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La educación como

inversión

Por Angie Patricia Fernández Herrera

16/10/2018

¿Qué quieres estudiar? Y ¿en dónde vas a estudiar? Son las preguntas que más me hacían
cuando estaba terminando el colegio. Y si bien, en ese momento no podía dar una respuesta,
si sabía que, de una u otra forma, iba a tener la oportunidad de ir a la universidad. Para mí, el
estudio significa abrir mi mente, aprender, educarme y expandir y cultivar mi conocimiento.
Por esto, considero que es una de las mejores formas de aprovechar el tiempo.

Ahora bien, muchos dirán: ¿por qué voy a desperdiciar cinco años de mi vida estudiando?,
otros afirmarán: de qué sirve estudiar, si puedo lograr lo mismo no haciéndolo o, solo los que
tienen plata pueden acceder a ello. Pues bien, es hora de cambiar de mentalidad.

Cabe aclarar que, este pensamiento se debe a que estamos inmersos en un sistema, en el cual,
la educación se ha vuelto casi inalcanzable. Es algo que muchos buscan y anhelan tener, pero,
pocos pueden obtener.

Invertir en educación superior de calidad garantiza la construcción de una mejor sociedad,


con profesionales más capacitados y con mayores oportunidades laborales. Es decir, implica
el desarrollo y progreso de un país.

Lo anterior, no solo en términos económicos, pues, a parte de generar mayor renta y riqueza,
también trae un cambio de pensamiento y, forma a personas con argumentos sólidos,
iniciativa, liderazgo y conocimiento necesario para tomar decisiones. En pocas palabras, se
acaba con la ignorancia.

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