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Devocionales

07DIAS

DEVOCIONALES - 07 DIAS / Caleb Fernandez Pérez


2019

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DEVOCIONALES - 07 DIAS por Caleb Fernandez Pérez se encuentra
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DIA01 Jonás 1:7

“7 Y dijeron cada uno a su compañero: Venid y


echemos suertes, para que sepamos por causa
de quién nos ha venido este mal. Y echaron suer-
tes, y la suerte cayó sobre Jonás.”
¿Dónde estamos? Recordemos. Dios envía a Jo-
nás a predicar a sus enemigos, el profeta decide
huir y sube a un barco huyendo de esa misión en-
cargada por Dios. Entonces, el Señor levanta una
tempestad y los marineros tienen miedo al descu-
brir que esta tormenta no era una tormenta co-
mún. Comienzan a clamar a sus dioses, mientras
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Jonás que dormía, es despertado por el capitán
del barco. 
En medio de esta tempestad levantada por
Dios, los paganos del barco eran más sensibles a
las señales de los tiempos que Jonás. Ellos no in-
terpretaban la tempestad como un mero fenóme-
no natural; sabían por intuición que había algo
“sobrenatural” en aquella tempestad.
A esta altura de la historia de la vida Jonás
queda claro que él atraía desgracia, de hecho el
texto bíblico nos dice que los marineros identifi-
caban esta tempestad como un «mal» que sobre-
vino sobre ellos: «para que sepamos por causa
de quién nos ha venido este mal» (v.7). Lo intere-
sante es que la palabra «mal» aquí es la misma
palabra del versículo 2: «Levántate y ve a Níni-
ve... porque ha subido su maldad delante de mí».
Definitivamente la huida de Jonás trajo desgra-
cia para las personas que estaban alrededor de
él.

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Hombres de Dios huyendo de Dios traen mal-
dición donde vayan. Y esto también se aplica a la
iglesia. Pues, una iglesia ajena a la voluntad de
Dios será — tarde o temprano — un instrumento
de desgracia para la sociedad.

Preguntas de reflexión:
¿Alguna de nuestras malas decisiones han
afectado negativamente a otras personas alre-
dedor nuestro?
¿De qué manera seré de bendición para las
personas que están en mi entorno más cercano?

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DIA02 Jonás 1:7

“7 Y dijeron cada uno a su compañero: Venid y


echemos suertes, para que sepamos por causa
de quién nos ha venido este mal. Y echaron suer-
tes, y la suerte cayó sobre Jonás.”
El lector de la historia de Jonás ya sabe desde el
versículo 4 que Dios es el autor de la tempestad
por causa de Jonás. Pero, los marineros todavía
no lo saben y tienen que descubrirlo, por eso,
«echaron suertes» y el azar fue de Jonás. El pro-
blema es que todo esto de “echar suertes” podría

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parecer hoy pura superstición para nosotros en
un contexto cristiano.
Sin embargo, no es sorpresa cuando Jonás es
sorteado; en esta historia sólo es otra demostra-
ción del control soberano de Dios sobre todo lo
que sucede.
Hay varios ejemplos que la Biblia relata en la
que se usó la suerte para decidir algo importan-
te, por ejemplo, la división de las tierras en el
pueblo de Dios en el Antiguo Testamento, o la
elección de Matias como el reemplazo de Judas
en el Nuevo Testamento. Incluso en Proverbios
16:33 nos dice: «La suerte se echa en el regazo;
Mas de Jehová es la decisión de ella».
Lo interesante es que después de la venida del
Espíritu Santo, no leemos más acerca de «echar
suertes». Al parecer — y esta es nuestra convic-
ción — la presencia del Espíritu Santo ahora es
suficiente para la orientación en la vida. Y es así

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como Dios procede, con Su Espíritu por medio
de Su Palabra.
Como creyentes en el Dios de la historia, reco-
nocemos que nada escapa a su control, incluso la
suerte y el azar. Por lo tanto, esta parte de la his-
toria nos muestra categóricamente que Dios es
Soberano sobre nuestras vidas.

Preguntas de reflexión:
¿Por qué no sería bueno para nuestra vida
confiar en la suerte y el azar?
¿De qué manera el Espíritu Santo nos orien-
ta en la vida?

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DIA03 Jonás 1:8

“8 Entonces le dijeron ellos: Decláranos ahora


por qué nos ha venido este mal. ¿Qué oficio tie-
nes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de
qué pueblo eres?”
Los marineros inundan con preguntas a Jonás. Y
ese interrogatorio buscaba conocer acerca de su
propósito (¿qué oficio tienes? ¿cuál es tu misión
en la vida), su lugar (¿de dónde vienes?) y su ra-
za (¿quién es tu gente?).
Cada una de estas preguntas tiene la facultad
de configurar el relato de nuestra vida. «¿Quién

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es tu gente?» nos define en relación a la comuni-
dad (familia, grupo racial, partido político, etc.)
con los que nos identificamos más de cerca.
«¿De dónde vienes?» nos define en relación al lu-
gar físico donde nos sentimos en casa, donde sen-
timos que pertenecemos. «¿Cuál es tu misión?»
nos define en relación a las cosas que hacemos:
trabajar, descansar, casarnos, viajar, crear, y nos
presenta el desafío de preguntarnos ¿para qué es-
tamos haciendo todo esto?. Todo esto nos crea
un relato, una identidad, un sentido de importan-
cia y seguridad.
En la antigüedad, cada grupo racial, lugar y
profesión tenía su propio dios o dioses. Para des-
cubrir cual de las deidades había ofendido Jo-
nás, no tuvieron que preguntar: «¿Cómo se lla-
ma tu dios?». Todo lo que tenían que preguntar
era «¿quién eres tú?».
Los factores de identidad estaban inextricable-
mente vinculados a lo que cada persona adora.

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Quiénes eran y lo que adoraban eran solo dos ca-
ras de la misma moneda. En este sentido, las res-
puestas de Jonás mostrarían quién era Su Dios.

Preguntas de Reflexión:
¿En qué está basado el relato de nuestra vi-
da?
Si respondiéramos las preguntas hechas a Jo-
nás, ¿Qué revelaría acerca del Dios que adora-
mos?

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DIA04 Jonás 1:8

“8 Entonces le dijeron ellos: Decláranos ahora


por qué nos ha venido este mal. ¿Qué oficio tie-
nes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de
qué pueblo eres?”
En la Antigua Roma había un dios del comercio,
llamado Mercurio, a él le ofrecían sacrificios de
animales para ganar su favor. En nuestra época ac-
tual y cristiana, ya no creemos que existen dioses,
ni del comercio, ni de cualquier otra cosa. Pero,
nadie dudaría — en esta época — que el beneficio
o éxito financiero pueda convertirse en un dios,
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un objetivo final incuestionable ya sea para una vi-
da individual o para una sociedad, a la que se sa-
crifican personas, estándares morales, relaciones
y comunidades.
Otro ejemplo de deidad de la antigüedad es
Venus, la diosa de la belleza. Ya nadie se rinde a
los pies de su imagen, pero, innumerables hom-
bres y mujeres hoy están obsesionados con la
imagen corporal o esclavizados por una idea
irrealizable de realización sexual.
Los marineros sabían que la identidad siem-
pre está arraigada en las cosas que buscamos pa-
ra salvarnos. Frente a la pregunta «¿Quién
eres?», surge una pregunta aún más personal:
«¿De quién eres?». Saber de quién eres es saber
a qué te has entregado, qué te controla, en qué
confías más fundamentalmente.
No obstante, nuestro relato se construye a par-
tir de nuestra salvación y nuestra nueva vida en
Cristo. Dios actuó de tal manera en nuestra vida

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que nos hizo «nacer de nuevo» para configurar
un nuevo relato en nuestra vida. No desconoce-
mos nuestra historia personal, familiar y cultu-
ral, pero nuestra nueva identidad se configura
creyendo que a Cristo nos hemos entregado, es
Cristo quien nos controla, y en Cristo confiamos
plenamente.

Preguntas de reflexión:
¿De qué manera podríamos poner en peligro
nuestra identidad en Cristo?
¿Por qué decimos que nuestro relato se cons-
truye a partir de nuestra salvación?

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DIA05 Jonás 1:9

«9 Y él les respondió: Soy hebreo, y temo a Jeho-


vá, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tie-
rra.»
Jonás finalmente comienza a hablar. La pregun-
ta sobre la raza es la última en la lista, y Jonás la
responde en primer lugar. «Soy hebreo» les dice
y así invierte el orden, poniendo su raza como la
parte más importante de su identidad. Para su
autoimagen, su raza fue más importante que su
fe.

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Pero, aquí también hay un cinismo teológico
en Jonás. Confiesa temer a un Dios cósmico pe-
ro, está huyendo de ese Dios del que no puede
huir. O no cree lo que está diciendo o es inconse-
cuente a su fe.
Jonás dice que teme al Señor pero le desobe-
dece. Si Dios es tan poderoso ¿por qué lo desa-
fía? Jonás tiene un credo, lo recita frente a los
otros, pero prefiere morir a vivir de acuerdo con
ese credo que proclama. Jonás no se avergüenza
de su fe, pero no lo vive. Su fe es ortodoxa, pero
sus actitudes no son compatibles con su teología,
porque su autoimagen está fundamentada en su
RAZA y no en su FE.
Esto quiere decir que podemos efectivamente
creer y temer a Dios, pero, es posible que nues-
tra relación con Dios a través de Cristo no se ha-
ya profundizado lo suficiente en nuestro cora-
zón. Podemos creer sinceramente que Jesús mu-
rió por nuestros pecados y, sin embargo, seguir

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fundamentando nuestra identidad en cualquier
otra cosa que no sea el amor de Dios en Cristo.

Preguntas de reflexión:
¿Por qué nuestras actitudes podrían no ser
compatibles con nuestra teología?
¿En quien o en qué está fundamentado nues-
tra autoimagen?

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DIA06 Jonás 1:10

«10 Y aquellos hombres temieron sobremanera,


y le dijeron: ¿Por qué has hecho esto? Porque
ellos sabían que huía de la presencia de Jehová,
pues él se lo había declarado.»
El versículo 10 muestra el terror que la declara-
ción de Jonas despierta. La mayoría de los mari-
neros eran fenicios, y los fenicios adoraban a Ba-
al Shamen, «Señor administrador del cielo». Por
tanto, cuando Jonás llama su Dios «El Dios del
cielo, que hizo el mar y la tierra», lo coloca frente
a frente contra este dios de los fenicios.
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La pregunta de exclamación de aquellos hom-
bres muestra que estaban llenos de terror, pero,
fundamentalmente muestra una comprensión
teológica mucho más profunda que la de Jonás:
«¿que has hecho?».
No buscan información, están llenos de sor-
presa, miedo y angustia. Algo así como si encon-
tráramos a un amigo con un cuchillo en la mano
y a otro muerto en suelo lleno de sangre, la excla-
mación viene por lo sorpresivo, lo aterrador y an-
gustioso del momento: «¿que has hecho?».
A los marineros no les interesa la razón del
por qué Jonás huye de la presencia de Dios. Lo
que ellos quieren es salvar sus vidas y sus dioses
[todos juntos] no funcionaron, no respondieron,
y no eran tan poderosos como el Dios de Jonás.
Los paganos revelan tener una fe en Dios más
profunda que Jonás. Temen a sus divinidades
con más reverencia y dedicación que Jonás. Y en
este versículo, vemos cómo ellos comienzan a to-

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mar consciencia del único Dios grande y podero-
so, creador del cielo y la tierra.

Preguntas de reflexión:
¿Por qué los marineros fenicios temieron so-
bremanera al oír la respuesta de Jonás?
¿De qué manera los marineros muestra una
fe más profunda que la de Jonás?

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DIA07 Jonás 1:10

«10 Y aquellos hombres temieron sobremanera,


y le dijeron: ¿Por qué has hecho esto? Porque
ellos sabían que huía de la presencia de Jehová,
pues él se lo había declarado.»
La reacción de los marineros fue muy distinta a
la del profeta. Ellos mostraron una mayor pro-
fundidad en su percepción de Dios. La reacción
de terror muestra que comprendían que estaban
frente a un hombre que estaba huyendo de un
Dios muy poderoso.

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Sin embargo, la percepción de Jonás era muy
pequeña. Por mucho que Jonas dijera que servía
el Dios del cielo, lo cierto es que en la práctica
servía a un pequeño Dios de Israel. Su teología
intentaba domesticar a Dios y no lograba verlo
más allá de sus intereses nacionalistas.
Esto resulta en un mensaje desafiante para la
iglesia. Pues, por mucho que digamos que servi-
mos al Dios creador de todo cuanto existe y a Je-
sucristo Salvador del mundo, a veces actuamos
como si sirviéramos a un pequeño dios creador
de la iglesia, y a Jesucristo que solamente quiso
salvarnos a nosotros.
Si nuestra teología nos lleva a acciones tan es-
trechas como las de Jonás, no nos sorprendamos
si llega el día en que nos convirtamos en una
amenaza para el bienestar de nuestra sociedad y
Dios mismo requiera que seamos lanzados al
mar.

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Cuando nuestra identidad esté en juego, debe-
mos recordar que nuestra suerte está controlada
soberanamente por Dios, nuestro relato se cons-
truye a partir de nuestra salvación, nuestra autoi-
magen está fundamentada en el amor de Dios en
Cristo y nuestro Dios es más grande de lo que
nuestra teología nos dicta.

Preguntas de reflexión:
¿En qué áreas de nuestra vida podríamos de-
cir que creemos en un dios pequeño?
¿Qué podría pasar si nuestra teología estre-
cha nos lleva a acciones a realizar acciones con-
cretas?

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Devocionales
07DIAS

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Caleb Fernández Pérez, Pastor de la 1ra Igle-
sia Presbiteriana de Valparaíso y profesor del Se-
minario Teológico Presbiteriano.
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