Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Premat Julio. La zona anegada. Notas sobre a Medio Borrar de Juan José Saer. In: América : Cahiers du CRICCAL, n°18
tome 1, 1997. Les Formes brèves de l'expression culturelle en Amérique Latine de 1850 à nos jours : Conte, nouvelle. pp. 269-
279;
doi : https://doi.org/10.3406/ameri.1997.1263
https://www.persee.fr/doc/ameri_0982-9237_1997_num_18_1_1263
rabies segun Maria Teresa Gramuglio : i que contar ?, </ como hacerlo1.
Pichôn Garay, al rendir cuenta de sus ultimas horas en la Zona, no solo
niega la carga afectiva de su partida, sino que la substituye por una percep-
ciôn précisa y obsesiva que intenta transmitir cada instante vivido, para ter-
minar concluyendo que el présente es inénarrable (p. 55)2. Asi, con la sa-
turaciôn de detalles, con la distancia que sépara al narrador-protagonista de
la realidad, con la utilizaciôn extremada de la recurrencia, no solo se
« borra » la emociôn, sino que se asocia el « borrar » con lo irrealizable de
una escritura plena. Este texto, como tantos otros de Saer, describe su pro-
pia genesis, sugiriendo una teoria sobre la materialidad del mundo y sobre
las posibilidades de percibir y representar el movimiento3.
Desde este punto de vista A medio borrar es, aunque brève, un texto
capital, porque esta relaciôn con el material narrativo va a expandirse en
las dos novelas siguientes (El limonero real y Nadie nada nunca) y alcan-
zar su climax en un texto posterior, « La mayor ». Por otro lado, la intima
relaciôn con la novela Cicatrices, que el relato estudiado parece resumir y
prolongar4, o la série de anuncios argumentâtes de algunas obras muy pos-
teriores como La ocasiôn (1988) que figuran en él (cf. p. 54)5, e inclusive
el paralelismo que existe con El entenado, hecho de pérdida y recuperaciôn
de la Zona, todos estos elementos tienden a définir A medio borrar como
una pieza fundamental en el complejo edificio ficcional construido por
Saer, y como una encrucijada, aparentemente marginal, en la que se jue-
gan y definen los caminos futuros de la obra. Proponer una lectura de di-
cha encrucijada es el modesto objetivo de estas notas.
Un cataclismo en la Zona
1. Maria Teresa Gramuglio, « El lugar de Saer », in Juan José Saer por Juan José Saer,
Buenos Aires, Celtia, 1986, p. 283.
2. Edition estudiada : Juan José Saer, A medio borrar in La mayor, Buenos Aires, CEAL,
1982, pp. 39-77. Los numéros de pagina entre paréntesis remiten a esta edition.
3. Cf. Beatriz Sarlo, « Narrar la perception », Punto de vista n° 10, Buenos Aires, noviem-
bre 1980, pp. 34-37.
4. El parentesco entre las dos obras merecerîa un estudio aparté. Con todo, recordemos que
uno de los rasgos comunes màs evocadores es la apariciôn en ambas de la temâtica del do-
ble, asociada explicitamente en la novela a la problemâtica edipica de un adolescente. Nôte-
se también la coincidencia de fechas : el mes de mayo ocupa un lugar central en Cicatrices
(tiempo del crimen y del desenlace), mientras que la partida de Pichôn se produce también
en mayo.
5. También aparecen en el cuento personajes y situaciones que remiten a El limonero real y
a Nadie nada nunca.
La Zona anegada 271
1 . Por ejemplo : « Cuando suben, despacio, durante meses, enterrando, bajo un agua oscura,
provincias enteras, estos rios de agua confusa ganan no ûnicamente nuestras tierras, nuestros
animales, nuestros ârboles, sino también, y tal vez de un modo mas seguro y mas
permanente, nuestra conversaciôn, nuestro coraje, nuestros recuerdos. Sepultan, inutilizan nuestra
memoria comûn, nuestra identidad » (p. 57). Desapariciôn de la memoria y de la identidad
que explican el ambiente regresivo que se instaura por momentos en el paisaje inundado :
« Hay (...) a causa del silencio, (...) difusa, en todos nosotros, la sensation, màs que de es-
tar trente a un pueblo abandonado, de llegar, por primera vez y sobre todo los primeros, a
un lugar virgen, sin vida animal, sumergido en un agua ciega en la que todavia no se ha for-
mado la vida » (p. 61).
2. En el imaginario material surgen oposiciones que reproducen esta asociaciôn entre partida
e inundaciôn. En las minuciosas observaciones de Pichôn se créa sistemâticamente un
interior (dormitorio, restaurant, automôvil), a partir del cual se contempla (y se describe) el
exterior (los vidrios, a veces empanados, son siempre la barrera y el puente entre el yo y la
realidad observada). Interior caliente, contaminado (p. 45), amenazado por el « invierno
inminente diseminado afuera » (p. 44), al que se le asocia el interior pastoso y oscuro de lo di-
gestivo y del cuerpo en general (pp. 44, 72), y que termina manifestândose en la consisten-
cia de las palabras : « las palabras se me forman entre los dientes y los labios, de modo que
salen medio mordidas, medio hûmedas » (p. 53).
3. O sea de la indeterminacion liquida y oscura a una claridad frîa y dura, ya que en la
representation del espacio se opone el horizonte àcuâtico a la luz helada y metal ica del cielo.
Por ejemplo : « Una columna oblicua de luz que entra, férrea, por la ventana, y que deposi-
ta, sobre el piso de madera, un circulo amarillo (...) en esta manana de mayo, de la que
puedo ver, por los vidrios, el cielo azul » (p. 39) ; «... la luz dura del sol se quiebra en ân-
gulos rectos, filosos, sobre los ârboles y las casas... » (p. 40) ; « Agujas, como quien dice,
de oro, todavîa altas, rayan el cielo azul » (p. 60).
272 Julio Premat
1. Juan José Saer, El entenado, Barcelona, Destino, 1988, p. 153. Se podria trazar un pa-
ralelo entre esta vision de la Zona y la definition que Saer da de la patria : « Lengua,
sensation, afecto, emociones, pulsiones, sexualidad : de eso esté hecha la patria de los
nombres, a la que quieren volver continuamente y a la que llevan consigo donde quiera que
vayan » (« Razones », in Juan José Saer por Juan José Saer, op. cit. , p. 10).
La Zona anegada 273
las palabras no le hacen ningûn efecto (p. 43), y afirma que no solo no va a
extranar (p. 45), sino que, a punto de partir, sigue sin sentir nada (p. 50) y
sin pensar en nada (p. 72). Y si el sentimiento aparece, es muy distanciado
(por ejemplo en la imagen, vista en seis televisores, de un hombre que llo-
ra - p. 47 -), o desvalorizado por un juicio racional1. Simétricamente a ese
vacio en la conciencia (que se asemeja a la superficie uniforme de la Zona
inundada), aparecen repetidas menciones de una blancura helada : la de
una pared vista desde el automôvil (p. 41), o la de las paredes del taller de
Hector (p. 49), que se reflejan, por asi decirlo, en el cuadro que este acaba
de terminar : « Un rectângulo bianco, ârido, que no difiere en nada de las
paredes del taller. Es tal vez un poco mas bianco y mas ârido que las
paredes » (p. 50). Ni en la realidad de la Zona, ni en sus representaciones, hay
lugar para la expresiôn, por lo que no es de extranar que las alusiones al
silencio sean constantes, como si se senalara, con un vacio, lo que las
palabras callan. Como ejemplo, léase el final de la ultima conversaciôn telefô-
nica con Tomatis, en el que se identifîca al silencio con algo informe que
queda siempre por decir :
1 . Segûn explica el narrador, « no es el amor lo que despierta la nostalgia, sino, mâs me-
cânicamente, la experiencia, la perception, la familiaridad con lo que incluso nos rechaza,
rodeândonos, inerte » (p. 69).
2. Segûn se lo describe en otras obras de Saer, como por ejemplo en Glosa.
274 Julio Premat
Por otro lado, mientras que el padre Quesada daba claves para en-
tender el mundo y para transmitirlo (la escritura), es inûtil esperar de
Washington ni de don Layo (otro hombre mayor refugiado en la casa del Gato)
ningûn signo que permita entender lo que sucede :
Quedo entre dos viejos que hablan, tranquilos, de una catastrofe que,
en cierto modo, ni los roza, yo, que me alejo de ella casi temblando.
(...) No dan, sin embargo, como quien dice, ninguna lecciôn. No
dan nada. Mas exteriores que la casa, los ârboles, el humo, y mas
fugaces, no sacan, ni siquiera para ellos, ninguna conclusion (p. 68).
1 . Como si ahora fuese « una pareja de ancianos viviendo al fin, tranquilos, reconciliados,
en el mismo cuerpo » (p. 67).
2. Cicatrices, op. cit., p. 100.
La Zona anegada 275
La diseminacion de la identedad
1 . Los interrogantes alrededor del hecho de « estar » abren otras posibilidades de lectura,
tanto metafïsicas como narratolôgicas. Algunas de ellas estân contempladas en un articulo
dedicado a « A medio borrar » : Alberto Giordano, « A medio borrar », Discusiôn, Rosario,
1989, pp. 65-74.
2. Sobre este punto, véase un articulo que estudia exhaustivamente la recurrencia en la obra
de Saer, y en particular en « A medio borrar », poniendo de relieve sus efectos de sentido y
su relation con lo no dicho : Silvia Larranaga-Machalski, « Production de sens et non-dit.
Une lecture de la récurrence chez Juan José Saer », in Marcelo Sztrum et Jean-Didier Wa-
gneur (eds.), Cahiers Saer, Nantes, Arcane 17 (por publicarse).
La Zona anegada 277
No hay que olvidar que al inicio del texto Pichôn esta, de manana,
en su cama, y a partir de alli proyecta el futuro inmediato (Dentro de un
Julio PREMAT
Université de Lille III