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César Alejandro García Palafox Seminario Menor de Guadalajara

La Amada y el Esposo

Amado mío, mis labios tienen sed de tu ser,


el trigo marchito necesita de tu agua nueva.
Un grito estremecedor se desvanece en mi alma,
que clamando al mediodía, pide algo de beber.

Oh Tú, mi enamorado, llegado al amanecer,


limpias el manchado vestido de esta tu Novia;
corres apresurado a mí, tu amada Esposa,
tu mano ligada a la mía llega al amanecer.

¡Yo soy la Iglesia viva que bebe del cáliz!


si mi amado lo bebe también yo lo beberé;
pues si mi Esposo lo hizo, lo deberé yo hacer,
ser pan molido, racimo vivo, me hace feliz…

Movamos juntos Iglesia, mi tierno zafir.


Tú, bienaventurada Señora, concédeme
el regalo en la tinta cruz, junto a mi verte
con lazos de amor atada y lista para salir.

¡Salgamos al encuentro de los que quieren vivir!


Y muertos todos vagan por el mundo sufriente,
¡tantos que claman mi nombre al ver morir a su gente!
Esposa mía, te llamo, ven a salir, ven a vivir…

Semana Cultural

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