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Hace ahora casi un año, el 22 de enero de 2000, moría en Pennsylvania Peter Gould,
una de las figuras más señeras de la geografía y de las ciencias sociales del siglo XX.
Nacido en 1932 en Gran Bretaña y formado en Estados Unidos, Peter Gould trabajó
incansablemente en una geografía comprometida con los problemas del mundo
contemporáneo. Su obra extraordinariamente rigurosa y siempre abierta hacia nuevos
horizontes ha sido seguramente una de las más estimulantes en el pensamiento
geográfico del siglo XX. Al mismo tiempo su personalidad amable, generosa, amante y
gozosa de la vida constituye un modelo de trayectoria humana vital verdaderamente
envidiable y ejemplar.
La obra de Peter Gould abarcó una amplia variedad de temas, tratados siempre de forma
original y exigente. La imaginación y la ciencia se unían en él para encontrar la
dimensión geográfica a problemas de gran actualidad y para abordar esos problemas con
un método exigente que incluía los desarrollos más recientes de la ciencia. Todavía
recuerdo la impresión que me produjo el primer texto que conocí de él, el artículo en
que planteaba el problema de las relaciones hombre-naturaleza en términos de la teoría
de los juegos, su trabajo "Man against the environment: a game theoretic framework",
que había sido publicado en 1963 en la revista Annals of the Association of American
Geographers y que yo conocí en 1972 a través de la edición que hicieron Paul W.
English y Robert S. Mayfield en su libro Man, space and enviroment; una forma
inimaginable hasta ese momento de plantear un problema tradicional de la geografía y
que revolucionaba al mismo tiempo los estudios de geografía rural.
Desde los años 1960 Peter Gould había venido trabajando sobre la geografía agraria y
de los transportes en Africa, principalmente en Ghana, y en los 70 se había convertido
en uno de los más prestigiosos representantes de la nueva geografía cuantitativa, siendo
coautor, con Ronald Abler y John Adams, de un manual extraordinariamente influyente
en aquellos años: Spatial Organisation: The Geographer's View of the World (1971).
Sus contribuciones a las investigaciones sobre difusión espacial y su capacidad para
aplicar imaginativamente métodos matemáticos a la investigación de problemas
geográficos supusieron en esos años una fuente inagotable de sugerencias en la
geografía anglosajona.
La última iniciativa editorial impulsada por Peter Gould ha sido el libro Geographical
Voices coordinado por él y Woody Pitts y publicado este mismo año por las Prensas de
la Universidad de Syracuse, y que ha sido editado en francés por Peter Gould y Antoine
Bailly con el título Mémoires de géographes (Paris: Anthropos, 2000). Una colección de
artículos autobiográficos realizados por Antoine Bailly, Brian Berry, Karl Butzer,
Reginald Golledge, Torseten Hägerstrand, David Harvey, Gunnar Olsson, Waldo Tobler,
Gilbert White y Yi-Fu Tuan.
Peter Gould ha estado ligada desde hace años a la empresa intelectual de Geocrítica.
Siguió la revista con interés desde su misma fundación, y aludió a ella y reprodujo en su
obra The Geographer at Work (1985) un dibujo que habíamos elaborado para el número
13 de Geocrítica; y más tarde envió dos artículos para que fueran publicados en la
revista: "Pensamientos sobre la Geografía" (Geocrítica nº 68, marzo 1987) y "La
epidemia de Sida desde una perspectiva geográfica" (Geocrítica nº 89, septiembre
1990). Posteriormente aceptó formar parte del Consejo Asesor de la revista Scripta
Nova, en el que se integró junto con otras ilustres personalidades, una de las cuales,
Ernest Lluch, acaba de ser vilmente asesinada por la banda de pistoleros de ETA.
Unas semanas antes de su muerte Peter Gould me escribió una emocionante carta en la
que con un tono neutro, como sin darle importancia, hablaba del carácter irreversible de
su enfermedad y de su próximo fin, lamentando lo poco que iba a poder hacer por la
revista Scripta Nova. Lo verdaderamente impresionante es que la carta estaba llena de
optimismo sobre la utilidad de la geografía y acababa con estas palabras: "el mundo
tiene necesidad de los geógrafos".
No tengo dudas de que escribió a otros amigos cartas similares de despedida con
mensajes de aliento y de optimismo. Su actitud ante la muerte fue verdaderamente
ejemplar, tanto privada como públicamente. En la presentación de su último libro
Geographical Voices Peter Gould hacía alusión a la riqueza y variedad de las voces que
había recogido en la obra y al panorama rico y colorista que la misma mostraba de la
geografía; y acababa con esta frase de optimismo, escrita sin duda en el momento en
que sabía su próxima muerte:
Escribía esas palabras "puesto ya el pie en el estribo", en una situación y con un talante
similar al de Cervantes cuando, poco antes de morir, dictaba su dedicatoria de Los
trabajos de Persiles y Segismunda. "ayer me dieron la Extremaunción, y hoy escribo
ésta; el tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y, con todo esto
llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir". Y sin duda, al igual que Cervantes,
pensaba: "¡Adios gracias, adios donaires, adiós regocijados amigos!".
Horacio Capel
Peter Gould
Universidad del Estado de Pennsylvania
Las oportunidades de hablar a un público amplio sobre la profesión del geógrafo son
escasas y preciosas (1). Tendemos a vivir vidas ocupadas y compartimentadas en un
mundo compartimentado, por lo que este ensayo representa una oportunidad poco usual
para derribar algunos de los muros divisorios y renovar conexiones. En el mundo actual
las nuevas conexiones tienen que superar muchas barreras, no sólo las barreras de la
creciente especialización sino también las del mismo lenguaje. Mientras me leen,
deténganse un momento y recuerden que mi inglés ha sido traducido a su bello
castellano y únanse a mí en el agradecimiento a aquellos que llevan mis palabras de un
lugar a otro. En realidad, eso es lo que trans-latus significa realmente, trasladar palabras
de un lugar a otro. En su raíz lingüística, la traducción es una idea verdaderamente
geográfica.
Pero la tradición de síntesis es tan sólo una de las muchas formas de investigación,
formas que han generado la explosiva renovación intelectual de esta antigua disciplina
en los últimos treinta años. Creo que no me equivoco al afirmar que los geógrafos que
se retiraron hace treinta años difícilmente reconocerían a la geografía actual. Es cierto
que algunos de los antiguos temas están todavía vigentes, pero otros han cambiado y se
han reinterpretado tan radicalmente que sitúan a los geógrafos al frente de problemas
sociales y medioambientales. Permítanme que me explique.
De alguna manera, quizás algo recóndita, todos somos geógrafos. Escuchen un instante:
Este es un fragmento del libro Els Pagesos de Josep Pla, el gran escritor catalán que
conocía tan bien los vínculos de la gente con los lugares y la tierra (4).
Y de la misma manera los geógrafos -y acabamos de recordar que como seres humanos
todos somos geógrafos, de la misma manera en que todos somos historiadores y
filósofos, capaces de pensar de manera consciente sobre nuestra existencia en un
espacio y en un tiempo determinados- han tenido siempre una relación de amor con los
mapas. Muchos geógrafos recordarán su fascinación cuando eran niños por todo tipo de
mapas, pero me gustaría hacer referencia a algo mucho más profundo. El mapa se alza
actualmente como un símbolo esencial para el geógrafo sobre la importancia crucial de
espacialidad en la existencia humana, un conocimiento que nos hace ver que somos
nosotros los que decidimos las dimensiones existenciales del espacio.
Pero hay otra conexión relevante en los extraordinarios avances que los geógrafos han
llevado a cabo en los años recientes. Espero que no les importe si lo llamo una
"revolución moral". Se trata de la sensación de que algo está ocurriendo en nuestro
mundo, de que hay cosas injustas que hay que mejorar; de que la investigación en
geografía es tan importante como en cualquier otra ciencia, y que por esa misma razón
esta investigación básica también debe ser aplicada, debe utilizarse para hacer cosas
justas y decentes en un mundo a veces indecente. Como geógrafo que lleva 30 años de
profesión, una de las aspectos que he notado, como característica relevante de nuestros
estudiantes en los últimos diez años, es una gran preocupación por la condición humana
y medioambiental. Y esta preocupación tendría que ser la fuerza primaria de gran parte
de la motivación intelectual que caracteriza a la investigación científica actual.
Chernobil es una historia larga y trágica, y que todavía continúa, pero es una historia
que nos enseña cuán interconectado está nuestro mundo actual. Cuando Chernobil
explotó, dejó unas cantidades catastróficas de radionuclidos en la atmósfera, y aunque
de hecho la lluvia radioactiva se dirigió hacia buena parte de Europa occidental durante
aquellos trágicos diez días, la primera nube se dirigió hacia el noroeste, cruzando el
Báltico en dirección a Noruega y Suecia. En Suecia depositó una pesada capa de lluvia
radioactiva, desde la costa del mar Báltico hasta los altos fiordos de la montaña central
situada entre Suecia y Noruega. Este es un paisaje y un entorno salvaje y casi intocado,
pero la mayoría de los pequeños lagos presentaron uno de los niveles más altos de
radiactividad nunca antes visto en los organismos vivos. Es una tierra
extraordinariamente bella, de un agua y un aire cristalinos, que ha sido durante mucho
tiempo el hogar del pueblo Sami. Incluso Tácito escribió sobre ellos hace dos milenios
con admiración y respeto. Sus vidas han cambiado mucho en los últimos veinte años,
pero el centro simbólico de sus vidas sigue siendo el reno. Estos animales no se agrupan
en rebaños, pero se les permite moverse y pastar libremente por los valles, valles donde
hay extensos lagos que conducen a las altas montañas.
Muchos Sami vieron como su vida y su cultura se truncaban. Cuando esas partículas
radiactivas irrumpieron en el delicado y difícil de reparar sistema ecológico, muchos de
los radionuclidos, particularmente el cesio 134 y 137, con una media de vida de
aproximadamente entre 2.4 y 28 años, se introdujeron en esa delicada "esponja de aire"
que llamanos liquen, la principal comida de los renos. El cesio afectó directamente a los
músculos de los renos y pronto aparecieron en el cuerpo de los pastores Sami y de sus
familias. La carne de reno es la comida principal de su dieta y es altamente calórica, y
se consumen fácilmente de tres a cuatro kilos por semana, ya que se realiza un trabajo
duro al aire libre en un clima frío. Un año después de Chernobil, los resultados en el
cuerpo de los jóvenes pastores de renos alcanzaba los 100.000 becquerels, y la línea de
la gráfica mostraba una clara tendencia a subir.
Una segunda presencia de radiactividad tuvo lugar en Suecia central, cerca del pueblo
de Gõvle, justo en el momento en que las flores primaverales asomaban su cabeza al
sol. Las flores estaban siendo invadidas por las abejas que recolectaban el polen, el
alimento para las larvas de las abejas. Más tarde, en verano, cuando las abejas estaban
recolectando el néctar, la presencia de radiactividad en la miel alcanzó los de 3000
becquerels, otra vez diez veces más del nivel permitido para el consumo humano. Y el
problema es que el cesio no desaparecerá. Ahora está en la tierra, y de esta manera cada
año, cuando las flores tardías del verano nazcan, el cesio aumentará sistemáticamente a
través de las plantas para dar unos resultados igual de elevados en años posteriores. Los
rusos se encuentran ahora con el mismo problema, sólo que mucho peor, en decenas de
miles de quilómetros cuadrados de tierras cultivables en Ucrania y Bielorrusia.
Chernobil fue un hecho desencadenado por los humanos, una catástrofe que afectó al
entorno biológico y físico y que entonces regresó para afectar al mundo que lo había
desencadenado. Noruega, un país sin ningún poder atómico, fue marcadamente abierto y
claro en sus investigaciones y publicaciones sobre los efectos de la radiactividad. Pero
no ocurrió lo mismo en muchos otros países. Existe una relación demostrable entre la
creciente dependencia del poder atómico y la creciente manipulación y omisión de
información por parte de las burocracias atómicas y los gobiernos (9). Portugal y
Noruega, por ejemplo, no dependen de los poderes atómicos y yo no conozco ningún
intento por parte de estos países por manipular o suprimir información. Por el contrario,
Bélgica y Francia son los países que más dependen de la energía atómica en Europa, y
sus gobiernos hacen lo posible por suprimir noticias sobre el efecto de la radiación en
Chernobil. Como dijo el responsable de la Autoridad Eléctrica francesa: "No avisas a las
ranas cuando drenas los pantanos". La Comisión Francesa sobre Energía Atómica ha
sido llamada "un estado dentro de un estado" y tres científico franceses avisaron de que
"la sociedad está inmersa en la ignorancia". España actuó de forma más correcta, a pesar
de su considerable dependencia en el poder atómico. Hubo alguna, pero relativamente
pequeña, manipulación o omisión de información, quizás porque una pequeña cantidad
de la radiación de Chernobil alcanzó esta península de Europa. Sin embargo, la
presencia del poder atómico en Europa es en estos momentos tan grande que casi
podemos hablar de un paisaje atómico. Con certeza habrá una próxima vez y muy pocos
se atreven a predecir las consecuencias que tendrá en las áreas con una densidad de
población elevada.
Así pues, es tarea de los geógrafos, y de esa antigua tradición de síntesis de la geografía,
unir todos esos fragmentos de la historia de Chernobil. Desgraciadamente, y a pesar de
las muchas recomendaciones de los científicos que examinaron el problema en su inicio,
no se han guardados datos sistemáticos sobre Chernobil en Europa Occidental. Y lo
mismo ocurrió en Europa Oriental, donde se negaron todos los hechos. A finales de
1990 la Unión Soviética anunció que los archivos informáticos que contenían
información epidemiológica irremplazable habían sido robados. En la etapa inicial, no
hubiera resultado tan difícil crear un Sistema de Información Geográfica para guardar
cada fragmento de información sobre este trágico incidente ocurrido en el espacio y en
el tiempo. En términos de la tecnología disponible, el problema es bastante trivial y la
creación de una base de datos puede ser resuelto actualmente por un estudiante de
universidad que trabaje con Sistemas de Información Geográfica informatizados. Nunca
sabremos cuáles han sido las consecuencias totales de Chernobil, quizás para gran alivio
de algunos.
Sin embargo la tradición de síntesis y la preocupación por las relaciones entre los seres
humanos y su entorno son tan sólo dos de los factores relevantes que forman parte de la
explosión intelectual de la geografía actual. Quizás por encima de todo está lo que sólo
puedo llamar la perspectiva espacial del geógrafo, que se convierte en un elemento
crucial de gran parte de la investigación actual. La geógrafa inglesa Doreen Massey
publicó un libro hace unos años llamado ¡La geografía importa! en el que se muestra
que muchas veces la importancia del espacio en las relaciones humanas puede verse en
simples términos geográficos. Todos los políticos saben que la forma en que está
distribuido el espacio puede variar el resultado de unas elecciones, incluso unas
elecciones que supuestamente son democráticas. En el Reino Unido, por ejemplo, el 23
por ciento de la población votó a favor del Partido Socialdemócrata, un partido
moderado de clase media situado entre la izquierda del Partido Laborista y la derecha
del partido de Margaret Tatcher. Pero ese 23 por ciento se tradujo concretamente en un 3
por ciento de escaños en el Parlamento. En las elecciones europeas, dos millones de
votos fueron a parar a los Verdes, pero ni un sólo miembro tuvo representación en el
Parlamento Europeo. En los Estados Unidos, se esta intentando que haya una repartición
de la representación en los gobiernos estatales y federales después de cada censo
realizado cada diez años, pero hasta 1960 un voto de las zonas rurales del estado de
Georgia equivalía a diez votos en la ciudad de Atlanta. Hoy en día estos problemas de
repartición han cambiado radicalmente y a menudo los geógrafo han participado en este
cambio. En el estado de Connecticut, un juez dijo a los legisladores que o repartían el
espacio geográfico de manera adecuada y justa o él tomaría un ordenador y lo haría el
mismo. ¡Nunca se ha visto a los políticos actuar más rápidamente! En el estado de
Washington, en la costa oeste, el problema de repartición fue puesto en manos de un
geógrafo y la solución que dio al mismo fue aprobada por el Tribunal Federal (10).
Sin embargo dividir el espacio de diferentes maneras también puede alterar el poder de
manera radical a menor escala. En la ciudad de Detroit, el Consejo Escolar formado
principalmente por personas de raza blanca intentó alterar los distritos escolares ya
existentes uniéndolos de tal manera que la comunidad negra estuviera virtualmente en
minoría. Afortunadamente, dos geógrafos fueron capaces de calcular todas las
combinaciones posibles de distritos escolares, con la condición de que estos tenían que
estar uno al lado del otro o ser contiguos. Entonces calcularon en cada caso la
proporción de votantes blancos y negros (11). El ordenador calculó 7,011 soluciones, que
oscilaban desde la total dominancia blanca, pasando por unas proporciones justas y
equitativas, hasta prácticamente la dominancia negra. La comunidad negra pudo usar
esta información en el Tribunal Federal para presentar sus argumentos y conseguir una
división justa y equitativa del espacio geográfico.
No creo que sea una casualidad que el geógrafo que observó esta conducta humana en
un espacio estructurado sea un experto en modelos informáticos sobre el flujo de tráfico
diario. La ciudad es un sistema geográfico enorme y complicado y todos somos
conscientes del ir y venir de la gente dentro y fuera de la ciudad, de la marea humana
que se mueve a diario en las ciudades. Esta complejidad es muy difícil de representar,
principalmente porque el sistema puede adquirir múltiples "configuraciones". Déjenme
que les muestre un pequeño ejemplo. Supongamos que despusiéramos de un "sistema de
compras" muy sencillo, formado por diez personas que tuvieran la posibilidad de
comprar en cuatro tiendas. Podríamos representar el "sistema" como una tabla con diez
casillas y cuatro columnas y entonces anotar si una determinada persona ha comprado
en un determinado centro poniendo un uno o un cero en la casilla correspondiente. Es
interesante pensar de cuántas maneras diferentes podríamos disponer esos ceros y unos,
que representarían la opción de comprar o no comprar, cómo se crearían diferentes
"configuraciones" de este pequeño "sistema" de compras. Mucha gente pensará:
"Bueno, vamos a ver....hay diez personas por cuatro tiendas, esto hace 40, y cada una de
las 40 casillas puede rellenarse con un uno o un cero, esto hace....80 soluciones
diferentes". Desgraciadamente, ni siquiera nos acercamos. Es cierto que cada una de las
40 casillas puede ser un uno o un cero, comprar o no comprar, pero esto hace dos
elevado a cuarenta, o aproximadamente 1 billón de posibilidades diferentes en las que
podría operar este pequeño sistema.
Está claro que la mayoría de los problemas geográficos importantes y aplicados que se
generan de hoy en día sólo son aproximativos, y tal vez sólo pueden ser resueltos con el
uso de ordenadores precisos y potentes. Déjenme ofrecerles dos ejemplos que ilustran
cómo incluso en uno de los niveles más avanzados de investigación técnica en la
geografía actual, este sentimiento de preocupación todavía dirige las perspectivas de
investigación del geógrafo.
Es interesante destacar que esta prueba era visual. Cada vez que la Máquina de Análisis
Geográfico encontraba un nivel significativo de leucemia en niños, trazaba un círculo de
ese tamaño en el mapa. Cuando el análisis finalizaba, aparecía una gran mancha negra
en la costa oeste del norte de Inglaterra, un círculo inscrito en la parte superior de otro,
que indicaba niveles significativos de leucemia en niños a todas las escalas geográficas.
Los sumisos estadísticos contratados por las autoridades atómicas no se pudieron librar
por más tiempo de esta situación. Pero la Máquina de Análisis Geográfico también
descubrió algo que nadie había sospechado. Mientras el ordenador exploraba el mapa de
niños con leucemia, hizo un descubrimiento totalmente original. Fue como cuando
Colón desembarcó en América en su temprano viaje de descubrimiento. En la costa este
del norte de Inglaterra, apareció otra gran mancha negra, es decir, grandes porcentajes
de leucemia en niños en todas las escalas geográficas. Se había descubierto que en el
centro de esta segunda mancha negra había un gran incinerador urbano del que muchos
sospechan que no quemaba a las temperaturas permitidas y que había estado
esparciendo dioxinas procedentes del plástico en toda el área. Una carta y un mapa del
geógrafo enviadas a una de las más antiguas y prestigiosas revistas de medicina del
mundo, The Lancet, volvió a abrir el debate, pues esta era una prueba de índole
geográfic que ni la profesión médica podía ignorar.
La difusión geográfica de la epidemia del SIDA
Hace ya algunos años que se observa que el grupo más vulnerable de la sociedad actual
no es la comunidad homosexual (que han cambiado radicalmente su actitud
autoprotectora) sino los adolescentes y la población heterosexual adulta. En la
conferencia internacional de San Francisco celebrada el verano de 1990 finalmente
encontramos otras personas que estaban de acuerdo con nosotros. Pero es
extremadamente difícil llegar a la gente joven: los responsables de sanidad hablan sobre
"pautas de comportamiento", material educativo impactante para que los jóvenes
piensen en el VIH en términos directos, inmediatos y personales. Los educadores saben
que simplemente ofrecer información no es suficiente; debe haber algo que convierta el
peligro de nuestra salud en algo personal e inmediato. Cuando empezó a aparecer la
epidemia, la comunidad homosexual comenzó a ver cómo la mitad de su gente se
contagiaba de la enfermedad del SIDA y moría. Pero esa no es la "pauta de
comportamiento" que queremos que sigan los adolescentes y los jóvenes de Estados
Unidos.
Notas
2. Imaginen cómo compararían un viejo mapa portolani del Mediterráneo con un mapa
moderno. Extenderían el mapa moderno en una mesa de cristal transparente con una luz
potente debajo de ella, y colocarían el mapa antiguo encima. Para hacer que el antiguo
mapa se corresponda lo más exactamente posible con el nuevo mapa se pueden hacer
tres cosas: en primer lugar, moverlo hacia arriba y hacia abajo, hacia la derecha y la
izquierda, hasta que quede más o menos fijado. Este es el acto (matemático) de
translación. Después podemos mover el viejo mapa de forma circular para mejorar
todavía más la correspondencia. Esta sería la operación de rotación. Finalmente, si
quisiéramos proyectar la imagen del viejo mapa en el nuevo, podríamos mejorar la
correspondencia ampliando o reduciendo el mapa, la operación de ajuste. Puede que los
mapas todavía no se ajusten a la perfección, pero estas diferencias sólo podrían
corregirse dibujando el viejo mapa en un papel vegetal y ampliándolo o estrechándolo
en zonas concretas hasta lograr un ajuste perfecto. Los geógrafos llaman a estos últimos
ajustes transformaciones no lineales o "topológicas", y tienen un interés interpretativo
importante. Presumiblemente, los lugares en los que el viejo mapa se corresponde con el
nuevo de manera muy exacta en una área o región local, indican que el conocimiento
geográfico antiguo era muy preciso. Al contrario, en los lugares en los que las
diferencias son todavía considerables, indican que el conocimiento geográfico antiguo
era probablemente muy pobre. En este sentido los ajustes "topológicos" muestran el
"nivel de información" de la gente en la época antigua. Hoy en día esto se hace
mediante un ordenador que utiliza un algoritmo llamado regresión Euclídea, descubierto
por el gran cartógrafo analítico Waldo Tobler (Tobler, 1966; Gould, 1985, 1987).
3. Principalmente en su gran trabajo Les mots et les choses, (traducción española: Las
palabras y las cosas,) seguramente uno de los clásicos de la historia intelectual en el
siglo XX (Focault, 1966).
4. Este es tan sólo uno de los numerosos pasajes en los que Pla ilumina la condición
humana en su condición geográfica específica (Pla, 1978, p. 80).
6. El libro tiene una historia considerable y parece que fue escrito originariamente a
petición de un editor norteamericano, quien lo rechazó. Posteriormente fue publicado en
inglés por Vogue en marzo de 1954 y en pocos años ha sido traducido a una decena de
lenguas (Giono, 1985).
7. Muchos lo consideran el mejor trabajo en la filosofía del siglo XX. Fue escrito en la
mesa de la cocina de un granjero en el Schwarzwald mientras la familia estaba fuera
durante la jornada de trabajo en el campo (Heidegger, 1928, p. 197-198).
10. El trabajo le fue encargado al geógrafo Richard Morrill, quien trazó una división del
espacio geográfico que los tribunales consideraron justo y equitativo, pues
proporcionaba un acceso rápido y apropiado a los colegios electorales (Morril, 1973).
11. Este análisis es conocido como búsqueda combinatoria, en la que se pueden generar
un gran número de soluciones posibles, cada una con diferentes consecuencias. Estas
posibilidades son a menudo tan numerosas que tan sólo un ordenador puede calcularlas
y generarlas todas (Shepard y Jenkins, 1972).
13. Pueden requerirse unas consecuencias más detalladas sobre las conexiones
cambiantes y el uso del espacio, y éstas son posibles utilizando enfoques estructurales o
topológicos (Johnson, 1981).
15. Stanley Openshaw es una de las personas más creativas en ciencias humanas usando
"superordenadores" muy potentes y rápidos. Mientras que muchos geógrafos y otros
científicos sociales y físicos usan el ordenador simplemente para realizar operaciones
laboriosas pero bastante tradicionales más rápidamente, Openshaw abre nuevas
posibilidades de pensamiento geográfico (Openshaw et al, 1998, 1990).
16. Esto puede parecer algo cruel, pero a veces las personas del mundo académico
tienen la responsabilidad de decir las cosas directamente. Las frases "pseudo-ciencia" y
"cajón de arena informatizado para escolares" se usaron en la presentación del
modelo/diseño geográfico de la epidemia del SIDA, una presentación extremadamente
crítica de representación epidemiológica tradicional, realizada en la reunión anual de la
Asociación Norteamericana para el Avance de la Ciencia, en Washington, DC en febrero
de 1991. Ni un solo médico, ni un epidemiólogo ni un burócrata del gobierno de los
Centros para el Control de Enfermedades que estaban entre los asistentes se atrevió a
asumir el reto en público. Esto fue posteriormente descrito en Science (1 de marzo,
1991, p. 1022).
17. La epidemia del SIDA en el Bronx es ya catastrófica entre las comunidades más
pobres (Wallace y Fullilove, 1991). Las mujeres que llegaban a los hospitales para
recibir atención prenatal mostraban porcentajes de VIH de más del 20 por ciento, un
porcentaje parecido a los de Kampala, Uganda. Los epidemiólogos matemáticos
tradicionales, que configuran o diseñan la epidemia en el tiempo pero nunca en el
espacio, crean conjuntos de ecuaciones diferenciales cuya realista, es decir útil, solución
requiere se estimen de manera precisa los porcentajes de transmisión entre muchos
subgrupos de la población. Esto es normalmente bastante imposible -lo que
desgraciadamente, no detiene a los epidemiólogos que juegan con sus ordenadores y
conjuntos de ecuaciones. No se ha podido evitar ni un único contagio, no se ha salvado
ni una sola vida, por esta tontería (Blower et al., 1990).
19. Por ejemplo, nuestros artículos en francés y español (Gould et al., 1990; Gould y
Kabel, 1991) y una película instructiva realizada para televisión por la Universidad del
Estado de Pennsylvania (Gould et al., 1989). En breve realizaremos una secuencia
animada de un mapa de Jamaica para que se use en la intervención educativa en la
televisión pública y en las escuelas. Para combatir la epidemia, la educación es la única
arma de la que disponemos.