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HOMENAJE A PETER GOULD

Hace ahora casi un año, el 22 de enero de 2000, moría en Pennsylvania Peter Gould,
una de las figuras más señeras de la geografía y de las ciencias sociales del siglo XX.
Nacido en 1932 en Gran Bretaña y formado en Estados Unidos, Peter Gould trabajó
incansablemente en una geografía comprometida con los problemas del mundo
contemporáneo. Su obra extraordinariamente rigurosa y siempre abierta hacia nuevos
horizontes ha sido seguramente una de las más estimulantes en el pensamiento
geográfico del siglo XX. Al mismo tiempo su personalidad amable, generosa, amante y
gozosa de la vida constituye un modelo de trayectoria humana vital verdaderamente
envidiable y ejemplar.

Peter Gould durante la conferencia que dio en Barcelona el 14 de marzo de 1991

La obra de Peter Gould abarcó una amplia variedad de temas, tratados siempre de forma
original y exigente. La imaginación y la ciencia se unían en él para encontrar la
dimensión geográfica a problemas de gran actualidad y para abordar esos problemas con
un método exigente que incluía los desarrollos más recientes de la ciencia. Todavía
recuerdo la impresión que me produjo el primer texto que conocí de él, el artículo en
que planteaba el problema de las relaciones hombre-naturaleza en términos de la teoría
de los juegos, su trabajo "Man against the environment: a game theoretic framework",
que había sido publicado en 1963 en la revista Annals of the Association of American
Geographers y que yo conocí en 1972 a través de la edición que hicieron Paul W.
English y Robert S. Mayfield en su libro Man, space and enviroment; una forma
inimaginable hasta ese momento de plantear un problema tradicional de la geografía y
que revolucionaba al mismo tiempo los estudios de geografía rural.

En ese artículo introducía ya de alguna manera la cuestión del papel de la percepción en


la adopción de estrategias de comportamiento de los campesinos y en la toma de
decisiones. Se trata de una línea de trabajo que venía desarrollando desde finales de los
60, cuando publicó su artículo "On mental maps" (1966) y sus artículos sobre las
preferencias espacio-temporales y la estimabilidad residencial. Esas cuestiones se
convirtieron en seguida en un tema importante de investigación y dio lugar a uno de los
libros más citados e influyentes en la geografía de la percepción, realizado con Rodney
White, Mental Maps (1985).

Desde los años 1960 Peter Gould había venido trabajando sobre la geografía agraria y
de los transportes en Africa, principalmente en Ghana, y en los 70 se había convertido
en uno de los más prestigiosos representantes de la nueva geografía cuantitativa, siendo
coautor, con Ronald Abler y John Adams, de un manual extraordinariamente influyente
en aquellos años: Spatial Organisation: The Geographer's View of the World (1971).
Sus contribuciones a las investigaciones sobre difusión espacial y su capacidad para
aplicar imaginativamente métodos matemáticos a la investigación de problemas
geográficos supusieron en esos años una fuente inagotable de sugerencias en la
geografía anglosajona.

Posteriormente la lista de sus publicaciones incluye trabajos sobre cuestiones tan


variadas como la adquisición de información espacial, la estructura de las redes de
televisión o el análisis de juegos, con el ejemplo de la final de la copa inglesa de 1977
entre el Liverpool y el Manchester United.
Desde los años 1980 Peter Gould se dedicó con pasión científica y vital a problemas de
gran actualidad como el de la epidemia de Sida, sobre lo cual publicó su libro The Slow
Plague. Geographic Consequences of the AIDS Epidemic, o sobre las consecuencias de
la explosión de Chernobil, cuestiones a las que alude en el artículo que publicamos. En
los últimos años se había interesado también mucho sobre las formas de difusión de la
información; ésto ultimo en una dimensión histórica amplia que iba desde el tiempo que
tardó en conocerse el terremoto de Lisboa de 1755 hasta el que se demora hoy una carta
en llegar a su destino desde que se entrega al correo -para lo que nos pidió a algunos
amigos que le enviáramos una desde nuestros respectivos Departamentos (y tardó 18
días la que yo le envié desde el de Barcelona).

La última iniciativa editorial impulsada por Peter Gould ha sido el libro Geographical
Voices coordinado por él y Woody Pitts y publicado este mismo año por las Prensas de
la Universidad de Syracuse, y que ha sido editado en francés por Peter Gould y Antoine
Bailly con el título Mémoires de géographes (Paris: Anthropos, 2000). Una colección de
artículos autobiográficos realizados por Antoine Bailly, Brian Berry, Karl Butzer,
Reginald Golledge, Torseten Hägerstrand, David Harvey, Gunnar Olsson, Waldo Tobler,
Gilbert White y Yi-Fu Tuan.

Peter Gould ha estado ligada desde hace años a la empresa intelectual de Geocrítica.
Siguió la revista con interés desde su misma fundación, y aludió a ella y reprodujo en su
obra The Geographer at Work (1985) un dibujo que habíamos elaborado para el número
13 de Geocrítica; y más tarde envió dos artículos para que fueran publicados en la
revista: "Pensamientos sobre la Geografía" (Geocrítica nº 68, marzo 1987) y "La
epidemia de Sida desde una perspectiva geográfica" (Geocrítica nº 89, septiembre
1990). Posteriormente aceptó formar parte del Consejo Asesor de la revista Scripta
Nova, en el que se integró junto con otras ilustres personalidades, una de las cuales,
Ernest Lluch, acaba de ser vilmente asesinada por la banda de pistoleros de ETA.

El artículo que publicamos como homenaje a la memoria de Peter Gould constituye el


texto de una de las conferencia que dió en Barcelona en la segunda semana de marzo de
1990. Jordi Martí Henneberg miembro de la Comissió per a la Cultura Científica de la
Generalitat de Catalunya, realizó las gestiones para que ese viaje fuera posible. El texto
había de ser publicado por la Conselleria de Cultura de la Generalitat, pero quedó
inédito. Ahora hemos decidido recuperarlo y publicarlo para los lectores de nuestra
revista.

Peter Gould era un amante del Mediterráneo, y amaba España y particularmente


Cataluña, mostrando siempre un interés por las manifestaciones culturales de nuestro
país, y especialmente por la literatura. Amaba además la buena vida, esa vida que está
llena de pequeñas cosas, como la amistad, el amor, la charla en torno a una mesa, el
buen vino, la contemplación de un paisaje, la lectura.

Unas semanas antes de su muerte Peter Gould me escribió una emocionante carta en la
que con un tono neutro, como sin darle importancia, hablaba del carácter irreversible de
su enfermedad y de su próximo fin, lamentando lo poco que iba a poder hacer por la
revista Scripta Nova. Lo verdaderamente impresionante es que la carta estaba llena de
optimismo sobre la utilidad de la geografía y acababa con estas palabras: "el mundo
tiene necesidad de los geógrafos".
No tengo dudas de que escribió a otros amigos cartas similares de despedida con
mensajes de aliento y de optimismo. Su actitud ante la muerte fue verdaderamente
ejemplar, tanto privada como públicamente. En la presentación de su último libro
Geographical Voices Peter Gould hacía alusión a la riqueza y variedad de las voces que
había recogido en la obra y al panorama rico y colorista que la misma mostraba de la
geografía; y acababa con esta frase de optimismo, escrita sin duda en el momento en
que sabía su próxima muerte:

"Espero que las generaciones futuras encontrarán la alegría, la esperanza y la


inspiración en estos relatos en los que algunos describen las dificultades que han tenido
que superar para convertirse ... en geógrafos".

Escribía esas palabras "puesto ya el pie en el estribo", en una situación y con un talante
similar al de Cervantes cuando, poco antes de morir, dictaba su dedicatoria de Los
trabajos de Persiles y Segismunda. "ayer me dieron la Extremaunción, y hoy escribo
ésta; el tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y, con todo esto
llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir". Y sin duda, al igual que Cervantes,
pensaba: "¡Adios gracias, adios donaires, adiós regocijados amigos!".

Ese mensaje de optimismo y de alegría es sin duda también el de Peter Gould; el de un


hombre entero, apasionado por la vida, consciente de la responsabilidad moral del
científico, y entusiasta de la ciencia a la que dedicó toda su vida. Un ejemplo, sin duda,
para los geógrafos profesionales, los que hemos dedicado igualmente la vida a esta
misma profesión. Pero un ejemplo, sobre todo, para los jóvenes, los que con un largo
camino vital todavía por recorrer pueden llenarlo de tareas nobles, de exigencias
morales, de comportamientos cívicos y de dedicación rigurosa a las tareas profesionales
o científicas a que se dediquen.

Horacio Capel

PENSAR COMO UN GEÓGRAFO. UNA EXPLORACIÓN EN LA GEOGRAFÍA


MODERNA

Peter Gould
Universidad del Estado de Pennsylvania

(Traducción de Alicia Capel Tatjer)

Palabras clave: Geografía/ complejidad espacial/ sintesis geográfica/ Chernobil/ SIDA/


leucemia

Key words: goegraphy/ spatial cimplexity/ geographical syntesis/ Tchernobil/ AIDS/


leukemia
La comunicación como forma de compartir ideas

Las oportunidades de hablar a un público amplio sobre la profesión del geógrafo son
escasas y preciosas (1). Tendemos a vivir vidas ocupadas y compartimentadas en un
mundo compartimentado, por lo que este ensayo representa una oportunidad poco usual
para derribar algunos de los muros divisorios y renovar conexiones. En el mundo actual
las nuevas conexiones tienen que superar muchas barreras, no sólo las barreras de la
creciente especialización sino también las del mismo lenguaje. Mientras me leen,
deténganse un momento y recuerden que mi inglés ha sido traducido a su bello
castellano y únanse a mí en el agradecimiento a aquellos que llevan mis palabras de un
lugar a otro. En realidad, eso es lo que trans-latus significa realmente, trasladar palabras
de un lugar a otro. En su raíz lingüística, la traducción es una idea verdaderamente
geográfica.

Así pues, este ensayo es un importante ejercicio de comunicación, y recordemos que la


raíz de 'comunicación' es munus, un regalo, y por tanto, com - munus significa 'con
regalo', compartir un obsequio. Yo les traigo un pequeño obsequio del otro lado del
Atlántico y espero que no se haya extraviado durante el viaje.

Un viaje moderno de exploración

En este ensayo deseo conducirles a un viaje de exploración, un viaje de descubrimiento.


Sospecho que será un extraño viaje, un viaje de descubrimiento geográfico durante el
cual ustedes encontrarán cosas inesperadas. Pero, después de todo, eso es lo que
realmente significa 'descubrimiento y exploración'. Tanto física como intelectualmente,
el viaje de exploración es un aspecto muy tradicional de mi campo de estudio. Más de
500 años atrás, las configuraciones básicas de Europa y del Mediterráneo eran ya bien
conocidas y estaban ya cartografiadas, y un análisis por ordenador de esos antiguos
mapas indica que eran extraordinariamente exactos, incluso aunque algunos detalles no
se correspondan de manera exacta en una imagen por satélite (2). Fue a partir de este
mundo conocido, literalmente delimitado, desde el que los europeos se fueron moviendo
lentamente para dibujar la costa africana, y no pasaría mucho tiempo hasta que la punta
más meridional del continente fuese rebasada para descubrir el Océano Índico y sus
numerosos pueblos y tierras. Aproximadamente al mismo tiempo un italiano (o fue un
catalán?) fue tan intrépido y valiente como para navegar directamente hacia el oeste
buscando las Indias (Dios mío, ten compasión de su alma antes de que se hunda!) y en
ese momento se abrió todo un mundo insospechado. Súbitamente Europa se vio
enfrentada a nuevas tierras, nuevas gentes, nuevas plantas y animales nunca antes
vistos, iniciándose así una revolución intelectual, una revolución del pensamiento y de
la tecnología que llamamos la Ilustración. El gran historiador del pensamiento Michel
Foucault ha descrito algunas de las consecuencias de esos primeros viajes de
descubrimiento (3)

Vieja geografía y nueva geografía

En esta gran búsqueda intelectual de la Ilustración, una búsqueda de modernidad en la


que todavía hoy nos buscamos a nosotros mismos, el lugar de la geografía es un poco
ambiguo. La geo-graphos, escribir acerca de la tierra, es parte de la antigua herencia
griega en la que, como parte del mundo occidental, todavía nos basamos, pero sólo
aparece en el programa de la Universidad como una disciplina desde mediados del siglo
diecinueve en adelante, junto con las otras ciencias humanas y biológicas. También es
un poco ambigua en otro aspecto: como su disciplina hermana, la historia, no está
definida por su tema principal. De hecho, todo existe en el espacio y en el tiempo, es
decir, todo tiene una geografía y una historia. Por esta razón, los geógrafos y los
historiadores no son los hijos predilectos de los burócratas, de gente a quien le gusta
guardar las cosas en pequeñas cajas administrativas y ordenadas. Afortunadamente, una
de las muchas tradiciones de la investigación geográfica es la capacidad de síntesis, de
volver a unir un mundo que se está viendo fragmentado por la investigación
especializada. Actualmente, el conocimiento está tan especializado y su expansión
parece requerir una cada vez más temprana especialización que a veces las
circunstancias nos empujan a cavar hoyos cada vez más y más profundos. Y
desgraciadamente, no se oyen muchas voces desde estos huecos tan profundos y
especializados. Para mantener las cumbres de la ciencia afiladas y brillantes, debemos
romper los fragmentos disciplinarios en piezas todavía más pequeñas, pero tenemos que
pagar un precio muy alto en el conocimiento a causa de esta constante fragmentación.

Pero la tradición de síntesis es tan sólo una de las muchas formas de investigación,
formas que han generado la explosiva renovación intelectual de esta antigua disciplina
en los últimos treinta años. Creo que no me equivoco al afirmar que los geógrafos que
se retiraron hace treinta años difícilmente reconocerían a la geografía actual. Es cierto
que algunos de los antiguos temas están todavía vigentes, pero otros han cambiado y se
han reinterpretado tan radicalmente que sitúan a los geógrafos al frente de problemas
sociales y medioambientales. Permítanme que me explique.

Divisiones en la tradición geográfica

De alguna manera, quizás algo recóndita, todos somos geógrafos. Escuchen un instante:

"Amb el pas de l´any, la terra és manipulada y endegada segons la saó, l´estació i el


temps. Tot és minúscul, la presència familiar s´hi projecta constantment, tot hi està
marcat per una toponímia específica: el quintà, l´hort, el pedró, la vedruna. Els camps
tenen el nom que els donaren els vells. No hi ha res, en el nostre país, que no porti un
nom; és una geografía batejada i marcada per petjades antiguíssimes".

Este es un fragmento del libro Els Pagesos de Josep Pla, el gran escritor catalán que
conocía tan bien los vínculos de la gente con los lugares y la tierra (4).

Y de la misma manera los geógrafos -y acabamos de recordar que como seres humanos
todos somos geógrafos, de la misma manera en que todos somos historiadores y
filósofos, capaces de pensar de manera consciente sobre nuestra existencia en un
espacio y en un tiempo determinados- han tenido siempre una relación de amor con los
mapas. Muchos geógrafos recordarán su fascinación cuando eran niños por todo tipo de
mapas, pero me gustaría hacer referencia a algo mucho más profundo. El mapa se alza
actualmente como un símbolo esencial para el geógrafo sobre la importancia crucial de
espacialidad en la existencia humana, un conocimiento que nos hace ver que somos
nosotros los que decidimos las dimensiones existenciales del espacio.

El segundo catalizador de la explosión de la investigación geográfica contemporánea ha


sido la toma de conciencia sobre las consecuencias catastróficas que la presencia
humana puede provocar en nuestro entorno. El problema de la relación entre los seres
humanos y su entorno está muy arraigado en la tradición occidental, quizás incluso en
las tempranas especulaciones de la civilización griega que ya encontramos en los
filósofos presocráticos (5). Este es un problema que ha tenido más o menos importancia a
lo largo del tiempo, pero vivimos actualmente en un mundo en el que el conocimiento
de estas cuestiones se ha convertido en algo literalmente vital, en una cuestión de vida o
muerte. Algunos de nosotros finalmente nos hemos dado cuenta de lo que le estamos
haciendo a nuestro planeta, el único hogar que tenemos; somos muy conscientes de
cómo estamos destruyendo nuestra propia tierra. Vemos cómo valientes ecologistas
brasileños son asesinados en el Amazonas; que un océano está siendo invadido por
redes de nylon de cincuenta kilómetros de largo; que los sedimentos de ríos y lagos
están siendo saturados con PCB, cómo los acuíferos están siendo contaminados con
carcinógenos; cómo los vertidos de petróleo devastan el delicado entorno ártico y cómo
ecosistemas tan frágiles y especializados como los del Golfo Pérsico están en peligro.
Sabemos que dos kilogramos de plutonio 239, si se "distribuyen adecuadamente" -y
aquí lo que en inglés se llama "frases impactantes" indica que el propio lenguaje
empieza a romper la obscena capa de barro que tiene que soportar- podría matar a todos
los habitantes de la tierra, y lo peor es que hemos fabricado decenas, quizás centenas de
millones de kilogramos. No me extraña que las antiguas cuestiones geográficas sobre
las relaciones entre la presencia humana y el entorno físico finalmente pasen a ser un
problema de todos.

Pero de la misma manera que esos antiguos viajes de descubrimiento necesitaron y


generaron nuevas tecnologías -como por ejemplo el cronómetro, el "medidor del
tiempo"- la revolución geográfica ha ido paralela a las revoluciones informáticas y de
los satélites. Una única imagen por satélite es creada a partir de pulsaciones electrónicas
que contienen alrededor de 30 millones de fragmentos individuales de información, y
almacenar, manipular y computar con estos enormes conjuntos de datos requiere unos
ordenadores muy potentes y rápidos. Así pues, la revolución geográfica depende en gran
medida de la revolución informática, tanto, que esto incluso llega a incomodar a muchos
geógrafos.

La diosa Cura: la hermana gemela de la geografía

Pero hay otra conexión relevante en los extraordinarios avances que los geógrafos han
llevado a cabo en los años recientes. Espero que no les importe si lo llamo una
"revolución moral". Se trata de la sensación de que algo está ocurriendo en nuestro
mundo, de que hay cosas injustas que hay que mejorar; de que la investigación en
geografía es tan importante como en cualquier otra ciencia, y que por esa misma razón
esta investigación básica también debe ser aplicada, debe utilizarse para hacer cosas
justas y decentes en un mundo a veces indecente. Como geógrafo que lleva 30 años de
profesión, una de las aspectos que he notado, como característica relevante de nuestros
estudiantes en los últimos diez años, es una gran preocupación por la condición humana
y medioambiental. Y esta preocupación tendría que ser la fuerza primaria de gran parte
de la motivación intelectual que caracteriza a la investigación científica actual.

Esta preocupación, estas cuestiones de responsabilidad moral, son muy antiguas. En un


seminario para nuestros estudiantes licenciados, una de las lecturas semanales para
comentar es la bonita y alegórica historia de Jean Giono, El hombre que plantaba
árboles (6), junto con un pequeño pasaje de Martin Heidegger El Ser y el Tiempo, uno de
los puntos de referencia de la filosofía del siglo XX (7). Heidegger, inspirándose en una
antigua fábula, nos explica que la diosa Cura llegó a la orilla de un río y moldeó un
trozo de arcilla. Entonces le pidió a Júpiter que le infundiera espíritu al moldeado trozo
de arcilla, cosa que hizo, decidiendo que la recién creada obra llevase su nombre. Un
típico ejemplo de macho chovinista! Pero Cura pidió que se le pusiera a la obra su
nombre ¡típico ejemplo de hembra chovinista! y entonces se levantó la Tierra y pidió
que llevara su nombre, puesto que era ella quien había dado para la misma un trozo de
su cuerpo. Los litigantes escogieron por juez a Saturno y éste sentenció: "Tú Júpiter, por
haber puesto el espíritu, lo recibirás a su muerte; tú, Tierra, por haber ofrecido el cuerpo,
recibirás el cuerpo. Pero por haber sido Cura quien primero dio forma a este ser, que
mientras viva lo posea Cura. Y en cuanto al nombre, que se llame Homo, puesto que
está hecho de humus (tierra)". Como podemos ver en esta antigua leyenda, las
relaciones entre la tierra y los humanos empezaron muy pronto en nuestra cultura
occidental, y estamos impregnados de entrega, preocupación y esfuerzo desde el
principio de los tiempos, una preocupación que tiene la capacidad de traducirse en
responsabilidad, conservación y administración. Los geógrafos han sido siempre
conscientes de esto, y muchos han llevado este interés a su vida profesional como
profesores o investigadores. Pero estas son unas ideas bastante abstractas, así que
déjenme poner algunos puntos sobre las íes con un ejemplo concreto.

Entender Chernobil: la geografía como síntesis

Cuando Chernobil explotó y la nube radioactiva depositó radionuclidos mortales en


gran parte de Europa, se hizo evidente que los fragmentos de esas especializaciones en
las que nos hemos visto forzados a dividir nuestro conocimiento estaban a punto de ser
utilizadas para ganar conocimiento (8). Áreas como la agricultura, la antropología, la
ingeniería y la física atómica, la biología, la botánica, la química, la economía, las
ciencias medioambientales, la gestión del tiempo de ocio, el derecho, la limnología, la
medicina, la meteorología, la ornitología, la pediatría, las ciencias políticas, la zoología,
etc., fragmentos de disciplinas en las que se ha dividido nuestro mundo de conocimiento
actualmente, incluyendo, por desgracia, la psiquiatría, fueron utilizados para ayudar a
aquellos cuyo mundo había sido invadido de tal manera por esa explosión ocurrida en
Ucrania que ya no deseaban ni existir.

Chernobil es una historia larga y trágica, y que todavía continúa, pero es una historia
que nos enseña cuán interconectado está nuestro mundo actual. Cuando Chernobil
explotó, dejó unas cantidades catastróficas de radionuclidos en la atmósfera, y aunque
de hecho la lluvia radioactiva se dirigió hacia buena parte de Europa occidental durante
aquellos trágicos diez días, la primera nube se dirigió hacia el noroeste, cruzando el
Báltico en dirección a Noruega y Suecia. En Suecia depositó una pesada capa de lluvia
radioactiva, desde la costa del mar Báltico hasta los altos fiordos de la montaña central
situada entre Suecia y Noruega. Este es un paisaje y un entorno salvaje y casi intocado,
pero la mayoría de los pequeños lagos presentaron uno de los niveles más altos de
radiactividad nunca antes visto en los organismos vivos. Es una tierra
extraordinariamente bella, de un agua y un aire cristalinos, que ha sido durante mucho
tiempo el hogar del pueblo Sami. Incluso Tácito escribió sobre ellos hace dos milenios
con admiración y respeto. Sus vidas han cambiado mucho en los últimos veinte años,
pero el centro simbólico de sus vidas sigue siendo el reno. Estos animales no se agrupan
en rebaños, pero se les permite moverse y pastar libremente por los valles, valles donde
hay extensos lagos que conducen a las altas montañas.
Muchos Sami vieron como su vida y su cultura se truncaban. Cuando esas partículas
radiactivas irrumpieron en el delicado y difícil de reparar sistema ecológico, muchos de
los radionuclidos, particularmente el cesio 134 y 137, con una media de vida de
aproximadamente entre 2.4 y 28 años, se introdujeron en esa delicada "esponja de aire"
que llamanos liquen, la principal comida de los renos. El cesio afectó directamente a los
músculos de los renos y pronto aparecieron en el cuerpo de los pastores Sami y de sus
familias. La carne de reno es la comida principal de su dieta y es altamente calórica, y
se consumen fácilmente de tres a cuatro kilos por semana, ya que se realiza un trabajo
duro al aire libre en un clima frío. Un año después de Chernobil, los resultados en el
cuerpo de los jóvenes pastores de renos alcanzaba los 100.000 becquerels, y la línea de
la gráfica mostraba una clara tendencia a subir.

La precipitación radiactiva en la atmósfera no es una "radiación secundaria", que por sí


misma puede no ser inocua. La radiación es mortal precisamente porque puede afectar a
la cadena alimenticia donde sus efectos pueden duplicarse fácilmente. En la costa
báltica, por ejemplo, un centro de investigación biológica estudió estos devastadores
efectos en el pescado. Utilizando unos aparatos extremadamente delicados era posible
registrar la pulsación de la radiactividad en el agua, aunque las cantidades eran tan
pequeñas que no se podía imaginar que llegaran a representar un peligro para el ser
humano. Pero el zooplancton y el fitoplancton absorbieron la radioactividad, y éstos
fueron comidos a su vez por pequeños moluscos, que fueron comidos por pequeños
peces, que a su vez fueron comidos por peces más grandes, así que pocos meses después
de Chernobil la radiactividad se había ampliado de 3 a 3000 becquerels por kilo, diez
veces el nivel entonces permitido en los alimentos por el gobierno sueco.

Una segunda presencia de radiactividad tuvo lugar en Suecia central, cerca del pueblo
de Gõvle, justo en el momento en que las flores primaverales asomaban su cabeza al
sol. Las flores estaban siendo invadidas por las abejas que recolectaban el polen, el
alimento para las larvas de las abejas. Más tarde, en verano, cuando las abejas estaban
recolectando el néctar, la presencia de radiactividad en la miel alcanzó los de 3000
becquerels, otra vez diez veces más del nivel permitido para el consumo humano. Y el
problema es que el cesio no desaparecerá. Ahora está en la tierra, y de esta manera cada
año, cuando las flores tardías del verano nazcan, el cesio aumentará sistemáticamente a
través de las plantas para dar unos resultados igual de elevados en años posteriores. Los
rusos se encuentran ahora con el mismo problema, sólo que mucho peor, en decenas de
miles de quilómetros cuadrados de tierras cultivables en Ucrania y Bielorrusia.

A través de la cadena montañosa en dirección a Noruega los efectos son igual de


devastadores. Una gran cantidad de radiación se depositó en las montañas más altas,
descendiendo a medida que se alcanzaba el nivel del mar en los bonitos paisajes de los
fiordos noruegos. Pero si alguien da un paseo desde el nivel del mar hasta las montañas,
entonces esta persona habrá estado transportando materia radiactiva. Todavía hoy en
día, muchos granjeros de las montañas de Noruega no pueden vender sus ovejas, y lo
mismo les ocurre a muchos granjeros del noroeste del Reino Unido o de Escocia, que
ven como el cesio radiactivo aún sigue circulando a través de los suelos montañosos que
contienen muy poco barro para detener el cesio y evitar que aumente a través de las
plantas.

Chernobil fue un hecho desencadenado por los humanos, una catástrofe que afectó al
entorno biológico y físico y que entonces regresó para afectar al mundo que lo había
desencadenado. Noruega, un país sin ningún poder atómico, fue marcadamente abierto y
claro en sus investigaciones y publicaciones sobre los efectos de la radiactividad. Pero
no ocurrió lo mismo en muchos otros países. Existe una relación demostrable entre la
creciente dependencia del poder atómico y la creciente manipulación y omisión de
información por parte de las burocracias atómicas y los gobiernos (9). Portugal y
Noruega, por ejemplo, no dependen de los poderes atómicos y yo no conozco ningún
intento por parte de estos países por manipular o suprimir información. Por el contrario,
Bélgica y Francia son los países que más dependen de la energía atómica en Europa, y
sus gobiernos hacen lo posible por suprimir noticias sobre el efecto de la radiación en
Chernobil. Como dijo el responsable de la Autoridad Eléctrica francesa: "No avisas a las
ranas cuando drenas los pantanos". La Comisión Francesa sobre Energía Atómica ha
sido llamada "un estado dentro de un estado" y tres científico franceses avisaron de que
"la sociedad está inmersa en la ignorancia". España actuó de forma más correcta, a pesar
de su considerable dependencia en el poder atómico. Hubo alguna, pero relativamente
pequeña, manipulación o omisión de información, quizás porque una pequeña cantidad
de la radiación de Chernobil alcanzó esta península de Europa. Sin embargo, la
presencia del poder atómico en Europa es en estos momentos tan grande que casi
podemos hablar de un paisaje atómico. Con certeza habrá una próxima vez y muy pocos
se atreven a predecir las consecuencias que tendrá en las áreas con una densidad de
población elevada.

Así pues, es tarea de los geógrafos, y de esa antigua tradición de síntesis de la geografía,
unir todos esos fragmentos de la historia de Chernobil. Desgraciadamente, y a pesar de
las muchas recomendaciones de los científicos que examinaron el problema en su inicio,
no se han guardados datos sistemáticos sobre Chernobil en Europa Occidental. Y lo
mismo ocurrió en Europa Oriental, donde se negaron todos los hechos. A finales de
1990 la Unión Soviética anunció que los archivos informáticos que contenían
información epidemiológica irremplazable habían sido robados. En la etapa inicial, no
hubiera resultado tan difícil crear un Sistema de Información Geográfica para guardar
cada fragmento de información sobre este trágico incidente ocurrido en el espacio y en
el tiempo. En términos de la tecnología disponible, el problema es bastante trivial y la
creación de una base de datos puede ser resuelto actualmente por un estudiante de
universidad que trabaje con Sistemas de Información Geográfica informatizados. Nunca
sabremos cuáles han sido las consecuencias totales de Chernobil, quizás para gran alivio
de algunos.

La estructuración humana del espacio geográfico

Sin embargo la tradición de síntesis y la preocupación por las relaciones entre los seres
humanos y su entorno son tan sólo dos de los factores relevantes que forman parte de la
explosión intelectual de la geografía actual. Quizás por encima de todo está lo que sólo
puedo llamar la perspectiva espacial del geógrafo, que se convierte en un elemento
crucial de gran parte de la investigación actual. La geógrafa inglesa Doreen Massey
publicó un libro hace unos años llamado ¡La geografía importa! en el que se muestra
que muchas veces la importancia del espacio en las relaciones humanas puede verse en
simples términos geográficos. Todos los políticos saben que la forma en que está
distribuido el espacio puede variar el resultado de unas elecciones, incluso unas
elecciones que supuestamente son democráticas. En el Reino Unido, por ejemplo, el 23
por ciento de la población votó a favor del Partido Socialdemócrata, un partido
moderado de clase media situado entre la izquierda del Partido Laborista y la derecha
del partido de Margaret Tatcher. Pero ese 23 por ciento se tradujo concretamente en un 3
por ciento de escaños en el Parlamento. En las elecciones europeas, dos millones de
votos fueron a parar a los Verdes, pero ni un sólo miembro tuvo representación en el
Parlamento Europeo. En los Estados Unidos, se esta intentando que haya una repartición
de la representación en los gobiernos estatales y federales después de cada censo
realizado cada diez años, pero hasta 1960 un voto de las zonas rurales del estado de
Georgia equivalía a diez votos en la ciudad de Atlanta. Hoy en día estos problemas de
repartición han cambiado radicalmente y a menudo los geógrafo han participado en este
cambio. En el estado de Connecticut, un juez dijo a los legisladores que o repartían el
espacio geográfico de manera adecuada y justa o él tomaría un ordenador y lo haría el
mismo. ¡Nunca se ha visto a los políticos actuar más rápidamente! En el estado de
Washington, en la costa oeste, el problema de repartición fue puesto en manos de un
geógrafo y la solución que dio al mismo fue aprobada por el Tribunal Federal (10).

Sin embargo dividir el espacio de diferentes maneras también puede alterar el poder de
manera radical a menor escala. En la ciudad de Detroit, el Consejo Escolar formado
principalmente por personas de raza blanca intentó alterar los distritos escolares ya
existentes uniéndolos de tal manera que la comunidad negra estuviera virtualmente en
minoría. Afortunadamente, dos geógrafos fueron capaces de calcular todas las
combinaciones posibles de distritos escolares, con la condición de que estos tenían que
estar uno al lado del otro o ser contiguos. Entonces calcularon en cada caso la
proporción de votantes blancos y negros (11). El ordenador calculó 7,011 soluciones, que
oscilaban desde la total dominancia blanca, pasando por unas proporciones justas y
equitativas, hasta prácticamente la dominancia negra. La comunidad negra pudo usar
esta información en el Tribunal Federal para presentar sus argumentos y conseguir una
división justa y equitativa del espacio geográfico.

Complejidad espacial e influencia humana

Llegados a este punto, lo que importa es el hecho de que a menudo el espacio


geográfico está notablemente estructurado por la presencia humana. El mapa de una
ciudad, país o continente no sólo lo estructura la topografía física, sino también la
manera como el ser humano distribuye el espacio. A menudo podemos sentir esas
"estructuras" en términos directos e inmediatos. Cada vez que nos movemos por la
ciudad, especialmente si vamos en coche, experimentamos varios grados de influencia
espacial dependiendo de cómo están conectadas las diferentes partes de la ciudad.
Elaborar sistemas de sentido único puede ser especialmente complicado y a veces los
ciudadanos se enfadan tanto que los alcaldes tienen que abandonar sus cargos. En
Grenoble, Francia, por ejemplo, los ejemplares ciudadanos se enfurecieron tanto con el
sistema laberíntico de sentido único que echaron a los insensibles e incompetentes de
sus puestos. En Cambridge, Reino Unido, los patriarcas de la ciudad diseñaron unas
calles de sentido único tan complejas que los conductores que no estaban habituados a
este sistema se encontraron dando vueltas en círculo, como ratones moviéndose en el
laberinto de un psicólogo, hasta que finalmente aprendieron a aparcar el coche en las
afueras del centro de la ciudad y a ir caminando. El rumor de que recibieron una
recompensa por dejar la plaza de párking libre no ha podido ser confirmada todavía. En
Caracas, los conductores frustrados a veces intentan conducir por cortos tramos de
sentido único y un geógrafo matemático y astuto observador ha afirmado que de hecho
esta conducta ilegal mejora el flujo del tráfico (12). Excepto, por supuesto, cuando un
conductor macho venezolano, girando de forma ilegal, se encuentra de frente con otro
que sabe que la ley está de su parte. Se han llegado a presenciar sesiones de claxon de
hasta diez minutos, hasta que el conductor que conducía en la dirección contraria
finalmente da la vuelta para aliviar la congestión, creando entonces un verdadero
concierto en una variedad de tonos musicales.

No creo que sea una casualidad que el geógrafo que observó esta conducta humana en
un espacio estructurado sea un experto en modelos informáticos sobre el flujo de tráfico
diario. La ciudad es un sistema geográfico enorme y complicado y todos somos
conscientes del ir y venir de la gente dentro y fuera de la ciudad, de la marea humana
que se mueve a diario en las ciudades. Esta complejidad es muy difícil de representar,
principalmente porque el sistema puede adquirir múltiples "configuraciones". Déjenme
que les muestre un pequeño ejemplo. Supongamos que despusiéramos de un "sistema de
compras" muy sencillo, formado por diez personas que tuvieran la posibilidad de
comprar en cuatro tiendas. Podríamos representar el "sistema" como una tabla con diez
casillas y cuatro columnas y entonces anotar si una determinada persona ha comprado
en un determinado centro poniendo un uno o un cero en la casilla correspondiente. Es
interesante pensar de cuántas maneras diferentes podríamos disponer esos ceros y unos,
que representarían la opción de comprar o no comprar, cómo se crearían diferentes
"configuraciones" de este pequeño "sistema" de compras. Mucha gente pensará:
"Bueno, vamos a ver....hay diez personas por cuatro tiendas, esto hace 40, y cada una de
las 40 casillas puede rellenarse con un uno o un cero, esto hace....80 soluciones
diferentes". Desgraciadamente, ni siquiera nos acercamos. Es cierto que cada una de las
40 casillas puede ser un uno o un cero, comprar o no comprar, pero esto hace dos
elevado a cuarenta, o aproximadamente 1 billón de posibilidades diferentes en las que
podría operar este pequeño sistema.

Imaginemos ahora la ciudad de Barcelona dividida en cien zonas, y que anotamos el


número de personas que realizan el trayecto diario de su casa al trabajo y el número de
destinaciones que representa sus lugares de trabajo. El número de configuraciones que
un día de jornada laboral en Barcelona puede llegar a tener es más que todos los
electrones del universo juntos. Afortunadamente, hay una sistema de cálculo geográfico
por ordenador que nos permite hacer unas afirmaciones razonables que simplificarán en
gran medida el problema, un sistema que nos permite añadir la información útil para
mejorar la realización del modelo. Y dense cuenta: si podemos representar un sistema
humano complejo en un espacio geográfico, entonces podemos formular preguntas del
tipo: "Qué pasaría si...?" "Qué pasaría si se construyese una nueva carretera?". "Qué
pasaría si se creara un nuevo punto de venta en este lugar para generar más abonados?"
Qué pasaría si se abriera una nueva área industrial en éste, aquél o este otro lugar?". El
modelo informático puede darnos una idea de las consecuencias generales y de este
modo ayudarnos plantearnos la posibilidad de elaborar un sistema para mejorar el
tráfico en el interior y en el exterior de la ciudad de Barcelona (13).

Está claro que la mayoría de los problemas geográficos importantes y aplicados que se
generan de hoy en día sólo son aproximativos, y tal vez sólo pueden ser resueltos con el
uso de ordenadores precisos y potentes. Déjenme ofrecerles dos ejemplos que ilustran
cómo incluso en uno de los niveles más avanzados de investigación técnica en la
geografía actual, este sentimiento de preocupación todavía dirige las perspectivas de
investigación del geógrafo.

¿Existen todavía grupos de niños con leucemia?


Ha habido una gran polémica en el Reino Unido con respecto a los posibles efectos de
la radiación en los niños con leucemia. Cuando se localizan niños con leucemia en un
mapa del norte del Reino Unido aparecen grupos muy diferentes, y algunos de éstos
parecen asociarse a centrales de reprocesamiento de energía nuclear. Hace unos pocos
años, las autoridades de la energía atómica negaron fervorosamente esta relación, y la
Cámara de los Lores creó un comité de investigación a gran escala (14). Las estadísticas,
encargadas por la industria atómica, demostraron que los grupos de niños en el mapa
podrían ser sólo el resultado de un proceso casual, algo que uno mismo puede
comprobar situando pares de números al azar en un gráfico, y mirando números, como
los últimos dos dígitos del listín telefónico. Además, si se toma una pequeña área
alrededor de un grupo de niños con leucemia, el porcentaje por mil niños sería muy
elevado. Pero si ampliamos el área para incluir a más niños, pero a menos niños con
leucemia, el porcentaje disminuye. "Como ven", dijeron los encargados de las
estadísticas, "se puede obtener el porcentaje que queramos tan sólo alterando el área en
el que se localizan los niños con leucemia. Obviamente no hay una relación causa-
efecto". Y con estos pensamientos tan reconfortantes, la Cámara de los Lores pensó que
se había librado del problema.

Pero entonces apareció un geógrafo extremadamente imaginativo, un experto en utilizar


los ordenadores para hacer cosas nuevas, antes que usarlos tan sólo para hacer las
operaciones habituales pero más rápidamente (15). Creó lo que bautizó como la Máquina
de Análisis Geográfico, un programa de ordenador que podía escanear sistemáticamente
un mapa, casi como una máquina de escribir que se mueve por la página línea por línea.
El ordenador se detenía en cada punto del mapa y creaba un pequeño círculo alrededor
del círculo central, y entonces calculaba si el número de niños con leucemia era tan alto
que era improbable (tan sólo dos posibilidades entre mil) que se tratara de una
casualidad. La Máquina de Análisis Geográfico escaneaba el mapa, se detenía en miles
de puntos, y calculaba la probabilidad de leucemia cada vez. Entonces se dirigía a la
esquina superior izquierda del mapa, trazaba un círculo más grande y repetía el análisis.
De esta forma, se realizaron en el mapa nueve millones de pruebas a todas las escalas
geográficas.

Es interesante destacar que esta prueba era visual. Cada vez que la Máquina de Análisis
Geográfico encontraba un nivel significativo de leucemia en niños, trazaba un círculo de
ese tamaño en el mapa. Cuando el análisis finalizaba, aparecía una gran mancha negra
en la costa oeste del norte de Inglaterra, un círculo inscrito en la parte superior de otro,
que indicaba niveles significativos de leucemia en niños a todas las escalas geográficas.
Los sumisos estadísticos contratados por las autoridades atómicas no se pudieron librar
por más tiempo de esta situación. Pero la Máquina de Análisis Geográfico también
descubrió algo que nadie había sospechado. Mientras el ordenador exploraba el mapa de
niños con leucemia, hizo un descubrimiento totalmente original. Fue como cuando
Colón desembarcó en América en su temprano viaje de descubrimiento. En la costa este
del norte de Inglaterra, apareció otra gran mancha negra, es decir, grandes porcentajes
de leucemia en niños en todas las escalas geográficas. Se había descubierto que en el
centro de esta segunda mancha negra había un gran incinerador urbano del que muchos
sospechan que no quemaba a las temperaturas permitidas y que había estado
esparciendo dioxinas procedentes del plástico en toda el área. Una carta y un mapa del
geógrafo enviadas a una de las más antiguas y prestigiosas revistas de medicina del
mundo, The Lancet, volvió a abrir el debate, pues esta era una prueba de índole
geográfic que ni la profesión médica podía ignorar.
La difusión geográfica de la epidemia del SIDA

Como ejemplo final del uso de ordenadores en la investigación geográfica para


propósitos humanos, me gustaría citar algunos trabajos recientes que hemos llevado a
cabo en mi departamento y universidad. Como saben, el virus de inmunodeficiencia
humana (VIH) pasó a llamarse después SIDA, a lo que le siguieron un gran número de
muertes. Aproximadamente a lo largo de 1991 hubo unas 200.000 personas que se
contagiaron de esta enfermedad mortal, y ésta es sólo la punta de un gran iceberg
epidemiológico, ya que las cifras indican que entre uno y dos millones de personas ya
están infectadas. Esto significa que habrá entre uno y dos millones de personas con
SIDA incluso en el caso de que la epidemia se pudiera detener inmediatamente.
Desgraciadamente, sabemos que sigue creciendo.

Los expertos en medicina y epidemiología parecen totalmente ajenos a los aspectos


geográficos de la epidemia. Ellos sólo tienen en cuenta el crecimiento de la epidemia en
el tiempo, intentando calcular cuántas personas habrá en 1991...en 1992...etc., siempre
preguntándose cuándo, pero nunca dónde (lo que se pregunta el geógrafo). Muy a
menudo, el resultado es un ejercicio de pseudo-ciencia (16); por ejemplo, los
epidemiólogos tradicionales tienen un modelo para una parte de la ciudad de Nueva
York formado por 36 ecuaciones, y cada una de ellas contiene coeficientes de
transmisión que son imposibles de calcular (17).

Hace ya algunos años que se observa que el grupo más vulnerable de la sociedad actual
no es la comunidad homosexual (que han cambiado radicalmente su actitud
autoprotectora) sino los adolescentes y la población heterosexual adulta. En la
conferencia internacional de San Francisco celebrada el verano de 1990 finalmente
encontramos otras personas que estaban de acuerdo con nosotros. Pero es
extremadamente difícil llegar a la gente joven: los responsables de sanidad hablan sobre
"pautas de comportamiento", material educativo impactante para que los jóvenes
piensen en el VIH en términos directos, inmediatos y personales. Los educadores saben
que simplemente ofrecer información no es suficiente; debe haber algo que convierta el
peligro de nuestra salud en algo personal e inmediato. Cuando empezó a aparecer la
epidemia, la comunidad homosexual comenzó a ver cómo la mitad de su gente se
contagiaba de la enfermedad del SIDA y moría. Pero esa no es la "pauta de
comportamiento" que queremos que sigan los adolescentes y los jóvenes de Estados
Unidos.

A través de la cartografía animada moderna es posible observar las dinámicas


geográficas de esta enfermedad mortal en la televisión y en las películas (18). Cuando
vemos estas secuencias visuales podemos ver cómo la enfermedad salta de una ciudad a
otra, lo que los geógrafos llamamos "difusión jerárquica", y después cómo se traslada de
los epicentros regionales a las áreas circundantes mediante una difusión espacialmente
contagiosa, como una mancha de vino en un mantel.
Utilizando recursos informáticos de cálculo, hemos sido capaces de predecir los
siguientes mapas de la secuencia de manera muy precisa y los hemos incorporado a
presentaciones cartográficas animadas para la televisión (19). Cuando mostramos estas
imágenes a la gente joven podemos deducir de sus caras de asombro que están
obteniendo una perspectiva innovadora sobre esta epidemia, una perspectiva que
conduce a la reflexión. Y aunque muchos jóvenes padecen el "síndrome de la
inmortalidad", es decir, la sensación de "esto no va a sucederme a mí", de repente se dan
cuenta de que la epidemia no es algo tan lejano, sino algo que les afecta directamente.
Todo existe en el espacio y el tiempo, todas las cosas tienen una geografía además de
una historia, y esta presentación geográfica dinámica de repente les hace ser conscientes
de que están en un lugar concreto, anclados en un espacio y que esto significa que deben
pensar en su propia situación con respecto a esta enfermedad mortal. El gran poeta
inglés, John Donne, escribió:

Ningún hombre es una isla, habitada únicamente por él...


Así que nunca quieras saber por quien doblan las campanas;
doblan por ti.

Todavía hay nuevos mundos por explorar


¿A dónde les he llevado a través esta exploración geográfica? Hemos visto la geografía
como una disciplina sintetizadora; como un área con una preocupación profunda por las
relaciones humanas y medioambientales, como una materia que se centra en los
espacios del mundo físico, y cómo estos espacios están constantemente reestructurados
por la presencia humana. Hemos visto un campo que ha estallado intelectualmente, en
términos de la cantidad de problemas que puede abordar, y lo que es importante, a
través de la disponibilidad de unos recursos informáticos extremadamente potentes y
rápidos. Y además les he introducido en una pequeña región del mapa intelectual de la
geografía actual. Ha sido un verdadero privilegio mostrarles esta pequeña parcela de
conocimiento, puesto que creo que todos debemos estar alertas y ser conscientes de las
dimensiones espaciales fundamentales de nuestra existencia como ciudadanos que
vivimos en sociedades democráticas. La geografía, y la perspectiva geográfica particular
que nos proporciona, es un elemento imprescindible para disfrutar de una vida humana,
inteligente e informada.

Notas

1.Conferencia pronunciada el 14 de marzo de 1991 en el Centre d´Art Santa Mónica,


Barcelona, bajo los auspicios de la Conselleria de Cultura de la Generalitat de
Catalunya.

2. Imaginen cómo compararían un viejo mapa portolani del Mediterráneo con un mapa
moderno. Extenderían el mapa moderno en una mesa de cristal transparente con una luz
potente debajo de ella, y colocarían el mapa antiguo encima. Para hacer que el antiguo
mapa se corresponda lo más exactamente posible con el nuevo mapa se pueden hacer
tres cosas: en primer lugar, moverlo hacia arriba y hacia abajo, hacia la derecha y la
izquierda, hasta que quede más o menos fijado. Este es el acto (matemático) de
translación. Después podemos mover el viejo mapa de forma circular para mejorar
todavía más la correspondencia. Esta sería la operación de rotación. Finalmente, si
quisiéramos proyectar la imagen del viejo mapa en el nuevo, podríamos mejorar la
correspondencia ampliando o reduciendo el mapa, la operación de ajuste. Puede que los
mapas todavía no se ajusten a la perfección, pero estas diferencias sólo podrían
corregirse dibujando el viejo mapa en un papel vegetal y ampliándolo o estrechándolo
en zonas concretas hasta lograr un ajuste perfecto. Los geógrafos llaman a estos últimos
ajustes transformaciones no lineales o "topológicas", y tienen un interés interpretativo
importante. Presumiblemente, los lugares en los que el viejo mapa se corresponde con el
nuevo de manera muy exacta en una área o región local, indican que el conocimiento
geográfico antiguo era muy preciso. Al contrario, en los lugares en los que las
diferencias son todavía considerables, indican que el conocimiento geográfico antiguo
era probablemente muy pobre. En este sentido los ajustes "topológicos" muestran el
"nivel de información" de la gente en la época antigua. Hoy en día esto se hace
mediante un ordenador que utiliza un algoritmo llamado regresión Euclídea, descubierto
por el gran cartógrafo analítico Waldo Tobler (Tobler, 1966; Gould, 1985, 1987).

3. Principalmente en su gran trabajo Les mots et les choses, (traducción española: Las
palabras y las cosas,) seguramente uno de los clásicos de la historia intelectual en el
siglo XX (Focault, 1966).
4. Este es tan sólo uno de los numerosos pasajes en los que Pla ilumina la condición
humana en su condición geográfica específica (Pla, 1978, p. 80).

5. Tal y como ha señalado el geógrafo italiano Franco Farinelli (Farinelli, 1990).

6. El libro tiene una historia considerable y parece que fue escrito originariamente a
petición de un editor norteamericano, quien lo rechazó. Posteriormente fue publicado en
inglés por Vogue en marzo de 1954 y en pocos años ha sido traducido a una decena de
lenguas (Giono, 1985).

7. Muchos lo consideran el mejor trabajo en la filosofía del siglo XX. Fue escrito en la
mesa de la cocina de un granjero en el Schwarzwald mientras la familia estaba fuera
durante la jornada de trabajo en el campo (Heidegger, 1928, p. 197-198).

8. Trato este tema en el libro Fuego en la lluvia: las consecuencias democráticas de


Chernobil, y me centro particularmente en los efectos de la lluvia radioactiva en Suecia
y Noruega (Gould, 1990). En principio, este texto estaba ilustrado con 40 planos en
color. No pueden ser reproducidos aquí.

9. Esto se demuestra y se discute extensamente en Fuego en la lluvia, particularmente


en el capítulo 15, "Cómo hacer que los problemas desaparezcan", páginas 112-119.

10. El trabajo le fue encargado al geógrafo Richard Morrill, quien trazó una división del
espacio geográfico que los tribunales consideraron justo y equitativo, pues
proporcionaba un acceso rápido y apropiado a los colegios electorales (Morril, 1973).

11. Este análisis es conocido como búsqueda combinatoria, en la que se pueden generar
un gran número de soluciones posibles, cada una con diferentes consecuencias. Estas
posibilidades son a menudo tan numerosas que tan sólo un ordenador puede calcularlas
y generarlas todas (Shepard y Jenkins, 1972).

12. El geógrafo inglés, Alan Wilson, tuvo originariamente una formación de


matemático, pero pronto centró su talento en resolver importantes problemas
geográficos, principalmente a causa de su profunda preocupación social por los pobres
de las ciudades del norte del Reino Unido. Sus análisis sobre los desplazamientos
diarios al trabajo están basados en modelos de maximización entrópica computerizados
(Wilson, 19970).

13. Pueden requerirse unas consecuencias más detalladas sobre las conexiones
cambiantes y el uso del espacio, y éstas son posibles utilizando enfoques estructurales o
topológicos (Johnson, 1981).

14. Conocido como el Black Report.

15. Stanley Openshaw es una de las personas más creativas en ciencias humanas usando
"superordenadores" muy potentes y rápidos. Mientras que muchos geógrafos y otros
científicos sociales y físicos usan el ordenador simplemente para realizar operaciones
laboriosas pero bastante tradicionales más rápidamente, Openshaw abre nuevas
posibilidades de pensamiento geográfico (Openshaw et al, 1998, 1990).
16. Esto puede parecer algo cruel, pero a veces las personas del mundo académico
tienen la responsabilidad de decir las cosas directamente. Las frases "pseudo-ciencia" y
"cajón de arena informatizado para escolares" se usaron en la presentación del
modelo/diseño geográfico de la epidemia del SIDA, una presentación extremadamente
crítica de representación epidemiológica tradicional, realizada en la reunión anual de la
Asociación Norteamericana para el Avance de la Ciencia, en Washington, DC en febrero
de 1991. Ni un solo médico, ni un epidemiólogo ni un burócrata del gobierno de los
Centros para el Control de Enfermedades que estaban entre los asistentes se atrevió a
asumir el reto en público. Esto fue posteriormente descrito en Science (1 de marzo,
1991, p. 1022).

17. La epidemia del SIDA en el Bronx es ya catastrófica entre las comunidades más
pobres (Wallace y Fullilove, 1991). Las mujeres que llegaban a los hospitales para
recibir atención prenatal mostraban porcentajes de VIH de más del 20 por ciento, un
porcentaje parecido a los de Kampala, Uganda. Los epidemiólogos matemáticos
tradicionales, que configuran o diseñan la epidemia en el tiempo pero nunca en el
espacio, crean conjuntos de ecuaciones diferenciales cuya realista, es decir útil, solución
requiere se estimen de manera precisa los porcentajes de transmisión entre muchos
subgrupos de la población. Esto es normalmente bastante imposible -lo que
desgraciadamente, no detiene a los epidemiólogos que juegan con sus ordenadores y
conjuntos de ecuaciones. No se ha podido evitar ni un único contagio, no se ha salvado
ni una sola vida, por esta tontería (Blower et al., 1990).

18. En la presentación original, la difusión geográfica de la epidemia del SIDA en la


costa oeste de los Estados Unidos se mostró como unas series de ocho espectaculares
planos en color, de 1981 a 1988. Algunos de estos aparecieron en la revista Science
(editorial) el 1 de marzo de 1991, p. 1022.

19. Por ejemplo, nuestros artículos en francés y español (Gould et al., 1990; Gould y
Kabel, 1991) y una película instructiva realizada para televisión por la Universidad del
Estado de Pennsylvania (Gould et al., 1989). En breve realizaremos una secuencia
animada de un mapa de Jamaica para que se use en la intervención educativa en la
televisión pública y en las escuelas. Para combatir la epidemia, la educación es la única
arma de la que disponemos.

© Copyright Peter Gould, 2000


© Copyright Scripta Nova, 2000

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