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Yhoalibeth Silva

Segundo BGU “B”


EL HUMANISMO Y RENACIMIENTO

Humanismo, en filosofía, actitud que hace hincapié en la dignidad y el valor de la


persona. Uno de sus principios básicos es que las personas son seres racionales que
poseen en sí mismas capacidad para hallar la verdad y practicar el bien. El término
humanismo se usa con gran frecuencia para describir el movimiento literario y cultural
que se extendió por Europa durante los siglos XIV y XV. Este renacimiento de los estudios
griegos y romanos subrayaba el valor que tiene lo clásico por sí mismo, más que por su
importancia en el marco del cristianismo.
El movimiento humanista comenzó en Italia, donde los escritores de finales de la edad
media Dante, Giovanni Boccaccio y Francesco de Petrarca contribuyeron en gran medida
al descubrimiento y a la conservación de las obras clásicas. Los ideales humanistas
fueron expresados con fuerza por otro estudioso italiano, Giovanni Pico della Mirandola,
en su Oración, obra que trata sobre la dignidad del ser humano. El movimiento avanzó
aún más por la influencia de los estudiosos bizantinos llegados a Roma después de la
caída de Constantinopla a manos de los turcos en 1453, y por la creación de la Academia
platónica en Florencia. La Academia, cuyo principal pensador fue Marsilio Ficino, fue
fundada por el hombre de Estado y mecenas florentino Cosme I de Medici. Deseaba
revivir el platonismo y tuvo gran influencia en la literatura, la pintura y la arquitectura
de la época.
La recopilación y traducción de manuscritos clásicos se generalizó, de modo muy
significativo entre el alto clero y la nobleza. La invención de la imprenta de tipos móviles,
a mediados del siglo XV, otorgó un nuevo impulso al humanismo mediante la difusión
de ediciones de los clásicos. Aunque en Italia el humanismo se desarrolló sobre todo en
campos como la literatura y el arte, en Europa central, donde fue introducido por los
estudiosos alemanes Johannes Reuchlin y Philip Melanchthon, el movimiento penetró
en ámbitos como la teología y la educación, con lo que se convirtió en una de las
principales causas subyacentes de la Reforma.
Uno de los estudiosos más importantes en la introducción del humanismo en Francia
fue Erasmo de Rotterdam, que también desempeñó un papel principal en su difusión
por Inglaterra. Allí, el humanismo fue divulgado en la Universidad de Oxford por los
estudiosos William Grocyn y Thomas Linacre, y en la Universidad de Cambridge por
Erasmo y san Juan Fisher. Desde las universidades se extendió por toda la sociedad
inglesa y allanó el camino para la edad de oro de la literatura y la cultura que llegaría
con el periodo isabelino.

Renacimiento
Renacimiento, periodo de la historia europea caracterizado por un renovado interés por
el pasado grecorromano clásico y especialmente por su arte. El renacimiento comenzó
en Italia en el siglo XIV y se difundió por el resto de Europa durante los siglos XV y XVI.
En este periodo, la fragmentaria sociedad feudal de la edad media, caracterizada por
una economía básicamente agrícola y una vida cultural e intelectual dominada por la
Iglesia, se transformó en una sociedad dominada progresivamente por instituciones
políticas centralizadas, con una economía urbana y mercantil, en la que se desarrolló el
mecenazgo de la educación, de las artes y de la música.
Brigith Cruz
Segundo BGU “B”

Humanismo
Es un concepto polisémico que se aplica tanto al estudio de las letras humanas, los
estudios clásicos y la filología grecorromana como a una genérica doctrina o actitud vital
que concibe de forma integrada los valores humanos.

El término humanismo es un concepto huidizo, algo que, paradójicamente,


probablemente se deba al hecho de disponer de una infinidad de “asideros” por los
cuales tomarlo. En definitiva, es un término con una gran diversidad y nebulosidad
semántica3.
El término Humanismus fue acuñado en 1808 por el teólogo alemán Friedrich Immanuel
Niethammer para referirse a las enseñanzas medias, centradas en el estudio de los
clásicos griegos y latinos. Partía del término humanista, de uso común ya en el siglo XVI
y originado en la jerga estudiantil de las universidades italianas para referirse a los
profesores de humanidades o studia humanitatis.4 En su origen, pues, el humanismo no
era un sistema filosófico sino un programa educativo y literario,5 pero al dar nueva vida
a los sistemas filosóficos clásicos griegos y latinos incorporaba importantes nociones
filosóficas de orden diverso y más bien ecléctico, coincidentes únicamente en dar valor
al hombre y al estudio de las humanidades.6
Considerando que el hombre está en posesión de capacidades intelectuales
potencialmente ilimitadas, los humanistas consideraban la búsqueda del saber y el
dominio de diversas disciplinas como condición necesaria para el buen uso de estas
facultades. Defendían, así, la extensión y expresión en lengua vulgar de todos los
saberes, incluyendo los religiosos; la palabra divina debía hacerse accesible a cualquier
persona, fueran cuales fueran sus orígenes o su lengua, lo que se concretó en las
traducciones de la Biblia hechas por humanistas, como la de Jacques Lefèvre d'Étaples
al francés en 1523.
Entendido así, el humanismo trata de exponer y difundir con mayor claridad el
patrimonio cultural. El individuo, correctamente instruido, permanece libre y
plenamente responsable de sus actos en la creencia de su capacidad de elección. Las
nociones de libertad o de libre albedrío, de tolerancia, de independencia, de apertura y
de curiosidad son, efectivamente, indisociables de la teoría humanista clásica.

Por extensión, se llama «humanista» a todo pensamiento que pone en el primer plano
de sus preocupaciones el desarrollo de la cualidades esenciales del ser humano. Así, Paul
Oskar Kristeller advierte que el término, asociado en el pasado con el Renacimiento,
en tiempos recientes ha venido a ser causa de mucha confusión filosófica e histórica. En
el discurso de hoy día, casi cualquier clase de interés por los valores humanos recibe el
calificativo de «humanista» y, en consecuencia, una enorme variedad de pensadores —
religiosos o antirreligiosos, científicos o anticientíficos— se siente con derecho a lo que
se ha vuelto un marbete de alabo bastante vago.7
El humanismo es, en resumen, un componente de una gran variedad de sistemas
filosóficos más específicos y de varias escuelas de pensamiento religioso. Mucho antes
de ser ampliamente empleado en términos políticos, el humanismo es un concepto
propio de la historia de la filosofía, renovada con el Renacimiento, asociado en particular
con el movimiento representado por Erasmo, Michel de Montaigne o incluso por
Guillaume Budé, a quienes corresponde el honor de haberse interesado a la vez por la
literatura de la antigüedad greco-latina y la reflexión personal.
El humanismo renacentista fue una actividad de reforma cultural y educativa ejercida
por rectores, coleccionistas de libros, educadores y escritores civiles y eclesiásticos, que
a finales del siglo XV comenzaron a ser llamados, en italiano, umanisti (humanistas).10
11 Se desarrolló durante el siglo XIV y principios del XV y fue una respuesta a la
educación universitaria escolástica, que entonces era dominada por la filosofía y lógica
aristotélica. La escolástica se centró en la preparación de los hombres para ser médicos,
abogados o teólogos profesionales y se les enseñaba mediante libros de texto
aprobados sobre lógica, filosofía natural, medicina, derecho y teología.12 Hubo
importantes centros de humanismo en Florencia, Nápoles, Roma, Venecia, Mantua,
Ferrara y Urbino.
Los humanistas reaccionaron en contra de este enfoque utilitario y la pedantería
estrechamente asociada a él. Se trató de crear una ciudadanía (con frecuencia incluidas
las mujeres) capaz de hablar y escribir con elocuencia y claridad y por lo tanto capaz de
participar de la vida cívica de sus comunidades y persuadir a otros a acciones virtuosas
y prudentes. Esto se lograría a través del estudio de las "humanidades" (studia
humanitatis): gramática, retórica, historia, poesía y filosofía moral. Como un programa
para revivir el legado cultural (especialmente el literario) y la filosofía moral de la
antigüedad clásica, el humanismo fue una forma de cultura ubicua y no el programa de
unos pocos genios aislados como Rabelais o Erasmo como todavía se cree
popularmente.
El humanismo es una filosofía de la vida democrática y ética, que afirma que los seres
humanos tienen el derecho y la responsabilidad de dar sentido y forma a sus propias
vidas. Es sinónimo de la construcción de una sociedad más humana a través de una ética
basada en valores humanos y otros valores naturales en el espíritu de la razón y la libre
investigación a través de las capacidades humanas. No es teísta y no acepta opiniones
sobrenaturales de la realidad.

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