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Entrevistando al señor Chisme

El autor(a) Migdacelys Arboláez Estrada.


Categoría: Programas para los Jóvenes
Objetivos del programa: Mostrar los defectos que tiene el chisme y cómo evitarlo con la ayuda
de Dios.
Planes para el programa:
1. Se necesita una persona como moderadora del diálogo, que actuará como
periodista. Otras cuatro personificarán a: el Chisme, la Mentira, la Malicia y la Verdad.
2. La Verdad debe vestirse de blanco.
3. El Chisme necesitará un portafolio, donde llevará los siguientes elementos: un cuchillo,
una manzana, un tenedor (Si es posible con los dientes torcidos).
4. Malicia deberá vestir de negro y usará anteojos oscuros, y Mentira vestirá un vestido rojo.
5. Exponer una lámina con muchos detalles y suficientemente grande como para ser vista
por todos los presentes. El escenario deberá prepararse como si se tratara de un set de
televisión en el cual se firma un reportaje: Una mesita en el centro (con algún florero o
adorno) y cinco sillas alrededor.

Periodista: Muy buenas noches queridos amigos, gracias por sintonizar nuestro canal y unirse a
nuestro programa, para hoy les tengo una exclusiva. Nuestros invitados de la noche son uno de
los personajes más célebres de todos los tiempos.
Para comenzar, tendremos el gusto de dialogar con una persona mundialmente conocida,
reconocida, querida y aceptada por todos. Más de una vez habrán oído hablar de ella, e incluso
me atrevería a afirmar que muchos han hablado de ella. Su fama no conoce fronteras de
nacionalidad, ni de razas. Incluso ha superado las barreras del lenguaje, ya que es evocada en
todo tiempo y lugar. Bien, no quiero tomar más tiempo con mis sencillas palabras. Mejor damos
cabida a nuestro invitado de honor. ¡Adelante, por favor!
(Entra el Señor Chisme y saluda al auditorio. Estrecha la mano del conductor del programa y se
sienta).
Periodista: Es una enorme alegría tenerle con nosotros. Aunque parezca inútil, ya que es
mundialmente conocido. Le pediré que se presente, que nos diga quién es y qué hace.
Chisme: Bueno, ante todo quiero decirles que me alegra mucho estar hoy con ustedes. Mi
nombre es chisme, y digamos... me dedico a las relaciones humanas.
Periodista: Para iniciar nuestra entrevista, permítame preguntarle algo que siempre me ha
intrigado. ¿A qué se debe su enorme éxito y popularidad?
Chisme: Bueno, modestamente creo que mi popularidad se debe a que soy un tipo muy
simpático, y mi éxito, a la eficiencia con que desarrollo mi tarea.
Periodista: ¿Podría explicarnos un poco más lo de su popularidad?
Chisme: ¿Cómo no? Resulta que... la gente aprecia mucho cuando uno dice aquello que ella
quiere oír. Así que yo no tengo que preocuparme por descubrir la verdad. No importa si lo que
digo es cierto o no, basta con que exprese el deseo de algunos. Yo siempre digo lo que los
demás quieren oír.
Periodista: Es decir que usted no expresa lo que en verdad ocurre, sino mas bien actitudes,
opiniones y expectativas del grupo.
Chisme: Así es, por eso soy siempre bien recibido.
Periodista: Volviendo un poco a mi pregunta anterior, ¿a qué se debe su éxito?
Chisme: Algo ya le dije: “El éxito depende de la eficacia, y esta es solo una cuestión de
métodos”.
Periodista: ¿Sería tan amable de contarnos más detalladamente en qué consiste su método?
Chisme: Con mucho gusto, casualmente traje algunos elementos que nos ayudarán a visualizar
este punto. (Abre el portafolio y saca una manzana u otra fruta). Digamos que esta fruta
representa la vida de una persona. No hablo de vida corporal, biológica, sino de la vida psíquica,
social y espiritual. Bien, una vez que tengo su vida en mis manos, lo primero que hago es herirla.
(Saca el cuchillo del portafolio) Para esto me valgo de la peor afirmación que pueda hacer de
esa persona. Ni siquiera necesita ser mentira. Basta con que sea mala, y mejor aún si es mal
intencionada. Así, parto su corazón. (Cortar la manzana por el medio). Así comienza el
desánimo, la depresión. Entonces tengo su parte más vulnerable, su interior, a mi merced.
(Saca el tenedor). Inmediatamente, por medio de la divulgación y la repetición comienzo a
destrozar su vida (Hincar con el tenedor y revolver hasta despedazar la manzana. Sonreír
malignamente). En síntesis, este es mi método.
Periodista: Me ha impresionado con su demostración. Todos conocíamos su lado agradable,
pero al menos yo nunca había pensado en este aspecto de su obra.
Chisme: Pero eso no es todo. Permítame mostrarle algo más.
Periodista: Como no.
Chisme: Gracias, para esto necesitaré diez voluntarios que se retiren del salón.
(Si el grupo es pequeño pueden ser menos. Una vez que se retiraron se saca la lámina y se
hace entrar al primero. Se le muestra la lámina y se le pide que la mire detenidamente durante
un minuto. Luego, sin ver más la figura, debe contarle al segundo participante que acaba de
entrar, lo que vio en la lámina. Este a su vez deberá relatárselo al tercero y así sucesivamente.
Luego se comparará el relato del último con lo que la lámina muestra. La diferencia suele ser
asombrosa).
Periodista: Realmente es asombroso lo que acaba de hacer. ¿Cómo logra hacerlo solo?
Chisme: En realidad no trabajo solo, tengo dos ayudantes inseparables. ¿Me permite que se los
presente?
Periodista: ¡Por supuesto! Que pasen.
(Entran Malicia y Mentira. Saludan al periodista y al chisme).
Chisme: Por favor, cuéntenles quienes son.
Malicia: Mi nombre es malicia, y soy uno de los más allegados al Sr. Chisme.
Periodista: Sra. Mentira, se la ve muy elegante. Su traje parece de la mejor calidad.
Malicia: (Se ríe). Sí, parece, pero es mentira, todo lo que ella lleva es falso.
Mentira: No todo.
Periodista: (Sonríe incrédulo). ¿Podrían contarnos cuáles son sus tareas específicas?
Malicia: Sí, apenas el Sr. Chisme comienza a trabajar, intervengo yo. Mi tarea es muy sencilla.
Cada persona tiene una cuota de malicia, aunque sea pequeña. Yo me encargo de desarrollarla,
así se facilita mucho la tarea de mi compañero.
Mentira: En efecto, cuando alguien está lleno de malicia comienza casi inmediatamente a
sospechar y a imaginar lo peor que puede acerca de su prójimo. Entre eso y la mentira hay poca
diferencia... Cuando alguien está predispuesto a pensar lo peor de otro, mentir cuesta
poco. Inconscientemente muchos chismes comienzan así.
Malicia: Otra manera en que interviene la mentira es exagerando.
Mentira: ¡Claro! A veces el chisme comienza con algo de verdad. Pero se le van agregando
cosas, hasta hacerlo tan malo como lo que se quiere oír o decir.
Periodista: Su sistema de trabajo es realmente admirable, pero, déjenme presentarle a otra
persona que también tiene mucha relación con lo que vemos y decimos de los demás. Se trata
de mi amiga verdad. (Entra verdad).
Chisme: (Se irrita y se pone de pie). ¡No Señor! Si entra esa yo me voy.
Periodista: Por favor, no se vaya. Queremos que se conozcan.
Chisme: ¡Ya le he dicho que si ella entra yo salgo! Se va ella o me voy yo.
Periodista: Por favor, seamos razonables.
Chisme: No (mirando a malicia y a mentira) Vamos. (Se retiran los tres. Verdad queda hablando
con el periodista).
Periodista: Qué pena, iba a ser una confrontación interesante.
Verdad: No te preocupes. Siempre pasa lo mismo. Chisme no puede ni verme, no soporta mi
presencia.
Periodista: Por lo visto, tiene miedo. ¿Cómo lograste que te respete?
Verdad: No sé si me respeta. Lo único que sé es que he logrado apartarlo de mi vida.
Periodista: ¿Cómo?
Verdad: Gracias a algunos consejos que Salomón nos dejó. Por ejemplo, en Proverbios 12:20
se nos dice que una manera eficaz de prevenir el chisme es esta: “Engaño hay en el corazón de
los que piensan el mal; pero alegría en el de los que piensan en el bien”.
Si pensamos siempre lo mejor de los demás, no solo evitaremos el chisme, sino que también
seremos más felices. Pero, especialmente debemos pedirle a Dios que nos libre de la tentación,
ya que a veces puede resultar muy agradable chismear. Como dice Proverbios 26:22: “Las
palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas”.
Finalmente, si buscamos siempre la verdad y lo mejor para nuestro prójimo, desterraremos
definitivamente el chisme de nuestras vidas y de nuestra comunidad, ya que “sin leña se apaga
el fuego; y donde no hay chismosos, cesa la contienda”. (Proverbios 26:20).
Periodista: Muchas gracias por abrir nuestros ojos a una realidad tan cercana a nosotros y a la
vez tan inadvertida. Gracias por enseñarnos a superar el problema del chisme. (Tomando la
manzana destrozada) porque veo que a nadie le gusta dejar a su prójimo como esta en la
manzana

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