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Guía para leer en

voz alta
Guía para leer en Voz Alta

1. Convocatoria:

Se convoca en la biblioteca pública, en la del colegio o en un salón de eventos distinto al aula de


clases. Preferiblemente un lugar de actos; si los hay, el teatro o el auditorio, son espacios recomen-
dables.
Si no se dispone de ellos, es bueno modificar del aula de clases para desarrollar la sesión, a partir
de la disposición de los pupitres o sillas, creando un círculo, o un pequeño auditorio.
El propósito de tales cambios es que los niños perciban que se trata de algo muy especial. De algo
importante.

2. Características del grupo convocado:


• Veinte niños como máximo (preferiblemente 10).
• Edades: entre 9 y 12años.

3. Características de la lectura en Voz Alta:

Para grupos de niños que aún no leen de corrido, no es recomendable estimular lecturas en las
cuales puedan ser objeto de bromas o burlas. La lectura no es sufrimiento, es gozo y es alegre
ejercicio de la inteligencia.
En estos grupos es recomendable que el lector sea el maestro, el bibliotecario o un lector escogi-
do.
4. Carácter de la lectura en Voz Alta:

En la sesión de lectura en voz alta el protagonista debe ser el texto, no el lector. Un buen lector
en voz alta es aquel capaz de expresar todas las bondades del texto: ritmo, sentido, tono, humor,
dramatismo, intimidad; capaz de transmitir la riqueza que atesora el texto leído en voz alta, sin
hacerse notar.

Es recomendable que la lectura no sea un acto de recreación o de sobreactuación.

El lector recreacionista, que se disfraza, que imposta la voz y realiza una pantomima teatral del
texto, no está acercando al niño a la lectura, lo está alejando de ella. La lectura en voz alta no es
una distracción; es un ejercicio de creación, es un gozo estético e intelectual en el cual quien lee es
coprotagonista y quien le escucha, su complemento.

5. Actividad fundamental para abrir el taller de Lectura en Voz Alta: Convocar al amigo de
las historias, al caballero de la lectura; al Silencio.

Es útil hablar del silencio como una presencia cercana, un amigo, un ser especial que debe ser
invitado en cada lectura para que nos acompañe y nos ayude; lograr personificarlo como el mago,
el amigo de las historias. Alguien que es necesario convocar para que nos guíe y nos permita leer.

El maestro, el bibliotecario o quien oficiará de lector, se pondrá de pie y con actitud tranquila,
convocará al Caballero del Silencio. Luego, cuando en la actitud del grupo el silencio logre incor-
porarse, dirá “Gracias, Silencio, por acompañarnos en esta lectura”, y dará comienzo.

6. Duración de la sesión de Lectura en Voz Alta:

Para niños y jóvenes es recomendable realizar lecturas de uno o varios textos que no excedan los
20 minutos. Cuando la lectura es realizada a través de varios lectores, es recomendable la previa
selección de los textos que se leerán, para lograr que la participación de los lectores sea equilibra-
da. Por ejemplo: cuatro lecturas de cinco minutos aproximadamente.
7. Conversación sobre lo leído:

Después de la sesión de Lectura en Voz Alta, es recomendable realizar una conversación libre y
espontánea sobre lo que se leyó. Es preciso desarrollar este intercambio, con todo tipo de grupos
y con participantes de todas edades, pues ante esta experiencia, cada cual tiene algo que decir.
Para ello, el conductor del grupo debe oír a quienes oficiaron de lectores y a quienes escucharon,
y propiciar comentarios sobre la calidad de los textos, sobre la calidad de las lecturas y sobre el
silencio logrado por lo escuchas.

Ejemplo de Sesión de Lectura en Voz Alta:


Tema: El agua.

Guía y textos: Para Mayores de 12 años


Antes de empezar esta sesión, debemos hacernos dos preguntas:

1. ¿Por qué leer en Voz Alta?

Podríamos responder:
Pensamos que las lecturas en Voz Alta son formadoras, porque comunican más que las lecturas
en voz baja, comunican la música de los textos; la belleza rítmica y melódica de los textos.
Además la gente puede verse, encontrarse, puede conversar, proponer, puede lograr sentir lo que
se sólo se siente leyendo en Voz Alta.
Este programa pretende invitar a los participantes a leer textos bellos, por el sólo placer de disfru-
tarlos y de compartirlos, para lo cual nos valdremos de todos los géneros posibles, siempre que su
belleza y extensión contribuyan al ejercicio.
Aquí esperamos lograr la atención y el ejercicio de la lectura en Voz Alta, con personas de todas
las edades; es decir, con todos los lectores que quieran compartir con nosotros la palabra sonora.
El propósito es que la práctica de esta actividad se convierta en un programa, y que este pueda ser
replicado en todo tipo de lugares y comunidades, a fin de que la lectura en Voz Alta se convierta
en un hábito.
No importa donde sea, lo que debemos conseguir es que tanto quienes oficien de lectores como
quienes escuchen, se permitan proponer, para las próximas lecturas, textos que amen, autores,
audiciones de textos…
En esta sesión de Lectura en Voz Alta, el tema que hemos escogido, es el agua.
Ahora bien:

2. ¿Por qué el agua?

Cada vez pasa menos agua debajo de los puentes. Hay que llamar la atención sobre la destruc-
ción del agua, que es la destrucción de todos. Lo que leeremos hoy es una pequeña muestra que
podría llamarse: Palabras del Agua.

La presente antología de textos sobre el agua ha sido tomada de la Revista Clave de Poesía, Cali,
Julio de 2011, Año 8, # 16, con la excepción del primero y el último de los textos, cuyo origen se
cita.
COSMOLOGÍA KOGUI

Primero estaba el mar.

Todo estaba oscuro.

No había sol, ni luna, ni

gente, ni animales, ni plantas.

El mar estaba en todas

partes.

El mar era la madre.

La madre no era gente, ni

nada, ni cosa alguna.

Ella era el espíritu de lo que

iba a venir y ella era

pensamiento y memoria.
EL TAO
Lao Tsé

(Fragmentos)

Hay una cosa sin forma pero completa

que existía antes que el cielo y la tierra;

sin sonido, sin sustancia,

de nada depende, es inmutable,

todo lo impregna, es infalible.

Se la puede considerar la madre

de todo cuanto existe bajo el cielo.

Nada bajo el cielo es más blando y suave que el agua,

pero cuando ataca las cosas duras y resistentes

ninguna de ellas puede superarla.

Que lo suave vence a lo resistente

y lo blando vence a lo duro

es cosa que todo el mundo sabe,

pero que nadie utiliza.

El mayor bien es como el agua.


La bondad del agua está en que favorece a los diez mil seres

pero no exige atención,

sino que se contenta con lugares que los hombres desprecian.

Por eso el agua está tan cerca del Tao.

CARTA DEL JEFE PIELROJA SEATLE

AL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS

HACIA 1.850
(Fragmento)

“(…) Su apetito devora la tierra dejando atrás sólo un desierto (…)”

El agua cristalina que corre por los ríos y arroyuelos, no es solamente agua sino también represen-
ta la sangre de nuestros antepasados; si les vendemos las tierras, deben recordar que es sagrada y
a la vez que deben enseñar a sus hijos que es sagrada y que cada reflejo fantasmagórico en las cla-
ras aguas de los lagos, cuenta los sucesos y memorias de las vidas de nuestras gentes. El murmullo
del agua es la voz del padre de mi padre.

Los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed; son portadores de nuestras canoas y alimen-
tan a nuestros hijos. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñarles a sus
hijos que los ríos son nuestros hermanos y también lo son suyos, y por lo tanto deben tratarlos con
la misma dulzura con que se trata a un hermano.
FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

“Llueve la mayor parte del año.

Ejércitos inmensos de nubes se lanzan en

la atmósfera del seno del Océano Pacífico.

El viento oeste que reina constante-

mente en estos mares, las arroja dentro

del continente; los Andes las detienen en

la mitad de su carrera. Aquí se acumulan

y dan a esas montañas un aspecto sombrío

y amenazador; el cielo desaparece; por todas

partes no se ven sino nubes pesadas y negras

que amenazan a todo viviente. Una calma

sofocante sobreviene; este es el momento

terrible; ráfagas de viento dislocadas arrancan

árboles enormes; explosiones eléctricas, truenos

espantosos; los ríos salen de su lecho; el mar

se enfurece; las olas inmensas vienen a estrellarse

sobre las costas; el cielo se confunde con la tierra

y todo parece que anuncia la ruina del universo.

En medio de éste conflicto el viajero palidece,


mientras que el habitante del Chocó, duerme tranquilo

en el seno de su familia. Una larga experiencia le ha

enseñado que los resultados de estas convulsiones

de la naturaleza, son pocas veces funestos; que todo

se reduce a luz y agua y ruido, y que dentro de pocas

horas se restablece el equilibrio y la serenidad”.

LA SOPA PRIMIGENIA
Carl Sagan

La vida se produjo hace unos 4.000 millones de años, en las lagunas y océanos de la Tierra primi-
tiva. Los primeros seres vivos no eran tan complejos como un organismo unicelular, que ya es una
forma de vida muy sofisticada. Los primeros balbuceos fueron mucho más humildes. En aquellos
días primigenios, los relámpagos y la luz ultravioleta del Sol descomponían las moléculas simples,
ricas en hidrógeno, de la atmósfera primitiva, y los fragmentos se recombinaban espontáneamen-
te dando moléculas cada vez más complejas. Los productos de esta primera química se disolvían
en los océanos, formando una especie de sopa orgánica cuya complejidad crecía paulatinamente,
hasta que un día, por puro accidente, nació una molécula que fue capaz de hacer copias vastas de
sí misma, utilizando como bloques constructivos otras moléculas de la sopa primigenia.
LA LLAMADA DEL AGUA
Ítalo Calvino

“Acabo de despertarme, tengo todavía los ojos llenos de sueño, pero soy perfectamente conscien-
te de que el gesto que realizo para inaugurar mi día es un acto decisivo y solemne que me pone
en contacto con la cultura y la naturaleza al mismo tiempo, con milenios de civilización humana
y con el alumbramiento de las eras geológicas que han dado forma al planeta. Lo que le pido a la
ducha es sobre todo que me confirme, como amo del agua, como perteneciente a esa parte de la
humanidad que ha heredado de los esfuerzos de generaciones la prerrogativa de llamar el agua
para que le llegue con la simple rotación de un grifo, como detentador del privilegio de vivir en un
siglo y en un lugar en los que se puede gozar en cualquier momento de la más generosa profusión
de aguas límpidas. Y sé que para que este milagro se repita, cada día tienen que darse una serie
de condiciones complejas, por lo cual la apertura de un grifo no puede ser un gesto distraído y
automático, sino que requiere una concentración, una participación interior”.

SHEN YO
(Período de los tres reinos 221-264 d. C)

Allí donde las relucientes aguas bañan la ribera primaveral,

una bandada viajera se desvía inclinando el ala;

sorben las cabritas de las olas, tiran de las dúctiles hierbas.

En sus plegadas alas cabrillean los cristales del helado rocío.

Navegan en rebaños empujados por la corriente suave,


o se separan y persigue cada cual su fragor.

Ora pican a tierra en rápido volar,

Ora se alzan al cielo, vacilan, se desploman,

cada ala presurosa se desliza

rozando la ondulada superficie del lago.

De pronto, decididos, ponen rumbo a su tierra natal.

POESÍA CHINA DE LA DINASTÍA TANG 618-960

Yerto e inmóvil en la tarde el río.

Los colores de la primavera brillan en plenitud.

De repente, una ola arrebata la luna

y llega la marea con su carga de estrellas.

Ni el agua que transcurre torna a su manantial,

Ni la flor desprendida de su tallo

vuelve jamás al árbol que la dejó caer.


DE YUAN CHIE

¡Cuánto te amé, Lago del Pez de Piedra,

con tu islote parejo a un pez nadando!

En su lomo está el Hoyo de la Taza de Vino,

y en torno a él se agitan suavemente las ondulantes aguas.

Desde la orilla envían los muchachos barquitas de madera;

cada barca transporta una taza de vino.

Los bebedores de la isla escancian las tazas de oloroso licor.

Y desplegando velas, tornan a la ribera.

Destácanse en la orilla los negros picos de las rocas,

bajo los cuales pasa una helada corriente.

Reconfortados por el vino, sumergimos las manos

en las frígidas aguas. ¡Oh incomparable goce!

No ansío el oro, ni las ricas piedras;

no anhelo los birretes de mandarín, ni suntuosos carruajes.

Más quisiera sentarme en la orilla rocosa de este lago

y contemplar sin fin su Pez de Piedra.


DE LA POETISA LI TS’ING CHAO

La lluvia tibia y el viento suave

han liberado hoy por vez primera al sauce de los

fríos cristales de la nieve.

Me extasié contemplando los melocotoneros, y mis

mejillas trascienden ya tímidamente la primavera de

mi corazón.

Mis pensamientos, como turbados por el vino,

mis sentimientos transidos de poesía,

¿Quién los compartirá, fundiendo con las mías

sus lágrimas fraternas?

Se ajaron los afeites de mi rostro, y me pesan los

ornamentos del peinado.

Envuelta aún en ropas invernales,

lánguidamente hundida entre colinas de cojines

recamados de oro.

Al reclinarme, se hieren contra ellos los fénix


que rematan las horquillas de mi tocado.

Inmensa en soledad, guardo en mi corazón una

melancolía densa y amarga, sin ningún

sueño placentero y bello.

Y, en la noche que avanza, corto y dispongo la

floración de las antorchas.


POESÍA QUECHUA
NUBE

(Fragmento)

Bella princesa,

tu propio hermano

rompe

el vaso que llevas.

Entonces

luce el relámpago,

gruñe el trueno,

cae el rayo.

Tú princesa,

nos das

tu lluvia;

también, a veces,

el granizo

y la nieve.
ÁLVARO MUTIS
(Colombia)

NOCTURNO

Esta noche ha vuelto la lluvia sobre los cafetales.

Sobre las hojas de plátano,

sobre las altas ramas de los cámbulos,

ha vuelto a llover esta noche un agua persistente y

vastísima

que crece las acequias y comienza a henchir los ríos

que gimen con su nocturna carga de lodos vegetales.

La lluvia sobre el cinc de los tejados

canta su presencia y me aleja del sueño

hasta dejarme en un crecer de las aguas sin sosiego,

en la noche fresquísima que chorrea

por entre la bóveda de los cafetos

y escurre por el enfermo tronco de los balsos gigantes.

Ahora, de repente, en mitad de la noche

ha regresado la lluvia sobre los cafetales

y entre el vocerío vegetal de las aguas

me llega la intacta materia de otros días

salvada del ajeno trabajo de los años.


UNA CANCIÓN EN EL MAGDALENA

(Colombia)

Escrito en un viaje por el Río Magdalena en 1945

Sobre el duro Magdalena,

largo proyecto de mar,

islas de pluma y arena

graznan a la luz solar.

Y el boga, boga.

El boga, boga

preso en su aguda piragua,

y el remo, rema: interroga

al agua.

Y el boga, boga.

Verde negro y verde verde,

la selva elástica y densa,

ondula, sueña, se pierde,

camina y piensa.

Y el boga, boga.
¡Puertos

de oscuros brazos abiertos!

Niños de vientre abultado

y ojos despiertos.

Hambre. Petróleo. Ganado.

Y el boga, boga.

Va la gaviota esquemática,

con ala breve y sintética,

volando apática...

Blanca, la garza esquelética.

Y el boga, boga.

Sol de aceite. Un mico duda

si saluda o no saluda

desde su palo, en la alta

mata donde chilla y salta

y suda...

Y el boga, boga.

¡Ay, qué lejos Barranquilla!

Vela el caimán a la orilla

del agua, la boca abierta.


Desde el pez, la escama brilla.

Pasa una vaca amarilla

muerta.

Y el boga, boga.

El boga, boga,

sentado,

boga.

El boga, boga

callado,

boga.

El boga, boga

cansado,

boga...

El boga, boga,

preso en su aguda piragua,

y el remo, rema: interroga

al agua.


PORFIRIO BARBAJACOB
(Colombia)

Fragmento del poema

Parábola del Retorno

El agua de la acequia, brillante y fresca y pura,

no pasa alegre y gárrula cantando su cantar;

la acequia se ha borrado bajo la fronda oscura,

y el chorro, blanco y fúlgido, ni riela ni murmura...

Señor, ¿No os hace falta su música cordial?


PABLO NERUDA
(Chile)

Del Canto General

EL GRAN OCÉANO

(Fragmento)

Si de tus dones y de tus destrucciones, Océano,

a mis manos

pudiera destinar una medida, una fruta, un fermento,

escogería tu reposo distante, las líneas de tu acero,

tu extensión vigilada por el aire y la noche,

y la energía de tu idioma blanco

que destroza y derriba sus columnas

en su propia pureza demolida.

No es la última ola con su salado peso

la que tritura costas y produce

la paz de arena que rodea el mundo:

es el central volumen de la fuerza,

la potencia extendida de las aguas,

la inmóvil soledad llena de vidas.


Tiempo, tal vez, o copa acumulada

de todo movimiento, unidad pura

que no selló la muerte, verde víscera

de la totalidad abrasadora.

Del brazo sumergido que levanta una gota

no queda sino un beso de la sal.

De los cuerpos del hombre en tus orillas

una húmeda fragancia de flor mojada permanece.

Tu energía parece resbalar sin ser gastada,

parece regresar a su reposo.

La ola que desprendes,

arco de identidad, pluma estrellada,

cuando se despeñó fue sólo espuma,

y regresó a nacer sin consumirse.

Toda tu fuerza vuelve a ser origen.

Sólo entregas despojos triturados,

cáscaras que apartó tu cargamento,

lo que expulsó la acción de tu abundancia,

todo lo que dejó de ser racimo.


Tu estatua está extendida más allá de las olas.

Viviente y ordenada como el pecho y el manto

de un solo ser y sus respiraciones,

en la materia de la luz izadas,

llanuras levantadas por las olas,

forman la piel desnuda del planeta.

Llenas tu propio ser con tu sustancia.

Colmas la curvatura del silencio.

Con tu sal y tu miel tiembla la copa,

la cavidad universal del agua,

y nada falta en ti como en el cráter

desollado, en el vaso cerril:

cumbres vacías, cicatrices, señales

que vigilan el aire mutilado.

Tus pétalos palpitan contra el mundo,

tiemblan tus cereales submarinos,

las suaves ovas cuelgan su amenaza,


navegan y pululan las escuelas,

y sólo sube al hilo de las redes

el relámpago muerto de la escama,

un milímetro herido en la distancia

de sus totalidades cristalinas.


DULCE MARÍA LOINAZ
(Cuba, 1902- 1997)

LOS ESTANQUES

Yo no quisiera ser más que un estanque

verdinegro, tranquilo, limpio y hondo:

Uno de esos estanques

que en un rincón oscuro

de silencioso parque,

se duermen a la sombra tibia y buena

de los árboles.

¡Ver mis aguas azules en la aurora,

y luego ensangrentarse

en la monstruosa herida del ocaso...!

Y para siempre estarme

impasible, serena, recogida,

para ver en mis aguas reflejarse

el cielo, el sol, la luna, las estrellas,

la luz, la sombra, el vuelo de las aves...

¡Ah el encanto del agua inmóvil, fría!

Yo no quisiera ser más que un estanque.


EL REMANSO

Río cansado se acogió a la sombra

de los árboles dulces..., de los árboles

serenos que no tienen que correr...

y allí se quedó en gracia de recodo.

Ya está el remanso. Mínimas raíces

lo fijan a la orilla de su alma:

Reflejando las luces y las sombras,

se duermen con un sueño sin distancias...

Es mediodía: Por el cielo azul

una paloma pasa...

El río está tan quieto

que el gavilán, oculto entre las ramas,

no sabe ya por un instante

dónde tender el vuelo con la garra:

Si al fino pájaro del aire

o al pájaro, más fino aún, del agua...


RUMI
(Afganistán Antigua Persia,

1207-1273)

Fragmento

......comenzamos

como un mineral.

Emergimos a la vida de las plantas

y al estado animal y luego ser humanos

y siempre olvidamos nuestros estados anteriores,

excepto en la temprana primavera

cuando recordamos levemente

ser verdes otra vez.

AGUA DE TU MANANTIAL

¿Qué había en la luz de esa vela

que me abrió y consumió tan rápido?

Regresa, amigo mío.

La forma de nuestra camaradería


No es una forma creada.

Nada puede ayudarme si no es esa belleza.

Recuerdo que hubo un amanecer

cuando mi alma escuchó algo de tu alma.

Bebí agua de tu manantial

y sentí cómo la corriente me arrastraba.


GITANJALI
RABINDRANATH TAGORE

(India, 1861 – 1941)

En las playas de todos los mundos, se reúnen los niños.

El cielo infinito se encalma sobre sus cabezas; el agua, impaciente, se alborota.

En las playas de todos los mundos, los niños se reúnen, gritando y bailando...

No buscan tesoros, ni saben echar la red.

El mar se alza, en una carcajada

y brilla pálida la playa sonriente.

Olas asesinas cantan a los niños baladas sin sentidos.

En las playas de todos los mundos, se reúnen los niños.

Rueda la tempestad por el cielo sin caminos,

los barcos naufragan en el mar sin rutas, anda suelta la muerte y los niños juegan.

En las playas de todos los mundos, se reúnen, en una gran fiesta, todos los niños.

(Tomado de Gitanjali, Canto 60, Madrid-Aguilar, 1963.

Versión de  Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubi de Jiménez). 

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