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dimensión estándar de 57 cm de ancho por 42 o deudos que encargan el homenaje, lo cual cons-
cm de alto. La fecha que se registra es la de la tituye una representación gráfica de los valores
muerte, aunque en un buen número de casos morales y estéticos asumidos por la nueva burgue-
se da información de la fecha de nacimiento e sía limeña. Los errores de texto se corregían sobre
incluso de la población de origen del difunto. En la marcha, pues seguramente el precio del trabajo
el caso de las viudas de sociedad, se hace acom- no alcanzaba para la compra de una nueva plan-
pañar su nombre con el nombre y apellido com- cha de mármol y reiniciar el proceso. El tipo de
pleto del marido, además de la profesión y el enmienda va desde ajustes en las fechas hasta
cargo que ejercía, afirmando públicamente su palabras completas que debieron de ser modifica-
142 pertenencia a determinada círculo, aunque ya das durante el proceso de preparación de la pieza,
no estuviese en este mundo. Un espacio para la un sordo rumor de aquello que ha debido ser la
muerte que busca eternizar las coyunturas de compleja y atareada vida de los lapidarios limeños
cada una de las vidas. del siglo XIX.
Estos artesanos posiblemente eran los mis-
Más artesanos que artistas mos marmolistas locales que trabajaban en el
montaje de los grandes mausoleos importados,
El proceso de instalación de la lápida de tapa del ensamblando piezas y reponiendo faltantes, pero
nicho requería de un tiempo prudencial, que ge- aquí la firma autentificaba su participación pro-
neralmente no era superior al año. Ello permitía tagónica, a tiempo que servía de promoción de
el encargo de la pieza importada de Francia o su empresa. Esto es evidente en algunas lápi-
Italia —las menos— o su manufactura por los das de Isidoro Surblnica, donde no se limita a
gremios de marmoleros locales. Durante esta indicar su nombre, sino apunta la dirección exac-
temprana etapa el nicho era cerrado por una pie- ta; algo similar pasa con A. Flores, que indica
za simple de madera o de mampostería, sobre la que su local se encuentra en el 469 de Maravi-
cual burilado o en material fresco, se escribía el llas, o W. Pacheco, quien indica que pueden diri-
nombre del difunto y la fecha de inhumación. girse a la calle de Descalzas. La muerte no impide,
Algunos no llegaron a pasar de este funcional antes fomenta, el libre ejercicio de la profesión y
recordatorio y de ello quedan algunos testimo- la comercialización del arte. En casi todos los
nios. Algo menos de la cuarta parte de las lápi- casos de este sector se trata de algunas pocas
das analizadas están firmadas por el artesano firmas familiares, con bastante estabilidad tem-
responsable de su realización.4 Quizá lo que más poral. Incluso se observa a todo largo del siglo XIX
sorprende no es la declaratoria de autoría en sí cómo algunos apellidos de artesanos se repiten,
misma sino su tamaño, dado que se trata de con diversos tipos de trabajo en mármol. Prolífi-
piezas pequeñas, sumado a que la mayoría de cos fueron J. Andrade y Francisco Andrade, los
las que cuentan con firma no son aquellas de cuales mantienen una técnica y una estética
manufactura académica, sino las que podíamos con muy limitados cambios, por algo más de cin-
calificar de naif. Se trata de la factura local de cuenta años. El primero aparece firmando des-
de 1835, entre las más tempranas en el conjun-
to y perdura en el oficio al menos hasta 1854.
Para 1852 ya comienzan a aparecen lápidas con
la firma de Francisco Andrade, posiblemente pa-
riente del anterior, pues no hay cambios en las
técnicas ni en la estética. Otras firmas repre-
Figura 15:
sentadas en las lápidas del Presbítero analiza- Lápida José Real († 28
das son las de Luís Torres, W., M. Peñaranda, de diciembre de 1882).
Gabino Muñoz y D. Bally S. Cerramiento con
mampostería “provisional”
La mayor parte de las lápidas son de produc-
ción local, realizadas en mármol blanco, trabaja-
das en bajorrelieve, con diverso nivel de calidad,
destacándose en particular aquellas que llamare-
mos “dibujadas”. Algunas de las tapas finales es-
tán realizadas teniendo como fondo una lisa
plancha de madera oscurecida o de mármol, so-
bre la cual se aplicaban pequeñas piezas de már-
mol blanco en alto relieve, posiblemente realizadas
en serie, con representaciones del catafalco, un
ciprés y algún ángel en escena. No dejan de resal-
tar las pocas lápidas en mármol con trabajo es- Figura 16:
cultórico de muy alta calidad, posiblemente Inscripción de la
importadas, bien con la clásica imagen del fére- dirección del fabricante
en una lapida
tro y los dolientes, representaciones del rostro
del difunto, o marmóreas puertas “metálicas”, 143
con candado incluido, para proteger al cuerpo del
Permanencias coloniales
y alegorías en traje neoclásico
La representación
de la cruz predomina como arma y un escudo con los símbolos
como símbolo católico eucarísticos. Es la Fe transformada de Atenea,
que lucha junto al espíritu del difunto, por el
derecho ganado a la paz eterna.
Los ángeles son innumerables. Constitu-
yen la figura de connotación religiosa más
profusamente representada. Algunos esperan
al afortunado con los símbolos del triunfo: co-
ronas de laureles y hojas de palma, indicando
144 como la Fe puede sobre la muerte. Otros alar-
gan su mano en ayuda del alma en su ascenso
a los cielos. No faltan los que en recia actitud
guardan el sueño eterno de los difuntos, o se
dedican a servir de compañía a los deudos com-
partiendo sus penas. Todo un coro celestial
destinado a facilitar el tránsito entre la vida y la
muerte.
Figura 25:
Son bastante comunes
las representaciones de
elaborados catafalcos
Página siguiente El cementerio romántico relaciones políticas y económicas era ser visto en
Figuras 27 y 28:
Lápidas fabricadas con como ideal representado el acto teatral y éste era de estricta obligación en
la técnica del alto el mundo social barroco.
relieve Durante muchos siglos el ritual social de la muer- Si bien el ritual en el templo continuaría
te no fue mucho más allá del templo, con el tañi- luego de ponerse en uso los cementerios extra-
Figura 29:
Lápida Manuel
do fúnebre de las campanas, los sacramentos, muros, dos nuevos rituales urbanos se sumarían
Esquibel. Fabricada los oficios religiosos, culminando con el enterra- a los anteriores. El primero fue el de la lujosa
con la técnica del bajo miento del cadáver en el suelo de la iglesia o en
relieve o surcos procesión mortuoria, organizada con el fin de tras-
ennegrecidos lotes inmediatos a ésta. Sería en el siglo XVIII cuan- ladar los restos del finado del templo al para en-
do la muerte comenzó a formar parte importante tonces lejano cementerio. Carros fúnebres de
del teatro urbano de la vida ciudadana. En las elaborado diseño, acompañados de engalanados
pobladas ciudades del nuevo mundo la muerte ya caballos y ofrendas florales, convertían la polvo-
no era algo ocasional, comenzaba a ser algo de rienta calle que comunicaba el templo con el ce-
todos los días, al tiempo que los oficios funera- menterio en un eterno desfile festivo. Por otra
rios y los rezos por el alma, gracias a las ofrendas parte, al no compartir más el difunto y su alma el
APUNTES vol. 18, núms. 1-2: 134-153
testamentarias del difunto, duraban literalmente espacio del templo con los deudos, la visita domi-
hasta la eternidad. El velatorio del cuerpo se trans- nical al cementerio se convirtió en ritual obligado
formaría así en el acto social por excelencia y el de la sociedad. El cementerio se transformaba en
templo en el teatro ideal, al instalarse allí las enor- el nuevo salón de encuentro social, lugar de salu-
mes escenografías funéreas que acompañaban taciones y de negocios, de chismes y de amoríos.
el solemne acto por muchos días. La muerte, an- Es aquí donde cobra fuerza el espíritu romántico
tes que olvido, significó revaloración y reafirma- del camposanto: cuidados jardines y pavimenta-
ción social, si no ya del difunto, sí de aquellos de das veredas lo convertían en el parque más gran-
Figura 26:
El sauce simboliza su apellido al igual que de la institución a la que de de la ciudad, ornamentado con esculturas de
las lágrimas y penas había representado. Una oportunidad de reafirmar
146 blanco mármol, lo cual lo hacía más parecido a
los jardines reseñados en las novelas que habla-
ban de la antigua Grecia, que al espacio relacio-
nado con la disposición sanitaria de cadáveres,
como había sido su concepto original.
En la Europa de la Ilustración la racionali-
dad sanitaria había enviado a los muertos fue-
ra de la ciudad, a tiempo que se reconstruía
románticamente en La Tierra una versión idílica
de los celestiales campos elíseos. Estos nuevos
patrones estéticos sustituyeron en muy poco
tiempo el paisaje de los austeros cementerios
tempranos de la América republicana, llenos de
cruces y uno que otro sencillo túmulo. Se inser-
taban en el camposanto todos los símbolos clá-
sicos de la muerte desarrollados en la Europa
neoclásica, en particular aquellos del mundo
romano: sarcófagos de mármol que, vacíos, co-
ronaban los túmulos funerarios; efebos y musas
que ilustraban tanto las virtudes teologales como
las cardinales, dejando ver impúdicamente a tra-
vés de sus transparentes túnicas una buena
parte de sus desnudos cuerpos, mientras recla-
man al cielo los favores para el alma del difunto.
Hacen también presencia los dioses griegos, en
suelo sagrado y bendecido, mientras bailotean
con escasa ropa y lujuriosos gestos junto a los
símbolos tradicionales del mundo cristiano:
Marte, dios de la guerra, y Mercurio, patrón del
comercio, son los preferidos por la nueva bur-
guesía republicana. El paisaje se cubre de cipre-
ses, símbolo por excelencia de las tumbas de la
Roma imperial, siempre verdes, desafiando los
inviernos de la muerte; verticales, conectando
en una línea cielo y tierra, cual cirios que acom-
pañarán para siempre a los que allí reposan. Otro
compañero romántico del paisaje será el sauce,
de clásica estirpe, que con sus colgantes y lán-
guidas ramas sirve de símbolo de lágrimas y pe-
nas. Los monumentos de la antigüedad se
multiplican: pirámides, como aquellas que
Roma trajo del antiguo Egipto y bustos y esta-
tuas de cuerpo entero, de héroes y de nuevos
ricos, como las que adornaban los jardines de
las colinas de la ciudad eterna. Un nuevo espa-
cio urbano destinado al teatro social de clásica
escenografía, teniendo como tema un discur-
so cada vez más laico que religioso. El cemen-
terio rápidamente sustituyó al templo urbano,
tanto como lugar de enterramientos, como es-
pacio para los eternos rituales de la muerte.
Todos los recursos que antes habían sido desti-
nados a rezos y obras pías eran destinados aho- 147
ra a cubrir el costo del elaborado mausoleo; cada
52 años de edad. El remunerador supremo Falleció el 13 de junio de 1854 en el pue- 9 Departamento de San
Francisco de Caracciolo.
premia ahora en la eternidad las virtudes blo de Chaclacayo, a los 33 años de edad
que practicó en su vida. Su viuda e hijo le por cumplir su deber como sub-prefecto de 10 Departamento
de Jesús María.
dedican esta lapida que bañan con su llan- Huarochiri, fue víctima del furor de los ban-
11 Departamento de San
to y lloran sobre ella mientras que sus ojos doleros, dejando en el dolor a su esposa y Francisco de Caracciolo.
contengan lagrimas con que llorar.10 familia.12 Firmado, Francisco Andrade.
UNA DENUNCIA PÚBLICA DE LA VIOLENCIA OFICIAL de su edad de esclarecido ingenio y de
Lápida de Ricardo Gutiérrez bastísima inclusión. Distinguido m[é]-dico
Este fue hijo impecable conservando su y distinguido literato se consagró infatiga-
inmaculada reputación hasta la edad de 20 ble al alivio de la humanidad y a la ilustra-
años 7 meses 5 días en que fue torpemen- ción de la juventud. Su nombre queda
te acecinado (sic) dentro de su casa por grabado en el corazón de cuantos le cono-
los mismos custodios de la seguridad cieron y jamás será pronunciado sin lágri-
p[ú]blica que se llaman serenos la noche 5 mas de ternura, de gratitud y de respeto por
de julio 1862. Nadie antes que este joven los innumerables beneficios que hizo en su
modelo alcanzó a granjearse la legislación vida y por el hermoso ejemplo, por el de pie-
p[ú]blica porque desempeñando la secre- dad y de fe cristiana que dejo su muerte.13
taria del Consulado de Comercio en esta
capital puso en transparencia la moral, edu- POR ÚLTIMO, NADA COMO UN HOMBRE PREVISOR
cación y su grado de estudio que le procu-
(Ver Figura 47)
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Epílogo
Museología “Manuel del Castillo Negrete” Ex-Convento de importante colección estatuaria del Perú.
Churubusco, México D.F., Mexico. Director del Museo de Arte
Popular del Instituto Riva-Agüero. Pontificia Universidad Cató- Palabras clave*
lica del Perú, 1979 hasta la actualidad. Presidente del Comité
Peruano del Consejo Internacional de Museos, ICOM-Perú Lima • Cementerios – Historia - Lima (Perú) - siglo xix
1990 – 1998. Director Municipal de Educación y Cultura de • Costumbres funerarias - Lima (Perú) - siglo xix
la Municipalidad de Lima. 1988 – 1990. Director del Sistema • Museo Cementerio de Lima Presbítero Maestro (Perú)
Nacional de Museos del Instituto Nacional de Cultura. 1988 - Historia
– 1989. Director Nacional del Sistema Nacional de Museos • Conservación y restauración de cementerios
del Estado del Instituto Nacional de Cultura. 1990. Director – Valoración - Lima (Perú)
del Museo de la Electricidad. 1993 hasta la actualidad. Direc-
170 tor de Galerías y Eventos del Centro Cultural de la Pontificia
Universidad Católica del Perú. 1994 – 1999. Director Nacio-
nal del Instituto Nacional de Cultura del Perú. Abril 1999 – Presbytery Maestro Museum.
Octubre 2000. Presidente del ICOM LAC – Organización Regio- General Cemetery in Lima.
nal para América Latina y el Caribe del Consejo Internacional
de Museos. Es miembro del Patronato del Museo de la Na-
Abstract
ción. Miembro de la Fundación de la Universidad de Río Gran-
de – Brasil. Miembro de la Fundación por las Artes Populares The cemeteries give evidence of the ideas of different so-
del Perú. ICOM Consejo Internacional de Museos. París. Miem- cieties in different times; these ideas can be observed in the
bro del comité organizador de los Encuentros para la Promo- iconography and in the legends found in their monuments. At
ción y Difusión del Patrimonio Inmaterial de los Países Andinos, the same time, these places are open files of their own towns
desde el 2000 hasta la actualidad. Miembro de la Red Latinoa- and cities: names, dates, historical details, inhabitants´ feel-
mericana de Gestión y Valoración de Cementerios Patrimo- ings; all written down in headstones and monuments, trac-
niales desde el año 2000 hasta la actualidad. Ha participado ing also social and cultural facts. Visiting those places is a
en las siguientes publicaciones: Inventario de Términos para way of getting to know something of the local history. In the
Museos. Cuadernos de Museología. Guía Iberoamericana de specific case of the Presbytery Maestro Museum, the thumbs
Museos. Inventario de Monumentos Históricos de Lima. Bi- and monuments are historical and aesthetics testimonies of
bliografía Arqueológica del Valle de Lima. Guía de Museos del the social development of the city. Therefore, it is a main task
Perú. Arte Popular Peruano. Revista Wifala, publicación del to protect and preserve this patrimony in order to save the
Museo de Artes y Tradiciones Populares collective local memory; it will also permit to keep this patri-
mony for further studies and for everyone admiration, the
most important statue collection of Peru.
Recepción:
30 de noviembre de 2005
Key Words
Evaluación:
6 de marzo de 2006 • Cementeries – History – Lima (Perú) – 19th Century
• Mourning Customs – Lima (Perú) – 19th Century
Aceptación: • Museo Cementerio de Lima Presbítero Maestro (Perú)
10 de marzo de 2006 – History
• Cementeries – Conservation And Restoration
Correspondencia:
– Valuation – Lima (Perú)
monicasilva@usb.ve
* Las palabras clave están normalizadas por la Biblioteca General de la
Pontificia Universidad Javeriana.