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ESPACIO

Hay que llamar la atención ante todo sobre la importancia radical del espacio como elemento
constitutivo de la construcción dramática. El espacio es una categoría pertinente y fundamental
para el estudio del modo dramático de representación. El espacio es ingrediente esencial de la
representación teatral, a la vez representante y representado. Forma parte de los medios de
representación.
Para comprender la importancia del espacio en el drama vale considerarlo como la categoría
dramática equivalente a la voz narrativa, categoría efectivamente ausente en la representación
dramática. Ausente porque no hay en el teatro una voz constitutiva -como la del narrador en la
literatura narrativa-. Las únicas voces teatrales son las de los personajes, que hablan pero no
cuentan, o que, ocasionalmente, pueden sólo contar hablando. El genuino narrador, cuenta casi
siempre o casi todo el tiempo sin hablar, esto es, como si no tuviera la menor importancia el hecho
de que deba estar hablando mientras cuenta.
En el teatro, el contar está siempre subordinado al hablar de los personajes y delimitado por él.
La función del narrador es incompatible con el modo dramático de representación. Quienes hablan
de narradores en una obra de teatro se refieren a seudonarradores.
Lo que quizás sí pueda establecerse es un paralelo entre las funciones de narrador en la novela y
del espacio en el teatro en cuanto ambos constituyen el punto de acceso al universo de las
respectivas obras. Para que cualquier elemento -personaje, lugar, acontecimiento, etc.- adquiera
existencia narrativa es imprescindible que pase por la voz del narrador. En el teatro, ¿a qué
elemento corresponde ese privilegio de dotar o privar de existencia dramática? En relación a los
personajes, es conocida la convención de ofrecer en los preliminares de la obra dramática la lista
de los personajes que intervienen en ella. Pero no todos son dramatis personae o personas
dramáticas, aunque sean personajes importantes del argumento, de la fábula, de la historia
representada.
¿Cuál es entonces la condición que un personaje debe cumplir para tener existencia dramática, lo
que implica figurar en el reparto y ser encarnado por un actor en la representación? Entrar en el
espacio escénico, ser visible, independientemente de su importancia, de que hable o no, e incluso
de que haga algo o simplemente esté allí. Y lo mismo para cualquier otro elemento (acciones,
objetos, palabras, sonidos, etc.) del universo ficticio: será dramático si entra en el espacio y no lo
será si permanece fuera de él. Por tal motivo insistimos en la importancia capital que para la
construcción dramática tiene el espacio como constituyente fundamental de lo que llamamos
drama y que es primordialmente algo que se ve porque está o porque ocurre en el espacio.

Bibliografía
GARCÍA BARRIENTOS, José Luis (2012). Cómo se comenta una obra de teatro. Ensayo de
método. Editorial Paso de Gato. México.

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