Está en la página 1de 8

K EL DELITO DE CUELLO BLANCO

Edwin H. Sutherland
El presente concepto se reduce, a todo aquel delincuente de cuello blanco como a una
persona con respetabilidad y alto status socioeconómico, que quebranta las leyes
destinadas a regular sus actividades profesionales.
Estas normas legales incluyen, además de determinadas secciones del código penal,
las siguientes regulaciones del gobierno federal y otras leyes análogas de diversos
Estados: la ley antitrust, la ley de la Comisión federal de Comercio, la ley de la Omisión
de Comercio entre Estados, la ley de la Comisión de Cambios y Valores, a ley
Nacional de Relaciones Laborales, las leyes que regulan la publicidad, patentes,
marcas registradas y derechos de autor, y algunas de las regulaciones especiales para
tiempos de guerra.
De las diferencias que se dan de una persona que comete un delito de cuello blanco
de la persona con un status socioeconómico bajo que quebranta la ley penal habitual o
las normas específicas de comercio que le afectan; asi como también la persona que
posee un alto nivel socioeconómico que incumple con las normas establecidas por el
código penal habitual, en ámbitos que no tienen relación alguna con sus ocupaciones
profesionales, así como cuando esta que comete delitos, tales como el asesinato o el
adulterio, o actos delictivos que vallan más allá de sus ocupaciones profesionales,
queda excluida del grupo de los delincuentes de cuello blanco, ya que no se diferencian
fundamentalmente, en ningún aspecto significativo, de la persona con status
socioeconómico bajo que comete actos ilícitos.
La conjetura en la que se funda este concepto de delito de cuello blanco es que este
delito se diferencia de tal forma en el cual se hace efectiva la ley, pero es afín con ellos
en el proceso genético que causa la conducta delictiva.
Toda una cadena de cuestiones se originan en relación con este concepto de delito de
cuello blanco: ¿Es el delito de cuello blanco realmente delito?, ¿En qué sentido se
puede decir que el delito de cuello blanco difiere de los otros delitos y cómo se explican
estas diferencias? ¿Qué dimensiones adquiere? ¿Qué implicaciones se derivan del
delito de cuello blanco para las teorías de la conducta delincuente? Proporcionaré a
continuación una respuesta a estas preguntas.
1. El delito de cuello blanco es realmente delito.
Las normas que definen esta conducta responden a los dos criterios propios de las
leyes penales a los que se alude generalmente para diferenciar la ley penal de otro tipo
de leyes; y, más concretamente, esos criterios consisten en la definición legal de un
acto como un acto socialmente perjudicial, y en la provisión legal de una pena para
dicho acto. Que la conducta es definida como socialmente perjudicial se pone de
notorio en las propias palabras que se utilizan en las leyes tales como delito, ofensa,
injusticia, discriminación e infracción. La conducta es definida como socialmente nociva
se encuentra en los debates legislativos y en otras circunstancias de la aplicación de
las normas legales. Esto evidencia que las leyes se promulgaron para proteger a
competidores, clientes, inversores, inventores, asalariados, y a otra gente de los daños
y perjuicios, y también para proteger al sistema de libre empresa y a otras instituciones
sociales.
Se podría decir que los objetivos generales de esta serie especial de regulaciones
comerciales coinciden con los objetivos generales del código penal, estas regulaciones
no son arbitraria, entendiendo por arbitrarias. Las regulaciones especiales de comercio
son adaptaciones de los principios del código penal y de la ley común a las modernas
condiciones sociales. Las leyes relativas a la publicidad son adaptaciones de la ley
común sobre el fraude; abusos son adaptaciones de la ley común relativas al latrocinio;
La prohibición de interferir en los convenios colectivos establecida por la ley Nacional
de Relaciones Laborales se sustenta en la misma lógica que las prohibiciones de la ley
común que castigan la interferencia en la libertad sirviéndose del encarcelamiento falso
y de la extorsión. El segundo criterio de la ley penal es la sanción penal, y lo
encontramos en todas las leyes que estamos sometiendo a consideración, si bien,
como presentaremos con mayor precisión más adelante, la sanción penal en la mayor
parte de estas regulaciones comerciales se encuentra como en el trasfondo. Con
frecuencia se plantea la objeción de que estas leyes no son leyes penales pues no
requieren que la tentativa criminal sea demostrada. Esta respuesta no está justificada
puesto que el intento criminal no es requerido en todas las secciones del código penal
habitual, y además el número de excepciones a esta pretensión está continuamente
ascendiendo. Este requerimiento de probar la intención delictiva se explica, en parte,
por la tendencia a evitar los métodos punitivos y en parte, por la creciente dificultad de
probar la intención delictiva en la cada vez más compleja vida social de los tiempos
modernos y por último por el desarrollo en el interior de la ley de una psicología cada
vez más conductista que tiende a sustituir a la psicología mentalista y hedonista de las
primeras generaciones.
El delito de cuello blanco es realmente delito en el sentido de que, es una violación de
leyes que poseen la característica general de las leyes penales, sin embargo no todas
las acciones comprendidas bajo estas leyes tienen que ver con el comportamiento
criminal. La Comisión de Comercio entre Estados brinda la mayor parte a hacer
porcentajes y la Comisión de Cambios y Valores se dedica a la evaluación de planes
de financiación. Mientras tanto algunos de los conflictos relacionados con estas leyes,
especialmente los que se refieren a patentes, no suscitan cuestiones relativas a la
criminalidad.
2. Las leyes que definen el delito de cuello blanco se aplican específicamente de
un modo muy distinto al del código penal.
Las personas acusadas por delitos de cuello blanco rara vez son detenidas y pocas
veces son conducidas ante los tribunales de justicia o ingresan a cárcel. Por el
contrario son convocadas a presentarse ante una comisión, o un tribunal que se rige
por el código civil, o por una jurisdicción de equidad; cuando se hacen públicas las
decisiones contra ellos, las decisiones adoptan frecuentemente la forma de interdictos.
Estas diferenciaciones en los procedimientos para preservar a la sociedad de los
riesgos sociales tienen como función la disminución o la exclusión del estigma del
delito. Un análisis de la Ley Sherman contra los trusts proyectará más luz sobre esta
interpretación. Esta ley se aprobó en el Congreso en 1890 con un solo voto en contra y
fue el resultado de múltiples expresiones de antagonismo contra los trusts que se
habían desarrollado durante la década precedente. Los trusts producían un gran daño
a sus competidores, elevaban los precios a los consumidores, y como resultado de una
concentración de riqueza y poder ponían en peligro el sistema de libre empresa y la
institución de la democracia. El Congreso se vio obligado a actuar para proteger a la
sociedad norteamericana de este peligro. La ley Sherman antitrust declaró que
restringir el comercio constituí a un delito y dispuso una pena de multa o de cárcel para
este delito. Así pues esta ley antitrust era sin ninguna duda una ley criminal. La única
característica de esta ley, en contraste con las leyes criminales precedentes, fue que
no se redujo a la definición de la conducta socialmente lesiva ni a disponer una pena,
sino que fue más allá, hasta el punto de autorizar dos procedimientos en tanto que
alternativas a la persecución bajo la jurisdicción criminal.
En primer lugar, se autorizaba al fiscal general a solicitar un tribunal de equidad para
formular un interdicto contra la persona o corporación que se consideraba que había
restringido el comercio; una violación de este interdicto era punible como desacato al
juez con una multa o con la cárcel. Este procedimiento de equidad era un recurso
diferente de la ley anterior que establecía que, que excepto en un caso de emergencia,
un interdicto no podía utilizarse para hacer cumplir la ley criminal. En la Ley Sherman
antitrust fue autorizado el uso del interdicto para hacer cumplir la ley criminal, y esta
modificación de la ley para adaptarla a personas de elevado estatus socioeconómico
puede ser vista como una iniciativa legal.
Como segundo punto, las personas que resultaban lesionadas por la violación de la
Ley Antitrust estaban autorizadas a demandar por daños y perjuicios ante un tribunal, y
los daños reconocidos por sentencia, en el caso que el demandante la admitiere, se
creía por ley que equivalían al triple de los daños sufrido. Estos daños estaban
destinados a reparar la injuria que se había producido, pero el aspecto punitivo de la
sentencia quedaba oculto bajo la forma de los daños. Estos procedimientos alternativos
únicamente podían ser utilizados si se manifestaba que la ley antitrust había sido
violada y por definición, por lo que constituía un delito.
Por lo consiguiente la violación era considerada un delito tanto si la decisión estaba
bajo una jurisdicción criminal, civil o de equidad. La ley penal no se funda en el
procedimiento usado en un caso específico, sino que es utilizado como un
procedimiento potencial: un ladrón no es menos ladrón cuando está bajo libertad
vigilada que cuando es enviado a prisión.
La ley antitrust se convirtió en un precedente a la hora de formular regulaciones
comerciales en las últimas décadas. En la mayor parte de los casos el castigo no salió
a la luz pública y de este modo se evitó el estigma del delito. Este objetivo de no dar
publicidad a la pena tuvo su fundamento en la aplicación de las penas de los tribunales
de menores, pero sin embargo no se aplicó de una forma tan estricta en el caso de los
delincuentes juveniles como de los delincuentes de cuello blanco. Pese a la jurisdicción
formal y a la terminología legal, el delincuente juvenil continúa siendo visto por las
personas como un delincuente; así mismo los criminólogos han perfeccionado la mayor
parte de sus teorías sobre el delito a partir del estudio de delincuentes juveniles. Por
otra parte, en general las personas extrañamente ve a los hombres de negocios en
especial a funcionarios públicos, que violan las leyes comerciales como delincuentes.

3. La diferente aplicación de las leyes que se refieren a los criminales de cuello


blanco se explica fundamentalmente por el elevado estatus socioeconómico de estos
delincuentes.
Este hecho manifiesta que, mientras el 71% de las decisiones de las leyes antitrust
contra los sindicatos, en el periodo que va de 1890 a1929, fueron adoptadas por la
jurisdicción criminal, únicamente el 27% de decisiones similares contra las empresas
comerciales provinieron de la jurisdicción criminal. La ley autoriza, y las agencias
administrativa y judicial recurren a estos procedimientos diferentes, cuando tienen que
vérselas con los negociantes, y esto se produce también por el miedo a las represalias
de los poderosos grupos de negocios, pero principalmente por la admiración y por la
confianza que rinden a los hombres de negocios. Los legisladores han creído que estas
violaciones cesarían cuando llamasen la atención de estas personas respetables, ya
que estas personas no responden al ‘criminal tipo’ y no deben ser tratadas como
delincuentes. La experiencia ha demostrado que los delincuentes de cuello blanco
muestran una tasa mucho más alta de reincidencia que otros delincuentes. La
promulgación de la ley antitrust no sirvió para detener las restricciones al comercio,
sino que la tendencia hacia el monopolio quizás se incrementó a partir del momento en
que esta conducta fue definida como criminal.
El alto esta status de los negociantes no es el único elemento diferencial en la
aplicación de la ley. Un segundo componente es la falta de apoyo de las leyes debido
a las costumbres, ya que en parte estas normas son recientes, y en parte el control de
las agencias de comunicación pública está en las manos de los hombres de negocios
que violan las leyes. Un tercer componente a tener en cuenta es la tendencia hacia
métodos no punitivos de control social en las familias, la escuela, la iglesia y el Estado.
La dependencia de métodos no punitivos es mayor en todas las áreas del delito si se
las compara con generaciones anteriores, y relativamente mucho mayor en el caso del
delito de cuello blanco que en otros ámbitos delictivos.

4. delito de cuello blanco, tal como ha sido definido, actualmente está muy
presente en la sociedad norteamericana, como se ha puesto de manifiesto por
investigaciones del Congreso y por muchas áreas de los negocios, tales como
empresas de servicios públicos, banca, seguros, bienes raíces, manufacturas y
mercancías.
Las investigaciones de la última centuria han puesto al corriente a los norteamericanos
sobre los barones ladrones de este periodo; las investigaciones más recientes
muestran delincuentes con métodos más suaves pero cuyo respeto por la ley no es
mayor, ni cuya determinación para conseguir sus objetivos fuera de la ley es menor que
la de los barones ladrones. Con el fin de ofrecer datos más precisos de esta
predominancia del delito de cuello blanco se han hecho investigaciones más
determinadas; se han explorado las colecciones de sentencias correspondientes a las
70 corporaciones industriales y comerciales más importantes de Estados Unidos
(excluyendo las empresas financieras, de servicios públicos y las petrolíferas). Estas
sentencias se refieren a las empresas principales y a las subsidiarias y abarcan la vida
profesional de las empresas, durante una media de cuarenta años.
Dicho estudio muestran que cada una de estas 70 corporaciones ha violado las leyes
enunciadas con anterioridad, como prueban las decisiones de los tribunales o de las
comisiones de justicia, en un rango que va de 1 a 40 decisiones adversas por
corporación, y en una media de 14 decisiones adversas por corporación. De este
modo, de las 70 empresas, 58 han tenido 252 decisiones adversas siendo acusadas de
restringir el comercio; y en muchos casos las decisiones muestran que las empresas
han desarrollado una política ilegal a lo largo de toda su vida empresarial. Estas
decisiones justifican la siguiente conclusión: las grandes empresas, con pocas
excepciones, se oponen a un sistema de libre competición y de libre mercado, sistema
que intentan sustituir mediante un sistema de colectivismo privado. Además, de las 70
corporaciones 44 han tenido 144 decisiones adversas de la ley Nacional de Relaciones
Laborales durante la década que siguió a la promulgación de esta ley, en 1935.
Aproximadamente las terceras de estas principales empresas se han opuesto a la
negociación colectiva a tal grado que han violentado la ley para evitar que fuese
aplicada en sus industrias. En general, las sentencias demuestran que cada una de
estas grandes empresas han quebrantado estas regulaciones comerciales y que
algunas lo han hecho continuamente. Las normas relativas al ‘criminal habitual’ de
algunos Estados señalan la ley de tres o cuatro condenas previas como criterio para
establecer una separación entre los delincuentes habituales y los ocasionales.
Si se recurre a este criterio aproximadamente las tres cuartas partes de estas grandes
corporaciones son delincuentes habituales de cuello blanco.

5. Si las primeras definiciones de delito de cuello blanco y los argumentos


utilizados son justificados el concepto de delito de cuello blanco tiene una gran
relevancia desde el punto de vista de las teorías de la conducta delincuente, ya que
llama la atención hacia una amplia área de la conducta criminal que ha sido descuidada
por los criminólogos.
Los criminólogos han puesto un gran énfasis en la pobreza y en patologías sociales y
personales que habitualmente se asociaban con ella. Los criminólogos han resaltado
estos factores porque habían reducido sus estudios a criminales de las clases
socioeconómicas bajas y han basado, de este modo, sus teorías en una sesgada
muestra de todos los criminales. Los negociantes que violan las leyes raramente son
pobres y raramente presentan patologías sociales y personales. La Compañía de la
General Motors no viola la ley debido a un complejo de Edipo, ni la General Electric lo
hace porque es emocionalmente inestable, la Anaconda Copper Company no viola las
leyes porque tiene una sede en malas condiciones, ni la Armour & Company porque su
’hogar’ está desestructurado, ni la Standard Oil porque carece de servicios recreativos,
o cualquiera de ellas por una causa relacionada con la escasez.
Si las patologías sociales y personales no explican la conducta de los delincuentes de
cuello blanco, y presumiblemente tampoco explican la conducta de otros criminales,
teniendo en cuenta que los delincuentes de cuello blanco constituyen un tipo específico
que son el resultado de la manera cómo se aplica la ley. Las patologías sociales y
personales de las clases delincuentes bajas pueden ser accidentales.
El delito de cuello blanco y los otros delitos en términos de procesos que son comunes
a ambos tipos de delitos. Estos factores comunes han de buscarse en las ‘leyes del
aprendizaje’ y en la organización social moderna, cuya especificidad radica en las
relaciones culturales. El termino delito de cuello blanco está justificado tiene también
implicaciones desde el punto de vista del tratamiento y la prevención de la conducta
delincuente. La redistribución de la riqueza puede ser altamente deseable por otras
razones pero probablemente no sea un medio para controlar el crimen. Pero
probablemente esto tendrá un reducido efecto en la prevención del delito.

También podría gustarte