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FACTORES EXPLICATIVOS DEL DESPLAZAMIENTO

FORZADO
Este módulo centra su atención en los factores explicativos asociados a la dinámica del
desplazamiento forzado, plantea para la discusión la relación entre variables como,
conflicto armado, globalización, tierra, narcotráfico y el desplazamiento forzado. Igualmente
expone estudios de caso que recogen la heterogeniedad de situaciones existentes en la
expresión del fenómeno dadas las particulares dinámicas regionales.

Primera parte relación Desplazamiento Forzado y tierras


en Colombia
Este primer apartado muestra algunos factores históricos y contemporáneos relacionados
con la concentración de la tenencia de la tierra y su uso inadecuado, los cuales se
enmarcan en modelos de desarrollo y dinámicas políticas nacionales y locales e inciden
poderosamente en el conflicto armado y el desplazamiento forzado.

PARA EL DESARROLLO DE ESTE MODULO RECOMENDAMOS LEER

IBANEZ, Ana Maria. QUERUBIN, Pablo. Acceso a tierras y desplazamiento forzado en


Colombia. Documento CEDE. Bogota: Universidad de los Andes, CEDE;, mayo 2004. p 55-
76

STROUSS, Jacquin. Protección de bienes patrimoniales de la población desplazada en


Economía Colombiana- Revista de la Contraloría General de la República Edición 309. La
cuestión agraria, la democracia y la paz. 2005
1.1 El Problema agrario no resuelto.

El fenómeno del desplazamiento, más allá de la mirada coyuntural en que suele ubicarse
cuando su análisis se centra en sus relaciones con el narcotráfico y el conflicto armado, se
relaciona con un problema agrario no resuelto. La historia de este problema, nos ratifica
que esta es una nación de campesinos, una y otra vez, expulsados violentamente de sus
parcelas, arrojados al vaivén de intereses privados.

Un país que ha limitado e impedido que el trabajo creativo desplegado por miles de
hombres y mujeres sobre la tierra, se traduzca en patrimonio, seguridad alimentaria y
riqueza y que cediendo a intereses de terratenientes, latifundistas e inversionistas, para
quienes la tierra es un activo, apreciada a veces sólo en términos especulativos y no por
su potencial productivo, obligue al camino del destierro, al desarraigo, a la crisis
alimentaria y ambiental y a un crecimiento caótico de ciudades pobladas de campesinos en
condiciones precarias e indignantes.
La concentración de la tierra también es inaceptable. De acuerdo
Los procesos migratorios, la con el Igac (2005), 231 mil propietarios (0.06%) poseen 44 millones
mayoría de ellos forzados, son de has. (53.5%). Y al mismo tiempo, 1.3 millones de propietarios
entonces un movimiento apenas (35.8%) poseen 345 mil has. (0.42%), en pro-porciones
individuales menores de 1 ha. La estructura concentradora se ha
obvio e incluso “necesario”, dentro
intensificado con los procesos de violencia. (Citado en CID, 2006)
de una lógica que coloca tierra y
población en función de los procesos de transformación y desarrollo de la agricultura
(modernización) y de la economía. Así la descampesinización, el latifundio, los
cuestionados usos del suelo y la aberrante concentración de la propiedad sobre la tierra,
procesos a todas luces atentatorios contra la sostenibilidad ambiental, la diversidad
agrícola y poblacional, resultan ser funcionales, a las necesidades de modernización del
capitalismo, los cuales implementados por vías legales e ilegales resultan ser
adecuaciones en función de intereses particulares, orientados por la intensificación de la
explotación extractiva y centrados en la producción de ciclos cortos e inmediatos, y que
por lo tanto, están lejos de responder a una lógica que organice la actividad agrícola con
un sentido estratégico, que supedite la tenencia y el uso de la tierra a modelos productivos
sostenibles en lo económico y lo social.

Para comprender mejor el problema agrario hay que tener El uso del suelo se caracteriza
presentes las siguientes definiciones. entonces por el predominio de la
• Un minifundio tiene entre 1 y 5 hectáreas* y no ganadería. Ha ganado terreno también
alcanza a sustentar a una familia. la agroindustria que produce en
• Una pequeña propiedad tiene entre 5 y 20 grandes extensiones alimentos para
hectáreas, emplea técnicas agrícolas tradicionales, genera procesar y exportar. Los beneficios de
productos de consumo directo para la familia o un mercado esta producción no se reinvierten en
local y retiene mano de obra familiar. las regiones a pesar de los altos costos
• Una mediana propiedad tiene entre 50 y 100 que genera a nivel social y ambiental.
hectáreas, contrata mano de obra, cultiva algunos
productos agrocomerciales y usa tecnología agrícola y
asesores profesionales. Un gran porcentaje de los suelos del
• La gran propiedad tiene entre 100 y 500 hectáreas, país son dedicados por tanto a usos
en ella disminuye el uso agrícola y se dedica a ganadería inadecuados generando bajos
extensiva (una cabeza de ganado, en promedio, por rendimientos económicos, un deterioro
hectárea). progresivo de los recursos naturales y
• El latifundio tiene más de 500 hectáreas y por su una importante reducción en el empleo
excesiva extensión no tiene buen aprovechamiento. y la producción. Factores causales de
* Este número de hectáreas, se encuentra sometido a altos niveles de pobreza y migraciones
transformaciones según la definición local de la Unidad Agrícola campesinas.
Familiar UAF entendida cómo “un fundo de explotación agrícola,
pecuaria o forestal que depende principalmente de la fuerza de En el estudio de la Corporación
trabajo familiar y que en condiciones de eficiencia productiva produce
ingresos equivalentes a 3 salarios mínimos
Colombiana de Investigación Agropecuaria
CORPOICA y del Instituto Geográfico Agustín Codazzi IGAC, “Zonificación de los conflictos de uso
de las tierras en Colombia”, Bogotá, 2002, se plantean tres conclusiones en relación con la
1
vocación, el uso de la tierra y los patrones de tenencia :

a) El país solamente está utilizando el 37% de la tierra apta para la agricultura. Esta
proporción sería menor si se tiene en cuenta que algunos agricultores han sido
empujados hacia los paramos y los nacederos de los ríos. En teoría, este espacio
debería reducirse a la conservación y a los bosques.
b) La ganadería absorbe el 208% de la tierra apta para esa actividad. Ello significa
que buena parte de la tierra con vocación agrícola y más de 10 millones de has de
bosques tumbados se han dedicado a la cría y levante de ganado bovino y algunas
otras especies menores.
c) El país ha sido desforestado en 22.4 millones de has, sin que se haya propiciado la
protección y la renovación de los bosques. La mayor proporción del territorio se ha
destinado a la ganadería extensiva y poco eficiente.

Concluye además el CID2, a partir de la


La economía campesina:
información del IGAC, que La mayor Está formada por minifundios y pequeñas propiedades
proporción de propietarios (55.6%) y de y propietarios, arrendatarios, aparceros, jornaleros y
predios (56.8%) corresponden a una colonos.
estructura de micro y minifundios Se define porque emplea mano de obra familiar y
menores de 3 hectáreas. Estos porque la producción alcanza para la supervivencia
propietarios disponen del 1.7% del pero genera poco excedente.
territorio registrado catastralmente. La función de la economía campesina es la producción
de alimentos para los mercados locales y regionales y
En el otro extremo, los 2.428 el aporte de mano de obra barata (jornaleros) a la
mediana y gran propiedad.
propietarios, públicos y privados,
La economía campesina apenas ahora empieza a
poseen 44 millones de has., valorarse por su contribución a la conservación de la
equivalentes al 53.5% del territorio. El biodiversidad, lo cual se expresa en una oferta variada
promedio es de 18.093 has por de alimentos autóctonos, y de los nutrientes del suelo
propietario, o un territorio 6.000 veces porque no tiene un uso intensivo de agroquímicos.
más grande que el minifundio de 3 has
al que aspiran 2.3 millones de colombianos.

Y finalmente, se afirma que “… la alta concentración de la tierra es escandalosa, y nada


tiene que ver con el ideario liberal de los siglos XVIII y XIX. Desde el punto de vista de la
distribución de la tierra, Colombia es una sociedad preliberal.”

Estos procesos ocurren amparados en estructuras de poder locales, regionales y


nacionales, encargadas de legislar y gobernar a su favor, y ello es posible gracias a la
articulación entre propiedad sobre la tierra y poder político, vigente en nuestro país.

Es este el escenario que hace posible entonces, las dinámicas del narcotráfico y las
particularidades que en el país asume la incursión del neoliberalismo, procesos que se
consolidan a mediados de los ochenta, y que reproducen las tendencias históricas de
concentración de la tierra, agrega nuevos usos inadecuados y desde luego da lugar a la
más reciente ola de desplazamientos. Los narcotraficantes llevando a cabo una verdadera
“contrarreforma agraria”, aprovechan el ingreso de miles de millones de pesos para
apropiarse de tierras, que por un lado, les permiten la expansión de sus cultivos de uso

1
Citados en: Bienestar y macroeconomía 2006. El crecimiento inequitativo no es sostenible. Centro
de Investigaciones para el Desarrollo – CID de la Universidad Nacional de Colombia.Págs. 52
2
Ibíd. Pág. 55
ilícito y que de otro, les aseguran el lavado de sus activos y la realización de inversiones
prósperas y seguras ligadas fundamentalmente a la ganadería.

1.2. ¿La modernización del sector rural?

El neoliberalismo, por su parte, con sus imperativos de modernización y adecuación


infraestructural, repara en la tierra con otros ojos y empieza la realización de obras con
unos costos sociales y económicos incalculados. Dentro de este modelo se inscriben,
también los actuales procesos de explotación de la tierra, (monocultivos agroindustriales)
señalados como causantes del despojo y la expulsión de miles de campesinos.

Se evidencia de esta manera, la continuidad histórica en el manejo de la tierra, los nuevos


modos de la agricultura comercial, así como los cultivos de uso ilícitos y los nuevos
monocultivos, que en muy poco distan de las prácticas utilizadas en décadas anteriores,
así, Fajardo3 ilustra la sorprendente similitud entre los procesos acaecidos en las
bananeras y los actuales de palma africana. Ambas actividades de tipo extractivo que
incorporando fuertes capitales, muchos de ellos internacionales, han construido sus
emporios sobre la base de la violencia y el sometimiento de población campesina,
convertida en mano de obra en condiciones de trabajo precarias e indignantes, en las
cuales no hay un mínimo de regulaciones institucionales, que amparen sus derechos y que
los protejan de la arbitrariedad de los capitalistas. Se continúa asistiendo así a los
procesos modernizantes sin asomo de “modernidad”.

La modernización del campo ayer como hoy, es del tipo de una agroindustria tecnificada,
que basa gran parte de sus utilidades en la explotación de la mano de obra. Sus
propietarios tienen nulos o escasos vínculos con la región y desde luego los beneficios
obtenidos no se traducen en inversiones sobre ellas. “…En la reinversión de utilidades no
hay regulación del Estado, es un asunto privado que se define según el equilibrio de
fuerzas entre los actores involucrados (empresarios, propietarios, trabajadores,
funcionarios, sindicatos, comunidad y grupos armados)”4.

En el pasado y en el presente, “La crisis de productividad en el campo se expresa en dos


extremos: la mayor parte de la gran propiedad usa la tierra en ganadería extensiva, paga
pocos impuestos, genera poco empleo y aporta muy poco al producto global con una gran
destrucción ambiental. Por otro lado, muchos de los pequeños propietarios y campesinos
sin tierra ocupan áreas empobrecidas, con severas limitaciones naturales y no obtienen
ingresos suficientes para elevar su nivel de vida5”. En este sentido la nueva ola de
desplazados, la de las dos últimas décadas hace parte de la histórica relación tierra-
población, caracterizada por el ejercicio de la violencia y el repetitivo ciclo de “expropiación
de la tierra-expulsión campesina-proletarización-implantación de los cultivos”, ahora
alimentado con los recursos del narcotráfico6”.

1.3 Tierra, guerra y desplazamiento…


La guerra ha desarraigado una parte de la población rural y ha roto las relaciones de
vecindario que fundan las sociedades agrarias. Según investigaciones de CODHES y
Pastoral Social, divulgadas en diciembre del 2004, en los últimos 15 años los grupos

3
4
Programa de Iniciativas Universitarias para la paz y la convivencia- Universidad Nacional de
Colombia. Procesos de restablecimiento con población desplazada. Reflexiones, avances y
recomendaciones de política. Informe presentado a la Unidad técnica Conjunta, RSS – Acnur.
Noviembre 2002. Sin publicar.
5
Departamento Nacional de Planeación, DNP. LA PAZ: EL DESAFIO PARA EL DESARROLLO.
Tercer Mundo Editores, Bogotá, 1998.
6
Fajardo
armados ilegales y los narcotraficantes le han arrebatado a los campesinos colombianos
cerca de cinco millones de hectáreas (una tercera parte de la tierra en Colombia). El 54%
de los hogares desplazados eran propietarios de sus tierras, el 72% las abandonaron y
solo el 13% logro venderlas a precios irrisorios. 7

La localización de los desplazamientos guarda relación con el acaparamiento de tierras o


el control de territorios estratégicos por sus recursos o por los beneficios derivados de la
próxima instalación en ellos de proyectos de desarrollo de gran envergadura o por su
significado militar y político dentro de la confrontación. Los departamentos en donde se
han presentado con mayor intensidad los fenómenos de despojo y desterritorialización son
Tolima, Putumayo, Chocó, Antioquia, Caquetá, Cauca, Norte de Santander, Guaviare,
Cesar y Bolívar. Departamentos en donde se registran altos índices de concentración de
la tierra, bajo crecimiento económico y bajo nivel salarial. 8

No es fácil responder a la pregunta de


HECTÁREAS ABANDONADAS
POR DEPARTAMENTO quien se quedó y quien responde por las
2001-2005 tierras de los desplazados. En los últimos
años funcionarios de Naciones Unidas,
miembros del gobierno colombiano,
expertos y ONG han denunciado por
ejemplo la contrarreforma agraria
ejercida por los paramilitares a través de
la expulsión forzada de poblaciones. Las
víctimas de esta práctica han sido desde
antiguos aliados del paramilitarismo
hasta campesinos que fueron
beneficiados con tierras de la reforma
agraria y pequeños y medianos
parceleros atrapados en medio del
conflicto. Sin embargo, a pesar de la
frecuencia de estas prácticas de
expropiación, no existe casi información
en registros oficiales sobre este tema.
Recientemente se ha documentado el
HECTÁREAS
caso de 961 familias a las que el Instituto
ABANDONADAS Colombiano de Reforma Agraria
1 – 10.000 (INCODER) les asignó fincas de 40
10.001 – 100.000 hectáreas en promedio. Todas fueron
100.001 – 200.000
> 200.000 cedidas o vendidas bajo presión.9

1.4. La protección de las tierras de


Fte: Procuraduría General de la Nación la población desplazada

Ante esta lógica antidemocrática, con enormes costos ambientales, cortoplacista e


improductiva, se han levantado procesos, acciones y voces que buscan no sólo visibilizarla
y denunciarla, sino además transformarla. De este modo, movimientos sociales,
intelectuales, organismos internacionales, han presionado para que emerja un
ordenamiento jurídico y unas políticas que en concordancia con el mandato constitucional,
permitan garantizar el derecho de la población a no ser desplazada, a su autonomía y a su

7
8
MACHADO, Absalón. Tenencia de la tierra, problema agrario y conflicto. En: Desplazamiento forzado:
Dinámicas de guerra, exclusión y desarraigo. ACNUR, Universidad Nacional de Colombia. 2004
9
Los señores de las tierras. http://semana2.terra.com.co/opencms/opencms/Semana/articulo.html?id=79095
identidad y que busca, obligar al Estado a asumir responsablemente sus fallas en el deber
de protección, garantizando la verdad, la justicia y la reparación a las víctimas.

La búsqueda de respuestas frente a los derechos de la población desplazada, se ha


constituido en una “oportunidad”, no para los desplazados, sino para el país, de modificar
esta tendencia que conduce a la nación al empobrecimiento y la destrucción. Y mucho se
ha avanzado en cuanto a leyes y a protocolos de atención se refiere, aspectos desde luego
positivo, pero insuficientes como lo demuestra la dramática realidad que el país sigue
afrontando.

La búsqueda de soluciones
Leyes de protección a bienes patrimoniales de la población para garantizar el derecho a la
desplazada tierra de la población
El código de procesdimiento civil reglamenta los asuntos de desplazada, no puede
restitución de tenencia a cualquier título y el reconocimiento de
las indemnizaciones a que haya lugar. inscribirse en el estrecho marco
El artículo 98 del Decreto 2303 de 1989 le otorga a la persona de una asignación de tierras, o
que está explotando un predio, y sea privada forzadamente de la de unos escasos procesos de
tenencia material del mismo, la facultad de pedir al juez agrario el extinción de dominio, pues esto
lanzamiento del ocupante.
Ley 160/94: crea el Sistema Nacional de Reforma Agraria y
no es suficiente si se atiende a
Desarrollo Rural, promueve la planificación y concertación de la los tratados internacionales,
reforma agraria y el desarrollo rural a nivel local. Dentro de ella el que enfáticamente señalan que
Acuerdo 18 de octubre 17/95, establece el reglamento especial frente a los desplazados es
de dotación de tierras para la población desplazada por causas obligación del Estado, no sólo
de la violencia.
El Decreto 2217 de diciembre de 1996, define el Programa devolverles lo que perdieron,
especial de adquisición de tierras en beneficio de la población sino que en el caso en que no
campesina desplazada por la violencia, la naturaleza del hubiesen en el pasado gozado
programa y de los beneficiarios, así como los diversos de la condición de ciudadanía,
procedimientos
El Decreto 1458 de 1997 dicta disposiciones en materia de
se requiere asegurar las
destinación provisional de bienes muebles e inmuebles a PD. condiciones para que en
El Decreto No 2007 de 2001 reglamenta parcialmente los adelante puedan ejercerla .
artículos 7, 17, y 19 de la Ley 387/97, en lo relativo a la oportuna
atención a la población rural desplazada por la violencia, en el
Que los miles de desplazados,
marco del retorno voluntario a su lugar de origen o de su
logren ser ciudadanos que
reasentamiento en otro lugar y adopta medidas tendientes a
prevenir esta situación. ejercen plenamente sus
derechos, obliga sin duda a
A través del Decreto 250 de 2005 se expide el Plan para la
atención Integral a la población desplazada, dentro del cual se
transformar de manera drástica,
enuncian acciones de protección de bienes patrimoniales de la
las condiciones que han
población desplazada mediante “el aseguramiento jurídico de los
generado
bienes y el fortalecimiento del tejido social comunitario”. no sólo el
desplazamiento sino la pobreza
de cerca del 70% de la población campesina y la indigencia de por lo menos el 28% de
ella, e implica someter entonces los intereses de personas y grupos nacionales e
internacionales que han necesitado del desplazamiento, de la pobreza, del deterioro
ambiental, para ampliar su riqueza y poder, a propósitos orientados hacia la construcción
de una nación más incluyente, democrática y sostenible. En consecuencia no es factible
resolver de manera adecuada el problema de tierras de la población desplazada, sin
buscar transformaciones a las condiciones que engendran el problema, pues esto
significaría además, dejar a la población desplazada en las mismas situaciones de
marginación, exclusión y pobreza que por décadas venía enfrentando y por lo mismo
expuesta a nuevas migraciones forzadas. No se puede entonces, aspirar a restituir la tierra
pérdida en medio de modelos y estructuras que ya advertían su pauperización, y que de
alguna manera han contribuido a que los desplazamientos se presenten.
1.4.1. Los límites de la protección y restitución patrimonial.

El alcance de la acción del Estado con respecto a la protección de los bienes de la


población desplazada y la reparación de sus derechos al respecto, es prácticamente nula.
De hecho, no se observan acciones contundentes que castiguen el despojo violento, que
desestimulen el latifundio y el uso improductivo de la tierra, y que atiendan el derecho de la
población en cuanto a tierras se refiere. En efecto, algunos autores ilustran por ejemplo,
como en el Plan de Desarrollo del actual gobierno la meta era entregar 150 mil hectáreas,
de las cuales 110 mil provendrían de la extinción del derecho de dominio. Pero en 2003 y
2004, sólo se adjudicaron un poco más de cinco mil hectáreas, provenientes de dicha
extinción, es decir, menos del 5% de la meta propuesta.10 En el mismo sentido se señala
como “a octubre de 2004 sólo se habían entregado al Incoder, con fines de reforma
agraria, 5.257,4 has., suponiendo que a cada familia se le entregaran cinco has,. como
unidad agrícola familiar, se beneficiarían 1.051 hogares mediante la adjudicación de estos
predios, cifra muy distante del total de población campesina y desplazados en espera de
lograr el acceso a la propiedad de tierras.11

Pero de otro lado, son considerables las denuncias, que señalan cómo los procesos de
“reinserción de los grupos paramilitares”, los principales expropiadores, se dan de la mano
con la legalización de tierras mal habidas y la articulación a monocultivos ya señalados en
sus efectos nocivos.

Avanzar hacia una alternativa, supone un nuevo modelo de producir, que desde luego
implicaría un nuevo modelo de desarrollo y unas nuevas relaciones políticas. Un proceso
de restitución de bienes patrimoniales a la población desplazada, integral y sostenible,
podría y debería inscribirse en este nuevo modelo, sin embargo, los intentos en ese
sentido, quedan atrapados y estrangulados por dinámicas y acciones que van en
contravía, veamos algunas:

- El Estado promueve y vehiculiza un modelo de desarrollo que a todas luces acentúa la


inequidad, desestimula la producción agrícola y aumenta la pobreza. Observamos la
afirmación de este modelo en los planes de desarrollo y en los discursos presidenciales
y de ministros los cuales anuncian al país que el prometido progreso vendrá si se
alcanza una meta de 600 mil has. plantadas de palma aceitera, si las poblaciones
afrocolombianas se hacen participes de los grandes proyectos turísticos, cambiando su
vocación de campesinos ribereños, por mano de obra al servicio de los contratistas. El
desarrollo sigue avanzando y tras el espejismo de trabajo y luz eléctrica la población se
ve obligada a romper manglares, talar bosque nativos, alzar construcciones de
cemento y ladrillo; a contribuir al progreso de empresas de propietarios ausentes y
desconocidos quienes sin regulaciones éticas, ambientales y políticas se expanden por
territorios paradójicamente llamados“inembargables, imprescriptibles e inalienables”.
En el marco de este modelo reparar a la población desplazada es insertarla en estas
dinámicas, aunque ello signifique fragmentar comunidades, atentar contra sus culturas
y negarles el manejo autónomo de sus territorios. Por ello no es raro que los propios
funcionarios del Estado, denuncien como “improductivos” los territorios colectivos y las
practicas ancestrales de sus comunidades.

10
Luis Bernardo Florez. Extinción de dominio, reforma agraria y paz. Revista Economía
Colombiana. No 309. Pág. 6. http://www.contraloriagen.gov.co. Consulta en noviembre de 2005.

11
Wilson Herrera. Tierras incautadas para la reforma agraria: restricciones y posibilidades. Revista
Economía Colombiana No 309. Pág. 26. http://www.contraloriagen.gov.co
En esta misma lógica se inscriben los megaproyectos entendidos estos como “… la
transformación integral del territorio en función de los intereses del gran capital, en la que
su estructura biofísica, su vida social y cultural se reestructuran en función de intereses
que buscan insertarse en las grandes economías globales, por lo general a partir de
modelos de extracción de recursos naturales12. En esta perspectiva, buena parte de los
territorios colombianos, en especial aquellos ricos en recursos extractivos o con
interesante ubicación (dada su potencial valorización en función de obras de
infraestructura) seguirán en la mira de los intereses del gran capital y serán por tanto
objeto de compra o desalojo. De hecho, El control paramilitar tiene su mayor incidencia en
los departamentos de Chocó, Antioquia, Córdoba, Sucre, Bolívar, Cesar y Magdalena,
zonas donde se ubican los desarrollos agroindustriales del banano, y más recientemente
de la palma africana, y en donde hay perspectivas de establecer proyectos de conducción
de hidrocarburos, siderúrgica, integración vial y turismo.13

En el marco de este modelo “..La concentración de la propiedad de la tierra en las manos


de cinco mil latifundistas ya no tiene como fin la producción agropecuaria, sino la mera
especulación con el precio de la tierra, que se espera irá al alza gracias a los proyectos de
inversión transnacional o estatal. Es en estas condiciones que la violencia ha vuelto a
resultar rentable como medio de desplazamiento de las comunidades rurales14

Así pues, cómo devolver tierras a los campesinos desplazados, si gran parte de ellas se
consideran rentables en las nuevas lógicas y dinámicas productivas. Prima aquí la vieja y
cuestionada noción que equipara el desarrollo, a la acumulación y al crecimiento
económico, sin que repare en los costos que acarrea. En este caso, el desarrollo es un fin
y las comunidades resultan siendo instrumentalizadas. Oportunidad y crecimiento, significa
al mismo tiempo, privar a las comunidades del derecho a la identidad y a la autonomía,
generar profundos daños ambientales y poner en riesgo la seguridad alimentaria del país.

En este sentido, es altamente pertinente recordar la reflexión del profesor Absalón


Machado según la cual “…El problema de la reestructuración de la propiedad rural y del
desarrollo rural no es hoy un problema técnico o de falta de recursos financieros, es un
problema político y de concepción de la política macroeconómica y sectorial, que ha
derivado en teorías del crecimiento y no de desarrollo.[…] El problema no se resuelve con
el cambio de la estructura de la propiedad rural como un acto del mercado o de
intervención del Estado; o con la simple extinción del dominio de las propiedades
adquiridas ilícitamente, o la expropiación con indemnización de aquellas que no cumplen
una función social o que generan conflictos irresolubles entre los actores. Además de
reestructurar la propiedad por una decisión política, se requiere desmontar los factores que
alimentan la concentración de la propiedad, la fragmentación antieconómica de ella, la
exclusión de los que no tienen tierra para producir; los factores institucionales, políticos y
privados que sostienen y estimulan una estructura agraria desigual, excluyente,
antidemocrática, que se ha constituido en una afrenta contra la pobreza y el desarrollo15.

12
Megaproyectos y Desplazamiento Forzado. En: http://www.revistapueblos.org/article.106.
Consulta en noviembre 2005.

13
Luis Bernardo Flórez. Op. Cit. Pág. 7
14
Héctor Mondragón. Quién quiere dominar los territorios. Revista semillas No.19. En
http://www.semillas.org.co/articulos.htm. Consulta en noviembre 2005.

15
Absalón Machado. Apreciaciones no ortodoxas sobre la reforma agraria. Rev. Economía
colombiana N0 309. Pág. 66. http://www.contraloriagen.gov.co
En segundo lugar otro severo obstáculo para la implementación de propuestas alternativas
es la impunidad. Las descritas relaciones sobre la tierra han requerido y van a la par de
una estructura política, de igual manera excluyente y antidemocrática, que no sólo no
castiga a quienes comenten crímenes y delitos, sino que además los promueve y los
convierte en actores políticos. Así, con la impunidad se manda un mensaje contundente a
la sociedad colombiana: no sólo hay una altísima probabilidad de que se expulse
violentamente, se masacre y se persiga y no se castigue, sino que además quienes lo han
hecho podrán legalizar sus bienes mal habidos y hacer parte de las estructuras políticas de
la nación.

No es aceptable que el Estado se autoprocleme defensor de derechos, garante de la


protección de sus ciudadanos y al mismo tiempo sea denunciado por permitir que otros y él
mismo, a través de sus funcionarios, atenten contra las leyes y los derechos de la
población. El Estado colombiano, no está al margen del conflicto, es parte del conflicto: De
hecho hacen parte de las estructuras de poder quienes se han lucrado y beneficiado con
la tenencia y uso de la tierra, ha gobernado a favor de sectores que en función de
intereses privados, lesionan los derechos de amplias comunidades del país. Es un Estado
comprometido, además, en la violación de derechos humanos y señalado reiteradamente
por su connivencia con los grupos armados ilegales, a los cuales a través de otros medios,
al mismo tiempo, dice “perseguir” y someter.

Mientras la impunidad se mantenga será difícil romper el circulo de la violencia, será poco
probable contar con una sociedad civil fuerte y organizada y será desde el luego imposible
garantizar la vida y la integridad de quienes le apuestan por medios razonados y civilistas a
construir la otra nación.

Bibliografía de referencia

ALEGRETT, Raúl. Evolución y tendencias de las reformas agrarias en América Latina - Alegrett
Raúl http://www.fao.org/documents/show_cdr.asp?url_file=/DOCREP/006/J0415T/j0415t0b.htm

BEJARANO, Jesús Antonio. Campesinado, luchas agrarias e historia social: notas para un
balance historiográfico http://www.lablaa.org/blaavirtual/revanuario/ancolh11/articul/art8/art8a.pdf

EQUIPO DESDE ABAJO. Paramilitarismo y concentración de tierras De vuelta al poder señorial.


http://www.desdeabajo.info/mostrar_articulo.php?tipo=edicion&id=505

FAJARDO, Darío. Colombia: reforma agraria en la solución de conflictos armados.


http://www.mamacoca.org/FSMT_sept_2003/es/ebook/Compendio%20rural/Fajardo.htm

FAJARDO, Darío. Tierras y paramilitarismo en el proyecto de verdad, justicia y reparación


http://www.cerai.es/fmra/archivo/dfajardo_montano.pdf#search='ley%20%20135%20de%201961'

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FAJARDO, Darío. Situación y perspectivas del desarrollo rural en el contexto del conflicto
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http://www.semillas.org.co/articulos.htm?x=868200&cmd%5B111%5D=c-1-24

GONZÁLEZ , Fernán; Bolívar, Ingrid. Evolución territorial del conflicto armado y formación del
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REYES Posada Alejandro Reyes Posada La Violencia Y El Problema Agrario En Colombia.


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