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30 TEORIA DEL PERIODISMO. veces los emplea de forma doble: leidos por el presentador y grabados en letras que el televidente pueda leer casi al mismo tiempo. Es curioso, sin embargo, que los titulares, que aparecie- ron ya en los pasquines, carteles y hojas sueltas que fueron el antecedente de la prensa poco después de la invencién de la im- prenta —los titulas eran a la vez un anuncio del contenido y una invitacién a la lectura en las polémicas de la época— son en la prensa una novedad relativamente tardia importada de Amé- rica. El director de La Epoca, el gran diario espaiiol de la Res- tauracién, Ignacio José Escobar, encargé un dia a su hijo Alfre- do, comisionado a la Exposicién de Filadelfia, que aprovechando su viaje estudiara la prensa americana. «Tu nos cuentas todo, absolutamente todo lo que veas. Iremos borrando Io que sobre; seguramente quedara algo.» Cuando Alfredo Escobar regresé de América en 1876 traia a Espafia muchos proyectos en la cabeza. Pero ja tnica innovacién que logré introducir fue la de poner titulos a los articulos e informaciones. Tales titulos se parecian poco atin a los actuales, No eran oraciones, no lievaban verbo, He aqui algunos del mismo diario, La Epoca, ya en 1907. «Des- pachos telegraficos.»-«El nuevo Ministerio Boer.»-«Camaras fran- cesas.»-«Ecos de Paris: El general Roca y Espafia.»-«Exitos cien- tificos.»-«El Principe de Hohenzollern.»-«La politica.»-«En la Embajada de Aiemania.»-«Protestas del Vaticano» (ViGiL VAz- QUEZ, 1966; MARTIN VIVALDI, 1981). El desarrollo de los titulares tal como hoy los entendemos ha sido muy lento. El contenido del diario aparecia clasificado y en lo alto de Ja columna venia un rotulo genérico. Solo de vez en cuando el cardcter extraordinario de un hecho impulsaba a una especie de grito que anticipaba los titulares de tiempbs venideros. En 1781, The Boston Gazette, para dar cuenta de lo que seria un acontecimiento en la historia de las colonias nortea- mericanas, puso al frente de un extraordinario que constaba sdlo de una pagina un gran titular que gritaba: «Corwallis Taken!» (Garst y BERNSTEIN, 1961), Otro antecedente son las ocho lineas con que el Times de Londres encabezé en 1789 las noticias que legaban de Francia: «France/Confinement/of the/King, Queen,/ and/Royal Family,/and/The Attempt to Murder the Queen» (Evans, 1974). Pero eran excepciones. El desarrollo de los titu- lares ha venido impulsado por las guerras. La guerra civil ameri- cana produjo ya algunos. Pero no eran titulares que se extendie- ran por la pagina, sino una especie de sumarios que contaban Ja historia en una columna, de arriba abajo, separadas las lineas www.esnips.com/web/Pulitzer

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