Saudades Por Los Reinos de La Palabra PDF

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Saudade y miedo por los Reinos de la palabra: poética del existencialismo entre

Carlos Drummond de Andrade y Jorge Eduardo Eielson

Tanto Carlos Drummond de Andrade como Jorge Eielson siguen siendo figuras
fundamentales para la literatura latinoamericana. El poeta itabirano fue quizás el mayor
artífice del modernismo brasileño tardío y uno de las voces más influyentes de la poesía
brasileña del Siglo XX, por otro lado, el expresionista e iconoclasta limeño de padre
estadounidense con orígenes escandinavos se convirtió en unos de los mayores
referentes de la poesía peruana y latinoamericana de la mitad del siglo pasado dentro de
la llamada Generación del 50. SI bien ambos poetas en su madurez van a tomar
posiciones y estéticas diferentes, consideramos que en sus primeros trabajos podemos
encontrar una relación entre ambos: el desarrollo de una poética que podemos
identificar o relacionar a las ideas y propuestas del existencialismo filosófico. Es en
estos momentos donde ambos autores publican sus primeros poemarios y coinciden en
un mismo tema: un descreimiento a la inefabilidad significativa de la palabra, pero una
fascinación consecuente por su mínima capacidad expresiva. Tanto los primeros
poemarios de Drummond, pero en especial Sentimento do mundo (1940), como el
primer poemario de Eielson, Reinos (1945), son muestras de esta preocupación por la
condición humana, una particular forma de representatividad de un mundo ajeno y
terrorífico de antemano y una saudade por una situación del ser en el mundo
equilibrado, imposible de ser alcanzado por el individuo mismo.

Para ello haremos en primer lugar un repaso por las corrientes en los cuales se
circunscriben ambos poetas: el vanguardismo peruano y el modernismo brasileño para
entender sus alcances y propuestas literarias y cómo tanto Eielson como Drummond
constituyan un punto de quiebre de sus propias tradiciones poéticas. En segundo lugar,
explicaremos en qué consistió el existencialismo y las formas cómo se lo leyó en
Latinoamérica. Por último, en un tercer lugar, analizaremos textos de los primeros
poemarios de Drummond y del primer poemario de Eielson con las propuestas del
existencialismo ateo de Sartre y el existencialismo religioso de Kierkegaard
respectivamente; haciendo una propuesta estética-filosófica del existencialismo
producto de nuestros países.
Vanguardia Peruana y Modernismo Brasileño en una perspectiva comparada

Un gran inconveniente a la hora de comparar dos autores de devenires estético-literarios


tan diferentes es encontrar relaciones significativas que puedan trascender esas
situaciones tan dispares. Esta labor teórica es bastante ardua ya que como dice Tania
Carvalho: “la teorización (y el consecuente establecimiento de categorías) no puede
desvincularse de la realidad concreta de los problemas ni del contexto que los origina”
(Carvalho Franco 2006: 91) y pone énfasis en proponer lo contextual como punto de
referencia de los casos a estudiar. Es por ello que consideramos necesario hacer énfasis
en los parecidos y diferencias entre la vanguardia peruana y el modernismo brasileño,
además de sus desarrollos posteriores, ya que estos movimientos literarios marcaron la
labor y la cosmovisión de ambos poetas.

Tanto la vanguardia peruana y del modernismo brasileño fueron movimientos que se


constituyeron alrededor de la necesidad de renovación lingüística y cultural de
movimientos predecesores. En el caso peruano, las vanguardias poéticas nacieron como
respuesta al modernismo (hispanoamericano) y simbolismo de finales del siglo XIX y
comienzos del XX y tuvieron como representantes en la poesía nombres tan importantes
como César Vallejo, Xavier Abril, Emilio Adolfo Westphalen, Martín Adán, César
Moro, entre otros. Por otro lado, también es posible determinar que la vanguardia
significó un reconocimiento del espacio nacional inexistente de ese entonces; de esta
manera tenemos a poetas como el propio Vallejo o a Carlos Oquendo de Amat y
Gamaliel Churata que encontraron en la renovación que traía la vanguardia servía
también para el reconocimiento de un carácter de lo indio que el indigenismo clásico de
entonces no pudo ver. Jorge Eduardo Eielson llega en el momento en que esas
vanguardias están retirándose, esto es evidente en sus primeros trabajos de corte
culterista y neosimbolista, a criterio de Fernández Cozman (1996).

El modernismo en Brasil, por otro lado, fue muy diferente a lo que conoce como
modernismo en el Perú y tiene más parecidos con las vanguardias y la construcción de
un regionalismo y paisajismo nuevos en donde se exprese lo brasileño. El modernismo
brasileño representado por Lima Barreto, Graza Aranha, Guillerme de Almeida, Manuel
Bandeira y, sobretodo, los hermanos Mario y Oswaldo de Andrade, artífices de la
antropofagia, fue un momento extraordinario de reestructuración de la poética brasileña,
una poesía en carnaval, fresca, excesiva, juguetona. Drummond llega algo tarde a la
fiesta y, en palabras de Tamayo Vargas, “intelectualizando ese humor y ese esquema
lírico, dentro de profundidades lógicas, con una visión escéptica de la vida y la
humanidad” (Tamayo 1957: 23); el mismo crítico peruano en este estudio comparado de
literaturas peruanas y brasileñas señala que a pesar de los parecidos estéticos entre
Drummond y Bandeira, es posible encontrar profundas diferencias: el pasado simbolista
de Bandeira del cual Drummond es ajeno pues pertenece enteramente al proyecto
modernista, por otro lado, considera que Drummond es más cerebral y se desdobla
constantemente “al igual que nuestro compatriota Vallejo” (26), pero siempre con un
tono optimista e irónico (propio del modernismo brasileño, impropio para Vallejo).

Tamayo termina el repaso de modernistas con la figura de Cecilia Meireles “‟Grave y


austera‟ la había bautizado Andrade Muricy” con la cual la poética modernista llegaría a
su madurez. Sin desmerecer el trabajo del crítico peruano, consideramos que tal división
entre modernismo carioca, moderado y existencialista es acertada de un modo estético,
ya que a nivel discursivo podemos encontrar poemas de Bandeira en un tono
carnavalesco (en el sentido dado por Bajtin) o de Meireles con sentidos regionalistas. El
modernismo, como cualquier otro movimiento, fue conformado de amalgamas de
intertextualidad y presencias poéticas diversas con múltiples objetivos y posibilidades
de lectura. Aunque Drummond sea parte reconocida del modernismo, es necesario
poner énfasis en su situación de punto de quiebre entre ese movimiento y una poesía
más social.

El existencialismo en Latinoamérica

El existencialismo es una corriente filosófica que tiene como mayor preocupación la


reflexión de la existencia y la condición humana, así como la relación de apego o
desasosiego del hombre con el mundo. Para Sartre “entendemos por existencialismo una
doctrina que hace posible la vida humana y que, por otra parte, declara que toda verdad
y toda acción implica un medio y una subjetividad humana” (Sartre 1980:1). También el
dasein configurado por Heidegger como la experiencia o la relación entre el hombre y
su propósito en el mundo es un concepto clave para el presente trabajo puesto que de
este modo es el que entenderemos la posición o proyección del poeta con el mundo 1 .
Esta impronta filosófica de Kierkegaard, Heidegger, Jaspers, Sartre, Camus, etc; y en
especial la experiencia literaria de Rilke, Melville, Kafka fue una de las corrientes de
pensamiento más importante del siglo XX.

Según el existencialismo, existe una profunda fractura insalvable entre el mundo y la


experiencia del individuo frente a éste. El hombre va a sentirse angustiado y abatido si
no encuentra una relación significativa con lo exterior y sea un ser en el mundo, la
poesía puede experimentar ello y es precisamente lo que hace en los primeros poemas
de Eielson y Drummond.

Comentábamos más arriba cómo ambos poetas tienen nuevas posiciones frente a las
corrientes estéticas que les precedieron y ambos respondieron de modo distinto según
sus respectivos contextos. La impronta del existencialismo en la época y su relación con
la literatura no significa una militancia activa en la filosofía de Sartre o Kierkegaard;
sino más bien una preocupación más o menos generalizada de la época, como
consecuencia de la sensación de progreso y desarrollo ininterrumpido por las crisis
mundiales del Siglo XX que dieron muerte a la belle époque. Como comenta Alves
Gusmão (1998) en su trabajo sobre el existencialismo sartreano en Drummond: “Es
precisamente en esos términos que los filósofos existencialistas, desde Kierkegaard
hasta Sartre, procuraron repensar la existencia humana. En un momento en el que el
mundo aún lamenta la falta de libertad y la esclavitud de la guerra” (Gusmão 1998; trad.
propia).

Según Velarde Cañazares (2010), el existencialismo se propagó en primer lugar en


Argentina en 1949 y en su vertiente heideggeriana, pero que no pasó mucho tiempo para
que se forme una escuela latinoamericana con pensadores propios como José Gaos, Luis
Villoro, Carlos Astrada, Ernesto Mayz Vallenilla, Alberto Wagner de Reyna, Rodolfo
Kusch, entre otros. Tanto Velarde como Sobrevilla (1994) llaman la atención de la labor
del existencialismo en la formación y desarrollo de la filosofía Latinoamericana2.

1
Sartre entiende esta relación con el mundo de la siguiente forma: “El primer paso de una filosofía ha
de ser, pues, expulsar las cosas de la conciencia y restablecer la verdadera relación entre ésta y el
mundo, a saber, la conciencia como conciencia posicional del mundo” (Sartre 1984)
2
Al respecto, Velarde nos dice: “Podemos ver que precisamente por sus ambigüedades teóricas
(alejadas de ilusionarse con redenciones o “reconciliaciones” puramente especulativas), por los desafíos
que planteó y los horizontes que abrió, incluyendo sus exigencias de autenticidad tanto como sus
constantes énfasis en el carácter libre y situado del ser humano y de su pensamiento, el existencialismo
Entre Raimundo, Rolando y ángeles. Dos formas de expresión de la condición
humana

Para demostrar este existencialismo latinoamericano en la obra de ambos poetas, vamos


a poner énfasis en las relaciones ente sujeto y mundo explicitadas en las figuras de
mundo, angustia y ética y recogimiento en los primeros poemas de Drummond y en la
poesía de Reinos de Eielson.

Alguma poesia (1930), Brejo das almas (1934) y Sentimento do mundo (1940) significó
un punto de quiebre dentro de la renovación del modernismo brasileño. Las figuras de
hogar e infancia siempre están presentes y se complementan con un compromiso del yo
poético consigo mismo. En Reinos, las figuras místicas de Eielson en este caso cumplen
la misma función: otorgarle sentido al mundo desestructurando el cielo, los ángeles o
los lagos; la seguridad en las palabras en la que antes confiaban los poetas. Es posible
de este modo relacionar al ángel del Reino primero de Eielson, que diluye ciudades u
orina los abetos de Dios, con el ángel chueco de Drummond, quien le dijo al poeta ser
gauche en la vida. Ambas experiencias las podemos relacionar con el existencialismo
filosófico, pero en diferentes manifestaciones: Eielson con el existencialismo religioso
de Keirkegaard y Drummond con el existencialismo ateo de Sartre.

Con Reinos de 1945 Eielson empieza su labor poética, Rebaza Soraluz llama la atención
de las influencias de Rimbaud y Vallejo que permiten en Eielson la formación y el
objetivo de “sustituir lo que había calificado hasta ese entonces de mística, por otra
experiencia existencial” (Rebaza Soraluz 2004: 17), con un fuerte énfasis en la
condición humana como preocupación principal, comenta: “Eielson produce una suerte
de ejercicio ascético en el que se plantea una posible experiencia amorosa humana
„entera‟ cuya forma verbal toma el sentido contrario, pues abreva más bien el
vocabulario y medios expresivos del éxtasis amoroso o „plenitud‟ de los místicos.”
(Rebaza Soraluz 2004: 11) La experiencia mística de Eielson va a estar en diálogo no
con aspectos abstractos o divinos, sino con la tragedia histórica y moderna del ser

contribuyó a la evolución y a la renovación del pensamiento alternativo latinoamericano” y Sobrevilla:


“Quisiera indicar en primer lugar que la fenomenología y el existencialismo fueron de una gran ayuda
para el descubrimiento de la realidad latinoamericana al acentuar aquélla el aspecto descriptivo del
trabajo filosófico o al proponer éste como categorías centrales conceptos como los de la ‘autenticidad’ o
‘lo propio’”.
humano; es así como Canción y Muerte de Rolando, las Moradas, Antígona y Ajax en el
infierno se constituyen alrededor de figuras donde el miedo, la muerte alcanzan
momentos épicos alrededor de contrapuntos entre el pasado mítico y la vida cotidiana:
“Ellos no verán la luna. Viejos aviadores en sus sillas, que un rayo de fuego ha
derribado, cobíjanse en las alas, el motor humoso, dormidos santamente en su boscaje,
coronados de aceite y férreos lirios por la Muerte” (Antígona 104).

Si consideramos que el existencialismo se define con la nostalgia de una situación


pasada ideal, eterna, de un equilibrio antiguo en el que el ser era uno con el mundo. Así,
en Reinos, nos encontramos con el poema Príncipe del olvido en el cual se ve cómo el
yo poético busca sosegarse con el beso a su reina enterrada (figura también presente en
Reina de Cenizas), un beso que le dará, rodeado de figuras de miedo y nobleza (“Y besa
su rostro puro entre velos y serpientes? o ” Y chorreante de gusanos, los diez dedos/De
turquesa en que diluye las edades”), a una reina que lleva el peso de una penitencia
(“¡Irrespirable y santo es su castigo, su osamenta!”), de quien se dice fue bella en un
pasado:

No importa ya su rostro a la deriva, iluminado


No importa ya su lámpara encendida bajo tierra,
Si antes hubo de rodearme mansamente
Con sus ojos y sus labios aún vivos,
Si antes hubo de asistir, como una sombra, a la caída
De la fruta sobre el mundo. Mansiones vítreas
Con alas de lagarto, entre las nubes,
Lagos aéreos pasan ante mí, batiendo sus cenizas.
Yo sólo sé, reina mía enterrada, gorgona inerte,
Cuál es mi silla y mi corona, cuál mi tristeza.

Dentro de lo que podamos reconocer como poéticas existencialistas estas figuras de


miedo y pavor nos parece lo más interesante. La desesperanza o el miedo son
sentimientos importantes para el existencialismo puesto que en este punto se hace
evidente la digresión del ser con el mundo y es donde el hombre debe decidirse a ser en
el mundo o a la nada. En los versos arriba referidos, asistimos a la experiencia del
hombre comprendida por Eielson: una experiencia en donde el objeto perdido se
manifiesta de modos terroríficos o vulgares y en donde al poeta sólo le resta la
contemplación o la penitencia en busca de esperanza trágica; ya que como vemos al
finalizar el poema, el yo poético se retira tranquilo a sus dominios después de rendirle
homenaje a su reina muerta. Los Reinos son lugares perdidos desde el principio, en
proceso de degeneración y muerte, pero donde hay un atisbo del pasado antiguo
glorioso.

La segunda figura arcaica de Eielson es el cielo, en el ya referido poema Reino primero


vemos a un ángel que diluye el cielo cargado de “heces sombrías y santas” y a un
arcaico Señor de los cedros “besar los abetos de Dios/Orinados por los ángeles, la luna
y las estrellas”; ambos siendo vistos por un joven que contemplan ciervos de vidrio y
una joven que recuerda su tumba siendo ahora un “cielo puro y lejano”. Pero es con El
Cielo y con A un ciervo otra vez herido donde se explicita el existencialismo místico al
darse una imagen de cielo venturoso pero gracias a estar conformado por la imagen
intrusa de ciervos “Cuyas astas son todo lo que hay como una luz dorada”. Un bello
cielo de grandes magnitudes, el cual el yo poético no le reconoce diferencias con el
pasado añorado y que tampoco desea perder: “Yo no sé nada que en las antiguas
grutas/De la tierra su lozanía sonora haya turbado/ Sí, el cielo, el cielo sobre todo, que
no huya/Jamás de mi vista: ¡ah, níveo viento!”. Este cielo “eterno y real” va a sufrir una
consecuencia peculiar al ciervo que lo hace bello en el segundo poema:

Desdicha es del presuroso ciervo, el cielo


A sus gloriosas astas confinado,
El aire que en fruición, lejos del suelo,
Es como fruta que el vuelo ha devorado.

Raudo descendido con azul cuidado,


En tan amable invierno, blando herido,
De sangre y yerba y polvo coronado,
Su cuello palpitante es el zumbido.

¿Quién la miel de sus párpados supiera,


Ciervo, sobre sus turbios ojos, así herido
En medio del bosque, cual si fuera

Otro oscuro ciervo de sí mismo desprendido?


¡Oh níveos pámpanos, oh vida, oh hermosura,
Ya todo un ciervo que se muere de blancura!

Las gloriosas astas que le dan belleza al cielo se convierten en algo doloroso para el
ciervo, quien termina muriendo asfixiado por ellas. Si bien el existencialismo
kierkegaardiano no condena la codicia o la envidia como faltas en sí mismas, sí las
considera fuente de angustia que permite el pecado y la degradación del hombre; por
ello que propone dos cuestiones que salvarán al hombre: el remordimiento y el
arrepentimiento. Esta perspectiva del mundo se ve en Poesía de la casa entre los pinos
donde el poeta se reconcilia con ese pasado arcaico representado en una antigua casa
llena de polvo y umbríos muebles. La esperanza surge de sucesos poco esperanzadores
como cuando se dice “Muerto entre pinos, veré nacer el sol debajo de ella”, o gracias
precisamente al sentido de abandono que se evoca:

Muros, techos fantasmas de los que dormidas aves


Penden dulcemente, sin memoria, como restos
De una antigua caza. Y rotas chimeneas, caños
Abiertos en la noche, tapicería hundiéndose al igual
Que un buque de cuero en un océano tibio,
Tienen en esta inmensa casa de tablas el rumor
De una botella de leche rodando sin cesar hacia la muerte.
Yo he venido tan sólo a conocer sus desolados muros
Y a Morir en ellos, sin sombrero y dorado como el día.3

Drummond, como la otra cara del existencialismo, también encuentra necesario hacer
énfasis en un mundo perdido como prueba ontológica de la condición humana. Estas
imágenes, como nos referíamos más arriba no son místicas sino de infancia y lugareñas.
No obstante ello, Drummond ve el mundo de una forma pesimista, donde el hombre se
encuentra desde el primer momento condenado al fracaso y amarrado por sus
condiciones. De este modo vemos que en el primer poema homónimo de Sentimento do
mundo. El yo poético se nos presenta como limitado en sus propias capacidades, al tener

3
Rebaza (2004: 17) comenta cómo Eielson se basa en la leche (elemento también rilkeano) en tanto su
valor doméstico como simbólico y en este caso podemos verla como prueba irrefutable del pesimismo
sobre el mundo y la necesidad del ser humano en someterse a ese sol subterráneo o a ese “Señor de las
cenizas” para encontrar acogimiento y redención.
“apenas dos manos y el sentimiento del mundo”, poniendo énfasis en lo aparentemente
inútil que resulta la relación del individuo con lo que el mundo le ha otorgado: su
sentimiento. Frente a ello se contraponen tres elementos: estar lleno de esclavos,
recuerdos que se escurren y el cuerpo transigido en la confluencia del amor. Más
adelante se ponen unas imágenes de una guerra en la cual el yo poético dirá que él y el
cielo estarán muertos y saqueados, que sus compañeros no lo nombrarán ni dirán que se
necesitaba fuego y alimento; y el poeta disperso por su incapacidad de tratar la
circunstancia, pide perdón. El poema acaba de la siguiente manera:

Quando os corpos passarem, Cuando los cuerpos pasen,


eu ficarei sozinho yo quedaré solo
desfiando a recordação deshilando el recuerdo
do sineiro, da viúva e do microcopista del campanero, de la viuda y del
que habitavam a barraca microscopista
e não foram encontrados que habitaban la barraca
ao amanhecer y no fueron encontrados
al amanecer

esse amanhecer ese amanecer


mais noite que a noite más noche que la noche

El desenlace de la guerra es el olvido de lo acontecido y la condena del poeta en


quedarse solo y deshilachando los recuerdos de todo tipo de víctimas. El amanecer “más
noche que la noche” llama al pesimismo del mundo en confabulación con el del poeta,
el sentimiento del mundo es el propio, la pregunta clave resulta entonces ¿Qué relaciona
al poeta con el mundo, sino la propia relación fallida con él? El mundo produce miedo y
el poeta es consciente de ello, esto se ve también en el poema Congresso ínternacional
do medo en el cual el yo poético le canta al miedo en vez del amor de una forma
provisoria, pero que conlleva una condena hasta que “luego moriremos de miedo/y
sobre nuestros túmulos nacerán flores amarillas y medrosas”.

Pero en otros poemas el mundo perdido se manifiesta como lugares de infancia.


Veamos el Poema de sete faces del poemario Alguma Poesia (1930). Entra la figura del
ángel chueco, al que se hacía referencia más arriba:
Quando nasci, um anjo torto Cuando nací, un ángel chueco
desses que vivem na sombra de esos que viven en la sombra
disse: Vai, Carlos! ser gauche na vida. dijo: ¡Anda, Carlos! a ser gauche en la
vida.

Esta figura del ángel chueco o caído es la muestra de un desencuentro con el mundo ya
no místico como el de Eielson, sino mundano y picaresco dentro del cual el propio
motivo de ese desencuentro (un ángel chueco que vive en la sombra) le exhorta al yo
poético que se deje de nostalgias, de saudades y se enfrente al mundo ajeno. Después de
ello, el yo poético se convierte en testigo de sucesos mundanos pero vistos de un modo
extraño y diferente: casas que espían a los hombres que corren detrás de las mujeres,
tardes azules, tranvías llenos de piernas; figuras que no dejan de tener cierto contexto de
renovación sexual. Pero ello adquiere un nuevo sentido con un párrafo que recuerda a
otro muy popular de nuestro más grande poeta nacional:

Meu Deus, por que me abandonaste Dios mío, por qué me abandonaste
se sabias que eu não era Deus si sabías que yo no era Dios
se sabias que eu era fraco. si sabías que yo era débil.

Mundo mundo vasto mundo, Mundo mundo vasto mundo,


se eu me chamasse Raimundo si me llamase Raimundo
seria uma rima, não seria uma solução. sería una rima, no sería una solución.
Mundo mundo vasto mundo, Mundo mundo vasto mundo,
mais vasto é meu coração. más vasto es mi corazón.

Eu não devia te dizer Yo no debía decírtelo


mas essa lua pero esa luna
mas esse conhaque pero ese coñac
botam a gente comovido como o diabo. lo dejan a uno más conmovido que el
diablo.
Un existencialismo que en un primer punto como con el surrealismo (quienes confiaban
en el devenir automático del significante) desprecia el significado o la pertinencia de las
palabras. En este punto podemos también reconocer la Confidencia del itabirano donde
el yo poético recuerda su origen itabireño y mediante la rememoración de estampas con
figuras mineras (“fierro en las calzadas”, “fierro en las almas”, “esta piedra de fierro,
futuro acero del Brasil”) y el deseo de amar con la costumbre de sufrir (“una dulce
herencia itabirana”), lamenta su situación de funcionario público actual. Esto no es
solamente un recuerdo gratuito de su pasado en Minas Gerais, sino una expresión de su
condición actual de ser fuera del mundo, en el que el fierro extraído de las minas llega a
confundirse dentro de su alma y le hace sentir dolor en su estancia actual. Es posible
reconocer algo que va más allá de la culpa social y regional, trabajada en un artículo por
Vagner Camilo (2003), hasta el punto que la poesía de Drummond devenga una
reflexión universal de culpa humana que el poeta reconoce como suya.

Pero ya en un segundo momento, esas preocupaciones existenciales deben hacerse una


respuesta ética del yo poético. Por ejemplo en el poema Edad madura, reconoce cómo
“Las lecciones de infancia/desaprendidas en la edad madura” le sirven para hacerle
frente a la vida, pero sin la necesidad de encontrar una situación ideal, sino con las
herramientas que se tiene a la mano. El yo poético se hace responsable de su situación
con el mundo y le canta en términos mundanos:

Ninguém me fará calar, gritarei sempre Nadie me hará callar, gritaré siempre
que se abafe um prazer, apontarei os que se sofoque un placer, denunciaré a los
desanimados, desanimados,
negociarei em voz baixa com os negociaré en voz baja con los
conspiradores, conspiradores,
transmitirei recados que não se ousa dar transmitiré recados que nadie se atreve a
nem receber, dar ni recibir,
serei, no circo, o palhaço, seré, en el circo, el payaso,
serei médico, faca de pão, remédio, seré médico, cuchillo de pan, remedio,
toalha, toalla,
serei bonde, barco, loja de calçados, seré tranvía, barco, zapatería, iglesia,
igreja, enxovia, calabozo,
serei as coisas mais ordinárias e seré las cosas más ordinarias y humanas,
humanas, e também as excepcionais: y también las excepcionales:
tudo depende da hora e de certa todo depende de la hora
inclinação feérica,viva em mim qual um y de que cierta inclinación mágica
inseto. viva en mí como un insecto

Una situación parecida se enfrentará en el poema Mundo Grande donde el yo poético se


enfrenta a una situación de desventaja con el mundo (“Sí, mi corazón es muy pequeño/

sólo ahora veo que en él no caben los hombres”), pero a partir del reconocimiento de la
grandeza de éste (“tú sabes qué grande es el mundo./conoces los navíos que llevan
petróleo y libros, carne y algodón”), el yo poético puede encontrar sosiego, inclusive
dejando de lado antiguas certidumbres (“Antaño escuché a los ángeles,/las sonatas, los
poemas, las confesiones patéticas./nunca escuché voces de gente./En verdad soy muy
pobre”). El poema termina del siguiente modo:

Outrora viajei Antaño viajé


países imaginários, fáceis de habitar, por países imaginarios, fáciles de habitar,
ilhas sem problemas, não obstante islas sin problemas, no obstante
exaustivas e convocando ao suicídio. agotadoras y convocando al suicidio.

Meus amigos foram às ilhas. Mis amigos partieron a las islas.


Ilhas perdem o homem. las islas pierden al hombre.
Entretanto alguns se salvaram e Entretanto algunos se salvaron y
trouxeram a notícia trajeron la noticia
de que o mundo, o grande mundo está de que el mundo, el mundo grande está
crescendo todos os dias, creciendo todos los días,
entre o fogo e o amor. entre el fuego y el amor.

Então, meu coração também pode Entonces, mi corazón también puede


crescer. crecer.
Entre o amor e o fogo, Entre el amor y el fuego,
entre a vida e o fogo, entre la vida y el fuego,
meu coração cresce dez metros e explode. mi corazón crece diez metros y estalla.
– Ó vida futura! Nós te criaremos. —¡Oh vida futura! Nosotros te crearemos.
Conclusión

Cerca de la década de los cincuenta, se empieza a abandonar las posiciones del


modernismo y el vanguardismo y se proponen nuevas formas que definirán el recorrido
de literaturas tanto de Perú como Brasil y buena parte de la poesía latinoamericana en
las décadas venideras: una posición que se acoge a la tradición de las vanguardias, la
experimentación y nuevas formas de expresión del verso representados en movimientos
como el concretismo o el neobarroco y un diálogo con las artes plásticas; por otro lado,
otra más intimista y expresiva, fuertemente influenciada por la Generación del 29, un
posmodernismo coloquial, nacional y latinoamericanista como el caso de Paz, Neruda,
Varela, entre otros, marcadas por un fuerte discurso social. Jorge Eduardo Eielson
decidirá ir por el primer camino, mientras que Carlos Drummond de Andrade por el
segundo, sus célebres obras Habitación en Roma y A rosa do povo son muestras de ello,
respectivamente.

Hemos visto cómo en los primeros momentos de ambos poetas las figuras y
preocupaciones por la condición humana y la relación del ser con el mundo que el
existencialismo europeo se atribuye como suyo, fueron reflexionados por ellos. Es
interesante porque no existen registros ni pruebas, por lo menos hasta la década del 40,
de una lectura o compromiso por las ideas de los filósofos existencialistas arriba citados
de parte de ambos poetas. Este aspecto es importante porque el presente trabajo puede
formar parte de los estudios sobre el devenir y el desarrollo del pensamiento y la
literatura latinoamericana autónomos, tanto la vanguardia peruana como el modernismo
brasileño pueden ser factibles de muchos más estudios comparados puesto que fueron
movimientos que nos ayudan a entender cómo se formaron y desarrollaron los universos
simbólicos y estéticos en nuestras sociedades. Una tarea que cada vez se hace más
urgente.

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