esos campos de lo no intelectual son también dignos y poseen su propia especificidad. En la
vivencia estética de aprehensión y asimismo en la vivencia estética de creación, por ejemplo, el
proceso no se reduce a conceptos, pensamientos, hipótesis, deducciones y conocimiento. De
hecho tal marco intelectual queda atrás y resulta terriblemente insuficiente para la caracterización
de lo estético. Pretender que el poeta, el pintor, el músico y cualquier otro artista trate de ‘resolver
problemas’ de modo más o menos simétrico a como el hombre de ciencia resuelve problemas es
hacer más una metáfora que describir la realidad del arte.

D) Currículo integral y formación del intelecto


Definido el intelectualismo como la actitud que se centra en los conocimientos (reales o
supuestos), es evidente que el currículo integral no puede ser intelectualista, pues si lo
fuera, ya no sería integral, sino unilateral. Por eso rechazamos el intelectualismo.
Pero rechazar el intelectualismo de ninguna manera significa rechazar la formación y el
cultivo del intelecto. Si así fuera, el currículo tampoco sería integral, sino unilateral,
pues estaría dejando fuera a una parte de la cultura, densamente rica y de vastas
proyecciones en la vida contemporánea, a saber, el conjunto de las ciencias con su
miríada de conocimientos.
Y no sólo no se encuentran excluidos del currículo, sino propiciamos que en el nivel del
aprendizaje (cuarto nivel de la Tecnología Educativa) se alcancen de una manera realmente
experiencial, heurística, o de buen intelectualismo (el que la Prof. Martín denomina a secas
intelectualismo).
Diferenciamos así entre formación del intelecto e intelectualismo. Consideramos necesarísimo
que se forme el intelecto de los educandos y que éstos puedan enfrentarse a los hechos de la
realidad, delimitar problemas, formular hipótesis y plantearse soluciones, en otras palabras, que
los conocimientos fijados en el currículo deba ser, en el aprendizaje, logrados experiencial mente
por los educandos. Pero, en cambio, juzgamos erróneo que todo el currículo deba o pueda
reducirse a lo cognoscitivo. Y es a esta pretensión de encerrar a los educandos en el puro quehacer
intelectual, centrado en los conocimientos, que denominamos intelectualismo.

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