Está en la página 1de 4

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL

DE LOS LLANOS OCCIDENTALES


“EZEQUIEL ZAMORA
UNELLEZ – GUANARE

La
Corporeidad.
Una Visión
desde la
Educación
Física
AUTOR:
Jesús Manuel Colmenares
C.I. 21.159.012
Prof.

Guanare; Octubre 2018


La corporeidad como la percepción del cuerpo, y el movimiento motriz
dándole expresión al mismo, son elementos característicos y distintivos de la
especie humana. Es a partir de estas dos características interactuamos,
percibimos, recibimos información, sentimos y le damos significado al mundo
exterior y a la relación con nuestros pares, otorgándole sentido a la
existencia humana en la tierra. Desde la concepción del ser, desde que el
óvulo es fecundado por el espermatozoide y el huevo cigota comienza a
desarrollarse en el útero materno, comenzamos a sentir al mundo a través de
la interacción de la madre con la sociedad, siendo ésta la primera
socialización primitiva del nuevo ser con el mundo. Al nacer, el bebé se va
apropiando de su entorno desde su rol de infante. El llanto, la sonrisa, la
búsqueda constante de la mirada, el pataleo para conocer sus extremidades,
la aprensión de la mano, la succión como forma de alimentarse a través del
pecho materno, son toda una definición de la forma de apropiación del
mundo, de sentir el mundo, de cargarlo de afectividad para interactuar con él.
La corporeidad y la motricidad son indisolubles, no existen una sin la otra,
son elementos con definiciones propias, pero en la realidad práctica, activa
del hombre, el cuerpo no puede concebirse sin vida, sin movimiento.
Asimismo, cada persona, cada ser humano, va construyendo su corporeidad
a través de los años, siendo influenciado por su entorno y su circunstancia.
Parafraseando a Parlebas socio motricidad: el mundo, yo, mi circunstancia,
mi introspección y mi vinculación con ello. Es por ello, que la educación física
nos atraviesa desde que nacemos, en cada momento de la vida cotidiana, de
manera informal, haciéndonos desenvolver de manera eficientes bajo
distintas circunstancias. José María Cagigal en 1979 ya nos hablaba de la
cultura física, cultura corporal, como habito de una sociedad, como pilar de la
libertad y progreso del desarrollo del ser humano. De igual manera, la
corporeidad la podemos asociar a la motricidad, ya que el ser humano
experimenta con su cuerpo de manera práctica, con vida, actuante. En
cuanto, a la motricidad está presente en lo cotidiano del hombre, cargada sus
acciones de sentimiento y finalidad, interactuando y expandiéndose en el
tiempo, en busca de la trascendencia de sus actos con el medio social y
natural. La motricidad da sentido a la corporeidad y viceversa. Siempre ha
servido como método para que las distintas sociedades moldeen el cuerpo
humano, está presente en los currículos escolares, las ideologías imperantes
y reinantes de cada momento histórico, reduciendo al hombre a disciplina o
descubrimiento, en busca de un control social absoluto. Por lo tanto hablar
de motricidad ya indicaría una comprensión del movimiento humano.
Siguiendo a Gómez, esto supone el desenvolvimiento de las estructuras
componentes del sistema nervioso central; mantiene la regulación, la
ejecución y la integración del comportamiento; traduce la apropiación de la
cultura y de la experiencia humana como intencionalidad operante en el
proyecto del hombre social. Por lo tanto podríamos afirmar que el desarrollo
de lo motor, de la motricidad, no es solo el desarrollo de las capacidades
coordinativas, el desarrollo técnico, físico, psico-cognitivo, o las nociones de
espacio-tiempo; si no el desarrollo motor implica un fuerte compromiso
cultural, histórico, político y social. En cuanto a la realidad que he visto y he
sentido, apunta a una escuela que acorrala la formación del cuerpo en una
asignatura escolar: la Educación Física; en la cual el resto de las asignaturas
son depositarias de los más variados conocimientos teóricos, intelectuales.
Cada quien está ocupado en aplicar sus propias estrategias, técnicas, y
contenidos, de manera parcelada. Por ello, puede decirse que el profesor se
hace menos educador en la medida en que se enfoca sólo en la enseñanza
de técnicas y procedimientos. Desde la perspectiva general de la educación
y desde la trinchera particular que se le ha asignado al cuerpo para
pedagogizar - la asignatura Educación Física - puede afirmarse que ésta ha
desvirtuado su carácter formador, tornándose en un materia con marcado
sesgo eficientista, de rendimiento, podría decirse que lógico dentro de una
sociedad cegada por el brillo del deporte de élite y profesional. Esta vaga
pedagogización del cuerpo, olvidada por el resto de las asignaturas
escolares y asumida desde un punto de vista técnico por la Educación
Física, da lugar a la adquisición de los acartonados patrones de
movimientos, especialmente para el cuerpo de los “menos dotados, menos
hábiles físicamente”. Ello deja un amplio margen a la no experiencia,
especialmente en una sociedad con pocos espacios y oportunidades para el
movimiento y las experiencias significativas con el cuerpo, dada la presencia
de factores como: inseguridad, urbanismo, juegos electrónicos y otros
medios que han sustituido la acción espontánea del niño para desarrollar sus
posibilidades corporales.

También podría gustarte