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RESPUESTA PRIMARIA
La lesión tisular destruye células, y ellas liberan y generan
sustancias que sensibilizan o activan a los nocireceptores. Los
fosfolípidos provenientes de las membranas celulares son
convertidos por la fosfolipasa A2 en ácido araquidónico, y el
ácido araquidónico es transformado por la ciclooxigenasa en
prostaciclina y prostaglandina E2; esta última activa
directamente a los nocireceptores, mientras la prostaciclina
potencia el edema. El ácido araquidónico también puede ser
transformado por la lipooxigenasa en leucotrienos, los cuales
potencian al dolor. Las prostaglandinas y los leucotrienos son
llamados eicosanoides, y provienen por dos vías: ciclooxigenasa
y lipooxigenasa.
Además de lo anterior, del interior de las células destruidas son
liberadas otras sustancias como potasio, iones hidrógeno y
proteínas y enzimas proteolíticas, las cuales reaccionan con los
tejidos vecinos y participan en la despolarización del nociceptor.
Los cortico-esteroides son antiinflamatorios, porque uno de sus
mecanismos de acción es inhibir a la fosfolipasa A2, mientras
los analgésicos antiinflamatorios no esteroides (AINE) bloquean
la ciclooxigenasa.
RESPUESTA SECUNDARIA
En la respuesta primaria son activados algunos terminales de la
terminación libre; la activación genera una respuesta o
hiperalgesia o sensibilización secundaria de los otros terminales,
porque secretan sustancia P (sP) y calcitonina GRP de manera
anti-drómica. Estas últimas actúan sobre los mastocitos y
plaquetas; los mastocitos liberan histamina y las plaquetas
serotonina, y ellas actúan sobre los vasos sanguíneos vecinos y
producen vasodilatación, aumento de la permeabilidad capilar,
que lleva a calor local, enrojecimiento y edema.
Con frecuencia, se llama “unidad de dolor” a los tres
participantes principales de la “sopa inflamatoria” mencionada:
terminación libre, mastocitos y vasos sanguíneos
Figura 12-2. Respuesta primaria de la lesión tisular: las células
destruidas liberan y generan sustancias que sensibilizan y
despolarizan al nociceptor. Respuesta o hiperalgesia secundaria:
los terminales nerviosos liberan sustancia P y calcitonina, que
activan el proceso de vasodilatación, edema, calor local,
enrojecimiento.
12.4 TRANSMISION
Las fibras A delta son pobremente mielinizadas y transmiten a
mayor velocidad que las fibras C, mientras las fibras C no son
mielinizadas y transmiten a menos de 2 metros por segundo. Los
nocireceptores cutáneos Aδ responden a estímulos mecánicos
intensos, como pinchar o pellizcar la piel, mientras los
nocireceptores cutáneos C son polimodales porque responden a
diferentes tipos de estímulos nocivos, ya sean mecánicos,
térmicos o químicos (como bajo pH, sustancia casaicina).
Como ejemplo práctico, pellizque su piel hasta que inicie dolor;
las fibras A delta llevan el dolor intenso punzante (primer
dolor), y las fibras C llevan el dolor quemante, urente, que sigue
después de soltar la piel (segundo dolor). Pero, en la práctica
clínica, el dolor generalmente es mezcla de las dos
informaciones nociceptivas, A delta y C, porque los nervios
periféricos contienen ambos tipos de fibras.
La intensidad del dolor depende de dos aspectos: el número de
receptores y fibras activados y la frecuencia de potenciales de
acción con la cual transmite cada fibra.
Al igual que todas las sensaciones generales, el dolor es
transmitido desde la periferia hasta la corteza somato- sensorial
por tres neuronas: la primera inicia en el receptor, que puede
estar en piel, músculos, articulaciones, huesos o visceras; tiene
el cuerpo celular en el ganglio de la raíz dorsal y llega hasta la
médula espinal o al tallo cerebral, si se trata de un par craneal.
En el asta dorsal de la médula espinal o en el núcleo del tallo, la
primera neurona hace sinapsis con la segunda neurona, la cual
cruza al lado contrario y llega hasta el tálamo, por el tracto
espino-talámico. En el tálamo se inicia el análisis del dolor, y de
aquí parte la tercera neurona, que llega a la corteza somato-
sensorial, donde se realiza la percepción sensorial mediante
conexión con neuronas de cuarto orden o superior y con otras
partes del cerebro.
Las fibras que transmiten dolor de la cabeza son llevadas a
través de los nervios craneales trigémino (V), facial (VII),
glosofaríngeo (IX) y vago (X); ellas hacen sinapsis con las
neuronas de segundo orden en los núcleos del tallo.
Las vías del dolor no van exclusivamente al tálamo y corteza
somato-sensorial; hacen conexión con neuronas motoras del asta
medular anterior, con neuronas de la columna descendente
simpática de la médula espinal (columna intermedio-lateral), con
centros cardiovascular y respiratorio en el tallo, con centros
autónomos en el hipotálamo; con el sistema reticular y sistema
límbico. Estas conexiones generan una respuesta generalizada o
neuro-endocrina ante el dolor intenso, con componentes
somáticos, simpáticos y afectivos.
La clasificación de las fibras nerviosas periféricas indicada en la
tabla 12-1 se basa en el diámetro, velocidad de conducción,
mielinización y función; todas las fibras nerviosas tienen células
de Schwann (ver figura 19-1), pero el grado de mielinización
disminuye de las fibras Aα a las B. En los axones mielinizados
los potenciales de acción van a mayor velocidad porque saltan
de un nodo de Ranvier a otro, sin despolarización continua de la
membrana; en general, al aumentar el diámetro y la
mielinización se incrementa la velocidad de conducción.
DOLOR NEUROPÁTICO
Ocurre en ausencia de estimulación del nociceptor; es causado
por disfunción del sistema nervioso, usualmente del periférico.
La sensibilidad está aumentada y hay descargas espontáneas,
debidas a un aumento de la concentración de canales de sodio u
otras canalopatías. También puede ser producido por daño del
SNC, particularmente del tracto espino-talámico y del tálamo
(dolor talámico). El dolor neuropático es menos frecuente que el
nociceptivo, pero más difícil de diagnosticar y tratar.
El dolor neuropático se caracteriza por ser tipo ardor, quemante,
o se presenta como paroxismos que semejan descargas
eléctricas, y es frecuente la alodinia (el tacto evoca dolor). No es
fácil de controlar, no mejora con los AINE y sólo parcialmente
con los opioides; los mejores resultados se obtienen con
estabilizadores de membrana, antidepresivos tricíclicos y
esteroides. Los estabilizadores de membrana o antiepilépticos
bloquean a los canales de sodio y/o calcio, y los más usados son:
fenitoina (FenitoinaR, EpamínR), carbamazepina
(CarbamazepinaR, TegretolR), gabapentin (NeurontinR), ácido
valproico (Acido ValproicoR, DepakeneR, ValprosidR),
topiramato (TopamacR), oxcarbazepina, lamotrigina.
En muchos pacientes, el manejo farmacológico del dolor
neuropático debe complementarse con el no farmacológico, que
incluye: bloqueos simpáticos, fisioterapia, acupuntura, técnicas
psicológicas.
Son ejemplos de dolor neuropático: la neuralgia del trigémino,
del gloso-faríngeo, el dolor del miembro amputado por neuroma
(“miembro fantasma”), la neuralgia post-herpética, por sida o
por etanol; el síndrome doloroso regional complejo, la
neuropatía diabética, la compresión o infiltración tumoral de un
nervio periférico o de médula espinal; la lesión quirúrgica,
traumática o por radioterapia de un nervio, la esclerosis
múltiple, el dolor post-lesión raqui-medular o cerebral.
El síndrome doloroso regional complejo (anteriormente llamado
distrofia simpática refleja) puede ser tipo I (sin daño evidente
del nervio) y tipo II (causalgia, con daño evidente del nervio).
Generalmente suceden en una extremidad y se pueden
desarrollar después de trauma accidental o quirúrgico que
compromete a un nervio periférico; hay hiperalgesia, alodinia,
cambios tróficos de piel y osteoporosis. El dolor puede ser
activado por la estimulación de nervios simpáticos, motivo por
el cual se denomina “dolor mantenido por el simpático” y parte
del tratamiento es realizar bloqueos simpáticos (ej: del ganglio
estrellado para el miembro superior).
Alodinia consiste en percibir como dolor una sensación que no
debe producirlo; por ejemplo, dolor al tacto o
presión suave.
DOLOR MIXTO
Hay co-existencia de dolor nociceptivo y neuropático. Es
frecuente en cáncer, porque el tumor destruye tejidos,
pero también puede existir daño a nervios, ya sea por
compresión del tumor o por la radioterapia.
12.8 RESPUESTA SISTÉMICA AL DOLOR (NEURO-
ENDOCRINA)
Las vías somáticas y viscerales del dolor tienen conexiones en
médula espinal, tallo y centros superiores con neuronas motoras,
con el sistema simpático (ya sea en la columna intermedio-
lateral o en hipotálamo) y con los centros cardiovasculares y
respiratorios. Lo anterior significa liberación de hormonas
catabólicas, como adrenalina y noradrenalina, liberación de
cortisol, de aldosterona, de hormona antidiurética, activación del
sistema renina-angiotensina.
Estas conexiones son responsables de la actividad muscular
refleja y de la respuesta neuroendocrina, que es proporcional a la
intensidad del dolor, con incremento de la morbilidad y
mortalidad, especialmente en pacientes con baja reserva
funcional, específicamente problemas cardio-respiratorios
previos.
El trauma y las cirugías menores se asocian con pequeña o
ninguna respuesta neuroendocrina, pero los
procedimientos torácicos o abdominales generan gran dolor y
estrés.
La respuesta neuroendocrina al dolor intenso afecta la función
de casi todos los órganos (figura 12-4) y puede aumentar la
morbi-mortalidad posquirúrgica o postrauma; por ello, el dolor
debe ser aliviado no sólo por la razón humanitaria de disminuir
el sufrimiento emocional, sino también para prevenir
complicaciones y aumento de costos. En cirugías que generan
alto dolor, lo indicado es iniciar el control de la sensibilización
periférica y central desde momentos antes de la incisión
quirúrgica, con opioides, anestesia peridural, AINE.