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Chiaramonte - Nación y Estado en Iberoamérica PDF
Chiaramonte - Nación y Estado en Iberoamérica PDF
Nación y Estado
en Iberoamérica
re
Editorial Sudamericana
José Carlos Chiaramonte es
historiador, profesor en Filosofía por la
Universidad del Litoral, profesor
honorario de la Universidad de Buenos
Aires y doctor honoris causa por la
Universidad del Centro de la Provincia
de Buenos Aires. También es Nación y Estado en Iberoamérica
investigador superior del Consejo de
Investigaciones Científicas y T écnicas
(CONICET ) y director del Instituto El lenguaje político en tiempos de
de Historia Argentina y Americana las independencias
"Dr. Emilio Ravignani", de la Facultad
de Filosofía y Letras de la UBA.
Actualmente dirige la colección de
Historia Argentina de Editorial
Sudamericana.
Entre otros trabajos, ha publicado:
Nacionalismo y liberalismo económicos
en Argentina, 1860-1880 (1970),
Formas de sociedad y economía en
Hispanoamérica (1983), La Ilustración
en el Río de la Plata, cultura eclesidstica
y cultura laica durante el Virreinato
(1989), Mercaderes del Litoral (1991).y
Ciudades, provincias, Estados: Orígenes
de la nación argentina (I800-1846)
(1997 Y a publicar en San Pablo,
Brasil, por Editora Hucitec).
El presente libro ha sido también
traducido al portugués y está en
proceso de edición por la Universidad
F d ral de Rfo de Janeiro.
40'7'2024
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Diseño de interior y tapa: Isabel Rodrigué
JOSÉ CARLOS
CHIARAM ONTE
Nación y Estado en
Iberoamérica
Sudamericana Pensamiento
Chiaramonte, Jose Carlos
Nación y estado en Iberoamérica. - 10 ed. - BU, enosAires: Sudamericana, 2004.
224 p. ; 23xl6 ��': (Sud�!J1eIi ca�.a pens!\mien
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ISBN 950-07-2S07-X
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A mi hermana, Berenice Ch. de Montané
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IMPRESO EN LA ARGENTINA
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. PRÓLOGO
-
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J O S É CARLO S C H I AR A M O N T E NACIÓ N y ESTADO E N IBEROAMÉRICA
\ que lo hará en términos étnicos -cuando nación se asocie 3. La Introducción del libro examina los efectos que en la
indisolublemente al concepto actual de nacionalidad. interpretación de la génesis de las naciones iberoamericanas
De acuerdo con lo apuntado, puede considerarse enton han tenido los prejuicios ideológicos y metodológicos que el
ces que la historiografía sobre la cuestión nacional muestra nacionalismo ha extendido entre los historiadores. Entre los
dos grandes caminos de interpretación del concepto de nación. primeros, el de suponer que las actuales naciones iberoameri
Uno, el de presuponer que el término refiere a una realidad canas existían a comienzos del siglo XIX, cuando se abre el ci
que el historiador debe definir adecuadamente para poder his clo de las independencias. Un presupuesto que resulta de aso
toriarla. Otro, el de preocuparse por las distintas acepciones en ciar nación a nacionalidad y, por lo tanto, inferir la existencia,
que se ha utilizado el término y las realidades históricas a las hacia fines de la colonia, de comunidades que habrían reivindi
que referiría. Como escribimos al final del- primer capítulo, cado su derecho a conformar Estados independientes en virtud
nuestro criterio es que "el problema histórico concerniente al de la posesión de una cultura común. Este anacronismo -ana
uso del concepto de nación consiste en apreciar esas mutacio cronismo dado que la noción de nacionalidad como fundamen
nes de sentido no como correspondientes a la verdad o false to de la legitimidad política no existía aún- tiene también sus
dad de una definición, sino a procesos de explicación del surgi consecuencias metodológicas. Por un lado, inclinó a los histo
miento de los Estados nacionales. Me parece que hemos perdi riadores a estudiar el pasado colonial sólo en aquellos aspectos
do tiempo, efectivamente, en tratar de explicar qué es la na que resultaran relevantes para explicar el origen de las poste
ción, como si existiera una entidad de esencia invariable lla riores naciones y, por otro, a interpretar los indicios de senti
mada así, en lugar de hacer centro en el desarrollo del fenóme mientos de identidad colectiva como gérmenes de sentimien
no de las formas de organización estatal (y dejando para la an tos nacionales, postulando. "protonacionalismos" por doquier.
tropología la explicación de nación como grupo humano Por ello, tanto el estudio del vocabulario político de la
étnicamente definido), cuya más reciente expresión fue el sur época como el de las ideas provenientes del racionalismo
gimiento de los Estados nacionales". iusnaturalista que lo sustentaban, cobran una importancia
fundamental, según se expone en los capítulos que siguen a la
2 . Otra de las grandes alternativas que estos trabajos in Introducción, para evitar aquellos anacronismos en la inter
tentan superar es el de una interpretación de las naciones con pretación de ese vocabulario y poder comprender así las varia
temporáneas en términos, si se me permite un frecuente neolo das alternativas que, en cuanto a la organización política de los
gismo, "identitarios", o en términos racionalistas. Posiblemen distintos territorios, eran concebidas por los protagonistas de
te, no sería desacertado suponerlo, la alternativa de fundar la las independencias.
nación en las formas de identidad o en decisiones políticas,
contractualistas, sea un eco de la colisión entre lo emocional y 4. El primer capítulo -"Mutaciones del concepto de na
lo racional en la interpretación histórica, de amplia resonancia ción durante los siglos XVII y XVIII" - analiza las modalidades
luego de la difusión del romanticismo. Pero, también como se de uso de conceptos como nación, patria y Estado, en Europa y
señaló en el punto anterior, nuestra intención ha,sido otra: la América, durante el siglo XVIII y en los primeros años del XIX.
de discernir cuáles eran las motivaciones que guiaban a los Respecto del vocablo nación, examina cómo, junto al empleo
protagonistas de aquel proceso de formación de naciones, cuá étnico que venía de antiguo y que designaba un grupo humano
les los criterios del período sobre la naturaleza de los organis que compartía unos mismos rasgos culturales, surgi{LllILUsO
mos políticos en formación y, consiguientemente, cuáles las polí!icº que implicaba. la sinonimi¡;u:l.�Jlª�ión y.Esta9.o y que,
particulares modalidades de época en el uso del correspon d�i.p.�J�90 de toda nota de etnicidad,··hacía referencia a con
diente vocabulario político. jU�I}.tos de personas unidas. por su s.ujecióIl_ a.un mismo gobier
no y'a'unas riiismas leyes. El texto expone también cómo este
uso "político" del vocablo nación, fundado en el derecho natu-
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J osl1 AIU.OS CIIIARAMON'J'1l NA 'J(�N Y ESTAOO IlN IIIEROAM�:RICA
ral y de gentes -que no surgió,como habitualmente se supone, ('¡amente, se expresó tanto a través del debate en torno a la so
con la Revolución Francesa sino que es muy anterior a ella-, beranía como de la lucha política concreta entre "federalistas"
fue el prevaleciente en los procesos de formación de nuevas y "centralistas" ,y caracterizó las primeras décadas de vida in
naciones. dependiente en Iberoamérica. Los primeros buscaban salva
La explicación del surgimiento de este sentido del térmi guardar la "soberanía de los pueblos" dentro del nuevo orga
no nación conduce a advertir eJ-guslrato-iusnatu.ralista del vo- nismo político a conformar prefiriendo la figura de la confede
���!,::t_:�.�,.J?5�UJiE?Q�.J;l,.�P'.Q.C:?:� ���.9J(lº_a.pa¡;tir-d . ;:-i�]¡fuiR>n ración, realidad que la tendencia nacionalista de las historio
e_n A�.eflca-tanto-deJos--textos escolásticos como de los trata-
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Josll. CARLOS IlIAI(AMON 1'1 NA IÓN Y E�'J'AJ>O I�N IJlIlROAMll.RICA
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1. INTRODUCCIÓN
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J o s t C A R L O S CI- I I A R A M O N TE NACiÓN y EST ADO I'.
"Parece indiscutible -hay que reconocerlo- que no debe hur mular algunas reflexiones motivadas por el ciclo de conferen
garse demasiado, replantear demasiado 'las últimas razones' por cias que había pronunciado un joven historiador, David Peña,
las cuales una comunidad se mantiene junta, las telas más Ínti sobre Facundo Quiroga -el caudillo de la primera mitad del
mas, delicadas, de esa 'concordia', de esa 'cordialidad' recíproca siglo XIX que Sarmiento hizo célebre-, al que se consideraba
supremamente deseable como fundamento de la mejor convi entonces inconveniente abordar en una casa de estudios. Afir
vencia. Si, como más de una vez se ha observado, esto es cierto maba Cané en su discurso:
para la pareja humana, también lo es para el enorme grupo se
cundario que una nación constituye."1 "Por mi parte he seguido con interés un ensayo de reivindica
ción de uno de nuestros más sombríos personajes, hecho por un
Habría que agregar, en homenaje al citado autor, que pese joven profesor de esta casa, lleno de brío y talento, ensayo que,
a estas reticencias, al arremeter contra algunas interpretacio si bien más brillante que eficaz, constituía a mis ojos una verda
nes prejuiciosas de su tema puso por dela:qte las exigencias de dera lección sobre las distintas maneras como la historia puede
probidad intelectual de su oficio con la excepcional agudeza que encararse. "
lo caracterizaba.2
Si las limitaciones que se suelen considerar necesarias para Pero advertía luego que ese atrevimiento socavaba los fun
el tratamiento de ciertos temas llevan consigo irremediablemen damentos del orden social:
te un falseamiento de los resultados de la investigación históri
ca, fuese por deformación o por omisión, tampoco es convin "En la alta enseñanza, la libertad del profesor no debe tener más
cente que se las fundamente en el temor a los riesgos que esa límite que los que su propia cultura moral e intelectual le seña
investigación, al ejercerse sin trabas, podría entrañar para los lan; la primera le impedirá ir siempre contra lo que él cree la
fundamentos de una nación. Mal puede corroer las bases del verdad; la segunda chocar sin necesidad, contra opiniones y sen
organismo social -empleo expresiones corrientes, de las que timientos que son la base del organismo social a que él mismo
veremos enseguida un caso- el examen sin prejuicios de la His debe el noble privilegio de enseñar."3 [subrayado nuestro]
toria, pues los supuestos mismos de nuestra cultura proscriben
toda limitación que pueda impedir el mejor conocimiento de Hoy parece incomprensible que se objete el estudio de un
una realidad dada y la difusión de ese conocimiento. personaje histórico como el polémico caudillo riojano, por más
Pero no es a esto a lo que me refiero al descreer de las controversia que pudo y pueda suscitar. Sin embargo, el deca
razones en que se apoya la demanda de limitar el conocimiento no de la facultad que cobijaba los estudios históricos interpre
de ciertos temas. Cabe además al respecto la conjetura de que taba que ello comprometía los cimientos de la sociedad. La pre
quienes aconsejan esas limitaciones estén en realidad, y posi gunta que este incidente nos motiva de inmediato es si Miguel
blemente en forma no consciente, buscando salvaguardar su au Cané no estaba confundiendo los fundamentos del orden social
toridad, personal o grupal, sobre un público "cautivo" (cautivo con los del liderazgo que sobre la cultura argentina ejercía en
de los presupuestos de una comunidad política, ideológica o con tonces un conjunto de intelectuales, del que formaba parte, para
fesional); la presunción, en suma, de que estén poniendo a res los cuales ciertas figuras y ciertas etapas del pasado debían ser
guardo de la crítica el liderazgo que ejercen sobre una comuni ignoradas. Agregaría que no es necesario interpretar lo que
dad, en la medida que esa crítica compromete los supuestos
. apunto como un mezquino interés personal de Cané, sino como
doctrinarios con los que se identifica su liderazgo. uno de los tantos casos en que un grupo dirigente confunde los
Veamos una clara muestra de esto en un incidente ocurri fundamentos de la sociedad con su particular profesión de fe.
do en Buenos Aires a comienzos del siglo XX. En el año 1904, el
decano saliente de la Facultad de Filosofía y Letras de la Uni 2. Según lo que hemos comprobado en anteriores trabajos
versidad de Buenos Aires, Miguel Cané, se veía obligado a for- sobre el Río de la Plata, e indagado con respecto a otras regio-
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J o s t C A R L O S C HI A R A M O N T E ------- NACIÓ N y ES'I A
' J)O
nes de Iberoamérica en las páginas que siguen a esta Introduc da por la preocupación de la génesis de la nación,de manera tal
ción,en tiempos de las independencias no existían las actuales que toda la historia anterior a su constitución se conforma
naciones iberoamericanas -ni las correspondientes nacionali teleo16gicamente en función de explicarla. Y, de tal modo,per
dades-,las que no fueron fundamento sino fruto,muchas ve manece en un mundo de "protonacionalismos", de "anticipa
ces tardío,de esos movimientos. Si observamos lo que realmente ciones" o de "demoras",de tendencias favorables o de obstácu
existió, esto es, el carácter soberano de las entidades autóno los a su emergencia.
mas -ciudades, provincias ... - que integraron los movimien
tos de autonomismo e independencia,entonces todo lo que se 3 . Una form:;l que asume esta perspectiva es la de inter
ha acostumbrado afirmar de ese movimiento,y de sus resulta pretar todo sentimiento de identidad colectiva,aun en épocas
dos durante un largo período,puede quedar alterado en su mis tan remotas como el siglo XVI,como manifestaciones o antici
ma sustancia. Porque,para tomar lo más notorio, mal pueden paciones de las identidades nacionales del siglo XIX. Nos pare
enunciarse predicados de índole estatal nacic;mal para una geo ce que datar así la génesis de los sentimientos de nacionalidad
grafía de unidades políticas independientes y soberaJ1;;!.s, fre equivale a confundir la ficción del Estado contemporáneo,im
cuentemente de las dimensiones de una ciudad "y. su entorno plícita en el principio de las nacionalidades, de estar fundado
rural, que iniciaban la formación de alianzas o confederacio sobre una nacionalidad,con los sentimientos de identidad co
nes. y mal puede suponerse la constitución de una ciudadanía lectiva que siempre han existido en la Historia y que,entre los
nacional -venezolana, mexicana, argentina y otras-, cuando siglos XVI y XVIII,se daban en comunidades políticas sin pre
las entidades soberanas eran justamente esas ciudades o "pro tensiones de independencia soberana,tales como las ciudades,
vincias" que protagonizaron buena parte de las primeras déca "provincias" y "reinos" que integraban las monarquías europeas.
das del siglo XIX. Al hacerlo así,se admite implícitamente que la identidad
Es cierto que cada vez es más frecuente que se advierta la nacional actual,contraparte de un Estado nacional,no es una
tardía emergencia de la nación,esto es,su carácter de resulta construcción de base política sino un sentimiento reflejo de una
do,no fundamento,del proceso de independencia. Pero esto no supuesta homogeneidad étnica. Homogeneidad que, como la
se ha traducido necesariamente en una mejor comprensión de historiografía de las últimas décadas ha mostrado, tanto para
qué es entonces lo que habría existido en lugar de la entidad la historia europea como americana,no es sino otro caso de "in
nacional. Aun desaparecido el supuesto de poner la nación al vención de tradiciones", pues no existía en la amplia mayoría
comienzo, él sigue dominando la labor historiográfica porque de las actuales naciones. "
su larga influencia nos ha impedido indagar la real naturaleza
de las formas de organización y de acción política en el período 4. Otro de los anacronismos. que perturba fuertemente la
que corre entre el desplome de los imperios ibéricos y la forma comprensión del carácter de las unidades políticas soberanas
ción de los Estados nacionales. Y, peor aún,frecuentemente se emergentes de las independencias ,es nuestra tendencia a redu- I
continúa insistiendo en interpretar los conflictos políticos de
la primera mitad del siglo XIX con un esquema reducido a la
cir la variedad de esas "soberanías" a la dicotomía Estado inde- �
pendiente/colonia,con alguna admisión de situación interme- ,
pugna entre quienes habrían sido los loables portadores del es dia en términos de "dependencia". Esta composición de lugar,
píritu nacional y quienes son vistos como mezquinos represen que refleja aproximadamente la realidad internacional contem
tantes de intereses localistas. poránea,no se ajusta. al abigarrado panorama de entidades so- \
Es decir que podríamos considerar que el supuesto de la beranas que recorre los siglos XVI a XVIII y que aún se prolon
nación como punto de partida influye aún en la historiografía ga en el XIX. Como observa un historiador del pensamiento
por medio de dos modalidades. Una,directa,es la que pone la político moderno respecto de la peculiaridad de la vida política
nación al comienzo. Otra,indirecta,es la que,aun habiendo co alemana en el siglo XVII,la multitud de entidades políticas so
rregido tal error de percepción,continúa sin embargo domina- beranas es sorprendente para quienes estamos acostumbrados
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Jos!? C A R tO S CI I I A R A M O N 'J'E NA I Ó N Y ESTADO EN I I IEROA M i! RICA
a la imagen de los grandes Estados dinásticos de la Europa oc en las primeras décadas del siglo XIX y que hacían escribir en
cidental,y constituye una circunstancia que torna más sugesti Buenos Aires a un indignado prosélito del Estado unitario que
va las concepciones políticas relativas a "sociedades políticas los partidarios de la confederación pretendían que "la repúbli
de dimensiones reducidas" propias de aquella región europea ca federativa se componga de tantas partes integrantes cuantas
-aunque en realidad,en mayor o menor medida,no privativas ciudades y villas tiene el país,por miserables que sean",y "que
de ella-.4 Rasgos que tienen un también sorprendente reflejo cada pueblo, en donde hay municipalidad,aunque no tenga cin
en la dimensión mínima de una república soberana que esta cuenta vecinos sea una provintia y un Estado independiente".6
blecía Badina y que comentamos más adelante, en el capítulo
primero: un mínimo de tres familias, compuestas éstas con un 5. Pese a la reciente crítica al "modernismo" -que exami
mínimo de cinco personas bastan para definir un Estado sobe narnos en el capítulo 1-, la mayoría de historiadores y científi
rano. . .5 cos sociales ha considerado que la emergencia de la nación como
Es de notar también, al respecto, que. al recordar que en fundamento y/o correlato de los Estados nacionales y del na
tiempos de las independencias se consideraban:.coffio sinóni cionalismo son un fenómeno moderno,que nace en las postri
mos los conceptos de Estado y nación,podemos sentir extrañe merías del siglo XVIII. Ull1�"Q.9}!!.!1�, º"q'!,��,�g"§.1gU)J:ígenes,."apa
za-;-y malinterpretar el sentido de época de esos términos,por recía como popular y dem.2S:l.ªlt<;º.J}PJJ.��. .il" lª,�,aún"vivas.ma
proyección inconsciente de nuestra experiencia actual respecto nlfestaClünes'oelTéiiCfáIfsmo -fuese en las variadas formas de
de la noción de Estado. En el uso de ese entonces, al asimilar particularis�-o"s:"i��séeñ'las opresivas prácticas de despotis
nación y Estado,éste no era visto como un conjunto institucio mo-, y tendiente a la organización de más amplios ámbitos,
nal complejo,tal como se refleja,por ejemplo,en la expresión políticos y económicos unificados sobre la base de la doctrina l
relativamente reciente de "aparato" estatal,sino que "Estado" de la soberanía popular.7
-o "república"- eran vistos como conjuntos humanos con un En este desarrollo,la noción de nacionalidad como fun
cierto orden y una cierta modalidad de mando y obediencia, damento de la legitimidad de los nuevos Estados cumplió un
criterio que hacía posible asimilar ambos conceptos. papel esencial. Una de las más influyentes concepciones de la
Este tipo de observaciones resulta doblemente sugestivo nacionalidad -desarrollada a partir de criterios que general
por cuanto ilustra no sólo sobre un mundo político de muy va mente se remiten a Herder, y de allí, a través de Fichte, a un
riadas manifestaciones de autonomía,sino también sobre una más amplio escenario europeo- la vinculaba a niveles afectivos
realidad en la que las unidades políticas con mayor o menor de la conducta humana,en oposición al énfasis racionalista de
carácter soberano pueden ser, efectivamente, de dimensiones la cultura de la Ilustración,y tendía a sustituir con esa nueva
muy reducidas. Se trata de una característica que resultará casi noción el papel que la de contrato había cumplido hasta enton
inviable en las condiciones internacionales de los siglos XIX y ces en la fundamentación teórica de la legitimidad de los Esta
XX,pero aún presente en el escenario político abierto por las dos. Mientras otra corriente, que generalmente se considera
independencias iberoamericanas,cuando "provincias" de diver enraizada en la Revolución Francesa,haría posteriormente de
sa magnitud, frecuentemente compuestas de una ciudad y un la nacionalidad un concepto compatible con el supuesto con
territorio rural bajo su jurisdicción,se proclamaron Estados so tractualista de la génesis de la nación.
beranos e independientes, manteniendo tal pretensión de in Sin embargo,en la explosión nacionalista de fines del si
dependencia soberana con suerte diversa. Pues,bajo la infruc glo XIX en adelante, con su secuela de conflictos y guerras en
tuosa tentativa de los Barbones españoles de unificar política amplia escala,el concepto de la nacionalidad se plegaría en la
mente la monarquía,habían seguido presentes en la estructura práctica a la modalidad adversa al racionalismo. De esta mane
política hispana los remanentes de esa variedad de poderes in ra, la idea de nacionalidad se superpondría a la diversidad de
termedios condenados por los teóricos del Estado moderno intereses de cada sociedad nacional, esa diversidad que la no
como fuente de anarquía,que afloraron luego en sus colonias ción de contrato permitía admitir y, al menos en teoría, con
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NA ION Y ESTADO I! -------
J o s � C A RL O S C H I A R A MO NTI! -------
atención a los intereses de las partes. Y asociada a otro concep n el siglo XVIII y prolongado aun en la primera mitad del XIX,
to, el de pueblo, que con su amplitud de cobertura social tam llevan consigo otras características y nos generan otros inte
bién parecía atenuar esa diversidad de intereses, y que adquiri rrogantes. Como el que surge de la sorprendente utilización con
ría una útil funcionalidad para el ejercicio de la hegemonía po contenido político del término nación, despojado de toda refe
lítica de los sectores de mayor peso dentro de cada país. rencia étnica, en el siglo XVIII y vigente en tiempos de las inde
pendencias iberoamericanas.
6. En esta perspectiva, tanto los denominados "moder
nistas" (Kedourie, Gellner, Hobsbawm) como sus críticos re 7. Por eso, entendemos que, una vez despejada la equívo
cientes (Greenfeld, Hastings)8 asumen que el término nación ca cuestión de la nacionalidad, una mejor alternativa consiste
refiere al fenómeno correspondiente a los Estados nacionales n ,reexaminar los testimonios de los protagonistas de la histo
del mundo contemporáneo. Así, paradójicamente, los críticos ria de esa etapa para contribuir a aclarar cuáles eran realmente
del modernismo están también atrapados f;n la reducción "mo las entidades políticas que cubrieron el vacío de la desapareci
dernista" del concepto de la nación: pues cuando intentan lle da monarquía, y cuáles sus fundamentos doctrinarios. Con tal
var los orígenes de las naciones a la Edad Media, están refirién propósito fueron elaborados los trabajos que forman este libro,
dose a esa nación de los modernistas, cuyo correlato indiso algunos publicados, otros inéditos, en los que el interés predo
ciable, actual o virtual, es el Estado contemporáneo. minante es el de examinar la función del derecho natural y de
Efectivamente. Si lo que estamos considerando es el fenó gentes como sustento de las relaciones sociales y políticas del
meno histórico del Estado nacional, se admite entonces la deli periodo.
mitación cronológica efectuada por Hobsbawm y otros, que ciñe
el análisis a un lapso que va de la Revolución Francesa hacia
adelante. Pero si lo que estamos tratando de entender es qué es
lo que los hombres han denominado nación, entonces el análi
sis debe remontarse a la Antigüedad. y no de un modo, frecuente
en los exponentes de ambas posturas, que reduce la diferencia
de sentidos a un mero prólogo filológico, a la manera de una
revisión de los usos de ese término en la historia, sino aten
diendo a que sus distintas modalidades pueden entenderse, de
otra manera, como correspondiendo a diversas formas de aso
ciación humana, cuyas sustanciales diferencias históricas resul
tan encubiertas por un término equívoco, el de nación.
Podemos considerar entonces que la mayoría de la biblio
grafía dedicada al tema en las últimas décadas ha abordado la
historia de la nación como un correlato del problema del na
cionalismo contemporáneo. Es decir, una historia del término
nación fuertemente deformada por la proyección de preocupa
ciones políticas actuales. Otro caso del riesgo del anacronismo
que acecha a los historiadores, que curiosamente se da entre
quienes suelen manifestar explícitos alertas por el riesgo de los
anacronismos.
Con otra perspectiva historiográfica, en cambio, cobran
mayor relieve conceptos de nación que, como el predominante
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11.MUTACIONES DEL CONCEPTO DE NACIÓN
DURANTE EL SIGLO XVIII Y LA PRIMERA
MITAD DEL XIX
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J o s r. C A R L O S C I I I A R A M O N 'I' I!: NA IÓN Y ESTA))O EN I n EROAM �. R I CA
pretación por los efectos de una proyección anacrónica de nues nece el historiador-, que incluso puede ignorar o rechazar la
tras preocupaciones actuales sobre el vocabulario político de aplicación del término,no es pensadQ como opuesto a una rela
otras épocas. ción armoniosa entre diferentes naciones. Pero aun así,es líci
En buena medida,esos efectos provienen de la influencia to inferir que, desde una perspectiva como la de Thierry, aún
del nacionalismo en la labor de los historiadores. Aunque el na viva en nuestro tiempo,las posibilidades de estudiar adecuada
cionalismo ha tenido en los siglos XIX y XX caracteres diversos mente el fenómeno histórico de las naciones se hayan visto fuer
y hasta antagónicos,el uso habitual del término lo asocia a sus temente limitadas por la naturaleza de tales presupuestos. Por
manifestaciones más conservadoras, más "de derechas". Sin que no es posible desconocer que, tal como lo comentamos al
embargo,además de que la diversidad de sentidos de términos comienzo del tercer capítulo de este libro,la puesta de la Histo
como nación y nacionalidad se ha reflejado también en el con ria al servicio del interés nacional es fuente de prejuicios para
cepto del nacionalismo,' éste ha poseído variantes ajenas a la la investigación histórica. Si el conocimiento científico se ca
agresividad de aquellas manifestaciones ql!e parten de la pre racteriza, entre otras cosas, por ser incompatible con prejui
eminencia de la propia nación en forma exclusiva e intolerante cios, es decir,por la búsqueda de conocimientos "que no resul
respecto de las otras. Variantes relativas tanto a la forma de tan ni de convenciones arbitrarias,ni de gustos o intereses in
concebir la relación individual o grupal con la nación,así como dividuales que les son comunes... ",3 la supeditación de nuestra
a la relación de la nación propia con otras naciones. disciplina al sentimiento nacional,una ya vieja herencia del si- \í
El nacionalismo ha tenido y tiene así versiones compati glo XIX, es un evidente condicionamiento del saber incompati
bles con el supuesto de una relación armónica con otras nacio ble con el mismo. Se trata de una colisión de intereses que en la
nes. Por ejemplo, la mayoría de los historiadores que han re cultura contemporánea no ha sido todavía bien resuelta. De
flexionado sobre los motivos de su labor profesional le atribuye manera que,podemos observar,el nacionalismo une; a sus no
a la disciplina de la Historia aplicada al pasado de su país un torios efectos de diverso tipo en las sociedades contemporáneas,
objetivo definido en términos nacionalistas,sin que ello impli un efecto "científico" no tan visible pero de profundo y no loa
que un criterio de intolerancia hacia otras naciones: ble impacto en la labor de los historiadores.
Es cierto que en la actualidad,al mismo tiempo que diver
"La historia nacional -escribía el célebre historiador francés sos escenarios políticos muestran un recrudecimiento de las for
Agustín Thierry- es para todos los hombres del mismo país una mas más intolerantes y agresivas del nacionalismo, el fuerte
especie de propiedad común; es una porción del patrimonio ge proceso de interrelación entre los pueblos que se observa desde
neral que cada generación que desaparece lega a la que la reem lo cultural hasta lo económico no ha podido menos que variar
plaza; ninguna debe transmitirla tal como la recibió sino que to los presupuestos que condicionan la labor de los historiadores,
das tienen el deber de agregar algo de certidumbre y claridad. Esos contribuyendo a un útil distanciamiento crítico respecto de la
progresos no son solamente una obra literaria noble y gloriosa; naturaleza del fenómeno. Así,diversos aspectos vinculados con
dan bajo ciertos aspectos la medida de la vida social en un pueblo la historia de las naciones contemporáneas son abordados,cada
civilizado, porque las sociedades humanas no viven únicamente vez más,por trabajos de diversas disciplinas desde la perspec
en el presente y les importa saber de dónde vienen para que pue tiva de despojar al concepto de nación y de nacionalidad de su
dan ver adónde van. ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? Esos presunto carácter natural -uno de los presupuestos más sus
dos grandes interrogantes, el pasado y el porvenir político, nos tanciales a diversas manifestaciones del nacionalismo- para
preocupan ahora y, al parecer, en el mismo grado . . . '" instalarse en el criterio de su artificialidad,esto es,de ser efec
to de una construcción histórica o "invención". "Las naciones
Este tipo de nacionalismo -en cuanto asigna a la Historia no son algo natural... -escribía Ernest Gellner-,...y los esta
una misión superior a la de una rama del conocimiento huma dos nacionales no han sido tampoco el evidente destino final
no,en forma de un particular servicio a la nación a que perte- de los grupos étnicos o culturales."4
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J o � t. C A R L O S C I I I A R A M O NT E NA ION Y E TilDO HN IU JI.
Sin embargo, con e l criterio d e l a formación d e las nacio bate s610 será considerado en la medida en que contribuya a
nes contemporáneas a partir de sentimientos de nacionalidad, aclararnos el tipo de utilización que del concepto de nación se
los supuestos derivados del nacionalismo no han desaparecido hacía en el período que nos ocupa.
y condicionan todavía el estudio de los problemas relativos a la Asimismo, también conviene recordar que uno de los mo
historia de la emergencia de esas naciones, en especial por me tivos de más fuerte polémica en años recientes ha sido el crite
dio del tan generalizado como indiscriminado uso del concepto rio de rechazar la tesis de los fundamentos étnicos de las nacio
de identidad, del que nos ocupamos en el capítulo III. Entre nes, considerando que ellos no son una realidad sino una in
esos problemas, nos interesa considerar aquí el significado que vención del nacionalismo, y de sostener, en cambio, que el pro
poseía el concepto de nación en tiempos de las independencias ceso de formación de las naciones contemporáneas es efecto de
\ de las colonias hispanas y portuguesas, asunto de particular uti una serie de factores correspondientes al desarrollo de la socie
lidad para comprender mejor el proceso de formación de las dad moderna. Al criterio de estos autores -Kedourie, Gellner,
naciones iberoamericanas. Se trata de un camino distinto del Hobsbawm, entre ellos- se enfrenta el de otros, uno de los cua
que comienza con una previa definición de"nación, un punto de les, justamente, ha escogido como título de uno de sus libros,
partida éste -del que nos ocupamos más adelante- que encie The Ethnic Origins of Nations.6 El papel de la etnicidad en la
rra el análisis en una visión apriorística de la historia de las formación de las naciones es, entonces, algo que se encuentra
naciones. Esto es, un condicionamiento que no ayuda a com en el centro de la cuestión que nos ocupa. Pero, insistamos, el
prender la sustancia de lo que los protagonistas de cada mo concepto de etnicidad -.entendido en forma amplia, relativa no
mento entendían al utilizar el concepto ni, asimismo, las diver sólo a lo racial, sino también a los atributos culturales y socia- ,.
sas modalidades de los conglomerados humanos y/u organis les de un grupo humano- será abordado aquí no tanto como
mos políticos que en cada momento fueron considerados como tema polémico de la historiografía reciente sino como uno de
naciones. Por consiguiente, partimos del criterio de que las de los indicadores de distintas modalidades, propias del siglo XVIII
finiciones no son un buen comienzo para el estudio de un pro y primera mitad del XIX, de concebir el proceso de formación
blema y que, por el contrario, suelen entorpecer la investiga de las naciones.
ción. Sobre todo, cuando se trata de conceptos tan amplios y
sometidos a tal diversidad de interpretaciones por los especia
listas de las distintas disciplinas que le conciernen, como el con 1. EL CONCEPTO DE NACIÓN Y
cepto de nación. Esto que listoy observando no es una novedad, LA REVOLUCIÓN FRANCESA
ni tampoco limita su validez a las disciplinas humanísticas ni a
las ciencias sociales.5 Pero nos parece necesario advertirlo aquí Una vez establecidas estas precisiones respecto del voca
para dejar en claro que este trabajo no intentará discutir la va
bulario político de la época, tratemos de analizar un generali
lidez de diversas definiciones de nación, ni, mucho menos, bus
zado equívoco concerniente a la datación del concepto político
cará proponer alguna otra.
de nación, pues de tal manera lograremos no sólo aclararnos el
Entre los problemas que suelen abordarse en los intentos
uso del concepto en tiempos de las independenc ias, sino tam
de lograr definir lo que es una nación existe uno que va mucho
bién echar luz sobre los fundamento s doctrinarios de la políti
más allá de ese propósito y que no podremos eludir. Nos referi ca del período.
mos a que, sea en función de lograr una definición o solamente
La primera observación que necesitamos efectuar es apa
para establecer lo sucedido en la historia de la génesis de las
rentemente cronológica, aunque de implicaciones de mayor al
naciones contemporáneas, se ha debatido con intensidad si las
naciones tienen o no un origen étnico. Una cuestión central para
uno de los tantos problemas implícitos en la historia contem
cance. Se trata de advertir que entre los mejores trabajos apa
recidos recientemen te subyace una confusión respecto de las (
relaciones del concepto de nación con la Revolución Francesa.
poránea, pero no para este capítulo, para cuyo objetivo ese de-
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.J o s t CA K LOS C I i I A KA M O N T I! NA . I ÓN Y �S'J'AJ)O JI.N l U I!.ROAM f: l o cA -------
Nos referimos al criterio que data en ella la aparición del con de observar incluso en el notable texto de Hobsbawm, Nations
cepto no étnico de nación; aquel que, a diferencia del sentido and nationalism since 1780 . . , en el que el nuevo concepto es
.
que posee en el principio de las nacionalidades, la concibe como asociado a las revoluciones norteamericana y francesa."
un conjunto humano unido por lazos políticos, tal como se lo Sucede que, en realidad, mucho antes de la Revolución
encuentra en la famosa definición del abate Sieyes que comenta Francesa, el concepto de nación como referencia a un grupo hu
mos más adelante. Por ejemplo, leemos en una reciente enci mano unido por los lazos de su comunidad política había hecho
clopedia histórica lo siguiente: su aparición en obras de amplia difusión en los ámbitos cultu
rales alemán y francés, y también en autores políticos españo- I
"NATION: Designant a l'origine un groupe de personnes, unies les. Veamos esto con cuidado, porque no se trata de una simple
par les liens du sang, de la langue et de la culture (du latin natio, corrección cronológica sino que entraña problemas de mayor
natus) qui, le plus souvent, mais pas nécessairement, partagent envergadura.
le meme sol, le concept de nation su bit une radicale trans En primer lugar, respecto de la España del siglo XVII, ob
formation au XVlIIe s., plus précisement, lors de la Révolution serva MJl.t<!yall que mientras, por un lado, se usaba el concepto
franl1aise. Contrairement a la conception de l'époque de nación "a la manera antigua" aplicándolo a gente de un mis
prérévolutionaire ou plusiers nations pouvaient encore cohabiter mo origen étnico, por otro todavía se estaba lejos del principio
dans un meme espace étatique, la nation s'identifia el l'État: c'est de las nacionalidades y, en cambio, se entendía que lo que daba
la naissance de l'État-nation. On comprend done pourquoi la carácter de pueblo a un grupo humano era su dependencia de
Révolution franl1aise constitue une importante césure dans un mismo gobierno:
l'histoire du concept et pourquoi l'intéret porté a l'étude de la
nation reste largement si tributaire de l'esprit de 1789."7 [sub " . . . en rigor, lo que hace que un grupo humano sea considerado
rayado nuestro] como un pueblo, y como tal dotado de un privativo carácter, es
justamente la dependencia de un mismo poder." En definitiva,
Confirmando el juicio de que el concepto nuevo nace con la " ... es el Príncipe el que funde en real unidad a los miembros de
revolución, el autor de este artículo cita la definición de Sieyes una República. Sólo la República con un Príncipe forma un cuer
como la primera manifestación, y la de Renán como la segunda, po, y entonces, de la misma manera que aparece el Estado, apa
de "la conception proprement moderne de la nation, entendre rece un pueblo." '·
de l'État-nation". 8 Este punto de vista es, como ya señalamos, de
amplia difusión. Y en ocasiones, suele ir unido al concepto de un Esta característica de considerar que lo que une a los miem
nexo entre esa idea de nación y el ascenso de la burguesía.9 bros de una "república" -esto es, un Estado en lenguaje poste
Es posible interpretar que la dominante preocupación por rior- en una comunidad es el carácter de su dependencia polí
el nacionalismo en la historiografía europea ha llevado a super tica, no había ido unida, en los testimonios que recoge Maravall,
poner la historia del movimiento de expansión de los Estados al concepto de nación, el que era reservado para un uso a la
nacionales a la historia de los conceptos sustanciales al nacio antigua (aquel que no incluye la nota de existencia estatal inde
nalismo, como el de nación. Ya se observaba esto en el enfoque pendiente).
de uno de sus más notorios historiadores, H ans Kohn, que pese Sin embargo, esta escisión entre las nociones de Estado y
a advertir que el nacionalismo no nace en la Revolución Fran nación va a desaparecer cuando surja -al menos ya en la pri
cesa, data en ella el comienzo de su primera etapa. Como tam mera mitad del siglo XVIII- la luego predominante sinonimia
bién en el de uno de los más recientes, Benedict Anderson, cuyo de ambos términos. Pero una sinonimia que asimila nación a
punto de partida es que la nacionalidad y el nacionalismo son I
.
Estado, y no a la inversa. Es decir, que despoja al concepto de
artefactos culturales de una naturaleza peculiar, creados hacia nación de su antiguo contenido étnico.
el fin del siglo XVIII. 10 Y, asimismo, un criterio similar se pue- Este despojo del sentido étnico del concepto de nación se
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J o s lt C A Rt S C I I I A R A M O N TE NA 'ION Y ESTADO IlN I IJE ROAMIlRICA
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J o s t-. C A R LO S C I I I A R A M O N T E NM'IÓN y !LSTA I lO EN ] n f;R A M t-. R ICA
El abandono del contenido étnico del término nación se Se percibe fácilmente que hay dos cosas notables aquí: una, el
percibe en otros textos, como en la traducción española de señalado uso del concepto soberanía como designación del su- r;
Heineccio, especialista en derecho romano pero, asimismo, au jeto político colectivo que puede ser una ciudad o una provin- '
tor de un manual de derecho natural y de gentes publicado en cia. Otra es que la definición de soberanía que comporta el artí
Halle en 1738, el que tuvo amplia difusión en territorios de la culo es idéntica a la definición que predomina en la época del
España borbónica en ediciones expurgadas de los párrafos con concepto de nación.
siderados inconvenientes para la Iglesia o la monarquía. Es fá En síntesis, el siglo XVIII nos ofrece un uso doble del tér
cilmente perceptible en la edición bilingüe de Heineccio cómo mino nación: el antiguo, de contenido étnico, y el que podemos
la palabra nación sirve para traducir distintas palabras latinas: llamar político, presente en la tratadística del derecho natural
respublica, gentes. Es de notar también que la noción de repú moderno y difundida por su intermedio en el lenguaje de la épo
blica es equivalente a la de sociedad civil (no ocurre lo mismo ca. En este punto hemos rehuido la tradicional simplificación
en Wolff) y es definida de manera similar a la definición "polí que reducía la cuestión a la coexistencia de una "concepción
tica" de nación: alemana" y una "concepción francesa" de la nacionalidad, pues
f' "la sociedad civil o república, que no es otra cosa que una multi
tud de hombres asociada bajo ciertas leyes por causa de su segu
este criterio oculta, mediante un esquema simplificador, las
raÍCes históricas de los diversos enfoques sobre la nación.25
Por otra parte, el concepto de nación como comprensivo
I ridad, y a las órdenes de un gefe común que la manda."22 de los individuos de un Estado, se halla ya, antes de 1789, en
los escritos de los promotores de lo que habría de ser la Consti
En cuanto a la sinonimia de nación, podemos observar al tución de Filadelfia. Cuando intentaban explicar la naturaleza
gunas muestras como las que siguen: del tipo de gobierno que proponían, argüían que, según sus fun
damentos, éste sería "federal" y no "nacional" [esto es,
confederal y no federal, en lenguaje actual], dado que la ratifi- t
\,
"Quod reipublicae utile est, id et sociis foiederastique illuis
reipublicae prodest. .. " / "Lo que es útil a una nación, lo es tam cación de la nueva Constitución no provendría de los ciudada-
bién a los confederados de ella . . . " nos norteamericanos en cuanto tales, sino de los pueblos de cada
" . . . quoia foedus est liberarum gentium vel rerumplublicarum estado. Es decir, por el pueblo, " ... no como individuos que inte
conventio. . . " / " . . . supuesto que la alianza es un convenio de las gran una sola nación, sino como componentes de los varios Es
naciones o estados libres" tados, independientes entre sí, a los que respectivamente per
" . . .pactum, quo bella inter gentesfiniuntur. . . " / " . . . el pacto por tenecen". De manera que, comentan con significativo lenguaje,
el que se concluyen las guerras entre las naciones . . . "23 el acto que instaurará la Constitución "no será un acto nacio
nal, sino federal". Y, al explicar la diferencia entre ambos con
Pero quizá sea más ilustrativo de esta sinonimia observar ceptos, declaraban que un rasgo sustancial del carácter nacio
cómo una misma definición es utilizada como predicado de esos nal consistía en la jurisdicción directa del gobierno sobre cada
diversos sujetos (nación, Estado, "una soberanía" . . . ). Por ejem uno de los individuos que integran el conjunto de los Estados.
plo, la que transcribimos más arriba como definición de "socie Así, escribían:
dad civil o república" ("una multitud de hombres asociada bajo
ciertas leyes por causa de su seguridad, y a las órdenes de un " . . . La diferencia entre un gobierno federal y otro nacional, en lo
gefe común que la manda"), la podemos encontrar también, con que se refiere a la actuación del gobierno, se considera que es
variantes no sustanciales para nuestro asunto, aplicada al ex triba en que en el primero los poderes actúan sobre los cuerpos r
¡
presivo concepto de "una soberanía" en la Constitución vene- políticos que integran la Confederación, en su calidad política; y \
zolana de 1811: "Una sociedad de hombres reunidos bajo unas en el segundo, sobre los ciudadanos individuales que componen t
'"" '\ mismas leyes, costumbres y Gobierno forma una soberanía"!4 la nación, considerados como tales individuos."
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� ,!
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neficio de este último término. Leemos así en la Encyclopédie: do del término nación que se difundirá durante el siglo XVIII?
Más allá de esta cuestión para la que no poseemos información
"Le mot g ens pris dans la signification de nation, se disait suficiente y que no es central a nuestro trabajo, lo cierto es que
autrefois au singulier, et se disait meme il n'y pas un si(�cle [ . ]
..
la modalidad del término en la traducción francesa de Wolff
mais auj ourd'hui il n'est d'usage au singulier qu'en prose o en -no así la de Pufendorf cuyo traductor, Barbeyrac, no emplea
poésie burlesque. "38 el término nation-42 y su reproducción en Vattel le darían una
clara delimitación no étnica que concordaría, por otra parte,
Se conservó en cambio en su uso plural para denominar al con el rechazo, propio del racionalismo dieciochesco, de los la
derecho de gentes (droit de gens), modalidad que no se obser zos grupales como fuente de repudiables sentimientos de natu
va en el idioma inglés, en el que la denominación utilizada para raleza material, ajenos a los valores morales propios de las con
designar el derecho de gentes fue law of nation s.39 cepciones políticas de la época.
La equivalencia entre nation y gent se 9bserva claramente Porque, para nuestro objeto, lo más importante que debe
en una edición bilingüe -en el original latín y en francé s- de advertirse en este sumario examen de los usos del término na
uno de los tratados sobre derecho natural de Christian Wolff ción es, como escribíamos en un trabajo anterior, que en el lla
autor germano difundido en lengua francesa por la obra de s � mado concepto "étnico" no se establece una relación necesaria
divulgador, el suizo Emer de Vattel : "Une multitude d'hom mes entre un grupo humano culturalmente distinto y un Estado,
associ és pour former UIla"so ciété civil s'appelle un peupl e, ou relación que en cambio resultará esencial e n el llamado prin
une nation ", se lee en el texto en francés, mientras el original cipio de las nacionalidades, a partir del comienzo de su difu
en latín -que muestra además un uso de populus y gens como sión en la primera mitad del siglo XIX. En otros términos, la
sinóni mos- es el siguiente: "Multitudo homin um in civitatem diferencia entre ambos conceptos de nación estriba en que sólo
consociatorum Populus, sive Gens dicitur ."4o La decisión del el difundido durante el siglo XVIII, y prevaleciente en tiempo ,
traductor francés de verter gens en nation , un término cuyo de las revoluciones norteamericana, francesa e iberoamerica- \
más natural equivalente latino natio no es utilizado por Wolff nas, correspondía a la existencia política independiente, en for- "l
es percibida por él como necesitada de una justific ación. Ella l� ma de Estado, de un grupo humano. Mientras que el otro, el \
realiza en una nota relativa a su traducción de la expresión "Jus concepto étnico, a diferencia de lo que ocurrirá más tarde a par- i
Na turae ad Gen tes applic atum, vocatu r Jus gentiu m ne tir del principio de las nacionalidades, carecía entonces de una
cessarium, vel naturale" como "Le Droit natural appliqué aux necesaria implicancia política.
Nations s'appelle le Droit de Gens nécessaire ou naturel. " Al Por último, advirtamos que no se nos escapa que la Revo
respecto, escribe a pie de página, en nota correspondiente a un lución Francesa comporta, es cierto, una mutación histórica sus
asterisco puesto luego de la palabra naturel: "Gens est un vieux tancial en Europa en cuanto su papel de difusión del nuevo sen
mot que signifie Nation, on a conservé ce vieux mot dan s cette tido de la voz nation. Lo que ella divulga, de vastas consecuen
expression le Droit de Gens, qu'on peut appeller aussi le Droit
\,
cias, efectivamente, en la historia contemporánea, no es sólo lo
des Nation s."41 Añadamos que, mientras en Wolff sociedad ci "político" del término sino también el añadido de lo que ha sido "'!>-.
vil y república no son sinónim os sino distintos momentos del 1
llamado una nota de alcances constitucionales, que convierte a
proceso de génesis del Estado, al efectuar su versión, el traduc la nación en sujeto de imputación de la soberanía. Pero aún esto \-,..j5
tor trasladó al término francés nation, tanto el rasgo político está ya anticipado en la obra de Vattel, quien hacía de la nación
de la noción de sociedad civil como también la connotación es la fuente de la soberanía, modificando así, dentro del marco
tatal que derivaba del derecho de gentes ; esto es, la connota contractualista que funda su análisis, el "dogma" de la sobera
ción política que habría de convertirse en predominante en au nía popular.43 Vattel prefiere referirse a la "société politique"
tores iusnaturalistas del siglo XVIII. entendida como "personne morale", como el sujeto político que
¿Podría estar aquí el motivo del extraño cambio de senti- "confere la souverainité a quelqu'un", y no al "peuple", el que,
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en cambio, está contemplado como objeto ,de la constitución El rasgo más significativo, para nuestro objeto, que subyace
del Estado: en la "constitution de l'État", señala, se observa "la en el análisis de Hastings desde un comienzo, es la postulación
for�e sous laquelle la N ation agit en qualité de corps politique" de la nación como una realidad intermedia entre grupo étnico
y como "le peuple doit etre gouverné... " La nación es la que con y Estado nacional. Esta realidad, que para este autor es algo
fiere el poder al soberano, de manera que más que un conjunto humano distinguible de otros por lazos
diversos pero menos que una organización política, es el punto
" ...devenant ainsi le sujet OU résident les obligations et
les droits débil de este tipo de análisis, dada la ambigüedad que lo, afecta
relatifs au gouvernement, c'est en lui que se trouve la
person ne y que genera distinciones demasiado simples como la explica
morale qui, sans cesser absolu ment d'exister dans la
Nation ción del paso de la etnia a la nación por dos factores o, mejor
n'agit désorm ais qu'en lui et par lui. TeIle est I'origi
ne d � aún, por un factor y su especial concreción : la aparición de una
caract ere représ entati f que I'on attribu e au souver
ain. I l literatura vernácula, particularmente por la traducción de la
représ ente sa Nation dans toutes les affaire s qu'il peut
avoir Biblia a las lenguas romances.46 Cuanto más un idioma desa
comme souverain. [. . . ] le monarque réunlt en sa person
ne toute rrolle una literatura con impacto popular, sostiene, en especial
la majesté qui appartient au corps entier de la Nation .
" una literatura religiosa y jurídica, más se facilita el tránsito de
la categoría de etnicidad hacia la de nación. Y esta correlación
E insiste más adelante: entre literatura y forma de sociedad se hace aún más esquemá
tica al prolongarse en otras correlaciones: las de lenguaje oral y
"On a vu, au chapitre précédent, qu'il appartient origina
irement etnicidad, por un lado, y literatura vernácula y nación, por otro.
a la Nation de conférer I'autorité supreme, de choisir celui
qui Se trata de un esquematismo que llega al máximo en la
doit la gouverner."44
teleológica afirmación de que cada etnicidad es portadora de
una nación-Estado potencial:
3· LAS CRÍTICAS AL " MODERNISMO " RESPECTO DEL "Every ethnicity, 1 would concIude, has a nation-state potentialIy
ORIGEN DEL ESTADO NACIONAL within it but in the majority of cases that potentiality wilI never
be actived because its resources are too smalI, the aIlurement of
La limitación que comportan criterios como los de Gellner incorporation within an alternative culture and political system
o Hobsbawm al definir a la nación como un fenóm eno "mode r too powerful. "47
no" ha merec ido otro tipo de objeci ones. En este caso, no se
trata de algo relativo a los usos del término nación , tal como La tesis de que la nación no es un producto de la "moder
ocurre con nuestr as recién apunt adas observaciones sino al nidad" sino que surge ya en la Edad Media, fundamentalmente
fenóm eno mismo de la aparic ión de la nación -Estad o e � la His por efecto de la literatura bíblica, tiene por único sustento el
toria. Adria n Hastin gs ha encar ado una extensa crítica de la caso inglés. Ella implica suponer que ya en tal época grupos
postura de los que rotula como "modernistas", frente a la cual humanos homogéneos habrían hecho de esa homogeneidad un
sostiene que la nación no es un fenóm eno moderno sino muy argumento para reivindicar su existencia en forma de Estado
an�erior. Su tesis, siguiendo en esto a Liah Greenfeld,45 es que independiente, cosa que no está clara aún en este caso. Por otra
eXIste un caso de una nación que aparece en la Edad Media parte, si la generalizáramos, advertiremos que no concuerda con
sobre fundamentos bíblicos, y que servirá de modelo a las de � las variadas formas de autonomía política prevalecientes en la
más. Se trataría de la nación inglesa, que Hastings data de tiem Edad Media, que en parte consistían en privilegios feudales, ni
pos de Beda (Ecclesiastical History ofthe English People, 730) con la característica coexistencia de "naciones" diversas en el
y que habría adquirido calidad de nación-Estado en el siglo IX seno de las monarquías de los siglos XVI a XVIII. Tal como se
durante el reinado (871-8 99) de Alfredo el Grand e. ' observa en este texto de Gracián:
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NACIÓN y ESTADO EN IlJEltOAM !!RICA -------
J o s !! C A R L O S C I I I A R A M O N T E -------
s (rei
tos de una monarquía absoluta o sólo las ,distintas parte
... ) sobre las que ejerc e su domi nio- o
" .. .la monarquía de España, donde las provincias son muchas, nos, provincias, ciudades
no deriv a solam ente del probl ema, de
las naciones diferentes, las lenguas varias, las inclinaciones Esto es, la complicación
conce pto de nació n se pued e aplic ar no
opuestas, los climas encontrados... "4B otra naturaleza de si el
610 a los puebl� s de los Estados contemporáneos
sino también
a los súbditos de una mona rquía medi eval o a los de las mona r
Lo que constituye el supuesto general de un análisis como pre
el de Hastings es la postulación de una noción definitiva de lo quías absolutas; sino que esa complicación es efecto de una
es un descu brim iento : la diver sidad de
que serían una etnia, una nación y una nación-Estado, así como via dificultad, que no
no n es utiliz ado por histo riado
de sus diferencias. En este sentido, es de notar que ese lenguaje sentidos con que el térmi nació
inco
-"una etnicidad e s tal cosa, una nación es tal otra cosa"- im res y otros especialistas, que convierte frecuentemente en
posib le. Por eso nos parec e que lo que
plica suponer la existencia de formas históricas determinadas herente toda discusión
ogars e, el histor iador , sobre lo que pue
de una vez para siempre y no de conceptos que han sido usados corresponde no es interr
nos
sin demasiado rigor y aplicados a realidades diversas. De tal de definir él como nación, sino interrogar a los seres huma
lugar que utiliz aban el conce pto e indag ar
manera, sus definiciones de ethnicity ("An ethnicity is a group de cada momento y
Más
of people whit a shared cultural identity and spoken language"), por qué y cómo lo hacían y a qué realidades lo aplicaban.
obser vaba que lo que hoy llama mos na
nation ("A nation is a far more self-conscious community than aún, cuando Chabod o
Maqu iavelo se llama ba provi ncia, s nos per
an ethnicity. Formed from one or more ethnicities, and normally ción en tiemp os de
ón",
identified by a literature of his own, it possesses or claims the mite inferir que lo que debemos explicarnos no es la "naci
co que pudo ser denom inado , según lu
right to political identity and autonomy as a people, together sino el organismo políti
n
with the control of specific territory, comparable to that of gar y tiemp o, nació n, pero tamb ién república, Estado, provi
biblical Israel and of other independent entities in a world cia, ciudad, soberanía, o de alguna otra mane ra.
thought of as one of nation-states") y nation-state ("A nation
state is a state which identifies itself in terms of one specific
nation whose people are not seen simply as 'subjects' of the 4. EL RIESGO DE LA PETICIÓN DE PRINCIPIO
sovereign but as a horizontally bonded society to whom the state
in a sense belongs"),49 resultan también conceptos clasificato Aclarada entonces la confusión derivada de identificar el
rios, a la manera de los antiguos taxones de los biólogos. término nación entendido como referencia de grupos humanos
Smith y Hastings, al partir de un concepto de lo que es la unidos por su homogeneidad étnica, y nación como grupo hu
nación, adoptan de hecho una postura que otorga existencia real mano unido por su adscripción política, se entenderá mejor que
la discusión sobre el origen étnico o político de las naciones \ "(
al concepto y procuran distinguir los casos empíricos que se
ajustan a él. Pero la dificultad del tema que nos ocupa proviene puede escollar en una petición de principio: la de proponerse
de la no existencia de lo que podríamos considerar una idea demostrar la tesis del origen étnico de un objeto histórico, la
verdadera de lo que es una nación, un supuesto que se expresa nación, ya previamente definida por su etnicidad. Nos par� ce
en ese comienzo a partir de definiciones. Y en esto no es admi notoria la existencia de un círculo vicioso cuando los histOrIa
sible argüir que esa noción puede existir como una elaboración dores que parten del supuesto de la conformación de la nación
inductiva a partir de casos particulares, dado que no es éste el en clave étnica, se preguntan sobre los fundamentos históricos
procedimiento adoptado en este tipo de trabajos, ni parece fac de las naciones y responden que ellos son de naturaleza étnica.
tible para un asunto como éste. Por ejemplo, uno de los autores que ha examinado con mayor
Al llegar a este punto se advertirá que lo complicado de la amplitud de cobertura histórica y geográfica la formación de
las naciones, Anthony D. Smith, asume como supuesto las ral ,
cuestión no proviene de la incertidumbre sobre cuál es el refe.,.
rente real del concepto de nación -fuese el conjunto de súbdi- ces étnicas de las mismas. "The aim of this book -escribe en
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J o s t CARLOS C I I I A R A M O NT€ NACiÓN y ESTADO EN I U EKOAM t R I CA -------
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J o s � C A R I. O S C I I I A R A M O N T E -----
NACIÓN y ESTADO F.N IllEROAMl?RICA -------
-
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) '.
.�
con una exposición deliberadamente esquemática, reparemos de su correspondencia al Estado contemporáneo, encara como
en las mutaciones operadas en el empleo de la voz nación a lo una sola historia, con matices conceptuales internos, lo que en
largo de la historia. Se trata de una sucesión de tres modalida realidad son dos historias distintas, reflejadas en tres modali
des que podríamos resumir de la siguiente manera: 1) el térmi dades conceptuales: la historia de grupos humanos culturalmen
\
no nación es usado durante siglos en un sentido étnico; 2) sur te homogéneos (nación en el sentido antiguo vigente hasta hoy),
ge luego otro sentido -sin que el anterior desaparezca-, es
¡ trictamente político, aparentemente durante el siglo XVII y ge
por una parte, y la historia del surgimiento de los Estados na
cionales modernos (las naciones en el sentido de Vattel o la
neralizado durante el siglo XVIII, bastante antes de la Revolu Encyclopédie), y de la posterior fundamentación de su legiti
ción Francesa, sentido que excluye toda referencia étnica; 3) en midad en el principio de las nacionalidades.
una tercera fase, paralelamente al romanticismo, se da la con De esta manera, es posible inferir que la discusión sobre
junción de ambos usos, el antiguo sentido étnico y el más re el posible origen étnico de las naciones ha sustituido a la que
I
ciente político, en el llamado principio de las nacionalidades. tiene mayor sentido histórico: la del porqué de las mutaciones
y es sólo entonces cuando la etnicidad es convertida enfunda en el uso del concepto. Esto es, particularmente para el período
mento de la legitimidad política, carácter del que habían esta que nos interesa, el porqué de la emergencia de un significado
do desprovistas las diversas manifestaciones de identidad que no étnico para un concepto nacido con ese significado y que,
registran los historiadores de los siglos XVI a XVIII -y que sue asimismo, continuará usándose con él, paralelamente al otro,
len ser equívocamente rotuladas como "prenacionalismos", hasta los días que corren. Porque, efectivamente, el uso -apa
"protonacionalismos" o mediante conceptos similares. Nos pa rentemente en el siglo XVII pero inequívoco en la primera mi
rece que la puesta en claro de tales mutaciones es de particular tad del siglo XVIII- de un sentido del término nación despoja
importancia para contribuir a despejar el equívoco subyacente do de su contenido étnico es uno de los fenómenos más sugesti
en el supuesto fundamento étnico de las naciones contemporá vos del período como indicador de la naturaleza que adquirirá
neas y"en tantas interpretaciones abusivas de los sentimientos el proceso de formación de los Estados nacionales. Posiblemen- \
de identidad. te, se trate de un efecto de la necesidad de legitimar Estados )
Agreguemos, a manera de ilustración, que un modo sinté
tico que refleja la relación entre estos usos de la voz nación lo
pluriétnicos, como los de las monarquías absolutas.57 Los deta- I
Hes de cómo se gestó esta mutación se nos escapan. Pero no su
ha adoptado el Oxford English Dictionary, aunque de modo am significado, en cuanto refleja coherentemente el punto de vista
biguo pues presenta como matices temporales lo que en reali racionalista que la cultura de la Ilustración recogerá, en este
dad fueron dos formas históricamente diversas de tratar el con punto, del iusnaturalismo moderno.
cepto: Sucede que este despojo de contenido étnico que sufre el
concepto de nación en el siglo XVIII, verificado tanto en los tra
"Nation. An extensive aggregate of persons, so closely associated tados del derecho natural como en los escritos políticos de tiem
with each other by cornrnon descent, language, or history, as to pos de las independencias, es congruente, como ya lo hemos
forrn a distinct race or people, usually organized as a separate señalado, con el orden de valores propio del período. Un elo
political state and occupying a definite territory. cuente ejemplo de él lo ofrece el famoso benedictino español,
"In early examples the racial idea is usually stronger than the Benito Jerónimo Feijóo, cuando repudia el sentimiento nacio
political; in recent use the notion of poli tical unity and nal por considerarlo de baja calidad moral (lo califica de "afec
independence is more prominent." 56 [subrayado nuestro] · to delincuente"), mientras enaltece el sentimiento de patria.
Pero patria, no en el sentido del lugar de nacimiento, sino a la
En síntesis, aquel tipo de análisis, insistimos, que estable manera de los antiguos, explica, que usaban ese término para
ce una equivalencia entre los conceptos sustancialmente dife: designar al Estado al que se pertenecía y los valores políticos
rentes de nación en el sentido antiguo y de nación en el sentido correspondientes.58 Para Feijóo el sentimiento de patria era algo
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J o s f: C A K L O � C I l I A R A M O N T E NA 'IÓN Y ESTAllO I',N l U IlKOAMI'!. K ICA -----
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NA ' I O N Y ESTADO gN IUgRO AMIlR ICA --
J o s r\ C A R L . O S C I I I A R A M O N T E
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J o s � CARLOS C H I ARAMO NTE NA 'IÓN Y ESTA llO EN I IJ JI.J{OA M �J{ICA
ble para la afirmación del principio d e l a indivisibilidad d e la car qué es la naci6n como si existiera metafísicamente una en
soberanía. Se trata de un mundo, en síntesis, en el que la sobe tidad de esencia invariable llamada de tal modo, en lugar de
ranía superior del príncipe puede ser conciliada con parciales hacer centro en el desarrollo del fenómeno de las formas de or
ejercicios de la soberanía por entidades subordinadas, lo que ganización estatal (y dejando para la antropología la explica
implica la posibilidad de la inserción de grupos étnicamente ción de nación como grupo humano étnicamente definido), cuya
homogéneos, incluso con algún grado de organización política, más reciente expresión fue el surgimiento de los Estados nacio
en el conjunto de la monarquía. nales, que, independientemente de haber sido producto de con
Resumiendo una vez más lo que juzgamos que sucedió, ob flictos civiles, guerras, o sucesos de otra naturaleza, fueron teo
servemos en primer lugar que el término nación ha sido de rizados en términos contractualistas durante el predominio del
antiguo el denominador de un conjunto humano unido por fac iusnaturalismo -esto es, en tiempos de las independencias ibe
tores étnicos y de otra naturaleza, entre los cuales la indepen roamericanas- y que serían teorizados en términos étnicos a
dencia estatal puede o no ser uno de los yarios rasgos que lo partir del declive de la legitimidad monárquica y la paralela di
constituyen y distinguen. Muy posteriormente, registramos un fusión del romanticismo.
criterio distinto, cuya gestación desconocemos pero es percep
tible ya a fines del siglo XVII y explícitamente asumido por au
tores iusnaturalistas del siglo XVIII, según el cual la nación se
asimila al Estado. Sin embargo, en el lenguaje de estos autores,
si por un lado los vocablos nación y Estado son sinónimos, por
otro parecería que se los distingue al sostenerse que una nación
es un conjunto de gente que vive bajo un mismo gobierno y unas
mismas leyes. Con esto, está preparada la modalidad de un ter
cer uso del vocablo, como referido a un conjunto humano polí
ticamente definido como correspondiente a un Estado. Es de
cir, correlato humano del Estado en el concepto de Estado na
cional o nación-Estado, que desde tiempos de la Revolución
Francesa hará camino como emanación del pueblo soberano
-el que puede ser tanto un conjunto culturalmente heterogé
neo como homogéneo-, unido por su adscripción estatal. Por
último, esta calidad de fundamento de la legitimidad política
como fuente de la soberanía, unida al sentido de nación como
conjunto étnicamente homogéneo, expresado en un nuevo sen
tido del término nacionalidad, se unirán de manera de hacer
de ella el fundamento de su independencia política en forma
estatal, según lo que se ha denominado principio de las nacio
nalidades.
Es a partir de esta perspectiva que entendemos que el pro
blema histórico concerniente al uso del concepto de nación con
siste en apreciar esas mutaciones de sentido no como corres
pondientes a la verdad o falsedad de una definición, sino a pro
cesos de explicación del surgimiento de los Estados nacionales.
Me parece que hemos perdido tiempo, efectivamente, en expli-
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lIl. LA FORMACIÓN DE LOS ESTADOS
NACIONALES EN IBEROAMÉRICA*
"La lucha del Estado moderno es una larga y sangrienta lucha por la unidad del
poder. Esta unidad es el resultado de un proceso a la vez de liberación y
unificación: de liberación en su enfrentamiento con una autoridad de tendencia
univer,sal que por ser de orden espiritual. se proclama superior a cualquier poder
civil; y de unificación en s u enfrentamiento con instituciones menores,
asociaciones, corporaciones, ciudades, que constituyen en la sociedad medieval un
peligro permanente de anarquía. Como consecuencia de estos dos procesos, la
formación del Estado moderno viene a coincidir con el reconocimiento y con la
consolidación de la supremacía absoluta del poder político sobre cualquier otro
poder humano. Esta supremacía absoluta recibe el nombre de soberanía. Y
significa, hacia el exterior, en relación con el procéso de liberación, independencia;
y hacia el interior, en relación con el proceso de unificación, superioridad del
poder estatal sobre cualquier otro centro de poder existente en un territorio
determinado. "
Norberto
. Bobbio, "I ntroducción al De Cive ", en N. Bobbio, Thomas Hobbes,
México, FCE, 1 992, pág. 7 1 .
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NACIÓN y ESTADO EN I IJJ::ROAMf:RICA
J o s f: C A R L . O S C I I I A R A M O N T E
mos e n este trabajo es que, aun admitiendo que el ahondamiento los que lo empleaban lo hacían en otro sentido. Al respecto, la
en las dificultades que ofrece el concepto mismo de Estado con literatura política de los pueblos iberoamericanos no testimo
tribuye a facilitar la tarea, la mayor parte de los escollos que nia otra cosa que lo ya observado respecto de la europea y nor
complican las tentativas de realizar una historia de los Estados teamericana: sin perjuicio de la existencia en todo tiempo de
iberoamericanos provienen, sin embargo, de la generalizada grupos humanos culturalmente homogéneos, y con conciencia
confusión respecto del uso de época -de la época de la Inde de esa cualidad, la irrupción en la Historia del fenómeno políti
pendencia- de las nociones de nación y Estado, confusión en co de las naciones contemporáneas asoció el vocablo nación a
buena medida derivada de otra que atañe al concepto de nacio la circunstancia de compartir un mismo conjunto de leyes, un
nalidad. mismo territorio y un mismo gobierno.4 Y, por lo tanto, confe
Para expresarlo sintéticamente al comienzo de estas pági ría al, vocablo un valor de sinónimo del de Estado, tal como se
nas, la confusión es efecto del criterio de presuponer que la comprueba en la tratadística del derecho de gentes.5
mayoría de las actuales naciones iberoamericanas existía ya Este criterio, con diversas variantes, era el predominante
desde el momento inicial de la Independencia.3 Si bien este cri también en Iberoamérica. El famoso venezolano residente en
terio ha comenzado a abandonarse en la historiografía de los Chile, Andrés Bello, hacía explícita en 1832 la misma sinonimia
últimos años, lo cierto es que persisten sus efectos, en la medi en su tratado de derecho de gentes:
da en que ha impedido una mejor comprensión de la naturaleza
de las entidades políticas soberanas surgidas en el proceso de "Nación o Estado es una sociedad de hombres que tiene por ob
las independencias. Esto se observa en la falta de atención que jeto la conservación y felicidad de los asociados; que se gobierna
se ha concedido a cuestiones como la de la emergencia, en el por las leyes positivas emanadas de ella misma y es dueña de
momento inicial de las independencias, de entidades sobera una porción de territorio."6
nas en el ámbito de ciudad o de provincias, y sus peculiares prác
ticas políticas. Circunstancia que, para un intento comparativo Asimismo, y con mayor nitidez, puede encontrarse este tí
como el de este trabajo, obliga a recurrir predominantemente a pico enfoque de época en el texto, de 1823, del profesor de de
la información contenida en la historiografía del siglo XIX o de recho natural y de gentes en la Universidad de Buenos Aires,
la primera mitad del pasado. Antonio Sáenz, quien amplía la sinonimia hasta comprender el
Se trata, en suma, de las derivaciones aún vigentes del cri concepto de sociedad: "La Sociedad llamada así por antonoma
terio de proyectar sobre el momento de la Independencia una sia se suele también denominar Nación y Estado". Y define este
realidad inexistente, las nacionalidades correspondientes a cada concepto de sociedad-Estado-nación de la siguiente manera,
uno de los actuales países iberoamericanos, y en virtud de un prosiguiendo el párrafo anterior sin solución de continuidad:
concepto, el de nacionalidad, también ignorado entonces. en el
uso hoy habitual, según hemos visto en el capítulo anterior. Un "Ella es una reunión de hombres que se han sometido volunta
concepto que se impondría más tarde; paralelamente a la difu riamente a la dirección de alguna suprema autoridad, que se lla
sión del romanticismo, y que en adelante ocuparía lugar cen ma también soberana, para vivir en paz y procurarse su propio
tral en el imaginario de los pueblos iberoamericanos y en la bien y seguridad. "7
voluntad nacionalizadora de los historiadores.
Hacia 1810, el utillaje conceptual de las elites iberoameri Se trata de un criterio que los letrados asumían durante
canas ignoraba la cuestión de la nacionalidad y, más aún, utili sus estudios y que domina la literatura política de la época, lo
zaba sinonímicamente los vocablos de nación y Estado. Esto se que explica la soltura con que la Gazeta de Buenos Ayres, se
suele desconocer por la habitual confusión de lectura consis gún vimos en el capítulo anterior, aludía en 1815 al concepto de
tente en que ante una ocurrencia del término nación lo asocie nación.8 Enfoque que adquiere una formulación significativa si
mos inconscientemente al de nacionalidad, cuando en rea lidad bien menos frecuente en la primera Constitución iberoameri-
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J o s ¡;; C A R L O S C I I I A R A M O N T E NA 'IÓN Y ESTAOO EN IUEROAM ¡;; R ICA
cana, la venezolana de 1811, cuando en uno de sus artículos, uso romántico de vocablos como historia, pueblo, raza u otros,
que ya hemos citado, el sujeto que define como entidad inde En síntesis, constituir una nación era organizar un Estado me
pendiente y soberana no es una nación ni un Estado, sino una diante un proceso de negociaciones políticas tendientes a con
soberanía. ciliar las conveniencias de cada parte, y en las que cada grupo
Se me perdonará esta insistencia en cuestiones de voca participante era firmemente consciente de los atributos que lo
bulario político; más aún, luego de haber manifestado tal dis amparaban según el derecho de gentes: su calidad de persona
tanciamiento respecto de la necesidad de definiciones como moral soberana, su derecho a no ser obligado a entrar en aso
punto de partida. Pero con esta discusión terminológica, lo que ciación alguna sin su consentimiento -clásica figura ésta, la
buscamos no es arribar a una nueva definición de ciertos con del consentimiento, sustancial a los conflictos políticos del
ceptos, sino aclararnos con qué sentido lo usaban los protago período- y su derecho a buscar su conveniencia, sin perjuicio
nistas de esta historia y, asimismo, gracias a ello, evitar el clá de la necesidad de conciliarla, en un proceso de negociaciones
sico riesgo de anacronismo por proyectar el uso actual de esos con concesiones recíprocas, con la conveniencia de las demás
términos -especialmente en cuanto a la neta distinción de Es partes.lO
tado y nación, y al nexo de este último concepto con el de na Antes de examinar algunos ejemplos que nos ayudan a
cionalidad- sobre el de aquella época. Porque si bien es cierto comprender estos rasgos que sustentaban las prácticas políti
que el no detenerse sobre una pretensión de exacta definición cas de la época, agreguemos una observación más: que aun cuan
de ciertos conceptos clave ayuda a no obstaculizar la investiga do parte de los actores políticos de la primera mitad del siglo
ción con vallas insalvables -dada la disparidad de criterios de XIX leían con simpatía y solían citar a los autores de las mo
los especialistas sobre esos términos-, o con la peor solución dernas teorías del Estado, por lo general en su acción política
de adoptar alguna definición por razones convencionales, esta no partían, pues no tenían en verdad de donde hacerlo, de una
mos ante un tema cuyo concepto central, el de Estado, ha sido composición de lugar individualista, atomística, del sujeto de
una de las muletillas más frecuentadas por los historiadores la soberanía, sino de la realidad de cuerpos políticos, con todo
para designar realidades muy distintas: gobiernos provisorios, lo que de valor corporativo tiene la expresión que utilizamos.
alianzas transitorias y otros expedientes políticos circunstan Un elocuente testimonio de esto, pese a lo paradójicamente he
ciales. Como lo hemos observado en un trabajo respecto del Río terogéneo que resulta, es el ya citado texto del guatemalteco
de la Plata, entre 1810 y 1820, lejos de encontrarnos ante un José Cecilio del Valle que definía Estado como reunión de indi
Estado rioplatense estamos ante gobiernos transitorios que se
\�
viduos y nación como sociedad de provincias.
suceden en virtud de una proyectada organización constitucio Las sociedades formadas por individuos; las naciones, por
nal de un nuevo Estado que, o se posterga incesantemente, o provincias ... Estamos entonces en un mundo en el que, si bien
fracasa al concretar su definición constitucional. Una situación circulan desde hace tiempo las concepciones individualistas y
por lo tanto, de provisionalidad permanente, que une débil� atomísticas de lo social, la realidad sigue transcurriendo gene
mente a los pueblos soberanos, y no siempre a todos ellos.9 ralmente por otros carriles y los proyectos de organizar ciuda
En la perspectiva de la época, entonces, la preocupación danías modernas en ámbitos nacionales, o se estrellan ante el
por la nacionalidad estaba ausente. La formación de una na fuerte marco local de la vida política, o tienden a conciliar muy
ción o Estado era concebida en términos racionalistas y con dispares nociones políticas, tal como se refleja en el texto de
tractualistas, propios de una antigua tradición del iusnatura del Valle. Nuestro propósito es, entonces, comprender mejor la
lismo europeo y predominante en los medios ilustrados del si naturaleza de esos cuerpos políticos a los que Bobbio alude en
glo XVIII. No entonces como un proceso de traducción políti la cita del epígrafe como fuente de esa temible anarquía, pre
ca de un mandato de entidades más cercanas al sentimiento ocupación fundamental en la teoría moderna del Estado. Esos
que a la razón, tales como las que se invocarían, luego, a partir "cuerpos intermedios" entre los que se incluyen las ciudades y
de la difusión del principio de las nacionalidades, mediante el provincias con pretensiones soberanas, las que con una percep-
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J o s !? C A R L O S C H I A RA M O N T E ----___ NACIÓN y ESTADO EN IBEROAM !?RICA
ción histórica distorsionada, construida a partir del postulado ilegitimidad de su iniciativa, que intentaba disculpar recono
de la indivisibilidad de la soberanía, vieron rotuladas sus de ciendo la necesidad de una posterior participación de las de
mandas con los conceptos de "localismos", "regionalismos" u más ciudades novohispanas. Pues lo que proponía, según el Acta
otros similares. En definitiva, no otra cosa que una anacrónica del Cabildo, era
interpretación derivada del triunfo del Estado nacional mo
derno. " .. . 'la última voluntad y resolución del reino que explica por
medio de su metrópoli ... ínterin las demás ciudades y villas y los
estados eclesiástico y noble puedan ejecutarlo de por sí inme
LA EMERGENCIA DE LOS " PUEBLOS " SOBERANOS diatamente o por medio de sus procuradores unidos con la capi
tal'."lS
Mientras en las colonias portuguesas la Independencia era
facilitada por la continuidad monárquica, el mayor problema Pero era la unilateralidad de su decisión la que serviría,
que enfrentaban los líderes de los movimientos de independen como en otras comarcas hispanoamericanas, para impug
cia hispanoamericanos era el de la urgencia de sustituir la legi narla.
timidad de la monarquía castellana." Desde la Nueva España Sustentadas entonces por una antigua tradición hispáni
hasta el Río de la Plata, como es sabido, la nueva legitimidad se ca, pero sobre todo alentadas por el ejemplo de la insurgencia
buscó por medio de la prevaleciente doctrina de la reasunción de las ciudades españolas ante la invasión francesa, las respues
del poder por los pueblos. Concepto éste, el de pueblo, por lo tas americanas a la crisis de la monarquía castellana, al ampa
común sinónimo del de ciudad.'2 ro de esa doctrina, se expresan en las iniciales pretensiones au
Una de las razones que explican esta emergencia de lo que tonómicas de las ciudades, pretensiones que van del simple au
la vieja historiografía llamó equívocamente "ámbito municipal" tonomismo de unas en el seno de la monarquía, hasta la inde
de la Independencia es esta concepción de la legitimidad del pendencia absoluta de otras. En estas primeras escaramuzas,
poder, prevaleciente en la época. Como lo expresara el apode que se repetirán en el Río de la Plata, Chile, Venezuela y Nueva
rado del Ayuntamiento de México en 1808, " ... dos son las auto Granada, están ya esbozados algunos de los factores, y escollos,
ridades legítimas que reconocemos, la primera es de nuestros del proceso de construcción de los posibles nuevos Estados. El
soberanos, y la segunda de los ayuntamientos . .. "'3 La iniciativa primero, conviene insistir, el problema de la legitimidad del nue
del Ayuntamiento mexicano para liderar la constitución de una vo poder que reemplazaría al del monarca, marcaría el cauce
nueva autoridad en la Nueva España chocó con el apoyo que la principal en que se desarrollarían las tentativas de conforma
mayor complejidad de la sociedad en los pueblos novohispanos ción de los nuevos Estados y los conflictos en torno a ellas. Ya
ofrecía a la postura antagónica del virrey y "del Real Acuerdo. fuera durante el tiempo, de variada magnitud según los casos,
Por una parte, se revivió la idea de la convocatoria a Cortes en que el supuesto formal fue el de actuar en lugar, o en repre
novohispanas, en la que participarían, además de las ciudades, sentación, del monarca cautivo, ya cuando se asumiera plena
la nobleza y el clero. Por otra, se esbozó un conflicto que se re mente el propósito independentista, la doctrina de la reasunción
petiría a lo largo de todos los movimientos de independencia del poder por los pueblos, complementaria de la del pacto de
hispanoamericanos: el de la pretensión hegemónica de la ciu sujeción, fundamentaría la acción de la mayor parte de los par
dad principal del territorio, frente a las aspiraciones de igual ticipantes de este proceso .
dad soberana del resto de las ciudades. Así, al consultar el vi Frente a ella, las ciudades principales del territorio -San
rrey Iturrigaray al Real Acuerdo, éste denunció, entre otras co ta Fe de Bogotá, Caracas, Buenos Aires, Santiago de Chile, Méxi
sas, que el Ayuntamiento de México había tomado voz y repre co ... -, sin perjuicio de haberse apoyado inicialmente en esa
sentación de todo el reino.'4 doctrina, darían luego prioridad al concepto de la primacía que
Al Ayuntamiento mexicano no se le escapaba el riesgo de les correspondía como antigua "capital del reino" -según len-
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J o s tl C A R L O S C H I A R A M O N T Il NA 'IÓN Y ESTADO flN I IlEROAM Il.RICA
guaje empleado en Buenos Aires y en México.'6 Y, consiguien frentamientos meramente facciosos haya podido ocultar su
temente, los conflictos desatados por esta autoadjudicación del sustancia.
papel hegemónico en el proyectado proceso de construcción de La antigua tradición que explicaba el origen del poder como
los nuevos Estados, frente a la pretensión igualitaria de las de una facultad soberana emanada de la diviriidad, recaída en el
más ciudades fundada en las normas del derecho de gentes "pueblo" y trasladada al príncipe mediante el pacto de sujeción,
-cimiento de lo actuado en esta primera mitad del siglo-, cu al dar lugar a la figura de la retroversión del poder al pueblo
brirían gran parte de las primeras décadas de vida indepen -en casos de vacancia del trono o de anulación del pacto por
diente. causa de la tiranía del príncipe-, devino inevitablemente en
Sin embargo, hay todavía otros matices, como la concilia Iberoamérica en una variante por demás significativa, expresa
ción de posturas autonomistas con el apoyo a los proyectos cen da por el plural pueblos. La literatura política del tiempo de la
tralizadores, en la medida en que en realidad, asumida la nece Independencia aludía, justamente, a la retroversión del poder
sidad de abandonar una existencia independiente definitiva por a "los pueblos", en significativo plural que reflejaba la natura
parte de las "soberanías" que se consideraban muy débiles para leza de la vida económica y social de las Indias, conformada en
perseverar en tal objetivo, autonomía de administración local y los límites de las ciudades y su entorno rural, sin perjuicio de
Estado centralizado no resultaban incompatibles. En primer los flujos comerciales que las conectaban. Esos pueblos que ha
lugar, cabe advertir que tanto en Buenos Aires, como en la Nueva bían reasumido el poder soberano se habían también dispuesto
Granada o en México, parte de las ciudades y provincias, así de inmediato a unirse con otros pueblos ámericanos en alguna
como de los líderes políticos considerados federales, solían afir forma de Estado o asociación política de otra naturaleza, pero
mar su autonomía soberana sin perjuicio de someter la regula que no implicara la pérdida de esa calidad soberana.
ción de los alcances de esa calidad a la posterior decisión del Esta tendencia a preservar la soberanía de los "p ueblos"
conjunto de los pueblos soberanos reunidos en congreso. Pero, dentro de los posibles Estados por erigir, si bien se apoyaba na
asimismo, respecto de lo afirmado en el comienzo de este pá turalmente en una antigua tradición doctrinaria y una no me
rrafo, existieron casos en que un celoso autonomismo iba uni nos antigua realidad de la monarquía castellana -cuyo poder
do a posturas favorables a un Estado unitario. Tal como el de la soberano se ejercía sobre un conjunto de "reinos" o "provin
pequeña ciudad de Jujuy, en el noroeste rioplatense que, ya en cias" muchos de los cuales conservaban su ordenamiento jurí
un comienzo, en 1811, reclamaba su autonomía sin perjuicio de dico político en el seno de la monarquía-, era sin embargo im
admitir, respecto del gobierno general del Río de la Plata, una pugnable por doctrinas propias de corrientes más recientes del
organización centralizada y el papel rector de Buenos Aires. iusnaturalismo, que forman parte de la teoría moderna del Es
Jujuy defendía su autonomía frente a Salta, la ciudad principal tado, las que postulaban la indivisibilidad de la soberaníayjuz
de la Intendencia de Salta de Tucumán, y parece haber evalua gaban su escisión, territorial o estamental, como una fuente de
do que la adhesión a la política de Buenos Aires era una defen anarquía.'7
sa contra la ciudad rival, de cuya tutela logrará emanciparse El dogma de la indivisibilidad de la soberanía se encarna
recién en 1834 al formar su propio Estado. ba en elites políticas de las ciudades capitales -a veces con apo
El conflicto desatado por las encontradas posturas ante yo en parte de las elites de otras ciudades- que proyectaban la
la emergencia de las "soberanías" independientes se prolongó organización de un Estado centralizado bajo su dirección; aun
en otro, más doctrinario, que se conformó como una pugna que para las fuerzas rivales del resto de las ciudades, la posible
entre las denominadas tendencias centralistas y federalistas. modernidad de aquella postura no se distinguía muy bien de lo
Conviene detenerse en su trasfondo por cuanto fundamentará que algunas denunciaban como un "despotismo" heredero del
gran parte del debate político del período y nos proporciona de la monarquía. De tal manera, frente a la emergencia de las
la definición más sustancial de la naturaleza de las fuerzas en tendencias centralizadoras en las ciudades capitales, las pro
pugna, por más que la prolongación de ese conflicto en en- puestas iniciales de las otras ciudades apelaron a la figura de la
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Y liN
J o s t CA R L O S C I I I A R A M O N T E -------
NA I Ó N ESTADO hlllROAM e.RI A -------
confederación. Así se dio en prácticamente casi toda Hispano en Estados fue facilitada en México por la existencia, desde tiem
américa, como lo muestran los casos de México, la Nueva Gra pos de la Constitución de Cádiz, de las diputaciones provincia
nada, Venezuela, el Río de la Plata o Chile. les, las que tendieron a conformarse como gobiernos de sus j u
.
Como veremos más adelante, Asunción del Paraguay fue risdicciones, hasta su desaparición, reemplazadas por las legIs
una de las primeras en recurrir a la idea de una confederación laturas provinciales electas, entre 1823 y 1824!3
para defender su autonomía, en este caso frente a Buenos Ai Concordando con su postura adversa a esa tendencia, el
res. El programa del gobierno provisorio, publicado en un ban líder centralista mexicano fray Servando Teresa de Mier escri
do del 17 de mayo de 1811, prevé el futuro inmediato como una bía en abril de 1823 que la república a que todos aspiraban, unos
confederación. Y, poco después, en un oficio a Buenos Aires, la
Junta Provisional del Paraguay se pronunciaba por "la confe " .. .la quieren confederada y yo como la mayoría la quiero cen
deración de esta provincia con las demás de nuestra América, y tral la menos durante 10 Ó 20 años, porque no hay en las provin
prip.cipalmente con las que comprendía la demarcación del an cias los elementos necesarios para hacer cada estado soberano,
tiguo virreynato . "'8
. .
y todo se volvería disputas y divisiones."'4
En el otro extremo de Hispanoamérica, la postura de
Gómez Farías y otros liberales mexicanos en el Congreso de 1823 La oposición a la postura de preservar la calidad soberana
es claramente confederal. En junio de ese año, seis diputados, de las provincias o Estados mediante una confederación no en
entre ellos Gómez Farías, presentaron una propuesta de urgen frentaba solamente a los partidarios de un Estado centralizado
te adopción de medidas acordes con la tendencia a la "confede sino también a los líderes federales que concebían al federalis
ración" que domina, afirmaban, a la nación mexicana: al Congre mo a la manera de la segunda Constitución norteamericana, esto
so resta "terminar de una vez la revolución mexicana y dejando es, a los partidarios de lo que hoy se denomina Estado federal.
afianzado el gran pacto de confederación."19 En otra oportuni De modo que dentro de lo que la historiografía une con la co
dad, dentro del mismo congreso exponen el fundamento con mún denominación de "federalistas", en buena medida porque
tractualista de su criterio: la confusión estaba ya presente en el lenguaje de la época, de
bemos distinguir a quienes intentaban preservar sin mengua la
"Que es un equívoco decir que la soberanía de los estados no les soberanía de cada Estado o provincia en vías de asociarse a otras,
viene de ellos mismos, sino de la constitución general, pues, que de quienes pretendían organizar un Estado nacional con plena
ésta no será más que el pacto en que todos los estados soberanos calidad soberana, sin perjuicio de las facultades soberanas que
expresen por medio de sus representantes los derechos que ce se dejaban en manos de los Estados miembros!5
den a la confederación para el bien general de ella, y los que cada
uno se reserva. "'0
FEDERACIÓN, CONFEDERACIÓN, " GOBIERNO NACIONAL"
Las ciudades principales mexicanas formaron Estados cuya
mayoría proclamó su independencia, entendiéndola unos como De alguna manera, la comentada confusión no haría otra
compatible con la integración en una federación, y otros como cosa que prolongar la forma en que trataba el asunto la litera
"independencia absoluta", concepto eventualmente congruen tura política previa a la experiencia del constitucionalismo nor
te con el de confederación.21 Por ejemplo, leemos en la Consti teamericano. Tal como lo hace, por ejemplo, Montesquieu en
tución del Estado de Zacatecas, de 1825: "El Estado de Zacatecas una de las más recurridas fuentes del debate constitucional de
es libre e independiente de los demás estados unidos de la na aquellos tiempos, su Espíritu de las leyes!6 Hasta el momento
ción Mexicana, con los cuales conservará las relaciones que es en que la Constitución de Filadelfia inaugurara esa forma iné
tablece la confederación general de todos ellos."22 Por otra par dita de resolver el dilema de la concentración o desconcentra
te, es de advertir que la más temprana reunión de las ciudades ción del poder que conocemos como federalismo norteameri-
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Jose A IU.O � C l I l A K A M O N 'I' e
Y ESTADO l\N IUEKOAMIlRICA -------
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NA IÓN
cano -y que da origen a la aparición en la historia de un nuevo palabra nueva que debe expresar la cosa nueva no existe toda
sujeto de derecho internacional, el Estado federal-, los trata vía. "31 [subrayado nuestro]
distas políticos sólo utilizaban la palabra federalismo para re
ferirse a la confederación -unión de Estados independien
Posteriormente, a partir del estudio del proceso político
tes-, y utilizaban sinonímicamente los vocablos federación y
norteamericano l o s especialistas en derecho p o lítico
confederación.
elaborarán la dis;inción entre el concepto de federación y el
Por eso, encontramos en los editores norteamericanos de
de confederación, si bien encuentran t�davía serias �ific�ltade�
El Federalista una distinción de términos que puede sorpren
para definirlos y precisar su.s dife �encla� Y. Se �a dIscutIdo aSI
dernos. Se trata de su uso, al relacionarlos, con una acepción , como dlstmgUIr sus caracte
cómo definir la confederaclOn,
extraña a nuestro criterio actual : lofederal opuesto a lo nacio
rísticas'de la del Estado federal, cómo sortear la dificultad de
nal, entendiendo por "federal" lo confederal, y por nacional el
Estado federal que proponían sus autores. Por ejemplo, al con
la superposición del derecho i nternacional Y del. erecho �
interno que ella implica, cómo abordar la cuestlOn de la
siderar qué carácter de gobierno es el propuesto en la nueva
soberanía y la personalidad estatal, y ot:os problemas, to?-os
Constitución que habría de reemplazar a los Artículos de Con
estrechamente conectados entre sÍ. Segun un punto de VIsta
federación ... , Madison observa que, si se considera según sus
suficientemente comprensivo, la confederación sería " . . .una
fundamentos, el nuevo sistema seguiría siendo federal [esto es,
sociedad de Estados independientes, que poseen órganos
para nosotros, confederal] y no nacional [federal], dado que la
propios permanentes para la realización de un fin comú� .�'33
ratificación de la nueva Constitución sería efectuada no por los
En general, las consideraciones respecto de la confeder�clOn,
ciudadanos norteamericanos en cuanto tales, sino como pue
que en última instancia no hacen otra cosa que refleJ a� la
blo de cada Estado.27 ,
experiencia histórica conocida -lig� aquea, confederaclOn
La solución de compromiso del presidencialismo las
helvética' confederación norteamerIcana . . . -, subrayan
norteamericano, con su yuxtaposición de una soberanía nacional
cuestiones de la defensa y de la política económica en el origen
y de las soberanías estatales, solución empírica para superar la
de las confederaciones. Así como uno de sus rasgos caracterís
ineficacia de los Artículos de Confederación de 1 78 1 para
ticos, señalado por la mayoría de los autores que se o ��pan �el
organizar una nación, no correspondía a lo que la doctrina
tema, es que los Estados miembros de una confederaclOn retIe-
política entendía entonces por federalismo, en cuanto forma de
nen su soberanía externa.34
asociación política opuesta a la de unidad.28 Sólo muy avanzado Esta característica, propia de la confederación, de estar
el siglo XIX se comenzará a formular la diferencia entre ambas formada por Estados independientes, la encontramos señala
soluciones. En Estados Unidos, donde todavía a mediados de .
da tanto en los tratadistas actuales, como anterIormente en
ese siglo una figura como el ex vicepresidente Calhoum Montesquieu o en El Federalista. M ?ntesquieu � uzgaba que la
interpretaba a la Constitución de Filadelfia como confederal,29 confederación era una forma apropIada de gobIerno que reu
la percepción de la diferencia se impondrá recién en la segunda nía las ventajas interiores del republicano y l � s exteri? re s
mitad de la centuria. Al parecer, sólo en Alemania se dis .
del monárquico, y se refería a ella -en su lenguaje, la repubh
tinguieron tempranamente los conceptos d.e confederación y ca federativa- como "una sociedad constituida por otras so
Estado federa1.30 En realidad, ocurría lo que Tocqueville había ciedades" , y a sus miembros mediante conceptos como "cuer-
percibido, y formulado con mucha agudeza, respecto del uso - r�pu' bl'Icas " . 35 El Fe -
pos políticos", "sociedades " , " p�quena� .,
del término federalismo referido a los Estados Unidos de la confederaclOn
deralista citando a MontesqUIeu, deÍlma
América:
�
-la "re ública confederada"- "como 'una reunión de
"Así se ha encontrado una forma de gobierno que no sociedades ' o como la asociación de dos o más Estados en uno
era preci solo". En cuanto a las modalidades del Estado confederado,
samen te ni nacional ni federal; pero se han ,detenido
allí y la observaba a continuación que " .. .la amplitud, modalidades y
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J O S ll C A R LO S C H I A R A M O N TE NACiÓN y ESTADO EN I UEROAMllRICA
objetos de la autoridad federal, son puramente discrecionales". confederacionismo, federalismo. Tres tendencias que definirán
Pero, añadía, "mientras subsista la organización separada de gran parte de los conflictos desatados por las tentativas de or
cada uno de los miembros [ .. ] seguirá siendo, tanto de hecho
. ganizar los nuevos Estados que debían reemplazar al dominio
como en teoría una asociación de Estados o sea una confede hispano y que también se registran en la historia del Brasil, pese
ración."36 a las notorias diferencias con la de las ex colonias hispanoame
Esta confusión en la terminología política, que inaugura ricanas, que la continuidad monárquica favoreció allí.
el proceso norteamericano y que perdurará durante la mayor En el caso brasileño "la solución monárquica no fue la usur
parte del siglo XIX, se registra también, con pocas excepciones, pación de la soberanía nacional como arguyeron más tarde los
en la historia iberoamericana. La historia de la independencia republicanos", sino resultado de la decisión de parte de las elites
venezolana ofrece un buen testimonio de sus alcances. En brasileñas que aspiraban a formar un Estado centralizado y te
opinión de los partidarios de un Estado centralizado, habría sido mían que la vía republicana impidiese la unidad.42 La indepen
el federalismo de la Constitución de 1Bu la fuente
" de la anarquía dencia, entonces, no fue aquí tampoco producto de una aún
que impidió enfrentar la reacción española y terminó con la inexistente nación sino de los conflictos internos de Portugal.
Patria Boba, la primera república venezolana. Bolívar sostuvo La formación del Estado nacional sería así resultado de un pro
este criterio en varias oportunidades37 . Sin embargo, la historia ceso posterior desarrollado aproximadamente hacia 1840-
parece haber sido otra. Inmediatamente después de dado el 1850.43
primer paso hacia la independencia, la iniciativa tomada por el Es ya lugar común ádvertir que la transición al Brasil in I
I
Ayuntamiento de Caracas suscitó las clásicas desconfianzas de dependiente fue menos turbulenta que la de las ex colonias his
las otras ciudades recelosas de las pretensiones de hegemonía panas en virtud de la perduración de un poder legítimo, el de
de aquélla.38 Varias de ellas se apresuraron a darse un texto un miembro de la casa de Braganza. Pero si la continuidad pa
constitucional en el que próclamaron su autonomía soberana rece haber sido la característica del caso brasileño, en compa
-algún artículo de la Constitución del Estado de Barcelona llega ración con el de Hispanoamérica, es de tener en cuenta sin em
a calificarse de "nacional"39 - y entablaron un agudo pleito con bargo que esa continuidad no implicó un proceso de unidad
Caracas, al punto que algunas adhirieron al Consejo de Regen política. Advertía Sérgio Buarque de Holanda que en Brasil,
cia, prefiriendo una formal pleitesía a la distante autoridad " ... as duas aspira<;6es -a da independencia e a da unidade
peninsular que sujetarse a la más cercana y riesgosa de la ciudad nao nascem juntas e, por longo tempo ainda, nao caminham de
riva1.40 Cuando finalmente se promulga la Constitución, que maos dadas. "44 Entre otras razones, porque el Brasil colonial
delinea algo más cercano a un Estado federal que a una confe no difería de las colonias hispanas en cuanto a los rasgos de
deración, el resultado no podía menos que disgustar a las dispersión económica y social.45
ciudades celosas de su soberanía. Los conflictos, por lo tanto, Si bien el resultado final de la transición a la independen
parecen más bien haber sido producto de una reacción ante el cia sería el de un solo Estado soberano, surgieron también fuer
grado de centralización entrañado en la Constitución de 18u y tes tendencias autonómicas en varias regiones brasileñas, y al
no por influencia de la misma Y gunas de ellas con aspiraciones de independencia soberana. Tal
como ocurrió en el caso de la insurrección de Pernambuco en
1824 -cuyo líder, el sacerdote radical Frei Caneca, criticó el
EL CASO DEL BRASIL centralismo de la constitución de Pedro I porque, entre otras
cosas, "despojaba a las provincias de su autonomía" - que de
Tenemos entonces delineadas las distintas posiciones que sembocó en la proclamación de una república independiente
se enfrentan en el proceso de construcción de los futuros Esta denominada "Confederación del Ecuador".46 Al regreso de Juan
dos nacionales. Y hemos señalado que en buena medida remi VI a Portugal, en muchas provincias que habían formado Jun
ten a las distintas concepciones de la soberanía: centralismo, tas Gubernativas fieles a la corona predominaba el "espíritu 10-
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J o s l! C A R L O S C H I A R A M O N T E ------- N ACiÓN y ESTADO EN I IlEROAMIl. RICA -----
cal", que tendría reflejo en la actuación de los diputados a las amesquinhamento e até a urna nulifica�iio dos corpos municipais,
Cortes reunidas en Lisboa en enero de 1821. Por ejemplo, Diogo como se apenas nas primeiras se aninhase o princípio da
Antonio Feijó, importante líder liberal, sostuvo allí que los di autonomia regional."
putados no representaban a Brasil sino a sus provincias, las que
eran independientes entre sí: "Nao somos deputados do Brasil y agrega que se atribuy e " . . . aos homen s de 1834 o
[ ... ] porque cada província se governa hoje independente."47 aniquilamento dos corpos municipais, que tamanh a latitude de
Es así que el mismo espíritu que había aflorado en la re poderes tiveram nos séculos da coloniza�ao."s2
vuelta de Pernambuco se difundiría luego de la abdicación de Las reformas liberales, que culminaron en 1834, serían en
Pedro 1 ' en 1831, cuando "con la autoridad declinante del go realidad intermedias entre el centralismo y el autonomismo,
bierno central la lealtad de la mayoría de los brasileños se ca dado que alejaron definitivamente el riesgo de emergencia de
nalizó hacia la localidad . . " Esto conduciría a la monarquía fe
. soberanías independientes. El federalismo brasileño había ter
deral de 1834, cuya Constitución, si bien moderaba el federalis minado por asumir ese carácte r, federa l, alej ándose del
mo de un anterior proyecto de 1831, traducía el autonomismo confederacionis mo, en apoyo al nuevo Estado nacional y con
que ardía en las regiones.48 Por otra parte, las tendencias auto explícitas declaraciones de su intención de no repetir el proce
nómicas, expresadas por los políticos liberales, se reflejaron en so hispanoamericano. De manera que las expresiones sobera
las rebeliones urbanas que estallaron entre 1831 y 1835 Y en la nas del autonomismo local tuVieron corta vida y en vísperas de
declaración de su independencia por tres provincias: Pará (1836- promediar el siglo parecían ya superadas, con alguna transito
1840), Bahia (1837-1841) y Rio Grande (1835-1845). Asimismo, ria excepció n, como la de la riograndense República Farroupilha
ellas tendieron a fortalecer instituciones de gobierno 10ca1.49 entre 1835 y 1845·
En la detallada consideración realizada por Sérgio Buarque Por paradójico que parezca, los mismos factores que en
de Holanda de las reformas liberales, se puede observar un re muchas de las ex colonias hispanas llevaron a la autonomía o a
flejo de la importancia del llamado ámbito "municipal" como una unión confederal, en Brasil se orientaron hacia la organi
fundamento de las tendencias anticentralistas, así como el de zación de un Estado centralizado. Aunque las elites locales con
sarrollo de un proceso dirigido a su aniquilación. Éste es en parte servaron en su seno, eso sí, la potestad real que emanaba de su
similar al que conduciría a la supresión de los cabildos riopla poder económico y de la reciprocidad de servicios políticos con
tenses, entre 1820 y 1834, como imprescindible requisito para el gobierno centra1.53
la afirmación de unidades soberanas más amplias, dado que las
camaras habían tenido ya en tiempos coloniales amplios pode
res, con jurisdicción no limitada al ámbito urbano, tal como en EL CONFEDERACIONISMO PARAGUAYO
las provincias sudamericanas de la monarquía española. 50 Es
así que ya hacia 1828 las camaras brasileñas habían sido priva La idea de confederación caracterizó -y complicó- des
das de funciones políticas y judiciales, y limitadas a las sola de el inicio las relaciones entre la provincia del Paraguay y la
mente administrativas. Con un lenguaje muy similar al usado Buenos Aires revolucionaria. El recurso al principio de
en Buenos Aires, aparentemente por una también común in retroversión de la soberanía a los pueblos y la consiguiente
fluencia de Benjamín Constant, se afirmó que "o poder chamado igualdad de derechos entre las ciudades del ex Virreiriato se
municipal nao é poder entre nós" y se lo subsumió en el de las encuentran ya en el bando del 17 de mayo de 1811 -lanzado
Asambleas provinciales Y por la flamante Junta paraguaya- y todavía con mayor clari
dad en el oficio del 20 de julio del mismo año, documentos en
"Parece inegável -comenta Buarque de Holanda- que para cuya redacción intervino decisivamente el Dr. Francia. En este
real�ar a posi�iio das u nidades territoriais mais amplas, último se lee:
sucessoras das primitivas capitanias, tendera-se a um
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NACiÓN y ESTADO I,N hmROAM(;R1CA -------
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cuenta la formación en el derecho natural y de gentes de las "La confederación de esta provincia con las demás de nuestra
elites americ anas de los albore s del siglo XIX, la unión 'América, y principalmente con las que comprendía la demarca
confederal resultaba ser el modo más natural de conciliar las ción del antiguo virreinato, debía ser de un interés mas inme
prete ? siones autonó micas de ciudad es y/o provin cias, y la diato, mas asequible, y por lo mismo mas natural, como de pue
necesId ad de contrarrestar la debilid ad de esos nuevos sujetos blos no solo de un mismo origen, sino que por el enlace de parti
soberanos, así como los riesgos de conflictos entre ellos. Tal culares recíprocos intereses parecen destinados por la naturale
como la alianza o la confederación planteadas por el Paraguay za misma a vivir, y conservarse unidos ... "61 ,
buscab a salvagu � rdar sus derech os sobera nos a la vez que
protegerse de los mtentos de Buenos Aires por subordinarlo. A pesar del tratado firmado, las relaciones con Buenos
Lo� t��tos re�a�ivos a las iniciales propuestas paraguayas Aires se caracterizaron por las tensiones constantes originadas
de aSOClaC lOn pohtIc a que se conservan poseen las misma s por el incumplimiento recíproco de las cláusulas acordadas. La
caracterí�t� cas de las iniciativas confederales sourgidas en toda renuencia del Paraguay al enVÍo de auxilios militares, la subsis
Iberoamenca a partir de los primeros intentos independentistas. tencia de impuestos a la yerba y el tabaco y los obstáculos para
El fundamento de ellos, más allá del grado de conocimiento de la el arribo de armas a aquella provincia provocaron finalmente
experiencia norteamericana -que por otra parte fue en todas la ruptura entre ambos gobiernos .
partes de Iberoamérica mucho mayor de lo que la historiografía Sin embargo, las autoridaqes porteñas propiciaron e l res
respectiva había supuesto-, era el derecho natural y de gentes, tablecimiento de las relaciones bilaterales y, con el pretexto de
base de la conduc ta política de ese entonce s. El objeto del la reunión de la Asamblea General Constituyente, enviaron a
Congreso General de las Provincias propuesto por Buenos Aires Nicolás Herrera con el propósito de lograr la anexión de la pro
a juicio de quienes el 9 de junio de 18u separaron del mando ai vincia del Paraguay a las demás rioplatenses. La negativa podía
goberna dor Bernard o Velazco, debía ser el de "formar una significar para Paraguay la asfixia económica. Pese a las pre
asociación justa, racional, fundada en la equidad y en los mejores siones, el congreso convocado el 30 de septiembre de 1813 para
principios de derecho natural, que son comunes a todos ... "59 tomar una determinación al respecto no sólo desestimó aquella
Entre esos principios de derecho natural figuraba en pri posibilidad, sino que dictó un reglamento que estableció, entre
mer término el del consentimiento, requisito ineludible para otros puntos, el reemplazo de la voz provincia por la de repú
que cada parte de una nueva entidad política fuera incluida en blica para la denominación del nuevo Estado, la creación de un
ella, así como la formalización del pacto de sociedad necesario Poder Ejecutivo integrado por dos cónsules, y la adopción de
para darle forma. Tales rasgos iusnaturalistas se observan tam una bandera y un escudo.
bién en la resolución del Congreso General de la Provincia re No obstante la mala acogida de su misión y su rotundo
unido en Asunción el 17 de junio de 18u, que manifiesta la dis fracaso, Herrera intentó convencer sin éxito al Dr. Francia, en
posición del Paraguay de establecer no sólo relaciones de amis ejercicio del consulado, sobre las ventajas de renovar el tratado
tad con Buenos Aires "y demás provincias confederadas, sino del 12 de octubre de 18u o al menos el mantenimiento de la
que también se una con ellas para el efecto de formar una so negociación a través de plenipotenciarios. La política exterior
ciedad fundada en principi os de justicia , de equidad y de igual de Francia se caracterizó de allí en más por el aislamiento di
dad".60 plomático y el principio de no intervención. Así, los pedidos de
Estos principios confederales, incluido el requisito de pre alianza de Artigas para enfrentarse con Buenos Aires, luego del
via ratificación, por las partes confederadas, de las resolucio rechazo de los diputados orientales por parte de la Asamblea
nes del proyectado Congreso General de las Provincias, son rei Constituyente, merecieron la misma negativa. Francia se abs
terados en la más conocida nota del 20 de julio, atribuida al Dr. tuvo de participar en el conflicto y limitó su acción al ofreci
Francia, en la que se lee: miento de mediación y buenos oficios.
En 1815 Alvear impulsó la reanudación de las relaciones
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con el Paraguay e incluso invitó a su gobierno a enviar una vez estas autoridades permanecía demasiado tiempo en sus
más un diputado al Congreso de Tucumán. Francia contestó que cargos. 63 •
la propuesta podía resultar insultante, Un índice del poco transformado sustrato de la VIda
política paraguayo luego de la muerte del Dr. Francia, lo ofrece
" . . . porque pretender que una República independiente envíe la persistencia del papel político del cabildo de Asunción.
Diputados a un Congreso de los Provincianos de otro Gobierno, Cuando muerto Francia se suceden tres gobiernos provisorios,
que precisamente ha de ser mayor en número : es un absurdo, y el Congreso de 1 8 4 1 que organiza el segundo gobierno consular
un despropósito de marca ... "62 resuelve que, en caso de discrepancia entre los dos cónsules de
la República que tendrían a su cargo el gobierno, "la dirimirá el
En la década del 20 las misivas del gobernador bonaerense Presidente del cuerpo municipal", así como si uno de los
Martín Rodríguez y de su ministro Rivadavia, así como las del cónsules estuviera impedido de ejercer sus funciones judiciales,
gobernador correntino Pedro Ferré, formuladas en distintas lo reemplazaría en causas graves un juzgado eventual formado
oportunidades, fueron ignoradas por el Dr. Francia. En 1830 por el otro cónsul, uno de los alcaldes ordinarios y el procurador
Rosas le envió una carta por conducto de Policarpo Arozena, general de la ciudad [q.e Asunción] .64
quien logró llegar a Asunción y entrevistarse con él. Sin
embargo, debió salir al día siguiente de territorio paraguayo y
nunca se supo qué se trató en esa conversación. Ésta fue la EL DERECHO NATURAL Y DE GENTES EN EL IMAGINARIO
última tentativa rioplatense de acercamiento. POLíTICO DE LA ÉPOCA
A la vez, la organización interna del Paraguay no se ajustó
ni a las formas federales ni a las confederales. En cambio, un Para poder comprender el significado de época de esta va
fuerte centralismo, reforzado por el control personal que ejerció riedad de formas de concebir el derecho a la autonomía política
sobre todos los asuntos del Estado, caracterizó la política interna por las ciudades y provincias que se calificaban a sí mismas de
durante la gestión del Dr. Francia. Los cabildos de Asunción y "americanas", formas que van de la simple autonomía, a la in
Villarrica -que eran las principales ciudades del Estado dependencia a secas o a la independencia "absoluta", y para
fueron suprimidos en 1824, y sólo subsistieron los existentes explicarnos asimismo el hecho de que no se veía contradicción
en las poblaciones de menor importancia. De tal manera, alguna en conjugar esas tendencias autonómicas o indepen�en
dejaron de existir las únicas instancias sobre l a s que podría tistas con la búsqueda de integración política en pactos, hgas,
haberse fundado una estructura federal o confedera!. confederaciones, o en Estados federales o unitarios -estos úl
La exigua burocracia estaba compuesta por un ministro timos denominados comúnmente "centralizados"-, es necesa-
del tesoro y su asistente, y un secretario de gobierno. En los rio recordar las peculiaridades de las concepciones que guia
centros de mayor población se hallaban los comandantes ban entonces las prácticas políticas. Pues más allá de prestigio-
político-militares, quienes ejecutaban en su j u risdicción las
órdenes de Francia. En las zonas de frontera o de contacto
comercial con el exterior (Itapúa y Pilar) las autoridades
sas referencias a autores célebres, hay que advertir la existen-
cia de un trasfondo común de doctrinas y pautas políticas, \\
conformadoras del imaginario de la época, que los letrados ha
tomaban el nombre de subdelegados, que mantenían una fluida bían absorbido en sus estudios universitarios, en las aulas o
y detallada correspondencia con el Dr. Francia. Paulatinamente, fuera de ellas, y transmitido en escritos, tertulias, periódicos,
las demás funciones de gobierno fueron quedando a cargo de ceremonias y otras formas de difusión del pensamiento de ese
jueces de distinta clase, que resolvían asuntos de carácter entonces. Se trata de las pautas del derecho natural y de gen
judicial y administrativo. Las apelaciones y los casos de traición, tes, el que, lejos de conformar solamente un capítulo de la his
conspiración o robos infames eran delegados directamente al toria de las doctrinas jurídicas, constituyó, en tiempos en que
Supremo. Al igual que la oficialidad del ejército, ninguna de aún no habían nacido la sociología ni las hoy denominadas cien-
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cias políticas, el fundamento del derecho político y, por l o tan "Las Naciones o los Estados soberanos, siendo personas noto
to, de las prácticas políticas de la época.65 riamente morales son de una naturaleza y organización, aunque
Sin perjuicio de distinguir las variantes, a veces antagóni análoga pero distinta de cada Individuo particular. . . "
cas, de algunas concepciones de ese derecho, variantes que no
dejaron de reflejarse en los antagonismos políticos desatados Y, por su parte, el venezolano Andrés Bello explicaba:
por las independencias iberoamericanas, es preciso advertir la
existencia de un campo compartido de supuestos políticos. Es "La cualidad especial que hace a la nación un verdadero cuerpo
de notar así que, mientras buscamos en las páginas de los pe político, una persona que se entiende directamente con otras de
riódicos de ese entonces las menciones de aquellos más conoci la misma especie bajo la autoridad del derecho de gentes, es la
dos autor�s cuya influencia nos interesa verificar, o los .párra facultad de gobernarse a sí misma, que la constituye indepen
fos que la testimonian aun sin nombrarlos, se nos escape una diente y soberana."66
frase, casi una muletilla, frecuentemente repetida: "lo que co
rresponde por derecho natural", o "en virtud del derecho natu Congruentemente con este criterio, se entendía que todas
ral", u otras variantes de lo mismo, así como la recurrencia a las naciones eran iguales entre ellas, independientemente de
autores hoy poco recordados, de lugar secundario en los ma su tamaño y poder. En virtud del derecho natural, escribía el ya
nuales de historia de las doctrinas políticas, si se atiende al si citado Vattel, "una pequeña república no es menos un Estado
tio concedido a Hobbes, Locke o Rousseau, pero entonces auto soberano que el reino más potente". Y Sáenz afirmaba que el
ridades indiscutidas, como el citado Vattel. derecho mayestático " ... tanto le corresponde a una pequeña
¿Qué era el derecho natural en la época? ¿Cómo podemos República cual la de San Martín [sic: ¿San Marino?] como al
conocer mejor la concepción de aquello que, por constituir el imperio de Alemania ... " Y lo mismo apuntaba Bello:
fundamento de la comunidad y de sus relaciones con otras, po
cas veces se lo hacía objeto de algo más que una simple men "Siendo los hombres naturalmente iguales, lo son también los
ción? Para tal propósito, los manuales de derecho natural y de agregados de hombres que componen la sociedad universal. La
gentes utilizados en las universidades, tales como los ya cita república más débil goza de los mismos derechos y está sujeta a
dos más arriba, son una excelente vía de acceso a las concep las mismas obligaciones que el imperio más poderoso." 67
ciones que fundamentaron gran parte del proceso de formación
de los Estados del período. Ante todo, porque si atendemos a lo Esta conciencia de la igualdad de derechos en su relación
ya apuntado respecto a la inexistencia de una "cuestión de na con las demás entidades soberanas, independientemente de las
cionalidad" en el proceso de formación de los nuevos Estados, diferencias de tamaño, riquezas y poder, es uno de los puntales
se explicará mejor esta proliferación de "repúblicas", "pueblos de las prácticas políticas del período y alienta la sorprendente
soberanos", "ciudades soberanas", "provincias/Estados sobera emergencia de esas ciudades que, como la citada Jujuy de 1811,
nos", empeñados en defender su autonomía y amparar su inte quería ser "una pequeña república que se gobierna a sí misma".
gridad, sin perjuicio de su voluntad de unión con otras simila Dado que, como argüía Bello ...
res entidades soberanas.
En primer lugar, recordemos que, según el derecho de "Toda nación, pues, que s e gobierna a s í misma, bajo cualquiera
gentes, todas las naciones o Estados eran "personas morales", forma que sea y tiene la facultad de comunicar directamente con
a las que, en cuanto tales, les eran también pertinentes las las otras, es a los ojos de éstas un estado independiente y sobe
normas del derecho natural. Escribía el ya citado catedrático rano."68
de derecho natural y de gentes de la Universidad de Buenos
Aires: El concepto es el de una antigua tradición del derecho de
gentes, que Bodino explicaba de una manera que puede sorpren-
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Jose CARLOS CIII ARAMONTE ------- NA ·IÚN Y ESTADO EN 18EROAM�RICA
demos: mientras haya un poder soberano, fuere individual o blos soberanos que en la medida en que perciben los riesgos de
colectivo, existe una república, la cual debe contar, al menos, una subsistencia independiente, dada la debilidad de sus re
con un mínimo de tres familias, compuestas éstas con un míni cursos económicos y culturales, tienden a alejarse de la aspira
mo de cinco personas ... 69 Es decir, una república soberana po ción a la "independencia absoluta" para asociarse a aquellos con
día existir con un mínimo de quince personas ... quienes tienen mayores vínculos, sin resignar su condición de
Se trataba de una independencia que no impedía la inser personas morales y el amparo del principio del consentimien
ción en una entidad política mayor. Así Bello enumeraba, luego to para su libre ingreso a alguna nueva forma de asociación
de lo recién citado, una variedad de formas que podía adquirir política.
esa calidad soberana, inventario que nos ayuda a comprender Pero aproximadamente luego de 18 3 0 se registra ya el in
lo limitado de la tradicional restricción de alternativas a la di flujo del principio de las nacionalidades y comienzan a formu
cotomía de colonia o país independiente: larse proyectos de organización o de reforma estatal en térmi
nos de nacionalidad. Congruentemente, los intelectuales insta
"Deben contarse en el número de tales [estados independientes larían esa cuestión en la cultura de sus respectivos países, y la
y soberanos] aun los estados que se hallan ligados a otro más preocupación por la existencia y las modalidades de una nacio
poderoso por una alianza desigual en que se da al poderoso más nalidad sería de allí en más predominante en el debate cultu
honor en cambio de los socorros que éste presta al más débil; los ral. Sin embargo, a excepción de Brasil, el resto de los pueblos
que pagan tributo a otro estado; los feudatarios, que reconocen iberoamericanos poseía un serio obstáculo para reunir las con
ciertas obligaciones de servicio, fidelidad y obsequio a un señor; diciones exigidas por aquel principio. Y testimoniarían, pero en
y los federados, que han constituido una autoridad común per esto también como Brasil, que en realidad sus respectivas na
manente para la administración de ciertos intereses; siempre que cionalidades, y su figura en el respectivo imaginario, son un pro
por el pacto de alianza, tributo, federación o feudo no hayan re ducto, no un fundamento, de la historia del surgimiento de los
nunciado la facultad de dirigir sus negocios internos, y la de en Estados nacionales. El obstáculo, paradójicamente, no era el de
tenderse directamente con las naciones extranjeras. Los estados no poseer rasgos definidos de homogeneidad cultural sino el de
de la Unión Americana han renunciado a esta última facultad, y compartirlos de un extremo al otro del continente.?' Si el prin
por tanto, aunque independientes y soberanos bajo otros aspec cipio de las nacionalidades hubiera debido aplicarse no podía
tos, no lo son en el derecho de gentes. "?O ser de otra forma que en una sola nación hispanoamericana.
Esto, aclaro, no significa que considere factible tal proyecto y
De tal manera, tenemos algunos de los hilos fundamenta lamente su no concreción.?2 Pues tal como lo veían ya los pri
les para entender mejor el proceso de organización de los nue meros líderes de la Independencia, una nación hispanoameri
vos Estados iberoamericanos. La definición de una legitimidad cana era imposible por razones prácticas concernientes princi
política a partir de la doctrina de la reasunción del poder por palmente a la enorme extensión del territorio, la irregularidad
los pueblos, la adopción de un estatuto de autonomía fundado de la demografía y al estado de las comunicaciones.
en la calidad soberana que aquella doctrina suponía y, a partir
de allí, la búsqueda de una mayor fortaleza y defensa ante el
mundo exterior a Iberoamérica, o ante los propios pueblos ve ESTADO NACIONAL Y FORMAS DE
cinos, mediante una variedad de soluciones políticas que iban REPRESENTACIÓN POLÍTICA
del extremo de las simples alianzas transitorias al del Estado
unitario. Una visión tradicional de este proceso atribuía al sen Si abandonamos entonces la obsesión por la cuestión de
timiento de la nacionalidad la formación de esas diversas enti la nacionalidad, se hacen más comprensibles las pautas que
dades estatales que reunirían a las "soberanías" menores. Pero guiaban la conducta política de los pueblos iberoamericanos.
una interpretación más verosímil muestra un conjunto de pue- Cómo proteger la autonomía dentro de la asociación política
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J o s /! C A R L O S C I I I A R A M O N l' E NA 'ION Y ESTADO EN I IIJ¡ROAMItR ICA
por constituir, cómo ingresar a ella con libre consentimiento imperativo y proponía considerar a los diputados como
-preservando la calidad de persona moral que confería un es representantes de la nación:
tatuto de igualdad a todas las partes, independientemente de
su poderío real-, cómo armonizar la soberanía de las partes "Al pueblo se le ha de conducir, no obedecer. Sus diputados no
\ del Congreso Constituyente de 1823, impugnaba el mandato lo que la mayoría resuelva sin protestas ni reclamos."
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NA 'IÓN Y ESTADO EN IUEROAMIl RICA
Jos� CARLOS C U I ARAMONTE
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IV. FUNDAMENTOS IUSNATURALISTAS DE LOS
MOVIMIENTOS DE INDEPENDENCIA"
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J o s (, A I U, O S C I I I A R A M O N T E NAt'IÓN y ESTADO EN r U EROAM lt R I CA
bibliografía europea dedicada al tema, pero de poco relieve en expresión de esa fuerza natural. Los instintos infantiles, escri
la específicamente iberoamericana. Me refiero a que ese enfo bía en 1851 uno de los teóricos del principio de las nacionalida
que sobre la historicidad de la nación no es resultado de la re des, son
ciente historiografía sino que había sido ya sostenido por Er
nesto Renán en su clásico ensayo ¿Qué es una nación? (1882) : " .. ,el germen de dos poderosas tendencias del hombre adulto, de
"Las naciones no son eternas. Han tenido un comienzo y ten dos leyes naturales de la especie, de dos formas perpetuas de
drán un fin."1 asociación humana, la familia y la nación, Hijas ambas de la
Si el vaticinio formulado por Renán puede encontrar me naturaleza, y no del artificio, compañeras inseparables del or
nor aceptación -por otra parte no compromete la especifici den social. . "2
.
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.] O l;J t'I. CA R LO S C I I I A R A M O N 'I'E
------- NACiÓN y ESTADO EN IIlEROAM t'l.RICA
tiempos muy anteriores a las indepen dencias iberoamericanas, mero eran ciudades y posteriormente se organizaron con diver
como en Europa, donde son conocid as las manifestaciones de so éxito como Estados "provinciales", pero que en realidad ter
patriotismo y otras formas de identidad grupal por ejemplo en minaron actuando hacia 1830 no como provincias sino como
los siglos XVI o XVII. Estados soberanos independientes, sujetos de derecho interna
Se trata de una relación compleja y al mismo tiempo de ciona1.8 Un examen comparativo con la historia de otras nacio
un también compl ejo problema de criterio histórico. Quizá, la nes iberoamericanas permitiría observar la similitud de la ma
mejor forma de acercarse a él es recordar que, si bien es inne yor parte de los procesos de formación de los Estados ibero
gable que han exis tido a lo largo de la historia grupos humano s americanos con estos rasgos del proceso rioplatense.9 ,
cultural mente homogéneos y con concienci a de esa cualidad, Es cierto que una conciencia de rasgos culturales compar
esto es, con sentimiento de identidad, lo nuevo del siglo XIX es tidos'podría haber favorecido el proceso de unificación política
la formulación política de un vínculo necesario entre ese rasgo que dio lugar al surgimiento de los Estados nacionales. La co �
y la existencia en forma de Estado independiente .5 Destacamos tribución de ciertos sentimientos de identidad a la emergenCIa
esto porque consideramos que contribuye a superar uno de los de un Estado nacional, en cuanto factor concurrente, no deter
preconceptos más a rraigados sobre la calidad "identitaria" del minante, no era ignorada en la literatura política de raíz ilus
fundamento de las naciones contemporán eas.6 De este criterio trada que informa gran parte del proceso político de las prime
surgen consecuencias diversas, de la mayor utilidad para el caso ras décadas del siglo XIX. Pero lo característico de tales casos
iberoamericano. , es que, si bien esos rasgos de identidad eran concebidos como
En primer lugar, nos obliga a preguntarnos qué es lo que factores que podían favorecer la unificación política, no se los
llevó a la formación de las naciones iberoamericanas si descar consideraba fundamento de una nación. Como es lógico en el
tamos el carácter fundacional de los sentimientos de identidad. racionalismo propio de la época, se enfocaba la conciencia de
Pero, previamente, s ería necesario también responder a otra los rasgos comunes en su conformación natural y en su mani
pregunta escasamente formulada: ¿existieron sentimientos de festación psicológica, y se los reconocía como generadores de
identidad "nacionale s" en tiempos de las independ encias ... ? sentimientos de simpatía, pero no como un conjunto de valores
¿Por qué es complic ada esta última pregunta ? Porque en la definitorios de una nación.
medida en que la naturaleza de lo que llamamos "nación" es
incierta y debatible, s ería también incierta la connotació n "na
cional" de los sentimientos de identidad colectiva entonces exis
IDENTIDAD y LEGITIMIDAD POLíTICA.
tentes. En este punto, la mejor estrategia de trabajo es poster
gar la respuesta a la última de esas preguntas y comenzar por ANÁLISIS DE ALGUNOS EJEMPLOS
otra anterior: ¿existieron sentimien tos de identidad colectiva
capaces de ser - soporte de pretensiones políticas? Si así fuera, Veamos algunos ejemplos al respecto. José María Álvarez,
¿cuáles eran ellos? jurista guatemalteco, eco moderado del reformismo ibérico de
Es necesario recordar que hacia 1810 en el Río de la Plata tiempos de la Ilustración -qu'e publicó en Guatemala, en 1820,
coexistían diversas formas de identidad p olítica, de las cuales una obra que tendría amplia difusión como manual universita
la menos fuerte era justamente la que podría considerarse an rio tanto en Hispanoamérica como en Espa�a-, al ocuparse del
tecesora del sentimiento nacional argentino , sentimie nto que estamento de ciudad, formula las siguientes distinciones que
interesan para la comprensión del valor del término natural I
resultó un efecto y no una "causa" del proceso de formación del !
Estado nacional argentino.? La gestación del futuro Estado na (nativo) en el uso de la época, y que, de cierta manera, entrañan 1 ,
cional argentino no se fundaba en la emergencia de un senti su visión racionalista de los fundamentos de la identidad colec
miento de identidad sino en compromisos políticos, de larga y tiva. Al escribir que el estado de ciudad es " ... aquél por el cual
accidentada elaboración, entre organismos soberanos que pri- los hombres son o no ciudadanos naturales, o peregrinos y ex 1I I
tranjeros", explica así su concepto de lo natural:
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J o s � C A R LO S C I I I A R A M O N 'l' E NA 'IÓN Y ESTADO I!:N lllEI{QAM�RICA
" ... No supone la ley ni exige en los individuos, que sean llama
"Por naturaleza entendemos una inclinación que reconocen en dos a ser ciudadanos, haya de haber una afección preferente res
tre sí los hombres que nacen o viven en una misma tierra y bajo pecto del país ; basta que sea una afección suficiente, y la prueba
un mismo gobierno. Esto proviene de que la naturaleza ha in es esta, que a los extranjeros a los tantos años de residencia, o
fundido amor y voluntad y ha enlazado con un estrecho vínculo con la circunstancia de estar afincado o arraigado se les conce
de cierta inclinación a aquellos que nacen en una misma tierra o den los derechos de ciudadanos."'2
país: a semejanza de los que proceden de una familia, que se
aman con especialidad y procuran su bien con preferencia a los Para mejor percibir las diferencias de los lenguajes de épo
extraños. Así pues, aquellos que se miran con los respetos de ca, es útil comparar los criterios predominantes durante el si
traer su origen de una misma nación, se llaman naturales; y fuera glo XVIII y sus prolcngaciones, con el de uno de los principales
de estos, los demás son extranjeros."1O teóricos del principio de las nacionalidades, el ya citado
Mancini, en los argumentos vertidos en 1851 y 1852 en sus cur
Similar perspectiva se puede verificar en diputados al Con sos de derecho en la Universidad de Turín, que hemos citado en
greso Constituyente reunido en Buenos Aires en 1824. En el de el primer capítulo de este libro. Recordemos que para Mancini
bate sobre ciudadanía, los sentimientos de identidad invoca ciertas propiedades y hechos constantes que se habrían mani
dos, mencionados como "afección al país" o "amor al país", de festado siempre en cada una de las naciones que existieron a lo
ningún modo lo son en el sentido romántico de sentimiento largo de los tiempos, eran la región, la raza, la lengua, las cos
nacional. Esto es claramente visible, por ejemplo, en el desta tumbres, la historia, las leyes y las religiones. Su conjunto, afir
cado hombre de la independencia, Juan José Paso, diputado ma, compone la "propia naturaleza" de cada pueblo distinto y
por Buenos Aires, que discute una sugerencia de aplicar el prin genera una "particular intimidad de relaciones materiales y
cipio de ius sanguinis en la transmisión de la ciudadanía de morales", que tiene por legítimo efecto el de hacer nacer "una
I
padres a hijos. Nótese -superando la dificultad de un texto que más íntima comunidad de derecho, de imposible existencia en
reproduce la compleja ilación de un discurso parlamentario no tre individuos de naciones distintas". Esa más "íntima comuni
corregido- cómo se enfocan los sentimientos de pertenencia a dad de derecho" encarna en la idea de nacionalidad que, ad I
un lugar con un psicologismo de raíz naturalista: vierte, pese a haber ya comenzado a mostrar "su mágica poten
cia", todavía se mantiene " ... en el estado de una vaga aspira
"La primera luz que conoce y el primer objeto, es lo que hace la ción, de generoso deseo y tormento de espíritus elegidos, de
mas terrible impresión en todos los órganos de su vista, y estos misteriosa p asión, de indefinido y casi poético sentimiento, de
van progresivamente robusteciéndose, y la sensibilidad impulso instintivo de virginales inteligencias".'3
desplegándose mas hacia lo que le va afectando y haciendo apre Además de la distancia entre este lenguaje y el de quienes
ciar y gustar mas lo que se ve en el país que nace. Esto es indu escribían aún bajo la influencia de la cultura ilustrada, es de
dable. [ ... ] y no hay quien no conozca cuanto influye la afección notar que m ientras éstos enfocaban la comunidad de origen y
que se tiene al país en que uno nace, a sus instituciones, y a los vida social como propiciadora de rasgos psicológicos útiles para
derechos e intereses que se atacan o se defienden en él. Es de reforzar los lazos sociales, Mancini la concibe como fundamen
mucha importancia que los ciudadanos sean tales; si es que esto to de una "comunidad de derecho".
vale algo; que al ver que el país se ataca se sienta conmovido ... "" Mancini había definido al derecho internacional como " .. .la
ciencia a la que corresponde propugnar el dogma de la inde I
Los testimonios que hemos transcripto antes de estos tex patria y nación. Pero, ante todo, no sólo hay que advertir su
tos de Mancini son útiles para percibir cómo, en un criterio de utilidad como un "indicador" de esos usos, sino también el va
antiguo arraigo, la comunidad de rasgos cultur�les, si bien se lor de formadores de opinión que tuvieron los escritos de Feijóo,
estimaba propicia para ser utilizada por los gobernantes en fa ampliamente leídos tanto en España como en Hispanoamérica
vor del fortalecimiento del sentimiento de pertenencia a un durante el siglo XVIII.
Estado nacional, no era considerada fundamento de una na
ción. Por ejemplo, un autor del siglo XVIII, de mucha influen
En esos escritos de Feijóo se comprueba el uso reiterado \
cia en su época y sobre todo en Hispanoamérica, Gaetano
de la voz nación, en especial para aplicarla a franceses y espa-
ñoles, poblaciones que identifica por vivir bajo u n mismo go-
'1
\
Filangieri, que se explaya con elocuencia sobre el sentimiento ( \
bierno y unas mismas leyes.'9 Desde este punto de vista, en una
de patria en un texto dedicado a las "pasiones dominantes de crítica de la opinión que afirmaba la existencia de grandes dife
los pueblos", afirma que de las pasiones del ser humano sólo rencias intelectuales, morales o físicas entre las diversas nacio-
existen dos que conducen al fin deseable, si el legislador las sabe nes, Feijóo sostiene que en lo sustancial esas diferencias son
introducir y difundir: el amot de la patria y el amor de la gloria. imperceptibles. Y analiza con detenimiento los prejuicios y los
La primera, "madre de todas las virtudes sociales", hace de la testimonios en contrario, relativos a naciones de todos los con
segunda fuente de muchos prodigios.16 Si se cumpliesen, y so tinentes.20 Pero lo más notable de estos textos es la distinción
bre esto escribe varias páginas, todas las condiciones que con que efectúa de dos sentimientos generalmente asociados, si no
sideraba necesarias para mejorar la condición de los seres hu identificados, a partir de mediados del siglo XIX: el amor a la
manos patria y la pasión nacional, que considera como cosas distintas
y de opuesto valor:
"[¿]quién no ve que los varios deseos e intereses, las esperanzas
diversas del ciudadano vendrían a combinarse con esta pasión, "Busco en los hombres aquel amor de la patria que hallo tan ce
y cómo en los pocos casos de colisión deberían ceder a su fuerza lebrado en los libros; quiero decir, aquel amor justo, debido,
sostenida y fortalecida por tantas partes? quién no ve que la vo noble, virtuoso, y no lo encuentro. En unos no veo algún afecto a
luntad sería admirablemente combinada con la obligación en esta la patria; en otros sólo veo u n afecto delincuente, que con voz
sociedad feliz y que para llevar el amor de la patria a aquél entu vulgarizada se llama pasión nacional."
siasmo que es el último grado de la pasión no se necesitaba más
que dar al pueblo los ejemplos luminosos de aquella virtud ex Sigue un largo párrafo en el que denuncia que los sacrifi
traordinaria que el legislador debe buscar en la segunda de las . cios realizados supuestamente en aras de ese "ídolo" o "deidad
.
dos pasiones . . "17 imaginaria" que es la pasión nacional, se deben a intereses egoís
tas (ventajas materiales, gloria, conservación del poder).21
Notar que se trata siempre de sentimientos y pasiones ra Feijóo realiza una extensa consideración, con uso de ejem
cionalmente comprendidos y pasibles de ser inculcados a los plos históricos, de la arrogancia colectiva o la conveniencia per
seres humanos desde el Estado, mientras no hay apelación a sonal que se encierra en esa pasión "hija legítima de la vanidad
fuerzas que arrastren al conjunto de los hombres a unirse en y la emulación" (la vanidad nos interesaría para que nuestra
forma de nación independiente. nación sea considerada superior a otras, y la emulación para
El criterio que informa la obra de Filangieri es similar al buscar el abatimiento de ellas) en la que atribuye a "ese espíri-
.\
del español Feijóo, aunque una mirada a tres escritos del céle tu de pasión nacional que reina en casi todas las historias" el
bre benedictino de la primera mitad del siglo XVIII permite que en muchos asuntos las cosas del pasado nos sean tan in
mayores inferencias, algunas de ellas sorprendentes.'B Esos tex ciertas como las venideras. y al des�rib! r �OS diferentes senti-
tos, sobre todo el último, son de particular valor para aclarar dos en que se suele usar la voz patna d1Stmgue expresamente
una serie de cuestiones vinculadas al uso de época de las voces cuál es el que no considera válido -"aquel desordenado afecto
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J o s l1 C A R l. O S C I I J A R A M O N 'J' 1l NACIÓN y ESTADO EN IBEROAMI1RICA
que no es relativo al todo de la república, sino al propio y parti instancia subsiste por causa del interés personal; aunque no
cular territor io"-, advirtiendo que con el nombre de patria se condena un "afecto inocente y moderado al suelo nativo".
hace referencIa a cosas variadas: Podemos inferir, entonces, que la pasión nacional que
Feijóo repudia no es el sentimiento de identidad nacional que
" . . . no sólo se entiende la repúblic a o estado cuyos miembro s so
conocemos hoy, sino un sentimiento de afección local o regio
mos y a quien podemos llamar patria común, mas también la
nal . Efectivamente, el término nación es utilizado por él
provincia, la diócesis, la ciudad o distrito donde nace cada uno,
restrictivamente, en el viejo sentido de referir a grupos huma
y a quien llamaremos patria particula r."
nos que comparten un origen común, desprovisto 'por lo tanto
de la carga político-estatal que tendrá en el siglo siguiente. Mien
Mientras que la patria que considera legítima, que merece tras,' el vocablo patria es el que resulta más cercano al de na
todos los sacrificios, ción que encontraremos en tiempos de las independencias, dado
que la patria, como hemos visto, es definida por Feijóo como I
" . . . es aquel cuerpo de estado donde, debajo de un gobierno ci " . . . aquel cuerpo de estado donde, debajo de un gobierno civil,
vil, estamos unidos con la coyunda de unas mismas leyes. Así, estamos unidos con la coyunda de unas mismas leyes." Sólo que
España es el objeto propio del amor del español, Francia del fran se trata de un sentimiento conformado en clave racional, no
cés, Polonia del polaco." [subrayado nuestro] pasional y, por otra parte, y es lo más significativo, no es expre
sión de grupos humanos que requieren construir su propio Es
Por eso, agrega, si algunos emigran a otro país y pasan a tado en forma independiente, sino, por el contrario, un senti
ser miembros de otro Estado, "éste debe prevalecer al país don miento compatible con la inserción en cualquier organización
de naciero n". El amor "de la patria particular", continú a, suele política de la que se es parte.
ser nocivo a la república por muchas razones, pues se trata de Si quisiéramos resumir las conclusiones que permiten los
una "peste que llaman paisani smo", que corrompe los ánimos . testimonios revisados, podríamos comentar que los usos de las
y añade que muchos se han dejado pervertir míseramente "de
voces patria y nación durante el siglo XVIII y todavía a comien
la pasión nacional", expresión que indica, dado que está tra zos del XIX limitaban la última de ellas, nación, a la antigua
tando de la "patria particular", que Feijoo establecía una sino acepción de un grupo de seres humanos que compartían algún
nimia entre patriotismo particular, paisani smo y pasión nacio rasgo fundamental, por 10 general, el haber nacido en un 'mis- ),
nal. Matiza lo anterior advirtiendo que se debe servir y amar a mo territorio. Esto es, la comunidad de origen, unida a la simi
la "república civil" de la que se es parte, con preferencia a otras litud de rasgos culturales que a ello se atribuía. Mientras que
repúblicas o reinos. Pero tal cosa es así, aclara, no porque se patria refería al objeto del sentimiento de pertenencia y de leal
haya nacido en ella sino porque se forma parte de su socieda d. tad a una comunidad política. Esa connotación, sin embargo, si
De manera que el que se traslad a a otra república contrae con bien la más frecuente, no era la única, como 10 prueban expre
ésta la misma obligación que antes tenía con aquella a la que siones tales como "la nación de los filósofos", utilizada por
pertenecía.22 Feijóo, aparentemente en forma metafórica.23 Como 10 resume
De tal manera, podemos considerar que surge de los tex-
' tos de Feijóo la distinción de dos grandes clases de sentim ien
la obra que acabamos de citar, basada en la compulsa de una
amplia documentación del lenguaje político del siglo XVIII, la
J tos compartidos, hoy diríamos de identid ad. Y que la distinc ión dificultad que implica el estudio del concepto de nación en esa
se funda en la calidad moral del origen de la motivación de esos centuria
sentimientos. El amor de la patria es enaltecido por constituir
un sentimiento de adhesión a los valores y sostenes del orden " . . . reside en el hecho de que su contenido semántico básico está
social. En cambio, la pasión nacional es repudiada por su natu ya fijado, pero es en los diferentes empleos concretos de la pala-
raleza "material", por tratarse de una afección que en última bra donde percibimos que puede ir puesto el acento en un�:SVI,�a;"I{¡",,<<I'
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J o s l1 C A R LO S C H I A R A M O N T E -------
NACiÓN y E STADO EN IBEROAMtRICA ------
varios de los factores configurativos de la nación: étnicos, geo Pero si el proceso de las independencias iberoamericanas
gráficos, culturales, históricos, políticos, de costumbres, de len no responde al principio de las nacionalidades, ¿ cuáles eran sus
gua, de carácter."'4 fundamentos? En la historiografía latinoameri canista el pro
pósito de determinar los criterios políticos pre dominantes en
Pero si la voz nación poseía variadas connotaciones, care el período -criterios perceptibles a través de los periódicos,
cía de otras a las que estamos acostumbrados actualmente, re debates constitucionales, correspondenci as, tr'atados y otros
lativas a la organización estatal independiente con fundamen documentos-políticos, públicos o privados- había tendido a ser
to en el sentimiento de nacionalidad.2s En sustancia, equivalía satisfecho mediante el rastreo de la influencia <le las principa
a lo que posteriormente, cuando trate de organizarse el Estado les figuras de la h istoria del pensamiento. M ontesquieu,
nacional, se fustigaría como "espíritu de localidad", como una Rousseau, Voltaire, Locke, Suárez y otros nombt"es célebres so
forma de sentimiento particularista, obstáculo para la creación lían así dominar nuestro interés por las "fuente�" de esa explo
de una nación organizada políticamente en forma de Estado sión de escritos políticos provocada por las independencias. y
independiente. Mientras que patria poseía una connotación con una utilización demasiado rígida d e l o s criterios
equivalente a la del uso de la voz nación en el siglo XVIII: sus periodizadores cubrimos con conceptos excesivamente amplios
tancialmente, la de designar al ámbito político ideal al que per como los de Ilustración o Modernidad las cara �terísticas de la
tenecía un grupo humano que compartía un mismo gobierno y sociedad y la cultura iberoamericanas, las que resisten tozuda
unas mismas leyes. mente nuestras reiteradas tentativas de dar cabal cuenta de ellas
mediante esos conceptos. Por otra parte, sigue dejando aún su
huella, pese a haber sido superada en el terre� o de la historia
2. EL DERECHO NATURAL Y DE GENTES EN LOS económica y social, la antigua falta de percepcI6n de las reales
MOVIMIENTOS DE INDEPENDENCIA características de la sociedad de la época, la qUe lejos de mos
trar innovaciones radicales permaneció, hasta bien entrado el
siglo XIX, mucho más ceñida a sus antiguas forInas de existen
"La ciencia que enseña los derechos y deberes de los hombres y cia y a las pautas de vida política que le corr:.s Pondían.
los Estados ha sido llamada, en los tiempos modernos, Derecho Nos parece que la dificultad que entrana el problema se
Natural y de Gentes. Bajo este comprensivo título están inclui atenuaría si advirtiésemos que los criteri os politicos que guia
das las reglas de la moralidad, cuando ellas prescriben la con ban o que justificaban la conducta de los parti cipantes de esa
ducta de los particulares hacia sus semejantes, en todas las di historia no eran tanto resultado del reemplazo de "anacrónicas
versas relaciones de la vida; cuando -ellas regulan a la vez la obe lecturas" impuestas por la dominación metrop Olitana median
diencia de los ciudadanos a las leyes, y hi autoridad del magis te las de las nuevas figuras del firmamento intelectual europeo,
trado al idear y aplicar las leyes; cuando ellas moderan las rela según una de las interpretaciones tradicionales, ni efecto de la
ciones de las naciones independientes en la paz, y prescriben los influencia de la neoescolástica española del siglo XVI, como
límites a su hostilidad en la guerra. Esta ciencia importante com sostiene otra de esas interpretaciones. Esos criterios, en cam
prende sólo esa parte de la ética privada que es capaz de ser bio, provenían de un conjunto de doctrinas, no homogéneas,
reducida a reglas fijas y generales. Considera sólo esos princi que desde antes de la Independencia guiaban la enseñanza uni
pios generales de jurisprudencia y política que la sabiduría del versitaria y sustentaban tanto la producción i ntelectual como
legislador adapta a la situación peculiar de su propio país, y que el orden social en general, doctrinas comprendi das usualmente
la habilidad del estadista aplica a las más fluctuantes e infinita por la denominación de derecho natural y �e gen.tes y cuya pre
mente variantes circunstancias que afectan su inmediato bienes sencia en la historia iberoamericana contmuará mal valorada
tar y seguridad. ".6 si siguiéramos concibiéndolo, limitadamente, CO mo sólo un ca
pítulo de la historia del derecho .
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NACIÓN y ESTADO EN IlJEROAMltRICA
J o s lt C A R L O S C H I A R A M O N T E _______
Esta imprescindible reconsideración del iusnaturalismo miento . Si bien H obbes no era descono cido en el mundo cultu
contribuiría a superar la dificultad de encontrar un criterio or ral hispano e hispano america no deLsiglo XVIII, las referencias
denador del aparente caos de la vida política iberoamericana de explícitas eran generalmente para condenarlo, sin perjuici o de
la primera mitad de esa centuria, que por momentos sólo pare que pudiera compartirse tácitamente su defensa de la unidad
cería poder interpretarse por la dimensión facciosa de lo políti del poder.29 Rousseau, que tuvo una presencia mayor en Ibero
co. La aparente incoherencia de esa historia podrá ser mejor com américa y tituló justamente el capítulo II de la segunda parte
prendida atendiendo a algunas de las cuestiones básicas que se de su Contrato . . . "La soberanía es indivisible", elogió expresa
desprenden del derecho natural y de gentes, tal como la de la mente a Hobbes por su apología de la unidad política en el Es
naturaleza de las nuevas entidades soberanas que debieron re tado, declarando que fue " . . . el único que supo ver el mal y el
emplazar la soberanía de las monarquías ibéricas y, muy espe remedio [ . . ] para realizar la unidad política sin la cual jamás
.
cialmente, la de la concepción misma de la soberanía en cuanto Estado ni gobierno será bien constitu ido. "30
al dilema de su divisibilidad o indivisibilidad. Pues uno de los Cuando comiencen los primeros escarceos para organizar
conflictos más hondos y duraderos de la historia iberoamericana nuevos Estados, buena parte de los líderes de la Independencia,
del siglo XIX, el que enfrentaba a "unitarios y federales", esto es, aquellos que por razones diversas perseguían reformas inspira
a centralistas y confederacionistas, sólo se hace inteligible en sus das en los regímenes representativos de su tiempo, se aferrarían
fundamentos políticos -independientemente de las distorsiones tenazmente a esos postulados políticos que, como veremos, se
que pudiese producir el ulterior faccionalismo- a partir de las rían en cambio resistidos por quienes estaban más cercanos a los
concepciones de la soberanía en el derecho natural y de las di cauces corporativos y comunitarios que predominaban en la vida
vergencias que al respecto bullían en él. social y política iberoamericana y optaban por preservar el po
En este sentido, lo ocurrido en la historia moderna euro der soberano de ciudades y provincias mediante formas de aso
pea es también iluminador de lo ocurrido en América. Tal como ciación política preferentemente confederales, que también te
lo resumía Norberto Bobbio al señalar que una corriente del nían su arraig.o en otras corrientes del derecho natural.
iusnaturalismo que tuvo en Hobbes su más destacado exponen Pero, para apreciar en su real dimens ión esta presencia
te, � para la cual el objetivo central era la unificación del poder, del iusnaturalismo en las independencias iberoamericanas, es
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J o s lt C A R L O S C H I A R A M O N l'll NACIÓN y ESTAD O EN IBEROAMItRICA
Aun la influencia misma de los grandes nombres, el de con la que iba bien pronto a identificarse y confundirse. De esa
Rousseau por ejemplo, es necesario reubicarla sobre el trasfon manera las obras de los publicistas llegaron a ser los manuales
do iusnaturalista de su obra Y Tanto el Contrato como el Dis de instrucción de los profesores de esta ciencia en algunas de las
curso sobre la desigualdad contienen multitud de alusiones a universidades más célebres de la Europa, y fueron miradas como
las obras de Grocio y Pufendorf, porque es en los tratados de - indispensables para una educación completa. "35
derecho natural, señalaba Derathé, donde Rousseau ha encon
trado lo esencial de su erudición política. Y añadía: "Se encuen y esta funci óndel iusnaturalismo es la que se podrá com
icano
tra en efecto en estas obras una teoría del Estado que en el siglo proba r reiteradamente en el discu rso políti co ibero amer
mayo ría
XVIII se impuso en toda Europa y terminó por arruinar com del período que nos ocupa y en los fundamentos d� l �
las for
pletamente la doctrina del derecho divino." Una teoría que ha de las negociaciones realizadas entonces para defIDIr
de l as
bía sido anticipada por Grocio, expuesta de· manera más siste mas de asociación política que se adoptarían. Más allá ,
mática y completa por Pufendorf y luego por \\;olff, y a la que citas explícitas de autores prestigiosos -la mayoría,
ade ��s,
la aCClOn
autores de segunda línea se limitaban a reproducir.33 Autores inmersos en el iusnatural ismo- , los fundamentos de
s. In
estos últimos que, sin embargo, como veremos, solían ser los política estaban dados por el derecho natural y de gente
con él.36
más frecuentados en Iberoamérica. cluso un autor como Montesquieu podía ser conciliado
mitad del
Por eso conviene subrayar que el hecho de que el derecho Efectivamente, ¿cuál es, pensa ndo en la prim era
algun os
natural y de gentes fuera competencia profesional de juriscon siglo XIX iberoamericano, la diferencia entre el uso de
Cons tant,
sultos y formara parte del ámbito jurídico de la enseñanza uni autor es céleb res ( Lock e, Rous seau, Benj am i n
natural
versitaria, no debe atenuar la percepción del relieve que poseía Bentham entre otros) y el uso (la funci ón) del derec ho
de "sobe ra
como fundamento de la ciencia política, en un período de la his y de gent�s? Si partimos de reconocer la natur�leza
y/o pro
toria intelectual europea en el que aún no han nacido, como dis nías" indep endie ntes que se atribuyeron las CIUdades
comp roba
ciplinas autónomas, la sociología, la economía política ni la vincias, y la naturaleza de sus relaciones políticas,
pactos
"politología". Luego de la publicación de las obras de Grocio remos que estas últim as tenía n una formalizaci ón en los
parte s. Estas
(1625) y de Pufendorf (1672), numerosas ediciones de ellas en y tratados, cuyas estipulaciones obligaban a las
diversos idiomas reflejaron ese uso del derecho natural. Su estu norm as, explícitas o tácitas, estaban fundadas e r: las co �cep
IDvoc aClOn es
dio en las universidades adquirió entonces una particular impor ciones iusnaturalistas de la época moderna, cuyas
carác ter de
tancia. Un indicador de esto se encuentra en la recomendación frecuentes en los textos del período confirman ese
de Locke, en su tratado sobre la educación, de encargar al disCÍ constituir un terreno comú n normativo. s
pulo el estudio de la obra de Grocio o, mejor aún, de la de Ésta es la diferencia sustancial de la funci ón de amba
de un autor
Pufendorf, para instruirlo no sólo acerca de los derechos natura "fuen tes" doctrinarias en el uso de época. La cita
sosten�d? ,
les sino también respecto del "origen y formación de la sociedad prestigioso podía servir como apoyo, refuerzo, de lo
del VIeJO
y de los deberes que le son consiguientes."34 Porque Pufendorf y en razón de algo que no era otra cosa que una form a
del dere.cho
demás tratadistas del derecho natural de su época, advertía principio de autoridad. En camb io, la invocación
lo soste mdo.
Wheaton, comprendían "en el objeto de esta ciencia, no solamente natural era fuente indiscutida de legitimación de
las reglas de justicia, sino también las reglas que preceptúan to Lo otro era algo pasible de ser cuestionado, si un � co trin �ante
opom a a el. En
dos los otros deberes del hombre, identificando de esa manera no participaba de la afición al autor citado, o se
todas las par
esos objetos con los de la moral." Justificada o no, la admiración cambio el derecho natural era incuestionable por
ofund as,
de sus contemporáneos por la obra de Pufendorf tes, más allá de las diferencias, en muchos punto s p �
pr clsam ente,
que separaban a sus principales expo nent es. Y, �
" . . . se ha excitado por la novedad de esa extensión de los límites esa sorprendente cualid ad de ser invocado � or las � ? r ersas p ar
.
eXIst Iesen dIfe-
de la jurisprudencia natural a la ciencia de la filosofía moral, tes en conflicto, y frecuentemente como SI no
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NACIÓN y ESTADO EN I U I'.ROAMtRICA
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solvia implantar la enseñanza del derecho natural, junto al de Es oportuno observar que ese decreto tenía por principa l
. recho civil y patrio, a la historia eclesiástica, a las matemáticas ' objeto restablecer los Reales Estudios del Colegio Imperial de
a la historia natural y a la física experimental.45 la Corte, antes a cargo de los jesuitas, a cuya expulsión hace
En la España del siglo XVIII, la función del derecho natu referencia al comienzo . Referencia que podría reforzar la hipó
ral como fundamento de la vida pública y privada -en la que tesis de que aquellos estudios no fueron una extraña contradic - ¡
fundarán sus pretensiones y sus proyectos los líderes de los ción -por promover la corona misma doctrinas encamina das ¡
nuevos Estados iberoamericanos durante la primera mitad del contra el absolutism o-, sino una forma de proporcionar una 11
XIX- era claramente percibida por influyentes personajes de versión del derecho natural despojada de las aristas peligrosa s \:
la época prohijados por la corona. En las tramitaciones relati para la monarquía, provenientes tanto de la neoescolástica es-
vas a la reforma de los estudios superiores, previas a la crea pañola del siglo XVI como de las tendencias del iusnatural ismo
ción de las cátedras de derecho natural, el gobierno había soli antiescolástico, especialmente en lo relativo al derecho de re
citado algunos informes, entre ellos al pUQlicista catalán sistencia y al tiranicidio.48 Recuérdese que, pocos años antes,
Gregario Mayáns y Síscar y a Pablo de Olavide. El criterio que el mismo monarca" " ...deseando extirpar de raíz la pernicios a
hacía explícito Mayáns hacia 1767, como raíz de la necesidad de semilla de la doctrina de regicidio y tiranicidio , que se halla es
la enseñanza del derecho natural apuntaba a su imprescindi tampada, y se lee en tantos autores, por ser destructiva del Es
bilidad para manejar las relaciones entre los Estados. Mientras tado, y de la pública tranquilidad ... ", había ordenado que p ro
que Olavide -cuyo plan tuvo aprobación oficial en 1769- iba fesores y graduados de los estudios superiores , laicos y religio
mucho más allá y subrayaba su carácter de fundamento de la sos, juraran la condena del regicidio y del tiranicidio.49
ciencia de lo político. Pues así como consideraba que la política Era entonces patente el carácter de peligrosa innovación
que le atribuían al derecho natural sectores conservadores de
\
¡
era el "alma de todos los códigos y de cada ley en particular",
sostenía que el derecho natural y de gentes era imprescindible la burocracia estatal y de la jerarquía eclesiástica. Además de
" ...para comprender el verdadero carácter y norma de las ac su sesgo antiescolástico, ocurría que la explicación contractua -
ciones humanas, las obligaciones del hombre en el estado natu lista del origen de la sociedad civil y del poder lo había conver
ral social, el origen de los contratos, pactos y dominio, sus efec tido en el arma más poderosa que se esgrimiría para impugnaJl'
tos y consecuencias". Sin las nociones del derecho natural, ar la doctrina del origen ªivino directo del poder. Debe advertirse
güía, " ...jamás se podrá formar idea cabal del legítimo interés que, como cuesfíón defii:titoría ae la distancia entre ambas doc.;.
del Estado y de los ciudadanos [ ... ] ni se sabrán colocar en su trinas, como veremos más adelante, contaba el derecho de re
debido lugar las jurisdicciones de las potestades legítimas. "46 sistencia a la autoridad, cuando ésta afectase las condicio nes
De tal manera, la enseñanza del derecho natural y de gen del contrato, explícito o tácito, en lo que atañe a la conserva
tes terminó por ingresar en los estudios superiores. Ella comen ción del bienestar de los súbditos.
zó en 1771 en los Reales Estudios de San Isidro, en un curso que El profesor a quien se encargó la cátedra en San Isidro,
fue declarado obligatorio para los abogados que quisieran ejer Joaquín Marín y Mendoza, mostraba una visión del derecho
cer en la capital y para el cual el rey ofreció pensiones vitalicias natural y de gentes que reflejaba esos temores, pero que al mis
a los mejores estudiantes. Las Instrucciones del real decreto con mo tiempo los confirmaba. Porque, pese a lo s recaudos p ara
el que Carlos III establecía el contenido y características de esos suprimir las facetas inconvenientes de los autores utilizados
estudios, prescribían que el maestro a cargo de la enseñanza en la cátedra, éstas no dejaban de trasuntarse, ya sea de algu
del derecho natural y de gentes debía hacerlo "demostrando ante nos de los textos no suprimidos, ya porque esos textos expur
todo la unión necesaria de la Religión, de la Moral y de la Polí gados servían de incentivo para la lectura de la� obras origi
tica", así como previamente disponía que la enseñanza de la fi nales.
losofía moral se efectuase "sujetándose siempre las luces de En una breve historia del derecho natural que se publicó
nuestra razón humana a las que da la Religión Católica".47 por primera vez en Madrid en 1776, y en la que es oportuno
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NACiÓN y ESTADO EN IBEROAM�RICA
J o s � CA R L O S C H I A R A M O N T E
\
haber sido el que puso la últim a mano y el que comp letó y redu-
cho natural y de gentes": Y añadía: "Hablamos aquÍ de aquellas hasta
.
reglas que tlenen prescntas los hombres para ajustar sus accio jo a perfecto orden y sistem a el derecho de gente s", el que
más ,
ne � , ya se les considere privadamente de unos a otros, ya como entonces "apenas se distinguía del derecho natural, y los
na
umdos a cuerpos y sociedades."5o se habían dado por satisfechos con establecer los preceptos
iduos ".
Criticaba la atribución a Grocio del descubrimiento de los turales, haciéndolos comu nes a los Estad os y a los indiv
de la
princi�ios que forman la base del derecho natural, principios, En una breve referencia a VaUel -breve pero definitoria
por
adver�la, que se re� ontan a los filósofos antiguos y tuvieron visión de época respecto del divulgador de Wolff-, lo elogia
Wolfi o",
.
es peCIal conslderaclOn en los doctores de la Iglesia, a los que el haber suavizado "la sequedad y aspereza del método de
con aco
mIsmo Grocio rindió tributo, como Santo Tomás Vitoria Soto amenizando la exposición e ilustrándola en buen orden
es la
�
M � ina, Ayala, Cov�rrubia� " Menchaca y "otros �abios e ;paño � pio de ejemplos mode rnos, "de modo que, hasta el día,
[subr ayado
.
les . �ero, en cambIO, admltla con elogIOS el papel principal de obra mejor que ha salido del Derecho de Gentes"
GroclO en haber desarrollado el conocimiento de esos princi nuestro].
.
pIOS hasta la creación de una nueva disciplina, el derecho na Marín realiza, por último, una síntesis crítica de esos au
rca espa
t� r�l y de g�ntes. Se trata de un "género de filosofía" que a prin tores , desti nada a cump lir la recomendación del mona
catol icism o las
CIpIOS del SIglo XVII tuvo sus primeros cimientos de tal forma ñol en el sentido de tornar compatibles con el
error es que a
que "quedó descubierta una nueva ciencia y arte" : teorías que se debían enseñar, en la que señal a los
escrib e lo si
su juicio cometieron. De Rousseau, por ejemp lo,
�l t.exto de MarÍn realiza luego un sumario recorrido por
\
las ?nnclpale � obras que, a partir de la de Gracia, forman parte guiente:
del msnaturahsmo moderno. Resalta el papel de Pufendorf como "Su extraordinario modo de pensar en estas materias, opuesto a
sistematiz�dor del derecho natural y, asimismo, por ampliar su todo el buen orden y la quietud pública, ha sido justamente des
cobertura, mdagando "el origen y naturaleza de los Estados con preciado y proscrito en todas partes, por cuya causa no es razón
lo que empezó a incorporar en este estudio lo más acendrado de que me detenga más. "
la Moral, de la Jurisprudencia y de la Política". Y añade:
y e n u n parágrafo, el XXIX, titulado "Escritos modernos
"Casi todos los demás modernos han adoptado este propio rum
detestables", alude a "ciertos faccionarios modernos", los auto-
bo, por cuya causa está reputado por el primero que formó un
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res del "Emilius, l'Esprit, Systeme de la Nature, y otros partos gos que acechan en los textos iusnaturalistas, para lo cual enlista
semejantes", a los que, agrega, por castigo, adrede, no nombra. los rasgos que permiten discernir en ellos "su buena o mala
En el siguiente, "Vicios y defectos de muchos modernos", creencia". En la extensa aunque sintética enumeración se en- ¡
resume esos "defectos comunes, en que inciden todos los más cuentra un ataque a la soberanía popular - "Otros no hallan en I\ \
de los modernos, y que es necesario tener conocidos para no la suma potestad sino un encargo y administración amovible a
caer en sus lazos", recordando que ya al tratar de Grocio y voluntad del pueblo, en quien se figuran que está radicada la
Pufendorf advirtió sobre la necesidad de este tipo de preven soberanía"-, así como a la pretensión de someter la Iglesia al
ciones. poder soberano -"casi todos cuentan por uno de los derechos
de la majestad el poder absoluto sobre los ministros y cosas
"Por lo común, todos concurren en desarmar la autoridad, ne sagradas, y sujetan la religión y el culto al arbitrio del Go
gando la veneración y asenso que se debe a los autores, tanto bierno"-.
sagrados como profanos, sobre la suposición qu,e no merecen más También se ocupa de recomendar autores católicos que
fe sus testimonios que en cuanto van conformes con la recta ra permiten refutar los errores y rescatar lo utilizable. Pero, al pa
zón. " [ ... ] "Así, fundado el tirano rejn.Q de la- ra-zón, ya no consul sar, desliza este revelador párrafo que hace inferir la poca efi
tan, para deriva��l D-��éh� Ñ�tural, a los libros Sagrados; des cacia de todas esas precauciones para defender la ortodoxia:
precian los Santos Padres, los teólogos, los escolásticos y juris "Es necesario taparse algún tanto los oídos antes de entrar a
consultos, fiados en una serie de raciocinios que cada cual se escuchar las voces de algunos escritores, porque si no se aven
esmera en ordenar con más artificio." turan a quedar pervertidos con el delicioso encanto de sus pen
samientos."
y aclara más concretamente la naturaleza de los errores y comenta que con tal precaución se editó en Madrid el
\ de esos autores, apuntando a uno de los fundamentos tratado de Heineccio, "añadiéndole las advertencias que han pa
I
i iusnaturalistas de la impugnación de las monarquías absolu- recido más oportunas de los autores católicos ... " Hacia el final
.
tas, las doctrinas contractualistas: de su obrita, recuerda que la enseñanza del derecho natural no
ocurría sólo en el mundo protesta�te:
�, "El principio de la obligación y todos los derechos, los colocan
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también e n l a Universidad d e Zaragoza, mientras l a d e Valen ética eran inseparables: "Forman una sola ciencia", escribía,
cia prefería el de Almici (Johannes Baptista Almici, Institutiones "reducida a enseñar los deberes del hombre moral hacia Dios,
Juris Naturae et Gentium secundum Catholica Principia, hacia sí mismo y hacia su prójimo"54 - consideraba el derecho
Brixiae, 1768; Valencia, 1787). Pese a las críticas de Marín al natural y el de gentes como imprescindibles para la formación
contractualismo, en el tratamiento del argumento central de no sólo de los juristas sino de todas las profesiones basadas en
estas obras, relativo a las causas y los medios de instaurar la los estudios superiores. Pero a la vez que intentaba librar a la
sociedad civil, ambas apelaban a la noción de pacto para expli ética de su supeditación a la teología moral, expresaba una fuerte
car el origen de la sociedad y del poder, y aunque justificaban preocupación por dejar a salvo los principios de la ética cristia-
teóricamente la monarquía absoluta, "negaban por inferencia na y de la religión católica en general evitando los "extravíos"
el derecho divino a los reyes", y admitían que los súbditos po" en que habrían incurrido autores que él mismo estimaba, como
dían juzgar la justicia o injusticia de los actos del príncipe se Wolff, Pufendorf o Vattel. Para ello superponía, de manera no
gún la "ley fundamental" de la sociedad, adoptada en el pacto coherente, la fundamentación racional de aquellas disciplinas ¡
f
de su nacimiento.sl y la apelación a la revelación divina. Porque si bien, argüía en 1
Esa preocupación por "moderar" el uso del derecho natu su Memoria sobre la educación pública, la enseñanza de la éti-
ral fue también registrada por fray Servando Teresa de Mier ca sería incompleta si no comprendiese toda la doctrina que los
respecto de México, al comentar que luego de las abdicaciones autores que denominaba "los modernos metodistas" habían
de Bayona, las Indias tenían más motivo para reasumir sus pri enseñado, advertía también que posiblemente, al hacerlo, ha
mitivos derechos, puesto que se había roto bían confundido sus principios. Observación esta última que,
como otras similares, tendía a moderar su orientación hacia
"el pacto solemne celebrado con los conquistadores de Indias autores no ortodoxos y que es ampliada al criticar a los filóso
por los reyes de Castilla y consignado en sus leyes de no ceder ni fos que no se elevaron " ... a buscar sus orígenes [de los derechos
enajenar en todo ni en parte aquellos reinos para siempre jamás naturales] en el Ser Supremo, de quien sólo pudo descender esta
so pena de ser nulo cuanto contra esto ejecutasen." ley eterna y esta voz íntima y severa que la anuncia continua
mente a nuestra conciencia". Razón por la que no debería olvi
Fray Servando se apoya en la doctrina de la retroversión, darse, reclama, que la enseñanza de la moral cristiana debía
a la que invoca citando a Pufendorf. Sin embargo, agrega: ser el estudio más importante para el ser humano.55 Por eso,
así como expresaba su preferencia por la filosofía de Wolff y en
"no siguió México sino doctrinas de publicistas más moderados un Plan de educación de la nobleza recomendaba el uso de
como Heineccio, y sus comentadores Almici y D. Joaquín MarÍn Vattel para la enseñanza del derecho de gentes, lo hacía advir
y Mendoza, catedrático de derecho natural en la Academia de tiendo la necesidad de expurgarlos de sus errores. Este distan
Madrid."52 ciamiento iba mucho más allá en otros casos, como cuando alu
día a "Hobbes, Espinosa, Helvecio y la turba de los impíos de
Otro indicador de los problemas que llevaba consigo la di nuestra edad" .56
fusión del iusnaturalismo en España lo constituye la postura Pese a todas las prevenciones, la amplitud de la propaga
de Jovellanos, sugestivo reflejo de las dificultades afrontadas ción del iusnaturalismo había sido notable. Al año siguiente de
por quienes intentaban reemplazar la tradicional sujeción a la la inauguración de la cátedra de San Isidro, Cadalso testimo
teología de las disciplinas que concernían al estudio de la so niaba su difusión en las satíricas páginas de una obra de tanto
ciedad y del Estado, como el derecho natural, la filosofía moral éxito como su Eruditos a la violetaY Y lo mismo hacía otro
y la política (disciplinas cuyas diversas menciones en sus textos publicista de la época, mencionando justamente autores cuyas
muestran una "promiscuidad e indistinción conceptual"53 co orientaciones preocupaban a la corona y a la Iglesia:
mún en la época). Jovellanos -para quien derecho natural y
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"Aún los que desean saber algo, suelen aplicarse a la literatura " . . . no llegó más allá de una simple combinación ecléctica que no
que llaman de moda; y hay quien sin entender un átomo de De sólo dejaba irresuelto el problema sino que privaba a las nuevas
recho privado, se mete a gobernar el mundo, tomando un baño tendencias de su verdadero sigr.ificado original, de modo que no
de publicista, y no se le caen de la boca Pufendorf, Barbeyrac, lograron renovar ni fecundar el pensamiento jurídico español."61
Vattel, etc."s8
Sin embargo, pese a esa realidad, lo cierto es que en el curso
Antes de la muerte de Carlos III las universidades comen de ese cuarto de siglo la muy condicionada enseñanza del dere
zaron a incorporar cátedras de derecho natural y de gentes. La cho natural había sido un acicate para la lectura de las obras
Universidad de Valencia, en su nuevo plan de estudios de 1786, que se intentaban combatir o neutralizar. Y, pese a la supre
lo había hecho obligatorio para todos los estudiantes de dere sión, no disminuyó el interés por el estudio del derecho natural
cho civil y canónico. Hacia 1791 se lo enseñaba también en Za y de gentes ni tampoco su difusión. Los periódicos siguieron
ragoza, en Granada y en el Real Seminario de nobles de Ma ocupándose del asunto, Jovellanos continuó recomendando su
drid. En universidades sin cátedras especiales de derecho na estudio, el Índice no incluyó los libros de texto que habían sido
tural y de gentes se lo estudiaba igualmente en otros cursos, y aprobados para su enseñanza y hasta, según testimonio de épo
en 1786 el rey y Floridablanca recomendaron que también el ca, se lo estudiaba con mayor interés aún.62
clero debía recibir instrucción en derecho de gentes.
Pero la repercusión de los sucesos revolucionarios france
ses reforzó la corriente hostil al iusnaturalismo. En 1794 fue 4. DISTINTAS FUNCIONES DEL IUSNATURALISMO EN
ron eliminadas las cátedras de derecho natural y de gentes. Al HISPANOAMÉRICA
producirse el vuelco reaccionario en la política de Godoy y ser
reemplazado un inquisidor liberal por el arzobispo de Toledo, "Las reglas precedentes demuestran que para el estableci
el conservador Francisco Lorenzana, el cambio se reflejó en una miento ordenado y legítimo de una sociedad son necesarias tres
Real Orden de julio de 1794, por la que Carlos IV suprimía to cosas; primero, el convenio o consentimiento de todos los aso
das las cátedras de derecho público y de derecho natural y de ciados entre sí y unos con otros, por el cual se comprometan a
gentes y prohibía su enseñanza allí donde sin existir esas cáte reunirse en sociedad y sostenerla con los recursos que ellos
dras, se le hubiese dado lugar en otras asignaturas.59 Además, mismos deben facilitar. Segundo, el acuerdo y convenio de to
otra Real Orden de octubre del mismo año, dedicada a la Uni dos y cada uno de ellos por el cual convengan y aprueben el
versidad de Valencia, disponía que la anterior cátedra de dere acto de su establecimiento procediendo de hecho a juntarse, y
cho natural y de gentes fuera destinada a la enseñanza de la someterse al acuerdo general de los asociados, que es el decre
filosofía moral, trasladada al claustro de Filosofía y reservada a to de asociación. Tercero, el convenio o pacto con la persona o
postulantes de ese claustro que fuesen "Doctores Teólogos o personas que deben tener depositada la autoridad, y ejercer las
Canonistas".60 funciones y altos poderes que según el pacto se depositaren."63
La iniciativa de Carlos III de recurrir a prestigiosos e En la función del iusnaturalismo en la sociedad colonial
innovadores instrumentos doctrinarios para apuntalar las re podrían distinguirs e tres árribitos. Uno, el conjunto de relacio
formas del Estado, tomando los recaudos de expurgarlos de lo nes interperson ales así como de los particulares con las autori
I ofensivo para monarquía y religión, no tuvo así larga vida. La
\
' COnCiliación del iusnaturalismo no escolástico con los funda
dades, en las que es permanentemente invocado según aque
llos rasgos considerados como sus normas centrales: "Vivir ho
mentos de la monarquía y la Iglesia no se reveló exitosa. Se ha- nestament e, no dañar a otro y dar a cada uno lo que es suYO."64
bía tratado de armonizar cosas de naturaleza incompatible, en No s ólo eran conocedores del derecho natural algunos clérigos
un intento que: y laicos, doctores en ambos derechos, sino también quienes sin
haber realizado estudios universitarios eran lectores de obras
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de esa especie, tales como comerciantes o patrones de buques aplicarse en Hispanoamérica las reformas de los estudios uni
que actuaban en defensa de derechos que consideraban vulne versitarios españoles, se incorporó la enseñanza del derecho
rados.65 De esta naturaleza son las frecuentes invocaciones al natural y de gentes, sin perjuicio de que su presencia se encuen
derecho natural o al de gentes, en el siglo XVIII, en relación tre también en los estudios de Ética y Filosofía.67 Esta ense
con cuestiones de comercio, afectadas por alguna reglamenta ñanza se prolonga luego de las independencias: así como, al
ción o decisión de autoridades coloniales. fundarse en 1821 la Universidad de Buenos Aires, una de las
Por ejemplo, un particular que hizo de guarda en una fra tres cátedras de los estudios de primer y segundo año de juris
gata declara en 1759 que para recibir gratificación no hace falta prudencia se dedica al derecho natural, en 1823 el Soberano
ley ni ordenanza, pues sólo bastan la costumbre y el derecho Congreso Constituyente mexicano autorizaba la creación de
natural. En 1755, los marineros de un navío en viaje de Cádiz a cátedras de derecho natural.68 Asimismo, en Zacatecas, infor
Buenos Aires imponen al capitán una escala en Montevideo para mes del Instituto Literario al gobierno del estado, consignan
eludir una tormenta, alegando que el derecho natural los auto que en 1846 se impartían lecciones de derecho natural y de gen
riza a disponer lo necesario para conservar la vida. También el tes a los alumnos del primer año, cosa que también ocurría en
Cabildo de Buenos Aires, a raíz de una discusión sobre si era el la ciudad de México.69 Recordemos que el texto de derecho de
gobernador o el ayuntamiento el que tenía competencia para mayor utilización en las universidades hispanoamericanas du
entender en el abasto de la ciudad, se ampara en el derecho rante la primera mitad del siglo XIX, luego de su publicación
natural, sosteniendo que debía atender a "su propia obligación en 1820, y usado también en las españolas, el de José María
y natural derecho a cuidar del abasto", algo que no le era otor Álvarez, correspondiente a lo que luego se denominaría dere /
gado por "ley ni privilegio de S.M. sino por la ley y derecho na cho civil, comienza con una explicación de los conceptos de de
tural qu� mantiene, aunque con sumisión al Monarca, adonde recho natural y derecho de gentes en la que refleja ese carácter
no se extiende la R.O.". Un irlandés llegado accidentalmente de ciencia de la sociedad que el iusnaturalismo poseía en la épo
en 1706, que se dedica activamente al comercio con tolerancia ca. Al distinguir el concepto de derecho de gentes del derecho
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J o s ll CARLOS CII I A RAMONTE
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que añadir si cada una de ellas es otra nación independiente en uso que hace recordar a la de Feijóo respecto de la pasión na
todos respectos, no hay más consideraciones que guardar que cional: "En un sentido material y que prescinde de toda rela
el derecho de gentes, o público de las naciones".75 Asimismo, ción moral y social, la Patria se toma por el lugar de nuestro
en el tratamiento de las relaciones entre los pueblos rioplaten nacimiento. "78
ses y otros Estados, la argumentación sigue los mismos cauces. Pero también se pueden encontrar en Sáenz otros temas
de la mayor actualidad en su tiempo. En su texto se ocupa de
" . . . De las especies de federación y alianza que se conocen en el las diversas concepciones de la soberanía, y la enfoca de una
derecho público la que formó la provincia Cisplatina [la Banda manera que no acuerda con el criterio de su indivisibilidad.
Oriental, actual Uruguay] con el Brasil (permitido y no concedi Rasgo que, unido a su descripción no condenatoria de las repú
do que así fuese) o fue de aquellas que, sin renunciar un estado blicas y monarquías federales, y al énfasis en el clásico princi
de derecho de soberanía, sin desistir de la administración que le pio del consentimiento como requisito para formar parte de al
es propia, se someten, sólo por intereses comunes a su asamblea guna forma de asociación política, muestra una de las vertien-
nacional legislativa; o fue de aquellas que por ; n tratado de pro tes del proceso de organización de los nuevos Estados que en el
tección se pone uno débil bajo la tutela de otro fuerte. . . "76 momento de su curso era minoritaria en Buenos Aires, pero que
se impondría largamente pocos años después.79 Pues, precisa
Advirtamos que las alternativas expuestas al final de este mente, frente a versiones del iusnaturalismo como la de Sáenz,
párrafo reproducían un lugar común de los manuales de dere concordante con las formas corporativas y comunitarias de la
cho de gentes, como el de Andrés Bello del que nos ocupamos vida social y política del período, ejercían también atracción las
más abajo. . que correspondían a sus tendencias individualistas, sumadas a
Testimonios del carácter del iusnaturalismo como funda
mento de la conducta política de individuos y comunidades, se
la adhesión a autores que implicaban ya una superación del
iusnaturalismo: además de la no fácilmente perceptible perdu fI
pueden encontrar no sólo en la prensa, correspondencia y otros ración de .Ia simpatía por Rousseau, los nombres de Jeremías
materiales políticos, sino también en los textos de las cátedras
de derecho natural y de gentes. En este caso, más allá de su
Bentham y Benjamin Constant son también de frecuente apari-
ción en la prensa y en los debates de los años en que las tenden- \
I
carácter de fuente para el estudio de la enseñanza del derecho cias centralistas parecían dominar el escenario político.
ellos revisten una importancia especial porque además de re� En cuanto al principio del consent.�JP:iento, que aparece en
flejar ese carácter ya señalado de fundamento de la ciencia de diversos lugares del texto de Sáeñ-i; 'd.estacamüs el siguiente pá
lo político propio del iusnaturalismo, nos proporcionan la ma rrafo al que los conflictos en el seno del próximo Congreso Cons
yor parte del vocabulario político de la época. tituyente, reunido en Buenos Aires entre 1824 y 1827, presta
Por ejemplo, en las Instituciones elementales sobre el De rán mayor significación: "Los pueblos de dos países separados
recho Natural y de Gentes, de Antonio Sáenz, apuntes de un para reunirse deben prestar su consentimiento libre y espontá
curso dictado en la recién fundada Universidad de Buenos Ai neo [ .. . ] faltando éste, el acto es ilegítimo y pueden rescindir-
res en los años 1822-23, el rector de la universidad y catedráti 10. "80 Fundados en estos principios del derecho de gentes, no
co de la materia, al emplear la típica sinonimia de época entre sólo las ciudades rioplatenses protestaban su igualdad con la
los conceptos de nación y de Estado -y aún más, incluye en de Buenos Aires, sino hasta los mismos "pueblos" bonaerenses
ella al de sociedad-, nos muestra la total ausencia de toda no reclamáron ser tratados como iguales a Buenos Aires, con pres
ción de "nacionalidad" como fundamento de las naciones.77Asi cindencia del tamaño de su población, dado que según el dere
mismo, al definir la voz patria sigue a Vattel, quien la definía cho de gentes, eran "personas morales" iguales a su ciudad ca
concisamente como el Estado del que se es miembro, y señala pital. En 1820 los "Representantes de los pueblos libres de la
la falta de contenido político en la acepción común que la aso campaña" de Buenos Aires exigían ser reconocidos no por su
cia al lugar de nacimiento, mostrando una valoración de este "valor numérico [ . . ] sino por su valor moral", porque " .. .1os '),�
.
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pueblos que nos han honrado con su confianza, son unos cuer
pos morales, que tienen de su parte todas las ventajas, aun cuan
do el pueblo de Buenos Aires tenga la del número". Reclama 5. VATIEL
ban, por lo tanto, que los pueblos concurriesen a un Congreso
provincial, " ... cada uno con su diputado, pues no hay razón para Emer de Vattel -considerado como el último clásico del
que se les considere por el número de sus habitantes, sino como derecho de gentes por un historiador del mismo de mediados
unos cuerpos morales, que en el actual estado de cosas, tienen del siglo XIX'-:' fue autor de un tratado publicado en 1758 y fre
todas las ventajas sobre el sólo pueblo de Buenos Aires. "81 cuentemente reeditado, que gozó de amplia popularidad ape
Sobre el concepto de "persona moral", que sería de fre nas hubo aparecido. Para Marín y Mendoza, ese tratado era "lo
cuente utilización para justificar las acciones políticas de los mejor" hasta entonces publicado sobre el tema. La atracción del
pueblos rioplatenses, leemos en Sáenz que "una asociación for público se debería, según el prologuista de la edición parisina
mada con el consentimiento de los asociados, y dirigida por una de 1863, al mérito de su elegancia y simplicidad. Y un juicio
o más autoridades que se expiden con la representación públi anterior, menos complaciente, el de James Mackintosh a fines
ca de todos, y es obligada a proveer acerca de su bien y seguri del siglo XVIII, apuntaba, al comenzar una severa crítica, a si
dad, se ha considerado siempre como una persona moral..."82 milares factores de 'éxito: "Es un realmente ingenioso, claro,
Similares características a las del texto de Sáenz, que nos elegante y útil escritor." Casi un siglo después, era calificado en
ayudan a comprender mejor qué se entendía por hacer una na Chile, en materia del derecho de gentes, como " ... el más metó
ción en tiempos de las independencias, se observan en el libro dico, el más juicioso y de más claro ingenio y mayor elocuen
de Andrés Bello, Derecho internacional... , cuya primera edi cia ... "86 En el éxito que tuvo el autor suizo -había nacido en el
ción chilena de 1832 se titulaba Principios de Derecho de Gen principad o de Neuchatel en 1714, como súbdito del rey de
tes y que fue reeditado en Caracas en 1837, en Bogotá, 1839, y Prusia- influyó mucho su deliberado propósito divulgador.
en Madrid en 1843.83 Al comienzo de este libro, el autor decla Discípulo del filósofo alemán Fl'iedricn Wolff;'Vifffers"e"nabía
raba que su ambición quedaría colmada si la obra contribuyera propuesto poner al alcance del público europeo lo sustancial de
a que la juventud cultivase "una ciencia que, si antes pudo la obra de Wolff, de difícil lectura no sólo por el alto grado de
desatenderse impunemente, es ahora de la más alta importan especialización con que había sido elaborada sino también por
cia para la defensa y vindicación de nuestros derechos nacio estar escrita en latín, idioma que Vattel reemplaza por el fran
nales".84 cés, entonces la lengua diplomática europea.87
Como el conjunto de los individuos que componen la na- De su amplia difusión en la España del ,siglo XVIII dan
ción no pueden obrar en masa, continuaba Bello, se requiere cuenta las reiteradas menciones suyas que háce Cadalso en su
\ una persona o un grupo de ellas encargado de "administrar los satírico Eruditos a la violeta, que ya hemos citado, como uno
\ intereses de la comunidad y de representarla ante las naciones de los autores a la modá de inexcusable referencia por quienes
extranjeras". Siguiendo a Vattel, unas veces resumiéndolo, otras pretendieran exhibir conocimiento del tema. En H:ispanoamé
1I utilizando sus mismas palabras, agrega Bello que "esta persona rica fue también una de las máximas autoridades én tiempos de
o reunión de personas es el soberano. La independencia de la las independencias. Su obra sobre el derecho de gentes era uti
\
nación consiste en no recibir leyes de otra, y su soberanía en la lizada desde México hasta Chile, donde fue texto de enseñanza
existencia de una autoridad suprema que la dirige y represen- durante varios años; en el Río de la Plata, donde todavía en los
ta". Posteriormente, Bello resume la variedad de situaciones años '20 se ofrecía en venta en Buenos Aires una edición en
compatibles con la independencia soberana, en un párrafo que castellano de su Derecho de gentes, o principios de la ley natu
no es otra cosa que un resumen de un parágrafo de la obra de ral, aplicado a la conducta y a los negocios de las naciones y
Vattel, el autor posiblemente de mayor influencia en el período de los soberanos, y en Rio Grande do Sul, en tiempos de la Re
y sobre el cual nos es necesario extendernos.8s volución Farroup ilha.88
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J o s l1 C A R L O S C HI A R A M O N T E -------
NACiÓN y ESTADO EN l U EROAM I1 R I C A
Pero Vattel no era solamente una autoridad para la ense gentes", del "derecho de las nacio nes " o " del uso de l as Nacio
ñanza del derecho natural y de gentes. Era también obra de con nes", para referir a las relaciones de las provincias s ignatarias
sulta obligada para los políticos de la época. Congruentemente del pacto. Pero lo que resulta de m ayo r interés es l a utilización
con el dato recién citado, comprobamos que en la sesión secre del derecho de gentes para reafirm ar su carácter de E stados so
ta de la Junta de Representantes de Buenos Aires, del 24 de beranos por parte de las provincias. En el citado debate de 1831
enero de 1831, destinada a discutir los artículos,del tratado de en la Junta de Representantes de Buenos Aires, cuan do el mi
la Liga del Litoral -tratado que luego se convertiría en el Pacto nistro de Gobierno adujo que las circunstancias de los Estados
Federal, al ser suscripto por el resto de las provincias argenti independientes no eran comparables a las de las p rovi ncias li
nas, e inauguraría la débil confederación vigente hasta la caída torales, " ... que formaban una sola familia, animaban un propio
de Juan Manuel de Rosas en 1852-, se destaca explícitamente interés, y sostenían una e idéntica caus a . .. ", su alegato , reflejo
a Vattel entre las autoridades competentes en lo relativo a la de las tendencias centralistas qUe aún p redominaban en Bue
entrega de delincuentes entre los estados (prO\jncias) partici nos Aires, no tuvo eco y los participantes en el debate , incluido
pantes: " ... algunos tratadistas notables, y entre ellos Vattel, el propio ministro, continuaron analiz an do los problemas im
aplaudían este medio de reprimir los delitos, que según se ex plicados por el tratado sobre la base de las normas del derecho
presaba, hacía que los pueblos tomasen el aspecto de una Re de gentes, al que también aludían con l a expresión "derecho pú
pública". y en la siguiente sesión, del 24 de enero, se apela al blico de las naciones". El criterio predominante en vísperas de
derecho de gentes para legitimar el artículo en discusión y se la ratificación del Pacto Federal fue inmediatamente expuesto
vuelve l destacar el nombre de Vattel entre sus exponentes. El en forma muy elocuente por el influye nte diputado Ugarteche,
artículo, " .. .lejos de estar en oposición con los principios gene miembro de la comisión encargada de examinar el t ratado de
rales del derecho público de las naciones, era conforme a éste, 1831 para su ratificación, mostrando qu e esta decisió n de ajus
y a las doctrinas de los tratadistas más clásicos entre los que se tar explícitamente las relaciones entre las "provincias " al dere
citó a Vattel."89 cho de gentes en ningún lugar cobró m ás fuerza co mo en la mis
Años antes había estado presente también en los debates ma Buenos Aires:
del Congreso Constituyente de 1824-1827. Las menciones so
lían ser acompañadas del epíteto "célebre", tal como en ésta, " .. .la comisión al considerar el presente tratado, n o había perdi
hecha por Valentín Gómez, sucesor de Sáenz en el rectorado de do de vista que los pueblos de la República en su actual estado
la Universidad y destacado letrado de la época: "Si me es per de independencia recíproca, se hallaban en el caso de otras tan
mitido hacer una cita ante unos Dipl,ltados de un pueblo tan tas naciones igualmente independientes ; y por lo tanto, les eran
ilustrado, yo haré la del célebre Watel [sic]." Y su carácter de aplicables los principios generales del derecho de las naciones."91
indiscutida autoridad se observa en me�ciones como la siguien
te: "el principio del derecho público de Watel [sic] y de Requeval, El criterio expuesto por Ugarteche no fue cuestionado. Y
cuya doctrina es el dogma de todas las naciones a este res esta voluntad de ajustar las relacio nes " interprovinciales" al de
pecto."90 recho de gentes sería el fundamento al que se atendrí a Buenos
Otro aspecto que se debe destacar en estos testimonios es Aires92 no sólo hasta 1853 sino también al separarse de las de
que Vattel y el derecho de gentes en general eran alegados para más provincias como Estado independiente entre 185 2 Y 1860 .
el análisis de las relaciones entre las llamadas "provincias", tes En este sentido son coincidentes, pes e a los años que las sepa
timoniando así, además, el carácter de Estados soberanos in ran, las firmes declaraciones de! repres entante de Buenos Ai
dependientes que éstas poseían. A lo largo del debate sobre el res en la Comisión Representativa del Pacto Federal -especie
Pacto Federal -el más importante de los "pactos preexisten de órgano de gobierno confedera! pro ntamente disuelt o por ini
tes" que invocará más tarde el preámbulo de la Constitución ciativa de Buenos Aires-, en 183 2, re specto de que esa comi
argentina de 1853- fue frecuente la invocación del "derecho de sión era un "órgano diplomático ", y el alegato d e Bartolomé
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J o s ll C A R I. O S C H I A R A M O N T E ------- NA 'I ÓN Y E S TADO EN l IlEROAM �RI CA
Mitre en la Junta de Representantes de Buenos Aires, en 1852, alguma razao de tomar as armas, para que se chame a esta
cuando al impugnar el Acuerdo de San Nicolás que abrió el ca desordem guerra civil e nao rebeliao."95
mino para la Constitución de 1853, invocó reiteradamente el
derecho natural como fundamento de la postura de Buenos Ai La Revolución Farroupilha e�a justificada por su princi
res de rechazar ese acuerdo.93 pal líder con algunos de los argumentos clásicos extraídos del
Pero no sólo Buenos Aires se apoyaba en el derecho de gen derecho de gentes:
tes, y en el mismo Vattel, para sus pretensiones de Estado so
berano e independiente. Los diputados de la principal oponen "Desligado o Povo rio-grandense de Comunhao Brasileira
te de Buenos Aires en el Congreso de 1824-1827, la provincia de reassume todos os direitos da primitiva liberdade; usa direitos
Córdoba -cuyo desconocimiento de la ley que convertía a los imprescritíveis, constituindo-se República Independente; toma
diputados del Congreso en diputados de la nación suprimiendo na extensa escala dos Estados soberanos o lugar que lhe compe
su carácter de apoderados de sus provincias, y su posterior re te pela suficiencia de seus recursos, civilizac;ao e naturais rique
tiro de él, fueron el prólogo a la crisis que culminaría con el zas, que lhe aseguram o exercício pleno e inteiro de sua
rechazo de la Constitución unitaria de 1826 y la disolución del Independencia, Eminente Soberania de Dominio, sem sujeic;ao
Congreso-, invocaban también a Vattel para fundar su pos ou sacrifício da mais pequena parte desta mesma Independencia,
tura: ou soberania a outra Nac;ao, Governa e Potencia estranha
qualquer. "96
"Toda ley para que sea válida, y para que revista el carácter de
obligatoria, debe ser pronunciada por el legítimo legislador, que La difusión de un tratado como el de Vattel, objeto de un
tenga competente facultad [. . .] De consiguiente no estando en la uso que excedía en mucho al correspondiente a una obra jurídi
esfera de este poder legislativo el pronunciarla, no es válida ni ca, se debía a ese carácter ya comentado de sustento de la cien
obligatoria, y aun dice Watel [sic] que es un crimen el obedecer cia de lo político que había adquirido el iusnaturalismo en al
la en estas circunstancias. "94 gunos de sus más destacados exponentes. Comentando este ras
go, el anotador de la edición de 1863 escribe que el criterio de
En otros países iberoamericanos Vattel era también auto Vattel no era el que, según la terminología atribuida a Bentham,
ridad entre quienes intentaban afianzar la independencia so lo reduce al concepto de derecho internacional:
berana de sus Estados. Así, en el manifiesto del 29 de agosto de
1838, Bento Gon�alvez, el principal líder de la Revolución "Mais tel n'est pas le point de vue de Vattel. La définition qu'il
Farroupilha de Río Grande do Sul -la que segregó a Rio Gran donne du droit de gens, se réfere par son extension au jus
de del Imperio del Brasil y lo mantuvo diez años como Estado gentium des jurisconsultes romains, qui embrassait dans son
independiente-, justificaba, basado en el derecho natural y de étendue les droits de l'humanité en général, les usages communes
gentes, el derecho a tomar las armas en defensa de su causa; y a toutes les nations, qu'on les considérat soit comme regles de
en correspondencia de 1844, al referirse a sus tratativas de paz leurs relations, soit comme base des rapports sociaux intérieurs
con el Imperio, se refiere como fundamento de sus ideas y de su de chaque État."97 [subrayado nuestro]
proyecto a Vattel:
Como destaca el mismo autor en su Avant-Propos, la obra
" ... donde veio este Direito das Gentes? Responderei que de Vattel. de Vattel, en la que tienen amplio desarrollo cuestiones relati
É ele quem diz que o uso dá o nome de guerra civil a toda a gue vas a la política interior de los Estados, era más una enciclope
rra que se faz entre os membros de urna mesma Sociedade Polí dia de derecho público que un tratado de derecho de gentes. Es
tica: se estao de um lado os cidadaos e de outros o Soberano com de notar que el extenso primer tomo de su obra, aproximada
aqueles que lhe obedecem, basta que os descontentes tenham mente una tercera parte, está consagrado, siguiendo en esto a
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Wolff, a lo que a mediados del siglo XIX era considerado pro nárquica, que aunque en Brasil tuvo evidente suceso pOr el he
pio del derecho político.98 El primer parágrafo, dedicado a las cho mismo de no haberse producido una interrupción si milar a
nociones preliminares del derecho de gentes, tiene el ya defini la del caso español, no fue posible lograr que funcionara en las
torio título, respecto de esta identificación de nación y Estado colonias hispanoamericanas. En ellas, por otra parte, cuando
que hemos comentado, de "Acerca de lo que es una nación o un la ampliación de la participación política se diese a través de
Estado" y comienza así: "Las naciones o Estados son cuerpos los nuevos mecanismos electorales, la necesidad de un vínculo
políticos, de sociedades de hombres reunidos para procurar su que sostuviera el liderazgo de las elites tampoco pudo hacer pie
salud y su adelantamiento .... "99 Esta definición, que según he en ese culto a las virtudes cívicas del que da cuenta el l enguaje
mos visto coincide con otras similares, difundidas durante el de innumerables publicaciones periodísticas y otros documen
siglo XVIII y primera parte del XIX, en carecer de toda referen tos de las primeras décadas de la Independencia.
cia a factores étnicos, era similar a la de Grocio.lOo A partir de Es así que la revalorización de los sentimientos de comu
allí -antes de comenzar a abocarse, en el Libro 11 del primer nidad que alentó el romanticismo en su embate c Ontra el
)
tomo, a las relaciones entre las naciones, que constituye hoy la racionalismo ilustrado, que llevó a reivindicar el senti miento i
materia del derecho internacional-, el primer libro de la obra de identidad de raíz teI;Ii!.9!ial, a asignarle connotaci o nes de
de Vattel examina todos los aspectos concernientes a la organi homogeneidad étnica, y a fundar en él la lealtad a los nuevos
zación interna de las naciones, desde la política a la economía. organismos esfatales, habría de ser más tarde un recurs o eficaz
En esas páginas, Vattel se ocupa de cuestiones tan vitales para para cimentar la unidad de las nuevas naciones iberoamerica
los pueblos iberoamericanos surgidos del dominio metropoli nas. Criterios como el de Feijóo, que abominaba de la "pasión
tano, como las concernientes a las formas de gobierno, concep nacional", eran expresión de una cultura que enaltecía los sen
to de la soberanía, formas de asociación política -unitarias, timientos racionalmente fundados y repudiaba los que prove
federales o confederales-, entre otras, así como a uno de los nían de las pasiones. Justamente, un orden de valores que el
problemas .centrales del derecho natural, el de la obligación romanticismo invertirá en su explícito repudio de estas facetas
política, fundamento de la lealtad de los súbditos al Estado. de la cultura ilustrada.
Resulta claro que esta inversión de la escala de valores es
demasiado tardía como para haber podido contribuir al éxito
6. ALGUNAS CONCLUSIONES del propósito de dar a luz las nuevas naciones iberoamerica
nas, si se recuerda, insistimos, que el principio de las n aciona
A lo largo del proceso independentista esa lealtad había lidades, que vincula necesariamente la formación de las nacio
sido reclamada por elites que buscaban fundarla en las virtu nes contemporáneas a previas nacionalidades, se difunde para
des que el concepto de república llevaba consigo. Mientras el lelamente al romanticismo, con posterioridad a 1830. Por eso,
proceso de organización política estuvo reservado a esas elites, nos parece que una de las mayores utilidades del indispensable
perduraron las antiguas normas que requerían justificar el fin examen crítico del supuesto de nacionalidades preexistentes
del vasallaje a la monarq uía, por una parte (doctri na de la consiste en que, al despej ar la cuestión de esta asociación de
vaca tío regís), la legitimi dad del nuevo ejercicio de
la sobera identidad colectiva y emergencia del Estado nacional, nos h ace
nía por otra (doctrina de la reasunción), y asimismo, la legiti posible enfocar mejor el estudio de los factores que re almente
midad de las nuevas entidades soberanas, fundada en su cali confluyeron en la formación de esos Estados. Por un lado, l a
dad de "person a moral" según el uso del concepto en el derecho naturaleza d e los sujetos políticos colectivos soberanos que,
de gentes. como ya señalamos, fueron inicialmente los "pueblos" , es de- .'
El escaso éxito de muchas de las experiencias de organiza cir, las ciudades y/o provincias o Estados, según los cas os. Por ,'
ción estatal independiente obligaría a buscar nuevos recursos !
otro, la conformación del imaginario político de la época, si ya
para apuntalar el edificio social. Tal fue el de la legitimidad mo- no lo reducimos al supuesto sentimiento de identidad nacio �
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nos encontramos con un sorprendente laconismo, tal como el ría así que, si bien el derecho natural emana de la razón del
que veremos poco más adelante. Pero advirtamos previamente hombre, ésta no es más que un medio que utiliza Dios para co
que no nos proponemos discutir aquí una definición del dere municar su voluntad. Dios puede, por lo tanto, modificar el de
cho natural y de gentes, sino solamente examinar las nociones recho natural a su arbitrio. 2
que, por una parte, prevalecen hoy entre los especialistas en el Sin perjuicio de reconocer esta antigua historia del dere-
tema y, por otra, y es lo que más importa en este trabajo, las cho natural , en la historio grafía contem poránea el términ o
que predominaban en el siglo XVIII y primeros años del XIX, a iusnaturalismo es aplicado por lo común a su renovación ope
los efectos de hacer posible una mejor comprensión de lo trata rada a partir de la obra de Hugo Grocio De iure bellis ac pacis
do en los capítulos precedentes. (1625). Para Grocio, que definía el derecho natural como un
Por ejemplo, de manera general, se ha afirmado que el nú dictado de la razón que distingue las acciones en contrarias o
cleo del derecho natural es la identificación de derecho y justi conformes con la naturaleza racional del hombre , y por lo tanto
cia, de forma que una ley es estimada como válida si es justa, si vedadas u ordenadas por Dios, creador de esa naturaleza,3 el
no ofende la equidad que debe existir en las relaciones entre los derecho natural era, sin embargo, como veremos más adelante,
seres humanos. Criterio cuya debilidad es evidente, dadas las independiente de la voluntad de Dios y hasta de su existencia.
dificultades, mostradas por los mismos partidarios del derecho Al considerar la profunda influencia del derecho natural
natural, para poder reconocer qué es lo justo, y para lograr al en la historia modern a, una cuestión que surge de inmedia to es
respecto un consenso.' la derivada de la varieda d de formas que asumió durante los
Recordemos previamente que la noción del derecho natu siglos XVI a XVIII. En primer término , la diferencia que existi�
ral se remonta a los filósofos griegos y tuvo variadas manifesta ría entre lo que los actuales historiadores del derecho suelen
ciones, tanto en la Antigüedad como en la Edad Media. Duran considerar el iusnaturalismo "moder no" propiamente dicho y
te el Medioevo reinó bastante confusión al respecto, en cuanto las tendencias escolásticas aún vivas en el período, en la medi
se asociaban doctrinas antitéticas, como la naturalista de da de la importancia de este asunto para la interpretación del
Ulpiano -jurista latino del sigo III d. C., que lo reducía prácti papel de esa corriente en los fundamentos de los programas y
camente a un instinto, producto de la creación de la naturaleza conductas políticas que nos interesa n.
por Dios-, la racional ciceroniana, transmitida al Medioevo por Pero, si por una parte es fundamental registrar tal distin
uno de los padres de la Iglesia de la misma época, Lactancio ción, importa también advertir, para una perspect!v� que tien
-una ley acorde con la razón, inmutable y eterna, que no varía da a rastrear la presencia de las concepciones teoncas en los
según las circunstancias de lugar y tiempo-, y otra postura pro conflictos políticos de la Histori a, que frecuentemente doctri
piamente medieval que identificaba el derecho natural con la nas contrapuestas estaba n presentes al mismo tiempo , y a ve
revelación y el Evangelio, tendencia ésta proveniente sobre todo ces confun didas, en el curso de las contiendas políticas de la
del canonista del siglo XII Graciano y de sus comentaristas. Esta época. Pues, como ya explicamos, el derecho natural, más al�á
diversidad de criterios fue superada a partir de la reformula de sus diversas tenden cias, cumplió el papel de una creenC Ia
ción de Santo Tomás de Aquino, en el siglo XIII, quien sostuvo consen suada como fundamento de legitimidad de la vida polí-
el concepto de una ley natural como parte del orden que la ra tica.4
zón de Dios ha puesto en la razón del hombre; es decir, una Al respecto, ayudaría a aclarar más las cosas pregun t ar-
norma racional. Sin embargo, el racionalismo tomista chocó con nos qué es lo común de todo el derecho natural modern o, qué
el voluntarismo de Ockam y otros, para quienes Dios, por el es lo que, más allá de las profund as divergencias que van, por
mismo hecho de ser quien es, puede variar a su arbitrio esa ley. ejemplo , de Grocio a Locke, hizo posible que cumpliera esa fun
La crítica voluntarista al criterio de Santo Tomás -que, encar ción. Según el criterio de un destacado filósofo del derecho , lo
nada sobre todo en Guillermo de Ockam en el siglo XIV, poste común de las distintas expresiones de esa corriente es
riormente sería retomada por la reforma protestante-, afirma-
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NACIÓN y ESTADO EN }IlP.KOAMltRICA
J o s /1 CARLOS C I I I ARAMONTE
( fueron establecidas.6
Es cierto que es imprescindible tener en cuenta los con
flictos de tendencias opuestas en el seno del derecho natural
tos ciertos, como las ciencias exactas matemáticas, de aquellas
otras que producirían conocimientos solamente probables,
como las ciencias morales. Para la tradición aristotélica, de la
que, como en el caso del problema de la unidad o divisibilidad que en este punto participaban aún Bodino y Grocio, la moral y I
". de la soberanía, absorbieron gran parte del debate político ibe la política eran campo de lo probable, no de lo cierto.
Hobbes se propuso asentar la ciencia de lo moral sobre I
roamericano en la primera mitad del siglo XIX. Pero, al mismo
tiempo, es preciso atender también a ese campo de coinciden una base tan rigurosa como la que había descubierto, con ad I
cias, visible en las usuales invocaciones al "derecho natural", a miración, en su lectura de Euclides y en su conocimiento del
la "ley natural", a la "ley de la naturaleza", en los textos políti método de Galileo, a quien visitó y con quien, en el curso de I
dilatadas conversaciones, consultó su propósito de tratar las
cos de la época, que en su elusión de mayores precisiones ape
laban a un supuesto campo compartido de creencias que fun- ciencias de lo moral more geometrico, y de quien tomó el mé- I
I
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todo "resolutivo-compositivo", que aplicaría al tratamiento de la historia del iusnaturalismo una corriente propiamente mo
los asuntos sociales.8 derna, abierta por la obra de Hobbes.
Pero hay otro plano en que la orientación abierta por
Hobbes -ya en una obra anterior al Leviatán, su tratado De 2. La atribución a Hobbes y no a Grocio de la paternidad
Cive (1642)9 -, se aparta de toda la precedente tradición de la del derecho natural en su versión moderna es parte de una con
filosofía política. Se trata de la antes aludida discrepancia so troversia que como tal no tendrá mayor incidencia en la vida
bre el origen natural o artificial del poder, en la que Hobbes se intelectual de Iberoamérica de ese entonces, pero que apunta a
opone al criterio que, a partir de Aristóteles, consideraba al distinciones doctrinarias que pueden en cambio contribuir a una
hombre como un ser naturalmente social, juicio que todavía con mejor comprensión de su vida política. Cuando, al iguál que lo
formaba lo central de las concepciones polític;as predominan haría Bobbio, uno de los principales biógrafos de Hobbes, F.
tes en la I nglaterra de su tiempo . lO Al criterio aristotélico, Tonnies, busca refutar la atribución a Gracia de esa paterni
Hobbes contrapone el concepto del "hombre lobo del hombre", dad, escribe que "los teóricos del derecho natural mejor infor
condición que solamente el paso a la sociedad civíl permitiría mados" sabían ya, en el siglo XVIII, "que Hobbes era el funda
superar. Ya en la primera página del De Cive ataca sin rodeos a dor de esa disciplina como sistema rigurosamente racionaL."
la concepción aristotélica: Y añade que ellos también sabían que esa atribución a Gracia
era "un prejuicio muy equivocado", sobre todo, por creer que
"La mayor parte de los que han escrito sobre política suponen,
pretenden o exigen que el hombre es un animal que ha nacido " . . . Grocio ha removido el ius naturae y lo ha limpiado de los gri
apto para la sociedad. Los griegos le llaman Zwov ¡roÁmov; y so llos scholasticorum y que tenga que ser considerado como re
bre ese fundamento construyen la doctrina de la sociedad civil formador, restaurador, etc., ya que todo lo que nos dice acerca
como si para la conservación de la paz y el gobierno de la huma del derecho de naturaleza no es otra cosa que la vieja doctrína
nidad bastara que los hombres consintiesen en ciertos pactos y escolástica . . "13
.
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recho de gentes es un derecho humano y, por tanto, positivo-, [Thomasius] a la misma indiferencia hacia los dogmas eclesiás
en cuanto afirma que el derecho positivo no es producto espon ticos y a similar anticlericalismo a los que pudiera llegar un pos
táneo de la vida comunitaria sino creación artificial, adopta un terior ilustrado, confiado en su sola razón. "20
punto de vista cercano a los criterios modernos.'5 Pero aunque
Bodino puede ser considerado precursor de algunos de los ras Lo cierto es que el rasgo más conflictivo de este iusna
gos definitorios del iusnaturalismo moderno, la gran novedad turalismo para la cultura política de los siglos XVII y XVIII era
de Grocio es que afirma la existencia de un derecho natural vá una nueva concepción de las relaciones entre derecho y filoso
lido para todos los pueblos, basado en la razón e independiente fía moral, fundada en la segregación de ambas disciplinas del
de la voluntad de Dios y aun de su existencia: ámbito de la teología moral en el que las habían ubicado gran
des figuras del siglo XVI como el dominico español Francisco
" y ciertamenteestas cosas, que llevamos dichas, tendrían algún de Vitoria. Es de notar, al respecto, el esfuerzo de Pufendorf
lugar, aunque concediésemos, lo que no se puede hacer sin gran para justificar esa escisión. En la dedicatoria al lector de su obra
delito, que no hay Dios, o que no se cuida de las cosas huma De la obligación del hombre y del ciudadano, además de expli
nas . ",6
.. car sucintamente la diferencia entre ley natural, ley civil y re
velación, y las correspondientes disciplinas -"tres estudios se
Si bien Grocio está aún lejos de una postura deísta,'7 su parados", derecho natural, derecho civil y teología moral-, se
innovación habría sido fundamental, si no tanto como la de advierte una implícita necesidad de justificar al derecho natu
Hobbes para el futuro desarrollo de la teoría política, sí para la ral, basado en la razón, frente a la teología, fundada en la reve
difusión de una corriente no escolástica del iusnaturalismo, que lación:
se vería prontamente acentuada en autores como Thomasius.'8
Una corriente fuertemente atractiva para parte de los protago "el derecho natural no se opone en modo alguno a los dogmas de
nistas de los conflictos de los siglos XVII y XVIII. Porque, aun la verdadera teología, sino que sólo abstrae de algunos de sus
que el iusnaturalismo moderno continúa en otros aspectos la dogmas que por la mera razón no se pueden investigar. "21
tradición estoico-ciceroniana recogida por el tomismo, la pos
tura secularizad6ra de Gracia, y también de Pufendorf, sería la Previamente había explicado las diferencias de ambos cam
preferida en el siglo XVIII justamente por su actitud precurso pos, para afirmar:
ra de la difusión de una cultura laica, ajena a la tradicional de
pendencia de la teología. "De aquí que los decretos del derecho natural se adapten sólo al
En cuanto a Christian Thomasius, fue famoso en su tiem tribunal de los hombres, que no se extiende después de esta vida,
po por dos razones. Una fuente de esa fama era su carácter de y son incorrectamente aplicados en muchos casos al foro o tri
crítico del derecho romano. La otra fue su carácter de "conti bunal divino, que es especialmente la mira o el campo de la teo
nuo escandalizador de teólogos" debido a las tesis contenidas logía. "
en dos de sus principales obras, una de ellas sus Fundamenta
Iuris Naturae et Gentium [1705].'9 Thomasius sentía gran ad El fin del derecho natural "se incluye sólo en el ámbito de
miración por un historiador de la Iglesia, Gottfried Arnold, por esta vida, y por lo tanto forma al hombre en consecuencia para
el criterio de éste de que que viva en sociedad con los demás". De manera que "los lími
tes por los que este estudio está separado de la teología moral
"el uso de la razón por la Iglesia a fin de fijar la 'ortodoxia' y están tan claramente definidos" que se encuentra en el caso del
actuar contra los hérejes en nombre de esa misma razón, olvi derecho civil, de la medicina, de la ciencia natural o de las ma
dando para con ellos la piedad, la comprensión, la misericordia, temáticas.··
deriva en irracionalidad. [y] Partiendo de la piedad, arribó Por último, otra característica del iusnaturalismo de los
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NACIÓ N y ESTADO E N IBE ROAMÉRICA ------
siglos XVII Y XVIII, la de mayor resonancia política, fue la de En cambio, si nos asomamos a una obra muy difundida en
acentuar el aspecto subjetivo del derecho natural, el de los de el siglo XIX, publicada al promediar la primera mitad de esa
rechos innatos del individuo, frente al aspecto objetivo, el del centuria, como la del diplomático norteamericano Wheaton, ob
derecho natural como conjunto de normas. Animó así las ten servaremos que ella se ciñe al derecho internacional y que hace
dencias políticas individualistas y liberales que reclamaban el centro de forma casi excluyente en el problema de la regulación
respeto, por la autoridad política, de los derechos del hombre. de la guerra y de la paz -problema central, es cierto, al derecho
En síntesis, los conceptos de los derechos innatos, del estado natural y de gentes en toda su historia, como lo muestra el títu
natural y del contrato social, pese a las diversas maneras en lo mismo de la obra de Gracia, pero que no agota ni mucho
que se los haya podido concebir, son característicos del iusna menos su contenido. El subtítulo de la obra de Wheaton, "Des
turalismo moderno "y se encuentran en todas 1?.8 doctrinas del de la paz de Westfalia hasta nuestros días", traduce ese crite
derecho natural de los siglos XVII y XVIII..."23 rio, exhibido también por el autor cuando observa que "la paz
de Westfalia continuó formando la base del derecho público
3 . Al llegar a este punto, conviene quizá detenerse a consi europeo" y que ella "termina el siglo de Gracia" y "armoniza
derar la diferencia de enfoque que existe entre el historiador de con la fundación de la, nueva escuela de publicistas, sus disCÍ
la teoría política, que basa su trabajo en un análisis interno de pulos y sucesores en Holanda y Alemania". 25
ella y está condicionado por su preocupación respecto del valor Mientras que, por otra parte, autores del siglo XVIII, como
intelectual de las teorías estudiadas, así como de su trascen el ya citado Mackintosh, o los colaboradores de la Enciclope
dencia en esa historia intelectual, y el historiador de la vida po dia, lo enfocan como el fundamento de la ciencia de la política.
lítica, a quien le importan las formas, genuinas o espurias, co y es este enfoque el que más nos interesa porque responde, jus
herentes o no, con que asumen las ideas políticas los protago tamente, a la forma en que el derecho natural y de gentes era
nistas, individuales o colectivos, de los procesos históricos en asumido en tiempos de las independencias iberoamericanas.
estudio. Por eso, independientemente de los méritos respecti Esta última perspectiva coincide con la atribución a Gracia y
vos de las ideas de Gracia y de Hobbes en la historia de las ideas Pufendorf del papel de fundadores de aquél, fundamentalmen
políticas, lo que interesa notar en el siglo XVIII, y en sus pro te por lo que podría llamarse su laicización y racionalización.
longaciones posteriores, es, por una parte, la generalizada afi Deteniéndonos ahora en este punto, añadamos que el ca \
es el primero que ha elaborado un sistema de Derecho natural mas reglas morales que reúnen a los hombres y los organizan
en un tratado titulado De iure belli ac pacis. . ", y que pese a
.
en naciones, las que rigen también las relaciones entre éstas.
que ese título parece no anunciar otra cosa sino que las leyes de Una parte de esta ciencia es considerada el derecho natural de
la guerra son su principal objeto de estudio, sin embargo, "no los individuos, y la otra, el derecho natural de los Estados; y es
dej a de encerrar los principios del derecho natural y del dere en virtud de sus principios que se ha considerado a los Estados
cho de gentes". 27 Además de criticarse a Hobbes y a Spinoza como pers o n a s m o ra les.30 El punto de vista que asume
-"no se pretende aquí refutar el pernicioso sistema de estos Mackintosh es el de una estrecha conexión entre la filosofía
dos filósofos cuyos errores se perciben fácilmente" -, los auto moral, el derecho civil y el derecho público, en cuanto el "prin
res a los que mayor autoridad se concede son Pufendorf, cipio de justicia" enraizado profundamente en la naturaleza y
Barbeyrac y Burlamaqui. 28 en el interés de los seres humanos satura el conjunto hasta sus
mínimos detalles.31
4. El derecho natural y de gentes aparecía entonces como Tal dimensión del derecho natural que trasciende a lo ju
el conjunto doctrinario que daba razón de los fundamentos y rídico se percibe ya en la misma obra de Altusio, en la que el
normas de la vida social y política, incluida la internacional. derecho natural está tratado, según se ha observado, de mane
No sólo, insistimos, como una etapa de la historia del derecho, ra más sociológica que política.32 Así como un enfoque mode
tal como suele ser considerado en la historia de las ideas políti rado de similar concepción del papel del derecho natural se en
cas y como se reflej a en el siguiente texto: cuentra en la obra de un hoy olvidado publicista francés del si
glo siguiente, José Gaspard de Real de Curban. Se trata de un
"Sólo podemos detenernos brevemente en la profunda transfor cartesiano, adversario de los enciclopedistas, que en la segun
mación de las concepciones jurídicas llevada a cabo en el siglo da mitad del siglo XVIII publicó una Science du Gouvernement,
XVII por los teóricos del derecho natural (especialmente Grocio cuya versión castellana de 1775 sería objeto de lecturas por parte
y Pufendorf). Las obras de estos teóricos pertenecen a la histo de Juan Manuel de Rosas. Para Gaspard de Curban el derecho
ria del derecho más que a la historia de las ideas políticas, pero natural era el fundamento de la ciencia política, en cuanto base
llevan la profunda huella del contexto político y social en que de todos los demás derechos, derecho civil, derecho eclesiásti
fueron elaboradas. "29 [subrayado nuestro] co, derecho de gentes, así como de la ciencia moral y la ciencia
política.33
Ni tampoco como la sola regulación de las normas de la
guerra, pese al lugar preponderante que este problema poseyó
en la gestación y desarrollo del mismo, en buena medida por CORRIENTES IUSNATURALISTAS y TEORíAS
que implicaba de la manera más acuciante la noción de los fun
CONTRACTUALISTAS
damentos, características y relaciones de las sociedades nacio
nales.
Nada más expresivo de lo apuntado que el citado texto de 1. A partir de Grocio, el iusnaturalismo se convertiría en
una respuesta exitosa a la teoría del origen divino directo del
Mackintosh -permítasenos volver a él una vez más-, para
poder. Más aún, en muchos de sus exponentes, el contractua
quien el derecho natural y de gentes era una ciencia que se ocu
lismo estaba destinado originariamente a combatir el poder tem
pa de los "deberes y derechos" de los hombres como de los de
los Estados. Y al explicar con más detalle, como hemos visto, poral del papado, y en sustancia buscaba fundar la autonomía
del poder real apelando a bases puramente laicas. El renaci
que bajo esa denominación están comprendidas las relaciones
miento de las doctrinas contractualistas fue, entonces, la base
entre los individuos que integran un Estado, entre ellos y los
poderes públicos, y entre los Estados mismos, tanto en tiem de esta construcción alternativa sobre la naturaleza del poder.34
Agreguemos que es singular que una noción que proviene de la
pos de guerra como de paz, aclara, además, que son las mis-
escolástica se expanda desde el siglo XVI con propósitos anta-
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J O S É C A R L O S C H IA R A M O N T E NACiÓN y ESTADO EN IBE¡WAMÉRICA
gónicos: entre los neoescolásticos, para combatir el poder del hombre y ser reemplazado por la concepción del estado de na
príncipe cuando se oponga al del papado; en los iusnaturalistas turaleza, se requiere una explicación del origen de la sociedad.
antiescolásticos, para fundar el poder absoluto del príncipe e Se impone así, como forma de explicar la superación del estado
impugnar la pretensión de poder universal del papado. Y, pos de naturaleza, la noción de un pacto o contrato formativo de la
teriormente, también para combatir el absolutismo y fundar la sociedad. Este concepto del contrato social -pacto de sociedad
doctrina de la soberanía popular en términos de la democracia (pactum societatis), distinto del pacto de sujeción (pactum
contemporánea. subjectionis)- es el único admitido por Rousseau, que conde
En cuanto a una figura del contractualismo de tanta in na explícitamente el del pacto de sujeción en cuanto incompa
fluencia en la historia iberoamericana como la del pacto de su tible con su tesis de la no enajenabilidad del poder. Mientras
jeción, a la que se ha señalado como proveniente de la tradición que otros autores admiten los dos pactos, el que da origen a la
del derecho romano,35 se encuentra no sólo en la neoescolástica sociedad y el que luego, o al mismo tiempo, instaura el poder
del siglo XVI sino también en el iusnaturalismo no escolástico político.
y hasta en la Enciclopedia francesa, según veremos más ade
\
lante. Sin embargo, en tiempos de Gracia, ella se tomaba de la
tradición escolástica, cuya concepción de la naturaleza social
del hombre y del carácter natural de la sociedad condicionaba
2. Dado que en la historiografía latinoamericanista se ha
difundido una postura que atribuye los movimientos de inde
pendencia al influjo de la neoescolástica española del siglo
la respuesta al problema de la legitimidad del ejercicio del po XVI,38 es útil, en una breve digresión, detenerse en el artículo
der. Éste era concebido entonces como producto inmediato de de la Enciclopedia en que se trata este asunto -artículo sin ini
la comunidad, resultante de un traspaso del poder de ésta al ciales, de manera que es atribuible a Diderot-, porque nos pro
príncipe -la translatio imperii en terminología escolástica-, porciona un significativo testimonio de cómo la doctrina del
bajo la figura del pacto de sujeción. pacto de sujeción que circuló en tiempos de las independencias
En cambio, a partir de Hobbes, la teoría moderna del Es iberoamericanas era algo de amplia dispersión en la literatura
tado, que también comparte la tesis contractualista como fun política del siglo XVIII y compartida por corrientes opuestas a
damento del poder estatal, se distingue empero por la concep las neoescolásticas.
ción del carácter artificial, no natural, de la sociedad. Ésta sur La naturaleza, se lee allí, no ha otorgado a nadie el dere
giría como superación del estado de naturaleza -una forma de cho de mandar sobre otros. Sólo la autoridad paterna puede re
existencia no social de los seres humanos-, mediante el ingre conocer un origen natural. En cambio, la autoridad política pro
so a la sociedad civil y la sociedad política, las que en algunos viene de un origen distinto de la naturaleza. Ella deriva de dos
autores (Hobbes, Locke, Kant) resultan instancias separadas, y fuentes: la fuerza, la violencia del que la usurpa, o el " . . . consen
en otros (Rousseau) se conciben unificadas.36 timiento de aquellos que se han sometido mediante el contrato,
En cuanto a la noción de estado de naturaleza, es obser expreso o tácito, entre ellos y aquel a quien han transferido la
vación conocida que conviéne interpretarla más bien como un autoridad". El poder originado en el consentimiento supone
supuesto conceptual necesario para construir la visión de la condiciones que lo legitiman, en cuanto lo hagan útil a la socie
sociedad y no como una etapa histórica realmente vivida por la dad, beneficioso para la República y lo sometan a ciertos lími
humanidad. Más aún, parq. una de las interpretaciones más tes. Esto es así porque el hombre no puede entregarse total
aceptadas del pensamiento de Hobbes, su tesis del estado de mente, sin limitaciones, a otro hombre, en razón de que tiene
naturaleza no sería otra cosa que traslación al plano teórico, en otro dueño superior, a quien sí pertenece por entero: Dios, cu
forma de una abstracción lógica, de la situación de las relacio yo poder es inmediato sobre el hombre y lo ejerce como señor
nes sociales en la Inglaterra de su tiempo, sacudida por guerras celoso y absoluto, sin perder nunca sus derechos ni transfe
civiles y otros conflictos.37 rirlos.
Al abandonarse el criterio de la sociabilidad natural del
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,I
J O S É CARLOS C H IARAMONTE NACiÓN y ESTADO EN IBEROAMÉRICA
"Él permite, en pro del bien común y del mantenimiento de la Tomás y de Suárez, la comunidad no está obligada a ejercer
sociedad, que los hombres establezcan entre ellos un orden de directamente el poder, ni conviene que lo haga, por razones de
subordinación, que obedezcan a uno de ellos, pero quiere que la lentitud y confusión que se seguirían si las leyes tuviesen que
sea conforme a razón y moderadamente, y no ciegamente y sin hacerse con intervención de todos. De allí la consecuencia
reserva, a fin de que la criatura no se apropie de los derechos del necesaria del traspaso del poder, a partir de la noción según la
Creador." cual el poder reside originariamente en la comunidad, que lo
traslada al príncipe mediante un pacto, y no en el príncipe por
El príncipe, entonces, recibe de sus súbditos la autoridad derivación directa de Dios, concepción esta última que, en
que posee sobre ellos, pero esa autoridad está limitada por le cambio, es la de San Agustín y de Bossuet, entre otros.
yes naturales y del Estado. No puede romper eL contrato por el De manera que otra diferencia entre las doctrinas .e sco
que la ha recibido sin anular al mismo tiempo esa autoridad. lástica y moderna sobre el origen y naturaleza del poder es
Cuando el contrato dej a de existir, la nación " . . . recupera su de que para la primera existe un dualismo en la concepción de la
recho y plena libertad de pactar un nuevo contrato con quien soberanía, una soberanía radical y otra derivada. La doctrina
quiera y como le plazca". Si en Francia se extinguiera la familia escolástica supone que el dualismo comunidad/príncipe
reinante, "entonces, el cetro y la corona retornarían a la na (ateniéndonos a una de las tres formas de gobierno definida
ción".39 ya por Aristóteles, la monarquía) subsiste luego del traspaso
Pero esta postura, que coincide parcialmente con la del poder, lo que se refleja en otro dualismo, el de un poder
tradición de la escolástica del siglo XVI, no asume la variante originario o virtual de la comunidad, y un poder en función, el
del tiranicidio. En Francia, se lee también en ese artículo, del príncipe. Estas dos consecuencias son comunes a todas las
mientras subsista la familia real en sus varones, nada le privará variantes de las doctrinas pactistas de la escolástica, pero
de la obediencia y respeto de sus súbditos, y el agradecimiento mientras en Suárez o Vitoria, una vez transferido el poder al
por los beneficios que disfrutan al abrigo de la realeza y por su príncipe la comunidad carece enteramente de él mientras no
mediación para que la imagen de Dios se les presente en la tierra. lo recobre -por las razones de excepción ya indicadas-, en
La primera ley que la religión, la razón y la naturaleza imponen Mariana y otros autores "el poder seguiría conjuntamente en
a los súbditos es la de respetar el contrato que han formalizado. ambos", lo que daba lugar a la concepción de un ejercicio de la
y si llegasen a tener algún rey injusto y violento -agrega Diderot soberanía conj unto por "rey y reino", fórmula que tendría
con un criterio similar al de Bodino-, no deberán buena acogida en los medios autonomistas iberoamericanos
antes de las indepen dencias. Pero esta concepción de la
" ... oponer a la desgracia más que un solo remedio: apaciguarlo naturaleza y el ejercicio del poder implicaba una contradicción
mediante la sumisión y aplacar a Dios con las oraciones, porque con la doctrina de la indivisibilidad de la soberanía, que Bodino
sólo este remedio es legítimo, en virtud del pacto de sumisión y otros autores encarecían como fundamento imprescindible
jurado al príncipe reinante antiguamente, y a sus descendientes del EstadoY
en sus varones, cualesquier sean; y considerar que todos estos El iusnaturalismo moderno, entonces, que afirma el
motivos que se creen tener para resistir, no son bien examina carácter artificial y convencional del poder, rechaza todo vestigio
dos más que pretextos de infidelidades sutilmente enmascara dualista desde un comienzo, para construir una realidad unitaria
das; que con esta conducta jamás se han corregido los príncipes antes desconocida: el Estado. Así ocurre en Hobbes, Rousseau
y abolido los impuestos; y que solamente se ha añadidp a las
y Kant, pese a su diferente punto de partida y a su distinta idea
desgracias, de que se lamentaban, un nuevo grado de miseria."40 del estado de naturaleza y del pacto social -dado que en la
concepción democratista de Rousseau se excluye todo pacto de
3. Retornando al punto de partida escolástico del con sujeción al par que se anula la distinción entre sociedad política
tractualismo, observemos que, según el pensamiento de Santo y sociedad civil, mientras que en las concepciones pactistas
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liberales (Hobbes, Locke, Kant), en cambio, el pacto social zar la opinión contraria que hombres malvados le manifiesten
implica un pacto político o de sujeción. con el solo objeto de congraciarse con él".45
Por otra parte, de la concepción escolástica surge la tesis
-incompatible tanto con el dogma del origen divino directo
del poder como con la teoría moderna del Estado- del derecho LA NOCIÓN DE SOBERANíA
de resistencia, y aun del tiranicidio, cuando no se cumpliesen
los fines encomendados al titular del poder político según el 1. En cuanto respecta a la noción de soberanía, podrían en
supuesto del pacto de sujeción. Tanto Locke como Barbeyrac contrarse antecedentes, antes de Badina, en conceptos políticos
y Burlamaqui, seguidores de Gracia y Pufendorf, acuerdan en formulados en los siglos XII en adelante, pues se ha advertido
este punto, pese a que la obra de estos últimos tendía a cimen que ya entonces se usaba el término, aunque no totalmente en el
tar el absolutismo real Y Durante la Edad Media, observa mismo sentido con que se lo emplearía luego, o se utilizaban con
Maravall, se había institucionalizado "la capacidad jurídica de ceptos que, como los de auctoritas y potestas, contienen algunas
resistencia por parte del pueblo contra un príncipe injusto", de las notas posteriormente propias del concepto de soberanía.46
tal como lo prueba la Magna Carta inglesa (1215) y, en España, Pero en su uso actual, el concepto se acuña en el siglo XVI para
una de las leyes de Partidas, ley que en el siglo XVI era aún dar cuenta del ejercicio del poder político en un contexto que
invocada por los comuneros de Castilla para legitimar su niega el poder de las dos grandes potencias universales de la Edad
rebeldía.43 Media, la Iglesia y el Imperio. Ejercicio del poder político, esto
Una de las manifestaciones más contundentes del es, del poder del Estado -otro concepto acuñado en el mismo
tiranicidio, la del teólogo jesuita del siglo XVI Juan de Mariana, siglo-, entendido como supremo poder de mando, no sometido
basaba justamente su alegato en la preeminencia de la potestad a ningún otro y no eludido por ningún individuo, grupo o corpo
de la república sobre la del príncipe. Su dilatado análisis (en el ración del territorio en que se ejerce. Asimismo, un concepto, el
Capítulo V, "De la diferencia que hay entre el rey y el tirano") de soberanía, que tiene como una de sus funciones fundamenta
de cuándo el príncipe deviene tirano, en qué consiste la tiranía, les, la de conciliar poder y derecho, esto es, la de proporcionar
y qué medios hay para suprimirla, se basa en su postulado de legitimidad al monopolio de la fuerza característico del concepto
que el poder del príncipe proviene del pueblo, que en el Capítu de todo Estado moderno.
lo VIII, "Si la potestad del rey es mayor que la de la república", Uno de los problemas centrales del concepto de soberanía
formula así: era el de su unidad. Frente a las doctrinas del Estado mixto, de
antigua data, que hacían centro en la necesidad del consenso
"Pero yo juzgo que cuando la potestad real es legítima, tiene de los grupos intermedios de la sociedad feudal para la legisla
su origen en el pueblo, y los primeros reyes en cualquiera repú ción, y que tendrá en Altusio (1557-1638) un nuevo y fuerte par
blica han sido elevados al poder supremo por una concesión de tidario, la que habrá de ser considerada doctrina moderna del
aquél. "44 Estal:to tiene ya en juristas como Badina (c. 1530-1596) una ra
dical afirmación de la indivisibilidad de la soberanía.47 Para
Además, luego de resumir en el Capítulo VI, "Si es lícito nuestro propósito de indagar los fundamentos de las tenden
suprimir al tirano", las razones que hacen lícita la muerte del cias centralistas y confederales en la historia iberoamericana,
príncipe (" . . . es un pensamiento saludable el que entiendan los es útil recordar que Badina puede ser considerado, efectivamen
príncipes que, si oprimen la república y se hacen insufribles por te, punto inicial de la tendencia moderna a fundar la estabili
sus crímenes y vicios, viven con tal condición que, no sólo de dad y éxito de un Estado en la unidad e indivisibilidad de la
derecho, sino con gloria y alabanza, pueden ser despojados de soberanía, mientras Altusio lo sería de la opuesta concepción
su vida"), sostiene que el príncipe debe persuadirse de que "la de la coexistencia de distintos poderes soberanos en el marco
autoridad de la república es mayor que la de él mismo, y recha- de una misma asociación política.
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El objetivo de dotar a la monarquía de todo el poder nece " . . . establecía un inextricable ligamen entre el rule of law y la
sario para instaurar un orden de concordia y justicia, que Bodino supremacía legislativa del Parlamento, sobre la que descansaba
juzgaba no podían alcanzar los grupos sociales intermedios, lo la llamada monarquía dualista estamental, basada en el binomio
llevaba a atacar los poderes feudales y estamentales y a acen Rey/Reino, representado este último por la Cámara de los Lores
tuar el del príncipe, de una forma que no estuviese trabado por y la Cámara de los Comunes."51
\1
ninguna clase de fiscalización. En otros términos, como efecto
de la ruptura de un orden social basado en las relaciones de Es cierto que la momn:@íéLdl!ªlista"estªII1ental también
dependencia personal entre señores y vasallos, la imputación existía e n l a Europa continental, como e n Francia y e n España.
de la obligación política era desplazada de los poderes interme Pero en Francia los Estados Generales dejaron de convocarse
dios (señores, Iglesia, ciudades, corporaciones var�as... ) al Es en 1614. Y en España, donde las Cortes de Castilla y las de León
tado, cuyo poder excluyente manifestado a través de las leyes, habían surgido casi cien años antes que el Parlamento inglés,
es lo que denomina Bodino soberanía.48 durante los siglos XVI y XVII la soberanía se imputó al monar-
El concepto de la unidad de la soberanía llevaba a Bodino ca y las Cortes fueron prácticamente neutralizadas. En Casti-
a condenar sin atenuantes la forma del Estado mixto: lla, luego de 1538, debido al rechazo de los nobles a un im
puesto que pretendía el rey, éste excluyó a la nobleza y al clero
"Si la soberanía es indivisible, como hemos demostrado, ¿cómo de la convocatoria a Cortes. Las Cortes de Castilla quedaron
se podría dividir entre un príncipe, los señores y el pueblo a un así integradas por los representantes de las pocas ciudades (fue
mismo tiempo? Si el principal atributo de la soberanía consiste ron dieciocho) con voto en Cortes, las que, entendiendo que
en dar ley a los súbditos, ¿qué súbditos obedecerán, si también esa representación conformaba un privilegio, no la compartían
ellos tienen poder de hacer la ley? ¿Quién podrá hacer la ley, si con otras ciudades. En cambio, en Inglaterra las cámaras de
está constreñido a recibirla de aquellos mismos a quienes s e los lores y los comunes fueron activos protagonistas políticos,
da?"49 aun frente al paralelo fortalecimiento de la monarquía. Por otra
parte, es de interés notar que la tendencia absolutista en el
Pero mientras Bodino se empeñaba en asentar el poder continente se apoyó en algunas normas del derecho romano y
absoluto, de una forma que, sustancialmente, prevalecería en del derecho canónico, que favorecían la interpretación de la
la historia de las monarquías de la Europa continental, el pro monarquía como creadora de la ley en vez de órgano sujeto a
ceso inglés se encaminaba hacia otra forma de ejercicio de la ellaY
soberanía, más cercana a la antigua noción del Estado mixto.
\11
Otro lugar donde siguió teniendo acogida la admisión de
Pues, a diferencia de lo ocurrido en monarquías como la fran la divisibilidad de la soberanía fue Italia, donde Maquiavelo ha-
cesa y española, en las que la soberanía se imputaría a la perso bía ya manifestado la conveniencia de que el poder se distribu
na del monarca, en la Inglaterra de fines del siglo XVI, a partir yese entre distintos grupos sociales, para que cada uno sirviera
de antecedentes medievales, se terminó de formular la doctri de control de los otros. Varios autores, además de Maquiavelo,
na de la soberanía del Parlamento al atribuírsele la capacidad se pronunciaron por un criterio contrario al de Badina, soste
de aprobar leyes, rasgo esencial de la soberanía para Bodino.50 niendo que la soberanía podía ser dividida y repartida entre
Según la opinión de los partidarios de imputar la sobera varias instancias de poder dado que "su indivisibilidad era un
nía al Parlamento, en Inglaterra la corona estaba sometida al falso axioma" y, sobre esta base, defendieron el principio del
f derecho que ella misma había establecido de consuno con aquél, Estado mixto. Mientras que en España, con excepción de pos
y según el cual, por ejemplo, se requería consentimiento para turas como la de Juan de Mariana, si bien la doctrina del Esta-
aprobar impuestos. Un autor de la segunda mitad del siglo XV, do mixto tuvo cierta difusión, no logró hacer pie en la literatura
John Fortescue, política dado el peso de la monarquía absoluta.53
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'I' Il NACIÓN y ESTADO EN lUEROA M É R I CA
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conceptos tomados de la Declaración de los Derechos del Hombre La cuestión es más compleja de lo aparente debido a la
de 1789 con los de autores tomistas del siglo XVII y otros comentada confusión entre confederación y Estado federal que
escolásticos.59 Comenta al respecto Maravall que, aunque Marina llevaba consigo el uso de época del vocablo federalismo. En la
sabe que la soberanía es permanente y perpetua, acude a un medida en que la respuesta más frecuente a la pregunt� que
antiguo criterio estamental para concebir a ésta como divisible y acabamos de formular remite al ejemplo del federalismo
sostener que los individuos y las provincias la comparten. Así norteamericano, es preciso recordar que los letrados
escribe afirmaciones como la siguiente: "Los pueblos (así, en iberoamericanos estaban al tanto de la difundida discusión de
plural; se refiere a las ciudades con voto en Cortes), en virtud de las virtudes y defectos de la €onfederación en la literatura
la porción de la soberanía que les compete". La persistencia de política de los siglos XVI a XVIII, desde autores iusnaturalistas
restos de pensamiento tradicional hace que para él, el concepto aún parcialmente inmersos en la tradición medieval, como
de pueblo refiera a un conjunto de ciudades y villas, resabio Altusio, hasta el mismo Montesquieú. y que, asimismo, eran
estamental que no le permite comprender la forma de la por demás conocedores de los casos de las uniones confederales
representación nacional en régimen representativo y que lo lleva de los Países Bajos, de las ciudades, provincias y reinos
a interesarse particularmente por las entidades municipales ...6o alemanes, y de la misma Suiza. De manera que la muy recordada
"Influido por el ejemplo de las Cortes medievales y llevado de su "influencia del federalismo norteamericano" refiere en realidad
individualismo, en lugar de representación nacional, se atiene al a un caso histórico de los tantos que conocían los letrados de la
sistema de mandato imperativo."61 época. Y, por otra parte, a un caso histórico mal interpretado
El caso de Martínez Marina es congruente con la trayec por quienes, casi sin excepción, no advertían la radical diferencia
toria del reformismo español del siglo XVIII, sincretismo de entre el Acta de Confederación y la Constitución de Filadelfia.
influencias ilustradas y otras corrientes, algunas muy anteriores. La observación recogida más arriba señala a Altusio como
Como lo advirtió Richard Herr, en cuanto a cómo se conforma una aislada emergencia del federalismo en el seno del iusna
y evoluciona el derecho natural y d e gentes en el ámbito turalismo moderno. Altusio forma parte de los comienzos de la
hispanoamericano, es de notar que cuando el impacto de la tendencia a liberar el derecho natural de la sumisión a la
Revolución Francesa pone en situación difícil a los reformadores teología. Pese a que remite el derecho natural a la revelación,
españoles, éstos se rehacen combinando diversas tradiciones,
unas ibéricas y otras no, entre ellas las del derecho natural y de
su teoría política era naturalista, fundada en la noción de
contrato como principio de derecho natural y en la conside )
gentes: ración de la sociedad también como un hecho natural y no
artificial. Luego de definir la política como "el arte de unir a los
"De su interés por la historia nacional, de su estudio del derecho
hombres entre sí para establecer vida social común, cultivarla y
natural y de gentes y de su conocimiento del tema general de los
conservarla", sostiene que la sociedad, objeto de la política, " ... es
escritos de Montesquieu, confeccionaron la tradición liberal.
aquella con la cual por pacto expreso o tácito", sus miembros
España, descubrieron (según algunos ya habían sospechado),
"se obligan entre sí a comunicación mutua de aquello que es
tenía una antigua constitución que estipulaba restricción popu
necesario y útil para uso y consorcio de la vida social". 63 Altusio
lar sobre el rey a través de las Cortes representativas. "6.
independizaba así la legitimidad de las sociedades de la sanción
religiosa al considerar su fundamento contractual como algo
4 . Si la corriente predominante en la teoría política
natural.
iusnaturalista moderna fue la que afirmaba la indivisibilidad Si bien sería absurdo ver en la obra de Altusio el funda-
de la soberanía, corresponde interrogarse sobre cuál habría sido, mento de las tendencias federales iberoamericanas, las carac
entonces, el sustento doctrinario de las tendencias "federales" terísticas de su sistema político corresponden a una tradición
(esto es, confederales) desarrolladas luego de las indepen que hunde sus raíces en el Medioevo y que, con variantes a ve
dencias iberoamericanas. ces de magnitud, perdurarán a lo largo de la Edad Moderna. Y,
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J o s ll. C A R L O S C I I I A R A M O N 'l' H
( uniones confederales era, en cambio, un terna por demás di- algunas reflexiones que me ha parecido útil incluir en este
fund�do. L�s tendencias autonomistas surgidas con la indepen libro. 4
de� cIa hanan de las confederaciones una de las fórmulas pre
fendas, fuese que se la conside rase solución transitoria o per
manente. Mientra s que la figura del Estado federal, que se im- 1. ACERCA DE COMUNIDADES IMAGINADAS, DE
pondría más tardíamente, sería fruto sí de la difusión de la Cons BENEDICT ANDERSON1
titución de Filadelfia y del discernimiento de su eficacia políti
ca para controlar la conflictividad de las diversas tendencias El libro de Benedict Anderson, editado en Londres hace
'
soberanas. diez años y que acaba de aparecer en versión castellana, integra
el conjunto de obras que renovaron el interés por el tema del
nacionalismo en los últimos veinticinco años. Fue objetivo de
su autor, según lo explica en la Introducción, superar la calidad
de "anomalía" que el nacionalismo posee en el enfoque del mar
xismo y del liberalismo, mediante lo que llama un giro
copernicano en la cuestión. Este propósito revolucionario lo
expresará en su tesis de considerar a las naciones como comu
nidades constituidas en el nivel del imaginario colectivo. Más
precisamente, su punto de partida es que la nacionalidad y el
nacionalismo son artefactos culturales de una naturaleza pe
culiar: creados hacia el fin del siglo XVIII, como destilación es
pontánea de un entrecruzamiento complejo de fuerzas históri
cas, a partir de allí habrían devenido "modulares", es decir, ca
paces de ser trasplantados a diversos terrenos sociales y con
intensidades diversas.
Anderson nos entrega así una aproximación al problema
de la formación de las naciones modernas que posee el interés
de señalar la historicidad del fenómeno y de vincular esa
historicidad con conceptos en boga en la historiografía recien-
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NACION y E�TAJ)O EN IUf:ROAM ÉR!CA -------
J O S É CARLOS CII I AR A M O N TE
te, como los de invención e imaginario. Pero, por una parte, de sentido", proceso en el que influyó en mayor medida el desa
practica una injustificable ligereza en el manejo de los datos rrollo del "capitalismo impreso" ("print-capitalism" en el origi
que, unida a la tendencia a fáciles generalizaciones, produce nal en lengua inglesa).
resultados tan inexplicables como los que comentamos más Este último concepto, casi una caricatura de un complejo
abajo. Pbr otra, aspectos centrales de su tesis podrían conside fenómeno como la invención y expansión de la imprenta, que
rarse reformulaciones de lo que, si bien con expresa adhesión Anderson utiliza repetidamente en diversos lugares del libro,
al sentimiento nacional, había sido ya señalado por Ernesto es revelador de una de sus mayores debilidades: la tendencia a
Renán en su clásico ¿Qué es una nación? (1887) : " . . .la nación construir explicaciones globales con escasa fundamentación .
moderna es un resultado histórico provocado por una serie de Así, en uno de los tantos párrafos en que convergen estos ras
hechos que convergen en un mismo sentido. " o: "Las naciones gos, afirma que "lo que, en un sentido positivo, hizo imaginables
no son eternas. Han tenido un comienzo y tendrán un fin. " a las comunidades nuevas era una interacción semifortuita, pero
Anderson critica a Ernest Gellner, autor del también ya explosiva, entre un sistema de producción y de relaciones pro
clásico libro Nations and Nationalism (1983), po;que en su es ductivas (el capitalismo), una tecnología de las comunicacio
fuerzo por desenmascarar al nacionalismo, al concebir a la na nes (la imprenta) y la fatalidad de la diversidad lingüística hu
ción como "invento", asimila el concepto de "invención" a "fa mana". Sustancialmente, esa convergencia del capitalismo y de
bricación" y "falsedad", más que a "imaginación" y "creación". la tecnología impresa "hizo posible una nueva forma de comu
y en una toma del toro por las astas, que ha constituido el as nidad imaginad , que en su morfología básica preparó el esce
pecto más atractivo de su trabajo, afirma que "todas las comu nario para la nación moderna". Pero como enseguida advierte
nidades mayores que las aldeas primordiales de contacto direc que las naciones hispanoamericanas, o las de la familia anglo
to (y quizás incluso éstas) son imaginadas". Y añade que ellas sajona, comparten una lengua común, orilla el problema, que
"no deben distinguirse por su falsedad o legitimidad, sino por compromete gran parte de su esquema interpretativo, por el
el estilo con el que son imaginadas". sencillo procedimiento de declararlo objeto de ulterior investi
Pero el esquematismo con que maneja luego los diversos gación.
aspectos que confluyen en la génesis de las na'CÍones opaca, si De manera que en una serie de capítulos dedicados a dis
no invalida, el valor de aquel hallazgo conceptual. Según tintos casos históricos el libro acumula información de dispar
Anderson, la nación se hizo posible por un conjunto de factores valor, y tanto cae en insólitos esquematismos como cautiva al
convergentes: el declive de las grandes lenguas que se conside lector con atractivas interpretaciones -ampliadas ahora por los
raban las únicas vías de acceso a la "verdad ontológiea", la de dos nuevos capítulos que incluye esta edición-, respecto de te
saparición de "la creencia de que la sociedad estaba natural mas como el papel de la imprenta, la política de diversos Esta
mente organizada alrededor y bajo centros elevados", como los dos hacia grupos no homogéneos culturalmente, o la importan
monarcas que gobernaban bajo lo que se creía alguna forma de cia del "c�nso, el mapa y el museo", en la eclosión de las comu
favor divino, y el fin de una concepción de la temporalidad en nidades imflginadas. Pero, en general, posiblemente con excep
la que cosmología e historia eran indistinguibles y el origen del ción del �aterial referido a la historia del sudeste asiático
mundo y del hombre eran "idénticos en esencia". La declina -región en la que se especializa el autor-, los fundamentos de
ción de estas tres certezas -que, sostiene, arraigaban las vidas su análisis resultan por demás endebles, característica a la que
humanas a la naturaleza de las cosas y daban cierto sentido a no escapa la Vgereza con que se ocupa de la historia latinoame
las fatalidades de la existencia cotidiana-, bajo el efecto del ricana. El tratamiento d� ésta -tanto más sorprendente dada
cambio económico, los descubrimientos geográficos y la veloci la confesión del autor, en la)ntroducción, acerca de su escaso
dad creciente de las comunicaciones, introdujo una cuña dura conocimiento �el tema- llega al absurdo, al pretender explicar
entre la cosmología y lá historia, e impulsó a buscar "una nueva la formación de las comunidades imaginadas que habrían co
forma de unión de la comunidad, el poder y el tiempo, dotada rrespondido a las posteriores naciones hispanoamericanas, por
el "peregrinaje" de los funcionarios criollos y el papel de los edi lar naturaleza que, junto a factores de otro orden, den cuenta
tores de periódicos criollos provinciales. En este tipo de argu de la fisonomía con que se gestó desde fines del XVIII y, ade
mentación no sólo reduce fenómenos históricos tan complejos más de la variedad de formas que adquirió (EE.UU., Francia,
a algunos pocos elementos que lo cautivaron por haber sido uti Ingl �terra, etc.). La intención de resolver el problema de la �é
lizados en atrayentes trabajos monográficos de otros autores, nesis de la nación a partir de datos apresuradamente seleccIO
sino que además supone que la Independencia advino como ex nados de todo el orbe y todo tiempo es la mayor debilidad, al
presión de nacionalidades ya formadas en el período colonial. par quizá que su no menor atractivo para una lectura rápida,
De manera que cuando toma nota, al tratar el papel de la im del trabajo que comentamos.
prenta y los periódicos, que los criollos se autocalificaban ame
ricanos, y no mexicanos, venezolanos o argentinos, sortea nue
vamente la dificultad por el procedimiento de declararla fruto 2. PANAMERICANISMO y FEDERALISMO EN
de una ambivalencia en el primer nacionalismo hispanoameri SIMÓN BOLÍVAR
cano, su alternancia de perspectiva amplia americana y de lo
calismo. No advierte así que en esa conjunción de americanis Sería un equívoco, proveniente del anacronismo de supo
mo y localismo lo que falta es precisamente el nacionalismo ner existentes las actuales nacionalidádes latinoamericanas en
correspondiente a las naciones que surgirían luego, naciona los comienzos de la Independ encia, interpreta r el paname
lismo que en realidad fue mucho más tardío, en la medida en ricanismo de Bolívar como una unión de naciones. Su experien
que su aparición es fruto y no causa del proceso de la Indepen cia había sido no la de una real existencia de naciones -Vene
dencia. zuela Colombia- 'sino de gobiernos ocasionales, con una ex
En síntesis, respecto de la historia hispanoamericana, tensiÓn de dominio comprensiva del actual territorio de los paí
Anderson esboza una interpretación del proceso de la Indepen ses con esas denominaciones, pero que en la época no eran otra
dencia que lo muestra todavía apresado en la perspectiva abierta cosa que un conjunto de "pueblos" , ciudades o "provincias" � en
por el romanticismo y criticada por la historiografía reciente, las que era más fuerte el espíritu local que el general -evlta �
de que las naciones derivan de nacionalidades preexistentes, ,
mas escribir "nacional" dado que aún no existlan realmente III
perspectiva que hace que su atención se dirija a la génesis de ese espíritu nacional ni la realidad físico-política que le podía
los factores que durante los siglos XVI a XVIII habrían conflui corresponder-.
do en la formación de nacionalidades, deformando con esta pre .
Por lo tanto, las grandes unidades políticas que conCIbe
sunción anacrónica el sentido de ellos. En este cometido, se le Bolívar, como la unión de Venezuela y la Nueva Granada,2 de
escapa además que los iberoamericanos que intentaban orga ben entenderse como proyectos de naciones no sobre la base de
nizar Estados nacionales, desde comienzos de las independen naciones menores, sino de pueblos mal unidos, cuyas disen
cias y antes del romanticismo, ignoraban el concepto de nacio siones Bolívar atribuye desde un comienzo al sistema federal
nalidad y justificaban su aparición en términos racionales, -en realidad, confederal-.3
contractualistas, al estilo de los contenidos iusnaturalistas de El panamericanismo de Bolívar sería así una variante de
la cultura de la Ilustración. los proyectos de organizar nuevos �aíses a partir d� las �x c�lo
Por otra parte, el tipo de análisis realizado por el autor ni as hispanas, desde una perspectiva que convertIa la mefIca
descuida factores tan decisivos como la necesidad de reempla cia del federalismo para organizarlos en argumento en pro de
zar la legitimidad política de las monarquías en declive por una su prescindibilidad, sin atender a la interpretación alternativa
nueva forma de legitimidad que, al mismo tiempo, fuese capaz de la no posibilidad aún de esos nuevos países. Por lo tanto,
de concitar la adhesión afectiva de una población. A fin de cuen Bolívar concedía al poder centralizado posibilidades de acción
tas, el fenómeno de la nación es también de fundamental ca que no existían . . . Desde tal perspectiva, proyectar una na�ión
rácter político, y esto reclama no excluir explicaciones de simi- colombiano-ven zolana, o colombiano-venezolano-ecuatorIana
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NACiÓN y ESTADO EN IBEROAM�RICA
(quiteña), O aun panamericana, parecía más factible que una pIejo de su organización administrativa, para las necesidades
colección de nuevos Estados sobre la base de las p artes de la lucha armada contra España. Frente al federalismo, reco
componentes. mienda entonces "gobiernos sencillos", centralizados.
Ya en 1815, en el Discurso de Bogotá,4 hay matices dife También lo critica porque, si bien admite que en principio
rentes con respecto a su visión de naciones: una referencia a la es el mejor posible, considera que no se adapta a nuestra reali
República de Venezuela como "mi patria" -que podría consi dad porque carecemos de las virtudes políticas que nos permitan
derarse según el uso corriente entonces de patria como referen ejercer sus derechos por nosotros mismos.8 Este argumento es
cia al lugar de nacimiento, no de nación-, el uso de "nación" constantemente repetido en sus escritos. La forma más expresi
para referirse a toda América, y el uso de "nación" como un va que encuentra es la de señalar que los ejemplos europeos, en
"cuerpo político" referido a Nueva Granada.5 Todo esto mues materia de organización política, requerirían en América virtu
tra la ambigüedad en que se mantiene el concepto de lo nacio des morales, un nivel de educación, que no existían aún.
nal en esta etapa de la historia hispanoamericana, si bien se De manera que la gran cuestión política que concibe Bolí
concede mayor grado de realidad a una posible n ación colom var, el núcleo de su reflexión, es una forma del viejo problema:
biana. la paradójica relación Europa/América latina. Paradójica, por
En la carta de Jamaica -setiembre de 1815- admite ya la cuanto en la misma medida en que Europa es un ejemplo, un
futura existencia de diecisiete naciones americanas, para las que modelo, es también un escollo, una trampa. Europa, su cultura
rechaza la forma monárquica de gobierno. Quince a diecisiete política, parte de sus realizaciones políticas, ofrecen un inme
naciones, según la "sabia división" del abate de Pradt. Concibe, jorable ejemplo de lo que las nuevas naciones podrían realizar.
en cambio, como quimérica la existencia de una sola nacióÍl Pero ese ejemplo se convierte inmediatamente en un escollo,
americana.6 A lo largo de la carta, el uso de expresiones como en un canto de sirenas ante el que Bolívar intenta una y otra vez
país, para referirse a todo el Nuevo Mundo, como patria, para proveer la cer . alvadora de sus advertencias: al carecerse en
referirse a la región o al lugar de su nacimiento, como nación, Hispanoamérica de las mismas virtudes políticas de aquellos
para aludir a posibles unidades políticas, es revelador, en su pueblos, ocurre que sus instituciones, sus constituciones, re
conjunto, de la no existencia de un referente nacional claro. No sultan la perdición de los pueblos americanos. Así,
está de más vincular esto con todo lo que sigue y reitera sobre
la anarquía política que siguió a los primeros organismos esta "Los acontecimientos de la Tierra Firme nos han probado que
tales, comenzando por lo que apunta sobre el carácter improvi las instituciones perfectamente representativas no son adecua
sado de la Independencia: das a nuestro carácter, costumbres y luces actuales ." [ . . . ]
Venezuela " . . . ha sido el más claro ejemplo de la ineficacia de la
" . . . la América no estaba preparada para desprenderse de la me forma democrática y federal para nuestros nacientes Estados.
trópoli, como súbitamente sucedió, por el efecto de las ilegíti [. . . ] En tanto que nuestros compatriotas no adquieran los talen
mas cesiones de Bayona y por la inicua guerra que la Regencia tos y virtudes políticas que distinguen a nuestros hermanos del
nos declaró, sin derecho alguno para ello. . . "7 Norte, los sistemas enteramente populares, lejos de sernos favo
rables, temo mucho que vengan a ser nuestra ruina. Desgra
ciadamente estas cualidades parecen estar muy distantes de no
Federalismo sotros en el grado que se requiere . . "9
.
Desde el Manifiesto de Cartagena, en 1812, insiste en la Y en 1819, en el Discurso de Angostura, observa que los
ineficacia y en los perjuicios que derivan del sistema federal. legisladores venezolanos, al implantar la Constitución Federal
Su principal argumento, en estos primeros escritos, es la traba de 18u, creyeron que las bendiciones de que goza el pueblo de
fatal que significa el sistema federal, por la lentitud y lo com- los EE.UU.
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Pero inmediatamente, Bolívar no puede dejar de recurrir que la realidad rioplatense fuese, en este aspecto, radicalmente
al Viejo Mundo como ejemplo. Y propone enfáticamente a los distinta de la venezolana como para explicar la diferencia de
constituyentes de Angostura el ejemplo de instituciones ingle punto de vista. Pues, en ambos casos, el problema es similar: el
sas para ser adoptadas en la nueva Constitución colombiana. de cómo encauzar los particularismos locales y regionales y el
caudillismo, que destrozan el Estado.
"En nada alteraríamos nuestras leyes fundamentales si adoptáse Entonces, el problema de los problemas está allí: en el tran
mos un Poder Legislativo semejante al P arlamento Británico." l2 ce de organizar nuevas naciones a partir de los restos del impe
rio hispano en las Indias -diríamos más: en el trance de crear
De manera que tenemos dos núcleos ahora del drama lati las nuevas naciones, ya que la cuestión no era la de dar forma
noamericano. Uno, ya lo aludimos, es la nunca totalmente aca estatal a realidades nacionales preexistentes, dada su inexis
bada concepción de la naturaleza del vínculo con Europa; la tencia-, la reflexión política de los líderes se enfrenta a las fuer
oscilación entre el énfasis en una radical diferencia del ser ame zas reluctantes a ingresar en una organización estatal que limi
ricano con el europeo -al estilo de lo apuntado por Bolívar se tase su soberanía. Se enfrenta, decimos, con una opción violen
gún lo referido más arriba-, y el "no somos americanos sino ta por la incompatibilidad radical de sus términos y dramática
europeos en América", de Alberdi. por la urgencia de la decisión: hacer tabla rasa de esas sobera
Otro es el recurrente conflicto conceptual de abstracción/ nías o conciliar con ellas para hallar una forma de organización
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NACIÓN y ESTADO EN I ll J'. ROAMJ!RI A -------
J o s l1 CA R LO S C l i l A R A M O N T E -------
solamente
en un Estado nacional común. Y, como esto no era una cuestión caron al pueblo en la pasividad, en la docilidad apta
ra del víncu lo colon ia� ha
de principios sino de evaluación de la relación de fuerzas -si para arrastrar sus cadenas. La ruptu
en razón ", aunq ue enca mma
eran o no las fuerzas del centro de dirección política suficientes dejad o a estos pueblos "débiles de
s ni euro peos , una suert e
para vencer las resistencias locales-, se comprende mejor que dos a un mejo r destino. Ni indio
pea p or
lo de abstractismofrealismo fuese un simple recurso de especie intermedia, americana por nacimient� y euro
arar a los hlspa noam erIca
argumentación -viejo y manoseado por otra parte- para apo organización social, se podría comp del
ende ncia con los pobla dores
nos en el momento de la Indep
yar la política elegida.
Volvemos, de tal manera, al pünto de partida. ¿Dónde es Imperio Romano en tiempos de su desin tegra ci �
n; con la dif �
dispe rsos volvl an a recon stl
taba el realismo -entendido como eficacia política- ante el caó rencia de que aquellos miembros
que na
tico mundo político de los nuevos países? ¿En implantar con tuir sus naciones luego de la desmembración, mientras
cuál será el futur o de los nuev� s
cepciones políticas europeas, forzando a los distintos sectores die puede decir ahora, insistía,
s han pasa do de repen te, sm
sociales a adaptarse a ellas como una forma de meter a América países americanos. Los americano
y sin la expe rienc ia de los nego
hispana en la senda del progreso? ¿En desecharlas, salvo par los conocimientos necesarios o
iones prop ias de "un Estad
ciales y modificadas adaptaciones, para permitir por vía de mí cios públicos, a intentar las func
nimas dosis de civilización el ingreso real de estos pueblos en organizado con regularidad" .14 . . . mas
'
aquella senda? ¿En adoptar el criterio de Bolívar de centralizar En su correspondencia privada aVanZa ]UlClOS un poco
de los pueb los hispa noam erica
el poder, para someter las fuerzas adversas, pero trasladar con concretos sobre esa situación
peran zada de esos llane ros de
cautela y sólo parcialmente las experiencias políticas europeas? nos. Ofrece así una visión deses
Estos interrogantes nos llevan a un último punto crucial su ejército ...
en este drama -por momentos tragedia- de la historia políti
creen iguales a los
ca hispanoamericana de la primera mitad del siglo XIX. ¿Cuál " . . . determinados, ignorantes y que nunca s e
o parec en mejor . Yo mism o -agre
era la real naturaleza "americana" de estos pueblos, su peculiar otros hombres que saben más
o a su cabez a, no sé aún de lo que son
idiosincrasia, que los distinguiría radicalmente de los europeos? ga-, que siempre he estad
0, más restringidamente, ¿cuál era la concepción de los líderes capaces."
del momento, la de Bolívar en este caso, sobre esa naturaleza
del pueblo hispanoamericano? El hecho es que se siente
Bolívar, con esa lucidez política con que supo intuir buena
parte de los problemas cruciales del futuro hispanoamericano " . . . sobre un abismo o más bien sobre un volcán próximo a hacer
en los primeros momentos ya de esa historia, intentó una ver su explosión."
sión del asunto que, como el resto de su pensamiento político,
está marcada a fondo por la trágica experiencia de la primera Bolívar apunta a continuación lo que podría considerarse
república venezolana. Su criterio básico reposa en la percep la clave de la composición de lugar básica de aquellos líderes
ción de " .. .la inmensa diferencia que hay entre los pueblos, los militares de la Independencia:
tiempos y las costumbres de aquellas repúblicas y las nues
tras". 13 El aspecto de esas diferencias sobre el que más insistía "Yo temo más la paz que la guerra, y con esto doy a Ud. la idea de
era la falta de las "virtudes políticas" -ya lo hemos visto- que, todo lo �ue no digo ni puede decirse."15
en cambio, poseían los europeos o norteamericanos y que se
hubiesen requerido para poner en práctica el federalismo de Puede pensarse que desde cierto punto de vista, la pers
mocrático al estilo de los Estados Unidos. Sobre el porqué de pectiva de Bolívar está conformada por las peculiaridades del
esa carencia apunta una interpretación: la servidumbre, la ig mando militar, por la particular dinámica de la empresa bélica
norancia, la opresión por siglos del despotismo hispano, edu- montada contra el dominio español. Podría creerse que en este
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aspecto l a suerte d e San Martín y Bolívar e s equiparable. Am lítica como medio imprescindible de lograr esa "p �rmanencia"
bos han conocido al máximo toda la eficacia que el mando mili de las nuevas repúblicas que era una de sus obsesIOnes, Y con-
tar posee para el logro de un objetivo: la total centralización fiesa su desengaño.18
del poder, la absoluta disciplina de los subordinados, el com
pleto sacrificio de los intereses personales, incluido el de la con
servación de la vida, en aras del objetivo adoptado. Es cierto 3. SOBRE REFORMA y DISOLUCIÓN DE LOS IMPERIOS
que, historia latinoamericana al fin, buena parte de la energía IBÉRICOS, DE TULlO HALPERÍN DONGHI19
de los grandes capitanes de la Independencia se utilizó en dis
ciplinar soldados y oficiales que no respondían a aquel esque
ma. Pero esa labor de sometimiento e instrumentación de los Este libro de Halperín, como todas sus obras históricas e �
hombres fue, en general, exitosa. alcance general, aunque más aún que su Histo �i� � ontemp ��a
Esa perspectiva de la empresa guerrera genE;raba, por otra nea de América Latina (1969), es un texto de an.ahsl� y refleXI?,n,
parte, una conciencia ética fuerte e intransigente. Ello se ob a partir de esa notable capacidad suya de reumr la mfo:m �c�on
serva en las páginas de Bolívar que critican y aún reprimen el actualizada sobre los distintos planos del desarr?llo hIst? nCO,
aflorar de intereses individuales o de grupos: compararla y juzgar la validez de las interpre�acIOnes eXIsten
tes, así como establecer o sugerir otras. MenCIOn amos .co � e�to
"Es menester sacrificar en obsequio del orden y del vigor de nues
�
una de las principales virtudes del ibro, fr�to d.e la dIscI�hna
tra administración, las pretensiones interesadas ... "16
de trabajo del historiador: la atencion al fluJ � d� mfor�acIOnes
de la historiografía latinoamericana de los ultImos an?s, para
Todo eso, apoyado en la natural fuerza moral que emana algunas áreas como México o Brasil particularmente m�ensa,
de la conciencia de los sacrificios realizados, en bienes y vida, unida a la capacidad de confrontarla y analizarla en conJunt?
por los hombres de armas en el proceso de la lucha por la inde Quien conozca las obras de historia argentina del autor podna
pendencia. Aún más, hay un texto de Bolívar en que asoma in añadir que el esfuerzo de atenció n a los avan.ces de esa
conscientemente la visión de que sólo los hombres en armas historiografía es una de las condi.cione� de sus mejores log�os
son acreedores a reconocimiento: en ese otro campo, el de la histOria nacIOnal, tan . empobr�cldo
en toda América latina por las limitaciones locahstas del mte-
" ..,.en Colom bia el pueblo está en el ejército, rés de los historiadores. . .
porque realmente
está, porque además es el pueblo que quiere, el pueblo En cuanto a esta nueva obra suya, es de notar, aS ll1:11s�O,
y el pueblo que puede ; todo lo demás
que obra
es gente que vegeta con
su característica agudeza de reflexión respe�to �� aco.�teclmlen
más o menos malignidad, o con más o menos patrio tos o procesos históricos parciales, y de la slgmÍlcaclOn q�e po
tismo, pero
todos sin ningún derech o a ser otra cosa que seyeron para el conjunto de la evolución ec?nómica y socIal de
ciudad ano pa
siVO. "17 cada país o región. Como se observa, por ejemplo, en el trata
miento del problema de los costos de la minería mexicana, o de
De manera que esa experiencia humana e n la conducción la decadencia de la minería del oro br�sile �a, en, e.l plano de la
historia económica. 0, respecto de la hIstona pohtlc�, en su e�
de una empresa bélica de la importancia y mérito universal como
era la de la Independencia no podía menos que generar crite
�
posición de la experiencia bolivariana o de los con lctos del l�
beralismo mexicano. Por otra parte, destaca tambIen el � ro� o
rios y tendencias políticas extremadamente difíciles de ser
compatibilizadas con los criterios y prácticas ineludibles en el sito de explorar los reales conflictos de interese s �? epIso lOS �
célebres -los de la Nueva Granada en 1781, la rebehon de Tupac
Amaru, la inconfidéncia mineira en Minas Gerais . . . -, �� ma
caos del fragmentado mundo político de cada nuevo país hispa
noamericano. San Martín rehúye la experiencia y elude partici
par en la política rioplatense. Bolívar intenta unir guerra y po- nera de evitar los esquema s provenientes de una reducclOn de
esoS conflictos a supuestos intereses de clases a menudo no
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NACIÓN y ES'J'AJ)O EN IUIlR A M �.RICA
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verificables o a supuestas perspectivas independentistas que que como una en que se dibujan las líneas secretas de un orden
aparecerían más tarde. futuro, como un agitado, confuso intermedio entre éste y aquél"
Si quisiéram�s u? ejemplo de esto que apuntamos, podría (pág. 88). Análisis que confluye en una tesis, no nueva en él,
. según la cual la independencia de las colonias ibéricas fue fun
mos escoger su anahsIs de las reformas borbónicas en la prime
ra parte del libro ("El ocaso del orden colonial"). En él incor damentalmente un fruto del colapso de las metrópolis. "La cri
pora las últimas discusiones sobre el sentido y valor de �sas re sis y disolución del orden colonial -afirma- no proviene de la
formas, adoptando la perspectiva más reciente de rechazo del reacción americana a esas reformas, sino de que -aun después
aura b �illante que le había asignado hasta hace poco la histo de éstas- las metrópolis ibéricas son incapaces de sobrevivir a
. los desafíos mortales de un conflicto europeo y mundial súbita
nogr��Ia sobre el siglo XVIII iberoamericano, pero delimitan
do cntIcamente los alcances de esta perspectiva. Así, hace cen mentejntensificado por la liberación de energías guerreras ... ",
tro en la eva�ua�ión d�l conflicto peninsulares-criollos, y pone provocada por la Revolución Francesa (pág. 10).
en duda el cnteno reCIente de considerarlo más una "invención Sin limitarse a esa reevaluación tanto de las viejas como
:etrospectiva." de la historiografía del siglo XIX para explicar la de la nueva interpretación del valor y efectos de las reformas
mdependencIa, que un real conflicto del momento previo a ella. borbónicas, avanza sobre otras de las interpretaciones en jue
Ese criterio innovador se ha apoyado en el rechazo de la tradi go. Las de los que llama fundadores románticos y positivistas
cional visión de las reformas borbónicas "como una exitosa re de la historiografía latinoamericana -es obvio que se incluyen
! �
vo ució� des e l? alto, en que una nueva elite desplaza a otra sus prolongaciones recientes-, y que critica por haber trasla
mas antIgua , (pag. 86). Halperín admite la existencia de una dado la de sus maestros europeos ubicando las líneas de con
�
integración de penins � ares y criollos, a través de los linajes,
.
flicto en las que dividían a sectores sociales definido s por sus
aunque advIerte tambIen que esa integración, en cuanto era actividades económic as. En su lugar, señala que esas líneas de
frecuentemente buscada para subsanar, en unos, la falta de po división pasan por dentro de los linajes de que están compues
der que entrañaba su marginalidad a los altos cargos adminis tas las elites latinoamericanas luego de las reformas borbónicas.
. Y, dado que esos linajes cubren distintas esferas de actividades
tratIvos, y, en otros, la carencia de recursos económicos' no im
pedía per�ibir, por �so mismo, las desventajas en que queda económicas y burocráticas, los conflictos que potencialmente
?an los mIembros cnollos de esas familias cuando no lograban podrían desatarse por esos intereses contrapuestos hubieran
msertarse en la economía. Pero, una vez reconocida así la exis podido ser tan disruptivos que bastaba la conciencia de ello para
t�n �ia de un con�icto real, afirma a continuación que el resen evitarlos.
tImIento de los cnollos hacia los peninsulares no alcanzó a ins Con no menor agudeza, su comparación de las reformas
pirar acciones temibles para la monarquía. Puesto que la intensi borbónicas portuguesas con las españolas le permite reconocer
ficación del conflicto sería "un efecto más que una causa de la ciertas diferencias importantes, no sólo por su significación para
creciente dimensión conflictiva de la relación entre elite colo la época, sino también por su efecto posterior: las reformas de
nial y metrópoli" (pág. 86).-La conciencia de esa dimensión con Pombal, a lo inverso que las españolas, buscaron apoyarse en
flictiva se acentuará a medida que aumente la percepción del las elites locales brasileñas e integrarlas en el aparato adminis
colapso del orden vigente. Pero la divergencia que se generaría trativo; por otra parte, las reformas pombali anas, mucho más
entre los partidarios de apresurar el colapso, los defensores del que las españolas, intentaron crear una clase mercantil y em
orden antiguo y los que tomaban distancia ante la crisis no está presarial poderosa, asociada al imperio mediante específicos
anticipada en lcis conflictos desatados por las reformas ante privilegi os: objetivo en el que la decisión portuguesa de no di
riores. Es decir, que no debe verse a los protagonistas de esos ferenciar entre metrópoli y colonia se muestra más rica en con
conflictos como anticipaciones de los sectores que estarán en secuencias (pág. 93 y ss.). Y a lo largo de la obra, los capítulos
pugna cuando la independencia. De manera que " ... hay razones sobre Brasil seguirán dominados por la preocupación de preci
para que esta etapa crepuscular del viejo orden aparezca, más sar los factores que distinguen la evolución hispanoamericana
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NACiÓN y ESTADO EN IBEROAMt1RICA -------
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de la brasileña, en la que subraya, luego del fin de la domina presencia de la fuerza armada, fuese regular o miliciana, nacio
ción portuguesa, la capacidad de sortear, con escasa violencia nal o regional, en la vida de los nuevos países.
comparativamente con las colonias hispanas, las crisis que po Es posible, sin embargo, que en otros aspectos el resulta
drían haber truncado el proceso de afirmación de una indepen do no parezca totalmente satisfactorio; que los últimos capítu
dencia monárquica. El secreto de ese éxito político, acota, los puedan arrojar la impresión de relatar un sinfín de conflic
" . . . es menos la habilidad de eludir las tormentas que la de tos políticos algo carentes de sentido. Esto ocurre, en buena me
navegarlas sin naufragar" (pág. 113). dida, por limitaciones de las fuentes, dado el estado actual de
El siglo de historia latinoamericana que estudia, Halperín las investigaciones. Aunque probablemente no deje también de
lo considera entonces dominado por dos tentativas de reestruc pesar la tendencia del autor a eludir problemas de concepto de
turación del área. La primera, la intentada por las metrópolis a indispensable consideración; tendencia atribuible a su justifi
través de esas discutidas reformas. La segunda, derivada del cado disgusto hacia los sesgos teóricos cuyos efectos negativos
colapso de su dominación. Este segundo intento quedará tam sobre el análisis histórico han sido frecuentes en parte de la his
bién a mitad de ,camino, advierte, pero sin lograr" asegurar la toriografía latinoamericana, y cuya crítica realiza en diversos
estabilidad que pese a todo había logrado el anterior. En la bri lugares del texto, a alguno de los cuales hemos aludido. Pero,
llante síntesis de las distintas experiencias revolucionarias que pese a este justificable rigor, ¿podríamos ir más allá en busca
elabora en la segunda parte del libro, sobresale nuevamente la del sentido de ese flujo político-guerrero de fines de la primera
capacidad para distinguir los conflictos de intereses reales bajo mitad del siglo? En todo caso, limitémonos a señalar que aun
las fachadas del momento o tras las interpretaciones de los his que quisiéramos responder negativamente, la propia dinámica
toriadores posteriores. de un texto como éste revela algunos de los nudos frente a los
Pero moverse a través del caos de la vida política de los que se interroga desde hace mucho tiempo la Historia, sin dema
distintos Estados surgidos luego de la independencia hispa siados frutos, en cuanto a sus pretensiones de ciencia, y que
noamericana -esa vida política cuya mayor posibilidad de ser conciernen a la cuestión. Nos referimos a algunas expresiones .
rendida a algún denominador común pareció muchas veces re fundamentales, inevitables en toda obra histórica aunque su
sidir en el concepto de anarquía- no es tarea sencilla. Una ex midas en constante ambigüedad, que remiten a ciertas lagunas
posición de conjunto como ésta lograda por Halperín supone el conceptuales cuya crítica podría contribuir a la interpretación
reconocimiento de ciertas constantes, ciertos factores comunes, de procesos políticos como los que son objeto de este libro. Así,
que le permitan ser algo más que un simple relato de conspira cuando Halperín dice "la sociedad hispanoamericana", o cuan
ciones, asonadas, golpes de estado o guerras facciosas ... Mer do más restringidamente alude a alguna "sociedad" nacional,
ced a la perspectiva comparativa implícita en su obra, y a esa se puede observar que no está clara la existencia de una reali
agudeza de juicio que lo lleva a trascender, tanto el relato inte dad a la que correspondería el concepto. Pues, ni referido al
resado de los contemporáneos, como los esquemas de algunos conjunto de los países hispanoamericanos, ni aun a la mayoría
historiadores posteriores, Halperín logra ahondar en ese apa de ellos por separado, es dado reconocer, en la primera mitad
rente caos. Lo hace mediante algunos hilos conductores, como del siglo XIX, la existencia de algo más que un conjunto de
el fenómeno de la militarización derivada de la guerra de la sociedades locales, más o menos relacionadas por los flujos
independencia, el peso faccioso de los intereses de los comple mercantiles, los residuos de viejas estructuras burocráticas, o
jos familiares, la colisión de la política de los nuevos Estados los proyectos político-estatales aún inmaturos. y es posible que
con los intereses regionales, entre otros. En ellos, puede desta un mayor ahondamiento en esta realidad diese también mayo
carse su análisis de la militarización (págs. 188 y sigts.), como res frutos en el análisis de la complicada historia política de
uno de los más ricos de este texto, por la visión del entrela esos años. Puesto que, podríamos argüir, si los intentos de
zamiento de lo militar, lo político, lo social y lo económico, en organizar Estados nacionales -la etapa denominada en la Ar
ese legado de la guerra de la independencia que es' la general gentina de "organización nacional" - tienen tan poco suceso,
- 176 - - 177 -
J o s � C A R LO S C H I A R A M O N T B NACIÓN y ESTADO EN I B E ROAMÉIUC A -----
e s justamente por la inexistencia o la inmadurez aún d e algo la importancia de cada unidad local en el conju�to, según el
que podría ser llamado una sociedad mexicana, o argentina, o viejo criterio con que la historiografía latinoamencana se oc.u
venezolana. En lugar de esas sociedades nacionales, todavía en pó del tema -y de los temas a él unidos, como los del fed�ralIs
proceso de formación -procesos cuyas direcciones y futuros mo y el caudilli smo- sino como una de las claves ? el tIpO de
resultados serán, frecuentemente, distintos de los que los lími vida política y de Estado -o falta de Estado- nacIOnal. d� la
tes originales de muchos Estados indicaban-, las sociedades época. Algo que, en suma, atañe sustancialmente a la delImIta
imprecisamente denominadas regionales se nos aparecen con ción de ciertas catego rías que utiliza mos frecuen tement e
mayor realidad. -sociedad, Estado, elite, grupo social, etc.-, cuya discusión teó
Si nos apoyamos en los resultados, que hemos comentado rica general no pareciera ser competencia prof�sion� del his�
más arriba, del análisis del autor en la primera parte de la obra, toriador, pero para las cuales, por lo menos la �lscusIOn de s �s
es decir, si advertimos que la independencia sobreviene no como concreciones históricas, de las correspondencIas entre los dI
un proceso de maduración social de las colonias, esa inexisten versos niveles que implican o a los que remiten, economía, socie
cia de sociedades correlativas de supuestas nuevas naciones se dad, política . . . , parece necesar ia.
hace más comprensible. De la misma manera, también podría Éstas son alguna s de las reflexiones sugerid as por un tex
mos explicarnos mejor por qué, en ese caótico proceso de defi to cuya riqueza de contenido las justifica, aunque no las ampa
nir una identidad colectiva, la vertiente 'nacional coexiste con re. Por un texto, por otra parte, que reitera las cualidades de
otras dos que la preceden en el tiempo y tienen en los comien otras obras del autor. Un texto, por ejemplo, cuya intención po
zos mayor vigencia que ella: la hispanoamericana y la local. Pues lémica es consta nte. Una polémi ca contin ua: con viejas inter
la primera forma'en que los insurgentes contra el poder metro pretaciones ya superadas por el avance de la investigación, con
politano se piensan a sí mismos como algo distinto de los pe nuevas interpretaciones insuficientes para dar cuenta del con
ninsulares es bajo la especie del "español americano", catego junto de los datos en juego, con las transferencias. de e� qu��as
, ría de raigambre colonial. Junto a este conato de identidad co derivados de análisis doctrinarios sin sustento hIstonografIco
lectiva, muy fuerte en los comienzos de la independencia, pero real -sobre todo los provenientes de izquierdas y derech as
más bien por su función diferenciadora de lo hispano y pronta latinoamericanas , con las cuales se deleita la vena satírica del
mente desdibujado -aunque prolongado en residuos como el autor- y, creemo s advertir tambié n, hasta, una sutil � o�émica
panamericanismo-, el de la patria chica es mucho más sólido. consigo mismo . Pues uno de los rasgos mas caractenstIcos, y
Y el de la incierta nación futura recién comienza, en la mayoría más valioso s, de Halper ín, es la continua inquietud del pensa
de los casos, a intentar definirse. De manera que, luego del des miento en perman ente búsqueda de romper la cristalización del
plome de la dominación ibérica, en ese vaCÍo de poder en que saber.
desembocaron tantas regiones del continente, en esa falta de
integración en unidades políticas estables de dimensiones na
cionales -procesos, todos, tan bien estudiados por Halperín-,
en esa indefinición de una identidad nacional, el ámbito de la
sociedad local -provincia, Estado, "región"- aparece como la
más real, más "natural" unidad político-social, que nos remite
a todo un conjunto de fenómenos, desde la economía a la polí
tica, que se corresponden con ella. Y esto sugiere, entonces, la
existencia de un tipo de sociedad capaz de ofrecer algunas cla
ves, en los correspondientes particularismos que genera, para
el fenómeno de la fragilidad, cuando no fracaso,' de los intentos
de organizar Estados nacionales. Algo que no sólo interesa por
- 178 - - 179 -
NOTAS
1. INTRODUCCi Ó N
- 18 1 -
J o s t C A R L O S C I I I A R A M O N 'J ' I; NACiÓN y ESTADO EN IBEROAMÉRICA
1 1 . MUTACIONES DEL CONCEPTO DE NACi Ó N DURANTE EL SIGLO nación a partir de criterios subjetivos. Esto es. a partir de la existencia de
XVII I Y LA PRI MERA MITAD DEL XIX una concienci a de pertenecer a ella: la nación como un plebiscito diario o
individual. Ernesto Renán. ¿Qué es una nación? Buenos Aires. Elevación. 1 947.
1 Véase. al respecto. Aira Kemilainen. Nationalism, Prob/ems Concerning pág. 40.
the Word, the Concept and C/assification . Jyvaskyla. Kustantajat Publishers. 9 Tal como aparece en este texto del historiador francés Albert Soboul:
1 964. pág. 1 3 Y sigts. " La Revolució n francesa ha puesto todo su aliento en ciertas palabras. Una
2 Agustín Thierry. Consideraciones sobre la historia de Francia. Buenos de ellas es nación. [ ... ] La idea de nación se precisó en el curso del siglo
Aires. Nova. 1 944. pág. 27. Respecto de tiempos recientes. véase la distin XVI I I . con la difusión de las luces y los progresos de la burguesía ". Albert
ción comentada por Anthony Smith entre una forma "benigna" de "civic Soboul. Comprender la Revolución Francesa . Barcelona . Crítica. 1 983. págs.
nationalism" y una agresiva y exclusiva. de "ethnic nationalism". tal como se 28 1 y 282.
habría manifestado hace poco en la guerra entre serbios y croatas en Bosnia. 10
" El nacionali smo. tal como lo entendem os nosotros. no es anterior
Anthony D. Smith. The Nation in History. Historiographical Debates about a los últimos cincuenta años del siglo XVI I I . La Revolució n francesa fue su
Ethnicity and Nationalism. Hanover. University Press of New E.ngland• 2000. primera gran manifestación. dando al nuevo movimien to una fuerza dinámi
pág. 1 6. ca creciente ." Hans Konn. Historia del nacionalismo. México. FCE. 1 949. pág.
3
Sociedad Francesa de Filosofía. Vocabulario técnico y crítico de la Fi 1 7; Benedict Anderso n. Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen
losofía. publicado por André Lalande. Buenos Aires. El Ateneo. 1 953. pági y la difusión del nacionalismo. México. Fondo de Cultura Económic a. 1 99 3 .
na 1 83 . pág. 2 1 .
11
� Ernest Gellner. Naciones y nacionalismo. Madrid. Alianza. 1 983. págs. Eric Hobsbawm. Nations and nationalism since 1 780. Programme.
70. El concepto mismo de invención. que parece haber sido echado a rodar mith. reality. Cambridge. Cambridge University Press. 1 990. pág. 1 8.
12
por Gellner ("El nacionalismo engendra las naciones. no a la inversa" . y "es José Antonio Maravall. La teoría española del Estado en el siglo XVI/.
posible que se haga revivir lenguas m uertas, que se inventen tradiciones. y Madrid. Instituto de Estudios Políticos. 1 944. pág. 1 1 0.
13
que se restauren esencias originales completamente ficticias". íd .• pág. 80). [Emer de] Vattel. El Derecho de Gentes o Principios de la Ley Natural.
s.
fue especialmente tratado en E. J. Hobsbawm and Terence Ranger (eds.). Aplicados a la Conducta y a los Negocios de las Naciones y de los Soberano
The Invention o{ Tradition. Cambridge. Cambridge University Press. 1 983. Madrid. 1 834. " Prelimina res. Idea y Principio s Generale s del Der �cho de
Véanse las interesantes reflexiones sobre la amplitud del concepto en las Gentes". pág. l . En el texto original francés se lee: " Une Nation. un Etat esto
páginas iniciales de Werner Sollors. The Invention o{ Ethnicity. New York. comme nous I'avons dit des I'entrée de cet ouvrage. un corps politique . ou
I
ensemble pour procurer leur avantage et leur I
Oxford University Press. 1 989. une société d'homme s unis
5 "El hambre por las definiciones es muy a menudo manifestación de su reté a forces réunies." Emmer du Vattel. Le droit de gens ou principes de la
'
es.
la creencia muy enraizada (una de las muchas fantasías filosóficas de las que loi naturelte appliqués a la conduite et aux affaires des nations e t des souverain
Paris. 1 863 [primera edición: Leyden. 1 758] . tomo '. pág. 1 09. Sobre la gran
se mofa Lewis Carroll en sus encantadoras sátiras Alicia en el país de las
maravillas y A través del espejo) de que todas las palabras tienen un significa difusión de la obra de Vattel y su influencia en el siglo XVI I I francés. véase
do interno. que la reflexión paciente y la investigación esclarecerán y distin Robert Derathé. Jean-Jacques Rousseau et la science politique de son temps.
guirán de los significados falsos o falsificados que tal vez hayan usurpado los París. Librairie Philosoph ique J. Vrin. 1 979. Respecto de su difusión en Ibe
verdaderos." P. B. Medawar, y J. S. Medawar, De Aristóteles a Zoológicos, Un roamérica. véase capítulo 111. " Fundamentos iusnaturalistas de los movimie n-
diccionario filosófico de biología. México. FCE. 1 988. págs. 82 y 83. tos de independ encia". Nótese este ejemplo. entre otros. de la lectura de
\\
6 Anthony D. Smith. The Ethnic Origins o{Nations. Oxford. Blackwell.
-
7 Lukas Sosoe. "Nation". en Philippe Raynaud et Stéphane Rials [dirs.]. Asambleas Constituyentes Argentinas, Buenos Aires. Instituto de Investiga .
Dictionnaire de Philosophie Politique. París. PUF, 2a ed .. 1 998. pág. 4 1 1 . ciones Históricas. 1 937-39. t. VI. pág. 600.
s La definición de Sieyes: "¿Qué es una nación? Un cuerpo de asocia I� E. de Vattel. El derecho . . . ob. cit pág. 54.
. .•
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- 183 -
J o s Jl. A IU O S C H I A R A M O N T Il NACiÓN y ESTADO EN IIlEROA MIlRICA -----
alemán le opuso
tido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases y modos de hablar. los Invoca la voluntad de los hombr es de hoy; el roman ticismo
fundad o en las reglas formul adas por los hombres de
proverbios o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua, 6 vols., el derech o históri co,
le dieron un apoyo
Madrid, Real Academia Española, 1 726- 1 739. Utilizamos la edición facsimilar: antaño ; los juristas aleman es, con Savigny a la cabeza,
o históric o y derech o na
Diccionario de autoridades, Madrid, Gredos, 1 963. Notar que el Diccionario precioso con su apología de la costum bre. Derech
ciliable s han contrib uido ambos a fortale
de la Academia Francesa, en su primera edición de 1 694, anticipa la nueva tural, esos dos adversarios irrecon
las naciona lidades ; el primer o lo justific ó invoca ndo la
modalidad aunque, al incluir el lenguaje entre los rasgos definitorios de una cer el princip io de
princip io la apli
nación, añade al concepto político de nación un rasgo "étnico": "Nation. autoridad de los siglos pasados; el segund o mostró en ese
proclam ados en 1 789." G. Weill,
Terme collectif. Tous les habitants d ' un mesme Éstat, d'un mesme pays, qui cación legítima de los derech os del hombr e
vivent sous mes mes loix, et usent de mesme langage". ARTFL Project, ob. cit., pág. 1 0. ,
Dictionnaire de / 'Académie franc;aise, l a ed., 1 694. Pero un sentido más cer 26 Hamilt on, Madiso n, Jay, El Federalista,
México , FCE, 1 974, pags.
" Pero si no desea
cano al de la Academia española se registra en el primero de los usos de uno 1 6 1 y 1 62.' En tal sentido , se lee en un artículo anterior:
adherim os aún al proyecto de
de los términos franceses sinónimos del de nación: "PEUPLE. s. m. Terme mos vernos en tal peligrosa situació n; si nos
es lo mismo , de un poder regulad or bajo la
collectif. Multitude d'hommes d ' un mesme pays, qui vivent sous les mesmes un gobier no nacional o, lo que
e
común , debem os decidir nos a incorpo rar a nuestro
loix." direcci ón de un consejo
17 Sebastián de Covarrubias Orozco, Parte Segunda del Tesoro de la los elemen tos que constit uyen la diferen cia caracte rística entre una li
plan
a las per�o
Lengua Castellana, O Española, Madrid, 1 674. ga y un gobier no; debem os extender la autoridad de la Unión
' eros del gobier no-." Id.,
1 8 "Though � he word 'nation' was also used in England in the 1 8th nas de los ciudadanos -los únicos objetos verdad
!
Ce�tury in �he old meanings derived from Latin, the new meaning of a state pág. 60. . .,
natlon domlnatecy. England was an old nation state, and therefore 'nation' 27 Gazeta de Buenos Ayres, N°
3 , 1 3 de mayo de 1 8 1 5, Relmpreslon
nación : " Nos halla
very naturally w<Ís united whit 'state'." A. Kemilainen, Nationalism. . . , ob. facsim ilar... , ob. cit., pág. 26 1 . Sobre este uso de la voz
un sujeto sobera no que deriva su poder de la
cit., pág. 36. mos aquí claramente frente a
nías territo riales -conc ebidas como comun idades de anti
1 9 Véase Pedro Álvarez de Miranda, Palabras e ideas: el léxico de la suma de sobera
Noemí Goldm an y
Ilustración temprana en España ( 1 680- 1 760) , Madrid, Real Academia Espa guo régimen- y no de una soberanía única e indivisi ble".
de 'nación ' y la formac ión del
ñola, 1 992, págs. 2 1 I Y sigts. Nora Souto, "De los usos a los conceptos
20 A. Kemilainen, Nationalism ... , ob. cit., pág. 42. la Plata ( 1 8 1 0- 1 827) " , Secuen cia, México , N°
espacio político en el Río de
2 1 Encyc/opédie . . . , ob. cit., tomo 6 [ 1 76 1 ]. 37, enero-a bril 1 997, pág. 42.
22 Heineccio, Elementos del derecho natural y de gentes, corregidos y 28 José Cecilio del Valle, " Manifiesto a la nación
guatemalteca, 20 de
s, Ayacuc ho, 1 982, pág. 29.
aumentados por el Profesor D. Mariano Lucas Garrido, a los que se añadió los mayo de 1 825", Obra Escogida, Caraca
de la Filosofia Moral del mismo autor, tomo 11, Madrid, 1 837, pág. 83. No 29 E. Hobsb awm, Nation s and nationa lism ... , ob. cit., pág. 1 8. Ver, del
sabemos si la traducción es de ese año o de la edición que se hizo en el siglo lismo, Vol . 1 , Madrid , Punto Omega/
mismo autor, La era del capita
.
anterior (Elementa iuris naturae et gentium . . , ob. cit., Madrid, 1 776; 2a. ed., Guadarrama, 1 977, Cap. 5, " La fabricación de nacione s" .
Madrid, 1 789), pero esto no cambia el sentido de la evidencia. 30 íd. , págs. 1 9 y 20.
23 íd ., págs. 1 68/ 1 69 y 1 70/ 1 7 1 . 3 1 íd., págs. 2 1 y 22.
2-4 "Constitución federal para los estados de Venezuela", [Caracas, 2 1 3 2 íd., pág. 20.
de diciembre de 1 8 1 1 ], Cap. Octavo, Seco Primera, arto 1 43 , en [Academia 33 " ... en la actualidad estamos tan acostu mbrad
os a una definic ión ét-
olvidam os que, en esencia , esa defini
Nacional de la Historia] El pensamiento constitucional hispanoamericano has nico-lingüística de las nacion es, que
1
ta 1 830, Compilación de constituciones sancionadas y proyectos constitucionales, ción se inventó a fines del siglo XIX." Eric Hobsb awm, La era del imperio
V. Venezuela - Constitución de Cádiz ( / 8 1 2) , Caracas, 1 96 1 , pág. 80. ( 1 8 75- 1 9 1 4) , Madrid , Labor, 1 990, pág. 1 47.
2S Véase, al respecto, Georges Weill, La Europa del siglo XIX y la idea H Padre Fray Benito Jeróni mo
Feijóo y Monte negro, "Amor de la
Autores Españo les
de nacionalidad, México, UTEHA, [ 1 96 1 ] , pág. 2 Y sigts.; asimismo, J. B. patria y pasión nacioral", Obras Escogidas, Biblioteca de
neyra, 1 863, págs. 1 4 1 y sigts.; Discurso de Juan
Duroselle, ob. cit., pág. 22. Un esquema que es l levado, incluso, a [t. 1] , Madrid , M. Rivade
Sesión del 4 de mayo
correlacionar ambas concepciones con el derecho natural, por una parte, y Ignacio Gorrit i, Actas del Congreso Nacional de 1 824, I
.
1
. . , ob. cit, tomo primer o,
el derecho histórico, por otra. Así, con la. habitual postura que data en la de 1 825, en Emilio Ravignani [comp .], Asambleas
Revolución Francesa procesos históricos anteriores, escribía Weill: "La Re 1 8 1 3- 1 83 3 , pág. 1 3 24 y sigts.
volución francesa había proclamado los principios del derecho natural , que 3S "¿Qué se entendía entonces por nación?
Natio en el lenguaje ordi-
- 184 -
- 18 5 -
J o s lt C A R l. O S C I l I A R A M O N T Il NACION y ESTADO EN IIlEROAMItRlcA
una fami lia pero meno r que un [Christian Wolff]. Institutions du Droit de la Nature et des Gens. Dans
clan o pueb lo. Por consi guien te se hablaba
de Populus Romanus y no de la lesquelles. par une chaine continue. on déduit de la NATURE méme de J'HOMME.
natlo romanorum: el térm ino se aplicaba
en particular a una comu nidad de toutes les OBLlGATlONS / tous les DROITS. 6 vols Leide. Chez Elie Luzac.
extranjero s." Elie Kedo urie. Nacionalismo. Madr
.•
ntrará en Hume o en la Encic lo 1 2 Le Droit de la Nature et des Gens, ou Systeme Général des Principes
�edia francesa: "El uso de la palabra como nomb re colectivo persi ste en el les plus importans de la Morale. de la Jurisprudence. et de la Politique. Par le
sIglo XVII I y nos encontramos a Hume afirm
ando en su ensayo Of National Baron de Pufendorf. traduit du latin par Jean Barbeyrac .... Sixieme édition.
Characters que 'una nación no es sino una
colección de indivi duos ' que. Basilea. 1 750. Se lee en cambio la siguiente definición de Estado: "Voici donc.
merced a un constante interc ambio . llegan
a adqu irir algun os trazos en co a mon avis, la définition la plus exacte que I'on peut donner de l ' Etat: (1)
� ún. � � Diderot y d 'Alembert defin iendo 'nació n' como 'una palab ra colec c'est une Personne Morale composée. dont la volonté formée par / 'assemblage
tIva utlllzad para significar una cantidad consi
. � derab le de la pobla ción que des volontez de plusieurs. reunies en vertu de leurs Conventions. est reputée la
habIta una cIerta xtensión geográ ca defin
� ry ida dentr o de ciertos límite s y volonté de tous généralment. et autorisée par cette raison a se servir des forces
que obedece al mIsm o gobie rno'." Id pág.
5.
.•
et des facultez de chaque Particulier, pour procurer la paix et la sureté commune.
3 6 A. Kemi lainen . Nationalism
"
ria del probl ema, y pued en re 1 3 Kemilainen -a quien pertenece la observación sobre la "nota cons- !
mont rse. como se observará en la siguiente
�
estud Iamo s. Un resumen similar al de Kemi
nota, a textos de la época que �
titucional" que habría aportado la re�olución- pa�a tri �to al enfoque tra-
,
r
lainen puede verse en Liah dicional cuando afirma que la voz natlon no habla sIdo utIlizada hasta enton- [ 1
Gr enf 'd. Nationalism. Five Roads to Modernity.
� � Cambridge (Mass .). Harvard ces e n teoría política para tratar cuestiones como las formas d e gobierno. \
Unrverslty Press. 1 992. pág. 4. Asim ismo .
ción. México. FCE. 1 987.
Federico Chab od. La idea de na "The French Revolution made the French 'nation' the repository of popular t .
sovereignity. and 'nation' became a constitutional termo [ ...] This term was I \
37 La divisi ón de los alumn os unive
rsitarios en nacio nes. tamb ién re no identical with the word 'nation' which had developed in France and (
cordada por Kedourie luego de lo transcripto
común d los trabajos sobre el tema. está
más arriba y casi un lugar England previously and which was used in the sense of a state nation. i. e .• )
� ya observada en la Encyc/opédie.
: n el artIcu lo sobre la oz Nation. el que
luego de su defin ición. agrega:
the whole population. no m atter what the form of government. " A.
Kemilainen. Nationalism ob. cit pág. 56 .
I
� � n usage dans quelq ues universités pour distin 11 Vattel. El derecho ob. cit vol. l. págs. 1 53 . 1 77 Y 209. Sobre la
les supots ou mem bres qUl les comp osent . guer ... • .•
selon les divers pays d'ou ils sont nación como fuente originaria de la soberanía. ver el Capítulo IV, Lib. l. "Du
origin aires... ". etc. Encyc/opédie ob. cit
tomo I I [ 1 765]. El recién citado souverain. de ses obligations et de ses droits". págs 1 73 y sigts. De alguna
�
...• .•
de que la idea de nación "surge y triunfa con 16 "Once an ethnicity ' s vernacular becomes a language with an
el roma nticis mo"
en pág. 1 9) . •
extensive living literature of its own. the Rubicon on the road to nationhood
3 8 Encyc/opédie ob. cit tomo 7 [ 1 762]. Según un diccionario
...• .•
histó appears to have been crossed." A. Hastings. The Construction ob. cit
... • .•
rico de la len ua francesa. Gent. en feme nino
� singu lar. se usó desde el siglo pág 1 2.
XI hasta el sIglo XVII con el sentido de nation
y peuple. Así como natio n 17 íd .. págs. 20. 2 1 ("Oral languages are proper to ethnicities. widely
significab hacia la mism a época . y de form
�� a similar a gent o race. "un en written vernaculars to nations. That is a simplification requiring all sorts of
semb le d etres humains caractérisés par une
comm unauté d·orig ine. de qualifications. but is sufficiently true to provide a base from which to work
langu e. de cultur e". Alain Rey (dir.). Dictio
nnaire historique de la langue on the refinements") y 3 1 .
frant;aise. Paris. Le Robert. 1 998. 18
Cit. en Pedro Álvarez de Miranda. Palabras . . . ob. cit pág. 2 1 6.
.•
- 186 - -
18 7 -
J o s !! C A R L O S C I I J A k A M O N 'r g NA ION Y ESTADO EN l O l!ROAMIlR1CA
u n espíritu antropológico propongo la definición siguiente de nación: una nal que mirase por el provecho común ... ; allí había ciertamente un país. una
comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana." gente. un ayuntamiento de hombres; pero no había Patria ... " Semanario Pa
I
1
B. Anderson. Comunidades . . . . ob. cit pág. 23. La definición de la nación
.•
ya extensión y límites sólo los descubre la inteligencia." Alexis de Tocque "Antipatía de franceses y españoles". " Mapa intelectual y cotejo de nacio
ville. La democracia en América. México. Fondo de Cultura Económica 1 992 • •
nes". ':A.mor de la Patria y pasión nacional". Obras escogidas ...ob. cit.
•
50 "Todavía en Maquiavelo el término 'provincia' se utiliza con mucha ob. cit págs. 399 y 400; el artículo de jaucourt. en la Encyc/opédie
.• , ob.
...
frecuencia en nuestro sentido de nación. mientras que el término 'nación' cit .. tomo 1 2 [ 1 765].
6 1 L. Sosoe. "Nation". en Dictionnaire Politique . . . . ob. cit., lug. cit.
aparece muy pocas veces." F. Chabod. La idea. . . ob. cit pág. 24.
. .•
5 1 " My belief is that the most important of these variations are 62 A. Kemilainen. Nationalism ... . ob. cit págs. 38 y 42. Véase. asi
.•
5� íd
.• pág. 1 7. 1 734.
55 Véase lo implicado en este ejemplo del ya citado Dictionnaire de la 63 Henri Berr. " Prólogo" a G. Weill. La Europa ... ob. cit pág. VII.
• .•
Academia Francesa. que informa de uno de los variados usos de la voz nation: M Pasquale Stanislao Mancini. Sobre la nacionalidad. Madrid. Tecnos.
de los Estados: " ... nada se opone tanto al fin de los gobiernos como esa
extensión antinatural de las naciones. la mezcla incontrolada de estirpes y
razas bajo un solo cetro [ ... ] carentes de un c arácter nacional no poseen vida 1 1 1 . LA FORMACi Ó N DE LOS ESTADOS NACIONALES EN IBEROAM É RICA
auténtica y a los que viven dentro de ellas. unidos a la fuerza. sólo una mal
* En este trabajo utilizamos materiales tomados de dos capítulos que
dición del destino podría condenar a la i nmortalización de su desgracia." j .
G . Herder. Ideas para una filosofía de la historia de la humanidad, Buenos hemos elaborado para el Vol. VI. La construcción de las naciones latinoameri
Aires. Losada. 1 959. pág. 285. canas, 1 820- 1 8 70. de la Historia general de América latina. Unesco, en curso
58 Los antiguos. se lee en un periódico español del tiempo de las Cor de edición (cap. 5. "Constitución de las provincias y el poder local. Las ba
tes de Cádiz ( 1 8 1 2) . "llamaban patria al estado o sociedad a que pertene ses económicas. sociales y políticas del poder regional". y cap. 6. " Las ex
cían y cuyas leyes les aseguraban la libertad y el bienestar [ ...] donde no presiones del poder regional: análisis de casos"). Una primera versión de
había leyes dirigidas al interés de todos. donde no había un gobierno pater- éste fue presentada al Simposio Cultura y Nación en Iberoamérica. organi-
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J O :; 1l C A R L O S I I I A K A M O N 'I' E
NACIÓN y ESTADO IlN I IlEROAM t RICA
�
za o p � r el Com ité Editor del Proyecto Great Books Series, Oxford
�nlverslty Press, con el apoyo de las fundaciones Lampadia y Mellon, y rea representativo. Pero esta diferencia, sustancial en lo que hace a las formas
�
lizado en Buenos A res entre el 2 I Y el 23 de agosto de 1 996. El autor agra de representación política, no lo es en cuanto a lo que comentamos en el
dece los �omentanos de los participantes en la discusión del trabajo, así texto. Este concepto de nación recoge criterios más antiguos. como el que
c�mo a Llllana. Locke expone respecto del concepto de "sociedad política" o "sociedad
Roncati por su ayuda en la búsqueda de información y a Anto
. civil", que en cierto modo es equivalente a lo que a comienzos del sigo XIX
niO Annmo, Carlos Marichal y Marcela Ternavasio por las observaciones efec
tuadas al texto original. se llamaba nación: ':A.quellos que están unidos en un cuerpo y tienen una
.1 Por ej em lo, Oscar Oszlak, La formación del establecida ley común y una judicatura a la que apelar, con autoridad para
Estado argentino, Bue
. �
nos AIres, Edltonal decidir entre las controversias y castigar a los ofensores. forman entre sí
de Belgrano, 1 985, pág. 1 5. En otro trabajo suyo el au
tor refiere el concepto de estatalidad al trabajo de J. P. Nettl, "The, State as una sociedad civil." John Locke, Segundo tratado sobre el gobierno civil, Ma
a Con ceptual Variable", World Politics, N° 20, julio 1 968, y al de Phi�ippe C. drid, Alianza, 1 990, pág. 1 03 .
. 9 Véase José Carlos Chiaramonte, "El federalismo argentino en l a pri
Schmltter, John H . Coastwor th y J oanne Fox Przewors ki " Historical
mera mitad del siglo XIX", en Marcello Carmagnani (comp.), Federalismos
Perspectives on the State, Civil Society and the Economy in tin America: � latinoamericanos: México/Brasil/Argentina, México, El Colegio de México/FCE,
P �olegomen on to a Workshop at the University of Chicago, 1'976- I 977",
mlmeo. O. Oszlak, Formación histórica del Estado en América latina: elemen 1 993.
tos teórico-me todológicos para su estudio, 2a ed., Buenos Aires, Estudi�s C E- 1 0 Respecto del principio del consentimiento, fundamental en el Dere
DES, 1 978. ' cho de Gentes. véase también la citada obra de Locke. esp. cap. 8, " Del
2 Véanse las observacio nes de Otto
Hintze, Stato e Societa. Bologn'a, origen de las sociedades políticas", págs. I I I y sigts.
1 1 Véase una rica visión de ese período en Franc;ois Xavier Guerra,
Zanichelli, 1 980, pág. 1 38.
?,
3 Al res pect
' véase el cap. 1 1 1 , " Las formas de identidad política a
Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas, 2a
� . .
fines del Irremato , de nuestro libro Ciudades. provincias. Estados: orígenes ed. , México, FCE, 1 99 3 . Se trata de un renovado enfoque, pese a la tenden
de la naclOn argentma ( 1 800- 1 846) , Biblioteca del Pensamien to Argentino I cia a ceñirse al esquema clasificatorio de modernidad/tradición, ante una
Buenos Aires, Ariel, 1 997. ' realidad frecuentemente reacia al mismo.
"
� 4 éase Eric Hobsbaw m, Nations and nationalism . . . . ob.cit, cap. 1, 1 2 Respecto del caso rioplatense, que no consideramos en particular
The natlon as novelty: from revolution to liberalism" (hay edición españo en este libro porque ya lo hemos analizado en otras publicaciones, véanse,
. justamente, los siguientes trabajos nuestros: José Carlos Chiaramonte, Ciu
I�: Enc Hobsbawm . Naciones y nacionalismo desde 1 780. Programa. mito. rea
lidad, Barcelona. Crítica, 1 99 1 ). dades. provincias. Estados: Orígenes de la nación argentina ( 1 800- 1 846) , Bue
5 Recuérdese el ya citado texto de Vattel: " Las naciones o nos Aires, Ariel, 1 997; íd., "El federalismo argentino en la primera mitad del
Estados
son cuerpos políticos, de sociedades de hombres reunidos para procurar siglo XIX", en Marcello Carmagnani (comp.), Federalismos ... ob. cit.
su salud y su adelantamiento. . . " Vattel, Le droit de gens. . . , ob., cit., tomo I 1 3 Licenciado Francisco Verdad, " Memoria póstuma ( 1 808)" , en José
pág. 7 1 . ' Luis Romero y Luis Alberto Romero. Pensamiento político de la emancipa
6 Andrés Bello, Derecho Internacional. l. Principios
de Derecho Interna ci6n, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1 977. pág. 89.
cional y Escritos Complementarios, Caracas, Ministerio de Educación 1 954 1 4 José Miranda, Las ideas y las instituciones políticas mexicanas, pri
- 1 90 -
- 191 -
y
J o s l\ C A R L O S C I I J A R A M O N TI l NACIÓN ESTADO EN [ IlEIWAMll.RICA
Sr. D . Fernando V I I " . en [Instituto d e Investigaciones Históricas] Estatutos, que se refiere a la actuaci6n del gobierno. se considera que estriba en que en
reglamentos y Constituciones argentinas ( 1 8 1 1 - 1 898) . Buenos Aires. Universi el primero los poderes actúan sobre los cuerpos políticos que integran la
dad de Buenos Aires. 1 956. pág. 27. Confederación. en su calidad política; y en el segundo. sobre los ciudadanos
1 7 Véase el criterio en Rousseau: Juan Jacobo Rousseau. "El contrato individuales que componen la nación. considerados como tales individuos."
social o principios del derecho político". Obras Selectas. Buenos Aires. El Ob. cit p. 1 62.
.•
Y sigts. En la concepción rousseauniana como también en la de Hobbes y mismo tiempo que da cuenta de la distinción -que posteriormente se
Kant. la soberanía es única e indivisible. Sobre la cuestión de la soberanía en expresó en el uso actual d i ferenciado de los términos federaci6n y
la época. R. Carré de Malberg. Teoría general del Estado. México. FCE. 1 948. confederaci6n-. sigUe empleando el vocablo confederación para aludir al
cap. 11. § 2. Asimismo. Joaquín Varela Suanzes-Carpegna. La teoría del Estado estado federal surgido de la Constitución de Filadelfia: " Esta constitución.
en los orígenes del constitucionalismo hispánico (Las Cortes de Cádiz) . Madrid. que a primera vista se ve uno tentado a confundir con las constituciones
Centro de Estudios Constitucionales. 1 983. pág. 68 Y sigts. Véase una sínte federales q u e la han p recedido. descansa en efecto sobre una teoría
sis de las diversas variantes del iusnaturalismo en Norberto Bobbio Estudias enteramente nueva. que se debe señalar como un gran descubrimiento de
9
de historia de la filosofía, De Hobbes a Gramsci. Madrid. Debate. 1 85. esp. la ciencia política de ' nuestros días. En todas las confederaciones que
caps. I y 1 1 . precedieron a la confederación Norteamericana de 1 789. los pueblos que
18 Julio César Chaves. Historia de las relaciones entre Buenos Aires y el se aliaban con un fin común consentían en obedecer a los mandatos de un
Paraguay. 1 8 1 0- 1 8 1 3 . Buenos Aires. Ediciones Niza. 1 959. 2a edición. pág. gobierno federal; pero conservaban el derecho de ordenar y vigilar entre
1 20; "Oficio de la J unta Provisional del Paraguay. en que da parte a la de la ellos la ejecución de las leyes de la Unión. Los Estados de Norteamérica que
capital de su instalación. y unión con los vínculos más estrechos. e indisolu se unieron en 1 789. no solamente consintieron que el gobierno federal les
bles. que exige el interés general en defensa de la causa común de la liber dictara leyes. sino también q ue él mismo hiciera ejecutarlas." Alexis de
t.ad civil de la América. que tan dignamente sostiene". Gazeta de Buenos Tocqueville. La democracia ... •p. 1 5 l .
2 9 John Calhoum. "A Discourse on the Constitution and Government
Ayres. jueves 5 de setiembre de 1 8 1 l . tomo 11. pág. 7 1 7.
1 9 Cit. en Jesús Reyes Heroles. El liberalismo mexicano. l. Los orígenes. of the United States" ( 1 849). en Ross M. Lance. ed Union and Liberty. The
.•
México. FCE. 1 982. pág. 382. Political Philosophy ofJohn C. Calhoum (Liberty Fund. 1 992).
20 ídem. pág. 4 1 7. 30 Vernon Bogdaner [ed.]. The Blackwell Encyc/opedia of Political
2 1 Véase la postura de cada Estado en 1 823 en ídem. pág. 380. Institutions. p. 1 29.
3 1 A. de Tocqueville. La democracia . . . ob. cit .. p. 1 53 .
22 Constitución del Estado Libre Federado de Zacatecas. título l. ca .
23 Véase el clásico trabajo de Nettie Lee Benson. La diputaci6n provin la confusión de lenguaje es que todavía Lucio V. López. en su curso de derecho
cial y el federalismo mexicano. México. El Colegio de México. 1 955. constitucional. no perciba esa diferencia entre confederación y estado federal.
21 Cit. en Charles Hale. El liberalismo mexicano en la época de Mora. tanto al tratar el caso norteamericano como el argentino. Lucio V. López.
1 82 1 - 1 853. México. Siglo Veintiuno. 1 972. pág. 86. En diciembre de 1 823. Curso de Derecho constitucional. Extracto de las conferencias dadas en la
cuando se aprobó hacer de México una república federal representativa. al Universidad de Buenos Aires (Buenos Aires. 1 89 1 . tres vols.). vol. l. págs. 96.
votarse el artículo 6 que convertía a las provincias en libres soberanas e Y 27 1 Y ss. Todavía más notable es que. en el segundo de esos lugares. trate
i ndependie�tes. Mier votó que sí a lo de libres e independientes y no a lo de el caso argentino como confederal.
33 Resumiendo su análisis. el autor que transcribe ese texto. añade:
soberanos. Id pág. 202.
.•
25 Véase un desarrollo de estos problemas en nuestro trabajo "El fe " La idea consiste. por lo tanto. en que en la confederación los Estados se
.. vinculan de modo permanente en una organización paritaria. por medio de
deralismo argentino ... . en M. Carmagnani (comp.). Federalismos ...• ob. cit.
2 6 Montesquieu. Del espíritu de las leyes. Utilizamos la edición españo lazos internacionales. que da lugar a una institución internacional que obra
la de Madrid. Tecnos. 1 985. Sobre la "república federativa" (confederación). en nombre de los Estados miembros en determinadas relaciones. tratados.
véase segunda parte. libro IX. "De las leyes en su relación con la fuerza declaración de guerra. y a veces con fines económicos. administrativos o
defensiva". caps. I a 111. políticos. con diverso grado de cristalización y eficacia práctica. Las notas de
27 Hamilton. Madison. Jay. E l Federalista. pág. 1 6 1 . Añade Madison. permanencia. organización y diversidad de fines de la confederación la
luego de un análisis de los rasgos ya federales. ya nacionales. del sistema distinguen de otras ligas internacionales (alianzas. por ejemplo)." Ottolenghi.
propuesto: " La diferencia entre un gobierno federal y otro nacional. en lo Lezioni di Diritto Internazionale Pubblico. año académico 1 946-47. (Turin. G.
- 1 92 -
- 193 -
J o s !! C A R L O S C H I A It A M O N 'l' E NACIÓN y ESTADO UN IllUItOAM(¡IU A
Giappichelli. editore). p. 1 46. cit. por Pablo Lucas Verdú. "Confederación". ed., S!o Paulo, Perspectiva, 1 986, pág. 1 60. Véase una visión opuesta,
en Carlos E. Mascareñas. d i r Nueva Enciclopedia jurfdica (Barcelona.
.• tributaria del tradicional esquema del principio de nacionalidad, en José
Francisco Seix. 1 952). tomo IV, p. 9 1 1 . Este artículo provee un útil resumen Honório Rodrigues, Independencia: revolu�áo e contra-revolu�áo. A evolu�áo
del tema. pág. 9 1 0 Y ss. U na síntesis. con una extensa bibliografía. se política, Río de Janeiro, Francisco Alves, 1 976, capítulo " Evolu�ao política
encuentra también en Alberto Antonio Spota. Confederación y estado federal. provincial", pág. 30 I Y sigts. El autor cita a historiadores que sostenían el
Conceptos y esenciales disimilitudes (Buenos Aires. Cooperadora de Derecho predominio de la "diversidad" sobre la "unidad", como Capistrano de Abreu
y Ciencias Sociales. 1 976). y Oliveira Viana, pero, a diferencia de ellos, sostiene la primacía de raíces
Ji En la Confederación Argentina surgida del Pacto Federal de 1 83 I • más profundas derivadas de la comunidad de lengua, religión, mestizaciones
se delegaba la representación exterior en el gobierno de la provincia de variadas, semejanza de instituciones políticas e intereses económicos comu
Buenos Aires. pero no se la enajenaba. Las provincias podían. como lo nes. "Somente a minoria dirigente -añade- de urnas poucas províncias
hicieron ocasionalmente. anular esa delegación en ejercicio de su soberanía. nao teve a sensibilidade histórico-política de sentir que o Brasil era singular,
35 Montesquieu. Del EsPíritu ...ob. cit p. 9 1 0
• .• único, individual, diferente de Portugal". íd., pág. 30 l o
36 El Federalista. p. 35. �� Sérgio Buarque de Holanda, História Geral da Civilizacsáo Brasileira,
37 El criterio de Bol ívar está ya exp uesto e n el " Manifiesto de tomo 11, O Brasil Monárquico. 1 ° Volume. O Processo de Emancipacsáo, San
Cartagena". de diciembre de 1 8 1 2: Simón Bolívar. Doctrina del Libertador. Pablo. Difusao Européia do Livro, 1 962, pág. 9.
Caracas. Biblioteca Ayacucho. segunda edición. 1 979. págs. 8 y sigts. �5 "En 1 822, en Brasil no existía unidad económica y tampoco ningún
Asimism o. véase lo que escribe en la "Carta de Jamaica". de setiembre de sentimiento profundo de identidad nacional. La unidad mantenida durante la
,
1 8 1 5 -Id pág. 67-. Y en el " Discurso de Angostura". de febrero de 1 8 1 9
.• transición de colonia portuguesa a imperio independiente fue política -y
-íd págs. 1 09 y 1 1 3 .
. • precaria-." Leslie Bethell y José Murilo de Carvalho, " Brasi l ( 1 822- 1 850)",
38 Véase Carraciolo Parra Pérez. Historia de la primera República de Leslie Bethell (ed.), Historia de América Latina, vol. 5. La Independencia, Bar
Venezuela. dos vols Caracas. 1 959. tomo " 2a parte. Cap 1 1 , " La revolución
.• celona, Crítica, 1 985, pág. 3 2 3 . Véase también al respecto J . Murilo de
en las provincias" . Carvalho, ob. cit., pág. 54.
39 " La nación barcelonesa, d e quien solamente emanan todos los Po
..
� 6 L. Bethell y J. Murilo de Carvalho, " Federalismo y centralización ... ,
deres Soberanos no los ejerce sino por delegación. " Constitución de la Pro arto cit. en M. Carmagnani (comp.), Federalismos . . , ob. cit., pág. 325.
.
vincia de Barcelona ( 1 8 1 2), tít. cuarto, arto 3, en Las constituciones provin 1 7 S. Buarque de Holanda, História Geral ...•ob. cit lug. cit.; Octávio
.•
ciales. Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1 959, Tarquínio de Sousa, Diogo Antonio Feijó, Sao Paulo, Itatiaia, 1 988, pág. 6 1 .
pág. 1 64. Este trabajo es también una muestra de cómo la proyección anacrónica del
�o Por ejemplo, Barcelona: Véase C. Parra Pérez, ob. cit., pág. 4 1 0. principio de nacionalidad sobre una época anterior a su vigencia oscurece la
�I No es de sorprender que mucho más tarde, un conflicto similar se comprensión de los móviles de los líderes independentistas iberoamerica
registrara en la Argentina, cuando el Estado de Buenos Aires se escindió en nos: ''A indica�ao de Feijó tinha o terrível inconveniente de nao resguardar a
1 852 de la recién creada Confederación Argentina. Ésta, pese a su nombre unidade do Brasil: o Congresso r'econheceria a independencia de cada urna
-como ocurre con el de la Confederación Helvética de 1 848-, era en das províncias, q ue decidiriam soberanamente acerca de seu s destinos,
realidad un Estado federal, ante el cual Buenos Aires reaccionó imponiendo aprovando ou nao a Constitui�ao, continuando ou nao a fazer urna só na�ao
reformas; en 1 860, que apuntaban a lo confederal, sin llegar a ello. Véase com Portugal -e aqui o ponto trágico- continuando ou nao na comUnhao
Jorge R. Vanossi, " La influencia de la Constitución de los Estados Unidos de brasileira. Ficava inteiramente ao arbítrio das províncias constituírem-se em
Norteamérica en la Constitución de la República Argentina", Revista jurídica países Independentes ou se manterem unidas. [ ... ] Urna na�ao nao era a
de San Isidro, Diciembre 1 976, pág. 1 1 0; Ricardo Zorraquín Becú, "La for comunidade de origens, de tradi�óes, de língua, de religiao, de forma�ao
mación constitucional del federalismo", Revista de la Facultad de Derecha social, de cultura: era apenas a fórmula política, o famigerado 'pacto 50-
y Ciencias Sociales, año VIII, N° 3 3 , Buenos Aires, mayo-j unio de 1 95 3 , cial'!" id., lug. cit.
pág. 478. �8 Richard Graham, " Formando un gobierno central: las elecciones y
�2 José Murilo de Carvalho, " Federalismo y centralización en el lmpe el orden monárquico en el Brasil del siglo XIX", en Antonio Annino (comp.),
r i o B ras il e ñ o : h i storia y arg u m e nto" , en M. Carmag n a n i (co m p . ) , Historia de los elecciones y de la formación del espacio político nacional en
Federalismos. . . , ob. cit., pág. 57. Iberoamérlca. siglo XIX, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1 995,
�3 Un resumen de esta tesis, en Odila Silva Dias, ''A Interioriza�ao da pág. 348.
..
Metrópole ( 1 808- 1 83 3)" , en Carlos Guilherme Mota, 1 822. Dimenstes, 2a �9 J. Murllo d Carvalho, " Federalismo y centralización ... , arto cit., en
- 1 94 - - 195 -
NACiÓN y E�TADO EN IBEROAM l':: R ICA
J o s !':: C A R I . O S C I I I A R A M O N T It
ya , vol. XXVIII ,
M. Carmagnani, Federalismos . . . ob. cit .. pág. 6 1 ; íd., Teatro de sombras: A
. ordenamientos institucionales del Paraguay" , Historia Paragua
Política Imperial, Río de Janeiro, IUPERJ , 1 988, págs. 1 2 y sigts. Véase tam Asunció n, 1 99 1 , pág. 1 0 1 .
bién Roderick J. Barman, Brazi/. The Forging of a Nation, Stanford University 65 " La ciencia que hace conoce r
los derech os y debere s de los hom-
del siglo XVI 11-
Press, 1 988, esp. cap. 6, ''The liberal experiment", y L. Bethell y J. Murilo de bres y de los Estados -decía un publicista británico de fines
nos y de gentes. James
se ha llamado en los tiempo s moder derecho natural "
Carvalho, ob. cit., págs. 3 3 3 y sigts.; Boris Fausto, História do Brasil. 4a. ed .,
Study of the Law of Nature and Nation s,
San Pablo, 1 996, pág. 1 64 Y sigts. Mackintosh, A Discour se on the
1 838, pág. 7. Véase más adelan te, en el cap. 11 de este libro, las
50 R. Graham, '�Formando un gobierno ... ", art.cit. , en A. Annino, His- Edinbu rgh,
el particu lar. Asi mismo , en
toria de las elecciones. . . ob. cit. , pág. 353.
. referen cias de Mackintosh y otros autores sobre
sobre la historia del iusnatu ralismo .
5 1 " Federalismo . . . ", ob. cit., pág. 6 1 . S. Buarque de Holanda, História el cap. 1 1 1 , una mayor información
66 A. Sáenz, Instituciones . . . , ob. cit. , pág. 6
1 ; A. Bello, Derecho Interna-
Geral. . . , ob. cit., págs. 25 y 26.
52 S. Buarque de Holanda, História Geral . . , ob. cit., pág. 24.
. cional. . . , oll. cit., pág. 35.
6 7 Vattel, Le Droit des Gens . . . , ob. ci t . , T. 1 , pág.
1 00; A. Sáenz, Institu-
5J "Luego de experimentar con una virtual república federal durante
. . , ob. cit., pág. 3 1 .
ciones . . , ob. cit. , pág. 78; A. Bello, Derech o Interna cional .
la minoría del rey (hasta 1 840) las elites provinciales y municipales llegaron .
8
6 A. Bello, Derech o Interna cional. . . , ob. cit., pág. 35.
a aceptar la idea de que un orden centralizado era necesario para asignarse
6 9 Jean Bodin, Los seis libros de la Repúbl
ica, Madrid , Tecnos , 1 985,
legitimidad propia." R. Graham, " Formando un gobierno ... ", arto cit. en A.
Annino, Historia de las elecciones. .. , ob. cit., pág. 349. págs. 1 6 y 1 7.
70 A. Bello, Derecho Internacional . . , ob. cit.
, pág. 35.
5-1 Oficio de la J unta Gubernativa del Paraguay a la de Buenos Aires
.
- 196 -
- 197 -
J o s � C A R L O S C I I I A R A M O N 'f l!
I1I
NACiÓN y ESTADO EN IBEROAM�RICA
del Estado ha logrado cierta difusión quizá por parecer una alternativa al punto de vista distinto, que sostiene el origen étnico de las naciones, en
caso inverso, considerado como el natural, del origen del Estado a partir de Anthony D. Smith, La identidad nacional . , ob. cit., y The Ethnic Origins . . ,
.. .
la nación. Por ejemplo: " ... Ia nación como expresión consciente de las castas ob. cit. Asimismo, Adrian Hastings, The Construction 0(. .. , ob. cit., obra en la
coloniales no creó el Estado, sino que es éste el que surge como fundador que se expone una fuerte crítica a la posturas de los que el autor llama "los
de la nación." Hermes Tovar Pinzón, " Problemas de la transición del Estado modernistas" (Gellner y Hobsbawm, entre ellos). En cambio, respecto de la
colonial al Estado nacional ( 1 8 1 0- 1 85 0) " , en J. P. Deler/Y. Saint-Geours, ausencia de homogeneidad étnica en el origen de las naciones europeas,
(comps.), Estados y naciones en los Andes, Hacia una historia comparativa: véase un resumen en Charles Tilly, "States and Nationalism .. .,", ob. cit.
Bolivia - Colombia - Ecuador - Perú, dos vols., Lima, I E PIIFEA, 1 986, vol. 1 1 , 6 La tesis de la existencia de una nación "identitaria" en el Río de la
págs. 3 7 1 /3 72. Plata independiente ha sido sostenida por Pilar González Bernaldo, " La 'iden
79 Véase E. Hobsbawm, Nations and Nationalism . , ob. cit., pág. 1 9.
..
tidad nacional' en el Río de la Plata postcolonial. Continuidades y rupturas
Asimismo, Charles Tilly, "States and nationalism in Europe since 1 600", po con el antiguo régimen", Anuario IEHS, N° 1 2, Tandil, UNCPBA, 1 997.
nencia en la reunión anual de la Social Science History Association, New 7 Véase nuestro trabajo " Formas de identidad ... ", arto cit., en Boletín
Orleans, I 99 1 . del Instituto . , ob. cit.
..
9 Véase capítulo 1 1 .
IV. FUNDAMENTOS I USNATURA LlSTAS DE LOS
MOVI MIENTOS DE 1 0 José María Álvarez. Instituciones de Derecho Real de Castilla y de
I NDEP EN DENC IA
Indias, dos tomos. México, UNAM, 1 982. tomo 1, pág. 82 del tomo I de la
reproducción facsimilar. La primera edición. en cuatro tomos, apareció en
Este texto, corregido, es el de una ponen cia presen
tada en el Con Guatemala entre 1 8 1 8 (tomo 1), 1 8 1 9 (tomos 11 y 1 1 1) Y 1 820 (tomo IV).
•
labor de los historiadores ción de época de nación: " La utilidad inestimable de pertenecer a una pa
son de prime ra importancia. E. Hobsbawm, ob.
cit. , pág. 1 25. Véase un tria, de depender de un gobierno y de estar arreglado por las leyes". Pero
- 198 - - 199 -
J o s l1 C A RL O S C l I l A R A M O N T fl NACIÓN y ESTADO EN IBEROAM �RICA
s e trata d e una definición que podía convenir tanto a los súbditos d e un of jurisprudence and politics which the wisdom of the lawgiver adapts to
Estado independiente como a los habitantes de territorios sometidos a al the peculiar situation of his own country, and which the skill of the statesman
guna forma de dominación externa. como era el caso de las provincias que applies to the more fluctuating and infinitely varying circumstances which
integraban el reino de Nápoles y las Dos Sicilias. affect its immediate welfare and safety. " James Mackintosh, A Discourse on
17 íd págs. 268. 269 Y 272.
.• the Study of the Law of Nature and Nations. Edinburgh, 1 838. pág. 7. Sir
1 8 Fray Benito Jerónimo Feijóo y Montenegro. "Antipatía de franceses James Mackintosh ( 1 765- 1 832) había ganado reputación por su Vindicce Galicce
y españoles" . " Mapa intelectual y cotejo de naciones". "Amor de la Patria y ( 1 79 1 ), escrita en respuesta al texto de Burke contra la Revolución Fran-
pasión nacional" . Obras escogidas ob. cit.
...•
cesa.
19 Así. en una cita que hace Feijóo de un texto de otro autor se advier 27 " Introducción al 'De Cive''', en Norberto Bobbio, Thomas Hobbes,
te la sinonimia de provincia y nación. y la distinción. como sujetos diferen México. FCE. 1 992. pág. 7 1 . De esa corriente fue una excepción el casi
tes. de reyes y sus naciones: "Ningunas provincias. son palabras de este gran olvidado Altusio. Véase Otto von Gierke, Giovanni Althusius e lo svi/uppo stórico
político. entre cristianos están entre sí trabadas con mayor confederación delle teoría politiche giusnaturalistiche, Torino. Einaudi, 1 943.
que Castilla y Francia. por estar asentada con grandes sacramentos la amis 2 8 Sobre la sinonimia, en el uso de época, de las voces federación y
..
tad de reyes con reyes y de nación con nación." Feijóo. al comentar el pá confederación, véase nuestro trabajo "El federalismo argentino ... , arto cit.
rrafo. usa. refiriéndose a las disposiciones a aliarse. la expresión "de rey a en M.Carmagnani, Federalismos ob. cit.
...•
rey y de reino a reino. pero aun de particulares a particulares". B. J. Feijóo. 29 Véase la dura crítica de Feijóo: "Sé que es celebrado por su agude- -\
"Antipatía de franceses y españoles". ob. cit pág. 82.
.• za, pero también sé que es detestado por su impiedad: hombre que quiso
20 íd pág. 87.
.• quitar la deidad al Rey del Cielo, para constituir deidades los reyes de la
2 1 íd "Amor de la patria y pasión nacional". ob. cit pág. 1 4 1 .
..
.• .• tierra... . en " Responde el autor a un tertulio que deseaba saber su dicta
22 íd págs. 1 44. 1 45 Y 1 47.
.• men en la cuestión de si en la prenda del ingenio exceden unas naciones a
2 l La expresión de Feijóo está citada en Pedro Álvarez de Miranda. otras", Feijóo, Cartas eruditas, Madrid, Espasa-Calpe, 1 944. pág. 1 82.
ob. cit pág. 2 1 6. la
Palabras e ideas...• .• El contrato social en J. J. Rousseau, Obras selectas. ob. cit., pág.
...•
2� íd pág. 2 1 9.
.•
960.
25 Esta carencia del sentido político que adquirirá la voz nación en el JI Nótese. por ejemplo. que José Miranda prácticamente no registra
\ siglo XIX está expresada por un historiador del siglo XVII español en forma ba el papel del derecho natural y de gentes, sea en lo que escribió sobre
, que refleja la conformación peculiar del problema en esa época y que se España como sobre la Nueva España. José Miranda, Las ideas y las institucio
puede considerar como válida para el siglo siguiente: " ... Ia nación. como nes políticas mexicanas. primera parte. 152 l - 1 820. México. Universidad
entidad natural que es. no protagoniza directamente. nos atrevemos a decir Nacional Autónoma de México. segunda edición, 1 978. Lo mismo puede
que ni aun en forma de reino. la historia universal. Es a través de la Monar observarse en un caso más reciente, la Historia de América latina de la Uni
quía como las naciones desempeñan su misión histórica." José María Jover. versidad de Cambridge: Leslie Bethell, ed., Historia de América latina, Bar
"Sobre los conceptos de monarquía y nación en el pensamiento político es celona, Crítica. 1 99 1 , vols. 4 -América latina colonial: población, sociedad y
pañol del XV, ,". cit. en P. Álvarez de Miranda. ob. cit pág. 2 1 5. Este autor
.• cultura- y 5 -La independencia-o En cambio. un poco frecuente casQ de
añade un ilustrativo texto de Gracián : ... . . Ia monarquía de España. donde las comprensión del uso político del iusnaturalismo en tiempos de las
provincias son muchas. las naciones diferentes. las lenguas varias. las inclina independencias es el de J . Reyes Heroles, El liberalismo mexicano . . . l. , ob.
..
ciones opuestas. los climas encontrados ... íd pág. 2 1 6..• cit., que abunda en testimonios al respecto.
26
"The science which teaches the rights and duties of men and of J2 Tal como fue destacado en el clásico trabajo de Robert Derathé,
states. has. in modern times, been called the Law of Nature and Nations. quien advierte que para comprender el Contrato Social no es suficiente com
Under this comprehensive title are included the rules of morality. as they pararlo con las teorías políticas de Voltaire y Montesquieu, o analizarlo en
prescribe the conduct of private men towards each other in all the various relación con las de Locke y Hobbes: "Nous nous sommes proposé de montrer
relations of human life; as they regulate both the obedience of citizens to dans cet ouvrage q ue la doctrine politique de Rousseau est issue d'une
the laws, and the authority of the magistrate in framing laws and administering réflexion sur théories soutenues par les penseurs que se rattachent a ce
government; as they modify the intercourse of independent commonwealths qu'on a appelé I' Ecole du droit de la nature et des gens. " Robert Derathé,
in peace. and prescribe limits to their hostility on war. This important science Jean-Jacques Rousseau et la science politique de son temps, París, Librairie
comprehends only that part of private ethics which is capable of being Philosophique J. Vrin, 1 979, pág. ! . ,
reduced to fixed and general rules. It considers only those general principies JJ "On trouve en effet dans ces ouvrages une théorie de l' Etat,.,'qui,) a' tI� (;III
\\) I l) s I,'.'
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NACIÓN y ESTADO EN I IlEROAMfl.RICA
J o s � C A R L O S C I I I A R A M O N TI!
I
XVl l l e siecle. s ' est i mposée a l ' E u rope e ntiere et a fi n i par ruiner
luces (o de la Ilustración)". Revista de la Facultad de Derecho de la Universi
complétement la doctrine du droit divino Cette théorie. dont les éléments
dad Complutense de Madrid. vol. Xv, N" 42. 1 97 1 .
se trouvent déja chez Grotius. a été exposée de fa�on plus systématique et
42 R. Derathé. ob. cit págs. 30 y sigts.
plus complete par Pufendorf. puis par Wolff. Les auteurs de second plan se . •
no podrían sostenerse ni la sociedad ni los individuos " ... porque todo lo que
• 3 6 Véase este comentario de Wheaton: " Poco tiempo antes de la pu
., contribuye a la salud. comodidad y perfección de la sociedad humana y de
bllcaClon del tratado de Vattel. apareció el Espíritu de las leyes. obra de un
todo el género humano. está prescrito por el Derecho natural: y todo lo
alcance tan diferente de las de los publicistas formados en la escuela de
que. por el contrario. tiende a su corrupción y destrucción está prohibido
Grocio y de Pufendorf. que ha dado. según la opinión de algunos. el golpe
por el mismo Derecho". Cit. en íd pág. 1 53.
.•
de muerte al estudio de la ciencia de la jurisprudencia natural.. . " E. Wheaton.
1 7 Real decreto del 19 de Enero de 1 770 por el cual Carlos 111 resta
ob. cit tomo primero. pág. 234. Sin embargo. Mackintosh. al pasar revista
\
.•
- 202 -
- 203 -
NACIÓ N y ESTADO EN lUEllOAM tRI A
J o s t C A R L O S C I i I A R A M O N T Il
pág. 1 1 0.
sobre que los criol/ os debe n ser
57 José Cadalso, Los eruditos a la violeta o curso completo de todas las dad de México al rey D. Carlos 111 en 1 77 1
n de empl eos y beneficios de es
ciencias dividido en siete lecciones para los siete días de la semana. publícase preferidos a los europeos en la distri bució
y Dáva los, ción de Documentos para la
tos reinos", en J. E. Hern ández
. de los que pretenden saber mucho. estudiando poco, en José Ca Colec
México de 1 808 a 1 82 / . Méxic o,
en obseqUio
� also, Obras escogidas, Barcelona, Biblioteca Clásica Española, 1 885. Véase Historia de la Guerra de Independencia de
Jueves, Cuarta lección. Derecho natural y de gentes", págs. 2 1 5 a 2 1 8. 1 877, tomo 1, pág. 429.
6 7 Víctor Tau Anzoátegu i, Casuismo y sistem
a. Indagación histórica so
Asimismo, págs. 292 y 308. to de Investigaci ones
os Aires . Institu
58 :- �
Pérez Bayer, Por a libertad de la literatura española ... [ 1 785], cit. bre el espíritu del Derecho Indian o. Buen
a García Gal/o , que ha puesto
por Manano Peset-Jose, LUIS Peset, La universidad española (siglos XVIII y de Histo ria del Dere cho, 1 992. El autor cita
en los comienzos de la colon iza
XIX) , Madrid. Taurus. 1 974. pág. 1 78. de relieve la presencia de derecho natural
a fines del siglo XVI II, Rodríguez de
59 Carlos IV, Real Orden del 3 1 de julio de 1 794, en Novísima recopila ción americana. íd., pág. 1 86. En Lima.
fundamento de toda legisla
I
derec ho natur al es el
ción, tít. IV, ley V. Mendoza sostenía que "el
va se debe n calcular por la
60 Carlos IV, Real Orden del 25 de octubre de 1 794, en Novísima reco ción. La sabid uría y la justicia de las leyes positi �
rmidad que tiene n con él". Id., pág. 303 .
pilación. tito IV, ley VI. \ mayor o meno r confo
68 " Entre tanto se sancio na el plan gener al de estud ios, se concede la
6 1 R. Krebs Wilcrens. El pensamiento histórico. político y económico del
natural. civil y canó nico a todos
Conde de Campomanes. Chile, 1 960, cit. en A. Jara Andreu ' ob . cit . . pa'g . facultad de establecer cátedras de derec ho
, bajo las reglas que se diero n al
245. los colegios de la nación. que no las tenga
tes." En "Colección de órdenes y
62 R. Herr, ob. cit págs. 3 I O y 3 I I . seminario de Vallad olid, y demás leyes vigen
nativa y Soberanos Congresos
.•
pasaje en que Pufendorf señala que para que se forme un Estado "se nece Generales de la Nación Mexicana. Tomo 11.
ntada [. . .] México. 1 82 9 " [ ...] . cit.
sitan dos pactos y un decreto". Samuel von Pufendorf, De la obligación del tituyente. Segunda edición corregida y aume
del Refugio Gonz�lez, "Sign ificado
hombre y del ciudadano según la ley natural en dos libros, dos tomos. Córdo por Jorge Mario García Laguardia y María
de la obra de José María Alvarez", estudio
ba. Universidad Nacional de Córdoba, 1 980 [Primera edición, Cambridge y proyección hispanoamericana
l. pág. 47.
prelim inar a José María Álvarez. ob. cit . . T.
'
cho natural dictado por el Doctor Don Antonio Sáenz... ", en Antonio Sáenz 70 J. M. Álvarez, ob. cit .. pág. 49.
V, 2 de abril de 1 8 1 7 y 3 de enero
ob. cit., pág. I l . La Comisión repitió textualmente un párrafo del artícul � 7 1 La Gazeta de Buenos Ayres, tomo
2 04 - 2 05 -
- -
NACIÓN y ESTADO EN I IlEROAM�RICA
11
J o s � C A R L O S C H I A R A M O N T Il
nación dos partidos independientes. que por el tiempo q ue durase deben Con varios detalles de leyes, y personajes de la república romana". Revis
ser considerados como estados diversos. sin ninguna superioridad en el te ta de Historia del Derecho "Ricardo Levene ", N° 3 1 . Buenos Aires. 1 995.
rritorio; y de aquí infiere. que las leyes de la guerra deben ser observadas de pág. 257.
79 Sáenz no comparte el punto de vista de muchos publicistas
que
ambas partes . ... Un principio como éste que es valedero en todas las gue
rras civiles debe aplicarse con más que común fuerza a una disputa tal como suponen a la soberanía indivisible e inalienable . " Nosotros -comenta
la de España y sus colonias. donde la contienda no está entre dos facciones observamos que estas cuestiones no se sostienen. sino a costa de un juego
en un reino. sino entre dos distintos miembros del que fue en otro tiempo de voces pesado y fastidioso ... " Respecto del federalismo . lo trata en un
un imperio -entre provincias hasta ahora dependientes. y provincias acos breve parágrafo en el que lo define de la siguiente manera: " La Federación
tumbradas a ejercer una autoridad suprema . . ". La Gazeta de Buenos Ayres.
.
es común a las Repúblicas y a las Monarquías. El estado federativo es una
tomo V. 5 de mayo de 1 8 1 9. reunión de distintos estados soberanos e independie ntes. que se ligan entre
'
.
73 " ... Luego que e l movimiento tomo una forma sólida y permanente.
,
sí con una alianza perpetua bajo de ciertos convenios. dejando libre la admi
de manera que hacía probable el buen éxito de las provincias. se les exten nistración interior de cada uno." Definición a la que sigue el acostumbrado
dieron aquellos derechos. que por la ley de las naciones les cOll1petían. como análisis de los casos históricos clásicos. A. Sáenz. ob. cit págs. 69 Y 1 27.
.•
80 íd pág. 1 3 1 .
partes iguales en una guerra civil [ ...] Buenos Aires tomó aquel rango por .•
84 íd pág. 6.
a quienes lo usan para defender el derecho autonómico de aquella provin .•
cit tomo l. lib. l. cap. l. § 4. Quels sont les États souverains. pág. 1 23 Y
•••
tado. sea el que fuese contrario al que lo liga anteriormente. no puede po .•
nerse bajo la protección de otro. sin reservar todas sus alianzas. y todos sus sigts. En el prólogo a la primera edición de su libro. Bello destaca a Vattel y
tratados subsistentes. porque la convención por la cual un estado se pone a Martens entre las principales autoridades a las que ha seguido en materia
bajo la protección de otro es un tratado. " Artículo sobre la incorporación de doctrina. " Prólogo de la primera edición. 1 832". en A. Bello. ob. cit.,
de la Banda Oriental al Imperio del Brasil. El Argos de Buenos Ayres, tomo 1 1 1 . págs. 4 y 5.
86 P. Pradier-Fodé ré. "Avant-Propo s". en E. Vattel. ob. cit T. l. pág.
.•
2 9 d e octubre d e 1 823. pág 356.
77 A. Sáenz. ob. cit pág. 6 1 .
.•
VI I I ; Wheaton. Historia de los progresos del Derecho de Gentes . . . ob. cit .•
con que lo usa en su obra. E. Vattel. ob. cit. l. pág. 330. La misma definición cipios de Derecho Internacional. tercera edición aumentada y corregida por
se encuentra en un manuscrito de 1 830. aparentemente de un alumno de el autor. París. Garnier Hnos 1 873. pág. 6 -el autor de este comentario
.•
los cursos de derecho de gentes: "Patria: Significa el Estado del cual somos no deja de advertir la desactualización de Vattel para los acontecimie ntos
miembros. En este sentido debe comprenderse en el derecho de Gentes. " del siglo XIX americano (íd pág. 7). Sobre la ubicación de Vattel en las
.•
" Recopilación d e Varios Principios d e derecho Civil. d e Gentes y Político corrientes iusnaturalistas. véase R. Derathé. ob. cit págs. 27 y sigts.
.•
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T Il
NA IÓN Y ESTADO ";N IU t:: R OAMIlRICA
88
J. Reyes Hero les, ob. cit pass im; Edua
.•
rdo Plaza A.. "Introducción"
a Andrés Bello. ob. cit pág. XCV; Aleja cuarta reunión de la comisión representativa... 1 7 de febrero de 1 832. en
.•
ndro E. Parada. El mundo del libro y .
90 E. Ravignani [com de 1 826. en Emilio Ravignani [comp.]. Asambleas . . . tomo tercero. ob. cit .
p.]. Asambleas. . . . ob. cit tomo terce .
.. :
1 82 7. discu rso de los diputados Portillo.
.•
ro. 1 826- pág. 563. Asimismo. más adelante exponía el mismo diputado: ...ya lo di
pág. 39. y Valentín GÓm ez. págs. .
1 46 y 2 1 1 . cen los publicistas que las leyes fundamentales se incluyen e � las �onstlt�
.
9 1 Disc urso s del mini stro cionales. y que las fundamentales son las que forman la constltuclon: lo di
de Gob ierno y del miem bro informant ,
com isión encargada de revisar el Trata e de la ce Watel. en el capítulo 3 . En fin, ¿para qué hacer citas de esta clase?" Id
do de 1 83 I en la reun ión secreta de
•
.•
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-
209 -
J o s tl C A R W S C I I I A R A M O N 'J' 1l
NACIÓN y ESTADO EN IBERoAMI1RICA
5 Guido Fassó, "Jusnaturalism o", en Norbe rto den con todo señalarse algunas cosas a las cuales no alcanza. porque lo que
Bobbio , Nicola Matteuci
(dirs.), Diccionario de Política. A -j , México , Siglo Veintiu no, se dice así, solamente se dice, pero no tiene sentido alguno que signifique
1 985, pág. 866. una cosa; antes bien , esas cosas se contradicen a sí mismas. / Así. pues.
6 " Derech o Natural o Derech o de
la Naturaleza", en D. Diderot y J .
Le Rond d'Alem bert, L a Enciclopedia. . . , ob. cit., págs. 4 1 como ni Dios siquiera puede hacer que dos y dos no sean cuatro, así tampo
y 4 2 . Notar q u e e n co que lo que es malo intrínsecamente no lo sea. / Porque así como el ser d�
1 823, en Buenos Aires, esa definic ión e s transcripta literalm
ente por l a co las cosas, después que ya existen y en cuanto son no depende de otro. aSI
misión encargada de censurar el texto de Anton io Sáenz
citado más arriba: también las cualidades que siguen necesariamente a ese ser: y tal es la mali
" Informe de la Comisión nombrada para censurar el curso
de derecho natu cia de ciertos actos en relación a la naturaleza que usa de razón sana. / Por
ral dictado por el doctor don Antonio Sáenz ... .. , en A.
Sáenz, Instituciones eso. hasta el mismo Dios sufre ser juzgado según esta norma, como puede
Elementales.. . , ob. cit., pág. I 1 .
7 Véase al respecto, N. Bobbio , Estudios de verse en el Gen. XVI II. 25, Isaías V. 3. Ezechiel XVI II, 25.jeremías 11. 9, Micheas
historia. . . . ob. cit. . cap. 1 ,
" El modelo iusnaturalista" , págs. 7 3 y sigts. " E n realidad, VI, 2. San Pablo ad Rom. 1 1 . 6. 1 1 1 . 6." H. Grocio. ob. cit tomo l. pág. 54.
.•
2 10
211
- -
- -
y ESTADO I\N I II IlIWAMr .RI 'A
J o s ll C A R L O S C I I I A R A M O N T Il N ACION
toridad reconocida junto al Decretum de Graciano y a las Sententiae de I ' esprit de ceux qui I'ont formulée. la théorie du contrat social était destinée
a combattre et a remplacer la doctrine du droit divine. ou théorie de I'origine
Lombardo. se pone en entredicho en el Humanismo [con] la crítica filológica
que. al descubrir las interpolaciones. desenmascara la manipulación que Sa divine du pouvoir civil." íd .. pág. 33. Ese propósito condiciona el cap. 1 1 1 del
libro VII de Droit de la nature et de gens. de Pufendorf. íd., pág. 45.
cerdocio e Imperio han hecho de los textos a favor de sus tesis respectivas
3 5 " El derecho romano clásico redescubierto en los siglos medios a
en dispu �as conducidas por los juristas a su respectivo servicio." Pág. XXI.
20 Id pág. XII.
.•
través de la obra de Justiniano recogía el principio ulpianeo de que lo que
2 1 �. Pufendorf. De la obligación . . . ob. cit pág. 1 5.
.•
place al príncipe tiene valor de ley. Esta atribución al rey de la suprema
.
22 Id .. págs. 1 4 y 2 1 .
jurisdicción e imperio era fruto de una transferencia de ambos en el prínci
2 3 G. Fassb. ob. cit. . pág. 869.
pe por parte de la comunidad."[. . . ] "En la determinación de la sede origina
2 1 N. Bobbio. Estudios . ob. cit pág. 74.
ria de la iurisdictio habían contendido durante largo tiempo dos tendencias
... .•
de la Junta General del Principado de Asturias. 1 998. pág. 27. Véase, asimis
� I elogio de Pufendorf es quizá mayor en el artículo "Derecho de gentes":
Id . . pág. 3 7 Y sigts. mo. Walter Ullmann. " Las concepciones ascendentes y descendentes acer
29 Jean Touchard. Historia de las ideas políticas. Madrid. Tecnos. 1 996.
ca del gobierno". en Principios de gobierno y política en la Edad Media, Ma
drid. Revista de. Occidente. 1 97 1 . págs. 23 y sigts.
pág. 254.
.. 3 6 J. Varel. Suanzes-Carpegna. La teoría del Estado. . . ob. cit pág. 67.
30 J. Mackintosh. ''A Discourse... . ob. cit .. pág. 1 0. En su tratado de
. .•
37 íd págs. 1 0 Y 1 1 .
filosofía moral. publicado casi cuarenta años después. poco antes de su muer
.•
derecho de resistencia. véase Jean Bodin. ob. cit. , libro segundo. capítu lo V.
Las ideas políticas de Juan Manuel de Rosas, Buenos Aires. Juárez, 1 972. págs.
esp. pág. 1 05.
34 y sigts.
' 11
J. Varela Suanzes-Carpegna, ob. cit págs. 66 y 67.
Ji "O n trouve en effet d ans ces ouvrages une théorie de I ' Etat. qui. au
.•
12 R. Derathé. ob. cit., pág. 56. Bodino, que admitía el tiranicidio para
r XVl l le siecle, s ' est im posée a I ' E u rope ent'ere et a fi n i per ruiner
completement la doctrine du droit divin." R. Derathé. ob. cit., pág. 27. "Dans
los casos de príncipes cuyo acceso al poder no fuera legítimo, lo rechaza
- 212 -
- 213 -
\\
J o s ll C A R L O S C I I I A R A M O N T Il NACIÓ N y ESTADO EN IJ3IlROA MIlRICA
Europa. un sistem a de
tajantemente en caso contrario. aun cuando el príncipe cometiera las ante sr es la gran creación mode rna del Estado. En
ha empe zado a actuar.
injusticias más terribles. En tales casos. no es licito " ... atentar contra el honor entida des estata les. indep endien tes. sober anas.
I
ente compr endido el XVI I .
o la vida del monarca. sea por vías de hecho o de justicia. aunque haya Durante cerca de tres siglos. y en ellos plenam
cometido todas las maldades. impiedades y crueldades imaginables." j. Bodin. s de toda la histor ia eu ropea. hasta que el
los Estados serán los protagonista . .
mlento de los pueblos ,
ob. cit libro segundo. capítulo V, pág. 1 05 .
.•
IV, a quien Bodino. poco amigo de prodigar elogios. se refiere. sin embargo. 59 José Anton io Maravall , "
Estudio prelim inar" a Francisco Martínez
como celui qui a mieux entendu que c 'est de puissance absolue. " P. B. Gala. Marina, Discurso sobre el origen de la monarquía y sobre la naturaleza del
,
itucio � ales. 1 988. � ags.
ob. cit pág. LVI I I .
.•
gobierno español. Madri d. Centro de Estudios Const
�8 " En este proceso d e objetivación del poder. e l concepto d e sobera 3. fue reeditado en el mismo
56 y 59. El Discurso... apareció en Madrid en 1 8 1
nía se reveló como el instrumento adecuado para la integración de los po año como prólogo a la obra mayor de Martín ez Marin a. Teoría de las Cortes .
deres feudales y estamentales en una unidad superior. el Estado. Ahora bien. o prelim inar de esa misma obra en 1 820. Id,
y se reimp rimió como estudi
en la medida en que la soberanía aparece necesariamente vinculada a su pág. 7.
slgmfi �a el paso
. . .
1) \r
.•
que él viene ' tiene de
so io de valora ción que el
Joaquín Varela Suanzes-Carpegna. "La soberanía en la doctrina bri- a la cultur a medieval misma . y. por tanto . el camb
ariam ente un corte para los
,
:' r
tánica (de Bracton a Dicey)" . en Fundamentos. Cuadernos Monográficos de romanticismo lleva consig o no significa neces
totalid ad " ... son. por lo menos , verdad eros
I
Teoría del Estado. Derecho Público e Historia Constitucional. 1/1 998. Sobera ilustrados españoles" [ ... ) cuya casi
nía y Constitución. Oviedo. Instituto de Estudios Parlamentarios Europeos Feijóo y Luzán hasta jovella nos."
prerrománticos, desde
del p ueblo a los
de la junta General del Principado de Asturias. 1 998. 61
íd págs. 57 y 66. Mient ras Sieye s exclu ye
. •
inalienable " . pago 863. Sobre el conflicto entre democracia directa y régimen 62 R. Herr. ob. cit., pág. 369. A esta observac ión sobre la tradlclon
agrega. respecto �e la
representativo en Buenos Aires. véase nuestro libro Ciudades. provincias. política que se conforma en Españ a. el mismo autor .
nfianz a respecto de la pohtlca
Estados: Orígenes de la nación argentina ( / 800- 1 846) . Buenos Aires. Ariel. tradición eclesi ástica españ ola. que a la desco
de la I nquisi ción por
1 997. págs. 1 69 y sigts. regalista recien te, suscitada por la resurr ección
5 6 " La ilusión del Imperio. brote tardío de la tradición medieval en el n el disgus to por el domin io total del clero por el pueblo .
Floridablanca añadía
Renacimiento español. pasa rápidamente. Lo que juristas y políticos tienen �
como se habí institu ido en Francia. De maner a que
" ... en su lugar. añadieron
- 214 - - 215 -
J o s ll CA R L O S C I / f A R A M
ONTE _______
11
a la receta de la nueva trad ición
recientemente a la venta en Pisto
liberal una antigua sazón galicana,
ia, y llegaron al conv enci mien to
pues ta I
Iglesia tenía tam bién una verdader de que la
a constitución que con fería a los
la soberanía, con autoridad sobr obispos
e los herejes. En sus men tes, la
mon arqu ía ÍNDICE
absoluta, la Inqu isici ón y la supr
emacía papal aparecían ahora reve
su forma verdadera: llagas gangreno ladas en
sas de form ación reciente ." íd., lug.
63 J. Altu sio, ob. cit. cit.
, pág. 5. ,
. págs. 27 y 28,
3 " Man ifiesto de Cartagen a", 5. LAs TRES GRANDES MODALIDADES HISTÓRICAS EN E L USO D E LA VOZ
I 5/XI I/8 I 2, en íd. , págs. 8 y sigts
.. Disc urso de instalación de las . NACIÓN 49
.................................. ...................................................
1 2NI I I/8 1 3 , íd., pág. 25. 1. LA H ISTO R I C I D A D DE LAS NACIONES Y DEL CONCEPTO DE NACIÓN . . . . . 9 1
1 7 Carta a Sant ande
r. I 3NI/82 I -vísperas de la bata IDENTIDAD y LIWITl M IO A D POLlTICA. ANÁLISIS D E ALGUNOS EJEMPLOS . . 9 5
bo-. íd., pág. 1 5 7. lla de Carabo
2. El, D J:: R L� 110 NATU R A L Y DE GENTES EN LOS MOVIMIENTOS DE
1 8 Disc urso de Ang
ostura ( 1 8 1 9) Y Carta a Santande 102
824) , íd .. págs . 1 07 y 1 76. r (Pativilca , 23/1/ I N DEI'II.N O R N ' l A . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
I
........
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- 217 -
5· VAITEL • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • 127
6. ALGUNAS CONCLUSIONES . . . . . . . . . . . .. . . . • . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . • . . . . 132
- 2 18 -
la consolidació