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El incremento de la violencia política y social, tras la gran crisis de 1917, durante el llamado

Trienio Bolchevique, la creciente actividad de los nacionalismos periféricos en contra del


centralismo restauracionista, y fundamentalmente la crítica situación en Marruecos agudizada
tras el Desastre de Annual en 1921, convencen a algunos círculos militares de la necesidad de
intervenir nuevamente para determinar el destino político del país.

Los acontecimientos que terminan de decidir la situación, son la decisión del gobierno de
disolver las Juntas de Defensa en 1922, y especialmente la formación de un comité de
responsabilidades para desentrañar la culpabilidad de lo ocurrido en Annual. El informe
emitido por el comité salpica a numerosos mandos militares, e incluso a la monarquía, y se
conoce como el Expediente Picasso. Diversos mandos no están dispuestos a convertirse en los
cabezas de turco de la catástrofe marroquí, y deciden sellar el destino de la Restauración.

El 13 de septiembre de 1923, el Capitán General de Barcelona, Miguel Primo de Rivera, da un


golpe de estado, acabando así con el sistema político que había imperado en España desde
1874. El golpe resulta incruento, pues la mayor parte de la oligarquía restauracionista y el
propio rey, Alfonso XIII apoyan la táctica del militar.

Primo de Rivera emite un manifiesto para justificar su acción, donde a la necesidad de salvar
la patria, amenazada por la corrupción, la violencia, el anticlericalismo, el separatismo, la
situación en Marruecos y el fracaso del sistema parlamentario. Alfonso XIII encarga a Primo de
Rivera la formación de gobierno, iniciando un periodo conocido como el Directorio Militar
(1923 – 1925).

Inicialmente el nuevo poder debería tener un carácter provisional hasta que se resuelvan los
males que afectan al país. Para ello, Miguel Primo de Rivera lleva a cabo las siguientes
medidas:

Disuelve el sistema parlamentario y el régimen constitucional, es decir, clausura las cortes,


ilegaliza los partidos políticos, anula la Constitución de 1876 y declara el estado de guerra. Por
tanto, elimina los derechos y libertades individuales en España. Además, conforma un poder
unipersonal reservándose para sí mismo la detentación de todos los poderes del estado.

A partir de 1923 crea una nueva administración militar eliminando la administración civil, de
este modo, todos los cargos institucionales son asumidos por mandos militares y el
funcionamiento de una administración totalmente militarizada pasa a regirse por el principio
de jerarquía castrense, en lugar de la legislación civil.

Represión del movimiento obrero y las fuerzas nacionalistas, considerados los principales
elementos desestabilizadores del orden burgués y tradicional. Primo de Rivero dicta la
ilegalización de los partidos nacionalistas, prohibiendo el uso del himno y la bandera catalana,
clausurando los periódicos afines y encarcelando a sus principales dirigentes. La política de
represión hacia el movimiento obrero se proyecta fundamentalmente sobre los anarquistas de
la CNT, pues los socialistas de la UGT comienzan a colaborar con el nuevo poder, rompiendo de
forma definitiva todo vinculo con los anarquistas de la CNT.

La solución del problema de Marruecos tiene un desenlace exitoso, gracias a la colaboración


militar con Francia. Ambos países acuerdan una operación conjunta en Marruecos en 1925
conocida como el Desembarco de Alhucemas, primer desembarco aéreo-naval de la historia,
donde las tropas franco-españolas logran derrotar definitivamente a Abd el Krim y recuperar el
control sobre Marruecos.
A partir de 1925 cambia la orientación de la dictadura, pues Primo de Rivera se inspira en el
modelo de régimen fascista italiano, sin abandonar los valores del tradicionalismo hispano. En
esta etapa, conocida como el Directorio Civil (1925-1930), se ponen en marcha las siguientes
medidas:

Se sustituye la oficialidad militar al frente de la administración por personal civil para


normalizar la apariencia política del régimen. Se crea un partido único, la Unión Patriótica, que
busca copiar la función del partido fascista italiano.

Se conforma una Asamblea Nacional Consultiva en 1927 para iniciar un proceso constituyente
y elaborar un anteproyecto constitucional que debería ser la base jurídica del nuevo régimen, y
que finalmente ve la luz en 1929.

Se incrementa la actividad legislativa en materia económica y social reforzando la política


intervencionista del estado mediante políticas proteccionistas, que protegían los intereses
económicos de la oligarquía española, y creando monopolios estatales en los sectores
energéticos (CAMPSA) y de telecomunicaciones (Telefónica).

Del mismo modo aumentan las inversiones en obras públicas e infraestructuras. Otra de las
grandes novedades es la creación de Comités Paritarios, es decir, organismos reguladores de
las relaciones laborales en los que los representantes obreros y patronales establecen los
acuerdos pertinentes del sector bajo el arbitraje y supervisión de los funcionarios estatales.

Sin embargo, los intentos de institucionalización del régimen por parte del dictador se vieron
frustrados a partir de 1928 debido a diversos factores, como la gran crisis mundial de 1929 y la
movilización de importantes sectores del ejército en contra de la perpetuación en el poder de
Primo de Rivera, incluso el propio monarca le retira su apoyo tras duros enfrentamientos
dialecticos entre ambos.

Con una oposición política que se estaba reorganizando, sin apoyos, y con un precario estado
de salud, Miguel Primo de Rivera presenta su dimisión el 28 de enero de 1930 y se retira a
París, donde morirá dos meses después. Tras esto, el General Damaso Berenguer asume la
jefatura de gobierno en medio de una completa incertidumbre sobre el destino político de
España.

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