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RAUL MADUEÑO
ALEJANDRO FELlX CAPATO DANIELOSVALDO RUIZ
FELlX VICENTE LONIGRO MANUELRUFINO TRUEBA (h)
INSTITUCIONES
-~. DE DERECHO
\ PUBLICO
RAUL MADUEÑO
ALEJANDRO FELlX CAPATO DANIEL OSVALDO RUIZ
FELlX VICENTE LONIGRO MANUEL RUFINO TRUEBA (h.)
INSTITUCIONES
DE
DERECHO PUBLICO
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UNIDAD I
HISTORIA CONSTITUCIONAL
UNIDAD 11
UNIDAD 111
TEORIA CONSTITUCIONAL
1. Introducción ................................................................................................ 67
2. El concepto de constitución ......................................................................... 67
3. Clasificación de las constituciones ................................................................ 70
4. Clasificación de las normas constitucionales ................................................. 73
5. El poder constituyente ................................................................................. 75·
6. La reforma constitucional. El arto 30 de la Constitución Nacional... ....... ....... 79
7. Las reformas de la Constitución Nacional...... .................. ............ ..... ..... ....... 82
UNIDAD IV
SUPRAlEGAlIDAD CONSTITUCIONAL
,
al Según la naturaleza del órgano.......................... ................ .............. 96
XIV INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
UNIDAD V
LA REPRESENTACION POllTICA
•
/ND/CE GENERAL xv
UNIDAD VI
1. Introducción ......... ......... .......... ......... ......... ....... ..................... ..... ... .......... .... 139
1,1. Diferentes formas de Estado: confederado, unitario y federal................ 140
a) El Estado confederado o confederación............................................ 140
b) El Estado unitario ............................................................................ 141
c) El Estado federal ............................................................................. 141
1,2. Antecedentes del federalismo ............................................................... 141
a) Génesis interna ............................................................................... 141
b) Antecedentes ideológicos ................................................................. 142
c} Otros antecedentes .......................................................................... 142
1,3. Las provincias y el gobierno autónomo de la ciudad de Buenos Aires.... 142 .
1,4. Incorporación de la provincia de Buenos Aires ..................................... 143
1,5. Atribuciones de las provincias .............................................................. 145
2. Características del federalismo argentino ...................................................... 146
3. Relaciones de suprasubordinación, de participación y de coordinación .......... 148
3,1. Suprasubordinación.............................................................................. 149
3,2. Participación .................... ...................................... .............................. 149
3,3. Coordinación ....................................................................................... 149
4. Poderes exclusivos, concurrentes, prohibidos, delegados y no delegados ....... 150
4,1. Poderes exclusivos o delegados al gobierno federal............................... 150
4,2. Poderes exclusivos de las provincias ..................................................... 153
4,3. Poderes concurrentes ........................................................................... 154
4,4. Poderes prohibidos al gobierno federal................................................. 155
4,5. Poderes prohibidos a las provincias ...................................................... 155
5. Intervención federal .......... .......... ....... ............. ................ ......... ......... ........... 155
5,1. Antecedentes ...................................... ................................................. 155
5,2. Principales características ..................................................................... 157
5,3. Organo competente ............................................................. :........... ..... 158
5,4. El interventor ...................................................... ................................. 159
6. Las regiones ................................................................................................ 161
,
7. Régimen municipal ...................................................................................... 163
XVI INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
UNIDAD VII
,
/ND/CE GENERAL XVII
UNIDAD VIII
PODER LEGISLATIVO
UNIDAD IX
PODER EJECUTIVO
UNIDAD X
PODER JUDICIAL
·1
INDICE GENERAL XXI
8,3. Composición .......... ..... ..... ................ ...... ...... ... ........... ........ ........ ... ...... 283
8,4. Designación ...... ...... ...... ............... ......... .............................. .......... ....... 283
8,5. Remoción ............................................................................................ 283
UNIDAD XI
UNIDAD XII
UNIDAD XIII
UNIDAD XIV
"1
"':..'
Unidad I
Historia constitucional
Es un período histórico cuyo origen suele situarse unos ocho siglos antes de
CRISTO, con la legendaria creación de Roma por los hermanos ROMULO y REMO (pre-
4 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
sumiblemente en el año 753 a.C.), y que se extiende hasta el siglo V de la Era Cris-
tiana, con la caída del Imperio Romano de Occidente (año 476).
Durante el transcurso de esta etapa, las sociedades del mundo estaban organi- .. ~
zadas en forma precaria.
Así, por ejemplo, en Oriente (India, China, Egipto, etc.) existían normas aisla-
das como el "Código de Hammurabi" o las "Leyes de Manú", pero que no llegaban .J
a conformar una organización política integral, y, mucho menos, una organización
constitucional. Esos Estados estaban regidos por monarquías teocráticas encarnadas
por reyes que decían representar a la divinidad. Y algo similar ocurría en la Antigua
Grecia y en Roma.
En general, era éste un período histórico en el que el poder se ejercía despóti-
camente, sin control ni límite algunos, ya sea por los monarcas o por grupos reduci-
j
dos oligárquicos, considerándose que el interés del Estado estaba muy por encima del
individual. Era demasiado profunda la concepción del "poder absoluto" de los gober-
nantes para que tuvieran cabida los "derechos individuales",
Pero hemos utilizado la expresión "en general" porque también existieron ex- --\
cepciones a esta regla. Por ejemplo, en Grecia, durante los siglos IV a V a. C., se
ejerció una verdadera democracia directa, en la que la población gobernaba en asam- -
blea ("ekklesía"), y los individuos accedían fácilmente a la función pública, ejercién-
dola por breves lapsos y rotando permanentemente.
De cualquier manera, los pueblos antiguos no tenían organizaciones políticas
estables. Y así como en Grecia supo existir una democracia, antes de ella había sido
gobernada por tiranos, y, posteriormente, otra vez por sistemas despóticos.
De igual modo, en Roma, en un principio gobernaron reyes (el primero de los _j
cuales fue el mismo ROMuLo), luego llegó la República Romana, y, por último, na-
ció el Imperio Romano (en el siglo I a. C.).
Por lo tanto, no podemos afirmar que los pueblos más importantes de la Anti-
güedad. salvo escasas excepciones, hayan tenido una organización política sólida y
perdurable, y. mucho menos, una organización constitucional.
~', I
UNIDAD 1- HISTORIA CONSTITUCIONAL 5
Pero a pesar de haber sido España la precursora en esta materia, fue en Ingla-
terra donde se dictó el primer antecedente importante de lo que casi seis siglos más
tarde fue el "constitucionalismo". Se trata de la Carta Magna de 1215, otorgada por
el rey JUAN Sin Tierra, considerada como el fundamento de las libertades inglesas.
Ella se refiere a los individuos, denominándolos "hombres libres", aunque no
se dirige a todos ellos, sino tan sólo a los nobles (señores feudales). Un simple po-
blador ni siquiera estaba considerado en la época que estudiamos.
y mediante esta carta, por ejemplo, el rey se compromete a "no crear impues-
tos sin consentimiento del Consejo del Reino", a "respetar las libertades fundamen-
tales", a "permitir la libre entrada y salida del reino" o a "no arrestar a nadie sinjui-
cio previo de sus pares" -antecedente del habeas corpus-o
La Edad Media se consumía, y con ella, el feudalismo. Mientras tanto, los re-
gímenes políticos monárquicos iban reconociéndole al hombre (aunque en principio
sólo fuera a los nobles) una batería de libertades y derechos, cuyo otorgamiento im-
plicaba la autolimitación del poder de los reyes, quienes no tenían otra alternativa que
respetarlos.
El siglo XVI marcó el nacimiento de los grandes Estados nacionales, o más
propiamente expresado, la consolidación de las nacionalidades, puesto que los Esta-
dos ya existían. Y así se consolida el poder real en países tales como España, Fran-
cia e Inglaterra.
En esta búsqueda de antecedentes constitucionales en la que estamos inmersos,
entramos ya en la Edad Moderna (período histórico cuyo nacimiento se sitúa en el -~
siglo XV y culmina con la explosión de libertad ocurrida con la Revolución France-
sa en 1789), y debemos volver a concentrar nuestra atención en Inglaterra.
CARLOS 1, quien reinó entre 1625 y 1649, a fin de obtener recursos con los cuales
afrontar las deudas del Estado, convocó al Parlamento para que votara nuevos impues-
tos. Pero los legisladores, antes de hacerlo, presionaron al rey para que dictara un
instrumento conocido con el nombre de "bill 01 rights" (petición de derechos), en
virtud del cual se obligaba a no establecer jamás impuestos sin previa aprobación del
Congreso, y a no arrestar a nadie sin juicio previo de autoridad judicial competente.
Estos compromisos fueron asumidos por el monarca, pero, posteriormente, vio- J
lados, lo cual generó un movimiento revolucionario conocido como "Revolución
Puritana", encabezado por DLlVER CROMWELL, quien luego gobernó hasta 1660.
Hombre revolucionario, no menos despótico que el rey al que depuso, fue quien
no obstante efectuó una importante declaración de derechos, llamada "agreement 01
UNIDAD 1- HISTORIA CONSTITUCIONAL 7
the people" (acuerdo con la gente) -1647-, y luego instó al Parlamento para que
dictara un instrumento denominado "instrument of the govemment" (instrumento del
gobierno) -1653-, el cual constituye un poderoso antecedente de aquello que hoy
conocemos como "Constitución", puesto que determinó las funciones del Consejo de
Estado (una suerte de órgano ejecutivo) y del Parlamento (órgano legislativo).
De cualquier manera, no era sencillo que este tipo de "cartas" o "instrumentos"
fueran respetados por largo tiempo, lo que provocaba una gran inseguridad jurídica
entre los gobernados.
De hecho, durante el siglo XVIII, ninguno de los monarcas europeos estaba
dispuesto a aceptar limitaciones a su poder. Comenzó a desarrollarse entre ellos la
teoría de que "todo era para el pueblo, pero sin él". naciendo lo que la Historia ha
denominado "despotismo ilustrado".
Este proceso llevó a MONTESQUIEU (pensador y filósofo francés) a escribir lo que
fue su máxima obra, "El esp{ritu -le las leyes" -1748-, en la cual volcaba su teo-
ría conocida como "divisi6n de poderes" (Ieáse "de funciones"), cuya finalidad era qui-
tar al rey el monopolio del ejercicio de todas ellas, para atemperar así su poder ab-
soluto. La idea de MONTESQUIEU '7ra que la autoridad del monarca tuviera el control
de otro órgano encargado de dictar las normas, y que a su vez existiera un órgano
judiciid cuya función fuera interpretarla en casos de conflictos, quedándole al sobe- "
rano la tarea de ejecutar las leyes.
Asimismo, JUAN JACOBO ROUSSEAU llegó aun más lejos en su teoría, proponien-
do la igualdad entre todos los individuos y una organización política democrática,
fundada en la soberanía del pueblo, lo que por entonces configuraba una verdadera
audacia.
Así pues, el ejercicio despótico del poder por parte de los monarcas, la opre-
sión popular generada por el desconocimiento de los derechos individuales, las teo-
rías pregonadas por los autores mencionados y las dramáticas consecuencias produ-
cidas por la primera Revolución Industrial de mitad del siglo XVIII (como, por ejem-
plo, la gran desocupación y las miserables condiciones laborales) coadyuvaron a pro-
vocar un estado de intranquilidad y malestar general tan profundo, que comenzaron
a producirse los primeros estallidos revolucionarios, como la Independencia de las
Colonias Inglesas de Norteamérica (ocurrida el 4 de julio de 1776) y la Revolución
Francesa (ocurrida el 14 de julio de 1789).
Estos movimientos no hicieron otra cosa que resaltar la dignidad humana y
rescatar valores tales como la "igualdad" y la "libertad del hombre", hasta entonces
sólo reconocidos esporádicamente, cuando no ignorados.
El acta de "Declaración de la Independencia de los EE.UU." dice, entre otros
conceptos:
8 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
..... que todos los hombres nacen iguales, que a todos les ha concedido el
Creador derechos inalienables entre los cuales están la vida, la libertad
y la felicidad, que los hombres, para asegurar esos derechos, han insti-
tuido gobiernos cuyo poder emana del consentimiento de los goberna-
dos ......
A su vez, la "Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano",
emitida por la Asamblea Nacional francesa, en 1789, disponía, también entre otras
cuestiones:
" ... que los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos" y
que "... el principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación".
Acaso, y tal como lo sostiene LINARES QUINTANA, la historia del hombre sea
la historia de su lucha por la libertad, porque a través de los siglos combate sin tre-
gua, para obtenerla, primero, para conservarla, luego, y cuando la ha perdido, para
recuperarla, iniciando así un nuevo ciclo que se repite infinitamente a través de los
siglos.
Es así entonces que aparecieron las primeras constituciones tal como hoy las
entendemos. Nos referimos a la de los EE.UU. en 1787 ya la de Francia en 1791.
.Estas constituciones tuvieron como objetivos fundamentales:
rescatar la dignidad humana, reconocer y conceder al hombre derechos
individuales frente a las autoridades y a terceros;
limitar el poder de los gobernantes a través de normas escritas y organiza-
das sistemáticamente en un texto;
poner al "derecho" por encima de los gobernantes, dando lugar a lo que la
ciencia política conoce como "estado de derecho".
Estas premisas recorrieron rápidamente el mundo, dando origen a un proceso
llamado "constitucionalismo", es decir, la adopción, por parte de los distintos Esta-
dos, de un régimen político fundado y basado en el dictado de una norma suprema a
la que gobernantes y gobernados deben respetar.
El "constitucionalismo" es, sin duda, uno de los fenómenos políticos más inte-
. resantes y de más excepcional importancia en la historia de la humanidad.
b) Constitucionalismo social
Ahora sí, entonces, estamos en condiciones de analizar las causas que lentamen-
te fueron dando cabida a este fenómeno social-constitucional.
Podríamos afirmar que el comienzo del camino que finalmente condujo al cons-
titucÍonalismo social tuvo lugar apenas iniciada la segunda mitad del siglo XVIII. Fue
en esa época que nació "la primera Revolución Industrial", en la que el trabajo arte-
sanal y la producción manual fueron sustituidos por la producción en serie, gracias
a la aparición de la máquina a vapor (maquinismo).
En general, este cambio de hábitos productivos trajo, además, un cambio en el
ámbito laboral, toda vez que se operó el reemplazo del hombre por la máquina, pro-
vocando en el mundo de las relaciones laborales (por entonces libre y sin protección
del orden jurídico) una enorme desocupación.
Los hombres ya no sólo se sentían oprimidos y angustiados en lo político, sino
también en lo económico-laboral.
Ello comenzó a dar lugar a un malestar social, que con el correr de los años se
fue acrecentando y que encontró en la Revolución Francesa -1789- una válvula de
escape.
De cualquier modo, los cambios producidos a partir de dicha revolución se re-
flejaron exclusivamente en el ámbito político, pero no tan claramente en lo econó-
mico, y mucho menos en lo laboral.
Casi hasta, por el contrario, el individualismo que en lo político se puso de
manifiesto en los sucesos de Francia se extendió a lo socioeconómico, y entonces la
situación originada a partir de la Revolución Industrial se agravó al amparo, como
vimos, de la hegemonía del liberalismo económico imperante.
Fue entonces que iniciado el siglo XIX aparecieron en escena pensadores que
se atrevieron a objetar ya no sólo a la escuela liberal, sino además al sistema capita-
lista (dentro del cual se sucedieron, desde el siglo XVI, el mercantilismo, la fisiocracia
y la escuela clásica liberal).
Para autores como FOURIER, LE BLANC, OWEN, etc., el problema era directamente
la existencia de la "propiedad privada" y la "insistencia en acumular capital". Había
que ir en sentido contrario, para lo cual se tornaba necesario "redistribuir el capital
en forma más equitativa" y "abolir la propiedad privada de los factores productivos".
A este esquema de pensamiento económico se lo ha llamado "socialismo", creándo-
se así un sistema económico alternativo al capitalista, que hasta entonces era el úni-
co existente, aunque con distintas variantes.
Estas ideas socialistas fueron desarrollándose hasta que MARX y ENGELS las
extremaron y convirtieron en "comunismo", hacia fines del siglo XIX y principios del
XX.
12 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
Fueron entonces ganando terreno pensamientos tales como que el poder políti-
co debía concentrarse en los obreros (proletariado), que los factores de producción
debían estar en manos del Estado, y que debían desaparecer las clases sociales (que,
según ellos, eran generadas por el sistema capitalista).
A todo ello se sumó la aparición de la Enciclica Rerum Novarum, redactada por
el papa LEON XIII en 1891 (considerada la "Carta Magna de los Trabajadores", puesto
que planteaba los serios problemas laborales existentes).
Políticamente, entonces, el comunismo tuvo su primera manifestación en Ru-
sia, con la Revolución Bolchevique de 1917. Y desde un enfoque estrictamente "cons-
titucional", con la Constitución Soviética de 1918.
Pero fuera de Rusia, el socialismo creciente desde mitad del siglo XIX no lle-
gó a ser tan extremo, aunque sí supo reflejarse, dentro del proceso del constitucio-
nalismo, dando origen al llamado "constitucionalismo social", cuyas expresiones tí-
picas fueron la ConstÍtución mexicana de 1917 (en la que, por ejemplo, se disponía
que el Estado tenía la atribución de imponer a la propiedad privada "las modalida-
des que dicte el interés público", así como la de regular "la riqueza pública para
su conservación") y la alemana de 1919.
Estas constituciones marcaron el comienzo de la etapa social del constitucio- .
nalismo y fueron seguidas, en Europa, por otras, como la de Estonia de 1920, las de
Polonia y Yugoslavia de 1921, y, en América, como la de Perú de 1933, la de Brasil
de 1934 y la de Paraguay de 1940.
Como se habrá podido apreciar, los fenómenos políticos suelen ir de la mano
de los económicos. Pero de cualquier modo, y a pesar de que el progreso del socia-
lismo económico (convertido luego en comunismo) se trasladó al ámbito político en
la forma de Revoluci6n Bolchevique Rusa -1917-, ese "traslado" no fue tan níti-
do en la esfera del derecho constitucional. Y afirmamos esto porque las cartas mag-
nas que citamos como ejemplos de constituciones sociales mantenían una ideología
democrática y respetaban los derechos individuales, aunque con las limitaciones que
se fundaban en el interés colectivo o sociaL
Si, en cambio, deseáramos citar un ejemplo de constituci6n con influencia
marxista, deberíamos referirnos, tal como lo anticipáramos, a la rusa de 1918, que
directamente abolió la propiedad privada y dispuso la dictadura del proletariado.
Por último, es necesario destacar que con la aparición del constitucionalismo
social, el estado de derecho, típico de la etapa clásica, dio lugar al denominado "es-
tado social de derecho".
UNIDAD 1- HISTORIA CONSTITUCIONAL 13
el DeseonstltuelonaUzae16n
El proceso del constítucionalismo mundial, que tal como vimos se inició hacia
fines del siglo XVIII y que se extiende hasta nuestros días, tuvo un paréntesis en al-
gunos Estados europeos, como consecuencia de la irrupción sucesiva de distintos
regímenes autocráticos, cuyas autoridades, lejos de subordinarse a los dictados de una
constitución, desconocieron toda limitación en el ejercicio del poder y, por supues-
to, también desconocieron cualquier derecho individual de los hombres, en tanto és-
tos chocaran con los objetivos del régimen.
Esta tendencia se inicia con la dictadura del proletariado (instaurada en Rusia
después de la revolución de 1917, graciosamente por una constitución, la de 1918,
cuando la naturaleza misma de una constitución es contraria a todo sistema de gobier-
no autoritario) y continúa con el fascismo italiano encabezado por MUSSOLINI en 1922,
el nazismo alemán encarnado por HITLER en 1933 y, también, por el franquismo es-
pañol desde 1935.
Dos de estos dos regímenes (que, como lo señala LOWENSTEIN, pretendieron
modelar la vida privada, el alma, el espíritu y las costumbres de los gobernados",
u •••
d) ConstltuelonaUsmo aetual
vaciones y las causas que dieron nacimiento al constitucionalismo, para luego expli-
car básicamente las transformaciones que dicho proceso fue atravesando.
Veremos ahora cómo han influido en la Argentina todas las circunstancias ana-
lizadas, ocurridas a nivel internacional, a fin de conocer el contexto en el que la
Constitución Nacional fue dictada y de comprender más acabadamente su espíritu.
Pasarnos, por lo tanto, a estudiar los antecedentes de la Carta Magna de nues-
tro país, o expresado de otro modo, el proceso del constitucionalísmo argentino.
y la asistencia médica y farmacéutica debían correr por cuenta del patrón. A pesar de
lo establecido por esas normas, los aborígenes muchas veces eran reducidos a la es-
clavitud. Por eso, MARIANO MORENO, como tema de tesis para recibir el doctorado de
la Universidad de Chuquisaca, estudió la situación de los indios y expresó que "és_
tos no eran siervos por naturaleza".
Tres siglos aproximadamente duró la dominación española en América. Con el
paso del tiempo, los españoles nacidos en América -los "criollos"- comenzaron a
darse cuenta de que habían alcanzado la capacidad y la habilidad para gobernarse por
sí mismos y desprenderse de la Corona española. El movimiento independentista se
fue generalizando en toda la América española, y los signos de que los tiempos ha-
bían cambiado y de que se avecinaba una renovación política e institucional de gran
magnitud fueron cada vez más perceptibles. Ya a fines del siglo XVIII, la misma
Corona española proyectaba otorgar mayores libertades políticas a los dominios
americanos; pero, claro está, sin reconocerles plena independencia.
En esa época, en América del Norte, las colonias inglesas declaraban la inde-
pendencia de su metrópoli (4 de julio de 1776) y, en algo más de una década (1787),
sancionaban una constitución basada en la libertad y los derechos de las personas, y
en la forma de gobierno representativa, republicana y federal. No poca influencia
ejercieron estos hechos en los hombres y en las ideas de los independentistas hispa-
noamericanos.
En lo que a nuestra historia particular corresponde, el proceso emancipador
argentino hizo eclosión en mayo de 1810. Sucesos políticos y militares europeos, que
hicieron notar su incidencia en el Virreinato del Río de la Plata, dieron ocasión a los
criollos independentistas rioplatenses para comenzar a modificar las estructuras es-
tatales. terminar con dicho virreinato -que se extendía por el territorio de las actuales
repúblicas de Bolivia, Paraguay, Argentina, Uruguay y parte de Chile- y acceder al
poder. Todo esto impone focalizar ahora la atención en el escenario europeo.
La Revolución Francesa, que llegó a su máxima expresi6n política y popular con
la Toma de la Bastilla el 14 de julio de 1789, se sustentó en el principio de derecho
público de que el poder político emana del pueblo (principio de la soberanía del pue-
blo). Hasta ese momento, la monarquía francesa -y, en general, todas las monarquías
europeas- se había fundado en el principio de que el poder político provenía de Dios
y de éste pasaba al monarca, quien lo ejercía en forma absoluta y no debía respon-
der ante su pueblo (teoría de la monarquía absoluta de derecho divino).
La nueva idea sobre el origen del poder no sólo cambió la historia de Francia
de allí en adelante, sino que, además, afectó el devenir de las ideas políticas en otras
partes del mundo, incluyendo el Virreinato del Río de la Plata. MARIANO MORENO tra-
dujo El contrato social, de JUAN JACOBO RoussEAu, una de las obras que más influ-
yeron en el proceso revolucionario francés. ROUSSEAU hacía partir el gobierno de la
noción de "voluntad general", y esta idea era compartida por MORENO.
18 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
que el virrey SOBREMONTE delegara el mando político del Virreinato en la Real Au-
diencia, y el mando militar, en LINIERS. Como resultado de esta Junta de Guerra, el
virrey SOBREMONTE siguió siendo el virrey del Río de la Plata, pero su poder pasó a
ser nominaL Sin duda se trató de una medida institucional de gran alcance para ese
momento: por primera vez, una exigencia popular había terminado por privar al vi-
rrey del ejereicio del poder. Por eso, "... de hecho, puede decirse que la convulsión
revolueionaria que culminó en 1810 comenzó con el cabildo del 14 de agosto de
1806" (1).
Hay que destacar, además, que después de la primera invasión inglesa fueron
creados cuerpos armados de militares criollos y españoles, que se destinaron a llenar
las falencias de la defensa del Virreinato.
En febrero de 1807, se inició la segunda invasión inglesa a Buenos Aires. En
esta oportunidad, el ataque a Buenos Aires fue precedido por la toma de Montevideo.
En junio de 1807, los ingleses desembarcaron en Ensenada, y tras un frustrado ata~
que a Buenos Aires, dirigidos por WHlTELOCKE, capitularon el 6 de julio.
También en esta oportunidad la eonducta del virrey SOBREMONTE fue cuestiona-
da. El motivo de ello fue similar al del año anterior, pero las medidas consiguientes
fueron más graves y se adoptaron más rápidamente. El hecho fue que, ante el ataque
a Montevideo, SOBREMONTE --quien se hallaba en esa ciudad-;- había vuelto a huir
de los ingleses. Inmediatamente, una Junta de Guerra, reunida en Buenos Aires el 10
de febrero de 1807, decidió suspenderlo del ejercicio de su cargo y 10 mantuvo en
custodia. El mando político fue entregado a la Real Audiencia, y el mando militar, a
LINlERS. Finalmente, el virrey SOBREMONTE fue destituido de su eargo, por imposición
de la Real Audiencia, y LINIER S quedó como virrey interino.
Entonces, como consecuencia más importante de la segunda invasión inglesa,
debemos mencionar la destitución del virrey, un hecho totalmente extraño a la estruc-
tura de la monarquía absoluta española.
El desarrollo de las circunstancias impone volver las miradas al escenario po-
lítico y militar de Europa, donde, en el contexto de la alianza de Francia y España
contra Inglaterra, se produjo un hecho que habría de tener una relación directa con
el estallido revolucionario de Buenos Aires en mayo de 1810. Así como años antes'
Inglaterra había empleado contra Francia y España la estrategia de atacar los domi-
nios de esta última en Sudamérica, ahora Francia dispuso efectuar un ataque a Por-
tugal, aliada de Inglaterra.
Para ello, Francia solicitó la correspondiente autorización para pasar a través del
territorio de su aliada España. El permiso fue concedido -secretamente- por MANUEL
(1) FLORlA, CARLOS A Y GARCIA BELSUNCE, CESAR A, Historia de los argentinos, Ed. Kapelusz, Bue-
nos Aires, 1984, t. l, pág. 214.
20 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
GODOY, ministro del rey de España, CARLOS IV, y las tropas francesas atravesaron el
territorio español a fines de 1807 para pasar a Portugal. Pero lo que aparecía inicial-
mente como un mero tránsito se mostró pronto como la invasión francesa a España.
Advertido el pueblo español de la situación, exteriorizó su oposición al permiso
concedido a Francia. El mismo heredero del trono, FERNANDO, príncipe de Asturias,
conspiró contra su padre, CARLOS IV. Mientras tanto, el pueblo español se amotinó en
Aranjuez, y exigió la abdicación del rey y el consiguiente traspaso de la Corona al prín-
cipe heredero. Si bien CARLOS IV abdicó, muy pronto se retractó de su determinación,
con lo que España pasó a tener dos reyes: CARLOS IV Y su hijo FERNANDO VIL
NAPOLEON había ofrecido su apoyo a FERNANDO -y al grupo que lo apoyaba:
el partido fernandista- para así desestabilizar a CARLOS IV. Ahora, CARLOS IV, tras
retractarse de su abdicación, requería el apoyo de NAPOLEON. De alguna manera, éste
pasó a ser el árbitro de la situación. Tras una reunión llevada a cabo en Bayona (Fran-
cia) con CARLOS IV Y su hijo FERNANDO VII, NAPOLEON logró que FERNANDO VII le
restituyera a su padre la Corona española. Pero, asimismo, NAPOLEON obtuvo de CAR-
LOS IV que le cediera la Corona y, seguidamente, erigió a su hermano JOSE BONAPARTE
como rey de España. FERNANDO quedó preso de NAPOLEON en Francia. Esta composi-
ción de cosas, que pasó a la historia como la "Farsa de Bayona" (abril de 1808), pro-
vocó la reacción del pueblo español, que consideró a JOSE BONAPARTE como un rey
intruso.
La oposición popular española estalló el2 de mayo de 1808, c:uando se produ-
jo el Alzamiento de Madrid, con el que se dio inicio a la guerra de la independencia
española.
El titular legítimo del trono español, FERNANDO VII, se hallaba ausente de Es-
paña y cautivo en Francia por disposición de NAPOLEON.
Entonces, el pueblo español, que no reconocía a Jos E BONAPARTE como rey de
España, instituyó juntas de gobierno para el ejercicio del poder político en nombre
del rey ausente. Estas juntas (juntas provinciales) fueron erigidas en el territorio es-
pañol libre de la ocupación francesa. Las juntas se hallaban sustentadas jurídicamente
en la teoría del origen popular del poder político. De allí que, si el monarca se halla-
ba ausente -como era el caso de FERNANDO VIl-, el poder político volvía al pue-
blo (teoría de la retroversión del poder político), y el pueblo podía ejercer ese poder
político, en nombre del monarca ausente, a través de organismos políticos denomi-
nados "juntas". Tal fue el fenómeno dellljuntismo", que se desarrolló en España como
reacción a la invasión francesa.
Pero los franceses se expandían cada vez más por el territorio español, y, una
tras otra, las juntas de gobierno provinciales iban disolviéndose, hasta que quedó una
sola junta, que fue la Junta Central de Sevilla, en una región aún libre de la ocupa-
ción extranjera (Andalucía). La Junta Central de Sevilla pasó a ejercer el poder polí-
tico en nombre del rey FERNANDO VII. Dos medidas de gobierno de esa Junta Cen-
tral habremos de destacar.
UNIDAD 1- HISTORIA CONSTITUCIONAL 21
(2) LINIERS, como era francés, había levantado resistencias en Buenos Aires, dada la enemistad entre
España y Francia a partir de los hechos de 1807 y 1808, al punto que hubo un intento -frustrado--- para
derrocarlo, que tuvo lugar en Buenos Aires, ello de enero de 1809.
22 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
proceso revolucionario, y un choque de sus ideas políticas y jurídicas con las de los
españolistas se produjo durante el debate del Cabildo Abierto.
El primero en hacer uso de la palabra fue el obispo de Buenos Aires, BENITO
LUE y RIEGA. LUE expuso la opinión españolista más extrema y conservadora. Para
él, los dominios americanos debían pennanecer sujetos al gobierno español, aun cuan-
do hubiera un solo español europeo en estas tierras.
Después hizo uso de la palabra CASTELLI, quien tomó como base de su argumen-
tación las mismas razones que habían conducido a los españoles europeos a fonnar
juntas ante la invasión francesa. CASTELLI sostuvo la teoría de que ante la ausencia del
rey FERNANDO VII, por estar cautivo de NAPOLEON, y la caída de la Junta Central de
Sevilla, el poder político debía retrovertir en el pueblo, el cual debía ejercer dicho
poder a través de juntas. Esta explicación de CASTELLI es conocida con el nombre de
"poder majestas". CASTELLI añadió que el Consejo de Cádiz no debía ser reconocido,
por cuanto el poder que había ejercido la Junta Central de Sevilla era indelegable.
En este punto hay que tener en cuenta que la Junta Central no había contado con
representantes del Virreinato del Río de la Plata. Ello implicaba que no podía recono-
cerse legitimidad, en 10 que concernía al Río de la Plata, a un órgano en cuya integra-
ción éste no había participado. En última instancia, confonne era sostenido desde mu-
cho tiempo atrás, el Virreinato era un dominio del monarca español, y no del pueblo
español, por lo que, en todo caso, el Consejo de Cádiz representaba a los españoles
europeos, pero no a los españoles americanos. Estos, en definitiva, tenían el mismo
derecho que aquéllos a erigir una junta local que gobernase en nombre del rey cauti-
vo. Estos pensamientos de los criollos de esos tiempos, que seguramente fueron teni-
dos en cuenta por CASTELLI en su exposición del 22 de mayo, conducían inexorablemente
a considerar caduco al Virreinato y a instalar un gobierno local para el Río de la Plata.
El fiscal, GENARO VILLOTA, seguidamente, consideró que la reunión que se es-
taba llevando a cabo era sólo de Buenos Aires, atento el alcance de la función polí-
tica del Cabildo. Por eso, para VILLOTA, Buenos Aires no tenía el derecho de erigir
por sí sola una junta de gobierno.
Al planteo de VILLOTA se refirió JUAN JOSE PASO. Sostuvo PASO que era cierto
que el Cabildo Abierto que se estaba llevando a cabo era una reunión propia de Bue-
nos Aires. Pero, agregó, también era cierto que se estaban viviendo momentos de ur-
gencia, a raíz de la invasión francesa en España y la caída de Sevilla. Por eso, para
PASO, Buenos Aires, por sí sola, podía tomar la dirección de los acontecimientos, y
erigir una junta de gobierno, que tendría el carácter de provisoria, hasta tanto se re-
uniesen los representantes del interior del Virreinato. El sustento jurídico de la pos-
tura de PASO fue la teoría de la gestión de negocios ajenos, por la cual, ante una si-
tuación de urgencia, una persona puede intervenir en los negocios de otra. Después
de todo, para PASO, Buenos Aires era la "hennana mayor" de todas las ciudades del
Virreinato, y se hallaba, entonces, en condiciones de tomar las riendas del asunto.
UNIDAD 1- HISTORIA CONSTITUCIONAL 23
Por último, SAAVEDRA insistió en la tesis expuesta por CASTELLI y expresó que no
debían quedar dudas de que ", .. el pueblo es el que confiere toda autoridad o mando".
Concluido el debate, el Cabildo Abierto resolvió considerar caduco el poder del
virrey CISNEROS y encomendar al Cabildo ordinario la formación de una junta provi-
soria de gobierno.
Pero el Cabildo no cumplió tal mandato, ya que hizo integrar la Junta Proviso-
ria con el ex virrey CISNEROS, como presidente. Esto provocó la renuncia de otros
miembros que habían sido convocados para integrar esa junta, que quedó disuelta de
hecho el 24 de mayo.
La situación provocada por la inconducta del Cabildo condujo a una parte del
pueblo de Buenos Aires a reunirse en sus puertas, el 25 de mayo, y a formular un
pedido al Cabildo, que fue, en realidad, una exigencia, apoyada por la amenaza del
uso de la fuerza. El reclamo popular consistió en que la Junta Provisoria de Gobier-
no debía quedar integrada por las personas que se hallaban incluidas en una lista que
fue presentada al Cabildo, y en la cual predominaban los criollos. como SAAVEDRA,
MORENO y PASO, que fueron designados para presidente, el primero, y secretarios, los
segundos. Tras la amenaza del uso de la fuerza, se obtuvo del Cabildo la conforma-
ción pretendida por el pueblo. y así quedó constituida la Junta Provisoria Gubernati-
va del Río de la Plata, que debía ejercer el poder político en nombre del rey FERNAN- ..
DO VII.
El Cabildo impuso a la Junta de Gobierno un Reglamento, contenido en el acta
capitular del 25 de mayo de 1810. Ese Reglamento contuvo principios que aún hoy
se hallan vigentes y rigen nuestras instituciones políticas.
Entre los principios republicanos de dicho Reglamento hallamos la responsa-
bilidad de los integrantes de la Junta, la prohibición a la Junta de ejercer funciones
judiciales, y la obligación de dar a publicidad el estado de las cuentas del gobierno.
Entre los principios democráticos, encontramos la obligación de la Junta de consul-
tar al Cabildo y obtener de éste su conformidad antes de establecer impuestos, y el
deber que pesaba sobre la Junta de convocar a los representantes de las ciudades del
interior para conformar un congreso general y adoptar la forma de gobierno más con-
veniente. También hay en el Reglamento de la Junta un antecedente de federalismo,
por cuanto la formación de ese congreso general implicaba el reconocimiento de la
entidad política de las regiones interiores del ex virreinato. Estas disposiciones se
basaron, pues, en principios que, décadas más tarde, quedarían patentizados en el arto
1°'de nuestra Constitución.
Entre 1810 Y 1820, Buenos Aires intentó consolidar su rol de preponderancia
en el proceso revolucionario.
En este período, se llevó a cabo la Asamblea General de 1813, que, si bien no
declaró la independencia ni sancionó una constitución, contribuyó, con las medidas
24 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
Durante un largo período, pues, si bien estaba vigente el Pacto Federal de 1831
en cuanto creaba la Comisión Representativa, ésta, de hecho, no existía. Por lo que
no podía impulsarse el proceso de sanción de la Constitución, por más que todas las
provincias hubieran adherido a dicho pacto después de la disolución de la Liga del
Interior. Recién después de la caída de ROSAS del gobierno de Buenos Aires, los acon-
1J
tecimientos exhibieron un vuelco definido y tomaron la aceleración que el país esta-
ba necesitando.
Tras la caída de ROSAS, que fue derrotado en la batalla de Caseros (3 de febre-
ro de 1852) por el general JUSTO JOSE DE URQUlZA, éste convocó a las provincias que
habían firmado inicialmente el Pacto Federal a reunirse en Buenos Aires. Entre ellas
se celebró el Protocolo de San Benito de Palermo, el 6 de abril de 1852.
En virtud de dicho acuerdo, URQUIZA quedó facultado para convocar a todas las
provincias argentinas a enviar sus representantes para reconstituir la Comisión Re-
presentativa prevista en el arto 15 del Pacto Federal del 4 de enero de 1831.
URQUIZA, en cumplimiento de lo dispuesto por el Protocolo de Palermo, convocó
directamente a los gobernadores de provincia a reunirse para reconstituir la Comisión
Representativa. La reunión se llevó a cabo en San Nicolás de los Arroyos y, al cabo
de ella, se celebró el Acuerdo del 31 de mayo de 1852.
En el Acuerdo, los gobernadores de provincia expresaron que el Pacto Federal
era la ley fundamental de la República. Y, entrando de lleno en el ejercicio de la atri-
bución de la Comisión Representativa del art. 16, inc. 5, del Pacto Federal, conside-
raron llegada la hora de "plena libertad y tranquilidad" para convocar al Congreso
General Constituyente que organizara al país de acuerdo con la forma federal de
Estado.
Decidida la convocatoria al Congreso Federativo, los gobernadores reunidos en
San Nicolás también establecieron las pautas para la organización de dicho congre-
so. Con respecto a esto, el Acuerdo determinó que cada provincia debía enviar dos
diputados al Congreso -lo que predicaba acerca de la igualdad de derechos de to-
das las provincias-, y que el funcionamiento del Congreso debía ser financiado por
los aportes de cada provincia proporcionales a sus ingresos por impuestos de adua-
na. De esa forma, quedaron sentadas las bases para la reunión de la convención cons-
tituyente que daría finalmente una constitución al país.
Celebrado el Acuerdo, cada provincia debía ratificarlo por medio de su Legis-
latura (3). La Legislatura de la provincia de Buenos Aires rechazó este Acuerdo. El
(3) Cuando un gobernador de provincia, antes y ahora, suscribe un acuerdo con otra provincia, el
acuerdo, para entrar en vigencia, debe ser aprobado por la Legislatura de la provincia. Lo mismo ocurre
cuando se trata de tratados internacionales suscriptos por el Poder Ejecutivo Nacional, que deben ser apro-
bados por el Congreso Nacional.
UNIDAD 1- HISTORIA CONSTITUCIONAL 27
motivo del disenso radicaba en la negativa de Buenos Aires a unirse a las demás pro-
vincias. La raíz del conflicto puede ser hallada en la resistencia de Buenos Aires a
entregar su Aduana a la Nación que habría de constituirse, sin ver compensada esa
pérdida por una participación de diputados en el Congreso Constituyente, mayor a la
de las demás provincias. Poco después de rechazar el Acuerdo de San Nicolás, Bue-
nos Aires se declararía autónoma respecto de las demás provincias (setiembre de
1852).
Así las cosas, la provincia de Buenos Aires, que no participó de la sanción de
la Constitución del 1° de mayo de 1853, sancionó su propia constitución en 1854.
Pero el Acuerdo de San Nicolás fue cumplido y respetado por el resto de las
provincias, cuyos diputados se reunieron en Convención Constituyente a fines de
1852. Esa Convención sancionó ellO de mayo de 1853 la Constitución que, con sus
reformas, hoy rige a la Nación Argentina.
No fue siempre pacífica la relación entre los dos Estados en que había queda-
do dividida la sociedad Argentina: la Confederación Argentina, por un lado, y la pro-
vincia de Buenos Aires, por otro lado. Además, las diferencias económicas entre uno
y otro Estado se hacían cada vez más agudas, atento la situación ventajosa de la pro-
vincia de Buenos Aires, que contaba con recursos aduaneros más cuantiosos. Llegó
un momento en que no parecía viable la Confederación Argentina si no contaba en •
su seno con la provincia de Buenos Aires.
Todo esto condujo al gobierno de la Confederación a declarar la guerra a Bue-
nos Aires, lo que hizo enfrentar a las tropas de ambos Estados -las de la Confede-
ración, al mando de URQUIZA, y las de Buenos Aires, al mando de BARTOLOME MITRE-
en la batalla de Cepeda (octubre de 1859). El triunfo de las tropas de URQUIZA forzó
a Buenos Aires a celebrar con la Confederación Argentina el Pacto de San José de
Flores (11 de noviembre de 1859).
En consecuencia de dicho pacto, la provincia de Buenos Aires se declaró parte
integrante de la Confederación Argentina, y se comprometió a obedecer la Constitu-
ción que había sido sancionada ellO de mayo de 1853. No obstante, como Buenos
Aires no había concurrido al Congreso Constituyente que sancionó esa constitución,
la Confederación le permitió, a través del mismo Pacto de San José de Flores, que
revisara el texto originario y que propusiera, en su caso, las reformas que considera-
ra convenientes. En un todo de acuerdo con el procedimiento previsto en ese pacto,
Buenos Aires revisó la Constitución del 1° de mayo de 1853 en la Convención Pro-
vincial que se llevó a cabo en 1860. Seguidamente, elevó diversas propuestas de re-
forma al texto originario de la Constitución, que fueron aprobadas casi en su totali-
dad por la Convención Nacional ad hoc que también tuvo lugar en 1860.
Después de una nueva etapa de división entre la provincia de Buenos Aires y
el resto de las provincias, se consolidaría definitivamente la unión nacional. Ello fue
logrado tras la batalla de Pavón (octubre de 1861), en la que fueron derrotadas las
28 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
llevaban a que en nuestro país debiera establecerse un sistema de Estado n ... mixto de
federación y de unidad". Con esa propuesta, derivada de la idea de superación de las
facciones en pugna alentada por la generación del '37, proponía al país un mecanis-
mo eficaz para dar adecuada respuesta a las necesidades argentinas. ALBERDI mismo
redactó un proyecto de constitución, que adjuntó a su libro, el cual obsequió a UR-
QUIZA, en homenaje a su triunfo en Caseros. URQUIZA dispuso la difusión amplia de
dicha obra, que fue tomada como base de la redacción del texto constitucional.
Otras fuentes de la Constitución de 1853 fueron la Constitución de los Estados
Unidos, la de Chile y la de Suiza.
Nuestra Constitución, como todas las de su género, contiene las normas jurídi-
cas que son la base o el fundamento de nuestro sistema de organización política y de
respeto de los derechos (4). Desde esta perspectiva, por ser el objeto de nuestra Cons-
titución el aseguramiento de la libertad y de los derechos de las personas, ella se in-
tegra al conjunto de constituciones liberales. Es la idea de libertad el primero y fun-
damental componente de la ideología de nuestra Constitución.
Las dos partes centrales de la Constitución argentina están destinadas a garanti-
zar un ejercicio del poder político respetuoso de los derechos y la libertad de las per-
sonas. La primera parte, que está dividida en dos capítulos ("Declaraciones, derechos
y garantías" y "Nuevos derechos y garantías"), reúne las disposiciones más trascenden-
tes en cuanto a los derechos y la libertad de las personas, y los principios de gobierno
del Estado argentino, que se basan en la exigencia de respeto a esos derechos y esa
libertad. La segunda parte, referida a las "Autoridades de la Nación", establece un ejer-
cicio limitado del poder político. Por eso, esta segunda parte también está destinada
a garantizar la libertad de las personas. En suma, toda la Constitución se basa en la
idea de libertad, y la misma finalidad vincula a la primera y a la segunda parte.
Con las reformas que tuvieron lugar en este siglo, nuestra Constitución quedó
integrada por otras ideas, que la enriquecen, sin negar los contenidos ideológicos
primigenios. En primer lugar, las ideas sociales, propias del constitucionalismo so-
cial, fueron incorporadas en formulaciones explícitas en el texto constitucional en la
reforma de 1957 (ver, por ejemplo, art. 14 bis). En la reforma de 1994, fueron incor-
poradas ideas vinculadas con los derechos nuevos o de la tercera generación (ver,
por ejemplo, los arts. 41 y 42) e).
tección divina, y encierra la idea de que el poder político debe ejercerse sobre la base
de la razón y la justicia, que provienen de Dios.
El cierre "ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución, para la
Nación Argentina" involucra el acto mismo de ejercicio del poder político de sancio-
nar una constitución. Con esas expresiones, los miembros de la Convención Consti-
tuyente concretan y dan ténnino al acto para el que fueron convocados: la sanción de
la Constitución.
En cuanto al alcance de la eficacia jurídica del Preámbulo, la tendencia gene-
ral afinna que hay que tomarlo como una guía para interpretar las disposiciones de
la Constitución (6).
Son muchas y variadas las definiciones que se han elaborado acerca de este
concepto. Pero antes de volcar una propia, consideramos prudente explicar cómo se
llega a lo que finalmente será un concepto del término "Estado".
Por lo tanto, es necesario, previamente, estudiar el significado del vocablo
"Nación".
La "Nacióll~t es un conjl¡nto de hombres que, viviendo dentro de un mis-
mo territorio, están unidos por una misma cultura, lengua, raza o religión, re- .
conocen un mismo origen y persiguen un mismo destino.
Aclaramos que no es absolutamente indispensable, para que exista una "Na-
ción", que ese conglomerado humano sea ciento por ciento homogéneo en lo que se
refiere a la lengua, raza, religión o cultura. Por ejemplo, Canadá es una Nación, y,
sin embargo, se hablan allí dos idiomas. Brasil y la India son naciones, y, sin embargo,
existen allí distintas razas. Sin ir más lejos, la Argentina, en la que la mayoría de la
población desciende de inmigrantes de los más diversos orígenes, es también una
Nación.
Lo importante es, en definitiva, que entre los integrantes de una Nación exis-
tan la voluntad y la convicción de formar parte de ,un todo y de compartir un desti-
no .. Sin esta convicción, sin esa voluntad no hay Nación posible.
Por lo tanto, la suma de un territorio y una población unidos por lazos comu-
nes conforma una Nación. .
Esto significa que el de "Nación" no es un concepto político, sino sociológico.
En cambio, laNación se politiza, se institucionaliza cuando.se convierte en "Estado";
esto es lo que ,estudiaremos a continuación.
La palabra "Estado" fue utilizada por primera vez en el siglo XVI por MAQUIA-
VELO, quien utilizó la expresión stalo. Este vocablo deriva del latín status, que a su
vez significa "orden". Justamente MAQUIAVELO utilizó el término stato para referirse
a la "organizaci ón política de un país".
36 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
Esta concepción del Estado, la que lo identifica con orden, con organización,
es la que fue consolidándose con el tiempo, y es la que hoy prevalece.
Pero si el Estado es "organización", nos preguntamos:
1. ¿qué tipo de orgauización es?, respondemos: es organización jurídica y
política;
2. ¿quiénes se organizan jurídica y políticamente?: pues es la población que
habita en un determinado territorio (es decir, "la Nación"), la que por una
tendencia natural, por una necesidad, se organiza. Lo hace designando au-
toridades (gobernantes), a los que dota del poder necesario para que ela-
boren normas de convivencia social (derecho).
Esta organización es la que denominamos "Estado". Por lo tanto, decimos que
el Estado es la suma organizada de todos sus elementos, a saber, población, te-
rritorio, poder, gobierno y derecho.
Si consideramos que la Nación es población más territorio, y que es la po-
blación la que se organiza, estamos en condiciones de afirmar que el Estado es J
la Nación jurídica y políticamente organizada, o bien, como sostenía ANDRE HAU-
RIOU, es "una comunidad organizada que tiene como soporte sociológico a la _
Nación" (1).
(1) HAURIOU, ANDRE, Droit constitutionnel, Ed. Miel, Barcelona, 1971, pág. 89.
(2) BIDART CAMPOS, GERMAN, Tratado elemental de derecho constitucional, Ed. Ediar, Buenos Ai-
res, 1995, t. l., pág. 121.
UNIDAD 11- EL ESTADO YSUS ELEMENTOS 37
2.1. POBLACION
35.000.000 habitantes
~-=-=--:-:-:-:--~---:--
2.800.000 km2
=12 1/2 habitantes por kilómetro cuadrado (densidad pOblacional)
38 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
(3) ALBERDI, JUAN BAUTISTA, Bases y puntos de partida para la organizaci6n política de la Repú-
blica Argentina, Ed. Plus Ultra, pág. 238.
UNIDAD ff - EL ESTADO Y SUS ELEMENTOS 39
2,2. TERRITORIO
(4) BIDART CAMPOS, GERMAN, Lecciones elementales de política, Ed. Ediar, Buenos Aires, 1991,
pág. 203.
40 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
2,3. GOBIERNO
2,4. PODER
La palabra "poder" nos sugiere energía, facultad, aptitud. Nos explica BIDART
CAMPOS e)
que cuando alguien dice que tiene "poder" para algo quiere significar que
dispone de la facultad y hasta de la fuerza para cumplir con ese "algo". De manera
que, cuando hay que alcanzar una finalidad, se necesita aptitud y energía para ello.
Ahora bien, cuando una Nación (población más territorio) se organiza política-
mente, además de designar gobernantes (gobierno) debe dotarlos de energía, aptitud
y capacidad para que cumplan su cometido, porque sería inútil elegir autoridades si
no se les reconoce la facultad de imponerse en determinadas circunstancias. Un go-
bierno que no puede hacer valer sus decisiones se desnaturaliza, pierde sentido. Es
como si careciera de facultades y atribuciones.
Esa capacidad, energía 'o aptitud asociadas al gobierno se dénominan "poder",
/
y son poder político toda vez que el poder del Estado es político, en tanto el Estado,
como vimos, es un concepto que sugiere o significa "organización política".
Habitualmente, la utilización del término "poder" provoca múltiples confusio-
nes. Es así que suele proclama!se la existencia de tres poderes.
Vale la pena corregir este error tan común: hemos explicado que el. poder es
ca.pJ.l&idad de mando, y tal capacidad de mando es ejercida por quienes gobiernan.
(Destacamos el término "ejercida" porque cuando estudiemos más adelante el go-
bierno veremos la diferencia que existe entre ser titular del poder y ejercerlo,
siendo o no su titular.) Por lo tanto, no existen tres capacidades de mando, existe
una sola.
Los que se dividen no son los "poderes", porque no hay tres poderes, sino las
~'funciones de gobierno" y "los órganos que cumplen con dichas funciones". Por ejem-
plo, la función legislativa la lleva a cabo el órgano Congreso, la judicial, el órgano
judicial, y la administrativo-ejecutiva, el órgano ejecutivo.
Sucede que por comodidad semántica los autores y hasta la misma Constitución
utilizan la expresión "poder" para referirse a los órganos gubernamentales. De hecho
resulta más práctico hablar de poder ejecutivo que de órgano de gobierno que ejerce
las facultades ejecutivas y administrativas.
2.5. DERECHO
No es objeto de esta obra estudiar las diversas clasificaciones que existen del
derecho, pero entendemos que es importante hacer una breve referencia sobre algu-
nas de ellas.
En primer lugar debe tenerse presente que cuando hablamos de clasificaciones
del derecho estamos entendiéndolo desde un punto de vista objetivo.
Ahora sí, entonces, podemos afirmar que hay una gran clasificación del orden
jurídico que lo divide en derecho natural y derecho positivo. Brevemente descri-
biremos cada uno de ellos.
1. Derecho natural
2. Derecho positivo
Es en cambio el creado por el hombre. Algunos afirman que se trata del de-
recho vigente (en vigencia) en un país yen un momento determinados. Nosotros di-
44 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
sentimos con esta posición, porque creemos que la característica del derecho positi-
vo no radica en su vigencia sino en la circunstancia de que ha sido creado por el
hombre.
El derecho positivo es entonces el otro extremo de la clasificación que divide
el orden jurídico en natural y positivo; el primero creado por Dios o por el orden
natural, y el segundo creado por el hombre.
La vigencia es fundamental para que el derecho exista. Entendemos que un
derecho no vigente o que tuvo vigencia en el pasado pero que ya no la tiene no es
derecho. Por lo tanto, el derecho positivo siempre está vigente, tanto como lo está el
derecho natural. Por eso decimos que al derecho lo crea Dios o un orden natural (y
en tal caso lo llamamos "natural"), o lo crea el hombre (positivo), y ambos son y están
vigentes, puesto que cuando dejan de estarlo, también dejan de ser derecho.
Pero el derecho positivo, a pesar de estar creado por el hombre, puede ser no
escrito. ¿Acaso ciertas costumbres no crean derecho? Por ejemplo, cuando ha pre-
valecido la costumbre o práctica de declarar la necesidad de reforma constitucional
(por parte del Congreso, cada vez que se reformó la Constitución Nacional), mediante
una ley, cuando no es necesaria una ley para ello sino que basta una simple declara- f
En relación con estas dos ramas jurídicas, la doctrina ha tenido ciertas dificul-
tades para distinguirlas, por las siguientes razones:
Una primera aproximación nos indicaría que el Derecho es privado cuan-
do su finalidad es regular las relaciones entre los particulares, y que por el
contrario, es público cuando tiende a regir relaciones en las que al menos
una de sus partes es un órgano de gobierno (el Estado).
Sin embargo, se nos podrá decir con razón que no siempre el Estado actúa
como tal, es decir, ejerciendo su tradicional "poder de mando" o "impe-
rium" que desequilibra una relación jurídica, poniendo en una situación de
inferioridad al particular que con él se vincula. Que por el contrario, hay
ocasiones en las que el Estado actúa como si fuera un particular, sin des-
plegar sus amplias prerrogativas. Aquí, aun cuando el Estado está presen-
UNIDAD 11- EL ESTADO Y SUS ELEMENTOS 45
te, la relación jurídica en la que interviene está regida por el derecho pri-
vado. Ejemplo: la DGI alquila un local a un particular para asentar allí una
de sus delegaciones, celebrándose entre ellos un contrato de locación co-
mún.
Asimismo, se presentan relaciones jurídicas en las que ambos sujetos son
particulares, y sin embargo, su regulación corresponde al derecho público.
Por ejemplo, cuando una de ellas es concesionaria de un servicio público,
actuando por lo tanto como un delegado del poder público.
En definitiva, podríamos afirmar que el derecho público es un conjunto de
normas que regulan relaciones jurídicas en las que ambas partes son órganos
centralizados o descentralizados de gobierno, o bien aquellas en las que una de
las partes vinculadas tiene prerrogativas especiales que desequilibran dicha re-
lación, quedando una de las partes sometida total o parcialmente a la otra.
Más allá de la definición transcripta, es necesario entender que tanto el dere-
cho público como el privado están íntimamente relacionados, que reconocen zonas
comunes y que, en última instancia, ambos deben sujetarse a la Ley Fundamental, que
en nuestro país es la Constitución de 1853-60, con sus sucesivas reformas.
A esta altura del desarrollo de la unidad tenemos claro que el Estado es el pro-
ducto de la organización jurídica y política de la N ación.
Si hubo una organización, debió haber también, por parte de los organizado-
res (la población), alguna finalidad, algún objetivo.
El objetivo que tiene todo grupo humano al organizarse es vivir mejor, acce-
der a una sana y respetuosa convivencia. Por lo tanto, cuando aparece el Estado, se
ha cumplido, en primera instancia, con el fin deseado, puesto que el pueblo se ha
organizado jurídica y políticamente.
Decimos que el nacimiento del Estado implica haber obtenido el fin propuesto
en primera instancia, porque ahí no termina la cosa. Sucede que el pueblo necesita
seguir viviendo organizadamente. No basta con organizarse una vez en el origen. Esto
significa que la organización debe mantenerse en el tiempo. Y esto es así toda vez
que la organización es dinámica, nunca termina, siempre está renovándose.
Dice BIDART CAMPOS e)
que si un buen día consideramos que "el Estado o Na-
ción organizada ha alcanzado ya su fin, y nada más hubiera que hacer, imaginarfa-
Ahora bien, ¿puede el Congreso dictar normas cuyo destino sea una o pocas
personas? Es infrecuente, pero puede. Por ejemplo, puede disponer el otorgamiento
de una renta vitalicia a ex presidentes constitucionales, o puede dictar una ley dispo-
niendo jubilación anticipada para determinadas personas.
También es factible que el Congreso exprese su voluntad a través de "declaracio-
nes" (declaración del estado de sitio, de necesidad de reforma constitucional, etc.). Pero
aun pudiendo prescindir del dictado de una ley, en la práctica el Congreso siempre se
manifiesta a través de leyes. Por eso afirmamos que, desde el punto de vista formal, una
leyes toda norma, general o no, obligatoria o no, que emana del órgano legislativo.
Material u objetivamente hablando, una leyes toda norma de carácter ge-
neral y obligatorio, sin teuer en cuenta el órgano que la dicta.
Aquí en cambio se define la ley atendiendo a sus propias características. Des-
de esta óptica, entonces, una norma general y obligatoria es una ley, la dicte elórga-
no que la dicte.
¿Esto significa que el Poder Ejecutivo o el Poder Judicial pueden dictar "leyes"?
Materialmente entendidas, sí. Sucede que cuando el órgano ejecutivo dicta un "de-
creto", está dictando una ley en sentido material; lo que sucede es que no se la de-
nomina "ley. Lo mismo ocurre, aunque en menor medida, con el Poder Judicial, cuando
dicta "acordadas" (que son normas generales, pero aplicables en el ámbito de la ac-
tividad y procedimiento judiciales).
Cuando se dice entonces que el Poder Ejecutivo no puede legislar, se pretende
expresar que uo puede dictar leyes en sentido formal. Por ejemplo, hay cuestiones
que sólo pueden ser dispuestas por una ley formal, como la creación de un impues-
to, la tipificación de un delito y su correspondiente pena, etc. En este caso se afirma
que un impuesto sólo puede crearse mediante una ley (a secas).
Pues debe entenderse que el impuesto s610 puede ser creado por el Congreso,
o, lo que es lo mismo, por una ley formal, y no por el órgano ejecutivo.
Es necesario señalar también que el Congreso es el único que puede dictar le-
yes en sentido formal, pero que el 90 % de las leyes formales son además materiales
(esto es, generales y obligatorias).
ministrativa del Estado, actividad que si bien hace más de un siglo era práfticamen-
te inexistente, con el correr de los años la intromisión del Estado en cuestiones aje-
nas a su área específica fue incorporándole una función administrativa de la que se
hizo cargo el único órgano de gobierno sin asignación específica de tareas, como lo
es el Poder Ejecutivo.
A pesar de que hoy día es más intensa la actividad administrativa, el órgano
ejecutivo conserva su antigua denominación, cuando en estricto rigor de verdad, el
llamado Poder Ejecutivo también es administrativo por excelencia.
Para que el lector comprenda debidamente cada uno de los términos indicados
en este título, consideramos que, previamente, debe ser invitado a analizar el concepto
de "gobierno".
De acuerdo con lo estudiado en páginas anteriores, sabemos que cuando la
población se organiza, la primera medida que toma es designar a sus autoridades,
representantes o gobernantes. A un conglomerado humano numeroso le resulta im-
posible prescindir de autoridades.
Por eso sostuvimos antes que una Nación siempre se organiza, siempre se con-
vierte en Estado.
De manera tal que, en una sociedad,·existen siempre gobernados y gobernan-
tes designados por aquéllos para conducir los destinos de una Nación. Por lo tanto,
el gobierno es precisamente un "conjunto de órganos que, ejerciendo el poder del
Estado, conduce los destinos de una Nación organizada".
Cuando hablamos de órganos nos referimos hoy en día al Ejecutivo (presiden-
te y administración pública centralizada y descentralizada), legislativo (Congreso) y
judicial (Corte Suprema y tribunales inferiores).
De modo que el gobierno, tal como lo definimos, es la manifestación de la
organización política de la Nación.
Conociendo el significado del término "gobierno", podemos estudiar las llama-
das "formas de gobierno", tema a través del cual ingresaremos en el corazón de los
vocablos consignados en el título que estamos desarrollando.
¿Cuáles son las formas de gobierno? Para descubrirlas, el lector debe formu-
larse dos preguntas: ¿quién es el titular del poder? y ¿quién ejerce ese poder?
Es muy importante detenerse en esta distinción. No es lo mismo ser titular del
poder que simplemente ejercerlo.
Para dar respuesta a los interrogantes planteados, hemos elegido la clasificación
de las formas de gobierno elaborada por KafL LOWENSTEIN, a saber: autocracia y
democracia.
50 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
5.1. AUTOCRACIA
5.2. DEMOCRACIA
a) Democracia directa
Se practicaba antiguamente, en la Grecia de PERICLES (siglo V a. C.), época en
la que el pueblo, reunido en asamblea, directamente ejercía el poder, gobernaba, dic-
taba normas y se turnaban los ciudadanos para ocupar cargos públicos, a los cuales
se accedía por sorteo y por breves lapsos.
Aquí el pueblo no s610 ostentaba la titularidad del poder (característica pro-
pia de la democracia), sino que además lo ejercía activamente (tornando directa a esa
democracia).
Pero esta forma de democracia sólo pudo practicarse entonces, y más contem-
poráneamente (aunque de modo limitado) en algunos cantones suizos. Hoy por hoy
sería imposible llevarla a la práctica, porque, como enseñaba RoussEAu en su obra El
contrato social, ..... no se puede imaginar que el pueblo permanezca constantemente
UN/DAD JJ - EL ESTADO Y SUS ELEMENTOS 51
reunido en asamblea para resolver asuntos públicos". Tenía razón, puesto que debe-
ría tratarse de un pueblo elevado a la perfección cívica, altamente instruido.
Por lo tanto, la democracia directa existe actualmente sólo como parte de una
clasificación doctrinaria y académica.
b) Democracia indirecta
el Democracia semidirecta
La mayoría de los constitucionalistas invocan la existencia de una tercera for-
ma de democracia Gunto con la directa y la indirecta).
Se trata de la semidirecta, que sería aquella en la que el pueblo toma in-
tervención en determinados asuntos, mediante la aplicación de distintos meca-
nismos, como la consulta popular, iniciativa popular, y destitución popular o
recall.
Nosotros pensamos que esta tercera categoría no existe. Para aclarar la cuestión,
decimos que en nuestro concepto sólo hay dos formas de democracia: la directa
52 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
1. Iniciativa popular
2. Consulta popular
(8) LoPEz, MARIO JUSTO, Manual de derecho político, Ed. Kapelusz, Buenos Aires, 1981, pág. 469.
UNIDAD JI - EL ESTADO Y SUS ELEMENTOS 53
6. CONCEPTO DE REPUBLICA
Hasta ahora hemos estudiado el Estado, sus elementos, entre ellos, el gobierno y
la democracia con sus variantes. Pero no hemos mencionado ni una sola vez un voca-
blo muy común, no sólo en la ciencia política, sino también en el lenguaje popular.
Se trata del término "república". ¿Cuál es su significado?, ¿qué diferencia tie-
ne con la democracia?, ¿qué caracteriza a un sistema republicano? A continuación
intentaremos responder todos estos interrogantes.
La república es, sin duda, una forma de gobierno. Sin embargo, no la hemos
mencionado cuando clasificamos el gobierno en democrático y autocrático. Sucede
que, en la actualidad, al término "república" se le asigna el mismo significado que al
de "democracia".
No obstante, y a pesar de la similitud entre ambos conceptos, existen entre ellos
diferencias que merecen ser remarcadas.
Intentaremos, por lo tanto, estudiar el concepto "república" comparándolo con
el de "democracia". .
54 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
6,1. DEMOCRACIA
6,2. REPUBLICA
7.1. ART. l°
a) Forma representativa
Cuando la Constitución Nacional señala esta forma, no hace otra cosa que re-
ferirse a la democracia, y, dentro de ésta, a la indirecta. Entonces, sería lógico pre-
guntarse en este caso concreto por qué la ley suprema no utilizó la palabra "demo-
cracia", en lugar del término "representativa", que es una de sus variantes (la otra es
la "directa"). En realidad, en ninguno de sus artículos la Constitución habla de demo-
cracia.
Sucede que en la época en la que se dictó la Carga Magna era muy común uti-
lizar el vocablo "república" como sistema político opuesto a la monarquía. Los regí-
menes europeos de fines del siglo xvrn encarnaban al absolutismo monárquico en
el que el rey asumía en su persona todas las funciones estatales. Cuando MONTESQuIEU
elaboró la teoría de la división de poderes, intentando justamente reducir el poder de
los monarcas, hizo hincapié en la principal característica del sistema republicano. Por
lo tanto, el auge de dicha teoría significó la adopción del término "república" como
polo opuesto a "monarquía". Este lenguaje se extendió por el mundo, influenciando,
años más tarde, a quienes tuvieron a su cargo la fundamental tarea de redactar la
Constitución Argentina.
b)FormarepubUcana
el La forma federal
7,2. ART. 22
En esta norma, la ley suprema no hace más que respaldar y confirmar lo dis-
puesto en el arto l°. Se señala que el pueblo sólo gobierna a través de sus represen-
tantes, que son justamente las autoridades creadas por la Constitución, es decir, los
gobernantes. Se confirma, entonces, que será la forma de gobierno democrática in-
directa la que se utilizará en la Argentina.
7 ,3. ARTS. 39 y 40
Pero la Constitución prevé que el Congreso de la Nación dicte una ley regla-
mentando la iniciativa popular. Ello significa que la Carta Magna, tal como lo hace
en general, esboza las grandes líneas de los institutos que contempla, y deja librado
a los órganos constituidos lo que sería la "letra chica", es decir, los detalles. Desta-
camos al respecto que consideramos lógico que así sea, puesto que si la Constitución
estuviera en los aspectos menores y reglamentarios, se convertiría en un compendio
legislativo inacabable.
Esa ley reglamentaria a la que alude la Constitución ya fue sancionada por el
Congreso y promulgada tácitamente el 19/12/96.
Esto significa que la iniciativa popular está regulada por el arto 39 de la Cons-
titución Nacional y por la ley dictada por el Congreso, cuyo número es 24.747.
Para que al lector le resulte didáctico, analizaremos la normativa constitucio-
nal y la legal en forma paralela:
La Constitución dice que los ciudadanos pueden presentar proyectos de ley.
La ley agrega que dicha presentación debe efectuarse ajustándose a los si-
guientes requisitos:
a) por escrito;
b) en términos claros;
c) con una redacción en forma de ley;
d) expresando los fundamentos;
e) consignándose el nombre y domicilio de los promotores de la iniciativa;
f) explicándose el origen de los fondos utilizados para divulgar el proyecto; y
g) colocando detrás de cada firma la aclaración del nombre, número de do-
cumento del firmante y el domicilio que figura en el padrón electoral.
La Constitución dice que la presentación se hará en la Cámara de Diputa-
dos, la que deberá darle expreso tratamiento dentro de los doce meses.
• La ley agrega, con respecto a la presentación del proyecto, que antes de ser
presentado en la Cámara de Diputados, la justicia nacional electoral veri-
ficará la autenticidad de las firmas, por muestreo no inferior al 0,5 % de
la totalidad de las firmas presentadas. Si la justicia detectase que el 5 % o
más de las firmas del muestreo son falsas, se desestimará el proyecto.
Continúa expresando la ley que una vez verificadas las firmas por la justi-
cia, el proyecto se presenta en la mesa de entradas de la Cámara de Dipu-
tados, cuyo presidente lo remitirá a la Comisión de Asesoramiento Legis-
lativo, la que tiene un plazo de veinte días para determinar si el proyecto
cumple con los requisitos formales ya indicados.
UNIDAD 11- EL ESTADO YSUS ELEMENTOS 59
La nonna distingue entre dos tipos de consultas (llámese ésta plebiscito o re-
feréndum): la vinculante y la no vinculante.
Es la obligatoria. ¿Qué significa esto?: dos cosas. Primero, que aquella deci-
sión que tome la ciudadanía al votar en la consulta debe ser obligatoriamente adop-
tada por los órganos de gobierno. La Constitución Nacional lo explica de esta mane-
ra: "...El voto afinnativo del proyecto por el pueblo la convertirá en ley, y su promul-
gación será automática". (Vale la pena señalar al respecto que el camino que debe
transitar un proyecto de ley común y corriente, para convertirse en ley definitivamen-
te, está dividido en tres etapas: iniciativa, sanción y promulgación. En la consulta
popular, una decisión de la ciudadanía se convierte automáticamente en ley, evitán-
dose la sanción y la promulgación, por lo que aquí el pueblo cumple la función del
Congreso al sancionar la nonna, y la del presidente, al promulgarla, quitándole ade-
más a éste la posibilidad de vetar la decisión popular.)
En segundo lugar, la consulta es vinculante; esto quiere decir que el cuerpo
electoral debe concurrir a votar obligatoriamente (9).
Una consulta popular vinculante sólo puede ser convocada por el Congreso,
pero exclusivamente a iniciativa de la Cámara de Diputados. Esto significa que
sólo ella puede impulsar la ley de convocatoria, la que además tampoco podrá ser
vetada por el presidente una vez que haya sido sancionada por el Congreso.
(9) SABSAY. DANlEL y ONAINDIA. JOSE M., La Constitución de los argentinos, Ed. Errepar, Buenos
Aires, 1994, pág. 138.
(lO) BIDART CAMPOS, op. cit. en nota (2), t. VI, pág. 293.
62 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
En páginas anteriores hemos estudiado que cuando una Nación se organiza polí-
tica y jurídicamente nace el concepto de "Estado". La expresión de esa organización
política y jurídica es "el gobierno" y "el ordenamiento jurídico todo" (el derecho).
En la Argentina, como en tantos otros países del mundo, la organización del
gobierno está dada básicamente por la Constitución Nacional en su parte orgánica.
y la máxima categoría jurídica, la expresión más alta del derecho, también es la
Constitución.
Por lo tanto, la Carta Magna es el centro y el sostén de la organización estatal,
cuando un Estado como el nuestro se organiza al amparo de una Constitución.
Podemos hablar, entonces, de un orden constitucional dentro del cual el siste-
ma político elegido por los constituyentes es el democrático.
¿Existen mecanismos de defensa del referido orden constitucional y del men-
cionado sistema democrático? Es éste un interrogante que formulado en épocas de
estabilidad institucional puede resultar inocuo y hasta innecesario. Pero en la Argen-
tina, conforme a la experiencia vivida desde 1930 (año después del cual existieron
nada menos que 6 violaciones al orden institucional), la cuestión tiene plena vigencia.
La Constitución Nacional ha sido dictada para regular política y jurídicamente
a la Argentina, en un contexto de normalidad. No obstante, ya en 1853 se contem-
UNIDAD 11 EL ESTADO YSUS ELEMENTOS 63
Teoría constitucional
2. EL CONCEPTO DE CONSTITUCION
En términos más rigurosos, los mecanismos y los resortes a los que se viene
aludiendo no serían otra cosa más que las instituciones de un Estado, es decir, las
instituciones políticas. A ellas se refiere HAURIOU:
"Según el diccionario, las instituciones son cosas establecidas por los
hombres. Las instituciones políticas son, pues, cosas establecidas por los
hombres en el campo de la vida política. Por ello, las instituciones pollti-
cas comprenden las reglas de derecho constitucional [ ... ] y (ellas) se ha-
cen cosas que sirven para encuadrar la vida política" (1).
Pues bien, la coordinación de esas instituciones a través de reglas o normas
sería, entonces, la finalidad a la que está destinada una constitución. Incluso la eti-
mología de la palabra nos ayuda a comprender el concepto: constitución es, en el
fondo, co-institución, o sea, coordinación (co-ordenación) de una institución con otra
u otras, dando por resultado dicha labor de coordinación aquel conjunto de normas
o reglas que regula el ejercicio del poder político por parte del Estado.
Ahora efectuemos otra observación histórica: el hombre, que ha bregado des-
de antiquísimos tiempos por la libertad en todas las facetas de su personalidad (creen-
cias religiosas, intervención política en el gobierno de las sociedades, progreso eco-
nómico, elevación científica y cultural, y otros aspectos), halló en la limitación del
poder político del Estado una forma de mantener salvaguardada aquella libertad.
Por eso, y aunque esta apreciación pueda ser contradicha por algún dato de
excepción, la humanidad en general le ha dado un tono muy definido a las constitu-
ciones que han ido surgiendo aquí y allá; ese tono, que es el que actualmente cam-
pea en casi todas partes, consiste en que las normas básicas que dichas constitucio-
nes contienen han tendido -y tienden- a regular el ejercicio del poder político del
Estado de modo tal de limitarlo, para que la libertad humana no quede expuesta al
riesgo de ser disminuida, sobrepasada, o, lisa y llanamente, negada por el proceder
del Estado.
Así que hay que integrar el concepto inicial que hemos dado de constitución con
las ideas de limitación al poder y de libertad. Entonces, desde una perspectiva que
deberíamos denominar subjetiva, porque en esto prevalece una apreciación cuya raíz
se hunde en las apetencias e intereses de los sujetos destinatarios del poder estatal (en
general, los habitantes de un Estado), una constitución regula y limita el ejercicio del
poder político estatal con el fin de preservar la libertad.
En ésta radica el fin último de las regulaciones constitucionales. Prácticamen-
te hoy no se concibe como tal a una constitución que, aun regulando el ejercicio del
poder político, no prevea los medios para limitar al Estado y, con ello, dejar salva-
(1) HAURlOU, ANDRE, Derecho constitucional e instituciones políticas, Colección Demos, Ed. Ariel,
200. edición, Barcelona, Caracas, México, 1980, pág. 36.
UNIDAD 111- TEORIA CONSTITUCIONAL 69
guardada la libertad. Ha dicho SANCHEZ VIAMONTE que "la historia del constituciona-
lismo es, también, la historia de las limitaciones al poder público ... " e).
En el mismo sentido, PICONE observa que las características de los sistemas
constitucionales actuales son:
"a) Universalización del sistema representativo, cualquiera sea la forma de
gobierno.
b) Subsistencia de la división de funciones en ejecutivas, legislativas y judi-
ciales.
c) Coexistencia, en la declaración de derechos y garantías, de los derechos
individuales, junto con los derechos sociales y económicos" C).
A tal punto es ello así que la noción misma de constitución no pudo escindirse
en un momento del decisivo carácter aportado por los contenidos de la libertad y el
respeto a los derechos. En efecto, la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano, culminada por la Asamblea Nacional Francesa el-26 de agosto de 1789,
contuvo el siguiente artículo:
"Art. 16 - Toda sociedad en la cual la garantía de los derechos no está
asegurada, ni la separación de los poderes determinada, no tiene consti-
tución" (4).
Por último, vamos a poner de resalto un elemento que ya ha sido insinuado en
la referencia a la noción objetiva de consti~ución y que es otro componente de la
conceptualización que estamos realizando. Al mismo tiempo que una constitución ha
de regular y limitar el ejercicio del poder político estatal, ella resulta ser la base o el
fundamento de todas las restantes normas que regulan las actividades del Estado, 10
que involucra la actividad de regulación de las relaciones particulares de las perso-
nas. De donde, en última instancia, corresponde concluir que todas las normas jurí-
dicas de un Estado, tanto las de derecho público -atingentes a la organización polí-
tica de la sociedad- como las de derecho privado -<:oncernientes a la regulación
de los aspectos de las relaciones entre las personas ajenos al ejercicio de poderes
públicos- deben derivar y ser la consecuencia de la constitución.
Es decir, en la constitución de un Estado todas las normas jurídicas de éste
hallan su cimiento, su razón de ser y su fuente de explicación para que puedan ser
(2) Enciclopedia Jurídica Omeba, voz Constitucionalismo, Ed. Bibliográfica Argentina, Buenos
Aires, 1967, t. III, pág. 1043.
(3) PICONE, FRANCISCO HUMBERTO, voz Constitución, op. cit. en nota (2), t. ur, pág. 1027.
(4) La traducción es propia, y la cita fue tomada de Textes constitutionnels franfais el étrangers,
de DOMINIQUE COLAS, Larousse, París, 1994, pág. 613.
70 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
(6) BlDART CAMPOS, GERMAN, Tratado elemental de Derecho Constitucional Argentino, Ed. Ediar,
Buenos Aires, 1995, cap. n. pág. 101.
72 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
Una constitución rígida es aquella cuya refonna debe realizarse mediante pro-
cedimientos diferentes de los previstos para la sanción y refonna de las leyes comu-
nes emanadas del órgano legislativo. A veces dicha rigidez obedece a la exigencia de
recurrir a un órgano distinto del legislativo para poder efectuar la refonna, en cuyo
caso se habla de rigidez orgánica. Otras veces la rigidez consiste en que la refonna
puede ser hecha por el órgano legislativo, más de acuerdo con un procedimiento dis-
tinto del de sanción de las leyes comunes; en este caso, la rigidez es fonnal o por
procedimiento agravado.
En cambio, las constituciones son flexibles si pueden ser modificadas por el
mismo órgano y según el mismo procedimiento previstos para las leyes comunes.
Cabe consignar que nuestra Constitución es escrita, fonnal o codificada, 10 cual
resulta corroborado por la existencia de un texto ordenado sistemáticamente y divi-
dido en partes, capítulos, artículos, etc., que penniten conocer las diversas nonnas
constitucionales. Además, es rígida. Esto último queda patentizado por la circunstan-
cia de que nuestro texto constitucional sólo puede refonnarse si se sigue un procedi-
miento que exige requisitos de órgano y fonna que 10 diferencian del trámite para la
sanción de las leyes. El nuestro sería un caso de rigidez orgánica.
Otras clasificaciones diferencian:
a) la constitución fonnal de la material;
b) la constitución genérica de la analítica; y
c) la constitución nonnativa, de la nominal y de la semántica.
La fonnal es la constitución en su aspecto de sistema de nonnas escrito y co-
dificado. La constitución material es la vivenciada en la realidad social. En otras
palabras, la primera se vincularía con lo que debe ser según las nonnas, y la segun-
da, con 10 que es efectivamente en la realidad constitucional cotidiana.
Una constitución genérica es aquella que contiene sólo un marco regulatorio de
las actividades del Estado y las personas. En cambio, una constitución analítica es
aquella que reglamenta, incluso hasta detalles menores, aspectos nonnalmente atri-
buidos a los órganos constituidos. Como ejemplos de constituciones genéricas se
pueden mencionar las constituciones de los Estados Unidos y de la Argentina. Ejem-
plo de constitución analítica es la Constitución de México de 1917.
Según la clasificación de LOWENSTEIN, una constitución nonnativa es realmen-
te vivida por la comunidad a la cual rige. Una nominal es aquella que, si bien es for-
malmente válida, no se adecua a la estructura real del poder y, por ende, no tiene
vigencia efectiva, aun cuando tiene una función educativa. Una constitución semán-
tica es aquella cuyas nonnas fonnalizan la estructura del poder real en beneficio ex-
clusivo de quienes lo ejercen.
UNIDAD fff - TEORfA CONSTITUCIONAL 73
¿Qué contiene una constitución? Conforme lo que fuera expresado, reúne las
normas que regulan y limitan el ejercicio del poder político por parte del Estado y en
que se hallan las bases de todo el derecho público y privado de dicho Estado. Espe-
cíficamente, una constitución contiene las normas que establecen la forma de gobier-
no, la relación del poder político con el territorio del Estado, la instauración de ór-
ganos que ejercen el poder político, las facultades de las que están investidos tales
órganos y las previsiones fundamentales acerca de los procedimientos de su actua-
ción, las relaciones existentes dentro de cada uno de esos órganos (relaciones intra-
órganos), las relaciones entre los diversos órganos (relaciones inter-órganos), y el
reconocimiento de derechos y procedimientos que aseguren el respeto de esos dere-
chos.
Para V ANOSSI, todas las normas constitucionales son "normas de competencia"
y están destinadas a limitar la actuación del Estado. Desde esta perspectiva, las nor-
mas constitucionales se clasifican en aquellas de competencia negativa o prohibiti-
Va, que fijan los límites a la actividad estatal, amparando de esa manera los derechos
de los particulares, y en normas de competencia positiva o afirmativa, que regulan las
atribuciones de los órganos estatales, sus procedimientos, relaciones, etc., establecien-
do de esa manera la actividad oficial y sus modalidades O.
Suele destacarse que las normas constitucionales se clasifican en operativas y
programáticas.
Las normas operativas se distinguen de las programáticas en que para la apli-
cación, funcionamiento u operatividad práctica de las primeras resulta prescindible
recurrir al dictado de normas jurídicas inferiores a la constitución. En cambio, las
segundas requieren para su operatividad práctica de otras normas que las complemen-
ten y permitan su funcionalidad en la realidad de la sociedad.
Las normas operativas inciden en la realidad sin que obste a ello la inexisten-
cia de normas inferiores a la constitución destinadas a complementarlas. Dichas nor-
mas complementarias se denominan reglamentarias. Estas son, en cambio, imprescin-
dibles para que una norma programática pueda ser considerada cumplida u obedeci-
da. Sin normas reglamentarias, una norma programática sería virtualmente letra muer-
ta. Las normas reglamentarias de las cláusulas programáticas permiten llevar a la
realidad concreta lo previsto por dichas cláusulas.
(7) Las normas de competencia negativa o prohibitiva se vinculan con las de conducta, y las nor-
mas de competencia positiva o afirmativa se vinculan con las de organización, según lo que se expresará
más adelante.
74 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
5. EL PODER CONSTITUYENTE
(9) En definitiva, los fines mediatos del Estado serían sus metas última~, y los objetivos inmedia-
tos, los medios para alcanzarlas.
76 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
modificando- las normas básicas a las que dicho Estado deberá ajustar el ejercicio
del poder político. Por el poder constituyente un pueblo se da a sí mismo sus institu-
ciones, y las reforma si lo considera apropiado. Merced a esta facultad, energía o
potencia un pueblo determina la forma en que el Estado creado ejercerá a su turno
el poder político. Es decir, el poder constituyente es organizador, porque establece
órganos -y las relaciones entre ellos-, que son aquellos a través de los cuales el
Estado creado ejercerá su poder político. En cambio, dichos órganos son constitui-
dos, porque reciben su constitución u organización pasivamente del pueblo, que es
el agente actuante y organizador a través del ejercicio del poder constituyente. En una
palabra, el poder constituyente es el organizador del Estado, y los órganos constitui-
dos son los poderes organizados. Lo que corresponde al gobierno ordinario en cual-
quiera de las tres ramas en que se distribuye su funcionamiento (legislativo. ejecuti-
vo y judicial) es poder constituido. Todo lo que organiza, limita y regula normativa-
mente la acción y el funcionamiento de esos poderes constituidos es función consti-
tuyente y pertenece al poder constituyente (SANCHEZ VIAMONTE).
De lo arriba expuesto se desprende que el pueblo es el titular del poder consti-
tuyente. Lo que quiere decir que la organización política del Estado surge de la vo-
luntad del pueblo que ejerce el poder constituyente. Es el pueblo el que quiere orga-
nizar el Estado y es el pueblo el que determina cuáles normas habrán de establecer-
se para regular y limitar el ejercicio del poder político por parte del Estado que nace.
Nacido el Estado, es también el pueblo el que decide si se reforma la constitución y,
en su caso, cuáles normas habrán de modificarse y cuál será el contenido de las n o r - '
mas nuevas. En una palabra, la constitución de un Estado depende de la voluntad
soberana del pueblo, o sea, de la soberanía popular.
Esta noción de soberanía popular está captada por la Constitución Nacional en
su art. 33, que alude explícitamente al principio de la ,Soberanía del pueblo, y tam-
bién está reflejada por otras partes de la Constitución argentina, donde, como se verá
enseguida, queda patentizado el ejercicio del poder constituyente. Es decir, es el pue-
blo el que ejerce el poder constituyente, porque es él el titular de dicho poder. Ello
no obsta a que el p0der constituyente sea ejercido a través de representantes del pue-
blo, ya que no son esos representantes los titulares del poder constituyente, sino el
pueblo en cuyo nombre lo ejercen. De allí que, en la práctica, el ejercicio del poder
constituyente se realice en el ámbito de asambleas donde se reúnen los representan-
tes del pueblo. Tales son las asambleas constituyentes, también conocidas como con-
gresos constituyentes, convenciones constituyentes, congresos generales.
El poder constituyente es también poder político, pero es distinto del que ejer-
ce el Estado una vez constituido. El poder constituyente es un poder político organi-
zador, y el del Estado es un poder político organizado, que debe subordinarse a aquél.
Es decir, la actuación del poder constituido, a través de órganos constituidos,
debe concretarse en el marco de las limitaciones impuestas por el pueblo merced al
ejercicio del poder constituyente. En nuestra Constitución, la principal de esas limita-
UNIDAD 111- TEORIA CONSTITUCIONAL 77
ciones radica en la organización tripartita del poder político constituido, el cual, como
se sabe, es ejercido por el Estado a través de tres órganos (órganos constituidos), que
son el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Y en esa división de los órganos consti-
tuidos, que encierra una limitación impuesta por el pueblo en uso del poder consti-
tuyente, descansa el fundamento del sistema de respeto y salvaguarda de los derechos
y la libertad de las personas. Esta es la tónica general de las constituciones basadas
en la libertad. Como dijo SPOTA:
"la limitación a los poderes constituidos es, en Occidente, común deno-
minador en todos los Estados de derecho" CO).
Debemos marcar una diferencia, que viene insinuada desde los párrafos prece-
dentes, entre poder constituyente originario y poder constituyente derivado.
El primero -originario- es el poder constituyente en su aspecto de facuItad,
energía o potencia de un pueblo para darse una constitución creando y organizando
para sí un Estado. El segundo -derivado- es el poder constituyente en su aspecto
de facultad, energía o potencia de un pueblo para reformar su constitución ya exis-
tente.
¿En qué lugar de nuestra Constitución están captadas las ideas de poder cons-
tituyente originario y derivado? El Preámbulo de la ConstituciÓn Nacional traduce la
idea de ejercicio de poder constituyente originario, ya que, en las partes que ahora
nos conciernen, dice: "Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina,
reunidos en Congreso General Constituyente, por voluntad y elección de las provin-
cias que la componen [... ] ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución,
para la Nación Argentina". Allí aparece el pueblo -que actúa a través de sus repre-
sentantes- organizando o constituyendo la Nación, o sea, creando normas constitu-
cionales para el ejercicio del poder político por parte del Estado. La expresión "Con-
greso General Constituyente" alude a la asamblea organizadora en que se reunieron
los representantes del pueblo para ejercer en nombre de éste el poder constituyente
originario. Las palabras "ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución"
revelan la idea de creación de la Constitución, de nacimiento y origen de la organi-
zación estatal y de la instalación de órganos constituidos.
Ello en cuanto al poder constituyente originario. El derivado -es decir, el po-
der de reformar la Constitución Nacional- está explicitado por la primera parte de
su arto 30: "La Constitución puede reformarse en el todo o en cualquiera de sus par-
tes". El Congreso Constituyente que sancionó nuestra Constitución no quiso sujetar
a las generaciones futuras a las normas entonces establecidas, por lo que, advirtien-
do que, con el paso de las generaciones, pudiera resultar necesario modificar las nor-
(lO) SPOTA, ALBBRTO ANTONIO, En e[ Estado de derecho [os poderes constituidos son y deben ser
limitados, El Derecho, del 17/3/97, pág. 1.
78 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
(11) ALBERDI, JUAN B., Las bases, Ed. Plus Ultra, págs. 258 y 260.
UNIDAD 111- TEORIA CONSTITUCIONAL 79
así había sido establecido en el Pacto Federal del 4 de enero de 1831, que ligó a to-
das las provincias y que, previendo el dictado de una constitución para todas ellas,
dispuso que el Congreso Constituyente que habría de reunirse dictase una Constitu-
ción federal. Es decir, la Constitución no podía sino ser federal. En otras palabras,
el acto constituyente debía ajustarse a esa voluntad previamente expresada en el pacto
de 1831, en su art. 16, inc. 5, de donde resulta que se trató de un acto constituyente
limitado en un aspecto sustancial de la organización política en virtud de una norma
jurídica preexistente.
Respecto de las reformas constitucionales, corno ya fue señalado, ellas también
pueden quedar sujetas a limitaciones. Tal el caso del procedimiento de reforma de
nuestra Constitución, corno se examinará en el acápite siguiente.
Corno viene señalado, nuestra Constitución permite que sea reformada, pero esa
reforma constitucional está sujeta a limitaciones. Las normas regulatorías del proce-
dimiento de reforma de nuestra Constitución son una limitación al ejercicio del po-
der constituyente derivado en nuestro país.
Al respecto, cabe tener presente el texto del art. 30:
Jlla Constitución puede reformarse en el todo o en cualquiera de sus par-
tes. la necesidad de reforma debe ser declarada por el Congreso con el
voto de dos terceras partes, al menos, de sus miembros; pero no se efec-
tuará sino por una Convención convocada al efecto. JI
a una parte; en este último caso -reforma parcial- el Congreso deberá indicar qué
partes son las que se declaran necesarias.
Declarada la necesidad de la reforma, el Congreso generalmente organiza el
procedimiento para la elección de los integrantes de la Convención Constituyente
Reformadora, que son designados por elección popular directa, como si se tratara de
la elección de diputados nacionales, aunque se trata de funcionarios distintos, deno-
minados convencionales constituyentes.
Si bien la declaración de la necesidad de la reforma no debe supeditarse a las
reglas sobre la sanción de las leyes -puesto que aquí no estamos frente a la activi-
dad legislativa del Congreso, sino frente a su función preconstituyente-, generalmen-
te el Congreso se ha pronunciado bajo la forma de una ley.
Es importante destacar que, para que la declaración se concrete, el arto 30 de
la Constitución Nacional exige, como mínimo, el voto de las dos terceras partes de
los miembros del Congreso, o sea, las dos terceras partes de cada cámara. Ese míni-
mo de votos debe computarse sobre los miembros totales y no sólo sobre los presen-
tes al momento de llevarse a cabo la votación.
b) Etapa constituyente tras la declaración de la necesidad de la reforma, una
Convención Constituyente se encarga de efectuar la reforma. Convención viene del
latín conventio, que significa "reunión".
La Convención Constituyente es convocada al efecto, como señala el arto 30.
Es decir, no es un órgano permanente; sólo funciona cuando es formada para efec-
tuar la reforma constitucional; es un órgano distinto y separado de los órganos cons-
tituidos.
La Convención Constítuyente puede dictar su reglamento interno y elegir sus
autoridades. Cumplidos todos los pasos preparatorios necesarios para el desenvolvi-
miento de sus tareas, comienza a debatir si efectúa o no la reforma de los aspectos
indicados por el Congreso.
La Convención es libre para modificar o no la Constitución Nacional. Si lo hace
debe reformar sólo las normas que el Congreso declaró necesarias. Es decir, la de-
claración que efectúa el Congreso le da a la Convención el marco dentro del cual debe
encuadrar su labor. Puede reformar todos los aspectos indicados por el Congreso, o
reformar sólo algunos, o ninguno. Lo que no puede hacer es tratar puntos o reformar
normas constitucionales excluidas de la declaración de la necesidad de la reforma.
En otras palabras, la declaración de la necesidad de reforma le confiere a la
Convención Constituyente el marco de su competencia, lo que también significa que
actúa como un órgano que no es plenamente soberano o autonómo. La autonomía o
soberanía de la Convención Constituyente es limitada, porque debe reconocer como
límite la declaración del Congreso Nacional. La Convención Constituyente es libre
UNIDAD 1/1- TEORIA CONSTITUCIONAL 81
(12) BIDART CAMPOS, op. cil. en nota (6), t. VI, cap. 1, pág. 32.
(13) Mediante la denuncia, un Estado que ratificó un tratado decide retirarse de él, para no quedar
más sujeto a los compromisos asumidos en virtud de dicho tratado.
82 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
1949 Y 1972. La reforma de 1949 fue abrogada en 1956, por la Revolución Liberta-
dora, la cual restituyó el texto originario de 1853, con las reformas de 1860, 1866 Y
1898. La reforma de 1972, instrumentada a través de un "Estatuto Fundamental" que
modificó numerosos artículos de la Constitución Nacional, fue impulsada por un
gobierno de facto y previó que, si antes del 25 de agosto de 1976, una Convención
no la ratificaba, el plazo de vigencia de la enmienda expiraría el 24 de mayo de 1981.
Al no llevarse a cabo dicha Convención, debe considerarse que la modificación de
1972 agotó el plazo de vigencia que ella misma impuso.
Al presente, en suma, han de considerarse válidas y vigentes las reformas que
se llevaron a cabo en 1860, 1866, 1898, 1957 Y 1994.
Unidad IV
Supralegalidad
constitucional
(1) EISENMAN, CHARLES, citado por LINARES QUINTANA, SEGUNDO, V. en su Derecho constitucional e
instituciones po/{ticas, Ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1970, pág. 483.
86 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
2. SUPREMACIA DE LA CONSTITUCION.
ANTECEDENTES
(2) ROMERO, CESAR ENRIQUE, Derecho collstitucional, Ed. Víctor de Zavalía, Buenos Aires, 1975,
págs. 298 y 299.
(3) LINARES QUINTANA, op. cit. en nota (1), pág. 485.
UNIDAD IV - SUPRALEGALlDAD CONSTITUCIONAL 87
2,2. ANTECEDENTES
La cuestión giraba en torno de una ley del Congreso -la Judiciary Act de
1789- que ampliaba las facultades de la Corte otorgándole una competencia que la
Constitución no le reconoce a ese tribunal. Había una clara colisión entre una ley
-norma inferior- y la Constitución -ley suprema-o La sentencia no derogó la ley,
pero resolvió que no debía ser aplicada al caso, respetando de esa forma el principio
de la división de poderes y reconociendo las facultades legislativas del Congreso.
Los argumentos del juez MARSHALL sintetizados por CLAUDIUS JOHNSON --cita-
do por LINARES QUINTANA- fueron los que siguen:
tia) la Constitución es una ley superior;
b) por consiguiente, un acto legislativo contrario a la Constitución no es
ley;
c) es siempre deber del tribunal decidir entre dos leyes en conflicto;;
d) si un acto legislativo está en conflicto con la ley superior, JaConsti-
tución, claramente es deber del tribunal rehusarse a aplicar el acto
legislativo;
e) si el tribunal no rehúsa a aplicar dicha legislación, es destruido el fun-
damento de todas las constituciones escritas" (4).
Así es como se introdujo el principio de la supremacía de la Constitución y
también el del control judicial de constitucionalidad, tópico que se verá más adelante.
(4) LINARES QUINTANA, SEGUNDO V., Tratado de la ciencia del derecho constitucional argentino y
comparado, t. 1, Ed. Alfa, Buenos Aires, 1953, pág. 264.
(5) SANCHEZ VIAMONTE, CARLOS, El i::onstitucionalismo. Sus problemas, Ed. Bibliográfica Argenti-
na, Buenos Aires, 1957, pág. 54.
UN/DAD IV - SUPRALEGAL/DAD CONSTITUCIONAL 89
(6) CORWIN, EDWARD S., La Constitución norteamericana y su actual significado, Ed. G. Kraft, Bue-
nos Aires, 1942, pág. 167.
90 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
-)
UNIDAD IV - SUPRALEGALlDAD CONSTITUCIONAL 93
(9) BIDART CAMPOS, GERMAN, Tratado elemental de derecho constitucional, t. VI, Ediar, Buenos Ai-
res, 1995, pág. 561.
94 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
Constitución Nacional
y tratados sobre
derechos humanos
- - - - - Tratados
3. CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD
Respecto del órgano que realiza el control, los sistemas principales son dos:
político y judicial.
Típico del sistema legal de Francia, obedece a la idea que tuvieron los france-
ses a través de los siglos, acerca del origen de la ley. Para ellos, ésta es la cabal ex-
presión de la soberanía popular depositada en el Parlamento. El juez no es elegido
por el pueblo, sino por la voluntad de otro funcionario, por lo que jamás puede im-
pedir que se aplique la ley, expresión de aquella soberanía. De allí que la Constitu-
ción francesa de 1958 creara un Consejo Constitucional integrado por miembros de
raigambre política y no judicial.
Este órgano está formado por 9 miembros que duran 8 años en sus funciones,
aunque también lo integran los ex presidentes de la república, en su carácter de vita-
licios. Todas las leyes orgánicas, antes de su promulgación, deben someterse al Con-
sejo, que dictamina en el plazo de un mes; si se la declara inconstitucional, no pue-
de ser promulgada.
Otros ejemplos de órganos de naturaleza política que ejercen el control de cons-
titucionalidad de las leyes son el Tribunal Constitucional de Italia -ley orgánica de
1951- y la Corte Constitucional Federal de Alemania, que funcionó con la Cónsti-
tución de 1949.
Este sistema tiene su origen en los Estados Unidos y fue creado por la jurispru-
dencia de la Corte Suprema de Justicia de ese país.
Con anterioridad a la sanción de la Constitución, 7 cortes estatales ya habían
sostenido el principio de la revisión judicial de las leyes emanadas de sus respecti-
vas legislaturas.
Se ha planteado en la doctrina de los autores que los constituyentes de Filadel-
fia se propusieron que los jueces sean quienes tengan el poder de declarar nulas e
inválidas las leyes sancionadas por el Congreso y las legislaturas locales cuando vio-
laren la constitución. Quienes han investigado los debates de esa Convención, con-
cluyen que al menos 25 de los 55 miembros estaban de acuerdo con esa idea. Pero
la Constitución que sancionaron no contiene un artículo que expresamente asigne el
control de constitucionalidad de las leyes al Poder Judicial.
UNIDAD IV - SUPRALEGALlDAD CONSTITUCIONAL 97
Fue recién en 1803 que la Corte Suprema, al dictar sentencia en el caso Mar-
bury vs. Madison -ya citado-, estableció, además de la doctrina de la supremacía
de la Constitución, la declaración judicial de inconstitucionalidad de las leyes.
MARSHALL, quien elaboró el fallo, si bien no contaba con un texto constitucio-
nal claro, tenía el apoyo de la doctrina de El federalista, una serie de ensayos escri-
tos por algunos redactores de la Constitución -HAMILTON, MADISON y JAY- que
propugnaban el establecimiento del sistema judicial de control mencionado.
Respecto del tema en análisis, se transcriben seguidamente algunos pasajes de
ese fallo:
"Los poderes de la legislatura son definidos y limitados; y para que estos
límites no sean confundidos u olvidados la Constitución es escrita. ¿Por
qué esos poderes serían limitados y por qué estos límites serían consig-
nados en un escrito, si ellos pudieran ser, en todo momento, traspasados
por aquellos mismos que se ha tenido la intención de contener? [... J La
Constitución es, o bien una ley suprema y soberana no susceptible de ser
modificada por medios ordinarios, o bien está a nivel de las leyes ordina-
rias, y como todas las otras leyes, puede ser modificada cuando a legis-
latura plazca modificarla. Si la primera parte de la alternativa es cierta, una
ley contraria a la Constitución no es una ley; si la última parte es la ver-
dadera, las constituciones escritas sen tentativas absurdas de parte del
pueblo para limitar un poder que, por su naturaleza misma, no puede ser
limitado. [ ... ] Ciertamente, todos aquellos que han elaborado las constitu-
ciones escritas, las contemplaron como formando la ley fundamental y
suprema de la Nación y, consecuentemente, la teoría de cada uno en tal
gobierno debe ser que una ley de la legislatura repugnante a la Constitu-
ción es nula. Sin lugar a dudas, la competencia del Poder Judicial es
decidir qué es ley. Si dos leyes entran en conflicto entre sí, el tribunal debe
decidir acerca de la validez y aplicabilidad de cada una. [... 1Esto consti-
tuye la esencia misma del deber de administrar justicia. Quienes niegan
el principio de que la Corte debe considerar la Constitución como ley su-
prema, se ven reducidos a la necesidad de sostener que los tribunales
deben cerrar los ojos a la Constitución y mirar sólo a la ley. Esta doctrina
subvertiría los fundamentos mismos de toda constitución escrita."
El control por el órgano judicial, a su vez, puede ser concentrado o difuso:
en el primer caso, hay un órgano judicial único y específico, al que se reserva la
competencia exclusiva de ejercer el control -por ej., Italia y Uruguay-; en el
segundo, cualquier órgano (y todos) pueden declarar la inconstitucionalidad de una
norma -por ej., los EE.UU.-.
Por "vía directa": en este caso, la parte interesada promueve una demanda
de inconstitucionalidad. Es decir, el juez debe decidir únicamente sobre la
constitucionalidad de la norma objeto del juicio.
Por "vía indirecta": cuando el objeto de la demanda no es la declaración de
inconstitucionalidad, pero este tópico se introduce indirectamente en el pro-
ceso.
(10) MILLER, J.; GELLI, M. A. Y CAYUSO, S .. Constitución y poder político, t. 1, Ed. Astrea, Buenos
Aires, 1987, pág. 2.
UNIDAD IV - SUPRALEGALlDAD CONSTITUCIONAL 99
(l 1) e.S.J.N., Ingenio y Refinería San Martín del Tabacal S.A. c. provincia de Salta; Fallos,
269:243.
100 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
(12) QUlROGA LAVIE, HUMBERTO, La reforma de la ConstitucÍón. Ed. Rubinzal-Culzoni. Santa Fe,
1994, págs. 133 y 134.
UNIDAD IV - SUPRALEGALlDAD CONSTITUCIONAL 101
4. LA INTERPRETACION CONSTITUCIONAL
4,1. CONCEPTO
(13) ALllERDI, JUAN B .• Bases y puntos de partida para la organización política de la República
Argentina, Ed. Sopena. Buenos Aires, 1957, pág. 198.
(14) MASNATTA. HECfOR. La interpretación de la Constitución, La Ley, 3/10/94.
102 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
J
I
UNIDAD IV - SUPRALEGALlDAD CONSTITUCIONAL 105
la representación política
(1) LOPEZ, MARIO JUSTO, La representación política, Ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1959,
pág. 11.
110 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
sentación ha sido tan relevante para la ciencia política, como lo fueron para la huma-
nidad la invención de la electricidad o la energía atómica (2).
Este es básicamente el contenido de la "teoría de la representación política",
representación que encuentra su fundamento en distintas circunstancias:
1. Una necesidad material: sostenía JUAN JACOBO ROUSSEAU, que la extensión
de· un territorio y la cantidad de pobladores, pueden llevar a una comuni-
dad ala necesidad ineludible de tener que designar autoridades.
2. La falta de tiempo o interés de la ciudadanía para hacerse cargo de los asun-
tos públicos.
3. La falta de capacidad del pueblo para autogobernarse.
4. La diversidad de intereses, opiniones y métodos existentes entre los indi-
viduos que conforman la sociedad.
Son todas estas posibles razones, que se han esgrimido para justificar el naci-
miento de la representación política.
Sea cual sea el origen de la representación, nosotros coincidimos con MAU-
RICE DUVERGER (3) en que la ejercida por los gobernantes respecto de la población
es más un fenómeno sociológico y político que una relación jurídica. ¿Qué quere-
mos significar con esto? En una relación entre particulares, siendo uno represen-
tante y otro representado, el componente jurídico está muy presente. Suele existir
allí un seguimiento riguroso por parte del segundo al primero. Suelen haber instruc-
ciones muy precisas y consultas permanentes. En la representación política, en cam-
bio, no se da esa misma relación. Justamente aquí el problema es la distancia que
separa a los representantes de los representados, y que provoca al gobernado, la
sensación de que se le escapa el control de las manos, y de que se diluye su capa-
cidad de instrucción, pudiendo tomar las riendas de la relación sólo cuando llegan
las elecciones.
Ello no obstante, la figura de la representación se ha mantenido incólumne con
el correr de los años, y ha sido reconocida en nuestro derecho interno por la jurispru-
dencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el caso Alem cuya sentencia
se dictó en 1 8 9 3 ' 1
(2) LoEWBNSTEIN, KARL, Teoría de la constitución, Editorial Ariel, Barcelona, 1983, págs. 59 y 60.
(3) DUVERGER, MAURlCE, Instituciones políticas y derecho constitucional, Editorial Ariel, Barcelo-
na, 1962, pág. 75.
UNIDAD V-LA REPRESENTACION POLlTlCA 111
2. EL SUFRAGIO
(4) ALBERD!, JUAN BAUTISTA, Obras completas, Buenos Aires, 1886, t. 1, pág. 9.
112 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
(5) EsTRADA, JOSE MANUEL, La moral y la democracia, Ed. Revista Argentina, Buenos Aires, 1968,
pág. 16.
UNIDAD V-LA REPRESENTACION POL/rICA 113
A esta altura del desarrollo temático, hemos entendido que el voto es el medio
del que se vale la ciudadanía para elegir nada menos que a sus representantes.
Se impone entonces la necesidad de averiguar qué características tiene ese vi-
tal elemento ciudadano en nuestro sistema político.
Como anticipáramos al desarrollar el punto anterior, en 19121a Ley Sáenz Peña
cambió de raíz al derecho electoral argentino (si es que podemos considerar que an-
tes de ese año existía derecho electoral en el país). Allí se dispuso que el voto sería
universal, secreto y obligatorio.
Señalamos como al pasar que la "universalidad" referida fue relativa, toda vez
que las mujeres recién tuvieron acceso al sufragio en 1947, gracias a la ley 13.010.
Sólo en la provincia de San Juan las mujeres tuvieron la posibilidad de elegir a sus
gobernantes con anterioridad al año citado, ya que la Constitución de esa provincia
así lo había dispuesto desde 1927.
De manera tal, entonces, que las citadas características del sufragio, si bien
tuvieron sustento legal desde 1912, recién en 1994, producida la reforma de la Cons-
titución Nacional, adquirieron rango constitucional, al incorporarse a su texto el arto
37, en el cual se establece que el sufragio es universal, ignal, secreto y obligato-
rio. Analizaremos cada una de las cualidades descriptas:
a) ¿Qué significa que el voto sea universal? Que se les concede a todos los
ciudadanos sin distinción alguna. Lo contrario al voto universal es el "res-
tringido", "limitado" o "calificado", esto es, que corresponde a unos pocos,
fundándose dicha restricción en exigencias de orden intelectual, social o
económico (ejemplos: algunos estados norteamericanos actualmente, o
hasta 1925 Japón, o Inglaterra hasta 1832) (6).
(6) LINARES QUINTANA, SEGUNDO, Derecho constitucional e instituciones políticas, &l. Editorial Plus
Ultra, Buenos Aires, 1981, t. 1, pág. 152.
UNIDAD V- LA REPRESENTACION POLlTlCA 115
Es ésta una de las posibles nociones de "partido político", tal como se los co-
noce en la actualidad. Así entendidos, nos animaríamos a afinnar que la historia de
estas agrupaciones apenas supera los cien años.
Lo que sí existía desde antes eran clubes políticos, grupos, facciones, pero to-
dos muy heterogéneos, y sin organización alguna.
Esto significa que, hoy en día, sólo se concibe la existencia de un partido polí-
tico, en tanto yen cuanto obre detrás de él una "organización", la cual consiste bási-
camente en tener estatutos o reglamentos que regulen su funcionamiento, y en tener
autoridades, órganos deliberativos, de gobierno interno, etcétera.
Explica LINARES QUINTANA (1) que los partidos políticos recién se consolidaron
cuando se estableció con carácter duradero el régimen representativo (léase democrá-
tico indirecto). Esto implica que tal consolidación se produjo al asentarse la demo-
cracia en el mundo (representativa en la especie), más allá de que en la primera par-
te de este siglo, los regímenes totalitarios como el comunismo ruso, el fascismo ita-
liano o el nazismo alemán hayan puesto en jaque al sistema democrático. Ya a esa
altura, los partidos habían nacido, y su consolidación era cuestión de tiempo.
En efecto, el origen de los partidos políticos está ligado a la existencia de par-
lamentos, del sufragio, de la representación, etc., porque cuando la población parti-
cipa aéti vamente de la vida política, los partidos brotan en fonna natural, agrupando
tendencias, opiniones y metodologías. Cada integrante de la población tiene recono-
cido el derecho civil individual y constitucional de "asociarse con fines útiles", y tales
"fines útiles" son, en el caso de los partidos políticos, muy específicos, a saber: di-
vulgar una ideología, una acción de gobierno, interceder entre la población y las au-
toridades, controlar a los gobernantes, etcétera.
Está claro entonces que la cuna de los partidos políticos es la sociedad misma,
puesto que ella los crea, los organiza, los eleva al gobierno, y los devuelve al llano.
Y tal como expresa el Dr. VANOS SI, los partidos políticos pertenecen primariamente
a la sociedad, y no al gobierno, ya que son instrumentos que la sociedad utiliza jtis-
tamente para acceder a él.
Es muy estrecha la vinculación que existe entre estas agrupaciones y la demo-
cracia representativa, razón por la cual explicaba ANTONIO CASTAGNO que cuando se
atenta contra los partidos políticos, se atenta contra la democracia. Esto es lo que
sucede en los regímenes totalitarios, que atacan a los partidos, porque no toleran la
discrepancia,~lcontrol, la diversidad de ideas, la discusión política.
No obstante, los sistemas autoritarios, para ocultar el desprecio que sienten por
estas agrupaciones netamente democráticas, se esconden detrás de la figura del par-
Cuando la ciencia política, hacia fines del siglo XIX, principios del XX, dejó
de ignorar a los partidos políticos, se le planteó un serio interrogante: ¿serán benefi-
ciosos para un sistema democrático, o constituyen un obstáculo para el desarrollo de
las instituciones?
La aparición de los partidos políticos generó dudas y temores, en sociedades que
no tenían intermediarios entre los individuos y las autoridades. Hubo opiniones como
las del primer presidente de los EE.UU., GEORGE WASHINGTON, que advertía acerca de
la péligrosidad de alentar el desarrollo de los partidos, o como la de DANIEL WEBS- •
TER, quien consideraba que los partidos políticos debilitaban a las instituciones, o
como la de JUSTO JOSE DE URQUIZA (primer presidente constitucional en la Argentina),
quien sostuvo en 1854 que "cada fracción ha traído su desgracia y cada partido polí-
tico su catástrofe" en nuestro país.
Sin embargo, la realidad política fue más fuerte que la desconfianza, y los partidos
políticos fueron ganándose un espacio en cada sociedad, alentados también por la prédi-
ca doctrinaria que en su favor realizaron, entre otros, DAVID HUME Y ALEXIS DE TOCQUE-
vn..LE, en sus obras "Ensayo sobre partidos" y "Democracia en América ", respectivamente.
Hoy en día, los partidos políticos constituyen uno de los fenómenos más carac-
terísticos de los Estados modernos (9).
Creemos que el transcurso del tiempo ha ido dando respuestas a la ciencia po-
lítica, la que de desconocerlos e ignorarlos por completo, pasó a tenerlos en cuenta
y posteriormente a evaluar formas de regulación legal para ellos.
El régimen de gobierno democrático ha sido el ámbito más próspero para el
desarrollo de los partidos, ya que la democracia supone diversidad de ideas, de cri-
(8) BLUNTSCHLJ, J. G., La politique, citado por LINARES QUINTANA, op. cit. en nota (6), t. Ir, pág. 210.
(9) POSADA, ADOLFO, Tratado de derecho político, Ed. ManuelSoler, Madrid, 1940, t. I, pág. 492.
120 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
terios, de métodos, 10 que hace que la sociedad vaya agrupándose en torno de esas
ideas, criterios y métodos, dando forma así a los partidos políticos. Estos serían como
una especie de motor, que moviliza a dichas ideas, que las divulga, originando la
confrontación y perfeccionando el debate en el seno de una sociedad. O bien podría-
mos decir que los partidos son hormonas para la democracia, cuyas características se
desarrollan gracias a aquéllos.
Es un error pensar que los partidos políticos dividen a una sociedad. Sólo agru-
pan a sus integrantes según las convicciones que éstos tengan y luego se encargan de
seleccionar a quienes mejor expresan esas convicciones, para que intenten, primero
seducir a la sociedad, y luego conquistar el poder.
¿Para qué sirven en resumen los partidos políticos?:
a) para agrupar a individuos con similares ideas;
b) para canalizar institucionalmente el disenso que genera esa pluralidad de
opiniones e ideas;
c) para divulgar opiniones, ideologías y metodologías de gobierno;
d) para preparar y seleccionar a dirigentes y futuros gobernantes;
e)· para instruir cívicamente a sus integrantes y a la sociedad en general;
f) para apoyar la gestión de un gobierno o bien para ejercer el control de él;
g) para incentivar a la población a que participe activamente en la vida polí-
tica, fortaleciendo así a la democracia.
• "Su creación y el ejercicio de sus actividades son libres dentro del res-
peto a esta Constitución."
Se dispone aquí la plena libertad para la creación de partidos políticos, siem-
pre y cuando éstos respeten la Carta Magna.
Esto significa que no será reconocido un partido que, por ejemplo, sostenga el
no acatamiento o acatamiento parcial a nuestra Constitución, o que no la reconozca
como suprema.
Algunos autores consideran que esta disposición abre una puerta para que el
Congreso ejerza un control ideológico sobre los partidos políticos, sosteniendo que
esta cláusula constitucional puede resultar una herramienta eficaz para restringir la
libertad de pensamiento y de expresión.
Disentimos en esta opinión, porque pensamos que la Constitución Nacional, que
ha elegido la forma de gobierno democrática (arts. 1°,22, 39 Y 40), debe garantizar
su subsistencia, limitando el ingreso al sistema de elementos perniciosos como pue- ,
de resultar ser un partido político antidemocrático. Creemos que de lo contrario, de-
beríamos darle la razón a lEAN F. REVEL, cuando decía que la democracia es un sis-
tema tan imperfecto y vulnerable, que les permite a sus propios enemigos participar
de sus reglas de juego.
Se nos dirá que es muy peligroso que el Congreso, por medio de una regula-
ción legal, sea el que determine cuál partido político puede participar del juego de-
mocrático y cuál no, pero nosotros contestamos que en última instancia, como siem-
pre debe ocurrir en un estado de derecho con justicia independiente, serán los jueces
los que tendrán la última palabra.
Además, pensamos que no es la ideología de un partido que intenta lograr su
reconocimiento lo que debe examinarse, sino simplemente su vocación de reconocer
a la Constitución existente como ley suprema, a cuyo contenido los partidos deberán
ajustar sus actividades.
La Constitución Nacional les "garantiza" a los partidos políticos una organi-
zación y un funcionamiento democráticos t la representación de las minorías t la
competencia para la postulación de candidatos a cargos públicos electivos t el
acceso a la información pública y la düusión de sus ideas.
Estamos ante una serie de garantías, que la ley suprema otorga a los partidos
políticos, brindándoles de tal forma la posibilidad de acceder a un funcionamiento
interno adecuado a las exigencias que plantea un régimen democrático.
UNIDAD V - LA REPRESENTACION POLlTlCA 123
mitado o por lo menos condicionado. Y si bien las autoridades pueden resistir la ac-
ción de estos grupos, toda determinación de gobierno, sea cual sea, tomada al ampa-
ro de una presión, evidentemente es influenciada por ésta.
Hay quienes creen que dada la influencia y gravitación de estas presiones, los
grupos que la ejercitan se convierten en algo así como un "gobierno paralelo u ocul-
to", Coincidimos con el Dr. BIDART CAMPOS eO) en que esta posición es inaceptable.
Sólo ocurre que los órganos de gobierno constituidos pueden, en ocasiones, ver dis-
minuida su energía o capacidad de mando, como consecuencia del accionar de estos
grupos que, naturalmente, pretenden influenciar a quienes deben tomar ciertas medi-
das, con el fin de beneficiarse a sí mismos o a terceros.
Es esto una característica de los sistemas de gobierno pluralistas, en los que
la diversidad de opiniones e intereses son comunes. Por eso, nos enseña KARL
LOEWENSTEIN (I!) que "la esencia de la democracia constitucional es que los grupos
pluralistas más diversos pueden participar ilimitadamente en el proceso económico
y político".
No hay, por lo tanto, "gobiernos ocultos" en los sistemas pluralistas. Hay, en
cambio, lógicas y previsibles acciones, tendientes a obtener provecho de las decisio-
nes gubernamentales.
Corresponde luego a las autoridades, teniendo siempre como fin último el be-
neficio de toda la sociedad, encontrar el delicado equilibrio en su acción gubernati-
va, accediendo y resistiendo a estas presiones, según corresponda.
No deben los gobiernos temer la existencia de estos grupos. Al contrario, de-
ben considerarlos como algo beneficioso para el pluralismo democrático, y hasta es
obligación de los gobernantes escuchar los reclamos y presiones que tienen su ori-
gen en la comunidad toda.
Ello no obstante, los gobiernos deben ser muy firmes a la hora de evitar que las
presiones no se produzcan en el seno del órgano judicial de gobierno, puesto que ello
atentaría seriamente contra uno de los pilares de la República, cual es la independencia
de dicho órgano de gobierno con respecto a los denominados "órganos políticos de
gobierno" como lo son el legislativo y el administrativo o ejecutivo.
Señalamos, por fin, que es necesario distinguir a los grupos de presión de los
factores de presión. Estos últimos ejercen una fuerza mucho más intensa sobre el
poder de los gobernantes, puesto que no intentan satisfacer un interés parcial (eco-
nómico, político, religioso, social, etc.), sino que directamente buscan presionar so-
(lO) BIDART CAMPOS, GERMAN, Lecciones elementales de política, Ed. Ediar, Buenos Aires, 1991,
pág. 349.
(11) LoEWENSTEIN, op. cit. en nota (2), pág. 424.
130 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
bre todo el accionar de gobierno. Se trata, entonces, de una presión más amplia, más
profunda y, además, permanente. Son factores de presión, por ejemplo, las Fuerzas
Armadas, la Iglesia, las centrales obreras, etcétera.
Mientras tanto, y como hemos explicado ut supra, los grupos tienen una fina-
lidad más concreta, menos global y buscan, por lo tanto, defender intereses específi-
cos y parcializados (por ej., grupos de estudiantes que presionan por obtener un bo-
leto estudiantil, o el ingreso irrestricto a las universidades; o grupos de profesiona-
les, que pretenden que se les exima del pago de talo cual tributo; etc.).
6. SISTEMAS ELECTORALES
La extensión de esta obra no nos permite analizar cada sistema. Pero por lo
menos, nos detendremos en el creado por el profesor belga D'HoNDT, que es utiliza-
do en la Argentina para la elección de diputados.
La clave de este método es encontrar el "cociente" que determine cuántos di-
putados corresponden a cada partido. ¿Cómo se obtiene ese "cociente"? De la siguien-
te manera:
En primer lugar será necesario verificar la cantidad de cargos o vacantes
a ocupar. Supongamos que deben cubrirse cinco cargos.
En segundo lugar debemos averiguar qué cantidad de partidos intervienen
en la elección. Supongamos que son cuatro.
En tercer lugar deberá di vidirse la cantidad de votos obtenidos por cada
uno de los partidos políticos que participan de la elección (dejando de lado
los votos en blanco), por 1, por 2, por 3 y así sucesivamente hasta 5, que
es la cantidad de bancas a llenarse. Efectuada esta operación, vamos a ob-
tener 20 cifras distintas.
El cuarto paso consiste en seleccionar las 5 cifras más altas, que corres-
ponden a los 5 cargos a cubrirse, y ordenarlas de mayor a menor, siendo
entonces la última cifra obtenida el cociente que buscábamos.
Por último, deberá dividirse por ese cociente la cantidad de votos obteni-
dos por cada partido. El resultado. ,lOS indicará la cantidad de bancas que
cada agrupación ha conseguido.
Numéricamente, el ejemplo citado quedaría así:
Cargos a cubrirse: cinco.
Partidos políticos participantes en la elección: cuatro (A, B, C y D).
Partidos A B e o
Votos 47.300 36.700 12.400 3.100
Dividido 1 47.300 36.700 12.400 3.100
Dividido 2 23.650 18.350 6.200 1.550
Dividido 3 15.766 12.233 4.133 1.033
Dividido 4 11.825 9.175 3.100 775
Dividido 5 9.460 7.340 2.480 620
7, l. PRESIDENTE Y VICEPRESIDENTE
A partir del 2001 la elección de los tres senadores que representarán a cada
provincia será realizada en forma directa por el pueblo, de la misma manera que acon-
tece con los diputados, y con idéntico sistema.
Mientras dure la transición, la Constitución Nacional dispone que existirán tres
senadores por provincia y tres por la ciudad de Buenos Aires, pero que se continua-
rán eligiendo por cada legislatura (salvo por la ciudad de Buenos Aires que, si bien
en 1995 eligió en forma directa como tercer senador a la Sra. GRACIELA FERNANDEZ
MEIJIDE, en 1998 tendrá que renovar su banca a través de su legislatura).
Tipología de las
estructuras estatales
(l) EKMEKDJIAN, MIGUEL A., Manual de la Constitución Argentina, &l. Depalma, 1991, pág. 277.
140 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
En el sistema federal existe una descentralización del poder con base geográ-
fica o territorial. Las funciones del poder están distribuidas en órganos -gobiernos
regionales-, los cuales ejercen su poder sobre una parte del territorio de la Nación
que se llama provincias y coexiste con el gobierno federal mediante relaciones de
subordinación, participación y coordinación.
b) El Estado unitario
Esta forma de organización es el otro extremo del caso anterior. AqUÍ no exis-
ten Estados ni provincias que puedan darse sus propias normas. Las regiones o dis-
tritos son meras divisiones administrativas del Estado unitario que atienden asuntos
locales exclusivamente. Carecen de autonomía. La Argentina intentó organizarse en
los años 1819 y 1826 de esta manera, aunque fracasó en ambas oportunidades.
e) El Estado federal
De acuerdo con lo descripto, podemos ubicar esta forma de Estado como inter-
media entre la confederación y el Estado unitario. La Nación Argentina se constitu-
yó en Estado federal en 1853 al sancionarse y jurarse la Constitución argentina.
Los antecedentes del federalismo argentino son muy variados y podemos sin-
tetizarlos de la siguiente forma:
a) Génesis interna
b) Antecedentes ideológicos
el Otros antecedentes
Las veinticuatro provincias argentinas son los Estados miembros que constitu-
yeron en 1853 el Estado federal. Catorce son preexistentes a esa fecha en tanto que
las restantes se incorporaron con posterioridad, aunque gozando del mismo status
jurídico Y político que las anteriores.
UNIDAD VI- TlPOLOGIA DE LAS ESTRUCTURAS ESTATALES 143
Los arts. 5°, 121 Y sigtes. determinan las atribuciones que les corresponden a
las provincias. Evidentemente la más importante es la de sancionar su propia consti-
tución -poder constituyente-.
El arto 5° obliga expresamente a cada provincia a respetar el principio de supre-
macía constitucional establecido en el art. 31.
En consecuencia, al sancionar sus constituciones, las provincias deben adecuarse
a los principios, declaraciones y garantías establecidos en la parte dogmática y los
contenidos enunciados en la parte orgánica de la Constitución Nacional asegurando
la división de poderes en órganos Ejecutivo, Legislativo y JudiciaL Además deben
asegurar la educación primaria de sus habitantes y su régimen municipal para que el
gobierno federal garantice el goce y ejercicio de sus instituciones.
Esta garantía tiene una doble finalidad: por un lado, en favor del gobierno fe-
deral para garantizar la supremacía constitucional y por el otro en favor de las pro-
vincias para que ningún poder extraconstitucionallas pueda avasallar.
El art. 123 reafirma el concepto al sostener que "... cada provincia dicta su pro-
pia constitución, conforme a lo dispuesto en el art. 5°, asegurando la autonomía mu-
nicipal y reglando su alcance y contenido en el orden institucional, político, adminis-
trativo, económico y financiero".
Las provincias se dan sus propias instituciones, se rigen por ellas, eligen sus
gobernadores, sus legisladores y sus funcionarios.
Los poderes provinciales al realizar actos, sancionar leyes o dictar decretos no
pueden desconocer los principios y las normas de la Constitución NacionaL Si lo
hacen, la justicia federal puede declarar la inconstitucionalidad.
Además de las atribuciones mencionadas, los gobiernos de las provincias pueden:
a) Sancionar su legislación interna y los códigos de procedimiento.
b) Establecer impuestos directos e indirectos en forma concurrente con el
gobierno federal; pasando las recaudaciones a integrar el fondo de copar-
ticipación tributaria que deberá ser distribuido entre la Nación y las pro-
146 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
La autonomía de estos gobiernos significa que pueden dictar sus propias leyes.
Esta competencia legislativa está coordinada con el orden jurídico superior emana-
do del gobierno federal. La autonomía tiene un grado menos que la soberanía y es más
amplia que la autarquía, ya que ésta se limita a la facultad de administración (2).
La reforma de 1994 ha introducido modificaciones que han reforzado el siste-
ma federal, satisfaciendo un viejo reclamo de los gobernantes, especialmente de los
pro vinciales.
Algunas de las modificaciones que permiten sumar características al sistema
federal son las siguientes:
Reconocimiento de la autonomía de los municipios y del gobierno de la
ciudad de Buenos Aires.
Creación de regiones, órganos regionales, facultad de celebrar convenios
por parte de las provincias que no afecten la política exterior y el crédito
público con conocimiento del Congreso.
Aumento del número de senadores por pro::incia y por la ciudad de Bue-
nos Aires.
Constitucionalizaci6n de la ley convenio en coparticipación e igualdad de
oportunidades.
Impulso a la educación con identidad y pluralidad cultural.
Iniciativa del Senado en determinadas leyes federales.
Promoción del desarrollo humano con justicia social.
Atribución a las provincias de poderes de policía e inspección en los esta-
blecimientos de utilidad nacional, en tanto no interfieran en los fines.
Derecho de las provincias y de la ciudad de Buenos Aires a conservar or-
ganismos de seguridad social para sus empleados públicos y profesionales.
Reconocimiento a las provincias del dominio sobre sus recursos naturales.
3. RElACIONES DE SUPRASUBORDINACION. DE
PARTICIPACION y DE COORDINACION
Las relaciones que se mantienen entre las provincias y el gobierno federal es-
tán contempladas expresamente a lo largo de la Constitución.
Las mismas están detenninadas en función del equilibrio que se debe mante-
ner como condición necesaria para el funcionamiento del sistema federal.
Las relaciones son de tres tipos: a) de supnisubordinación; b) de participación;
y c) de coordinación.
S, l. SUPRASUBORDINACION
Está prevista en los arts. 5°, 31 Y 128. La finalidad de este tipo de relación está
orientada a obtener la armonía de todo el ordenamiento jurídico que se logra mediante
la subordinación de las nonnas provinciales a las federales, y el deber de los gober-
nadores de provincia de hacer cumplir la Constitución y las leyes de la nación. El arto
128 impone este deber; el arto 5° le reconoce a cada provincia su poder constituyen-
'" te, obligándola a que respete el sistema representativo y republicano de acuerdo con
los principios, declaraciones y garantías de la Constitución Nacional; y el arto 31
enuncia el principio de supremacía al establecer que la Constitución, las leyes de la
Nación que en consecuencia se dicten y los tratados con las potencias extranjeras son
la ley suprema de la nación, y las autoridades de cada provincia están obligadas a
confonnarse a ellas, no obstante cualquier disposición en contrario que contengan las
leyes o constituciones provinciales, salvo para la provincia de Buenos Aires, los tra-
tados ratificados después del pacto del 11 de noviembre de 1859.
S,2. PARTICIPACION
S,S. COORDINACION
Por medio de este tipo de relación se distribuyen las competencias que corres-
ponden a los gobiernos provinciales y al gobierno federal.
El principio federal de reparto de competencias está detenninado en el ya trans-
cripto y analizado arto 121 (ver pto. 2 de esta unidad: Características del federalismo
argentino).
150 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
Este artículo abona la tesis de que la regla es la competencia del Estado pro-
vincial y la excepción es la competencia del Estado federal. Las provincias conser-
van un ámbito de competencia residual; es decir, se reservan todas aquellas compe-
tencias que no hayan sido delegadas al gobierno federal por medio de la Constitución
o de pactos especiales.
Las provincias conservan, después de la adopción de la Constitución, todos los
poderes que tenían antes y con la misma extensión, a menos de contenerse en la
Constitución alguna disposición expresa que restrinja o prohíba su ejercicio.
Estos poderes que poseen tanto el gobierno federal corno los gobiernos provin-
ciales pueden ser ejercidos por ambos al mismo tiempo.
Pueden sancionar leyes. entre otras, tendientes a:,
Promover la industria, inmigración. construcción de ferrocarriles y canales
navegables. la colonización de tierras dentro de cada jurisdicción. la intro-
ducción y establecimiento de industrias, la importación de capitales extran-
jeros y la exploración de los ríos (art. 125).
Imponer contribuciones indirectas (art. 75. inc. 2).
Proveer lo conducente a la prosperidad del país, adelanto del bienestar de
todas las provincias y el progreso de la ilustración (art. 75. ine. 18).
Proveer a la protección de los derechos de los usuarios y consumidores (art.
42).
Intervenir cuando le corresponda en las acciones de amparo, habeas cor-
pus y habeas data (art. 43).
Ejercer concurrentemente con el gobierno federal las atribuciones previs-
tas en el art. 75, inc. 17, enumeradas en el pto. 4,1. a).
UNIDAD VI- TIPOLOGIA DE LAS ESTRUCTURAS ESTATALES 155
5. INTERVENCION FEDERAL
5.1. ANTECEDENTES
(3) BIDART CAMPOS, GERMAN, Manual de derecho constitucional argentino, Ed. Edíar, 1983, pág.
151.
UNIDAD VI - T/POLOGIA DE LAS ESTRUCTURAS ESTATALES 159
5.4. EL INTERVENTOR
Respecto del interventor, el arto 99, inc. 20, establece que el Poder Ejecutivo "... de-
creta la intervención federal a una provincia o a la ciudad de Buenos Aires en caso de
receso del Congreso y debe convocarlo simultáneamente para su tratamiento".
y de acuerdo con el arto 99, inc. 7, la designación del interventor es una facul-
tad del Poder Ejecutivo.
La Corte Suprema ha sostenido que "... el interventor es sólo un representante
directo del presidente de la República, que obra en una función nacional al efecto de
cumplir una ley del Congreso, sujetándose a las instrucciones que de aquél reciba"
(Fallos, 154:194.)
MIGUEL ANGEL EKMEKDJlAN sostiene al respecto que" ... el interventor federal
representa al gobierno federal, y el alcance de la intervención, esto es, la amplitud de
la esfera de competencia del interventor, depende de la ley que decreta la interven-
160 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
ción. En general, las leyes no especifican --como debieran- los límites de estas fa-
cultades, y recurren a fórmulas genéricas, como «restablecer el orden público», «res-
tablecer la forma republicana de gobierno», «reorganizar el Poder Legislativo», «reor-
ganizar los poderes públicos» y «garantizar el funcionamiento de la Legislatura»".
Para determinar la responsabilidad de las provincias por los actos del interventor
federal, se debe distinguir si éstos son actos ordinarios de la administración provin-
cial o actos que exceden los poderes locales. En el primer caso, la provincia debe
responder por ello. En el segundo, en cambio, la responsabilidad corresponde al Es-
tado federal.
La extensión de las atribuciones del interventor depende del acto que declara
la intervención. Si se interviene el Poder Ejecutivo provincial, el interventor hace las
veces de gobernador; si se interviene el Poder Legislativo provincial, el interventor
reemplaza la Legislatura, pudiendo dictar decretos leyes; si se intervicne el Poder
Judicial de la provincia, el interventor puede remover a los jueces actuales (pierden
su inamovilidad) y designar a otros, pero no puede ejercer funciones judiciales por
sí mismo.
Teniendo en cuenta que se trata de un funcionario de excepción y temporario,
su gestión debe limitarse al mínimo imprescindible para cumplir el objetivo fijado. ..
Finalmente se puede sostener que el interventor tendrá dos tipos de atribucio-
nes:
1. Actos de gestión política -según las instrucciones que reciba del Poder
Ejecutivo-, siendo responsable ante el gobierno federal de sus actos.
2. Actos de gestión administrativa, que deben ser realizados de acuerdo con
la Constitución y leyes locales.
En este aspecto el interventor actúa como representante necesario de la provin-
cia, a los efectos de atender a las necesidades de orden económico-social y adminis-
trativo emergentes del desenvolvimiento de los poderes locales, que se paralizarían
en sus funciones por el hecho de encontrarse acéfalas algunas de las autoridades que
las provincias se dan, en uso y ejercicio de sus propias instituciones, tal como lo ha
expresado la Corte Suprema (Fallos, 127:92).
Ha dicho la Corte que ".. .los actos del interventor federal no están sujetos a las
responsabilidades ni a las acciones que las leyes locales establecen respecto de sus
propios gobernantes, sino a los que le imponga el poder nacional en cuyo nombre
actúa" (Fallos, 211:1814). También ha resuelto la Corte que "... el patrimonio de la
provincia no es responsable de los actos producidos por la intervención federal, cuan-
do tales actos no se ajustan a la Constitución ni a la legislación" (Fallos, 272:250);
la Corte ha sostenido además que "... si el derecho federal que fundamenta la inter-
vención es contradictorio con el derecho local, se entiende que prevalece el prime-
ro" (Fallos, 54:550).
UNIDAD VI- T/POLOGIA DE LAS ESTRUCTURAS ESTATALES 161
6. LAS REGIONES
(4) BIANCHI, ALBERTO y SEVILLE SALAS, LILlANA, La región patagónica, La Ley, año LX, N° 238,
11/12/96, pág. 1.
UNIDAD VI- TlPOLOGIA DE LAS ESTRUCTURAS ESTATALES 163
7. REGIMEN MUNICIPAL
8.1. EL PREAMBULO
El arto 75, inc. 30, atribuye al Congreso la facultad de ejercer una legislación
exclusiva en el territorio de la capital de la Nación y de dictar la legislación necesa-
ria para el cumplimiento de los fines específicos de los establecimientos de utilidad
nacional en el territorio de la República.
Sobre esta cuestión siempre se debatió si la jurisdicción federal se aplicaba sobre
todo el territorio donde se encontraran los establecimientos (fortalezas, almacenes,
arsenales u otros) o si los lugares referidos sólo quedaban sujetos a una legislación
exclusiva del Congreso en orden al fin del establecimiento situado en ese lugar.
La jurisprudencia de la Corte Suprema no ha sido uniforme en la interpretación
de esta cuestión.
En 1968, en el caso Marconetti Ltda. S.A., la Corte sostuvo que la jurisdicción
federal en estos lugares es amplia y exclusiva, eliminando toda jurisdicción provin-
cial concurrente, y que sólo el gobierno federal tiene potestad de legislar, ejecutar y
juzgar en dichos lugares.
Sin embargo, la Corte fue modificando su postura en sentido contrario, hasta
llegar en 1976, en el caso Brizuela, Pablo C. Cía. Swift S.A., a manifestar que el ejer-
cicio de una legislación exclusiva no autoriza a concluir que se ha pretendido fede-
ralizar los territorios de manera tal que la Nación atraiga toda potestad, incluida la
administrativa y judicial.
En 1990 la Corte sostuvo que la legislación propia del Congreso federal, en los
lugares adquiridos en las provincias para establecimientos de utilidad nacional, no
autoriza a concluir que se pretende federalizar esos territorios en medida tal que la
Nación atraiga toda potestad, de manera exclusiva y excluyente; pues la supresión de
168 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
la jurisdicción provincial debe limitarse a los casos en que su ejercicio interfiera con
la satisfacción del propósito de interés público que requiere el establecimiento nacio-
nal. En virtud de ello, como el ejercicio de una facultad por la provincia en los en-
claves de su jurisdicción federal incide siempre en aquéllos, la pauta para aceptar o
rechazar las facultades locales no es la incidencia, sino su compatibilidad con lo afec-
tado o inherente a esa utilidad nacional, en el sentido de que ésta no se vea condi-
cionada, menoscabada o impedida (en el caso se trataba de generación de energía
eléctrica) (Sade S.A. c. Provincia de Mendoza, S. 564.XXI).
La refonna constitucional de 1994 realizó una modificación al sistema en el arto
75, inc. 30, que refuerza esta última interpretación de la Corte al incorporar el párrafo
siguiente:
"... Ias autoridades provinciales y municipales conservarán los poderes de
policía e inspección sobre estos establecimientos en tanto no interiieran
en el cumplimiento de aquellos fines."
La refonna suprimió la referencia según la cual la adquisición de estos lugares
podía realizarse por compra o cesión. Se podría sostener ahora que ya no hace falta
el consentimiento de la Legislatura de la provincia, titular del dominio, para vender
o ceder, en perjuicio de las autonomías provinciales. Pero si se interpreta esta cláu-
sula en fonna integrada con el resto de la Constitución, podemos afinnar que aun es
necesario el consentimiento de la Legislatura provincial, dado que el arto 124 atribu-
ye a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su
territorio.
ALBERTO BIANCHI explica esta cuestión expresando que la doctrina hace hinca-
pié en las distintas preposiciones que emplea la nonna para la Capital y para los de-
más territorios, pues establece que el Congreso legisla en fonna exclusiva "en" la
capital de la Nación y "sobre" los demás territorios, y extrae de ello que existe una
diferencia fundamental entre los mismos. Considero que el empleo de dos preposi-
ciones distintas responde a la intención del constituyente de no incurrir en la repeti-
ción de un mismo vocablo, pero que no debe llevarnos a suponer que ello engendra
situaciones jurídicas distintas. Según su criterio, el régimen jurídico que establece el
inc. 30 es idéntico para la Capital y para los otros territorios. En efecto, de acuerdo
con lo que establece el arto 3° de la Constitución, la capital de la Nación está erigida
sobre un predio cedido por una Legislatura provincial. A su vez, el art. 13 establece
el principio de la integridad territorial de las provincias, ya que no pueden producir-
se desmembraciones de sus territorios sin el expreso consentimiento de sus legisla-
turas, de modo tal que cualquier supuesto en que el Estado federal adquiera una por-
ción de Estado provincial, ya sea para la Capital Federal o para la instalación de uno
de los llamados "establecimientos de utilidad nacional", requiere el consentimiento
provincial.
UNIDAD VI T1POLOGIA DE LAS ESTRUCTURAS ESTATALES 169
Sistema económico
rentístico de la
Constitución
(1) GAll.ClA BELSUNCE, HOll.AClO A., La distribución de los poderes impositivos, J.A., 1957, t. 1, pág.
92, Y La Ley, 1990, E, pág. 651.
174 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
Claro está que tal poder está sujeto al ordenamiento jurídico, cuyos principios
fundamentales encontramos en la Constitución,
El tema es de tal trascendencia para la existencia y conservación de los Esta- \
dos y el eficaz cumplimiento de la gestión de gobierno, que se lo vincula con el con-
cepto de "poder soberano" en el sentido de la aptitud para disponer la forma y con-
diciones en que los habitantes han de participar cn los gastos del Estado, que por su
parte tiene la obligación de atender a todos los requerimientos que la moderna y com-
pleja trama social reclama en 10 que hace al resguardo de la vida, salud, educación,
propiedad y seguridad de las personas, entre otros trascendentes valores.
Los tributos son prestaciones fundamentalmente en dinero, de carácter obliga-
torio, establecidas por el Estado y para atender al cumplimiento de sus fines.
Señala SPISSO que la relación que se establece entre el Estado -titular del po-
der tributario- y los contribuyentes o responsables, que deben satisfacer la presta-
ción jurídica de contenido patrimonial impuesta por aquél, se denomina "obligación
tributaria" y es de orden personal (2).
Son los ingresos que el Estado percibe para atender a sus gastos de acuerdo con
la ley de presupuesto.
Si bien éste es el fin principal, no es el único, pues existen supuestos en que los
tributos responden a la necesidad de desalentar la importación de ciertos bienes en
protección de la industria local.
Tal como está redactado el arto 4° de la C.N., los recursos para el Estado Na-
cional admiten la siguiente clasificación:
Recursos ordinarios que percibe regularmente el gobierno federal
Derechos de importación y exportación (aduana).
Producto de la venta o locación de tierras de propiedad nacionaL
Renta de correos.
(2) SPISSO, RODoLFo R., Derecha constitucional tributario, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1991,
pág. 40.
UNIDAD VIl- SISTEMA ECONOMICO RENTlSTlCO DE LA CONSTITUCION 175
Cabe recordar aquí que conforme el juego armónico de los arts. 75 y 121
de la C.N. las provincias conservan todo el poder no delegado por la Constitución
al gobierno federal, y en materia impositiva esta expresa delegación surge de los
arts. 90 y 75, incs. 1,2 Y 10, de la C.N., cuando establece que no habrá más adua-
nas que las nacionales, y faculta al Congreso a crear o suprimir aduanas, así como
también 10 faculta a establecer los derechos de importación y exportación; aquí
se ve nítidamente la delegación total de esta potestad de las provincias al gobierno
federal.
Como atribuciones concurrentes entre el gobierno federal y las provincias y bajo
el régimen de la coparticipación, el Congreso puede establecer impuestos indirectos
internos, y a título de excepción por tiempo determinado, y bajo similares condicio-
nes, podrá imponer contribuciones directas, que de origen son de competencia pro-
vÍncial.
(3) GIUUANI FOUNROUGE, CARLOS M., Derecho financiero, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1993,
pág. 260.
UNIDAD VII - SISTEMA ECONOMICO RENTISTICO DE LA CONSTlTUCION 177
Así tenemos:
Impuestos directos: de origen son de competencia de las provincias. No
son coparticipables (impuesto territorial). Por excepción, ciertos impues-
tos directos pueden ser establecidos por el gobierno federal por tiempo
determinado y siempre que la defensa, seguridad común y bien general del
Estado lo exijan; éstos sí son coparticipables (ganancias-patrimonio).
Impuestos indirectos:
exteruos: de competencia exclusiva del gobierno federal; no son coparti-
cipables (aduaneros);
interuos: de competencia concurrente entre N ación y provincias; son co-
participables (IVA).
Esta misma distribución, pero desde la perspectiva de las competencias entre
Nación y provincias, resulta:
Facultades impositivas del gobierno federal
a) exclusivas y excluyentes -no coparticipables-: impuestos indirectos
externos (importación y exportación);
b) concurrentes con las provincias y ciudad de Buenos Aires --coparti-
cipables-: impuestos indirectos internos (IVA);
c) por excepción y transitorios: impuestos directos (ganancias-patrimo-
nio) coparticipables con las provincias y la ciudad de Buenos Aires.
Facultades impositivas de las provincias
a) exclusivas y permanentes: impuestos directos (territorial);
b) concurrentes con la Nación y permanentes: impuestos indirectos inter-
nos (IVA).
La coparticipación impositiva
vas. Los criterios objetivos tienen que ver con las atribuciones, responsabilidades de
bienes y servicios, de los cometidos, de las competencias y funciones que tengan a
su cargo las partes interesadas. "Habrá que analizar cuánto tienen cada provincia y
la ciudad de Buenos Aires en materia de educación, salud, justicia, población, terri-
torio de responsabilidades públicas, cuánto tienen en seguridad ciudadana para hacer
una ecuación en función del reparto, y esa ecuación operará como elemento objetivo
para establecer qué porcentaje de coparticipación corresponde a cada una, de lo que
no toma la nación."
En lo que se refiere a los aspectos subjetivos, se relacionan con los crite-
rios de equidad y solidaridad que "dan probidad al logro de un grado equivalente
de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio na-
cional" (4).
(4) DROMI, ROBERTO y MENEM, EDUARDO, La Constitución reformada, Ed. Ciudad Argentina, Bue-
nos Aires, 1994, pág. 218.
180 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
Son recursos que provienen de ciertas actividades del Estado a través de entes
prestadores de servicios (correos), explotación del juego (lotería de beneficencia y
casinos), comisiones bancarias, que proveen recursos al Tesoro.
Corresponde aquí enumerar los principios constitucionales que deben ser obser-
vados para que los tributos guarden correspondencia con los derechos de los contri-
buyentes, que significan un límite a las potestades del Estado y que según la doctri-
UNIDAD VII- SISTEMA ECONOMICO RENTlSTICO DE LA CONSTlTUCION 181
3, l. PRINCIPIO DE LEGALIDAD
3,3. LA NO CONFISCATORIEDAD
Es así que si bien no hay una fórmula que determine cuándo un impuesto ex-
cede la medida de lo razonable para convertirse en confiscatorio, encontramos las
respuestas en la doctrina de la Corte Suprema elaborada a través de los años, aten-
diendo a la distinta naturaleza de los impuestos y las circunstancias sociales y eco-
nómicas.
Se ha considerado confiscatorio por violatorio del derecho de propiedad aquel
gravamen que absorbe una parte sustancial de la renta o del capital gravado; por ejem-
plo, en materia de impuestos inmobiliarios, supera el 33 % del capital o de la renta
gravada. A tales condiciones no son ajenos los principios de solidaridad, equidad y
uniformidad en el impuesto, atendiendo a la capacidad contributiva de cada uno, que
se dimensiona a partir del nivel mínimo que reclama el sustento de una persona, so-
bre la base del cual, en el impuesto a las ganancias, se formarán escalas de contribu-
yentes sobre bases objetivas no discriminatorias ni persecutorias.
4. CIRCULACION TERRITORIAL y
CIRCULACION ECONOMICA
5. EL PEAJE
(6) LINARES QUINTANA, SEGUNDO, El poder impositivo y la libertad individual, Ed. Alfa, Buenos
Aires, 1951, pág. 294.
UNIDAD VII- SISTEMA ECONOMICO RENTfSTfCO DE LA CONSTfTUCfON
A manera de ejemplo, y para una mayor comprensión del tema, haremos una
enunciación no completa de los principales recursos nacionales, provinciales y mu-
nicipales.
Nacionales:
Derechos de importación y exportación.
Impuesto a las ganancias.
Impuesto sobre los bienes personales (patrimonio).
Impuesto sobre beneficios eventuales.
Impuesto al valor agregado.
Impuesto a determinados juegos, sorteos y concursos.
186 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
Provinciales:
Impuesto inmobiliario.
Impuesto de sellos.
Ingresos brutos.
Actividades lucrativas.
Impuesto por la radicación de automotores.
Municipales:
- Tasas y contribuciones especiales.
,
7. REGIMEN PENAL TRIBUTARIO
Poder Legislativo
1,1. SESIONES
a) Sesiones preparatorias
b) Sesiones ordinarias
e) Sesiones de prórroga
d) Sesiones extraordinarias
2. l. CAMARA DE DIPUTADOS
Los reglamentos de cada cámara son normas jurídicas que obligan a los miem-
bros de las cámaras y al personal administrativo a comportarse de acuerdo con sus
196 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
bl Potestad disciplinaria
Pueden con dos tercios de votos corregir a cualquiera de sus miembros por
desorden de conducta en el ejercicio de sus funciones, o removerlo por inhabilidad
física o moral sobreviniente a su incorporación, y hasta excluirle de su seno; pero
bastará la mayoría de uno sobre la mitad de los presentes para decidir en las renun-
cias que voluntariamente hicieren de sus cargos.
Sintéticamente se señalará cuándo se puede corregir, remover o excluir a algún
miembro del Poder Legislativo.
Corregir a cualquiera de sus miembros por desórdenes de conducta en el
ejercicio de sus funciones: la disposición contiene el hecho que debe
sancionarse -desorden de conducta- y la sanción que deberá aplicár-
sele -corrección-o
Los hechos han sido normados por los reglamentos, y las correcciones tam-
bién. Pueden ser una intimación a retirar los términos que la presidencia
considere inadecuados, un llamado al orden o la prohibición del uso de la
palabra, entre otros. En la práctica estas cuestiones tramitan como de pri-
vilegio y pueden ser individuales o colectivas.
Remover a los legisladores por inhabilidad física o moral sobreviniente a
su incorporación: no se trata de una sanción, sino de una limitación al ejer-
cicio de sus funciones.
Excluir de su seno: en algún supuesto de mucha gravedad que podría que-
dar configurado por la violación de secretos parlamentarios, venta de in-
fluencias o vinculación con escándalos públicos que impliquen o no la
comisión de delitos, entre otros. En 1992 fue excluido el diputado LUQuE
por considerarse que habría incurrido en un grave desorden de conducta
vinculado a este último supuesto señalado.
d) Inmunidad de opinión
Ninguno de los miembros del Congreso puede ser acusado, interrogado judicial-
mente, ni molestado por las opiniones o discursos que emita desempeñando su man-
dato de legislador.
Ningún senador o diputado, desde el día de su elección hasta el fin de su cese,
puede ser arrestado, excepto en el caso de ser sorprendido in fraganti en la ejecución
de algún crimen que merezca pena de muerte, infamante, u otra aflictiva, de 10 que
se dará cuenta a la cámara respectiva con la información sumaria del hecho.
La Corte Suprema de Justicia ha sostenido que las prerrogativas a favor de los
legisladores son en protección de la trascendente función que cumplen y no en con-
sideración de sus personas. Estas prerrogativas son irrenunciables, y no pueden ser
acusados, interrogados judicialmente ni molestados por opiniones o discursos verti-
dos durante el ejercicio de sus funciones después de haber finalizado las mismas.
Están consideradas como garantías republicanas.
e) Juicio de desafuero
Cuando se forme querella por escrito ante las justicias ordinarias contra cual-
quier senador o diputado, examinado el mérito del sumario en juicio público, podrá
cada cámara, con dos tercios de votos, suspender en sus funciones al acusado, y po-
nerlo a disposición del juez competente para su juzgamiento.
El desafuero es una medida política, y la cámara actúa como juez político. Si
la cámara no dispone el desafuero, la justicia no puede hacerlo. Así lo ha señalado
la Suprema Corte.
f) Interpelación ministerial
Cada una de las cámaras puede hacer concurrir a su sala a los miembros del
Poder Ejecutivo para recibir las explicaciones e informes que estime convenientes.
La interpelación está vinculada con el control de los poderes independientes que
conforman el sistema republicano. La interpelación requiere la presencia del ministro
en la cámara, aunque en la práctica constitucional no se han desarrollado situaciones
que pudieran culminar con graves consecuencias políticas para los interrogados.
198 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
Ningún miembro del Congreso podrá recibir empleo o comisión del Poder Eje-
cutivo sin previo consentimiento de la cámara respectiva, excepto los empleos de escala.
Los eclesiásticos regulares no pueden ser miembros del Congreso, ni los gober-
nadores de provincia por la de su mando.
Los servicios de los senadores y diputados son remunerados por el Tesoro de
la Nación, con una dotación que señalará la ley.
a) Aprobación
b) Rechazo
Ningún proyecto de ley desechado totalmente por una de las cámaras podrá
repetirse en las sesiones de ese año. Con esta disposición se busca evitar la pérdida
de tiempo en tratamientos de proyectos que ya han sido desestimados.
d) Veto
las objeciones del Poder Ejecutivo, se publicarán inmediatamente por la prensa. Si las
cámaras difieren sobre las objeciones, el proyecto no podrá repetirse en las sesiones
de aquel año.
e) Promulgaci6n
4,2. MAYORIAS
Se debe tener presente que la voluntad de cada cámara debe manifestarse ex-
presamente, se excluye en todos los casos la sanción tácita o ficta. No habrá sanción
si hay silencio en las cámaras. La Constitución establece las mayorías especiales que
requiere para el tratamiento de temas que considera de especial trascendencia. Ma-
yoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada cámara para aprobar los si-
guientes proyectos de ley:
Ley reglamentaria del derecho de iniciativa (art. 39).
Ley reglamentaria de la consulta popular (art. 40).
Ley de aprobación de los tratados de integración y su denuncia (art. 45, inc.
24).
Ley de régimen electoral y de partidos políticos (art. 77).
Delegación de comisiones legislativas del tratamiento en particular de un
proyecto de ley (art. 79).
Ley de Auditoría General de la Nación (art. 89).
Ley para regular el trámite y alcance de la intervención del Congreso en
el dictado de los decretos de necesidad y urgencia (art. 99, inc. 3).
Aprobación de la ley convenio de coparticipación (art. 79, inc. 2).
Ley del Consejo de la Magistratura (art. 114).
Se prevén mayoría de dos tercios del total de los miembros para aprobar los
tratados de derechos humanos para que adquieran jerarquía constitucional y de dos
202 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
tercios de los miembros presentes para designar al defensor del pueblo, para prestar
acuerdo a la designación de los magistrados de la Corte Suprema -Senado- y para
hacer lugar a la formación de la causa en el juicio político -Diputados-.
5. JUICIO POLITICO
a) Mal desempeño
En estos dos supuestos debe existir una tipificación previa a la conducta cau-
sal del enjuiciamiento político que permita a la Cámara de Diputados acusar al fun-
cionario que se presuma ha cometido crímenes comunes o delito en el ejercicio de
sus funciones.
UNIDAD VIII- PODER LEGISLATIVO 203
blecidas a lo largo del art. 75 que precisamente lleva el nombre de "atribuciones del
Congreso".
Las atribuciones del Poder Legislativo surgen por deducción del principio re-
publicano de gobierno, más allá de estar expresamente establecidas en la Constitu-
ción. De acuerdo con este principio, al Poder Legislativo le corresponde conocer en
aquellos asuntos que impliquen la reglamentación de los derechos reconocidos por la
Constitución y el ejercicio de las funciones legislativas, especialmente el de sancio-
nar normas generales y obligatorias.
El proyecto de ALBERDI propuso los artículos referentes a las atribuciones del
Poder Legislativo: la clasificación se estableció sobre la base de asuntos del ramo
interior, relaciones exteriores, rentas y hacienda, y guerra.
Los constituyentes tomaron, sin embargo, como antecedente para la redacción
a la Constitución de los Estados Unidos, donde las atribuciones del Congreso están
establecidas en una cláusula única que comienza expresando que "... el Congreso ten-
drá facultad para ... ".
lis, que venía consagrado, como ya lo recordamos, desde 1860, antes de que en 1866
en los Estados Unidos se lo adoptara, por conducto de la Enmienda XIV, en el texto
de la Constitución Federal de ese país. Sabido es que los países de amplia inmigra-
ción, como el nuestro, deben preferir el régimen del ius solis, para garantizar que los
hijos de los inmigrantes nacidos en nuestro territorio integren, nuestra nacionalidad.
El ius sanguinis les conviene a los países de emigración, como los europeos, para
evitar que sus nacionales los desangren demográficamente, a pesar de haberse ido del
país: es una permanente invitación al retorno a la tierra nataL
La naciónalidad argentina no puede perderse, ni puede ser revocada por acto de
autoridad, ni por ley, ni por decisión judicial ni, menos aun, por un acto administra-
tivo. El derecho a la nacionalidad es el, a priori, jurídico que determina el nacimiento
del Estado, mucho más en un país como la Argentina donde las diversas nacionali-
dades que conviven no lo hacen en pugna, reivindicando una supremacía, sino como
colectividades dispuestas a integrarse en el tronco común de la argentinidad. Que una
ley disponga la pérdida de la nacionalidad implica, por vía del absurdo, por supues-
to, la posibilidad de regular la extinción del presupuesto básico del Estado, como lo
es la Nación Argentina: ello contradice la previsión de la continuidad del Estado. Ni
aun un traidor a la patria puede ser objeto de desnacionalización: la República debe
asumir la inconducta de todos sus miembros, castigándolos dentro del sistema, pero "
no sacándolos de él. Las leyes que en otros tiempos previeron la pérdida de la nacio-
nalidad argentina fueron inconstitucionales. Por supuesto que la nacionalidad argen-
tina tampoco es renunciable por parte de los argentinos.
En cambio, puede cancelarse la ciudadanía argentina, es decir, el ejercicio de los
derechos cívicos y políticos por parte de los ciudadanos. Así lo tiene previsto la ley 346
respecto de aquellos ciudadanos argentinos (de origen o naturalizados) que se hubie-
ren naturalizado en el extranjero, o hubieren aceptado empleos y honores de gobierno
extranjero sin permiso del Congreso, o hubieren sido condenados como quebrados frau-
dulentos, o sido condenados en sede penal, con pena infamante o de muerte (art. 16) (1).
Otra atribución del Congreso Nacional es la de sancionar leyes sobre concur-
sos y quiebras, falsificación de la moneda corriente y documentos públicos del Esta-
do y las que requiera el establecimiento del juicio por jurados.
Esta cláusula tiene como antecedente la Constitución de los Estados Unidos, y,
si bien se han sancionado las leyes respectivas, aún no se ha implementado por el
Congreso el establecimiento del juicio por jurados.
Finalmente el arto 75, inc. 30, establece que le corresponde al Congreso Nacional
ejercer una legislación exclusiva en el territorio de la capital de la Nación y dictar la
(1) QUIROGA LAVlE, HUMBERTO, Constitución de la Nación Argentina comentada, Ed, Zavalía, 1996,
págs. 379 y 380.
UNIDAD Vfll PODER LEGISLA TlVO 207
(2) QUIROOA LAVIE, op. cit. en nota (1), págs. 368 y 369.
UNIDAD VIII- PODER LEGISLATIVO 209
S.DEFENSA
Los incs. 25, 26, 27, 28 y 29 del arí. 75 enuncian los poderes militares y de
guerra atribuidos al Congreso Nacional y los relacionados con la defensa del país.
La Corte Suprema de Justicia ha reiterado en distintos fallos que los poderes de
guerra son preexistentes y superiores a la Constitución Nacional, cuyos objetivos son
la salvaguardia de la integridad e independencia nacionales.
Le corresponde al Congreso en tiempos de paz fijar las Fuerzas Armadas -Fuerza
Aérea, Ejército y Marina- y en tiempos de guerra puede, además, facuItar al Poder
Ejecutivo para ordenar represalias y establecer reglamentos para las presas.
214 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
DROMI y MENEM señalan que al inc. 19 se lo puede llamar "cláusula del nuevo
progreso" y que el mismo establece tres aspectos: el del nuevo progreso social, el del
nuevo progreso econ6mico y el del nuevo progreso educativo y cultural.
El nuevo progreso social se manifiesta al disponer que se proveerá a 10 condu-
cente al desarrollo humano, al crecimiento armónico de la Nación y al poblamiento
'l. de su territorio, y a la promulgación de políticas diferenciadas que tiendan a equili-
brar el desigual desarrollo relativo de las provincias y de las regiones.
Se procura así lograr el desarrollo pleno de las potencialidades humanas, pro-
veyendo desde lo institucional el marco más adecuado para lograrlo.
El nuevo progreso económico apunta también al desarrollo de la Nación en un
sentido armónico y equilibrado, sin brechas ni disociaciones entre las distintas pro-
vincias y regiones, para lo cual se deberán dictar leyes constitucionales establecien- .
do políticas diferenciadas.
El Estado se propone así liderar un proceso de transformación y desarrollo,
/~ respetuoso de las regiones, base natural de un genuino sistema federal, para lo cual
no escatimará en la implementación de medidas que estime necesarias y el empleo
de los recursos propios.
Otro aspecto es la generación del empleo como herramienta de la producción.
Para ello se valora la preparación técnica de los trabajadores para posibilitar su par-
ticipación en la producción y el desarrollo.
También se prevé lo atinente al dictado de leyes de organización y de base de
la educación que aseguren la unidad nacional, conservando las particularidades pro-
vinciales; se fija la indelegable responsabilidad del Estado, de la familia y de la so-
ciedad en la promoción de los valores básicos de la argentinidad.
El nuevo progreso pone el acento en la educación y en la cultura en libertad,
pues precisamente, .... .la educación humanista debe consistir en ·la enseñanza de la
libertad, bien entendido que en este contexto enseñar no significa mostrar, señalan-
do a distancia algo inerte o ajeno, sino, por el contrario, la transmisión de un cono-
cimiento práctico".
Otro punto fundamental es el de garantizar la gratuidad y equidad de la educa-
ción pública estatal (3).
(3) DROMI, ROBERTO y MENEM, EDUARDO, La Constituci6n refomuuJa, Ed. Ciudad Argentina, 1994,
págs. 246 y 247.
216 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
(4) Transporte Vidal c. Provincia de Mendoza, 31/5/84, J. A. 1984, t. nI, pág. 153.
UNIDAD VIII- PODER LEGISLA TIVO 217
11. EL PRESUPUESTO
Artículo Motivo
36 Sancionar una ley sobre ética pública.
38 Reformar la actual ley de partidos.
40 Regular los alcances de la consulta popular.
41 Fijar los presupuestos para proteger al medio ambiente.
43 Adecuar la ley de amparo y de habeas corpus y legislar sobre el habeas data
de acuerdo con el nuevo artículo.
75, Inc. 2 Dictar una nueva ley de coparticipación federal antes de diciembre de 1996.
75, inc. 6 Cambio de nombre del Banco Central por el de 'Federal'.
75, inc. 12 Reformar la ley de ciudadanía y nacionalidad.
75. inc. 17 Regular la propiedad comunitaria de los aborígenes.
75, inc. 23 Dictar un régimen de seguridad social en protección del niño desde el embarazo
hasta la finalización de la enseñanza elemental, y de la madre durante el
embarazo y el periodo de lactancia.
99, inc. 3 Regular el trámite y el alcance de los controvertidos decretos de necesidad
y urgencia.
99 - 100 Modificar la ley de ministros.
del art. 99, inc. 3, de la ley fundamental, que en su segundo párrafo establece que el
Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e insanable
emitir disposiciones de carácter legislativo. Y agrega luego: "Considerando que la
delegación de facultades legislativas prevista por la Constitución tiene carácter ex-
cepcional, ella no podrá recaer sobre materias de naturaleza penal, tributaria, electo-
ralo sobre el régimen de los partidos políticos. Tal es la solución prevista por el arto
99, inc. 3, tratándose de decretos de necesidad y urgencia emitidos por el Poder Eje-
cutivo sobre materias cuya regulación compete al Congreso. A la luz de una interpre-
tación sistemática de la ley fundamental, no cabe ampliar esta potestad legislativa
extraordinaria que se le confiere al Poder Ejecutivo".
ALBERTO BIANCHI sostiene que no nos encontramos precisamente con una nor-
ma cuya intención sea la de mantener la línea jurisprudencial experimentada hasta el
presente. Por el contrario, tiene la impresión de que el constituyente, consciente de
la amplitud que la delegación había logrado, ha querido prohibirla como regla.
En cuanto a sus excepciones ha previsto someterlas a ciertos controles (comi-
sión bicameral) y a pautas temporales (plazo de caducidad), todo ello con reducción
del sujeto delegado en cabeza exclusivamente del Poder Ejecutivo. Adicionalmente
se prevé una especie de auditoría general sobre toda la legislación delegada existen-
te. Como bien puede observarse, lejos de estar ante una convalidación de la tradición.
existente, se está ante la negación de la misma.
Cree que habrá tres reglas esenciales que seguirán presidiendo la temática de
la delegación legislativa, fuera de las cuales el resto tiene importancia secundaria:
1. que el Congreso es capaz de establecer un auténtico patrón inteligible que
guíe al Ejecutivo;
2. que éste no se aparte del patrón;
3. que la Corte invalide el apartamiento de cualquiera de las dos reglas ante-
riores.
Si todo ello ocurre, hay poco que temer. De todos modos, lo que resulta claro
y evidente es que si alguna facultad ha ampliado la reforma constitucional con el art.
76, ha sido la de la Corte Suprema, al entregarle para su interpretación una norma que
como se dijo más arriba hará correr mucha tinta antes de que se logre una interpre-
tación uniforme sobre ella.
GARCIA LEMA señala que la delegación legislativa al Poder Ejecutivo es utilizada
ampliamente en los Estados Unidos. La doctrina norteamericana ha encontrado juris- "
dicción a esta práctica en el peso de la maquinaria legislativa, puesto que una vez
aprobada una ley resulta extremadamente difícil su reforma, mientras que los proble-
mas considerados por la legislación pueden cambiar constantemente. Ha sido parti-
cularmente utilizada a partir del aumento de la intervención estatal en el manejo de
la economía y en los períodos de emergencia o de guerra. Algunas formas de la de-
UNIDAD VIII- PODER LEGISLATIVO 221
legación en aquel país (por ejemplo, que el Poder Ejecutivo pueda llenar los detalles
de la ley o sus medidas de ejecución) son atribuciones que nuestra Constitución vi-
gente ha confiado directamente al presidente (art. 86, inc. 2, C.N.). Dentro de la
amplitud de la delegación legislativa reconocida en los Estados Unidos, se admite la
legislación condicional, es decir que el presidente pueda suspender o poner en vigen-
cia determinada legislación; se ha considerado allí como límite el derecho de que el
Congreso deba definir la materia de la delegación y suministrar un patrón o criterio
claro para guiar al organismo administrativo al cual se transfieran facultades conce-
didas, que pueden ser recuperadas por el Congreso. El reconocimiento constitucional
de la legislación delegada, en materia de administración o de emergencia pública, ha
tenido el propósito de dotar al Ejecutivo de un instrumento indiscutible para afrontar
el dictado de reglamentos en cuestiones de naturaleza técnica, compleja o cambiante;
también ha tenido la finalidad de cerrar el largo debate doctrinario y jurisprudencial
respecto de su viabilidad, así como permitir diferenciar los decretos delegados de otros
-los reglamentarios de las leyes-- con los que habitualmente se confundieron (5).
(5) GARCIA LEMA, ALBERTO, La reforma por dentro. La dificil construcci6n del consenso constitu-
cional, Ed, Planeta, Buenos Aires, 1994, págs, 206 y 207.
222 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
e) Cada una de las cámaras puede hacer venir a su sala a los ministros del
Poder Ejecutivo para recibir las explicaciones e informes que estime con-
venientes.
f) El Congreso no puede conceder al Ejecutivo Nacional, ni las legislaturas
provinciales a los gobernadores de provincia, facultades extraordinarias o
la suma del poder público, ni otorgarles sumisiones o supremacías por las
que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced de
gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una
nulidad inestable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen
a la responsabilidad y pena de los infames traidores a la patria.
g) Corresponde también al Senado autorizar al presidente de la Nación para
que declare en estado de sitio uno o varios puntos de la República en caso
de ataque exterior.
h) Ejercer una legislación exclusiva en el territorio de la capital de la Nación
y dictar la legislación necesaria para el cumplimiento de los fines especí-
ficos de los establecimientos de utilidad nacional en el territorio de la Re-
pública. Las autoridades provinciales y municipales conservarán los poderes
de policía e imposición sobre estos establecimientos, en tanto no interfie-
ran en el cumplimiento de aquellos fines.
15. CONTROL
El alcance de las funciones de la auditoría va más allá del simple control con-
table, para instalarse en los marcos de legalidad, de respeto al orden jurídico, y de
gestión, en lo concerniente a la eficacia y eficiencia del desempeño, de todo ente que
perciba, gaste o administre fondos públicos en virtud de una norma legal o con una
finalidad pública.
Tan abarcador es el control que realiza la auditoría que, por imperativo consti-
tucional, el examen y la opinión del Poder Legislativo sobre el desempeño y situa-
ción general de la administración pública se sustentarán en los dictámenes que reali-
ce la propia auditoría. Así, le cabe a la auditoría la elaboración de informes y dictá-
menes sobre las cuestiones sometidas a su control, material que debe ser dado a pu-
blicidad, salvo aquel que por decisión de la Comisión Parlamentaria Mixta Revisora
de Cuentas deba permanecer reservado (arts. 118 y 119, ley 24.156).
En definitiva, se comprende la actividad administrativa en forma integral. Se
trata de controlar lo realizado con el patrimonio, con la economía, con las finanzas
y con la administración, fiscalizar la legalidad, el estado de derecho y las normas que
se han aplicado; esto implica hacer un cotejo con la gestión, con la oportunidad, en
forma global, integral, no solamente de algún aspecto legal o de oportunidad, sino
también sobre la buena marcha de la administración en los aspectos técnicos, finan-
cieros o contables.
La reforma plantea así la constitucionalización del controL Otorga poder para
fiscalizar al gobierno en materia de legalidad, gestión y auditoría. Intervendrá ne-
cesariamente en el trámite de la cuenta de percepción e inversión pública (art. 75,
inc. 8) (1).
Antes de 1994, el Congreso Nacional sancionó la ley 24.156 que creó la Audi-
toría General de la Nación como órgano de contralor externo. Esta ley continúa vi-
gente en todo aquello que no contradiga la Constitución.
Se entiende que el control que efectúe la Auditoría General puede ser previo,
simultáneo o a posteriori del acto de que se trate, para evitar el supuesto de que el
hecho consumado dañe irremediablemente la gestión de gobierno.
El ámbito de control de legalidad, gestión y auditoría abarca a toda la Admi-
nistración Pública centralizada y descentralizada, cualquiera fuese su modalidad de
organización. Consecuentemente alcanzará a las entidades autárquicas, empresas del
Estado, sociedades mixtas y anónimas, y concesionarios de servicios públicos que
tengan vinculación con el patrimonio del Estado.
17.2.0RGANIZACION
La figura del defensor del pueblo fue creada con anterioridad a 1994, median-
te la ley 24.284, y la reforma la incorporó en el texto constitucional en el art. 86 con -
la finalidad de profundizar el control de los gobernantes.
En nuestro país desde hace años se viene sosteniendo con gran consenso la
necesidad de contar con este órgano. Hace más de un siglo que otros países lo tie-
nen incorporado en sus gobiernos; Suecia es el Estado que lo vio nacer con el nom-
bre de "ombudsman" (hombre que da trámite).
La misión del defensor del pueblo es la de defender y proteger los derechos
humanos, demás derechos, garantías e intereses tutelados en la Constitución y en las
leyes, ante hechos, actos u omisiones de la administración. En este sentido, actúa
recepcionando todo tipo de denuncia o requerimiento que se le plantee y después debe
analizar cada caso e indicar el camino que deben seguir los administradores para lo-
grar una solución a sus reclamos.
Al controlar el ejercicio de las funciones administrativas públicas, actúa como
controlador de toda la actividad administrativa y puede evitar lesiones o daños como
los señalados precedentemente. El concepto abarca incluso a los servicios públicos
privatizados, no limitándose únicamente a las funciones estatales.
"El defensor tiene legitimación procesal, de forma tal que puede interponer todo
tipo de acción judicial contra la administración, en caso de que ésta no cumpla la ley:
en esto hay una superposición de funciones, de carácter tutelar, con el Ministerio
Público. Pero, además de ir a la Justicia, el defensor podrá realizar todas las gestio-
nes convenientes en el ámbito administrativo para lograr, a partir de sus buenos ofi-
cios, solucionar los incumplimientos en la prestación de servicios a los administra-
228 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
dos que, por actos u omisiones, produzca el prestador de servicios públicos, sea el
Estado o un concesionario.
Siempre se ha considerado que el defensor del pueblo es un operador de la infor-
mación pública, porque es a través de la difusión que él haga de las irregularidades en
la gestión administrativa que podrá controlarla, quizá más eficazmente que con medi-
das represivas. Es por ello que el defensor debe tener acceso irrestricto a la informa-
ción de la actuación administrativa (porque lo tiene también el pueblo) y debe poder
difundir dicha información a toda la sociedad como forma eficiente de control." (8)
El defensor del pueblo es independiente aunque pertenezca al ámbito del Po-
der Legislativo y es un órgano unipersonal con autonomía funcional y sin autonomía
financiera.
La designación y la renovación deben ser realizadas por el Congreso con el voto
de dos terceras partes de los miembros presentes en cada una de las cámaras. El de-
fensor goza de las inmunidades y privilegios de los legisladores y dura en su cargo
cinco años, pudiendo ser designado nuevamente por una sola vez.
Recuérdese que la ley 24.284 se refiere al defensor del pueblo, y sus disposi-
ciones están vigentes en todo aquello que no contradice la Constitución. Sin embar-
go, la última parte del art. 86 de la Constitución Nacional establece que una ley es-
pecial regulará la organización y funcionamiento de esta institución.
Poder Ejecutivo
Según el texto constitucional, para ser presidente y vice se requiere ser argen-
tino nativo, o hijo de argentino nativo habiendo nacido en país extranjero por opci6n,
y las demás cualidades exigidas para ser senador que recordamos; se exige la edad
de treinta años, una renta anual de dos mil pesos fuertes o equivalente, y tener seis
años de antigüedad en la ciudadanía argentina.
232 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
El arto 90 establece que duran en sus funciones cuatro años, y podrán ser reele-
gidos o sucederse recíprocamente por un solo período consecutivo, cesando en el
poder el mismo día en que expira el período de cuatro años (art. 91). Es decir que la
reforma de 1994 admite .sólo una reelección, pudiendo volver a ser elegidos con el
intervalo de un período.
Al tomar posesión del cargo deben prestar juramento ante el Congreso reunido
en asamblea, respetando sus convicciones religiosas de desempeñar el cargo con leal-
tad y patriotismo, y observar y hacer observar fielmente la Constitución.
Es de destacar que la norma fundamental prevé similar tratamiento para el pre-
sidente y para el vicepresidente, aun cuando les tiene asignadas distintas funciones:
el presidente es el titular del Ejecutivo; el vice, mientras el presidente se encuentra
en funciones es el titular del Senado y de la asamblea legislativa -cuando se reúnen
ambas cámaras para recibir juramento al presidente y vice; para el acto de inaugura-
ción de las sesiones ordinarias, o por razones protocolares, para recibir a jefes de
estados extranjeros-con derecho a voto sólo en caso de empate (art. 57, C.N.), lo que
tiene por consecuencia mantener igual representación con facultades de participación
en los debates y voto a todas las expresiones de la autonomía, evitando que por la
designación del presidente del cuerpo pudieran perder un voto una provincia o la
ciudad de Buenos Aires.
Como bien señala ROMERO, tienen el mismo origen. son elegidos en el mismo acto,
duran el mismo tiempo y están sometidos a iguales restricciones y formalidades (1).
(l) ROMERO, CESAR ENRIQUE, Derecho constitucional, Ed. Zavalía, Buenos Aires, 1976, t. 11.
pág. 234.
UNIDAD IX - PODER EJECUTIVO 233
4. ACEFALIA
l. Presidente provisional del Senado (senador elegido por sus pares para re-
emplazar al vicepresidente).
2. Presidente de la Cámara de Diputados.
3. Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la nación.
Para el caso dé vacante definitiva, el Congreso elegirá entre sus integrantes y
gobernadores de provincia, como funcionarios públicos de origen electivo, para cu-
brir la vacante. La oportunidad para llamar a elecciones resultará de las circunstan-
cias del momento en atención a lo dispuesto en el arto 75, inc. 21, de la Constitución
como facultad del Poder Legislativo.
(2) BIDART CAMPOS, GERMAN, Derecho constitucional del poder, Ed. Ediar, Buenos Aires, 1967,1.
JI, pág. 17.
UNIDAD IX - PODER EJECUTIVO 235
parlamento y, por último, lo que denomina una inhibición progresiva de los gober-
nantes políticos en favor de los expertos agrupados en una tecnoestructura C), que
tiende a agudizarse en la medida en que se amplíe el cúmulo de actividades que en
función del bien común desaJ.Tolla el Estado, donde Gomo ha señalado lEAN MEYNAUD,
la relatividad dc la separación de las funciones gubernamentales es uno de los ras-
gos más relevantes de la vida política contemporánea e).
En particular, los denominados "poderes políticos" -Legislativo y Ejecutivo-
mantienen una relación de fuerzas donde se observa un avance de este último en
detrimento del legislativo, que se define como la preeminencia del Ejecutivo y don-
de el Legislativo llega a convertirse en ".. .la caja dc resonancia de los grar:des pro-
blemas políticos" que en determinadas circunstancias y por complejos esquemas de
mayorías y minorías no atiende con celeridad sus cometidos constitucionales, entre
los que se destacan sus funciones de orientación política y de control.
Este cuadro de situación, que se observa aun en los sistemas parlamentarios,
reconoce motivaciones de distinta etiología y se relaciona con el liderazgo natural del
jefe de Estado, que por lo general es jefe del punido gobernante elegido por sufra-
gio universal; la crisis del parlamento y de representación de los pmtidos políticos;
la aparición de los grupos de presión que intentaIl influir en las políticas de gobier-
no; las situaciones de emergencia en lo económico y social; la delegación de funcio-
nes legislativas; la conducción de la política exterior y la defensa, y de los comple-
jos aspectos que hacen a las relaciones económicas internacionales, entre otros aspec-
tos no menos importantes, como aquéllos vinculados con el desan-ollo de la econo-
mía y la conducción del Estado para el cumplimiento de sus fines a través de planes
de desarrollo económico-social, donde la iniciativa de las leyes de mayor trascenden-
cia proviene del Ejecutivo, que cuenta con un amplio equipo de colaboradores para
la concreción de estos fines y con todo el aparato burocrático instalado en d ámbito
de su autoridad.
Señala OYHANARTE que la preeminenciá de un órgano es!atal sobre los OlroS, más
allá de los postulados teóric03, depende de la ~ptilud funcional de cada uno, yen ese
terreno, el Poder Ejecutivo está en mejores condiciones por las siguientes razones:
a) su cm·ácter unipersonal;
b) las elecciones presidenciales son personalizadas y polarizantes sobre la base
del liderazgo de cada candidato; -
c) por lo general, el presidente es el jefe del partido gobernante;
(3) HAURIOU, ANDRE, Derecho col1stitu;"Íonal e iútifuc!ones políticas, Ed. Ariel, Barcelona, 1970,
págs. 674 Y sigtes.
(4) Citado por ROMERO, CES/,:: ENRIQUE, Temas cOMtitl/donales y polfticos, Córdoba, 1971,
pág. 32.
236 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
(5) OYHANARTE, JULIO, Poder político y cambio estructural en la Argentina, Ed. Paidós, Buenos
Aires, 1969, págs. 83 y sigtes.
UNIDAD IX - PODER EJECUTIVO 237
también a otros protagonistas y otras funciones, entre las que se destacan el control
y la oposición (6).
KARL LOEWENSTEIN nos habla de controles horizontales y controles verticales del
poder político.
Los controles horizontales se dan entre el parlamento y el gobierno, de los tri-
bunales y del electorado frente al gobierno y el parlamento. Los controles verticales
son propios del federalismo. Añade que el control político es múltiple y no sólo se
concreta a través de la distribución del poder estatal, sino también mediante lo que
denomina "medios o técnicas de control autónomo", entre los que cita el veto, el re-
feréndum, el voto de confianza, la responsabilidad política, la censura y los princi-
pios de la supremacía constitucional y el contralor de constitucionalidad (1).
Es en la función de contralor donde el Congreso cumple una tarea más relevante
a través de las interpelaciones, pedidos de informes, comisiones investigadoras y
audiencias públicas.
La reforma de 1994 ha procurado revertir este fenómeno político derivado en
parte por el acrecentamiento de las potestades estatales de la segunda mitad de este
siglo. Como una manera de reforzar los poderes del Congreso se han incorporado dos
órganos extrapoderde inocultable función de control: la Auditoría General de la
Nación y el Defensor del Pueblo (arts. 85 y 86, C.N.). Por otra parte, con la presen-
cia obligatoria del jefe de gabinete -mes a mes, alternativamente- ante cada una
de las cámaras para informar sobre la marcha del gobierno y responder a los cues-
tionamientos de sus integrantes (léase "oposición" en la mayoría de los casos) se
constituye un claro mensaje de los constituyentes en el sentido de acortar los pode-
res presidenciales o, al menos, reforzar las facultades de contralor por parte del Con-
greso, en tanto que además tiene el voto de censura y la posibilidad de remover a dicho
funcionario. También ha creado la Comisión Bicameral Permanente para el estudio
y tratamiento de los decretos de necesidad y urgencia, de los decretos de legislación
delegada y en los supuestos de promulgación parcial de las leyes como paso previo
para el tratamiento de estas cuestiones por parte del Congreso (arts. 99, inc. 3, y 100,
incs. 12 y 13, C.N.); asimismo, la Auditoría General de la Nación como órgano de
asistencia técnica en la labor del Congreso de control externo del sector público en
sus aspectos patrimoniales, económicos, financieros y operativos, de intervención
necesaria en el trámite de aprobación o rechazo de las cuentas de percepción e inver-
sión de los fondos públicos, cuyo presidente es designado a propuesta del partido po-
lítico de oposición con mayor número de legisladores en el Congreso (art. 85, C.N.).
(6) LOPEZ, MARIO JUSTO, La doctriTUl de la separación de los poderes a la altura de nuestro tiem-
po, en Anales de la Academia Nacional de Derecho, segunda época, afio XXVI, N" 19, págs. 95 y sigtes.
(7) LOEWENSTEIN, KAn, Teoría de la Constitución, &l. Ariel, Barcelona, 1965, págs. 149 y sigtes.
238 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
al Reglamentos de ejecución
(8) V ANOSSI, JORGE R., Régimen constitucional de los tratados, Ed. El Coloquio, Buenos Aires, 1969,
pág. 180.
240 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
Son aquellos que dicta el Poder Ejecutivo en virtud de una habilitación expre-
sa del Legislativo; por supuesto, en un ámbito limitado, pues no resulta constitucio-
nalmente válido que el Congreso transfiera a otro poder el ejercicio de sus faculta-
des que por esencia son indelegables.
Están previstos para cubrir aspectos de detalle en un marco legal prefijado.
Al respecto, la reforma de 1994 ha procurado poner un límite racional a tales
potestades. Así establece, como principio general, que no está permitida la delega-
ci6n legislativa, la que admite una excepción respecto de determinadas materias de
administración o de emergencia pública, con plazo determinado para su ejecución y
dentro de las bases de la delegación que el Congreso establezca (art. 76, C.N.).
e) Reglamentos autónomos
Son los que el Poder Ejecutivo dicta en ejercicio de sus amplias potestades de
organización admini strati va.
Rigen en el ámbito interno de la administración y se subordinan al ordenamiento
legal, no tienen previsión constitucional en lo que hace al presidente, aunque el arto
100, inc. 2, los autoriza para la gesti6n del jefe de gabinete de ministros.
Son aquellos que dicta el Poder Ejecutivo respecto de materias propias del Le-
gislativo en situaciones de grave emergencia pública para atender situaciones que no
admiten demora.
El arto 99, inc. 3, de la C.N., por vía de principio inhabilita al Poder Ejecutivo
para emitir disposiciones de carácter legislativo, pues son insanablemente nulas.
Sin embargo, para épocas de receso del Congreso, o cuando no se pueda espe-
rar a que se cumplan los trámites ordinarios para la sanción de las leyes, la Consti-
tución habilita el dictado de este tipo de disposiciones bajo las siguientes condicio-
nes:
1. Que no se trate de normas que regulan materia penal, tributaria, electoral
o el régimen de los partidos políticos.
2. Deberán ser decididos en acuerdo general de ministros con la firma del jefe
de gabinete y demás ministros (refrendo ministerial).
UNIDAD IX - PODER EJECUTIVO 241
(9) GONZALEZ. JOAQUIN V., Manual de la Constitución Argentina, Ed. Estrada, Buenos Aires, 1952,
pág. 631.
242 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
miento y votación. De obtener en cada cámara el voto afirmativo de los dos tercios
de los votos, la insistencia del Congreso lleva a que el Poder Ejecutivo deba promulgar
la ley; en caso contrario, no podrá volver a repetir en las sesiones de ese año (art. 83,
C.N.).
La promulgación tácita: puede ocurrir que el Poder Ejecutivo deje pasar diez
días hábiles desde que la ley sancionada por el Congreso le fue presentada sin adop-
tar temperamento alguno, lo que se produce lo que se conoce como "promulgación
tácita", con 10 que está en condiciones de ser publicada en el Boletín Oficial.
El veto parcial: la Constitución reformada trae expresa previsión al respecto,
poniendo fin a una larga discusión doctrinaria y jurisprudencia!.
Así establece, como principio general, que está impedido al Ejecutivo la pro-
mulgación parcial de una ley que a la vez fue objetada-vetada en las partes restantes.
Sin embargo, cuando las partes no observadas de una ley tengan autonomía
normativa, es posible que sean promulgadas en tanto que no alteren el espíritu ni la
unidad del proyecto originalmente sancionado por el Congreso, quedando pendiente
la parte vetada para una nueva consideración del Congreso.
Para este supuesto, y tal como ocurre con los decretos de necesidad y urgen- ..
cia, el jefe de gabinete de ministros deberá presentar la ley parcialmente promulga-
da a la Comisión Bicameral Permanente, la que ha de presentar su informe a ambas
cámaras, a los efectos de su rápido tratamiento (arts. 80 y 79, inc. 3, C.N.).
El arto 99, inc. 8, establece que el presidente hace anualmente apertura de las
sesiones ordinarias del Congreso, reunidas ambas cámaras en Asamblea Legislativa
el primero de marzo de cada año, a los efectos de presentar un informe sobre la si-
tuación general del' país, poniendo a su consideración las medidas que crea necesa-
rias y convenientes, que ha de instrumentar en proyectos de leyes, o recomendando
el tratamiento y aprobación de los que ya tienen estado parlamentario.
Cabe acotar que el período de sesiones ordinarias del primero de marzo al treinta
de noviembre tiene su previsión constitucional, y cuando dice que "... ambas cáma-
ras se reúnen por sí mismas en sesiones ordinarias" debe entenderse que se trata de
una facultad propia del Congreso, sin que dependa de la voluntad presidencial que
éstas comiencen con su cometido constitucional.
UNIDAD IX - PODER EJECUTIVO 243
El presidente está autorizado para prorrogar las sesiones ordinarias a partir del
primero de diciembre, o convocar a sesiones extraordinarias cuando el Congreso se
encuentre en receso sí un grave interés de orden o de progreso lo requiere (arts. 63 y
99, inc. 9, C.N.). En este supuesto el presidente firma un decreto de convocatoria con
el enunciado de los proyectos de leyes que lo justifican y que pretende sean tenidos
en cuenta por el Congreso durante el período extraordinario, sin que estén habilita-
das para la consideración de otros que pudieran ser presentados por los legisladores,
para lo cual están las sesiones ordinarias y de prórroga.
6.5. NOMBRAMIENTOS
De conformidad al inc. 17 del arto 99, el presidente puede pedir al jefe de ga-
binete de ministros y a los jefes de todos ramos y departamentos de la administración
los informes que considere convenientes para su gestión de gobierno.
9. EL GABINETE DE MINISTROS
Poder Judicial
JOAQUIN V. GONZALEZ
pues entiende que administrar justicia es similar a administrar cualquiera de los otros
servicios públicos del Estado, apareciendo, entonces, asociado a una función de la
misma naturaleza que la del poder ejecutivo.
Esta concepción del poder judicial tiene vigencia en Francia aun en nuestros
días, y se manifiesta, por ejemplo, en el sistema de control de constitucionalidad de
las leyes (ver unidad N) instaurado por la Constitución de 1958, que lo deposita en
un órgano de naturaleza política. De esta manera, la administración de justicia que-
da como un servicio público más, aunque independiente.
En los Estados Unidos, el rol institucional del poder judicial es mucho más
importante y amplio que en los países europeos, incluida Francia. Los norteamerica-
nos no le han asignado el papel de mero administrador de justicia, sino que le otor-
garon el mismo rango que a los otros dos poderes del Estado. La actividad, tanto del
Poder Legislativo como del Ejecutivo, se ve sometida al control de este tercer poder
-el Judicial- que se erige de esta forma en el único guardián de la Constitución.
Pero cabe aclarar que no es solamente un custodio de las libertades y los derechos
. subjetivos de los individuos, sino que se le ha asignado la delicada y excelsa misión
de ser el guardián de todo el proceso político del Estado.
Casi todos los países latinoamericanos, incluido el nuestro, han organizado su .
Poder Judicial a la manera del norteamericano, aunque en la realidad institucional,
esto es, en la Constitución "material" hay algunos matices que lo diferencian del que
rige en el país del norte.
(1) CoRWIN, EDWARD S., La Constitución norteamericana y su actual significado, Ed. Kraft, Bue-
nos Aires, 1942, pág. 143.
UNIDAD X - PODER JUDICIAL 255
por la Corte Suprema, pero que pertenece a todos los tribunales, tanto los federales
como los provinciales, que integran el Poder Judicial, ha constituido un papel impor-
tante en casi todas las crisis y cuestiones constitucionales del país durante los últi-
mos ciento veinte años." CHARLES EVANS HUGHES, un ex presidente de la Corte Supre-
ma de los Estados Unidos, una vez dijo: "Vivimos bajo una Constitución, pero la
Constitución es lo que los jueces dicen que es" e).
al La Inamovilidad
(2) MILLER, JONATHAN M.; GELLI, MARIA ANGELICA y CAYUSO, SUSANA, Constitución y poder políti-
co, t. 1, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1987, pág. 2.
(3) GONZALEZ CALDERON, JUAN A., Curso de derecho constitucional, Ed. Depalma, Buenos Aires,
1984, pág. 548.
256 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
(5) PAlXAO, ENRIQUE, La refornuz de la Constituci6n, Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1994, pág. 433.
260 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
Como se dijo, existen en nuestro país dos tipos de jurisdicciones: la de los tri-
bunales nacionales -jurisdicción federal- y la de los tribunales provinciales -ju-
risdicción local-o El Poder Judicial de la Nación tiene establecidos sus límites de
actuación en los arts. 116 y 117 de la Constitución -que han reemplazado en 1994
a los antiguos arts. 100 y 101-. Toda causa que no quede comprendida dentro de esos
límites descriptos por las normas citadas corresponde a los tribunales de las provin-
cias. De allí que la jurisdicción federal es limitada y de excepción.
Dice el arto 116:
"Corresponde a la Corte Suprema y a los tribunales inferiores de la Na-
ción, el conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre
puntos regidos por la Constitución, y por las leyes de la Nación con la
reserva hecha en el inc. 12 del arto 75, y por los tratados con las nacio-
nes extranjeras de las causas concernientes a embajadores, ministros
públicos y cónsules extranjeros; de las causas de almirantazgo y jurisdic-
ción marítima; de los asuntos en que la Nación sea parte; de las causas
que se susciten entre dos o más provincias, entre una provincia y los
vecinos de otra, entre los vecinos de diferentes provincias, y entre una
provincia o sus vecinos, contra un Estado o ciudadano extranjero."
A su vez el arto 117 dispone:
"En estos casos la Corte Suprema ejercerá su jurisdicción por apelación
según las reglas y excepciones que prescriba el Congreso; pero en todos
los asuntos concernientes a embajadores, ministros y cónsules extranje-
ros, y en los que alguna provincia fuese parte, la ejercerá originaria y
exclusivamente."
De acuerdo con lo que surge de las normas transcriptas. la jurisdicción se atri-
buye en razón de: a) la materia; b) las personas; y c) el lugar del hecho.
al En razón de la materia
Quedan comprendidas todas las causas en las que sea necesaria -para su re-
solución- la aplicación directa de una norma constitucional; de una ley de la Na-
ción (federal); o de la aplicación de un tratado con una potencia extranjera que
contenga materia federal y, por último, las causas de almirantazgo y jurisdicción
marítima.
UNIDAD X - PODER JUDICIAL 261
a) Competencia originaria
5. CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD
a) Requisitos
(6) CARRIO, GENARO y CARRIO, ALEJANDRO, El recurso extraordinario por sentencia arbitraria, Ed.
AbeJedo-Perrot, Buenos Aires. 1983, pág. 21.
266 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
l. Requisitos de fondo
2. Requ.isitos de forma
1. Sentencia definitiva
La sentencia dictada por el tribunal inferior debe tener los efectos de la cosa
juzgada material, es decir que debe solucionar definitivamente el objeto que
dio origen al pleito, sin que pueda ser examinado posteriormente por otro
juez o tribunaL El ejemplo clásico es el de la sentencia dictada en un jui-
cio ejecutivo, respecto de la cual, en principio, no corresponde el recurso
extraordinario, puesto que puede ser examinada ulteriormente en un pro-
ceso ordinario.
2. Superior tribunal de la causa
La sentencia debe ser dictada por el tribunal superior respecto de la causa
que es materia de litigio. Es decir, que no haya otro tribunal de ulterior je-
rarquía que pueda conocer en ese litigio. Generalmente son las cámaras de
apelaciones, pero, en algunos casos, las leyes disponen que ciertas senten-
cias emitidas por jueces de primera instancia son inapelables; entonces, el
superior· tribunal (respecto de esa causa específica) será el juez de primera
instancia que dictó la sentencia, la que será susceptible de llegar a conoci-
miento de la Corte por vía del recurso extraordinario.
En relación con este punto y respecto de los tribunales provinciales, la Corte
tiene dicho:
" ... aplicación genuina de estos principios son los casos en que la
Corte ha considerado prematuros los recursos extraordinarios fede-
rales deducidos contra sentencias de cámara cuando las respectivas
cortes supremas o superiores tribunales provinciales, aLentender en
los recursos extraordinarios locales deducidos para ante ellos, han
considerado y resuelto la materia que suscita la cuestión federal o el
gravamen, pues dichas sentencias son las del superior tribunal a los
fines del arto 14 de la ley 48" (C.S.J.N., Fallos, 304:1468).
terés general", en el interés de la sociedad toda. Esto implica que, en contra de lo que
dijimos en párrafos anteriores, la Corte concedió el recurso federal en cuestiones de
derecho local, procesal o de derecho común, contra sentencias dictadas por tribuna-
les que no fueron los superiores de la causa, o respecto de sentencias que no fueron
las definitivas.
La Corte recurrió en más de una ocasión a este instituto para conceder el recurso
extraordinario, pudiendo citarse los casos que siguen:
cuestiones que afecten el basamento sobre el cual se asienta el Estado;
la defensa de los mecanismos creados por el Estado para dar respuesta a los
planteos relacionados con el sistema de seguridad social;
lo relativo a la división de poderes, base del sistema republicano adopta-
do;
la preservación de los principios básicos de la Constitución Nacional y las
instituciones básicas de la sociedad, como el matrimonio y la familia;
la buena marcha de las instituciones;
etcétera.
Viene al caso citar la opinión del procurador general en la causa De Pablo de
1978, quien sostuvo:
"... estimo del caso poner de resalto que, según la doctrina corriente de V.
E., el decisorio apelado en cuanto dispone la nulidad de las actuaciones
sin resolver sobre el fondo del asunto no es la sentencia definitiva de la
causa. [ ...] Ello no constituye óbice para la procedencia del recurso, pues,
según creo, el de autos configura un caso en el que corresponde no ex-
tremar el rigor en la interpretación de las normas que regulan al remedio
federal, en la medida que la intervención del tribunal resulta necesaria para
poner remedio a una situación cuyos alcances exceden el interés de las
partes para proyectarse sobre la buena marcha de las instituciones"
(C.S.J.N., Fallos, 300:417).
En una causa, en la que se debatía la interpretación de una ley sobre jubilacio-
nes y pensiones, se sostuvo:
"Que esta Corte, en su composición actual, ha resuelto que la interpreta-
ción y aplicación de las normas de derecho previsional no da lugar a re-
curso extraordinario, salvo hipótesis específica de arbitrariedad o cuando
el caso reviste grave interés institucional. En estos autos se configura
uno de los supuestos de excepción, pues la materia que en ellos se de-
bate involucra principios fundamentales de orden social y atinentes a ins-
tituciones básicas del derecho, como son las que se vinculan con el ma-
trimonio y la familia." (C.S.J.N., Mambríni de Fernández, Fallos, 295:376.)
272 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
El primero de ellos fue incorporado en nuestra legislación a través del arto 280
del Código de Procedimientos Civil y Comercial de la Nación, que dispone:
"Cuando la Corte Suprema conociere por recurso extraordinario, la recep-
ción de la causa implicará el llamamiento de autos. La Corte, según su
sana discreción y con la sola invocación de esta norma, podrá rechazar
el recurso extraordinario por falta de agravio federal suficiente, o cuando
las cuestiones planteadas resultaren insustanciales o carentes de trascen-
dencia ... "
Este mecanismo ha sido incorporado con la idea de "tamizar" de alguna mane-
ra la llegada de los pleitos a la Corte, pretendiéndose por esta vía alivianar el núme-
ro de causas que llegan al tribunal. Cabe preguntarse si la garantía de la defensa en
juicio no se ve comprometida ante la posibilidad de que el más alto tribunal rechace
la concesión del recurso extraordinario con afirmaciones sin fundamento, es decir,
puramente dogmáticas.
El per saltum es un mecanismo procesal relativamente nuevo.
"En el derecho anglosajón se denomina a este instituto by pass. En el
derecho procesal constitucional se aplica a un instituto mediante el cual
la Corte Suprema de Justicia se aboca al conocimiento y decisión de un
proceso judicial, el cual no estaba siendo tramitado ante ella, sino ante un
tribunal de instancias inferiores." (9)
De esta forma, la Corte "saIta" por encima de esas instancias inferiores y en-
tiende en una causa en la que incluso puede estar pendiente el dictado de sentencia.
6. EL CONSEJO DE LA MAGISTRATURA
(9) EKMEKDllAN, MIGUEL A., Manual de la Constitución argentina, Ed. Depalma, Buenos Aires,
1991, pág. 51.
UNIDAD X - PODER JUDICIAL 273
6.1. FUNCIONES
b) Funciones disciplinarias
Estas facultades. también llamadas "de superintendencia". que eran propias del
Congreso de la Nación, como derivación de la norma constitucional relativa al jui-
cio político, con el tiempo fueron delegadas en la Corte Suprema de Justicia. Pero la
Constitución atribuye ahora esta función al Consejo de la Magistratura, ya que a éste
le compete la decisión de la apertura del proceso de remoción de los magistrados
inferiores. De esta forma quedan ambas facultades en cabeza de un solo órgano, fa-
voreciendo la unidad de conocimiento en el control disciplinario que se propone.
"El régimen disciplinario tiene límites impuestos por la propia Constitución,
con arreglo a la cual no sería posible establecer en la ley una sanción que
impida al juez atender su despacho, como la suspensión. La garantía de
inamovilidad -que no está establecida sólo en beneficio de los jueces
sino también, y principalmente, de los particulares sometidos al juez na-
tural- obsta a esa posibilidad, salvo en el marco de un procedimiento de
remoción. La actual regulación de ese proceso prevé expresamente la
cuestión." (10)
e) Funciones administrativas
d) Funciones reglamentarias
Esta facultad surge del arto 114, inc. 6, de la Constitución y consiste en la po-
testad que tiene ahora el Consejo para organizar, mediante reglamentos administra-
tivos y de funcionamiento, el gobierno y la administración del Poder Judicial.
Cabe aclarar que se mantiene la facultad de la Corte Suprema para dictar su
propio reglamento interior y designar a sus empleados (art. 113).
6,3.1. Composición
El Consejo de la Magistratura es un órgano permanente del Poder Judicial de
la Nación y está integrado por veinte (20) miembros, de acuerdo con la siguiente com-
posición:
• El presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
• Cuatro (4) jueces del Poder Judicial de la Nación, debiéndose garantizar la
representación igualitaria de los jueces de cámara y de primera instancia,
y la presencia de magistrados federales del interior del país.
Ocho (8) legisladores, de los cuales hay cuatro por cada una de las cáma-
ras del Congreso, correspondiendo dos al bloque con mayor representación
legislativa, uno por la primera minoría y otro por la segunda minoría.
• Cuatro (4) representantes de los abogados de la matrícula federal.
• Dos (2) representantes del ámbito científico y académico.
• Un (1) representante del Poder Ejecutivo.
Los miembros del Consejo duran cuatro años en sus funciones y pueden ser
reelegidos por una vez en forma consecutiva.
En cuanto a los requisitos para integrar este órgano, la ley dispone que se deben re-
unir las condiciones exigidas para ser juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
otorga atribuciones muy importantes al plenario y son las que se enumeran a conti-
nuación:
l. Dictar su reglamento general (el del Consejo, se entiende).
2. Dictar los reglamentos referidos a la organización judicial y los reglamen-
tos complementarios de las leyes procesales.
3. Tomar conocimiento del anteproyecto de presupuesto anual del Poder Ju-
dicial y realizar las observaciones que estime pertinentes, para su posterior
consideración por parte de la Corte Suprema.
4. Designar a su vicepresidente.
5. Determinar el número de integrantes de cada una de las comisiones que
forman el Consejo.
6. Designar al administrador general del Poder Judicial de la Nación y al se-
cretario general del Consejo.
7. Decidir -previo dictamen de la comisión de acusación-la apertura del
procedimiento de remoción de magistrados, formular la acusación corres-
pondiente ante el Jurado de Enjuiciamiento y ordenar, en su caso, la sus-
pensión del magistrado.
8. Dictar las reglas de funcionamiento de la Secretaría General y demás or-
ganismos auxiliares que sean creados por el Consejo.
9. Reglamentar el procedimiento de los concursos públicos de antecedentes
y oposición.
10. Aprobar los concursos y remitir al Poder Ejecutivo las ternas vinculantes
de candidatos a magistrados.
11. Organizar el funcionamiento de la Escuela Judicial en coordinación con la
Comisión de Selección y Escuela Judicial.
12. Aplicar las sanciones a los magistrados a propuesta de la Comisión de dis-
ciplina.
13. Remover a sus miembros de sus cargos, cuando incurrieran en mal desem-
peño o en la comisión de algún delito en el ejercicio de sus funciones.
6.3.3. Comisiones
7. EL JURADO DE ENJUICIAMIENTO Y LA
REMOCION DE MAGISTRADOS FEDERALES SEGUN
LA CONSTITUCION NACIONAL
8. EL MINISTERIO PUBLICO
Esta leyes la que reglamenta el arto 120 anteriormente transcripto; dispone que
las funciones de este organismo, además de la de promover la actuación de la justi-
cia en defensa de la legalidad y de los intereses generales de la sociedad, son las de
"representar y defender el interés público en todas las causas y asuntos penales y
civiles que conforme a la ley se requiera; velar por la observancia de la Constitución
UN/DAD X - PODER JUDICIAL 283
8,3. COMPOSICION
La ley dispone que "el Ministerio Público está compuesto por el Ministerio
Público Fiscal y el Ministerio Público de la Defensa" (art. 2°).
El primero está integrado por el procurador general de la Nación, los procura-
dores fiscales, los fiscales generales, los fiscales generales adjuntos,. los fiscales de
primera instancia y los fiscales auxiliares.
El defensor general de la Nación, los defensores oficiales, los defensores pú-
blicos de menores e incapaces, y los tutores y curadores públicos integran el Minis-
terio Público de la Defensa.
8,4. DESIGNACION
Según el texto legal, tanto el procurador general como el defensor general se-
rán designados por el Poder Ejecutivo Nacional con acuerdo de¡ Senado por dos ter-
cios de sus miembros presentes. Para el resto de los integrantes, se aplica el siguien-
te mecanismo: se presentará una tema de aspirantes -resultante de un concurso pú-
blico de antecedentes y oposición- ante el Poder Ejecutivo, de la cual éste elegirá
uno, cuyo nombramiento requerirá el acuerdo de la mayoría simple de los miembros
presentes del Senado (art. 5°).
8,5. REMOCION
Régimen constitucional
de los tratados
El arto 75, inc. 24, incorpora un sistema particular en relación con los tratados de
integración que deleguen competencias y jurisdicción a organizaciones supraestatales.
Dichos tratados deben ajustarse a las siguientes circunstancias:
cumplir condiciones de reciprocidad e igualdad entre los estados signata-
rios;
respetar el orden democrático y los derechos humanos.
Para la aprobación de tratados con Estados latinoamericanos se requerirá la con-
formidad de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada cámara.
290 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
4. EL MERCOSUR
En relación con los órganos de gobierno del Mercosur y cumpliendo las etapas
-e' previstas para afianzar el proceso de integración a que estaban comprometidos, se
firma en Brasil, el 17 de diciembre de 1994, el Protocolo de Ouro Preto, por el que
se crean los siguientes órganos que hacen a la estructura institucional del Mercosur:
l. El Consejo del Mercado Común, que es el órgano superior encargado de
la conducción política del proceso de integración, compuesto por los mi-
nistros de Relaciones Exteriores y de Economía de los Estados miembros.
2. El Grupo Mercado Común, que es el órgano ejecutivo del Mercosur, inte-
grado por cuatro ministros por país.
3. La Comisión de Comercio del Mercosur, cuya misión es la de asistir al
anterior y velar por la aplicación de los instrumentos de política comercial
común, acordados para el funcionamiento de la unión aduanera; también
tiene cuatro representantes por país.
4. La Comisión Parlamentaria conjunta, órgano representativo de los parla-
mentos de los Estados partes designados por los respectivos cuerpos legis-
lativos de cada país, cuya principal función es coadyuvar en la armoniza- "
ci6n de la legislaci6n.
5. El Foro Consultivo Econ6mico Social, en el que están representados los sec-
tores económicos y sociales de cada país, de exclusiva función consultiva.
6. La Secretaría Administrativa del Mercosur, órgano de apoyo operativo con
sede en la ciudad de Montevideo, a cargo de un director electo por el Gru-
po Mercado Común que, entre otras funciones de coordinación y apoyo,
edita el Boletín Oficial del Mercosur y es el archivo oficial de la documen-
taci6n.
El Mercosur tiene reconocida personalidad jurídica internacional, lo que le
permite como tal celebrar acuerdos con terceros países u otras organizaciones inter-
nacionales.
En lo que hace a las relacion~s entre la iglesia y el Estado, podemos decir que
en la actualidad se dan los siguientes sistemas:
1. Adopción de una religión oficial del Estado
Es el sistema seguido en Gran Bretaña --donde la religión oficial es la an-
glicana, a la que también debe pertenecer el rey- y en Suecia --en lo que
hace a la religión evangélica luterana-o Esta última religión asimismo ha
sido adoptada como oficial en Dinamarca y Noruega.
UNIDAD XI- REGIMEN CONSTITUCIONAL DE LOS TRATADOS 293
Derechos y libertades
fundamentales
El segundo período tiene como escenario las colonias de los Estados Unidos y
Francia durante la revolución de 1789.
La primera declaración norteamericana es la Declaración de Filadelfia de 1774,
pero la más importante es la de Virginia de 1776, donde se proclama que todos los
hombres son igualmente libres e independientes por naturaleza y tienen ciertos de-
rechos inherentes, los cuales no pueden perder cuando entran en sociedad, tales como
la vida, libertad, propiedad y seguridad. Reconoce el principio de separación de po-
deres y el derecho de resistencia a la opresión, y proclama la libertad de prensa y de
religión, y el derecho del acusado a conocer la causa de su detención y a ser juzgado
por un jurado imparcial, según la ley del país.
Este documento es fuente directa de otras declaraciones contemporáneas y, lo
que es más importante, de las primeras diez enmiendas de la Constitución de los
Estados Unidos de 1791 aún vigentes (se refieren a los derechos y garantías funda-
mentales).
En Francia, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de
1789 proclamó el espíritu de la libertad en todo el continente europeo y se difundió
en el mundo, por lo que se le reconoce su carácter universalista.
A manera de dogma sagrado, proclama que los hombres nacen y permanecen.
libres e iguales en derechos, que el fin de toda asociación política es la conservación
de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre: la libertad, la propiedad, la
seguridad y la resistencia a la opresión.
Además, señala que nadie puede ser penado sino en virtud de una ley sancio-
nada con anterioridad al delito. Proclama solemnemente en su arto 16 que "toda so-
ciedad en la cual la garantía de los derechos no esté asegurada ni determinada la se-
paración de los poderes carece de constitución".
Con estos documentos de trascendencia sin par no sólo por su contenido, sino
también por su efecto irradiador para los pueblos de Occidente, se cierra el segundo
ciclo.
El tercer tramo se inicia con la difusión de esos postulados y su incorpora-
ción en los textos constitucionales, tal como aparecen en nuestra Constitución de
1853 -en el estado de derecho--, la sujeción del poder estatal a normas de jerarquía
constitucional y la proclamación de los derechos y libertades que constituyen un lí-
mite, un freno a la actividad de los gobernantes, 10 que se denomina las "libertades
límite" en el estado democrático liberal burgués.
De tal forma, durante el siglo XIX los enunciados sobre derechos y garantías
se generalizan en las constituciones adquiriendo el carácter de normas jurídicas po-
sitivas, lo que implicó un límite al poder estatal. Al declarar que se trata de derechos
naturales e inviolables deviene la imposibilidad de atentar contra ellos, constituyen-
do lo que se denomina "derechos públicos subjetivos", que los individuos ostentan
UNIDAD XII- DERECHOS y LIBERTADES FUNDAMENTALES 299
frente al Estado, el cual, como se dijera, estaba obligado a respetarlos, sin interferir
ni obstaculizar su ejercicio.
Hacia fines del siglo XIX y principios del siglo XX se produce un importante
cambio en el mundo: se inicia una nueva etapa histórica cuyos datos principales fueron
la Revolución Industrial, primero, y la revolución tecnológica, después, que obró
como un proceso de cambio significativo en lo económico-sociaL
En este período, las declaraciones de derechos no vienen a constituir, como en
el anterior, una forma de límite al Estado dejando todo a la iniciativa privada en tan-
300 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
(1) ROMERO, CESAR ENRIQUE, Introducción al derecho constitucional, Ed. Zavalfa, Buenos Aires,
1973, pág. 55.
UNIDAD XII- DERECHOS y LIBERTADES FUNDAMENTALES 301
nómicos comprometidos, teniendo como meta la consecución del bien común en una
sociedad que revalorice los principios de solidaridad, libertad, bienestar y justicia
social.
Como bien apunta B. MIRKINE-GUETZEVITCH, el Estado no puede ya limitarse al
reconocimiento de los derechos del individuo, sino que debe crear un mínimo de
condiciones necesarias para asegurar su independencia social.
Paralelamente se observa la importancia creciente de los partidos políticos que
se constituyen en elementos esenciales en las democracias contemporáneas, instru-
mentándose su participación en el proceso democrático por vía legislativa, en una
primera instancia, y en las constituciones, después.
A manera de ejemplo podemos citar la Ley Fundamental de la República Fe-
deral de Alemania de 1949, cuyo art. 21 establece:
"... que los partidos cooperarán en la formación de la voluntad polftica del
pueblo; y que los partidos que por sus fines o por actitud de sus adheren-
tes tiendan a desvirtuar o destruir el régimen fundamental de libertad y
democracia, son inconstitucionales".
En igual sentido, la Constitución de la V República Francesa establece que los
partidos y las agrupaciones políticas concurren a la expresión del sufragio. Deben
respetar los principios de soberanía nacional y de la democracia.
En el continente americano, la Constitución de Brasil de 1988 admite la libre
creación o fusión de partidos políticos que respeten la soberanía nacional y el régi-
men democrático.
pasado sólo los Estados eran sujetos de derecho internacional, en la actualidad exis-
te una clara y neta tendencia a consagrar al ser humano como sujeto de este tipo de
derecho. En.lo que hace a la protección de sus derechos, se tiene en cuenta al hom-
bre como persona y no como nacional de un determinado país.
Particularmente se advierte esta tendencia a partir de los años '50 con la Con-
vención Europea de Salvaguarda de los Derechos del Hombre y de las Libertades
Fundamentales, creadora de la Comisión y del Tribunal Europeo de Derechos del
Hombre; diez años después, su similar para América, la Convención Americana de
Derechos Humanos -Pacto de San José de Costa Rica-, crea la Comisión y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en el ámbito de la OEA.
Así la Corte Interamericana en su primera opinión consultiva manifestó que:
".. .Ios tratados concernientes a derechos humanos están orientados, más
que a establecer un equilibrio de intereses entre Estados, a garantizar el
goce de derechos y libertades del ser humano ... ".
y en la siguiente opinión consultiva, conceptuó que:
..... Ia Corte debe enfatizar [... ] que los tratados modernos sobre derechos
humanos no son tratados multilaterales del tipo tradicional, concluidos en
función de un intercambio recíproco de derechos para el beneficio mutuo
de los Estados contratantes. Su objeto y fin son la protección de los de-
rechos fundamentales de los seres humanos, independientemente de su
nacionalidad, tanto frente a su propio Estado como frente a los Estados
contratantes" .
El derecho internacional de los derechos humanos -señala CASSIN- ha per-
mitido que el ser humano sea destinatario directo de normas internacionales, como
sujeto, junto con los Estados, de derecho internacional.
Aparecen los conceptos de "cooperación" y "solidaridad internacional" en la
protección de los derechos humanos, de donde lo referente a la vigencia y protección
de estos derechos ha dejado de ser competencia exclusiva de los Estados, en tanto que
coexisten las competencias estatales e internacionales. De todas maneras, los Esta-
dos no dejan de ser los principales responsables en la protección de los derechos, pero
de ahora en más asumen un deber internacional al respecto, por lo que, para que sean
viables los trámites a nivel de los organismos internacionales, suponen el agotamiento
de los recursos internos de cada Estado.
En este sentido, a nivel internacional cabe citar la Comisión de Derechos Hu-
manos creada por el Consejo Económico Social de las Naciones Unidas, en tanto que
a nivel regional, además de la Convención Europea para la Salvaguarda de los De-
rechos Humanos y Libertades Fundamentales (1953), podemos citar la Carta Africa-
na de los Derechos del Hombre y de los Pueblos (1981) y el Sistema de la Conven-
ción Americana (1969), que resulta más amplio y abierto.
304 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
En su arto 7" reconoce que toda persona tiene derecho a la libertad y seguridad
personales, así como también a las garantías judiciales de ser oída en un plazo razo-
nable por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, y a la presunción
de inocencia. Se afirman el principio de legalidad y la irretroactividad de la ley pe-
nal y el derecho a una indemnización p0r error judicial en el supuesto de condena por
sentencia firme.
Proclama la libertad de conciencia y de religión, la libertad de pensamiento y
de expresión, y el derecho de rectificación o respuesta.
Contiene cláusulas que se refieren a la protección de la familia, los derechos
del niño y el respeto por la propiedad privada; los derechos políticos, igualdad ante
la ley y el derecho a la protección judicial frente a actos que violen derechos fun-
damentales.
En el capítulo tercero y en relación con los derechos económicos sociales y
culturales, los Estados se comprometen a adoptar medidas para lograr la plena efec-
tividad de las cláusulas económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura
contenidas en la Carta de la OEA. En cuanto a los deberes de la persona, se vincu-
lan con la familia, la comunidad y la humanidad.
En la segunda parte establece la competencia de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos para cono-
cer en los asuntos reclamados en el cumplimiento de los compromisos asumidos por
los Estados americanos, en lo que se refiere al respeto y plena vigencia de los de-
rechos y libertades contenidos en la declaración, aspectos que serán tratados en la
unidad XIII.
7. DERECHO A LA VIDA
7.1. LA EUTANASIA
La eutanasia deriva del griego y alude a "buena muerte", y debe ser entendida
como la acción u omisión por la cual se priva de vida a una persona sin sufrimiento
físico y a su requerimiento, en tanto se trate de un enfermo terminal o en grave peli-
gro de muerte. Se procura evitar sufrimientos mayores en el marco del arto 19 de la
C.N.; la eutanasia tiene también relación con el derecho a la intimidad, el derecho a
la libertad de conciencia y el derecho a disponer de su propio cuerpo. Es consecuen-
cia del principio de dignidad humana, que importa el derecho de vivir dignamente y,
también, de morir dignamente (SAGÜES). Este derecho -señala NIÑo- se vincula con
el retiro de los medios artificiales de reanimación de las funciones cardiorrespirato-
rias en estados comatosos irreversibles, el suministro proporcionado de sustancias
analgésicas sedantes o ansiolíticas, destinadas a aliviar padecimientos físicos, o la
abstención o retiro de medidas terapéuticas cuando se las juzgue desproporcionadas
respecto del caso, tomando en cuenta los padecimientos o mortificación que su im-
plantación o su mantenimiento ocasionarían al afectado, y su nula o escasa efectivi-
dad (2).
Tratándose de un problema ético que hace a la conciencia y creencias de cada
uno, dejamos planteado el tema sin otras consideraciones que escapan al objeto de
este manual.
(2) NIÑO, LUIS FERNANDO, Eutanasia: morir con dignidad, Ed. Universidad de Buenos Aires, Bue-
nos Aires, 1994;pág. 248.
308 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
8. DIGNIDAD Y PRIVACIDAD
9. LA IGUALDAD
9,1. LA NO DISCRIMINACION
mano, es absoluta, e impide toda intromisión por parte de los demás indi-
viduos o del Estado en esa determinación;
b) libertad de expresión de la creencia, que es el derecho de cada uno de ex-
presar por cualquier medio sus creencias religiosas y comunicarlas a sus
demás congéneres;
c) libertad de cultos, que es el derecho de cada uno de practicar libremente el
culto de su religión, mediante actos y ceremonias, así como el de no ser
obligado a realizar actos propios del culto de una religión en particular.
La libertad religiosa es no sólo la libertad de opinión en materia religiosa, sino
también el derecho de cumplir los deberes religiosos y de practicar el culto, aun ex-
terno, tanto individual como socialmente -sostiene FERNANDEz DE LANDA-; el úni-
co límite admisible -agrega- es el bien común, es decir, esa libertad no puede le-
sionar los derechos ciertos de los demás ni destruir la convivencia.
Por eso, así como el Estado no puede interferir en la esfera Íntima del ser hu-
mano, impidiéndole que piense de una manera determinada en materia religiosa, u
obligándolo a que se adhiera a una creencia en particular, en cuanto el individuo
exterioriza sus pensamientos y quiere -mediante ciertas prácticas o ceremonias-
cumplir con los dictados de su religión, el Estado puede intervenir -y a veces debe
hacerlo- en salvaguarda de la moral, del orden público, las buenas costumbres, la
seguridad o la vida de los demás componentes de la sociedad.
Así, una persona podrá creer en una religión que entre sus prácticas acepte sa-
crificios humanos. Mientras que el individuo lo mantenga en la esfera de su yo in-
terno, el Estado no podrá interferir (libertad de conciencia o de creencias); pero en
tanto la persona pretenda llevar a la práctica su religión, es deber de las autoridades
impedir la comisión de hechos deliCtuosos (homicidio), aun bajo el pretexto de cum-
plir con los ritos de una religión, y, en consecuencia, podrán interferir en esa activi-
dad Oibertad de cultos), que siempre es relativa y que, como todos los demás dere-
chos constitucionalmente reconocidos, puede ser reglamentada.
Como sostiene BURDEAU, el hecho religioso no puede ser ignorado por el Esta-
do, ya que la libertad religiosa implica, además, la sumisión de los fieles a un poder
espiritual habilitado para proceder a su reclutamiento, a imponerles ciertas actitudes,
a juzgar sus actos, como también es imposible que llegue a censurar las normas que
les sean dictadas por la autoridad civiL Contempla este aspecto de la libertad huma-
~a no sólo la manifestación exterior del culto, sino también la enseñanza moral de la
iglesia y las determinaciones de los individuos en virtud de tal magisterio.
La Declaración de Virginia de 1776, en su arto 16, estableCÍa que:
.... .todos los hombres por igual tienen derecho al libre ejercicio de la reli-
gión, de acuerdo con los dictados de su conciencia ... ".
312 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
(3) BIDART CAMPOS, GERMAN, Derecho constitucional, t. 1I, Buenos Aires, 1966, pág. 198.
(4) LINARES QUINTANA, SEGUNDO V., Tratado de la ciencia del derecho constitucional. t. 1I, Ed. Plus
Ultra, Buenos Aires, '1956, pág. 603.
UNIDAD XII- DERECHOS y LIBERTADES FUNDAMENTALES 315
buscar, recibir y difundir información e ideas de toda índole, ya sea oralmente, por
escrito, en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.
El ejercicio de este derecho no puede estar sujeto a previa censura, sino a res-
ponsabilidades ulteriores fijadas por ley, necesarias para el respeto a los derechos o
la reputación de los demás, la protección de la seguridad nacional, el orden público,
o la salud o la moral públicas.
(5) GONZALEZ, JOAQUIN V., Manual de la Constitución argentina, Ed. Estrada, Buenos Aires, 1971,
pág. 168.
(6) LINARES QUINTANA, SEGUNDO V., Tratado de la ciencia del derecho constitucional, t. III, Ed. Plus
Ultra, Buenos Aires, 1977, N° 2113, pág. 600.
316 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
(7) PYE, LUCIEN W., Evolución polftica y comunicación de ITUlsás, Ed. Troquel, Buenos Aires, 1969,
pág. 80.
(8) FAYT, CARLOS S., La omnipotencia de la prensa, Ed. La Ley, Buenos Aires, 1994, pág. 27.
UNIDAD XII- DERECHOS y LIBERTADES FUNDAMENTALES 317
Puede ser definido como el derecho que asiste a toda persona a conocer, estar
enterado o tener acceso a las informaciones, con imparcialidad, veracidad, de mane-
ra objetiva, no tendenciosa ni deformada. Se ha sostenido que el bienestar de los
UNIDAD XII- DERECHOS y LIBERTADES FUNDAMENTALES 319
Todo ser humano, por el hecho de haber nacido en el seno de una sociedad, tiene
derecho a ser educado por ella y de recibir la herencia cultural de su comunidad, fruto
de experiencias y creaciones del grupo social a que pertenece.
Toda enseñanza tiene por objeto ayudar al individuo a conseguir su propia su-
peración y, por ende, una vida más feliz. Por medio de la educación le es posible
desarrollar los mejores elementos de su propia cultura.
La enseñanza se ha convertido en una necesidad social que debe atender el Es-
tado, pues el grado de desarrollo económico y cultural de una Nación dependerá del
grado de instrucción y de la preocupación que por la educación del pueblo tenga el
gobierno.
La estructura de la sociedad de nuestros tiempos y el hecho de ser una socie-
dad de masas que se maneja por la ley de los grandes números hacen que la enseñanza
sea considerada como un servicio público.
En 1964 se celebró en México la Asamblea Mundial de Educación, donde se
aprobó la Carta de los Derechos y Deberes de la Educación, la Ciencia y Cultura, cuyo
arto 10 dice:
"Todo ser humano tiene derecho a participar de la herencia cultural de su
pueblo y de la de todos los pueblos del mundo. Este derecho implica, en
la sociedad contemporánea, la igualdad de oportunidades de acceso a
establecimientos adecuados en todos los niveles del sistema educativo del
Estado."
En el arto 70 se establece:
"Corresponde al Estado, en representación de la sociedad, la responsa-
bilidad de organizar y dirigir la educación del pueblo; de expedir las leyes
que garanticen el derecho a la educación; y de imprimir a ésta un senti-
miento cívico y patriótico, acorde con los postulados fundamentales de las
constituciones nacionales."
Ultimamente la Iglesia Católica ha puesto a la consideración pública el problema
de la educación, relacionado con el desarrollo económico-social de los pueblos. Así,
en la encíclica Populorum Progressio se dijo:
320 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
El derecho de aprender consiste en que todo individuo puede, bajo la reserva de sus
solas aptitudes individuales, pretender adquirir la misma cultura y la misma instruc-
ción que aquellos que han sido favorecidos por la fortuna y tienen los medios nece-
saríos para hacerlo. El derecho de elegir el maestro implica la diversidad de órganos
de enseñanza y la igualdad de sus prerrogativas.
La libertad de enseñanza encierra también la libertad de opinión (derecho de
enseñar), la igualdad de los individuos (derecho de aprender) y la libertad de concien-
cia (derecho de elegir el maestro) (9).
Pero como todos los demás derechos y libertades consagrados por la Constitu-
ción, la libertad de enseñanza no es absoluta. El Estado debe reglamentar -sin por
ello limitar o restringir- este derecho; las razones son varias: en primer lugar, para
procurar que se haga extensiva al mayor número de los miembros de la comunidad,
esto es, cumplir con lo que establece el arto 75, jncs. 18 y 19, de la Constitución
Nacional, en cuanto dispone que el Congreso deberá "... proveer lo conducente a la
prosperidad del país, al adelanto y bienestar de todas las provincias y al progreso de
la ilustración ... ", que constituye uno de los fines expuestos en el Preámbulo, cuando
dice: "... promover el bienestar generaL."; ese bienestar no sería posible sin promo-
ver el adelanto de la ilustración y la cultura. Ningún bienestar material puede ser ela-
borado sin atender el bienestar intelectual y moral, y ningún adelanto se podría con-
seguir si se abandona la educación.
Es responsabilidad del Estado intervenir para estimular la investigación, orientar
o introducir el estudio de nuevas técnicas, alentando aquellos estudios especializados
que, de acuerdo con las circunstancias, sean más útiles para la comunidad. También
debe procurar que en las escuelas e institutos secundarios no se descuide el mínimo
de enseñanza necesario, a fin de que se cumpla con el objetivo principal de ilustra-
ción y capacitación, ya que es en las aulas donde se forman los técnicos que luego
habrán de desempeñarse en la sociedad, por lo que no debe ser ajeno al Estado el
control sobre el contenido de la enseñanza y la capacitación de los docentes.
Hay dos disposiciones de la norma fundamental que implican un mandato de
los constituyentes para con el Legislativo; la primera ya aparecía en la Constitución
original de 1853 en cuanto señala que corresponde al Congreso "...proveer lo condu-
cente al progreso de la ilustración, dictando planes de instrucción general y univer-
sitaria... " (art. 75, inc. 18). En el inciso siguiente, producto de la reforma de 1994,
se completa la idea, adaptándola a las realidades contemporáneas, y entonces se dis-
pone que corresponde al Congreso proveer lo conducente al desarrollo humano, al
progreso económico con justicia social, a la formación profesional de los trabajado-
res, a la investigación y el desarrollo científico y tecnológico.
(9) BURDEAU GEORGES, Les libertés publiques, París, 1961, págs. 262 y sigtes.
322 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
.
12,2. REGIMEN DE LAS UNIVERSIDADES NACIONALES
(lO) ORTEGA y GASSET, JOSE, El libro de las misiones, Ed. Austral, Buenos Aires, 1959, pág. 79.
UNIDAD XII- DERECHOS y LIBERTADES FUNDAMENTALES 323
16,2. LA EXPROPIACION
Tiene lugar cuando el Estado no cumple con las etapas posteriores del proceso
expropiatorio, en tanto que existiendo una ley que declara de utilidad pública deter-
minados bienes, coloca a su propietario en una situación tal que implica una afecta-
ción a su derecho de propiedad, en tanto que le impide la disponibilidad en condi-
ciones normales de mercado.
328 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
En este caso, es el sujeto expropiado quien inicia una acci6n judicial para obli-
gar al Estado a concluir la expropiaci6n y a pagar la correspondiente indemnizaci6n.
16,5. RETROCESION
por la repercusión general que ese ejercicio adquiere (por ejemplo, los relativos a la
educación, la cultura, la seguridad social); además, lo social va unido a lo económi-
co, en tanto que el constitucionalismo social considera que el Estado debe estructu-
rar y promover un orden económico justo que permita el acceso de todos los hom-
bres a las fuentes de trabajo y de producción, y que haga posible una distribución
equitativa de la riqueza y de los bienes de producción y de consumo eZ).
(12) BIDART CAMPOS, GERMAN, Tratado elemental de derecho constitucional, t. 1, Ed. Ediar, Bue-
nos Aires, 1986, pág. 393.
UN/DAD XII- DERECHOS y LIBERTADES FUNDAMENTALES 331
La reforma de 1994 completa este enunciado con la inclusión del art. 75, incs.
19 y 23, correspondiendo al Congreso sancionar leyes que aseguren:
el desarrollo humano;
el progreso económico con justicia social;
la generación de empleo;
la igualdad real de oportunidades y de trato;
la protección de niños, mujeres, ancianos y discapacitados;
un régimen de seguridad social para el niño desamparado, desde el emba-
razo hasta el término del período de la enseñanza elemental, y para la ma-
dre, durante el embarazo y el período de lactancia.
La Convención Americana, en su art. 17, señala que la familia como elemento
natural y fundamental de la sociedad debe ser protegida por la sociedad y el Estado;
332 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
Un apartado especial ha incluido la reforma de 1994 -art. 75, inc. 17- para
referirse a la situación de los descendientes de los primitivos habitantes de nuestro
país.
Recordamos a manera de homenaje a los araucanos, atacamas, calchaquíes,
caniguas, comechingones, charrúas, chorotis, diaguitas, guaraníes, luJes, mapuches,
matacos, mocovíes, omauacas, onas, pilagas, puelches, querapdíes, ranqueles, tehuel-
ches, tobas y yaganes, a quienes se les reconoce su preexistencia étnica y cultural.
Se les garantizan el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilin-
güe e intercultural.
A las comunidades indígenas se les reconoce personería jurídica, así como tam-
bién la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que actualmente ocupan.
En concurrencia con las provincias, el art. 75, inc. 17, dispone que el Congre-
so regulará la entrega de tierras aptas y suficientes para el desarrollo humano, ase-
gurándose su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los de-
más intereses que los afecten.
(12) Citado por MARTIN MATEO, Tratado de derecho ambiental, Ed. Trivium, Madrid, 1991, V 1,
pág. 83.
334 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
(13) COLAUITI, CARLOS, Derechos humanos, Ed. Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 1995,
pág. 277.
(14) DROMI, ROBERTO y MENEM, EDUARDO, La Constitución refomw.da, Ed. Ciudad Argentina, Bue-
nos Aires, 1994, pág. 139.
UNIDAD X/I- DERECHOS y LIBERTADES FUNDAMENTALES 335
las garantías
constitucionales
En este sentido, las garantías constituyen la seguridad que tiene cada indivi-
duo de que podrá ejercer'y gozar todos y cada uno de los derechos qne el orde-
namiento jurídico le concede.
Desde este punto de vista, todas las normas tienen por objeto recrear un esta-
do general de seguridad jurídica, dentro del cual la sociedad tenga garantizado el pleno
goce de los derechos asignados a sus integrantes y a ella.
De esta manera, si el derecho objetivo "es el conjunto de normas tendientes a
regular las relaciones de los hombres en sociedad y a organizar la estructura y fun-
cionamiento de los órganos de gobierno", cada una de esas normas, al llevar a cabo
dicha regulación y organización, tiene que crear un marco de seguridad jurídica para
que los derechos subjetivos reconocidos a los habitantes no se vean limitados o vul-
nerados por las autoridades ni por terceros.
"Garantía" y "seguridad jurídica" son entonces conceptos similares, puesto que
los habitantes tienen, precisamente, la seguridad, la garantía de que están en condi-
ciones de gozar de las atribuciones o facultades que el derecho les confiere.
Para ver el concepto reflejado en un ejemplo, podríamos afirmar que todas las
normas constitucionales cuyo fin es dividir a los órganos de gobierno, asignando a
cada uno distintas funciones (división de poderes, sistema republicano), tienden a
340 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
En este sentido, lilas garantías ll son los derechos que cada habitante tie;'0 reco-
nocidos por el orden jurídico.
Esta identificación entre las IIgarantías" y los "derechos subjetivos" es muy
común, a tal punto que la Constitución española de 1931 no se refería a los derechos
individuales, sino a las garantías individuales. Por su parte, suele afinnarse que aqué-
llos son "las garantías que las constituciones conceden a los habitantes de un Esta-
do" (2).
Al amparo de esta concepción, podríamos incluir entre las garantías todos los
"derechos civiles" (arts. 14 y 20, CN), "sociales" (art. 14 bis, CN) y "políticos" (arts.
37 y 38, CN); los derechos de contenido económico, como, por ejemplo, el derecho
a la propiedad (art. 17, CN), los denominados "de tercera generación" o "colectivos",
es decir, aquellos cuyos titulares no son los individuos, sino la sociedad toda, como,
por ejemplo, los derechos del consumidor, al medio ambiente sano y equilibrado (arts.
41 y 42, CN), etcétera.
También incluiríamos entre las garantías (entendidas como derechos) las llama-
das "garantías del proceso", "procesales" o "derechos del individuo dentro del pro-
ceso judicial". Son ellas las que siguen.
(2) CABANELLAS, GUILLERMO, Diccionario jur{dico. Ed. Heliasta, Buenos Aires, 1987.
342 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
b) Defensa en juicio
Tal como 10 expresamos más arriba, una de las etapas del debido proceso es la
defensa, la cual está plenamente asegurada y contemplada por la Constitución Nacio-
nal en el mismo arto 18, cuando señala que es "inviolable la defensa en juicio de la
persona y de los derechos".
Esta defensa, tal como lo dispone el Pacto de San José de Costa Rica, asegura
al imputado los siguientes derechos:
- Comunicación previa al inculpado de la acusación que se le formula.
UNIDAD XIII- LAS GARANTIAS CONSTITUCIONALES 343
"Nadie puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al he-
cho de la causa" (art. 18, eN). .
Esta disposición constitucional, cuya primera parte analizamos en el acápite
anterior, indica que el juicio o debido proceso (al cual todo sujeto tiene derecho an-
tes de recibir una condena) debe estar basado en una ley dictada con anterioridad a
la producción del hecho (presuntamente delictivo) que dio lugar a aquél.
En realidad, la que debe estar fundada en una ley anterior al hecho originador
del proceso es la sentencia a dictarse en el mismo, y no el juicio o proceso. Es por
ello que se afirma que "no hay delito ni pena sin ley anterior" que haya creado a di-
cho delito y anexado a él su correspondiente sanción.
Esto significa que si una persona comete un delito, estando vigente una ley que
contempla una pena de cinco años de prisión, y luego, durante el desarrollo del jui-
cio y antes de la sentencia, se dicta otra ley aumentando la pena a diez años, la sen-
tencia a dictarse debe estar fundada en la ley anterior al hecho delictivo (en este
caso, en la ley que disponía condena de cinco años).
La única excepción a esta regla se produce cuando la ley posterior es más be-
neficiosa para el condenado, en cuyo caso, el juez ya no fundará su sentencia en la
ley anterior al hecho del proceso, sino en la que más convenga al reo (que en el ejem-
plo propuesto es la anterior). Esta excepción normativa, da nacimiento al principio
de la "ley penal más benigna", aun cuando ésta se dicte mientras el delincuente que
se beneficiará con ella esté cumpliendo su condena.
d) Jueces naturales
(3) QUIROGA LA VIE. HUMBERTO, Constituci6n de la Naci6n Argentina comentada, Ed. Zavalía, Buenos
Aires, mayo de 1996, pág. 109.
UNIDAD XIII- LAS GARANTlAS CONSTITUCIONALES 345
Por último, también sería comisión especial cualquier clase de tribunal ci-
vil no judicial, cuyo fin sea juzgar precisamente a civiles.
Otro de los párrafos del art. 18 de la Carta Magna consigna que "nadie puede
ser obligado a declarar contra sí mismo".
Se trata de una garantía procesal que le permite a un imputado de un delito, que
ha sido llamado a declarar frente a un juez, a abstenerse de hacerlo, o bien, a decla-
rar, pero sin confesar su culpabilidad. En los juzgados civiles, comerciales o labora-
les (es decir, en los que no son penales), existe, en cambio, la obligación de decla-
rar, aunque no, por supuesto, la de autoincriminarse.
También el Pacto de San José de Costa Rica dispone que "toda persona incul-
pada de un delito tiene derecho a no ser obligada a declarar contra sí misma, ni a
declararse culpable del mismo".
Dice además el art. 18 de la Constitución Nacional que "nadie puede ser arres-
tado sino en virtud de orden escrita de autoridad competente".
Esto significa que para que se pueda arrestar a un sujeto será necesario que
exista una orden escrita (no verbal) emanada de autoridad competente. ¿Cuál es la
autoridad competente?: un juez, o, excepcionalmente, el Presidente de la Nación,
si es que se ha declarado el estado de sitio (supuesto en el cual el art. 23 de la Carta
Magna lo autoriza a arrestar a las personas y a trasladarlas de un punto a otro del
territorio, dándoles previamente la posibilidad de salir del país).
Es eomún también que la policía practique arrestos sin una orden escrita de au-
toridad competente. Pero ello obedece a la necesidad de evitar que un presunto delin-
cuente se fugue. De manera que este tipo de arrestos podría considerarse legítimo en
tanto y en cuanto la autoridad policial informe inmediatamente al juez de turno.
Esta disposición es la que dio origen a la acción o recurso de habeas corpus,
cuyo análisis abordaremos más adelante.
346 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
Por último, un tercer enfoque acerca de las garantías nos permitirá considerar-
las en un sentido más restringido y limitado. Serían así "los medios o instrumentos
que la población tiene a su alcance para movilizar a los órganos de gobierno, en de-
fensa del ejercicio y goce de sus derechos".
Esto significa, en la práctica, que si un sujeto ve dificultado el ejercicio de un
derecho propio, puede acudir a ciertas herramientas o instrumentos creados por el
orden jurídico para tal fin, como, por ejemplo, una acción de amparo, un habeas
corpus y otros que analizaremos a continuación.
No servirá de nada que se le conceda una atribución, una facultad, un derecho
a un individuo, si resulta que después, ante la menor limitación, presión o restricción
ejercidas por autoridades o por terceros en general, no cuenta con medios que le per-
mitan defenderse.
Como señalaba MDRE HAURIOU, no basta que el derecho sea reconocido y de-
clarado; es neCesario garantizarlo.
Desde este punto de vista, entonces, todas las acciones y recursos tendientes ,.
a poner en movimiento el órgano judicial (demandas, recursos, denuncias, quere-
llas) o la administración pública en general (todo tipo de recursos administrativos,
de alzada, de queja, de reconsideración, etc.) constituyen garantías en sentido es-
crito.
Pero la Constitución misma contempla la existencia de remedios procesales
cuyo fin es suministrar cobertura y protección a los derechos subjetivos.
Esos remedios son: acción de amparo, acción de habeas corpus y acción de
habeas data.
Analizaremos cada uno de ellos en particular.
Es aquella que cualquier individuo puede iniciar para pedirle a un juez pro-
tección de cualquiera de los derechos que tiene asignados por el orden
jurídico (menos el de la libertad física, el cual está protegido por el habeas
corpus) cuando su ejercicio pudiera sufrir algún tipo de limitación, restric-
ción o alteración.
Esta garantía ha adquirido reconocimiento constitucional recién en 1994, año
en el que la reforma de la Carta Magna permitió su incorporación en la misma.
UNIDAD XIII- LAS GARANTlAS CONSTITUCIONALES 347
No quiere decir esto que hasta 1994 esta acción no estuviera contemplada en
el derecho argentino. Por el contrario, el reconocimiento del amparo en nuestra le-
gislación fue producto de una larga evolución, la que sintetizaremos brevemente:
Hasta 1957 la Corte Suprema de Justicia de la Nación sostuvo que la pro-
tección de les derechos garantizados por la Constitución corresponde en
última instancia al Poder Judicial, por ser éste quien controla que todo el
ordenamiento jurídico esté de acuerdo con la Carta Magna.
Pero para eso, es necesario que las acciones o recursos tendientes a prote-
ger el ejercicio de esos derechos estén creados por la ley o por la Consti-
tución misma. Caso contrario, los jueces no tienen atribuciones para crear
acciones, puesto que no es su función legislar. Dicho de otro modo, si la
ley no elabora acciones o procedimientos de protección de derechos, dejan-
do así desprotegidos a los mismos, los jueces nada podrán hacer.
Vale la pena efectuar la siguiente aclaración: no debe entenderse que has-
ta 1957 el orden jurídico mantenía absolutamente desamparada a la socie-
dad en cuanto a la protección de los derechos subjetivos de sus integran-
tes. Frente a la imposibilidad de ejercer un derecho, la población tenía a su
alcance toda una batería de acciones legales comnnes y ordinarias, pero
cuya característica es la falta de agilidad. De manera tal que, ante una pri-
vación o limitación en el goce de libertades a los individuos, sólo les que-
daba la alternativa de acudir a procedimientos lentos de protección.
Lo que no existía era una acción rápida, ágil, de amparo de esos derechos.
A esto se refería la jurisprudencia citada, cuando afirmaba que no es atribu-
ción de los jueces crear mecanismos de amparo distintos de los existentes.
Esta rígida posición jurisprudencial cambió a partir del caso Siri, cuya sen-
tencia fue dictada en 1957: ANGEL SIR! era director de un periódico, que
había sido clausurado sin motivo claro y aparente, en 1956, por orden de
la Dirección de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, lo que daba
rasgos de arbitrariedad a dicha clausura. Ante esta situación, SIRI conside-
ró que se cercenaban su derecho a trabajar y la libertad de imprenta, por
lo que solicitó a la justicia una rápida solución a su problema, presentan-
do un habeas corpus (acción expedita que protege sólo la libertad física de
las personas, y que sí estaba reconocida en la Argentina, a partir del arto 18
de la Constitución ya analizado, en virtud del cual "nadie puede ser arres-
tado sin orden escrita de autoridad competente ... ").
Según la posición que venía sosteniendo la Corte, la respuesta debió haber
sido la siguiente: "Este tribunal lamenta mucho que haya Ud. equivocado
el procedimiento. El habeas corpus sólo protege las libertades físicas y no
las que Ud. considera violentadas. Por lo tanto, acuda a los procedimien-
tos comunes y ordinarios que le ofrece hoy el orden jurídico, aunque por
348 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
supuesto demorará el trámite uno o dos años". Sin embargo, la Corte cam-
bió su doctrina y consideró que los derechos individuales existen, y los in-
dividuos gozan de ellos por el solo hecho de estar consagrados en la Cons-
titución, independientemente de las leyes que los reglamenten. Sostuvo,
además, que era suficiente comprobar la lesión a la libertad o derecho (en
el caso Siri, la libertad de trabajo y de imprenta), para que esa libertad o
derecho deban ser reestablecidos por los jueces.
Ahora bien, si en el caso Siri la Corte otorgó una rápida protección a los
derechos subjetivos, sólo se limitaba a los supuestos en los que éstos eran
vulnerados por autoridades públicas, y no por otros particulares.
En 1958, la misma Corte se pronunció en el caso KOT S.R.L., en el cual
dicha sociedad, propietaria de un establecimiento textil en la provincia de
Buenos Aires, mantenía un conflicto con sus obreros, quienes ocupaban el
establecimiento, impidiendo el funcionamiento de la misma. La empresa
presentó también un amparo, puesto que se vulneraban el derecho de pro-
piedad (art. 17, CN) y la libertad de trabajo (art. 14, CN).
A partir de este caso, también la Corte brindó rápida y efectiva protección
a todo aquel que se veía impedido de ejercer algún derecho, como conse- .
cuencia del accionar de particulares (en este caso, los obreros).
Estos pronunciamientos judiciales (Siri y KOT S.R.L.) obligaron al Congre-
so a crear una acción rápida, protectora de derechos individuales, nacien-
do así la ley 16.986 de 1966, que dio origen a la acción de amparo.
En 1984, el gobierno nacional adhirió al Pacto de San José de Costa Rica,
en cuyo arto 25 se dispone que "toda persona tiene derecho a un recurso sen-
cillo y rápido ante los jueces competentes, que la ampare contra actos que
violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley
o la presente convención".
Diez años más tarde, en 1994, fue la Constitución Nacional la que incor-
poró esta acción en su articulado. contemplándola de la siguiente manera:
"Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de ampa-
ro, siempre que no exista otro medio judicial más idóneo, contra todo
acto u omisión de autoridades públicas o de particulares, que en for-
ma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbi-
trariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos
por esta Constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez podrá
declarar la inconstitucionalídad de la norma en que se funde el acto
u omisión lesiva.
Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discrimina-
ción, y en lo relativo a los derechos que protegen al ambiente, a la
UNIDAD XIII- LAS GARANTIAS CONSTITUCIONALES 349
La rapidez implica que la acción debe tramitar en tiempo útil, sin demo-
ras (4), debiéndose reestablecer el derecho conculcado, inclusive en el pla-
zo de horas (5).
También se consagra en este párrafo la subsidiariedad de la acción de am-
paro a la existencia de una vía judicial más idónea.
El problema es determinar el alcance del término "idónea":
Si se ha querido utilizar como sinónimo de "rápida", "expeditiva",
deberíamos señalar que en el derecho argentino no se hallan previstas,
frente a la lesión de derechos subjetivos, vías más idóneas o rápidas,
con lo cual la subsidiariedad referida desaparece.
Si, en cambio, se ha utilizado el vocablo en el sentido de "más apro-
piada aunque menos ágil", entonces la subsidiariedad del amparo
renace. Es esta la posición de QUIROGA LAVIE, quien consagra la impro-
cedencia del amparo cuando hay otra vía judicial más adecuada con-
forme a la naturaleza de la pretensión interpuesta. Por ejemplo, la eje-
cución de un pagaré no puede llevarse a cabo mediante un amparo,
puesto que la legislación contempla para ello un procedimiento espe-
cífico, como es el juicio ejecutivo.
Procede el amparo cuando una libertad o un derecho son vulnerados no sólo
por autoridades públicas (esto es, órgano ejecutivo, legislativo o judicial),
sino también por particulares.
Por lo tanto, es factible interponer un amparo contra actos administrativos y
decretos del Poder Ejecutivo, contra violaciones producidas por leyes, con-
tra las producidas por sentencias judiciales y contra actos de particulares.
Además, no sólo el accionar concreto de autoridades públicas o de parti-
culares puede dar lugar al amparo, sino también omisiones de autoridades
públicas, como, por ejemplo, cuando una disposición constitucional no
puede funcionar por no dictar el Congreso su reglamentación. En este caso,
el órgano judicial podrá intimar a aquél para que lo haga.
Continúa diciendo la norma en estudio que el amparo podrá ser interpues-
to cuando un derecho sea lesionado, restringido, alterado o amenazado.
Una lesión es un daño efectivo, producido a un derecho o libertad indi-
vidual. Ejemplo: cuando la autoridad policial, sin causa justificada, no
(5) Cita de PALACIO, LINO, en "La pretensión de amparo en la reforma de la Constitución de 1994",
rev. La Ley, 7/9/95.
UNIDAD XIII- LAS GARANTlAS CONSTITUCIONALES 351
destacar que la regulación legal es más detallada y es, además, la que contempla el
procedimiento dentro del cual se desarrolla el amparo.
Por razones de espacio, no analizaremos profundamente la ley, pero sí señala-
remos algunas diferencias que presenta con respecto al arto 43 de la Constitución
Nacional:
En primer lugar, la Carta Magna hace procedente el amparo contra todo
acto u omisión emanados de una autoridad pública o de particulares,
que afecten derechos subjetivos.
La ley 16.986, en cambio, sólo autoriza la interposición de esta acción
contra actos u omisiones provenientes de una autoridad pública.
En segundo lugar, la Constitución Nacional dispone que la acción puede ser
interpuesta cuando se afecten derechos reconocidos en la misma, en una
ley o en tratados internacionales. Mientras tanto, la ley 16.986 determi-
na que sólo procede el amparo cuando el derecho afectado está recono-
cido en la Constitución.
En tercer lugar, la Constitución legitima, para presentar la acción, al defen-
sor del pueblo y a las organizaciones cuyo fin sea la defensa de dere-
chos o intereses difusos. La ley 16.986 nada menciona al respecto.
Por último, la Constitución Nacional autoriza al juez interviniente a de-
clarar la inconstitucionalidad de la norma que provoca la afectación del
derecho en cuestióu. Mientras tanto, la ley regulatoria dispone que si para
invalidar el acto agresor, el juez necesita declarar la inconstitnciona-
lidad de la norma en la cual dicho acto se basa, no procede la acción
de amparo.
Las diferencias indicadas no deben confundir al lector, a quien le señalamos y
recordamos que siendo la Constitución Nacional la Ley Suprema, es ésta la que pre-
valece por sobre la ley 16.986, la cual se mantiene vigente en todos los aspectos en
los que no colisiona con aquélla.
Así como "habeas corpus" significa "tendrás tu cuerpo" (léase "tendrás tu cuer-
po en libertad"), "habeas data" significa "tendrás tus datos", o bien, "tendrás dere-
cho a conocer los datos existentes sobre tu persona".
Efectivamente, se trata de una acción procesal (garantía) que todo individuo
puede interponer, a fin de solicitarle a un juez que ordene a entes públicos o priva-
dos, cuyo fin sea proveer informe, para que:
a) informen al requirente acerca de datos que sobre él posean,
b) imponen la finalidad de su guarda o tenencia, y
c) eventualmente los obligue a modificarlos, eliminarlos o actualizarlos, si es
que resultaren ser falsos, incompletos o des actualizados.
Se trata de una garantía nueva y novedosa en el derecho argentino. La reforma
constitucional de 1994 la incorporó en el articulado de la Ley Fundamental, no re-
gistrándose antecedentes en punto a su existencia.
Es una especie o variante de la acción de amparo, pero tiende a "proteger la
intimidad y buena imagen de las personas".
Conviene señalar para evitar confusiones que el derecho a la intimidad fue con-
sagrado constitucionalmente en 1853, al disponer el art. 19 de la Ley Suprema que
"las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la
356 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
(7) SABSAY. DANIEL y ONAINDIA, JOSE M., La constitución de los argentinos, Ed. Errepar, Buenos
Aires, noviembre de 1994, pág. 153.
UNIDAD XIII- LAS GARANTIAS CONSTITUCIONALES 357
(8) BIDART CAMPOS, GERMAN, Tratado elemental de derecho constitucional, t. VI, Ed. Ediar, Bue-
nos Aires, 1995, pág. 322.
2. PROTECCION INTERNACIONAL DE
LOS DERECHOS HUMANOS
(11) AMA DEO, MARlO, Política internacional, Ed. Instituto Argentino de Cultura Hispánica, Buenos
Aires, 1970, pág. 411.
UNiDAD X/II- LAS GARANTlAS CONSTITUCIONALES 359
nos Estados, se suprimía la esclavitud, era ello un tema interno, que no impedía la
existencia de la servidumbre en un Estado vecino.
Debieron transcurrir muchos años para que esta posición se modifique. Recién
a mediados de este siglo, concretamente en 1948, las Naciones Unidas, u Organiza-
ción de las Naciones Unidas (organismo internacional creado apenas finalizada la
Segunda Guerra Mundial por los países aliados) dictó la Declaración Universal de los
Derechos Humanos.
Al tener esta declaración carácter de universal, evidentemente tornaba obliga-
torio, por lo menos, para los países signatarios, el respeto a los derechos humanos.
De cualquier modo, muchos de los países firmantes de la declaración siguieron
considerando que el tema de los derechos humanos era interno y que, por lo tanto,
las Naciones Unidas no tenían atribuciones para adoptar medidas contra los Estados
miembros que no cumplieran con las disposiciones contenidas en aquélla.
Actualmente, todos los paíse;:; integrantes de las Naciones Unidas entienden que
los derechos humanos son principios de validez universal y que el organismo está
facultado para intervenir cuando algunos de ellos no cumplen con las normas por él
dispuestas. Digamos, por ejempltJ, que el art. 41 de la Carta Organizativa de las Na-
ciones Unidas enumera algunas de las posibles medidas que podría adoptar con al- .
gún miembro díscolo, como instar a los otros integrantes de la organización para que
interrumpan total o parcialmente las relaciones de cualquier tipo con dicho Estado,
o para que rompan relaciones diplomáticas.
La concientización que la comunidad internacional desarrolló acerca de los
derechos humanos fue la base sobre la cual comenzó a tejerse toda una red de pro-
tección interestatal de los mismos. Es ésta la cuestión que debemos estudiar a la luz
del. título que estamos analizando; preguntarnos, en definitiva, cómo se estructura
internacionalmente la protección de los derechos humanos.
Como primera medida, y a modo de generalización, debemos señalar que des-
de que el derecho internacional público ha incluido en su campo al estudio de los
derechos y las libertades del hombre, ha dado origen a una rama que recibe el nom-
bre de "derecho internacional de los derechos humanos" ( 2 ). Esto nos permite veri-
ficar la existencia de una red normativa, cuyo fin es dar protección a los mismos.
El punto de partida tal vez debamos situarlo en 1948, año en el que, como ade-
lantáramos, tuvo origen la Organización de las Naciones Unidas.
(12) BlDART CAMPOS, op. cit. en nota (8), t. III, pág. 280.
360 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
Por la extensión de esta obra, nos sería imposible abordar el estudio de cada uno
de los referidos tratados, pero consideramos necesario detenernos en la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, más conocida con el nombre de "Pacto de San
José de Costa Rica" (por haber sido suscripto en la ciudad de San José, ubicada en
Costa Rica).
Esta convención tuvo lugar el 22 de noviembre de 1969, habiendo la Argenti-
na adherido a ella por la ley de marzo de 1984 y ratificado por el Poder Ejecutivo
Nacional en setiembre de ese mismo año, oportunidad en la cual se dispuso que "el
presente pacto se interpretará en concordancia con los principios y cláusulas de la
Constitución Nacional" (conf. "Instrumento de ratificación").
Este pacto tiene carácter regional (abarca el ámbito americano) y comprende una
serie de derechos (humanos), para cuya tutela y protección se creó una jurisdicción
supraestatal (es decir, órganos supraestatales), que la Argentina, por haberlo ratificado,
ha aceptado.
Nosotros, a continuación, intentaremos:
UNIDAD XIII- LAS GARANTIAS CONSTITUCIONALES 361
PREAMBULO
PRIMERA PARTE: DEBERES de los ESTADOS y DERECHOS
PROTEGIDOS .
Capítulo l. Obligación de respetar los derechos.
Capítulo 11. Derechos civiles y políticos.
Capítulo 111. Derechos económicos, sociales y culturales.
Capitulo IV. Suspensión de garantfas, interpretación y aplicación.
Capítulo V. Deberes de las personas.
SEGUNDA PARTE: MEDIOS DE PROTECCION
Capítulo VI. Organos competentes.
Capítulo VII. Comisión interamericana.
Capitulo VIII. Corte interamericana.
Capítulo IX. Disposiciones comunes.
TERCERA PARTE
Capítulo X. Firma, ratificación, reserva, enmienda, protocolo y denun-
cia.
Capítulo XI. Disposiciones transitorias.
El arto 33 del Pacto de San José de Costa Rica indica que, para conocer en los
asuntos relacionados con el cumplimiento de los compromisos contraídos por los
Estados partes en la convención, son competentes:
362 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
Es'Un organismo que se compone de siete miembros que deberán poseer "una
alta autoridad moral" y una "reconocida versación en materia de derechos humanos"
(art. 34, Pacto de San José de Costa Rica).
La principal función del ente es "promover la observancia y defensa de los
derechos humanos", para lo cual se podrán formular recomendaciones a los gobier-
nos de los Estados miembros, en punto a la adopción de medidas tendientes a la pre-
servación de los derechos humanos, atender las consultas que al respecto planteen los
Estados miembros, pedir informes acerca del cumplimiento por parte de aquéllos
sobre las medidas que se adoptan en cuanto a la protección de los derechos huma-
nos, etc: (art. 41, Pacto de San José de Costa Rica).
Asimismo, el arto 44 dispone que cualquier persona, grupos de personas o en-
tidades no gubernamentales legalmente reconocidos, residentes en cualquiera de los -
Estados miembros, pueden presentar, ante la comisión, denuncias por violación a los
derechos humanos por parte del Estado al cual pertenecen. También puede efectuar
dicha denuncia un Estado con respecto a violaciones a los derechos humanos perpe-
tradas por otro Estado parte.
La comisión recepciona las denuncias, siempre y cuando reúna las condiciones
dispuestas por el arto 45:
Que previamente se hayan agotado, por el denunciante, todos los recursos
internos en el país del que emane la denuncia.
Que la misma se lleve a cabo dentro del plazo de seis meses a partir de la
fecha en la que el presunto lesionado haya sido notificado de la decisión
definitiva que lo perjudica.
Que la denuncia contenga nombre, nacionalidad, profesión, domicilio y
firma de la persona o personas peticionantes.
Cumplidos estos recaudos y declarada admisible la denuncia, la comisión con-
tinúa con los siguientes pasos:
Primero: solicita informes al gobierno del Estado denunciado.
UNIDAD XIII- LAS GARANTIAS CONSTITUCIONALES 363
Es éste un organismo compuesto por siete jueces, los que deberán reunir las
mismas características que los miembros de la comisión (esto es, una alta autoridad
moral y una reconocida trayectoria en materia de derechos humanos). Pero, además,
deberán reunir los requisitos exigidos por el Estado que los proponga como candida-
tos, para ser integrantes de su máximo tribunal de justicia.
En el caso de la Argentina, un candidato deberá estar en condiciones de ser juez
de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, para lo cual, según el arto 111 de la
Constitución Nacional, deberá ser abogado, con ocho años de ejercicio, y reunir los
requisitos exigidos a los senadores nacionales (concretamente, tener treinta años de
edad y seis años de ciudadanía en ejercicio).
Estos jueces durarán en su cargo un período de seis años, y pueden ser reelec-
tos una sola vez.
Si a la Corte le corresponde entender en un asunto en el que está involucrado
un Estado del que alguno de los jueces es nacional, el magistrado involucrado podrá
también tomar participación en la cuestión. Pero si se trata un tema que comprende
a dos Estados miembros, el otro Estado (del que el magistrado no es nacional) podrá
364 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
La tercera parte del Pacto de San José de Costa Rica se refiere a lo concerniente
a la firma y la ratificación del mismo.
Al respecto, el art. 74 dice:
"Esta convención queda abierta a la firma y a la ratificación o adhesión
de todo Estado miembro de la Organización de los Estados America-
nos.
la ratificación de esta convención o la adhesión a la misma se efectuará
mediante el depósito de un instrumento de ratificación o de adhesión en
la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos. Tan
pronto como once Estados hayan depositado sus respectivos instrumen-
tos de ratificación o adhesión, la convención entrará en vigor. Respecto
a todo otro Estado que la ratifique o adhiera a ella ulteriormente, la con-
vención entrará en vigor en la fecha del depósito de su instrumento de
ratificación o adhesión.
UNIDAD XIlI- LAS GARANTIAS CONSTITUCIONALES 365
El secretario general informará a todos 10$ Estados miembros de la orga-
nización de la entrada en vigor de la convención."
Nosotros consideramos adecuado, en función de lo allí expuesto, transcribir los
términos de la ley 23.054 (sancionada por el Congreso argentino el 1/3/84, promul-
gada por el Poder Ejecutivo el 19/3/84 y publicada en el Boletín Oficial el 27/3/84),
en virtud de la cual se aprueba dicho pacto:
"Art. 12 - Apruébase la Convención Americana sobre Derechos Huma-
nos llamada Pacto de San José de Costa Rica, firmada en la ciudad de
San José, Costa Rica, el 22 de noviembre de 1969, cuyo texto forma parte
de la presente ley.
Art. 22 - Reconócese la competencia de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos por tiempo indefinido y de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos sobre todos los casos relativos a la interpretación o
aplicación de esta convención, bajo condiciones de reciprocidad."
Por último, el Instrumento de Ratificación depositado por el gobierno argen-
tino el 5/9/84 expresa lo siguiente:
"RAUL RICARDO ALFONSIN, presidente de la Nación Argentina.
POR CUANTO:
2. PRINCIPIO DE RAZONABILIDAD.
ART. 28 DE LA CONSTITUCION
(1) MARIENHOFF, MIGUEL S., Tratado de derecho administrativo, t. IV, Ed. Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 1975, pág. 672.
UNIDAD XIV - LIMITES DE LOS DERECHOS 371
lado, sino que también las sentencias de los jueces y los actos administrativos deben
contenerlo (2).
Pero no siempre resulta sencillo establecer el límite entre la razonable restric-
ción y la ilegítima supresión de un derecho. Por ejemplo, en el caso de las leyes de
emergencia que prorrogan las locaciones de los inmuebles con el objeto de atenuar
el problema de la escasez de viviendas, no es fácil detectar si cercenan o no el dere-
cho de propiedad del dueño del inmueble afectado.
La jurisprudencia de la Corte Suprema registra casos donde se decidió que el
poder reglamentario era procedente por ser razonable y otros casos en los que se
sostuvo que era irrazonable. Veamos. Se declaró razonable una ley de la provincia
de Buenos Aires que disponía la clausura de los saladeros situados en el Riachuelo
de Barracas, debido al peligro que significaba para la salud pública la actividad de
los mismos. En esa oportunidad, la Corte Suprema sostuvo que:
"... Ios saladeristas de Barracas no pueden por co;-¡siguiente invocar ese
permiso para alegar derechos adquiridos, no sólo porque él se les con-
cedió bajo la condición implícita de no ser nocivo a los intereses genera-
les de la comunidad, sino porque ninguno puede tener un derecho adqui-
rido de comprometer la salud pública, y esparcir en la vecindad la muer-
te y el duelo con el uso que haga de su propiedad, y especialmente con
el ejercicio de una profesión o de una industria" (C.S.J.N., Saladeristas
Podestá y otros c. Provincia de Buenos Aires s/daños y perjuicios, mayo
de 1887, Fallos, 31 :273).
En otro importante fallo -de ] 960- la Corte declaró razonables las disposi-
ciones de la ley 14.226 que imponía a los propietarios de salas cinematográficas la
obligación de incluir espectáculos artísticos vivos de variedades en los programas de
sus salas, con el fin de asegurar adecuados niveles de ocupación a las personas que
se dedicaban a la representación de ese tipo de números, debido a la escasez de sa-
las teatrales.
Nuestro máximo tribunal sostuvo en ese caso:
"... no es una novedad la imposición legal de cargas que no son impues-
tos ni tasas, de la que sería un ejemplo la derivada de la ley 14.226 para
los empresarios de las salas de cinematógrafo, cuya constitucionalidad
estaría condicionada, por una parte, a la circunstancia de que los dere-
chos afectados fueran respetados en su sustancia y, por la otra, a la ade-
cuación de las restricciones que se les impone, a las necesidades y fines
públicos que los justifican, de manera que no aparezcan infundadas o
arbitrarias, sino razonables, esto es, proporcionadas a las circunstancias
que las originan y a los fines que se procura alcanzar con ellas. [... ] Que
(2) LINARES, JUAN FRANCISCO, Razonabilidad de las leyes, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1970, pág. 109.
372 INSTITUCIONES DE DERECHO PUBLICO
4. PODER DE POLICIA
4,1. CONCEPTO
4,2. ALCANCE
Existen dos criterios diferentes en lo que hace al alcance o extensión de esta facul-
tad reglamentaria de los derechos individuales. Uno es restringido, yel otro, amplio:-
1. El primero es el que se conoce como criterio "europeo" y se caracteriza por
legitimar las restricciones a los derechos únicamente por razones de segu-
ridad, salubridad, moralidad e higiene públicas.
2. El criterio amplio es el llamado "americano" y permite que los derechos sean
reglamentados en función de cualquier objetivo que persiga el bienestar ge-
neral de la comunidad. Esta concepción termina confundiendo el poder de
policía con el fin último del Estado, que es el de lograr el bienestar gene-
ral de la población.
Con la aplicación del criterio restringido, se puede determinar fácilmente cuándo
una norma reglamentaria es ilegítima, ya que bastará analizar si la restricción del
derecho se limita a alguno de los tres motivos señalados en el apartado anterior. En
cambio, con el criterio americano, esa objetividad se pierde, ya que el concepto de
bienestar general como parámetro de legitimidad es mucho más elástico, impreciso,
y entonces, cualquier motivo que a criterio de legislador apunte a conseguir ese bien-
estar legitimará cualquier restricción a los derechos. Aunque, sin perjuicio de esta afir-
mación, vale la pena tener presente en este caso lo dicho en otros párrafos respecto
del principio de razonabilidad.
(4) GONZALEZ, JOAQUIN V., Manual de la Constitución argentina, Universidad Nacional de Córdo-
ba, C6rdoba, 1964, pág. 89.
UNIDAD XIV - LIMITES DE LOS DERECHOS 375
Esta cuestión surge de los términos de los artículos de la Constitución que re-
parten las competencias entre las provincias y la Nación. En este sentido, debemos
tener presente en primer lugar la regla general del arto 121 (anterior 104):
"Las provincias conservan todo el poder no delegado por esta Constitu-
ción al gobierno federal y el que expresamente se hayan reservado por
pactos especiales al tiempo de su incorporación."
La excepción, entonces, corresponde al gobierno federal cuando expresamen-
te se la otorga la Constitución.
La Corte Suprema ha reafirmado en varias ocasiones este principio:
"Dentro del régimen federativo de nuestro sistema institucional, semejante
al de los Estados Unidos de América, el poder de policía corresponde a
las provincias o Estados, y la Nación lo ejerce dentro del territorio de las
mismas sólo cuando expresamente le ha sido conferido o es una forzosa
consecuencia de otras facultades constitucionales. [... ] La doctrina, la le-
gislación y la jurisprudencia argentinas concuerdan con la interpretación
norteamericana: la policía y las funciones que desempeña son de carác-
ter local, conforme al principio de que el gobierno nacional, creado por la
Constitución, es un gobierno de poderes limitados por la delegación que
menciona el arto 104, y nunca se entendió que correspondiese a la Na-
ción intervenir en la vida propia de las provincias para la debida regula-
ción del orden, salud, bienestar, etc., salvo los casos extraordinarios de
los arts. 52 y 62 , Y la jurisdicción superior de esta Corte en los casos del
arto 14 de la ley 48." (C.S.J.N., Fallos, 154:14.)
4,4. LIMITACIONES
Hay quienes sostienen que bajo el rótulo del ejercicio del poder de policía se
pueden disimular un sinnúmero de restricciones ilegítimas a los derechos individuales
y cometerse, por parte de los órganos competentes, violaciones a las garantías consti-
tucionales. Vale en este punto -limitaciones al poder de policía- remitirse a todo lo
dicho sobre los principios de razonabilidad y legalidad de los párrafos anteriores.
legislación indispensable para armonizar los derechos y garantías individuales con las
conveniencias generales, de manera de impedir que los derechos amparados por esas
garantías corran el riesgo de convertirse en ilusorios por un proceso de desarticula-
ción de la economía estatal, el que además, y frente a la grave situación de perturba-
ción social que genera, se manifiesta con capacidad suficiente para dañar a la comu-
nidad nacional toda. Aun en situaciones de grave crisis o de necesidad pública, fren-
te a la invocación de derechos subjetivos o agravios concretos dignos de la tutela
judicial, corresponde a los jueces controlar si los instrumentos jurídicos implemen-
tados por los otros poderes del Estado no son contradictorios con la normativa cons-
titucional.
Consideró, además, la Corte Suprema de Justicia que atento a que los derechos
declarados por la Constitución no son absolutos y están sujetos, en tanto no se los
altere sustancialmente, a las leyes que reglamentan su ejercicio, las limitaciones im-
puestas para superar o atenuar una solución de crisis pueden ser mayores en épocas
de emergencia, pues la obligación de afrontar sus consecuencias justifica ampli<fr
dentro del marco constitucional las facultades atribuidas al legislador, al punto que
la dilación en el pago de créditos y retroactividades puede diferÍrse con la razonabi-
lidad que surge de los temas en examen (Fallos, Femández, Encamación Pilar c.
Secretaría de Seguridad, del 4/5/93).
(5) GONZALEZ, JOAQUlN V., Manual de derecho constitucional. Universidad Nacional de C6rdoba,
Córdoba, 1964, pág. 130.
UNIDAD XIV - LIMITES DE LOS DERECHOS 385
res necesarios para hacer frente al enemigo y poner fin a la lucha. Los constituyen-
tes también tuvieron presentes las ideas de ALBERDI, y el arto 23 determina que pue-
de declararse el estado de sitio en los siguientes casos:
1. Conmoción interior (tumulto, levantamiento, alteración de una provincia
o pueblo).
2. Ataque exterior, que es toda agresión, armada o no, por parte de una na-
ción extranjera, de un organismo internacional, de un grupo revoluciona-
rio subversivo, etcétera.
En ambos casos, nuestra Carta Fundamental reza: "... que pongan en peligro el
ejercicio de esta Constitución y de las autoridades creadas por ella ... ".
El estado de sitio se puede dictar como una medida preventiva, en el caso de
que las autoridades conozcan la inminencia de un levantamiento o una alteración
del orden y la paz públicos; para evitarlos, adoptan medidas de prevención, o bien,
de represión, cuando el hecho se produce, y deben actuar con toda energía para so-
focarlo.
6,1. DECLARACION
BIDART CAMPOS sostiene que esta es la primera sentencia que dicta la Corte
después de vigente la ley 23.098, que hace judiciable la legitimidad de la declaración
del estado de sitio; en ese sentido, había que interpretar si juzgar la legitimidad era
juzgar el acto mismo de la declaración, incluido el examen de su causa real --con-
moción interior o ataque exteríor-, y de su existencia concreta.
Si esto era así, por supuesto, la ley 23.098 discrepaba con la inveterada juris-
prudencia de que la declaración del estado de sitio es cuestión política no judiciable.
Es bueno señalar que ahora la Corte dice dos cosas muy importantes:
a) que tal disposición debe interpretarse a la luz de su jurisprudencia sobre los
alcances del arto 23;
b) que el control judicial de legitimidad de la declaración del estado de sitio
no debe versar sobre las características de la situación en la que se procla-
m~ el estado de sitio, ni sobre los hechos determinantes del acto.
Si bien la generalidad de las medidas de ejecución del estado de sitio está su-
jeta al control de razonabilidad conforme lo señalado en el caso Sofía, Antonio, es
irreversible la facultad del Poder Ejecutivo de arrestar o trasladar personas, salvo que
se transgredan los límites impuestos por el art. 23 de la Constitución Nacional.
El acto de arresto o traslado de personas es personalísimo del presidente; debe
estar fundamentado, no puede ser delegado, y a partir del caso Timmerman se ha
admitido el control de razonabilidad de los arrestos dispuestos por el Poder Ejecuti-
vo durante el estado de sitio.
La ley 23.098 regula el habeas corpus y dispone expresamente que procede
durante la emergencia.
El arresto debe cumplirse en lugares distintos de los destinados a alojar a con-
denados o procesados según lo determinan la ley y la jurisprudencia de la Corte Su-
prema.
UNIDAD XIV - LIMITES DE LOS DERECHOS 389
Los arrestados y trasladados pueden ejercer el derecho de opción para salir del
país, y su denegatoria es contraria al arto 23.
La opción debe ejercerse ante el Poder Ejecutivo, y éste no puede fijar el lugar
donde elija ir el arrestado o trasladado; además, debe contribuir para que el ejercicio
del derecho se haga efectivo.
Habiendo optado el arrestado o trasladado por salir del país, puede posterior-
mente volver a ingresar. Si el estado de sitio continúa vigente, debe contar previa-
mente con la autorización del Poder Ejecutivo. Si ha cesado, no es necesaria ningu-
na autorización.
b) Los límites
vo, y no una mera falta de voluntad política de éste para dar tratamiento a
determinada medida.
2. Imposibilidad del Poder Ejecutivo para emitir esta clase de decretos sobre
cualquier materia. Aparecen en la norma cuatro obstáculos importantes: las
materias tributaria y penal, y, por otra parte, las relativas a los sistemas
electorales y el régimen de los partidos políticos. En los dos primeros ca-
sos, opera con firmeza el principio'de legalidad de los arts. 17, 18 Y 19 de
la Constitución, y en cuanto a los dos últimos, se protege el libre desenvol-
vimiento de los partidos políticos y del juego electoral, fundamentales para
el funcionamiento del sistema democrático, como se proclama en los arts.
37 y 38.
Los límites de forma surgen del nuevo trámite al que deben ser sometidos los
decretos leyes antes de entrar en vigencia.
En el acuerdo general de ministros que deben refrendar los decretos del presi-
dente de la Nación, la Constitución también prevé la intervención del jefe de gabi-
nete, tal como está dispuesto en el arto 100, inc. 13.
La intervención de la Comisión Bicameral en el trámite de los decretos de ne-
cesidad y urgencia surge como consecuencia de los fines que inspiraron la reforma -
de 1994, esto es, la atenuación-de las prerrogativas del Ejecutivo en pos de una ma-
yor presencia del Congreso en las grandes decisiones que hacen al gobierno de la
Nación.
El plazo de diez días para que el jefe de gabinete someta a consideración de la
Comisión Bicameral el proyecto de decreto de necesidad y urgencia es apropiado para
poner en marcha una operatoria de control formal del reglamento, toda vez que pue-
de darse el caso de que muchos legisladores se encuentren fuera del territorio de la
Capital, por ejemplo.
El segundo plazo de diez días es el que le servirá a la comisión para estudiar de
manera acelerada la medida y elevarla luego a los plenarios de ambas cámaras. Cada
una de ellas recibirá simultáneamente los dictámenes de la Comisión Bicameral. Es
necesario aclarar en este punto que el Congreso debe expedirse expresamente tanto para
la aprobación como para el rechazo del decreto (según lo dispone el arto 82).
Por último, cabe señalar -como surge de la norma transcripta- que se ha
dejado en manos del Congreso la sanción de una ley que regulará el trámite y el al-
cance de su intervención.
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