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N˚ 68
ISSN 2011- 6322 · Diciembre 2015
LA ECONOMÍA DE COLOMBIA,
ENTRE LA APERTURA Y EL EXTRACTIVISMO
Resumen
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COLOMBIAN ECONOMY,
BETWEEN OPENNESS AND EXTRACTIVISM
Abstract
This paper presents an analysis of the performance of the Colombian economy during the
last fifteen years but in the framework of a long-term perspective from the 90s, when the
Colombian authorities decided to change the accumulation pattern, from a model centered
in domestic market, to one focused on competitiveness in international markets, following
the dictates of multilateral credit institutions and the neoliberal north american academy. In
particular, the text focuses on examining the economic trends in 2000, characterized by the
emphasis on opening up foreign markets by exporting commodities, mainly minerals and
oil. It also reviews the recent economic situation of the country that points to a long period
third crisis, this time marked by the extractivism global crisis.
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Introducción
La recuperación posterior fue posible gracias al auge de los precios de las materias primas
en los mercados internacionales, que les significaron altos ingresos a los gobiernos de la
época por las exportaciones de petróleo, carbón y otros commodities. Además, la inversión
extranjera apuntaló el crecimiento –al igual que en el resto de América Latina, al
incrementarse a cifras sin precedentes, dirigida en particular hacia las actividades de
extracción minera.
rutas que pueda tomar la economía colombiana en lo que resta de la presente década.
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Desde finales de los años 70 la dirigencia colombiana dejó de lado los intentos por
industrializar el país y poco a poco abandonó el modelo de industrialización por sustitución
de importaciones que había liderado la CEPAL en cabeza de Raúl Prebisch.
Posteriormente, a finales de la década de los 80 la dirigencia económica y política de
Colombia adoptó un modelo económico basado en la orientación hacia mercados
internacionales mediante la exportación de bienes primarios, con lo cual la estrategia
macroeconómica de crecimiento ha descansado en todo este tiempo sobre las posibilidades
que pueda brindar el ahorro externo, en virtud de los superávit en cuenta corriente que sea
posible alcanzar.
Durante este periodo la economía colombiana ha pasado por dos grandes fases de
crecimiento y estaría iniciando, en las actuales circunstancias externas y del mercado
interno, una tercera fase (Gráfico 1). Las dos primeras fases están constituidas por ciclos de
crecimiento y crisis, que corresponden a acciones orientadas hacia la apertura de la
economía y la desregulación de los mercados, y marcan el proceso de reprimarización de la
estructura productiva nacional. La última fase corresponde a la actual década y significaría
la entrada en una crisis del patrón extractivista de acumulación.
En efecto, entre 1991 y 1999 se llevó a cabo la primera fase de la apertura económica,
consistente en la aplicación de los programas de ajuste estructural impuestos por el Banco
Mundial y el Fondo Monetario Internacional a los países latinoamericanos, como receta
para superar la crisis de la deuda externa que estalló en los años 80. Las medidas adoptadas
consistieron en una fuerte rebaja de los aranceles externos y la expedición de reformas al
mercado laboral y la seguridad social, con el propósito de flexibilizar los mercados,
abaratar la mano de obra y privatizar la seguridad social en sus componentes de salud,
pensiones y cesantías. Si bien durante los primeros cinco años de esta fase se obtuvieron
moderadas tasas de crecimiento económico, durante los siguientes cuatro años la economía
se desplomó debido al impacto negativo sobre la demanda agregada que tuvieron las
mencionadas reformas.
La última fase del periodo arranca con una recuperación del crecimiento al ritmo del 4 % al
6 %, impulsada por un auge de los flujos de inversión extranjera directa (IED) (que también
se presentó en otros países de la región latinoamericana) dirigida fundamentalmente hacia
las actividades de extracción de recursos naturales. Sin embargo, a partir de 2012 las
condiciones económicas internacionales se revierten y junto con ellas la tendencia de la
IED cae, al tiempo que se origina una fuerte devaluación de la moneda nacional, todo lo
cual aminora el ritmo de crecimiento, por lo cual a esta fase se le ha dado el nombre de
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En 2015 Colombia tiene 16 TLC firmados con países de diferente nivel de desarrollo
económico, pero que no le han significado los resultados con los que fueron justificados
ante la opinión pública en términos de aumento de exportaciones: más bien han sido las
importaciones las que han aumentado en forma considerable. En particular, las
importaciones de alimentos (23% de la canasta alimenticia nacional) han significado un
duro golpe para los pequeños cultivadores campesinos, al punto que en 2013 adelantaron un
paro agrario que inmovilizó gran parte del país, en protesta por los impactos de los TLC y
la falta de políticas públicas, sobre su producción e ingresos. El sector agropecuario perdió
5 puntos adicionales de su participación en el PIB en esta época.
El crecimiento de la economía colombiana estuvo jalonado en los años 2000 por los
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En efecto, como resultado de una alta liquidez de la economía, dadas las bajas tasas de
interés vigentes y el énfasis de la política económica, la construcción ganó participación en
el PIB total, al pasar de representar el 4,8 % en el 2000, al 8,0 % en 2014, con o cual tuvo
un peso significativo para jalonar el crecimiento económico total.
Sin embargo, el PIB de la construcción mostró un comportamiento mucho más volátil que
el PIB total, siendo más sensible a choques externos y a las señales de mercado durante el
periodo.
El comercio fue otro sector dinámico en el periodo, que de representar un 8,6 % del PIB en
el 2000, pasó a pesar el 13,4 % en 2014, jalonado por las ventas al por menor, que han
tenido un fuerte impulso en el país a raíz del establecimiento de cadenas comerciales
internacionales como Casino, Carrefour, Sencosud y Fallabela.
representaba tan solo el 14,8 % y para el fin de periodo disminuyó al 12,4%, todo ello como
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producto del proyecto económico que la dirigencia del país adoptó a finales de los 80, como
Suerte parecida sufrió el sector agropecuario, que de significar el 12 % en los años 70, para
2000 era el 8,6 % y disminuyó a 6,8 % en 2014. En buena parte este comportamiento fue
ocasionado por el despojo de tierras al campesinado en lo que se conoce como el fenómeno
de “la violencia”, el cual se calculan 6,6 millones de hectáreas a 2010, una tercera parte de
las tierras cultivables del país (PNUD, 2011) Pero también la política pública abandonó
cualquier iniciativa de desarrollo rural y desmontó la institucionalidad de apoyo al
campesinado durante los dos gobiernos del presidente Álvaro Uribe, para quien la
producción campesina debía desaparecer a favor de un modelo agrícola basado en grandes
empresas y extensiones de cultivos dirigidos al mercado internacional, como la palma
africana, base de procesamiento para agro combustibles.
La actividad económica de los servicios merece una consideración particular, pues aunque
siguen representando más del 50 % de la economía, su peso disminuyó en los 2000 en parte
por cierto estancamiento, pero también por el empuje de las actividades mineras y de la
construcción. No obstante, la actividad financiera sigue constituyendo componente
importante de la economía nacional, a pesar de que el acceso al crédito es muy limitado
para la mayoría de colombianos. La banca nacional vivió una década de auge entre el 2000
y el 2009: su patrimonio aumentó en 377,1 % y las utilidades en 1.035,9 %. Lo más crítico
de este comportamiento es que más del 70 % de los activos financieros están concentrados
en solo 4 organizaciones (Grupo Aval, Bancolombia, Davivienda y el Banco Bilbao
Vizcaya (BBVA). (Villabona, 2015)
Comportamiento de la demanda
Desde el punto de vista de la demanda el PIB estuvo jalonado por la inversión -que
aumentó en 15 puntos su participación de la demanda interna, y las importaciones, que
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Al finalizar la primera década del siglo, el auge de los precios de los commodities significó
cierta solvencia económica que permitió, como en la mayoría de países de América Latina,
revertir los términos de intercambio tradicionalmente deprimidos. En Colombia, incluso, a
partir de 2008 el mejoramiento de los términos de intercambio superó al promedio de la
región, si bien en 2014 se comienza a percibir su declive. Gracias a ello, el PIB per cápita
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colombiano pasó de 2.480 dólares en 2000 a 8.024 en 2013, según cifras del DANE.
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Agropecuarias 21,4 20,7 20,2 17,8 14,5 12,4 11,0 11,4 13,4 18,4
Mineras 38,2 39,3 40,8 48,0 58,4 66,1 66,7 67,9 66,5 57,0
Manufacturas 36,1 35,8 35,6 31,5 21,7 16,6 16,6 16,9 17,1 21,8
Otros 4,3 4,2 3,43 2,75 5,37 4,93 5,7 3,87 2,92 2,72
Fuente: Elaborado por el autor con base en información del DANE
Ahora bien, el auge económico alcanzado con base en la minería fue apalancado en gran
medida por un notable incremento en la inversión extranjera directa que, como ya se
afirmó, sus flujos aumentaron para la mayoría de los países de la región, mientras en
Colombia se multiplicaron por 8,7 veces al final del período (Gráfico 4).
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Fuente: Elaborado por el autor con base en información del Banco de la República
Por otra parte, la crisis internacional que estalló en 2008, el alto precio de los commodities,
la cuantía de la inversión extranjera llegada al país y el auge de la explotación minera llevó
a niveles sin precedentes el monto de reservas de divisas, lo que tuvo como consecuencia
una fuerte revaluación de la moneda local, que se ha revertido bruscamente en lo corrido de
2015 al pasar la cotización del dólar de $2000 promedio en 2014 a $3000 en septiembre de
2015, lo que significa una devaluación alrededor del 50% (Gráfico 5).
Gráfico 5 Colombia, Índice de la tasa de cambio del peso con respecto al dólar,
2000 – 2015 (2000 = 100)
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Fuente: Elaborado por el autor con base en información del Banco de la República
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Empleo e ingresos
En Colombia la tasa de desempleo cayó a partir del comienzo de los años 2000 desde los
elevados niveles del 20% alcanzados en los años 90, hasta situarse en lo que podría
llamarse la tasa de desempleo de largo plazo, o estructural, que estuvo vigente en los años
80, es decir, alrededor del 8% (Gráfico 6). Buena parte de la responsabilidad de esta mejora
en los indicadores se explica por la estructuración de programas sociales como Familias en
Acción, que está focalizado a facilitar posibilidades de ingresos a la población de más bajos
recursos.
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Junto con la caída del desempleo, el nivel de salarios recuperó parte de su capacidad
adquisitiva. En lo que hace con el salario mínimo, en la década y media tuvo un aumento de
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obstante, esta no fue una situación generalizable a todos los sectores de la economía. En la
industria manufacturera, por ejemplo, en la última década se ha presentado un leve aumento
del empleo industrial pero tan solo ha superado en muy poco el volumen de empleo
establecido dos décadas atrás, mostrando una disminución de la participación del empleo
del sector en el total del empleo nacional del orden del 13%.
por el mantenimiento del poder adquisitivo de los ciudadanos mediante el control del nivel
general de precios. En ese sentido, el Banco aplicó a lo largo de las dos últimas décadas una
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política restrictiva que dio como resultado la caída pronunciada de la inflación, desde
niveles del 22% en los 90 hasta alrededor del 4% en 2015. En el Gráfico 7 se muestra esta
tendencia a partir del año 2000.
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Pobreza
Los niveles de pobreza, de acuerdo con las mediciones del Dane realizadas a través de las
Encuestas de Hogares, y que miden los ingresos de las familias, también disminuyeron
durante el periodo, desde un 50 % de la población total en el 2000 hasta el 28,5 en 2014. De
igual forma, la pobreza extrema cayó de un 24 % al 8,1 % en el mismo periodo. No
obstante, la pobreza rural se mantiene en niveles altos, del 41,4 % en donde existen 655.000
hogares sin tierra y 2.2 millones de propietarios de micro y minifundios hacia los cuales no
existe ninguna política de apoyo desde el Estado.
El comportamiento de los anteriores indicadores sociales ha dado pie para que el gobierno
colombiano afirme que para el 2014 el 30,5 por ciento de los colombianos pertenecían a la
clase media consolidada, proporción que supera el 29,3 por ciento de la población que para
ese momento estaba en la pobreza. Sin embargo, un 37,6 por ciento de la población está en
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un segmento que se podría calificar de vulnerable, es decir, personas que ya están por
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encima de la pobreza medida por ingresos, pero no han afianzado condiciones de vida
suficientemente sólidas, lo que hace que estén en riesgo de volver a su anterior condición
(El Tiempo, 2015).
3. Posibles rutas que pueda tomar la economía colombiana en lo que resta de la actual
década
En esta sección se presentan algunas reflexiones sobre lo que puede suceder en la economía
colombiana durante los próximos años, dados los últimos acontecimientos internacionales y
nacionales, que sin duda afectarán de manera importante las principales variables
económicas y sociales del país.
Enfermedad holandesa
Como resultado de lo anterior, los flujos de inversión extranjera neta hacia el país se han
disminuido un 47% a junio de 2015 y la balanza comercial muestra un déficit del 7,5% del
PIB total. En este marco general se produce una contracción de la demanda y la política
fiscal tiene muy poca capacidad para regular el tipo de cambio, al tiempo que las políticas
monetarias se vuelven inaplicables porque atacan la inflación a cambio de la recesión.
Por otra parte, los costos de la producción nacional, que debería contrarrestar la caída de las
importaciones encarecidas, se aumentan ante el gran componente importado que contienen,
tanto en materias primas como en tecnología. Como resultado, la inflación, que ha estado
controlada en los últimos años, resiente presiones a aumentar, con lo cual el desempleo
también puede recobrar impulso.
carencia de divisas, con lo cual el país podría superar las restricciones externas. Sin
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embargo, estas visiones optimistas de la actual situación no tienen en cuenta que las
Por su parte, la evolución del nivel general de precios ya muestra el resultado del mayor
costo de bienes importados debido a la devaluación, que impacta a las empresas
productivas, cuyas materias primas y tecnología extranjeras representan el 80 % de su
estructura de costos; pero también se ven afectados los consumidores, en tanto Colombia
importa el 60 de alimentos que circulan en el mercado. Como consecuencia, en 2015 la
inflación será superior a la meta de fijada por el Banco de la República, del 3 %, lo que
plantea un reto de política económica para los próximos años.
rentables, como está tratando de hacer con una de las más grandes generadoras de energía
en Suramérica, Isagen.
El recaudo tributario se ha disminuido pues mientras que el gobierno anunció que los
ingresos del Estado para 2014 alcanzarían los 112,7 billones (millones de millones) de
pesos, el recaudo efectivo solo llegó a 108 billones. Esto representa una diferencia de casi 5
billones de pesos, o 0,7 por ciento del PIB. No obstante, la presentación del Presupuesto
general de la nación para 2016 revela los graves problemas de financiamiento que avizora
el gobierno, pues recorta la inversión en los sectores agrícola en 38 %, minero un 20% e
industrial en 9 %. A estos recortes presupuestales, que significarán menor crecimiento en
esos sectores, el gobierno los ha llamado “austeridad inteligente”. El país estaría entrando
así en la utilización de una política económica que restringe la demanda agregada,
deprimiendo el ingreso de la población, política que no ha sido favorable a la recuperación,
como lo muestra el caso de algunos países en Europa.
Con todo, el alza de la tasa de inflación llevó al Banco de la República a acelerar el alza de
la tasa de interés y anunciar nuevos incrementos, medidas que agravarán las condiciones de
liquidez de la economía, lo que impide los ajustes en la devaluación y acentuará el deterioro
de la producción y el empleo.
Proceso de paz
Las conversaciones que se han llevado a cabo en La Habana desde 2012 entre el gobierno
colombiano y la cúpula del grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC) con miras a dar por terminado el conflicto armado, han sido presentadas
por el gobierno nacional con gran optimismo, argumentando que de llegar a un acuerdo
significaría para el país la oportunidad de aumentar su crecimiento en 2% del PIB.
No hay duda de que el fin del conflicto armado tendría profundas implicaciones para la
vida de los colombianos, en sus aspectos políticos, sociales y hasta económicos. Sin
embargo, las proyecciones que en este campo hace el gobierno parecen demasiado
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crisis.
Más aun, el plan de desarrollo “Todos por un nuevo país, 2014- 2018” que el Presidente
Juan Manuel Santos presentó para su segundo periodo de gobierno ya se encuentra
desfinanciado, pues las proyecciones de ingresos sobre las cuales se calcularon los montos
correspondientes a divisas internacionales se hicieron con base en un precio del barril de
petróleo de USD89, sin prever que podría estar aun más bajo.
4. A manera de conclusión
Por todo lo anterior, no se ven signos de que pueda haber elementos para enfrentar esas
tendencias, así como tampoco sea cierto que haya “ajuste automático” a la revaluación del
peso y la caída de las exportaciones. En este marco, con el Plan de desarrollo sin piso
financiero y una profunda incertidumbre por el financiamiento de las inversiones que se
acuerden en la mesa de negociaciones del proceso de paz en La Habana, las acciones que
ha tomado el gobierno nacional dejan poco campo para el optimismo y tal vez el camino
más viable sería pensar en la posibilidad de introducir profundos cambios en el modelo
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económico imperante desde década del 80, con objetivos, estrategias y acciones que
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Referencias
BBC Mundo (2015) “Cuánto cuesta, cómo se paga y qué se puede ganar con una eventual
paz en Colombia”
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/07/150717_colombia_economia_cuanto_cuesta_
paz_nc
Montevideo Portal. (2013) “El gobierno de la presidenta Dilma Rousseff habrá sacado en
marzo a 22 millones de brasileños de la extrema pobreza.
http://www.montevideo.com.uy/auc.aspx?193016,1,1149
Periódico El Tiempo. (2015) “Más clase media que pobres, un logro que implica un gran
reto” Bogotá: 20 de septiembre.
Villabona, O. (2015) Un país trabajando para los bancos. Estudio sobre la concentración,
margen de intermediación y utilidades de los bancos en Colombia (2000 – 2009). Bogotá:
Centro Editorial Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Colombia.
Zerda, A. (2015) “La industria en Colombia: tres décadas sin política sectorial —
consecuencias sobre empleo e ingresos en el sector”, Macroeconomía y Bien – estar.
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