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La mimesis y la humillación pública en el fenómeno viral de los #lords y las

#ladies

1. Introducción

Un virus recorre la red, el virus del odio, del conflicto, de las rivalidades miméticas.
Ahí donde llega enferma el tejido, los lazos, las relaciones sociales. Se transmite a
través de la palabra hecha bites, se cuela en las conversaciones cotidianas. El
síntoma del virus es una descalificación a la opinión del otro. De la descalificación
muta a la grosería. De la grosería a la humillación. Basta echar un vistazo al cuerpo
del infectado, eso que llaman redes sociales, para dar cuenta de la gravedad de la
enfermedad: no hay tema o noticia que circule por estos medios de comunicación
masiva en donde en la opinión pública imperen las expresiones de ira y violencia
contenida. Esta rabia carga contra lo diferente, sea religioso, sexual, de género,
racial, político o de clase. En realidad, no hay parámetro más que la aparente
diferencia.

La concepción de una determinada enfermedad exhibe rasgos de una determinada


lógica cultural. Los conceptos usados para nombrarla no son la excepción. En el
contexto capitalista, los conceptos de contagio, virus y conexiones se usan para
explicar fenómenos que van más allá de los cuerpos biológicos. En este sentido
aparecen estos términos metafóricos para expresar tendencias claves de la
denominada cultura red. Estos conceptos se han impuesto como poderosos tropos,
pero no podemos reducirlos al simple hecho metafórico, la concepción viral sobre
la red puede arrojar luz sobre la comprensión de una lógica al interior de la cultura
de los social networks.(Parikka, 2007).

La red es un caldo de cultivo propicio para el desarrollo de este virus debido a su


potencial de transmisión. Asimismo, en el momento actual del desarrollo de las
tecnologías de las telecomunicaciones todo se mira en términos de conexiones y
redes (Shaviro, 2003, p. 3). Estar comunicados equivale a estar conectados. El
progreso mismo es entendido en relación con el grado de conectividad de los
habitantes de una localidad; en las agendas políticas una de tareas principales de
los gobiernos progresistas es llevar internet gratis a los espacios públicos: todos
unidos en una gran red de comunicación constante (ibídem). Virus, conexión, red,
navegación: en el mundo virtual nada es metafórico, todo es real, o como señala
Baudrillard en La ilusión vital, con el advenimiento de aquel mundo hay más que
nunca un estado de demasiada realidad (Baudrillard, 2002). No hay que soslayar
en ese sentido el problema de la violencia que se esparce por la gran red. Una
violencia causada precisamente por el virus de la mimesis, aquel que nos hace
replicar como autómatas los contenidos con los que interactuamos en la red.
Vivimos en un mundo hipertrofiado de mimesis que se refleja en conceptos como el
de "trending topic", "going viral" y "memes".

A través de estas prácticas y conductas comunicativas, el fenómeno de la violencia


se expresa de distintas maneras. Sin embargo, el presente proyecto buscara
centrarse en un tipo de conducta que definiré como mimético, el cual permea el
contexto actual de las interacciones online, así como su relación con los discursos
de odio que desembocan en las humillaciones y linchamientos colectivos. Una
de las consecuencias de la denominada hipermediación que ha posibilitado las
nuevas tecnologías (Scolari, 2008), es que la construcción de identidades y la
convivencia social actuales están influenciadas en gran medida por los likes y los
shares al interior de las redes sociales1(Cavallin, 2009; Piia Varis, 2014). Asimismo,
a partir de estas formas de interacción asistimos a un resurgimiento espectacular
de lo que identifico como pena por vergüenza pública o humillación colectiva
(Ronson, 2015).

En el contexto mexicano, a partir del boom de las redes sociales que se da


aproximadamente desde el 2011, comenzó a surgir la práctica orquestada por
usuarios de plataformas de interacción virtual que consistía en la exposición de
figuras públicas a través de videos e imágenes etiquetadas para su transmisión viral
a través de la red. Si algo permitió y transformó la llamada World Wide Web en el
fenómeno comunicativo fue precisamente una exposición a escala global de los

1
Usaré el término “redes sociales” para referirme a las “redes de interacción online” que permiten
plataformas como Facebook, Instagram, Youtube, Twitter.
contenidos y una visibilidad de los involucrados, así como la participación activa por
parte de los receptores de tales contenidos (Thompson, 2003).

La llamada network, la red que posibilitó la conexión de individuos a nivel global


convertía al ciberespacio en un ecosistema transparente en donde todo podía ser
compartido y observado, en este lugar desaparecían las zonas oscuras aptas para
cometer actos considerados transgresores por la ciberpoblación. Poco a poco se
consolidó así una esfera pública que comenzó a fungir como tribunal en el que se
enjuiciaban a los perpetradores de las buenas costumbres (Ronson, 2015). Bastaba
que alguien subiera a la red el video en el que un individuo era capturado en plena
transgresión para que en pocos minutos fuera visto por miles de usuarios, mismos
que comentaban, enjuiciaban y compartían el video; diseminándose así la
información a través de la red. Con ello, el involucrado era expuesto ante miles de
usuarios, los cuales indignados clamaban justicia y castigo para el transgresor en
turno.

Cuando la violencia y el conflicto cruzaron el ancho mar de la realidad para tocar las
movedizas arenas del mundo virtual, la ira y violencia humana ya no se tradujeron
en agresiones vis a vis. Algo nuevo había surgido: un entorno capaz de anidar,
multiplicar y transmitir el odio y la ira colectivas sin que la muchedumbre se salpicara
y llenara las manos de sangre. En la virtualidad, se hacía epojé de las
consecuencias de ejercer cierta violencia sobre el Otro detrás de la pantalla. Nadie
veía algo de malo en «compartir» o dar «me gusta» a una noticia o video en donde
alguien cometía una alteración al así llamado orden público. Sin embargo, estos
micro actos individuales se convertían en parte de una abundante corriente de
indignación. Así, las redes sociales pasaban a ser una especie de nuevos patíbulos,
hogueras y guillotinas que saciaban el hambre de la muchedumbre enardecida que
exigía castigo a los culpables.

Por ello, en este proyecto de investigación me propongo estudiar este proceso de


viralización que identifico en términos de mimesis, entendiendo por mimesis en el
sentido que le da René Girard referido a una conducta por imitación inconsciente
(Girard, 1984, p. 9), y la consecuente humillación pública que sufren los
involucrados al ser expuestos en la red. Tomaré como punto de partida para mi
análisis de estudio uno de los casos más paradigmáticos de este fenómeno viral en
el contexto mexicano. Bajo los hashstags #lady y #lord, el 2011 dio pie a una
práctica de exhibición masiva de individuos cometiendo actos que eran
considerados como “desafiantes para el equilibrio de la moral dominante”(Lull,
2000). Uno de los aspectos centrales de este trabajo estará centrado en analizar las
características que tuvo este fenómeno para con ello poder ofrecer una explicación
teórica sobre la viralidad y las humillaciones públicas en las interacciones online.

2. Relación personal con el tema

Durante la licenciatura tuve la oportunidad de acercarme al problema de la violencia


y estudiar los mecanismos desencadenantes de ésta a partir de la teoría del filósofo
y antropólogo francés, René Girard. Para éste, la violencia humana es de índole
mimética y es quizá esto el aspecto novedoso de tal teoría. Desde entonces, el tema
de la violencia ha sido una de mis mayores preocupaciones intelectuales, las cuales
pretendo concretar finalmente con la realización de este posgrado.

A la pregunta de por qué estudiar este fenómeno social en un contexto comunicativo


respondo que hoy más que nunca, en un mundo humano tan hipermediatizado por
el constante desarrollo tecnológico en las telecomunicaciones, es de suma
importancia comprender lo que sucede al interior de la red. Desde su aparición, las
plataformas de interacción online se erigieron como un campo fértil de análisis
para los científicos sociales. En una época dominada por la globalización, el uso de
las telecomunicaciones es una parte esencial de nuestra vida. Cada día millones y
millones de mensajes se intercambian en todo el mundo. Espacios virtuales como
las redes sociales han eliminado barreras y distancias entre los sujetos. Mi relación
con el tema es en ese sentido directo, ya que al ser usuario de estos medios como
tal he sido testigo en primera persona de esta problemática

Cotidianas son ya las noticias en torno a que tal controversia se “viralizo”. A diario
somos testigos donde se privilegia el escándalo en vez de la información objetiva.
Asistimos a un momento en donde los medios tradicionales parece que dejan de
lado la función de informar y se convierten en una especie de pajarraco que
regurgita a los televidentes lo que sucede en las redes sociales. Lo viral, lo que
todos miran y comentan es la piedra angular en torno a la cual gira la información
que debe transmitirse. Y es que como afirman Lull y Hinerman “donde quiera que
miramos, sórdidas historias de la manera en la que los deseos personales triunfan
sobre la moral convencional se cuentan para lucrar. Y, sí, la gente en todos lados lo
ve, las lee, las escucha y las comenta” (Lull, 2000).

No hay que hurgar mucho para encontrar ejemplos, nuestra realidad mexicana está
lleno de ellos. Profesores expuestos por alumnos en videos en Facebook
cometiendo alguna falta considerada que atenta contra el orden moral imperante.
Políticos en turno diciendo tonterías; jugadores de futbol embriagándose y
llevándose scorts a los hoteles de concentración; actores, actrices, cantantes, y
artistas no comportándose o diciendo o pensando de acuerdo con lo que el gran
público espera de ellos. Los usuarios de las redes sociales se encargan de
viralizarlo replicando como autómatas a través de likes y shares una ola de
pensamiento único. Es cuestión de segundos y minutos para que sean miles de
reproducciones de los videos y las imágenes memeficadas en el que se expone al
susodicho a un escarnio público masivo. Pocas horas después son noticia a nivel
nacional por los perfiles de importantes diarios nacionales, quedando así dañada la
integridad de los involucrados por los millones de bienpensantes que inundan las
redes. Pasamos así de una aparente violencia inocua a una transfiguración de una
violencia colectiva que tiene verdaderos efectos en lo que llamamos Realidad.

Y así muchos ejemplos que he seguido desde mi experiencia como usuario de estas
plataformas en el que los odios y ataques hacia un individuo o un grupo de
individuos se hace presente en forma de ridiculización y violencia verbal explicita.
Es una forma de la violencia que permea el mundo de las comunicaciones virtuales,
y esta nos ha enseñado que, aunque es limpia y sin sangre, también destruye.
3. Formulación del problema de investigación

La pregunta que será el eje de esta investigación será la siguiente:

¿Qué características tienen las interacciones conflictivas suscitadas en los social


media que desembocan en humillaciones y linchamientos colectivos?

En ese sentido, considero que esta pregunta bebe directamente de una cuestión
fundamental que ha tenido en vilo a los filósofos y científicos sociales cuando hablan
respecto al tema de la violencia: ¿por qué luchan los hombres unos con otros al
punto de llegar a la destrucción misma? (Lorenz, 1972)

Objetivos

General: Investigar empíricamente el comportamiento mimético en el contexto de


las interacciones online para comprender los fenómenos de humillaciones
colectivas que se dan al interior de las redes sociales.

Específicos:

1. Extraer elementos comunes al fenómeno de las humillaciones colectivas a través


de las interacciones online para conformar un corpus de conocimiento acerca de
este fenómeno.

2. Entender la mimesis en otros contextos y su relación con el conflicto y la violencia.

4. Delimitación espacio-temporal

Este proyecto está delimitado espacialmente al contexto mexicano, ya que nuestro


país, a pesar del atraso en materia de infraestructura para las telecomunicaciones,
es en el que los social media tienen mayor penetración en Latinoamérica. Según un
gráfico de la Asociación de Internet.mx, México tiene alrededor de 70 millones de
usuarios de Internet, de los cuales el 83% tiene como finalidad el usar las redes
sociales, es decir, casi la mitad de la población mexicana tiene un perfil público en
alguna red social.
Asimismo, analizaré una serie de casos de humillaciones colectivas que surgieron
en el 2011 y que se denominaron en el contexto de las redes sociales como el
fenómeno de los lores y las ladies.

5. Hipótesis/ Supuestos

Mi proyecto de investigación parte de 2 supuestos en los cuales me baso para


comprender la violencia que permea en las redes sociales. El primero es que:

El disenso surgido a través de las agresiones verbales en las interacciones


online en los social media tiene un carácter imitativo, lo que conduce a una
escalada gradual del conflicto que desemboca en algunos casos en las
humillaciones y linchamientos colectivos.

El segundo es que:

Las plataformas de interacción online como Facebook y Twitter


exponencializan la conducta imitativa que conduce al conflicto debido al
mecanismo viral que subyace inherentemente a la estructura de la red.

5. Marco teórico

Para fundamentar teóricamente el proyecto, he tomado las tesis acerca de la


violencia del filósofo francés, Rene Girard. Presentar el pensamiento de René
Girard es sencillo y complicado a la vez. Es sencillo, pues lo que constituye el núcleo
duro de sus ideas (la naturaleza mimética del deseo y su relación con el mecanismo
de la víctima propiciatoria) es sumamente transparente y relativamente fácil de
comprender. A su vez, es difícil, pues tales ideas tienen un alcance muy largo que
obliga a revisar a fondo lo que se sabía acerca de los fundamentos de la psique
humana presentes en la obra de Freud, pasando antes por los estudios
antropológicos. Si algo distingue a Girard es que consigue mostrar la conexión que
existe entre fenómenos que en primera impresión aparecen totalmente inconexos.
«René Girard bien podría […] ser considerado “el Darwin de las ciencias humanas”,
como ha sugerido Michel Serres. Si la hipótesis de la selección natural explica los
mecanismos que regulan la evolución de las especies, por su parte la teoría del
chivo expiatorio da cuenta del mecanismo que se encuentra en la base del
nacimiento y evolución de la cultura» (Girard, 2006). Su teoría del deseo mimético
constituye una auténtica genética de lo social; muestra los mecanismos que dan
origen a lo humano en cuanto conviviente con los otros.

La teoría del deseo mimético

Hasta Girard, el comportamiento mimético se había entendido como algo positivo,


no conflictivo. Así, por ejemplo, Aristóteles propone la similitud o semejanza como
fundamento de la amistad y a través de ella del orden político: «Las amistades de
que acaba de hablarse [por virtud, por placer y por utilidad] reposan en la igualdad.
Las mismas cosas obtienen los amigos uno de otro y las mismas se desean»
(Aristóteles, 1985). Girard pone de relieve que de la identificación de los deseos
surge la rivalidad y el conflicto. Éstos, según Girard, tienen su origen en la
convergencia en lo deseado. Y aunque puede ser benéfico que dos personas
deseen lo mismo, ya que pueden colaborar para obtener el objetivo común, también
es cierto que pueden enfrentarse al competir por lo mismo. El pensamiento de
Girard consiste en la exploración de esta cara oculta de la mimesis hasta ahora
desconocida por el pensamiento occidental. Una primera respuesta la tenemos en
el mimetismo del deseo en los niños, fenómeno que Girard considera
<<universalmente conocido>> (Girard, 2005). Los niños pequeños, cuando ven que
otro niño juega con algo, se apropian del juguete, provocando un conflicto con el
compañero que originalmente lo tenía. El deseo del niño se modela mediante lo que
para otro aparece como valioso y la satisfacción del deseo aún no está modulada
por la cultura. Su manera de proceder es poco a poco cambiada mediante la
educación que recibe el pequeño. Para Girard esta conducta natural (no mediada
por la cultura) de los niños, delata la esencia mimética y conflictiva del deseo. Así
pues, Girard se pregunta lo que pasaría si realmente deseáramos lo mismo; si el
mundo de los niños no existiera dentro del de los adultos, si sólo existiera aquel, no
habría elementos para frenar el conflicto que sigue al despojo por apropiación
directa. Algo así debe haber sido el estado en que lo humano surgió. Sin cultura que
tamizara la dinámica del deseo, los hombres primitivos, debieron vivir en conflicto
atroz. El corto circuito de los deseos desemboca inmediatamente en la violencia y
ésta crece como el fuego o como una enfermedad infecciosa porque la venganza
nunca se cumple antes de haber sobrepasado abundantemente la ofensa. Girard
comparte con Hobbes la idea de que en el estado de naturaleza es el conflicto de
todos contra todos.

Para Girard, el mecanismo que compensa la tendencia autodestructiva (pulsión de


muerte freudiana) originada por esta mimesis del deseo en el hombre es el
linchamiento colectivo. Según el filósofo francés, la exacerbación de la violencia
denota crisis sociales. Habría que preguntarse pues si la violencia cotidiana a la que
nos enfrentamos en nuestro contexto no es una consecuencia directa de una crisis
a nivel de todas las estructuras e instituciones sociales. ¿No son los social media
una especie de medio catártico para descargar toda esta violencia contenida?

Bajo la concepción girardiana, en lo más profundo de la crisis, llegado el paroxismo,


la exacerbación extrema de todas las pasiones y enfrentamientos, la violencia
dispersa de todos contra todos se transformó en violencia de todos contra uno. Con
la muerte del ser más maléfico sobrevienen la paz y el orden. Pero la llegada de la
paz y el orden no sólo se debe a los efectos catárticos de la ejecución colectiva de
una víctima propiciatoria. Los que intervienen en la ejecución se ven obligados a
interrogarse sobre la diferencia de efectos de la última violencia respecto de todas
las demás. Su atención «se inclina necesariamente a la víctima y se pregunta si
ésta no es la responsable de las maravillosas consecuencias que provoca su
destrucción o exilio» (Op. Cit.). El ejecutado, el ser más vil, el culpable único de toda
desgracia, al morir resuelve todos los problemas. «Mientras que todas las violencias
anteriores jamás han conseguido otra cosa que redoblar la violencia, la violencia
contra esta víctima, de manera milagrosa, ha hecho cesar toda violencia» (Ibid.). El
chivo expiatorio es a la vez lo más bajo y sucio y el origen purificador de todo, lo
sagrado, gracias a él la comunidad se descubre como tal, pues su ejecución es el
primer acto realizado unánimemente.
Así pues, para mi propósito, considero que esta explicación teórica nos ayuda a
comprender de manera satisfactoria el fenómeno de la violencia colectiva que se
traduce muchas veces en las humillaciones y los linchamientos colectivos.

En ese sentido, la teoría de René Girard puede servir como fundamento para
comprender la lógica interna que sigue el tipo de violencia que se propaga en las
redes sociales y su expresión en forma de humillaciones colectivas. Al ser una teoría
de gran alcance intenta, por una parte, explicar antropológica e históricamente los
mecanismos bajo los cuales se desencadena la violencia humana, y, por otro, nos
da una brújula para dirigir nuestra mirada a una perspectiva más empírica sobre
este fenómeno, ya que comprender el mecanismo que acciona la violencia es de
vital importancia para evitarla y crear mecanismos de defensa que delimiten su
propagación.

Modelo explicativo

Para una mayor claridad, presento este breve esbozo de las proposiciones que
configuran el modelo teórico del deseo mimético:

- Cuando alguien expresa el deseo por un objeto este cobra un valor a ojos de
los demás. Por lo tanto, el deseo es esencialmente mimético, se forma a
partir de un deseo modelo; elije el mismo objeto que este modelo.

- Así como el deseo es imitable, la violencia también una vez que entra en la
rivalidad surgida por el deseo mimético.

Implicaciones/consecuencias/predicciones

- Si los deseos por un determinado objeto convergen y éste no se puede


compartir entonces surgirá el conflicto, ya que solo uno puede obtener el
objeto de sus deseos.

- El valor de un objeto estará determinado por la importancia del modelo que


lo designa

- Asimismo, si el deseo por un objeto es mimético, entonces éste se presenta


deseable mientras más personas lo deseen. En otras palabras, el número de
deseantes de un objeto es directamente proporcional a su valor (sea
simbólico, monetario, cultural, etc.)

- En un contexto en el que no existan trabas al deseo, las rivalidades y el


conflicto tienden acrecentarse.

- Una sociedad que estimula el deseo es una sociedad que tiende al conflicto.

- Una sociedad que tiende al conflicto es una sociedad que estará


constantemente en crisis de violencia.

- Para mantener la paz, son necesarias las leyes y las jerarquías, ya que estás
mantienen limitado los deseos que originan las rivalidades.

- Cuando las leyes y las jerarquías se rompen debido a una hipertroficación


del deseo mimético, son necesarios otros mecanismos socioculturales que
mantengan la estabilidad y paz social.

- El mecanismo de inmolación por chivo expiatorio condensa toda la ira


colectiva debida a la hipertroficación del deseo mimético, lo que devuelve la
paz y la estabilidad social.

En este modelo teórico un mecanismo explicativo que subyace a esta teoría es


aquel por contagio y la enfermedad, ya que la imitación se transmite por el mismo
mecanismo de ésta. Así, dos individuos que tienen contacto con el conflicto y el
deseo mimético pueden infectarse de estos. En ese sentido la enfermedad se
agrava cuando las rivalidades miméticas intoxican todo el cuerpo social, lo que hace
que se creen curas para expulsarlas y restituir la estabilidad. Cuando esta cura es
descubierta, la misma fórmula se aplicará cada que se envenene el cuerpo,
perpetuando así lo que se denomina inmolación ritual, surgiendo así las culturas
humanas que en su memoria colectiva repiten el suceso originario que trajo la
estabilidad.
6.Diseño metodológico

El enfoque metodológico de mi investigación será de índole cualitativo. Para


comprender los aspectos que caracterizan estos fenómenos de violencia colectiva
al interior de la red analizare uno que considero fue paradigmático en el contexto
mexicano: el fenómeno viral conocido como los lores y las ladies.

Descripción del caso:

Bajo el #LadyPolanco se inauguraba un modo de denuncia ciudadana gracias a las


plataformas de interacción online. Bajo aquella etiqueta en la que se reflejaba una
sátira a un modo clasista de ser, se difundió por estos medios un video en donde
dos mujeres en aparente estado de ebriedad agredían verbalmente a los policías
que minutos antes las habían detenido para levantarles una infracción.
Rápidamente el video se replicó a través de las redes sociales pasando con ello al
dominio de la opinión pública. Con miles de reproducciones en poco tiempo, el video
pasó de ser comidilla de la red a una noticia que ocupó espacio en los principales
noticieros y diarios de circulación nacional. Así, el caso indignó a la sociedad
mexicana quien desde el otro lado de la pantalla enjuiciaba con comentarios y
opiniones en sus perfiles de redes sociales a los involucrados. Como consecuencia
de esta exposición pública, la vida privada fue invadida a tal grado que en la red
pronto circularon nombres, direcciones, pertenencias y demás aspectos de aquellas
mujeres que habían sido captadas en video incurriendo en una falta que en otro
momento no habría sido siquiera digna de ser comentada en la miscelánea de
noticias. Era el comienzo de una serie de fenómenos virales bajo la misma etiqueta;
los lores y las ladies comenzaron a ser el plato de cada día del movimiento en la
red, así como en la charla cotidiana. En todos estos casos había algo en común: la
ira colectiva expresada a través de un discurso de odio se volcaba hacía los
infractores.

A continuación, presento de manera breve los casos que tomaré como objeto de
estudio, los cuales son considerados algunos de los más virales que entraron bajo
la categoría de esta etiqueta según la información de distintos diarios nacionales:
1. Lady 100 pesos: una chica en aparente estado de ebriedad es grabada cuando
intenta sobornar a la policía con 100 pesos mientras se resiste a subir a la patrulla
2. Lady Profeco

3. Lady Chiles: un video en el que una “empleada doméstica” es acusada de robo


de un chile en nogada por su empleadora

4. Lady UVM: la Mars: Una chica sube un video en donde expresa su inconformidad
con el sistema educativo al mismo tiempo que anuncia que abandonará la
preparatoria por considerarla inútil en su formación.

5. Lord Walmart: Un hombre es grabado en el estacionamiento de un supermercado


mientras agrede a otro por culpa de un espacio para estacionarse.

6. Ladies de Polanco: Dos mujeres son captadas en video mientras agreden a un


grupo de policías que intentaban infraccionarlas. Es el primer video con la etiqueta
de las ladies. |

7. Lord Peatones: Un automovilista responde con agresiones físicas a los


transeúntes que lo increpan por invadir el paso peatonal de una importante avenida
de la CDMX.

8. Gentleman de las Lomas: Con miles de notas informativas sobre este video, este
personaje se ganó la ira de los usuarios de redes sociales al propinarle una golpiza
al empleado que atendía el lobby del edificio en donde residía.

9. Lord Ferrari: Este personaje se hizo famoso al mandar a su escolta golpear a otro
automovilista con el cual había tenido una discusión en plena autovía.

10. Lord Audi: Un joven que invade un carril para bicicletas es grabado e increpado
por un ciclista quien al pedir auxilio a policías se ve agredido verbalmente por aquel.
Después de una acalorada discusión con los policías quienes intentan llevárselo a
los separos, el joven conductor se da a la fuga arrancando su auto y llevándose de
por medio una bicicleta.
Para estudiar las interacciones sociales, cognitivas, afectivas y discursivas que se
presentan en los casos antes mencionados, he considerado como base para la
recolección de datos los principios de la etnografía, pero trasladados al así llamado
ciberespacio. A este método de investigación ha venido designándosele por los
metodólogos como etnografía virtual. Así, en un contexto actual en el que el
desarrollo de la tecnología ha posibilitado otras formas de comunicación que han
desbordado la presencialidad y lo geográfico, así como ante la consecuente
emergencia de universos virtuales donde las relaciones humanas se han
enriquecido y diversificado, y que Scolari (2008) ha denominado hipermediaciones,
es decir, “el que los procesos de intercambio, producción y consumo simbólico se
desarrollan en un entorno caracterizado por una gran cantidad de sujetos, medios y
lenguajes interconectados tecnológicamente de manera reticular entre sí”, se vuelve
menester que el estudio etnográfico se adapte al análisis de estas prácticas sociales
que se dan con la aparición de Internet (Ruiz, 2015).

La recolección de datos en ese sentido se concentrará en la observación no


participante dentro de las principales plataformas de interacción online, siendo a su
vez las unidades de análisis: a) los videos, b) los memes, c) las notas informativas
sobre los casos y, sobre todo, d) los comentarios con discursos de odio publicados
por los usuarios de estas plataformas en los perfiles de noticias en relación con los
hechos.

Estado del arte

1. Introducción

En el estado actual sobre el estudio de los media, muchos teóricos coinciden en que
estos han impactado profundamente en la forma en que los seres humanos
interactúan unos con otros y consigo mismos (Castells, 2009; Rushkoff, 1996;
Shaviro, 2003; Thompson, 1998; Ugarte, 2005). Desde el análisis de la lengua,
pasando por la escritura, la imprenta, el telégrafo, la radio, la televisión hasta
desembocar en la era digital, estos teóricos concluyen que los medios por los cuales
nos comunicamos han impactado de manera crucial en muchos ámbitos de la vida
humana. Así pues, como una cuestión fundamental para entender el desarrollo de
la modernidad, John B. Thompson se pregunta cómo deberíamos entender la
naturaleza e impacto de los medios de comunicación en nuestra vida cotidiana y
cómo estos mismos alteran el carácter de la vida política y social (Thompson, 2003).
En esa directriz, Manuel Castells señala que hubo un hito con la llegada y
consecuente difusión de internet. La llamada Network permitió la combinación de lo
que él diferenció como los modos de comunicación posibles: interpersonal,
comunicación de masas y autocomunicación de masas:

Lo que es históricamente novedoso y tiene enormes consecuencias para la


organización social y el cambio cultural es la articulación de todas las formas de
comunicación en un hipertexto digital, interactivo y complejo que integra, mezcla y
recombina en su diversidad el amplio abanico de expresiones culturales producidas
por la interacción humana (Castells, 2009, p. 88).

Un nuevo espacio que daba cabida a las interacciones humanas se estaba creando,
o quizá mejor dicho, un “nuevo mundo” se descubría (Rushkoff, 1996, p. 4). Poco a
poco este ciberespacio comenzó a poblarse, a crecer y tornarse más complejo
debido a su propia lógica. En un abrir y cerrar de ojos, el etéreo lugar pasó a
consolidarse como un ecosistema y esfera pública alternativa en la cual se “reunían”
las personas para relacionarse los unos con los otros. Así, comenzaba a constituirse
una gran sociedad red global (Castells, 2009) que no estaba limitada por obstáculos
espacio-temporales: la era de la Web 2.0, la blogosfera y los social media se
consolidaba. Pero, y aquí parafraseando un tanto a Thompson, vivir en un mundo
mediático conlleva nuevos problemas que pesan considerablemente sobre nuestros
hombros.

Escándalo, conflicto y violencia en la era de los media

Las teorías del conflicto ponen el acento en las divisiones, tensiones y luchas, ya
que éstas consideran que la omnipresencia de las desavenencias entre individuos
forma parte del entramado básico de la vida social. En ese sentido, podemos
considerar que aquellas propuestas teóricas centradas en el análisis de los media
a partir de conceptos como escándalo, conflicto y violencia entran bajo el enfoque
de las denominadas teorías del conflicto.

Los estudios sistemáticos sobre los medios de comunicación a partir de este


enfoque resultan relativamente nuevos (como en general todo el campo de la teoría
de la comunicación). Sin embargo, éstos cuentan con algunas obras que son
referentes en la aproximación al conflicto en el estudio de los media. En 1997 sale
a la luz el texto Media scandals de James Lull y Stephen Hinerman, el cual consiste
en “un conjunto de artículos que busca la validez en el tratamiento de distintos
campos” dentro de los mass media (Cannata, 2015). Años más tarde, John B.
Thompson publica su ensayo Political scandal (2001), el cual se puede considerar
como “el primer intento en definir una teoría del escándalo” (ibidem). A partir de este
trabajo del sociólogo británico, surgirá “una línea de trabajo que toma a Thompson
como punto de partida” (ibíd.) para el análisis del conflicto en los media. Con el paso
del tiempo, este enfoque ha proliferado en estudios de diversa índole: desde el uso
político de los escándalos y del conflicto propuesta por autores como Manuel
Castells (2009), pasando por los talk scandals propuestos por los nórdicos
Ekstromm y Johansonn (2008).

Por otro lado, líneas de investigación más recientes abordan diversas problemáticas
en las que se manifiesta el conflicto y la violencia en las interacciones online.
Trabajos sobre el bullying, sobre el spech hate y sobre la violencia de género
predominan hoy en día en el estudio de los denominados social media (Tagg,
Seargeant & Brown, 2017; Esteban y Vázquez, 2013; Chetty & Alathur, 2018;
Donos, 2014; H. Vera, 2013; Trejo, 2013; Forest & Wood, 2012). Así, cuestiones
acerca de cuál es la conducta moral y jurídica apropiada que se deberían adoptar
en el uso de las plataformas virtuales son cruciales en el debate actual en torno a
estos fenómenos de expresión de odio en la red y sus consecuencias en la vida
real.

La lógica viral de las redes


Una de las líneas de investigación alternativa de la teoría de conflicto que también
cuenta con un creciente desarrollo es aquella enfocada a estudiar la lógica funcional
de la Network. Este tipo de trabajos suelen mostrarse críticos ante la denominada
network culture, señalando en gran medida su carácter caótico y viral. En el lenguaje
de la Network, el virus y el contagio se han impuesto como poderosos tropos, sin
embargo, bajo la lupa de estos trabajos el concepto no se reduce al simple uso
metafórico; lo viral es una de esas categorías transdisciplinares que arroja luz para
una explicación de la lógica al interior de la World Wide Web. Todos estos trabajos
beben claramente de aquella idea desarrollada en la obra del escritor W. S.
Burroughs, quien en La revolución electrónica plantea la teoría de que “la palabra
escrita es literalmente un virus que hizo posible la palabra hablada” (Burroughs,
1970). Al respecto es muy esclarecedor el trabajo antes citado de Media virus! de
Rushkoff (1996), ahí el escritor norteamericano expone de manera fascinante el
aspecto viral de la transmisión de información y la manipulación que ejercen los
media en la era de la inmediatez informática de la cultura virtual. Por ese mismo
rumbo, Jussi Parikka desarrolla una interesante propuesta en Contagion and
Repetition: On the Viral Logic of Network Culture (2008) apuntando la brújula hacia
un análisis parasitario de los media y el capitalismo de red en el que se afianza la
cultura network. Asimismo, Stephen Shaviro en Connected, or What It Means to Live
in the Network Society (2003) describe brillantemente algunas especulaciones
influenciadas por el pensamiento de Deleuze acerca de lo que Castells denominó
sociedad red. En este mismo texto se aborda de nuevo el aspecto viral del modo de
comunicación virtual. Por una vía un tanto distinta, pero siempre dentro del enfoque
conflictivo, el teórico holandés de los media Geert Lovink expone en su obra
(Lovink, 2008) “el lado oscuro de las nuevas tecnologías y de las consecuencias de
nuestra confianza ciega en la industria digital” (Feduchi, 2017).

Sobre la mimesis: una teoría del deseo mimético

Partiendo del estado actual sobre el estudio del fenómeno comunicativo en los
media a partir de la perspectiva de las teorías del conflicto y bosquejado a grosso
modo en los apartados anteriores, a continuación se propondrá una línea de
investigación basada en la teoría del deseo mimético expuesta sistemáticamente en
parte de la obra del filósofo francés René Girard (Girard, 1983, 1984, 1985, 1986,
1995, 2008).

A pesar del basto trabajo teórico del filósofo francés en torno al estudio de los
mecanismos antropológicos y culturales que desatan y mantienen la violencia
humana, el enfoque de Girard es poco conocido dentro de las teorías acerca del
conflicto en las interacciones humanas (Cannata, 2015, p. 205). Aunque la teoría
del deseo mimético ha sido, además, reconocida por pensadores tan importantes
como Michel Serres, Gianni Vatimmo, Slavoj Žižek, entre otros, como uno de los
intentos teóricos más completos por explicar la cultura y el comportamiento humano;
aun así, algunos comentaristas y estudiosos de la obra de Girard señalan que sus
aportaciones teóricas en torno a la mimesis han sido poco desarrolladas en el
campo de la investigación empírica (Garrels, 2006).

Con todo ello, se han abierto brechas en algunos campos de la investigación


empírica en donde las ideas centrales del filósofo francés han comenzado a
desarrollarse, o al menos a tenerlas en consideración. Un ejemplo de ello son las
neurociencias cognitivas en donde la mimesis es un concepto que permite explicar
el funcionamiento de las neuronas espejo. Asimismo, en psicología se ha tomado el
concepto de reciprocidad de Girard para comprender el comportamiento
interpesonal:

Convergent evidence across the modern disciplines of developmental psychology


and cognitive neuroscience demonstrates that imitation based on mirrored neural
activity and reciprocal interpersonal behavior is what guides and scaffolds human
development from the beginning of life (…) Imitation not only functions powerfully in
the motherinfant (…) but it is thought to thrive in adulthood as one of the most
organizing characteristics of human social relations (…) However, despite much
recent work attesting to its essential role in human life and development, imitation
still remains largely misunderstood by many as a secondary, rather than a
fundamental, building block of human behaviour there are many gaps in mimetic
theory that have yet to be explained in such a way as to garner sufficient scientific
support for its claims. For example, the most obvious gap is the question of how the
mechanisms of imitation actually function in the brain and coordinate within the
human interpersonal matrix. This absence of empirical data has allowed many critics
to reject outright the broader cultural and religious implications of mimetic theory. It
is in this light that imitation research has much to offer mimetic scholars. (Garrels,
2006, pp. 49-50)

Así, pues, la investigación empírica de la imitación abre un amplio panorama a los


estudiosos de la teoría mimética. Por otro lado, en el campo de las ciencias sociales,
poco a poco comienzan a desarrollarse trabajos que buscan aplicar la teoría
girardiana para explicar la realidad política y mediática en la que está inmersa la
llamada posmodernidad. Por nombrar algunos: Llano (2004), Kirwan (2005),
Palaver (2013), Fleming (2004); y ya con anterioridad Bailie (1995) analizaba el
fenómeno de la violencia con un claro enfoque mimético. Otros, y siguiendo la línea
de este proyecto, intentos más directos para analizar el fenómeno de la violencia y
el uso del escándalo en los media a partir de la teoría de René Girard podemos
verlos en Ivereight (2006), Sanders (2014), así como en Elizalde (2011) y Cannata
(2013, 2015).

Finalmente, para completar a grandes rasgos este esbozo del estado del arte, hago
referencia al importante congreso anual que se celebra en diversas y prestigiosas
instituciones de diferentes países: The Colloquium on Violence and Religion. Este
congreso es organizado por una asociación internacional de investigadores de la
teoría mimética de René Girard, los cuales se reúnen cada año para explorar,
analizar críticamente y desarrollar esta teoría desde diferentes enfoques y campos
tanto de la investigación empírica como del campo de las humanidades. Ahí se
presentan una serie de ponencias que tratan sobre muy variados temas de
actualidad basándose en la teoría del deseo mimético del historiador y filósofo
francés. Asimismo, como resultado de este congreso, se publica anualmente un
journal que recopila las investigaciones y ensayos más importantes sobre estos
temas y teorías: Contagion: Journal of Violence, Mimesis, and Culture. Con esto
busco señalar que la discusión sobre la cuestión entorno a la mimesis es actual y
cada año se está enriqueciendo el debate y la investigación desde este marco
teórico.
Como síntesis de todo lo anterior, en este proyecto se busca investigar de manera
empírica el comportamiento mimético en las interacciones online. Para ello parto de
los supuestos de las teorías del conflicto, ya que considero que éste es un aspecto
central en las relaciones humanas. La perspectiva teórica de René Girard ofrece la
capacidad explicativa para abordar fenómenos como el de la reciprocidad violenta
y conflictiva en los disensos que surgen a diario en los individuos que se relacionan
a través de los social media. Asimismo, el mecanismo de inmolación de un chivo
expiatorio que se deriva de los supuestos de la teoría mimética nos arroja luz para
comprender los casos de violencia colectiva traducida en la humillación pública en
la que sujetos y figuras públicas se han visto envueltos en los últimos años a través
de los social media (Ronson, 2015). A su vez, en la era de la sociedad red, en la
cual los individuos pugnan por su visibilidad, considero relevante desarrollar
propuestas encaminadas a mostrar cómo gestionar la exposición pública disruptiva
y repentina para que tanto las personas como las organizaciones puedan
“comprender la lógica del escenario público y desarrollar una performance
adecuada en la gestión de su exposición” (Cannata, 2015).

Por otro lado, es de vital importancia para este proyecto comprender la lógica
funcional de la llamada Network. Es por ello que una parte de esta investigación
estaría abocada a comprender el fenómeno de la viralidad en el contexto de la
sociedad y cultura red. Para ello busco proponer un estudio de la transmisión viral
de contenidos a partir del concepto de mimesis. Parto del supuesto que más allá de
la metáfora tan manoseada, el virus y su mecanismo de repetición pueden ser
indicios de la naturaleza mimética bajo la cual funcionan la interacción y
comunicación humana en el ámbito de los media. En ese sentido, aspectos como el
odio y las agresiones verbales expresadas por medio de la palabra escrita en las
plataformas virtuales no serían otra cosa que los síntomas de ese virus que continúa
contagiándonos cuando nos comunicamos, porque como Burroughs señala:

…el discurso codificado ya tiene muchas de las características del virus. Cuando el
discurso empieza y se decodifica, esto ocurre compulsivamente y contra la voluntad
del sujeto. Un virus debe recordarte su presencia. Ya sea una charla sobre el herpes
o los espasmos torturantes de la rabia, el virus te recuerda su indeseada presencia.
«AQUÍ ESTOY YO». Así lo hacen la palabra y la imagen codificadas. Las unidades
están decodificando compulsivamente, presentando ciertas palabras e imágenes al
sujeto y esta repetitiva presentación está irritando ciertas áreas corporales y
neuronales. Las células irritadas pueden producir después de un período de tiempo
las unidades biológicas virales. Ahora tenemos un nuevo virus que puede ser
comunicado, e incluso el sujeto puede estar desesperado por comunicar esta cosa
que está explotando dentro de él. La carga le pesa. ¿Puede esta carga ser buena y
bella? ¿Es posible crear un virus que comunique razonamientos calmos y dulces?
Un virus debe parasitar a un huésped para sobrevivir. Utiliza el material celular del
huésped para hacer copias de sí mismo. En la mayoría de los casos esto es dañino
para el huésped. El virus consigue entrar a través del fraude y se mantiene a través
de la fuerza. Un invitado no deseado que te enferma de sólo verlo nunca es bueno
o bello. Es más bien un invitado que siempre se repite por sí mismo palabra por
palabra, toma por toma. (Burroughs, 1970, p. 39)

Bibliografía

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