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Carta a los Hebreos
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“Tú eres sacerdote para siempre”

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César Alejandro García Palafox

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La Carta a los Hebreos

«…Sacrificios y oblaciones y holocaustos y sacrificios por el pecado no los


quisiste ni te agradaron ―cosas todas ofrecidas conforme a la Ley―
entonces ―añade―: He aquí que vengo para hacer tu voluntad…» (Hb 10, 8-
9)

Desde el primer siglo, las dudas que surgen alrededor de la Carta han sido
fuente de grandes teorías. Algunas de las cuales, han sido realmente fuertes.
Puedo citar la más famosa, que afirma que la autoria del Apostol de los
gentiles, etc…No obstante, estas dudas no opacan la luz que otorga la carta, en
especial sobre el sacerdocio de Cristo. Un sacerdocio que trasciende el ritual,
en una alianza nueva y eterna, en Cristo. Una respuesta que através de 2000
años ha perdurado y es irrevocable, porque su dador es el Autor Celeste.

A través de estas breves páginas nos adentraremos en un vistazo a las grandes


incógnitas, que despierta la Carta; pero sobre todo, nos adentraremos en un
breve vistazo teológico, de lo que nos desvela la Carta.

Incógnitas

Autor

Antes de que terminara el primer siglo, al tiempo


que moría Domiciano, último emperador de la
dinastía Flavia, la Carta era ya conocida y citada.
Clemente de Alejandría refiere de la Carta que el
autor es “el anciano bendito”1. Clemente indicaría
que Pablo la escribió para los hebreos., en hebreo y
Lucas la tradujo para los griegos. No obstante: «al
escribir para los hebreos, que estaban prejuiciados y
sospechaban de él, muy prudentemente no puso su
nombre para evitar que lo desecharan desde el
principio»2. Orígenes, sin embargo, al hacer un
análisis de la Carta expresa: «Por mi parte, si es que puedo establecer mi

1
Hypotyposes, obra perdida de Clemente que es citada por Eusebio en Hist. Eccl.
.
2
Hypotyses
opinión, debo decir que los pensamientos son los del apóstol, pero el estilo y
la composición son obra de alguien que recordó las enseñanzas del apóstol y
es como si hubiese tomado pequeñas notas de lo que su maestro decía.»3

Posteriormente san Jerónimo y san Agustín fueron los que inclinaron la


balanza por la autoría de Pablo, no tanto porque lo consideraran el autor, sino
por la canonicidad que esto implicaba: «Más bien estoy motivado-escribió
Agustín-por el prestigio de las iglesias orientales que también incluyeron esta
epístola entre los escritos canónicos.»4 Por su parte san Jerónimo, en su Suma,
acepta junto con las iglesias griegas la autoría de Pablo. A las iglesias latinas
que tienen dudas, sobre el autor, les escribe: «…y no importa de quién es ya
que es el trabajo de un hombre de iglesia (ecclesiastici uiri) y es honrada
diariamente al ser leída en las iglesias»5

Muchos años más tarde, Lutero haría la suposición de que el autor fue Apolos,
una suposición que ha convencido a muchos.6 Así mismo han aparecido otros
nombres, como Bernabe, apóstol de Pablo, Priscila y Aquila (teoría de
Harnak)… Exceptuando a Lucas, muchos nombres podrían aparecer, por la
carencia de escritos con los cuales comparar el estilo (por ejemplo, no
tenemos escritos de Aquila y Priscila para comparar el estilo con el de la
Carta).

No obstante, aunque el único que sabe el nombre del autor es Dios, podemos
deducir algunos rasgos de él, partiendo de lo único seguro, la Carta:

 Cristiano de segunda generación.


 Con conocimiento de la Septuaginta.
 Con extenso vocabulario.
 Probablemente, un maestro fino de retórica distinto al estilo de Pablo.
 Con conocimiento de los ritos del Templo.
 Probablemente de origen judío.

3
Citado por Eusebio en Hist. Eccl.
4
Perdón de pecados , 50.
5
Epístola 129, 3.
6
La Epístola a los Hebreos, F. F. Bruce. Xxxix.
Destinatarios

La Carta originalmente no llevo el título de a los Hebreos, probablemente se lo


otorgó el Canon cuando entró en el cuerpo paulino, siguiendo la secuencia de
“a los Romanos”, “a los Gálatas”… Sin embargo, la Carta parece estar
dirigida a una parte de los judíos7, específicamente "una sección de la iglesia
judeo-cristiana de Roma"8. Que por la temática podría parecer que se
encontraba en un proceso de crisis entre
volver a las antiguas costumbres judías o
no. Imaginémonos, Cristo vino y cambio
esquemas muy arraigados en el Pueblo de
Israel (para darles plenitud). Los judíos,
convertidos al cristianismo, estaban
acostumbrados a ir al Templo, respeta el
shabat, hacer las abluciones, ahora se
encontraban en algo nuevo, una nueva
alianza. Algunos «…tuvieron que soportar un duro y doloroso combate, unas
veces expuestos públicamente a injurias y ultrajes; otras, haciéndose
solidarios de los que aí eran tratados. Pues compartieron los sufrimientos de
los encarcelados; y se dejaron despojar con alegría de sus bienes…».9

Por ello, el autor de la Carta se refiere a ellos con un tono exhortativo: «Pues
diciendo ser ya ustedes maestros en razón de tiempo, vuelven a tener
necesidad de ser instruidos en los primeros rudimentos de los oráculos
divinos, y están necesitados de leche, en lugar de alimento sólido»10

Fecha

A pesar de la falta de información concreta acerca del autor, la fecha se data


antes del que finalice el primer siglo. Tenemos los siguientes datos:

7
Entendiendo que los hebreos es otra forma de llamar a los judíos, por lo tanto, probablemente, al principio
no fue tan fácil entender quienes eran los destinatarios.
8
Sugerencia de W. Manson, The Epistle to the Hebrews (Londres, 1951), pag. 162.
99
Hb10, 32-34.
10
Hb 5,12.
La cita de Clemente de Alejandría (antes del año 96 d.C.).
Se habla del Templo como si estuviera en funciones (el Templo, junto
con Jerusalén, fue destruido en el año 70 d.C.).11
La Carta refiere que «No han resistido todavía hasta llegar a la sangre
en su lucha contra el pecado»12, por lo tanto debió de haber sido antes
de la persecución del año 64 d.C.

2.Vistazo teológico

«La Carta a los Hebreos nos instruye sobre la superioridad del sacerdocio de
Cristo respecto del sacerdocio judío. Culto nuevo en la fidelidad a Dios y
solidaridad con los hermanos (Fe y perseverancia).»13

Esta Carta es excelsa en cuanto a contenido teológico. Desde su prólogo, nos


eleva en su estilo narrativo de exhortación. Nos habla de un pasado, de una
base que es la antigua alianza en preparación de la nueva alianza. Nos habla
acerca de un Misterio, que al parecer, no había sido comprendido del todo,
Comienza por la figura del Hijo, le da su lugar, buscando establecer en el
lector-oyente la seguridad de la verdad, haciendo embonar las piezas de la
Antigua Alianza con la Nueva Alianza. No rechazando lo antigua, porque
entonces no tendría lugar la segunda. Dándonos, así, la continuidad de la
alianza en Cristo.

«―Oráculo del Señor a mi Señor― siéntate a mi derecha y haré de tus


enemigos estrado de tus pies» (Sal 109).

Cristo al ser Hijo de Dios, es llamado a sentarse a la diestra del Padre, la


diestra signo de poder. Cristo recibe el poder. Como lo dice Daniel «Vi venir
en la nubes una figura humana, que se acercó al anciano y fue presentado ante
Él. Le dieron poder real y dominio… Su dominio es eterno…» (Dn 7, 13-14).
Al ser Dios eterno, Cristo tiene el poder eternamente. Y en su poder eterno,
encarna como hombre, igual en todo menos en el pecado; para expiar los
pecados del pueblo y liberar al encadenado14.

11
Cfr. Hb 10, 19.
12
Hb 12,4
13
Pbro. Juan Carlos Barbosa Villaseñor, Introducción a la Biblia, Apuntes.
14
Cfr. Hb 2, 14-18.
El autor nos invita a creer y a gloriarnos en la esperanza que es Cristo, nos
habla de la promesa de la entrada al descanso. La Carta nos anima a
mantenernos firmes en la fe y a no buscar las cebollas de Egipto15. Si no a ser
perseverantes. Esto nos da el preámbulo al mensaje principal.

Tú eres sacerdote, según el rito de Melquisedec16

Melquisedec, rey de Salem (rey de Paz, rey de


Justicia), es un personaje del que desconocemos
principio y fin. Es un hombre que envuelto en
flaqueza puede comprender a los que se
encuentran oprimidos por ella. Cristo al no ser
de la Tribu Sacerdotal es sacerdote como
Melquisedec, ya que no recibió el sacerdocio de
manos humanas, sino del Eterno, de lo alto. Este
sacerdocio, por tanto, es inmutable17 y es
perfecto. Nuestro Sumo sacerdote es,
precisamente el que nos convenía18, santo,
inocente, incontaminado… No obstante el se vio revestido de nuestros
pecados y el que no cometió pecado se hizo pecado.

Cristo hace nuevas todas las cosas

Cristo, fuente eterna, hace nuevas todas las cosas. En Cristo el sacerdocio y la
alianza son renovados: «He aquí que vienen días… en que yo concluiré… una
nueva alianza…»19. Los sacrificios levíticos fueron insuficientes e
imperfectos;20por ello, la Carta «poniendo en labios de Cristo algunos versos
del Salmo 40: “Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un
cuerpo... ¡He aquí que vengo... a hacer, oh Dios, tu voluntad!” (Hb 10, 5-7;
cf. Sal 40 [39], 7-9). Según el autor de la carta, estas palabras proféticas
fueron pronunciadas por Cristo en el momento de su venida al mundo.

15
Buscar lo antiguo que era incompleto, dejando lo nuevo que es perfecto.
16
Cfr. Hb 5, 1-10.
17
Que no puede ser cambiado o alterado.
18
Cfr. Hb 7, 26.
19
Sal 110
20
Cfr. Hb 10
Expresan su misterio y su misión. Comienzan a realizarse desde el momento
de la Encarnación, si bien alcanzan su culmen en el sacrificio del Gólgota.
Desde entonces, toda ofrenda del sacerdote no es más que volver a presentar al
Padre la única ofrenda de Cristo, hecha una vez para siempre.»21 Cristo sella
con su sangre la nueva alianza, lo ha hecho de una vez y para siempre22.

La fe perseverante

La Carta nos ofrece, en el capítulo 11, un recordatorio de los modelos de la fe


comenzando por los el universo visible e invisible como testigos de la fe,
pasando por Abraham, Noé, Moisés, el paso del mar rojo, David… Ellos
murieron con la esperanza en la promesa (que es Cristo). ¡Bienaventurados
nosotros que ahora gozamos de la plenitud de la alianza!

Aplicación actual

En los últimos años, el sacerdocio se ha visto atacado por grandes escándalos,


cuestionado por el feminismo (con la eterna pregunta de porque la mujer no
puede ser sacerdote) y rechazado, en general, por ser contrario a lo que el
mundo busca.

Por ello, esta Carta es bastante actual, ya que reafirma lo que es el sacerdocio,
no es un puesto, un cargo o un titulo, sino un servicio. El sacerdote es el que
ofrece expiaciones por los pecados (propios y ajenos).

Cristo ha hecho de la Iglesia un Reino de sacerdotes “para su Dios y Padre”,


afirma el apocalipsis. Toda la comunidad de creyentes somos, como tal
sacerdotal. El sacerdocio de los obispos y presbíteros y el de todos los fieles
(que son de diferencia esencial)23 participan, a su manera, del único sacerdocio
de Cristo.24

Así mismo, en el capítulo 13, la Carta nos invita a obedecer a los guías
espirituales, porque velan nuestras almas como quien ha de dar cuenta de
ellas.

21
Carta del Santo Padre Juan Pablo II a los sacerdotes con ocasión del Jueves Santo del 2000, 8.
22
En cada Misa el sacrificio es el mismo que en la cruz, uno para siempre.
23
LG 10
24
CIC 1546-1547.
En pocas palabras, va a lo profundo. El sacerdocio es por amor, no por poder.
El sacerdote se ofrece por los demás, incluso cuando no “le conviene”, sin
embargo, por amor al otro se ofrece para expiación. En aplicación tipo lectio
divina, podría decir que por ello cada uno de nosotros estamos llamados a ser
sacerdotes, orando por los demás y actuando por los demás, no perdiendo de
vista la mirada del amor. Para que Cristo sea todo en todos y así dar gloria al
Padre que está en el Cielo.

Sin embargo, el sacerdocio continúa siendo un don y misterio25. Un don


porque es un regalo gratuito, recordemos el hombre que quiere seguir a Jesús
y Él le dice no, lo invita a regresar a su casa. Es un regalo que Cristo se lo
otorga a quien Él quiere. Y por esto, a la vez es un Misterio que invade a la
persona y la rebasa, para plenificarla, para llevarla a los demás.

Conclusión

Esta Carta es una Carta con un gran peso espiritual, que reivindica el
sacerdocio y nos hace reconocerlo como inmaculado y santo, porque Cristo es
el sacerdote. Por ello, todos los que comparten el sacerdocio son, en cierta
manera, santos (ya que son
consagrados a Dios). Es por esto, que
el sacerdocio es perfecto, porque
Cristo lo es, es un don, porque Cristo
mismo se nos da y (como ya lo dije)
es un Misterio, porque Cristo lo es.
Es una incógnita que no hace falta
resolver, porque está dada la
respuesta, pero no es posible ponerla en palabras humanas. Como todos los
misterios de Dios, lo único que nos queda es contemplar, asombrarnos,
disfrutar, amar, gozar, vivir, respetar, acoger y actuar…

25
San Juan pablo II

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