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GUÍA DE USO DE ESTEROIDES
SISTÉMICOS Y DE DEPÓSITO
Guía de uso de esteroides
sistémicos y de depósito
Editorial
Alfil
Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito
ISBN 978–607–8045–82–2
Dirección editorial:
José Paiz Tejada
Editor:
Dra. Carmen Ayza Merino, Dra. Ana Teresa Cantú Ruiz
Revisión editorial:
Irene Paiz, Berenice Flores
Revisión técnica:
Dr. Jorge Aldrete Velasco, Dr. Jorge Olvera Salinas
Ilustración:
Alejandro Rentería
Diseño de portada:
Arturo Delgado
Impreso por:
Solar, Servicios Editoriales, S. A. de C. V.
Calle 2 No. 21, Col. San Pedro de los Pinos
03800 México, D. F.
Mayo de 2012
Esta obra no puede ser reproducida total o parcialmente sin autorización por escrito de los editores.
V
VI Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Colaboradores)
VII
VIII Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Contenido)
DEFINICIÓN
Son hormonas sintéticas o semisintéticas que poseen una acción antiinflamatoria potente
y son utilizadas en un amplio grupo de enfermedades, como asma, artritis reumatoide, en-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
1
2 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 1)
PRODUCCIÓN
Secreción y regulación
Entre 75 y 80% del cortisol secretado circula en el plasma unido a transcortina, una
a2–globulina que se une específicamente al glucocorticoide. La secreción sigue un ritmo
circadiano que alcanza una concentración máxima en plasma entre las 8 y las 10 p.m. Los
GC secretados por la suprarrenal tienen un mecanismo de retroalimentación con el cual
suprimen la secreción de corticotropina y ACTH.
Los glucocorticoides sintéticos son más potentes y tienen menos efecto mineralocorti-
coide que el cortisol, por lo que podrían tener mecanismos diferentes de unión a la globuli-
na, metabolismo tejido–específico, afinidad a los receptores de glucocorticoide e interac-
ción con factores de transcripción que los corticosteroides endógenos.1
MECANISMO DE ACCIÓN
Cerebro
Sistema
inmunitario
Tálamo
Hipotálamo
Horm. lib. de Timo
corticotropina
Leucocitos
Cerebelo
Hipófisis anterior
Corticotropina
Cortisol
Glándula
suprarrenal Sistema
Ganglio de cardiovascular
la raíz dorsal
Hígado
Raíz ventral Tejido
Ganglio adiposo
Sistema
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
simpático musculosquelético
Receptores
del dolor
pecíficos.6 Pueden circular en forma libre o unidos a globulinas. La forma libre corresponde
a su difusión a través de la membrana plasmática para unirse a receptores de alta afinidad
que se localizan en el citoplasma, conocidos como receptores de glucocorticoides.1
4 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 1)
Receptor de glucocorticoides
El receptor de GC se localiza en el citoplasma de las células blanco. Una vez que el corti-
sol se une a su receptor desencadena una serie de reacciones sobre varias moléculas.3 El
receptor de GC está involucrado en la regulación general de la homeostasis y el control
de las vías de estrés de origen diverso; puede ser encontrado en casi todos los tejidos del
cuerpo.7 Los efectos antiinflamatorios e inmunomoduladores de los GC son mediados
predominantemente por mecanismos genómicos. La unión con su receptor en el citosol
induce transactivación o transrepresión, sea que estimule o que inhiba la síntesis de pro-
teínas reguladoras. Hay una relación estrecha entre la dosis de GC y las acciones celulares
(cuadro 1–1).8 Se ha demostrado que cuando el complejo formado por el cortisol y su re-
ceptor glucocorticoide entra en la célula puede actuar mediante los siguientes mecanis-
mos:
Glucocorticoide
mecanismos no genómicos
Mecanismos
genómicos
mGCR
Membrana
plasmática III IV
Citosol mGCR mediado Mediado por
HSP cGCR por receptores de interacciones
HSP membrana no específicas
II
HSP cGCR
mediado por
Núcleo HSP efectos no
genómicos Efectos anti-
I
inflamatorio,
cGCR mediado inmunomodulador
por efectos y otros
genómicos
cGCR
Figura 1–2. Mecanismos de acción de los glucocorticoides. Una vez que atraviesan la
membrana celular se unen a los receptores de glucocorticoides ubicados en el citosol
(cGCR). Posteriormente pueden ejercer sus efectos por mecanismos genómicos (I) o
no genómicos (II). Asimismo, pueden interactuar con receptores de membrana específi-
cos (mGCR) o mediante interacciones no específicas con membranas celulares (IV).
HSP: proteína de choque térmico. Tomada de la referencia 8.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Efectos fisiológicos
Varios de los efectos de los GC se correlacionan con la dosis y la duración del tratamiento.
En el cuadro 1–3 se muestran los efectos fisiológicos.
Es fundamental conocer los efectos que los GC tienen sobre la función celular, debido
a la inhibición directa sobre muchas de ellas.
Eosinófilos: son inhibidos directamente por los GC a través del bloqueo de colonias
de granulocitos–macrófagos e IL–5, disminuyendo su sobrevida. Se ha observado que
después de usar GC inhalado hay una marcada reducción de eosinófilos.
3. Efecto de los b2–agonistas: se ha observado que las altas dosis del broncodilatador
podrían interferir con el efecto antiinflamatorio, sobre todo ante la presencia de
asma.3
REFERENCIAS
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Koopman WJ, Moreland LW: A textbook of rheumatology. 15ª ed. Lippincott Williams &
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En: Ventura RL: Uso racional de esteroides en enfermedades reumáticas México, Alfil,
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corticoid receptor down–regulation by glucocorticoids. J Biol Chem 263;6:2581–2584.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
10 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 1)
2
Clasificación e indicaciones de
los glucocorticoides
Lucio Ventura Ríos
Los glucocorticoides (GC) se clasifican de acuerdo con su vida media biológica, lo cual
se define como el tiempo que tardan en inhibir la hormona adrenocorticotrópica (ACTH).
El cortisol liberado por la corteza suprarrenal tiene una vida media plasmática de 90 min
aproximadamente; éste es el tiempo que tarda en disminuir 50% de su nivel en plasma,
permaneciendo entre 8 y 12 h. La clasificación comprende tres grupos:
11
12 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 2)
1. Tipo de GC:
En relación con el tipo de GC es fundamental saber la diferencia que existe entre
cada uno de ellos, dado que su potencia antiinflamatoria y mineralocorticoide, vida
media y tiempo de administración pueden variar según la patología a tratar.
2. Dosis:
La dosis define la fuerza de los efectos farmacológicos y los efectos adversos. La
saturación de los receptores de GC es mayor con las dosis mayores, por lo que las
dosis altas durante un tiempo prolongado aumentan la prevalencia de efectos adver-
sos.
3. Vía de administración:
Es fundamental especificar la vía de administración (oral, inhalado, intravenoso,
intramuscular o intraarticular), puesto que los efectos de los GC podrían variar. En
la articulación se pueden administrar dosis altas de GC específicos.3
S Vía oral: la mayoría de los GC se absorben bien a través del tracto gastrointesti-
nal y en general tardan alrededor de 30 min en ser detectados en la circulación.
S Vía intravenosa: es la vía de elección para emergencias o para la administra-
ción de pulsos.
Clasificación e indicaciones de los glucocorticoides 13
S Vía intramuscular: esta vía está limitada por la falta de capacidad del músculo
para metabolizar los GC, por lo que los valores plasmáticos pueden variar de-
pendiendo del tipo administrado.
S Vía intraarticular: la absorción es muy variable. Si se busca una acción local,
los GC deben ser insolubles para disminuir la absorción sistémica y mantener
altas concentraciones en el espacio intraarticular; generalmente se usan acetato
de hidrocortisona y hexacetónido de triamcinolona.
S Vía tópica: se debe asegurar que el GC alcance la capa de células escamosas de
la epidermis; los más eficaces son los preparados lipofílicos, como el acetato de
triamcinolona. Se puede provocar atrofia dérmica, equimosis, púrpura, estrías
y dermatosis, además de síndrome de Cushing. La absorción varía de acuerdo
con la zona anatómica en la que se aplica, siendo de mayor a menor en las áreas
intertriginosas, la frente, la piel cabelluda, la cara y el antebrazo. Las áreas des-
camadas o inflamadas absorben mejor.
S Inhalada: se usan como broncodilatadores el dipropionato de beclometasona,
la budesonida o el propionato de fluticasona. Éstos pueden tener efectos sistémi-
cos.4
4. Duración:
Se deben considerar el momento de la administración, la frecuencia, la duración y
la dosis acumulativa.
S Momento de la administración: en personas sanas, sin estrés, el cortisol se se-
creta de acuerdo con un patrón circadiano (cenit entre 6 y 8 AM, y nadir a las
12 PM) bajo la influencia de la ACTH. En los pacientes con estrés intenso o pro-
cesos inflamatorios graves aumenta la producción de cortisol, por lo que se pier-
de la variación diurna de la secreción debido a un aumento de la hormona libera-
dora de corticotropina. La administración de GC entre las 6 y las 8 AM no es
óptima en los pacientes con artritis reumatoide, porque las hormonas y varias
enzimas inflamatorias se elevan durante la noche causando una secreción inade-
cuada de cortisol que favorece los síntomas matutinos. Las dosis bajas de GC
administrados a las 2 AM tienen efectos favorables sobre la rigidez y el dolor
articular matutino;5 sin embargo, hay estudios que muestran resultados diferen-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
tes. Por ejemplo, un estudio doble ciego incluyó a 12 pacientes con artritis reu-
matoide que tomaban dosis de entre 5 y 6 mg de prednisolona al día a las 8, 13
y 23 h; cada uno de ellos fue estudiado en cada uno de los tres regímenes para
investigar el control de síntomas y eventos adversos, así como el ritmo circadia-
no en cuanto a signos y síntomas. Los ritmos circadianos en cuanto a la inflama-
ción de los dedos y la fuerza de presión fueron similares en cada régimen. Se
concluyó que una dosis de prednisolona parece ser tan efectiva como una dosis
nocturna o una dosis dividida. Por lo anterior, se consideró razonable iniciar la
terapia con un régimen matutino. No se evidenció supresión adrenopituitaria.6
Se requieren más estudios para establecer la eficacia y la seguridad en estas
condiciones.3
S Frecuencia: es recomendable establecer con qué frecuencia se va a administrar
el GC.
14 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 2)
S Dosis acumulada: muchos de los efectos adversos de los GC, como la intoleran-
cia a la glucosa o la osteoporosis, se relacionan con el tiempo de exposición. De-
bido a la variación que existe entre cada persona, el grado y el tipo de afección
de las diferentes enfermedades inflamatorias en las que se usan los G,C es difícil
establecer de manera categórica las dosis y el tiempo de administración.
Se debe evaluar frecuentemente la eficacia del tratamiento de acuerdo con los objetivos
establecidos al inicio del mismo. En ocasiones hay que ajustar la dosis porque hay variabi-
lidad individual. El fármaco se debe suspender si no se alcanza el objetivo terapéutico,
si aparecen complicaciones o si se ha alcanzado el máximo beneficio. Siempre se debe
respetar el principio de emplear la mínima dosis necesaria durante el menor tiempo posi-
ble.4
INDICACIONES
PRINCIPALES GLUCOCORTICOIDES
DE ACCIÓN SISTÉMICA
Se sugiere considerar tres puntos cuando se intenta suspender el tratamiento con GC:
Los pacientes que hayan tomado más de 10 mg de prednisona durante más de dos semanas
pueden necesitar GC en situaciones de estrés hasta seis meses después de suspender el
fármaco.1
CONCLUSIONES
Los GC son los fármacos con mayor potencia antiinflamatoria, por lo que se administran
en una gran variedad de enfermedades. Es primordial conocer su mecanismo de acción,
las dosis, la vía de administración, la duración de la administración y el tipo específico
de GC, con la finalidad de darles un uso racional y reducir los efectos adversos en la mayor
medida posible.
REFERENCIAS
1. Álvarez HE: Glucocorticoides. En: Ventura RL: Uso racional de esteroides en enfermeda-
des reumáticas. México, Alfil, 2011:5–48.
2. Buttgereit F, Straub R, Wehling M, Burmester GR: Glucocorticoids in the treatment of
rheumatic diseases. Arthritis Rheum 2004;50;3048–3417.
3. Buttgereit F, da Silva JAP, Boers M, Burmester GR, Cutolo M et al.: Standardized no-
menclature for glucocorticoid dosages and glucocorticoid treatment regimens: current
questions and tentative answers in rheumatology. Ann Rheum Dis 2002;61:718–722.
Clasificación e indicaciones de los glucocorticoides 17
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53:9–18.
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pharmacodynamic effects of deflazacort and prednisolone in healthy subjects. Eur J Clin
Pharmacol 1996;51:53–57.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
18 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 2)
3
¿Cómo evitar los efectos adversos?
Lucio Ventura Ríos
El uso de glucocorticoides (GC) podría ser restringido por el desarrollo de eventos adver-
sos. Es común que se considere que dichos efectos sólo se presentan con dosis altas (> 30
mg/día de prednisona o equivalente); sin embargo, se pueden presentar con dosis meno-
res.1 En un metaanálisis en el que se revisó sistemáticamente el reporte de eventos adver-
sos con dosis bajas e intermedias de esteroide (w 30 mg/día de prednisolona o equivalen-
te) para enfermedades inflamatorias durante más de un mes se observó un riesgo general
de sufrir eventos adversos de 150/100 años–paciente. Hubo variaciones en el riesgo de-
pendiendo del tipo de enfermedad; por ejemplo, se observó mayor riesgo en los pacientes
con enfermedad inflamatoria intestinal, seguida de polimialgia reumática y de artritis reu-
matoide (AR) en menor grado (555/100, 80/100 y 43/100 personas–año, respectivamen-
te). Las diferencias entre las distintas enfermedades fueron determinadas por las caracte-
rísticas de los pacientes y de los estudios. Por ejemplo, los pacientes con enfermedad
inflamatoria intestinal tomaban mayores dosis de esteroides y el seguimiento fue a corto
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
plazo, mientras que los pacientes con AR fueron tratados con dosis menores y seguidos
durante un mayor plazo. En este metaanálisis no se incluyeron pacientes con asma o en-
fermedad pulmonar obstructiva crónica, quizá porque este tipo de pacientes usan GC du-
rante lapsos cortos (w 1 mes).2 En el cuadro 3–1 se muestran los efectos adversos más
frecuentes observados en esta revisión.
Los efectos adversos de los GC tienen una relación directa con la dosis y el tiempo de
administración.3
La información obtenida de una base de datos de Centros Colaborativos de AR en Ale-
mania en 779 pacientes con uso continuo (durante por lo menos seis meses) de glucocorti-
coides mostró una tendencia lineal para desarrollar algunos efectos adversos con el incre-
mento de las dosis de GC, como fascies de Cushing, equimosis, trastornos del sueño y de
la piel y micosis (figura 3–1).
19
20 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 3)
50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
Cushing Edema Alteraciones
Equimosis Micosis de piel Trastornos
Sin GC en 12 meses, n = 307 de sueño
< 5 mg/día, n = 101
5 a 7.5 mg/día, n = 281 > 6 meses
> 7.5 mg/día, n = 90
Figura 3–1. Aumento lineal de efectos adversos con el incremento en la dosis de gluco-
corticoides (GC). Modificado de Huscher D, Thiele K, Gromnica Ihle E, Hein G, Demary
W et al.: Dose–related patterns of glucocorticoid–induced side effects. Ann Rheum Dis
2009;68:1119–1124.
¿Cómo evitar los efectos adversos? 21
EFECTOS GASTROINTESTINALES
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Úlcera péptica
no lo usan (1.8, IC 95%, de 1.3 a 2.4).5 Es importante ser cuidadoso con el uso concomi-
tante de GC y AINE.
Pancreatitis
Aunque hay evidencia experimental y estudios post mortem que sugieren que los GC au-
mentan el riesgo de pancreatitis, sobre todo en los pacientes con lupus eritematoso sisté-
mico (LES) y vasculitis,6 los estudios clínicos controlados no han mostrado un incremen-
to en la incidencia de pancreatitis en los pacientes con LES.7
EFECTOS DERMATOLÓGICOS
Fascies de Cushing
La manifestación que más se atribuye a los GC es la fascies de Cushing, la cual se desarro-
lla en 13% de los pacientes que reciben entre 4 y 12 mg de triamcinolona durante 60 días
o menos.8 En general se acepta que la exposición a 5 mg/día o más de prednisona o equiva-
lente durante un año o más provoca esta fascies,9 la cual comienza a ser evidente después
de al menos un mes de iniciado el tratamiento con GC.10
Osteoporosis
Es probablemente la manifestación adversa más frecuente del uso crónico de GC; está
determinada por el tiempo y la dosis. Algunos estudios sugieren que 7.5 mg o menos de
¿Cómo evitar los efectos adversos? 23
prednisona al día son seguros para evitar la osteoporosis; sin embargo, en un estudio en
pacientes que recibieron 7.5 mg de prednisolona durante 20 semanas se mostró pérdida
de 9.5% de hueso trabecular espinal.14 Una dosis de alrededor de 9 mg de prednisona o
equivalente al día induce una pérdida ósea de la cadera y la columna de 1.5% por año.15
En general se acepta que el uso crónico de GC aumenta dos veces el riesgo de osteopo-
rosis en AR.16
Osteonecrosis
La necrosis avascular del hueso es considerada una de las consecuencias del uso de dosis
altas de GC; no obstante, aún hay controversias acerca de la dosis que la provoca, la vía
de administración, la duración del tratamiento y los factores del paciente que incrementan
los riesgos para su desarrollo.17 Un estudio en pacientes que recibían terapia de reemplazo
de GC mostró que 2.4% de los pacientes tuvieron osteonecrosis;18 sin embargo, los datos
disponibles acerca del uso de dosis bajas son escasos.
Miopatía
La miopatía crónica por esteroides se sospecha con frecuencia, pero rara vez es demostra-
da, debido a que el cuadro clínico puede ser difícil de distinguir de las manifestaciones
propias de la enfermedad subyacente, como podrían ser la miopatía inflamatoria o la artri-
tis reumatoide.19 Con base en la poca información disponible y en la experiencia de algu-
nos autores, se considera que la miopatía es extraordinariamente rara con dosis menores
de 7.5 mg/día de prednisolona o equivalente.13
Psicosis
La psicosis por esteroides guarda relación con la dosis, como se demostró en un estudio
en el Boston Cooperative Drug Surveillance Program en 718 usuarios de prednisona, ob-
servándose una frecuencia de 1.3% con 40 mg al día, de 4.5% con 41 a 80 mg/día y de
más de 18% con dosis mayores.20 Con dosis menores de 20 mg de prednisona no se han
reportado casos de psicosis. La psicosis inducida por GC es rara con dosis bajas.21
Los GC se pueden asociar a una amplia variedad de alteraciones, como depresión, euforia,
irritabilidad, labilidad emocional, ansiedad y fallas en la memoria. Se desconoce la inci-
24 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 3)
dencia de estos efectos, al menos en los pacientes reumáticos, pero se sabe que están rela-
cionados con dosis altas de GC (alrededor de 80 a 160 mg/día).22
Otras manifestaciones son la acatisia y el insomnio, que habitualmente se presentan
con dosis mayores de 7.5 mg/día. Aunque un buen porcentaje de pacientes manifiestan
una sensación de bienestar cuando inician con dosis bajas de GC, independientemente de
la mejoría de su enfermedad, a largo plazo predominan los efectos adversos. Las dosis
nocturnas alteran la variación diurna de los niveles de GC endógenos y condicionan in-
somnio, por lo que es conveniente valorar el riesgo–beneficio de administrarlos en este
horario.23
Infecciones
SISTEMA CARDIOVASCULAR
Dislipidemia
Varios estudios en pacientes con LES han mostrado que las dosis mayores de 10 mg/día
de prednisona se asocian a hipercolesterolemia.38 Por otra parte, se ha observado que la
actividad inflamatoria de la AR altera desfavorablemente el perfil de lípidos en suero,
mientras que el tratamiento para controlar la inflamación (incluyendo GC) puede revertir
los cambios.39
Hipertensión arterial
La hipertensión arterial que se desarrolla en 20% de los usuarios de GC43 es una manifes-
tación dependiente de la dosis. Se ha propuesto que las dosis mayores de 7.5 mg/día po-
26 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 3)
drían inducirla, aunque aún existe controversia.13 Se considera que la susceptibilidad in-
dividual y algunos factores, como la cifra basal de tensión arterial (TA), la función renal,
las enfermedades y los fármacos concomitantes, son los que pueden influir en el incre-
mento de la TA más que los GC solos.43
Efectos oftalmológicos
La catarata subcapsular posterior se observa en 15% de los pacientes que toman al menos
6 mg de prednisona al día.16
Glaucoma
1. Los efectos adversos del tratamiento con GC podrían ser discutidos con el pacien-
te antes de iniciar la terapia. Incluso si los GC son utilizados durante un tiempo
¿Cómo evitar los efectos adversos? 27
prolongado se sugiere usar una tarjeta especificando la fecha de inicio, la dosis ini-
cial, las reducciones y el régimen de mantenimiento.
2. La dosis de inicio, las dosis de reducción y las dosis a largo plazo dependen de la
enfermedad reumática subyacente, la actividad de la enfermedad, los factores de
riesgo y la respuesta de cada paciente.
3. Se deberían considerar la comorbilidad (hipertensión arterial, diabetes, úlcera
péptica, fracturas recientes, catarata o glaucoma, infecciones crónicas, dislipide-
mia y uso de AINE) y los factores de riesgo para eventos adversos cuando se deci-
da iniciar la administración de un GC.
4. Cuando se usan GC durante un tiempo prolongado se puede usar la dosis mínima
y suspender en caso de remisión o baja actividad de la enfermedad. Se deben eva-
luar las razones para continuar el tratamiento esteroideo.
5. Es necesario monitorear el peso corporal, la tensión arterial, el edema periférico,
la insuficiencia cardiaca, los lípidos en suero, la glucosa en sangre y orina, y la pre-
sión intraocular, dependiendo del riesgo individual de cada paciente durante el tra-
tamiento.
6. Si un paciente consume más de 7.5 mg de prednisona al día durante más de tres
meses se le debe prescribir calcio y vitamina D para evitar la osteoporosis. El trata-
miento con antirresortivos (alendronato, risedronato, ibandronato y ácido zole-
drónico) dependerá de los factores de riesgo que tenga del paciente (masa ósea dis-
minuida, sexo femenino, posmenopausia y bajo índice de masa corporal).
7. Los pacientes que toman AINE en forma concomitante con GC podrían recibir un
inhibidor de la bomba de protones o misoprostol, o alternativamente podrían cam-
biar a inhibidor selectivo de la ciclooxigenasa.
8. Todos los pacientes que usen GC durante más de un mes y sean sometidos a ma-
nejo quirúrgico deben recibir terapia de reemplazo con GC para evitar la insufi-
ciencia adrenal. En los procedimientos que inducen estrés físico moderado se re-
comiendan 100 mg de hidrocortisona por vía intravenosa para cirugía mayor, 100
mg de hidrocortisona antes de la anestesia y cuatro dosis cada ocho horas después
de ella.50
9. Los GC durante el embarazo no constituyen un riesgo adicional para la madre y el
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
producto. La dexametasona puede ser usada para tratar ciertas condiciones del feto,
como la inducción de madurez pulmonar; no es metabolizado por la placenta. La
prednisona, la prednisolona y la metilprednisolona son preferidas para las alteracio-
nes maternas, dado que sólo 10% de la dosis materna es transferida al producto.51
10. Los niños que reciben GC deberían ser valorados periódicamente para observar
el crecimiento lineal y considerar el reemplazo de la hormona de crecimiento en
caso de retardo.
Estas recomendaciones tienen ciertas limitaciones debido a que la mayoría de ellas están
basadas en opiniones de expertos (grado IV) ante la falta de evidencia de ensayos clínicos
aleatorizados de eventos adversos.
Entre las guías de tratamiento de la artritis reumatoide en relación con los GC se ha
considerado que la adición de dosis bajas o moderadamente altas proporciona beneficios
28 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 3)
como “terapia puente” (tratamiento inicial para reducir la inflamación mientras empiezan
a actuar los fármacos modificadores de la enfermedad), pero se deben suspender tan pron-
to entren en remisión o se observe una baja actividad de la enfermedad.52
CONCLUSIÓN
Como se sabe, los efectos adversos de los GC son frecuentes; algunos se pueden prevenir
(p. ej., la osteoporosis), pero otros no (p. ej., la necrosis aséptica). Para evitar la aparición
de los efectos deletéreos los GC se deben usar sólo cuando se encuentren estrictamente
indicados, debiendo considerar las dosis más bajas posibles y durante el menor tiempo
posible.
REFERENCIAS
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4
Uso de esteroides en enfermedades
del sistema musculosquelético
PATOLOGÍA DE CADERA
Estructuras óseas
La cadera es una articulación sinovial con una movilidad multiaxial en los planos sagital,
transverso y frontal. La movilidad requerida para realizar la actividad diaria incluye una
flexión de 120_, una abducción de 20_ y una rotación de 20_.
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31
32 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
Cápsula articular
Musculatura de la cadera
Bursa
Una bursa facilita el paso de los tejidos blandos sobre áreas de fricción. Puede resultar
afectada por cualquier proceso inflamatorio que podría involucrar la articulación, como
la sinovitis por cristales, la infección o enfermedad inflamatoria sistémica, así como por
un trauma o microtraumas repetitivos.
La bursa trocantérica se encuentra entre el glúteo mayor y posterolateral al trocánter
mayor. La bursa del iliopsoas se encuentra entre la cápsula articular y el tendón del mis-
mo. La bursa isquioglútea se encuentra entre el glúteo mayor y la tuberosidad isquiática.
Evaluación clínica
Un dolor de cadera podría ser inespecífico e incluir diferentes localizaciones, como la co-
lumna baja, el anillo pélvico y la superficie anterior del muslo.
Las patologías intraarticulares a menudo causan dolor en la ingle con irradiación oca-
sional a la rodilla; es igualmente común la irradiación al muslo anterior, medial o lateral.
La causa más común del dolor lateral es una bursitis trocantérica. El dolor posterior en
la región glútea o el muslo podría atribuirse a patología lumbar o sacroiliaca.
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 33
El cuadro 4–1 muestra una clasificación de las patologías que causan dolor de la ca-
dera.
La capacidad del paciente para realizar actividades funcionales es la mejor forma de valo-
rar la severidad del dolor, considerando las funciones ocupacionales y recreativas.
La característica del dolor permite diferenciar un proceso degenerativo avanzado que
causa dolor en reposo de una lesión de tejidos blandos que causa dolor relacionado con
una actividad mecánica.
De igual importancia es averiguar los factores que agravan o disminuyen el dolor. Si
persiste con el reposo se podría sospechar la presencia de un proceso infeccioso o inflama-
34 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
torio. La rigidez matutina que mejora con la actividad indica una artropatía inflamatoria.
Un dolor que se agrava en la posición de decúbito lateral es sugestivo de una bursitis tro-
cantérica, mientras que un dolor en el glúteo que aumenta al sentarse sugiere una bursitis
isquioglútea.
Si aumenta con cualquier actividad muscular y mejora con el reposo se debe sospechar
una etiología vascular. Un dolor glúteo con irradiación puede indicar una patología lum-
bar, particularmente si disminuye con la flexión y si no se resuelve de forma inmediata
con el reposo.
Se deben considerar los factores médicos de patologías en la cadera, por ejemplo, his-
toria de trauma, uso de corticosteroides, consumo de alcohol, coagulopatías, enfermeda-
des autoinmunitarias e inflamatorias o antecedentes de malignidad.
Preparación de corticosteroides
Contraindicaciones
Reacciones adversas
Técnicas de infiltración
Articulación coxofemoral
Se coloca al paciente en decúbito supino. El punto de entrada se localiza en el cuadrante
inferomedial que se forma al trazar dos líneas imaginarias perpendiculares entre sí. La
línea vertical pasa por la espina iliaca anterosuperior y la horizontal por el trocánter ma-
yor. En el punto de intersección se confirman los latidos de la arteria femoral. La articula-
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Bursitis trocantérica
Se coloca al paciente en decúbito lateral sobre el lado sano con la cadera afectada en fle-
xión de 45_. Se palpa en busca del punto de máximo dolor sobre el trocánter mayor y se
introduce la aguja en dirección perpendicular al plano cutáneo.
Bursitis isquioglútea
Se coloca al paciente en decúbito prono o lateral, con la cadera flexionada y el lado afecta-
do más elevado. Se introduce la aguja en dirección perpendicular al plano cutáneo hasta
llegar a la tuberosidad isquiática.
36 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
Meralgia parestésica
Con el paciente en decúbito supino y los miembros pélvicos en extensión se localiza el
punto sensible en el tercio proximal del fémur, a unos 10 cm por debajo y por dentro de
la espina iliaca anterosuperior.
Coxis
Con el paciente en decúbito prono y con los talones en rotación externa, para conseguir
la separación de los glúteos, justo por encima de la apófisis, se inserta la aguja en posición
transversal hasta contactar con el hueso.
LUMBALGIA
Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de
Dios es más fuerte que la fuerza de los hombres
1 Corintios 1:25.
Introducción
Cada vez que tengo la oportunidad de hablar de este tema que me apasiona tanto viene
a mi mente mi maestro, el Dr. Gerardo Rodríguez Duarte, quien me transmitió no sólo los
conceptos básicos del diagnóstico y el tratamiento de la patología de la columna vertebral,
sino también la experiencia de 30 años trabajando en esta área de la ortopedia y la trauma-
tología.
Si por un momento reflexionamos sobre la causa principal por la que un paciente acude
a los profesionales de la medicina, la respuesta es sencilla: el dolor; aunque este síntoma
es producto de una serie de mecanismos de defensa en una etapa inicial, cuando se prolon-
ga en el tiempo aparecen en el escenario una serie de aspectos mucho más importantes
que deben ser evaluados. Esto es lo que se conocen como “consecuencias” del dolor cróni-
co, en el que las implicaciones personales (físicas, emocionales, psicológicas y espiritua-
les), familiares, laborales y sociales desempeñan un papel determinante en el manejo de
este tipo de pacientes.
La importancia de establecer un diagnóstico de certeza y el manejo adecuado del dolor,
en este caso lumbar, o cualquiera que fuera su localización, radica en que estrechamente
unido al dolor físico propio de alguna condición patológica se encuentra el “sufrimiento”
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 37
que experimenta el paciente, mismo que muchas veces es más difícil de tratar. Es precisa-
mente este sufrimiento el que en ocasiones lleva al paciente a estados depresivos, a senti-
mientos de minusvalía y de incomprensión por parte de familiares y amigos, lo cual repre-
senta un gran reto para el personal médico en cuanto al diagnóstico y el tratamiento.
Por eso no puedo menos que dar gracias a Dios por la hermosa vocación de servicio
a la que nos ha llamado, misma que nos permite formar parte de este proceso de salud–en-
fermedad para intervenir en su correcta prevención, diagnóstico y tratamiento, sin olvidar
jamás la medicina humanista bajo el principio primum non nocere (primero no hacer
daño). Esta vocación exige, además, asumir la responsabilidad de adquirir los conoci-
mientos, habilidades y destrezas necesarios para llevar a cabo nuestra labor con ética, pro-
fesionalismo y la dignidad que merecen nuestros pacientes.
la ausencia de causa evidente (13%). De acuerdo con Manchikanti, el dolor crónico con
hernia discal y radiculopatía sin respuesta al tratamiento conservador incluye faceta
(40%), dolor discógeno (26%), sacroiliaca (2%), radicular (13%) y ausencia de causa
aparente (19%).18
Todos los estudios anatómicos que buscan encontrar el origen del dolor llevan a la re-
flexión de que el hallazgo mediante imagen de alguna patología en la columna vertebral
lumbar no significa que ésta sea la causa del dolor que experimenta el paciente. Por eso
el interrogatorio sobre la semiología del dolor y los resultados de la exploración clínica
son fundamentales. También se hablará de la sensibilidad y la especificidad de las diferen-
tes pruebas diagnósticas que la literatura basada en evidencias considera que aportan ma-
yor confiabilidad para establecer el diagnóstico correcto en este tipo de pacientes.
En este capítulo se tocarán sólo los aspectos más relevantes de este diagnóstico sindro-
mático, mediante el análisis de las dos etiologías más frecuentes: el dolor de origen faceta-
rio (articular) y el de origen discal, así como de la hiperlordosis de origen mecanopostural,
que por la fácil intervención a nivel preventivo se considera importante abordar.
Introducción
Las facetas articulares forman las articulaciones posterolaterales que conectan el arco de
una vértebra con el arco de la vértebra adyacente. Como articulaciones sinoviales verda-
deras cada faceta tiene un espacio articular (que puede contener entre 1 y 1.5 mL de líqui-
do sinovial), una membrana sinovial, superficies de cartílago hialino y una cápsula fibro-
sa. Cada faceta recibe una inervación dual: de la rama medial proveniente del ramo
primario del mismo nivel y otra del nivel superior a la faceta. Los estudios histológicos
demuestran que las facetas articulares se encuentran inervadas con terminaciones encap-
suladas (Ruffini y Paccini), no encapsuladas y nerviosas libres, por lo que son capaces de
transmitir no sólo información nociceptiva, sino que tienen una función propioceptiva (a
través de la cápsula articular) (figura 4–1).
La primera persona que incorporó el concepto de que la faceta articular (zygoapofi-
seal) es una estructura que puede originar dolor a nivel lumbar fue Goldthwait, en 1911.
Unos años después Putti sugirió que la inflamación de esta estructura anatómica puede
provocar dolor ciático por la irritación de las raíces nerviosas.19 El dolor se puede irradiar
a las regiones glúteas o proximales de los muslos con un patrón seudorradicular, lo cual
dificulta establecer su diagnóstico de certeza (figura 4–2).20
Algunos de los factores de predisposición son la patología discal degenerativa, la edad
(cuanto mayor es la edad, mayor es la predisposición) y la espondilolistesis.
Posteriormente Ghormley acuñó el término de “síndrome facetario” para referirse al
dolor de origen articular a nivel lumbosacro, con o sin irradiación al trayecto ciático, pos-
terior a un esfuerzo con rotación del tronco.
A pesar de ser una de las causas más frecuentes de dolor lumbar, el síndrome facetario
no es de fácil diagnóstico. Por ello es importante hacer tres consideraciones generales an-
tes de iniciar con los detalles de esta etiología:
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 39
Rama ascendente
a la faceta articular
Ramo primario
dorsal
Rama Rama
descendente lateral
a la faceta
articular
Rama
intermedia
Rama medial
Figura 4–1. Vista oblicua lateral derecha de los cuerpos vertebrales lumbares y las ra-
mas del ramo primario dorsal.
A B
C2
C2 C3 C3
C4 C6
C5
C4
C5 C7 C8
T1 C6
T2 T1
T3 T3 T2
C6 T4
T5 T5 T4
T6 T7 T6
T7 T8
C5 T8 T9
C7
T9 T10 T11
T10 L1 T12
L2 L3
T11
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
C6 L4
T12 L5
S3 S1 C6
C7 C8 L1 C7
S2 C8
L2 S4
S5
L3 S2–S3
L1
L4 S1
L5
S2 L2
L3
L5 S2
S1
S1
L4
L5 S1
L5
L4 L4
1. Las patologías que afectan las facetas articulares lumbares generalmente cursan
con dolor lumbar inespecífico e insidioso.
2. De acuerdo con las publicaciones basadas en la evidencia, el diagnóstico no puede
ser completamente establecido por el resultado de la historia clínica, el examen físi-
co y los estudios auxiliares de imagen realizados a los pacientes.
3. El procedimiento mediante el cual se puede establecer su diagnóstico con mayor
confiabilidad, de acuerdo con la literatura basada en evidencias, consiste en los blo-
queos facetarios anestésicos (con o sin corticoides de depósito) guiados por ima-
gen. Sin embargo, no es un método ampliamente accesible para todos los médicos,
independientemente de su tasa de falsos positivos.
Definición
Es el dolor lumbar que se origina en cualquier estructura que integra la faceta articular
(cápsula, membrana sinovial, superficies de cartílago hialino y articulaciones óseas), alte-
rando su anatomía y su función.
Epidemiología
De acuerdo con la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP: Internatio-
nal Association for the Study of Pain), la faceta articular es la fuente del dolor en 15 a 45%
de los pacientes con dolor lumbar crónico.20,21 Un dato que permite darse idea de lo fre-
cuente de esta patología indica que en EUA las intervenciones (terapéuticas) facetarias
representan la segunda causa más común de procedimientos realizados para el manejo del
dolor.19
La prevalencia del dolor en los procesos articulares de las facetas varía ampliamente
en la literatura, ya que va desde 5 hasta 90%; esta diferencia tan amplia se debe a la meto-
dología diagnóstica utilizada por los diferentes autores, aunque la medicina basada en
evidencias indica que el método válido y confiable para identificar el dolor de origen face-
tario es la respuesta analgésica intraarticular guiada por imagen aunque tiene un rango de
falsos positivos de 25 a 41%.
Los datos de Cohen y col. en relación con la prevalencia de dolor lumbar facetario indi-
can que va de 10 a 15%; Pang menciona que es de 24% y Manchikanti señala que es de
40%.18,19
Etiología
Las causas más frecuentes de dolor a nivel facetario lumbar son las que tienen relación
con la alteración funcional de las mismas:
S Espondiloartropatías.
S Infección (aguda o crónica): tuberculosis.
S Quistes sinoviales.
S Pinzamiento sinovial y sinovitis: vellonodular.
S Seudogota.
S Artritis inflamatorias: artritis reumatoide, espondilitis anquilosante, artritis reacti-
va, etc.
Sin embargo, se ha encontrado una asociación directa entre la edad de los pacientes, la
enfermedad degenerativa discal y la espondilolistesis, por lo que cualquiera de las causas
que provocan estas tres condiciones clínicas estará relacionada con el desarrollo de altera-
ciones en la anatomía y la función de estas articulaciones.
Fisiopatogenia
Después de realizar una búsqueda exhaustiva en relación con la faceta articular como
estructura generadora de dolor lumbar, las consideraciones sobre la función, la biomecá-
nica, los mecanismos de lesión y la fisiopatogenia, se decidió tomar como base el artículo
publicado por Cohen y col. en 2007,19 cuya revisión basada en evidencias aporta los ele-
mentos más importantes para poder hablar el tema.
En 1940 Horwitz y Smith encontraron que las facetas articulares (z–joints) en L4–L5,
tienden a estar orientadas más coronalmente (casi 70_ con respecto al plano sagital),
mientras que las facetas L2–L3 y L3–L4 se encuentran orientadas más paralelas (< 40_)
en relación con el plano sagital.
Masharawi y col. y Punjabi y col. encontraron que las facetas lumbares superiores
(desde T12 hasta L2) están orientadas más cerca del plano sagital del cuerpo vertebral
(rango de 26 a 34_), mientras que las facetas lumbares inferiores tienden a orientarse lejos
de este plano (40 a 56_). En la columna lumbar alta cerca de 80% de las facetas articulares
son curvas y 20% son planas, mientras que en la columna lumbar baja sucede a la inversa.
42 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
Mecanismo de lesión
Cuadro clínico
Anamnesis
Aunque el diagnóstico de dolor lumbar de origen facetario se establece por la respuesta
clínica del paciente (mejoría del dolor) con los bloqueos facetarios y los bloqueos del
ramo medial, la historia clínica, la exploración física y los estudios auxiliares de imagen
pueden aportar datos importantes. En relación con la anamnesis, se debe documentar el
mecanismo de lesión, buscando intencionalmente antecedentes de movimientos que ge-
neren tensión o microtrauma repetido a nivel de la faceta articular. Se deben plantear pre-
guntas en relación con el tipo de actividad laboral, física y deportiva, así como con los
traumatismos sufridos. Es fundamental realizar una buena semiología del dolor que inclu-
ya localización, irradiaciones, intensidad (p. ej., escala visual análoga, escala numérica
o cualquier otra), situaciones que exacerban o disminuyen el dolor, fenómenos que lo
acompañan, tratamiento recibido y respuesta al mismo. El dolor lumbar de origen faceta-
rio generalmente es un dolor que va de moderado a intenso, de predominio matutino, que
aumenta con el frío, la humedad, las posturas prolongadas y los esfuerzos de flexión y
rotación del tronco, y mejora con el movimiento y el calor local. Puede ir acompañado
o no de síntomas radiculares por compresión o seudorradiculares, debido a los patrones
de irradiación que caracterizan al proceso inflamatorio facetario.
Son varios los autores que han estudiado los patrones de irradiación del dolor facetario
—como Fairbank (1981)— como resultado de bloqueos anestésicos facetarios —Hel-
bing y Lee (1988). Todas las facetas articulares lumbares son capaces de producir dolor
en la ingle; las facetas lumbares altas tienden a irradiar el dolor hacia los costados (regio-
nes paravertebrales), la cadera y la zona proximal de los muslos, mientras que las facetas
inferiores irradian al muslo en las regiones lateral y posterior. Con menor frecuencia las
facetas L4–L5 y L5–S1 pueden provocar dolor que se irradia a la parte lateral y baja de
la pierna, incluso hasta el pie.
Diagnóstico
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y las oblicuas (derecha e izquierda) de columna lumbar, con el paciente de pie y des-
calzo, en chasis de 14 x 17 (en posición vertical). En un proceso inflamatorio agudo
puede no ser evidente ningún cambio radiológico; sin embargo, en un proceso infla-
matorio crónico que puede presentar los siguientes datos:
S Disminución del espacio articular.
S Presencia de osteofitos.
S Esclerosis de superficies articulares.
La prevalencia de cambios radiológicos anormales en las facetas articulares depen-
de de la edad, la presencia de síntomas, la modalidad de estudio de imagen utilizado
y los criterios considerados como anormales.
En los estudios de tomografía axial computarizada (TAC) la incidencia de enfer-
medad degenerativa facetaria tiene rangos que van de 40 a 85%.
La resonancia magnética (IRM) de columna lumbar tiene menor sensibilidad
que la TAC para detectar cambios degenerativos; sin embargo, muchos estudios
realizados en pacientes con dolor lumbar crónico encontraron que su sensibilidad
y especificidad son mayores de 90%, en comparación con la TAC. En este estudio
de imagen es posible identificar el proceso inflamatorio facetario; en algunas oca-
siones existe la presencia de quistes sinoviales, hipertrofia y artrosis facetaria, con
grados variables de compromiso hacia las salidas radiculares.
Los estudios existentes en la literatura para tratar de encontrar una asociación
entre los cambios detectados por imagen y la respuesta a inyecciones intraarticula-
res y a la denervación de la rama medial en el diagnóstico de dolor lumbar de origen
facetario concluyen que no existe una asociación o relación directa. Jackson y col.
realizaron el estudio con mayor número de pacientes, tratando de asociar los hallaz-
gos de la resonancia magnética y las inyecciones intraarticulares; Schwarzer y col.
hicieron el único estudio controlado con grupo placebo, con bloqueo del ramo me-
dial e intraarticular y asociación con los hallazgos de la tomografía.
En conclusión, se puede decir que la evidencia de la literatura existente en rela-
ción con el dolor lumbar de origen facetario indica que los estudios de imagen no
pueden sustentar este diagnóstico.
Estándar de oro. La consideración que se hacía en un inicio respecto al dolor de
origen facetario tiene su sustento diagnóstico en la realización de bloqueos diag-
nósticos, con o sin el uso de corticoides de depósito. Hoy es el método más confia-
ble y válido para determinar si la fuente del dolor lumbar efectivamente procede
de la faceta articular.8–15
3. Diagnóstico diferencial: el diagnóstico diferencial del dolor lumbar de origen face-
tario se debe hacer con las estructuras anatómicas que pueden causar dolor tanto a
nivel lumbar como en cualquiera de sus irradiaciones (región inguinal, glúteos,
muslos y piernas):
S Articulaciones sacroiliacas: la localización del dolor a la palpación es más baja
y lateral.
S Patología de cadera (p. ej., coxartrosis): el dolor se localiza en la región inguinal,
pero característicamente aumenta con los movimientos de la cadera (en especial
a la rotación).
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 45
Complicaciones
Las dos complicaciones más importantes que se observan en el síndrome facetario son
la persistencia de dolor lumbar (cronicidad) y la compresión radicular. En algunos de los
casos ambas requerirán procedimientos invasivos para su tratamiento definitivo.
Tratamiento
Existe un consenso general en relación con que el tratamiento del dolor lumbar de origen
facetario debe ser multimodal.22 Para fines de esta etiología es más conveniente dividir
el tratamiento en no intervencionista e intervencionista.
1. Tratamiento no intervencionista. No existen en la literatura estudios que evalúen
específicamente la farmacoterapia y el tratamiento no intervencionista en la artro-
patía facetaria.
S Farmacológico: los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y el acetaminofén
son ampliamente considerados como la primera línea de medicamentos, toman-
do en consideración los efectos gastrointestinales asociados a su uso. Sin embar-
go, los estudios recientes muestran también la efectividad del uso de inhibidores
de la ciclooxigenasa 2. Schnitzer y col. encontraron una fuerte evidencia que
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
apoya el uso de antidepresivos en dolor lumbar crónico, aunque no han sido estu-
diados más de ocho semanas, así como el de relajantes musculares en dolor agu-
do. El paracetamol y los AINE han mostrado su beneficio a corto plazo. Los
opioides son más efectivos que el naproxeno o el placebo para el alivio del dolor
lumbar crónico.22
S La tracción, la acupuntura, la terapia magnética y la hidroterapia mostraron ser
más efectivas que el placebo. En estudios recientes se mostró que la toxina botu-
línica por ocho semanas y la proloterapia (inyección de agentes esclerosantes)
son más efectivas que placebo.22
S Terapia física: demostró que es más efectiva que la higiene de columna; el uso
de estimulación eléctrica transcutánea no ha demostrado su eficacia.
S Estimulación del cordón medular y opioides intratecales: los estudios existentes
son descriptivos y aún no está demostrada su eficacia. Bogduk considera que de-
ben ser las últimas alternativas para ofrecerle a un paciente.
46 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
2. Tratamiento intervencionista:
S Denervación del ramo medial por radiofrecuencia: Rees la describió por primera
vez como tratamiento efectivo para el dolor lumbar de origen discógeno. Man-
chikanti hizo una evaluación crítica sobre las guías para técnicas de intervención
en dolor lumbar crónico, en la que califica este procedimiento de moderado a
fuerte; Geurts y col. indican que es moderada, Niemisto y la Revisión Cochrane
señalan que es fuerte a corto plazo, Slipman que es moderada y Boswell y Man-
chikanti que va de moderada a fuerte a corto y largo plazos.20–29
S Inyección intraarticular de esteroides: aunque continúa siendo controversial, el
resultado de estudios no controlados, en los que en la mayoría de los pacientes
el diagnóstico no fue establecido mediante bloqueo facetario, tienen resultados
favorables a largo plazo, en un rango de 18 a 63%. En los ensayos clínicos con-
trolados los resultados son mixtos; en el estudio más grande que existe en la lite-
ratura Lilius reporta que no hay diferencias significativas en la evolución de pa-
cientes con bloqueos anestésicos y con esteroides intraarticulares; sin embargo,
en el segundo estudio más grande, realizado por Carette, en el que los pacientes
recibieron bloqueos facetarios para comparar los esteroides intraarticulares y la
solución salina, se observó un beneficio estadísticamente significativo a favor
de los esteroides a seis meses del procedimiento. Cohen y col. consideran que
a mediano plazo los esteroides pueden proporcionar un alivio del dolor lumbar
de origen facetario. Los diferentes metaanálisis y revisiones sistemáticas de la
literatura califican este procedimiento de pobre a moderado a corto y largo pla-
zos. No obstante, Buenaventura hizo una revisión sistemática con metaanálisis
en la que encontró datos de fuerte evidencia (según el estudio de Dalta).15,20–29
S Psicoterapia: muchos estudios (aunque no todos) muestran que la psicopatolo-
gía no tratada tiene un impacto negativo en el resultado de los diferentes trata-
mientos. El único estudio que evalúa la influencia de la psicopatología en el re-
sultado de las intervenciones terapéuticas facetarias es el estudio realizado por
Lilius y col., quienes encontraron una fuerte asociación entre esta condición pa-
tológica y una respuesta negativa a las inyecciones perirradiculares y con este-
roides.22
Concepto
El dolor de origen discógeno es un dolor axial de más de tres meses de evolución que au-
menta con actividades de carga de peso y se alivia con el reposo. Los arcos de movilidad
se encuentran limitados por el dolor; pueden presentarse o no datos neurológicos.30
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 47
Clasificación
Aunque no existe una clasificación de este dolor en la literatura, para fines de su adecuada
comprensión puede ser clasificado en función del tiempo de evolución:
S Agudo: el que tiene un tiempo de duración de menos de seis semanas (algunos auto-
res hablan de menos de tres meses).22
S Crónico: el que tiene más de seis semanas de evolución.
Se puede utilizar otra clasificación que pudiera orientarnos un poco más en relación con
el tipo de lesión, la fisiopatogenia y el tratamiento del dolor de origen discógeno:
Debido a que el mecanismo del dolor de origen discógeno sigue siendo poco claro, su pre-
sentación es atípica y su prevalencia es alta (39%) en los pacientes con dolor lumbar, son
de gran importancia su diagnóstico y tratamiento correctos.8 Además, el dolor ciático que
puede acompañar al dolor de origen discógeno tiene una prevalencia de 14 a 40% de la
población, afectando a entre 4 y 5% a lo largo de su vida.
Etiología
Entre una gran variedad de causas, la IDD ha sido postulada como una causa importante
del dolor lumbar.15,31 Se ha estimado que la disrupción interna discal podría estar presente
en 28 a 43% de los pacientes con dolor lumbar. Este término fue acuñado por primera vez
por Crock en 1970 sobre la base de un grupo de pacientes en quienes el dolor incapacitante
de espalda y de piernas empeoraba después de la cirugía por sospecha de hernia o prolapso
discal.15,22
48 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
El disco intervertebral está compuesto por el núcleo pulposo y el anillo fibroso. El núcleo
pulposo, localizado en el centro del disco, tiene una matriz condroide de proteoglicanos
y colágena. Los proteoglicanos del núcleo tienen la capacidad de atraer y retener agua y
pueden absorber y dispersar fuerzas. De 70 a 90% del contenido del núcleo es agua. El
complejo colágena–proteoglicanos–agua permite que el disco absorba las cargas axiales
como un balón semilíquido durante la flexión, la extensión, la rotación y la flexión lateral
de la columna vertebral. No existen vasos sanguíneos en el núcleo, por lo que éste obtiene
su nutrición de las superficies de los cuerpos vertebrales adyacentes y los vasos sanguí-
neos del anillo fibroso mediante difusión y posiblemente a través de inhibición en conjun-
to con la carga compresiva.15
La parte posterior del anillo fibroso es más delgada que el resto, lo cual proporciona
bases anatómicas para la mayor frecuencia de desgarros anulares posteriores. Muchas de
las fibras nerviosas del disco provienen del sistema nervioso simpático; se cree que sólo
el tercio externo del anillo está inervado en los discos normales. Las partes anterior y late-
ral y el ligamento longitudinal anterior están inervados por la rama ventral y la rama co-
municante gris. La parte posterior del anillo fibroso y el ligamento longitudinal posterior
están inervados por el nervio sinuvertebral y las fibras simpáticas.4
En un estudio publicado por Bogduk en 1981 se describió detalladamente la inerva-
ción del disco intervertebral, precisando que la inervación de la parte posterior del disco
intervertebral y del ligamento longitudinal posterior está dada por los nervios sinuverte-
brales; la parte posterolateral del disco recibe ramas del ramo primario ventral adyacente
de los ramos comunicantes grises, cerca de la unión con el ramo primario ventral, y la par-
te lateral de los discos recibe inervación de los ramos comunicantes. Algunos ramos co-
municantes atraviesan el disco intervertebral y se unen al tejido conectivo en la profundi-
dad del disco, en el origen del psoas. Estos ramos paradiscales son, presumiblemente, otra
fuente de inervación para los discos intervertebrales. El ligamento longitudinal anterior
es inervado por ramas de los nervios comunicantes.15
Fisiopatología
na C reactiva sérica; sin embargo, se requieren más estudios prospectivos para clarificar
estas asociaciones, así como su mecanismo de acción.32
Conforme el disco envejece el número de vasos sanguíneos en la vértebra y en las pla-
taformas disminuye, desapareciendo en la tercera década de la vida. El número de células
viables en las regiones internas del disco disminuye y empieza a desaparecer la formación
normal de fibras de colágeno. La proporción de colágena tipos I y II cambia, con un au-
mento en la colágena tipo I. Las formaciones de colágena unida mediadas enzimática-
mente por glucosilación, el tamaño de estas formaciones y la cantidad de proteoglicanos
disminuyen con el proceso de envejecimiento. La pérdida de estas largas moléculas redu-
ce la cantidad de hidratación del disco, cambiando su forma y su volumen, afectando qui-
zá su capacidad para absorber y distribuir cargas en forma efectiva, haciendo los tejidos
más susceptibles a falla mecánica. Los cambios en la biosíntesis y la desnaturalización
de la matriz extracelular también fueron descritos por Antoniou, quien identificó tres fa-
ses:
cógeno.11,33,34
El papel del factor de crecimiento nervioso (NGF) se estudió recientemente; su expre-
sión no se identifica en discos asintomáticos; sin embargo, en discos dolorosos las fibras
nerviosas pueden expresar el NGF del receptor TrkA. Debido a que los discos están par-
cialmente inervados por fibras nociceptivas de las neuronas de la rama del ganglio dorsal
(DRG), la inflamación discal produce un incremento en las neuronas dependientes del
NGF en el DRG, sugiriendo que quizá estas neuronas son responsables del dolor discóge-
no.11,22,34
Los mediadores inflamatorios han sido involucrados en la patogénesis del dolor discó-
geno. El tejido del disco degenerado humano ha mostrado secreción espontánea de un nú-
mero de mediadores proinflamatorios. Estos agentes incluyen las interleucinas Ib, 6 y 8,
la prostaglandina E2, el óxido nítrico y el factor b transformador de crecimiento, y se ha
demostrado que el núcleo pulposo humano puede sintetizar cantidades grandes de estas
sustancias en respuesta a la estimulación.
50 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
Diagnóstico clínico
El diagnóstico clínico del dolor discógeno puede ser difícil; algunos pacientes jóvenes
presentan historia de traumatismo, con un dolor que describen como “dolorido” o sensa-
ción de quemazón. El dolor puede ser muy intenso y se puede exacerbar con la actividad
física, en particular con la que incrementa las fuerzas compresivas en la columna.35 La
intolerancia para permanecer sentado es una de las principales molestias. El dolor casi
siempre empeora cuando el paciente se sienta sin soporte, en especial cuando es hacia de-
lante. Estos pacientes pueden permanecer sentados menos de 30 min antes de que el dolor
se vuelva intolerable. Este rasgo clínico está basado en los hallazgos de que la presión in-
tradiscal es más alta al sentarse flexionado sin soporte que al acostarse, reclinarse o poner-
se de pie. El dolor discógeno usualmente se localiza en la región lumbar, con irradiación
frecuente hacia las piernas. Ohnmeiss estudió los patrones de referencia del dolor durante
la discografía, encontrando que en los pacientes con lesión a nivel L3–L4 el dolor se irra-
dia hacia la cara anterior de la pierna, sin dolor en la cara posterior del muslo y de la pierna.
En los pacientes con lesión a nivel L4–L5 el dolor generalmente se localiza en la cara ante-
rior del muslo, con o sin dolor en la parte posterior del muslo o de la pierna. En los pacien-
tes con lesión en L5–S1 el dolor se localiza en la cara posterior del muslo o de la pierna.
Saifunddin y col. también reportaron que el dolor percibido en los glúteos, la cadera, la
región inguinal o las extremidades inferiores puede tener su origen en la parte posterior
del anillo fibroso del disco intervertebral, sin compromiso directo de la raíz nerviosa (fi-
guras 4–2 y 4–3).35,36
Radiografías simples
Aunque este estudio es de rutina en todo paciente con dolor lumbar, el diagnóstico de do-
lor lumbar de origen discógeno no puede ser establecido mediante las proyecciones con-
vencionales (anteroposterior y laterales de columna lumbar); sin embargo, se mencionan
algunos datos radiológicos indirectos que pueden ser de gran utilidad durante el análisis
de la proyección lateral:
S3
S4
T12
S2 S5 C
L1
S3
L3 L1
L3 S2
L2
L4 L4 L3
S1
L5 L4
S1
L5
S1 L4 L5
la fuente que origina el dolor, la morfología del disco intervertebral, la identificación del
disco que reproduce los síntomas del paciente y la selección del tratamiento adecuado.19
Debido a que no hay una característica específica en el dolor discógeno, su diagnóstico
clínico continúa siendo difícil. Actualmente el diagnóstico de esta patología se realiza so-
bre la base de una discografía de provocación relacionada con los estudios de imagen
complementarios (figura 4–6).19
Los resultados clínicos de pacientes con discografías positivas fueron más favorables
que los de los pacientes con estudios de provocación de dolor no concordantes. En el estu-
dio de Anti–Poika en pacientes con TAC, mielografía y radiografías dinámicas normales
se encontró una relevancia clínica de la discografía, reportando que la reproducción exac-
ta del dolor fue más frecuente en los discos fisurados o rotos, en comparación con los de-
generados (81% de sensibilidad y 64% de especificidad).37,38
La técnica de la discografía está estandarizada por los criterios de la International
Association for the Study of Pain (IASP) y de la International Spine Intervention Society.
52 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
A B
C
Figura 4–6. Mujer de 65 años de edad con lumbociática derecha postraumática, con
irradiación a la región inguinal y la cara anterior del muslo, parestesias y debilidad de
miembro pélvico derecho, sin respuesta a tratamiento conservador durante cuatro
meses. Discografía con presencia de protrusiones discales L2–L3, L3–L4 y L4–L5, con
dolor réplica en L3–L4.
válida debe existir al menos un disco (de preferencia dos) que no provoque dolor al ser
inyectado, el cual servirá como control.
Contrario a lo publicado anteriormente, en una revisión sistemática de la literatura rea-
lizada por Wolfer y col., publicada en 2008,41 se reporta que con la discografía de provo-
cación en sujetos asintomáticos se obtiene una especificidad de 94% (95% CI, 89 a 98%)
y una tasa de falsos positivos de 6%. Las guías prácticas basadas en evidencia para el ma-
nejo del dolor crónico vertebral y del manejo intervencionista del dolor en medicina ocu-
pacional muestran una fuerte evidencia del la discografía lumbar para el diagnóstico del
dolor de origen discógeno.
De acuerdo con los criterios de la US Preventive Task Force, la discografía lumbar tie-
ne un nivel de evidencia II–2 (fuerte evidencia).
Son múltiples los estudios publicados (metaanálisis, revisiones sistemáticas de la lite-
ratura, estudios de cohorte, etc.) que han calificado el nivel de evidencia de la discografía
lumbar, confirmando que dicho estudio diagnóstico tiene una fuerte evidencia y un alto
54 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
Aorta
abdominal
Proyección radiológica
Vena cava inferior lateral
45_
Disco intervertebral c’ b’ a’
Quinta vertebra
lumbar
a2
b2 c ba
c2
Proyección radiológica
Lateral anteroposterior
Posterolateral
Posterior
Figura 4–8. Paciente de 31 años de edad, motociclista, con dolor lumbar crónico de tipo
axial de cinco años de evolución, sin datos de compromiso neurológico. Las radiografías
simples y la IRM no mostraron evidencia de patología discal; sin embargo, en la disco-
grafía se observó disrupción discal interna a nivel de L3–L4, con dolor tipo réplica a ese
nivel.
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 55
Tratamiento
Debido a que el mecanismo del dolor de origen discógeno sigue siendo poco claro, su pre-
sentación es atípica y su prevalencia es alta (39%) en pacientes con dolor lumbar, es de
gran importancia su diagnóstico y tratamiento correctos.19
En años recientes se han estudiado muchas modalidades de tratamientos de mínima
invasión; dichos métodos incluyen la inyección intradiscal de esteroides, azul de metile-
no, terapia electrotérmica discal (IDET), radiofrecuencia, termocoagulación, lesión del
ramo comunicante, trasplante de células discales y terapia génica. La mayor ventaja de
estas técnicas es la relativa facilidad de los procedimientos, su bajo costo y los pocos efec-
tos secundarios a largo plazo, en comparación con la cirugía tradicional, como es la fusión
lumbar. Además, estas modalidades de tratamiento son más aceptadas por los pacientes.19
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
S IDET: en los estudios realizados por Bogduk en 2002 y 2004,22 así como en los de
Pauza de 2004, la IDET mostró una mayor efectividad al compararla con la fisiote-
rapia, con un beneficio en 50% de los pacientes. Sin embargo, el análisis de Carra-
56 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
Con ello se estableció que los esteroides epidurales, independientemente de su vía de ad-
ministración (transforaminal, translaminar o caudal), tienen un nivel de evidencia fuerte
en la mejoría del dolor lumbar y radicular a corto plazo y moderado a largo plazo. Abdi
hizo una revisión sistemática sobre el uso de esteroides epidurales para el manejo del do-
lor lumbar crónico, publicada en 2007,31 en la que reporta resultados similares: evidencia
fuerte en su inyección interlaminar, transforaminal y caudal a corto plazo (seis semanas
o menos) y moderada para el largo plazo (más de seis semanas).
En la revisión sistemática de la literatura realizada por Buenaventura y col., publicada
en 2009,56 el uso de esteroides epidurales transforaminales (tomando en cuenta lo estable-
cido por Cochrane, que considera que existe 20% de mejoría del dolor y 10% de mejoría
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 57
en la función) se calificó con un nivel de evidencia II–1 a corto plazo (menos de seis me-
ses) para el manejo de dolor lumbar crónico de origen radicular y con un nivel II–2 a largo
plazo (más de seis meses) para el manejo del dolor lumbar y radicular crónico. Se estable-
ció el grado de recomendación en I C, es decir, de fuerte recomendación, y se concluyó
que la tasa de complicaciones es baja —cefalea transitoria (3.1%), aumento del dolor
(2.4%), edema facial (1.4%) y reacción vasovagal (0.3%)— y que aporta una mejoría sig-
nificativa del dolor, de 64 a 81%, una mejoría de la incapacidad funcional de 60 a 63%
y una mejoría de la depresión de 56%, además de que es una técnica de bajo riesgo y cos-
to–efectiva, en comparación con el tratamiento quirúrgico.56–58
En el análisis crítico de las guías prácticas sobre las técnicas de intervención en dolor
lumbar crónico, realizado por Manchikanti y publicado en 2010,26 se comenta que cada
vez se extiende más el uso de esteroides epidurales en los pacientes con dolor lumbar de
origen discógeno sin radiculitis.
S Terapia génica y terapia celular: existen grandes avances en el manejo del dolor dis-
cógeno secundario a enfermedad degenerativa discal. Se están estudiando actual-
mente nuevos objetivos para este tipo de terapia, como son el factor de crecimiento
TGF–b1 y las proteínas morfogenéticas TIMP–1 y LMP–1. Asimismo, se está ana-
lizando el uso de nuevos vectores, como los adenovirus asociados.63
Tratamientos quirúrgicos
S Discectomía o microdiscectomía: los estudios de costo–efectividad de la discecto-
mía lumbar muestran su beneficio a corto plazo (menos de dos años); sin embargo,
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 59
1 2 3
4 5 6
7a 7b 7c
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
7d 7e 7f
Figura 4–9. Paciente de 28 años de edad, jugador de fútbol americano, con dolor lumbo-
ciático bilateral acompañado de parestesias en los glúteos y los muslos, con respuesta
al tratamiento conservador durante un año. 1. Proyección anteroposterior con escoliosis
antálgica y megaapófisis transversa derecha congénita. 2. Proyección lateral con dismi-
nución parcial de los espacios discales L4–L5 y L5–S1, con listesis en L5–S1 grado I,
apertura posterior de los espacios discales L3–L4 y rectificación de la lordosis lumbar.
3. Resonancia magnética lumbar con presencia de protrusiones discales en L3–L4,
L4–L5 y L5–S1. 4. Abombamiento discal en L3–L4, sin compromiso radicular. 5. Protru-
sión discal en L4–L5 con compromiso radicular bilateral. 6. Protrusión discal postero-
central en L5–S1 con mínimo compromiso radicular bilateral. 7. Discografía lumbar con
protrusiones discales de L3 a S1, con dolor tipo réplica al miembro pélvico derecho en
L3–L4 y al miembro izquierdo en L4–L5.
60 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
En el análisis que realizó Bogduk22 del estudio comparativo de Fritzell (2001) encontró
que, aunque la fusión lumbar es más efectiva (60%) que la terapia física (30%), ésta no
es curativa. Hizo una precisión importante al comentar que la presencia de espondilolisis
y espondilolistesis no constituye un diagnóstico válido para pensar que el dolor lumbar
está originado por estas dos condiciones, ya que se encuentran en proporciones similares
en individuos asintomáticos. Es precisamente de estas observaciones de las que se deriva-
ron una serie de estudios que consideran la realización de una discografía lumbar como
parte del plan preoperatorio antes de tomar la decisión sobre el o los niveles de fusión,38
a diferencia del valor que aportan otro tipo de inyecciones diagnósticas y terapéuticas
cuya evidencia es limitada.64
En el análisis de los resultados a 20 años de la fusión lumbar (revisión de todos los artí-
culos publicados de 1979 a 2000) como tratamiento de la enfermedad degenerativa discal,
realizado por Bono y col. y publicado en 2004,65 existen datos muy importantes de co-
mentar. En el decenio de 1980 se observó un incremento de 23% de la fijación interna y
en la década de 1990 un incremento de 41%; sin embargo, la tasa de fusión y la mejoría
clínica no se han podido demostrar. Asimismo, encontraron una tasa de fusión sin instru-
mentación de 84% y con instrumentación de 89%; de acuerdo con el número de niveles
se observó una tasa de fusión con un nivel de 89%, con dos niveles de 69% y con tres nive-
les de 71%, precisando que la técnica que proporciona la mayor tasa de fusión es la circun-
ferencial (360_), con 91%. Los resultados clínicos reportados son de buenos a excelentes
en 75% de los pacientes instrumentados y de 79% en los no instrumentados.
En un estudio prospectivo sobre costo–efectividad de la fusión lumbar realizado por
Soegaard y col., publicado en 2007,74 se observó que el costo aproximado de una fusión
lumbar con instrumentación es de 220 000 pesos y el de una fusión de 360_ es de 300 000
pesos (las cifras originales del artículo están reportadas en coronas danesas). Lo más im-
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 61
Figura 4–10. Paciente de 66 años de edad con dolor lumbar de tipo axial que en ocasio-
nes se irradia a las regiones inguinales, sin respuesta al tratamiento conservador
durante dos años; con antecedente de cirugía de fusión lumbar con instrumentación de
L3 a L5 de cinco años de evolución. Se observa la discografía con administración de
esteroides de depósito en L2–L3, con presencia de protrusión discal y dolor réplica a
ese nivel. Discografía en L3–L4 con cambios de tipo degenerativo discal y negativa.
portante de sus resultados es el hallazgo de que el beneficio neto se ve afectado por tres
condiciones: el tabaquismo, la discapacidad funcional psicosocial y la fusión multinivel.
Los autores concluyeron que no existe una correlación entre el costo y el beneficio de la
cirugía de fusión lumbar y que la probabilidad de que una instrumentación sea costo–
efectiva es limitada. Incluso recomiendan una intervención directa en los factores que son
modificables en los pacientes, más que en la técnica misma (figura 4–10).
Definición
Fisiopatogenia
Son múltiples los factores que influyen en la forma y la integridad de los cuerpos vertebra-
les en la región lumbar (multifactorial): sexo, aspectos genéticos y hormonales, y factores
62 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
1. Las dimensiones vertebrales en los hombres son más grandes que en las mujeres.
2. Desarrollo de hiperlordosis lumbar en las mujeres.
3. Las facetas articulares son más largas y con mayor orientación frontal en las muje-
res que en los hombres.
4. La L3 es lordótica en las mujeres (–0.9_) y cifótica en los hombres (+0.6_) (figura
4–11).
La ventaja de una lordosis profunda con menor cifosis en la mujer es la que proporciona
un mayor espacio para el desarrollo del feto humano durante los últimos meses de su cre-
cimiento, cuando el bebé es forzado a una posición en flexión (figura 4–12).
La desventaja de este aspecto morfológico es la disminución del tamaño del foramen
intervertebral, que puede contribuir al dolor que comúnmente se experimenta durante el
embarazo. Otra desventaja es que los procesos espinosos más largos en las mujeres produ-
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 63
Anchura interfacetaria
L1
L2
L3
L4
L5
Hombre
Mujer
Cuadro clínico
Anamnesis
Los pacientes refieren la presencia de dolor lumbar localizado en la región central, que
en ocasiones puede estar acompañado de datos de compresión radicular (dolor en trayecto
ciático, alteraciones en la fuerza y sensibilidad de los miembros inferiores). El dolor pue-
de tener un tiempo de evolución e intensidad variables, pero su característica es que au-
menta cuando se permanece periodos prolongados en una sola postura, principalmente
de pie.
El dolor mejora con la deambulación, el reposo en cama y el calor local. Cuando este
tipo de dolor se vuelve crónico se puede sumar la presencia de contractura de la masa mus-
cular paravertebral.
64 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
T9
L1 L1
L5 L5
Exploración física
Una característica de la exploración consiste en el aumento visible de la lordosis lumbar
(figura 4–13) cuando se observa al paciente de perfil; en ocasiones puede estar ir acompa-
ñada de cifosis torácica compensatoria. El dolor aumenta con el movimiento de extensión
del tronco y la palpación de los ligamentos interespinosos. Se podría decir que el dolor
a la palpación es característicamente central y superficial.
Diagnóstico
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial no sólo se debe hacer con patologías de otros órganos y siste-
mas (vías urinarias, órganos intrapélvicos, etc.), sino principalmente con las demás es-
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 65
A B C
D E F
Figura 4–13. Parámetros de medición vertebral. Los parámetros vertebrales fueron cal-
culados utilizando las siguientes fórmulas, basadas en las dimensiones vertebrales (A–F):
1. Acuñamiento sagital del cuerpo vertebral = 2 arco tangente {[(altura dorsal central (A)
– altura ventral central (B) / 2] / diámetro central anteroposterior (C)]}. 2. Grosor relativo
del proceso espinoso = grosor del proceso espinoso (D) sobre altura dorsal central (A).
tructuras anatómicas que pueden provocar dolor lumbar, como facetas articulares, disco
intervertebral, musculatura, raíces nerviosas, articulaciones sacroiliacas, etc., así como
con otros órganos y sistemas no relacionados con el músculo esquelético (órganos intra-
pélvicos, sistema urinario, etc.).
Complicaciones
Las dos complicaciones más importantes relacionadas con el dolor lumbar por hiperlor-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
dosis son la cronicidad del dolor y la presencia de datos de compresión radicular asocia-
dos al cierre foraminal.
Tratamiento
a
L1
Ángulo
de lordosis L2
lumbar Bisectriz
de las líneas a y b
L3
Ángulo Ángulo
c sacro-
de la articulación
lumbosacra lumbar
L4
d
Ángulo L5 b
de inclinación
sacra
S1
cuerpo debe estar repartido por igual entre los dos pies, los cuales deben perma-
necer al mismo nivel. Hacer ejercicio regularmente —caminar es excelente. La
postura no debe ser forzada; hay que relajarse. Si se tiene que permanecer de pie
durante mucho tiempo se debe recargar la espalda contra una pared.
S Postura sedente: mantener la misma postura alineada que al estar de pie (de lado:
oreja, hombro y cadera; de frente: hombros, caderas, rodillas y tobillos). El asiento
correcto es el que tiene respaldo firme desde los glúteos hasta por lo menos tres de-
dos por debajo de los hombros. El asiento debe tener una anchura que abarque am-
bos glúteos y una longitud hasta tres dedos antes del pliegue de flexión de las rodi-
llas. Para el trabajo de escritorio lo mejor son los sillones ejecutivos con ruedas,
giratorios, con apoyabrazos y con altura ajustable. Hay que sentarse cerca del escri-
torio con los glúteos al fondo del asiento, bien recargado en el respaldo, con ambos
pies apoyados en el piso y ambos antebrazos sobre la mesa hasta el tercio medio del
antebrazo (nunca hay que apoyarse sobre los codos). Una vez cubiertos estos requi-
sitos ¡hay que relajarse! No cruzar las piernas de ninguna manera. No es adecuado
sentarse en bancos, sillas altas, sillones mullidos, cama o piso con las rodillas exten-
didas, ni en sillones con asientos muy largos. Hay que distribuir el peso en los dos
muslos y glúteos por igual. Todo lo que se esté viendo o trabajando debe estar al
frente. No se debe permanecer sentado durante más de 30 min; de ser necesario ha-
cerlo, hay que ponerse de pie durante cinco minutos cada media hora y caminar. Al
conducir el asiento debe estar cerca del volante y los pedales, con los codos y las
rodillas semiflexionados, y el asiento inclinado entre 90 y 100_. No usar asientos
con respaldos menores de 90_ con respecto al asiento.
S Posturas para dormir: el colchón debe ser firme. Al acostarse hay que sentarse en
el borde de la cama y acostarse de lado, mientras se apoya el antebrazo y se suben
ambas piernas a la cama. Para ponerse de pie se debe hacer lo mismo en sentido in-
verso. La mejor postura es de lado; la más inadecuada es boca abajo. No se debe
ver televisión o leer en la cama. Para acostarse boca arriba hay que colocar una al-
mohada en la cabeza y el cuello, y otra muy firme o mullida bajo los muslos. Para
la postura de lado hay que colocar una almohada en la cabeza y el cuello, y otra de
tamaño estándar muy firme o mullida entre los muslos y las piernas (no un cojincito
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
entre las rodillas). Para acostarse boca abajo (no muy recomendable) hay que colo-
car una almohada mullida o muy firme bajo el abdomen y otra bajo las piernas y
los tobillos; no se debe usar almohada en la cabeza. Otra forma de subir o bajar de
la cama es a “gatas”. Lo que no se debe hacer sentado y de pie tampoco se debe hacer
acostado. Hay que evitar los colchones muy suaves o deformados.
S Manejo de objetos: todo lo que se realice se debe encontrar al frente de la persona;
en un rango de espacio del ombligo al pecho si manipula o del ombligo a la altura
de la vista si observa. Hay que ubicar los objetos de uso común en el rango de espa-
cio permitido (ombligo–vista). El calzado debe ser confortable, con tacón ancho y
bajo (5 cm máximo de altura), horma amplia y contraorte firme. Las cargas de peso
se deben trasladar lo más cercanas posible al cuerpo, usando el rango de espacio
ombligo–pecho. Usar banquitos o escaleras plegables para realizar actividades por
arriba de la cabeza (hay que tomar en cuenta que esto es un factor de riesgo de lesio-
68 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
nes y caídas). Hay que utilizar ropa adecuada para cada actividad que se vaya a rea-
lizar, sobre todo en el momento de hacer ejercicio o trabajos físicos. Si se realizan
trabajos pesados se debe usar el equipo necesario: casco, botas, faja lumbar, muñe-
queras, etc. Las actividades (banco, pagos de luz, agua, teléfono, etc.) se deben or-
ganizar en diferentes días para evitar saturar un solo día con mucho trabajo. No hay
que olvidar que es mejor empujar objetos que jalarlos. Para agacharse se deben fle-
xionar las rodillas. Los movimientos deben ser ágiles —sin ser bruscos o violen-
tos— y no muy lentos y mecanizados, ya que esto implica un mayor esfuerzo. No
hay que dudar en pedir ayuda cuando se crea que se puede sufrir una lesión con el
movimiento o la actividad a realizar. Las actividades se deben realizar de manera
responsable. No hay que olvidar que si realiza un movimiento inadecuado no se
debe corregir bruscamente, sino con suavidad si aún se puede hacer; si ya se com-
pletó el movimiento, hay que relajarse; la próxima vez se puede estar más alerta.
Nunca hay que olvidar el equilibrio muscular tanto en el tronco como en los miem-
bros inferiores, para lo cual es muy útil la regla de oro: proporcionar elasticidad a
los grupos musculares de la parte posterior de los miembros inferiores y fortaleci-
miento a los de la parte anterior.
Introducción
El dolor de rodilla puede ser ocasionado por traumatismo, sobreuso, lesión interna, osteo-
artritis o artritis inflamatoria.
La evaluación de un paciente con este síntoma le permite al médico formular un diag-
nóstico diferencial provisional que pueda brindar suficientes datos para determinar si el
dolor es el resultado de una patología intraarticular o periarticular de la rodilla, o bien si
se trata de un dolor irradiado.
La osteoartritis (OA) es la causa más frecuente de consultas en reumatología. Los pro-
cesos de la enfermedad involucran a toda la articulación, incluido el cartílago articular
(cartílago que cubre las superficies óseas en la articulación), el hueso subcondral, los liga-
mentos, la cápsula, la membrana sinovial (membrana que cubre los extremos óseos) y los
músculos periarticulares (músculos alrededor de la articulación).
Un síndrome importante presente en esta patología es el dolor anterior de la rodilla,
el cual está constituido por una serie de síntomas y hallazgos físicos que se localizan en
el área de la articulación femororrotuliana y sus estructuras vecinas.
El síndrome de dolor patelofemoral es un motivo frecuente de queja en los adolescen-
tes y los adultos jóvenes. El síntoma más frecuente es un dolor localizado difuso peripate-
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 69
Redo anterior
Vasto
lateral
externo
Vasto medial
Rótula
Tendón
rotuliano
cia resultan afectadas son las de la cadera, las rodillas, los dedos de las manos, los pies
y la columna vertebral.
La artrosis es una enfermedad heterogénea para cuya clasificación se atiende a la últi-
ma propuesta del American College of Rheumatology, que considera lo siguiente:79
Archibeck ha clasificado la artrosis en cinco estadios con base en las radiografías antero-
posteriores de rodilla con carga de peso:
70 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
En México más de cinco millones de personas mayores de 50 años de edad padecen osteo-
artritis, la cual está catalogada como la enfermedad reumática más frecuente en todo el
mundo, así como una de las más discapacitantes, que impide el desempeño de una vida
con calidad y causa gastos familiares elevados. Se ha observado que sólo una tercera parte
del porcentaje de pacientes con evidencias radiográficas de cambios degenerativos arti-
culares presentan sintomatología atribuible a la OA.
En 2001 la cuarta causa de dictámenes de invalidez del Instituto Mexicano del Seguro
Social correspondió a las artropatías; de hecho, 28.5% de los adultos mayores de la ciudad
de Mérida que fueron estudiados mostraron algún tipo de artropatía.81,82
Etiología
1. Edad: de los 45 años en adelante es menor, pero se incrementa hasta 80% después
de los 80 años.
2. Sexo: hasta los 50 años de edad es similar en hombres y en mujeres, pero a partir
de esa etapa se inicia un predominio en la mujer, tanto anatómico como clínico. En
el hombre se presenta en las articulaciones metacarpofalángicas y en las caderas,
mientras que en las mujeres se observa en las interfalángicas proximales y en las
rodillas.
3. Susceptibilidad genética: algunos subgrupos de artrosis parecen tener un factor
genético determinante, sobre todo los nódulos de Heberden y los de Bouchard, que
son más prevalentes en las mujeres que en los hombres, presentándose en una forma
familiar con patrón autosómico dominante en las mujeres y de herencia recesiva en
los hombres.
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 71
Fisiopatogenia
Existen dos fenotipos de lesiones condrales distintas según los factores de atribución: le-
siones focales y lesiones degenerativas. Las lesiones focales son defectos bien delinea-
dos, provocados por trauma, osteocondritis disecante u osteonecrosis. Los defectos dege-
nerativos en general están mal delimitados y son provocados como consecuencia de la
72 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
Cuadro clínico
Anamnesis
Cada etapa del trastorno tiene sus propios hallazgos físicos característicos. El dolor de
rodilla es el síntoma principal. El dolor persistente en reposo o durante la noche puede
ser un signo de artrosis avanzada.
1. Dolor:
S En el inicio del movimiento.
S Dolor durante el movimiento.
S Dolor permanente y ocasionalmente nocturno.
S Necesidad de analgésicos.
2. Pérdida de la función:
S Rigidez.
S Limitación del rango de movimiento.
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 73
Localizado Regional
Superior Superior
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lateral medial
Medial Lateral
Línea Línea
articular Rótula articular Rótula
lateral medial
Inferior Inferior
lateral medial
Exploración física
El examen físico debe incorporar todas las conclusiones, incluidos los resultados de la
inspección y palpación, pruebas de la gama de movimiento y las pruebas funcionales es-
peciales cuando sea necesario (por ejemplo, estabilidad de ligamentos, menisco, pruebas
de análisis de la marcha).
El examen físico de los ligamentos de la rodilla consta de lo siguiente:
1. Clínica.
Este segmento nos acerca fielmente al sitio de origen de la patología dolorosa, te-
niendo en cuenta la anatomía de la rodilla, como se demuestra en la figura 4–18.
Es necesario recordar que, además del hueso y los ligamentos, las bolsas de pro-
tección, como las que se encuentran en la rodilla y ayudan a los movimientos de
los ligamentos evitando un roce mayor, deben ser revisadas con todo cuidado (figu-
ra 4–19).
2. Pruebas de laboratorio.
Las pruebas clásicas para el estudio de las enfermedades reumáticas son normales
en los pacientes con artrosis. En ocasiones puede existir una velocidad de sedimen-
tación globular moderadamente elevada y el factor reumatoide puede ser positivo
a títulos bajos; sin embargo, ambos supuestos no excluyen el diagnóstico de artrosis
en los ancianos.
Rótula
(levantada)
Ligamento
cruzado
anterior
Cóndilo Surco patelofemoral
distal
femoral
Ligamento cruzado
Menisco posterior
lateral Menisco
medial
Ligamento
colateral Platillo
peroneal tibial
Tibia
Peroné
Del gemelo
Suprarrotuliana del tríceps
sural
Prerrotuliana
Infrarrotuliana
superficial Poplítea
Del
semimembranoso
Infrarrotuliana
profunda De los tendones
de la pata de
ganso
Figura 4–19. Bolsas serosas más comunes de la rodilla.
76 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
Los estudios radiológicos complementarios pueden incluir la IRM, que permite observar
el cartílago hialino, la exploración ósea con 99mTc y la evaluación de la actividad meta-
bólica en el hueso subcondral. Estas pruebas no parecen dar mucha información adicional
útil. La ecografía es una buena manera de demostrar los tejidos blandos y los espacios
llenos de líquido, pero es altamente dependiente del examinador y se requiere mucha ex-
periencia para la correcta evaluación de sus resultados.
Diagnóstico diferencial
El dolor de rodilla es generado por múltiples causas. Es frecuente que las personas jóve-
nes del sexo femenino presenten alteraciones en el recorrido de la rótula (subluxación ro-
tuliana y síndrome doloroso femororrotuliano), mientras que los hombres de edad joven
presentan con frecuencia problemas del mecanismo extensor de la rodilla, como la apofi-
sitis tibial (Osgood–Schlater) y la tendonitis rotuliana.
El dolor referido puede resultar de una patología de la articulación de la cadera, como
el deslizamiento epifisario femoral proximal. Los pacientes muy activos tienen lesiones
agudas ligamentarias y lesiones por sobreuso, como la bursitis, la pes anserine (pata de
ganso) y el síndrome de la plica medial.
El trauma puede resultar en una ruptura aguda ligamentaria o en una fractura, lo cual
genera una efusión articular aguda o una hemartrosis. La artritis séptica se puede desarro-
llar en los pacientes de cualquier edad, pero las artropatías inflamatorias inducidas por
cristales sólo se presentan en los adultos.84
Tratamiento
Se recomienda vendaje para el alivio a corto plazo del dolor, así como analgésicos y corti-
costeroides intraarticulares.
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 77
c. Triamcinolona y metilprednisolona:
S Preparaciones:
S Triamcinolona.
S Acetato de metilprednisolona.
S Potencia relativa: 5 (4 mg).
S Administración: 20 mg/mL, 40 mg/mL.
S Dosis:
S Vaina del tendón y bursas: 4 a 10 mg.
S Pequeñas articulaciones: 2 a 5 mg.
S Articulaciones mayores: 10 a 25 mg.
3. Corticosteroides de acción prolongada: dexametasona y betametasona.92
a. Preparaciones:
S Fosfato sódico de dexametasona.
S Betametasona.
78 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
Técnica de infiltración
1. El paciente se debe colocar en la posición preferida para la inyección y tan cómodo
y relajado como sea posible.
2. Identificar el sitio de entrada mediante puntos anatómicos estándar y marcar el sitio
de piel elegido (p. ej., con miniaturas, marca de uña o la punta de un bolígrafo o un
marcador).
3. Limpiar la piel con solución antiséptica aplicada con una torunda de alcohol y dejar
que se seque completamente.
4. Generalmente se aplican anestesia tópica (cloruro de etilo) o local subcutánea con
lidocaína a 1%, aunque no es necesario.
5. Se inserta la aguja; se aspira cualquier fluido presente.
6. Incluso ante la ausencia visible de derrame se debe retirar el émbolo antes de aplicar
el medicamento, con la finalidad de confirmar la ubicación correcta y la naturaleza
de cualquier líquido. Esto también asegura que no se ha penetrado un vaso sanguíneo.
7. Se debe estabilizar la aguja con una pinza hemostática. Posteriormente se cambia
la jeringa de aspiración por una jeringa con corticosteroide.
8. Si se necesita más que una presión ligera sobre el émbolo para inyectar la solución,
es poco probable que la aguja esté libre dentro del espacio articular. Se debe hacer
el reposicionamiento con todo cuidado.
9. Se aplica una suave presión manual en el sitio de la inyección después de retirar la
aguja. Con una cinta adhesiva se cubre el sitio de la inyección (figura 4–20).
Después de la infiltración en la zona de entrada se pueden presentar molestias debidas al
propio pinchazo y al volumen del medicamento introducido. Si la inyección se ha introdu-
cido dentro de la articulación es conveniente reposar de 24 a 48 h para disminuir el riesgo
de aumento de la inflamación articular.
Existe una relativa controversia en cuanto a los cuidados posteriores a las infiltracio-
nes de rodilla; algunos reumatólogos recomiendan uno o dos días sin apoyo de carga en
la extremidad, pero otros ortopedistas no lo recomiendan.94
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 79
Figura 4–20. Localización del punto idóneo de la punción; una línea transversa a un
dedo del borde superior de la rótula y otra línea en el borde lateral de la patela; la inter-
sección será el sitio idóneo de la punción de la rodilla.
Entesopatía
Es la inflamación del tendón en su unión con el periostio en ausencia de afección sinovial.
Estas zonas son muy vulnerables a la isquemia debido a que tras un esfuerzo muscular
su aporte sanguíneo disminuye en gran medida.
80 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
La isquemia produce ruptura de fibras, lo que origina una formación de tejido de gra-
nulación en un intento de reparación. Puede llegar a depositarse hidroxiapatita, lo que ori-
gina una neoformación ósea que constituye el entesofito.
En los casos de entesopatías agudas hay signos de inflamación local, mientras que en
las crónicas sólo hay dolor agudo a la presión.
Diversas entesopatías pueden aparecer durante el curso de:
Figura 4–21. Infiltración en la región peritendinosa a nivel del sitio del dolor. Cortesía
del Dr. Luis Alberto Buendía.
El síndrome de fricción de la banda iliotibial incluye dolor en la región del cóndilo femo-
ral lateral o ligeramente inferior. Se produce después de un movimiento repetitivo de la
rodilla, normalmente en un corredor, un ciclista u otro atleta, el cual puede irritar la bolsa
que se halla por debajo de la banda iliotibial.98
La tirantez excesiva de la bandeleta iliotibial asociada a un movimiento cíclico de fle-
xoextensión de la rodilla puede dar lugar a la aparición de un proceso de degeneración
por microtraumatismos repetitivos. En una primera fase el tejido puede cursar con una
respuesta inflamatoria, que es de poca importancia en cuanto a signos y síntomas, por lo
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
que el deportista seguirá compitiendo sin prestar atención al proceso lesivo de la bandele-
ta. La respuesta cíclica isquémica producida en los vasos proximales al cóndilo lateral
dará lugar a la aparición de hipervascularización e hipercelularidad, signos característicos
de un ambiente hipóxico en la matriz extracelular. Los neovasos carecen de funciones fi-
siológicas debido a que su capa interna o íntima es inmadura y, por lo tanto, carente de
fluidez sanguínea a través de ellos. Los fibroblastos excitados por la fricción mecánica
favorecen la síntesis de colágeno tipo III. Este tipo de colágeno inmaduro asociado a la
degradación de la sustancia mixoide adquiere una forma de malla, creando un anillo fibró-
tico en el foco de la lesión. El aporte sanguíneo necesario para la reparación se verá res-
tringido por la presencia de fibrosis.
El paciente acude a consulta quejándose de dolor recurrente en la rodilla, difícil de des-
cribir, que se presenta únicamente al correr. La evolución de los síntomas va de uno a dos
meses aproximadamente; el dolor no mejora y el desempeño del paciente se ve afectado
cuando intenta correr. El paciente refiere que al caminar con la rodilla extendida los dolo-
82 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
res disminuyen considerablemente; sin embargo, al flexionar la rodilla los dolores se exa-
cerban, causando restricción de la actividad.
La infiltración de corticosteroides para el tratamiento de esta patología representa un
procedimiento frecuente que se realiza en la consulta de atención primaria. La técnica de
infiltración se logra colocando al paciente en decúbito supino con ambas rodillas en ex-
tensión. La rodilla lesionada puede estar en ligera flexión apoyada en una toalla o almoha-
dilla para obtener una postura cómoda. Se prepara el punto de inserción limpiando con
alcohol y antiséptico. Mediante técnica estéril se introduce la aguja en el sitio del malestar
y se avanza con la misma, atravesando la bandeleta tibial hasta el sitio del cóndilo lateral.
Se succiona y posteriormente se inyecta la solución de anestésico y corticoide de manera
uniforme. Se coloca una tela adhesiva y se coloca un vendaje compresivo elástico.
Las bolsas serosas (figura 4–22) son sacos cerrados cubiertos en su interior por una mem-
brana celular semejante a la sinovial que se encuentran en áreas de estrés intenso, sirvien-
do de amortiguadores a las estructuras articulares. Igual que otros tejidos sinoviales, pue-
den sufrir inflamación, calcificación, infección, etc., pero la patología traumática es la
más frecuente. La sintomatología se reduce a dolor durante el movimiento activo de la
bolsa implicada.
Las bursitis infecciosas generalmente son superficiales y provienen de focos conti-
guos; el cultivo del contenido extraído por punción permite instaurar el tratamiento anti-
biótico correcto. Las bursitis cálcicas suelen ocurrir en zonas de microtraumas repetidos,
aumentando su incidencia con la edad. Aunque son raros, existen casos de bursitis por
sinovitis vellonodular pigmentada y condromatosis.
Bursa
suprapatelar
Fémur
Rótula
Bursa subcutánea
prepatelar
Bursa prepatelar
profunda
Tibia
Bursa superficial
infrapatelar
Técnica de infiltración
Se debe colocar al paciente en decúbito supino sobre la mesa de exploración con ambas
rodillas en extensión. La rodilla afectada puede permanecer ligeramente flexionada apo-
yada en una toalla o almohadilla para obtener una posición adecuada. Se localiza el punto
de mayor fluctuación mediante presión y se deja una marca con la cubierta de la aguja o
la punta de un bolígrafo. Posteriormente se limpia la piel y se coloca un punto de anestési-
co en el sitio elegido (opcional). Se introduce la aguja avanzando hasta el centro de la bol-
sa, se extrae el exceso del líquido y se inyecta el corticosteroide.
Bursitis anserina
Es la inflamación dolorosa de la bolsa de la terminación tendinosa, conocida como la
“pata de ganso”, en la cara interna de la tibia. Constituye una causa frecuente de dolor
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medial de rodilla. La prevalencia en México es de 0.34% por debajo del dolor plantar en-
tre las afecciones de dolor regional en el miembro inferior.81
Dada la falta de evidencia de la estructura involucrada en este síndrome y su diagnósti-
co clínico sencillo, este último se establece sobre la base del dolor medial de la rodilla;
los síntomas incluyen dolor de la rodilla, a menudo nocturno, sobre todo al subir escaleras
o levantarse de una posición sedente. La rigidez matinal puede durar hasta una hora. El
hallazgo físico está marcado por dolorimiento sobre la región anserina, a dos pulgadas
por debajo del margen del tendón conjunto con palpación dolorosa en la cara inferomedial
de ésta.
Para su diagnóstico no se requieren estudios de imagen. Pueden ser de ayuda algunas
técnicas de ultrasonido para el diagnóstico y en ocasiones para dirigir la infiltración.
El tratamiento consiste en inyección local con anestésico y esteroides, los cuales a me-
nudo producen un alivio inmediato. En ocasiones hasta 71% tienen mejora duradera de
2 a 61 meses con sólo una inyección.
84 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
Bursitis aquileana
Bursitis calcánea
Los padecimientos del tobillo que ameritan manejo mediante infiltraciones son limitados
y poco frecuentes. El dolor localizado en esta articulación se puede deber a un traumatis-
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 85
mo o bien ser un síntoma en proceso, como son la artrosis, la gota, la artritis reumatoide
y otros trastornos de tipo inflamatorio.
En general los síntomas y los signos están localizados en las articulaciones afectadas.
El dolor y la rigidez son los síntomas principales. El dolor está relacionado con la activi-
dad. Es intenso al iniciar la movilización de la articulación después de un periodo de repo-
so, suele disminuir o desaparecer con la movilización y reaparece después de una activi-
dad prolongada. Mejora con el reposo. En los estados avanzados el dolor se produce por
mínimos movimientos articulares y puede persistir durante el reposo; incluso puede apa-
recer por la noche (figura 4–24).
El origen del dolor procede del aumento de la presión intraósea, de la presión sobre
el hueso que ha perdido el cartílago hialino, de las partes blandas dañadas, de la sinovial
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Tendinitis peronea
Un padecimiento poco frecuente es la tendinitis del peroneo lateral, la cual se puede tratar
en la consulta de atención primaria. Los tendones de los músculos peroneo lateral largo
y lateral corto se lesionan muchas veces en el esguince del tobillo por inversión; dichas
lesiones pueden dar lugar a una subluxación crónica de los mismos. Asimismo, existen
lesiones por exceso de ejercicios repetidos de flexión plantar forzada y eversión del pie
con resistencia.
Para el manejo del dolor es frecuente el uso de esteroides intraarticulares, para lo cual
se coloca el tobillo en posición neutra. Con el pie colocado en posición de eversión activa
se localiza la zona dolorosa en la cabeza del quinto metatarsiano y del área inmediata pro-
ximal. El punto de infiltración se sitúa en la inserción del tendón del peroneo lateral corto
86 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
PATOLOGÍA DE HOMBRO
al personal de salud —como los médicos de primer contacto— sobre dichos avances tec-
nológicos o tratamientos específicos de las enfermedades que aquejan a la población.
Cabe recordar que en algunos casos la cirugía abierta sigue siendo una opción terapéutica,
así como los tratamientos conservadores, como la fisioterapia o la infiltración, que son
los temas que se abordan en este capítulo.
El hombro es una articulación que ha tomado una gran importancia por las limitaciones
que origina, así como por la patología tan variada que presenta, que va desde fracturas,
luxaciones y desgarres musculares y tendinosos hasta lesiones vasculares o nerviosas, ge-
nerando en muchas ocasiones grandes limitaciones en su función.
88 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
A AC C
S
EE
H
A–G G
Figura 4–27. Anatomía del hombro, vista posterior. H: húmero; A: acromion; E: escá-
pula; C: clavícula; G: glenoide; EE: espina de la escápula; S: tendón del supraespinoso;
A–G: articulación glenohumeral; AC: articulación acromioclavicular.
Músculos intrínsecos
Son seis músculos que están formados básicamente por los cuatro que conforman el man-
guito de los rotadores (supraespinoso, infraespinoso, subescapular y redondo menor), el
redondo mayor y el deltoides, que es un músculo grande y potente cuya función primaria
es la abducción del hombro y la elevación y extensión del brazo. Es importante recordar
los músculos del manguito de los rotadores, ya que confieren entre 65 y 70% de los casos
de dolor del hombro.100
Músculos extrínsecos
Están formados por músculos que se insertan en otros sitios diferentes al hombro; se divi-
den en tres grupos.
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Los músculos del grupo superficial de la región posterior del tronco son cuatro: el tra-
pecio, el dorsal ancho, el romboides y el angular del omóplato. Los músculos de la región
anterolateral del tórax incluyen el pectoral mayor, el pectoral menor, el subclavio y el se-
rrato mayor.
Los músculos del brazo comprenden el bíceps braquial y el coracobraquial (excepto
el braquial anterior) (figura 4–28).101
El dolor es un síntoma frecuente que generan varias patologías que presenta el hombro,
a cuya frecuencia se enfrenta el médico en la práctica cotidiana; por ejemplo, en el Reino
Unido alrededor de 20% de la población sufre dolor del hombro,100,102,103 el cual es gene-
rado por una de las patologías más frecuentes, que consiste en una alteración del mango
90 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
A C
LC
S CO
H
PC G
E
PL
Figura 4–28. Anatomía del hombro, vista anterior. H: húmero; C: clavícula; S: supraes-
pinoso; E: escápula; B: bíceps; PL: porción larga del bíceps; PC: porción corta del
bíceps; CO: coracoides; LC: ligamento coracoacromial; A: acromion.
de los rotadores (de 65 a 70% de los casos);100 sin duda, entre esas alteraciones se incluye
el pinzamiento del manguito rotador como la más frecuente.
Es un trastorno frecuente en las personas mayores de 40 años de edad, con una mayor pre-
sentación en el sexo femenino que en el masculino (25 vs. 17%);100 el espectro de patolo-
gías va desde la bursitis subacromial hasta el desgarro del grosor parcial o completo del
manguito de los rotadores. Las causas que pueden afectar la articulación y los músculos
son variadas y van desde eventos traumáticos, ejercicio excesivo, edad mayor, cirugías,
inestabilidad del hombro, diabetes y osteoartrosis hasta enfermedades cardiovasculares,
cerebrovasculares y de la tiroides.100
También se observan factores intrínsecos, como son las degeneraciones tempranas del
tendón supraespinoso, caracterizado por disminución de la vascularidad o inflamación
por procesos de pinzamiento repetido. Entre los factores extrínsecos están el engrosa-
miento del ligamento coracoacromial, la inflamación de la bolsa subacromial y los cam-
bios en la morfología del acromion; se pueden encontrar calcificaciones en el tendón por
patologías como la gota, entre otras.
El síntoma característico de la enfermedad del manguito de los rotadores es un dolor
intenso y continuo en la parte lateral del hombro que empeora con la movilización del
mismo, principalmente durante la abducción (figura 4–29).
Se puede acompañar de contractura y debilidad musculares, principalmente del supra-
espinoso y de los rotadores externos. Los signos de compresión contra el acromion suelen
ser positivos.
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 91
El tratamiento puede ser variado —desde conservador hasta quirúrgico— y puede de-
pender de varios factores, tales como la experiencia del médico para tratar determinada
patología, el tiempo de la lesión —si es aguda o crónica y si está asociada a otra enferme-
dad, como en los eventos vasculares cerebrales en los que el paciente cursa con hemiple-
jía—, los eventos repetidos de lesión (beisbolista, carnicero, etc.) y los cambios morfoló-
gicos —osteoartrosis, calcificaciones tendinosas o zonas isquémicas del tendón.
Los tratamientos incluyen el uso de AINE, inhibidores selectivos de la COX–2, anal-
gésicos, opioides y esteroides sistémicos, la infiltración de esteroides locales, hialurona-
tos120 o colágeno, el bloqueo de nervios, la fisioterapia, el ejercicio, el uso de calor o hielo
local, las ondas de choque y el uso de soportes; si no existe mejoría se debe valorar la ciru-
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gía.100,102–107
Articulación glenohumeral
La artrosis primaria es una patología frecuente causada por problemas degenerativos del
cartílago articular, que puede llegar a osteonecrosis y lesiones del rodete glenoideo; otras
causas son la luxación repetida, los desgarros graves del manguito rotador y la asociación
con secuelas de fracturas. Además, el dolor se asocia a la actividad y se incrementa en los
extremos del arco de movimiento generando limitación para peinarse, tocarse el hombro
contralateral o llevar la mano a la parte posterior del tronco. Según el tiempo de evolución
puede existir atrofia de la masa muscular, alteraciones sensitivas y disminución de la fuer-
za muscular. En las radiografías es posible visualizar disminución del espacio articular,
formación de osteofitos y esclerosis ósea (figura 4–30).
92 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
Articulación acromioclavicular
Capsulitis adhesiva
Puede ser conocida de diferentes maneras —capsulitis adhesiva, hombro rígido o conge-
lado, capsulitis retráctil y contractura del hombro— aplicadas indistintamente, lo cual
puede generar confusión.
La capsulitis adhesiva es un trastorno doloroso caracterizado por la pérdida progresiva
de los dos tipos de movimiento —el activo y el pasivo. Es frecuente en personas de la ter-
cera edad, con una mayor incidencia en mujeres y frecuencia en el hombro no dominante,
que puede estar asociada en pacientes que padecen diabetes mellitus105,112 o hipertiroidis-
mo. Otro mecanismo causal puede estar relacionado con traumatismos, proceso inflama-
torio severo, lesión del manguito rotador, rigidez posquirúrgica y factores extrínsecos,
como afectación de la columna cervical, cirugía de mama y trastornos cardiopulmonares.
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 93
Las alteraciones histológicas se caracterizan por inflamación sinovial con infiltración lin-
focitaria perivascular, que con el tiempo presenta engrosamiento, fibrosis y adherencias
hasta llegar a la obliteración de la cápsula articular. Otro origen de la rigidez del hombro
puede ser exclusivamente funcional, ocasionada por dolor, a la cual se le conoce como
rigidez falsa; en ésta se puede realizar la infiltración con corticosteroide y lidocaína a 2%
del nervio supraescapular, el cual es responsable de la inervación sensitiva de la cápsula
articular; después se esperan unos minutos y se le pide al paciente que realice un movi-
miento de abducción; cuando se trata de una rigidez falsa ante la ausencia de dolor el pa-
ciente puede realizar dicho movimiento; si no lo logra es posible que se encuentre lesiona-
do el manguito rotador o que la capsulitis adhesiva sea severa.
El tratamiento consiste en iniciar la fisioterapia, controlar el dolor y la realización de
ejercicios activos y pasivos con un rango de movimiento suave. La aplicación de corticos-
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Bursitis
Existen cavidades revestidas de líquido sinovial, denominadas bolsas serosas, que se si-
túan en zonas de roce o de apoyo, cuya función básica es lubricar la articulación para faci-
litar el movimiento y proteger el cartílago articular. Estas zonas son vulnerables a trauma-
tismos que desencadenan una reacción inflamatoria; por estar revestidas de líquido
94 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
C
A
CO
PL
Figura 4–32. Anatomía del hombro, vista lateral. A: acromion; C: clavícula; CO: coracoi-
des; H: húmero; PL: porción larga del bíceps.
Es frecuente que el paciente acuda al médico de primer contacto por afecciones que gene-
ran dolor en el hombro. La mayoría de los trastornos que afectan al hombro y que pueden
ser tratados mediante infiltración son las lesiones del manguito de los rotadores, las cuales
pueden ser causadas por traumatismos agudos, degeneración crónica o pinzamiento.
Indicaciones de infiltración:
IES A
H
D
E
Figura 4–33. Anatomía del hombro, vista lateral; posición de la aguja. H: húmero; A:
acromion; E: escápula; H: húmero; D: deltoides; IES: infiltración espacio subacromial.
Articulación glenohumeral
La articulación glenohumeral es la segunda articulación de más fácil acceso después de
la rodilla.
Entre las patologías más frecuentes se encuentran la capsulitis adhesiva, la cabeza lar-
ga del tendón del bíceps, que tiene su origen dentro de la cápsula articular, así como tendi-
nitis del bíceps.
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Indicaciones:114
Existen varios abordajes para la infiltración, pero uno de los más usados es el de la vía
posterior.
1. Vía superior.
2. Vía anterior.
3. Vía posterior.
4. Vía externa o lateral.
5. Infiltración inferior del deltoides.
96 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
IAC
C
AC
A E
EE
IS D
Figura 4–34. Anatomía del hombro, vista posterior; posición de la aguja. C: clavícula;
A: acromion; H: húmero; EE: espina de la escápula; E: escápula; D: deltoides; AC: arti-
culación acromioclavicular; IS: infiltración subacromial (abordaje lateral); IAC: infiltra-
ción articulación acromioclavicular.
Vía superior
Indicaciones: osteoartrosis glenohumeral, capsulitis adhesiva, artritis reumatoide y blo-
queo postraumático.
Técnica
S Elección de la aguja: aguja de 22 G x 32 mm o 21 G x 32 mm, o 23 G x 25 mm, según
el grosor del panículo adiposo.
S Dosis a inyectar: de 1 a 2 mL de esteroide; dependiendo del medicamento elegido
se agregan de 1 a 2 mL de lidocaína a 2%.
S Infiltración: el paciente debe estar sentado con el brazo colgando.
S Puntos de inyección:
S Inmediatamente por atrás de la articulación acromioclavicular.
S En la punta del ángulo agudo formado por el borde posterior de la clavícula y
el borde interno del acromion.
El trayecto de la aguja es oblicuo, por abajo y un poco por afuera hasta el cartílago de la
cabeza humeral. La inyección es intraarticular (figura 4–34).
Vía anterior
Indicaciones: periartritis glenohumeral en forma anterior, capsulitis y artritis reumatoide.
Técnica
S Elección de la aguja: de 22 G x 32 mm o 21 G x 32 mm, o 23 G x 25 mm, según
el grosor del panículo adiposo.
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 97
CO
Vía posterior
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Indicaciones: dolor del hombro, osteoartrosis, lesiones del rodete glenoideo, capsulitis
adhesiva, artritis reumatoide, tendinitis del bíceps, lesión del supraespinoso, etc.
Técnica
nera de un ángulo de 90_; se localiza este borde externo. Se marca y, por debajo a
1.5 cm, se localiza una depresión que corresponde al espacio articular 1 cm hacia
adentro. Se coloca la aguja de 22 G x 32 mm a 45_, se penetra la piel dejando un
botón anestésico y se coloca la jeringa a 90_ (perpendicular) hacia la articulación,
donde se aspira y verifica la presencia de líquido sinovial; se deposita el medica-
mento. No debe existir resistencia (figura 4–36).
Vía externa
Indicaciones: osteoartrosis glenohumeral.
Técnica
Técnica
Una ligera oposición a la abducción del brazo permite localizar la convergencia de las fi-
bras del músculo deltoides hacia la “V” deltoidea entre el músculo del bíceps, por atrás
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del tríceps. La aguja penetra en este punto en forma perpendicular a la piel hasta el contac-
to óseo, entre 0.5 y 1 cm.
Técnica
S Infiltración: el paciente debe estar sentado con la cabeza ligeramente flexionada ha-
cia adelante.
S Se localiza el ángulo superior interno de la escápula aproximadamente a uno o dos
dedos de la línea vertebral a nivel de T1. El músculo angular de la escápula es fácil-
mente perceptible al tacto.
S Con o sin la desensibilización de la piel, con ayuda de un pequeño “botón dérmico”
de lidocaína (precaución con el riesgo de choque anafiláctico), la aguja se introduce
perpendicularmente a la piel, a nivel de las inserciones inferiores del músculo angu-
lar del omóplato; posteriormente la aguja se retira de 1 a 2 mm y se introduce a lo
alto en forma oblicua hasta el contacto con el músculo.
Consejo: para facilitar la localización de este punto se le pide al paciente que pase el brazo
hacia la espalda, lo cual permite abrir la escápula.
Articulación acromioclavicular
Indicaciones
1. Secuelas de luxaciones.
2. Esguinces acromioclaviculares.
3. Artrosis acromioclavicular.
4. Lesión del menisco acromioclavicular.
Técnica
CODO
El codo está conformado por tres huesos: la porción distal del húmero por la cara articular
de la epífisis, la región proximal del radio y la ulna (cúbito); sus caras articulares están
cubiertas por cartílago hialino.122
En el húmero la cápsula articular se inserta por delante, encima de las fosas coronoidea
y radial; a los lados se inserta en la periferia de las bases de los epicóndilos y cerca del
borde de la cara articular de la tróclea y de la cabecita del húmero. En la cavidad de la
articulación del codo se distinguen tres articulaciones:
El codo es el reino de la patología articular. Las tendinopatías son dominadas por la epi-
condilitis, pero la bursitis y los síndromes articulares son igualmente observados. El codo
puede presentar múltiples patologías, ya que a nivel de los epicóndilos medial o lateral
se insertan una gran cantidad de músculos. Los resultados de las actividades deportivas
(tenis, golf, frontón, etc.), los juegos de video, el uso de teléfonos celulares y computado-
ras (mouse), los trabajos de gran esfuerzo muscular y las enfermedades (gota y artritis reu-
matoide), entre otros, se pueden concentrar en este sitio.
Las estadísticas (2002) permiten situar las diferentes patologías de la siguiente manera:
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 103
B
T
EL
O
Figura 4–39. Epicondilitis lateral, anatomía. T: tríceps; B: bíceps; O: olécranon; EL: epi-
cóndilo lateral.
Epicondilitis 60%
Epitrocleítis 20%
Esguince del codo 10%
Dolor del olécranon 2%
Bursitis olecraniana 2%
Inserción radial del bíceps 2%
Síndrome del túnel radial (nervio interóseo) 2%
El dolor se origina en el epicóndilo lateral humeral, también conocido como “codo del
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nes con plaquetas y células madre es una terapia que se aplica actualmente con buenos
resultados.113 La falla del tratamiento es posible por error diagnóstico, ya que existen do-
lores referidos al codo que tienen su origen en la columna cervical.
Etiología
Esta afección fue descrita en 1883 por Major. Se ha observado que de 10 a 50% de los
jugadores de tenis presentan esta patología durante el desarrollo de la actividad. En la po-
blación general se presenta con una relación de 4:1 en los hombres y en los jugadores, con
una relación de 7:1 en los hombres respecto a las mujeres. Este síndrome por sobrecarga
está producido por una tensión mantenida sobre los músculos de la presión (extensores
radiales corto y largo del carpo) y los músculos supinadores (supinadores largo y corto)
del antebrazo, que se originan en el epicóndilo lateral del húmero.109–111 El dolor comien-
za en los tendones extensores cuando se extiende la muñeca contra una resistencia (p. ej.,
al tratar de abrir una puerta girando la perilla). Si el esfuerzo se mantiene los músculos
y los tendones duelen incluso durante el reposo, produciendo una hemorragia subperiósti-
ca, periostitis, calcificación y formación de osteofitos en el epicóndilo lateral. Otras cau-
sas pueden suscitar dolor en el codo, como hipovascularidad de la región o uso de medica-
mentos, como los antimicrobianos del tipo de las fluoroquinolonas.109
Tratamiento
Epitrocleítis
Dolor que se origina en el epicóndilo medial, o “codo del golfista”. El cuadro es similar
al de la epicondilitis lateral, pero se sitúa en la inserción de los músculos flexores–prona-
dores de la mano, en la epitróclea. El dolor es insidioso a la palpación, de evolución lenta
y de localización imprecisa, principalmente en una zona distal y anterior al epicóndilo in-
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 105
terno.121 El tratamiento puede ser conservador; las infiltraciones con corticosteroides más
lidocaína simple a 2% constituyen la elección.
Epicondilitis medial
1. Vía externa.
2. Vía anterior y lateral interna.
3. Vía posterior y lateral externa (tríceps olécranon).
Vía externa
Técnica
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H
CR
IEL
Figura 4–40. Epicondilitis medial, posición de la aguja. T: tríceps; H: húmero; CR: cabe-
za del radio; IEL: infiltración epicóndilo lateral; O: olécranon.
Indicaciones: artrosis del codo, artritis reumatoide, enfermedad de la cabeza radial y su-
pinación dolorosa del adulto. Inyección intraarticular.
Técnica
Técnica
Indicaciones: epicondilitis medial o epitrocleítis a través de las vías anterior y lateral in-
terna. La epicondilitis medial resulta del esfuerzo de los músculos flexores y pronadores
de la mano.
Técnica
Técnica
Tríceps olécranon
Indicaciones: tendinitis y bursitis del tríceps, e higromas del codo.
Técnica
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IT
T
H R
CR
IEM
IB
Bursitis olecraniana
Indicaciones: afección de la apófisis radial (epicondilalgia, artrosis del codo y localiza-
ción de una monoartritis reumatoide o de una bursitis olecraniana).
La bolsa subcutánea olecraniana constituye un sitio frecuente de infiltración y artro-
centesis; ésta puede resultar sencilla al presentar una importante distensión de la bolsa,
que la hace evidente. La bolsa puede ser susceptible de procesos inflamatorios, hemartro-
sis, derrame sinovial e infecciones.
Para aspirar grandes cantidades de líquido se podrán requerir agujas de calibre 18 G,
19 G, 20 G (amarilla), así como jeringa de 20 cm3 para un aspirado suficiente y enviar a
estudio el líquido extraído.
Técnica
S Elección de la aguja: de 22 G x 32 mm o 21 G x 32 mm, o 23 G x 25 mm.
S Dosis a inyectar: 1 mL de esteroide más 1 mL de lidocaína a 2%.
S Infiltración: el codo debe estar en flexión de 90_. El punto de inyección se sitúa den-
tro del surco radiocubital, perpendicularmente a la piel, 1 cm por debajo y antes del
borde inferior del epicóndilo. La aguja penetra de 1.5 a 2 cm dentro de la cavidad
de la articulación radiocubital superior (figura 4–42).
Complicaciones
Las complicaciones derivadas de las infiltraciones pueden ser sistémicas y locales. En
muchos casos surgen por uso indiscriminado de las mismas, automedicaciones o desco-
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 109
T
E
EL
O NR
Bursitis
Figura 4–42. Epicondilitis medial, anatomía. E: epicondilitis (codo de tenista); EL: epi-
cóndilo lateral; T: tríceps; B: bíceps; O: olécranon; NR: nervio radial.
nocimiento del tipo de corticosteroide de acción rápida o de depósito que se está usando.
En muchos de los estudios se han observado alteraciones del eje hipotálamo–hipófisis–su-
prarrenales; las más frecuentes ocasionan disminución del cortisol sérico durante las prime-
ras 24 a 48 h, el cual se recupera entre una y cuatro semanas.115 Las complicaciones más
frecuentes incluyen incremento de las cifras tensionales, aumento de la glucemia —prin-
cipalmente en los pacientes diabéticos, por lo que estos pacientes deben estar controlados
de manera adecuada—, disminución de la proteína C reactiva, velocidad de eritrosedi-
mentación globular y elevación de las citocinas.115 El uso de la infiltración guiada por ul-
trasonido puede reducir las complicaciones y los efectos sistémicos de los esteroides.119
Complicaciones locales
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MANO
Carlos Gargollo
Los procesos inflamatorios y degenerativos de la mano pueden producir una importante
limitación funcional. Entre estos padecimientos está la patología de los tendones, que es
una de las principales causas de consulta por problemas de la extremidad superior.
110 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
Tenosinovitis de De Quervain
Fue descrita por primera vez en 1895 por el Dr. Fritz de Quervain en Suiza, de ahí toma
su nombre. Se trata de una tenosinovitis de los tendones abductor largo y extensor corto
del pulgar, los cuales se encuentran dentro del primer compartimento extensor de la mu-
ñeca que se localiza sobre la apófisis estiloides del radio.124
Epidemiología
No existen estudios epidemiológicos de largo plazo para determinar la prevalencia de la
enfermedad de De Quervain, pero es muy común, principalmente en las mujeres en la
cuarta década de la vida; existe también una alta incidencia en las mujeres embarazadas
y lactando.125
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 111
Tendón del
extensor corto
del pulgar
Tendón del
abductor largo
del pulgar
Anatomía
Fisiopatología
La tenosinovitis estenosante del primer compartimento dorsal está causada por desgaste
de los tendones secundario a la fricción; las fuerzas ejercidas sobre los tendones producen
edema y engrosamiento del retináculo extensor que cubre el primer compartimento.
El daño funcional se produce cuando los tendones ya no pueden deslizarse libremente
en este túnel fibroóseo, dando como resultado dolor y disminución de la movilidad.
Se han postulado varias teorías sobre la causa de la tenosinovitis de De Quervain, in-
cluyendo trauma repetitivo, aumento de la fricción, anormalidades anatómicas, enferme-
112 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
Diagnóstico
La presentación clínica de la tenosinovitis de De Quervain es muy típica; se caracteriza
por dolor sobre la cara radial de la muñeca, el cual aumenta con los movimientos del pul-
gar, principalmente la pinza gruesa, la abducción y la desviación cubital de la muñeca.
Comúnmente se irradia hacia el borde radial del antebrazo.
El diagnóstico diferencial incluye el síndrome de intersección, la fractura del estiloi-
des radial, la fractura del escafoides carpiano, la inestabilidad carpiana, la artrosis basal
del pulgar y la neuritis del nervio radial.
Durante la exploración física se observa un nódulo doloroso sobre el estiloides radial.
La prueba diagnóstica más utilizada es la de Finkelstein, la cual consiste en que se produce
dolor severo al realizar desviación cubital de la muñeca mientras se mantiene el pulgar
en la palma de la mano cubierto por los dedos; esta prueba es considerada patognomónica
para este padecimiento. El diagnóstico es 100% clínico; no se requieren estudios de gabi-
nete adicionales.
Tratamiento
En las primeras descripciones de este padecimiento se mencionaba que el único trata-
miento adecuado era el quirúrgico, pero actualmente la evidencia apoya poder utilizar el
tratamiento conservador como primera opción.126
Los pacientes con dolor de leve a moderado que no tengan limitación para realizar las
actividades de la vida diaria se deben tratar primero con reposo, férulas, antiinflamatorios
no esteroideos e infiltración de corticoides en el primer compartimento extensor.127 El uso
de férulas ayuda a descansar los tendones, ya que al inmovilizar el pulgar y la muñeca en
una sola posición se evita que los tendones continúen friccionándose dentro del túnel fi-
broóseo y aumenten el edema y el dolor. Los AINE normalmente sólo producen un alivio
del dolor de corta duración mientras el paciente los esté tomando, pero al suspenderlos
los síntomas regresan.
La infiltración local de corticoides dentro del primer compartimento dorsal es el méto-
do conservador más efectivo para el tratamiento de la tenosinovitis de De Quervain. Mu-
chos pacientes experimentan una completa remisión de los síntomas con una sola infiltra-
ción. La falta de mejoría con la infiltración generalmente es debida a una técnica
inadecuada y a variaciones anatómicas dentro del primer compartimento extensor.
La infiltración debe consistir en una dosis de 1 mL de esteroide junto con 0.5 a 1 mL
de algún anestésico local. Se han reportado resultados similares con el empleo de diferen-
tes corticoides, como betametasona, metilprednisolona, triamcinolona y dexametasona,
así como con diferentes anestésicos, como lidocaína o bupivacaína. Aunque el resultado
terapéutico es similar, en general los corticoides hidrosolubles presentan menos compli-
caciones locales.
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 113
Figura 4–44. Posición correcta de la aguja para infiltrar el primer compartimento dorsal
en la enfermedad de De Quervain.
La técnica de infiltración consiste en primero preparar la piel con una solución antisép-
tica. Se palpan los tendones del extensor corto del pulgar y el abductor largo siguiendo
el borde del estiloides radial hasta sentir el borde proximal del primer compartimento dor-
sal. Se introduce una aguja de calibre 25 o 26 G dentro de la vaina de los tendones, paralela
a éstos, y se infiltra el corticoide (figura 4–44). El medicamento debe fluir sin resistencia
y se debe observar y palpar que la vaina se llena de líquido en sentidos proximal y distal.128
Es importante que la infiltración se realice de manera peritendinosa y no intratendi-
nosa, ya que esto puede debilitar los tendones y ocasionar una ruptura tardía. Para lograr
esto es importante que una vez introducida la aguja se mueva el dedo pulgar hacia arriba
y hacia abajo; en caso de que la aguja se encuentre dentro de uno de los tendones, se move-
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rá en forma sincrónica con los movimientos del pulgar; si esto sucede, se debe extraer
poco a poco la aguja hasta que cese el movimiento, lo cual indica que se está dentro de
la vaina, pero no del tendón (figura 4–45). Después de la infiltración no es necesario in-
movilizar la mano ni restringir las actividades del paciente.
En caso de una remisión parcial de los síntomas se puede realizar una segunda infiltra-
ción después de cuatro a ocho semanas en los pacientes que aún presenten algo de dolor.
Existe evidencia de que las infiltraciones con corticoides en la enfermedad de De
Quervain son superiores al tratamiento con férulas o fisioterapia, aunque la evidencia se
basa en estudios controlados pequeños.129 Se debe indicar el tratamiento quirúrgico cuan-
do los síntomas no desaparecen después de dos infiltraciones o han pasado seis meses de
tratamiento conservador sin obtener mejoría y se ha descartado que el paciente presente
otra patología.
El tratamiento quirúrgico consiste en la liberación del primer compartimento extensor,
teniendo cuidado de liberar completamente los tendones tanto del abductor largo como
114 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
Figura 4–45. La aguja debe quedar dentro de la vaina tendinosa, entre los tendones del
abductor largo y del extensor corto del pulgar.
del extensor corto del pulgar y realizar una tenolisis o una sinovectomía, o ambos. El trata-
miento quirúrgico produce una curación en más de 98% de los pacientes y normalmente
presenta una muy baja tasa de complicaciones.
Complicaciones
Antes de la infiltración se le debe advertir al paciente que se puede presentar una decolora-
ción de la piel en el sitio de la inyección; esto es más común en las personas de piel oscura;
también se puede presentar atrofia de la grasa subcutánea.
Las reacciones adversas a la infiltración de corticoides por lo general son menores; se
pueden presentar dolor, neuritis o exacerbación de los síntomas.
Dedo en gatillo
El dedo en gatillo o tenosinovitis estenosante de los tendones flexores fue descrito por
primera vez por el Dr. Notta en 1850; en ese tiempo el tratamiento era conservador e in-
cluía férulas, estiramientos y fisioterapia.
Se trata de un problema mecánico causado por una incongruencia entre el tamaño del
tendón flexor y su vaina tendinosa.
Se caracteriza por la imposibilidad de flexionar o extender el dedo de manera suave
y sin esfuerzo. Los pacientes refieren que el dedo “brinca” o “se atora”; puede existir dolor
severo, sobre todo al extender el dedo.130
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 115
Epidemiología
El dedo en gatillo primario idiopático es más frecuente en las mujeres, con una relación
de 6:2 respecto de los hombres y una incidencia mayor entre los 40 y los 60 años de edad.
Se asocia con diabetes mellitus, artritis reumatoide y gota. El dedo en gatillo se puede pre-
sentar también en los niños, afectando el pulgar en más de 90% de los casos; sin embargo,
su etiología es diferente a la del dedo en gatillo del adulto, que es el que nos ocupa.
El dedo comúnmente más afectado es el anular, seguido por los dedos pulgar, medio,
índice y, por último, el meñique. Aunque sólo se vea afectado un dedo, la incapacidad fun-
cional que se produce en la mano es importante.
Anatomía
Los tendones flexores de los dedos —flexor superficial, flexor profundo y flexor largo
del pulgar— se deben deslizar suavemente por sus vainas sinoviales. La vaina tendinosa
es una estructura delgada que envuelve a los tendones flexores desde el cuello del meta-
carpiano hasta la parte proximal de la falange distal. Se encuentra adherida longitudinal-
mente a las estructuras óseas. La vaina es gruesa sobre las falanges y más delgada sobre
las articulaciones para permitir la flexión.
Estas vainas presentan engrosamientos bien definidos que constituyen cinco poleas
anulares (A1 a A5) y tres cruciformes (C1 a C3) en los dedos, y dos poleas anulares (A1
y A2) y una oblicua en el pulgar (O–1) (figura 4–46). El objetivo de estas poleas es mante-
ner los tendones lo más cercanos posible a las falanges durante los movimientos de fle-
xión y extensión de los dedos, evitando la formación de una “cuerda de arco”, para poder
mantener una fuerza de prensión constante, y mejorando el deslizamiento de los tendones.
Polea A5
Polea C3
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Polea A4
Polea C2
Polea A3
Polea C1
Polea A2
Polea Polea A1
A1
Figura 4–46. Anatomía del sistema de poleas y vaina tendinosa de los tendones flexo-
res. Se muestran cinco poleas anulares (A1–A5) y tres poleas cruciformes (C1–C3).
116 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
Fisiopatología
Se presenta la tenosinovitis estenosante cuando existe una desproporción patológica entre
la vaina tendinosa y su contenido. Esta desproporción evita el suave deslizamiento de los
tendones cuando pasan por la polea A1. La polea A1 se llega a hipertrofiar entre dos y
tres veces su tamaño normal, estrechando de manera considerable el espacio por donde
pasan los tendones. Los tendones también sufren cambios similares, engrosándose en su
cara avascular, por lo que se produce un rozamiento de ellos contra la polea A1, iniciando
así un círculo vicioso.131
Diagnóstico
La presentación del dedo en gatillo es muy variada. El paciente en etapas iniciales puede
reportar únicamente dolor en la palma de la mano, percibir un leve chasquido al flexionar
los dedos o mostrar incapacidad para completar la flexión de los mismos. Estos síntomas
son más frecuentes en la mañana al despertar, pero mejoran durante el día con el uso nor-
mal de la mano.
Conforme progresa la tenosinovitis estenosante y el problema se hace más severo el
dolor aumenta e inclusive se puede irradiar hacia el antebrazo. El chasquido se presenta
en la cara palmar de la articulación metacarpofalángica, aunque algunos pacientes lo re-
fieren a nivel de la articulación interfalángica proximal.
El dedo se queda trabado en flexión y tiene que ser extendido con ayuda de la otra mano
o de otra persona. En los casos crónicos es frecuente que el paciente desarrolle una con-
tractura rígida con flexión de la falange distal.131
Durante la exploración física se encuentra dolor al palpar la cara palmar a nivel del
cuello del metacarpiano. Se puede palpar un nódulo, el cual se mueve siguiendo los movi-
mientos del dedo. Al realizar la flexión completa del dedo éste se traba y se requiere fuerza
para extenderlo; la extensión produce dolor en el momento en que el nódulo pasa por la
polea A1 y se siente un chasquido; de ahí el nombre de dedo “en gatillo”.
El diagnóstico diferencial debe incluir la enfermedad de Dupuytren (fibromatosis pal-
mar), las luxaciones y subluxaciones interfalángicas y de la vaina tendinosa, y la artritis
reumatoide. Igual que ocurre en otras tenosinovitis, los estudios de gabinete no son de uti-
lidad para el diagnóstico, dado que éste es exclusivamente clínico.
El dedo en gatillo se puede clasificar en cinco grados, dependiendo de los hallazgos
clínicos y su severidad (cuadro 4–5). Esta clasificación es exclusivamente clínica y no
sirve como guía de tratamiento. El tratamiento se debe basar en la intensidad y duración
de los síntomas.
Tratamiento
En los casos de dedo en gatillo se debe intentar primero el tratamiento conservador, el cual
puede incluir férulas, AINE e infiltraciones con corticoides (figura 4–47).
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 117
En etapas iniciales del tratamiento normalmente es suficiente con modificar las activi-
dades del paciente para detener el problema. Las actividades en que se usa la mano de ma-
nera repetitiva, realizando presión con fuerza, producen inflamación de los tendones,
como la jardinería, la costura, el tejido, la decoración de pasteles, la percusión de instru-
mentos musicales (bongós), etc. Sin embargo, en muchos pacientes no se puede identifi-
car un factor causal específico.132
Aparte de la modificación de actividades, los AINE deben ser la primera forma de tra-
tamiento en los casos con una evolución menor de seis meses y sin deformidad fija del
dedo, ya sea en flexión o en extensión, siempre y cuando no exista alguna contraindica-
ción para su uso, como úlcera péptica activa o alergias.
El uso de férulas —comerciales o fabricadas a la medida de los pacientes— ha sido
sugerido por varios autores. Los resultados obtenidos son muy variables; algunos han re-
portado un éxito en 60% de los pacientes; sin embargo, su utilidad es difícil de valorar,
ya que en la mayoría de los trabajos se han usado combinadas con otros métodos, como
AINE, fisioterapia o infiltraciones.
La infiltración de esteroides dentro de la vaina tendinosa es el tratamiento de elección
en los pacientes con síntomas de más de seis meses de duración o en caso de que el dedo
atorado interfiera con la función de la mano.
Existe evidencia de que las infiltraciones con corticoides representan un tratamiento
efectivo para el dedo en gatillo; sin embargo, esta conclusión es limitada porque sólo exis-
ten trabajos pequeños con nivel de evidencia bajo, aunque es un tratamiento que produce
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Tenosinovitis
estenosante
Curado No curado
Curado No curado
Curado No curado
Curado No curado
línea media del dedo. Hay estudios que no han encontrado diferencia entre la infiltración
dentro de la vaina y en la periferia de ésta.134
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 119
Figura 4–48. Posición correcta de la aguja para infiltrar la vaina tendinosa en el dedo en
gatillo; se muestran los puntos en donde se debe realizar la punción en los otros dedos.
Polea A
Figura 4–49. Posición de la aguja dentro de la vaina, por debajo de la polea A, sin intro-
ducirse en el tendón flexor.
120 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
filtración con triamcinolona produce un resultado más rápido, pero de menor duración.135
Es preferible utilizar corticoides hidrosolubles, ya que no dejan residuos dentro de la vai-
na tendinosa, no causan una tenosinovitis reactiva y producen menor atrofia grasa si la
inyección se coloca en el tejido subcutáneo.
Los dedos en gatillo grados 0 a 4 han sido tratados mediante infiltración de corticoides,
con resultados que varían de 40 a 90% de éxito; en una revisión sistemática reciente de
estudios de nivel I y II la tasa de éxito agregada fue de 57%. En un estudio pronóstico de
nivel I en 130 pacientes la tasa de recurrencia a un año fue de 56%. La tasa de recurrencia
es mayor en los pacientes diabéticos tipo I y en los pacientes jóvenes, así como ante la
presencia de afección de varios dedos o historia de tendinopatías en otras partes de la ex-
tremidad superior.136
Cuando el paciente no responde a dos infiltraciones de corticoides, tiene dedos grado
4 (trabados) o son varios los dedos afectados, o el problema ha estado presente por más
de seis meses, se indica el tratamiento quirúrgico consistente en la sección de la polea A1,
sea por medio de técnica abierta o percutánea. En general los resultados del tratamiento
quirúrgico son excelentes.
En los niños que padecen dedo en gatillo no está indicada la infiltración de corticoides,
por lo que la cirugía es el tratamiento de elección.
Complicaciones
El síndrome del túnel del carpo (STC) es la neuropatía compresiva más frecuente en la
extremidad superior; afecta personas de todas las edades, pero es más frecuente en las mu-
jeres posmenopáusicas.
A pesar de ser un padecimiento tan frecuente y con infinidad de artículos publicados
en la literatura, no existe aún un consenso respecto al diagnóstico y el tratamiento óptimos
de este problema.137 La Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos (AAOS) publicó
recientemente dos guías de práctica clínica, una sobre el diagnóstico y otra sobre el trata-
miento; sin embargo, en ambas la fuerza de las recomendaciones fue limitada debido a
la baja calidad de la evidencia disponible.
La AAOS define al STC como una neuropatía compresiva sintomática del nervio me-
diano a nivel de la muñeca, la cual se caracteriza fisiológicamente por un aumento de la
presión dentro del túnel carpiano y una disminución de la función del nervio a ese nivel.138
Epidemiología
Este padecimiento afecta a un amplio rango de pacientes de diferentes edades, sexo, raza
y con diferentes ocupaciones, y se asocia comúnmente a padecimientos sistémicos, como
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 121
Ligamento
transverso del
carpo
Nervio
Tendón mediano
flexor
Figura 4–50. Anatomía del túnel del carpo; se muestran el ligamento transverso del
carpo, el nervio mediano y los tendones flexores.
diabetes, artritis, gota y amiloidosis, entre otros. En EUA el STC tiene una incidencia de
1 a 3 casos por cada 1 000 personas al año, con un prevalencia de 50 casos por cada 1 000
personas. La falta de tratamiento puede ocasionar discapacidad importante en la mano
afectada.139
Anatomía
El túnel del carpo se localiza en la cara palmar de la mano; tiene una longitud de aproxima-
damente 2.5 cm. Es el más grande de los túneles osteofibrosos de la mano; tiene piso, dos
paredes óseas formadas por el hueso semilunar, el trapecio y el ganchudo, y techo, confor-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
mado por el ligamento transverso del carpo, una estructura fibrosa inelástica.
Por el túnel atraviesan nueve tendones flexores —dos de cada dedo y uno del pulgar—
y el nervio mediano. Cuando los tendones aumentan de volumen llenan el túnel y compri-
men el nervio mediano (figura 4–50).
Fisiopatología
La compresión del nervio interrumpe la conducción nerviosa normal por lesión de la vai-
na de mielina. En compresiones de larga evolución es posible observar degeneración wa-
lleriana de los axones. Cualquier evento que aumente el volumen de los tendones flexores
puede producir síntomas de compresión nerviosa, por ejemplo, la artritis reumatoide, la
amiloidosis, la gota, el embarazo, etc.
En la mayoría de los pacientes con síntomas claros de STC no se puede descubrir un
factor causante. En estos pacientes los tendones se encuentran edematosos, principalmen-
122 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
Diagnóstico
No existe una regla de oro para el diagnóstico del STC, por lo que el diagnóstico correcto
aún genera controversias. El debate se centra principalmente en la utilidad de las pruebas
clínicas, la presentación de los síntomas y la correcta utilización de las pruebas diagnósticas.
Graham126 presentó una lista de seis criterios clínicos para realizar el diagnóstico de
síndrome del túnel del carpo, los cuales fueron validados mediante análisis estadístico y
demostraron tener una asociación alta con el STC (cuadro 4–6).
Los criterios clínicos aceptados incluyen:
El diagnóstico del STC continúa siendo clínico y el papel que desempeñan los diferentes
estudios de gabinete no se ha definido por completo. La evidencia muestra que una com-
binación de la clínica con los estudios electrodiagnósticos es la mejor combinación para
llegar al diagnóstico correcto.
En la guía clínica de diagnóstico elaborada por la AAOS la única recomendación con
un nivel alto de evidencia es que se deben solicitar estudios electrofisiológicos únicamen-
Uso de esteroides en enfermedades del sistema musculosquelético 123
Tratamiento
Igual que en los otros padecimientos de la mano que se han revisado hasta ahora, el trata-
miento del STC se puede dividir básicamente en conservador y quirúrgico. Existen infini-
dad de artículos que favorecen una u otra modalidad y comparan los resultados de am-
bas.137 Existen estudios con niveles altos de evidencia que sugieren tratamiento
conservador a base de férulas, AINE, fisioterapia, infiltración local de esteroides e inclu-
sive el uso de esteroides sistémicos. Se debe intentar primero un periodo de tratamiento
conservador. Si en un periodo de dos a siete semanas de tratamiento el paciente no experi-
menta mejoría de los síntomas se puede intentar otro periodo con diferente tratamiento,
siempre y cuando no exista duda sobre el diagnóstico correcto del STC.139
La cirugía temprana puede ser una opción cuando existe evidencia de una denervación
en los músculos tenar o cuando el paciente prefiera evitar el tratamiento conservador.
La infiltración de corticoides en el STC produce un beneficio sintomático importante;
inclusive se ha demostrado que los pacientes que refieren mejoría después de una infiltra-
ción de corticoides en general son los que van a tener una buena respuesta al tratamiento
quirúrgico.141 La infiltración de corticoides puede ser un tratamiento útil en los pacientes
que por alguna razón quieren diferir el tratamiento quirúrgico por un tiempo, pero que
buscan un alivio temporal de sus síntomas.
Se han realizado estudios que valoran la utilidad de los esteroides sistémicos y, aunque
existió una importante mejoría de los pacientes en comparación con los que recibieron
placebo, la mejoría fue de corta duración. Además, se debe tomar en cuenta el riesgo de
alguna complicación por el uso de esteroides sistémicos, aunque sea durante periodos cor-
tos.142 En la comparación del uso de corticoides sistémicos con la infiltración local de cor-
ticoides los resultados fueron muy superiores en el grupo de infiltración y los beneficios
duraron más de tres meses.
También se ha comparado la infiltración de corticoides con la utilización o no de féru-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
las en posición funcional. Las dos modalidades juntas demostraron ser superiores a la in-
filtración por sí sola, extendiendo el periodo de alivio hasta por seis meses.143
En varios estudios no se ha demostrado que la utilización de un corticoide sea superior
a la de otro; todos producen una mejoría de los síntomas. La mayoría de los estudios han
sido realizados con esteroides de depósito, pero los hidrosolubles también tienen el mis-
mo efecto.144 Asimismo, no se ha podido demostrar que el aumento de la dosis incremente
el tiempo de duración del efecto.
Para realizar la infiltración del túnel carpiano se prepara la piel con un antiséptico y
a continuación se inserta una aguja calibre 25 o 26 en sentido proximal al pliegue de la
muñeca, con una inclinación de 30 a 45_ (figura 4–51).
Al introducir la aguja es importante asegurarse de que no quede adentro del nervio ni
de los tendones; esto se realiza moviendo los dedos, pero la aguja no se debe mover. Si
la aguja está en el nervio se despertará una sensación dolorosa muy importante, que es
seguro que el paciente nos va a hacer saber.
124 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
Una vez que se tiene la seguridad de que la aguja se encuentra en el interior de túnel
del carpo se procede a infiltrar de 1 a 2 cm3 del corticoide de nuestra elección.
Después de la infiltración no es necesario colocar ninguna inmovilización o restricción
a las actividades del paciente, aunque el uso de una férula en posición funcional aumenta
el tiempo de mejoría de los síntomas.
Cuando se efectúa una segunda infiltración y ya no se obtiene el efecto deseado es mo-
mento de pensar en realizar el tratamiento quirúrgico. Dicho tratamiento se realiza con
diferentes técnicas, aunque todas tienen el fin de seccionar el ligamento transverso del
carpo para liberar el nervio y evitar que siga siendo comprimido por los tendones.
Complicaciones
Por ser una infiltración a mayor profundidad que las anteriores la hipopigmentación de
la piel y la necrosis grasa son complicaciones mucho menos frecuentes, pero aun así es
información que debe conocer el paciente. Las otras complicaciones, como ruptura tendi-
nosa y aumento de los síntomas, también son raras.
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
134 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 4)
5
Uso de esteroides en
enfermedades reumáticas
Lucio Ventura Ríos
ARTRITIS REUMATOIDE
Definición
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Clasificación
Habitualmente se clasifica en seropositiva o seronegativa, dependiendo de la presencia
de factor reumatoide (FR). Este anticuerpo se encuentra en el suero de 85% de los pacien-
tes con artritis reumatoide (AR).5
135
136 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 5)
Tiene una distribución mundial, afectando a todos los grupos étnicos. Su prevalencia au-
menta con la edad, con un pico de incidencia entre la cuarta y la sexta décadas de la vida.
Afecta a 1% de la población mundial,6 mientras que en México aqueja a 1.6% de la pobla-
ción.7
Se considera una enfermedad catastrófica, en virtud de que la falta de tratamiento ade-
cuado llega a condicionar una incapacidad funcional potencialmente progresiva, trascen-
diendo en el ámbito familiar social y económico. En general estos pacientes requieren
más cuidados e ingresos hospitalarios y tienen al menos dos veces mayor mortalidad que
la población general.4
Uso de esteroides en enfermedades reumáticas 137
Etiología
Se desconoce. Los estudios en gemelos monocigotos y dicigotos apoyan el concepto que
indica que los factores genéticos son importantes en la susceptibilidad de la enfermedad.
Se ha asociado al antígeno leucocitario humano HLA–DR43 y se ha propuesto que las in-
fecciones podrían desempeñar un papel en su patogenia, dado que se ha observado que
en modelos animales, en los que la inmunización se realiza con paredes celulares bacteria-
nas, se desarrollan características clínicas e histológicas de AR, aunque la infección acti-
va del tejido sinovial por bacterias piógenas es una causa poco probable de la enferme-
dad.4 Por otra parte, la identificación y la caracterización del FR como un autoanticuerpo
constituyen la primera evidencia de que la autoinmunidad podría desempeñar un papel
en la AR. Se ha demostrado la manera en que participa en la iniciación, amplificación y
perpetuación del proceso inflamatorio. Recientemente se identificaron los anticuerpos
antipéptidos cíclicos citrulinados (anti–CCP) presentes en el suero de más de 90% de los
pacientes, aunque su papel patogénico no está del todo bien establecido. Se ha propuesto
que la AR y otras enfermedades autoinmunitarias son el resultado de la activación poli-
clonal de los linfocitos B. Estas células participan como células presentadoras de antíge-
nos; son fuente importante de diversas citocinas y quimiocinas y potenciadoras de la acti-
vidad de los linfocitos.4
Fisiopatogenia
La lesión inflamatoria primaria ocurre en la membrana sinovial. Los cambios más preco-
ces reflejan el daño en la microvasculatura sinovial con oclusión de la luz, edema de las
células endoteliales y espacios entre las células con proliferación de la capa de células de
revestimiento superficial (sinoviocitos A y B). Se presentan congestión, edema y exuda-
do de fibrina. La infiltración celular ocurre en la enfermedad temprana e inicialmente
consiste sobre todo en linfocitos T CD4. En etapas tardías pueden aparecer verdaderos
folículos linfoides, con abundantes células plasmáticas y células gigantes multinuclea-
das. Como consecuencia de la inflamación la membrana sinovial se vuelve hipertrófica
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Cuadro clínico
Las características varían no sólo entre los pacientes, sino también en un mismo paciente
durante la evolución de la enfermedad. La forma más frecuente de inicio es el desarrollo
138 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 5)
Diagnóstico
Pruebas de laboratorio
Ninguna prueba de laboratorio, hallazgo histológico o característica radiográfica confir-
ma el diagnóstico, ya que se establece con una variedad de hallazgos observados durante
un tiempo.
El FR se encuentra en 85% de los pacientes. Un pequeño porcentaje de pacientes que
no tienen este anticuerpo en la sangre se pueden volver positivos en el seguimiento. El
anti–CCP se detecta en cerca de 90%. Es útil la determinación de reactantes de fase aguda,
como la velocidad de sedimentación globular (VSG) y la proteína C reactiva, porque en
general se correlacionan con la inflamación, aunque algunos pacientes pueden tener una
VSG normal a pesar de estar inflamados.
Radiografía simple
En las primeras semanas se desarrolla un aumento de volumen del tejido blando periarti-
cular con edema en hueso y osteopenia yuxtaarticular. Algunos pacientes desarrollan ero-
sión yuxtaarticular y disminución o estrechez del espacio articular, particularmente en las
metacarpofalángicas, los carpos y los metatarsianos.
El ultrasonido puede ser de gran utilidad para el monitoreo de la respuesta al tratamien-
to. La evaluación se hace en escala de grises y Doppler de poder (DP). La presencia de
señal de este último indica inflamación activa. Varios estudios han mostrado que, a pesar
de que el proceso inflamatorio está en remisión, el ultrasonido puede detectar inflamación
en un gran porcentaje de pacientes.8,9
La resonancia magnética es el mejor método de imagen para el estudio de esta enfer-
medad; sin embargo, su alto costo y la imposibilidad de repetir el estudio las veces que
se requieran limitan su uso.
Uso de esteroides en enfermedades reumáticas 139
Complicaciones
Hay que diferenciar las complicaciones de las manifestaciones extraarticulares conocidas
en la enfermedad, como los nódulos reumatoideos que se desarrollan en 50% de los pa-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Tratamiento
Las recomendaciones de manejo de la artritis temprana (la que por el tiempo de evolución
aún no cumple con los criterios de clasificación para AR u otra enfermedad reumática o
infecciosa) basadas en la evidencia y la opinión de expertos son las siguientes:
140 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 5)
Los objetivos principales del manejo de la AR con FARME y terapia biológica incluyen:
1. Los reumatólogos son los especialistas que deben tratar a los pacientes con AR.
2. El tratamiento de los pacientes con AR se debe basar en la decisión compartida en-
tre el paciente y el reumatólogo.
3. La AR es cara respecto a los costos médicos y de productividad; ambos podrían ser
considerados para el tratamiento por parte del reumatólogo.
1. El tratamiento con FARME se debe iniciar tan pronto como se establezca el diag-
nóstico de AR.
2. El tratamiento debe tener el objetivo de alcanzar la remisión o baja actividad tan
pronto como sea posible en cada paciente. El tratamiento debe ser ajustado con
periodicidad (de uno a tres meses) y estricto monitoreo.
3. El MTX debe ser parte de la primera estrategia de tratamiento en los pacientes con
AR activa. Cuando el MTX esté contraindicado o se tenga intolerancia se deben
considerar los siguientes FARME como parte de la primera estrategia de trata-
miento: leflunomida, sulfasalazina y sales de oro inyectables.
4. En pacientes vírgenes a FARME, independientemente de la adición de GC, se podría
considerar monoterapia con FARME sintético más que combinación de FARME.
5. Los GC en dosis de bajas a moderadamente altas combinados con FARME como
monoterapia (o combinaciones de FARME sintéticos) proveen beneficios al trata-
miento a corto plazo, pero deben ser suspendidos tan rápidamente como sea posible.
6. Si no se consigue el objetivo con la primera estrategia de FARME se puede consi-
derar un biológico cuando haya factores de mal pronóstico; en ausencia de facto-
res de mal pronóstico se debe considerar cambiar a otro FARME sintético.
7. En pacientes que responden de manera insuficiente al MTX y otros FARME sinté-
ticos con o sin GC se debe iniciar un biológico; la práctica común consiste en ini-
ciar un anti–TNF (adalimumab, certolizumab, etanercept, golimumab e inflixi-
mab), el cual se debe combinar con MTX.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Contraindicación de FARME
o biológico; considerar aza-
Cambiar a otro anti–TNF o tioprina o ciclosporina A
abatacept o rituximab o
tocilizumab
13. En los pacientes vírgenes a MTX con marcadores de mal pronóstico se debe consi-
derar la combinación de MTX más un agente biológico.
14. Cuando se ajuste el tratamiento, además de la actividad de la enfermedad, se deben
tomar en cuenta la progresión del daño estructural, la comorbilidad y la seguridad
(figura 5–1).11
Definición
Epidemiología
El pico de incidencia ocurre entre los 15 y los 40 años de edad, con una proporción aproxi-
mada de mujeres–hombres de 6 a 10:1. El inicio puede variar desde la infancia hasta la
edad avanzada; ocurre en 25 a 50% de los gemelos monocigotos y en 5% de los gemelos
dicigotos.14
Etiología
No parece existir una causa única. Entre los factores más importantes se encuentran el
medio ambiente (luz solar, infecciones y fármacos) y un componente genético que pudie-
ra explicar su evolución crónica y errática.13
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Fisiopatogenia
Cuadro clínico
El espectro es tan amplio que puede ir desde manifestaciones comunes, como artritis y
eritema malar, hasta síntomas inespecíficos, como fiebre, fatiga, cefalea y caída de cabe-
llo, o bien daño a un órgano en particular, por lo que representa un reto diagnóstico para
el clínico.13
Diagnóstico
Tratamiento
Se espera en el futuro contar con fármacos que interfieran con las diferentes fases de la
respuesta inmunitaria.16
Los GC y los antimaláricos son benéficos en el LES sin manifestaciones a órgano ma-
yor. Los AINE pueden ser usados juiciosamente durante periodos limitados de tiempo en
pacientes con bajo riesgo, debido a sus complicaciones.
Uso de esteroides en enfermedades reumáticas 147
Glucocorticoides
La prednisona puede ser empleada en dosis bajas de hasta 7.5 mg al día, medias de 7.5
a 30 mg/día o dosis mayores de 30 mg/día, dependiendo de las manifestaciones. En gene-
ral las manifestaciones cutáneas y articulares, y los síntomas generales, como fatiga o fie-
bre, pueden ser manejados con dosis bajas. Las serositis requieren dosis intermedias; la
afección a órganos, como el riñón o el sistema nervioso central, y las manifestaciones gra-
ves (anemia hemolítica, trombocitopenia, síndromes pleuropulmonares y miocarditis)
deben ser tratadas con pulsos de metilprednisolona (1 g/día por tres días), seguidos de
prednisona en dosis de 1 a 2 mg/kg/día con reducciones cada cuatro semanas de acuerdo
con el control de la enfermedad (figura 5–2).13
MIOPATÍAS INFLAMATORIAS
(POLIMIOSITIS/DERMATOMIOSITIS)
Definición
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Epidemiología
La incidencia de ambas oscila entre 1 y 30 casos por cada 10 millones de habitantes por
año. Predomina en las mujeres entre 15 y 45 años de edad. Los casos en los que asocia
a malignidad ocurren después de los 50 años de edad.
148 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 5)
Monitoreo Comorbilidad
Manifestaciones clínicas: lesiones discoides, Infecciones, aterosclerosis,
artritis, afección renal, psicosis, convulsiones HAS, dislipidemia, diabetes
Pruebas de laboratorio: anemia, trombocitope- mellitus, osteoporosis,
nia, leucopenia, creatinina sérica necrosis avascular
Pruebas inmunitarias: anti–DNA, anti–C1q,
antifosfolípidos, anti–RNP, anti–Ro/SSA, anti–
La/SSB, complemento
Resonancia para evaluar afección neurológica
Biopsia renal cuando se considere pertinente
Correlación con el desarrollo de daño a
órgano mayor
Nefritis lúpica
Glucocorticoides en dosis altas +
inmunosupresores
Pulsos de ciclofosfamida
Alternativa: micofenolato mofetil
Lupus neuropsiquiátrico
Pulsos de MPD + cliclofosfamida
Síndrome antifosfolípidos
Dosis bajas de ASA como prevención
Anticoagulación oral en caso de trombosis
previa; mantener el INR de 2 a 3.0
Figura 5–2. Algoritmo de manejo del lupus eritematoso sistémico. Basado en recomen-
daciones de la European League Against Rheumatism. HAS: hipertensión arterial;
AINE: antiinflamatorio no esteroideo; IECA: inhibidor de la enzima convertidora de an-
giotensina; ASA: ácido acetilsalicílico; MPD: metilprednisolona; INR: índice normaliza-
do internacional.
Uso de esteroides en enfermedades reumáticas 149
Etiología
Se desconoce. Se ha propuesto una teoría autoinmunitaria por la producción de autoanti-
cuerpos y la respuesta inflamatoria en órganos diana, así como la respuesta a la terapia
inmunosupresora e inmunomoduladora en un número elevado.
Cuadro clínico
La presentación en cada caso es muy variable, pero el signo cardinal es la debilidad mus-
cular proximal y simétrica que se desarrolla paulatinamente en semanas o meses. Cuando
se asocia a lesiones cutáneas eritematoescamosas en la cara y el dorso de los nudillos (sig-
no de Gottron) y eritema en heliotropo se considera dermatomiositis. Hasta en 56% de
los casos los síntomas cutáneos preceden a la miopatía.
Puede haber dificultad respiratoria secundaria a la afectación de los músculos intercos-
tales y del diafragma, así como disfagia alta por compromiso de la musculatura estriada
del tercio proximal del esófago.
Diagnóstico
Se establece mediante los criterios de Bohan y Peter (cuadro 5–4).
Tratamiento
No existe un régimen estándar de tratamiento para el uso de esteroides en las miopatías
inflamatorias; sin embargo, se recomienda iniciar con dosis altas (1 mg/kg/día de predni-
sona o equivalente) durante uno o dos meses, dependiendo de la evolución. Al presentarse
la recuperación de la fuerza muscular y la normalización de las enzimas se puede comen-
zar a disminuir la dosis de manera gradual. La velocidad de reducción es muy variable,
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Valorar la azatioprina o el
metotrexato como ahorrado-
res del uso de GC
Figura 5–3. Algoritmo de manejo de las miopatías inflamatorias. Basado en: Andrade
L: Miopatías inflamatorias. En: Ventura RL: Uso racial de esteroides en enfermedades
reumáticas. México, Alfil, 2011:97–103. PDN: prednisona; GC: glucocorticoides.
pero en general suele ser de 5 a 10 mg en forma mensual con vigilancia clínica y enzimáti-
ca. En caso de alveolitis, neumonitis intersticial, manifestaciones cardiacas, disfagia con
riesgo de broncoaspiración, vasculitis intestinal en niños y debilidad extrema se requieren
pulsos de metilprednisolona. Se usan inmunosupresores en forma temprana para aumen-
tar la eficacia y ahorrar esteroides a largo plazo (figura 5–3).18
Definición
(periférico). Su nombre proviene de las raíces griegas spondylos (vértebra) y ankilos (in-
clinado, encorvado o fusionado).19
Epidemiología
Su prevalencia en diversas partes del mundo varía entre 0.1 y 1.8%. La incidencia varía
de 0.5 a 8.7 por cada 100 000 personas al año. Es más frecuente en el sexo masculino, con
una relación de 3 o 4:1 respecto de las mujeres. La edad de presentación más frecuente
es entre los 25 y los 30 años; es muy rara después de los 45 años. De 10 a 30% de los casos
inician antes de los 16 años de edad.
Etiología
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Se desconoce; sin embargo, se sabe que existen factores genéticos y ambientales involu-
crados en el origen y la perpetuación de la enfermedad.
Patogenia
Los hallazgos histopatológicos característicos del sistema musculosquelético incluyen
inflamación en el esqueleto axial (tanto en las articulaciones sacroiliacas como en la co-
lumna vertebral), las entesis y las articulaciones periféricas. En las articulaciones sacroi-
liacas existe infiltrado de linfocitos CD4+ CD8+, así como de macrófagos en la mem-
brana sinovial. Un hallazgo fundamental es la identificación de RNAm de TNF cerca de
los infiltrados inflamatorios y RNAm de TGF–b cerca de las áreas de formación de hueso
nuevo. En los estadios tempranos de la enfermedad existen sinovitis e inflamación de la
médula ósea subcondral, mientras que en los estadios tardíos existe formación de pannus
en la membrana sinovial y la médula ósea subcondral, así como erosión del cartílago arti-
cular.19
Cuadro clínico
El dolor es la manifestación más común. En un principio es difícil de localizar, ya que se
puede presentar en la región glútea o en la zona sacroiliaca; puede ser intermitente o unila-
teral y con el paso del tiempo volverse persistente y bilateral, con localización en la región
lumbar.
El dolor lumbar inflamatorio se considera cuando se inicia antes de los 40 años de
edad, es de inicio insidioso, mejora con el ejercicio, no disminuye con el reposo y es noc-
turno (mejora al levantarse); cuatro de los cinco parámetros tienen una sensibilidad de
77% y una especificidad de 91.7%.20 Las articulaciones periféricas afectadas son las de
las cinturas pélvicas y escapular. La artritis se manifiesta por dolor en las regiones ingui-
nales y los hombros. Otras articulaciones que se pueden afectar son las rodillas, los tobi-
llos, las muñecas, los codos y las articulaciones pequeñas de los pies. Las temporomandi-
bulares se afectan en 10% de los casos.
La exploración física es muy importante; se deben explorar las curvaturas de la colum-
na vertebral, la expansión torácica, la distancia entre el occipucio y la pared, así como la
movilidad de la columna vertebral en varios planos, flexión, hiperextensión, flexión late-
ral y rotación. A medida que la enfermedad progresa el paciente comienza a encorvarse,
con protrusión de la cabeza y la mirada hacia abajo, por lo que se ve obligado a levantarla;
la xifosis torácica se acentúa, la lordosis lumbar se va rectificando, el cuello se va hacien-
do rígido y las caderas y las rodillas se flexionan.
Puede haber manifestaciones extraesqueléticas —como uveítis anterior (25 a 30%)—,
cardiovasculares (aortitis ascendente, insuficiencia aórtica, anormalidades de la conduc-
ción y cardiomegalia), pulmonares (neumopatía restrictiva y fibrosis apical pulmonar) y
renales (nefropatía por depósito de amiloide tipo AA y por enfermedad de Berger, nefro-
patía por IgA y nefritis intersticial debida al uso crónico de AINE).19
Diagnóstico
Los pacientes con espondiloartritis (Spa) pueden ser distinguidos de acuerdo con su pre-
sentación clínica, como los pacientes con Spa predominantemente axial o Spa predominan-
Uso de esteroides en enfermedades reumáticas 153
En pacientes con w 3 meses con dolor lumbar En pacientes con sólo mani-
(con o sin manifestaciones periféricas) y edad festaciones periféricas
al inicio < 45 años
Figura 5–4. Criterios ASAS para espondiloartritis axial y periférica. Basado en Rudwa-
leit M, van der Heijde D, Landewé R, Akkoc N, Brandt J et al.: The Assessment of Spon-
dyloarthritis International Society classification criteria for peripheral spondyloarthritis
and for spondyloarthritis in general. Ann Rheum Dis 2010;70:25–31. Spa: espondiloar-
tritis; AINE: antiinflamatorios no esteroideos.
5–5 se muestran las diferencias de los diferentes criterios aplicados en una población de
975 pacientes (figura 5–4).21
Pruebas de laboratorio
No hay pruebas específicas. Los reactantes de fase aguda no se correlacionan con la acti-
vidad de la enfermedad. La identificación de HLA–B27 debe ser considerada en forma
individual; no es diagnóstica.
Radiografías convencionales
para detectar sacroileítis. Los cambios suelen ser bilaterales y simétricos, observándose
borramiento del hueso subcondral, seguido de erosiones aserradas y esclerosis del hueso
subyacente en los dos tercios inferiores.
Los hallazgos en la columna vertebral son muy característicos; se observan esquinas
brillantes de los cuerpos vertebrales por esclerosis reactiva y posteriormente erosiones,
lo que ocasiona que los cuerpos vertebrales pierdan su concavidad anterior y presenten
un aspecto cuadrado. Se produce osificación progresiva de las capas superficiales del ani-
llo fibroso que da origen a los sindesmofitos, los puentes entre las vértebras. Cuando los
sindesmofitos se desarrollan a lo largo de casi toda la columna toracolumbar se forma la
“columna en bambú”.
La resonancia magnética tiene utilidad en la detección de lesiones en las fases iniciales,
principalmente en las sacroiliacas. Las técnicas con supresión de grasa como la Short
Time Inversion–Recovery (STIR) detectan edema de la médula ósea, que es una lesión por
inflamación.
Complicaciones
Son neurológicas y secundarias a fracturas o luxaciones, como la inestabilidad de la co-
lumna vertebral, que ocasiona lesiones en la médula espinal o en las raíces nerviosas.
Tratamiento
La Spa es una enfermedad potencialmente severa con diversas manifestaciones que
usualmente requieren tratamiento multidisciplinario coordinado por el reumatólogo.
El objetivo primario del tratamiento es maximizar la calidad de vida a largo plazo a
través del control de síntomas y la inflamación, la prevención del daño estructural, la pre-
servación/normalización de la función y la participación social.
El tratamiento óptimo requiere la combinación de tratamiento no farmacológico y far-
macológico.
Tratamiento general
a. Evaluación de las manifestaciones comunes (axiales, periféricas, entesis, síntomas
y signos extraarticulares).
b. El nivel de los síntomas comunes, los hallazgos clínicos y los indicadores pronósti-
cos.
c. El estado clínico general (edad, sexo, comorbilidad, medicamentos concomitantes
y factores psicosociales).
Monitoreo de la enfermedad
a. Historia del paciente (p. ej., cuestionarios).
b. Parámetros clínicos.
c. Exámenes de laboratorio.
Uso de esteroides en enfermedades reumáticas 155
d. Estudios de imagen (todos de acuerdo a la presentación clínica, así como los crite-
rios ASAS).
La frecuencia del monitoreo se debe decidir sobre las bases individuales dependiendo del
curso de los síntomas, la gravedad y el tratamiento.
Tratamiento no farmacológico
Tratamiento farmacológico
Glucocorticoides
Se deben considerar las inyecciones de GC directamente en el sitio de inflamación. El uso
de GC sistémicos para la enfermedad axial no tiene bases en la evidencia.
Terapia anti–TNF
La terapia anti–TNF se podría considerar en pacientes con enfermedad altamente persis-
tente a pesar del tratamiento convencional.
No hay evidencia que apoye el uso concomitante de FARME con anti–TNF en pacien-
tes con enfermedad axial. No hay evidencia que apoye alguna diferencia en cuanto a efi-
cacia de los distintos anti–TNF sobre las manifestaciones axiales o articulares y entesea-
les, pero en presencia de enfermedad inflamatoria intestinal se deben tomar en cuenta las
diferencias.
El cambio a un segundo anti–TNF podría ser benéfico, en especial en los pacientes con
pérdida de la respuesta. No hay evidencia que apoye el uso de otros agentes biológicos
en esta enfermedad.
156 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 5)
Cirugía
La artroplastia de cadera se debe considerar en los pacientes con dolor refractario o disca-
pacidad y evidencia radiográfica de daño estructural, independientemente de la edad.
La osteotomía correctiva espinal podría ser considerada en pacientes con deformidad
severa discapacitante.
Se debe consultar al cirujano de columna en caso de una fractura vertebral aguda (figu-
ra 5–5).22
Espondiloartritis
Especialista
Anti–TNF correspondiente
No se requiere combinar con FARME
GOTA
Definición
Epidemiología
Patogenia
Cuadro clínico
Periodo intercrítico
Es el comprendido entre dos ataques agudos. Su duración varía de meses a años, durante
los cuales el sujeto está completamente asintomático. Si el paciente no recibe el trata-
miento adecuado la frecuencia de los ataques agudos aumentará, la duración será mayor
y se afectarán más articulaciones de manera simultánea.
Diagnóstico
Se hace mediante la identificación de cristales de urato monosódico en el líquido sinovial
y el material obtenido de un tofo. Los cristales se observan en más de 90% de las muestras
durante el ataque agudo de gota y en más de 80% de los aspirados articulares durante el
periodo intercrítico. Algunas manifestaciones clínicas pueden orientar el diagnóstico
(cuadro 5–6). Recientemente un grupo de reumatólogos mexicanos propuso criterios clí-
nicos para orientar el diagnóstico de gota.
Tratamiento
1. El tratamiento óptimo de la gota requiere medidas no farmacológicas y farmacoló-
gicas, las cuales deben ser adaptadas de acuerdo con:
a. Los factores específicos de riesgo (niveles de urato sérico y de los ataques pre-
vios, y signos radiológicos).
Profilaxis
Colchicina de 0.5 a 1 mg/día
AINE
Suspender si es posible los diuréticos y el ácido
acetilsalicílico, dado que inhiben la excreción de
ácido úrico
Control de la HAS con losartán y fenofibrato para
dislipidemia (tienen un discreto efecto uricosúrico)
5. Las altas dosis de colchicina tienen efectos secundarios, mientras que las dosis ba-
jas (p. ej., 0.5 mg tres veces al día) pueden ser suficientes para algunos pacientes
con gota aguda.
6. La aspiración articular y la inyección de esteroides de larga acción son medios efi-
caces y seguros para un ataque agudo de gota.
7. La terapia hipouricemiante está indicada en pacientes con ataques agudos recu-
rrentes, artropatía, tofos o cambios radiográficos.
8. El objetivo terapéutico de la terapia de reducción de urato es promover la disolu-
ción del cristal y evitar su formación, lo cual se logra manteniendo el ácido úrico
sérico por debajo del punto de saturación de urato monosódico (6.0 mg/dL).
9. El alopurinol es un fármaco adecuado a largo plazo para la reducción de urato. Se
debe comenzar con una dosis baja (p. ej., 100 mg diarios) y aumentar 100 mg cada
dos a cuatro semanas si fuera necesario. La dosis se debe ajustar en los pacientes
con insuficiencia renal; si se produce la toxicidad por el alopurinol las opciones
incluyen inhibidores de la xantina oxidasa, un agente uricosúrico, y la desensibili-
zación con dosis bajas de alopurinol, el cual se aumenta de manera gradual (sólo
en los casos de erupciones cutáneas leves).
10. Los agentes uricosúricos, como el probenecid y la sulfinpirazona, pueden ser utili-
zados como una alternativa al alopurinol en pacientes con función renal normal,
pero están contraindicados en pacientes con litiasis urinaria; la benzbromarona
puede ser utilizada en pacientes con insuficiencia renal de leve a moderada, aun-
que conlleva un pequeño riesgo de hepatotoxicidad.
11. La profilaxis contra los ataques agudos durante los primeros meses de la reducción
de urato se puede lograr con la colchicina (de 0.5 a 1 mg al día) o un AINE (con
gastroprotección si está indicada), o ambos.
12. Cuando la gota se asocia con el tratamiento con diuréticos se debe suspender el
diurético si es posible; para la hipertensión y la dislipidemia se puede considerar
el uso de losartán y de fenofibrato, respectivamente (ambos tienen modestos efec-
tos uricosúricos) (figura 5–6).24
VASCULITIS
Definición
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
El término vasculitis denota un proceso caracterizado por inflamación y lesión de los va-
sos sanguíneos, frecuentemente con afección de la luz vascular, lo que provoca isquemia
de los tejidos que reciben irrigación del vaso.25 Las vasculitis pueden ser de pequeño, me-
diano y gran calibres, dependiendo del calibre del vaso involucrado (cuadro 5–7).26
Epidemiología
Las vasculitis sistémicas son entidades clínicas con bajas prevalencia e incidencia que se
pueden presentar a cualquier edad y en cualquier sexo; sin embargo, algunas de ellas se
observan más en ciertas razas, sexo y grupos etarios; por ejemplo, la arteritis de células
gigantes afecta más a las personas caucásicas y a las adultas mayores, la arteritis de Taka-
yasu a las mujeres jóvenes de raza oriental y la arteritis de Kawasaki y la púrpura de He-
noch–Schönlein afectan más a los niños.27
Fisiopatogenia
Son múltiples los mecanismos que se han propuesto para el desarrollo de una vasculitis:
Tratamiento
1. Los pacientes deben ser manejados en colaboración con centros donde haya ex-
pertos.
2. La prueba de anticuerpos anticitoplasma del neutrófilo (ANCA) por técnica de
ELISA se debe realizar en un contexto clínico apropiado.
3. Una biopsia positiva apoya fuertemente la presencia de vasculitis, por lo que se
recomienda realizar el procedimiento para establecer el diagnóstico.
4. Una investigación clínica estructurada, el examen de orina y otras pruebas de labo-
ratorio son básicos en cada visita clínica.
5. Que los pacientes con vasculitis asociada a ANCA sean categorizados de acuerdo
con los diferentes niveles de severidad para la toma de decisiones terapéuticas
(cuadro 5–13).
6. La combinación de ciclofosfamida (oral o IV) y glucocorticoides induce la remi-
sión de la enfermedad.
164 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 5)
Localizada
Ciclofosfamida oral o IV + GC en dosis altas Sistémica temprana
para inducir la remisión Generalizada
Severa
o Refractaria
Figura 5–7. Algoritmo de manejo de las vasculitis de pequeño y mediano calibres. AN-
CA: anticuerpos anticitoplasma de neutrófilos; GC: glucocorticoides.
Figura 5–8. Algoritmo de manejo de las vasculitis de grandes vasos. Basada en Mukht-
yar C, Guillevin L, Cid MC, Dasgupta B, De Groot K et al.: EULAR recommendations for
the management of large vessel vasculitis. Ann Rheum Dis 2009;68: 318–323.
166 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 5)
Tratamiento
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6
Uso de esteroides en enfermedades
de las vías respiratorias
Introducción
La rinitis alérgica y la rinosinusitis han sido consideradas tradicionalmente como dos en-
tidades totalmente diferentes. En la actualidad empiezan a ser observadas como padeci-
mientos que comparten no solamente un sitio anatómico, sino también mecanismos fisio-
patológicos similares. En una publicación reciente Krouse introdujo el concepto de la
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
“vía aérea unificada” para ilustrar las repercusiones que la rinitis alérgica tiene sobre el
asma; extrapolando el concepto a la cavidad nasal y senos paranasales es prácticamente
imposible negar el papel que desempeña la alergia como factor etiológico de rinosinusitis
en pacientes atópicos.1 Del mismo modo, la etiopatogenia de ambas está directamente re-
lacionada con la inflamación local de la mucosa nasosinusal, que en la actualidad es consi-
derada como el órgano funcional de la nariz y los senos paranasales, demostrado por el
hecho de que durante el resfriado común y en las exacerbaciones de la rinitis alérgica pe-
renne existe evidencia de inflamación de la mucosa de los senos paranasales sin que esto
implique que el paciente desarrollará rinosinusitis posterior a la inflamación aguda. Por
lo anterior, se debe considerar que el tratamiento de ambas patologías se debe orientar a
resolver el círculo vicioso de la inflamación crónica de la mucosa nasosinusal; para ello
existen en la actualidad varias alternativas terapéuticas con un gran número de medica-
169
170 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 6)
mentos, entre los que destacan los esteroides tópicos y sistémicos por su potencia, eficacia
y seguridad comprobadas para modular la respuesta inflamatoria.
El objetivo de este capítulo es revisar el espectro general de ambos padecimientos e
identificar las estrategias de tratamiento más adecuadas con base en las evidencias.
Rinitis alérgica
Definición
Se define como rinitis alérgica (RA) a la inflamación de la mucosa nasal provocada por
la exposición a un alergeno, en su mayoría aeroalergenos,2 que cursa con congestión na-
sal, rinorrea, estornudos en salva y prurito nasal.
Clasificación
Epidemiología
Se estima que 10% de los niños y entre 20 y 30% de los adolescentes y adultos padecen
RA, lo cual la convierte en una de las enfermedades crónicas con mayor prevalencia. Se
desarrolla antes de los 20 años de edad en 80% de los casos, disminuyendo su prevalencia
después de los 50 años. Además de la herencia, la contaminación parece constituir un im-
portante factor en cuanto al aumento de la incidencia. Hasta 80% de los pacientes con
asma presentan comorbilidad con rinitis alérgica.2
La importancia de la rinitis alérgica no radica sólo en las manifestaciones que se produ-
cen por compromiso de la mucosa nasal, sino que es importante recordar que puede afectar
severamente la calidad de vida del individuo dependiendo de la intensidad de los síntomas
Uso de esteroides en enfermedades de las vías respiratorias 171
Etiopatogenia
El proceso inicial (sensibilización) es una reacción de hipersensibilidad inmediata tipo
I mediada por anticuerpos IgE específicos contra el alergeno causal, que posee una gran
afinidad por los receptores de los mastocitos y los basófilos. Cuando el paciente sensibili-
zado es expuesto al alergeno por inhalación aparecen dos tipos de efectos: el inmediato
y el tardío. Durante la fase inmediata se liberan diversos mediadores de la inflamación
(leucotrienos, cininas, prostaglandinas, etc.) e histamina; esta última fomenta la reacción
alérgica al estimular la producción de moco (contribuyendo a la congestión de las vías
aéreas), induce contracción de la musculatura lisa de los bronquios, irrita las terminacio-
nes nerviosas (induciendo estornudos y prurito) y dilata y aumenta la permeabilidad de
los capilares causando enrojecimiento e hinchazón, síntomas que suelen disminuir en 30
a 60 min. La fase de respuesta alérgica tardía usualmente aparece de cuatro a ocho horas
tras la exposición al alergeno en 50% de los casos, siendo su síntoma más característico
la obstrucción nasal, la cual es más difícil de tratar que los síntomas de la fase inmediata,
además de que contribuye a la instauración de rinitis crónica e hipersensibilidad nasal.2,4
Se pueden encontrar otros efectos a nivel del aparato respiratorio inferior. La patología
nasal puede exacerbar la enfermedad pulmonar; se ha visto que en niños con asma el trata-
miento con corticoides nasales puede disminuir la hiperreactividad bronquial. Por otro
lado, la incidencia de sinusitis crónica es más alta en los niños con rinitis alérgica.
La RA debe ser tratada para evitar su cronicidad, ya que puede ocasionar sinusitis y
otitis o exacerbar el asma; también puede inducir rinitis medicamentosa por el uso indis-
criminado de descongestionantes nasales.
Diagnóstico
El diagnóstico de la rinitis alérgica se basa en los síntomas típicos, los antecedentes, la
exploración física y la respuesta a una prueba terapéutica.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Los síntomas incluyen rinorrea acuosa, estornudos, prurito nasal, ocular, oral y palati-
no, y congestión nasal ante la exposición a desencadenantes específicos.
Los antecedentes de atopia familiar, el uso de gotas nasales con corticoides en el emba-
razo y la exposición a ambientes adversos, como el tabaquismo familiar, se consideran
factores de riesgo para el desarrollo de la rinitis alérgica.5
Los síntomas de muchos pacientes con rinitis alérgica estacional mejoran con el paso
del tiempo, incluso con curaciones espontáneas de 10 a 20% y mejoría de 40 a 65% entre
los 5 y los 23 años de seguimiento.
Los posibles hallazgos físicos incluyen:
S Surco nasal: pliegue transversal blanquecino que se forma en el dorso nasal por el
continuo frotamiento para calmar el prurito.
S Ojeras alérgicas: oscurecimiento periorbitario secundario a estasis venosa por con-
gestión en dicha área.
172 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 6)
S Líneas de Dennie Morgan: pliegues que se observan a nivel del párpado inferior se-
cundarios a edema en dicha área.
En los pacientes con rinitis alérgica persistente se debe evaluar la presencia de asma me-
diante la historia clínica y la exploración torácica, en la que a veces es necesaria la valora-
ción del flujo aéreo antes y después de la administración de un broncodilatador.
Los hallazgos en la rinoscopia anterior son casi patognomónicos de la RA, observán-
dose palidez marcada de la mucosa nasal, tumefacción de los cornetes que mantiene en
ocasiones un aspecto violáceo, presencia de puentes mucosos hialinos y rinorrea anterior
hialina abundante.
La endoscopia nasal corrobora estos hallazgos y con frecuencia se dificulta por la esca-
sa respuesta que muestra la mucosa turbinal a los descongestivos tópicos; es característica
la degeneración polipoidea en la cola de los cornetes inferiores.
Pruebas alérgicas
Se recomiendan en pacientes con síntomas graves, en pacientes en quienes ha fallado la
terapia o en pacientes de diagnóstico dudoso. Hay que tener en cuenta que los pacientes
libres de enfermedad pueden tener positividad a las pruebas cutáneas o anticuerpos anti–
IgE.
Pruebas cutáneas. Las técnicas de Prick y los extractos alergénicos estandarizados
constituyen la elección, dado que poseen sensibilidad y especificidad muy altas.6 Se de-
ben realizar en pacientes con rinitis moderada o grave que no obtienen mejoría con medi-
das de control ambiental y medicamentos. Los antihistamínicos inhiben los resultados de
las pruebas cutáneas, por lo que se deben suprimir antes de su realización —habitualmen-
te entre una y dos semanas. También pueden ser alterados por antidepresivos tricíclicos
y corticoides tópicos no orales. Las pruebas intradérmicas son más sensibles pero menos
específicas y seguras, por lo que representan el segundo recurso en caso de prueba de
Prick dudosa. No se recomiendan en caso de pacientes con dermografismo, lesiones ex-
tensas de la piel o embarazadas.
IgE alergeno–específica (radioallergosorbent test). Su sensibilidad y especificidad
varían mucho. Es menos sensible que las pruebas cutáneas, pero tiene una especificidad
similar. La presencia o ausencia de la IgE específica en el suero no se asocia siempre con
los síntomas, por lo que muchos individuos sin sintomatología pueden ser positivos a la
IgE específica.6 Es de interés en caso de no que no se disponga de la prueba de Prick, así
como si el paciente toma medicación que pueda interferir con ella.
La IgE total no es específica y no se debe utilizar.6
Diagnóstico diferencial
La presentación clínica de la rinitis alérgica es altamente característica; sin embargo, se
debe diferenciar de otras rinitis, como la infecciosa —en la que el exudado es purulento
y en ocasiones hay fiebre asociada—, la atrófica —en la que existe resequedad intensa
de la mucosa y sensación de obstrucción nasal paradójica, ya que cursa con atrofia de la
mucosa— y las rinosinusitis agudas o crónicas —en las que el componente secretorio
principal es posterior.
Uso de esteroides en enfermedades de las vías respiratorias 173
Tratamiento
Control ambiental
Es fundamental evitar los factores desencadenantes del cuadro clínico, es decir, los aler-
genos, pero también los posibles irritantes, como el humo de tabaco, los cosméticos y los
detergentes, entre otros. Cuando se disminuye la exposición al alergeno se observa un be-
neficio muy claro en los alergenos domésticos;7 mejorar las condiciones del medio am-
biente es fundamental; sin embargo, la supresión total del alergeno es prácticamente im-
posible, pero la reducción a su exposición puede reducir la gravedad de los síntomas. El
alergeno puede ser sospechado e identificado por la historia clínica.
El cuidado ambiental por sí mismo no es un tratamiento para la inflamación alérgica
sino una medida para evitar la inflamación a largo plazo.8
Cuando se requieren una importante inversión económica o cambios sustanciales de
vida para el paciente se debe considerar la confirmación diagnóstica con las pruebas alér-
gicas e identificar el alergeno específico.
Tratamiento médico
La selección de la mejor estrategia de tratamiento médico para la rinitis alérgica en la
práctica clínica debe ser individualizada, considerando factores como la edad, el tipo de
alergeno que causa la reacción y la respuesta del paciente a tratamientos anteriores.9
Los corticoides intranasales (CI) son los fármacos más efectivos para controlar el con-
junto de síntomas de la rinitis alérgica, además de que constituyen la primera línea de tera-
pia en los pacientes con síntomas moderados o graves.7 Controlan especialmente la obs-
trucción nasal de modo muy superior a los antihistamínicos, reducen el prurito, los
estornudos y la rinorrea tanto en la rinitis alérgica como en la no alérgica. Tienen también
un efecto variable sobre los síntomas oculares.
Su acción inicia entre seis y ocho horas después de la primera dosis, aunque la mejoría
clínica puede ser aparente pasados algunos días, con máximo efecto a partir de las dos
semanas. Asimismo, han demostrado efectividad tanto en su uso a demanda como conti-
nuo, pero su máxima efectividad sólo se alcanza de esta última forma. Pueden ser usados
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
de manera profiláctica en las rinitis estacionales iniciando el tratamiento una o dos sema-
nas antes de la estación alérgica.
Todos los CI tienen eficacia semejante, variando sólo su biodisponibilidad sistémica.
La absorción sistémica es inapreciable para la fluticasona y la mometasona (menor de
1%); los medicamentos que se han introducido y aprobado más recientemente son el fu-
roato de fluticasona y la ciclesonida, los cuales están asociados a menores efectos adver-
sos locales y sistémicos.10
La presentación en gotas intranasales de beclometasona o fluticasona, que aportan una
mayor dosis, se pueden usar durante un breve periodo de tiempo hasta mejorar la obstruc-
ción nasal, continuando con el aerosol nasal.7
Los efectos secundarios son escasos: irritación, sequedad local y epistaxis en ocasio-
nes por aplicación incorrecta sobre el tabique nasal. El furoato de mometasona mostró una
regeneración gradual de la mucosa nasal después de seis meses de uso.11 La incidencia
de candidiasis oral que muestran algunos corticosteroides inhalados para el tratamiento
174 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 6)
del asma no se ha asociada al uso de CI.12 La dosis terapéutica debe ser la menor suficiente
para controlar los síntomas. En el cuadro 6–1 se muestra el espectro terapéutico de los
corticosteroides intranasales y sistémicos en relación con la rinitis alérgica.
Los antihistamínicos orales son eficaces para el control de los estornudos, el prurito
y la rinorrea, con escaso efecto sobre la obstrucción nasal. Mejoran también los síntomas
no nasales en la conjuntiva, el paladar, la piel y las vías aéreas inferiores. En el momento
actual se emplean principalmente cetirizina, ebastina, fexofenadina, loratadina y deslora-
tadina. Todos son efectivos, pero la respuesta individual varía de acuerdo con el paciente.
Los de segunda generación producen menor sedación y trastornos psicomotores, permi-
tiendo una dosis diaria, por lo que es aconsejable su administración. No obstante, la cetirizi-
na, la levocetirizina y la azelastina son sedantes aproximadamente en 10% de los pacientes,
por lo que no se deben prescribir en pacientes que operen maquinaria pesada ni en aviado-
res.13 La loratadina y la desloratadina no son sedantes en la mayoría de los adultos en dosis
habituales. La fexofenadina no es sedante en dosis recomendadas ni en dosis altas.
Los antihistamínicos orales son una opción popular para muchos pacientes, especial-
mente en las rinitis leves e intermitentes. En las persistentes o con mayores síntomas se
deben usar los CI, solos o combinados, debido a su mayor eficacia. Los pacientes que pre-
sentan sedación con la segunda generación de antihistamínicos o que prefieren una tera-
pia local responden mejor con CI. La asociación de un antihistamínico oral y un CI no
proporciona un beneficio agregado al uso del CI solo.13
Los antihistamínicos tópicos pueden ser utilizados por vía intranasal u ocular; los más
usados son la azelastina y la levocabastina, las cuales tienen una escasa absorción sistémi-
ca. Tienen un comienzo de acción en pocos minutos y pueden ser administrados a deman-
da, siendo preferidos en algunos pacientes para las rinitis leves intermitentes mediante
uso intranasal.7 En general son muy bien tolerados. En las rinitis alérgicas persistentes de
adultos y niños se sugiere no administrarlos hasta tener más datos acerca de su eficacia
y seguridad. Los descongestionantes tópicos, tipo nafazolina, oximetazolina y fenilefri-
Uso de esteroides en enfermedades de las vías respiratorias 175
na, entre otros, pueden ser útiles en un principio para el control de la obstrucción y la rino-
rrea, pero presentan el efecto creciente de rebote y dan lugar a una rinitis medicamentosa
si se usan durante periodos mayores de 7 a 10 días, por lo que su empleo debe quedar limi-
tado a no más de cinco días.5 Su uso en pacientes pediátricos, sobre todo en edad preesco-
lar, no se recomienda.5
Con respecto a los descongestionantes orales, el empleo de agonistas adrenérgicos sis-
témicos —del tipo de la seudoefedrina y la fenilefrina— en asociación con antihistamíni-
cos tiene un valor discutido, ya que pueden producir efectos adversos a nivel del sistema
nervioso central y del sistema cardiovascular, estando contraindicados ante la presencia
de arritmia, enfermedad coronaria, hipertensión, hipertiroidismo, glaucoma, retención
urinaria y patología psiquiátrica. Su efectividad es escasa, por lo que en general no se re-
comiendan.14 El bromuro de ipratropio es muy eficaz para el control de la rinorrea, pero
carece de efecto sobre la obstrucción y el prurito.14
Las cromonas —cromoglicato disódico y nedocromil sódico— intranasales son muy
bien toleradas y pueden ser de elección en embarazadas y niños. Su eficacia es menor que
la de los corticoides tópicos. Pueden estar indicadas en rinitis leve o cuando estén contrai-
ndicados los corticoides tópicos.7 Precisan ser usadas varias veces al día (tres o cuatro);
también se administran en gotas oculares para los síntomas conjuntivales.
Respecto a los antileucotrienos, no se recomienda su uso como primera línea de trata-
miento. Pueden ser útiles en pacientes con rinitis alérgica estacional asociada con asma
o poliposis nasal que son escasamente controlados con otros tratamientos. Su uso en rini-
tis alérgica aislada es discutido, pues la combinación de antihistamínico y antileucotrieno
no es más efectiva que los CI.6 No obstante, es una opción en pacientes no controlados
con CI y antihistamínicos.
bargo, el uso de esteroides sistémicos declinó a partir del decenio de 1990, posterior a la
emisión de recomendaciones por grupos de consenso que advertían sobre la posibilidad
de efectos secundarios con su administración. Los potenciales efectos adversos de los cor-
ticosteroides se resumen en el cuadro 6–2.
El Grupo de Consenso de Rinitis Alérgica y su Impacto en el Asma (ARIA), en conjun-
to con la Organización Mundial de la Salud (OMS), emitieron lineamientos publicados
en 2001 y actualizados en 2008 y 2010, y presentaron una extensa revisión de artículos
controlados para determinar el rol de los corticosteroides sistémicos en el manejo de la
rinitis alérgica.6
En la actualización de las guías ARIA de 2010 se recomienda el uso de esteroides sisté-
micos exclusivamente en casos en que el paciente sea intolerante al tratamiento con CI
o que muestre poca o nula respuesta a otros medicamentos, como los antihistamínicos y
los leucotrienos. Los niveles de evidencia estipulados por los lineamientos ARIA para los
corticosteroides orales son:
176 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 6)
Rinosinusitis
Definición
Clasificación
Epidemiología
Los pacientes con RSCcP presentan pruebas alérgicas positivas en un porcentaje simi-
lar al de la población sana. Sin embargo, es más frecuente en los pacientes con rinitis alér-
gica fúngica, asma (prevalencia de 7 a 15%) y sensibilidad a la AspirinaR (prevalencia
de 36 a 60%). La tríada, o síndrome de Samter, se compone por poliposis nasosinusal,
asma e hipersensibilidad a la AspirinaR. Se asocia también con bronquiectasias (preva-
lencia de 25%),20 fibrosis quística y síndrome de Churg–Strauss. No existe evidencia de
una mayor prevalencia en relación con la polución ambiental.
A pesar del tratamiento la recurrencia es muy frecuente.
Etiopatogenia
La etiología de la RSC aún no está clara. Se creía que existía un fenómeno infeccioso sub-
yacente que determinaba, entre otros mecanismos, la obstrucción del drenaje a través del
ostium y la persistencia de agentes infecciosos. Sin embargo, en los últimos años se ha
reconocido en el componente inflamatorio una función importante, generada por varios
factores en forma simultánea o independiente. Además, para conocer mejor su etiología
se han estudiados otros elementos, como los biofilms —hongos en los que se postula la
producción de enzimas proteolíticas que disminuyen las barreras epiteliales a los elemen-
tos fúngicos—,21 el rol del hueso (osteítis) y la presencia del superantígeno estafilocócico.
Los mecanismos inflamatorios, histopatológicos, celulares y moleculares diferencian a
la RSCsP de la RSCcP. Muchos factores contribuyen a la activación de estos mecanismos,
como la disfunción del sistema mucociliar, las infecciones, las alergias, el edema de mu-
cosa, la obstrucción causada por variaciones anatómicas de la cavidad nasal o los senos
paranasales y los factores ambientales, entre otros. La principal característica de la
RSCcP es la presencia de eosinofilia con edema del estroma. En relación con el perfil de
citocinas y mediadores inflamatorios predomina un perfil Th2, cuyos principales media-
dores están relacionados con la presencia de eosinófilos,22 como la proteína catiónica de
eosinófilos (ECP), la IL–5 y el IgE19.
La importancia de un enfoque orientado específicamente en la inflamación permite un
manejo más racional de la patología, así como definir más claramente el tratamiento mé-
dico máximo y evitar los fracasos quirúrgicos.
Diagnóstico
El diagnóstico de la RSCcP se debe basar en la anamnesis, en la que el síntoma predomi-
nante será la obstrucción nasal persistente. Usualmente el paciente recuerda con exactitud
la fecha de inicio, pero los cuadros obstructivos son tan repetitivos que se tiende a perder
el recuerdo de los mismos; la hiposmia que puede llegar a la anosmia22 y la rinorrea muco-
purulenta posterior son frecuentes; la historia de polipectomías de repetición, ya sea por
vía externa o endoscópica, es también un factor presente en los pacientes.
La rinoscopia anterior es un método sencillo para visualizar los pólipos; sin embargo,
para determinar su extensión exacta es necesario efectuar una endoscopia nasal, la cual
puede determinar si los pólipos dependen de la fosa nasal o de los senos paranasales.23
Es también una herramienta preoperatoria fundamental para determinar el plan quirúrgi-
co (figura 6–1).
Uso de esteroides en enfermedades de las vías respiratorias 179
Figura 6–1. Imagen endoscópica de pólipos nasales que ocupan el meato medio dere-
cho, provocando el desplazamiento medial del cornete medio.
En todos los casos, especialmente en los de poliposis masiva en que la endoscopia na-
sal es imposible, es necesario efectuar una tomografía computarizada de la nariz y los se-
nos paranasales en cortes axiales y coronales, y de ser posible con reconstrucciones sagi-
tales,23 para identificar los sitios de riesgo durante el procedimiento quirúrgico,
determinar exactamente la extensión de la poliposis y descartar invasión a estructuras ad-
yacentes por erosión de las barreras óseas naturales (órbita e intracraneal).
Diagnóstico diferencial
rica Latina), que se presenta casi siempre en forma unilateral, con abundantes pólipos y
la presencia de secreción viscosa, llamada mucina alérgica.
Las tumoraciones nasosinusales, como el papiloma nasal invertido (benigno), pueden
tener un aspecto macroscópico vegetante que sugiere poliposis; sin embargo, la presencia
unilateral debe alertar al clínico acerca de una patología tumoral. Con respecto a las tumo-
raciones malignas, además de la afección unilateral se debe buscar la presencia de sínto-
mas sistémicos (pérdida de peso) y dolor local; en el estudio tomográfico se deben buscar
pruebas de erosión ósea e invasión por contigüidad de los tejidos blandos.
Complicaciones
yoría de los casos es por contigüidad o a través de las venas craneofaciales y diploicas que
carecen de sistema valvular hacia las estructuras adyacentes, como la órbita: celulitis or-
bitaria, absceso subperióstico, absceso retrobulbar y trombosis del seno cavernoso o la
craneomeningitis y abscesos epidural, subdural y parenquimatoso.
Tratamiento médico
útil se procede entonces a una polipectomía médica. Un reciente ensayo clínico demostró
la efectividad de este tipo de tratamiento, que inicia con dosis de 25 mg/día de predniso-
lona oral durante dos semanas, se continúa con fluticasona en gotas nasales (400 mg/12
h) durante ocho semanas y se finaliza con fluticasona en aerosol nasal (200 mg/12 h) du-
rante 18 semanas.29 Al término del tratamiento se logró una notable disminución de los
síntomas y una reducción de la masa polipoidea. Ante el paciente que será sometido a ci-
rugía el tratamiento previo puede facilitar el procedimiento quirúrgico.
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Figura 6–2. Poliposis nasosinusal masiva. La masa polipoidea protruye a través del
vestíbulo nasal y muestra cambios necróticos.
182 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 6)
Conclusiones
La rinitis alérgica y la rinosinusitis comparten mecanismos fisiopatológicos caracteriza-
dos por la instalación de la inflamación de la mucosa nasosinusal. Ambos padecimientos
afectan notablemente la calidad de vida de los pacientes, ya que alteran principalmente
el sueño, reduciendo la productividad diurna e impactando el desarrollo social del pacien-
te, por lo que las medidas terapéuticas utilizadas deben ser seguras y eficaces para una
pronta resolución.
Los esteroides sistémicos tienen indicaciones limitadas en la rinitis alérgica; sin em-
bargo, son de alta utilidad en paciente con enfermedad severa. Los esteroides sistémicos
tienen indicaciones comprobadas de eficacia y seguridad en la rinosinusitis crónica con
pólipos.
Uso de esteroides en enfermedades de las vías respiratorias 183
Introducción
La anatomía y la estructura histológica del aparato fonador consisten principalmente en
las cuerdas vocales, cuyas características únicas predisponen en algunos casos a la infla-
mación local. Éstas poseen una estructura de capas múltiples (la capa superficial mucosa
está compuesta de epitelio plano estratificado no queratinizado en las porciones superior
e inferior de los puntos de contacto de las cuerdas) y el tejido subepitelial, que se integra
por una lámina propia de tres capas que se encuentra sobre el músculo vocal.32 La capa
superficial de la lámina propia, llamada espacio de Reinke, contiene una cantidad escasa
de fibroblastos y de fibras de elastina y colágeno que permiten la vibración de la capa mu-
cosa superficial sobre la capa profunda ligamentosa y muscular, confiriéndole a la cuerda
sus propiedades de elasticidad y cambio de grosor que producen las variaciones de la voz.
Es en este espacio en el que el infiltrado inflamatorio produce alteraciones locales limi-
tando la capacidad de la cuerda para modificar su elasticidad y grosor, lo cual implica un
aumento de su consistencia, manifestado clínicamente como disfonía; la capa intermedia
se compone principalmente de fibras elásticas y forma parte del ligamento vocal, mien-
tras que la capa profunda se compone de colágeno y forma el resto del ligamento vocal.
En general, el tratamiento de la disfonía de origen inflamatorio se debe orientar a la
disminución del infiltrado que ocupa el espacio de Reinke, para restablecer el movimien-
to adecuado de las cuerdas vocales.
El objetivo de este capítulo es identificar los padecimientos inflamatorios asociados
a la disfonía y reconocer su tratamiento.
Disfonía
La disfonía es la manifestación principal de la afectación de las cuerdas vocales que se
presenta como una alteración de la voz que perturba la comunicación; se manifiesta como
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un esfuerzo al emitir un sonido, dificultad para mantener la voz, cansancio al hablar, ca-
rraspeo o falta de volumen.34 Las alteraciones mencionadas producen un impacto directo
sobre la calidad de vida del paciente que las padece, por lo que su pronta resolución es
imperativa.
La presencia de disfonía en general hace referencia a los padecimientos que afectan
directamente la laringe y las cuerdas vocales, y puede estar relacionada con cualquiera
de los sistemas que intervienen en la producción de la voz: aparato respiratorio, faringe,
fosas nasales y cavidad oral.
Epidemiología
En la edad adulta la disfonía se presenta de los 51 a los 60 años (11%) y en las mujeres
de entre 21 y 40 años de edad (27%). En las personas mayores de 60 años la causa más
frecuente es la presbifonía, que se presenta entre 10 y 30%.33
184 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 6)
Etiología
Disfonía espástica
Constituye una alteración en la voz por falta de coordinación entre la respiración, la la-
ringe y los resonadores. Afecta generalmente a las personas que precisan utilizar mucho
la voz durante sus ocupaciones laborales, como los profesores, los cantantes y los vende-
dores.
El uso habitual de fluticasona inhalada para el tratamiento del asma se acompaña de
un mayor riesgo de disfonía en las mujeres mayores de 65 años de edad. Por otro lado,
la edad superior a los 65 años puede orientar a la presencia de presbifonía.
Disfunciones neurológicas
Hay múltiples enfermedades neurológicas que pueden producir disfonía por disfunción
o parálisis unilateral o bilateral de las cuerdas vocales, que se pueden relacionar con enfer-
Uso de esteroides en enfermedades de las vías respiratorias 185
Enfermedades sistémicas
Laringitis aguda
Es una inflamación de la laringe de presentación súbita (la causa más frecuente de disfo-
nía) que dura menos de tres semanas y se resuelve de manera espontánea. Una duración
mayor requiere métodos diagnósticos, como la laringoscopia,33 para descartar maligni-
dad u otras afecciones crónicas. Es la enfermedad más frecuente de la laringe, pero su
etiología y sus manifestaciones clínicas son distintas según la edad de presentación. En
los adultos es más frecuente entre los 18 y los 40 años de edad, mientras que en los niños
lo es a partir de los tres años. Suele acompañarse de infección difusa de las vías respirato-
rias altas. Su origen es viral, pero se puede agregar una invasión bacteriana secundaria;
se puede iniciar por cambios bruscos de temperatura, deficiencias dietéticas, desnutrición
e inmunodeficiencias.
Las causas más frecuentes incluyen infección viral y laringitis por reflujo. No hay da-
tos sobre la prevalencia de laringitis viral, por tratarse de un cuadro autolimitado y porque
un porcentaje importante de pacientes no acuden a la consulta.
Entre los tres meses y los tres años de edad se cursa con un cuadro característico en
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Laringitis alérgica
S Aguda mediada por IgE: inducida por reacción anafiláctica a ciertos alimentos
y venenos; su evolución es rápida y violenta, caracterizada por edema del tejido
areolar de la laringe cursando con compromiso de la vía aérea por edema epiglótico
y repliegues epiglóticos, estridor, globus faríngeo, disfonía y disfagia. Se acompa-
ña de edema de lengua y úvula, y requiere tratamiento inmediato.
S Crónica no mediada por IgE: es de instalación insidiosa y periodos alternos de
remisiones y exacerbaciones, frecuente en pacientes con rinitis alérgica y asma; el
cuadro clínico se presenta con acumulación constante de moco a nivel laríngeo, ne-
cesidad de aclaramiento faríngeo, odinofagia, disfonía y un componente importan-
te de tos persistente.32
Laringitis crónica
Generalmente se relaciona con uno o varios factores irritantes: tabaco, ambientes labora-
les contaminados, infecciones respiratorias repetidas, tos prolongada, uso de medicación
inhalada, etc. También se puede deber a reflujo faringolaríngeo, que produce laringitis
posterior y en ocasiones granulomas de contacto (úlcera de Jackson). Es una lesión casi
exclusiva del sexo masculino, relacionada con el abuso vocal y con una incidencia máxi-
ma entre la tercera y la sexta décadas de la vida.
Diagnóstico
La historia clínica debe incluir los antecedentes personales; es importante tener en cuenta
la edad, el tiempo de evolución, la presencia de alguna enfermedad asociada, la presencia
de cirugía o traumatismos previos, las toxicomanías (tabaco y alcohol) y la profesión del
paciente.
El predominio vespertino de la disfonía sugiere lesiones de las cuerdas vocales, mien-
tras que el predominio matutino se relaciona con laringitis por reflujo. La asociación con
disfagia sugiere la presencia de tumoraciones, mientras que si se asocia disnea además
del tumor se puede sospechar edema de Reinke grave.
Durante la exploración física se debe efectuar una valoración completa de la laringe
mediante una laringoscopia indirecta, el espejo laríngeo o la laringoscopia directa a través
de endoscopios rígidos (telelaringoscopio) o flexibles (rinolaringoscopio).33
Durante el procedimiento se deben valorar la faringe, la hipofaringe y los espacios pre-
epiglóticos, transepiglóticos y subepiglóticos, solicitándole al paciente que efectúe la fo-
nación de vocales para valorar la movilidad y la coaptación de las cuerdas.
Hallazgos
Durante la exploración de las cuerdas vocales será posible visualizar directamente las le-
siones de origen benigno o maligno, si son unilaterales o bilaterales (edema de Reinke)
y si afectan o no la movilidad y coaptación de las mismas (cáncer laríngeo, parálisis de
cuerdas vocales y disfonías espásticas).
Uso de esteroides en enfermedades de las vías respiratorias 187
Diagnóstico diferencial
Tratamiento
El objetivo del tratamiento de la disfonía es recuperar una voz que sea funcional para el
trabajo y la comunicación en general, lo cual dependerá de la etiología.
Terapia de la voz
Se indica en los trastornos causados por el mal uso vocal. Se divide en:
La combinación de las terapias directa e indirecta debe ser considerada como el método
de intervención más importante para la disfonía, dado que es útil desde la infancia hasta
la vejez.
Tratamiento médico
miendan. Antes de prescribir esteroides sistémicos se debe efectuar una cuidadosa valora-
ción de los antecedentes y los factores de riesgo. Se recomienda tener especial atención
en los pacientes con falla cardiaca, infarto del miocardio, hipertensión, diabetes mellitus,
epilepsia, glaucoma, hipotiroidismo, falla hepática, osteoporosis, úlcera péptica, psico-
sis, desórdenes afectivos severos y falla renal, entre otros.
En pediatría pueden tener impacto en el crecimiento, por lo que su uso a largo plazo
rara vez es justificado. La regla general es la importancia de contar con un diagnóstico
etiológico antes de iniciar este tratamiento, considerando que la potente acción antiinfla-
matoria puede enmascarar el cuadro clínico y dificultar aún más el correcto diagnóstico
diferencial.
Con respecto a la laringitis aguda en adultos, las guías de práctica médica en relación
con la disfonía no recomiendan su uso para disminuir la inflamación, ya que no existen
estudios de calidad que apoyen su eficacia para la disminución de los síntomas y los po-
tenciales riesgos superan a los beneficios.33 Una excepción es la laringitis aguda de origen
alérgico, en la que existe una indicación clara debido a la instalación rápida del compro-
miso de la vía aérea. En estos casos se recomienda el uso empírico de esteroides orales
en un curso corto (prednisona o betametasona) o bien en dosis única de esteroide de depó-
sito intramuscular (betametasona), para lograr una disminución de la sintomatología y
controlar la inflamación a nivel del espacio glótico, lo que garantizará la apertura de la
vía aérea superior.33
La relación riesgo–beneficio se invierte, sobre todo en quienes cursan con laringitis
crónica de origen alérgico, ya que es necesario el uso de corticosteroides sistémicos admi-
nistrados por vía oral durante un corto lapso. El objetivo del tratamiento en este caso es
restablecer a la brevedad la voz normal durante las exacerbaciones de la laringitis, para
reintegrar al paciente a su rutina de trabajo. Se recomienda administrar prednisona en
dosis de 1 mg/kg de peso por día sin exceder los 70 mg diarios, en una sola dosis matutina,
sin rebasar una dosis total de 700 mg; si se considera una duración mayor de 10 días se
debe utilizar el esquema de reducción gradual.
Existe un consenso respecto a que los fármacos fundamentales en el tratamiento del
crup son los corticoides sistémicos, la adrenalina y la budesonida nebulizadas.
La dexametasona oral en suspensión no está comercializada, pero se puede preparar
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Hay evidencia limitada que indica que una dosis única de dexametasona de 0.3 mg/kg
oral es tan efectiva como 0.6 mg/kg en niños ingresados con crup.
En comparación con otros corticoides, la dexametasona tiene una acción antiinflama-
toria muy potente, vida media prolongada (36 a 54 h) y no tiene efecto mineralocorticoide.
Por ejemplo, no hay ensayos clínicos con prednisona oral en el crup, además de que sus
características farmacológicas son muy diferentes a las de la dexametasona.
La budesonida nebulizada ha mostrado la misma eficacia que la dexametasona sisté-
mica; sin embargo, Johnson y col. reportan que el grupo de dexametasona superó al de
la budesonida nebulizada.39
El valor terapéutico de los esteroides sistémicos en este padecimiento está demostrado
tanto en estudios clínicos como en reportes aislados y opiniones de los expertos, por lo
que han sido incluidos en las recomendaciones de las guías de práctica clínica en relación
con el crup.
Se debe recordar que los efectos adversos debidos a la administración de esteroides
sistémicos son posibles (cuadro 6–4).
Conclusiones
Los trastornos inflamatorios del aparato fonador están íntimamente ligados a las caracte-
rísticas anatomohistológicas del mismo, por lo que su tratamiento requiere la resolución
del infiltrado inflamatorio dentro de estas estructuras.
Representan la causa más frecuente de disfonía, por lo que su resolución inmediata es
imprescindible para mejorar la calidad de vida del paciente.
En caso de compromiso de la vía aérea superior el tratamiento debe estar orientado a
la resolución del mismo de manera urgente; para ello se cuenta con los esteroides sistémi-
cos, debido a su seguridad y eficacia comprobadas.
La administración de esteroides sistémicos en los pacientes, principalmente en el gru-
po pediátrico, se deberá apegar a los lineamientos ya expuestos en esta guía.
Uso de esteroides en enfermedades de las vías respiratorias 191
ENFERMEDAD DE CROUP
Definición
Etiología
Epidemiología
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Fisiopatogenia
la laringe y la tráquea, donde puede detenerse o continuar su descenso por el árbol tra-
queobronquial. Ocasiona inflamación difusa, eritema y edema de la pared de la tráquea,
deteriorando la movilidad de las cuerdas vocales.
La frecuencia del croup en determinada edad tiene una razón anatómica: el diámetro
de la vía aérea de los niños es mucho más pequeño que el de los adultos. La ventilación
en los niños también se ve afectada por la asociación de obstrucción nasal y por el aumen-
to de la velocidad ventilatoria durante el llanto.40 Además, como la tráquea subglótica es
extrapleural, la presión negativa generada durante la inspiración tiende a adelgazar la vía
aérea.42
La disminución del calibre de la laringe origina dificultad respiratoria y produce un
ruido inspiratorio ronco, llamado estridor. La inflamación y la paresia de las cuerdas vo-
cales provocan disfonía o afonía. El edema de la mucosa y la submucosa del espacio sub-
glótico asociado a incremento de la cantidad y viscosidad de las secreciones provoca dis-
minución del calibre de la tráquea. Al principio del cuadro la obstrucción se puede
compensar con taquipnea; sin embargo, conforme progresa, el trabajo respiratorio se
incrementa y podría provocar fatiga en el paciente.
En el croup espasmódico la obstrucción se debe a la aparición súbita de edema de la
submucosa de la tráquea subglótica. Se ha sugerido que el croup espasmódico tiene una
base genética e inmunitaria.40
Cuadro clínico
Comienza como una infección de las vías respiratorias altas que evoluciona entre uno y
tres días hacia el cuadro típico de croup, caracterizado por tos ronca, estridor de predomi-
nio inspiratorio, afonía y dificultad respiratoria de intensidad variable que empeora por
la noche. La agitación, el llanto y la posición horizontal agravan los síntomas, por lo que
el niño prefiere estar sentado o de pie. La evolución es fluctuante; el niño puede mejorar
o empeorar en un tiempo corto. El cuadro típico dura de dos a siete días, aunque la conges-
tión nasal puede persistir más tiempo.40 Más de 80% de los niños tienen síntomas leves;
en 60 a 90% de los casos los síntomas se resuelven entre dos y cinco días.
Durante la exploración física se encuentran disfonía o afonía y la faringe normal o algo
edematizada; es posible la presencia de taquipnea. El grado de dificultad respiratoria es
muy variable. La mayoría de los casos presentan sólo ronquera y tos perruna, sin otro
signo de obstrucción de la vía aérea. En otros casos la obstrucción se manifiesta con taqui-
cardia y taquipnea, aleteo nasal, cianosis y tiraje supraesternal y subesternal. El niño
puede estar inquieto y ansioso por hipoxemia.
En el caso del croup espasmódico el niño puede o no tener gripe; suele despertar duran-
te la noche con tos perruna y estridor inspiratorio, pero es excepcional que exista mucha
dificultad respiratoria. Es frecuente que esta situación recurra.
El diagnóstico es clínico, por lo que la mayoría de las veces no son necesarias las prue-
bas complementarias. Los estudios de laboratorio y radiológicos tienen escasa utilidad
y no se solicitan de manera rutinaria.40,42 Ante la presencia de estridor es necesario esta-
blecer el diagnóstico diferencial con todos los procesos que provocan obstrucción de la
Uso de esteroides en enfermedades de las vías respiratorias 193
Diagnóstico diferencial
Es muy importante diferenciar el croup de otras causas menos frecuentes, aunque más
graves, de obstrucción de las vías respiratorias altas, como epiglotitis aguda, traqueítis
bacteriana, absceso retrofaríngeo y aspiración de cuerpo extraño.
La epiglotitis aguda es la inflamación de las estructuras supraglóticas que produce una
obstrucción respiratoria muy grave y puede ser mortal. Es causada principalmente por
Haemophilus influenzae tipo B y se puede presentar en niños de dos a cuatro años de edad,
asociada a fiebre elevada, ataque al estado general, disfagia y dificultad respiratoria.
El absceso retrofaríngeo, después de la epiglotitis, es la infección supraglótica más
grave. Aunque puede producir estridor, la inspección de la faringe demuestra el creci-
miento y la inflamación posterior a la epiglotis. La radiografía lateral del cuello puede ser
útil para identificar el absceso. Se requiere drenaje quirúrgico inmediato como parte del
tratamiento.
En la aspiración de cuerpo extraño la obstrucción suele tener un inicio brusco. Es un
episodio repentino de ahogamiento en un niño con historia de tos, asfixia y sin fiebre.
El angioedema produce insuficiencia respiratoria de presentación repentina y sibilan-
cias. No hay fiebre y se pueden asociar edema de cara, labios o úvula, así como urticaria
e historia previa de reacciones similares; la mononucleosis infecciosa puede causar farin-
gitis aguda y, en ocasiones, obstrucción respiratoria. El exudado es grisáceo, pero con la
epiglotis normal. Se puede presentar sobreinfección y extensión hacia el árbol bronquial;
las bacterias que con mayor frecuencia se pueden asociar son Staphylococcus aureus,
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Tratamiento
Tratamiento no farmacológico
Tratamiento farmacológico
Los fármacos fundamentales en el tratamiento son los corticoides, tanto sistémicos como
inhalados, y la adrenalina nebulizada.40,42
Adrenalina
Corticosteroides
Se ha demostrado su utilidad porque mejoran los parámetros clínicos, disminuyen la es-
tancia hospitalaria, reducen la necesidad de continuar con el uso de adrenalina y disminu-
ye el número de ingresos en terapia intensiva y el número de niños que requieren intuba-
ción. Se recomienda idealmente el uso de dexametasona oral, aunque si el niño vomita
se utilizará budesonida inhalada o dexametasona intramuscular.
Otros
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ASMA
Introducción
El asma es una de las enfermedades crónicas más comunes de la infancia, pero puede afec-
tar a personas de cualquier edad; tiene un impacto importante en el paciente, su familia
y la sociedad en general en cuanto a términos de ausentismo laboral y escolar, calidad de
vida, visitas a urgencias, hospitalizaciones e incluso mortalidad.
196 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 6)
Definición
Fisiopatogenia
S Broncoconstricción.
S Hiperreactividad bronquial.
S Edema de la vía aérea.
Cuadro clínico
Presentación
Los datos que sugieren la presencia de asma son múltiples, pero se requiere una espirome-
tría para establecer el diagnóstico preciso. Entre los más frecuentes están la historia de
tos (que empeora en las noches), las sibilancias, la dificultad respiratoria y la opresión
torácica recurrentes.
Los síntomas ocurren o empeoran en presencia de ejercicio, infección viral, alergenos
por inhalación, irritantes, cambios de clima, estrés y ciclo menstrual, y es frecuente que
ocurran o empeoren durante la noche y al despertar. También hay síntomas de obstrucción
de la vía aérea e hiperreactividad bronquial en episodios.
Uso de esteroides en enfermedades de las vías respiratorias 197
Exploración física
Existen datos que sugieren la posibilidad de asma, pero su ausencia no la excluye. La vía
aérea superior puede presentar secreción nasal, pólipos nasales y congestión de la mucosa
nasal. En el tórax es posible notar sibilancias o exhalación prolongada, uso de músculos
accesorios y deformidad torácica. Se pueden asociar la dermatitis atópica y el eccema.43
Clasificación
En general los pacientes con asma presentan tres formas: controlados, parcialmente con-
trolados y descontrolados, lo cual se basa en los síntomas diurnos, la limitación de activi-
dades, los síntomas y despertares nocturnos, la necesidad de medicamentos de rescate y
la función pulmonar.
Diagnóstico
Otros
La evaluación de la presencia de alergias permite identificar factores de riesgo que puedan
desencadenar síntomas. En los niños menores de cinco años de edad, en las personas de
edad avanzada y en los casos de asma ocupacional pueden ser necesarios algunos estudios
especiales.
Diagnóstico diferencial
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Tratamiento
La meta del tratamiento del asma consiste en lograr y mantener el control clínico. Los me-
dicamentos para tratar el asma pueden ser de mantenimiento y de rescate. Los de manteni-
198 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 6)
miento se pueden utilizar diariamente y a largo plazo, con el fin de tener un control clínico
del asma a través de su efecto antiinflamatorio. Se incluyen corticosteroides sistémicos
e inhalados, modificadores de leucotrienos, b–2 agonistas de liberación prolongada en
combinación con corticosteroides inhalados (CI), teofilina de liberación prolongada, cro-
monas y anti–IgE. Los CI son los medicamentos disponibles de mantenimiento más efec-
tivos. Los medicamentos de rescate se utilizan por razones necesarias por su efecto de
broncodilatación rápida y mejoría de los síntomas. Entre ellos se incluyen los b–2 agonis-
tas de acción corta inhalados y orales, los anticolinérgicos inhalados y la teofilina de ac-
ción corta.
Aunque los medicamentos se pueden utilizar por diferentes vías de administración, se
prefiere la vía inhalada, debido a que brinda una liberación directa hacia la vía aérea, pro-
vocando concentraciones locales elevadas y menor riesgo de efectos secundarios.
Tratamiento farmacológico
Broncodilatadores
Los b–2 agonistas de liberación prolongada (salmeterol y formoterol) no se deben utilizar
como monoterapia porque no tienen efecto sobre la inflamación de la vía aérea en el asma.
Son muy efectivos cuando se utilizan en combinación con CI, mejorando los síntomas y
la función pulmonar, disminuyendo el uso de medicamentos de rescate y el número de
exacerbaciones y acelerando el control de los pacientes, en comparación con el uso de CI
como monoterapia.
Los b–2 agonistas de acción corta son los medicamentos de elección para mejorar el
broncoespasmo durante las exacerbaciones. Entre ellos se incluyen el salbutamol y la ter-
butalina. El formoterol, aunque es de liberación prolongada, ha sido aceptado para su uso
de rescate por su rápido inicio de acción.
El ipratropio (anticolinérgico de acción corta) es menos efectivo que el b–2 agonista
de acción corta; sin embargo, en combinación muestra una mejoría en la función pulmo-
nar estadísticamente significativa y disminuye el riesgo de hospitalización. El uso del
ipratropio a largo plazo en asma no ha sido demostrado.44 El tiotropio (anticolinérgico de
liberación prolongada) asociado a beclometasona inhalada mejora los valores de la espi-
rometría y los síntomas de manera similar a como lo hace la combinación de salmeterol
y beclometasona inhalados.45
Los efectos adversos del uso de CI pueden ser locales (candidiasis oral, disfonía y oca-
sionalmente tos irritativa) y se pueden reducir mediante el uso de espaciadores —o con
enjuagues de boca— o sistémicos, los cuales dependen de la dosis, la potencia, el disposi-
tivo y la biodisponibilidad.
El tratamiento a largo plazo (más de dos semanas) con corticosteroides sistémicos,
principalmente los orales, se puede requerir en pacientes con asma descontrolada, pero
su uso se puede limitar por los efectos secundarios. Se prefieren los orales sobre los paren-
terales (intramusculares o intravenosos) debido a su menor efecto mineralocorticoide, su
vida media relativamente menor, menos efectos sobre el músculo estriado y su mayor fle-
xibilidad para la dosificación. Aunque no se consideran como medicamentos de rescate,
son importantes en el tratamiento de las exacerbaciones porque previenen la progresión
de la exacerbación, disminuyen la necesidad de ingresar a la sala de emergencias y de hos-
pitalización y reducen la morbilidad del asma. Sus efectos inician en las siguientes cuatro
a seis horas. La terapia oral es tan efectiva como el uso de hidrocortisona intravenosa. Se
recomienda un ciclo corto (5 a 10 días), dependiendo de la gravedad de la exacerba-
ción.43,44
Otros
Los modificadores de leucotrienos incluyen antagonistas de receptores (montelukast,
pranlukast y zafirlukast) e inhibidores de la 5–lipooxigenasa (zileutón). Los estudios han
demostrado poco y variable efecto broncodilatador, reducción de síntomas —como la
tos—, mejoría de la función pulmonar y reducción de la inflamación de la vía aérea y de
las exacerbaciones del asma. Cuando se utilizan solos el efecto es discretamente menor
que cuando se utiliza un CI solo. La combinación de un modificador de leucotrienos y un
CI puede provocar la reducción de la dosis del corticosteroide y ayudar a mantener al
paciente bajo control. Varios estudios han demostrado que la combinación no es mejor
que cuando se utiliza un corticosteroide más un b–2 agonista de acción prolongada.
La teofilina es un broncodilatador que puede tener un efecto antiinflamatorio leve. Se
puede utilizar una o dos veces por día. No se recomienda su uso a largo plazo y no ofrece
mejor control que el solo uso de CI.
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La terapia con anti–IgE (omalizumab) es una opción terapéutica limitada para pacien-
tes con niveles séricos elevados de IgE. Se indica en pacientes con asma alérgica severa
y en pacientes descontrolados a pesar del uso de CI. La mejoría en el control del asma se
refleja en una menor cantidad de síntomas, menor necesidad de medicamentos de rescate
y menos exacerbaciones.44
Introducción
Definición
La EPOC se caracteriza por limitación persistente del flujo aéreo; usualmente es progre-
siva y se asocia con una respuesta crónica inflamatoria de la vía aérea y el pulmón a partí-
culas nocivas o gases. Las exacerbaciones y comorbilidades contribuyen a la gravedad
en los pacientes.
La limitación crónica del flujo de aire característica de la EPOC es provocada por una
combinación de enfermedad de la vía aérea pequeña (bronquiolitis obstructiva) y destruc-
ción del parénquima (enfisema), las cuales varían de acuerdo con la persona. La inflama-
ción crónica provoca cambios estructurales y adelgazamiento de la vía aérea pequeña. La
destrucción del parénquima pulmonar provoca pérdida de tejido alveolar y disminuye la
capacidad elástica del pulmón, reduciendo la capacidad de la vía aérea de mantenerse
abierta durante la espiración. La limitación del flujo de la vía aérea se mide mediante una
espirometría.46
Fisiopatogenia
reparación normal y los mecanismos de defensa (que provocan fibrosis de la vía aérea pe-
queña). Estos cambios patológicos provocan atrapamiento del aire y limitación progre-
siva al flujo de la vía aérea, involucran múltiples anormalidades fisiológicas y provocan
los síntomas característicos de la enfermedad.
Los cambios patológicos característicos de la EPOC se encuentran en la vía aérea, el
parénquima pulmonar y la circulación pulmonar. Se incluyen inflamación crónica, con
un incremento en varias líneas celulares y cambios estructurales que resultan del daño y
la reparación de repetición, los cuales se incrementan de acuerdo con la gravedad de la
enfermedad y persisten aun al dejar de fumar.
La inflamación del tracto respiratorio de los pacientes con EPOC parece deberse a una
modificación de la respuesta inflamatoria a irritantes, como el humo de cigarro. Los me-
canismos para esta inflamación amplificada no están del todo entendidos pero podrían ser
determinados genéticamente. El estrés oxidativo y un exceso de proteasas en el pulmón
podrían incrementar la inflamación.
Además del estrés oxidativo y del desequilibrio de proteasas/antiproteasas observado,
existen varias células inflamatorias que participan en el desarrollo y la progresión de la
EPOC, como los linfocitos CD8+ Tc1, los neutrófilos y los macrófagos. Otros mediado-
res inflamatorios también están incrementados en los pacientes con EPOC, amplificando
el proceso inflamatorio (factores quimiotácticos, citocinas proinflamatorias y factores de
crecimiento).
El proceso inflamatorio de la vía aérea y del parénquima pulmonar provoca las altera-
ciones características de la enfermedad: limitación al flujo de la vía aérea y atrapamiento
del aire (por inflamación, fibrosis y exudado intraluminal), alteraciones del intercambio
gaseoso (por alteraciones en el equilibrio ventilación/perfusión), hipersecreción de moco
e hipertensión pulmonar.46
Cuadro clínico
Presentación
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El diagnóstico clínico se debe considerar en cualquier paciente con disnea, tos o expecto-
ración crónica e historia de exposición a factores de riesgo para la enfermedad. Se requie-
re una espirometría para confirmar el diagnóstico. También es posible encontrar sibilan-
cias audibles a distancia, sensación de opresión torácica, mala tolerancia y fatiga al
esfuerzo y pérdida de peso.46
Exploración física
El examen físico puede ser normal en las fases iniciales de la enfermedad. La presencia
y la intensidad de los signos clínicos (cianosis, respiración con labios fruncidos, uso de
los músculos accesorios, tiempo espiratorio prolongado, tórax en tonel y limitación para
la expansibilidad del tórax) se asocian generalmente con mayor obstrucción e hiperinfla-
ción pulmonar y con la presencia de compromiso del ventrículo derecho por hipertensión
202 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 6)
Diagnóstico
La meta en la evaluación de la EPOC consiste en determinar la gravedad de la enferme-
dad, su impacto sobre la salud general del paciente y el riesgo de futuros eventos (como
exacerbaciones, hospitalizaciones e incluso la muerte). Existen varios cuestionarios úti-
les y validados para evaluar los síntomas de los pacientes; la Iniciativa Global de EPOC
(GOLD) recomienda el uso del Cuestionario del Consejo de Investigación Médica Britá-
nica o el Examen de Medición de EPOC (CAT).46
Espirometría
La espirometría es el método más objetivo y reproducible para medir la limitación del flu-
jo de la vía aérea. En ella se debe demostrar obstrucción aun después de utilizar un bronco-
dilatador, mediante una medición del volumen espiratorio forzado en un segundo (FEV1)
mayor o igual a 80%, con una relación entre dicho volumen y la capacidad vital forzada
(FEV1/FVC) menor de 0.7.
Estadificación
La estadificación de la EPOC mediante la GOLD se divide en cuatro grupos, dependiendo
del grado de obstrucción de la vía aérea y medidos mediante espirometría: leve, modera-
da, severa y muy severa en pacientes con FEV1/FVC menor de 0.7:
GOLD 1: leve, FEV1 w 80% del predicho.
GOLD 2: moderada, 50% v FEV1 < 80% del predicho.
GOLD 3: severa, 30% v FEV1 < 50% del predicho.
GOLD 4: muy severa, FEV1 < 30% del predicho.
Diagnóstico diferencial
En algunos pacientes con asma no es posible hacer una diferencia clara mediante estudios
de imagen o fisiológicos, por lo que en un paciente podrían coexistir simultáneamente el
asma y la EPOC. Otras patologías a descartar son la insuficiencia cardiaca congestiva, las
bronquiectasias, la tuberculosis, la bronquiolitis obliterante y la panbronquitis difusa.
Tratamiento
Tratamiento no farmacológico
El abandono del hábito de fumar es una intervención que tiene un importante impacto so-
bre la historia natural de la EPOC.
Uso de esteroides en enfermedades de las vías respiratorias 203
Todas las personas con EPOC deben recibir protección con vacunas antiinfluenza
(anual) y antineumococo (quinquenal). Es ideal que los pacientes realicen actividad físi-
ca, de preferencia dentro de un programa de rehabilitación física y pulmonar formal. Es
importante que los pacientes con EPOC reciban apoyo nutricional, tanto para el control
del sobrepeso como para el de la desnutrición.
Tratamiento farmacológico
La terapia farmacológica de los pacientes con EPOC se utiliza para reducir los síntomas,
la frecuencia y la gravedad de las exacerbaciones, y mejorar el estado general y la toleran-
cia al ejercicio. Se prefiere la terapia inhalada; la elección entre b–agonistas, anticolinér-
gicos y teofilina o su combinación depende de la disponibilidad y la respuesta individual
de los pacientes en términos de mejoría de los síntomas y sus efectos secundarios.
Broncodilatadores inhalados
S Todos los pacientes con EPOC a partir del estadio GOLD 1 (leve) pueden utilizar
broncodilatadores de corta acción (anticolinérgicos b–2 agonistas) por razones ne-
cesarias.
S Los fármacos disponibles incluyen salbutamol e ipratropio.
S Todos los pacientes con EPOC a partir del estadio GOLD 2 (moderado) deben reci-
bir uno o más broncodilatadores de acción prolongada como mantenimiento, anti-
colinérgicos (LAMA) y b–agonistas (LABA).
S Los fármacos disponibles son el formoterol, el indacaterol, el salmeterol (LABA)
y el tiotropio (LAMA).
S Todos los pacientes con EPOC a partir del estadio GOLD 3 (severo) pueden utilizar
CI además de broncodilatadores de acción prolongada.
S En todos los pacientes con EPOC estadio GOLD 4 se recomienda el uso de oxígeno
suplementario por lo menos 15 h al día, además de broncodilatadores con o sin CI.
En este estadio de la enfermedad el uso de teofilina es adecuado.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Otros
REFERENCIAS
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corticoids in treating croup: meta–analysis. Br Med J 1999;319(7210):595–600.
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1995;108:1640–1647.
39. Johnson DW, Jacobson S, Edney PC et al.: A comparison of nebulized budesonide, intra-
muscular dexamethasone, and placebo for moderately severe crup. N Engl J Med 1998;339:
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42. Leung A, Kellner J, Johnson D: Viral croup: a current perspective. J Pediatr Health Care
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with uncontrolled asthma. N Engl J Med 2010;363:1715–1726.
46. Global Strategy for the Diagnosis, Management and Prevention of COPD: Global Initiative
for Chronic Obstructive Lung Disease (GOLD). Disponible en www.goldcopa.org/.
47. Asociación Latinoamericana de Tórax: Recomendaciones para el diagnóstico y tratamien-
to de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). 1ª ed. 2011:1–43.
7
Uso de esteroides en hipoacusia
súbita y parálisis facial
HIPOACUSIA SÚBITA
207
208 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 7)
La evaluación inicial incluye una historia clínica detallada que haga énfasis en todos
los antecedentes familiares y personales no patológicos y patológicos, y el padecimiento
actual, tratando de determinar el inicio del padecimiento; esta situación no siempre es
fácil, ya que en ocasiones el paciente sí detecta la pérdida súbita, mientras que en otras
puede detectarlo días después de su instalación, incluso en ocasiones la detección de la
pérdida auditiva es circunstancial.
Durante el interrogatorio el médico debe realizar una búsqueda dirigida a todas y cada
una de las posibles etiologías de la hipoacusia súbita, como se mencionó en el cuadro de
etiologías, ya que se sabe que sólo en 10% de los casos se identifica la causa del trastorno.
La exploración física debe ser también muy metódica y no limitarse al campo otorrino-
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S Audiometría tonal.
S Logoaudiometría.
S Impedanciometría.
S Potenciales auditivos evocados del tallo cerebral cuando el umbral auditivo lo per-
mita.
S Electronistagmografía.
S Electrococleografía.
210 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 7)
S Biometría hemática.
S Química sanguínea.
S Estudios metabólicos.
S Estudios para enfermedades específicas.
En caso de que los estudios sugieran patología del oído interno se deberá realizar:
S Estudios de inmunitarios.
Tratamiento
Sin duda alguna, uno de los tratamientos más controversiales, que constituye un reto para
el médico, es el de la hipoacusia súbita, debido a que tiene una etiología múltiple. Hay
ocasiones en que, a pesar de realizar toda la batería de pruebas, no se logra establecer un
diagnóstico definitivo.1–4
De aquí la importancia de tratar de poner un orden en el abordaje del manejo de esta
patología, ya que debido a lo idiopático del diagnóstico el tratamiento continúa siendo un
dilema, por lo que es necesario establecer el que tenga mayor beneficio para el paciente.
Es así como se han establecido algunas estrategias de tratamiento.2
das por el virus mediante una acción específica antiinflamatoria, neuroprotectora, anti-
oxidante y antiapoptósica.3
Está comprobado que en los tejidos coclear y vestibular están presentes los dos tipos
de receptores de glucocorticoides (I y II), los cuales al ser estimulados inhiben la síntesis
de citocinas.
Otro efecto lo ejercen al unirse a receptores para mineralocorticoides tipo II, los cuales
actúan sobre la enzima Na–K–ATPasa provocando un efecto en los gradientes osmolares
intracelular y extracelular del oído afectado.
Esta conclusión se basa en estudios sistemáticos comparativos del uso de esteroide, sea
solo o comparado con el placebo y con otras modalidades de tratamiento, como los antivi-
rales, las sustancias vasoactivas o de hemodilución, el magnesio, el carbógeno, etc.
Sin embargo, la baja incidencia de hipoacusia súbita sigue siendo un reto considerable
en su manejo. En un metaanálisis2 en el que se revisaron todos los artículos sobre el uso
de esteroides en hipoacusia súbita de enero de 1996 a febrero de 2006 se encontraron 20
ensayos clínicos, que compararon el uso de esteroide sistémico vs. placebo y antivirales,
y de esteroides y antivirales vs. placebo y otros tratamientos.
En los resultados durante 10 a 12 días con el uso de dexametasona o metilprednisolona
en dosis de reducción de 1 mg/kg/día se encontró que las hipoacusias con frecuencias
medias de 4 y 8 Khz tuvieron una recuperación importante en 70% de los pacientes cuan-
do la hipoacusia era superficial o media, pero cuando era profunda los resultados no fue-
ron satisfactorios. Sin embargo, en el metaanálisis la comparación de estos tratamientos
con placebo no demostraron una diferencia significativa (p < 0.8).
La comparación de esteroides y de antivirales vs. placebo tampoco tuvo una relevancia
significativa (p < 0.88), en comparación con la administración de esteroide y otros trata-
mientos (p = 0.5).
Se realizó un metaanálisis a favor del uso de esteroides orales y de la aplicación intra-
timpánica de esteroides,4 que incluyó 176 artículos, de los cuales 32 representaron estu-
dios de uso inicial de hipoacusia súbita con aplicación intratimpánica de esteroide (24 mg/
mL); seis fueron estudios aleatorizados y dos fueron estudios de control.
La mayoría de los artículos demuestran una beneficio de la hipoacusia con la aplica-
ción intratimpánica de esteroide, con una mejoría de 13.3 dB en promedio (p < 0.00001).
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PARÁLISIS FACIAL
Introducción
La parálisis facial (periférica) es una afección del VII par craneal, o nervio facial, que oca-
siona un síndrome agudo con debilidad de la musculatura facial por lesiones ocurridas
después del núcleo de este nervio (infranuclear). Es la más frecuente de todas las parálisis
de los nervios craneales y aunque habitualmente no se considera grave, pues su afección
no pone en riesgo la vida, la afectación psicológica y sus repercusiones en la autoestima
del individuo que la padece —al perder la capacidad voluntaria de expresión facial— ha-
cen prioritario su diagnóstico y manejo adecuado y oportuno, ya que cuanto más rápido
se inicie un tratamiento menores serán la remisión de la patología y las secuelas.
Embriología
El nervio facial se deriva del segundo arco branquial, o cartílago de Reichert, junto con
otras estructuras, como la rama larga del yunque, el mango del martillo, la superestructura
del estribo, la apófisis estiloides, apófisis piramidal, el ligamento estilohioideo, los mús-
culos de la expresión facial, el estribo, el auricular mayor, el vientre posterior del digástri-
co y el músculo estilohioideo. Por otro lado, es importante recalcar que el acueducto de
Falopio, que recubre buena parte del nervio en su paso por el oído, inicia su formación
cartilaginosa en la novena semana de gestación y la osificación se inicia cerca del cuarto
mes; el cierre incompleto del mismo, que origina dehiscencias, se presenta con mayor fre-
cuencia a lo largo de la porción timpánica hasta en 74% de los casos.
Anatomía
El origen central del VII par craneal se localiza en la porción motora del giro precentral
del lóbulo frontal, cuyo haz corticobulbar después de pasar por la cápsula interna se dirige
al núcleo del VII par en la protuberancia, cuyas fibras después de rodear el núcleo del ner-
vio motor ocular externo (III par craneal) emergen por el surco bulboprotuberancial para
hacer su ingreso en el hueso temporal; es en este trayecto corticobulbar que en el que una
porción del mismo inerva en forma cruzada el núcleo contralateral. Este hecho es de gran
importancia, ya que permite diferenciar una parálisis facial central de una de tipo periféri-
co. Posteriormente, al emerger del ángulo pontocerebeloso, el nervio facial consta de una
primera porción cisternal que tiene una longitud aproximada de 25 mm para de ahí ingre-
sar en el conducto auditivo interno (porción meatal que mide entre 5 y 12 mm) y alojarse
Uso de esteroides en hipoacusia súbita y parálisis facial 213
en el segmento anterosuperior hasta alcanzar el fondo del mismo, que es el sitio de inicio
del acueducto de Falopio, región que también ha sido denominada como “cuello de bote-
lla”, que tiene un diámetro aproximado de 0.65 mm y constituye la parte más estrecha de
este acueducto de Falopio, de gran importancia en la fisiopatología de la parálisis facial
idiopática. Aquí es donde se inicia la porción laberíntica, que tiene una longitud aproxi-
mada de 3 a 5 mm; es llamada así por su íntima relación anteromedial con la cóclea y pos-
terolateral con el canal semicircular posterior, terminando en el ganglio geniculado, en
el que emergen las dos primeras ramas colaterales del VII par —los nervios petrosos su-
perficiales mayor y menor— para continuar distalmente con la porción timpánica, trazan-
do un ángulo de 75_ hasta su segunda rodilla a nivel de la apófisis piramidal con una longi-
tud aproximada de este segmento de 10 a 12 mm, el cual guarda una estrecha relación en
sentido anteroposterior con la apófisis cocleariforme, el conducto semicircular horizontal
y la ventana oval para finalmente dar lugar a la última porción del trayecto intratemporal
del nervio facial, denominada descendente o porción vertical del facial que tiene una lon-
gitud que oscila entre 13 y 15 mm y termina en el agujero estilomastoideo que se localiza
por detrás de la apófisis estiloides y delante de la punta de la mastoides, iniciando su reco-
rrido fuera del oído; aquí, el VII par emite dos ramas colaterales: el nervio para el músculo
del estribo y el nervio para la cuerda del tímpano. El nervio facial emite ramas para los
músculos auricular posterior, vientre posterior del digástrico y estilohioideo; finalmente,
en sentido intraparotídeo da dos ramas terminales: los troncos temporofacial y cervicofa-
cial para los músculos de la expresión facial del lado correspondiente.
Fisiología
Se considera que es un nervio mixto, dado que tiene funciones motoras, sensoriales y sen-
sitivas. La función motora proporciona la inervación a los músculos de la expresión facial
(también llamada eferente visceral especial); asimismo, inerva los músculos estilohioi-
deo, el vientre posterior del digástrico, el auricular posterior y el estapedial.
La función sensorial está representada por fibras preganglionares que se originan en
el núcleo salival superior, transportándose a través del nervio intermediario de Wrisberg,
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que emerge junto con el VII par craneal por el surco bulboprotuberancial para después
unirse al tronco del mismo en su porción meatal e inervar las glándulas lagrimal, sublin-
gual y submaxilar, previo relevo en sus correspondientes ganglios.
La función sensorial especial está representada por la cuerda del tímpano, que recoge
la sensación gustativa de los dos tercios anteriores de la lengua (de gran importancia en la
clínica) para terminar en la porción superior del núcleo del haz solitario en el tallo cerebral.
La función sensitiva está constituida por escasas fibras que dan inervación a una parte
de la región retroauricular, así como al techo del conducto auditivo externo, terminando
en el núcleo del fascículo espinal del V par craneal (trigémino).
Etiología
La parálisis facial se produce cuando el nervio facial que controla la movilidad de la mus-
culatura facial se inflama, comprime o, peor aún, se secciona, como ocurre en los trauma-
214 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 7)
tismos; sin embargo, muchas veces se desconoce el origen de la parálisis, por lo que se
le ha dado nombre al término idiopática. Otras teorías apuntan a que una infección de ori-
gen viral es la causante del trastorno, en el que el nervio facial se inflama como reacción
a la infección causando compresión dentro del canal de Falopio y llevando a un infarto;
en algunos casos leves (en los que la recuperación es rápida) sólo hay daño en la vaina
de mielina del nervio. Más adelante se hablará de los diferentes grados de lesión del nervio.
La parálisis facial se puede clasificar básicamente en dos grandes grupos: central y perifé-
rica.
Constituye la causa más frecuente de parálisis facial unilateral aguda (80% de los casos).
Se ha propuesto que su etiología es viral (virus del herpes simple), vascular, inmunitaria
e incluso hereditaria, siendo la viral la más aceptada, con una frecuencia que varía de 15
a 40 casos por cada 100 000 habitantes, identificable hasta en 70% de los casos. Ante el
antecedente de un cuadro viral prodrómico de las vías aéreas o de tipo gastrointestinal,
generalmente antes de instalarse la parálisis, el paciente refiere dolor retroauricular de in-
Uso de esteroides en hipoacusia súbita y parálisis facial 215
tensidad variable, así como alteraciones del gusto, particularmente en la punta de la len-
gua, los cuales se han asociado a antecedentes familiares de parálisis hasta en 14% de los
casos. La incidencia de la parálisis de Bell es rara en pediatría y de mal pronóstico en el
paciente diabético, en quien se asocia a secuelas permanentes; se ha demostrado una ma-
yor predisposición durante el embarazo. El pronóstico depende básicamente de la grave-
dad de la parálisis y de lo pronto que se instale un tratamiento, por lo general es favorable
en las parálisis incompletas. El sitio involucrado con más frecuencia es la región donde
inicia el acueducto de Falopio. En este tipo de parálisis los estudios de topodiagnóstico
no tienen tanta utilidad clínica. En caso de que se requiera el manejo quirúrgico, deberá
ser del segmento laberíntico.
Pronóstico. En 85% de los pacientes que presentan signos de recuperación en las pri-
meras tres semanas después de instalada la parálisis en general se logra una recuperación
de 100% o mínimas secuelas; en el 15% restante la recuperación se inicia entre los tres
y los seis meses, presentándose secuelas, de ahí la necesidad de un diagnóstico rápido y
un tratamiento oportuno. La rehabilitación facial se puede iniciar en la segunda o la terce-
ra semana después de instalada la parálisis; en la sección relacionada con el tratamiento
se hablará del tipo de ejercicios recomendados para no favorecer la aparición de sincine-
sias, definidas como los movimientos de otros grupos musculares ajenos a los que se quie-
re movilizar como resultado de una reinervación anómala.
Se trata de una lesión herpética aguda, caracterizada por lesiones cutáneas en el pabellón
auricular y el conducto auditivo externo, con parálisis facial y sintomatología vestibulo-
coclear en 4% de los casos, que constituye de 2 a 7% de las parálisis faciales. Es más fre-
cuente en los adultos y en los pacientes con algún grado de inmunosupresión. Se debe a
infección por el virus del herpes relacionado con la varicela zoster; su patogenia no se ha
determinado por completo, pero se menciona que la adquisición de esta infección no es
aguda, sino por reactivación del virus latente en las raíces sensitivas nerviosas secundaria
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
de reacciones de antígeno anticuerpo, midiendo los títulos de los anticuerpos IgG e IgM,
y antivaricela zoster, la cual tiene un porcentaje de positividad de 94.3% y se considera
más precisa que la prueba de fijación del complemento.
S Mononucleosis.
S Lepra.
S Influenza.
S Virus coxsackie.
S Paludismo.
S Sífilis.
S Escleroma.
S Tuberculosis.
S Botulismo.
S Mucormicosis.
S Enfermedad de Lyme.
S SIDA.
Metabólicas:
S Diabetes sacarina.
S Hipertiroidismo.
S Embarazo.
S Hipertensión.
S Porfiria aguda.
S Avitaminosis.
Neoplásicas:
Sarcoma.
S Carcinoma metastásico.
S Aneurisma de la carótida.
S Hemangioma del tímpano.
S Hidradenoma.
S Histiocitosis.
S Displasia fibrosa.
S Neurofibromatosis.
Tóxicas:
S Talidomida.
S Tétanos.
S Difteria.
S Arseniasis.
218 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 7)
Iatrogénicas:
Idiopáticas:
Incidencia
En el caso de la parálisis de Bell o idiopática, que constituye la forma más común, la inci-
dencia es de 20 a 30 casos por cada 100 000 personas al año; afecta por igual a hombres
y mujeres, y se puede presentar a cualquier edad, pero es menos común antes de los 15
años y después de los 60 años; ataca en forma desproporcionada a mujeres embarazadas
y a personas que padecen diabetes o alguna patología que implique cierto grado de inmu-
nocompromiso o enfermedades de las vías aéreas superiores.
Cuadro clínico
Una historia clínica detallada complementada y una buena exploración física en la fase
aguda serán suficientes para hacer un diagnóstico adecuado. La presentación clínica in-
cluye un aspecto facial deformado con incapacidad para mover los músculos del lado
Uso de esteroides en hipoacusia súbita y parálisis facial 219
afectado de la cara, descartando otras causas posibles de parálisis facial. No existe un aná-
lisis específico de laboratorio para confirmar el diagnóstico de este trastorno. Se exami-
nará al individuo en busca de debilidad facial superior e inferior. En la mayoría de los
casos esta debilidad está limitada a un lado de la cara y ocasionalmente a la frente, el pár-
pado o la boca. Para determinar el sitio de afección del nervio y la severidad del daño, así
como para establecer un pronóstico en cuanto a la recuperación a continuación se mencio-
narán brevemente algunas de las principales pruebas, llamadas topodiagnósticas. Los es-
tudios de imagen, como la tomografía computarizada o la resonancia magnética nuclear
de cráneo, pueden ayudar a descartar una infección o un tumor; asimismo, un examen
neurológico completo acompañado de otoscopia debe ser parte rutinaria de la exploración
del paciente. Existen signos y síntomas indicativos de una posible patología adicional,
entre los que destacan:
S Otalgia.
S Pérdida de la audición.
S Dolor o parestesias.
S Anormalidades en la otoscopia.
S Neuropatías craneales asociadas.
S Hipertensión.
S Adenomegalias, palidez o hematomas.
S Vesículas en el conducto auditivo o en el paladar blando.
S Compromiso de una sola rama.
S Progresión de la parálisis gradual (mayor de tres semanas).
S Recurrencia.
S Edema mastoideo.
Parálisis facial de origen central (ver antece- Presentación generalmente unilateral, con
dentes personales de HTA, DM, enfermedad afectación predominante de los músculos de
vascular periférica, cardiopatías, alteraciones la mímica facial inferior contralateral a la
de la coagulación lesión, mínima o nula afectación de los mús-
culos frontal y orbicular de los párpados. Alte-
raciones agregadas de otros pares craneales,
así como alteraciones motoras y sensoriales
generalmente unilaterales de los miembros
torácicos y pélvicos acompañados con altera-
ciones de alerta
Parálisis facial congénita Detección perinatal acompañada o no de
lesiones a otros pares craneales, asimetría en
la expresión facial ante el llanto y la succión
Parálisis de origen traumático Antecedente de trauma en la región temporal
o parietal
220 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 7)
Pruebas topodiagnósticas
Prueba de Schirmer o de lagrimeo. Se basa en la función parasimpática representada
por el nervio petroso superficial mayor que emerge a nivel del ganglio geniculado en el
piso de la fosa craneal media y previo relevo en el ganglio esfenopalatino que inerva a
la glándula lagrimal. Consiste en la utilización de dos tiras de papel filtro de 5 cm de longi-
tud por 0.5 cm de ancho que se colocan en el fondo del saco conjuntival del párpado infe-
rior de ambos ojos, esperando entre tres y cinco minutos a que, por capilaridad, el lagri-
meo estimulado moje ambas tiras; luego se mide la región humedecida y se compara con
la del otro lado. Una diferencia igual o mayor de 30% es sugestiva de lesión supragenicu-
lada. Esta prueba es particularmente útil en las lesiones posfractura de hueso temporal para
determinar el sitio de abordaje, pero carece de todo valor en la parálisis facial idiopática.
Otras pruebas, como la prueba del reflejo estapedial, la prueba del gusto y la prueba
de flujo salival, se consideran complementarias, complejas de realizar y de poco valor
pronóstico. Sin embargo, la preocupación principal del paciente es tratar de saber un pro-
nóstico en cuanto a la recuperación o remisión de los síntomas asociados a la parálisis fa-
cial y posibles secuelas, para lo cual se han establecido pruebas de electropronóstico, que
se sustentan en los criterios de afección nerviosa establecidos por Sunderland.
Existen varios aspectos que se deben tomar en cuenta en el tratamiento del paciente con
parálisis facial aguda.
Tratamiento inicial
1. Protección ocular: uso de lentes obscuros con protección lateral para evitar la irrita-
ción por los rayos solares y el efecto traumático del polvo, así como para prevenir
la lesión corneal por desecación. La lubricación ocular mediante ungüento oftálmi-
co (sólo por la noche), el uso de lágrimas artificiales (metilcelulosa o hipromelosa,
ambas a razón de una gota en cada ojo cuatro o cinco veces al día) y la oclusión ocu-
lar nocturna mediante parche pueden ser útiles, además de una férula bucal para
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Tratamiento quirúrgico
Se encamina sobre todo a limitar las secuelas en los casos de mala respuesta; quizá un
periodo de espera de dos años sea lo más recomendable antes de plantearle al paciente un
Uso de esteroides en hipoacusia súbita y parálisis facial 223
Pronóstico
El pronóstico para los individuos con parálisis de Bell en general es muy bueno. La exten-
sión del daño nervioso determina el alcance de la recuperación, por lo que la mejoría es
gradual y los tiempos de recuperación varían. Con o sin tratamiento, la mayoría de los
pacientes comienzan a mejorar en las dos semanas del inicio de los síntomas y la mayor
parte se recuperan por completo, regresando a su función normal entre tres y seis meses.
Sin embargo, en algunos los síntomas pueden durar más tiempo. En algunos casos los sín-
tomas nunca desaparecen por completo. En casos infrecuentes el trastorno puede regresar
del mismo lado o del lado opuesto de la cara.
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224 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 7)
8
Esteroides sistémicos en dermatología
Nancy Podoswa
GENERALIDADES
225
226 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 8)
URTICARIA Y ANGIOEDEMA
Definición
Epidemiología
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Fisiopatología
proteínas al espacio intersticial dérmico. Debido a que el líquido es reabsorbido, las lesio-
nes desaparecen relativamente rápido sin dejar cambios en la superficie cutánea. El an-
gioedema es el resultado de la extensión del proceso a la dermis profunda y el tejido celu-
lar subcutáneo.
Se ha demostrado que en la mayor parte de las variedades de urticaria el mediador quí-
mico es la histamina, cuya liberación puede ser inducida a través de mecanismos inmuni-
tarios y no inmunitarios. Otros mediadores bioquímicos también han sido implicados en la
producción de ronchas e incluyen leucotrienos, citocinas, bradicininas y prostaglandinas.10
Etiología
Mientras que la urticaria aguda representa una reacción autolimitada a diversas causas
que por lo general pueden ser identificadas (medicamentos, picaduras de insectos, algu-
nos alimentos, alergenos de contacto o inhalados, infecciones o factores psicógenos), las
causas de la urticaria crónica son difíciles de identificar. La urticaria crónica es idiopática
en 80% de los individuos que la sufren y el restante 20% corresponde a síndromes genéti-
cos bien definidos, la mayor parte clasificados como urticarias físicas, o a enfermedades
sistémicas subyacentes.11,12
Manifestaciones clínicas
El cuadro puede presentar un periodo prodrómico caracterizado por fiebre, malestar ge-
neral, dolor abdominal, vómito, diarrea, broncoespasmo o síntomas de edema laríngeo.
Las lesiones cutáneas corresponden a ronchas que se describen como pápulas o placas
transitorias, no depresibles, eritematosas o blanquecinas que aparecen en brotes. De ta-
maño y forma variable, las ronchas pueden confluir formando grandes placas de aspecto
cartográfico. Típicamente persisten en una área determinada por no más de 24 h, desapa-
reciendo sin dejar cambios en la superficie cutánea. Las lesiones son frecuentemente pru-
riginosas y ocasionalmente se pueden asociar a dolor de tipo ardoroso. Se pueden locali-
zar en cualquier parte del cuerpo, aunque tienden a ser más frecuentes en el tronco.
El angioedema está causado por edema de los tejidos más profundos y las membranas
mucosas. Se presenta de forma abrupta, dura de 24 a 72 h y en aproximadamente 50% de
los casos se asocia a urticaria. Las áreas más afectadas involucran la cara, la mucosa oral,
las manos y los pies; el edema se relaciona con dolor o sensación urente, mas no pru-
rito.13–15
Evaluación
La evaluación de los pacientes con urticaria inicia con una historia clínica cuidadosa con
énfasis particular en el reconocimiento y eliminación de alergenos u otras causas conoci-
Esteroides sistémicos en dermatología 229
Tratamiento
En casos de urticarias agudas y severas con gran afección se utilizan esteroides orales
o intravenosos. Las dosis recomendadas son de 0.5 a 1 mg/kg de peso al día de prednisona
o su equivalente hasta el control de los síntomas. Si el periodo de aplicación es corto, no
es necesario disminuir el medicamento de forma paulatina. En las urticarias crónicas la
administración de esteroides se debe evitar en la mayor medida posible, debido a la facul-
tad que tienen de enmascarar otros signos o síntomas. Cuando son utilizados en cuadros
crónicos que no logran ser controlados con antihistamínicos la dosis rara vez excede los
20 mg diarios de prednisona o su equivalente, por lo que se aconseja su utilización en días
alternos.
Otros medicamentos de segunda línea que se pueden emplear incluyen la doxepina,
la colchicina, la sulfona, la ciclosporina o el danazol.
Los casos agudos de angioedema generalmente requieren el empleo de esteroides sis-
témicos y antihistamínicos intravenosos. En casos de edema laríngeo severo con compro-
miso ventilatorio se debe aplicar epinefrina.18–20
230 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 8)
Generalidades
Las reacciones cutáneas son las reacciones adversas a medicamentos más frecuentes, con
una incidencia que varía entre 10 y 30% en pacientes ambulatorios que reciben tratamien-
to medicamentoso y entre 1 y 3% en pacientes hospitalizados. La verdadera incidencia
del desarrollo de estas reacciones podría ser más alta a la reportada, ya que la determina-
ción de dicha incidencia se ha dificultado por diferentes razones, entre las que se incluyen
el hecho de no contar con criterios definitorios precisos, la casi imposibilidad para realizar
pruebas de reto diagnóstico y las infecciones sistémicas que cursan con exantemas, que
deben ser diferenciadas de reacciones medicamentosas. Se ha estimado que de 5 a 9% de
los costos hospitalarios son secundarios a reacciones medicamentosas adversas de tipo
cutáneo, lo cual implica una carga para los sistemas de salud, además de que es una causa
frecuente de cese de tratamientos efectivos.21,22
Se han descrito alrededor de 30 patrones cutáneos de reacción a medicamentos. Un
mismo medicamento puede desarrollar diferentes patrones. Aproximadamente 2% de las
reacciones cutáneas a medicamentos se consideran graves, lo que implica que dañan se-
riamente la piel o que involucran otros órganos. Estas reacciones constituyen verdaderas
emergencias médicas, ya que causan una gran morbilidad, pueden ser letales, se acompa-
ñan de dificultades diagnósticas y terapéuticas, y requieren intervenciones rápidas.23
Gran parte de las reacciones adversas a medicamentos se desarrollan de forma idiosin-
crática. Entre los factores de predisposición se han identificado las infecciones virales,
el sexo femenino y la edad; son más frecuentes en la niñez, en los pacientes de la tercera
edad y en estados de inmunosupresión.
Los antimicrobianos han sido los medicamentos más asociados con el desarrollo de
reacciones cutáneas adversas a medicamentos, como el el trimetoprim–sulfametoxazol,
las fluoroquinolonas y las penicilinas.24,25
El diagnóstico se inicia con una historia clínica completa, con énfasis en todos los fárma-
cos que recibe el paciente, incluyendo los remedios herbales, homeopáticos o suplemen-
tos nutricionales. La descripción de las lesiones debe ser detallada, indicando distribu-
ción, morfología, configuración, cambios secundarios y sintomatología asociada. La
relación temporal con la ingesta o aplicación de los medicamentos y el conocimiento de
la vida media de los mismos es importante. La descontinuación del agente sospechoso es
vital. Se sugiere retirar todos los medicamentos no esenciales y reinstituirlos uno por uno
de la manera más lenta posible.
El retiro de medicamentos esenciales se debe hacer valorando siempre el riesgo–bene-
ficio de su retiro, las opciones de intercambio medicamentoso y el grado de severidad de
la reacción medicamentosa.26
Esteroides sistémicos en dermatología 231
Definición
Etiología y fisiopatología
El síndrome ha sido descrito con la utilización de varios medicamentos, entre los que des-
tacan los anticonvulsivantes aromáticos (difenilhidantoína, carbamazepina y fenobarbi-
tal), las sulfonamidas, el alopurinol, la dapsona y la minociclina. La fisiopatología del sín-
drome de hipersensibilidad a medicamentos no se conoce, pero se han postulado
diferentes mecanismos que incluyen un defecto en la depuración de metabolitos tóxicos,
predisposición genética y un estatus de acetilador lento. También se han implicado infec-
ciones subyacentes, como la reactivación del virus del herpes humano 6.29–40
Epidemiología
Su verdadera incidencia se desconoce, pero se estima que se presenta en uno de cada 1 000
a uno de cada 10 000 pacientes que reciben tratamiento con sulfonamidas o anticonvulsi-
vantes.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Cuadro clínico
El síndrome se presenta por lo general con la exposición inicial a los medicamentos, con
una aparición de los síntomas entre una y ocho semanas de haberlos iniciados. El síntoma
más temprano es la fiebre, que se acompaña de malestar general y linfadenopatías cervi-
cales. Posteriormente aparece un exantema maculopapular o papulopustuloso generaliza-
do que puede progresar a eritrodermia (dermatitis exfoliativa). Algunos pacientes pueden
desarrollar conjuntivitis y angioedema facial. La gravedad de la afección cutánea por lo
general no se correlaciona con la extensión de daño orgánico. Los exámenes de laborato-
rio muestran linfocitosis atípica con eosinofilia prominente y 50% de los pacientes desa-
rrollan anormalidades en las pruebas de función hepática. Otros órganos, como el riñón,
el pulmón, el colon y el sistema nervioso central, pueden resultar afectados. En algunos
232 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 8)
Diagnóstico diferencial
Se debe hacer diagnóstico diferencial con otras reacciones cutáneas a medicamentos, in-
fecciones virales, linfoma y síndrome hipereosinofílico idiopático.
Tratamiento
SÍNDROME DE STEVENS–JOHNSON
Y NECRÓLISIS EPIDÉRMICA TÓXICA
Definición
Incidencia y epidemiología
Ambas patologías son raras. La necrólisis epidérmica tóxica tiene una incidencia de 0.4
a 1.3 casos por millón de habitantes por año, mientras que el síndrome de Stevens–John-
son tiene una incidencia de uno a tres casos por millón de habitantes por año. Varios facto-
res pueden influir en la incidencia, incluyendo las diferencias regionales en la prescrip-
ción medicamentosa y las enfermedades coexistentes.51–53
Etiología y fisiopatogenia
los medicamentos más recientes que se han asociado al desarrollo de estas reacciones se
incluyen la nevirapina, la lamotrigina y la sertralina. El perfil de medicamentos responsa-
bles es similar en la población pediátrica, con la probable excepción del acetaminofén
(paracetamol).
Algunos cuadros de síndrome de Stevens–Johnson se han asociado a infecciones (My-
coplasma pneumoniae), mientras que los cuadros de necrólisis epidérmica tóxica se han
presentado en el contexto de la enfermedad injerto contra huésped y de forma rara acom-
pañando enfermedades autoinmunitarias, como el lupus eritematoso sistémico.54–63
Cuadro clínico
Ambos cuadros inician con síntomas prodrómicos no específicos que se presentan entre
una y dos semanas previas a la erupción cutánea, los cuales incluyen fiebre, malestar, ce-
234 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 8)
falea, dolor ocular, odinofagia, vómito, diarrea, mialgias, artralgias o síntomas que simu-
lan una infección de las vías respiratorias superiores. El exantema de tipo macular gene-
ralmente se inicia en la cara, la región preesternal, las palmas de las manos y las plantas
de los pies. Cualquier superficie cutánea puede estar involucrada. Las lesiones cutáneas
son eritematosas o con tintes cenizos; ocasionalmente presentan centros violáceos, están
mal delimitadas, son dolorosas, exhiben signo de Nikolski positivo y tienden a confluir
rápidamente. En pocas horas sobre las manchas se desarrollan ampollas flácidas de conte-
nido seroso o serohemático que se rompen fácilmente, dejando grandes áreas de piel de-
nudada. En casos del síndrome de Stevens–Johnson pueden aparecer lesiones en tiro al
blanco. El desprendimiento de grandes áreas epidérmicas se acompaña de la pérdida ma-
siva de líquidos, desequilibrio hidroelectrolítico, disfunción termorreguladora, expendio
excesivo de energía, alteración de las funciones inmunitarias y anormalidades hematoló-
gicas.
De forma paralela o anterior al exantema aparecen erosiones en los labios y las muco-
sas oral, ocular y anogenital, que rápidamente se cubren de seudomembranas o costras
hemáticas. En varios casos hay afección de las mucosas gastrointestinal y traqueobron-
quial que se acompañan de una gran morbilidad, como dificultad para comer, hipersaliva-
ción y disnea. La afección ocular se manifiesta con inflamación, quemosis, erosiones do-
lorosas y lagrimeo. A nivel genital aparecen lesiones erosivas, dolorosas y
ocasionalmente purulentas que pueden cursar con el desarrollo de fimosis o retención uri-
naria. Excepto por la presencia de microalbuminuria, la afección renal es rara.64–57
Complicaciones agudas
Complicaciones tardías
Las secuelas son comunes en las fases tardías; a nivel cutáneo incluyen alteraciones en
la pigmentación cutánea y distrofia ungueal. Si no se añade un infección cutánea, las le-
siones curan sin cicatrización; de lo contrario, se pueden presentar alopecia cicatrizal,
contracturas o anoniquia. En las mucosas se puede presentar cicatrización hasta en 30%
de los pacientes que han sufrido necrólisis, cuya complicación más seria surge a nivel ocu-
lar con el desarrollo de simbléfaron, sinequias, entropión, ectropión, triquiasis, opacida-
des corneales, formación de pannus y ceguera potencial. En los labios y la mucosa oral
generalmente no se presentan complicaciones cicatrizales; sin embargo, en el tracto bron-
Esteroides sistémicos en dermatología 235
Diagnóstico diferencial
Pronóstico
La necrólisis epidérmica tóxica tiene una mortalidad de 30 a 35%; la del síndrome de Ste-
vens–Johnson va de 5 a 15%. Entre los factores asociados a un mal pronóstico se incluyen
la edad avanzada, una afección cutánea extensa, el desarrollo de alteración de la función
renal y el daño orgánico múltiple.81–82
Tratamiento
dida calórica a través de la piel y el estrés. La manipulación del paciente debe ser aséptica,
mediante la creación de un campo estéril. Se debe evitar la aplicación de cualquier mate-
rial adhesivo a la piel y hay que mantener un acceso venoso periférico distante de las áreas
afectadas, evitando en lo posible los catéteres centrales.
El tratamiento se individualiza de acuerdo con la causa, el tipo y la etapa de la reacción,
y con la presencia o ausencia de complicaciones. El tratamiento general incluye la correc-
ción de las alteraciones hidroelectrolíticas, el monitoreo del conteo hemático y gases en
sangre, el suministro de alimentación enteral o parental con un alto contenido calórico y
proteico, la analgesia, la anticoagulación profiláctica y la prevención de sepsis mediante
la realización periódica de hemocultivos y cultivos de piel y mucosas o de secreciones
bronquiales. El uso de antibioticoterapia profiláctica es debatido; aunque la mayor parte
de los médicos la utilizan, hay varios reportes en los que se recomienda iniciar la adminis-
tración de antibióticos sólo en caso de que los diferentes cultivos resulten positivos o si
se desarrolla hipotermia o deterioro de la condición basal del paciente. En los casos de
236 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 8)
Definición
La dermatitis por contacto es una reacción cutánea inflamatoria común que se presenta
cuando la piel entra en contacto con sustancias externas. Existen dos tipos de dermatitis
por contacto: la forma irritativa y la forma alérgica. La forma irritativa está ocasionada
por sustancias que generan irritación y lesiones a través de mecanismos no inmunitarios;
la forma alérgica representa una reacción de hipersensibilidad tardía a una sustancia ex-
terna aplicada a la piel que actúa como alergeno.101,102
Epidemiología
Fisiopatología
La dermatitis por contacto irritativa es causada por daño directo a la piel por la sustancia
externa que causa efectos citotóxicos directos. Inicia con la remoción de la barrera lipídi-
ca de la piel, con la consecuente alteración de la barrera epidérmica, incremento en la pér-
dida transepidérmica de agua y deshidratación cutánea. Estos cambios inducen activación
de la inmunidad, especialmente de tipo innato. Los síntomas se desarrollan de inmediato
y persisten durante un tiempo indefinido si el irritante no es identificado. Cualquier perso-
na puede desarrollar dermatitis de contacto de tipo irritativo siempre que la concentración
del irritante y el tiempo de exposición sean suficientes. En la forma alérgica se necesita
una sensibilización previa con la formación de complejos inmunitarios que serán recono-
cidos por células efectoras. Con la reexposición al alergeno, se desencadenará la dermato-
sis. La rapidez de la sensibilización depende de susceptibilidad genética, los antecedentes
de atopia y la frecuencia y el grado de exposición al alergeno.
Entre los factores externos adyuvantes para el desarrollo o agravamiento de dermatitis
por contacto se encuentran el grado de hidratación cutánea, las condiciones físicas—
como frío o calor—, los traumatismos, la fricción constante a la piel o el ambiente seco.105
Manifestaciones clínicas
La presentación clínica varía de acuerdo con el alergeno implicado y la zona afectada. Son
varios los patrones de reacción cutánea que se pueden observar; sin embargo, el patrón
descrito con más frecuencia es el de eccema en sus formas aguda, subaguda o crónica. Es
posible observar pápulas o placas eritematosas, descamación, formación de fisuras o vesí-
culas, áreas liquenificadas y cambios pigmentarios. Se puede presentar una sensación ardo-
rosa o quemante; el prurito es un síntoma frecuente. Un dato clínico relevante que facilita
el diagnóstico es que las lesiones por lo general tienden a estar bien delimitadas. Cualquier
área puede resultar afectada, aunque las manos y otras áreas expuestas (cara, cuello y pies)
son las más frecuentes; las lesiones pueden aparecer en días posteriores al contacto.106,107
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza con base en los hallazgos clínicos y la historia del paciente. La
historia es crucial, dado que se debe determinar el agente causal. Se debe poner especial
atención en la historia laboral del paciente, así como en sus actividades de tipo recreativo.
La localización, distribución, morfología y evolución de las lesiones puede ofrecer pistas
sobre el agente involucrado. Las pruebas del parche constituyen el pilar de los métodos
paraclínicos para el diagnóstico de dermatitis por contacto.108,109
Diagnóstico diferencial
Se debe hacer el diagnóstico diferencial con otras enfermedades eritematoescamosas, pa-
pulovesiculosas o que se acompañen de lesiones eccematosas, como las lesiones herpéti-
238 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 8)
Tratamiento
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INTRODUCCIÓN
Actualmente los esteroides forman parte de los fármacos de mayor uso para diversas en-
fermedades, sin ser la excepción en la atención de los pacientes en el servicio de urgen-
cias. Sin embargo, se debe tener en consideración si estos fármacos van a tener un efecto
benéfico en el paciente que acude en una condición que pone en riesgo la función de un
órgano o la vida. Es por ello que en el presente capítulo se revisarán dos patologías pecu-
liares que se presentan en el servicio de urgencias: el choque anafiláctico y el traumatismo
craneoencefálico, así como el papel que tienen los esteroides en la atención de estas afec-
ciones.
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CHOQUE ANAFILÁCTICO
Generalidades
La anafilaxia es una condición seria que pone en peligro la vida, la cual se deriva de una
reacción de hipersensibilidad sistémica.
No se conocen las cifras reales de los casos de anafilaxia debido a un escaso conoci-
miento de los grados de anafilaxia, el subdiagnóstico y, por supuesto, la falta de registro
del padecimiento. A pesar de ello, en las series internacionales se reporta una prevalencia
que va de 0.05 a 2% de la población,1 considerándose que el riesgo de muerte por anafila-
xia llega a ser hasta de 1%.
245
246 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 9)
Asimismo, se incluyen condiciones de los pacientes que tienen una actividad disminuida
de la enzima convertidora de angiotensina, que conlleva a una mayor proporción de nive-
les basales de triptasa, histamina y bradicinina, o bien alteraciones en al factor activador
plaquetario debido a una concentración menor de acetilhidrolasa, que puede intervenir
en el desarrollo de una reacción anafiláctica. También se han identificado factores como
el consumo de ciertos alimentos (trigo, con contenido de omega 5, gliadina o mariscos),
la ingestión de bebidas alcohólicas y antiinflamatorios no esteroideos, que condicionan
una mayor absorción intestinal de productos alergénicos, con lo que pueden magnificar
la respuesta de hipersensibilidad.
El ejercicio, un proceso infeccioso agudo, las condiciones de estrés y el curso del pe-
riodo menstrual son factores que pueden contribuir al desarrollo de la respuesta anafilác-
tica.
Fisiopatología
Hay factores que disparan el desarrollo de la anafilaxia, de los cuales los alimentos son
los principales desencadenantes de la respuesta en niños, jóvenes y adultos. El tipo de ali-
mento que puede generar dicha respuesta varía entre las distintas poblaciones, derivado
de los hábitos, la exposición y la preparación de los mismos. La picadura de insectos y
el uso de medicamentos, resultan ser los desencadenantes más frecuentes en los adultos
maduros y los ancianos. Sin embargo, consta una lista interminable de sustancias que pue-
den condicionar esta reacción e iniciarla en unos minutos u horas posteriores a la exposi-
ción del agente involucrado. Existe una clasificación relacionada con los medicamentos,
que los divide en respuesta inmediata —acontece durante el curso de una hora después
de la administración— y respuesta no inmediata —aparece después de una hora o incluso
días.2
Por lo general las manifestaciones clínicas involucran los sistemas (piel y mucosas,
tracto respiratorio superior e inferior, tracto gastrointestinal, sistema cardiovascular o sis-
tema nervioso central). Se debe poner especial atención en el desarrollo de esta respuesta,
una vez que puede evolucionar rápidamente a una condición fatal.
Tras la exposición del agente causal se puede desencadenar la hipersensibilidad me-
diante tres mecanismos:
Uso de esteroides en urgencias. Choque anafiláctico y traumatismo... 247
Ep
Alergeno
IgE
Ep Ep
En
Histamina
C En
C
C Proteasas
C Eo
Leucotrienos
ML
Prostaglandina D2
Eo
ML
Citocinas ML
ML
Quimiocinas
Eosinofilia
Epitelios Inflamación
Endotelios LTC4
CCR3
Eotaxina
(CCL11) PAF
Eotaxina–2 CCR3
Th2 (CCL24) Lesión
DC4+ tisular
Eotaxina–3
(CCL26) CCR3
IL–5 PBP
CCR3 Rantes
(CCL5) PCE
IL–13 MCP–3 POE
IL–4 (CCL7) NDE
IL–5
Metaloproteinasas
IL–4 Fibrosis
IL–13
CC TGF–b
las cebadas; estás reacciones también son provocadas por fármacos opiáceos, van-
comicina, relajantes musculares y mecanismos físicos, como la exposición masiva
al frío o a la luz solar, entre otros.
Existen otras descripciones de la anafilaxia como las inducidas por el ejercicio,
denominadas anafilaxia de esfuerzo o síndrome anafiláctico inducido por ejercicio;
también se han reportado eventos de anafilaxia posprandial de esfuerzo asociados
al consumo previo de alimentos, como apio, kiwi, crustáceos y trigo; sin embargo,
los mecanismos que lo inducen aún no se conocen con plenitud. También se ha des-
crito el síndrome crónico de anafilaxia recurrente idiopática que se presenta sin cau-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Sin duda, el diagnóstico del choque anafiláctico es meramente clínico, por lo que se puede
sospechar si se presenta uno de los siguientes datos:
1. Inicio agudo de malestar con compromiso de la piel y las mucosas (urticaria, prurito
hiperemia y edema de labios, lengua o úvula).
O bien dos o más de los siguientes eventos que ocurren rápidamente después de la exposi-
ción al alergeno:
Tratamiento
El choque anafiláctico es una emergencia médica, por lo que se debe contar con un proto-
colo sistematizado para su atención. La medida inicial en el manejo consiste en retirar el
factor que esté desencadenando la anafilaxia, además de evaluar inmediatamente el esta-
do circulatorio del paciente, la respiración, el estado mental, las características de la piel
y el peso corporal, además de solicitar ayuda, como en toda emergencia médica.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
El paciente se debe colocar en decúbito dorsal con elevación de las extremidades infe-
riores. Esta medida está encaminada a preservar el volumen circulante para evitar el va-
ciamiento de la vena cava, que puede originar síndrome del ventrículo vacío y tras esto
la muerte súbita.
En conjunto se deben administrar de 6 a 8 L/min de oxígeno suplementario, principal-
mente en los pacientes que tienen comorbilidad, como asma, enfermedad pulmonar obs-
tructiva y patología cardiovascular, o bien tras una segunda dosis de epinefrina.
La reanimación hídrica es importante una vez que acontece colapso circulatorio, por
lo que hay que suministrar solución salina en dosis de 5 a 10 mL/kg en los primeros 5 a
10 min (10 mL/kg en niños).
Si no se obtiene respuesta a las medidas comentadas previamente, se debe considerar
la reanimación cardiopulmonar, con monitoreo del paciente; asimismo, se deben corrobo-
rar el diagnóstico y el protocolo de atención establecido.
Otras medidas que se recomiendan son la administración de antihistamínicos, mismos
que nos ayudan a aliviar el prurito, la hiperemia, el angioedema, así como los síntomas
nasales y oculares. Está indicada la clorfeniramina vía intravenosa a dosis de 10 mg en
adultos (2.5 a 5 mg en niños) o difenhidramina 25 a 50 mg en adultos (1 mg/kg en niños).
Para obtener un bloqueo H2 se sugiere administrar ranitidina en dosis de 50 mg por vía
intravenosa (1 mg/kg en niños).1
Los broncodilatadores b adrenérgicos se emplean para mejorar las sibilancias, la tos
y la disnea; en este caso se utilizará salbutamol en dosis de 2.5 a 5 mg diluidos en solución
para nebulizar (2.5 mg en niños).1
En relación con los esteroides, se debe saber que intervienen en la expresión de citoci-
nas proinflamatorias y que su mecanismo de inicio toma varias horas para obtener res-
puesta, por lo que su utilidad está encaminada a actuar sobre la respuesta bifásica de la
hipersensibilidad; en este caso se recomienda utilizar hidrocortisona de 200 mg (100 mg
en niños) o metilprednisolona de 50 a 100 mg (1 mg/kg en niños, con un máximo de 50
mg).1 Por otro lado, se ha hecho mención que diversos estudios han mostrado la utilidad
limitada de los esteroides en la prevención de la respuesta tardía, por lo que no existe evi-
dencia suficiente de que la administración de éstos evite dicha respuesta.3
En caso de choque anafiláctico refractario los pacientes deben ser sometidos a ventila-
ción mecánica para posteriormente iniciar dosis de vasopresores intravenosos (dopamina
y noradrenalina); es necesario identificar a los pacientes que estaban tomando b bloquea-
dores y si es el caso, administrar glucagón. Asimismo, se sugiere el uso de anticolinérgi-
cos, como la atropina o el ipratropio para el manejo del paciente con choque refractario.
Con todo lo anterior se deja en claro que el medicamento de elección es la adrenalina
y que el resto de los medicamentos, antihistamínicos (H1 y H2), b2–agonistas y los este-
roides no suplen la función de la epinefrina.
El seguimiento y el monitoreo de los pacientes que tuvieron anafilaxia se debe indivi-
dualizar, sin olvidar la respuesta bifásica de la hipersensibilidad; así, los pacientes con
reacción moderada se deberán monitorear durante 4 a 10 h, mientras que aquellos con
choque anafiláctico se recomienda su estancia hospitalaria por algunos días.
Una vez que se resuelve la emergencia y se determina el egreso del paciente se deben
hacer algunas recomendaciones puntuales:
Uso de esteroides en urgencias. Choque anafiláctico y traumatismo... 253
En los pacientes que tienen cuadros de anafilaxia de repetición —más de seis en un año
o más de dos en dos meses— se recomienda mantener la administración de antihistamíni-
cos y esteroides, e incluso aplicar omalizumab para evitar que se desencadene un nuevo
evento de choque anafiláctico. Es por ello que siempre se debe referir al especialista del
área una vez que se resuelve la emergencia desencadenada por una respuesta de hipersen-
sibilidad.
TRAUMATISMO CRANEOENCEFÁLICO
Generalidades
severos.
En general, cerca de 75% de las 850 000 muertes por accidentes de tránsito estimadas
cada año ocurren en los países en desarrollo. De ellos, hasta 30% de los pacientes que in-
gresan con una escala de coma de Glasgow menor de 13 puntos morirán, incrementándose
este número hasta 50% con una escala menor de 8 puntos.4
Debido a que esta patología ocurre con frecuencia en la gente joven y que origina dis-
capacidad a largo plazo, ha sido motivo para utilizar diversas medidas para salvaguardar
la vida, no exceptuando el uso de corticosteroides como medida inicial en el manejo del
paciente con trauma de cráneo. Esta idea surgió en 1961, cuándo Galicich y French infor-
maron una mejoría rápida y significativa como respuesta a los corticosteroides en 28 de
34 pacientes con edema cerebral, secundario a tumores cerebrales o en estado posoperato-
rio (Galicich, 1961); fue entonces que se consideró la posibilidad del uso de esteroides
en pacientes con lesión encefálica secundaria a trauma como medida para mejorar las
condiciones de los pacientes.
254 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 9)
Fisiopatología
Tras el traumatismo se producen daño y muerte neuronal, lo que se conoce como lesión
primaria; posterior a ésta se presenta una cascada de eventos moleculares, que constituyen
la lesión secundaria, que incluye efectos como hipoxia, liberación de aminoácidos excita-
torios, producción de sustancias proinflamatorias y liberación de radicales libres. En este
entorno se encuentran también las lesiones generadas por la lesión primaria, ya sea de ori-
gen sistémico, como hipotensión arterial, hipocapnia, acidosis o anemia, o bien de origen
endocraneano, como la aparición de hematoma cerebral tardío, crisis convulsivas, vaso-
espasmo e incluso disección carotídea, que en conjunto amplifican el daño cerebral. Es
así como se establece el daño neuronal, mecanismo que se simplifica en la figura 9–3.
Lesión
Lesión celular y Mediadores
primaria vascular inflamatorios
directa
Formación Incremento
del edema Isquemia Sangrado del flujo
cerebral sanguíneo
cerebral
Aumento de
la presión
intracraneana
Muerte
cerebral
Dicha escala es aplicable a los niños mayores de cinco años de edad y a los adultos.
Esta herramienta clínica; que evalúa las respuestas ocular, verbal y motora, permite solici-
tar con mayor premura estudios de neuroimagen. Entre 2.5 y 8% de los pacientes con
escala de Glasgow de 13 a 15 puntos muestran anormalidades en la tomografía de cráneo,
A la voz 3
Al dolor 2
Ninguna 1
Respuesta verbal: Orientada 5
Confusa–desorientada 4
Palabras inapropiadas 3
Emite sonidos 2
Ninguna 1
Respuesta motora: Obedece 6
Localiza 5
Retira (flexión) 4
Flexión anormal 3
Extensión 2
Ninguna 1
256 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 9)
en comparación con aquellos con una escala menor de 8 puntos (68 a 94%), en quienes
se observan anormalidades.
La evaluación de las pupilas del paciente es necesaria, dado que se asocian con factores
pronósticos. Esta apreciación permite valuar la integridad del tercer nervio craneal, por
lo que ante la presencia de midriasis y ausencia de reactividad pupilar al estímulo lumi-
noso se sospecha la parálisis de este nervio. Una parálisis ipsilateral del oculomotor per-
mite sospechar que existe compresión del mismo a nivel del tentorio; no hay que olvidar
mencionar que por lo general se conserva el reflejo consensual.
Cuando se afecta el nervio óptico, generalmente en traumatismos frontales, se obser-
van las pupilas fijas o bien con lenta respuesta a la luz. Esta observación tan sencilla puede
indicar un pronóstico ensombrecido, ya que hasta 70 a 90% de los pacientes que ingresan
con trauma severo y pupilas fijas se asocian a muerte o estado vegetativo, en comparación
con sólo 30% con reflejos pupilares.
La presencia de pupilas asimétricas se asocia hasta 30% con la probabilidad de que el
paciente esté cursando con un efecto de masa potencialmente quirúrgico.5
Dentro del cuadro clínico lo más relevante en su evaluación consiste en determinar la
escala de coma de Glasgow, para la realización de estudios de neuroimagen, como la to-
mografía axial computarizada, en la que se evidencian lesiones encefálicas. Es así como
se ha tratado de estandarizar el reporte de los hallazgos de imagen. La clasificación de
Marshall (cuadro 9–4) es de las más usadas, ya que sirve para determinar principalmente
el pronóstico asociado a mortandad, aunque no se refiere a la recuperación funcional. Sin
embargo, al asociar la edad, la escala de coma Glasgow y la clasificación tomográfica de
Marshall se obtiene un mejor predictor en el pronóstico del trauma de cráneo. En relación
con el trauma de cráneo en niños se ha documentado que las lesiones moderadas a severas
evolucionan a una disminución significativa del IQ.6
Tratamiento
Es un hecho que continúa siendo prioritario el abordaje que se brinda inmediatamente
después de un traumatismo, por lo que se debe preservar la vía aérea; en todo paciente que
tiene puntuación de Glasgow de 8 o menos es imperativa la protección de la respiración
a través de intubación endotraqueal, misma que se debe realizar mediante el mecanismo
de secuencia rápida, recomendándose el uso de fármacos anestésicos —tiopental o propo-
fol— y relajación muscular a base de suxametonio, con el fin de evitar un incremento de
la presión intracraneana. Después de ello se debe llevar al paciente a rangos de manteni-
miento de la PaCO2 de 30 a 35 mmHg, así como evitar la hiperventilación o mantener
parámetros menores de hipocapnia una vez que se demuestra un peor pronóstico.7 Asi-
mismo, se debe mantener la PaO2 por arriba de 60 mmHg. Esto generalmente se obtiene
si se programa la ventilación mecánica con una FiO2 a 100%, reduciendo progresivamen-
te de acuerdo con la saturación de oxígeno y la presión arterial de oxígeno; se debe mante-
ner una presión positiva al final de la espiración (PEEP) en 5 cmH2O, con volumen co-
rriente de 5 a 10 mL/kg y de 12 a 14 respiraciones por minuto. Obviamente estas
recomendaciones están encaminadas a mantener los niveles de bióxido de carbono y oxí-
geno previamente comentados.
Uso de esteroides en urgencias. Choque anafiláctico y traumatismo... 257
actuar sobre el área afectada tras una inhibición en la producción de aminoácidos excita-
torios, aumentando la actividad antioxidante; sin embargo, no existen estudios concluyen-
tes que recomienden esta medida de forma rutinaria, no así el hecho de evitar la hipertermia
como una medida que ha mostrado ser deletérea para el paciente con lesión cerebral.
Otras condiciones que se deben cuidar en el manejo del paciente neurocrítico son los
picos de hiperglucemia, ya que hasta 50% de los pacientes muestran elevación de la glu-
cosa como parte de la respuesta metabólica al trauma, situación que se ha asociado con
un incremento de la mortalidad si se presentan dichas elevaciones a partir de 200 mg/dL
y, por supuesto, si no se brinda un manejo adecuado.
En relación con el control de las crisis convulsivas, sólo se deben administrar antico-
miciales si se encuentran lesiones de alto riesgo que propicien su desarrollo, tales como
puntuación de Glasgow menor de 10, contusiones corticales, fractura de cráneo deprimi-
da, hematoma epidural, subdural o parenquimatoso, herida penetrante cerebral o presen-
258 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 9)
cia de crisis dentro de las primeras 24 h siguientes al trauma de cráneo. En este caso la
mejor opción es la administración de fenitoína o carbamazepina.7
Finalmente, de acuerdo con los múltiples estudios realizados con el uso de este medi-
camento, se ha demostrado que tras la administración de esteroides en el paciente con
traumatismo craneoencefálico se ha incrementado la mortalidad, así como el riesgo de
desarrollar complicaciones agregadas, como infecciones e incluso hemorragia gastroin-
testinal. En una revisión sistemática de Cochrane se informó que en los estudios que in-
cluyeron hemorragia gastrointestinal el riesgo relativo combinado fue de 1.23 (IC de
95%, de 0.91 a 1.67), lo cual no confirma ni excluye un aumento o una disminución im-
portante de esta complicación. Sin embargo, sí es categórica esta revisión en cuanto al uso
de esteroides, al mencionar que no existe ninguna razón para iniciar otros ensayos y que
los esteroides no están indicados en el manejo del traumatismo craneoencefálico.4 Por lo
anterior, los esteroides en el manejo del trauma están contraindicados.
CONCLUSIONES
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Uso de esteroides en urgencias. Choque anafiláctico y traumatismo... 259
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
260 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 9)
10
Inducción de la madurez pulmonar.
Uso de esteroides
Rafael Portocarrero Rodríguez, José Roberto Ahued Ahued,
Mariano Guzmán Fuentes
INTRODUCCIÓN
La aplicación de esteroides como inductores de la madurez pulmonar es, sin duda, una
parte primordial de los protocolos de tratamiento para los neonatos prematuros que están
expuestos a un alto riesgo de enfermedad pulmonar neonatal y a sus secuelas,1 tomando
en consideración que cuanto mayor sea la prematuridad, mayores serán los riesgos.2
El síndrome de dificultad respiratoria es la causa principal de morbimortalidad neona-
tal temprana en aproximadamente 28 a 78% de los casos. Entre los recién nacidos prema-
turos que no reciben esteroides y nacen alrededor de la vigésima octava semana, aproxi-
madamente 25% morirán por dicho síndrome dentro de los 28 días posteriores al
nacimiento, y otro 25% presentarán displasia broncopulmonar.3
Por todo lo anterior, se entiende que la aplicación de glucocorticoides prenatales a to-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
das las pacientes embarazadas en riesgo de tener un parto pretérmino entre las semanas
24 y 34 de gestación mejoran el resultado perinatal.
OBJETIVOS
El propósito de esta guía es que sirva de soporte a los médicos que requieran el uso ade-
cuado de la administración de esteroides (betametasona) en pacientes que acudan a su
consulta con síntomas o signos que sugieran riesgo de parto pretérmino.4
Desde 1972 existe evidencia científica de que la administración de esteroides previa
al nacimiento pretérmino reduce la incidencia del síndrome de dificultad respiratoria;5
261
262 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 10)
MECANISMOS DE ACCIÓN
Una de las acciones de los corticoides es alterar la expresión genética, lo que origina efec-
tos de tipo glucocorticoide, como la glucogénesis, la proteólisis, la lipólisis, la supresión
de la respuesta inmunitaria y los efectos de tipo mineralocorticoide, como la hipertensión,
la retención de sodio y agua, y la pérdida de potasio. En el pulmón del feto la acción de
los corticoides es aumentar la producción de proteínas, la biosíntesis de fosfolípidos y la
aparición de surfactante pulmonar.
Los glucocorticoides administrados en el embarazo se unen a las proteínas transporta-
doras en la circulación materna, efectuándose una distribución entre éstas y la circulación
fetal, desencadenando un equilibrio entre las formas libres y unidas.2 En otras palabras,
después de que penetra el glucocorticoide se liga a receptores específicos en el citoplas-
ma, los cuales son llevados al núcleo, donde interactúan con el DNA mediante un meca-
nismo que aún no se conoce del todo.
Los genes que codifican proteínas específicas son transcritos, produciendo como re-
sultado RNA mensajero específico, el cual penetra en el citoplasma y codifica una se-
cuencia proteínica que es traducida en ribosomas. Otros efectos que poseen los glucocor-
ticoides en el pulmón fetal, además de intensificar la producción de sustancia tensoactiva,
incluyen:3
Así, se puede decir que el mecanismo de acción de los esteroides es una actividad de sínte-
sis proteica aumentada en el neumocito II, con elevación en la producción de fosfatidilgli-
cerol, fosfatidilcolina y de las proteínas de surfactante pulmonar A (SP–A) y surfactante
pulmonar B (SP–B).1
El aumento en la velocidad de transcripción se inicia aproximadamente una hora des-
pués de la administración del esteroide; el incremento máximo en el contenido de RNAm
y proteínas se da entre 24 y 48 h, respectivamente.
Los esteroides causan citodiferenciación y cambios precoces en las proteínas encarga-
das del desarrollo de al menos 12 tejidos diferentes, acelerando el ritmo de maduración
sin alterar le secuencia, de tal manera que en el pulmón tiene un doble efecto, pues no sólo
aumenta el surfactante sino que también produce cambios estructurales en las células epi-
teliales de la vía aérea, así como en los fibroblastos; éstos cambios aparentemente, no se
revierten una vez pasado el tiempo de acción del esteroide, por lo que quizá debido a esto
el efecto protector persista, aunque en menor grado, más allá de siete días.2
Inducción de la madurez pulmonar. Uso de esteroides 263
ESTUDIOS CLÍNICOS
S Edad materna.
S Semanas de gestación.
S Fecha del inicio del esquema con corticoides.
Cuando las pacientes fueron dadas de alta o transferidas a otros hospitales se estableció
contacto con las instituciones para poder completar los datos faltantes. Cuando no fue po-
sible rastrear la información sobre la admisión neonatal para su seguimiento los estudios
fueron excluidos.
El resultado primario fue la morbilidad respiratoria severa neonatal, el cual se definió
como la necesidad de atender a los neonatos en la unidad de cuidados intensivos neonata-
les; los recién nacidos intubados tuvieron la necesidad de recibir por lo menos 40% de
oxígeno. El resultado secundario incluyó bebés con síndrome de dificultad respiratoria,
clasificados en cuatro estadios de acuerdo con las anormalidades encontradas en la tele-
rradiografía de tórax:
Para este análisis a las pacientes se les aplicó un esquema de esteroides con intervalo de
cero a siete días, desde el inicio de su aplicación hasta la entrega de resultados, además
de que fueron clasificadas en cuatro grupos dependiendo de la semana de entrega:
Otros autores, como Kamath, indican que la morbilidad neonatal en los nacimientos
después de la maduración pulmonar han sido estudiados en varios trabajos anteriores, que
incluyeron neonatos que nacieron antes de las 34 semanas de gestación; estos niños son
habitualmente admitidos en las unidades de cuidados intensivos neonatales con base en
el criterio de la edad gestacional; estos estudios también mostraron una alta tasa de morbi-
lidad neonatal debido a la prematuridad.8
Indicaciones
Se debe aplicar el esquema de esteroides en todos los casos que se sospeche o se confirme
el diagnóstico de parto prematuro, aplicándose el esquema completo recomendado, con el
objetivo de reducir la frecuencia de muerte neonatal, la incidencia y gravedad del sín-
drome de dificultad respiratoria, así como de la hemorragia intraventricular, facilitando
el manejo en las unidades de cuidados intensivos neonatales.9
En un consenso realizado por Gadow y otros médicos se llegó a la conclusión de que
se debe aplicar la terapia prenatal con esteroides ante cualquier amenaza de parto prema-
turo, ante una hemorragia anteparto, al presentarse ruptura de membranas y en presencia
de cualquier condición que requiera una resolución electiva del embarazo, entre las sema-
nas 24 y 34 de gestación.5,10
En el trabajo realizado por la Dra. Acevedo se recomendó la administración de esteroi-
des en toda paciente embarazada con 26 a 34 semanas de gestación que se encuentre en
riesgo de parto pretérmino y en pacientes con presencia de inmadurez documentada que
se encuentren entre las semanas 34 a 37 de gestación.3
Se demostró que se beneficiaron dos grupos de pacientes con la aplicación de esteroi-
des, a saber:
1. Pacientes con contracciones uterinas pretérmino (este grupo fue el más grande en
los estudios clínicos aleatorios).
2. Pacientes con ruptura prematura de membranas.3
García Alonso y col. recomiendan un solo ciclo de esteroide (betametasona en dos dosis
de 12 mg con un intervalo de 24 h), ya que han visto que los esquemas múltiples no ofre-
cen beneficio y se pueden presentar efectos secundarios en el neonato.9
Como se puede observar, los autores antes descritos, en general, recomiendan la apli-
cación del esquema único de esteroides antenatales en embarazadas con riesgo de parto
pretérmino, obteniéndose el beneficio óptimo cuando el nacimiento ocurre entre las 24
h y siete días después de completar el esquema completo.
En cuanto a las dosis repetidas, se puede comentar que en el mes de agosto de 2000
la Reunión de Consenso de National Institute of Health concluyó que no hay datos publi-
cados en humanos sobre los beneficios del uso de estos esquemas.12 Por el contrario, se
han evidenciado mayores riesgos, como la sepsis neonatal temprana, la corioamnionitis,
la endometritis y la muerte neonatal. Los cursos repetidos de esteroides antenatales se
asociaron a una reducción del riesgo de parálisis cerebral, pero con un aumento subsecuente
de trastornos de conducta agresivo–destructiva, hiperactividad y distractibilidad.13
Otros estudios han intentado demostrar que la administración de dosis repetidas de
esteroides podrían tener algún efecto nocivo en el desarrollo neurológico del feto, aunque
no existe aún evidencia científica de ello, por lo que se tiende a reducir el número de dosis
a administrar. Parece ser que el peso, la talla, el tamaño cerebral y el perímetro cefálico
pudieran ser menores en los fetos cuya madre utilizó estos esquemas repetidos.14
placenta, la corteza y la médula suprarrenal, así como en la glándula mamaria. Los gluco-
corticoides aceleran los parámetros del desarrollo pulmonar fetal, producen cambios ana-
tómicos en los alveolos de mayor tamaño y los tabiques intraalveolares más delgados, e
incrementan el número de cuerpos laminares en los neumocitos tipo II alveolares y en el
número de éstos; asimismo, generan una mayor síntesis de fosfolípidos de la sustancia
tensoactiva. En el pulmón fetal se modifican los aspectos bioquímicos, morfológicos y
fisiológicos.
La betametasona activa de forma importante las propiedades mecánicas del pulmón,
que son independientes del surfactante alveolar, además de que incrementa el contenido
de elastina en el pulmón fetal disminuyendo la pérdida de proteínas hacia los espacios aé-
reos; actúa también como activador transcripcional para la síntesis de proteínas relaciona-
das con el surfactante (SP–A y SP–B). Otro efecto consiste en que aumenta 40% la sínte-
sis de fosfatidilcolina del surfactante después de dos dosis.3
Los efectos de los corticoides en el pulmón en desarrollo incluyen:11
266 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 10)
Debido a su potencia, los esteroides afectan casi todos los sistemas del cuerpo, incremen-
tando la diferenciación celular y disminuyendo la división, de tal modo que pueden ocu-
rrir algunos efectos adversos. Se ha descrito que la mayoría de éstos se presentan en ani-
males, pero no en humanos.
Entre los efectos adversos se encuentran los efectos negativos en el crecimiento, el de-
sarrollo y la circulación.
La betametasona se relaciona con la disminución de los movimientos fetales, pero
afortunadamente es una reacción temporal. Los movimientos corporales disminuyen
aproximadamente 50% 48 h después de la dosis inicial de corticoides, mientras que los
movimientos fetales disminuyen 90%; estas variaciones regresan a su nivel normal cuatro
días después del tratamiento. Estos cambios observados pueden ser debidos a un efecto
directo de los glucocorticoides en el cerebro fetal, ya que los receptores de corticoides se
encuentran en todo el cerebro fetal, incluyendo la corteza cerebral, el hipocampo, el hipo-
tálamo y probablemente el núcleo rafé, el núcleo del haz solitario y el locus coeruleus
(ambos desempeñan un papel importante en el control de la actividad motora en el feto
durante el tercer trimestre del embarazo, así como en el neonato); el haz solitario está ínti-
mamente ligado con la regulación de la actividad respiratoria.
Los efectos sobre la frecuencia cardiaca fetal y los movimientos corporales son acor-
des a las observaciones de los ritmos diurnos, regulados por el cortisol materno, cuyos
valores máximos son por la mañana y los mínimos por la noche. Las variaciones de la fre-
cuencia cardiaca fetal están inversamente relacionadas con el ritmo del cortisol materno;
esto es así si este último se encuentra elevado cuando la variabilidad de la frecuencia car-
diaca es baja y los movimientos son poco frecuentes. Los ritmos de cortisol materno y la
administración de corticoides afectan la actividad suprarrenal fetal y los ritmos diurnos
fetales. La disminución en la variabilidad de la frecuencia cardiaca fetal y de los movi-
mientos corporales fetales después de la administración de betametasona pueden ser in-
terpretados como una hipoxemia, por lo que se debe tener mucho cuidado. Ante cualquier
duda de esta índole se recomiendan estudios Doppler en las arterias umbilicales y uteri-
nas, los cuales no se deben modificar con la aplicación de esteroides.
En estudios de seguimiento en niños hasta los 12 años de edad que fueron expuestos
a corticoides in utero se demostró que éstos no afectan de manera adversa el crecimiento
ni el desarrollo psicomotor.
También se efectuaron estudios para evaluar los efectos sobre la salud y el desarrollo
sexual de individuos entre 20 y 22 años de edad, y no se encontraron problemas; por el
Inducción de la madurez pulmonar. Uso de esteroides 267
CONTRAINDICACIONES
CONCLUSIONES
Hoy por hoy el síndrome de dificultad respiratoria en el neonato pretérmino es uno de los
principales retos a enfrentar, tanto para los especialistas en ginecoobstetricia y los neona-
tólogos, como para los médicos que atienden de primera mano este síndrome y los equi-
pos multidisciplinarios que intentan descubrir métodos de tratamiento que abarquen to-
dos los ámbitos del problema, su predicción, su prevención en el feto intrauterino, su
diagnóstico y su tratamiento una vez que el producto haya nacido. Todos los esfuerzos
se deben encaminar a la prevención del problema aunque se cuente con el recurso del sur-
factante pulmonar.3
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Todas las pacientes con riesgo de tener un parto pretérmino deben recibir el esquema
único de betametasona, sin que su administración se modifique por la raza, el sexo del feto
o la disponibilidad del surfactante pulmonar para su uso posnatal.1
REFERENCIAS
1. Rosas CA, Mendoza MM, Escobedo AF, Mendoza MTJ: Efecto de inductores de madu-
rez pulmonar fetal. Rev Esp Méd Quir 2008;13(4);181–185.
2. Borrelli EE, Corrales FE, Rovira MLF, Kundycki J: Cursos simples vs. múltiples de cor-
ticoides para la maduración pulmonar fetal en amenaza de parto pretérmino. Rev Posgrado
Via Cátedra Med 2005;151:4–7.
3. Acevedo S: Beneficio de la terapia con inductores de la madurez pulmonar. En: Ahued AJR:
Prematurez. Un enfoque perinatal. México, Instituto Nacional de Perinatología, 2004:4–
90.
268 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 10)
Betametasona 25 0 36 a 72 0.60
Dexametasona 25 0 36 a 72 0.50 a 0.75
Parametasona 10 0 36 a 72 2
Álvarez HE: Glucocorticoides. En: Ventura RL (ed.): Uso racional de esteroides en enfermedades
reumáticas. México, Alfil, 2011:5–48.
269
270 Guía de uso de esteroides sistémicos y de depósito (Capítulo 11)