De La Bacinilla A La Alcantarilla

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De la bacinilla a la alcantarilla

Ing. Galo Ordóñez Espinosa

CUENCA-ECUADOR • 2008
© 2008, DE LA BACINILLA A LA ALCANTARILLA
Ing. Galo Ordóñez Espinosa

UNA PUBLICACION DE:


Universidad de Cuenca
Universidad del Azuay

Correspondencia y canje:
Universidad de Cuenca
Departamento de Cultura
Av. 12 de Abril. Ciudadela Universitaria
Casilla Nº 168
Telf. (593-07) 2831-688
Telefax: (593-07) 2831-053
Cuenca-Ecuador
2008

email: cultura@ucuenca.edu.ec

SEGUNDA IMPRESION
Tiraje: 300 ejemplares
Diseño de carátula: Luis Bermeo
Diseño y diagramación interiores: Eugenia Washima
Impresión: Talleres Gráficos de la Universidad de Cuenca

IMPRESO EN ECUADOR
Presentación

C
omo todas las aplicaciones científicas, las de Ingeniería Sanitaria tienen un ciclo de vida,
caracterizado por: la generación de una idea o principio, su ensayo, aplicación, mejora-
miento individual y posteriormente generalizado, para finalmente ser sustituido por otra
solución. Este ciclo tenía una vida de por lo menos 50 años a principios del siglo veinte y
de 20 años o menos al finalizar el siglo.

Un grupo de profesionales cuencanos, inició un nuevo ciclo tecnológico al realizar un mo-


vimiento técnico, administrativo y económico, demostrando que sí es posible dotar a la
ciudad de Cuenca de los servicios de infraestructura sanitaria, con nuevas soluciones tec-
nológicas, de alta eficiencia y compatibles con los recursos existentes, realizando el diseño,
construcción, operación y administración con recursos humanos, técnicos, materiales y eco-
nómicos exclusivamente nuestros. Como parte necesaria de esta política se formó ETAPA.
Posteriormente se extendió esta innovación a casi todo el país y luego de su presentación en
un Congreso Mundial de la OMS en Ginebra, se lo ha utilizado en América Latina.

El Ingeniero Galo Ordóñez Espinosa, profesional de gran capacidad y de carácter polifacé-


tico, que habiendo realizado sus estudios de Ingeniero Civil en la Universidad de Cuenca y
posteriormente obtener su Maestría e Ingeniería Sanitaria en la Universidad Autónoma de
México, participó en todas las etapas de este Movimiento Tecnológico llamémoslo “Cuen-
cano”.

Una de las características elogiosas del Ingeniero Ordóñez, es que ha sido y es Ingeniero y
sus actividades han sido orientadas y ejecutadas en base exclusiva a su profesión, realizan-
do actividades de diseño, construcción y consultoría. Paralelamente, ha asumido el deber
de transmitir sus conocimientos y ética profesional a nuevas generaciones de ingenieros.

No satisfecho con esto, emprendió una nueva labor, la de legar sus experiencias y conoci-
mientos a través de varios libros, entre los que se encuentra la presente publicación.

En ella hace gala de capacidades descriptivas, artísticas y visionarias, al plasmar en foto-


grafías y relatar los hechos producidos, los esfuerzos realizados y detallar a los protagonis-
tas involucrados en las acciones para dotar de infraestructura sanitaria adecuada a la ciudad
de Cuenca, pero omitiendo su invalorable participación.

Por último, con derroche de humor, llama a su libro con un nombre tan suigéneris como
verdadero.

Para terminar, deseo agradecer al amigo por el honor que me ha hecho al solicitarme la pre-
sentación de su trabajo. Aprovecho la presente oportunidad para reiterarle mis sentimientos
personales de alta consideración y estima.

Ing. José Pérez


Cuenca, 30 de noviembre de 2007

——
——
Introducción

C onsidero que lo que ha sucedido y lo que hemos vivido, y los lentos pasos con
los que hemos avanzado al saneamiento y al manejo racional del recurso vital, no
debe quedar en la computadora mortal de quienes fueron actores u observadores
cercanos. Si tanto hecho, anécdotas e historia permanecen solamente en la mente
de alguien, lo vivido pierde su sentido, y lo conseguido con sudor, lágrimas y hasta
con la muerte no tiene un real significado y puede no ser apreciado por las actuales
generaciones.

Por vocación he permanecido ligado al saneamiento de Cuenca desde hace más de


cuatro décadas. Mi vida profesional ha transcurrido desde la regla de cálculo, los
ábacos, las tablas y los logaritmos, hasta el alucinante y mágico mundo de la infor-
mática; desde la cinta, el teodolito, las miras y los jalones a las estaciones totales y
a las informaciones de los satélites. De “a pata” y a caballo, a los vehículos 4X4;
desde el tedioso mundo de los cálculos iterativos a los impresionantes programas
que ahorran tanto sudor y esfuerzo.

He mantenido relación con la empresa ETAPA desde su primer día, en enero de


1968 hasta el año 2004. Se me ha concedido el honor de trabajar en los sucesivos
Planes Maestros de 1970, de 1983, y en el desarrollo de la segunda fase de los
Planes Maestros, siendo el único profesional al que le correspondió tal suerte, y ha
vivido para contarlo.

El desarrollo del saneamiento, “desde la bacinilla a la alcantarilla”, desde las piletas


públicas a los modernos sistemas de potabilización, reserva y distribución, real-
mente ha sido un proceso lento en la ciudad de Cuenca y en todo el país.

Entre los amigos decíamos que para ser feliz bastaba una “botella de trago, una cola
Seven y un buen tema de conversación”. Cómo nos hemos reído con las anécdotas,
las ocurrencias, las travesuras y “las sanas maldades”.

Al estar muy cerca del ocaso de mi servicio público y de mi modesta vida de educa-
dor e ingeniero, y antes de que se me quemen los “Chips” de la memoria, a las horas
de la madrugada he decidido contar lo que ocurrió desde 1945 al 2006. Comienzo
con una recopilación de lo que dicen los cronistas del ayer y los de anteayer; cito
entre comillas lo que he encontrado escrito en las diferentes épocas de desarrollo de

——
Cuenca, y de los hechos relacionados con el crecimiento urbano, del lento proceso
del saneamiento, de los ríos, del agua y del paisaje que ha modelado nuestra espe-
cial forma de ser y de actuar.

He tenido que acudir a cronistas, historiadores y observadores externos, ya que los


nuestros ligan su amor a la tierra con la historia, lo que les hace perder objetividad
frente a hechos que deben asomar descarnados, como es el de la salud pública.

Al contar la historia del agua y el saneamiento, tengo que referirme a la forma de


pensar, de hablar, y de actuar de cada época vivida desde mis recuerdos de la niñez
hasta el cercano final de mi paso por esta querida tierra.

Es realmente difícil unir lo técnico a la sencillez de un relato que guste a las dos
últimas generaciones. El emplear eufemismos no conduce a una aplicación de una
realidad dinámica y cambiante, por lo que el lenguaje utilizado no tiene la intención
del irrespeto, sino reflejar las costumbres, los anhelos, las tristezas, alegrías, y los
esfuerzos de mucha gente que nos ha antecedido, pero que constituyen los cimien-
tos bajo tierra que mantienen estable al edificio visible del bienestar y la salud pú-
blica; en el paso del tiempo se van añadiendo pisos, pero el soporte permanece para
siempre y debe ser contado y recordado.

Dejo constancia de mi profundo agradecimiento a las personas que han colaborado


con información y con una invalorable ayuda: Sr. Eduardo Díaz Cueva, Ing. Alfon-
so Neira, Dr. Fausto Sánchez, Srta. Dolores Vásquez B., Srta. Adriana Reinoso, Ing.
Xavier Vidal, Ing. Jenny Coronel.

Mi afecto y gratitud a los que han hecho posible esta publicación: Dr. Jaime Astu-
dillo Romero, Rector de la Universidad de Cuenca, Ingeniero Fabián Carrasco C.,
Vicerrector de la Universidad de Cuenca; y Dr. Mario Jaramillo P., Rector de la
Universidad del Azuay.

Mis amigos Ing. Raúl Carrasco Z., Arq. Rafael Malo C., Dra Gioconda Vanegas S.,
Dra. Guillermina Pauta e Ing. César Muñoz, fueron tan bondadosos que leyeron con
toda atención cada página del libro, me comentaron, me observaron y corrigieron;
su ayuda y aliento lo aprecio de corazón.

Galo Ordóñez Espinosa


Septiembre de 2006

——
1. La ciudad de Cuenca

1.1. Sus antecedentes físicos

Parece que el hombre desde la épocas en que decide pasar de nómada a un ser
social, busca un espacio físico en donde centrar sus actividades, elige los sitios cer-
canos a cuerpos de agua, a llanuras que se pierden en el horizonte, se compenetra y
enamora de su paisaje, de lo que va a ser su mundo.

En el valle del Tomebamba, Guapdondéleg o de Cuenca, sus especiales caracterís-


ticas en el curso de miles o de millones de años fueron modelados y tallados por
las fuerzas de la naturaleza, lo cual define una especial topografía y un ambiente
influyente en el carácter de la gente que lo poseyó y lo hizo suyo.

Cito una síntesis de los múltiples trabajos que desarrolló mi maestro y amigo el
Ingeniero Marco. T. Erazo V., sobre la geología del Valle de Cuenca:

“La actividad geológica actual de una zona determinada es un episodio, a corto


plazo, un proceso que se viene gestando desde hace miles o millones de años. Si
se trata de describir el proceso geológico haciendo referencia a los episodios de la
Historia Geológica del Austro del último millón de años, periodo conocido como
Antrógenos que comprende el pleistoceno y el holoceno o actual”.

Las fuerzas endógenas se han manifestado periódicamente provocando levanta-


mientos del suelo y etapas de actividad volcánica. Los acontecimientos ocurridos
en el último millón de años son los siguientes:

a) Las glaciaciones, la última de las cuales terminó hace doce a quince mil años.

b) La actividad volcánica que formó depósitos de piroclásticos y lavas, al mismo


tiempo, aportó con abundante material de acarreo y de sedimentación.

c) La actividad posglacial de ríos, torrentes y aguas meteóricas.

Dentro del aspecto geomorfológico se distinguen en la región de Cuenca las si-


guientes áreas con características morfológicas totalmente definidas:

——
• De Erosión Glacial.- Comprende la cordillera occidental desde una altura prome-
dio de 2880 msnm, siguiendo una línea por los siguientes puntos: caserío de Cor-
panchi, las parroquias de Chiquintad, Sinincay, Sayausí, El Cuenca Tennis- Golf
club, al Oeste de San Joaquín y continúa por las laderas del margen derecho del río
Yanuncay, hacia el S.

La topografía es típicamente glacial con valles profundos de paredes abruptas (cajo-


nes glaciares), por cuyo fondo corre un río; por sus laderas se precipitan arroyos que
nacen en las lagunas, charcos o pantanos. Hacia las cabeceras las escarpas se multi-
plican, se escalonan y ramifican; al pie se han acumulado escombros y bloques; las
rocas se presentan pulidas, estriadas, cortadas por valles, desfiladeros suavemente
ondulados. La topografía de las cumbres y sus perfiles son muy irregulares.

Las lagunas, charcos o pantanos son numerosos, ocupan posiciones muy variadas,
ya sea en el fondo de sus valles, en sus cabeceras o en las cumbres; muchas de ellas
tienen un desagüe abierto en la roca firme. Tanto los valles como las lagunas se
asientan en rocas: detritos de diferente naturaleza y origen se han depositado en las
laderas de los valles y al pie de las escarpas, modificando parcialmente los perfiles
glaciares.

• Áreas de acumulación glacial y fluvioglacial.- Los productos de erosión fueron


transportados por glaciares y torrentes hasta el pie de la cordillera donde formaron
una meseta ondulada que baja desde los 2800 a los 2600 msnm hacia el valle. Por el
“N” se asientan en las faldas del cerro Cabogana y está limitado por una línea, que
partiendo de las cercanías de Chiquintad, donde existe una antigua morrena frontal,
sigue la margen derecha del río Machángara, continúa por la colina de Cullca más
o menos paralelamente a la Av. Abelardo J. Andrade dirigiéndose hacia la localidad
de Racar.

En el área de Sayausí y Buenos Aires, la presencia de bloques erráticos y cantos


menores da fe de la actividad glacial relativamente nueva. Las formaciones fluvio-
glaciales se asientan sobre rocas ígneas en las faldas de la cordillera y sobre rocas
sedimentarias en el valle; están cortadas por riachuelos y quebradas como el Pata-
marca, Milchichig, Amarillo; en varios puntos de su fondo llegó a la roca subyacen-
te. En esta meseta se asientan las localidades de San Francisco de Tixán, Miraflores,
El Carmen de Verdillo, Cebollar y Racar, entre otras.

• Área de las Terrazas.- Existen dos tipos de terrazas de solevantamiento en la


zona de la ciudad de Cuenca: La de Piroclástico y las Fluviales.

Las terrazas de Piroclásticos.- Se desarrollan entre los 2700 y 2800 msnm; se pre-
sentan a lado y lado del curso bajo del río Cuenca, formando las mesetas conocidas
como Pachamama, que se encuentra al “E” de la población de Llacao y se extiende
hasta El Descanso, y la meseta de El Plateado, situada al “S” del río Cuenca.

——
La primera es más alta debido a la presencia de una falla paralela al río. Están cons-
tituidas por piroclásticos plomizos (volcánicos de Llacao) y limitadas por escarpas
y laderas de fuerte pendiente. Se formaron por avenidas de material volcánico que
se localizó en discordancia sobre las formaciones terciarias rellenando sus irregu-
laridades.

Las terrazas fluviales.- Se han formado en el posglacial por acción de los ríos del
valle de Cuenca sobre los depósitos de edad glacial. Los ríos principales nacen en
las áreas glaciadas; sus cursos superiores corren por los profundos valles que deja-
ron los glaciares hasta su desembocadura en el valle. Los ríos principales son los
siguientes:

Machángara.- Fluye encañonado en dirección N-S hasta Chiquintad, antes de en-


trar en un valle ancho con terrazas altas en la margen derecha. Tiene como afluentes
principales los ríos Chulco y Chacayacu que desembocan, en su curso alto, desde el
“O” y están localizados en valles suspendidos. El Patamarca es afluente del curso
bajo que desemboca también desde el “W” y atraviesa depósitos fluvioglaciales.

Tomebamba.- Tiene curso general E-O, se forma por la confluencia de los ríos Lla-
viucu y Llulluchas, ambos localizados en valles glaciales. Sus afluentes principales
son: el río Mazán que desemboca en su orilla derecha por un valle glacial estrecho,
y el río Capulí (también conocido como Sayausí o Culebrillas) que desemboca des-
de el “N” en una zona en que se observan rocas firmes de topografía glacial y de
depósitos fluvioglaciales.

Yanuncay.- Nace en las alturas de Soldados, fluye con dirección O-E hasta su con-
fluencia con el Minas, luego se encajona en un tramo que sigue dirección “N”, y
vira bruscamente hacia el “O”, frente al Tennis Club.

La topografía del valle por el cual corre la pequeña quebrada de Cachihuayco su-
giere que el glacial principal o una ramificación del mismo se dirigieron primitiva-
mente hacia Baños.

Tarqui.- Nace en la cordillera; se dirige hacia el “N” siguiendo un valle amplio


labrado en rocas sedimentarias: forma gargantas en los estratos duros, razón por
la cual, durante las épocas de lluvia se inundan las partes planas del valle por las
cuales el río corre por un cauce estrecho formando meandros (posteriormente el río
fue rectificado en su curso, la antigua zona de inundación actualmente es un sector
del pueblo de Tarqui rápidamente poblado y con nuevas construcciones, -¡Cómo
extraño aquel hermoso paisaje salpicado con sauces llorones!-.

Los ríos Tomebamba, Yanuncay y Tarqui han formado un cono de rodados que des-
ciende paulatinamente hacia el “E” hasta su confluencia con el río Machángara en
el barrio de Quinta Chica. Los cuatro ríos unidos forman el Cuenca, que corre por

——
un valle relativamente amplio hasta su confluencia con el río Burgay. En el cono
existen huellas de actividad glacial, la más notoria de las cuales es la presencia de
grandes bloques aislados y englobados en el material de acarreo fluvial, agrupados
como testigos de antiguas morrenas terminales.

Las terrazas más altas, que serían las más antiguas, están localizadas al “N” del río
Tomebamba y las más bajas entre este y el río Tarqui. Cronológicamente existe un
lapso pronunciado entre las terrazas altas y bajas, lo cual se constata por el grado
de alteración de los rodados; existen testigos de la formación de terrazas altas bajo
las terrazas nuevas.

Se pueden observar los siguientes niveles de terrazas, empezando desde la más


alta:

• Nivel 1, que corresponde a la meseta de acumulación glacial.

• Nivel 2, que es el área comprendida entre la Av. de las Américas y la iglesia de


Cristo Rey.

• Nivel 3, entre la Av. Héroes de Verdeloma y la calle Rafael M. Arízaga.

• Nivel 4, ocupado por el núcleo urbano o centro histórico de la ciudad.

• Nivel 5, que corresponde a las terrazas bajas.

Las terrazas de mayor extensión se desarrollan en los últimos niveles.

• Áreas de actividad de agua de escorrentía y barrancos.- Comprende la zona al


sur del valle hasta Baños. Si bien, como es lógico suponer, el agua de escorrentía
ha actuado en toda la región, sus características morfológicas han sido determina-
das por la naturaleza de las rocas sedimentarias que prevalecen en esta área y por
su estructura. La poca resistencia a la erosión ha sido la causa de la formación de
colinas de perfiles suaves, presencia de barrancos y de quebradas, arroyamientos de
las laderas y denudación activa que ha dejado al descubierto las estructuras geoló-
gicas, mostrando perfiles en escalera en las rocas horizontales y asimétricas en los
inclinados con la presencia de valles alargados entre los estratos duros.

• Depósitos coluviales y derrumbes.- Los depósitos coluviales ocupan las lade-


ras y las faldas de los cerros; las partes bajas cubren las terrazas con limo en una
extensión y con espesor variable; son notables los depósitos al pie de Gapal por su
expansividad. Los derrumbes están relacionados con zonas de hundimiento limita-
das por laderas parabólicas o circulares, como puede observarse entre Turi y Gapal
o por escarpas rectilíneas en las áreas falladas de Paccha.

——
1.2. ¿Qué es el Barranco?

1.2.1. Morfología

Se ha designado con el nombre de Barranco, a un accidente topográfico caracte-


rizado por la presencia de escarpas y tramos de alta gradiente que separa la parte
antigua (alta) de la ciudad de Cuenca de la parte baja.

Se inicia en la zona de Buenos Aires, cerca de Sayausí, sigue con dirección “SE”
más o menos paralelamente al camino del Tejar y penetra en el núcleo de la ciudad
entre las calles Mariscal Lamar y Av. Gran Colombia; sigue hacia la Bajada del
Vado y continúa paralelamente a la calle Larga hasta la bajada De Los Molinos,
en donde se aparta de la referida calle para dirigirse hacia el edificio Sanatorio de
LEA, punto en el cual vira hacia el “NE”, corta la Av. Gonzáles Suárez en la calle
Mosquera Narváez, la sobrepasa unos 150 m. hacia el “N” y luego de seguir pa-
ralelamente unos 800 m. se acerca a dicha avenida en la calle Trece de Abril para
continuar bordeándola hasta el valle del río Machángara; se interrumpe en la que-
brada de Milchichig que baja desde el “NO” cerca de la proyectada Avenida de las
Américas.

El río Tomebamba corre casi al pie del Barranco en el tramo comprendido entre la
Bajada del Vado y la De los Molinos, tramo que se caracteriza por la presencia de
escarpas.

1.2.2. Geología

Geológicamente, El Barranco constituye el límite de separación entre la terraza


antigua y la nueva. Ambas están constituidas por material de acarreo fluvial de
distintas épocas con algo de influencia glacial, lo cual se evidencia por su grado de
meteorización.

Gran parte de la terraza antigua descansa sobre sedimentos terciarios; en cambio la


nueva descansa sobre las formaciones residuales de la antigua y hacia el “E” sobre
rocas terciarias. El contacto entre las diferentes formaciones es una discordancia de
erosión.

El terciario aflora en los siguientes puntos del Barranco:

Pumapungo (Museo del Banco Central), a unos 200 m. al “N” del río; en la calle
Trece de Abril ocupa gran parte de las laderas; luego de una corta interrupción los
afloramientos continúan en forma casi ininterrumpida hasta el valle del río Machán-
gara. Esta formación también aflora a lo largo de la quebrada de Milchichig que corta
la terraza antigua de “NW a SE”.

——
Existen indicios de la presencia del terciario al pie del Barranco en el área de la calle
río Upano (intersección Paseo de los Cañaris y Av. Gonzáles Suárez), donde se ha
formado un pantano debido al afloramiento de agua en el contacto del terciario y los
conglomerados superpuestos. También hay probabilidades de que esta formación
esté muy cerca de la superficie, a orillas del río, en las ruinas del antiguo puente de
Todos Santos.

Frente a Cerámica Andina, en la orilla “N” del río, el terciario asoma en unos 300 m.
No existen evidencias de afloramiento en la orilla “S”; esta formación aflora entre
300 y 400 m. del río.

1.3. ¿Qué es el Cajas y sus lagunas?

Las lagunas de las áreas glaciares de las zonas del Cajas, Molleturo y Chaucha.
La danza de los glaciales, veinte mil años para formarles. La zona fue esculpida
en la cuarta glaciación, afectando principalmente a los niveles mayores a los 3000
msnm.

La mayor parte de las formaciones afectadas por las glaciaciones corresponden a


una sucesión de lavas andesíticas, dacíticas y basálticas con intercalaciones piro-
clásticas.

“Un lago es algo más que un accidente geográfico o una pequeña mancha en un
mapa, un elemento del terreno, un componente del paisaje. Un lago no puede ser
adecuadamente descrito simplemente en términos de topografía y geología. Un lago
es un ser vivo, una fuente de energía, de movimiento, de transformación. “El agua
no es necesaria para la vida, es la vida misma que nos trasmite un bienestar infinita-
mente simple”.

La observación de un número representativo de lagunas o cuencas lacustres, de las


232 existentes, llevan a la conclusión de que se repiten ciertas características en los
siguientes subgrupos:

a) Lagunas formadas por el represamiento de un arroyo o río detrás de una mo-


rrena terminal.
a) Lagunas localizadas en hondonadas en los orígenes de un valle glacial (ca-
res).
b) Lagunas localizadas en hondonadas aisladas.

Además se encuentran áreas planas ocupadas por lagunas menores, “pantanos y


charcos”. Muchas de las cuencas lacustres han sido rellenadas por material de aca-
rreo fluvial y turberas.

— 10 —
Lagunas del grupo (a)

Se hallan localizadas en valles glaciales, en cuyo fondo fluyen ríos que forman
meandros antes de su desembocadura. La morrena terminal tiene forma típica de
media luna; el desagüe se efectúa a través de una apertura en la morrena.

La morrena está constituida por “Till”, que es un depósito típicamente glacial for-
mado por bloques de diferentes tamaños con piedra, grava y arena cementadas con
“harina de roca” provenientes de la abrasión de las rocas ígneas de la zona; su color
es gris claro. El material cementado presenta cierta “hidraulicidad”, por lo que se ha
formado un conjunto consolidado. Los perfiles transversales sugieren una estructu-
ra geológica de estabilidad confiable.

A este grupo pertenecen las lagunas de Surucucho y Dos Chorreras.

Lagunas del grupo (b)

La profundización de los cares se debe a erosión glacial diferencial en aquellos


lugares donde existe diferencia de dureza de las rocas. Al rebasar los obstáculos
que represan las lagunas, el hielo labró estrechas gargantas paralelas a la dirección
del movimiento, siguiendo líneas preferenciales relacionadas con la estructura de
las rocas; los ríos salen por estas gargantas. A pocas decenas de metros río abajo,
existen, casi siempre, rápidos.

A este grupo pertenecen muchas lagunas, entre ellas las de Toreador de Naranjal,
Patoquinuas y Mamamag o Taita Chugo.

Lagunas del grupo (c)

Estas lagunas ocupan hondonadas en las partes altas que fueron recubiertas por el
hielo; se formaron también por erosión diferencial. Con frecuencia ocupan plata-
formas escalonadas; están represadas por rocas aborregadas o por acumulación de
detritos y el desagüe es superficial.

A este grupo pertenecen las lagunas de Chuspihuayco en el río Mazán y la de Ishin-


cocha en el Llulluchas.

Los valles glaciales

El valle del Llaviuco se desarrolla de O a E. Es un cajón glacial que se inicia en


un acantilado en cuya parte superior se encuentra la laguna de Mamamag o Taita
Chugo, la cual desagua mediante un rápido.

— 11 —
El valle del Llulluchas, se inicia en una sucesión de cares que, en forma descen-
dente, están ocupados por las lagunas de Ishincocha, Toreadora y Patoquinuas; en
sus inmediaciones existen varias cuencas menores relacionadas con ellas. El valle
glacial se cierra a partir de la última laguna y corre en dirección “S 45o E”.

Los dos valles mencionados están separados por una serranía de laderas abruptas
por las cuales descienden arroyos desde los valles glaciales afluentes. El principal
afluente del río Llulluchas es el Dos Chorreras, que baja mediante un rápido de
la ladera izquierda desde un valle glacial suspendido que tiene dirección “S 80o W”,
en el cual se encuentra la laguna del mismo nombre.

2. La historia del agua: de los pozos al canal de Cullca,


de los Tanques de las “Camisas” a la Planta del
Cebollar.

A finales del siglo XIX (1892) Teodoro Wolf, menciona lo siguiente:

“Cuenca capital de la provincia del Azuay y del cantón, ocupa el segundo lugar
entre las ciudades del interior y el tercero entre las de la República. Su población
se puede calcular en 20.000 a 25.000. Sus alrededores son más cultivados y más o
menos que los de Quito, y su temperatura mejor (más de 1o más alto). La ciudad hace
una impresión agradable, aunque no posee edificios públicos o privados notables o
de valor arquitectónico. Es residencia de un obispo, tiene fuera de la catedral 7 igle-
sias todas anexa a conventos; un seminario, un colegio nacional, una universidad
(incompleta), un colegio de niñas, un grande y hermoso Lazareto, un hospital, una
casa de huérfanos, una casa de temperancia para beodos. En la plaza mayor hay
una fuente y un jardín. Parroquias urbanas: Sagrario, San Blas, San Sebastián, San
Roque, Chiquintad; rurales: Sayausí con canteras de mármol, Baños con fuentes
termales, Turi, Cumbe, Valle, Quingeo, Santa Ana, Paccha, Nulte, Llacao, Santa
Rosa, Sinincay, Sidcay, Molleturo, el último pueblo se halla allende la cordillera
occidental, en el camino a Naranjal”.

Como antecedentes que nos ayuden a comprender el cambio entre la ciudad pue-
blerina y melancólica, aislada y plácidamente dormida entre los Andes, de ayer y la
ciudad de hoy, que se abre dilata y urbaniza hasta niveles totalmente imprevistos e
impredecibles, es necesario citar al cronista Víctor Manuel Albornoz: “Monografía
Histórica de Cuenca”, y a lo mencionado por otros autores.

— 12 —
Cuenca en:

Abril 12 de 1557

“Los primeros días de abril de 1557, Gil Ramírez Dávalos recorrió la basta expla-
nada de la provincia de Tomebamba, llamada por los cañaris Guapdondelic, o llano
grande como el cielo. A juicio personal y de los españoles e indios conocedores de
la comarca, pareció mejor, para emplazar la ciudad, el asiento de Paucarbamba.
Lindaba por un lado con el río Tomebamba, almenado con una hilera de Tambos
Reales; al frente con la colina del Cullca, donde estaban los depósitos del Inca; al
Noroeste con la laguna de Viracochabamba y al oeste con una estancia llamada
Putoxio, de Gonzalo Gómez de Salazar, vecino de Loja. No fue difícil al fundador
exponer los motivos de su elección. El asiento de Paucarbamba, dijo, es el mejor
sitio por ser parte y lugar donde hay agua perpetua, y montes para leña y tierras para
poder repartir, en que los vecinos de dicha ciudad hagan sementeras, chácaras y
huertas para su sustentación y heridos (acueductos) donde se podrán hacer molinos
y batanes y otros cualesquier ingenios para vivienda y granjerías de los vecinos de
la dicha ciudad; y asi mismo hay canteras de piedra para poder labrar y hacer cal de
ellas y otras particulares canteras de yeso espejuelo, que todo está cerca de dicha
ciudad, y son cosas muy necesarias para el edificio, perpetuidad y ennoblecimiento
de ella”.

“Por el Acta de Fundación aparece claro el aprecio que hizo Gil Ramírez Dávalos
del Asiento de Cuenca, como campo propicio a intereses lucrativos y como paisaje
abierto a la contemplación estética. No tardaría Hernando Pablos en determinar el
clima frío y seco en los meses de junio, julio y agosto, por el viento que se origina
en las sierras nevadas del Azuay, y el Templado que comienza en agosto, por los
vientos procedentes del mar del sur. Campo productivo, paisaje bello y clima agra-
dable debían influir en la vida social de la ciudad, surcada por ríos paralelos, dentro
de un cerco de montañas azuladas”.

En el Acta de Fundación del 12 de abril de 1557, constan algunas preocupaciones


relacionadas con hechos que pueden considerarse vitales:

“Item: no se ha de cortar en dicha provincia árbol frutal, si no fuese siendo seco


y caído, y que para el servicio de dicha ciudad se gaste solamente leña de monte o
cañaveral, y no otra; y la madera que se cortase para arados y otros aderesos de
labor, siendo verde, no se corte el árbol por el pie, y si se cortare algo de él, sea
dejando ramo y horca.”

“Item: ha de ser cada vecino obligado a tener en su heredad plantados cada año, de
las heredades y huertas, para que con el tiempo no les falte leña.”

“Item: se ha de señalar sitio bastante para carnicería y matadero y para peso y


tajones.”

— 13 —
“Item: en una parte algo apartada de dicha ciudad, se señalará un sitio, con que
no exceda de una anegada de sembradura de indios, o algo más, para donde se se-
ñalaren huertas para dichos vecinos y donde siembren Alcocer para sus ganados y
bestias.”

“Item: asimismo se ha de procurar de buscar caleras en la comarca de dicha ciu-


dad, para donde se haga cal para los edificios de ella”.

“Cuenca se fundó en el asiento indígena de Tomebamba, a una legua de las minas


de oro y plata del pueblo de Espíritu Santo que, con seguridad, ya habían sido cono-
cidas y explotadas por los naturales. Las minas de Espíritu Santo empezaron a ser
trabajadas por los españoles, desde la fundación de la ciudad de Cuenca, en tiempo
que gobernó Gil Ramírez Dávalos. Los vecinos cuencanos se dedicaron todos a la
minería como nos informa el Acta de Cabildo de 10 de junio de 1562, en que se
asegura que: en esta ciudad hay pocos vecinos, los cuales todos son pobres y no se
sustentan de otra cosa, en la vecindad, si no es con que los naturales les dan algunos
indios para sacar alguna miseria de oro, con que sustentan su pobreza y vecindad”
(Historia del Corregimiento de Cuenca).

Ahí comienza todo, sin embargo según algunos cronistas la zona de Cuenca ya
estaba poblada desde antes de 1538. Algunas explotaciones auríferas como Sígsig,
Nabón y otras tienen desarrollo antes de ser fundada la ciudad de Cuenca -Nuestros
colonizadores eran poco afectos al metal precioso-.

“Los oficiales de la Real Hacienda informaron que en este pueblo de Cuenca, ha


habido antes de agora minas de oro bajo, sobre plata, y de azogue, y al presente no
se siguen por causa de los naturales, que no se las dan para la labor de ellas. Doce
leguas de este pueblo de Cuenca está el río que llaman Santa Bárbara -al norte de
la cordillera de Matanga- donde los más vecinos de esta ciudad -Quito- echaban
cuadrillas de indios a sacar oro, y lo sacaron algunos años; y en el cuarenta y cuatro
-trece años antes de fundarse Cuenca- se sacaron trescientos y tantos mil pesos, con
diez y ocho o veinte cuadrillas”.

Es importante precisar que otros nos hablan de las minas de “Chuya, Ger, y Malal,
de Güizhil y Sayausí, y de las de Shingata”.

1559.- “Este Cabildo, los dichos señores dixeron que, por cuanto ellos mandaron a
Mateo Gutiérrez carpintero, que anduviese con los indios de Macas y Tiquizambes
para les dar la orden que sacasen el monte la madera para las obras de esta ciudad
y la traer el río abajo en donde la ciudad está obligada a la poner, y no se la han pa-
gado y de ellos pide el libramiento, que mandaban y mandaron se le de libramiento
de ellos para que se les pague de cualesquier pesos de oro que tuvieran en poder de
mayordomo della para las obras de la dicha ciudad” (lib. Cabildos,1938,232).

— 14 —
1560.- “Se conoce con certeza que hasta ese año el único molino que existía en el
primer distrito español de ese distrito, fue el de Todos Santos” (Cab. 1557-1563).

“Efectivamente, desde que los españoles se establecen en la comarca, primero en un


simple caserío o asiento, como entonces se los llamaba y luego en la ciudad erigida
por Ramírez Dávalos en 1557, utilizaban las límpidas corrientes del Tomebamba
así para los usos domésticos como para los industriales, sin que tengan que hacer
otra cosa que aprovechar los canales de riego construidos por los indios, quienes
también llevaban el agua por acueductos subterráneos que iban sin contaminarse sin
mayores impurezas de la antigua urbe incaica para uso de los sacerdotes y magna-
tes” (V. M Albornoz).

1562.- “En el Cabildo del 28 de septiembre fue designado Pedro de Santana Medi-
dor de Tierras y Solares de la ciudad, así como de solares de vivienda y de estancias
de ganado. En el Cabildo del 25 de octubre de 1563, Pedro de Santana pidió al Con-
cejo le señalara la unidad de medida de las tierras que se hacía merced a los vecinos:
los señores capitulares ordenaron que mida la cuadra de Gil Ramírez y que, medida
la medida que en ella hallares, tenga por medida y con ella mida lo que así midiera
a los vecinos”.

“La cuasi sibilina respuesta del cuerpo municipal, fijaba, de todos modos, la unidad
de medida de las tierras vecinales”.

“No volvemos a encontrar más datos sobre el medidor hasta que el 14 de diciembre
de 1720 en que nombran, en el cabildo, a Antonio Pacheco, recusando a Antonio de
Mora que no sabía medir y cobraba excesivamente por el peritaje. En 25 de agosto
de 1720 fue nombrado Dn Bernardo de Veintimilla, por muerte de Dn Antonio Pa-
checo. En 20 de abril de 1754 fue designado Dn Gregorio Cordero, con el título de
Medidor General de esta ciudad y su jurisdicción, luego de ser examinado teórica
(aritmética y geometría) y prácticamente, por el tesorero, Juan Bautista de Zabala”
-actualmente (año 2006) ostenta la dignidad el Top. Marcelo Moscoso J.

1576.- “La ciudad de Cuenca está de esta ciudad (Quito) camino de Lima cincuenta
leguas. Está poblada en un valle donde hay dos ríos (Tomebamba y Yanuncay) que
la toman en medio en el más lindo asiento que hay en todo este reino. Es tierra de
mucha labranza y crianza; tierra fría y de buen temple. Poblose en tiempo del Mar-
qués de Cañete. Hay en ella cinco o seis encomenderos, y todos los demás son la-
bradores que labran y crían. Es tierra donde hay muchas cementeras y ganado. Está
de la mar veinte y cinco leguas, hacia el puerto de la isla de Puná. En este pueblo
ha habido antes de agora minas de oro bajo sobre plata y azogue, y al presente no
se siguen por causa de los naturales, que no se les dan para labor de ellas” (Pedro
de Valverde).

— 15 —
1582.- “Esta ciudad de Cuenca se pobló en el año de 1557, por Gil Ramírez Dáva-
los, Gobernador, con comisión del Marqués de Cañete. Avecidáronse al principio
de la fundación hasta quince a veinte hombres, y ha venido tanto en aumento que
hay el día de hoy ciento cincuenta vecinos, los cuales viven de sus labranzas y
crianzas”.

“Esta ciudad es llana, rasa; tiene tres ríos que pasan junto a él, el más lejano está
a media legua de él, que es el río de Machángara; y los dos ríos pasan por junto a
esta ciudad: el uno de ellos está pegado a él, donde se sirve la ciudad para sustento
de casas y molinos. Son muy buenas las aguas de estos ríos y tan delicadas, espe-
cialmente del río Machángara son proveídas de muchos pescados. El sitio de esta
ciudad está en llano; y la traza del es ni más ni menos que un pueblo formado en Es-
paña, con sus plazas y calles: con tres monasterios que son del señor San Francisco,
San Agustín y Santo Domingo. Danse en esta ciudad muchos árboles de durazno y
asi mesmo membrillos y algunas parras. Hay en esta ciudad y su comarca muchas
vacas, muy bravos toros, muy buenos caballos, de muy lindos pasos. Hay en térmi-
nos de esta ciudad muchas minas de oro y plata” (Hernando Pablos).

En el mismo año de 1582 el Padre Arias Dávila, dice pues: “Hay en esta tierra mu-
chas lagunas y grandes, donde se crían muchos pájaros; y hay una señalada que se
llama Xamenxuma, que es un ojo de agua que sale de la sierra, en la cual se lavaba
el Inga y bañaba, que dicen que tiene tal propiedad el agua, que da tanto contento,
que alegra y causa mucha alegría, que les parece que están bailando y en fiesta; es
agua fría y la mejor de la provincia, de la cual he bebido muchas veces e visto se
van las indias a bañar; y se cría mucho pescado y apangoras -cangrejos-; y se llama
y quiere decir cerro y agua que estremece, que baila”.

“La naturaleza tiene sus extraordinarios secretos, por lo cual no se debe, sin mayor
examen, colocar en la categoría de las consejas esta noticia. En la parroquia de la
Asunción hay una corriente de agua que nace al pie de una colina que lleva ac-
tualmente el nombre de Celeste, nombre que tal vez le pudo provenir de que dicha
corriente de agua fuese la de Xamenxuma. La cosa es digna de investigación y de
examen”.

1586.- “La traza urbana de la ciudad tenía su inicio y culminación en la plaza cen-
tral donde, desde su fundación, estaba la picota, símbolo de la justicia de Su Ma-
jestad”.

“Como la ciudad crecía en dimensiones materiales, poblacional y de prestigio, el


Cabildo, cuyos miembros eran considerados padres de la república, creyeron con-
veniente adornarla con una pileta de agua, para el servicio de los vecinos y el buen
aspecto de la urbe.”

— 16 —
“Así pues en sesión del 10 de febrero de 1586, se trató: se haga una fuente en la
plaza pública desta ciudad y se traiga el agua a ella. Se encargó al regidor Diego
Suáres, para que trajera el acequia de agua, desde su nacimiento, hasta la acequia
del molino de Pedro Fernández el aludido aceptó la responsabilidad, con la condi-
ción de que le dieran los indios necesarios para el trabajo, exigencia que no tuvo
dificultad en ser aceptada por el Cabildo. Pero la idea no prosperó en seguida. En
el cabildo del 21 de noviembre de 1612, se volvió a repetir lo mismo que en 1586,
ordenando se empiece a recoger los materiales”.

“No volvió a reconsiderarse el tema hasta el 14 de mayo de 1730, en que el procu-


rador expuso que: Mirando el bien común de la república se halla con el ánimo de
poner una pila en la plaza pública y que tiene prontos, para la obra, algunos mate-
reiales y que, en atención de esta representación, se libre por el Cabildo la cantidad
de pesos que le pareciere y que se nombren también los diputados, para que recojan
y lo entreguen los pesos que buenamente se recogieren para dicha obra, de vecinos
y conventos.”

“El Cabildo en respuesta, reconociendo la utilidad pública de esta obra, destinó 200
pesos de propios, como primer aporte para la construcción. Las carmelitas descal-
zas aportaron con 500 pesos”.

“El P. Fr. Juan Maldonado de San Juan, mercedario, reclamó, en el cabildo de 28 de


marzo de 1731, en nombre del monasterio de las carmelitas, como, habiendo este
instituto hecho donativos de cantidad de pesos, para la construcción de la pileta de
la plaza, hasta la fecha no se había adelantado nada en la referida obra. La anterior
representación valió para que el Cabildo pusiera más empeño en la obra, designan-
do al regidor Francisco Antonio de Aguilar, al Maestre de Campo, Dn Domingo
Gozález, y Dn Thomas de Neira y Villamar, como diputados a que acrecenten los
fondos para empezar la construcción, recogiendo los donativos de los vecinos. Pero
tampoco esta vez se pasó a la ejecución de los trabajos necesarios”.

“En el Cabildo de 5 de enero de 1754, todavía el procurador reclamaba que conve-


nía: poner pila de agua en la plaza mayor, por ser lustre y bien público y, lo que es
más, de que, puesta la pila, se evita muchas ofensas contra Dios porque entre los
escondrijos de las riberas del río y sus arroyos las ejecutan”.

“Al año siguiente se dio comienzo a obra tan deseada. El Procurador General hizo
los primeros gastos, con dinero suplido de su bolsillo, para, luego reembolsarse de
los propios, en la construcción de las piezas necesarias para la conducción del agua
de las pilas.”

“Para el primero de julio de 1775 ya podía el Procurador presentar al Cabildo la


lista de los gastos ocasionados en la construcción de la pila, son los siguientes:”

— 17 —
“100 pesos pedidos al Corregidor para materiales”.
“200 pesos pagados al constructor”.
“200 pesos pagados al oficial que fabricó los mil y más atenores”.
“Total 500 pesos”.

“De este modo, el centro de la ciudad fue adquiriendo buena presentación. 101 por-
tales de las casas de cabildo se complementaron, desde 1712, con los edificados en
el colegio de los jesuitas”.

1739.- “Sus calles son derechas y de suficiente ancho. La materia de las casas es
de adobe, tejadas y mucha parte de ellas con un alto. Pudiera esta ciudad, así por la
comodidad de llevarse el agua a donde lo imagina la idea, como por su admirable
situación y fertilidad del terreno, ser el jardín y las delicias, no solamente de aquella
provincia sino también de todo el Perú; pues en el se verán muy pocas ciudades con
tan buena planta y comodidades. Contribuye a la hermosura de aquel sitio la peque-
ña altura de los cerros, que cansados al parecer de llevar tan elevados sus copetes
en todo el vasto espacio del Perú, se disminuyen para volver a elevarse después.
Hácese cuenta que el gentío de allí llegará al número entre 25 o 30 mil” (Antonio
de Ulloa).

“Para la época de la llegada de la Misión Académica de los Sabios Franceses (1739),


habrán estos encontrado en la torre de la iglesia mayor que les sirvió de referencia
para sus triangulaciones, un reloj perteneciente a la ciudad, mantenido por una per-
sona encargada de su cuidado, con sueldo de 30 pesos al año. Este reloj fue traído
por el P. Alonso Ignacio Trujillo, rector de la casa de la Compañía de Jesús, quien
pidió al Cabildo de 21 de abril de 1679, se le den de los propios desta dicha ciudad
para ayuda de pagar un relox, cien patacones de a ocho reales: Pero el Cabildo, es-
taba muy alcazado de dinero por los gastos ocasionados en las fiestas de la ciudad
y en la refacción de las casas de el Cabildo, sólo le dio 50 pesos de a ocho reales.
Suponemos que este reloj, de modo que fuese, se pagó y quedó en la torre de la
Iglesia Mayor, para servicio de todos. Los señores del Cabildo se reunían a sesión,
mirando la hora del reloj; cuando este se dañaba, como se indica en el acta de 22
de abril de 1698, se convocaba a capítulo, con toque de clarín” (Dr. Juan Chacón,
Historia del Corregimiento).

1755.- “El Padre Velasco dice de Cuenca algo muy interesante: “ Sus montes que no
son de los más altos, tienen toda especie de minerales de oro, plata, azogue, cobre,
cristal de roca, hierro, plomo, estaño, mármol, alabastro, cristal de roca -en sal de
Pindilig- rubiés en el río de Tabacay, ciudad de Azogues, y amatista. No hay mina
de metal o de piedras preciosas que se trabaje, si no es la de alabastro en Sacay y
Shuruputo. Con solo trabajar la de hierro, de que es la mitad del plan de la ciudad
-barrio de la Merced- y sigue adelante, podía quitarle a la América septentrional el
comercio exorbitante que hace de el con la Meridional. Sus montañas dan alabastro
y el jaspe, de que se labran muchas pequeñas obras curiosas y de que se construyen

— 18 —
bellísimas fuentes. La baja cordillera de su inmediata llanura de Tarqui tiene már-
mol verde y negro que trabajaron mucho los antiguos indianos”.

El Padre Velasco, dice de las aguas termales: “Llámase este pueblo de los Baños,
por lo que tiene aguas termales, las cuales salen hirviendo en una gran extensión de
terreno casi llano, por más de trecientos ojos -ahora son esos muy pocos-, y forman
un pequeño río –El Salado-. No son esos ojos fuentes perpetuas en individuo, por
que llegan a cerrarse del todo, con cierta especie de piedra durísima que crían las
mismas aguas en circunferencia del labio, y entonces revientan en otra parte distin-
ta. Al que ve de lejos humear aquellas fuentes e ignora lo que son, le parece que es
incendio de alguna ciudad o pueblo”.

Salazar de Villasante en 1564, decía de estas mismas fuentes: “Junto a las Minas
de Oro, un cuarto de legua antes de que se llegue, están unos baños, los mejores
del mundo; yo dejé una gallina como media hora, y se coció. No hay quien tenga
la mano en el agua en cuanto se diga Ave, María, Gratia Plena, y no se puede sufrir
más. El agua de ella es muy salada en gran manera. Yo quise hacer unos baños y aun
se empezó a traer piedra, que fuera la mejor cosa del mundo para curarse de enfer-
medades, y cesó con mi ida. Un hombre de aquella ciudad me certificó que estaba
manco de una mano, torcidos los dedos, de un humor, y que se fue allí y se lavó
ciertas veces en aquella agua, como salía, y que sanó y que se le desencogieron los
dedos y quedó bueno; y el me mostraba la mano sana, y otras personas me dijeron
que lo habían visto tullido de ella, y que sanó con el agua de aquellos baños; y sale
en gran abundancia y por cierto manadero”.

1765.- “No tiene la ciudad especial suntuosidad en la fábrica de sus edificios; pero
logra tal extensión, que su población es la mayor de toda la provincia, exceptuán-
dose solo la capital de Quito. Son anchas sus calles y bien niveladas, con declive
bastante sensible y acomodado a que escurran las lluvias sin embarazo. Dan libre
paso a las acequias de aguas que desangradas en la cabecera del lugar del río que
llaman Matadero, corren a voluntad de la idea con abundancia y sin precipitación
para riego de los jardines y a beneficio del aseo y limpieza de la ciudad. Pudiera
ésta por su temperamento, situación, fertilidad y copiosas aguas ser la delicia de
todo el Perú; pero la falta de aplicación desvanece tan particulares ventajas.”

“ Compárase el vecindario, según cómputo prodencial, de veinte y cinco mil almas”


(Joaquín de Merizalde).

1778.- “Juan y Ulloa estiman la población de la ciudad de Cuenca entre veinte y


cinco a treinta mil almas”.

“La calle principal que atraviesa por la plaza mayor, termina por una parte en la
iglesia parroquial de San Blas y por otra con la iglesia parroquial de San Sebastián,
las cuales se miran una a otra, por la derecha y bella calle de dos millas. El rellena-

— 19 —
miento interno de la ciudad había progresado mucho. A lo largo del eje Este - Oeste
parece que fue ya bastante completo. En cambio es muy probable que el resto de la
ciudad tuviera una baja densidad poblacional.”

“En virtud de la Real Orden de noviembre de 1776, dictada por Carlos III y por
mandato del Virrey de Santa Fe se practicó en 1778 el censo general de la República
de Cuenca, según reza la provisión expedida al efecto por don Josef A Vallejo, Alfe-
res de Navio de la Real Armada, conservador de Rentas Reales de la Real Hacienda
y Gobernador Político y Militar de la ciudad de Cuenca y de su provincia”.

El padrón general proporcionó los siguientes datos:

Cuenca, la ciudad, desde la plaza mayor hasta la calle Real conocida por El Vecino,
que confina con la de Pomapungo: 7082 habitantes.

San Blas hasta la unión de los ríos: 5.505 habitantes.


San Sebastián: 4.131 habitantes.
Ejido, San José y Barabón: 2.032 habitantes.
Baños, Narancay, Yanasacha y Chanchán: 5.532 habitantes.
Chiquintad, Caldera, Santa Rosa, Guayracaja, Llacao y Sinincay: 3.728 habitantes.
Paccha, Nulte, Quinjeo y Pichacay: 3.987 habitantes.
Valle, Maluay, Baguanchi, Gualalcay, Tury Chiquito, San Antonio de Papal, Zhi-
guag, Mal paso, Gullanzhapa, Tury- Belero, Tarqui hasta Shucay: 3929 habitantes.
Deleg y San Sebastián de id.: 2.195 habitantes.
San Bartolomé, Jima y Cumbe: 2.295 habitantes.
Gualaceo, Sisig, Jadán y San Juan: 8.507 habitantes.
Paute, San Juanpamba, San Miguel de Cabog, San Cristóbal, Dugdug, Naste, Bulán,
AsmalCictig, Cobzlal, y Pan: 3.728 habitantes.
Azogues, Taday, Pindilig, Porotos, Caldera, Gullancay, Chuquipata y Biblián:
11.736 habitantes.
Cañar, Juncal, Sisad, Gualleturo, Tambo Viejo, Molobog, Pucarsol y San Pedro:
6.923 habitantes.
Oña, Susudel, Zhurapamba y Poetata: 1.419 habitantes.
Cañaribamba y la Asunción: 3.120 habitantes.

“Existían indios de la corona y encomendados de la villa de Riobamba en Payguara


(Jadán) y Ragdeleg, Chordeleg, y Toctesí (Gualaceo). También se nominaron los
indios de encomienda de Tacunga, Pokvoristas, residentes en Sigsig, parcialidades
de Burín y Duma.”

1787.- “Cuenca es una ciudad grande y una de las más hermosas del reino. La igle-
sia parroquial, que se erigió en la catedral y cabeza de obispado de la provincia el
año pasado de 1786, es magnífica: tiene cuatro parroquias, cinco conventos de reli-
giosas de San Francisco, Santo Domingo, San Agustín, San Pedro Nolasco y cole-
gio que fue de los regulares de la Compañía; dos monasterios de religiosas, uno De

— 20 —
la Concepción y otro de Santa Teresa, un hospital de los más suntuosos, cómodos y
bien servidos, todos los cuales son muy buenos edificios, las calles están tiradas a
cordel, y el temperamento es benigno, templado y sano. El vecindario de Cuenca es
de catorce mil almas; está a 60 leguas de Quito” (Gral. Antonio De Alcedo).

1804.- “El camino que conduce a esta capital de su gobierno (Cuenca) es bueno
aunque pedregoso. Todo el poblado, bien cultivado, agrada al viajero. Se cría con
abundancia incomparable la retama (spartues junceus), se halla floridicima, y por
muchas horas hemos caminado en un jardín. Después del río Rircay (quiere decir
Sidcay) comienza la espaciosa y alegre explanada de Cosarpamba (hoy Tablón)
desde donde se descubre la ciudad de Cuenca y sus alrededores. Confieso que me
sorprendió tanta frondosidad y tanta belleza. El caudaloso Machángara, sus orillas
cultivadas, sus casas de campo, las mieses, los labradores, sus faenas, un horizonte
dilatado, colinas caprichosas, un día alegre y despejado, una temperatura agradable,
y la ciudad en medio de estas bellezas, presentaron ante mis ojos el espectáculo más
grande y una naturaleza lo más risueña. Dichosos moradores. Feliz quien goza de
sus bienes inocentes desde la cuna. Que suelo tan diferente de los que acabábamos
de visitar.”

“El 5 de octubre de 1804 salí para Loja, atravesamos el bello Ejido de Cuenca. Es
un llano bien espacioso y a perfecto nivel. Toda esa bella llanura está muy dividida
en muchos pequeños trozos que el cabildo arrienda a particulares y hace un ramo de
las rentas de la ciudad.”

En 1792 se formó un estado de la población de Cuenca y sus parroquiales y se


numeraron 9.335 almas, exceptuando los indios, añadiendo 10.000 indios, 19.000
almas será aproximadamente la población de Cuenca entre indios y blancos” (Fran-
cisco José de Caldas).

1804.- “El suelo en que está fundado Cuenca es llano, arenisco, cascajoso y seco.
Las calles a cordel, de 125 varas de largo cada cuadra y 12 varas de ancho. La mayor
parte están empedradas por los cuidados de Vallejo. Todas las que corren de oriente
a occidente tienen acequias de agua abundante que facilitan el aseo. Este pueblo tie-
ne esta ventaja sobre muchos: el agua se puede llevar á todos los puntos de la ciudad
con la mayor comodidad. No obstante, sus moradores son de genio muy diferente
de los de Popayán. Estos vivirían en la mayor incomodidad si le faltase una alberca,
una fuente de agua viva en sus habitaciones” (F.J. de Caldas).

1825.- “Se realiza el censo de la Provincia de Cuenca en ese entonces formada por
los cantones Cuenca la capital, Cañar, Girón y Gualaceo. El cantón Cañar se separa
de la provincia del Azuay en 1880. Son de importancia los datos consignados para
el Cantón Cuenca en 1825.”

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Cantón Eclesiásticos Monjas Casados Jóvenes Hombres Hombres Mujeres Esclavos Esclavos/s Total
Seculares, Menores Solteros de solteros de solteras Solteras y
regulares a 16 16 a 50 más de 50 y párvulos
años años años párvulos
Cuenca H M H M
94 39 89220 8920 7376 2502 429 13824 8 8 100 42222

1864.- “El señor Miguel Heredia que concurrió a la sesión en virtud de lo dispuesto
en las actas anteriores, expuso: que era sensible no poder ceder al ilustre concejo la
propiedad del agua del Capulí para las pilas de esta ciudad, porque las necesita para
cultivar su fundo de Balsain. Que este no obstante, la sedería, si el Ilustre concejo
la reponía con obra en cantidad igual, que podía hacerla fácilmente del río Sayausí
llevando la acequia por la parte baja del camino público que va a Naranjal”.

“Para 1930, en cambio las aguas del Capulí han pasado a pertenecer al Municipio y
en numerosas ocasiones las pone en arrendamiento”.

“La otra rama de la acequia de Cullca que era traída desde Sayausí, pasaba por el
Cebollar, Cullca y el Barrial Blanco, llegando a los puntos más lejanos de la ciudad,
por ejemplo”:

“El señor presidente manifestó lo mucho que sufrían las poblaciones del Vecino,
Totoracocha, Milchichig por falta de agua, de las que se habrían provisto siempre
que era la del Molino de Cullca, la que no corría hace días, sin embargo que los
propietarios de ese molino les cobraban cierta pensión para el reparo del cauce”
(Cabildo, 1864-1869).

1872.- El 3 de agosto de 1872, el Presidente Gabriel García Moreno, le envía una


carta a Carlos Ordóñez Lazo, expresándole lo siguiente:

Mi querido Amigo.
“Al fin he conseguido un Ingeniero para Cuenca. Es el señor Rodil, joven venezola-
no, que ha estudiado en Bélgica, de donde ha traído sus diplomas auténticos. El Dor
Saltar, que es el Ingeniero que hemos recibido de Norte América, no habla español,
y nada podemos hacer allí.
Tengo confianza en que Rodil se desempeñará bien; pero, por prudencia, le he pues-
to la condición de que el Gobierno puede despedirlo el día en que no esté satisfecho
de su trabajo”.
“El Joven venezolano Tomás Rodil, con motivo de este viaje, se estableció aquí en
Cuenca, donde contrajo matrimonio con la Srta. Rosa Dávila. Hábil Ingeniero, él
fue quien dirigió el trabajo de la carretera de Molleturo a Naranjal, e hizo además
el puente Yanuncay”.
El mismo año de 1872, Carlos Ordóñez Recibe las siguientes cartas de dicho pre-
sidente:

— 22 —
7 de agosto.
“Siento mucho que las nevadas estén causando tantos estragos en esa provincia.
Ojalá el correo no haya perecido en el Azuay”.

30 de octubre.
“Estoy muy inquieto por Cuenca, Azogues y Cañar, a causa de los fuerte temblores
que hubo en Alausí, el 24 del presente, los cuales indicaron claramente que ha habi-
do un terremoto a no muy larga distancia. El correo extraordinario me sacará de esta
ansiedad. Quiera Dios que en esa provincia no haya habido desgracia alguna.
Los alumnos de Medicina de Cuenca tendrán que estudiar Química y los demás
ramos aquí; pues el gobierno no puede establecer esa enseñanza, allá, por falta de
Profesores y de medios, ni puede exceptuar a los alumnos de Cuenca de la obliga-
ción de adquirir conocimientos que les son indispensables”.

6 de noviembre.
“Ni un instante debe Ud. tardar en prohibir los desafíos de gallos de que se queja el
cura de Azogues, como causa de inmoralidad y borrachera. El Gobierno aprobará y
agradecerá esta medida. El Gobierno lo habría hecho, si oficialmente hubiera dado
U. cuenta de ese abuso”.

16 de noviembre.
“Si es posible que la casa de gobierno durante uno o dos años más, apuntalándola,
no vacile U. en hacerlo, pues no podemos ahora entrar en el gasto de reconstruc-
ción, cuando el ferrocarril de Sibambe al Milagro me obligan a cercenar todos los
gastos que no sean de urgente necesidad, exceptuando los caminos, el observatorio
que se construye actualmente y la reconstrucción de Ibarra”.

20 de noviembre.
“Va aprobada la orden sobre la prohibición de los desafíos de gallos; ojalá tenga
completa observancia.
El Dor. Cuesta ha sido propuesto para catedrático universal de Química, Física
experimental, Botánica y Zoología, enseñanzas que en una facultad tienen que ser
profundas y completas. He resuelto que venga a ser examinado por la Facultad de
Ciencias para saber lo que es capaz de enseñar a los estudiantes de Medicina.
Puede U. proponer al Ministerio el arreglo que U. quiere hacer; pero cuente con
una negativa segura. Si para tener trescientos trabajadores en la carretera de Cuenca
es necesario quitar los pocos que alguna vez vienen de Azogues, no cabe duda que
toda la gente de esa populosa provincia ha desaparecido: Agréguese habiendo prin-
cipiado el trabajo del ferrocarril de Sibambe, necesitamos en junio próximo, dupli-
car el número de peones, a fin de concluir el trabajo en el menor tiempo posible”.
“Adj. Me encarga el Gobernador de Manabí don José P. Zambrano, me valga de U.
para que se cumpla la orden que ha dado su hermana para que su hijo Ignacio Giler
sea remitido a Guayaquil, a poder del Presbítero José Alvarado. Válgase pues de la

— 23 —
Policía, si no se puede de otro modo, y haga cumplir la disposición de la Sra. Dicho
Presbítero pagará a la vista todos los gasto que se hicieren. Me recomienda también
el mismo Sr. Zambrano, haga vigilar dos hijos que tiene en el colegio de Cuenca;
espero que U. los recomiende en mi nombre al Rector para que cuide de su conducta
y aprovechamiento con particular esmero, haciendo U., por su parte, lo posible para
evitar que esos muchachos se pierdan o salgan casándose con alguna mujer astuta
que seduzca su inexperiencia”.

1873, se extraen algunos párrafos de las cartas de Don Gabriel a Don Carlos.

25 de Enero.
“Le felicito y le doy gracias por el admirable aumento que han tenido las rentas de
diezmos.
No ha llegado todavía su hermano Don Salvador. Difícil me parece que consiga un
buen arquitecto, pues no hay más que dos que lo sean, Red y Smith. Sin embargo,
pueden encontrar hombres capaces de ejecutar bien un plano, como Juan P. Saens.

12 de marzo.
“No hay inconveniente en que los peones de las haciendas de sus hermanos vayan
un mes al ferrocarril y otro a la carretera de Naranjal, a fin de que todos vayan jun-
tos; pero en todo caso, dé U. la preferencia al ferrocarril, por ser el más importante
y porque será de utilidad para toda la provincia.

1875.- Las cinco o seis leguas que hay desde Quinuas (en la carretera de Naranjal)
a Cuenca, son bien trazadas y el descenso es muy moderado y uniforme. El valle
del Matadero sigue hacia el oriente, es angosto y sumamente monótono, bajo todo
respecto hasta cerca de Sayausí. Entonces, un poco antes de este pueblo se abre de
repente el valle, y ante la vista del viajero se extiende la hermosa y bien cultivada
llanura de Cuenca. Como por encanto se encuentra trasladado de un momento del
desierto de los páramos a una de las regiones más habitadas y mejor cultivadas de
la república, y cuando se viera la primera vez, por este camino, dicho contraste es
un efecto sorprendente. Ninguna ciudad del interior ocupa una situación tan ven-
tajosa como Cuenca, en el centro de una hoyada ancha, llena de árboles frutales y
fertilizada por tantos ríos. (Teodoro Wolf). ¿Se ve que a Don Teo no le agradó la
zona del Cajas?

1914.- “El Dr. Octavio Cordero Palacios organiza en el colegio Benigno Malo un
curso de: Planimetría, Altimetría, Trazado de vías de comunicación, levantamiento
de puentes y calzadas, se inició el curso con: Gabriel y Rafael Carrasco, Benigno
Malo Crespo, Juan B. Vázquez, Luis Ordóñez, Alfonso Pozo, Humberto Cordero J.,
Tarquino Martinez B. Todos se graduaron como Abogados Topógrafos”.

1914.- “El 13 de julio de 1914, a la comisión primera de Hacienda pasó la petición


de Manuel Tenorio quien alega que el dominio de las aguas que vienen para el mo-

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lino de San Sebastián, no es exclusivo del Concejo Municipal, sino también de los
particulares; y que por lo mismo no está en el caso de pagar el impuesto sobre las
aguas que ocupa para el regadío de una propiedad suya”.

“Quedó suspensa la resolución que debe darse a una solicitud de varias personas
que piden se les conceda el uso gratuito, por cuatro años; en todo su trayecto, de las
aguas del río Sayausí que pasan por la colina de Cullca y que son de propiedad Mu-
nicipal, en pago de la reparación general que se proponen hacer de la acequia que
conduce dichas aguas desde su origen hasta la comarca llamada Barrial Blanco”.

“Pasó a las comisiones de aguas y por muchas personas que niegan al Concejo la
propiedad de las aguas que corre por uno de los molinos de Cullca y bajan por el
Norte para aseo de varias calles de la ciudad”( Cabildos 1914-1916).

“Si partimos de que Cullca (Collca) era el nombre que los incas daban a los depó-
sitos, es decir los lugares en donde se guardaba el grano y otros menesteres, y si
se habla de “vn camino que va hacia la sierra”, con mucha probabilidad el Cabildo
de 1575- 1578 nos revela que la acequia se encontraba en la zona de Cullca y del
camino a Quito. Es decir por donde habría recorrido desde los tiempos incásicos
un gran canal distribuidor de agua para la llanura de Paucarbamba. Para 1914 el
Ayuntamiento cuenta con un presupuesto para realizar las obras relacionadas con el
abastecimiento de agua. En enero de 1914 se trata en el concejo de que”:

“Se llegue a un acuerdo con los herederos del finado Coronel Antonio Vega M., y
se adquieran los tubos de hierro que dicho Coronel hizo venir como empresario de
la provisión de agua; tubos que pudieran aprovecharse para procurar en lo posible,
la limpieza del agua que se consume en la ciudad” (Cabildos 1914-1916, citado por
M. Vega, 1997).

1915.- “Como la ciudad no disponía agua potable ni distribuida en tuberías, no se


contaba con baños ni con servicios higiénicos, los días soleados y en especial los
domingos y feriados, gran cantidad de gente se iba a bañar en el río Matadero”. Eran
famosos los “hondos” del Vado, El Otorongo, El Siete Costillas, los más lejanos
eran el de “Burococha” en Monay y el “Del Palo” en el río Tarqui.

El 8 de enero de 1915 se celebra un contrato de la Municipalidad con Cornelio Mer-


chán separando las aguas en distintos colectores que corrían por la misma región
Norte de la ciudad, uno de los cuales se dirigía hacia el Lazareto, así:

“Quedan completamente separadas las aguas que puede traer la Municipalidad del
río Sayausí y las aguas del Cabugana que atravesando por la hacienda de Racar per-
tenecen al señor Merchán. Separación que en todo caso, la hará la Municipalidad,

— 25 —
quedando desde entonces de dueña absoluta de los derechos que corresponden al
señor Merchán respecto del antiguo acueducto, con exclusión del que ha correspon-
dido y corresponde al Lazareto” (Cab. 1914-1916).

“Un baño de nuestros abuelitos, se entiende de gente acomodada, requería de al-


gunos ajetreos. La limpieza corporal solo se llevaba a cabo cuando la familia tenía
plena seguridad de que iba a disfrutar de un sol esplendoroso, entonces la numerosa
servidumbre se ponía en acción: acarrear agua del río Matadero, o de las piletas
del parque o de San Francisco, que eran las únicas en ese tiempo; prepara todos
los recipientes posibles como baldes, ollas, lavacaras, jarras, y se compraba rosas y
claveles, cuyos pétalos se los ponía en el agua a asolearse”.

“Como no se conocían las tinas de baño se empleaban grandes bateas de madera


(artesas), en el centro de ella se paraba el abuelito vestido con un blusón que le ta-
paba hasta el tobillo, que era usado como camisón de dormir. Conforme se jabonaba
el cuerpo metiendo la mano por las aberturas del camisón, un familiar o una chola
subida en una silla iba echando el agua poco a poco desde la cabeza del viejo que
resoplaba, otra chola con los ojos cerrados o con la cabeza virada le alzaba ligera-
mente el camisón lanzándole agua con la mano o con la ayuda de un poto. Estos ba-
ños se lo efectuaba por regular cada tres meses, en el centro del patio, en presencia
de toda la familia” -a que aprendan a ser aseados-.

“Los menos acaudalados, los chasos, cholos y longos que no querían bañarse en
público, acudían a los baños del cura Piedra Baca o de los Tinoco, los primeros
junto al puente del Centenario y los otros junto al puente del Vado. Estos baños eran
unas reducidas casetas de madera por las que pasaba un molino de agua. El valor
del baño era de un medio” (cinco centavos).

“Los oficiales y la tropa del batallón que guarnecía la plaza de Cuenca se bañaban
en el río Matadero cerca del puente del vado, por lo general marchaban en forma-
ción cada 15 días -por eso andaban shuito- precedidos de su banda de música hasta
el sitio del sacrificio” (Octavio Sarmiento A.).

En calidad de internas en el colegio de los Corazones (1950) venían muchas niñas


de la costa, en días de sol las monjas les sacaban a bañarse en el río -Otorongo-; era
muy difícil llegar al sitio porque había que trepar muros de adobe y esquivar piedras
lanzadas por los cuidadores y a furiosos perros runas; cuando se llegaba al sitio las
niñas se bañaban con un camisón hasta más abajo de los tobillos; la monja celosa
guardiana y armada de un palo nos sonreía malévolamente.

1917. Manuel J. Calle dejando unos instantes su posición de gran crítico e insulta-
dor, refiriéndose a una calle y a una casa de Cuenca, dice lo siguiente:

— 26 —
“LA CALLE, dirigiendo la vista desde el arranque, parece una bodoquera: angosta,
oscura, triste y nada limpia. Avanza hasta perderse en la distante cuesta... Se la co-
noce con el nombre antonomástico de Larga (hoy llamada Calle Larga y Angosta):
la calle Larga solitaria por el día, y tétrica y peligrosa para los transeúntes durante
la noche; tiene sus leyendas populares, su folklore particular enchido del recuerdo
tradicional de cuentos de aparecidos, de sucesos espeluznantes que el diablo enreda
y desenreda a placer, de peleas de espadachines y jolgorios de los terribles viejos
estudiantes, interrumpidos por el batir de alas de loras inverosímiles, por frailes sin
piernas que andan en el aire, cantando misteriosos rezos de una liturgia extraterrena,
o por la dama vestida de blanco con cara de animal inmundo que arroja bocanadas
de fuego y humo de azufre... La hilera de casas que forman la acera norte, limita
prácticamente ese lado de la ciudad, en aquella parte; las que se alinean al sur dan a
un enorme derrumbadero -barranca de tierras rica en malezas,- que cae al río....(es
ahora el famoso Barranco). La hilera de alla consta de antiguos y míseros edificios
coloniales, casi cabañas rústicas, entre las cuales se levanta alegre una casa pequeña
de monjas Carmelitas y lame sus cimientos un ancho y profundo arroyo, encausado
por robustas guijas, que las gentes llaman molino, en uso vulgar de un tropo inacep-
table; las del frente, parecen construcciones de aldea interandina.”

“Corre un vientecillo de pulmonías y hace un frío agudo y húmedo; en el silencio


nemeroso se oye, con claridad hiriente, el son de una campana, que llama a los
cristianos al templo o indica cualquier rezo de canónigos, frailes, monjas o beatas.
Es una particularidad en Cuenca -porque estamos en Cuenca, saben Uds?- desde
las cuatro de la madrugada hasta las nueve y media de la noche, de momento en
momento, suenan campanas, cuyo vario se difunde vibrante, llenando los ámbitos,
por la diáfana atmósfera, y llega lejos, para solemnizar el silencio augusto de la
campiña siempre verde y florecida...”.

“He ahí la casa que buscamos (la de Remigio Crespo), es la de las de lado de la ba-
rranca; pobre poeta, en que tugurio ha ido a meterse... Baja, fea, de míseros adoves,
apenas si una puerta conventual y unas pocas ventanas de reja andalusa, con hierros
fundidos se abren mesquinas en la larga pared que forma lo que -es un decir- califi-
caríamos en fachada. En fin, el nido es lo de menos si el pájaro es canoro”.

“Llamamos. No es un conserje de librea, ciertamente, la india mísera que acude


a franquearnos la entrada; y nos hallamos en una especie de recibimiento de altas
y blancas paredes, inundado de un chorro de luz que le viene del fondo; una gran
escalera de madera desciende a profundidades vedadas al indiscreto y al extraño;
y lleva un cómodo pasadiso a pie llano, a una amplisíma galería de cristales, en-
tapizada con lujo, y cuyo pavimento es de hule costoso tendido sobre las recias y
enceradas tablas. Profusión de luz, abundancia de flores, y hasta de plantas tropica-
les como en una gran estufa; cuadros alegres en marco de caoba y nogal finamente
tallados: columnas y soportes con jarrones y objetos de arte; mobilario de mimbre,
con ruedos de alfombras, los sofás, mullidos almohadones y cojines, las butacas. En

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jaulas y pajareras metálicas gorjean y brincan docenas de aves escogidas; y cortinas
de encaje y muselina sirven para suavizar a ciertas horas la irrupción del padre sol y
sus flechas de oro... Perfumes, colores, armonías, confort.... A lo largo de esa galería
se abren l.os salones; ricas alfombras, mármoles del Portete, talladuras de maestros
azuayos, madera dorada y plateada, cuadros, estatuas, bronces y terracotas, mucha
seda y mucho arte de decorados, en paredes y mobiliario. La luz de la tarde se quie-
bra, en los grandes espejos de bisel y marquetería dorada o de porcelana, irísase en
los colgantes prismas de arañas y candelabros, y arranca reflejos y chispas a la seda,
verde, mahón, de los pesados cortinajes....... Ciertamente es la morada de un gran
señor (el Dr. Remigio), de un hombre rico que gasta con discreción sus rentas y se
da buena vida. Mas lujo, provinciano, al fin, por mucho que sea el gusto que se haya
desplegado, se halla al alcance de cualquiera, a costa de una buena suma de dinero
y con el empleo de la santa paciencia”.

“En la descrita galería, alzamos un visillo y abrimos una ventana. Es la sorpresa.


Ahí está el germen de muchos ensueños de poesía y el secreto del suave encanto de
rimas que brotan al amor del terruño en la mágica visión de la naturaleza circundan-
te” -como dicen que Don Calle no tenía buen ojo-.

“Es un gran jardín en el que el empeño de un hombre adinerado y de brillante ima-


ginación ha transformado el agrio despeñadero (el Barranco) en aquel sitio, convir-
tiendo un antiguo foco de inmundicias en un rincón encantador y perfumado (buen
ojo, pero mal olfato). Baja en suaves planos inclinados a unir sus linderos con las
márgenes del Patrio Tomebamba, que corre bramando espumoso al torcer entre pe-
druscos sus límpidas aguas, con singular monotonía, que cubre la soledad o invita al
sueño o a piadosas reflexiones más allá del amor y la vida (no había cholas en traje
de semi Eva?). Y hay allí fuentes de piedra que lanzan de lo alto penachos de agua,
que luego caen en anchos tazones, y se unen al fin en ingeniosa red de hilos sutiles
que van a humedecer macisos de flores encuadrados por acirates y platabandas de
arena brillante y casi micácea. Grupos de árboles que fingen caprichosas estructuras;
un retazo de huerto, donde entre frescas lechugas y colorados rábanos se arrastran
perezosas fresas tempraneras; y aquí y allá, glorietas, cenadores y quioscos ofrecen
sillas y mesas, divanes y butacas de rusticidad elegante y refinada, para el hones
pasatiempo o el solitario estudio. Al un lado, un baño de príncipe oriental de agua
fría y olorosa, que mana del barranco” (se ratifica el mal olfato de don MJC).

“Al pie del lado sur, otro río, el Yanuncay, de agua pura y cristalina que se diría
pasada por un filtro Pasteur, y casi tan dulce y sabrosa como un vino suave e in-
ofensivo servido por Hebe en la mesa de los dioses olímpicos -traerá una muestrita
a que analice la Dra Guillermina!-, se une al Tomebamba por una cinta de carretera
que de lejos semeja de plata; y en todo canta; la grama del prado (será el parque Del
Paraíso?); las coles de los huertos; aguas, pájaros, árboles, brisas y hasta el mis-
mo silencio... Primaveral ejido cuencano “-que dicen los arquitectos municipales?-.

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Qué nido!, pero qué nido. Así cualquiera escribe versos bonitos” -no es tan así de
fácil, muchos tienen buenas “cushas” y nada de poetas-.

1920.- “Hasta este año los encuentros de fútbol se realizaban en la plaza de San
Sebastián, y solamente en 1921 la Federación arrienda una propiedad de Don Ro-
berto Crespo Ordóñez situada en la manzana comprendida entre las calles: Bolívar,
Manuel Vega, Gran Colombia y Avenida Huaynacapac. Fue en este lugar en el que
por primera vez comenzaron a cobrar las entradas. Los equipos que más se desta-
caron en aquella época fueron los siguientes: Cuenca, Londres y Chile, este último
campeón durante algunos años; y entre los deportistas que sobresalieron figuraban:
Daniel Ríos, Alberto Palacios, César Pino, Cornelio Ordóñez, Antonio Moscoso,
los negros Sasaqui y Carmona. El equipo Londres lo dirigía el señor Leslie Spain,
de nacionalidad Inglesa”.

1927.- “El 9 de marzo se funda la Asociación de Empleados del Azuay. Se contrata


el proyecto arquitectónico del edificio con el Arq. Hugo Fagoloni.”

1930.- “El 10 de julio fue sancionada lo Ordenanza Municipal relacionada con la


nomenclatura de las calles de Cuenca, ya que antes solo se conocían por los nom-
bres que les daban los moradores, como: la calle de las Panaderas, la de las Secretas
(Conceptas), la de La Corte, ya que allí se encontraban las notarías y oficinas judi-
ciales, etc.”

1936.- El 28 de septiembre, el presidente del Concejo, Don Antonio Borrero V.


en su informe de labores, al tratarse del agua potable, dice lo siguiente: (M. Vega
1997).

“El propósito del Concejo, es el de instalar cuanto antes, la tubería nueva del río
Mazán donde se va a captar el agua que es verdaderamente potable, según los
estudios químicos y bacteriológicos que se han hecho, hasta los actuales tanques
de Sayausí, los que después deben ser de filtración. Por lo pronto se aumentaría
el caudal de agua y sobre todo esta sería de buena calidad. Para esta instalación
se necesitan dos kilómetros de tubería aproximadamente. Cuando se ha hecho esta
colocación, puede continuarse hasta los tanques de distribución de Cullca. Es pre-
ciso construir un tanque desarenador en Mazán, los tanques de filtración en Sa-
yausí y un tanque más de reserva y distribución en Cullca. Sería del caso instalar
una planta cloronizadora” (Rev. 3 de noviembre No 9 y 10, citado por M. Vega,
1997).

1939.- “Para el aseo de la ciudad todas las calles contaban con una acequia cuyas
aguas corrían de occidente a oriente y para orgullo de los moradores de la calle
Bolívar, esta vía tenía dos de estos servicios, en los que arrojaban todas las basuras
que producían, como era natural olores desagradables, especialmente durante las
primeras horas de la mañana y por las noches, horas en que salían los sirvientes a

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asear los bacines. Para cada calle había un agente municipal llamado vulgarmente
“Chapacaca”, se encargaba por medio de un palo de que el agua arrastre todas las
inmundicias”.

“La única acequia que corría de norte a sur era la que bajaba por la calle Presidente
Borrero para desembocar en el molino llamado Gallinazo que recogía también las
aguas del barrio del Chorro y parte de la ciudad, molino que bajaba por un vericueto
que más tarde llegó a ser la calle Lamar, abierta en 1939. Por la calle Larga también
corría una acequia grande que antes (ver fotografía) conducía el agua para el funcio-
namiento de los molinos de Todos Santos, junto al puente del mismo nombre”.

“En 1932 por primera vez se cierra la acequia de la calle Lamar, ocasionando el
consiguiente reclamo”:

“Se da lectura a la solicitud de los vecinos de la calle Lamar, en la que se pide que
el concejo ordene la apertura de la acequia, hasta que el concejo tenga la posibilidad
de colocar los servicios higiénicos indispensables, mediante las atribuciones que le
concede la Ley de Régimen Municipal”.

“Con el permiso de la presidencia toma la palabra el doctor Miguel Cordero Dávi-


la en nombre y representación de los vecinos de la calle Lamar y reforzando con
muchos argumentos el derecho que les asiste a su petición, termina pidiendo que el
Concejo respete los derechos que tienen los beneficiarios del agua de la expresada
calle.”

“El doctor Cisneros: yo sería de la opinión de que las aguas que corren por la ace-
quia de la calle Lamar corran subterráneamente; y que por lo pronto, el Concejo
disponga la apertura inmediata de la acequia, defiriendo así a los deseos de los mo-
radores de ese importante sector de la ciudad”.

“El señor presidente: no se ocultará al ilustrado criterio del señor doctor M. Cor-
dero, digno presidente de la Corte Superior de este Distrito, que la orden impartida
por esta presidencia, relativa al cerramiento de la acequia de la calle Lamar, fue con
el objeto de higienizar la ciudad, labor en la que se halla vivamente empeñada la
Corporación Municipal. Además debo manifestar, que la orden de cerramiento fue
expedida por el Concejo de hace dos años. Creo conveniente que la petición que se
discute pase al estudio de la Comisión”.

“El señor Tinoco: Mientras el Concejo no disponga de los medios suficientes para la
instalación de los servicios higiénicos, considero inoportuno el cerramiento de las
acequias de las calles de la ciudad. Por lo mismo si tengo apoyo formulo la moción,
que el concejo ordene se abra la parte cerrada de la calle Lamar”.

“Apoya la moción el señor Maldonado”.

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“En debate, es aprobada; debiendo estudiar los demás puntos que contiene la solici-
tud los señores doctor Cisneros, Tinoco e ingeniero Municipal”.

“A indicación del señor Tinoco, el concejo acuerda el cerramiento de la acequia de


la calle Vázques de Noboa -hoy Preidente Córdova-, entre Tarqui y Benigno Malo,
por convenir al mejor servicio del Mercado Central” (Rev. Tres de Nov. No 8, citado
por M. Vega, 1997).

“Es necesario anotar que para esa sesión constaba como presidente accidental el
Dr. Agustín Cueva Tamariz, como concejales: El Dr. Francisco Cisneros Bárcenas,
Leopoldo Abad, León B. Tinoco, Emilio Maldonado (concejal suplente, en reem-
plazo del principal Arturo Neira) y el Tesorero Ricardo Malo, el Síndico Dr. Car-
los Palacios e ingeniero doctor Luis Ordóñez, Secretario J. Merchán P.” (M.Vega,
1997).

“Antes de la provisión de agua potable, la mayoría de la población usaba el agua del


río Tomebamba; unos pocos la cogían de dos o tres piletas existentes en la ciudad,
cuyo tanque de decantación de metro y medio cuadrado, ubicado en la intersección
de las calles -hoy Daniel Alvarado y Convención del 45-, que en esa época quedaba
completamente fuera de la ciudad. Solamente unos pocos contaban con pozos exca-
vados de los que se extraía el agua con balde y soga, el agua era de sabor desagra-
dable”. -Los pozos excavados a mano tenían hasta 30 m. de profundidad en la zona
central de la ciudad, por las características del suelo el agua era muy mineralizada,
con alta dureza y concentraciones también elevadas de sulfatos, debido a lo precario
de la explotación el agua se contaminaba muy fácilmente-.

“El doctor Andrés F. Córdova, tan luego como se hizo cargo de la Presidencia del
I. Concejo Municipal en 1939, su mayor preocupación fue la cuestión del agua po-
table, y tal era su empeño por resolver este problema, que pronto mandó a colocar,
de manera provisional, un tubo desde los tanques que quedaban en la colina de
Cullca junto a la actual Cárcel Municipal de Varones (Tanque de las Camisas) hasta
un punto cercano al colegio Cornelio Merchán. Para celebrar este acontecimiento
invitó a una serie de amigos y personas importantes a presenciar la apertura de la
primera llave, al abrirla saltó el agua algunos metros de altura, lo que entusiasmó a
todos los que estuvimos presentes, porque era la primera vez que presenciábamos
una cosa semejante, a pesar de que el agua que se iba a proveer a Cuenca, por el mo-
mento, no era sino entubada. No pasó mucho tiempo que comenzaron a tender las
tuberías por todas las calles de la ciudad y luego la instalación de este indispensable
servicio en las casas, con lo que entramos en la vida moderna” (Octavio Sarmiento
Abad).

1939.- “En sustitución de la Escuela de Minas de Cuenca, siendo Presidente de la


Cámara del Senado el señor Doctor Carlos Alberto Arroyo del Río, y Presidente
de la Cámara de Diputados el señor Doctor Andrés F. Córdova, mediante Decreto

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Legislativo expedido el 25 de septiembre de 1939, se crea la Facultad de Ciencias
Matemáticas y Físicas de la Universidad de Cuenca, con las Escuelas de: Agrimen-
sura, Arquitectura, Ingeniería Minas y Química Industrial.”

“El Decreto Legislativo de creación recibió el ejecútese el día 29 de septiembre de


1939, siendo Presidente de la República Don Aurelio Mosquera Narváez y Ministro
de Educación Pública Don J.M Estrada Coello.

Posteriormente mediante resolución del H. Consejo Universitario, la Facultad se


denomina Facultad de Ingeniería de la Universidad de Cuenca, teniendo (1972) las
Escuelas de Ingeniería Civil y Topografía”.

Los cinco primeros Decanos son: Dr. Manuel María Ortiz O (+, Abogado), Dr. Vir-
gilio Salazar Orrego (+, Abogado), Ing. Sergio E. Orejuela (+), Ing. Arturo Ramírez
Aguilar (+), Ing. Víctor Tinoco Chacón (+).

Los cinco primeros graduados “Ingeniero Civil”, son en su orden: Arturo Ramírez
Aguilar (+), Guillermo Medina Roldán (+), Ricardo Marchán Aguirre (+), Victor
Manuel Salazar Argüello (+), Isauro Rodríguez Loaiza (+)

1940.- “En terrenos comprados a Rafael García se construyó con el nombre de Ba-
rrio Obrero (Todos Santos) la primera urbanización de Cuenca. La entonces “Caja
del Seguro”, destinó la fabulosa suma de cien mil sucres para la construcción. Se
trajeron obreros desde Quito y el costo de las casas fluctuaba entre 3.500 a 7.000
sucres.”

1947.- “Durante la presidencia de Don Enrique Arízaga Toral, el I. Ayuntamiento,


en el deseo de terminar cuanto antes con las acequias que eran una vergüenza para
Cuenca, ordenó el cerramiento de las dos acequias de la calle Bolívar, a pesar de
que la mayoría de las casas no contaban con los correspondientes desagües, motivo
por el cual hubo algunos reclamos. Una tarde, como si hubieran conversado, apro-
vechando de un torrencial aguacero, todos los moradores de la Bolívar salieron con
lampas, barretas, lampones y en cosa de media hora fueron nuevamente abiertas
ambas acequias en toda su extensión. El cerramiento definitivo solo tuvo lugar pa-
sado algún tiempo” (Octavio Sarmiento A.).

1949.- “En estos años el área urbana se ha ampliado considerablemente debido al


rápido aumento de la población.”

“En el antiguo Ejido se han abierto amplias avenidas, siendo las principales las que
llevan los nombres de 3 de Noviembre, 12 de Abril y Fray Vicente Solano, todas las
cuales se muestran ya bordeadas de magníficas quintas, a cuyo alrededor los jardi-
nes hermosean el paisaje con la multiplicidad de sus flores.”

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“Allí junto a elegantes chalets, se destacan notables edificios públicos como la Fa-
cultad de Medicina, El Colegio Nacional Benigno Malo, el Hospital San Vicente de
Paúl, el Hospital Militar, la Quinta Agronómica, el Asilo Tadeo Torres y el Estadio
Municipal. Allí se levantará también la futura Ciudadela Universitaria, que comien-
za a ser delineada.”

“El asiento de la ciudad antigua va tomando nueva y atrayente fisonomía merced a


las innumerables construcciones que la incorporan al tráfago moderno.

Los edificios de cemento armado, de varios pisos y con simplicidad de líneas arqui-
tectónicas, hacen contraste con una que otra mansión colonial que muestran todavía
su amplia portada y sus balcones voladizos”.

“Con ritmo acelerado, todo tiende a transformarse para estar a tono con el vertigi-
noso vivir de ahora. Si se exceptúan los Monasterios de la Concepción y el Carmen,
reliquias venerables de los siglos XVII y XVIII que han sido respetadas, no obstante
uno que otro zarpazo de la ignorancia, hasta a los viejos templos de la ciudad se los
ha remozado, cuando uno destruido, en un afán censurable de hacer cosas nuevas,
sin respeto a la historia y la tradición y casi siempre sin nociones de estética”.

“Cuando ha primado el buen gusto en las instituciones y en las personas adinera-


das, han surgido no pocas edificaciones que sirven de verdadero ornato a la capital
Azuaya. Como obra monumental que por decirlo así, hacendar todo el sentimiento
religioso de pueblo cuencano, se halla muy avanzada la construcción de la nueva
catedral, que llama la atención de propios y extraños por sus grandes proporciones,
la sobriedad de su estilo y la belleza de sus contornos: la trazó el arquitecto ale-
mán Hermano Juan Stiele (1887) al imperativo mandato del obispo Miguel León”
(1885-1900).

“La sustitución sistemática de las casas de la colonia, de gruesas paredes de adobe,


por las esbeltas de cal y ladrillo comenzó hace más de setenta años, bajo la direc-
ción del arquitecto francés Greviliers y de los nacionales Mera y Cornejo, cuando se
construyó el local para el colegio seminario (hoy Colegio Rafael Borja) y cuando
don Carlos Ordóñez y sus hermanos dieron la norma para residencias particu-
lares cómodas y elegantes”.

Tradicionalmente los servicios públicos eran construidos y administrados por los


Municipios, existiendo poca planificación y ninguna proyección al futuro inmediato
de la ciudad de Cuenca, cuya dinámica urbana comienza a ser observada con toda
claridad.

“La acción edilicia ha contribuido oportuna y eficaz, al embellecimiento de la ciu-


dad, cuyas calles principales se encuentran convenientemente pavimentadas, ex-
tendiéndose día a día en esta mejora al resto de la población, la cual cuenta con los

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servicios de agua y alumbrado que se los incrementa a medida que las circunstan-
cias lo requieran”.

“El 31 de agosto de 1948, la oficina de Estadística Municipal da oficialmente el dato


de que la ciudad de Cuenca en esa fecha cuenta con cincuenta y siete mil setecientos
veinte y tres habitantes” (V. M. Albornoz).

1957.- El 12 de abril de este año se celebra el IV Centenario de la Fundación Española de


Cuenca del Ecuador, como Edición Conmemorativa se publica “El Libro de Oro”, el cual es
dirigido por Francisco X. Salazar. Yolanda Malo Malo es proclamada Reina, y como Yolan-
da I, se le declara “Reina de Cuenca en el IV centenario de su Castellana Fundación”.

Es digno de mención que al sector al “E” de la Av. Solano se le declara “La ciudadela de
IV Centenario”.

La referencia más antigua relacionada con el sistema de agua potable y de “canalización”,


aparece en 1924 con la convocatoria a licitación que se publica en el diario El Mercurio,
de reciente fundación:

LICITACIÓN

“De acuerdo con lo resuelto por el Ilustre Concejo Cantonal, se convoca a licitadores
con el término de noventa días, para la provisión de agua potable y canalización de
la ciudad”.

“Las propuestas se presentarán en la Secretaría Municipal, en donde se hallan a la


vista los estudios técnicos y los planos trabajados por el Ingeniero Señor Guiller-
mo Schroeter”.

Cuenca 12 de diciembre de 1924


El Secretario Municipal
Rosendo Jaramillo C.

(En sesión de 6 de marzo de 1925 se prorroga por 60 días la licitación).

En 1925, se publica en el mismo diario una aclaración realizada por el Jefe Político
del cantón, Miguel Heredia Crespo, la cual se transcribe:

Las Autoridades se preocupan de dar agua a la población.

República del Ecuador- Jefatura Política del Cantón- No95- Cuenca Marzo 17 de
1925- Señor Director del Mercurio.
Ciudad
Quiero valerme del acreditado diario que dirige Ud. para hacerle trascendental
al público, que puede hacer comentarios desfavorables respecto a las autoridades

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encargadas de velar por los intereses del pueblo, que el desperfecto últimamente
ocurrido en el acueducto que conduce el agua para aseo de la población es de pro-
porciones considerables, en cuya reparación inmediata se está empeñado tanto el
Concejo Municipal como esta Jefatura, con la urgencia del caso.

Como dichas reparaciones requieren de algún tiempo se está buscando la manera


por lo menos provisional de dotar cuanto antes de agua a la población, a fin de evi-
tar los graves inconvenientes que se ocasionan por falta de ella.

Dios y Libertad
M.Heredia Crespo

La primera referencia a un sistema de potabilización y de la instalación de


tuberías consta en la siguiente publicación que aparece en El Mercurio de 3 de
noviembre de 1936:

Agua Potable

“Habiéndose conseguido del Dr. Velasco Ibarra la consecución de una nueva tube-
ría para el vital líquido, el concejo del presente año ha conseguido del gobierno del
Sr. Ing. Paéz que la conducción de dicha tubería se haga por cuenta del estado. Es
muy grato anunciar al público que habiéndose celebrado el contrato con el Sr. Ro-
berto Cruz, para la conducción de la tubería, se halla ya cumplido dicho contrato,
pues se halla ya en esta ciudad a lo largo de la carretera Occidental la extensión de
9.400 m. de tubería de 9”, y las llaves, válvulas y herramientas para la instalación.
La tubería incluso su instalación cuesta alrededor de CUATROCIENTOS MIL SU-
CRES. Se confía en el apoyo del gobierno para la inmediata colocación de la nueva
tubería y para la construcción de los tanques de filtración, sedimentación, distri-
bución, etc. Con este nuevo servicio la ciudad tendrá por fin agua suficiente para
sus menesteres. Es de esperar que antes de tres meses será reemplazada la actual
tubería deficientísima de apenas cinco pulgadas con la nueva”.

Es digno de anotarse que antes del año indicado en la referencia indicada, el 24 de


Febrero de 1930, el Doctor Andrés. F. Córdova en su calidad de Presidente del I.
Concejo Municipal, dirige el oficio No 238 al Director de Sanidad de la Zona Aus-
tral (Dr. Luis Carlos Jaramillo):

“En atención a su atento oficio de la fecha, debo manifestar a Ud. que no desconoz-
co sus atribuciones, pues aunque inmerecidamente, tengo el honor de pertenecer al
Cuerpo de Abogados de la República, i como tal, conocer las Leyes que rigen al país;
como tampoco desconozco, i espero que U. recuerde la autonomía de que gozan las
municipalidades; sin que autoridad alguna pueda inmiscuirse en asuntos que solo a
élla toca conocer i resolver.”

“En lo demás, como una información, hago a U. la siguiente historia relativa al Agua
Potable:

— 35 —
Fue en 1922, 1923, cuando en compañía del señor doctor don Antonio Borrero Vega
tuve la satisfacción de hacer que el Congreso asignara fondos para esta obra; los que
tocó invertir al Concejo que tuvo la honra de ser presidido por U.; inversión que se
hizo para captar las aguas del Matadero, en una sección absolutamente infectada.
Después el señor Schoroeter proyectó traer las aguas, por canal abierto desde el Ca-
pulí, utilizando la toma existente; por último se hizo nuevamente un desperdicio de
los dineros municipales con tanques realizado en la colina de Cullca; hasta que en
el nuevo plan se resolvió de modo definitivo traer las aguas de Sayausí captadas y
sedimentadas científicamente, mediante tubería.”

“A este efecto, el Gobierno Central se sirvió proveer de los tubos necesarios para unir
el tanque de captación con el de distribución, o reservorio, situado en Cullca, tubos
que en su mayoría están en Tipococha i algunos en esta ciudad.”

“Ahora bien las aguas del Capulí van a ser utilizadas provisionalmente, mientras se
concluya el transporte de la tubería de conección, pero advirtiendo a U., que las obras
de tendida de red son definitivas. Así se ha acordado con el señor Ministro del Ramo,
por dos razones: Primera, porque la asignación para el transporte se divide en doce
mensualidades; de modo que todo esfuerzo será insuficiente i la tubería concluirá
de llegar a fines de año; segunda porque, entre esto suceda no es humano, higiénico
ni sanitario, como U. habrá de reconocerlo hacer que la ciudad se provea del agua
inmunda que ahora viene a los surtidores públicos, atravesando una zona donde los
arrieros lavan sus mantas de viaje; donde algunas quintas tienen excusados sobre la
toma de agua, y donde lavan sus ropas muchas gentes y hacen servir esta agua para
los servicios higiénicos”.

“Por lo expuesto, verá el señor Director que la municipalidad que me honro en pre-
sidir, i el señor Ministro del Ramo velan con tanto celo como el señor Director de
Sanidad por la salud pública” (Honor y patria, firma Andrés F. Córdova).

De acuerdo al Departamento de Estadísticas Municipales, la población de Cuenca


en 1936 fue de 45.000 habitantes.

Entre los antecedentes curiosos de la situación técnica que prevalecía en Cuenca, se cita la
publicidad que aparece en El Mercurio, de lunes 24 de noviembre de 1924, No 26:

AGENCIA JUDICIAL

“Ofrecemos al público nuestros servicios profesionales en Abogacía y Topografía.


Aceptamos poderes y cobros en comisión.
Nos entendemos en todo asunto judicial, formación de minutas para escrit.&

Por las defensas en materia civil y criminal cobramos honorarios solo en causas en
que se obtenga el triunfo”.

Previo contrato suplimos los gastos judiciales.

— 36 —
Horas de despacho: 9 a 11 a.m, y de 1 a 4 pm.
Oficina calle Boyacá, frente al Banco del Azuay.
Apartado de correo No25.

Cuenca noviembre de 1924

Luis A Martínez B Tarquino Martínez B


Abogado Abogado y Topógrafo

En el No. 58 de El Mercurio, del 3 de enero de 1925, se difunde la siguiente noti-


cia:

La Constructora del Azuay queda definitivamente formada.


Telegrama de Guayaquil (marzo 17)
Sr. Alcibíades Vega

“Cinco bancos de Guayaquil y yo, acabamos de firmar la escritura constituyendo


la Compañía Constructora del Azuay”.

Roberto Crespo Ordóñez

Muy posteriormente, ocurre un hecho importante: “El primer Alcalde por elección
popular en la ciudad de Cuenca y su cantón, fue el Dr. Luis Moreno Mora, quien
ganó los comicios en noviembre de 1945, una vez que la ley de elecciones, dictada
el 30 de junio de 1945 por la Asamblea Constituyente, dispuso en su artículo 143
la elección de concejales que determina la Ley de Régimen Municipal, ordenando
también la elección de Alcaldes en los Municipios cuyas rentas sobrepasen los tres
millones de sucres. Los Alcaldes elegidos para las ciudades de Quito, Guayaquil y
Cuenca, entraron en funciones el 1 de diciembre de 1945. Los concejales electos
fueron los señores: Dr. Manuel Antonio Corral Jáuregui (vicepresidente), Cornelio
Malo Crespo, Dr. Rodrigo Cordero Crespo, Antonio Ávila Maldonado, Dr. Leopol-
do Severo Espinosa Valdivieso, Dr. Benjamín Ramírez Arteaga, Dr. Manuel María
Borrero, Dr. Honorato Loyola García, Dr. César Serrano Miranda y Ramón Morales
Valdivieso. Secretario, fue designado el Sr. Gerardo Martínez Espinosa. El primer
Alcalde electo se mantiene en funciones desde el 1 de diciembre de 1945 al 30 de
noviembre de 1947”.

La elección de un Alcalde mediante votación popular tiene total influencia en la


organización técnica de los departamentos municipales, especialmente de los de
Avalúo y Catastros, de Obras Públicas Municipales, surgen los primeros intentos
de ordenamiento urbano lo que en un futuro inmediato sería el “Plano Regulador”.
Se mantiene activo y lleva registros desde 1936 el Departamento de Estadísticas
Municipales.

— 37 —
Tienen destacada actuación y acción en los inicios del desarrollo técnico de los de-
partamentos: los Abogados Topógrafos como el Dr. Humberto Cordero Crespo, el
Dr. Alfonso Cordero Palacios, Dr. Octavio Cordero Palacios, Dr. Tarquino Martínez,
y los abogados físico matemáticos como el Dr. José María Ortiz y el Dr. Virgilio Sa-
lazar Orrego, y luego el topógrafo Benigno Malo Crespo, y el constructor y director
de las principales obras municipales (estadio, mercados, adoquinados) el Sr. Ma-
nuel Ignacio Peña Vélez. Desde mucho tiempo atrás fueron grandes constructores,
industriales y exportadores los hermanos Ordóñez Lazo. Tienen gran acción como
constructores los Lupercio. El Dr. Humberto Cordero realiza el levantamiento ca-
tastral de los sectores perimetrales de Cuenca, como San Roque y Yanuncay y, de
la parroquia Sucre.

Distinguidos ingenieros como: Sergio Orejuela, Arturo Ramírez Aguilar y Guiller-


mo Medina Roldán son nombrados como directores de obras públicas. Se puede
decir que comienza a pensarse en forma técnica sobre los estudios y proyectos de
los servicios públicos, especialmente: pavimentos, alcantarillado y agua potable, se
inicia el control y se regulan las edificaciones y a “dar líneas de fábrica”.

Hasta aproximadamente 1965 la Municipalidad ordena “Botar las casas viejas” y a


los que no cumplen con lo dispuesto se envía una cuadrilla municipal de derroca-
miento. Se puede observar el intento de ensanchar las calles, las nuevas construc-
ciones “se las hace meter en línea de fábrica”, lo que genera espacios muertos y
ángulos, en los que por higiene se colocan “espanta pájaros” para tratar de evitar la
humedad, el picante olor y el aumento de espesor de la suela del zapato.

Junto a los técnicos surgen los tractoristas, los operadores de aplanadora (en 1945
todavía funcionaba un rodillo accionado por vapor usando leña como combustible),
como: Pepe Domínguez, los hermanos Peña Vélez, Jaime Zamora, Humberto Iñi-
guez. La primera mecánica municipal es regentada por Don Agustín Ordóñez.

En 1950, en la alcaldía del Señor Enrique Arízaga, se contrata los servicios del Arq.
Gilberto Gatto Sobral, quien realiza el primer plano regulador de la ciudad.

Hacia 1955 se organiza la planificación urbana, se suceden como Directores del


Plan Regulador: el Arq. César Burbano M., el Ing. Jorge Burbano M., el Arq. Jorge
Roura Cevallos, el Arq. Darwin Torres, el Ing. Rigoberto Serrano, quien ocupa la
dignidad hasta el año de 1978.

Obras Públicas Municipales, sigue construyendo y manteniendo los sistemas de


alcantarillado para atender necesidades emergentes de inundaciones, sin contar to-
davía con una planificación y solución integral.

Hasta 1970, no se contaba con un levantamiento topográfico de la ciudad de Cuen-


ca y de su perímetro, se disponía únicamente con levantamientos parciales. El Ing.

— 38 —
Rigoberto Serrano consigue que la Municipalidad contrate con el “IGM” el primer
levantamiento aéreo fotogramétrico de la Ciudad. El plano en escala 1:2000, llena-
ba toda una pared, muy celosamente se le cubría con una cortina verde corrediza,
acudían a obtener información todos los ingenieros de ETAPA y de los diferentes
Departamentos Municipales; era necesario pedir permiso al Rigo, quien personal-
mente jalaba la “piola” para abrir y cerrar la cortina. “Deja Chapar un ratito le ro-
gábamos”. El levantamiento planimétrico catastral de la parroquia Sucre y de otros
sectores, trabajo realizado por el Dr. Humberto Cordero, sigue siendo una referen-
cia muy importante para la planificación.

Entre las emisoras, en 1938 ya funciona la Voz del Tomebamba de propiedad de


Humberto y Octavio Espinosa. Trabajan como locutores: José Heredia, Luis Tapia,
Teodoro Rodas, posteriormente Jaime Arízaga, y Jorge Piedra Ledesma. El primer
local de la radio estaba en el último piso de la Asociación de Empleados.

El comentarista por mucho tiempo fue Arturo Salazar Orrego. En los tiempos de
escasez de discos, Alberto Ortiz Cobos tocaba todo el día la guitarra. El salón audi-
torio de la radio era un local grande con paredes forradas de tela verde y precedida
por la cara de un diablo, cuyos ojos de focos rojos indicaban “En el Aire”. Se pre-
sentaron en vivo artistas famosos como Libertad Lamarque, Eva Garza, el Charro
Gil y muchos otros.- El Guitarrista Victor Hugo Oquendo, a la edad de 7 años
“tocó” en la emisora-.

Desde antes de 1940 surgen genios de la mecánica y la electrónica, como: Guiller-


mo Cordero Jaramillo, los hermanos Lara, los hermanos Árbito, Miguel Orellana,
Aurelio Crespo, Aurelio Roldán, el Shuro Maldonado, los Shindón, los Bravo, los
Rivera, el Mishi de Bronce, y Octavio Espinosa quien concibe, arma y fabrica los
trasmisores para la Voz del Tomebamba, posteriormente para Ondas Azuayas, Ra-
dio Hermig, Radio El Mercurio; su fama cubre todo el país, arregla radios, en su
famoso taller de la calle Luis Cordero entre Lamar y Gran Colombia.

Trabajan en él todos los genios de la mecánica, posteriormente a los nombrados se


incorporan: Cornelio Medina, Juan Galarza, Aníbal Crespo, Jaime Carrasco; en el
taller se arreglan carros, se componen radios, se inventa máquinas, se hacen trabajos
en torno, se cargan baterías, se instalan radios en los carros. Asisten como asiduos
aficionados: los médicos Jaime Arízaga Bravo, Orlando Regalado, y el Ing. Miguel
Merchán. Los mejores clientes son los curas párrocos con sus equipos de proyectar
películas, sus micrófonos, cornetas alta voces, y vitrolas de cuerda y agujas como
clavos, con el famoso y melancólico “Perro de la Víctor”.

En los cines Andrade y Guayaquil con máquinas iluminadas por arco los primeros
operadores (se les llama posteriormente cueteros) son: Guillermo Cordero y Octa-
vio Espinosa.

— 39 —
En esa época y en las décadas posteriores son nombrados como médicos famosos
los Dres. Honorato Loyola, Pancho Sojos, Carlos Berrezueta, David Díaz, Juan
Idrovo, Francisco Cisneros Bárcenas, Carlos Reyes, Emilio López, Victor Barrera,
Honorato Carvallo y luego los Dres. Corral, Cordero, Cazorla, Moreno.

Alrededor de 1948, el Dr. Leoncito Cordero con terno oscuro, corbata y con el
maletín en la parrilla, pedaleaba su bicicleta colorada marca Hermes, visitando a
domicilio a sus enfermos.

No había muchas distracciones, los muchachos ocupaban su tiempo en juegos como


el de: bolas, trompos, cometas, caos, se ingeniaban travesuras en las calles, robar
adoquines, correteaban y espiaban a las primas. Las tapas de cola y las llantas viejas
eran piezas preciadas por los chicos; su revista preferida El Peneca. Gustaba mu-
cho ranclarse de la escuela a granear los capulíes. La correa, el aceite de castor, las
lavativas, la sudorosa borraja, las inyecciones de Emetina, los primeros viernes, el
rosario, las novenas, la Semana Santa, el ser arrastrado a la iglesia, el cura jalándole
de la oreja en el confesionario, los hermanos cristianos con sus chascas, reglas y
cadenas, la curiosidad de ver un trocito de changa, fueron los principales terrores y
anhelos de los jovencitos.

Los hermanos eran crueles y celosos tiranos con las ñañas, trompeaban a los novios.
El llamar cuñado era una ofensa grave lavada a puñetazos en la plaza Nueve o en la
de los Salesianos. Las pobres chicas se las arreglaban para ver a sus novios atrasito
de la puerta o desde los balcones; hasta los perros eran amaestrados para cuidar a
sus amas ladrando cuando el novio osaba coger la mano de la amada.

Eran las épocas de los abolengos, de los apellidos, de los nobles, de los longos, de
los chasos, de los indios, de los liberales que llamaban frailes a los curas y asistían
a misa parados atrás, y de los conservadores que les llamaban padrecito y asistían a
misa arrodillados al frente; sin embargo, en los bandos políticos existía muchísima
mística de trabajo, total desinterés y una honradez acrisolada.

Los buenos trompones eran respetados y conocidos, los “chasotes” paseaban su


físico en camiseta blanca de manga alta, y las “buenotas”, que sabían lo que tenían
robaban las miradas y no sé qué más (eran pocas, no había tantas como ahora. ¿Por
qué será?).

Recuerdo, por allá en 1950, cada año llegaba el esperado, el anhelado “Tiempo de
Monas”. Las familias de la costa venían a pasar el invierno, generalmente hacia
fines del mes de enero, llegaban en transportes “Semería”, en bulliciosos grupos
familiares. Las monarcas caminaban cimbreantes por las veredas y por el parque
Calderón, los muchachos en jorga les seguían sin animarse a acercarse. Las chicas
cuencanas les lanzaban furiosas miradas asesinas. Los chicos con larga vista se es-
condían en las lomas de los hervideros de Baños para divisar a la mona al filo de la

— 40 —
piscina; para tener plata para invitarles se robaban los santos de la abuela para ven-
derlos, ponían en prenda la plancha, le robaban las limosnas a la virgen del puente
del Centenario o a la de las Oblatas. Qué furor causaban las monas con sus vestidos
ligeramente arriba de la rodilla, su piel tostada, su hablar acariciante y su sonriente
mirada coquetona; todos los jóvenes suspiraban y soñaban con ellas, quién no re-
cuerda aquellas hermosas niñas, ¿que será de ellas a estas alturas de la vida?

En los grandes matrimonios, la gente se agolpaba en dos filas para mirar el desfile
nupcial, adelante las damas de amor y de otros menesteres y la de un niño llevando
los aros y metido a la fuerza en el lío, luego la novia del brazo de su padre, seguida
de las parejas invitadas -alguien lo describió como “el desfile de viejas pintadas con
cosas prestadas”-, marchan desde el Club del Azuay a la Catedral Vieja siguiendo la
calle Luis Cordero. El órgano movido por fuelle tocado por el Canónigo Polo atro-
naba con la marcha nupcial. Las curiosas con las lenguas afiladas critican viperinas,
recuerdan ya cuantas veces antes las mujeres llevaban el mismo vestido, los chicos
hacen chistes y miran lánguidamente a las niñas adorables; se oyen grandes risas,
los maridos respiran aliviados cuando termina el recorrido.

El padre de la novia corre con los gastos, se endeudan o venden ganado o un trozo
de terreno. Tremenda borrachera, el novio bebe con sus amigos y a veces tiene que
ser sacado a la fuerza para que vaya a la luna de miel en la quinta de la familia o
prestada por los amigos, los que previamente se encargaban de preparar el escenario
nupcial, con cama de palo y colchón de ceibo, lavacara y jarra de fierro enlozado.

Recuerdo las fotografías de los abuelos regresando de la luna de miel, el abuelo


sentado y la abuela de pie, puesta la mano en el hombro de “su amo”. Comentaban
los antiguos “que la rara pose se debía a que el abuelo no podía pararse y a que la
abuela no podía sentarse”.

Se podría decir que hasta inicios de la segunda mitad del siglo XX, las obras de
agua y alcantarillado a las que muy posteriormente comienzan a llamarles servicios
básicos y obras de infraestructura sanitaria, no gustaban a los políticos quienes pre-
ferían la vistosidad de vías, pavimentación y puentes, y hasta de energía eléctrica,
y especialmente el alumbrado público; sin embargo, las obras enterradas no dan
aparentemente ningún crédito ni rédito político, con lo que las asignaciones presu-
puestarias para ese fin eran escasas. ¡Cómo han cambiado los vientos!

Al parecer, entre 1924 a 1936 muy lentamente progresan los servicios públicos; los
pozos y el acarreo de agua son paulatinamente sustituidos por el sistema de distri-
bución de agua a nivel domiciliar, y hasta 1945 se mantienen los grifos públicos en
numerosos barrios.

En 1936, se construyen sistemas precarios de potabilización, la fuente de abaste-


cimiento sigue siendo el río Tomebamba, el Culebrillas, y el canal de Cullca que a

— 41 —
más de conducir agua para la irrigación de las pequeñas chacras de los pobres y de
las quintas de los ricos, también es utilizado para agua de consumo doméstico.

En noviembre de 1947, es elegido Alcalde Don Enrique Arízaga Toral, persona ya


muy conocida en el servicio público, y como uno de los gestores del desarrollo local
y regional. Don Enrique desempeña brillantemente la alcaldía en dos periodos: 1 de
diciembre de 1947 a 30 de noviembre de 1949, y desde el 1 de diciembre de 1949
al 30 de noviembre de 1951.

Entre 1947 a 1948, se contrata los servicios profesionales de un conocido ingeniero


a nivel internacional: el Alemán Americano Dr. Ing. Richard Muller, graduado en
la Universidad de Columbia, New York, y antiguo consultor de los gobiernos del
Ecuador, Venezuela, y República Dominicana.

En 1947 se forma el Departamento Municipal de Agua Potable y las obras de am-


pliación y mejora son proyectadas por el Dr. Muller, quien presenta el primer traba-
jo de estudios y diseños basados en trabajos topográficos, y con soporte de criterios
técnicos de total actualidad de acuerdo a los conocimientos científicos y tecnológi-
cos en la década de los 40. Los teléfonos automáticos preceden al saneamiento. Una
pequeña parte de la Planta del Cebollar se construye en 1949.

Entre los estudios preliminares que realiza el Dr. Muller, son dignos de resaltar los
estudios demográficos “Movimiento demográfico de la Ciudad de Cuenca”, en los
que partiendo de la población y los datos suministrados por la Dirección de Esta-
dística Municipal, realiza las proyecciones poblacionales para el periodo 1949 a
1972, este último es fijado como el horizonte de diseño. Se considera para la pobla-
ción dos hipótesis: Progresión Geométrica del 1,95% y Progresión Aritmética del
19,5%. Al mismo tiempo realiza un estudio de demanda y consumo de agua potable
(1949-1972). Los resultados de tales estudios se presentan en el siguiente cuadro:

— 42 —
Población Población Caudal
Año Registrada Proyectada medio
Hab. Hab. l/s
1936 45.397
1937 46.028
1938 46.848
1939 47.661
1940 48.637
1941 49.562
1942 50.349
1943 51.469
1944 52.363
1945 54.746
1946 55.139
1947 56.356
1949 58.471 170
1950 59.611 170
1960 72.319 190
1961 73.725
1962 75.164
1963 76.730
1964 78.124
1965 200
1970 87.276 210
1972 90.712 214

La población de diseño para el horizonte previsto en 1972 es de 90.712 habitantes,


y el caudal medio es de 214 l/s, para el caudal de diseño se mayora el medio con
un 5%, de tal forma que se diseñan las obras para un caudal de 224,7 l/s = 19.414
m3/día, para servir a una población de 91.000 habitantes, con lo cual el sistema
abastecería adecuadamente a las necesidades de la ciudad de Cuenca hasta el
año 1972.

La fuente de abastecimiento seleccionada fue el río Culebrillas o Sayausí. Al pare-


cer el sitio de toma que consta en el proyecto es más bajo del que posteriormente se
construye (Paquitranca).

Se seleccionó como fuente un afluente del Tomebamba por no existir población


aguas arriba del sitio seleccionado para la captación, la cuenca hidrográfica cons-
tituía un sitio totalmente despoblado, se lo consideraba además debido a su clima
de páramo y a su topografía abrupta como un lugar inhóspito (por desgracia no se
lo respetó, hoy la población se desarrolla aguas arriba de las captaciones, y hay
intentos de abrir caminos en la única cuenca hidrográfica que nos queda en estado
natural).

El Dr. Muller presenta su proyecto en 60 planos y un anexo

El sitio seleccionado para el emplazamiento de la planta de potabilización es la Co-


lina del Cebollar. La expropiación se realiza a los siguientes propietarios: Samuel

— 43 —
Lazo, Aurelio Fajardo, Manuel Peralta, Tomás Contreras, Jorge Rodas, Dr. Gonzalo
Cobos, María Leticia Maldonado.

Alrededor de 1951 se comienzan a colocar las tuberías de la red de distribución,


todavía el agua no es tratada.

Es muy importante señalar cuál era la magnitud de la ciudad de Cuenca en 1949. En


el plano (2) el Dr. Muller presenta el área a ser servida por la red de distribución de
agua potable. El plano tiene por título: “Trazado del emparrillado de la cañería ur-
bana”. Los límites del proyecto siguiendo su perímetro exterior, son los siguientes:

Al Norte: la calle Rafael María Arízaga a partir de la Huaynacapac (se prolonga


solamente 200 m. en la Calle del Rollo), sigue por la Tarqui descendiendo a la Pío
Bravo hasta la Talbot, continúa por esta hasta la Vega Muñoz y de ahí hasta la calle
Vallejo en la que se emplaza la tubería principal que viene de los “Aljibes”.

Vale mencionar que entre 1945 hasta 1950 hay una seria polémica; muchos critican
el sistema de abastecimiento y dicen que el agua es un regalo de Dios y de la Natu-
raleza y que no se debe cobrar por el agüita, otros defienden vehementemente que
“Cuenca necesita cantidad de agua y no calidad”.

Es importante lo mencionado en El Mercurio.

Cuenca 14 de Octubre de 1949

Cuenca, ciudad luminosa y acogedora.

“El consejo ha puesto en vigencia un Plan Regulador de la ciudad técnicamente


elaborado, prevé las necesidades del futuro, coordina las del presente y no destruye
con violencia las que demandó el ayer. Respeta lo bueno que se ha hecho y lo que
la tradición y la historia han consagrado”. (Para realizar El Plano Regulador en la
década de los 50 fue contratado con el Arq. Gilberto Gatto Sobral, quien posterior-
mente proyecta el actual palacio municipal, al parecer se cometió un grave error
derrocando las construcciones coloniales frente a toda la cuadra de la calle Sucre.
¿Han cambiado los valores?

“En este año se han efectuado las obras relativas a la decantación, purificación
mediante el uso de clorina y aireación del agua, así como se ha adquirido y está
llegando ya una gran cantidad de tubos y accesorios cuyo valor asciende a Tres
Millones de Sucres. Todo esto demanda un gran esfuerzo económico por parte de
la municipalidad, que no escatima sacrificio para llevar a cabo algo que es vital
para Cuenca. Los técnicos nacionales y extranjeros que han inspeccionado los
trabajos, han emitido el informe más favorable debido a la eficiencia con la que
se realiza”.

— 44 —
“El servicio de alumbrado público se lo ha mejorado notablemente con la adqui-
sición de motores diesel que funcionan además de la planta de Yanuncay movida
por fuerza hidráulica. Se ha hecho un estudio de la red actual, corrigiendo sus defi-
ciencias para el mejor aprovechamiento de la energía eléctrica aumentando cables,
transformadores, etc.”.

“El 15 de Julio último (1949) con el beneplácito general se inauguró en la ciu-


dad el servicio de teléfonos automáticos, el primero de esta clase en el país, cuya
instalación fue contratada con la casa Ericson de Suecia con un valor que excede
los dos millones de sucres”. (En ese año fue presidente del concejo municipal el Dr.
Joaquín Moscoso).

“Se continúa con actividad la pavimentación de calles, empleándose principalmente


adoquines de piedra y ensayándose en otras con muy buenos resultados, un nuevo
sistema de “mac-adam hidráulico” a base de sucesivas capas de grava de diferente
tamaño.”

En noviembre de 1953, rompiendo la tradición conservadora, es elegido Alcalde el


Coronel Ingeniero Miguel Ángel Estrella Arévalo, quien ejerce la dignidad desde el
1 de diciembre de 1953 hasta el 30 de noviembre de 1955.

De la documentación técnica se puede establecer que entre 1953 y 1954 la Munici-


palidad de Cuenca firma un convenio con el “Servicio Cooperativo Interamericano
de Salud Pública” (SCISP), para el financiamiento, asistencia técnica y construc-
ción del Sistema de abastecimiento para servicio a la ciudad de Cuenca y algunas
de las parroquias del cantón, disponiéndose de una contraparte local. El proyecto es
denominado 2-A-C.

El Director del SCISP hasta 1958 es el Ing. James D. Callvell. La obra principal
del Sistema de Abastecimiento de Cuenca se ejecuta durante la alcaldía del Dr. Luis
Cordero Crespo.

El Jefe de Construcciones con sede en Quito es el Ing. Rafael Dueñas y el Adminis-


trador del proyecto 2-A-C con residencia en Cuenca es el Ing. Raúl Saa Chacón.

Trabaja en el proyecto asignado por la Municipalidad el Sr. Manuel Peña Vélez.

El SCISP parte de los diseños originales del Dr. Muller y aprovecha algunas de las
obras construidas entre 1949 y 1954, realiza algunas reformas y actualizaciones
en los proyectos originales. El año de 1954 es el de inicio de la construcción del
sistema de agua, el mismo que fue terminado en 1959, y que bajo la operación y
mantenimiento del Departamento Municipal EMLAT, sin mayores modificaciones
sirvió a la ciudad de Cuenca hasta el año de 1970.

— 45 —
De la documentación técnica disponible se cita algunos párrafos de los oficios sus-
critos por el Ing. Raúl Saá y luego por el Ing. Ernesto Prado, dirigiéndose a sus jefes
en Quito:

“Le estoy enviando el último informe en los formularios correspondientes, sobre


los trabajos efectuados en el proyecto a mi cargo durante la semana del 22 al 28
de abril de 1957. Por una coincidencia, este informe completa exactamente los tres
años de informes, ya que el primero fue de la primera semana de mayo de 1954.
Desde la semana próxima de acuerdo a su telegrama, haré el informe en forma
espistolar.”

“Hay algunas cosas que no podrán ser hechas sino después del arribo a esta ciudad
de las piezas de tubería, las mismas que espero estarán ya en Guayaquil, pues Ud.
me anunció el embarque de Alemania ya hace algún tiempo”.

“Se está impermeabilizando con tejuelo de barro y battleship la cubierta de la casa


de coagulantes. En el segundo piso de la misma hemos almacenado ya 400 qq de
sulfato de aluminio que nos está llegando ya desde Guayaquil” (mayo 3 de 1957).

“Ha sido una verdadera contrariedad el nuevo anuncio de Ferrostal respecto del
atraso de la entrega de las piezas. Yo hasta me había permitido indicar aunque
extraoficialmente el funcionamiento de la planta al Sr. Alcalde (Dr. Luis Cordero).
Entiendo que el servicio debería tomar alguna medida económica contra la firma
contratista para no permitir que se burlen en semejante forma, pues ya son quince
meses de atraso en la entrega de estos materiales”.

“Hemos iniciado las excavaciones para descubrir la tubería grande que hoy sirve
a la ciudad, para tener lista esta zanja para extraer los tubos cuando se haga la
conexión del nuevo servicio”. (Mayo 10 de 1957).

“Quedó instalada definitivamente una de las válvulas flotadoras de 300 mm. de las
dos que deben ir en el tanque rompe presión. No se instala la otra porque es necesa-
rio primero sacar una válvula de compuerta del mismo diámetro que está sirviendo
provisionalmente en la tubería que baja a la ciudad”. (Mayo 17 de 1957. [El
tanque rompe presión se encuentra en el borde del camino de acceso a la Planta. En
1969, ocurrió un grave deslizamiento en el sector afectando a la Av. de las Américas
y a la única tubería de alimentación al sistema de distribución. El mencionado tanque
salió de operación desde esa fecha, luego la edificación en pleno barrio Rojo sirvió
como retén policial].

“Ojalá se pudiera saber si embarcaron o no las piezas de Alemania a fines de abril


como anunciaron la última vez”.

“Estoy sacando el personal poco a poco. En esta semana fueron separados tres tra-
bajadores y el lunes próximo saldrán tres más”. (Mayo 23 de 1957).

— 46 —
“Durante la construcción de la casa de coagulantes, pese a cuidados y a medidas
que se han tomado, se han producido algunos desperfectos en el clorinador manual
que sirve el momento presente a la ciudad de Cuenca. También algunas piezas se
han deteriorado con el uso, y como nosotros deberíamos dejar dicho clorinador en
perfectas condiciones de funcionamiento como reserva del automático que instala-
remos nuevo; le agradecería que venga al término de la distancia la lista de acceso-
rios que le estoy dando en pliego aparte, con todos los datos de catálogo”.

“Por el momento la ciudad de Cuenca está siendo servida con agua tal como viene
del río ya que no hay forma de hacer funcionar el clorinador especialmente por falta
del difusor que se ha destruido completamente. Si esta y algunas de las piezas exis-
tieran en la bodega de Quito, por favor me manden”. (Mayo 30 de 1957).

“El lunes y martes aprovecho la camioneta que pasa desocupada, para hacer reco-
rrido por las parroquias, no pude dedicarme a instalar y probar el guinche, recién
ayer a las seis y media de la tarde terminé, por lo que prefiero hoy darle los resulta-
dos que por Panagra le llegarán más rápido que telegráficamente”.

“En los filtros las tuberías todas están casi terminadas de dar una limpieza com-
pleta. Estamos trabajando ya los pedestales de Guayacán para los indicadores de
pérdida de carga”.

“En esta semana dejaré los dosificadores de coagulantes trabajando”.

“Hablé ya con el Sr. Alcalde, quien está totalmente de acuerdo con la construcción
del tanque de reserva circular. Espera solamente la carta del Sr. Calwell al respecto.
Mañana sin falta va un esbozo de la casa para el guardián”. (Junio 27 de 1957).

“En la presente estoy haciendo un resumen pequeño de los trabajos efectuados en


la planta (Cebollar):”

“Los marmolistas están comenzando a poner las gradas del edificio de filtros, las
tuberías están terminadas de limpiar y listas para pintarse. No sé si pueden darme
algunas noticias sobre los accesorios que deben llegar de Alemania”.

“Estoy haciendo transplantar con buena cantidad del personal, el césped al sitio
donde irá el tercer tanque de reserva circular”.

“He recibido esta mañana la comunicación del SR. Caldwell, con la orden de tras-
ladarme a Cariamanga. Como tengo que llevar desde Cuenca vajilla y Chanpagne,
voy a usar la camioneta 21 de saneamiento, hoy es jueves y la única forma de lle-
gar a Cariamanga oportunamente es usando propio transporte”. (18 de julio de
1957).

“Están instalados y listos para funcionar los dosificadores de coagulante”.

— 47 —
“En los filtros se están instalando los medidores de pérdida de carga, inclusive los
repetidores de gasto del segundo piso”.

“Estamos preparando las mesitas para el laboratorio”. (15 de agosto 1957).

“Se despacharon para el Municipio de Quito los 750 sacos de sulfato de aluminio
prestados. Vino el Ing. Carrión de Quito a hacer todas las diligencias. Se obtuvo el
visto bueno del Alcalde”. (28 de agosto de 1957).

“Se terminó la instalación de los aparatos vénturi indicadores de gasto y los repeti-
dores eléctricos del segundo piso”.

“Toda la parte delantera de la planta tiene el césped en buenas condiciones con el


trasplante que se hizo y con el uso de la máquina cortadora que está trabajando
bien. También están comenzando a prenderse los geranios y algunos claveles, como
también los manzanillones”.

“Estoy esperando el pedido de accesorios faltantes, ojalá se sirva indicar que el


despacho lo hagan por medio de cualquiera de los camioneros conocidos, pues últi-
mamente lo están haciendo por ferrocarril; y los accesorios para el clorinador que
eran tan urgentes, han demorado más de 12 días de Guayaquil a Cuenca”. (13 de
septiembre de 1957).

“Llegaron ya los repuestos del clorinador y se puso en marcha en seguida. Al armar


el clorinador y al tratar de cambiar de un cabezote a otro el tubito de vidrio indi-
cador de la dosificación, este tubito que había hecho un solo cuerpo con el metal,
por acción del cloro se rompió. Para no dejar a la ciudad sin este servicio por otro
tiempo más, en el laboratorio de la universidad y con la ayuda del Dr. Ottnitchenko
hicimos un tubito que está trabajando muy bien”. (23 de septiembre de 1957).

“De acuerdo con su comunicación recibida esta mañana con el que me envía el con-
venio a ser firmado por los personeros municipales, me trasladé de inmediato a la
alcaldía y el Dr. Cordero firmó en seguida y ordenó en secretaría que se haga firmar
con el Procurador Síndico”.

“El Dr. Cordero, Alcalde de la ciudad me indicó que la cuota de los 250 mil sucres
correspondientes a la iniciación le iban a hacer efectiva en noviembre”.

“En sedimentadores y floculadores se han efectuado los destajes para la colocación


de las compuertas de madera que servirán para la operación de los mismos”. (7 de
octubre de 1957).

“En la casa de bombas hemos tenido los mayores problemas, ya que el switche de
arranque, protector y automático de la bomba grande resultó ser bastante complica-
do y sobre el cual casi ninguna instrucción ha llegado, lo cual es mucho de lamentar.
Espero que tras largos días de hacer salir humo de la cabeza y con la colaboración
de dos técnicos electricistas con sus respectivos aparatos, podremos ponerlo en fun-

— 48 —
cionamiento pasado mañana. Esto es lo que nos ha impedido bombear el agua al
tanque elevado para lavar los demás filtros y seguir operando la planta en forma
de prueba”.

“Para la interconexión de la planta con la colaboración del Sr. Manuel Peña ex-
perto en el asunto se han preparado dos piezas especiales en tubería de hierro fun-
dido, para interconexión de la planta con la tubería de la ciudad, quedando en esta
forma lista la interconexión para las necesidades futuras del proyecto de Cullca y la
conexión especial para Yanuncay que no puede ser servida desde el tanque rompe
presión”. (9 de diciembre de 1957).

“En el edificio de filtros queda hoy terminado de colocar todo el piso con baldosa
asfáltica. Con el Sr. Manuel Peña estamos graduando todos los aparatos de control
y los repetidores eléctricos que han sido despachados sin ningún chequeo y requie-
ren de muchos arreglos que resultan difíciles por las pobres instrucciones enviadas
sobre los mismos. Así mismo después del primer lavado de los filtros, la arena ha
bajado de nivel en 1 a 2 cm. que hay que volverlo a poner. Se han instalado los con-
troles de agua de lavado (aparato venturi y aparato de indicación óptima)”. (17 de
diciembre de 1957).

La planta de tratamiento está funcionando normalmente, no habiéndose producido


ninguna novedad.

“Por insinuación del señor Alcalde de esta ciudad se han realizado visitas del pue-
blo de Cuenca a la planta de tratamiento, durante los días sábado y domingo de la
semana anterior, habiéndose tenido favorable acogida estas visitas, especialmente
el domingo; la concurrencia fue numerosa y lo estimo en unas dos mil personas,
siendo sus comentarios muy satisfactorios, tanto de la obra como de la potabiliza-
ción del agua”. (enero 20 de 1958).

“En el proyecto Ecua-9-C, se han realizado visitas a las parroquias de Paccha,


Ludo, Llacao, Ricaurte. En algunas de estas poblaciones se ha procurado corregir
ciertos defectos ocasionados en las instalaciones del agua potable, así como seguir
colocando las letrinas sanitarias”. (Enero 28 de 1958).

(En marzo de 1958, es nombrado administrador del proyecto el Ing. Ernesto Prado Orre-
go).

“Se está embodegando el sulfato de aluminio traído por el I. Municipio, en su to-


talidad alcanzará a 50 toneladas cuya duración será aproximadamente de un mes;
sobre este particular he conversado con el Sr. Alcalde, manifestándome que ya han
hecho un pedido a Alemania por 120 toneladas y que tranquilamente harán luego
un pedido mayor.”

“Sobre la deuda que el Municipio debe abonar al Servicio, manifestó que harán lo
posible en cubrirla, aunque sea en pequeñas cuotas.” (Marzo 24 de 1958).

— 49 —
“En el tanque sedimentador 3 se está levantando la pared con sus respectivos orifi-
cios para conseguir que el funcionamiento del sedimentador sea normal”.

“El Sr. Alcalde me ha informado que seguramente en el mes de abril enviarán una
cantidad de dinero por concepto de la cuota que corresponde a la reforma # 6, can-
tidad esa que será aproximadamente de $ 100.000,oo”. (Marzo 31 de 1958).

“El funcionamiento del tanque sedimentador 2 con la pared levantada es normal;


con lo que los tres tanques sedimentadores tienen ya esta reforma y se ha conse-
guido que la velocidad lateral que se producía antes de hacer este trabajo sea casi
nula”. (Abril 28 de 1958).

“En la noche del martes 3 desde las 7 am, hasta las 7 am del día 4, se desentubó y se
colocó la tubería de 18” con sus respectivos reductores, además se instaló el medi-
dor venturi en la planta de cloración. El trabajo en sí fue molestoso por lo incómodo,
pero se pudo subsanar esta dificultad y actualmente el funcionamiento sigue siendo
normal.”(Junio 9 de 1958).

“En la galería de los filtros donde se encuentra el medidor venturi para el agua de
lavado el piso se ha cubierto con marmolina, su superficie es de 17 m2.” (Julio 14
de 1958).

He desempacado y colocado el equipo de laboratorio para control del agua. (Julio


21 de 1958).

“El laboratorio ya está instalado; algunos aparatos están en funcionamiento, el


aparato para floculación,el aparato para medir turbiedad, han demostrado su bon-
dad. Una vez que el químico nombrado por el Municipio presente su garantía, se le
llamará para que principie a hacer las pruebas necesarias y llevar los recores del
agua antes y después del tratamiento.” (Julio 28 de 1958).

“Creo que la obra (planta del Cebollar) estará completamente terminada y lista
para la entrega aproximadamente en un mes al contar de esta fecha”. (Agosto de
1958).

“El día de hoy realizó una visita a la planta el Sr. Alcalde en unión de varios perso-
neros de la Municipalidad. Como el trabajo en sí está terminado, el Sr. Alcalde fue
muy satisfecho y entusiasta; aprovechando esta oportunidad, recalqué al Sr. Alcalde
sobre la deuda que tiene el Municipio con el servicio, es decir el pago de cuotas
atrasadas, habiendo indicado que está muy preocupado el no poder dar el dinero en
la fecha de su compromiso, pero que enviará cierta cantidad de dinero en este mes;
me comunicó que si en los primeros ocho días no tiene los fondos, viajará a Quito a
gestionar la cantidad necesaria y así cumplir en la forma más rápida con el compro-
miso”. (Agosto 4 de 1958).

“Se indicó que se instaló el equipo clorador automático, faltando solamente hacer
las instalaciones con el convertidor diferencial; desde el martes 5 del presente a la

— 50 —
fecha el aparato está en completo funcionamiento, tanto el convertidor diferencial
como el clorador trabajan normalmente, o sea que automáticamente se realiza la
desinfección con cloro de acuerdo a los volúmenes de agua tratada; todo esto se ha
constatado sin notar ninguna diferencia.” (Agosto 11 de 1958).

“Hoy día estuve en la alcaldía y conversé personalmente con el Sr. Alcalde; apro-
veché la información que le daba para el químico bacteriológico y volví a recalcar
sobre la deuda que se tiene con el servicio. El Sr. Alcalde me indicó que ya tienen el
dinero y lo enviarían lo más pronto posible. La cantidad de $300.000,oo, descom-
puestos en la forma: $200.000,oo a la reforma #5 y 100.000,00 para la reforma #6.”
(18 de agosto de 1958).

(El 25 de agosto de 1958, el Sr. Harold Conger es el director de SCISP).

“En esta semana se han entregado los productos químicos y el equipo de laboratorio
al Dr. Virgilio Loyola, quien ya se ha hecho cargo y ha comenzado a preparar ciertos
productos químicos indispensables para los análisis del agua; seguramente después
de algunos días ya se podrán realizar los chequeos del agua mediante el laboratorio
y así obtener un récord y poder comprobar la eficiencia del tratamiento del agua por
medio de la planta.” (25 de agosto de 1958).

“Le he indicado al Dr. Loyola, que se deben hacer los análisis de la planta en las
siguientes partes: el agua que entra a la planta, o sea una muestra en los tanques de
presión para los aireadores “Agua Cruda”, una muestra después de la sedimenta-
ción y por último después que ha sufrido la filtración.”

“Mi afán es que el día de la entrega el laboratorio ya esté en pleno fun­cio­


namiento.”

“He viajado a Girón y he comenzado a tomar los datos de campo para el proyecto
del nuevo sistema de agua potable en lo que se refiere a la conducción del agua y a
la pequeña planta que se debe proyectar; el trabajo está muy avanzado y creo que
después de unos tres días se tendrán todos los datos.” (1 de septiembre de 1958).

“He hablado personalmente con el Sr. Alcalde de esta ciudad: las cuotas que debe
el Municipio al Servicio, me informó que ya habían solucionado el problema del
presupuesto y que esta semana sin falta estarán enviando a la oficina de Quito la
cantidad de trescientos mil sucres, siendo doscientos mil para la quinta reforma y
cien mil para la sexta”.

“El día sábado trece del presente realizaron una visita a la planta todos los miem-
bros del Club Rotary, observaron todas las instalaciones y el funcionamiento, ha-
biendo sido sus comentarios muy favorables y estaban felices de tener en la ciudad
de Cuenca un servicio fundamental y de primer orden, como es el agua potable”.
(15 de septiembre de 1958).

— 51 —
“La idea del Sr. Alcalde es inaugurar el nuevo sistema de agua potable el 3 de no-
viembre y la recepción de las obras hacerlo después; como dice el Sr. Alcalde más
tranquilamente.” (6 de octubre de 1958).

“El funcionamiento de la planta es normal, todo lo referente a válvulas, bombas está


en perfectas condiciones: el control de laboratorio nos ha indicado la eficiencia de
la planta”. (Noviembre 10 de 1958).

“Conforme se ha planificado, el día martes 25 del presente arribó a esta ciudad el


Dr. Javier Bustos, jefe de laboratorio de la planta de tratamiento de Quito, habiendo
comenzado inmediatamente a realizar los chequeos del tratamiento que se lo realiza
para mejorar la calidad del agua y dar agua potable a la ciudad”.

“El día jueves 27 del mes anterior llegaron los señores ingeniero Raúl Saá por par-
te del Servicio Cooperativo y Oswaldo Bahamonde como perito del Municipio de
Cuenca (diciembre 1 de 1958). Solo faltaría en la planta del Cebollar el pintado de
las paredes de los filtros; no se ha podido comenzar por no tener la pintura especial
y que debe enviarse de Quito.”

“Bocatoma (Paquitranca) se ha comenzado a acumular el material necesario para


los cimientos de la casa del guardián. Ladrillos, cal, arena y cemento serán trans-
portados en mulares desde el sitio de Buenos Aires a la bocatoma. Espero que pasen
las fiestas de carnaval para acumular todo el material.”

“El día viernes 6 del presente mes, he trabajado en los sifones para sacar las mues-
tras de tubo que Ud. pedía; el trabajo en sí fue de paciencia y no se presentó nin-
guna dificultad. El día 7 le envié las muestras de los sifones 1 y 2 por transportes
Santa.”

“He realizado las visitas a los pueblos de Baños, Sinincay, Ricaurte, junto con el Sr.
Justo Andrade del SCIE, con el objeto de constatar los problemas sanitarios en las
escuelas”. (Febrero 9 de 1959).

“Mediante comunicación telefónica le informaba que el Sr. Alcalde me manifiesta


que no podía prestarme un vehículo, ya sea volqueta o similar, por estar todos
ocupados. Me indicaba además que necesitaban una volqueta y creía conveniente
ver si el Servicio le proporcionaba, pidiendo una nueva, ellos darían el dinero. Le
trasmito la idea del Sr. Alcalde para que a vuelta de correo me mande los precios de
los diferentes tipos de volquetas y al mismo tiempo considere si es posible importar.
El dinero lo daría el Municipio aparte de la deuda que tiene con el servicio”.

“Como le indicaba, me parece que el proyecto debe tener un camión propio para sus
trabajos.” (Febrero 3 de 1959).

“Bocatoma los trabajos en este sector son: casa para guardián, tanque desarenador,
muro de contención y un pequeño dique.” (Febrero 16 de 1959).

— 52 —
“Tanques de Sayausí (presedimentadores) se ha comenzado los trabajos en esos
tanques; para facilidad se ha hecho el trabajo provisional de la toma baja”. (Marzo
16 de 1959).

“Sinincay. Problema: Sistema de agua potable. Solución: dar agua potable.


Fuente de abastecimiento: pequeña vertiente de 0,10 l/s; Conducción: pequeña red
de ¾” para aprovisionar a 4 grifos públicos y la escuela. Almacenamiento: tanque
de mampostería de ladrillo con tapa mixta o sea de vigas de madera y ladrillo, sien-
do la capacidad de 10,5 m3.”

“Presupuesto: $27.000,oo”.

“He vuelto hacer una visita al pueblo de Sinincay, con el objeto de conversar con los
principales moradores, y poner de manifiesto el afán del SCISP para ver si es posible
la solución del problema de agua potable. Tanto el Sr. Teniente Político como el Sr.
Cura Párroco y habitantes de la localidad, ofrecieron la cooperación en apertura
de zanjas y el movimiento de tierra para los tanques, además se comprometen a dar
2000 ladrillos.”

“El Sr. Alcalde, de los fondos parroquiales ofrece dar $ 3.000,00 por tener esta
parroquia muy pocos fondos.”

“Indicó además el Sr. Alcalde, que hubiera sido dar por parte del Municipio mayor
cantidad de dinero, pero la penuria económica que atraviesa an la actualidad la
Municipalidad, coopere con esas pequeñas cantidades”. (Marzo 23 de 1959).

“Se han comenzado los trabajos propiamente dichos en la bocatoma (Paquitranca),


se ha hecho una parte de limpieza del lecho del río y se ha acumulado material.
Para despedazar las rocas más grandes se ha utilizado dinamita, el número de tiros
es de 20”.

“Tanques de Sayausí (presedimentadores), se continúa con los trabajos”. (Junio 22


de 1959).

“Bocatoma. Se transporta material granular muy suave para el muro seco, para
desviar el agua y poder construir los cimientos del dique.”

“El día miércoles 29 del mes pasado se retiró de la Empresa de Ferrocarriles del
Estado, 10 tambores de pintura con un peso de 552 lbs, los cuales se encuentran ya
en bodega. Esta pintura servirá para cubrir la superficie de los filtros” (Cebollar).
(Agosto 3 de 1959).

“Bocatoma. Se acumula chamba para desviar el río, se coloca hierro de ½” en la


ventana de los vertederos laterales, para evitar la entrada de basuras al canal. No
se ha podido seguir con la cimentación del dique porque los días 3, 4, y 5 ha llovido
fuertemente y el río creció de manera exagerada, razón por la cual las pequeñas
defensas para desviar el agua fueron desbaratadas”. (Agosto 11 de 1959).

— 53 —
“Se han pintado 95 m2 de las paredes de los filtros”. (Agosto 31 de 1959).

“Bocatoma. Se ha construido totalmente el muro de defensa de acuerdo al plano


elaborado. Tiene una longitud de 28 m. y una altura promedio de 1,30 m. su sección
es la de un trapecio de 1 m. en la base y o,60 m. en la corona.”

“En los tanques de Sayausí se ha blanqueado el cerramiento”.

“Se ha terminado la pintura de las paredes de las seis unidades de filtros”. (Sep-
tiembre 28 de 1959).

“En Nazón se ha terminado el entubado de la aducción; en la próxima semana va a


comenzar instalar la pequeña red de distribución”. (Noviembre 23 de 1959).

“El día viernes 27 del presente realicé la inspección de las parroquias Sevilla del
Oro y El Pan, con el objeto de tomar los datos necesarios para el proyecto de pe-
queños sistemas de agua potable”. (Noviembre 30 de 1959).

“Refiriéndome al telegrama de fecha 9 del presente, del Sr. Ing. Dueñas, sobre la
recomendación de hacer una inspección a Quingeo, indicaré que en el momento
actual se está en pleno invierno en esta provincia y el camino que conduce a dicha
población sirve solo para verano; una vez que se mejore el tiempo, visitaré la indi-
cada población y enviaré los datos necesarios”. (Diciembre 14 de 1959).

“Para completar los trabajos del sistema de agua potable de Cuenca, llegaron parte
de los materiales pedidos al exterior, los que se encuentran en nuestra bodega.”

“Como la casa alemana no enviará piezas de 225 mm con bridas, se las va a fabri-
car, para lo cual he conseguido el apoyo del Municipio”.

“He visitado los dos proyectos terminados de “Ecua 9 C”, o sea el sistema de agua
potable de Nazón y el tanque séptico de Baños; sus funcionamientos son norma-
les.”

“Con fecha 15 del presente, remití una carta, acompañando la propuesta del Sr.
Crespo, para la fabricación de tubos de concreto que servirán para la canalización
del Sigsig”. (Enero 18 de 1960).

“Este último domingo, o sea el 21, llegó el resto del material que se necesitaba para
el proyecto “2AC” (Cuenca), la compuerta y válvulas de 225 mm. La compuerta
pesa 35 qq más los implementos o sea un total de 40 qq”.

El transporte a la bocatoma de este implemento será molestoso por el peso excesivo


y el mal camino. Procuraré que esta semana esté en el sitio.

“Hoy llegó el Ing. Pallares; mañana le acompañaré a la inspección del proyecto de


agua potable de la ciudad de Cañar”. (Febrero 22 de 1960).

— 54 —
“El trabajo de la bocatoma se puede decir que prácticamente está acabado, faltan
pequeños detalles como: desencofrado, enlucidos.”

“Se debe pedir autorización al Ministerio de Previsión Social para que nos presten
la bomba que tiene el Cuerpo de Bomberos de esta ciudad, necesaria para los tra-
bajos de limpieza de los sifones”.

“Principiaron a llegar una parte de los tubos que se emplearán para llevar el agua
potable a los cuarteles”. (Abril 4 de 1960).

“En mi carta del 8 del presente manifestaba que faltan ciertos accesorios para el
proyecto de agua potable al Machángara, a lo indicado habría que añadir lo si-
guiente:

Tubería de hierro fundido “clase B” para resguardar a la tubería de asbesto cemen-


to en los pasos de los puentes. El puente de Milchichig se pasa con tubería de asbes-
to cemento de 100 mm y el puente del Machángara con tubería de asbesto cemento
de 50 mm.” (Abril 11 de 1960).

“El día martes del mes anterior, el Dr. Alcalde visitó la bocatoma y los tanques de
sedimentación y la bocatoma baja. Lo indicado se encuentra funcionando de acuer-
do a las reformas planificadas, siendo su trabajo normal”.

“El Sr. Alcalde se llevó muy buenas impresiones de los trabajos realizados y al mis-
mo tiempo manifestó que está buscando la manera y de acuerdo al presupuesto en
ver de poder cubrir siquiera una parte de lo que adeuda el Municipio al Servicio en
razón al convenio firmado”. (Mayo 2 de 1960).

“El Sr. Alcalde, con oficio No 1541, me comunica que mediante el giro telegráfico No
545 a favor del Servicio y en Contra del Banco Central de Quito, el envío de Tres
mil sucres para el proyecto Sinincay, de acuerdo al convenio firmado en agosto 21
de 1959. Con esta cantidad, el Municipio tiene dado para este proyecto $ 3.700,oo,
quedando un saldo de $ 2.300,oo, ya que la cooperación de la Municipalidad es de
$ 6.000,oo”. (Mayo 9 de 1960).

“Recibí la comunicación de mayo 19 del Sr. Ing. Rafael Dueñas, en la que me infor-
ma la suspensión de actividades del Proy. 2-AC, hasta cuando el Municipio cumpla
con sus compromisos”. (Mayo 23 de 1960).

“El día miércoles 8 del presente, realicé la inspección a la Parroquia Octavio Cor-
dero Palacios, con el objeto de constatar el problema del Agua Potable. Con fecha
10 de junio le envié el informe adjuntando croquis y presupuesto”. (Junio 13 de
1960).

Con fecha 12 del presente, se entregó al Sr. Lara, Agente Cajero-Bodeguero, del
proyecto del Sigsig las seis carretillas del proyecto 2-AC, en atención al telegrama
de fecha 11 del presente del Ing. Dueñas. (Julio 18 de 1960).

— 55 —
Se nota del contenido de los oficios la mística con que trabajan los técnicos, los que
desarrollan múltiples funciones, con muy escasos recursos técnicos. En forma muy
sencilla el Jefe del proyecto Ing. Saá se dirige al Ing. James Calwell, Director del
SCIP, con la siguiente petición -ahora nos parece insólita-:

“Creo que es necesario para el control de la planta de tratamiento y para las visitas
que se tienen que realizar a los pueblos en donde se ha hecho trabajos de sanea-
miento ambiental, un vehículo, especialmente de doble transmisión, pues en la ac-
tualidad no he podido efectuar visitas pedidas para algunas parroquias y también la
incomodidad del traslado diario en volqueta a la planta y las distintas necesidades
que hay que cumplirlas en la ciudad. Espero ser atendido favorablemente en esta
petición”. (31 de marzo de 1958).

Se puede observar que la implementación del sistema de agua potable para servicio
a la ciudad de Cuenca es historia reciente: 1960, y que los materiales para la toma
en el río Culebrillas (Paquitranca), las tuberías para los sifones de San José y del
Tejar, fueron transportados en mulas o arrastrados por Yuntas “a campo traviesa”.
El canal que conducía el agua hasta los tanques de Sayausí y desde estos hasta el
Cebollar fueron excavados a mano y construidos con paredes de ladrillo con fondo
y tapa de lozas de piedra andesita desbastadas a mano, y traídas desde Cojitambo,
Rumiurco y Chuquipata.

Los picapedreros, los arrieros, los de los hornos de ladrillo y de cal tenían gran acti-
vidad (años 1957 a 1960), los que se mantenían como oficios y trabajos importantes
anteriormente a 1920.

En 1958, se comienza a operar en forma más o menos continua la planta del Cebo-
llar y se da inicio a la desinfección empleando cloro gas importado, se opera el sis-
tema de coagulación con la utilización de sulfato de aluminio también importado, y
con la aplicación de cal apagada procesada con las calizas de Baños y de Guapán.

Los dosificadores instalados para el coagulante y alcalinizante eran del tipo Vía
Seca. Se tenía una notable dificultad en conseguir los productos químicos, espe-
cialmente el cloro, frecuentemente se prestaban el producto entre Cuenca, Quito y
Guayaquil.

El equipo de laboratorio de procedencia Norteamericana llega a Cuenca el 28 de


julio de 1958. La M.I. Municipalidad nombra como Químico Laboratorista al Dr.
Virgilio Loyola García, médico de profesión y uno de los primeros “Laboratoristas
Clínicos”; comienza su actividad en el control de la calidad físico-químico-bacte-
riológica del agua, el 25 de agosto de 1958.

Es notable la realización de análisis diarios tanto en el agua tratada como en la cruda


y en las diversas operaciones y procesos para medir su eficiencia.

— 56 —
El laboratorio estaba muy bien implementado para esa época, se contaba con un
turbidímetro de trasmitancia (Helllige), Espectro Fotómetro (Bauch and Lomb),
equipo de Jarr Test (Blue Bird), Estufa de Cultivo (precition Cientific), balanza
analítica, material de vidrio y una bodega de reactivos. El Dr. Loyola, pequeñito de
cuerpo, experto bacteriólogo mostraba con orgullo sus cultivos en gelatina en cajas
de Petri, y su lavador automático de pipetas.

Los resultados de los análisis, con una hermosa caligrafía eran “pasados a limpio”
por Manuel Peña en cuadros impresos en cartulina.

El saneamiento ambiental y los sistemas de “agua entubada”, se inician en 1957,


contando con la ayuda norteamericana. Para esos años la pobreza de la municipali-
dad era extrema para cubrir con la contraparte local. El SCISP tiene que suspender
las obras para forzar el pago, poniendo en serios conflictos al Dr. Luis Cordero
Crespo, Alcalde en esa época.

De los técnicos y personal que planificaron, construyeron y operaron el sistema de


abastecimiento, fallecieron: Ing. Ernesto Prado, Sr. Manuel Peña Vélez, Dr. Virgilio
Loyola, Dr. Javier Bustos Noboa.

El Dr. Bustos fue uno de los pioneros en las prácticas analíticas para control y vigi-
lancia de la calidad del agua, trabajó como personal de Hidroservice (1983-1985) en
los estudios de Factibilidad de Agua y Alcantarillado para Cuenca. Laboró muchos
años como jefe de laboratorio de la Planta del Placer (Sistema del Atacaso, Quito).
Fue Decano de la Facultad de Química de la Universidad Central del Ecuador. En
lo personal tenía un excelente humor y un gran valor humano, falleció prematura-
mente hace pocos años.

El Ing. Raúl Saá Chacón trabajó en el SCISP, fue el principal constructor e impul-
sor de las obras del sistema de agua de Cuenca, y de varias parroquias del cantón,
la provincia y la zona sur del Ecuador. Fue fundador y director del IEOS (Instituto
Ecuatoriano de Obras Sanitarias), posteriormente trabajó en Bolivia como consultor
del BID, actualmente ya retirado reside en la ciudad de Quito.

Visité la Planta del Cebollar en 1962, acompañando a los parientes que venían des-
de Quito para conocer la novedad del agua potable con sus “Aereadores de Boqui-
lla Sacramento” que lanzaban y hacían danzar al agua en forma de Paraguas.
La planta fue un lugar turístico de obligada visita por nacionales y extranjeros
para presenciar el valet del agua fría traída desde las montañas.

Recuerdo que como estudiante de Ingeniería, ya estaba interesado por el agua, en


una de las visitas a la planta conversé con el guardián, Sr. Agucho Cabrera, comenté
con él de una larga sequía que dejaba el río prácticamente seco. Me contestó “No
llueve por castigo de Dios, estamos rodeados de mujeres de malas costumbres”.

— 57 —
(Por una extraña razón el desarrollo de la profesión más antigua del mundo se reali-
zó en la zona cercana a la Planta del Cebollar, con sus regentes famosas: “La Coca”,
“La Rosa Chica”, “La Vaca Negra”, “Las Camisas”, “La Martina,” y otras. La mis-
ma tendencia de emplazamiento por parte de la señoritas cero en conducta, se ha
notado junto a otras plantas, como las de Quito. -¿Por qué será?-. “Las Señoritas
obligaron a la inmoralidad a ser discreta, y esta contribución no es insignificante”.

Trabajé en ETAPA, desde el primer día de enero de 1968. Traté muy de cerca con
Don Manuel Peña, hombre de grandes méritos; como autodidacta tenía amplios
conocimientos de ingeniería y de construcciones civiles. Desde 1945 fue el ejecutor
de las obras principales de la ciudad y de las parroquias rurales. Planificó y dirigió
la construcción de los mercados “10 de Agosto” y “Nueve de Octubre”, el Estadio
del Ejido (hoy Alejandro Serrano Aguilar). Dichas obras en las que se empleó el
ladrillo, la arena y la cal presentaban muchas innovaciones como las estructuras de
cubierta con reticulados de madera cuidadosamente ejecutados.

Don Manuel, trabajó con varios Directores de Obras Públicas como los Ingenieros
Sergio Orejuela y Arturo Ramírez. De niño yo le veía dirigiendo el adoquinado de
las calles, la canalización, el canal de Paquitranca-Presedimentadores-Cebollar, la
Planta del Cebollar; luego forma parte del personal de EMLAT y dirige las amplia-
ciones y el mantenimiento y operación de la red de agua potable.

Durante algunos años dirigió la construcción de “La Catedral Nueva” (llamada así
por el Canónigo M.M. Palacios Bravo). En 1968 se integra al personal de ETAPA,
trabaja en los proyectos rurales y con extraordinaria voluntad en todo lo que se soli-
cita, por sus amplios conocimientos fue siempre nuestro asesor y consejero.

Don Manuel, llamado por el Vicario Iglesias de la entonces parroquia Biblián diri-
gió la construcción del Santuario de la Virgen del Rocío.

Cuenca le debe muchísimo a Manuel Peña Vélez en el desarrollo físico urbano y


en especial de su infraestructura sanitaria. Para recordar a tan importante pionero, a
su vida y a sus obras, solo he encontrado una pequeña placa de mármol ordinario,
empotrada y perdida en la enorme pared del Estadio Municipal, junto a la Puerta
Norte de Generales y dice: “El Concejo Municipal de Cuenca a Manuel Peña Vé-
lez, director de la construcción del estadio deportivo. Noviembre de 1945”. -¿Será
justo?-

— 58 —
3. Hablando de Saneamiento

3.1. Antecedentes

Es muy llamativo lo que escribe el Sabio Naturalista Fray Vicente Solano (1798-
1865), hacia 1857 (bien entrado el siglo XIX):

“Las aguas del río Matadero, nombre muy adecuado a sus efectos nocivos, siempre
producían pesadez de estómago ya que contienen solución de carbonato de cal y
protosulfuro de hierro (caparrosa verde). Las aguas del MOLINO andaban mezcla-
das con inmundicias, pero servían a la mayor parte de los habitantes.

El mismo Fray Vicente en su “Segundo viaje a Loja” (1849), dice:

“Cuenca se parece a una ciudad asiática con relación a su desaseo. Por doquiera
que se extienda la vista se hallarán bascosidades; las calles son las letrinas del po-
pulacho; las acequias que reciben las basuras de las casas no corren con libertad;
las que están fuera de las habitaciones principales contienen un fango que jamás se
limpia; la acequia que llaman del Gallinazo, pone el cúmulo a todos los principios
de corrupción, por ser el depósito de todas las inmundicias de las casas contiguas, y
porque la poca agua que corre no es suficiente para limpiarlas. La plazuela de San
Francisco, lugar en que se celebra el mercado los viernes, presenta la suciedad de un
establo. El convento de La Merced tiene una laguna de agua corrompida, perenne.
Hay calles como las que están tras del convento de las monjas concepcionistas, en
que es preciso aplicar el pañuelo a las narices y pasar a toda velocidad. Este con-
junto de corrupción, no puede menos de hacer muy insalubre el aire que respiran en
Cuenca. Existe otra causa morbífica, y en la que nadie piensa: tal es el cementerio
o panteón. Debieron haber construido en otro lugar. El viento dominante en Cuenca
es el nordeste, y cabalmente el panteón se halla situado hacia esta parte, y la ciudad
a barlovento. Por consiguiente, todos los efluvios malignos pasan por ella. En vano
se dirá que se crían plantas en el cementerio común, y se toman algunas precaucio-
nes; todo es ilusorio, si se considera lo que he dicho antes, que el hidrosulfúrico se
inflama en los cementerios, aunque ellos parezcan limpios: prueba que este gas no
se neutraliza fácilmente.”

“La corrupción que proviene de las tiendas es otra de las causas dignas de atención.
El populacho vive en aquellas habitaciones estrechas, en unión de los animales: el
perro, el puerco, el carnero, los cuyes, las gallinas, son los compañeros de las gen-
tes infelices. Sí, más infelices que los árabes, pues que estos, si viven junto con su
camello, su dromedario, su caballo, es al aire libre. Yo no diría como Rouseau que
es un don funesto del cielo haber recibido un alma sensible; pero sí puedo asegu-
rar que a veces me abruma el sacerdocio, cuando entro a ejercerlo en una de esas
miserables sepulturas de vivientes. ¡Qué espectáculo tan triste ver a un moribundo

— 59 —
en esos lugares! Los animales y el fogón consumen todo el gas vital, y el enfermo
sucumbe, por lo común, después de mortales agonías.”

“Yo me río (se supone de indignación), cuando veo en ciertas ciudades sucias pro-
moviendo lo que llaman civilización. Se trata de educar a las niñas, a los niños...
fundan escuelas que sean una maravilla. Pero no hay una escuela, una sociedad para
el fomento de la limpieza pública, origen de la salud del cuerpo y del despejo de las
facultades intelectuales. Algunas veces he visto que la policía quiere hacer algo; y
en resumidas cuentas, nada hace. Digan lo que quieran: para mí, las personas, en
individuo, como en sociedad, si no son aseadas, no son civilizadas.”

“Se dirá tal vez: si es verdad lo que afirmas, ¿cómo existen en esta ciudad indivi-
duos sin llevar una vida lánguida? La objeción es especiosa, y la respuesta es fácil.
El temperamento en sí es bueno, el terreno es excelente. Cuenca se halla situada en
un valle muy extenso: por el Norte no tiene límite cercano de algún monte elevado
o colina considerable; por el Sur corre la colina de Turi a distancia de más de una
legua; por el Este se halla esta misma colina prolongada, y separándose más de la
ciudad; por el Oeste, el último parapeto de los Andes, que es bastante elevado, se
halla también distante. Por consiguiente no hay monte cercano que arroje los vapo-
res de la cima sobre la ciudad. Los vientos se cruzan libremente, después de haber
chocado a grandes distancias de los cerros elevados que hay en todas direcciones.
El terreno en que está fundado Cuenca es muy favorable: es una arcilla ocre amari-
llenta muy compacta, mezclada con piedras de la misma naturaleza, y con una capa
muy somera y pobre de tierra vegetal. Así pues no hay partículas salinas, ni sulfúri-
cas ni calcáreas, etc., que pueden desprenderse y dañar la atmósfera: la columna de
aire que gravita sobre la ciudad es pura por su naturaleza. Además, la temperatura,
en la mayor parte del año, es de 110 a 120 sobre cero, a la sombra, en el termómetro
de Reaumur. Reunidas todas estas propiedades con el aseo de las habitaciones y de
las calles, Cuenca sería un paraíso por su temperamento. Véase por qué, a pesar de
tantas causas accidentales, aún no es mortífero el aire que respiran en esta ciudad.”

“Sin embargo, muchas personas, lejos de agradecerme, se irritarán contra mí: tal es
el carácter de los hombres irreflexivos. Entonces no les responderé otra cosa que
la anécdota de un jefe de policía de Madrid. Sabido es que aquella corte, antes del
reinado de Carlos III, era una pocilga. Este monarca, tratando de mejorar la suerte
de los matritenses, puso a la cabeza del cuerpo de policía un sujeto activo e inteli-
gente. ¿Qué sucedió? Lo que siempre. Se levantó el clamor de las gentes: quejas,
acusaciones, pasquines... Llega la noticia al Rey y el descontento general: llama al
comisario, le pregunta y responde éste fríamente: Señor, V. M. no haga caso de este
rumor infundado: los hombres son como los niños que lloran cuando los limpian...
No hay duda que pueda haber un exceso de parte de los comisarios, pero aquí no
se hace la apología de esto: el celo, la prudencia, la perseverancia de los magistra-
dos se necesita en esta como en otras materias de beneficencia pública. En suma,

— 60 —
concluyo diciendo que el aseo de la ciudad no es obra de un día; pero tampoco se
necesita un lustro para planificar una regular policía”.

Para fijar el ambiente existente en la ciudad de Cuenca es de importancia transcri-


bir algunos párrafos de la conferencia sobre la Historia de la Sanidad en Cuenca,
del preclaro médico, escritor y poeta el Dr. Carlos Aguilar Vázquez -5 de diciembre
de 1936-:

“Sobre la Historia de la Sanidad en Cuenca . La escasez de fuentes de información,


la imposibilidad de conseguir obra escrita de nuestros primeros médicos, la falta
de archivos técnicos y de obras sanitarias, todo ha contribuido para que mi trabajo
no tenga otro mérito que el de la recopilación de datos, muchos de los cuales o son
inéditos o están dispersos en estudios de índole diversa”.

“Ni la piedra del indio primitivo, ni la alfarería geométrica y el metal precioso del
Cañari, nos dicen nada de las costumbres sanitarias de nuestros primeros aboríge-
nes. Callan sus preceptos higiénicos. Esconden para siempre tal vez, los mandatos
de la Divinidad relacionados con el individuo y la sanidad de las sociedades. Ata-
huallpa, al destruir el Ayllu Real del Tomebamba, arrasa hasta los cimientos de una
ciudad exponente ya de la cultura de los incas que no vacilaron en mecer en ella la
cuna de sus príncipes. Es de suponer que el Teócrata quichua viajaría con sabios,
con políticos, al par que sus mejores militares y sacerdotes (¿entre ellos no esta-
rían: el Dictócrata y el Solemne?) y, sin embargo, apenas es posible asegurar que
en Pumapungo se construyeron baños regios alimentados con agua cristalina” (¿del
Capulí?).

“La supervivencia de algunas costumbres de la época precolombina nos autoriza


también que la raza creadora del Tahuntinsuyo trajo a la comarca prácticas higiéni-
cas sancionadas por el Inca, Supremo Rey y Sacerdote, e inspirada por la Divinidad.
Así el Pichica es el baño ritual y purificador de la recién parida. Los Izhpanas pre-
cedieron sin duda el alejamiento de las deyecciones. La sanidad incaica enraizada
en la magia, pertenece totalmente al periodo Sacerdotal de la Higiene, ordena el uso
del vestido holgado, de la ozhota, la extirpación de los ectoparásitos; el Monarca,
representante por herencia de la Divinidad, anhelaba que sus súbditos sean limpios
y, a la medida que la conquista deviene en civilización pacífica, funda ciudades en
las orillas de los ríos claros, con un maravilloso sentido de ubicación. La Educación
Física modela al aborigen para el triunfo y la resistencia al medio. La descendencia
eugenítica está consagrada al Dios Kon que preside las funciones reproductivas;
mientras que Illa Tiksi protege y fecundiza el matrimonio. Los médicos o Koyas
no ignoran el arte de curar enfermedades (¿y de no cobrar?), conocen el secreto de
la orificación de los dientes y la virtud curativa de muchísimas plantas, algunas de
las que estaban llamadas, siglos más tarde, a enriquecer la terapéutica mundial. El
Chucho o fiebre de las tierras bajas se curaba con el Kina Kina. La medicina incaica

— 61 —
practicaba la inoculación, pues por medio de este método curaban y prevenían el
emponzoñamiento debido a la mordedura de las serpientes. La incineración de las
plantas aromáticas esconden en perfumes el origen de la desinfección, y la medi-
cina preventiva se encarna en los Kanopas: dioses tutelares cuya virtud ampara al
individuo y previene las enfermedades. La raza, por otra parte, es sobria, paciente
y robusta”.

“Terminada la hazaña de Cristóbal Colón, el visionario, comienza el comercio es-


pañol a destruir civilizaciones, muchas de las que continúan asombrando a la eru-
dición del orbe por el desarrollo de su cultura, por el vigor de sus estirpes, por la
austeridad de sus costumbres, por sus leyes consuetudinarias y la realeza de sus
Monarcas. Por ese tiempo en Europa se bamboleaba el trono, más que a impulsos
de las revoluciones, por las sacudidas vesánicas de sus Reyes, cuya majestuosa im-
becilidad maravilla a los historiadores que se afanan por indagar la paciencia de los
pueblos. Aquí, en América, los aventureros que nos legaron la viruela, la lepra y la
sífilis, asesinaron Reyes que bien podían caber en los versos inmortales de Homero
o de Virgilio. Y no cabe duda que la tragedia de Cajamarca obstó el advenimiento
de una política de paz, inspirada en principios eminentemente sociales que, siglos
más tarde, debían ser entrevistos por la Revolución Francesa”.

“La colonia no podía darnos sino pragmáticas ciudades calcadas respectivamente,


de la Legislación y las ciudades de la Metrópoli. Los Higienistas de la península
creían que la suciedad era la medida profiláctica por excelencia, para prevenir a
los pueblos de la invasión de las fiebres llamadas pestilencias. Avaros de suelo,
reducían hasta el límite mínimo la anchura de las calles (¡todavía hay algunitos que
conozco!) y admitían que el agua era buena cuando se conservaba clara y sin dejar
sedimento en las vasijas, por un tiempo más o menos largo”.

“Cuenca, nuestra querida ciudad, nació defectuosa en medio de la campiña inmen-


sa, con calles estrechas, rúbricas de sombra en la gloriosa esmeralda del valle. Con
casas construidas ejercitando el derecho de usurpar la tierra y que, en realidad eran
habitaciones feas (¿hoy patrimonio distórico?), nidos de tristeza en el paisaje ancho
y alegre como el cielo. Casas sin desagüe, sin ventilación y sin sol”.

“Cuando el primer Higienista ecuatoriano, el sabio quiteño Don Francisco Eugenio


Espejo, en el año de 1785, en las páginas inmortales, reclama el establecimiento
de una policía sanitaria, el alejamiento de los desechos, la abolición de la práctica
católica de enterrar los cadáveres en los recintos de las iglesias, el aislamiento rigu-
roso de los enfermos de viruela y lepra, y la enseñanza de las ciencias médicas, su
voz escuchada en Quito por algunos espíritus selectos, en el resto de la colonia se
pierde en el desierto de la ignorancia. Cuenca continuó viviendo su vida humilde,
contándose chismes callejeros y diciéndose cuentos mordaces al abrigo de collados,
apenas rotos por la impiedad de pésimos caminos”. -El lector puede recorrer entre

— 62 —
muchas otras la Girón-Pasaje; las cosas no han cambiado, a pesar de que se susti-
tuyó al Dictócrata por el Solemne-. Y seguirá siendo lo mismo.

“El Sabio Solano predica a voz en cuello la limpieza y aun cuando subordina el
desarrollo de las enfermedades a condiciones climatéricas vernáculas, se lamenta
de que en toda la república no exista una Escuela de Sanidad, de... Cree que la civi-
lización es incompatible con ciudades sucias y clama con la irónica amargura de los
críticos, que es anatema para el presente y acicate para mejorar el futuro”. No hay
una escuela, una sociedad debidamente organizada para el fomento de la limpieza
pública, origen de la salud del cuerpo y del espejo de las facultades intelectuales.
Digan lo que quieran, para mí las personas en individual o en sociedad, si no son
aseadas, no son civilizadas -aun cuando sean clientes de las Fragancias-.

“Desgraciadamente la influencia de Solano en el cambio de costumbres coloniales


fue nula; como fue nula también la influencia de los académicos franceses que visi-
taron nuestra comarca (1739), para completar sobre su suelo la medición de un arco
del meridiano terrestre”.

“El pueblo no participa de las ideas de Solano y continúa en el uso y en el abuso


de costumbres mal sanas y absurdas supersticiones. Todavía no declina el imperio
de la medicina de hechicería ligada al don curativo de las plantas y los astros y,
ampliamente ejercida, por curanderos, más o menos hábiles, descendientes de los
Koyas del incario.”

“La guerra de la independencia aumenta la miseria de la zona, propagando el alco-


holismo, la ociosidad, la sífilis, la tuberculosis y, la lepra”.

“En el año de 1852, el Doctor Agustín Cueva, que enviado por la familia Ordóñez
visitó Europa para perfeccionar sus conocimientos médicos y aprender la extrac-
ción de la Quina, discípulo en Francia de Trosseau, Regnauald Ricord, Bequerel
y Tardieu, inicia la primera campaña efectiva contra la curandería, estableciendo
privadamente la enseñanza de medicina, empresa gloriosa que fracasa en tantas
aventuras vorágines políticas que han conmovido hasta los cimientos de nuestra
nacionalidad. A este primer ensayo siguió otro más fecundo: el Doctor Manuel Co-
ronel, profesor entonces de filosofía, en su ansia de progreso, funda la Escuela de
Medicina con los Doctores Benigno Viteri (quiteño) y Antonio Ortega (hermano de
Coronel), quien como maestro propugnó, valientemente, que los médicos estaban
en la obligación de sacudir el yugo de la servil imitación extranjera, para formar
clínica nacional. La Escuela fundada y sostenida por el Doctor Coronel funciona
desde 1855 hasta 1856; o sea un solo año lectivo”.

“Más tarde, el Doctor Francisco Cuesta, discípulo de la Escuela de Latacunga, fun-


dada por Gabriel García Moreno, impulsa la creación del Hospital de San Blas. Este

— 63 —
médico insigne fue el primer profesor en Cuenca de Química Industrial: enseña el
estañado del hierro, el empavonamiento de las armas, la fabricación del fósforo y
la pólvora y la extracción de azúcar de la totora (Scirpus totora); al mismo tiempo,
afir­ma que el hidrógeno es un metal, adelantándose así a los conocimientos de la
época”.

“Ruedan estériles los años y el primero de enero de 1868 se funda la Universidad de


Cuenca, siendo el primer Decano de la Facultad de Medicina el protomédico azua-
yo, Doctor Agustín Cueva. Y mientras la ciencia comienza a nacer en los claustros
universitarios, el pueblo continúa viviendo la misma vida descrita por Solano hace
ya algunas décadas antes. No se modifican las costumbres, el sistema de urbaniza-
ción permanece sumido en la colonia; el Municipio no se preocupa sino con una
escasa vigilancia policial del aseo de las calles y de abastecer la ciudad con agua
más o menos clara”.

“Pronto el problema de las epidemias y endemias locales obliga a desconfiar del


agua del Matadero, y las familias ricas comienzan a proveerse de las aguas del
Yanuncay, del Machángara y del Capulí. La congregación de los Redentoristas
construye el primer pozo artesiano y encarece de tal modo la virtud de las aguas
subterráneas que durante mucho tiempo se creyó que la única agua potable era la de
los Pozos -no se refiere a la familia Pozo-. Creencia esta combatida en 1902 por el
Dr. Luis A. Loyola, profesor entonces de Higiene en la Universidad de Cuenca. Sin
embargo, aun a las cualidades de potabilidad del agua, señaladas por Pedro Funk en
1877, no se habían añadido sino las dos siguientes: disolver bien el jabón y cocer
bien las legumbres.”

“En 1849 el Gobernador del Azuay, el señor Jerónimo Carrión construye el Ce-
menterio Civil, comenzando de este modo la abolición de la práctica malsana de
enterrar los cadáveres en los recintos de los templos o en los cementerios adyacen-
tes a las iglesias parroquiales. Este mismo Gobernador mejora la calidad del agua,
conduciendo por acequia cerrada, la del Matadero, para distribuirle en la ciudad por
medio del sistema de pilas ornamentales (1851)”.

“La reclusión monacal de Cuenca se convulsiona violentamente por el hambre de


1882 a 1883 -probablemente un año de extrema sequía-. La miseria descubre a la
mirada de todos una desastrosa organización social. Ciudad sin caminos, amuralla-
da de tristeza, sin recursos agrícolas y pecuarios, situada por parroquias tributarias
de la economía urbana, habitada por gente sin hábitos de trabajo, grita su dolor,
esperando consuelo de ultratumba y cuando en 1906 -se habla también de una
sequía extrema-, nuevamente el hambre riega desolación y muerte, Cuenca, otra
vez, llena sendas de aventura con tristeza de éxodo: no han bastado 23 años para
enseñarle la higiene del abastecimiento, cuyo fracaso tiene excelente explicación en
la desidia y en la común pobreza”.

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“En el año nefasto de 1906 (la gran sequía según algunos cronistas) entrega a la
Historia de la Higiene la fundación de los comedores escolares, debida al filántropo
médico Doctor Miguel Moreno”.

“Una de las invasiones de la peste de Guayaquil al finalizar el siglo XIX, aterroriza


a la buena ciudad de Cuenca. Consecuencia de este temor es el establecimiento de
medidas profilácticas, tales como el cordón sanitario y la cuarentena. La policía
Sanitaria de Cuenca se inicia entonces en la cresta de los Andes Occidentales, en el
ejercicio de medidas higiénicas modernas; más el desconocimiento de la etiología
de la peste transforma la desinfección y la cuarentena en capítulos de sainete mé-
dico: en galpones inmensos se fumiga con vapores de azufre, no solo mercaderías
y artículos alimenticios traídos de la Costa, sino aun a infelices acémilas, junto con
sus respectivos jinetes....”.

“La Facultad de Medicina comienza propiamente con el Doctor José Alvear la ense-
ñanza sistemática de la Higiene. El célebre terapeuta citado, nos cuenta la tradición,
que escribió un texto de la materia objeto de su enseñanza para sus alumnos, que
nos ha sido imposible de conseguir”.

“El Señor Doctor Luis Cordero, en su calidad de Comisario General de Policía en


1859 y como Presidente del Concejo en 1865, siguiendo los dictámenes del Padre
Solano, preconiza como potable el agua del Capulí, se establece la vigilancia poli-
cial del aseo de las calles (la gente les llamaba Chapacaca); comienza la inspección
sanitaria de los domicilios y divulga el uso terapéutico de las plantas del Azuay.
Ensayo este incipiente, es verdad, pero iniciador y fecundo.”

“Cita especial merece Don Carlos Ordóñez Lazo, espíritu inquieto y progresista, a
cuya riqueza debe Cuenca la edificación de ladrillo, la introducción de excusados y
baños, y por consiguiente del desagüe de las casas. Con él principia, propiamente, la
vida moderna en la comarca, en cuanto significa orden, comodidad, usos domésti-
cos europeos, arquitectura diversa de la colonia y servicios higiénicos (1860-1870).
Por el año de 1880, más o menos, el uso de carrozas para el traslado de cadáveres
y, asombrando a sus contemporáneos edifica cómodas casas rurales, pudiendo ase-
gurarse que la hacienda con edificios amplios, con herramientas modernas, con
drenaje de terrenos, principian con Ordóñez, dueño entonces de las haciendas de
Machángara (hoy cuartel militar), La Victoria (en el Descanso) y Zhumir”.

“En Higiene Social el único representante de ese tiempo es el obispo Miguel León,
fundando casas de huérfanos, institutos de temperancia y de corrección de pros-
titutas. Espíritu selecto, superior a su época, supo que la acción es la única razón
glorificadora de la existencia de los hombres sobre el planeta. Vivió para construir.
Dióse íntegro al bien público, pues el desprendimiento de los bienes de fortuna al
borde de la tumba, casi siempre, esconde un complejo efectivo del odio a la familia

— 65 —
y de usurpación que pretende justificarse con el alivio de los dolores futuros del
prójimo”.

“El Doctor Carlos Weber, en la última década del siglo XIX, comienza como pro-
fesor de Anatomía e Histología; la enseñanza bacteriológica en la Universidad de
Cuenca comienza con el bacilo de Koch, el primer bacilo coloreado y conocido
por los jóvenes estudiantes de entonces. La era científica de la higiene, iniciada en
el mundo por Luis Pasteur (1872 a 1881), es principiada entre nosotros, modesta-
mente, por un médico irlandés. Y si bien desde mucho atrás se había introducido el
microscopio en Cuenca, fue Weber quien lo aplicó por primera vez entre nosotros
al estudio de los gérmenes patógenos”.

“En 1911 los profesores de la Facultad de Medicina aconsejaban la práctica de la


desinfección concurrente y terminal, para prevenir la propagación de enfermedades
del grupo tífico, y el Dr. José Miguel Ortega divulgaba desde París, por medio de
la­ Revista de la Universidad de Cuenca, el uso del arsenobenzol ó 606 para la sífi-
lis”.

“Después de los Estudios Botánicos de Solano y Cordero y del laudable empeño


del Sr. Ordóñez de renovar la arquitectura en los campos, la Higiene Rural carece
de propagandistas; es necesario avanzar al 2 de abril de 1926 para que el Dr. Re-
migio Crespo Toral, en una hermosa conferencia titulada: Geografía Agrícola de la
Antigua Provincia del Azuay, aconseje la profilaxis de las plantas y la repoblación
forestal, como medios científicos para el enriquecimiento agrícola de la comarca”.

“En las primeras décadas del siglo XX, a pesar de la obra realizada por nuestros
antepasados, continuaba Cuenca al margen de la Sanidad: sucias sus calles, pési-
mamente pavimentadas (Cachibachi), sin agua potable, sin edificación científica,
arrojando sus desechos en inmundas acequias, cuyas aguas propagaban y sostenían
endemias y epidemias: las fiebres del grupo Tífico, la disentería amibiana, la coli-
bacilosis, por ejemplo”.

“En el rectorado del Sr. Dr. Honorato Vázquez (1915) se inaugura formalmente la
enseñanza de la bacteriología en la Universidad de Cuenca con el Sr. Dr. Nicanor
Merchán. Desde entonces, en ritmo siempre creciente, los Municipios han trabajado
por el embellecimiento y el aseo urbanos”.

“En 1920 el Sr. Dr. José Humberto Ochoa Cobos publica su libro primigenio, No-
ciones Elementales de Higiene. Propaganda modesta, si bien la primera escrita en
libro para divulgar los conocimientos sanitarios en la comarca. La muerte debía in-
terrumpir muy pronto tan bien encaminada labor. Faena extraña al medio: un rumbo
nuevo en el Azuay del verso y la prosa artística”.

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“Cuando Presidente del Concejo el Dr. Daniel Córdova Toral, en 1927 se comienza
con los trabajos para dotar a Cuenca de agua potable, y solo en 1930 inaugura este
servicio el Presidente del Concejo Dr. Andrés F. Córdova. En este año empieza el
uso sistemático de excusados y el desagüe en calles canalizadas, de cloacas de las
casas particulares. Y si en verdad, el agua que abastecía y abastece aún (1936) a la
ciudad, no puede ser considerada como agua potable, solo al haber suprimido las
fuentes de infección denominadas acequias era ya un notable progreso de urbani-
zación y sanidad”.

“El 14 de mayo de 1926, la dictadura del Dr. Isidro Ayora funda la Dirección de Sa-
nidad de la Zona Austral, encargando la dirección de sus destinos al Dr. Luis Carlos
Jaramillo, a cuya proficua labor le debe Cuenca su progreso sanitario moderno. Las
aspiraciones de Solano de que se fundara en su tierra una sociedad exclusivamente
encargada de la salud de todos”.

“Imposible callar que el aparecimiento y diseminación de la tuberculosis bobina


es reciente: principia con la importación de ganado extranjero que llega sin vigi-
lancia sanitaria, procedente de medios infectados, sin que hasta ahora tenga el país
oficinas técnicas en los puertos y en las fronteras para comprobar la sanidad de las
semillas y la salud de los animales”.

“Y estamos en pleno siglo XX viviendo nuestros días. Años atrás, mientras conti­
nuaban las célebres investigaciones de Pasteur, espíritus geniales descubrían la cau-
sa de las enfermedades trasmisibles y la mejor manera de prevenirlas es la Sanidad
y un Código frío de Leyes Rigurosas, muchas de ellas destructoras, destinadas a
imponer el aseo, a reglamentar el urbanismo, a propagar las buenas costumbres, a
sanear el terreno y hacer de la habitación un todo orgánico capaz de influir bene-
ficiosamente en el desarrollo de la humanidad. El campo de acción de la higiene
contemporánea es inmenso: sus normas son ahora constructivas, sus códigos son
el índice de la sabiduría de los pueblos, formando sociedades fuertes dueñas de su
destino. La Higiene es amor que vigila y dirige al hombre desde la cuna hasta la
paz del sepulcro, inspirada en transformar el barro humano en carne de salud, en
cerebro para todos los perfeccionamientos futuros y en corazón para que se borren
los linderos y las razas en la alegría ecuménica de vivir. La Higiene de ayer es como
un sólido cimiento perdido bajo los muros de esta maravillosa construcción. Una
sociedad fraterna y limpia puede dominar los campos del arte, de la industria y la
ciencia”.

Hasta aquí el Dr. Aguilar en 1936.

Cito nuevamente a Solano (segunda mitad del siglo XIX):

“Cuenca casi desolada ciudad. De vez en cuando campanadas... La plaza principal


bordeaba con su grama ultrajada por la profusión de bestias que, tascando sonora-

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mente el pasto, se banqueteaban dejando a la faz de todos, el recuerdo de su diges-
tión... El edificio principal era la casa de la gobernación, bajo de cuyos soportales
se paseaban hombres de pro; enlevitados y con el comarcano sombrero de paja
toquilla; algunos usaban zapatillas de polícromo terciopelo. De vez en cuando un
tropel de jinetes turbaba el viento Nordeste que, morbíficamente, llegaba desde el
cementerio a invadir la ciudad, situada a barlovento, con su hidrosulfúrico inflama-
do en ese lugar de muerte”.

Sin que pueda identificar a los autores, que son de mediados del siglo XIX, cito:

“Cercando el horizonte las colinas de Cullca y de Turi, y luego, las montañas del
Huahualzhuma, de Cajasa, de Soldados; con sus crestas azules y sus faldas de vege-
tación con todos los verdes de una flora parva y apacible. Contra los cielos límpidos,
las cruces de hierro de los campanarios pifiados por el viento, que en veces mugía
y en otras musitaba preces atropelladas o inconcientes... igual que las palabras que
salían por la boca de la gente arrodillada en plena calle, en donde fuese, cuando la
torre de la catedral tocaba sus campanadas: Arrodille!, Arrodille!. No ven que están
alzando al amo?. Y todos permanecían hincados hasta dos minutos el tiempo que
duraba la elevación. Cualquier menester doméstico o público era interrumpido para
este acto de adoración de oblación: no siempre devota sino ejercida por la costum-
bre o por el hábito, que no impedía a las beatas deshacer sus corrillos en los atrios
de los templos, sobre los que volcaban sus vitriolos y la pestilencia de sus almas de-
pravadas en la murmuración inmisericorde. Todo lo que acaecía en la ciudad se co-
mentaba y ampliaba bajo de las torres. En plena saturación de incienso y humedad
de agua bendita: cosas mancilladas de por vida por los verdugos de las honras” -la
viperina afilada con chaira antecedió al saneamiento, ¡creo que todavía quedan!-.

“Cuenca contiene calles tiradas a cordel, enlosadas en su mayor parte y regadas


casi todas por arroyos de agua corriente. Las casas son construidas con ladrillo o
lodo, son bajas y de un pobre estilo. Entre las iglesias solo hay una de alguna im-
portancia, que es la del antiguo convento de jesuitas. La población asciende a unos
20.000 habitantes y se compone en gran parte de plebeyos y comerciantes. Hay cua-
tro o cinco mil indios que ejercen los oficios más bajos. Los objetos de fabricación
local consisten en cotonadas, sombrerería, dulces y quesos”.

“Del agua de las acequias usaba la gente del pueblo para todos los menesteres:
para beber, cocinar, lavar ropa, y hasta para aseo personal. No había chola por
peripuesta que fuese que no se la veía sentada al borde de la acequia peinándose o
lavándose la cara y los pies en tan maravillosa agua, la que servía también para el
baño; en traje adámico de la chiquillería pueblerina”.

“El aseo no vas a hallar en la generalidad de los de esta tierra. Si no se enferman


de muerte es por la generosidad del temperamento y la natural fortaleza de sus
cuerpos”.

— 68 —
“A mediados del siglo XIX. Lo importante era hacerse de casa concentro, y mejor
con huerta, o mucho más si próxima al huasha o barranco, como los del Padrón, del
Gallinazo, etc. Se comprende que para el servicio higiénico de esa edad de piedra..
Oh, tempora o mores!: dichosa edad y siglo aquellos. Y había otro lugar específico
al que galantemente llamaban “huayco dama”.

Y las coplas populares de esa época:

Adiós agua dulce de san Sebastián


Otros más felices de ti gozarán.

Adiós Cruz del Vado


Donde me sentaba
Por ver si mi dueño
Por allí pasaba:

Todas las cholas de Cuenca


Hacen lo que el alacrán:
Cuando ven un hombre pobre
Alzan el rabo y se van.

De Dolores Veintimilla, se cita el siguiente poema:

Dicen que el agua del río


Desde el Vado para abajo
Está amarga, y razón tiene:
Con lo que he llorado tanto.

(Se observa que se hace una referencia a la calidad del agua del río Tomebamba en
su tramo más contaminado).

Las primeras referencias relacionadas con el saneamiento aparecen en 1924, con el


llamado por parte de la Municipalidad para la provisión de Agua Potable y Canali-
zación para la ciudad, se observa que ya se dispone de una planificación realizada
por el Ing. Guillermo Schoeter.

A continuación, se transcriben algunas publicaciones y crónicas curiosas que visibi-


lizan la administración de la salud pública, ya entrado el siglo XIX, probablemente
por el estado de aislamiento en que vivía nuestra ciudad, y por el marcado centralis-
mo que repercutía a todo nivel, en forma muy inequitativa.

El 3 de octubre de 1925 en el No 275 de El Mercurio, aparece la siguiente nota:

— 69 —
A la Cárcel.

Medio Cuenca va a ser preso, no hay exageración, todo el que por un concepto u
otro, sea deudor y no cancele sus créditos pasivos con el Municipio, a la cárcel no
hay remedio.
Esta es la resolución que acaba de tomar el M. respetable Cuerpo Edilicio.
Poquísimos somos en Cuenca los que por no tener propiedad urbana de ninguna
clase no estamos obligados al pago del impuesto del Metro Lineal.
Por excepción se encontrará persona o cosa que no ocupe una o dos pajas de
agua...

El miércoles 28 de diciembre de 1925, en el mismo diario se comenta:

Para combatir la Tifoidea.

Nuestro corresponsal en Quito, informa: Se ha ordenado que la tesorería de Hacien-


da del Azuay entregue una suma de dinero con el objeto de abrir campaña contra la
fiebre tifoidea que ha aparecido en Cuenca.

En años posteriores de las publicaciones se puede inferir el estado sanitario de Cuen-


ca. Se transcribe lo que aparece el jueves 30 de julio de 1931en el mismo diario:

Remitido

“Es verdaderamente censurable, repugnante y antihigiénico que en plena ciudad se


tolere la existencia de grandes piaras de cerdos como si se tratara de un campo o
finca destinada a tal objeto”.

“En vía de SPORT quisiéramos que el señor comisario municipal y mejor aún en
compañía de algún miembro de la sanidad se tomara la molestia de visitar el final de
la calle Malo junto al convento del buen pastor, para que vea, juzgue y se convenza
de que esa calle de ese desgraciado barrio no es más que una humilde pocilga des-
tinada a tal objeto por unas buenas mujeres de apellido Solís”.

“Como gente civilizada que somos, exigimos un poco de vigilancia por esos lugares
y pedimos se nos libre del peligro de una próxima epidemia que seguramente se de-
sarrollará, y que además desdice mucho de la civilización que pregonamos”.

El lunes 14 de marzo de 1938, aparece en el diario la siguiente noticia, que da a


comprender que se había construido el alcantarillado previo al adoquinado de la
calle Bolívar:

“Merece felicitaciones el I. Concejo por la determinación de pavimentar toda la


calle Bolívar desde San Sebastián hasta San Blas, solo ejecutando obras definiti-
vas se hace labor estable, si así se hubiera empezado, hoy tendríamos varias calles
concluidas, que le darían magnífico aspecto a la ciudad y no esos retazos de cuadras

— 70 —
reñidas con la estética, el buen gusto, la higiene y comodidad. Adelante señor conce-
jal comisionado de Obras Públicas a terminar la calle Bolivar que le secundaremos
con todo entusiasmo”.

Como nota importante de la política imperante en el país, citamos El Mercurio del


sábado 3 de octubre de 1925, No 275:

Fin de la Gloriosa Universidad de Cuenca

La oposición de la Junta de Gobierno


Cuenca debe prepararse a la defensa de su universidad
“No pretendemos dilucidar las proposiciones que hayan servido de base a los
miembros de la Junta de Gobierno Provisional para la supresión de la Universi-
dad de Cuenca, menos ahondar regionalismos y resentimientos trasnochados. Un
centro de cultura superior nunca está demás en poblaciones como la nuestra”.

Se vivía una época turbulenta llena de violencia y de represión, de acendrado sec-


tarismo, característica del ambiente de aquella época obscura de nuestra historia.
Mirando al pasado reciente a través de las crónicas de prensa:

Lunes 1 de noviembre de 1926

“Ayer fue presa la ciudad de Cuenca de fuertes y dolorosas emociones.


La fusilería siembra el pánico entre los habitantes- la sal o pretexto de los fatales
sucesos de ayer”.

Miércoles 14 de agosto de 1929

Escándalos

“A las siete y media de la noche de ayer el automóvil No41 daba vueltas repetidas al
parque Calderón, llevando a su bordo a una serie de borrachos de ambos sexos que
metían mayúsculo escándalo”.

En Cuenca al igual que en todas las ciudades del mundo, dentro de lo que se puede
llamar el urbanismo elemental, la primera preocupación fue la de evacuar el agua
de lluvia. Los primeros sistemas aprovecharon los cauces naturales, quebradas o
molinos que tenían pendiente de Oeste a Este, como los conocidos por: El Gallina-
zo, El Chanchaco, El Calispodio, El Molino de Cullca, el de las Mojas del Corazón
de María, el de la calle Paucarbamba, el de la Calle Larga, El Molino del Chorro,
el de la Zuelería, y otros que se desarrollaban en diferentes sectores de la pequeña
ciudad de Cuenca.

-Es importante citar lo que se menciona en la Historia del Corregimiento:

— 71 —
“Desde la fundación de Cuenca existieron en el plano urbano, varias acequias. En el
Cabildo del 21 de febrero de 1564, se habla de una primera acequia, lo que supone
la existencia de, por lo menos, una segunda.

Una de las acequias venía por medio de la plaza central, acaso por la calle Santa
Ana, y pasaba junto a la Iglesia Mayor, ocasionando daños a su edificio. Esta ace-
quia llevaba agua de servicio y recorría la ciudad, para uso de los vecinos. Se
desvió, en 1579, de su antiguo recorrido, atravesándola, desde la plaza central, por
la calle que pasaba por la puerta de la cárcel pública, hasta reunir sus aguas con la
otra acequia que bajaba por la esquina del convento de San Francisco, pasando por
la calle y portería del Monasterio de las Conceptas, junto a la plaza de dichas mon-
jas, hasta la casa del licenciado Francisco Abad, donde tomaba su curso final, hasta
salir de la ciudad.

Una tercera acequia bajaba cercana al Tejar hasta los depósitos (Cullca), donde se
localizaban varios molinos”.

“Las acequias tenían puentecitos, para el paso peatonal a las casas de los vecinos.
En la seción del Cabildo de 2 de febrero de 1598, el procurador pidió se ordene a
los vecinos y moradores de la ciudad que no laven cueros ni otras cosas, ni echen
perros muertos en las acequias.”

El cabildo tenía ordenado a los vecinos y moradores:

“Tengan limpias sus pertenencias, así de la yerba, como de otras cosas que en ellas
hubieren y den salida a las aguas, haciendo sus acequias los unos a los otros, sin se
faser perjuicio, y que no caven las calles ni hagan hoyos en ellas... porque dañan y
hacen ciénegas.”

“El cabildo obliga con pena de multa, que los vecinos tuvieran limpia la parte de la
calle que les pertenecía. En sesión del 8 de marzo de 1563, se amenazó, con multa
de 4 pesos, destinados a las obras públicas de la ciudad, a quienes no limpiaran
las calles que les pertenecía. Comunicación semejante se repitió el 7 de enero de
1566.”

“Otras faltas eran multadas más severamente. El día 12 de noviembre de 1563 se


pregonó en la plaza pública: Que no se hagan adobes en el acequia, so pena de
veinte pesos”.

“Lo que ordinariamente sucedía era que las acequias estaban llenas de cieno y yer-
ba, rebozando el agua y las acequias llevaban las inmundicias de la ciudad. En el
Cabildo de 22 de mayo de 1584, el Procurador, Juan Mexía Valderrama, hizo rela-
ción que: De la casa de Doña María de Mercado e de don Ruy López de Narváez

— 72 —
hay un albañar de necesaria y sale a la plaza pública desta ciudad y redunda gran
daño a dicha república y a las personas que por ella pasan y ser cosa prohibida, pi-
dió lo manden remediar.”

“El remedio sería echar el albañar a las acequias. Otro problema era la costumbre de
los vecinos de usar las calles, construyendo en ellas o sembrando huertas.”-

Los cursos desembocaban en los ríos Tomebamba, Cuenca, Yanuncay o en la que-


brada de Milchichig. Por la calles en tierra o empedradas se abrieron cunetas por el
centro. Poco a poco a los cauces se arrojaron basuras de toda clase y luego todo tipo
de desechos incluyendo excretas y efluentes de industrias caseras. “Los Chapacaca
como empleados del municipio eran los encargados de “hacer correr la...”.
Entre los cauces, los más importantes fueron:

El Gallinazo: quebrada de magnitud que se iniciaba en la calle Estévez de Toral,


corría con flujo de Oeste a Este paralelamente a la calle Mariscal Lamar por las
huertas de las casas del borde Norte (aproximadamente a 40 m.) de la misma hasta
la Hermano Miguel, a partir de la cual cambiaba de curso al “NE”, atravesando el
mercado Nueve de Octubre hasta la calle Mariano Cueva, luego cruzaba la Plazole-
ta conocida como Rotary (plazoleta Borrero) hasta la calle Vargas Machuca, a partir
de la cual tomaba curso por la Av. Sangurima hasta la Huaynacapac, aguas abajo
se convertía en la Quebrada de Perespata o del Cementerio, y por el borde Sur de
la Av. Roberto Crespo (hoy Gonzáles Suárez) desembocaba en el río Cuenca a la
altura del Puente de madera de Monay.

Sobre este cauce abierto, en la parte que atravesaba el Cementerio municipal con
curso O-E, era conocido como Quebrada de “Supay Huayco” (Quebrada del Dia-
blo). La quebrada dividía al cementerio de Perespata, en dos sectores: el “Sur”
con topografía relativamente plana con bóvedas, mausoleos y caminos, era el lugar
donde descansaba los ricos. El Norte con topografía abrupta donde los pobres eran
enterrados en el suelo, no se tenía ningún orden y el simple homenaje al difunto era
una sencilla cruz de madera pintada de blanco, con el nombre y fecha escritos en
una tabla o en un pedazo de hojalata. Sobre la Quebrada del diablo se han tejido
muy tétricas historias.

Como el Cementerio era considerado como Campo Santo por la Iglesia Católica,
existía la estricta prohibición de que los suicidas, ateos y ajusticiados se enterraran
dentro del santo lugar, podían ser prácticamente arrojados en la quebrada .

El escritor G. H. Mata, en su libro “Dolores Veintimilla asesinada”, presenta algu-


nas fotografías relativas a la Poetisa trágicamente fallecida en 1857 y al Coronel
Luis Vargas Torres, el que fue fusilado en Cuenca el 20 de marzo de 1887. Al pie de
las fotografías, el escritor las ilustra con las siguientes leyendas:

— 73 —
“Por el camino de Perespata arrastraron el cuerpo profanado de Dolores Veinti-
milla. Lo hicieron cargadores públicos y soldados, obligados por la autoridad mi-
litar”.
“Parte posterior del cementerio Perespata, junto a cuyos muros abandonaron en
improvisada fosa a flor de tierra, la sagrada carne de D.V, martirizada en su vida
y en su muerte. Aquí mismo tirarían el cadáver de Luis Vargas Torres, fusilado en
Cuenca el 20 de marzo de 1887”.
“Camino tras el cementerio, y a la derecha el SUPAY HUAYCO (Quebrada del Dia-
blo), se ve la piedra recordatoria (junto a la quebrada) del lugar donde enterraron
a Vargas Torres, prócer esmeraldeño fusilado y arrastrado”.- fue una época muy
oscura de nuestra historia. Guerra entre curuchupas y radicales-

“Este es el SUPAY HUAYCO, donde otros cerdos devoraron el cadáver de D.V. La


profanación humana y animal realízase en mayo de 1857. Hasta la misma Quebrada
del Diablo se estremecía de aflicción al ver como llevaron el cadáver de la Poetisa
Quiteña -muerta trágicamente en Cuenca-”.

“Hay al pie de las tapias del cementerio de Cuenca, por la parte posterior, una que-
brada llamada Supay Huayco, lugar destinado a los que la intransigencia clerical no
admite en su Campo Santo; crece amarillenta la grama sobre él, y en el fondo corre,
entre arbustos y hortigas, un pobre y fangoso arroyuelo, lugar sombrío y temido,
sobre el que se cuentan consejas de comadres para susto de los niños”.

Entre 1941 y 1942 la municipalidad procede al relleno del canal sustituyéndole por
el alcantarillado de la calle Lamar. En el antiguo cauce se construyó un pequeño co-
lector con tubería de concreto de 300 mm., el que descargaba en el colector Lamar
(entre L. Cordero y Borrero, ver fotografías tomadas en 1969).

El Chanchaco: corría por la calle Juan Jaramillo al Este, luego cambiaba de curso
atravesando la Manuel Vega por el interior de propiedades particulares hasta la Av.
Huaynacapac, siguiendo paralelo a la prolongación de la Honorato Vázquez. Reci-
bía canales afluentes como el de la Juan José Flores y el de la Av. Paucarbamba (hoy
calle Larga y Angosta).

El Calispodio: se originaba por el Batán, siguiendo una cuenca paralela a la hoy


Av. Remigio Crespo, atravesando la Loja y luego la Solano, con curso de Oeste a
Este, desembocando en el sector El Paraíso.

La quebrada de Milchichig: cauce natural, tiene su origen en el sector del “Laza-


reto”, se une con la quebrada de la Calle Vieja, para desembocar en el río Cuenca.

El Canal de Cullca: parte natural y en parte excavado para conducir agua de riego,
corría por todo el sector Norte, pasaba por Cristo Rey y desembocaba en Totoraco-
cha, al mismo tiempo alimentaba a los tanques de agua entubada que era distribuida
a la ciudad de Cuenca, y también a las “acequias” que corrían por el centro de las

— 74 —
principales calles. El Molino captaba el agua del río Tomebamba a la altura de la
quebrada de Balsay, su construcción se inicia en 1924 y fue el primer paso impor-
tante para mejorar el precario saneamiento de la población.

Algunos de los molinos como el del Batán y el de la Calle Larga, movía ruedas
hidráulicas que accionaba a las “Muelas de Piedra” para moler granos. Tradicional-
mente el Molino del Batán pertenecía a Guillermo Espinosa Cobos, posteriormente
funcionó hasta 1990 con su nuevo propietario el Sr. Alberto Vásquez.

Los mencionados canales se mantuvieron como cauces abiertos y cada vez era ma-
yor el agua que arrastraba residuos que circulaba por los mismos, así, el Gallinazo
hasta 1972, fue un canal abierto en tierra desde la intersección de las Avs. España y
Huaynacapac hasta su descarga en Monay; corría por el margen de la Av. Roberto
Crespo (González Suárez), las casas construidas al borde mismo del canal tenían
acceso mediante puentes de madera, el canal emanaba un fuerte olor cuando se des-
cargaba el agua de los “bombos” de la Curtiembre Tosi (ver fotografías). Al igual, el
Chanchaco permaneció hasta 1975, como canal abierto desde la Av. Huaynacapac
hacia el Este. Alguien comentaba que de las casas construidas junto al canal salían
unas hembrazas, muchos comentarios surgieron tratando de explicar las circunstan-
cias.

El agua servida conducida por los canales era utilizada para riego para todo el sec-
tor. Al Este de la Av. Huaynacapac existían numerosas tomas para derivación del
agua en los canales, e incluso dentro de los colectores. Se producían conflictos por
el uso y los turnos de riego, y eran famosos el ganado, la leche y los choclos de las
pequeñas haciendas regadas con aguas residuales, especialmente de los sectores
comprendidos entre el cementerio, la calle Juan José Flores, llegando al Sur hasta
el río Cuenca. Se contaba con “regadores” (especie de Chapacacas), los cuales ce-
losamente y a la brava cuidaban las captaciones y desobstruían con las manos las
precarias rejas de entrada.

En las fotografías que tomé en septiembre de 1969, se muestra una toma construida
dentro del colector, y la ejecución de varias otras para riego en el canal abierto del
Gallinazo. Se puede observar al colector de sección compuesta construido con cal
y ladrillo; al fondo y parte del inicio de las paredes se utilizaron láminas de piedra
andesita. Los colectores secundarios tenían forma cuadrada, rectangular o trapezoi-
dal, conformados también con láminas de piedra.

El canal de Cullca que llegaba hasta el sector de Totoracocha, se mantuvo hasta


1970. Cuando ya estaba desarrollada la ciudad, su obturación parcial provocó mu-
chos problemas con la escorrentía incontrolada, especialmente al Norte de la Av.
Héroes de Verdeloma.

— 75 —
Hablando de los años anteriores a la década del 40, Cuenca estaba rodeada de las
llamadas quintas o cuadras, que eran pequeñas explotaciones agrícolas ganaderas
y espacios vacacionales. Fueron muy conocidas, entre otras, las quintas de: los Ti-
noco, los Moscoso, Jaramillo, de Doña Hortensia, de los curas: Sarmiento, Polo,
Cobos, Torres, Alvarado; de los Arízaga, de los Polo, de los Delgado, de los Arce,
de los Oblatos, de los Mercedarios, de las Catalinas, de los Carrasco, del Dr. Toral,
del Dr. Hidrovo, de los Sánchez, de los Espinosa, de los Malo, de los Donoso, de los
Carvallo, etc.- De la bacinilla a la Cloaca -un abismo cultural de medio siglo-.

“Para inicios del siglo XX, Cuenca tenía una forma romboidal; en su eje mayor
Este-Oeste alcanzaba más o menos 1500 m. de largo. En su eje menor Norte-Sur al-
canzaba unos 600 m. de ancho. De estas dimensiones se desprende que la superficie
edificada era como de 50 Ha. La zona amanzanada de la ciudad ocuparía para ese
entonces 50 Ha. La zona central en la que se desarrollaba la zona urbana de Cuenca
en la primera mitad del siglo XX corresponde principalmente a la zona comprendi-
da entre lo que hoy son: la calle Rafael María Arízaga, al Norte; la Calle Larga al
Sur, la calle Tomás Ordóñez al Este, y San Sebastián al Oeste”.

“En 1920 Cuenca se cree contaba con 30.000 habitantes. En 1930 el área urbana era
aproximadamente de 256 Ha.”.

“El actual Centro Histórico, por esa época fue la zona poblada más importante, es-
taba separada del entorno rural y del ambiente natural, como por ejemplo el Ejido
por el río Tomebamba”.

Los habitantes ricos vivían de la pequeña agricultura y ganadería de las quintas y


haciendas, los pobres del pequeño comercio y de la artesanía. “Según la Guía Co-
mercial Agrícola e Industrial del Ecuador, editada en Guayaquil en 1909, para esa
época en Cuenca existían las siguientes actividades artesanales, con un listado de 10
a 20 artesanos en cada caso: albañiles, alfareros, carniceros, cerrajeros, hojalateros
y cobreros, mecánicos, peluqueros, plateros, carpinteros, relojeros, sastres, som-
brereros y zapateros”. En el mismo año de 1909 “existían dos cervecerías: Azuaya
y Tomebamba, además se desarrolló en ese tiempo el tratamiento de pieles para
la exportación, la fabricación de lozas, manufacturas de algodón y lana, encajes
bordados, alfombras y flores artificiales, ebanistería, ferretería, calzado, licores y
curtiembres. Todo se fundamentaba en la habilidad personal y en el trabajo de la
familia”.

Los ricos y hasta los medianamente acomodados habitaban en casas construidas


principalmente con adobe, bahareque y madera, muchas de ellas con fachada de
ladrillo, con patio, traspatio y huerta, con fondo “hasta media cuadra”; los pobres
eran la “gente de tienda”. Se abastecía de agua por medio de pozos excavados con
soga y balde; aparecen luego los primeros “grifos” alimentados por precarias tube-

— 76 —
rías de hierro galvanizado de ½”, o era acarreada del río o de las pilas públicas que
el Municipio instalaba en las esquinas de los principales barrios.

Las primera pilas públicas de hierro fundido fueron importadas de Alemania, dispo-
nían de un curioso mecanismo que mediante contrapesos dejaba salir solamente un
balde de agua. Los empleados municipales le llamaban “pilancones”.

Las casas no disponían de excusados ni de ningún otro artefacto sanitario; se usaba


para las necesidades “menores y mayores” las bacinillas de hierro enlozado con
oreja, solo la servidumbre y los más pobres usaban las de arcilla cocida y vidriada
con plomo, de color verde o crema, que se vendían en las ollerías y en los mercados.
-mi memoria olfativa todavía se estremece al recordarlo-.

En todas las casas se contaba con el indispensable y oloroso “cuarto de las bacini-
llas”. Para mayor comodidad se fueron construyendo “tronos de tabla”, en los que
se colocaba la bacinilla por una abertura frontal; también se empleaba el “Guala-
taco”, que era una especie de depósito de madera en el que se acumulaban los ex-
crementos y tenía agarraderas para transportarlo al sitio de vaciado. Las bacinillas
usadas por toda la familia se las reunía en el cuarto y eran sacadas por la noche para
ser descargadas y lavadas en las acequias de las calles, usando cepillos de retama;
el trabajo era realizado por las cholas y especialmente por el “longo del bacín”, el
que entre otras funciones realizaba el trabajo nocturno, muchas veces con alegría
cantando en lo que ya era un himno del gremio, “El Sorsal”.

El trabajito de acarrear y lavar las bacinillas estaba a cargo de un niño campesino


traído de la hacienda. Mal vestido y peor nutrido, se le cortaba el pelo al “rape”
para que no tenga piojos; cuando le veían los chicos del barrio le gritaban “cocolo
mongolo, tinga la bola del bacín”.

Mucha gente se desocupaba en la huerta, bajo el árbol de higo o de reina claudia.


La gente de tienda salía a la calle apenas obscurecía, al borde de las veredas o de
los muros de adobe. Eran famosos hasta 1970 los huashas, donde los productos del
metabolismo se exhibían en todas las formas, color, tamaños, contextura y textura.
El limpiarse los zapatos era todo un problema, reinaba la más completa oscuridad.
Las chacras crecían a lado y lado de las calles, los árboles de higo, claudias, de du-
razno y de membrillo se veían por doquier.

Fue célebre una cantina en la Nueve de Octubre en la que los borrachos orinaban
contra un muro trasero de adobe, el cual al final se cayó y casi mata al vecino que
vivía en una “media agua”.

Los huashas se encontraban hasta en las calles céntricas por las cuales era difícil pasar sin
ensuciarse las suelas. “Los más vivos” hacían un paquetito en un periódico y lo lanzaban

— 77 —
al huerto del vecino, igual lo hacían con las gallinas muertas, lo que ocasionaba la protesta
y los insultos del ofendido subido en una escalera; otros iban a la chacra propia o de los
vecinos.

En las huertas se tenían chancheras y gallineros, los parásitos llamados “iños” entraban por
los pies y luego se convertían en “niguas”. En todos los barrios existían “los patojos” con
los dedos hechos “sotos” por las niguas; andaban descalzos y amarrados con trapos.

Todo recoveco era utilizado como urinario, no se respetaba ni las cruces que los redentoris-
tas colocaron para ahuyentar a los irrespetuosos (espantapájaros). Las cholas orinaban en
pleno día en las calles y se marchaban muy orondas sacudiendo la pollera.

En los días de feria los campesinos acudían a vender y comprar a caballo. Se tenía
parqueaderos para los animales en sitios estratégicos como: El Vado, La escalinata,
San Sebastián, El Rollo. La majada era vendida en sacos para preparar el material
para empañetar las paredes de adobe y bahareque.

Los traspatios y las huertas de las casas también servían para que anochezcan “las
bestias” que acarreaban el maíz, los porotos, las papas, la leche y los quesillos desde
las haciendas para ser guardadas en todos los cuartos o vendidas generalmente a los
pobres. Era típico el cojito que andaba a caballo entregando el guano de caballo ya
bien podrido para los empañetados de las paredes.

El estado sanitario era totalmente desastroso, todo el mundo tenía “cuicas” y “bi-
chos”, y la temida fiebre tifoidea se mantenía en forma endémica hasta bien entrado
el siglo XX. Las ratas proliferaban en las calles y en las orillas de los canales.

La mortalidad infantil debida a “diarreas” era elevada, sobre todo entre los pobres.
“Ayauu barriguita, astarauu rabito”, gemían las huahuas, “niña no puje tanto le va
a salir el ocote” gritaban las domésticas. El Señor Cobitos de la botica de la Salle
hacía hervir sus agujas y jeringuillas de vidrio para poner la inyección de Emetina
-cómo dolían-, al mismo tiempo que vendía sus famosos helados de leche -esquina
de Lamar y Luis Cordero-.

Las condiciones anotadas se mantenían en muchos sitios, incluso en 1945.

Hasta 1950, como parte de los festejos del 3 de noviembre, el Municipio botaba
“barbasco” en el río Tomebamba, para que la gente se meta en el río a coger los
atontados “bagres”. También como parte del festejo los carros del Municipio salían
llenos de naranjas que eran lanzadas a la multitud, que los seguían a la carrera.

En tiempo de bolas, los niños se metían con cedazos a las acequias para recoger las
bolas de cristal, las que luego, la cocinera las hacía “hervir” con agua.

— 78 —
“Para inicios del 20 la ciudad cambia lentamente, pero en los 30 la imagen de la
ciudad va a vivir una profunda transformación; se mejoran los servicios como agua,
luz, y notablemente las calles y veredas. El área urbana a inicios de los 40 supera
las 200 Ha. Para 1949 el área urbana de Cuenca era de 560 Ha., con una densidad
poblacional de 75 Hab./Ha”.

El Municipio se preocupó y comenzó a realizar los primeros estudios de agua y


alcantarillado. En 1924, se contrata al Ing. Guillermo Schroeter con el fin de que
realice los diseños de los sistemas de agua y alcantarillado. Se comienza con la
construcción de las cloacas con curso de Oeste a Este; entre 1925 y 1942 se cons-
truyen los canales subterráneos de la calles La Mar, Bolívar y Gran Colombia. Para
la construcción se emplean planchas de piedra andesita traídas desde Chuquipata
y Cojitambo, con las que se conforma el fondo y las paredes, rematándose con un
arco de ladrillo con mortero de cal y arena. El canal de la Gran Colombia se cons-
truye con piedra acomodada con mortero de lodo en forma “Oviodal” (sirvió hasta
1990).

Es digno de mención el oficio No 256 del 22 de octubre de 1930 que suscribe el Dr.
Honorato Loyola en calidad de Presidente del I. Concejo Cantonal al Director de
Sanidad de la Zona Austral (Dr. Luis Carlos Jaramillo):

“En contestación a su atento oficio del 16 del mes en curso, el Ilustre Concejo que
presido, en sesión del 20 del mismo, acordó contestar a U. aplaudiendo su celo
en pro de mejorar las condiciones higiénicas de la ciudad y al mismo tiempo ma-
nifestarle que las sugerencias relativas a ordenar que las construcciones de los
acueductos o cloacas de las calles que se están canalizando, en la actualidad, estén
sujetas a las disposiciones de la Ingeniería Sanitaria, serán tomadas en cuenta
cuando la Dirección a su cargo, presente los planos adecuados en conformidad
con la naturaleza geológica del suelo, así como la clase del material que debe
preferirse en relación con la humedad del subsuelo, la forma redonda u oval del
canal colector, las disposiciones de las corrientes de gases, etc., etc., a fin de que el
Ingeniero Municipal y el Inspector de Obras Públicas tengan a qué atenerse, pues
resulta que los relacionados señores manifiestan que las obras de canalización que
hoy las realizan siguen el mismo plan que sirvieron para la canalización de otros
sectores de la ciudad y que merecieron la aprobación técnica de su Dirección, se-
gún oficio No82, de 21 de Mayo último” (Honor y Patria, firma Honorato Loyola)”.
Se nota que los oficios se cursan entre dos distinguidos médicos, y que hay mucho
de sarcasmo en la comunicación de Don Honorato.

El mismo Presidente del I. Concejo Municipal se dirige nuevamente al poco tiempo


con el oficio No 602, al Director de Sanidad de la Zona Austral, el 29 de octubre de
1930:

— 79 —
“El Concejo Municipal, en sesión de 27 del presente, acordó contestar sus attos
oficios Nos 171 y 173, del 22 y 27 del mismo, manifestándole que habiendo apre-
ciado las oportunas peticiones de varios ciudadanos que habitan en la calle Bolívar,
referentes a exponer la imposibilidad económica actual, para mandar a trabajar los
desagües de sus casas hacia la alcantarilla central y que ha sido corto el plazo para
establecer el servicio higiénico, que no ha podido implantarse sino en reducido
número, prorrogó en seis meses el plazo anterior para el cerramiento definitivo de
la acequia Norte de la mentada calle, y espera que en ese tiempo el personal de su
dirección escogitará los medios conducentes para implantar, obligatoriamente, el
servicio de inodoros o W:C; coadyuvando de esta manera a la futura higiene de un
sector central y comercial de la ciudad”.

“No duda el Concejo, señor Director, que con esas medidas y las más oportunas que
Ud. arbitre se puede conseguir que desaparezca la repugnante exhibición de mate-
riales orgánicos de desecho, transportados por agua corriente a descubierto, con
el sistema primitivo de acequias que a la par da pésima impresión a cuantos visitan
esta ciudad, sirven para restarnos el concepto que tenían de nuestro progreso y
adaptación a la vida civilizada” (Honor y Patria, Honorato Loyola).

El 21 de enero de 1932, el presidente del Concejo Municipal, Don Enrique Arizaga


Toral, en oficio No 143 del 21 de enero de 1932, dirigido al Director de Sanidad de
la Zona Austral, manifiesta:

“Al avisar recibo de su atenta comunicación de hoy, me es grato manifestar a U.


que acatando la sugerencia que hace algún tiempo hiciera esa dirección, actualmen-
te una cuadrilla de trabajadores se ocupa en hacer la conexión respectiva para
proveer de agua potable a la calle Sandes, de cuya cañería tomará el cuartel su
conexión; no siendo como parece que U. ha creído, una instalación exclusiva para
el Cuartel modelo sino ante todo para el servicio de la calle Sandes a la que Ud.
hace referencia (Honor y Patria, Enrique Arízaga T.).

El 2 de marzo de 1932, Don Enrique nuevamente se dirige al Director de Salud


-oficio 187-, en los siguientes términos:

“Su atento oficio No 53, de 7 de este mes, considerado debidamente por el I. Con-
cejo Municipal que presido, en sesión del día de ayer, acordó la prolongación de
la red de distribución de agua potable hasta la calle Juan Montalvo entre las de
Vazquez de Novoa y Lacondamine, de acuerdo a lo solicitado por Ud.”

Ante la insistencia del Director de Sanidad, el 10 de mayo de 1932, Don Enrique le


dirige un muy llamativo oficio:

“El Concejo Municipal que presido, en sesión del día de ayer, tomó debida nota de
su atento oficio No 105, de 2 de los corrientes.

— 80 —
En cuanto al segundo párrafo, o sea a que se disponga el cerramiento de la acequia
de la calle Bolívar, el I. Concejo Municipal resolvió manifestar a Ud. que, dada la
actual crisis económica y la circunstancia de que varios vecinos aún no tienen insta-
lados los servicios higiénicos, no podía dictar esta orden; pero que tan luego lleguen
a esta ciudad los materiales pedidos por el municipio, y pueda dar con facilidades
para el pago, dispondrá el cerramiento de la referida acequia, evitándose así el gra-
ve inconveniente higiénico anotado por Ud. en el oficio al que me refiero”.

El Dr. Luis Carlos Jaramillo como Director de Sanidad de la Zona Azuaya, dirige el
siguiente oficio al Obispo de la Diócesis (oficio 125 de 4 de julio de 1934).

“Los trabajos de canalización y de pavimentación urbana requieren el perfecto ser-


vicio de los desagües de las casas particulares y son anteriores a la verificación de
aquellos. El Seminario Mayor, de propiedad de Ud. no posee los desagües a que me
refiero y constituye un verdadero obstáculo para el adelanto urbano de la ciudad,
con la consideración máxima que este establecimiento posee una extensión de una
cuadra (Bolívar entre B. Malo y P. Aguirre) con más el servicio de las tiendas que
tampoco tienen el correspondiente servicio higiénico”.

“Como en la actualidad, la Municipalidad de esta ciudad, ha principiado la pavi-


mentación de la calle Bolívar sin que procedan los trabajos de canalización que
corresponden a los edificios adyacentes, encarezco a Ud. la construcción de los
antedichos desagües, de conformidad con los preceptos de la Ingeniería Sanitaria,
que hacen la perfección de estos trabajos, que de no ser verificados, me veré en el
caso de suspender la continuación de los trabajos de pavimentación en referencia,
que redundaría en perjuicio del público” -bienechito Doctorcito-.

En las restantes calles se construyen las alcantarillas empleando planchas de andesi-


ta para fondo y paredes y con tapa del mismo material, se construyen las conexiones
de las casas empleando ladrillo parado o panelón sin enlucir, con “Tapacaños” de
piedra de río.

Los picapedreros de Cojitambo, Rumiurco o Chuquipata, a golpe de combo, punta


y cincel extraían las “Lajas” de la roca ígnea y luego la desbastaban o buzardeaban,
eran transportadas en pequeños camiones o volquetas, inicialmente en mulas y ca-
ballos hasta Cuenca o Sayausí para la construcción de los canales. Quizá decía al-
guien eran los inicios de la prefabricación. Qué cantidad de piedra trabajaron! Esos
humildes trabajadores con la sola protección de un pañuelo o de anteojos de vidrio
comprados en la plaza, con los dedos hecho flecos procesaron increíblemente tanto
material. -Merecen un monumento junto con los horneadores de cal y los ladrilleros
de Sinincay, Sayausí y Racar-

Poco a poco, según se va ampliando la canalización y van desapareciendo las ace-


quias, surge un problema, las casas no disponían de lugares adecuados para los

— 81 —
servicios higiénicos, sobre todo en el segundo piso con tabla y vigas de madera.
Se construyen incómodos e insuficientes locales enladrillados o “encementados”
bajo la grada, en los recovecos tapados con caramancheles, y en los traspatios de
las casas.

Se conectan los primeros excusados de losa blanca y tanque alto Niágara con cade-
na en los sitios más alejados de patios y traspatios, por lo que la bacinilla de hierro
enlosado comprada donde el Sr. Valdano, Terreros o Valverde sigue siendo un artí-
culo indispensable, y es colocada bajo todas las camas para evitar que a los chicos
les dé pulmonía al ir por la noche al excusado.

Todavía no se distribuye agua tratada. Para descargar los servicios también se acu-
mulaba agua en tanques de 55 galones que luego, desde arriba, se descargaba a
mano con balde de lata. Los periódicos ya leídos eran cortados en cuadraditos y col-
gados de un clavo junto al excusado, existiendo la ceremonia previa del “arrugado”;
se probaba frotando en la mano que no “salga la tinta”.

Los locales de los servicios higiénicos en la segunda planta tenían piso de tabla,
en la que se ponía un linóleo; durante mucho tiempo no se disponía de lavabos, se
utilizaban muebles de madera o de hierro para emplazar la lavacara de fierro enlo-
zado. Frecuentemente se necesitaba del concurso de la infaltable chola para lavarse
la cabeza o enjabonarse la espalda. En muchos lugares se “aseaba” en la terraza y
luego se producía el “lavacarazo” a la calle -¡achachay carajo!-.

La gran mayoría de los cuencanos debemos muchísimo, incluso parte de nuestra


primera educación, a las mujeres campesinas que a veces desde niñas eran traídas
desde las haciendas a las casas de los patrones, formaban con el tiempo parte de la
familia, mantenían una total lealtad hasta su ancianidad y su muerte.

Eran figuras familiares las cholas que caminaban detrás de sus patronas cargadas el
reclinatorio, o el galón de gasolina, la canasta de los comprados, o el balde de leche.
-¿Quién no las recuerda con cariño y añoranza?-, hoy son raras y la gente les llama
“la alegría del hogar”; todas las personas les conocían por su nombre, y los “pole-
cías” les lanzaban piropos agitando nerviosos el tolete -se les iba las babas-.

Fue también un espectáculo muy frecuente la chola cambiándose a otra casa con
su pobre colchón, cobijas y trastecitos, ayudando a empujar la carretilla de madera
propulsada por un semichispo cargador. Junto a los mercados Nueve de Octubre y
Diez de Agosto, se contaba con los estacionamientos de carretillas, que eran cons-
truidas con madera; a las ruedas se les forraba con tiras de caucho; los cargadores
mientras esperaban los clientes entre buchi y buchi dormitaban acostados en sus
vehículos, siempre con la soga al cuello.

— 82 —
La bacinilla desportillada a la larga “calichaba”, en todos los barrios los hojalateros
las soldaban con cuñas de lata, con ácido muriático y estaño, el cautín calentado en
la braza del carbón oxigenado a fuerza de soplador. Muy conocido fue el viejito ho-
jalatero que cojito caminaba por todas las calles, jalado su brasero y ofreciendo sus
servicios, le llamaban “El Fariseo”, muy callado, pero cuando se pegaba el buchi
improvisaba grandes discursos de corte revolucionario.

La gente ahorraba ante su precaria economía caracterizada por la abundancia de


mazorcas, porotos, papas y quesillos, pero sin ninguna liquidez. El terreno o el pe-
dazo de la quinta o la yunta eran vendidos para gastos de enfermedad, para hacerse
un terno, para gastos del entierro, o para el matrimonio de la hija.

“Se dice que los primeros excusados de loza fueron traídos por los Ordóñez allá por
los años treinta y pico de París”. Aparecen los primeros plomeros como los Coro-
nel, los Rivera, el gringo Shuín, los Picón, y otros.

En 1935 se cuenta con los primeros lavadores de ropa hechos con ladrillo y enlu-
cidos con cemento; muy posteriormente comienzan a utilizarse los fregaderos de
cocina trabajados por los hojalateros con planchas de zinc moldeadas a mazo y
soldadas con estaño. Se siguen empleando masivamente los ríos para lavar la ropa
y golpearla contra las piedras -¿tal vez para desnucar bacterias?-. Las cholas de
prominentes senos los exhiben sin preocuparse de los viejos verdes que caminan
“mojigatos” por la orilla con la mano en el bolsillo.

3.2. La ciudad crece, mejoran los servicios

Se puede señalar que debido a su aislamiento -por aire, mar y tierra-, la ciudad de
Cuenca tarda en ingresar en el campo de la higiene y de la sanidad, en comparación
con otras ciudades de Latinoamérica.

Existen acontecimientos claves que influyen en el camino hacia niveles de vida más
adecuados y a salir de su prolongado letargo:

“En 1913, se funda el Banco del Azuay con “capitales de curuchupas y liberales”.

En 1914, se instala la primera planta hidroeléctrica de Yanuncay, operada y adminis-


trada por el Municipio.

En 1920, se produce el levantamiento indígena en Quingeo, que luego se extiende a


Sinincay y Sidcay.

En 1920, se construyen los puentes de ladrillo del Centenario y del Descanso.

— 83 —
En 1925, se produce la “revuelta de la sal”.

En 1924, se funda Diario El Mercurio; entre sus primeras noticias señala que se va a
“firmar el contrato para la construcción del Ferrocarril Sibambe-Cuenca”.

En 1929, se construyen los edificios: del Colegio Benigno Malo y del Banco del
Azuay.

“El banco del Azuay financia las obras públicas y de embellecimiento de la ciudad,
con fondos, créditos y préstamos. En 1937 se suscriben los Bonos Municipales, que
permitieron al Municipio hacer obras para el crecimiento urbano de Cuenca”.

Notas siempre llamativas, de una ciudad que no entraba todavía en el desarrollo del
siglo XX.

3 de marzo de 1925

“Huigra es destruida por la creciente del Chanchán.


La creciente arrastra parte de la línea del ferrocarril del sur.
Enormes pérdidas para el comercio de Cuenca”.

Jueves 16 de abril de 1925

“La nacionalización del ferrocarril del sur.


El gobierno adquiere acciones de Mr. Harman”.

20 de abril de 1925 No145

“El espectro de la Sal, pasea sus hordas en las calles de Cuenca.


Los primeros escándalos promovidos por la falta de sal”.

“Movimiento revolucionario del sábado fue de carácter comunista”.

“Dictadura (Federico Paéz) decretó clausura de la universidad Central y destitución


del Rector Angel Modesto Paredes”.

“Igualmente clausuróse el Normal Juan Montalvo y se piensa reorganizar todos los


institutos educacionales del país.

Ricardo Jaramillo, Manuel Benjamín Carrión, Angel Modesto Paredes y Walter An-
drade fueron apresados, serán desterrados”.

“Veinticinco muertos y cincuenta heridos entre los cuales se cuenta a jóvenes cuen-
canos.”

— 84 —
“Aseguran que de un cañonazo murió hijo del ex ministro de educación Carlos Zam-
brano Orejuela.”
“Ministro Bayas ordena campaña policial contra agitadores comunistas, especial-
mente contra directores de estudios.”

Como se ha mencionado, hasta antes de 1968, el sistema de abastecimiento de agua


y los teléfonos fueron operados y administrados por una dependencia municipal que
en los últimos tiempos se la denominó EMLAT. Los últimos gerentes que recuerdo
fueron: Luis Malo A. y Octavio Vintimilla M.

Los funcionarios más antiguos: Manuel Peña V., Amilcar Aldáz y Carlos Mejía
-traídos del Carchi-, Pepe González (más conocido como Barrabás), la Srta. Enma
Neira C., Ricardo Martínez, Tarquino Martínez P., Romeo Coronel, Petronio Cór-
dova, Obdulio Arias, Rebeca Fierro, Mercedes Carrión, Elva Arboleda, Teodoro
Ordóñez, y muchos otros.

El año de 1968 marca una fecha muy importante para Cuenca en la alcaldía del
Dr. Ricardo Muñoz Chávez, se funda la Empresa Pública Municipal de Teléfonos,
Agua Potable y Alcantarillado -ETAPA-, y el mentalizador de tal empresa fue el
Ing. José Pérez Carrión. Por lo tanto, como un reconocimiento y gratitud a tan im-
portante pionero, es ineludible recordar a grandes rasgos su hoja de vida, no importa
que sea después de 38 años:

José Pérez Carrión fue un distinguido estudiante de la Facultad de Ciencias Físico


Matemáticas, hoy Facultad de Ingeniería de la Universidad de Cuenca. Se gradúa
de Ingeniero Civil en 1958.

En los inicios de su carrera la actividad profesional del ingeniero Pérez se desarrolló


en el campo de las estructuras y la construcción de edificios, trabaja en la compañía
“Línea” (fundada por los Ingenieros Victor Tinoco (+), Daniel Palacios (+) y, Jaime
Rosales (+), integrándose posteriormente el Arq. Jorge Roura (+).

En el año de 1958, el Ing. José Pérez conjuntamente con los ingenieros Miguel
León D. y Nelson De La Torre cursan estudios de postgrado en la Universidad de
Oklahoma (Estados Unidos); se gradúa de Master en Ingeniería Sanitaria el año de
1960.

En el ejercicio de la nueva especialidad el Ing. Pérez trabaja como Ingeniero Sa-


nitario de la Dirección de Salud en la ciudad de Quito (1960 a 1964). A su regreso
a su ciudad natal es nombrado profesor de la Facultad de Ingeniería, en la materia
de Ingeniería Sanitaria, y conjuntamente con el Arq. Gastón Ramírez -el precursor
de la cerámica industrializada-, y el Ing. Julio Verdugo C., desarrollan muy amplia
actividad en el campo principalmente de las obras civiles y luego en el diseño de
Sistemas de Abastecimiento de Agua Potable y Saneamiento.

— 85 —
El Ing. Pérez Carrión realmente es el pionero en la enseñanza de la Ingeniería Sani-
taria y de las obras de saneamiento en la Ciudad de Cuenca. No tuve la suerte de ser
su alumno, pero fue nuestro Director de la Tesis previa a la obtención del Título de
Ingeniero Civil en la Universidad de Cuenca, tema que lo desarrollamos conjunta-
mente con mi compañero y amigo Giulio Torracchi: “Red Principal de Distribución
de Agua Potable para la Ciudad de Cuenca” (1967).

Entre 1967 a 1968 propone la formación de una Empresa de Agua y Alcantarillado


del Cantón Cuenca, lo cual merece la atención del Concejo Municipal, el mismo
que decide la creación de ETAPA. Por tradición dentro del servicio telefónico au-
tomático pionero en el país, el sistema de telefonía se incluye dentro del rango de
acción de la nueva empresa. Parte del personal de EMLAT pasa a formar parte de la
nueva empresa. El primer local se ubicó en unas pocas salas del Palacio Municipal
de Cuenca -la parte del edificio que actualmente es ocupado por ETAPA, en ese
entonces se destinaba al funcionamiento de las oficinas del CREA-.

Es digno de mención que Don Cornelio Malo Crespo impulsó en gran medida la
creación de la Empresa. Don Cornelio, con su gran visión, trabajo desinteresado y
con su acción extremadamente honorable, tiene un puesto de honor en el desarrollo
de la ciudad.

El primer Directorio de ETAPA estaba integrado por: Dr. Ricardo Muñoz Chávez,
Ing. Ulises Sotomayor Villegas, Kurt Dorzaun, Alfonso Jaramillo León, Dr. Galo
Cisneros Semería. El primer gerente fue Fernando Malo Cordero y el primer Secre-
tario Fernando Salazar Montesinos.

El Ing. Pérez es designado Director Técnico de ETAPA, y son llamados a colaborar,


los entonces funcionarios del Departamento de Avalúos y Catastros de la Dirección
Financiera del Municipio: Giulio Torracchi y Galo Ordóñez.

El Ing. José Pérez, en aplicación a la “Ley de Servicio Civil” impuesta por la Dic-
tadura Militar, es llamado a trabajar en Quito en la formación del Departamento de
Saneamiento Ambiental del Ministerio de Salud (1972 a 1974).

Es nombrado luego Director del IEOS, función que la ejerce entre 1974 a 1976.

Luego de laborar en calidad de Consultor del CEPIS (OPS/OMS, Lima-Perú), es


designado Especialista del organismo en Tratamiento de Agua -1976 a 1985-.

En los años 1985 a 1988, es nombrado Ingeniero del País en Honduras (1985 a
1988), y luego en el Brasil (1988 a 1992).

En la ciudad de Cuenca ejerce las funciones de Asesor de Tahal- Acsam en la Fisca-


lización de los Planes Maestros (1994).

— 86 —
Permanece como asesor de la ECAPAC, Guayaquil de 1994 a la fecha -¡Nadie es
Profeta en su Tierra!, siempre se cumple-.

Como compañero de trabajo, como amigo y por compartir el mismo amor a las
Ciencias Ambientales y a la Salud Pública, numerosas veces he conversado con Pe-
pito Pérez, y me ha recordado y contado algunos logros y anécdotas en el ejercicio
de su fecunda vida profesional, como:

Durante la Dictadura Militar, en una sesión con los gobernantes, Ministros y Aseso-
res, Pepe dice una célebre frase: “El enemigo del Ecuador no es el que Uds. creen,
es la diarrea asesina de nuestros niños, debido a un precario e incompleto sanea-
miento en gran parte del país”. Lo expresado conmueve y se crea FONASA (Fondo
Nacional de Saneamiento), asignándole como presupuesto el 6% de las rentas del
petróleo.

Entre los objetivos principales se consigue que la aplicación de tecnologías ajus-


tadas a nuestra realidad en materia de Saneamiento, se modifica la estructura del
IEOS para convertirle, además de sus clásicas funciones, en un Organismo de In-
geniería de la Salud; se forman las redes principales y secundarias de hospitales y
centros de salud. FONASA, al convertirse en un organismo de magnitud, da origen
y es sustituida posteriormente por el BEDE.

En Honduras coordina el llamado “Puente para la Paz”, organismo que promueve el


Desarrollo con Salud para toda Centro América, y lidera la lucha para evitar que el
país se convierta en un botadero de residuos tóxicos y peligrosos (se intentaba pagar
3 dólares por tonelada de residuo recibido en suelo centroamericano).

Me cuenta que durante su estadía en Honduras, varias veces presenció la “Lluvia de


Peces”, extraño fenómeno en que los ciclones del Atlántico prácticamente hacían
volar a los peces depositándoles tierra adentro; mucha gente acudía a gozar del
regalo del cielo.

En el Brasil impulsa la creación de “Mata Ciliar” o de Bosques Lineales que obli-


gan a forestar con especies nativas, 50 m a lado y lado de las márgenes de los ríos
que eran utilizados como fuentes de abastecimiento.

El gobierno del Brasil en 1987, envía al Ing. Pérez a un postgrado en “Control Am-
biental”, en la Universidad de Aberden, Escosia; allí es compañero de curso y aula
de su hijo Esteban quien también realizaba su postgrado en la misma especialidad.
Al concluir presento las debidas disculpas a mi amigo el Ing. Pérez por la apretada
síntesis sobre su vida profesional, a la que se une su gran erudición y su alto valor
humano, quizá desconocido para muchos en su propia tierra. “El trabajo de los
hombres de ayer es un sólido cimiento perdido bajo los muros de las actuales
construcciones”.

— 87 —
Como ya mencioné, el Concejo Municipal designa como primer Gerente de ETAPA
al Ing. Fernando Malo Cordero, el que desempeñaba el cargo de Director de Obras
Públicas en la provincia del Cañar.

Fernando Malo Cordero, al que cariñosamente le llamábamos nuestro principal


FEMACO, inicia su corta pero fecunda vida profesional en la empresa ETAPA, a la
que con capacidad, energía, mística y dedicación le fijó el rumbo para constituirse
muy firmemente en una de las mejores empresas de servicio del país.

Por haber trabajado cercanamente con Fernando, quien hacia el año de 1953 fue mi
profesor de dibujo en el colegio Borja, y que tanto con él como con sus hermanos
mantuve siempre una cálida amistad, deseo como una añoranza y un modesto reco-
nocimiento a su innato don de mando, a su enorme capacidad de organizar, y a su
personalidad que se hacía respetar respetando, consignar algunos datos sobre él.

Fernando Malo Cordero se gradúa de Ingeniero Civil en la Facultad de Ingeniería


de la Universidad de Cuenca en 1964.

Ejerce la Gerencia de ETAPA, desde el 5 de marzo de 1968 al 25 de febrero de


1979.

Luego, como Gerente General de la Empresa Eléctrica Regional Centro Sur, del 1
de marzo de 1979 hasta que fallece el 24 de diciembre de 1985.

Desde 1964 hasta su muerte, ejerció la docencia en la Facultad de Ingeniería de la


Universidad de Cuenca, primero en la asignatura de Vías de Comunicación, luego
en la de Mecánica de los Suelos, y, por fin como profesor de “Técnica de la Cons-
trucción Vial”.

De enero de 1980 a enero de 1982, por dos periodos consecutivos, ejerció la “Pre-
sidencia de la Cámara de Industrias con la responsabilidad y la eficacia que en él
eran connaturales”.

Hombre multifacético, amante del campo y de la agricultura, en su hacienda de


“Pucallpa”, cultivó e industrializó la caña de azúcar; a este trabajo se dedicaba to-
dos los fines de semana. Desde mayo de 1983 fue Presidente de la “Asociación de
Cañicultores del Azuay”.

Conocí en el campo profesional a Fernando en 1962 en el que se desempeñó como


Jefe de Avalúos de la Municipalidad de Cuenca, por lo que conocíamos lo que sig-
nificaba su presencia en ETAPA. Recuerdo su voz de mando y su exigencia persis-
tente, junto a un notable sentido del humor.

— 88 —
Organizó y le dio forma a la empresa en la época en la que yo llamaría el inicio
del acelerado desarrollo urbano de la ciudad de Cuenca. El supo dar las soluciones
oportunas y con proyección al futuro de los servicios vitales, iniciando una gestión
pionera; su voz y su opinión eran escuchadas y consideradas a nivel nacional. Le
debemos muchísimo. Nuestros profundos agradecimientos a Fernando.

El 2 de enero de 1968, el M.I. Concejo Cantonal de Cuenca expide la Ordenanza de


Creación de la Empresa Pública Municipal de Teléfonos, Agua Potable y Alcantari-
llado –ETAPA-, lo que da inicio a una nueva etapa en el campo del abastecimiento
de agua potable, saneamiento y telecomunicaciones al servicio de todo el cantón
Cuenca.

En agosto de 1969, mediante contrato con el IEOS, se ejecutan los primeros Planes
Maestros de Agua y Alcantarillado para la ciudad de Cuenca. En 1970 se constru-
yen las obras planificadas con un préstamo concedido por el BID al gobierno ecua-
toriano. La construcción estuvo a cargo de un Consorcio Colombiano Ecuatoriano
ISEC, con la fiscalización de ETAPA.

Como se puede inferir, la empresa primero planifica y luego ejecuta, forma una
línea de acción que la llevó al éxito: “La planificación a largo plazo, siempre ante-
cedió a la acción”.

Para tener una idea de cuál era el estado de los servicios de Agua y Gestión del Agua
Residual en la ciudad de Cuenca, citamos lo que consta en el Primer Plan Maestro
de 1970.

Se comenzó en cero. En la Fase de campo y levantamiento de la información


trabajó un equipo del IEOS-ETAPA: Ing. Alejandro Torres, Ing. Fabián Aguinaga,
Arq. Ing. Lautaro Jaramillo, Ing. Galo Ordóñez. La Municipalidad prestó una ofici-
na en el séptimo piso del Palacio Municipal.

Trabajábamos como ingenieros y como topógrafos. No se disponía de un catastro


del sistema de alcantarillado; durante el día, con serias dificultades, buscábamos las
tapas de los pozos de visita, para nivelar la unión de los colectores; personalmente
entré auxiliado por los cadeneros en todos los pozos de visita para medir secciones,
evaluar el estado y materiales. Los accesorios se los había construido con mampos-
tería de ladrillo, con pesadas tapas de láminas de piedra andesita -al colocarles ya
quedaban “chuecas”-. Por las noches, hasta la madrugada, recorría por el interior de
los colectores que tenían dimensiones suficientes, tomando medidas, observando su
estado físico -ahora me estremezco al recordar lo que hacía, y el serio peligro que
corría al entrar en los canales sin ninguna protección- y tomando fotografías –ver
anexo-.

— 89 —
Se disponía de un solo vehículo para el trabajo, muchas veces fuimos a pie hasta
Sayausí, ayudando a cargar a los cadeneros los jalones, las miras y los teodolitos.

Lo que por entonces se denominó “Trabajo de Gabinete” se realizó en las antiguas


oficinas del IEOS en Quito (frente al Palacio Legislativo). El Ing. Jaime Álvarez
M. fue entonces su director, al equipo se unieron los Ingenieros Mario Ávila M. e
Iván Montalvo G. Todo el trabajo se realizó sin contar con calculadoras -eran una
novedad las “divisumas” electromecánicas Facit, verdaderas obras maestras de la
mecánica-.

Las secretarias tenían gran trabajo con sus máquinas de escribir, había que recortar,
pegar, armar las páginas, “Sacar Xeroxcopias”; así se hacían volúmenes y volú-
menes. Los dibujantes de tablero eran todos unos artistas del tiralíneas y la tinta
china -que rico trabajo!, realmente nos sacábamos la M…, ganando suelditos de
hambre-.

En 1969, en la Av. de la Circunvalación se producen serios problemas, fue proyec-


tada como una carretera en el campo, las atarjeas simplemente cruzaban la calzada
para recogiendo el agua de las cunetas y de todas las calles del norte que carecía de
alcantarillado, lanzarla contra la ciudad; era un espectáculo típico en la calle Luis
Cordero y Rafael María Arízaga. Un señor tenía su negocio de “asocar” sombreros
de paja toquilla, que luego sacaba a secarlos al filo de la vereda; con las lluvias
intempestivas de gran intensidad la creciente que venía por la entonces Ignacio
Ordóñez arrastraba los sombreros por la calle en alta pendiente; el señor y sus hijas
seguían a la carrera atrapando más abajo los barcos de paja. Ataja carajo, por la P...
no les hagan tortilla, abajo el Alcalde, gritaba el sombrerero Cañamazo, un poco
chispiolas. Hay que asentar el susto a que no coja el colerín.

Por la calle Tarqui también bajaba un río cuando llovía (ver fotografías). En la
cuadra del colegio Normal y del Teatro México, el Dr. Abelardo Tamariz salía con
sombrero arriscado y arremangado el pantalón a destapar los pozos y limpiar los
sumideros, su casa quedaba debajo del nivel de la calle.

Para disminuir y en algo solucionar los problemas de la escorrentía incontrolada de


la zona norte en los Planes Maestros de 1969, se plantea lo siguiente:

“En la zona alta de la ciudad de Cuenca y separada unos 40 m. de la Av. de Circun-


valación hacia el norte se ha proyectado una cuneta de coronación con el objeto
de evitar la escorrentía superficial proveniente de las lomas de Cullca, se precipite
sobre la ciudad y recargue el alcantarillado existente. Se estima según el Plan
Regulador, que la Avenida de Circunvalación, es el límite del crecimiento de
la ciudad en la parte Norte, y por tanto el sitio hasta donde se proveerán de
servicios públicos a sus habitantes”.

— 90 —
“De esta manera, el Municipio deberá prohibir las construcciones sobre la cu-
neta de coronación, hasta que se provea de servicios a esta zona. La cuneta comen-
zará a nivel de la prolongación de la calle Luis Cordero y se dirige al Oeste, hasta la
altura de la calle Miguel Vélez, en este sitio entra al interceptor proyectado en dicha
calle con un caudal de 1,7 m3/s, proveniente de un área de aporte de 14 Ha. Sigue su
trayecto hasta la calle Vallejo, en donde también descarga sus aguas con un aporte
de 27 Ha. y un caudal de 2,5 m3/s: Desde este punto nace otro tramo de cuneta que
sigue la misma dirección y conduce las aguas de lluvia al río Matadero; este tramo
tiene el aporte de 30 Ha. que produce un caudal de 2,7 m3/s. Dicho tramo tiene
su principio después de los terrenos que amenazan deslizarse, a la altura de la
planta de tratamiento. El sitio de descarga está localizado antes de la unión de la
Av. de los Rotarios con la Av. Ordóñez Lazo”. -Sin comentarios-.

En los Planes Maestros de 1969, se describe así el sistema de alcantarillado exis-


tente:

“El sistema de alcantarillado que actualmente transporta las aguas de desecho y dre-
na la lluvia en la ciudad de Cuenca, pertenece a un sistema combinado, construido
en fechas que oscilan desde el año de 1941 hasta la actualidad.

“La superficie servida por esta red combinada, constituye la parte de la ciudad que
se la ha denominado “Parte Vieja”, llegando a una cifra aproximada de 200 Ha., y
ocupando una terraza pluvial aluvial, situada en una cota 25 metros más alta que el
cauce del río Matadero”.

“Básicamente el sistema puede considerarse constituido por dos colectores princi-


pales -Gallinazo y Chanchaco-, que drenan aproximadamente 130 Ha. cada uno,
a los cuales concurren los colectores secundarios y ramales primarios, casi todos
formados por canales de mampostería de piedra o ladrillo, con una gran variedad de
formas seccionales diferente de la circular”.

“Sistema del Colector El Gallinazo”

“Este alcantarillado está localizado en la calle Mariscal Lamar, sirve a una pobla-
ción de aproximadamente 30.000 habitantes, e intercepta un área de alrededor de
130 Ha.

La sección más o menos significativa, ya sea por su capacidad de conducción, así


como por el material de construcción, que merece incluirse en el nuevo plan de
alcantarillado, comienza en la calle Talbot, pues de esta calle hacia el oeste de la
calle Vallejo (Daniel Alvarado), la alcantarilla es más pequeña, siendo incapaz de
conducir el caudal de aguas de lluvia calculado en el nuevo sistema, y encontrándo-
se actualmente en pleno proceso de destrucción”.

— 91 —
“El tramo que va desde la calle Talbot hacia el Este y que tiene una longitud aproxi-
mada de 1900 m, ha sido construido con planchas de piedra andesita desbastada en
el fondo y parte de las paredes, el resto se ha construido con mampostería de ladri-
llo y/o de piedra sin enlucir, formando secciones compuestas con arcos superiores
rebajados o de medio punto. Se pueden apreciar defectos constructivos: secciones
irregulares, cambios bruscos de dirección y de sección (parece que se sigue el cur-
so de una quebrada)”. (Ver fotografías adjuntas).

“Casi todos los ramales del sistema “Gallinazo” corren de Norte a Sur, llegando
a una longitud de red de alcantarillado combinado de 16.640 metros. El material
predominante es la andesita desbastada, la cual constituye el fondo, paredes y tapa
de los canales”. (Ver fotografías).

“El sistema ha sido afectado por la escorrentía superficial proveniente de la zona


Norte, la cual arrastra bastante material en suspensión que entra en las alcantarillas
existentes. Han erosionado su fondo y paredes, notándose huellas de haber trabaja-
do a presión”.

“Sistema del colector del Chanchaco”

“Este sistema drena aproximadamente 130 Ha. y es el segundo en importancia den-


tro de la red de alcantarillado existente. El colector principal está localizado en la
calle Sucre, en la cual recorre de oeste a este en una longitud de 1250 m., luego
cruza por la calle Mariano Cueva hasta la calle Juan Jaramillo, en una longitud de
220 m., recorre por esta última hacia el este, hasta la calle Tomás Ordóñez con una
longitud de 230 m., por fin se dirige por la calle Tomás Ordóñez hacia el Norte, con
una longitud de 50 m.; gira bruscamente hacia el Oeste, atravesando terrenos de
propiedad privada (se podía ver el arco de ladrillo que sobresalía del suelo), en un
recorrido de 300 m. y desemboca en una acequia, a la altura de la Av. Huayna-capac
(aquí y atravesando paralelo a la calle Jesús Arriaga). En 1969, por un Chaquiñán
con grandes cercos de piedra a lado y lado, se conducía el agua residual para ser
utilizada para el riego principalmente de potreros. Las vacas Holstein arrastraban
sus grandes ubres por los ciénegos formados por el agua residual”. -¡Qué rica leche,
y qué maravilla de choclos!-.

“Además de este colector existen otros de menor importancia como los localizados
en la calle Gran Colombia (ver fotografías), Bolívar y Juan Jaramillo”.

“Sumideros -entrada de aguas de lluvia-”

“El sistema de interceptación de lluvia es completamente deficiente, se puede decir


que el 100% de los sumideros trabajan en forma deficiente, o no trabajan”.

— 92 —
“Estos sumideros han sido pésimamente concebidos; su ubicación es defectuosa
y los materiales empleados en su construcción son inapropiados. Para la rejilla de
entrada se ha utilizado láminas de andesita desbastada a la cual a golpe de cincel se
ha abierto orificios rectangulares, colocados en la calzada horizontalmente o verti-
calmente en las veredas, o la combinación de los dos. El trabajo de las estructuras
es sumamente deficiente, se obturan con facilidad y se encuentran con ubicación
defectuosa”. -el agua pasa riéndose de ellos-.

“La totalidad de los actuales sumideros (1969) necesitan ser reconstruidos. O por
lo menos mejorados”.

“Conexiones Domiciliarias”

“Las conexiones se han efectuado por medio de pequeños canales rectangulares


de pequeñas dimensiones, construidos con mampostería de ladrillo (muchas veces­
con ladrillo parado) sin enlucido, con tapa de piedra de río. En las conexiones
recien­­tes se ha utilizado tubos de hormigón simple prefabricados de 15 ó 20 cm. de
diámetro”.­

“Alcantarillado existente en la zona sur”

“Esta zona corresponde a la zona baja de la ciudad, pues está sobre una terraza
fluvial, 25 metros más baja que la zona vieja de la urbe. La parte ocupada por el de-
sarrollo urbanístico, alcanza aproximadamente unas 100 hectáreas, y la dotada por
el servicio de alcantarillado más o menos unas 70 hectáreas. Dentro de esta última
se ha construido una red de alcantarillado combinado que en muchos casos son ca-
nales rudimentarios que descargan directamente al río Matadero.

-En las fotografías tomadas en septiembre de 1969, se puede observar: la descarga


del colector de la Florencia Astudillo. Inmediatamente aguas abajo la población
utilizaba el río para lavar la ropa, tanto de los pobres, como de los ricos. También se
aprecia la descarga directa de agua residual proveniente del antiguo hospital, de la
Escuela de Medicina y del Anfiteatro Anatómico-.

La longitud útil de dicha red alcanza más o menos 3000 m., que representa el 1%
de la longitud de la red proyectada para esta zona, y por razones hidráulicas y de
trazado, la red existente no tiene condiciones para formar parte de la solución defi-
nitiva”. (¿Está todo por hacer?).

“Alcantarillado existente en la zona Norte”

“La construcción de este sistema comienza hace 10 años (1959) debido a que desde
esa fecha se inicia la expansión de la ciudad en dirección de la zona norte de Cuen-
ca. Los tramos construidos son casi en su totalidad tramos de cabeza y no obedecen

— 93 —
a una planificación de conjunto. Su ejecución se hizo precisamente por el rápido
desarrollo de la zona. El sistema es combinado y el 90% de los colectores son de
sección circular y el restante 10% varían de forma trapezoidal a rectangular (ver
fotografías). Se considera que muchos de los tramos tienen condiciones para formar
parte del sistema definitivo”. ¿Faltan los colectores principales?

“Alcantarillado existente en la zona Este”

La construcción de este sistema también no sobrepasa los 10 años (1959). Parte de


los colectores existentes se los ha considerado para formar parte del sistema defi-
nitivo.

Estudio Técnico Económico de la solución del alcantarillado

Entre 1969-1970 en los primeros Planes Maestros, se estudian varias alternativas


para asumir el tipo de sistema de alcantarillado para el servicio a la ciudad de Cuen-
ca con un horizonte de 30 años (año 2000).

Para las “Redes de Evacuación” de aguas lluvias y aguas servidas, se estudiaron


tres alternativas:

1. Sistema combinado total


2. Sistema separado
3. Solución conjunta de Sistema Separado con sistema combinado

Se seleccionó la alternativa 3, siempre pensando que en el futuro se irá hacia el


separado.

“Se plantea en esta alternativa, la posibilidad de realizar el proyecto mencionado en


la segunda alternativa, por etapas, en tal forma que permita la construcción del al-
cantarillado de la zona periférica, sin modificaciones mayores del alcantarillado del
casco céntrico de la ciudad, para en etapas posteriores modificarlo o reconstruirlo
en forma de sistema separado”.

“El costo de esta alternativa, es de S/.156’241.690, 44 (sucres), constituye la


solución más económica”.

“Población de diseño”

Concordando con el diseño del sistema de agua potable y el Plan Regulador, la po-
blación a servirse (año 2000), será de 244.000 habitantes.

— 94 —
“Zonificación y Densidades”

Las zonas en que se ha dividido la ciudad, así como sus respectivas densidades, han
sido definidas dentro del Estudio de Desarrollo Urbanístico, realizado por el Depar-
tamento Municipal del Plan Regulador, y básicamente son las siguientes:

A, B, C y D Residencial con casas uni o bifamiliares, con densidades comprendi-


das entre 50 a 300 Hab./ Ha.

F y G Residencial económica con densidades comprendidas entre 50 a 200


Hab./Ha.

H Hospitalaria y residencial, cuyas densidades son iguales a las ante-


riores.

Comercial y Administrativa Con una densidad de 400 Hab./Ha.

Se define como de Industria Liviana la zona anexa a la Av. Quito (hoy Gil Ramí-
rez).
Como Industria pesada, la zona del Parque Industrial y la anexa a la Llantera.
Se deja indefinida la zona que se cita como de Industria Peligrosa.

(Por ser de mucho interés se adicionan los esquemas que constan en la Memoria
Técnica de 1969. ¡Cómo han cambiado las cosas!).

“Cantidad y calidad de las aguas servidas”

“Se llegó a la conclusión de que al final del periodo se tendrá una dotación de 220
lts./hab-día y una producción de aguas negras del 70% del valor anterior”.

“Las aguas de infiltración han sido tomadas en cuenta en zonas en las cuales las
tuberías permanecen bajo el nivel freático, su valor aproximado es de 1.0 l/s por
kilómetro de colector”.

“Las conexiones ilícitas de aguas lluvias que descarguen en los colectores de aguas
servidas se las eliminará casi por completo, mediante la aplicación del Reglamento
que, para el efecto, ha estructurado la Empresa Municipal ETAPA” -no lo consi-
guieron-.

“Para la determinación de la calidad de las aguas servidas se han realizado los


análisis en los colectores El Gallinazo y Chanchaco, que permitieron comprobar
que la Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO), se mantiene dentro de los valores
catalogados como aguas servidas domésticas, con un promedio de 200 miligramos

— 95 —
por litro de DBO” -los valores determinados posteriormente y hasta la fecha son
totalmente discrepantes-.

“Para preservar las condiciones medias de la composición de las aguas servidas,


la Empresa ETAPA ha reglamentado (reglamento de uso de los servicios de alcan-
tarillado) convenientemente el aporte de los desechos industriales”.

“Justificación del tratamiento de las aguas residuales”

“El estudio estadístico de los regímenes de los ríos, conjuntamente con sus capa-
cidades receptoras y la producción de aguas negras estimadas, determinó que para
después de 15 años (1985) aproximadamente será necesario efectuar el tratamiento
de las aguas residuales. Considerando esta necesidad imprescindible de que si bien
es cierto, no es inmediata, la separación de los sistemas”.

“De aguas servidas y de lluvias es hasta cierto punto obligada en cuanto implica la
reducción de los costos de tratamiento. Sin embargo no se ha dejado de pensar en
los aspectos económico, ecológico y social que se ven influenciados por tal separa-
ción, sobre todo en zonas en las cuales ya se dispone de un sistema de alcantarillado
combinado. De todos modos, los ríos y quebradas deben mantener condiciones sa-
nitarias admisibles. Con este orden de ideas concluiremos lo siguiente”:

• “La planta de tratamiento no se la construirá de inmediato, razón por lo cual no


consta en el presente estudio”.

• “Su ejecución se hará necesaria después de un lapso de 15 años, contando ahora


solamente con estudio de alternativas efectuadas por el Instituto Ecuatoriano de
Obras Sanitarias”.

• “La contaminación de ríos y quebradas, en zonas aledañas a la ciudad y que


traería como consecuencia problemas de orden sanitario, se evitará mediante la
construcción de colectores marginales y de aliviaderos de fondo con elemento
regulador de caudal. Vale la pena mencionar aquí que se encuentran construi-
dos dos de estos aliviaderos: uno en el colector de la calle Vieja, para evitar
la contaminación de la quebrada de Milchichig y otro en el colector de la
calle Miguel Vélez, para evitar la contaminación del río Matadero”. - La cons-
trucción de los mencionados colectores la ejecuta ETAPA apenas comienza su
acción en 1968, para solucionar los graves problemas de la escorrentía incon-
trolada que afectaban a la ciudad, los mismos que llegaron a niveles críticos con
la construcción de la Av. de Circunvalación-.

• “En los periodos de lluvia, irá al río Matadero una mezcla de aguas servidas
y de lluvia provenientes del aliviadero de la calle Miguel Vélez, pudiendo con-

— 96 —
taminar el río. Este peligro de contaminación puede ahora pasar inadvertido
debido a que se tendría una dilución adecuada. Sin embargo, por tratarse de
una zona bastante poblada, la empresa ETAPA emprenderá próximamente la
construcción de un colector sanitario paralelo al pluvial de la Miguel Vélez y
que aportará al colector marginal norte del río Tomebamba”.

• El gran interceptor combinado de la Calle Vieja está terminado (1969). Antes


del sitio de la descarga se ha construido un aliviadero de fondo con elemento
regulador de caudal, de modo que las aguas servidas contarán con un emisario
que, bordeando la quebrada de Milchichig, conduzca las aguas residuarias
hasta el emisario que viene por la margen izquierda del río Tomebamba para
descargar finalmente en la confluencia con el Machángara, consiguiendo de
esta forma al menos dentro de los próximos 15 años la inofensividad del verti-
miento.

Aspecto financiero

“La Empresa Pública Municipal de Teléfonos, Agua Potable y Alcantarillado (ETA-


PA), ha invertido, hasta la fecha, S/.29.527.122,81 (sucres invertidos entre 1969 a
1971) en materia para agua potable y alcantarillado”.

“Las asignaciones presupuestarias que han permitido el financiamiento de estas


obras, provienen de las diversas participaciones que le son asignadas en el presu-
puesto municipal”.

“En Decreto N0 301, del 18 de febrero de 1971, publicado en el Registro Oficial N0


172 del 2 de marzo de 1971, mediante el cual se le encarga a la I. Municipalidad
de Cuenca, directamente o por medio de contratistas, la ejecución del programa de
las obras que fueron presentadas a consideración del Gobierno Nacional para que
este las realice como homenaje a la ciudad de Cuenca en el Sesquicentenario de su
Independencia, programa de obras que consta en el Decreto Ejecutivo N0 483, del
14 de marzo de 1970, promulgado en el Registro Oficial N0 435, del 20 del mismo
mes y año”.

“Consciente, sin embargo, la empresa de la insuficiencia de los fondos detallados


para cubrir las necesidades de la ciudad en materia de agua potable y alcantarillado
así mismo, se preocupó de gestionar el financiamiento internacional más adecuado
para llevar a feliz término sus programas de expansión de tales servicios”.

“Es así como se ha obtenido del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a través
del Ministerio de Salud y concretamente del Instituto Ecuatoriano de Obras Sanita-
rias, un préstamo de S/.129. 337.941,95 (sucres), a 30 años plazo, 5 de gracia y el
3% de interés anual, que será invertido en la siguiente forma: (valores en sucres).

— 97 —
Alcantarillado de la zona periférica S/.82.602.092,58
Alcantarillado de la zona central S/.29.574.350,17
Agua Potable, ampliación de la Planta del Cebollar S/.17.161.499,20

“Se ha preocupado adicionalmente y ha obtenido los fondos necesarios para cubrir


el aporte local del préstamo en referencia. En efecto, el artículo 1o de la resolu-
ción N0 001 del Comité de Crédito Externo, textualmente dice: “Entregar al Mu-
nicipio de Cuenca la suma anual de siete millones setecientos mil sucres 00/100
($ 7.700.000,00) durante el periodo que va desde 1973 hasta 1976, inclusive, con
cargo al fondo de Contrapartidas del Presupuesto General del Estado”, Decreto que
consiguió el actual concejo el 12 de marzo de 1973”.

Ejecución de estudios y obras

“Durante los años de 1968 a 1970 la empresa orientó principalmente su esfuerzo a


la evaluación del antiguo sistema y al diseño de las nuevas redes de alcantarillado,
sin embargo, en este lapso se realizaron obras muy importantes destinadas a ali-
viar los sobrecargados y maltrechos colectores del casco central de la ciudad. La
longitud total de estas obras alcanzaron aproximadamente los 10 kilómetros. Es
necesario dejar constancia de que esas obras complementarias no se hicieron con
carácter provisional, sino han sido aprovechadas en su totalidad en el trazado del
nuevo sistema”.

“En el mes de mayo de 1971, una vez completados todos los estudios del sistema,
ETAPA inició la construcción de los colectores principales en la zona Norte como
en la Sur de la ciudad”.

Sistema de abastecimiento de agua potable

Cuando ETAPA se hace cargo de los más importantes servicios de la ciudad, prác-
ticamente se encontraba servida por la red de distribución la zona central antigua
de la ciudad -hoy Centro Histórico-, y pequeños sectores de: la Av. Loja, El Ejido,
Av. Solano, Av. Huaynacapac, Hospital del Seguro, Las Herrerías, Av. Escandón, El
Batán, Ordóñez Lazo, y otros. Las edificaciones en muchos de los lugares citados
se emplazan en forma dispersa.

La red de distribución de agua potable es la misma que dejó el SCISP en 1960. Se


habían realizado algunas extensiones sin ninguna planificación para satisfacer ne-
cesidades emergentes. Casi la totalidad de la red de distribución estaba constituida
por tuberías y accesorios de hierro fundido, con uniones de campana a las cuales “se
les calefateaba” con plomo. El personal de mantenimiento disponía de braceros y
crisoles, en los que, con el uso de leña, fundían el plomo en las veredas del centro;
los obreros eran muy expertos. Don Manuel Peña, metiendo dos dedos en la boca
silbaba fuerte indicando que cierren o abran las válvulas; los trabajadores “achica-

— 98 —
ban” el agua de la zanja usando sus sombreros y posteriormente sus típicos cascos
plateados.

La única captación disponible era en el río Culebrillas o Sayausí en el sector co-


nocido como de Paquitranca. El agua captada entraba a un desarenador, junto al
cual se emplazaba la casa del guardián (mishquero); luego el agua era conducida
por un canal construido con ladrillo con tapas de piedra andesita hasta los Tanques
Presedimentadores de Sayausí ( hoy sector 3 de Mayo). Finalmente, el agua cruda
conducida en canales de ladrillo, pasando por los sifones de San José y El Tejar,
llegaba a la Planta del Cebollar.

Se contó la historia de cómo fue construido el sistema, el que fue diseñado y cons-
truido para captar, conducir, tratar y distribuir 225 l/s. El horizonte de diseño fue el
año de 1972, habiéndose proyectado una población para tal año de 91000 habitan-
tes.

La proyección o más propiamente la adivinanza al cuantificar la población fue muy


acertada (la población de Cuenca según el Censo de 1974 es de 104470 habitantes);
sin embargo, se equivocaron de largo en la distribución de la población en el espa-
cio urbano y perimetral. El Dr. Muller esperaba que Cuenca sea una ciudad de de-
sarrollo vertical; sin embargo, la ciudad se disparó en dirección de todos los puntos
cardinales y de sus intermedios.

Las haciendas lecheras y de cementeras de choclos bajo el ojo brillante de los urba-
nizadores pasan a ser lotizaciones. La imitación cunde, todo el mundo lotiza, luego
urbaniza, se vende, se construye, surgen barrios nuevos, grupos de amigos coloni-
zan lomas. La gente pugna por salir del centro, las casas viejas son incómodas, el
costo de los terrenos es tan alto, no nos gusta vivir en departamentos, necesitamos
espacio para las guaguas, para los perros.

Hasta 1960 la ciudad de Cuenca crece relativamente a bajo ritmo, luego la urbani-
zación se acelera sin orden ni control, no hay armonía con el desarrollo de los servi-
cios. En 1970 la presión sobre los servicios de agua y alcantarillado era enorme.

“De dónde sacamos agua, el agua no puede instalarse por los postes, no hay alcan-
tarillado, no hay estudios, esperen, hasta tanto les voy a mandar tanqueros grita el
Gerente”, “váyase a la M…”, contestan los furibundos ciudadanos. Los concejales
presionan, para algo votaron por ellos. Los ediles comienzan a tomar conciencia de
que el agua es un poder político.

Hasta 1970 el urbanizar consistía solamente en señalar las calles y lotes, raspar los
llanos, lastrar las calles, vender; los propietarios construyen las casas de dos o más
pisos, exigen a la brava los servicios a la nueva ETAPA.

— 99 —
No hay tubería en el mercado nacional, el único material factible por su costo es
el “asbesto cemento”, se importan las tuberías de A.C desde Sud África, Cana-
dá, Alemania y posteriormente desde Colombia. Surgen viviendas de interés social
como la ciudadela Católica, la Abdón Calderón, la de los trabajadores de la Textil,
comienza Totoracocha (quinta de la familia Baquero que falleció en el accidente
aéreo de Andesa). El límite Norte que se pretendió con la construcción de la Av.
Circunvalación es rápidamente rebasado, al mismo tiempo que dicha avenida con
sus atarjeas produce verdaderas avalanchas contra la ciudad.

Se comienza a cobrar a los urbanizadores y posteriormente a exigirles el proyecto


y construcción de todas las obras, inclusive pavimento asfáltico (¡para qué, no hay
como el buen lastre de Tarqui!). Un conocido urbanizador le rogaba al Ing. Pérez:
“Ingenierito Pepito pondrame un tubito chiquito a que me cueste poquito”.

El alcalde, Dr. Ricardo Muñoz, consigue fondos, visita personalmente los trabajos,
y asume los problemas con los propietarios que quieren seguir manteniendo sus
chacras en plena ciudad; para todo hay que viajar a Quito. Al Ing. Malo le dejan en-
trar sin cita previa, su personalidad se impone, logran captar el interés del gobierno
-al inicio del Desarrollo Petrolero pocos tienen planificación, ayúdennos a gastar la
plata! Somos millonarios!-.

Las compañías como Monolítica y otras ya tienen contratos para pavimentar calles
y avenidas, se va a abrir la Sayausí a Tres Cruces, no hay alcantarillado ni redes de
agua, lo que impide trabajar en la apertura y mejoramiento de vías, una parte de las
cuales se encontraba dentro del espacio de expansión urbana.

Se abren zanjas por todo lado, los contratistas trabajan activamente, todos tenemos
que “dar datos y niveles”, hacer proyectos a la picada.

Es necesario ampliar el sistema de abastecimiento; como el agua es gratis y “la me-


jor de América”, el consumo es enorme, fuera de toda previsión.

La red se extiende, se descompensan las presiones, se habla de grandes fugas inter-


nas y externas. A horas de la madrugada circula por las alcantarillas un apreciable
caudal de agua transparente; como el agua además es prácticamente gratis el con-
sumo es enorme, a nadie le interesa arreglar las llaves y los servicios que gotean y
descargan.

De dónde sacamos agua:

Paquitranca no alcanza, el Culebrillas es un río pequeño. Es necesario una nueva


captación, en el río Tomebamba, inmediatamente aguas arriba de Sayausí (para qué
más arriba si es totalmente despoblado; fuera de un pequeño caserío de Marianza,
a quién se le va a ocurrir vivir en semejante frío, si nos vamos más arriba perdemos

— 100 —
al Mazán), y luego un desarenador, vamos hacia los presedimentadores, hay que
atravesar el río Culebrillas con un acueducto. Se piensa en 700 l/s, con eso estamos
tranquilos por algunos años.

Se ejecuta una captación provisional con gaviones, el río tiene gran energía, poco a
poco se van sumando las jaulas con piedras. El “Huato” Serrano abre la trocha, les
quita las máquinas a los tractoristas, quiere operar el mismo, se construye el nuevo
acueducto con hormigón armado, el agua del Tomebanba va hacia el Cebollar.

El canal de conducción de presedimentadores al Cebollar es ampliado, el trabajo


es difícil, pasa por terrenos particulares de cultivo. A los dos sifones se les adiciona
tubería de asbesto cemento y luego de PVC; se amplían las cámaras de entrada y
salida. -El Sr. Galindo es el guardián operador de los presedimentadores, y la Sra.
Teresa de los sifones-.

¿Y la Planta de Tratamiento del Cebollar?

Es una planta convencional, hemos contado la historia de su construcción, procesa


solamente 220 l/s, ha operado bien, pero no soportaría una sobrecarga tan grande
como la que se requiere. ¿Qué hacer?

Inicialmente el IEOS proyecta una ampliación totalmente convencional, el costo es


alto y hay problemas estructurales.

El Ing. José Pérez ha leído en una revista técnica en la cual hay un artículo de un
investigador norteamericano “Yao” sobre la teoría de los sedimentadores de placas,
también llamados Laminares, de alta velocidad, o de alta rata.

La idea es fantástica para Cuenca. El Ing. Pérez, con un poco de nuestra colabo-
ración, ejecuta el diseño aplicando la nueva teoría, logra con solo añadir placas de
asbesto cemento, y utilizando los mismos tanques triplicar el caudal de los sedi-
mentadores convencionales, con ligeros cambios en las estructuras de entrada y
de salida. Consigue su propósito y la Planta del Cebollar es la primera en América
con sedimentadores laminares de placas -en algunos libros del exterior publican
fotografías de los sedimentadores; equivocadamente le llaman Planta del Achiral en
Cuenca Ecuador-. Vienen muchos técnicos a visitarla y a realizar investigaciones,
pronto su uso se generaliza en toda América.

Es invitado a Cuenca el personal del CEPIS, envían al Ing. Jorge Arboleda y luego
por dos ocasiones (alcaldía del Dr. Muñoz y del Dr. Serrano) al Ing. Esperandío, en
ese entonces Director del CEPIS; ellos traen nuevos conceptos y diseños sobre los
filtros rápidos de lecho doble (antracita-arena) de Rata declinante. Se cambia los
lechos y se suprimen los antiguos accesorios; sin modificaciones estructurales se
logra también triplicar el gasto tratado.

— 101 —
El sistema de aereadores con sus boquillas Sacramento que eran todo un espectácu-
lo tienen que ser suprimidos por falta de capacidad para el nuevo caudal, y por otras
razones de carácter técnico. -Fue una gran pena, pero no quedaba más-.

Durante y después de los primeros Planes Maestros

Como se menciona en la transcripción de la Memoria Técnica de los Primeros Pla-


nes Maestros de Agua y Alcantarillado para la Ciudad de Cuenca IEOS-ETAPA
(1969-1971), se trabaja activamente en la ejecución de las obras emergentes de
agua y alcantarillado.

Con la planificación de 1969 y con la que posteriormente ajusta y complementa la


Dirección Técnica de ETAPA, contando con el financiamiento del BID, se licitan
los trabajos. La compañía Colombiana Ecuatoriana “ISEC” realiza la construcción,
con la fiscalización de ETAPA.

Por la parte colombiana, el Jefe del Proyecto es el Ing. Reyes y el de construcción


el Ing. Gutiérrez. Por el lado ecuatoriano el Ing. Alejandro Cárdenas y Vicente Calle
(posteriormente se integra el Ing. Hernán Tamayo). Las labores de fiscalización las
dirige el Ing. Giulio Torracchi, y colaboran los ingenieros Manuel Salcedo y Fran-
cisco Toral.

Se ejecutan fundamentalmente:

La ampliación de la Planta de Potabilización del Cebollar (parte de los trabajos a


la fecha ya se habían realizado). Principalmente la dosificación de fluor y el siste-
ma de instrumentación, control y registro con los sofisticados y novísimos equipos
“Foxboro”.

Parte de las nuevas conducciones de agua tratada e instalación de instrumentos de


medición de caudal y registro.

Canalización en los sectores perimetrales

Durante la alcaldía del Dr. Ing. Alejandro Serrano Aguilar (1 de agosto de 1970- 30
de abril de 1977) se construyen obras muy importantes como: los tanques de re-
serva de Cristo Rey (segunda etapa), Cruz Verde, Turi, Milchichig, Totoracocha, y
las conducciones de agua tratada hacia los diversos tanques. Con ello se divide al
sector servido en varias zonas de presión, con lo que se lograron muchas ventajas
operativas y de presiones adecuadas para la enorme zona de servicio, y se eliminó el
peligro de la dependencia de una sola tubería de alimentación. En 1969, se produjo
un deslizamiento, que causó la rotura de la tubería de hierro fundido que alimentaba
a la ciudad, y el tanque rompe presión quedó fuera de servicio. La ciudad permane-

— 102 —
ció varios días sin agua potable. -Hoy el tanque rompepresión se ha convertido en
un retén policial para garantizar la seguridad de las señoritas y de sus admiradores,
calle “Cayambe” y sus “rojos” alrededores-.

Adicionalmente, se construyeron los grandes colectores emplazados en las calles:


Miguel Vélez, Muñoz Vernaza, Héroes de Verdeloma, Huaynacapac, Viracocha-
bamba, Calle Vieja y otras. Costó mucho trabajo conseguir que los señores militares
permitan el paso del colector por los terrenos de la III División Tarqui .

El Alcalde, Dr. Serrano, destinó gran parte del presupuesto municipal a la cons-
trucción de las obras de agua y alcantarillado, adelantándose a su tiempo, ya que
dichos servicios todavía no eran considerados como prioritarios por los políticos de
la época.

La ciudad le debe muchísimo al Dr. Alejandro Serrano; él lideró, junto con Fer-
nando Malo, la solución en forma oportuna de los servicios vitales, a los cuales
hoy hasta los políticos los han priorizado, y constituye su bandera de campaña, y el
primer objetivo del deporte nacional : “el paro”.

Se complementan los estudios de los Planes Maestros y se establecen las diferentes


zonas a servirse por sistemas separados de alcantarillado. Prácticamente se opta por
separar toda la ciudad, a excepción de la zona antigua. Se construyen los sistemas
sanitario y pluvial de la zona Sur, Norte y Este; se exige a los urbanizadores la im-
plementación del sistema separado.

El cambio urbano y la expansión del urbanismo hacia zonas que ni siquiera se ima-
ginaron los ingenieros, dirigen las acciones para financiar los estudios de factibili-
dad de los planes maestros de agua y alcantarillado -administración del alcalde Dr.
Pedro Córdova y del Gerente de ETAPA Ing. Agustín Rengel-.

El Dr. Pedro Córdova fue alcalde del 15 de septiembre de 1978 al 15 de abril de


1984. Posteriormente el Dr. Xavier Muñoz Chávez ejerce la alcaldía desde el 15 de
abril de 1984 al 30 de abril de 1988, quien continúa con la obra.

Se ha hablado en forma extensa y algo desordenada de cómo creció la ciudad de


Cuenca, y quizás su tardío saneamiento. Se resumen como fechas importantes las
siguientes:

1960. Cuenca tiene por primera vez agua potable, controlada y vigilada por EMLAT
- Empresa Municipal de Luz, Agua y Teléfonos, en realidad era en todo su sentido
una dependencia municipal-.

1968. El 2 de enero, el M.I. Concejo Cantonal de Cuenca expide la Ordenanza de


creación de la Empresa Pública Municipal de Teléfonos, Agua Potable y Alcan-

— 103 —
tarillado del Cantón Cuenca -ETAPA-. La empresa se funda en la alcaldía del Dr.
Ricardo Muñoz Chávez, quien fue designado como Alcalde el 18 de abril de 1966
por la Junta Constitucionalista de Cuenca, de acuerdo con el Gobierno Nacional del
Sr. Clemente Yerobi Indaburo.

A raíz del derrocamiento de la Junta Militar de Gobierno, que procedió a elegir un


nuevo Cabildo, y que quedó integrado por: Dr. Agustín Cueva T., Dr. Alejandro
Serrano Aguilar, Dr. Víctor Lloré Mosquera, Ing. Miguel Merchán Ochoa, Dr. Car-
los Guillén Encalada, Arq. Enrique Malo Abad, Dr. Mario Jaramillo Paredes, Ing.
Jaime Rosales Camposano, Cornelio Malo Crespo, Luis Arias Cornejo, y Secretario
el Dr. Luis Vintimilla Carrasco.

Posteriormente el Dr. Ricardo Muñoz fue electo alcalde por votación popular para
el período 1968 a 1970.

1969. Mediante contrato con el IEOS, se ejecutan los primeros Planes Maestros
de agua y alcantarillado para la ciudad de Cuenca. En 1970 se construyen las obras
planificadas, con préstamo otorgado por el BID al Gobierno del Ecuador. La cons-
trucción de las obras ya descritas estuvo a cargo del consorcio Colombiano–Ecua-
toriano ISEC, bajo la fiscalización de ETAPA.

En 1983, ETAPA elabora los términos de Referencia para el “Diagnóstico de los


Sistemas existentes de Agua Potable y Alcantarillado y Factibilidad Técnico
Financiera de los Planes Maestros de Agua y Alcantarillado para el Área Me-
tropolitana de la Ciudad de Cuenca”. En los antecedentes de dichos términos, se
indica lo siguiente:

“ETAPA, tiene a su cargo la prestación de servicios de teléfonos, agua potable y


alcantarillado dentro del área metropolitana de la ciudad. El rápido y desordenado
crecimiento de la población especialmente en el área urbana, ha generado una alta
demanda por estos servicios, la que ha sido satisfecha por ETAPA a la medida de
sus posibilidades y muchas veces sin una planificación oportuna. En la actualidad
se estima que el abastecimiento de agua potable acusa un déficit entre el 20 al 25%,
mientras que en el servicio de alcantarillado es aún mayor”.

“Además de los problemas originados por la demanda insatisfecha de agua pota-


ble y alcantarillado, la empresa tiene que manejar aspectos sociales, políticos y
administrativo-financieros relacionados con los servicios que presta. Por ejemplo,
el mal aspecto que presentan los ríos que atraviesan la ciudad, ocasionado por la
contaminación producida por la descarga incontrolada de agua servida, industrial
y municipal, es motivo de malestar y preocupación por parte de la opinión pública.
La política tarifaria de la empresa no permite su autofinanciamiento e incide di-
rectamente en la elevación de los consumos de agua (se han calculado dotaciones
promedio actuales de 464 l/hab-d y residenciales tan altas como 2500 l/hab-d). La

— 104 —
estructura orgánico-funcional de ETAPA puede ser revisada para permitir más dina-
mismo y efectividad en el cumplimiento de sus programas”.

“Con este marco de referencia y con el propósito de encontrar soluciones apropia-


das a los problemas que actualmente se presentan, con proyecciones a mediano y
largo plazo, la empresa ETAPA ha decidido proceder a la elaboración de los Planes
Maestros que garanticen la eficiencia de agua potable y alcantarillado sanitario y
pluvial tanto en el aspecto técnico como en el administrativo-financiero, dentro de
los lineamientos de crecimiento trazados por el Plan de Desarrollo Urbano del Área
metropolitana de la ciudad de Cuenca, teniendo en cuenta la preservación de los
Recursos Hídricos Locales, y con proyecciones hasta el año 2015 inclusive”.

“Dentro de los Estudios de 1983, ETAPA ha identificado cuatro áreas fundamenta-


les a ser desarrolladas en los Planes Maestros”:

a) Abastecimiento de Agua Potable: “Diagnóstico de los sistemas existentes en


las áreas urbana y rural, preparación de un Plan Maestro que defina sistemá-
ticamente en espacio y tiempo, las acciones a tomarse para cubrir eficiente-
mente la demanda por este servicio que se genere en el área Metropolitana de
Cuenca hasta el año 2015, diseños conceptuales de las alternativas más pro-
misorias que permitan seleccionar la alternativa óptima a implementarse bajo
condiciones técnico-económicas. Formulación del plan de implementación
técnica y financiera de la alternativa seleccionada”.

b) Evacuación de Agua Servida y Agua de Lluvia: “Diagnóstico de los sistemas


existentes en el área urbana y rural, preparación de un Plan Maestro con-
cebido en los mismos términos generales que el de abastecimiento de agua
potable, diseños conceptuales de las alternativas más promisorias que permi-
tan seleccionar las alternativas óptimas a implementarse bajo consideraciones
técnico- financieras”.

c) Protección y Control de la Contaminación de los Cursos de agua: “Diagnós-


tico de la situación actual, influencia de las descargas puntuales (municipales
e industriales, y no puntuales (urbanas y rurales), utilización de modelos ma-
temáticos que permitan analizar los efectos que se producirían en los cursos
como consecuencia de la implementación de los Planes Maestros de Agua y
Alcantarillado, determinar el tratamiento más adecuado para los sistemas de
agua potable y alcantarillado”.

d) Desarrollo Institucional: “Análisis de la situación técnico-administrativa y


financiera de ETAPA, análisis del marco legal de ETAPA, problemas deri-
vados de la estructura orgánico funcional actual, recomendaciones inmedia-
tas. Preparación de un Plan Maestro de desarrollo institucional acorde con el
diagnóstico y con los Planes Maestros de Agua Potable y Alcantarillado, que

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permita a ETAPA cumplir a cabalidad y oportunamente con la implementa-
ción, operación y mantenimiento de las obras a ser construidas utilizando en
forma óptima los recursos humanos y financieros. Proyecto de Ordenanzas
que fortalezcan a la Empresa y que permitan el control de los usos del agua
y de su degradación, Tasas, Tarifas y Recaudación. Desarrollo de un Modelo
de Planificación, Control y Evaluación acorde con las metas de la Empresa y
sistema de información global que faciliten la toma de decisiones y permitan
adoptar planes y programas de acuerdo a los cambios que las circunstancias
requieran”.

Dentro de los términos de referencia de 1983, se presentan datos referentes a la


cuantificación de lo servicios existentes, los cuales son de interés en consideración
al enorme trabajo realizado por ETAPA, en las circunstancias en que el urbanismo
ganó muchas veces la carrera a la planificación de las obras denominadas de infra-
estructura sanitaria:

i) Captaciones: “Una en el Río Tomebamba diseñada para 450 l/s, obra de tipo
provisional construida en 1970. Una en el río Sayausí con capacidad para 300
l/s, construida entre 1958-1960”.
ii) El agua captada de las dos fuentes es conducida por canales independientes
hasta los presedimentadores de Sayausí; desde allí existe una conducción úni-
ca de 18 Km., con canal de mampostería de ladrillo y piedra.
iii) Tratamiento: Planta convencional a gravedad (Planta del Cebollar 2640
msnm). La planta opera desde 1960 y fue ampliada en 1976 para tratar un
gasto máximo de 700 l/s.
iv) Reserva: Se cuenta con 8 tanques de reserva y distribución: tres de ellos fue-
ron construidos en 1958 junto a la planta del Cebollar, con capacidad de 1000
m3 cada uno; luego se construyeron dos tanques más en el mismo sector de
1500 m3, y finalmente en 1976 se construyeron otros tres tanques de cola de
3000 m3. de capacidad cada uno.
v) Distribución: La red tiene una extensión de 93,35 Km. de tubería de hierro
fundido instalada entre 1958 a 1960, 208 Km. de tubería de asbesto cemento y
81,8 Km. de PVC, instaladas entre 1968 a 1983. A partir de 1968 se realizaron
cambios fundamentales en las redes de distribución. Se dispone de: red alta,
media y baja, y una red a mayor nivel denominada como sistema de Cullca.
vi) Conexiones domiciliarias: se dispone de 18.212 instalaciones registradas y
alrededor de 2000 no catastradas. En 1983 se disponía de: 14.735 domicilia-
rias residenciales con medidor, 3140 sin medidor; 289 industriales con medi-
dor y 50 sin medidor.
vii) En la actualidad (1983) se están realizando ampliaciones de los canales de
conducción para incrementar el caudal a 1000 l/s. Se construyen dos plantas
de potabilización una en el sector Del Cebollar de 10 l/s y otra en la Virgen
del Milagro de 30 l/s, las cuales estarán terminadas en 1984.

— 106 —
4. Nuestros inquietos e impredecibles ríos

Nos hemos referido a nuestros ríos en su aspecto geológico. Es importante citar lo


que dice T. Wolf en el año de 1892 sobre el principal sistema fluvial de Cuenca:

“El sistema fluvial del Paute se presenta sobre el mapa cual un árbol de copa ancha,
y a primera vista parece difícil decir cuál de los ramos sea el principal y la conti-
nuación directa del tronco. Sin embargo deberemos dar preferencia al río Matadero,
por ser el más largo, el medio y el que guarda la dirección general del río Paute.
Nace, pues, este río en la cordillera occidental en las alturas del Cajas de algunas
pequeñas lagunas; comienza su curso al “SE” por el valle pintoresco de Quinuas, lo
cambia desde Sayausí hasta Cuenca al “E”, y sigue después al “NE”, para romper
finalmente la cordillera en la dirección “E” al lado del Allcuquiru. Aquí haremos
la observación, que ningún otro río de la América meridional, de los que dirigen su
curso al océano Atlántico, nace en tanta proximidad del mar Pacífico, como el río
Paute; sus cabeceras no distan más que unas 10 leguas, en línea recta, del golfo de
Guayaquil”.

“El río Matadero. “Recibe algunos pequeños afluentes de la misma cordillera oc-
cidental, de los cuales el río Surucucho y Mazán, ambos del lado derecho, son los
principales. Muy cerca de Cuenca le entra del lado sur el río Yanuncay unido con
el río Tarqui. El primero baja de los páramos de Cancán y Soldados en la dirección
“NE,” hasta el pueblo de Baños, después describe un semicírculo (N-NE-E) alre-
dedor del aislado cerro de Güishil y recobra su rumbo anterior hasta en frente de
Cuenca”.

“El río Tarqui. “Nace en el nudo del Portete, baja al “NE” y se reúne muy pronto,
en medio del plano de Tarqui, con el río Cumbe, que viene de los cerros de Marivi-
ña, de “SE”. En su curso medio el río Tarqui serpentea mansamente por la llanura
perfecta de Tarqui, que se extiende 2 leguas de “S al N” y mide ¼ de legua de an-
cho. No tiene más que 82 metros de altura sobre la plaza de Cuenca. Al extremo
septentrional de la llanura se levanta de la orilla izquierda del río un cerro cónico,
no muy alto pero memorable en la historia de las ciencias. Se llama el Cerro de la
Pirámide, por llevar en su cúspide un monumento de esta forma, o más bien de las
de un obelisco. Aquí es donde en el siglo pasado los académicos franceses pusieron
el término austral a su célebre triangulación y a sus observaciones astronómicas,
que tenían por objeto resolver el problema de la verdadera figura de la tierra. Al
pie de este cerro de la Pirámide el río Tarqui vira al “NO” y entra en la angostura
de un valle tortuoso, cuyas laderas no son muy altas pero escarpadas, y en que des-
embocan del lado izquierdo tres quebradas con los ríos de San Agustín (al pie de
la pirámide), de Tutupali y de Chorcay, todos tres cortos y de poca monta. Pasado
este valle toma el río su rumbo al Norte y entra en la llanura de Cuenca, recibiendo
en este trecho el riachuelo de Baños, que tiene la particularidad de nacer de unas

— 107 —
fuentes termales. En las inmediaciones de San Roque, suburbio de Cuenca, se re-
úne el Tarqui primero con el Yanuncay e inmediatamente después con el Matadero,
formando los tres el río Paute. Al lado de esta triple confluencia, y sobre la ribera
izquierda del río Matadero está edificada la hermosa capital de la provincia, en la
altura de 2580 metros”.

“A muy corta distancia de Cuenca hallamos la boca del río Machángara, tributario
considerable del río Paute, cuyas cabeceras se encuentran en las alturas de Patul y
del ramal de Ñamurelte. Entre sus afluentes se cuenta el río de la Compañía del lado
derecho”.

4.1. Del comportamiento de nuestras corrientes en el pasado reciente,


y en el no tan reciente.

4.1.1. Jueves 11 de noviembre de 1943 (diario El Mercurio)

“Fue arrebatado Puente de el Descanso (construido en 1920) por furiosa e inusita-


da creciente del río Burgay de Azogues, quedando interrumpido el tráfico entre las
provincias de Azuay y Cañar.

Por información de última hora tenemos conocimiento que en la tarde de ayer a las
4,30 debido a una inusitada creciente del río Burgay, el puente del Descanso -cons-
truido en 1920-, que une la vía que sirve para el tránsito entre Cuenca y Azogues,
Paute y Gualaceo, Sígsig y otras partes de la carretera norte ha sido arrebatado en
su mayor parte.

En todo el curso del río entre Biblián hasta la confluencia con el Tomebamba para
formar el Paute en la entrada del Tahual el Burgay ha causados destrozos incalcula-
bles en los campos y playas recién sembrados o preparados para el cultivo”.

4.1.2. No se cuenta con crónicas, ni ningún documento histórico sobre las crecien-
tes de los ríos de Cuenca, especialmente del Tomebamba, lo que se encuen-
tra al respecto se ha escuchado por tradición oral, y en algunas referencias,
como la que sigue:

“A fines del siglo XVIII, nos cuenta la tradición, que nuestro río, el primero de
nuestros ríos, aquel que un juglar transparente que se desliza besando las plantas
de la ciudad y trenzando canciones de espuma, se enfureció de tormenta de catás-
trofe; abandonó su cauce, rompió las praderas, anegó los ejidos, y caprino, con sus
cuernos retorcidos de cristal bravío, embistió contra las barriadas bajas de la urbe.
Salió el flamante obispo, el primer obispo ilustrísimo José Carrión y Marfil, con
mitra y con cayado, revestido de sagrados ornamentos, hacia las márgenes del to-
rrente, y lo conjuró poniéndole bajo la custodia de otro obispo, que ya estaba en los
cielos de Dios, San Julián prelado de Cuenca de España, en cuyo recuerdo y para

— 108 —
duplicación hispánica, el Marqués de Cañete hizo bautizar a Cuenca de América.
La voz popular cree que al río se le impuso el nombre de Julián, siendo su apellido
Matadero, porque, desde remonto, hasta hace no muchos años (1950), en una de sus
orillas del curso citadino, existía un rudimentario camal o matadero de ganado para
abastecimiento de los habitantes. El apellido debía, en todo caso, ser más noble, y
llamarle río Julián Tomebamba, de manera o forma en que ese nuestro conciuda-
dano líquido, se lo habría asimilado como un buen mestizo de nombre español y
apellido indígena”.

-José Manuel María Carrión y Marfil, fue Obispo de Cuenca entre 1788 a 1798-.

“Los tiempos se movieron, pasaron casi dos siglos, siquiera más de un siglo y me-
dio, y San Julián se descuidó de frenar las aguas de su pupilo, y en 1950, el Julián
Tomebamba volvió a irritarse, a encrespar sus linfas, y como en tropel de potros in-
dómitos, atropelló casas y caseríos, mordió y descarnó tierras labrantías y se cargó
con puentes blasonados de historia, que unían las riberas norte y sur de la ciudad,
estupefacta ante la sublevación tumultuosa de su cantor y poeta, que siempre dice
trovas delicadas y le pone espejos para que se copie en sus urnas transparentes. El
puente del Vado, colonial, el puente de Todos Santos, construido en la administra-
ción del presidente Rocafuerte, junto con el del Salado, que se llamaba Viaducto
Vallejo, pues fue el gobernador de este nombre quien lo mandó a construir, eran los
pasadisos más antiguos de Cuenca, y los dos primeros, el del Vado y el de Todos
Santos fueron destruidos por la riada violenta e inusitada”.

Oye Julián, el mal que nos has hecho


No borrarás con llantos noche y día;
Existe una protesta en cada pecho,
Un abismo sin puente a la alegría
Y un bello ensueño que quedó deshecho.

(réquiem por un puente, de Alberto Cordero T.)

“Cuenca, a la sazón, tenía un Alcalde de ejecutorias inolvidables, que ha sido el


iniciador de todos, o casi todos, los arranques del progreso contemporáneo: Don
Enrique Arízaga Toral, uno de los más intrépidos propulsores. Debatiéndose ante la
catástrofe, casi víctima él mismo en el hundimiento de uno de los puentes, puso de
pie al vecindario, llamó al presidente de la República, en ese entonces Galo Plaza
Laso, y con energía convincente, arrancó del siempre extenuado tesoro nacional,
cinco millones de sucres para reparar los daños sobrevenidos. Y de la aciaga fecha
3 de abril de 1950 hizo un día de comienzo de la era más progresiva que ha tenido
Cuenca” (tomado del libro de Cuenca, 1988).

El director de Obras Públicas Municipales en ese año fue el Ing. Arturo Ramírez Aguilar.
Quizá el mayor acontecimiento hidrológico y el más importante del que se ha tenido

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noticia es la creciente del río Tomebamba, ocurrido el 3 de abril de 1950. Como se
verá, es de mucha importancia transcribir la crónica sobre el evento y la cobertura
noticiosa del mismo por parte del diario local, El Mercurio, el cual parece un palia-
tivo para semejante calamidad, ocurrida y descrita en forma tan sencilla y peculiar
en la segunda mitad del siglo XX:

Martes 4 de abril de 1950

“Formidable creciente del Tomebamba arrasó con 3 puentes urbanos. Aguas aumen-
taron en forma jamás vista rebasando el cauce del río. Terrorífico aluvión destruye
varias propiedades y residencias ribereñas. Los daños causados calcúlanse en algu-
nos millones de sucres. Existe posibilidad de que haya víctimas por la destrucción
del Puente de Todos Santos.

Nuestra pacífica ciudad fue estremecida el día de ayer por un desastre nunca an-
tes registrado en la historia de Cuenca y nunca esperado, tampoco dada la especial
ubicación de la urbe y las condiciones naturales excepcionales de los alrededores.
Con todo, el día de ayer, fatal y que dejará un doloroso recuerdo en la memoria no
solamente de los cuencanos sino del país todo. La naturaleza estuvo contra nosotros
y desató su furia acrecentando el caudal del Tomebamba hasta el punto de salirse de
madre y arrasar con todo lo que encontró a su paso en las riberas. Un aluvión que
dejará huellas imperecederas se desató más o menos desde las siete de la noche luego
de haber llovido fuertemente toda la tarde especialmente en las alturas del Cajas.

El antes hondo cauce del Tomebamba fue pequeño para dar cabida a las miles de to-
neladas de agua que corrían por segundo. Las turbulentas aguas rebasando las orillas
llegaron a anegar toda la extensión de la avenida Tres de Noviembre por un lado y
por el norte la avenida 12 de abril, lo mismo los terrenos de la orilla opuesta, arrasan-
do desde luego todas las propiedades ubicadas en sus inmediaciones.”

El anuncio de la tremenda tragedia

“A eso de las siete de la noche cuando el río Tomebamba todavía conservaba su


caudal normal, repentinamente el vecindario se vio alarmado por ruidos extraños se-
mejantes a truenos que se escuchaban cada vez con mayor insistencia y acercándose
a medida que pasaban los segundos de tiempo, ni siquiera minutos, porque no hubo
tiempo para mayor cosa. Cuando en el sector urbano ya dentro de la avenida Escan-
dón y del sector de El vado, varios curiosos salieron fuera a ver de qué podía tratarse,
pero ya con una presunción de una crecida del río, se dieron con la enorme sorpresa
de encontrar al antes tranquilo Tomebamba fuertemente hinchado y trayendo en sus
espumosas aguas enormes pedrones, árboles y animales, que fueron arrastrados a su
paso al iniciarse el aluvión en las alturas. La creciente fue brusca, desde el comienzo,
pero en el volumen que tomó más tarde, hasta el punto de horrorizar a los miles de
ciudadanos que acudieron a presenciar la iniciación de lo que sería más tarde una
catástrofe.”

— 110 —
Comienza el pánico en El Vado

“En vista del espectáculo dantesco aparecido de repente, el vecindario de El Vado


justamente alarmado comenzó a dar gritos de auxilio ya que las aguas desde su pri-
mer ímpetu penetraron hasta los terrenos adyacentes a la iniciación de la Av. Escan-
dón, llenando las habitaciones de las casas vecinas con agua hasta la altura de un
metro más o menos. Había que ver el interior de las habitaciones, pobres la mayor
parte de ellas, donde rebalsaban muebles, ropas, utensilios, etc. De aquí las voces
se extendieron hasta la ciudad y una enorme cantidad de público concurrió a las
inmediaciones a presenciar el tremendo espectáculo. Desde las balaustradas de la
terminación de la calle Tarqui podía verse claramente el río extendido hasta el ancho
completo de la avenida Tres de Noviembre y con una corriente de gran velocidad,
por lo que corrían arrastrados pedrones de muchas toneladas de peso con estrépito
ensordecedor. El ruido era claramente definible desde tres a cuatro cuadras distantes
del río, tal era la magnitud del aluvión que sentará época desgraciada en los anales
de la historia cuencana.”

Casas arrasadas en el sector de El Vado

“Las primeras casas arrasadas en el sector de El Vado fueron las siguientes: de Jesús
Cevallos, Luis Manuel Serrano en toda la esquina derecha del puente de El Vado,
Casa del señor Arcenio Solano, parte de la casa del señor Mogrovejo, parte de la casa
de la familia Tinoco, y inundada en su interior con cuatro metros de agua la casa de
la señora Mercedes Merchán Vda. de Peña, casa del Rdo. cura Alvarado y otras más
cuyos nombres no pudimos obtener por estar abandonadas y ubicadas río arriba.”

Aquí no hubo pérdidas de vidas

“Con lo que pudimos comprobar con nuestro intenso recorrido por toda la zona, no
se registraron víctimas en este sector y solamente pérdidas materiales que alcanza-
ban al medio millón de sucres. No pudimos comprobar pérdidas, sin embargo pér-
didas por concepto de muebles y bienes tenidos en las casas de habitación dada la
confusión que existía en tales momentos y la ninguna forma de averiguar sobre las
condiciones anteriores al desastre. Con todo creemos que es muy grande, porque lo
que arriesgadamente se ha podido sacar es apenas ropas de cama y pocas cosas que
se podían tomar cómodamente en la mano, a pesar de que hubo decenas de personas
que ayudaban al salvamento”.

Primer puente que se destroza

“Cuando tratábamos de averiguar las consecuencias de la tremenda creciente en el


sector de El Vado, ante la imponencia del río, la turbulencia de sus aguas y la velo-
císima creciente que golpeaba sobre el estribo derecho del puente de El Vado, yendo
desde la ciudad se creyó prudente impedir el paso de los transeúntes para evitar
algunas muertes. Fue un cronista de este diario el que dio la alarma de tal peligro, lo
que ventajosamente fue escuchado por el numeroso personal del ejército y por el Jefe

— 111 —
del Cuerpo de Bomberos, quienes de inmediato impidieron de lado y lado el paso
de los curiosos por el puente. Dijimos felizmente, por cuanto, a los pocos minutos
escasamente tres, de haber dado la alarma, en presencia de un redactor de este diario,
con gran estrépito se derrumbó el costado derecho del puente desde su estribo hasta
el bastión central. Por la caída de materiales el agua saltó muchos metros arriba del
puente y en segundos desaparecieron las grandes moles de cal del puente caído sin
remedio; tal era la fuerza de la corriente que golpeaba tan reciamente los costados”.

Inundación de la casa del señor L. Serrano

“A los pocos minutos de caído el puente, se completó el desastre cuando la inunda-


ción inadvertida al otro lado del camino que conduce a la quinta del doctor Emiliano
Donoso había ya destruido las paredes divisorias del sitio y ocasionó la caída de todo
el extenso tramo del edificio. Grotescamente se mezclaban los ruidos del río y de la
caída lenta pero segura de los edificios situados en toda la esquina de la curva del
Vado. Si en su interior hubieran habitantes no podemos asegurar, como tampoco es
imposible, ya que muchas personas insistieron imprudentemente en ir a sacar sus
cosas a pesar de la prohibición de paso que se dispuso”.

Dos mujeres y una criatura salvadas

“Medió la feliz intervención de nuestro acucioso redactor presente en el lugar del


siniestro, para que sean salvadas con toda oportunidad una anciana, una señora de
regular edad y una criatura. Al derrumbarse la parte delantera del edificio habían
quedado sin poder hallar salida, por cuanto al fondo había una alta muralla y a los
costados los tramos viejos de la casa amenazaban caerse en segundos. Localizadas
esas infelices mujeres y la criatura, nuestro Redactor con el auxilio de tres miembros
del ejército logró situarse en el interior del inmueble y sacar del atolladero a esos tres
seres, que acaso hubiesen sido hoy víctimas de los acontecimientos. Propiedad de
esas mujeres habían sido algunos animales y porcinos que estaban a punto de aho-
garse en el patio inundado, lo mismo que también pudo salvarse dificultosamente y
con riesgo, pero menos un ternero que pereció quizá ahogado, quizá aplastado por la
casa al derrumbarse después”.

Lado sur de la ciudad aislado

“Con la caída del puente de El Vado quedó prácticamente aislado el costado sur de
la ciudad, ya que por la avenida Tres de Noviembre no podía tomarse camino para
encontrar el puente de El Centenario. Las aguas inundaron lo menos con un metro
todo el largo de la avenida hasta la quinta del señor Guillermo Crespo Ordóñez. De
todo modo, rodeando llegamos a constituirnos en las inmediaciones del puente de El
Centenario para anotar las novedades ocurridas allí. Lo que primeramente se observó
es el cercenamiento de la avenida Tres de Noviembre hasta dejar un espacio de esca-
sos cuatro metros frente a la casa del señor Crespo Ordóñez. Por golpear en la isla las
aguas desvían su curso, y lo que es peor amenazaban también el estribo izquierdo del
puente de El Centenario, dada la dirección de las aguas y la corriente impulsiva en

— 112 —
esa dirección. De allí continuamos hasta el puente Mariano Moreno de la Escalinata,
donde encontramos a dicho paso debatiéndose seguro contra el paso de las aguas. El
nivel de las aguas llegaba hasta la misma losa del puente, por lo que se juzgaba pe-
ligroso pasar por él, pero hasta el momento de entrar en prensa esta edición (las tres
de la mañana) no había ningún peligro de que ese puente se cayera”.

Continuando más abajo al puente de Todos Santos, el desastre se muestra más grave
aún por la caída de ese puente y por la serie de destrozos que causó la impetuosa
creciente.

Pudo haber víctimas al caer el puente de Todos Santos

“A eso de las nueve de la noche el puente de Todos Santos fue abatido por la co-
rriente que minó su estribo izquierdo, abriendo un amplio boquete que luego arrasó
con el edificio y corrales del camal. Vecinos presentes en el lugar del siniestro nos
informaron que hubo gran cantidad de gente que presenciaba la formidable creciente.
El momento eran las nueve de la noche más o menos, cuando una nueva creciente
vino con gran estruendo y sin respetar los tajamares se alzó sobre el espacio anterior
al estribo izquierdo del puente y lo llevó en segundos. Mucha gente estuvo sobre el
puente, no sabemos cuántos se cayeron a las aguas y fueron llevados Dios sabe hasta
dónde”.

“Las aguas al llevarse el puente sin dejar rastro de su contextura lo hicieron también
con el edificio del camal y con los corrales en los que se encontraba gran cantidad
de ganado para el desposte de hoy. Naturalmente apenados, algunos vecinos trataron
de salvar a los animales, lográndose rescatar solamente a cuatro reces. Las aguas
subieron luego a la avenida 12 de Abril, y la cubrieron íntegramente, hasta el punto
de ser imposible su paso. Un carro trató de cruzar rápidamente el sector pero quiso
la desgraciada suerte que se cayera en una grieta abierta por las aguas y allí se quedó
si las aguas no lo arrastraron hasta hoy. No solamente que las aguas cubrieron esa
avenida de un elegante barrio residencial, sino que destruyeron más de la mitad de la
avenida, por lo que su espacio útil quedó reducido a dos escasos metros”.

Caen edificios en este sector

“Momentos después del paso de la nueva creciente y cuando ya nuestro acucioso


redactor se encontraba en las inmediaciones, las aguas se llevaron cuatro o cinco
edificios más, no pudimos distinguir por la distancia y la oscuridad, pero el estruendo
era ensordecedor y se vio claramente a los materiales sobrenadar e irse velozmente
hasta donde el capricho de las aguas quisiesen. Un fenómeno de esta naturaleza nun-
ca se ha registrado en los cuatrocientos años de vida de Cuenca: apocalíptico, pues
así debió ser el diluvio universal que cuenta la Historia Sagrada; tanta destrucción en
minutos y quién sabe cuántas vidas segadas por la furia de la naturaleza. Es necesa-
rio advertir que los puentes idos hasta este momento, son obras que han resistido ya
algunos siglos por su fuerte conformación y porque los antiguos sabían hacer obras
duraderas. Eran el lujo colonial de la ciudad los puentes de El Vado y el de Todos

— 113 —
Santos, con sus arquerías artísticas y caprichosas este último; el primero sobrio en su
construcción, pero recio, con su vigor que parecía desafiar a los siglos”.

Al fin otro puente y un santuario que se van

“Tratando de localizar todos los daños causados por la horrorosa creciente del To-
mebamba, nuestro redactor se trasladó hasta el Vergel siguiendo por un sendero que
parte desde la Quinta Agronómica y atraviesa muchas quintas y espacios abiertos, ya
que era materialmente imposible seguir por la avenida dado su estado de inundación
y la altura de las aguas. Al llegar al Vergel, qué dolor, el presenciar una iglesia colo-
nial, reliquia de los buenos tiempos de Cuenca, en los suelos solamente sus bases y
un poco, sus paredes, el resto se ha llevado la corriente que al romper este otro puen-
te más, El Ingachaca, ha subido hasta la plazoleta. El vecindario de Hauynacapac
en plena confusión, no sabían a dónde ir porque por un lado el paso cortado por la
inundación de la avenida, por otro lado también el Yanuncay amenazando el puente
del polígono y tan furioso como su paralelo Tomebamba, aunque con anchas playas
para extender.”

En diario El Mercurio No 9701, del martes 4 de abril de 1950, aparece la siguiente


noticia:

“Las aguas del Río Tomebamba se desbordan y arrasan el populoso barrio de San
Roque. A las primeras horas de la madrugada pobladores de la parroquia Sucre huían
despavoridos.

A la 1 y 30 minutos fuimos sorprendidos por una nueva llamada de auxilio que el


cuerpo de bomberos hacía a la ciudadanía, al momento estuvimos para acompañarles
y poder concurrir al nuevo sitio de la catástrofe, que según el parte decía que el río
Yanuncay vecino del Tomebamba había crecido de manera que se inundaba el sector
sur de la ciudad.

Mas al llegar al puente del Centenario notamos con sorpresa que el caudal de agua
que corría había disminuido notablemente, lo que desde el primer momento, hizo
pensar en una desviación del cauce del Tomebamba.

Una vez que salvamos la orilla opuesta, encontramos a un cordón de gente que des-
esperada trataba de llegar a la parte norte de la ciudad, esta pobre gente presa del
más intenso pánico y llevando consigo únicamente lo que habían encontrado más a
mano por su mismo estado de ánimo no pudieron precisar el origen de la inundación
de que habían sido víctimas. Mas al aproximarnos a la Cruz del Vado, tomamos ya
datos concretos de lo que se deducía, que dada la fuerza con que el río arremetía
contra los tajamares situados más al occidente en el sitio denominado Tres Tiendas
junto a la quinta del Batán de propiedad del Dr. Guillermo Espinosa había logrado
salir de su propio cauce ahora desbordándose con toda libertad e inundaba por con-
siguiente la parroquia Sucre, que por su terreno en declive fue fácil para el río que
después de pocos minutos había llenado con su caudal cuanto pudo servirle de dique

— 114 —
continuando con su marcha por toda la zona comprendida desde el Batán hasta el
colegio Benigno Malo, pues observamos que a diferencia de horas anteriores en las
que el agua del río entraba en la avenida Tres de Noviembre, ahora era de ésta en la
que el agua iba al río.

Por lo serio del peligro no nos fue posible adentrarnos más a la zona del flagelo, pero
sabemos por medio de una llamada de auxilio que desde el control sur hicieran al
telégrafo que estaban parados sobre una masa y el agua continuaba llegando desde
la casa del señor Benigno Ordóñez, también llegó la demanda de inmediato auxilio
ya que en este sector el agua se venía con gran ímpetu y daba la impresión de que se
encontraba en el centro del río mismo”.

En el Mercurio de 4 de abril de 1950, aparece el siguiente comunicado:

“Primero Dios y después vos”

“Ante el tempestuoso y trágico desborde del río Tomebamba, cuyas consecuencias


dolorosas no es posible apreciarlas en toda su plenitud, si bien se puede afirmar que
no se han producido desgracias personales o quizá en número muy limitado; y que en
cambio las pérdidas materiales ascienden seguramente a varios millones de sucres;
en tan angustiosa situación, EL MERCURIO cumple con el deber de la más franca
solidaridad, haciendo el más cordial y efusivo llamamiento a la ciudadanía del Azuay
y a la del país colectivamente, en el sentido de que hoy, más que nunca, la serenidad
debe imperar en todos los actos”.

“En las grandes tribulaciones, que las tuvo más de una vez, Cuenca nunca fue derro-
tada, mucho menos sus hijos. En esta hora de inesperada prueba, nada de incondu-
cente cobardía, ni de quejas, ni lamentos”.

“Lo que se impone es la inmediata reconstrucción de lo derruido. Con tal fin la mira-
da en lo alto, pues todas las cosas provienen del Supremo Creador; y luego ante las
ruinas que han provocado las tormentosas olas del Tomebamba, con el santo anhelo
de que Cuenca, del borrascoso desborde de sus ríos, surja más bella y más airosa, si
cabe, en el concierto de los pueblos civilizados; permanezcamos unidos y fieles al
legendario blasón que nos legaron nuestros héroes y prohombres”.

“Muy en alto ese sagrado e invicto Lábaro, preparémonos a reconstruir los hermosos
y seculares puentes que se llevaron las encrespadas y homicidas olas. Ayudémonos
mutuamente para que de sus escombros se levanten otra vez, los edificios, las capillas
y las casas que desaparecieron en el abismo sin fondo de las aguas. Hagamos llegar,
más que con las manos con el corazón a las familias desvalidas que quedaron sin ho-
gar, el óbolo sincero de nuestra participación en su infortunio. Para esta cruzada, EL
MERCURIO, como en otras ocasiones análogas, fiel a su lema periodístico TODO
POR CUENCA Y PARA CUENCA, permite iniciar la colecta provincial y regional,
de urgencia, que demanda la reconstrucción de la parte destruida, con la modesta
suma de veinte mil sucres, la misma que pone a disposición de la Junta o Comité

— 115 —
de reconstrucción que se hace indispensable formar con el contingente material y
moral de todos lo azuayos sin excepción y los ecuatorianos de buena voluntad de
todo el país, por Cuenca y para Cuenca. Nada de pusilanimidad. Nada de censurable
derrotismo. Adelante, arriba en la buena o mala fortuna, permanezcamos dignos del
blasón legendario de nuestros padres y antecesores. Primero Dios y después vos”.

4.1.3. Nuestros ríos con excepción de Tarqui son corrientes típicas de montaña, presen-
tan variaciones extremas de caudal en el curso del año, muchos de esos cambios
son súbitos, en total dependencia con la presencia o ausencia de lluvias. No existe
referencia escrita sobre los eventos de sequía y de crecida de los ríos en el pasado,
citaremos algunas de la tradición oral:

4.1.3.1. Don Octavio Sarmiento en sus reminiscencias sobre “Cuenca y Él”, nos cuenta
lo siguiente, que oyó a su padre y lo corroboran las personas mayores a las cuales
entrevistó:

“El aciago año 1906”. El verano había sido tan largo que los cuatro ríos que cruzan
la ciudad se habían secado completamente, al extremo de que las personas que
no poseían pozos artesianos se veían obligados a trasladarse al río Matadero (hoy
Tomebamba) con el objeto de cavar unos hoyos en la arena y por la mañana ir a
recoger la poca agua que se había filtrado, que de no madrugar, eran otras las perso-
nas que se aprovechaban del precioso líquido. Esta manera de extraer agua se había
convertido en una costumbre cuotidiana durante todo el tiempo de la sequía”.

“La situación en los campos había sido aún más grave, porque la mayoría de sus
habitantes para proveerse de agua de las vertientes existentes al pie de los cerros,
tenía que recorrer grandes trechos. A consecuencia de la sequía había desaparecido
por completo la vegetación y todos los arbustos llegaron a secarse, presentando un
paisaje lúgubre por primera vez registrado en nuestros lares”.

“Debido a la prolongada sequía, los artículos de primera necesidad habían comen-


zado a escasear en forma alarmante, con la circunstancia de que esta calamidad no
solo la sufría el Azuay sino todo el país, razón por la que no esperaban que llegara
nada de las provincias vecinas. En consideración a la aflictiva situación por la que
atravesaba el pueblo, el gobierno presidido por el General Eloy Alfaro (1895-1901;
1906-1911) había importado de Chile algunas toneladas de maíz que vino a aliviar
un tanto el hambre que, con caracteres alarmantes se sintió en todos los hogares,
artículo que se expendía al elevado precio de ochenta centavos el almud, que en
épocas pasadas su valor no pasaba de cuarenta. De no haberse importado este artí-
culo de seguro que mucha gente habría muerto, toda vez que los campos no produ-
cían nada y nuestra provincia, en aquellos tiempos, se encontraba completamente
aislada”.

— 116 —
“Además de la carestía de los artículos de primera necesidad, lo que más molestaba,
decía riéndose el amigo, era el no tener donde bañarnos y lavar la ropa, situación
que tuvimos que soportar por algún tiempo”.

“Lo que más había empeorado la situación en la provincia fue el hecho de que los
indígenas, en forma indiscriminada comenzaron a quemar los chaparros y bosques
en la creencia de que el humo atraía las lluvias, motivo por el cual los cerros se
quedaron desnudos”.

El Escritor Remigio Crespo Toral el año 1917 publica la Leyenda de Hernán, en la


que describe la trágica situación del protagonista por una terrible sequía, la situa-
ción parece que se ubica entre los años 1882-1883.

“Después de un tiempo desastroso vino


Y clamaban las gentes. ¡La Sequía!
De la tierra natal triste destino
Desfallecer al luminar del día”.

“Sucedían los soles a los soles


Y las nubes volaban con el viento,
Teñidas de encendidos arreboles
En la llanura azul del firmamento”.

“Era como la muerte de la tierra,


El enojo de Dios no reprimido,
Que en nuestro propio suelo nos destierra
Y nos hunde en la afrenta del olvido”.

“En esos largos meses,


Al contemplar los campos desolados,
Sin hojas sin hierbas y sin mieses,
Orábamos callados”.

“Y al mirarnos después, con el espanto


de un invencible duelo,
nuestro idioma era el llanto
única lluvia que nos daba el cielo”.

El mismo escritor en su leyenda nos hace conocer, las a veces largas e impredeci-
bles sequías que azotan a nuestros campos -hemos presenciado los actos de fe con
el Señor de Girón, la milagrosa imagen era traída a Cuenca cuando la sequía alcan-
zaba proporciones, la gente iba a recibirle con impermeable y paraguas -:

“De repente, cual tregua a los tenaces


Ansias, nos daba lluvia cristalina
Y súbitas las lágrimas fugaces
De la tardía compasión divina”

— 117 —
Para todo somos tan dependientes y pendientes del cielo, de San Pedro y de sus
caprichos, llueve en exceso a veces y nos hace daño, no llueve cuando la semilla
pide agua a gritos, vivimos entre la inundación y la sequía. ¡Cómo está cambiando
el clima!

El fenómeno se repite en forma recurrente, en la costa y en especial en Manabí, no


llueve por varios meses ni una sola gota, la tierra se parte, parece un desierto, las
vacas famélicas exhiben sin decoro los arcos de sus huesos, se mueren de sed con
sus ojos vidriosos, levantan la cabeza al cielo y al morir de hambre pronto son pasto
de los buitres sanitarios.

La gente solloza, clama, amenaza, los ministros de salud, de agricultura, de educa-


ción, desde el aire otean el horizonte, ofrecen excavar 3.500 pozos, se reparte racio-
nes alimenticias y cargas de heno; los periodistas, los camarógrafos y las reporteras
entre hipos y contenidos sollozos demuestran su aflicción. El pueblo da ultimatos:
solución o paro. Se declara la emergencia eléctrica, se amenaza con el infierno al
que consume la energía, se implanta la austeridad. Los Gerentes de las Eléctricas
dicen que es el más severo estiaje de los últimos 40 años.

Se vuelve a hablar de las Hidreléctricas, de las tan cacareadas Toachi Pilatón, de


La Sopladora, de la Sinclair y de muchas otras. ¿Por qúe no lo hacemos? declaran
los políticos y los funcionarios de turno. -Pero si es tan fácil, tenemos tantos ríos-.
Apenas comienza a llover se olvida de las hidro, pero no se olvida de las termo, de
las barcazas, de las compras por el norte y el sur. Esperen “hidros”, después de poco
no lloverá en el austro. Los cuencanos tienen que ahogarse para que el país tenga
energía.

Caen las lluvias, el agua del cielo llega a la tierra calcinada, se evapora, se infiltra,
y percola; para de llover -San Pedro se caga de risa-. Luego el cielo se encrespa,
los aguaceros inundan los pozos -ya no hay como perforar-, se desbordan los ríos
en Esmeraldas, Guayas, Los Ríos, en El Oro y en la reseca manaba se convierte en
lagunas, los arrozales en espejos, los secos cauces de los ríos de Oro, Burro, Chone,
Carrizal, Zarumilla, Bulo Bulo, se convierten en furiosos torrentes. Los curtidos
agricultores se zambullen, cambian en pocos días de hombres topo a hombres rana,
para salvar sus pertenencias del arrebato del agua, los niños nadan felices, se lanzan
desde las ventanas de sus zancudas casas.

El episodio se repite y se vuelve a repetir, la pobre gente repuso en corto tiempo la


fuente de sus ojos, llora, clama, amenaza, vocifera contra el CEDEGE y contra ya
no se sabe qué, porque no dragaron los cauces, no destaparon los canales, los muros
cedieron, no valen para nada -ladrones-. Nuevas amenazas de paro, se reparten ra-
ciones, botas, pantalonetas; el Solemne no puede faltar con las ofertas y los bolsillos
repletos de Cardio Aspirinas, no faltan los metiches, los colados y los paracaidistas,

— 118 —
se meten en la helicóptera -“Cruje tu tripamento, arrempujas las nubes, subes” pu-
jando para coger altura con carga tan pesada.

En la sierra, la misma cosa, la sequía, los cielos azules, el viento que sopla, las he-
ladas, se pierde el maíz, ni siquiera germinó, y la escarcha los quemó. Los pastos se
convierten en pajonales, queman los montes para hacer llorar al cielo. Caen gruesas
gotas, los truenos y los relámpagos en invernal concierto, los ríos desbordan sus
cauces, se inundan las ciudades, son declaradas en emergencia, los Burgomaestres
vociferan, todo es culpa del gobierno; los curas rezan, levantan las manos para
clamar al cielo y luego las bajan para recoger las limosnas. No se hacen esperar las
epidemias de gripes –duele los huesos, gotea y gotea, la garganta reseca, son las
virales-. Todas las Emac, Capac, hablan de los peores aguaceros de los últimos 40
años –qué mala memoria, parece que existe una amnesia hidrológica-.

En la costa, en la sierra, en el oriente se caen los puentes, se derrumban los taludes,


la arcilla fluye, se tapan las cunetas, se obstruyen las atarjeas, desaparecen los pavi­
men­tos, la mesa se hunde, las carreteras se transforman en cintas “zhuras”; parecen
trazadas en la cara obscura de la luna. Como novedad se inunda el Suburbio, La
Trinitaria, Huaquillas, Quito Sur, Barreiro, todos los recintos, etc. etc. Cuando el
sobrevuelo termina, el piloto de la helicóptera se despide solícito. Hasta la próxima
sequía. -¿No sintieron el temblor?, ¿me podrán dar un suplidito para arreglar el
carburador?-.

Paro porque no llueve, paro porque llueve; poco paro porque llueve demasiado por
el maldito TLC, porque no se va la Oxi, se enfurece la UNE, los diputados de la
extrema diestra culpan al gobierno y los de la extrema siniestra con cara de hipera-
cidez estomacal culpan a las oligarquías; los pachas esconden las dietas bajo el pon-
cho -¿y los que están a dieta?-, marchan a Quito -perdió su banquito-, se destruye
el arbolito. Somos los Reyes del Paro sin ser los inventores del Viagra -¡nos vemos
en la próxima sequía!-.

Los mismos problemas, los mismos protagonistas, año a año se repiten. Tengan
paciencia reporteros, pronto sobrevendrá la sequía.

Vivimos racionados y por decir lo menos cagados sin haber almorzado -¿hasta
cuándo? ¿El pueblo unido jamás será vencido? -¡Fuera Todos! Ahí se quedaron y se
aferran al curul como gato al cojín-. ¿Acaso con los intereses petroleros nos quieren
hacer chinos?

La falta de planificación nos mata, ¿se invierte bien el dinero? Los paros dicen que
cuestan mucho más millones de los que los parados exigen. -Es un mal negocio-.
¿Por qué no les dan apenas lo piden? Qué dice el Solemne, los Gutiérrez, Correas,

— 119 —
Viteris, Roldoses, el Alvarito, Roseros, Proaños, Damervales, Macas, Larreas, el
Torres, Sagñay y los demás profetas?

Mirando el pasado, en el año de 1600 la creciente del Matadero destruye el


recientemente construido puente del Vado. Se vuelve a repetir la desgracia en
1950. Es tan largo el Periodo de Retorno. ¿Cuántas veces se ha ido el maldito
y salado puente?

4.1.4. Los puentes que quedaron y los que se fueron

La tragedia de los puentes

La ciudad de Cuenca y sus zonas perimetrales en su desarrollo urbano, en su sanea-


miento, en su paisaje y su muy especial modo de ser y de las actitudes y acciones de
sus habitantes, está muy ligada con los ríos y sus puentes, por lo que es de mucha
importancia citar algunas páginas de la “Historia del Corregimiento de Cuenca,
1577 –1777” del eminente Historiador Dr. Juan Chacón Zhapán:

“Los primeros puentes de la ciudad fueron de madera. Esto se comprueba por el


libramiento ordenado por el Cabildo del 20 de septiembre de 1560, para el pago de
300 clavos, gastados en la hechura del puente sobre el río Yanuncay, en Gapal, por
donde pasaba el camino a Loja”.

“En el Cabildo del 11 de abril de 1566 gastó la ciudad 27 pesos, por 130 clavos de
a jeme, para los puentes de la ciudad, en 28 de abril de 1567 se repuso la clavazón
de un puente, por el valor de 11 pesos”.

“Carecemos de información hasta 1579, cuando, por acta del Cabildo de 6 de julio
sabemos que los puentes necesitaban reparación y que se encargó al alcalde Pedro
Bravo, de hacerlos componer”.

“No siempre los arreglos impedían la caída de los puentes. Cuando esto sucedía
eran frecuentes los casos de españoles e indígenas ahogados, por intentar vadear
los ríos crecidos. En el Cabildo del 2 de octubre de 1584, el Concejo ordenaba la
reconstrucción del puente, con la mano de obra indígena, de los mitayos repartidos
a los vecinos, que debían cederlos para esta obra de interés general. Se facultaba
a los alcaldes ordinarios poder quitar, a los vecinos, los mitayos que los pareciere,
para hacer los puentes hasta que se acaben”.

“Se había dispuesto desde los tiempos de fundación de la ciudad que todos los
indios hanansayas y hurinsayas concurrieran a la construccióny mantenimiento de
los puentes de la ciudad. El trabajo que se les imponía era que acarrearan palos,

— 120 —
desde seis a ocho leguas de distancia , distribuyéndose un palo a cada parcialidad, y
construyeran los estribos de los puentes. En esa labor se pasaba más de seis meses
de tiempo”.

“Para prevenir el deterioro demasiado rápido de los puentes y para recabar fondos
para las refacciones, se optó a instancias del procurador, Gil Ruiz de Tapia, por
regular el paso de los ganados mayores y menores, cobrando un pontazgo que se
propuso a la Real Audiencia para su aprobación. Esta no llegó hasta el 9 de diciem-
bre de 1587, cuando la Audiencia, por medio del licenciado Cabezas de Meneses,
Oidor y Visitador general de este parmo, nombró al teniente de corregidor, Benito
de Mendaña, como Obrero Mayor del puente de esta ciudad. Por un auto dado en
Loja el 4 de diciembre de 1587 observa el oidor que en la salida de Cuenca, por el
camino que iba a Loja, había dos puentes de madera, los cuales muy de ordinario
se suelen romper y quebrar, porque se pudre y corrompe la madera de ellos y para
volverlos a hacer pasa mucho trabajo y los naturales que los hacen son muy vejados.
Y ordenó el mismo Oidor, algo que llenaría de satisfacción a todos los cuencanos:
que se haga un puente, en las juntas de los ríos de cal y ladrillo”.

“Para que la obra no quedara en teoría ordenó que nadie estorbara ni removiera a
Benito de Mendaña, de su cargo de obrero mayor, para que pudiera recoger los in-
dios que necesitaba para los trabajos de hacer la cal y los ladrillos necesarios”.

“El 9 de diciembre de 1587, después de sesionar en capítulo, el Oidor, junto con


el Cabildo y Regimiento, pasaron a inspeccionar el sitio, reservado para el primer
puente que se haría en la junta de los ríos, junto a dicha ciudad, es decir en la unión
del Tomebamba con el Yanuncay”.

“En el Cabildo del 18 de enero de 1588, presentó Benito de Mendaña un manda-


miento, fechado en Loja a 13 de enero de 1588, del Lcdo. de las Cabesas de Me-
neses, sobre el repartimiento, de la contribución que se había de hacer a vecinos e
indígenas de la jurisdicción, así como del pontazgo que se había de cobrar a los pa-
santes por los puentes de la ciudad a fin de recoger los fondos suficientes, para hacer
el primer puente de la ciudad de piedra “ Buena y Perpetua”. Se arbitró la derrama
entre los vecinos, moradores, estantes y habitantes de la ciudad y sus términos, por
la falta de dineros propios de la ciudad que solventaran los gastos de construcción.
Así pues, se dispuso que se repartieran 1000 pesos de plata corriente, entre los es-
pañoles, a cada uno, conforme a su hacienda y posibilidad. Además se impuso que
cada cacique contribuyera con un peso y cada indio tributario con un real.

Sobre el pontazgo se dispuso que cada caballo de carga o caballería de españoles


pagara un real; los indios arrieros debían pagar cada uno medio real. Cada cabeza
de ganado mayor debía pagar medio real; por cada cien cabezas de ganado menor
se cobraría a razón de tres reales”

— 121 —
“El contrato para el primer puente se hizo en el primer Cabildo después del 10 de
febrero de 1588, con el Maestro de Obras Diego Alonso Márquez. Pero inmedia-
tamente, después de haber firmado el contrato, en el Cabildo del 10 de mayo de
1588, se trató, aunque el Sr Oidor, Cabezas de Meneses había visitado el lugar
para el puente y héchose el contrato con el Maestro de Obras, según el parecer de
este, no era conveniente construir el puente en aquel emplazamiento, “por muchas
causas y razones”, y que podría ser más útil y provechoso se hagan dos puentes,
en cada río, una, porque haciéndose dos puentes se hacen cercanas a esta ciudad...
Pero el Cabildo cuencano nada decidió, hasta consultarse con el Sr. Oidor que era
el gestor moral del mencionado puente. El Oidor Cabezas de Meneses comprendió
las razones aducidas y convino que el corregidor Cap. Pedro de Castro, en junta con
el Cabildo, el Maestro de Obras y otras personas notables de la ciudad, considerara
el caso de variar el proyecto de construir un solo puente en las juntas de los ríos y
hacer dos puentes siguiendo el camino real.”

“El corregidor, luego de examinado el asunto, argumentó, entonces, que no era con-
veniente construir un solo puente en la junta de los ríos: Que se hagan dos puentes,
la una, la primera, como salimos desta ciudad, donde ahora está la madera, por la
parte de arriba, y la otra puente, del postrero río, se haga en la mesma parte y lugar,
donde al presente está, o donde junto a ella más convenga”. -La historia se repite,
qué dicen los actuales oidores, cabildantes, maestros de obras, concesionarios, vol-
queteros, etc.?-.

“El 10 de septiembre de 1588 estando presente el Lcdo. Cabezas, Oidor de la Real


Audiencia, el corregidor, los alcaldes y regidores, se realizó el contrato con Diego
Alonso Márquez, para la fabricación de los dos puentes, dejando sin valor el primer
concierto”.

El testo del contrato en su parte más importante decía lo siguiente:

“Primeramente que Diego Alonso Márquez se obliga a hacer dos puentes, en los
dos ríos, en el primer río como salimos de esta ciudad, ha de hacer la dicho puente
toda de piedra labrada, lo que toca al arco y lo demás de mampuesto de cal y arena.
Han de ser los fundamentos para el estribo del arco de veinte pies en ancho y quin-
ce de largo, hasta llegar a la altura del suelo ollas de tierra sin cimientos y en esta
altura se ha de recoger y formar lo que es el ancho de la puente ques de doce pies
en ancho, dejándole el ojo de treinta pies de grueco y conforme a este ancho se dará
el punto y manteo para que quede fuerte y así se echarán la cantería labrada como
está dicho; los pretiles y antepechos se harán de ladrillo, de grueso de un ladrillo,
y altura de una vara o cinco cuartas y por encima de los pretiles se ha de echar una
guarnición de ladrillo cortado en vuelta redonda ; para que quede saneada la obra
al extremo de estos pretiles se han de hacer unos pilarotes de piedra en que estriben
los estribos.........”.

— 122 —
“El primer puente de piedra construido sobre el Tomebamba se edificó en tres años,
desde el 10 de septiembre de 1588 en que se suscribió el contrato con Diego Alonso
Márquez, hasta 1591”.

Se producen problemas económicos, por lo que “El Cabildo de 11 de enero de 1591


consideró la conveniencia de que se haga el segundo puente, creemos que para
1593, el segundo puente estaba terminado o por acabarse su construcción. Pero aún
no se emprendía en la fabricación del puente de cal y canto sobre el río Machán-
gara”.

“El 24 de mayo de 1593 presentaron los caciques de las cinco leguas, encabezados
por Luis Tenesaca, una petición al cabildo español, por el cual solicitaban la licencia
para encargarse del mantenimiento de los puentes que suele haber de madera, con la
condición de aprovecharse de la mitad del derecho del pontaje. Conocida la petición
y visto que iba en desmedro de los propios de la ciudad, se proveyó no haber lugar.
De manera que los indios siguieron prestando su contigente para la construcción y
mantenimiento de los puentes de madera, sin obtener por ello beneficio pecuniario”.
-Sin comentario, el lector puede comparar con lo que sucede ahora-.

“La ciudad era dueña de una tejería, desde 1579, donde tenían trabajando indios
mitayos que hacían teja y ladrillo. Así pues, es de suponer, que la ciudad se provee-
ría, para la construcción de los puentes, del material que se produciría en la propia
fábrica. No obstante el 2 de enero de 1591 se sacó a pregones el remate del tejar: era
éste el recurso ordinariamente practicado para recaudar expeditamente los fondos,
sin el trabajo de las recaudaciones.”

“En lugar de mejorar, empeoraba con el tiempo el asunto de los puentes de la ciu-
dad. En el invierno de 1596, el río Tomebamba destruyó y se llevó el puente
recién fabricado. La reacción del Cabildo fue la de rehacer el puente emplazándole
en un nuevo sitio. Luego de someter a votación, para conocer la opinión de los ca-
bildantes, obtuvo la mayoría la sugestión del alcalde, capitán Antonio de Mora, que
decía que era un buen lugar para reedificar el puente, el sitio ubicado más arriba del
molino de Matías Armijos, bajando al río donde existían tres piedras grandes que
podrían servir de estribo, correspondiendo también otras piedras, en la otra orilla,
Juan Velásquez Dávila, quien ordenó que se proceda, luego, a la construcción del
nuevo puente. El 31 de octubre, el Cabildo dio comisión a Martín de San Martín,
para que hiciera el puente con toda brevedad con los indios que le están señalados
y no alce mano de ello”.

“El puente nuevo que se hizo provisionalmente, sobre el río Machángara, fue de
madera y era débil, no consintiendo pasar a caballo”.

Para 1599, se estaba cayendo nuevamente el puente sobre el Tomebamba. Nueva-


mente acudieron, bajo la vigilancia de un regidor diputado, los indios de la jurisdic-

— 123 —
ción, con los materiales necesarios para solucionar con su trabajo, la necesidad de
la ciudad. El problema económico era más acuciante en este empeño de mantener
los puentes”.

“En el Cabildo de 1644, el procurador general reclamó que se hiciera el puente


sobre el río Machángara por estar caído y ser el río caudaloso y el camino real para
la ciudad de Quito, pueblos de indios y estancias. La respuesta del Cabildo fue que
el Regidor Claudio Martines de Sigüenza apremie a los indios en la refacción del
puente y que pida a los vecinos socorra a los obreros con alimentos y bebidas”.

“Por el acta del 3 de julio de 1679 llegamos a saber que los encargados de hacer el
puente de Machángara eran los indios de Déleg, Azogues, Paute y Molleturo”.

“Cuando ocurría el caso de citar a toda la gente india, para los trabajos de arre-
glar los puentes, recorría, por los referidos pueblos, el bando respectivo, concebido
“más o menos en estos términos: “Que acudan al trabajo los caciques, principales,
curacas y mandones con sus indios a estas fábricas... y que los curas no pongan
impedimentos”.

“Para 1687, todos los puentes de la ciudad estaban destruidos”.

“El puente de cal y canto sobre el Machángara se comenzó a fabricar en enero de


1716. Un año después, por el mismo mes, estaba próximo a terminarse”.

“En el cabildo del 11 de mayo de 1720, el procurador informa que se había caído
el puente sobre el río Tomebamba, denominado, más o menos desde 1717 como
río Matadero. El puente que se construyó fue de madera, con la acostumbrada
ayuda de los indios”.

“El puente sobre el Machángara permaneció en pie hasta 1721 (duró solo cua-
tro años) en que juntamente con el que existía en el Tarqui, fue destruido por la
corriente”.

“En 1739 se gastó 173,2 pesos en los puentes de Yanuncay y Tarqui. En 1740 se
empezó un nuevo puente sobre el río Machángara”.

“En 1744, el procurador informó que los puentes del Matadero y Machángara
estaban arruinados por haberles robado sus ríos. Hubo que empezar desde los
cimientos, en la reposición del puente sobre el Matadero”.

“El 16 de abril de 1746, nuevamente, el procurador representaba la falta total y


grave necesidad que padece esta república y toda su vecindad en los puentes de los
ríos, y que para su fábrica concurran en prorrata, los vecinos”.

— 124 —
“El 12 de enero de 1759, el procurador expuso, en sesión de cabildo que debían
construirse dos puentes”.

“En el sitio de Monay, seguramente en el emplazamiento del antiguo puente incási-


co, existía un puente de bejucos. En efecto, en el Cabildo del 8 de enero de 1771, el
Corregidor expuso que había tenido quejas de los transitantes por el puente de beju-
cos, puesto en el río de Monay, de los agravios que reciben de Miguel Vélez, negán-
doles el tránsito por sus tierras. Los señores del Concejo mandaron, en respuesta,
que el Procurador conmine, con pena de 25 pesos, aplicados a la cárcel pública, y
dos meses de cárcel, que el referido Miguel Vélez no impida el paso”.

El Puente del Centenario. Fue inaugurado en 1920 al celebrarse un aniversario de


la independencia de Cuenca, para unir el sector del Ejido con la parte central de la
ciudad en sustitución a un vetusto puente de madera llamado “Juana de Oro”.

La construcción del puente dicen que duró alrededor de 10 años. El constructor fue
uno de los señores Peña. Cuentan que por dos veces se volvió a realizar el trabajo
del arco de cal y ladrillo, la primera por problemas en la cercha, y la segunda por no
haber considerado el espesor variable del arco.

“El puente del Centenario -único en toda la república, por su atrevida construcción-,
se hizo según los planos del notable profesional checo Geroslao Jizba.

El Ingeniero Jizba trabajaba como técnico de los Ferrocarriles del Estado, ejecutó
el diseño a solicitud del cabildo. Varios cronistas manifiestan que el puente fue di-
señado por el sabio Octavio Cordero, sin embargo parece que este vigiló y en parte
dirigió la construcción, al igual que lo hizo con varios edificios entre los que se citan
el del colegio Benigno Malo.

Octavio Cordero Palacios. Hombre que se adelantó a su tiempo. Filósofo, huma-


nista, ingeniero, matemático, literato, historiador. Nació en la parroquia Santa Rosa
del Cantón Cuenca, el tres de mayo de 1870, y, deja de existir en Cuenca a la edad
de 60 años, el diecisiete de diciembre de 1930-.

El puente de La Escalinata.- Su construcción comenzó en 1930.- Como puede


verse en una placa de travertino sobre la clave del arco norte, fue inaugurado el 10
de agosto de 1940, día en el cual Don Antonio Barzallo, presidente del Ayuntamien-
to, afirma que uno de los puntos de vista del I. Municipio, al mandar a construir
el puente, fue el de extender la urbanización de Cuenca, así como informa que
lleva el nombre de Mariano Moreno, en honor a un ciudadano vecino de Gualaceo,
modesto, honrado y patriota, de gran carácter, de actividad envidiable y propulsor
entusiasta de nuestras obras públicas, y viejo Gobernador del Azuay”.

— 125 —
“Tanto este puente como el del Inca -Vergel- fueron edificados por el Ingeniero
Municipal Sergio E. Orejuela a un costo de 25.000 y 28.300 sucres respectivamente
(Rev. Tres de Nov, No LVII-LIX, citado por M. Vega, 1997).

El puente construido con hormigón y mampostería, consta de dos arcos con un


estribo central, sustituyó a una precaria pasarela de madera. La estructura soportó
la gigantesca creciente de 1950, en la que quedó íntegramente sumergida por las
turbulentas aguas. Actualmente sigue prestando servicio soportando un tráfico ve-
hicular más o menos intenso.

El Puente del Vado. Es el más antiguo de los puentes urbanos; sobre él existe una
curiosa historia contada por el Cronista de la Ciudad Víctor M. Albornoz, y luego
por Octavio Sarmiento A. Lo transcribimos:

“Para amainar la violencia y bravura del río que a la postre fue bautizado como
Julián Matadero, se hace necesario, según cuenta la leyenda, que las manos ponti-
ficales del Obispo Carrión y Marfil cristianicen ritualmente al río con el nombre de
Julián Matadero y domeñándole al signado con la cruz, en el nombre del padre, del
hijo y del espíritu santo”.

“Cual si el prelado hubiese encabestrado al fogoso monstruo de agua, es fama que


este doblega desde entonces la cerviz, trocándose en perezoso y soñoliento, todo
lleno de morosidades, como enamorado de un ensueño lejano o como embebido en
el éxtasis producido por la hermosura del paisaje que lo aprisiona”.

“Como el problema de los pasadizos de madera no era posible subsanar, el Oidor


de la Real Audiencia se ve precisado a construir dos puentes de cal y ladrillo, sobre
los ríos Matadero y Yanuncay, a base de contribuciones de los vecinos españoles,
caciques e indios, habiendo contratado con un maestro albañil, por la cantidad de
1800 pesos, suma de la que solo recibe 600, quedando el resto por pagar a la entre-
ga de las obras. Cuando ya estaban al concluirse los trabajos, ambos puentes son
arrastrados, al extremo de llevar hasta los cimientos de ambos pasadizos, dejando
cariacontecido al pobre maestrito, motivo por el cual no llega a percibir ni un solo
centavo de los 1200 pesos que le adeudaban” (se estima que la fecha del aconteci-
miento es alrededor de 1600).

“Así transcurren más de 2 siglos en perpetua lucha de no poder levantar un puente


que desafíe la impetuosidad y bravura del río, que año tras año ocasiona numerosas
víctimas.”

“Más aquietado ya el Julián Matadero, soporta dócilmente que se lo engalane con


un pretal de mampostería” (se refiere a la construcción de muros de protección en
las dos orillas, a los que la gente les llamaba tajamares; el año debe ser 1810).

— 126 —
“Rectificado el trazo inicial de la vía a Loja, se escoge como punto de partida el que
está equidistante entre el antiguo Batán de Gil Ramírez Dávalos y la barranca en la
que una cruz de grandes dimensiones señala el lugar desde donde las manos ponti-
ficales del Obispo sosegaron al río irascible”. (Sitio de la Cruz del Vado).

“Allí donde queda El Vado, decídese construir el soberbio puente que al Cabildo
ordena levantar el Presidente de la Audiencia, Don Joaquín Molina y Zuleta, que,
con motivo de la ocupación de Quito por parte de los independientes, se traslada
a Cuenca, donde ejerce su prominente cargo con el regocijado beneplácito de los
realistas, entre los cuales asoma como el más decidido el Procurador General doc-
tor José María Vázquez de Noboa, que pronto vuelve las espaldas a esa causa para
escribir una brillante página en la epopeya libertaria, aunque más tarde torna a las
andanadas, muriendo con el INRI infame de traidor”.

“Magnífica oportunidad para el progresista propósito brinda la circunstancia de en-


contrarse en Cuenca el arquitecto italiano Don Martín Pietri, quien enfáticamente
declara ser capaz de acometer la empresa propuesta. Después de bien discutidos los
pormenores y regateado el precio de la obra, se resuelve contratarla con la citada
persona, estipulándose abonarle por su dirección la suma de mil pesos, la cual se ha-
ría efectiva solo después de un año de que el puente haya sido puesto en servicio”.

“Don Martín Pietri, confiado sin duda en sus aptitudes, acepta sin vacilar las condi-
ciones impuestas. Y el 4 de septiembre de 1811 comienza entusiastamente la anhe-
lada construcción”.

“Antes que nada, obtiene la cooperación de los indios de El Ejido, mediante cuya
infatigable labor se fabrica nuevamente el gran Tajamar alzado para mejor encau­
za­miento del río, en su orilla derecha, desde unos doscientos metros antes del
puente”.­

“Por comisión del Ayuntamiento, controlan la obra los cabildantes Don José Semi-
nario y Saldivar y Don Hilario de Neyra y Quevedo; pero ella se ejecuta bajo la ins-
pección inmediata del mejor auxiliar de Pietri, el sobrestante Don José Mogrovejo,
a quien por su reconocida pericia, se le señala el crecido estipendio de tres reales
diarios: lo que va de tiempo a tiempo”.

“Además de los indígenas de El Ejido, prestan también su concurso los presidiarios,


a quienes se abren las puertas de la cárcel con tan importante objeto. Unos y otros
ganan el jornal de medio real por día”.

“La cal empleada en gran cantidad, es traída desde Oña, desde la hacienda La Cría,
de propiedad de Don Fernando Valdivieso, a quien se abona dos pesos por cada fa-
negada y a quien se prefiere por suministrar un material de excelente calidad”.

— 127 —
“Trabajando con notable actividad y con el costo de 4838 pesos y siete reales, el
puente se lo creía terminado en noviembre de 1812; mas en esta fecha, los comisio-
nados señores Seminario y Neyra, informan al Ayuntamiento que el estribo central
no reúne las condiciones apetecidas, motivo por el cual insinúan proceder cuanto
antes a su reparación”.

“Pietri el arquitecto cogido en falta, frunce el entrecejo al conocer la opinión que


lesiona sus conocimientos técnicos; pero, respetuoso de las decisiones del Cabildo,
las acata sumisamente, disponiéndose a oír las insinuaciones y reparos que le hagan
al respecto”.

“No se dificulta la búsqueda del hombre capaz de enmendar los defectos advertidos,
pues los señores Cabildantes reconocen al unísono que quien en la ciudad posee
los conocimientos más sólidos en la materia de construcciones de esta clase, es
otro forastero distinguido, avecinado de tiempo atrás en Cuenca: el señor Canónigo
Don Tomás Borrero, natural de Popayán, de quien se solicita generoso apoyo para
remediar lo ocurrido”.

“No se hace de rogar tan ilustrado sacerdote, facilitando benévolamente las indica-
ciones indispensables a la reconstrucción. Pietri se sujeta a ellas. Hombre sin pre-
tensiones, que demuestra, y conciente además de que el aporte de canónigo va en
su favor, de tal modo que el año siguiente de 1813 el puente es inaugurado con toda
solemnidad, entregándose al libre tránsito, con gran contentamiento del vecindario,
que no acaba de ponderar lo magnífico de la obra. En realidad ella es notable por
sus condiciones arquitectónicas, con mayor razón si se toma en cuenta la época en
la que le ejecutaron y la escasez de medios de que se disponía entonces”.

“Los meses de 1813 transcurren pausadamente, escrutados con ansia febril por Pie-
tri, cuyo pecho late consomé con el ritmo de las horas. El menor indicio de aumento
de la corriente en el Matadero le hace temer por la solidez del puente y, más que
nada, le estremece por aquello de perder los mil pesos adeudados. Sin embargo,
justo es confesar que la construcción del arquitecto italiano posee resistencia para
desafiar largamente al paso de las generaciones advenideras. Lo confirman los he-
chos”.

“Llega el suspirado 1814. Cerca está de cumplirse el plazo de la prueba, cuando


Pietri recibe la fatal noticia de la muerte de su padre y el llamamiento insistente de
la familia que regrese a su patria a velar por los intereses que el fallecido deja”.

El Arquitecto viaja a Europa. Nunca más regresa ni se tiene noticias de él. ¿Qué le
ocurrió?

“Hasta ahora el Cabildo de Cuenca mantiene la deuda contraída con Pietri. Nadie
hasta el día de hoy la ha reclamado”.- y si reclaman?- Don Joaquín de Molina y Zu-

— 128 —
leta, cuando residía en Cuenca decretó la construcción del puente. Prestó el dinero
–1200 pesos- el Doctor José Mejía, los cuales se pagaron a Pietri. Todo esto consta
del recibo del dinero, otorgado por Don José María Vázquez de Noboa, y como
procurador del Cabildo Don José Villavicencio y Andrade.

El Puente de Todos Santos. Se dice que fue construido en tiempo del presiden-
te Vicente Rocafuerte -posiblemente en 1849-, íntegramente con mampostería de
piedra y de ladrillo, con mortero cal-arena. No resistió el embate de la creciente de
1950, hoy es el tan nombrado “Puente Roto”.

“El puente no fue dirigido en su construcción por Don León de la Piedra como
se cree, sino por Don Manuel de la Cruz Piedra, el año de 1849, siendo Gobernador
de Cuenca Don Jerónimo Carrión.

“Los datos del archivo de la ciudad revelan que en el Ayuntamiento del 20 de julio
de 1846 se dan libramientos para la construcción del puente de Todos Santos; a los
dos años, el 15 de julio de 1848 se sigue proporcionando dinero para esta misma
obra (Cab 1806-1851). El 12 de enero de 1854, mediante oficio, el Gobernador de
nuestra provincia, reclama al teniente político de Paccha la presencia de doce peo-
nes para la conclusión del puente de Todos Santos”.

Hasta el 3 de abril de 1950, a poca distancia del estribo sur del puente se emplazaba
el camal municipal -Matadero-, el cual fue arrasado por la creciente.

Para sustituir al puente de mampostería de piedra y cal con sus estribos y arquerías,
y forma constructiva típica de los puentes coloniales, al Este se construyó el actual
puente de un solo arco de hormigón armado. El contratista fue el recordado Inge-
niero Don Ulises Sotomayor, y el Ingeniero Residente, de comienzo a fin, fue el
Ingeniero Hernán Vintimilla Ordóñez.

El Puente Juana de Oro. “El islote que quedaba cerca del puente llamado Juana de oro, el
que desapareció debido a su vejez, fue reemplazado (1920) por el actual puente del Cente-
nario. El islote tenía más o menos unos cuarenta metros de ancho por setenta de largo”.

“En este sitio insinuaron algunos, un día, que allí debía levantarse el Edificio de la
Casa de la Cultura Núcleo de Cuenca”.

El islote desapareció en la gran creciente del Tomebamba el día lunes 3 de abril de


1950.

El Puente del Inca, conocido como el puente de El Vergel.- “Otra de las orillas
del Tomebamba en donde tanto incas como españoles reconocieron como lugar es-
tratégico para colocar un puente, es al sur de Pumapungo, por donde fue trazado el

— 129 —
Ingañán que siguió siendo camino de salida de la ciudad, tanto hacia el norte como
hacia el sur, durante el dilatado período colonial. Allí se encontraron los escombros
de un probable puente precolombino, así como el primero de cal y canto levantado
por los colonizadores ibéricos”.

“Luego de éstos y pasado 1596, en repetidas ocasiones se restableció en este mismo


sector una nueva pasarela. Octavio Cordero P., que en 1915 fue comisionado de
Obras Públicas Municipales, dice que:”

“El puente que servía entonces -refiriéndose a 1849- para el paso del río, al oriente
de la ciudad, era el Ingachaca, levantado sobre los estribos de la época incásica, con
refuerzos echados en la época colonial. Hacemos esta observación para lo venidero,
pues nosotros mismo hemos tenido que recubrir toda la parte incásica del puente,
y casi toda la época colonial, para levantar los estribos del que se construye en la
actualidad, que debería llevar el mismo nombre de Puente de Ingacha por su signi-
ficación histórica” (O. Cordero).

“A pesar de las sugerencias de nuestro historiador Cordero, se le denominó puente


del Inca. Se le reconoció oficialmente así desde tiempo atrás, verbigracia el 7 de oc-
tubre de 1842 el Cabildo trata sobre la mensura de los terrenos en los caminos que
van al puente del Inca (Cab 1806-1851). O en el 16 de noviembre de 1852, en oficio
dirigido desde Turi el Presidente del Concejo Municipal comunica al Gobernador
de la provincia que ni blancos, ni indígenas quieren trabajar en la composición del
puente del Inca. Para estos años la importancia que tenía esta pasarela debió haber
disminuido considerablemente, pues el camino sur se había rectificado, además ya
existía el puente del Vado y estaba terminado o por terminarse el de Todos Santos”
(M. Vega 1997).

Sin embargo, entre las dos primeras décadas de esta centuria, esta misma pasarela
parece tomar el nombre de la avenida que recorre la ciudad en dirección sur – norte,
por donde, seguramente fue el Ingañán, es decir por la avenida Huaynacapac.”

“Desde más o menos 1930 vuelve a exigirse la edificación de un nuevo puente en el


mismo sitio, pero poco tiempo durará este empeño, pues el 6 de marzo de 1936 y sin
estar todavía terminado sufre las primeras arremetidas de las aguas crecidas del río
por lo cual en sesión del Cabildo del mismo mes y año, se dispone que el Ingeniero
Municipal proceda a la inmediata reconstrucción del puente del Inca, en cuanto el
tiempo lo permita” (Rev Tres de Nov, No4, citado por M. Vega, 1997).

“Continuó pues la Municipalidad en la edificación. Según Emiliano Donoso, Vice-


presidente del Concejo, que inaugura esta nueva obra, luego de diez años, el 24 de
mayo de 1940, recuerda en su discurso que en 1929:”

— 130 —
“Andrés F. Córdova, presidente del Concejo Cantonal manifestó que en este histó-
rico lugar debía construirse no un puente de madera, sino un sólido y elegante de
Mampostería” (Rev Tres de Nov LIII).

El puente del Inca, hermano gemelo en su diseño del de la Escalinata Mariano Mo-
reno fue destruido como puede verse en las fotografías por la creciente del 3 de abril
de 1950. Se construyó el nuevo actualmente en servicio de hormigón armado y es
conocido como el puente del Vergel.

4.1.5. ¿Y la Josefina? -bien muchas gracias-

¿Ocurrió?, ¿se lo ha olvidado?, ¿y las lecciones?

“El 29 de marzo de 1993, aproximadamente a las 20h30, se produjo un deslizamien-


to de cerca de 20 millones de m3, en la región centro sur del Ecuador, a 20 Km. al
noreste de la ciudad de Cuenca, capital de la provincia del Azuay y tercera ciudad
más importante del país”.

“El cerro Tamuga, entre otras causas vencido por el debilitamiento de sus bases,
se desplomó sobre casas y carretera, taponando el curso del en esa fecha cauda-
loso río Paute, el cual sin tener a donde ir, empezó a acumular sus aguas en una
lagu­na que crecía en altura, ancho y largo a una velocidad galopante, cubriendo
una extensa área, reproduciéndose así un paisaje similar al que mostraba la zona
hace 60 millones de años atrás, cuando aún el hombre no había emergido sobre
el planeta. La situación no cambió hasta el 1 de mayo de 1993, fecha en la que se
forzó el desfogue de las aguas que bajaron en torbellinos y olas de más de 20 m.
de altura, arrasando todo a su paso incluyendo parte del centro cantonal de Paute.
Otra vez se repetía la situación ocurrida millones de años atrás, cuando los an-
des se levantaron y cuando el lago cretácico empezó a verter sus aguas hacia la
amazonía”.

Qué significó el desastre de la Josefina para la ciudad de Cuenca, la región y el


país:

“El deslizamiento causó la muerte de al menos 100 personas y ocasionó el represa-


miento de los ríos Paute y Jadán, formando un embalse de 191 millones de metros
cúbicos y 10 Km. de largo que inundó tierras agrícolas, viviendas, una central ter-
moeléctrica, la carretera panamericana y la línea férrea”.

“De acuerdo a las encuestas realizadas por la Universidad de Cuenca y el CREA


–1993-, indican que 5631 personas fueron afectadas en forma directa. De éstas el
79% pertenecían al Azuay, 18% a Cañar y el 3% a Morona Santiago. La población

— 131 —
indirectamente afectada se estima alrededor de 582693 personas, de las cuales 76%
se ubican en Azuay, 16% en Cañar y 8% en Morona Santiago”.

“Un total de 741 estructuras fueron afectadas, de las cuales 592 correspondían a
viviendas permanentes y 149 a villas vacacionales. El 76% de las viviendas perma-
nentes sufrieron destrucción total y el resto parcial. El 43% de las villas vacaciona-
les se destruyeron por completo y el resto sufrió daños parciales, pero de magnitud.
El 67% de las viviendas fueron destruidas por el desfogue y el 33% fueron
afectadas por la inundación aguas arriba.”

El desastre afectó a 2473 hectáreas cultivadas, de las cuales 940 se localizaban


aguas arriba del deslizamiento y 1533 aguas abajo. 914 Ha. tenían cultivos de maíz
y fréjol, 574 con pastizales, 105 con frutales, 110 con caña de azúcar, 12 con flores,
322 con bosques y 436 dedicadas a otros usos.

“En la zona de desastre se contabilizaron 29 importantes unidades de producción


directamente afectadas, dedicadas a actividades agropecuarias, agro industriales,
explotación de minas y canteras, producción de materiales cerámicos y asfálticos,
actividades hoteleras y turísticas, y otras. Entre las 15 dedicadas a actividades agro-
pecuarias y agroindustriales se encontraban algunas como: cultivo de champiño-
nes, espárragos, flores para exportación e industrialización de la caña de azúcar. La
destrucción de estas unidades representó el rubro más alto de pérdidas económicas
en el sector privado, tanto por la infraestructura y equipos instalados, como por la
cantidad de mano de obra que empleaban.”

“Algunas localidades cercanas a la Josefina perdieron los servicios de electricidad,


agua potable, alcantarillado y riego. El Sistema Nacional Interconectado de energía
eléctrica que abastecía a todo el país fue temporalmente suspendido y se perdieron
varios kilómetros de líneas de trasmisión y una subestación. Se destruyeron 105
Km. de carreteras, 30 Km. de vía férrea, 24 Km. de canales de riego. La central Ter-
moeléctrica del Descanso quedó a corto tiempo totalmente sumergida, el terminal de
combustibles de Petro Ecuador fue seriamente afectado. Se destruyeron 5 puentes,
6 pasarelas, 4 tarabitas, varias escuelas y obras comunitarias. Las pérdidas directas
del sector público se estimaron en 198.153 millones de sucres” -año 1993-.

A INECEL el desfogue le ocasionó daños por 4300 millones de sucres, que com-
prenden 3110 millones en vías de comunicación destruidas, 884 millones en puen-
tes dañados, 150 millones en torres y líneas de transmisión, 100 millones en obras
de protección, 18 millones en alquiler y transporte aéreo y 34 millones en daños en
los sistemas de inyección de las turbinas.

“Se estima que las pérdidas totales ascendieron a 293.761, 5 millones de sucres,
equivalentes a 146,68 millones de dólares -1993-, un tercio de las cuales corres-
ponde al sector privado. La labor de las fuerzas armadas para el manejo y atención

— 132 —
de la emergencia significó para el estado ecuatoriano 1.784 millones de sucres. En
este monto, aproximadamente 1100 millones de sucres fueron por transporte
aéreo.”

“El volumen del material depositado entre la ciudad de Paute y la represa de Ama-
luza -aproximadamente 32 Km.-, se estimó en 6 millones de metros cúbicos, los que
sumados a los 6,3 millones retenidos entre la Josefina y la confluencia del Paute con
el Santa Bárbara, dan un total de 12,3 millones de metros cúbicos de sedimentos
acumulados.”

“El volumen del material erosionado durante la rotura de la presa fue de 4,3 mi-
llones de metros cúbicos. Por tanto 8 millones provinieron de los deslizamientos y
de la erosión de las orillas producida por el paso del gigantesco caudal durante el
desfogue.”

“Para mitigar los efectos de la inundación y de la rotura de la presa natural, se exca-


vó en su corona un canal de desagüe de 15 metros de profundidad y 417 metros de
longitud. A los 26 días el agua rebosó por el canal y a los 33 días la presa falló por
erosión causando una crecida de 9500 m3/s, que produjo aguas abajo la destrucción
de canales de riego, puentes, vías, instalaciones agroindustriales, casas y sembríos
y puso en riesgo la Central Hidroeléctrica Paute que genera cerca del 70% de la
energía eléctrica que el país consume”.

“La ciudad de Paute ubicada 20 Km. aguas abajo del deslizamiento fue la más afec-
tada, pues más de la tercera parte de su entorno urbano fue destruido, incluyendo
edificios públicos, red eléctrica y telefónica, alcantarillado, entre otros. La crecida
provocó destrozos a lo largo de 100 Km. aguas abajo. Sin embargo las acciones
durante la respuesta redujeron los impactos económicos y evitaron la pérdida de
vidas humanas”.

“Las pérdidas económicas directas alcanzaron a 293.376,5 millones de sucres, o


146,7 millones de dólares -tasa de cambio de abril de 1993-, equivalente al 1% del
producto interno bruto de 1993.”

“Aunque los costos indirectos no han sido cuantificados y el monto por pérdidas
directas, fueron suficientes para afectar la tasa de crecimiento de la economía nacio-
nal. En efecto, debido a las medidas económicas del gobierno para bajar la inflación
y por el desastre de la Josefina, la tasa de crecimiento del PIB en 1993 cayó al 2%,
después de haber alcanzado el 4% en el quinquenio previo”.

La incidencia de los desastres más significativos en la economía ecuatoriana se evi-


dencian con: El fenómeno del niño de 1982-1983; el terremoto de 1987 en el noro-
riente ecuatoriano, y también el desastre del Austro. En 1950 ocurrió la ya olvidada
creciente del río Tomebamba.

— 133 —
Hechos curiosos desde el” Tape” hasta el “Destape” de la Josefina

El 30 de marzo a eso de las 4 de la tarde recibí una llamada del Arq. Rafael Malo
Cordero. Alarmado me dio la noticia del “gran derrumbe” y manifestó su preocu-
pación por la propiedad de su familia en la zona de Guangarcucho. Le tranquilicé
diciéndole que no era posible un desastre de esa magnitud.

El mismo día 30 de marzo el Dr. Henry Eljuri, propietario de una hacienda en Guan-
garcucho, con mucha preocupación se dirige al lugar en moto, llega al sitio mismo
de la coronación de la represa formada, y con altímetro determina su nivel más
alto, 2370 msnm; todavía mantenía mi escepticismo y miraba con preocupación los
planos aerofotogramétricos, y la posible zona de inundación aguas arriba y hacia la
ciudad de Cuenca.

El 31 de marzo muy de mañana nos dirigimos al sitio, ya era difícil el acceso al


“Dique”, comenzaba a subir el nivel del agua, se había taponado la única salida del
río Paute al Amazonas.

El agua cubre ya la carretera en el sector del Tahual, llegando después de pocas


horas hasta la caseta de peaje. Comienza a inundarse la central termoeléctrica del
Descanso, los trabajadores y técnicos de la empresa frenéticamente tratan de sal-
var algo de los materiales y equipos que pueden movilizarse, imposible ya hacer
nada para salvar motores, transformadores y generadores, el agua avanza rápido.
No se toman previsiones con los tanques de Bunker, el combustible se derrama
y los tanques metálicos flotan; en las horas siguientes la central queda totalmente
sumergida. Las personas que viven y tienen sus pequeños negocios en el Descanso,
entre lágrimas y gritos, se afanan en salvar todo lo que pueden, la laguna extiende
sus tentáculos hacia Cuenca y Azogues. El puente del Descanso se sumerge. -¡No
puede ser posible!-.

En el poblado del Descanso se escucha los golpes de barreta y de combo, las puer-
tas y ventanas son prácticamente arrancadas de cuajo, se quitan las tejas, ya no hay
tiempo de desarmar las estructuras de madera.

Los animales amarrados junto a las casas están inquietos, mugen las vacas, chillan
los puercos al ser subidos a las volquetas. Los campesinos arrancan las chacras de
maíz para alimentar por lo menos a las vacas.

Se han movilizado todas las instituciones: la Universidad de Cuenca, los Consejos


Provinciales, los Municipios, El Cuerpo de Bomberos, La Defensa Civil, el Ejército,
la Policía, INECEL, Petro Ecuador, el MOP, la OPS, la Cruz Roja, los Ministerios.

Todos ayudan a los campesinos a sacar sus muebles, sus cocinas y sus trastecitos;

— 134 —
van hacia los campamentos que se forman en Challuabamba, Chuquipata, y poste-
riormente en Shushun.

Hacia la provincia del Cañar, se remansa el río Burgay, luego el Déleg, la inunda-
ción se extiende hacia las zonas de La Victoria, Zhullín, Zumbahauyco, La Unión,
Javier Loyola; las villas y las casas campesinas también son destrozadas.

En las inmediaciones del cruce con el carretero a San Cristóbal, la familia Suárez
trabaja­ febrilmente colocando tanques de aceite de 55 galones por debajo de su
casa de madera sobre pilares de hormigón. Con los 60 tambores, la casa flotó a la
deriva.

Comienzan a desaparecer los cauces de los ríos, los árboles se van sumergiendo, se
paran de puntillas alzando la nariz al cielo. Se va formando un enorme lago, lleno
de basura, de bunker, flotan toda clase de recipientes, plásticos y animales muertos,
cientos de postes de madera. Se comienzan a utilizar lanchas de motor por el Ta-
hual. -¡Parece increíble!-.

Se habla de que en días anteriores ocurrió un incendio de magnitud en las instala-


ciones de la Cementos Guapán, lo que produjo derrames de Bunker, que luego fue
arrastrado al gran lago.

Los medios de comunicación difunden la noticia, entrevistan a muchos ingenieros,


se desconocía hasta donde llegará el agua; nadie lo sabía con exactitud. Los propie-
tarios de casas y villas de la supuesta zona de inundación comienzan a destrozar sus
casas tratando de salvar algo, sacan puertas, ventanas, pisos, tumbados, abren las
cubiertas para salvar la madera, las tejas, el zinc y el eternit, arrancan tomacorrien-
tes, interruptores y alambres. Algunas fábricas como Rialto comienzan a desocupar
sus bodegas y a poner a buen recaudo equipos, productos y máquinas, alquilan
bodegas en el Parque Industrial.

La zona toma el aspecto de un campo de batalla. Las casas se sumergen a la vista de


sus dueños, los más pobres se arrodillan, rezan y lloran a gritos: ¡Señor, qué hicimos
para merecer tu ira!

Los propietarios de las villas miran en silencio a la nada, acaso a su visión interior
golpeada por los recuerdos. Algunos campesinos no quieren abandonar su casa,
aman tanto a su tierra, a sus animales; temen por sus pertenencias. La viejita de la
Josefina que rompía las piedras con martillo para hacer ripio y educar a su nieta es
sacada a la fuerza de su vivienda por los soldados. Una familia campesina no quie-
re abandonar su casa de bahareque; son convencidos por los bomberos, pero ellos
regresan, dicen a “rodear” la propiedad; la casa es sumergida y no se supo ya nada
más de ellos.

— 135 —
La triste historia de la cota

El 30 de Marzo, Marcelo Moscoso Jaramillo, con otros profesores de la universidad


de Cuenca, realizan con un instrumento convencional la nivelación desde El Dique
hasta los BM del IGM, situados en el sector de Challuabamba. El nivel de la co-
ronación del dique es de 2370 msnm; ya se sabe que si no se hace nada el nivel de
inundación será a cota algo superior -señalamos la 2371 si se toma la decisión de
“no hacer nada”-.

Ante la gravedad del desastre, grupos de profesores de la Facultad de Ingeniería


de la Universidad de Cuenca, de manera voluntaria, se reunen con la finalidad de
analizar y decidir qué hacer. Uno de ellos, el conformado por Marcelo Moscoso,
Hernán Vintimilla, Vladimiro Cordero, Julio C. Verdugo, Patricio Cordero, Corne-
lio Ruilova y Galo Ordóñez, proceden a señalar en el terreno, con todos los niveles
disponibles, la cota de la posible inundación, 2371 msnm; se colocan referencias de
nivel en los sitios más importantes, se inicia un seguimiento altimétrico y un moni-
toreo del proceso de inundación

“La cota” surge como una palabra mágica y maldita, manejada y repetida miles de
veces por todo el mundo; pronto todo el sector de posible inundación en Azuay y
Cañar es invadido por topógrafos voluntarios o pertenecientes a diferentes institu-
ciones, se envía personal técnico desde Quito y Guayaquil, se observan todo tipo
de instrumentos: suizos, alemanes, rusos, japoneses, de las más variadas marcas,
“automáticos y de burbuja”, miras desde las artesanales a las más finas.

Cada “Nivelador” con gorra o casco, o pañuelo a lo Rambo, trabaja con diferentes
referencias, cada uno con su hinchada, las cotas tienen valores muy disímiles. -“¡No
hay a quién creer!”; nadie sabía lo que iba a pasar.

Reina la confusión. Tanta información, tanta entrevista, tanto número de teorizantes


y adivinos, tanto dueño de la verdad. “Los locutores quieren ser ingenieros y los
ingenieros quieren ser locutores”. La cota parece salvar a unos y condenar a otros.
La cota invade el ambiente, parece que su eco regresa desde las alturas del plateado
Guaguashumi y Pachac mama. ¡La cotaaa!

Con el nivel de la Facultad atendemos las solicitudes de todas las personas inte-
resadas en saber su cota con respecto al de inundación. “¿Se inundará mi casita o
no?”, preguntaban desesperados los pobladores. Trabajamos desde muy de mañana
hasta que había luz, el ambiente es realmente triste, nos dedicamos todos los días
a tratar de ayudar, nuestro trabajo habitual ya no tiene sentido, hemos suspendido
las clases.

Llueve y Llueve, no para de llover, los ríos crecen acelerando el proceso en me-
dio de los meses de mayor precipitación. El INAMHI colabora con nosotros, nos

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envía a un metereólogo experto; las predicciones son malas: “el mal tiempo va a
seguir”.

El CREA quiere hacer algo, envía un pequeño tractor y el operador entra por la zona
de Zhishio por un camino de muy alta pendiente; no logra llegar al sitio pese a que
el tractorista desesperado “por hacer algo”, se juega la vida en el intento.

En los primeros días hay muchas reuniones en la Zona Militar. Se presentan dife-
rentes soluciones, algunos quieren construir un túnel en el cerro Tubón, a partir de
la desembocadura de la quebrada de Jadán, otros dicen que no hay nada que hacer,
que hay que esperar que la naturaleza haga el trabajo y que el agua rebose el dique.
El Ing. Enrique Altamirano Nieto propone abrir un canal por la margen derecha del
Paute. La idea inicialmente no parece factible por el tipo de material y por la mag-
nitud del corte y la longitud del canal, sin embargo, es aprobada y se da inicio a la
obra. Hagamos el canal. Respiran los de arriba, se preocupan los de abajo, se forma
el campamento de Shushun en la parte alta de Paute; la población es evacuada.

Quizá fue acertado poner el control del sitio, la información y la “Apertura del Ca-
nal” en manos de las Fuerzas Armadas. Se pide la colaboración de todas las com-
pañías viales, todas envían sus más grandes tractores y otro equipo pesado; llegan a
reunirse en total 18 tractores.

El Ing. Ulises Sotomayor también manda a disposición su tractor nuevecito. Todas


las máquinas de municipios y consejos se unen al equipo.

Se divide el trabajo en dos partes, el de aguas arriba dirigido por el Ing. Eduardo
Sánchez, de Hidalgo-Hidalgo, y el bajo, a cargo del Coronel Jaramillo. La dirección
general de la ejecución de la obra se encarga al Coronel Jaime Camacho. Toda la
operación y el manejo de la crisis la dirige el Jefe de la III Zona, Gral. Juan Méndez
Moreno.

Las emisoras de Cuenca dejan sus programas comerciales para dar información del
desastre, envían sus cronistas, hacen entrevistas a todo el que tiene facha de inge-
niero. En la zona todos los días a las 17h00 se trasmite una rueda de prensa a cargo
de los militares y los técnicos que colaboran en la labor. Se habla ya de un “Modelo
Matemático”.

Algunos profesores de la Facultad de Ingeniería como: Bert de Bievre, Felipe Cis-


neros, Pablo Donoso, con la colaboración de Leoncio Galarza, de Otón Zevallos, y
otros, concentran sus equipos de computación en la Zona Militar; muchos trabajan
como personal de campo enviando información de caudales y niveles, se forma un
buen equipo.

Los ingenieros hidrólogos, hidráulicos y geólogos de la Politécnica Nacional, Uni-

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versidad Central, Politécnica del Litoral, Universidad de Guayaquil, se reúnen para
estudiar, comentar e investigar. Destacados técnicos de Universidades de Italia, Sui-
za, Norte América, del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los EEUU, y naciona-
les, acuden a la zona, hacen inspecciones de campo, revisan la información, imple-
mentan modelos como el “Dam Breack”, y otros instruyen a los técnicos nacionales
sobre su manejo y calibración.

El Ingeniero Rodrigo Zeas, profesor de la Facultad de Ingeniería, forma su propio


campamento y centro de información en la loma de Zhishio; con él trabajan los
ingenieros de la Universidad Central.

El Ing Luis Monsalve O., gran conocedor del fenómeno y de su proceso, permanece
incansable hasta el último momento entre Zhishio y el dique.

En el dique se trabaja día y noche, se turnan los tractoristas y sus “chulíos”; se han
formado dos campamentos, los mecánicos de las compañías iluminan la noche con
la soldadura de arco, las máquinas recalentadas a veces tienen que ser paradas, el
abastecimiento de repuestos pesados tiene dificultades, se prepara un helipuerto so-
bre el mismo dique para el abastecimiento. Los helicópteros “Gacela” dan vueltas
y vueltas, el canal comienza a tomar geometría con su talud norte casi vertical. Los
tractores forman un frente para iniciar el terraplén, semejan un ala de caballería
blindada en posición de ataque. Posteriormente se concentran en el canal: angu-
lan, cortan, empujan, arrastran, levantan..., gime el cambio de marcha atrás, corta,
empuja, arrastra..... De cerca las máquinas parecen un poder en manos del hombre,
hacen temblar la tierra; mirados desde la loma, parecen piojos amarillos de miedo
entre las uñas del Tamuga y El Tubón.

El Presidente Sixto Durán, visiblemente afectado en su salud, vive y labora en


Cuenca. Todo el país y hasta el mundo está pendiente del “Desastre del Austro”.

El “Vice Dahick” , visita también la zona de desastre vistiendo traje oscuro, corbata,
y negras gafas. -¿Está asistiendo a un real y gigante entierro?-.

Se tenía incertidumbre de la profundidad que se iba a lograr en el fondo del canal,


se hablaba de una cota menor a 2330 msnm, los pronósticos eran aventurados por
lo difícil de remover el material depositado y por el riesgo que corren hombres y
máquinas. Se sumergió totalmente el puente de Chuallabamba que se encuentra al
nivel 2350 msnm.

Centramos el trabajo en el valle de Challuabamba, presenciamos la caída de las


casas y edificaciones de adobe, se humedecían en forma rápida, y al poco tiempo,
como si la tierra quisiera regresar a la tierra, se convertían en un montón de tierra
carrizos y tejas, que luego desaparecían tragados por el agua. Se solicita a la gente
que “no despedacen las casas de ladrillo”, sino únicamente que quiten ventanas,

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puertas y objetos que puedan flotar, que se corte la energía eléctrica y eso era todo.
Tratar de recuperar tejas, eternit, pisos, ventanas, vidrios, etc. era como “sacarle un
zapato al muerto”. Muchos no hicieron caso. Las edificaciones de ladrillo y hormi-
gón, de terrocemento, sumergidas con más de 10 m. de agua por casi un mes, sopor-
taron sin mayores daños, a pesar de existir características desfavorables del suelo.

El trabajo de los tractores se interrumpe el 14 de abril; es demasiado peligroso para


hombres y máquinas, salen por una zona de gran pendiente, les ha tocado “el regre-
so del músico”, las plataformas no asoman para transportarlos.

¿Hasta qué cota llegaron con el fondo del canal? Conocíamos de memoria el terre-
no, miramos desde lo alto, no llegaron hasta el nivel anhelado. Queremos entrar al
sitio, los militares con toda razón nos impiden, alguno de los ingenieros jóvenes que
trabajan con Bert niveló el fondo, se comprueba nuestra inquietud. Ante tanta insis-
tencia, nos dejan entrar a Marcelo Moscoso y a mí, recorremos el canal; realmente
es espeluznante, su talud norte es casi vertical, es una acumulación de rocas de
diferentes tamaños, arcilla y arena, formando un conjunto totalmente heterogéneo y
de alta inestabilidad, comprobamos los niveles.

En la tarde el Gral. Méndez anuncia que el agua ha inundado los terrenos de los Srs.
Jaramillo, colapsa rápidamente la casa principal -pese a que la rodearon de sacos de
arena-, y todas las casas de la familia desaparecen sumergidas en el gran lago. El
agua avanza hacia el puente de Challuabamba (cota 2350). La gente solidaria quiere
levantar muros de tierra y de sacos de arena alrededor de las casas de las familias
Crespo Amoroso y Ordóñez Amoroso. Se derrumba la hermosa casa de hacienda
del Dr. Reinaldo Chico Peñaherrera y del Sr. Cura Manuel Andrade. Los miembros
de la Familia Ortega y Becerra a toda prisa sacan su ganado, lo mismo hace la gente
con sus vaquitas y borreguitos. Algunos hacendados ofrecen sus potreros para aco-
gerlos.

Al señor Hernán Malo Jaramillo le recomiendo “no despedazar su Estancia de la


Paz”; no escucha, desarma la cubierta, arranca puertas, ventanas e instalaciones, su
casa no se inundó, llegó el nivel del agua a pocos metros de ella.

Los guardianes de las villas, permanecen en la zona con sus mujeres, sus huahuas y
sus perros, algunos se pegan el trago. ¡Para que pase la pena!, dicen, ¿qué opina Ud.
jefe, nos quedaremos sin camello?

Las mujeres que tienen sus casas en la zona de posible inundación, con chales y
chalinas se reúnen en silencio, les consuela estar juntas, miran con ojos interrogan-
tes a los técnicos. ¿Qué nos va a pasar?, preguntan. Para romper el hielo les respon-
do, pregúntenle al Cura del Vergel, es probable que él sepa más que este humilde
ingeniero; se supone que está más cerca del que todo lo sabe...

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Nos comenzamos a preguntar qué pasa con el canal y el desfogue. Por el camino a
San Cristóbal escogemos un sitio que nos permitía una vista completa del dique y
de la entrada del canal. Permanecemos en él hasta el atardecer. Los caminos alter-
nos son muy malos, la continua lluvia los hace intransitables, salimos por Déleg y
Zumbahuayco con gran dificultad.

Se establece una tensa espera, instalamos un teodolito y algunas referencias para


tratar de monitorear el proceso del desfogue. Hasta varios días antes del 1 de mayo
el agua no entra en el canal, comienza a caerse; el solo viento le hace temblar, cae
una piedra grande al fondo, los militares tratan de triturarla con el disparo de un pro-
yectil, lo consiguen parcialmente. Los campesinos de la zona inundada del sector
de Zhullín desesperados se lanzan por el talud, quieren abrir el camino al agua con
sus manos, se hacen procesiones con la imagen de la Virgen, un sacerdote celebra
una misa. Un tractor y un grupo de militares entran al canal, mueven el material
derrumbado, pero tienen que salir rápidamente ante el enorme riesgo.

El 29 de abril comienza a fluir un pequeño caudal, que luego es detenido por los
continuos derrumbes.

Bernardo Abad Merchán y Juan Cobos Peña, en calidad de periodistas de televisión,


tienen su campamento a corta distancia de nuestro sitio de observación. Bernardo
recorre varias veces con las cámaras el canal, arriesga su vida. Llueve sin parar, son
los finales de un mes de abril más lluvioso que de costumbre. El dueño del sitio de
observación es un campesino de nombre Manuel, nos ofrece su casa y su comida,
pronto se convierte en el centro de operaciones. Un geólogo de la Universidad de
Milán, que recorre el sitio, calado hasta los huesos, instala su computador portátil
sobre la cama de palo, con cobija de tigre de Manuel, “¿Qué mierda hace el gringo?,
nos pregunta.

El Ing. Cornelio Ruilova trata de explicar en varios idiomas a los geólogos: italia-
nos, norteamericanos, alemanes, ingleses, franceses, rusos y suizos, lo que ocurre;
lo consigue a medias, los austeros científicos gringos sonríen lateralmente.

El día 30 de abril en la tarde abandonamos el sitio, tenemos que tomar un camino


alterno por Surampalti. Los periodistas de la televisión se retiran definitivamente,
parece que el desfogue va a tardar. En la madrugada del 1 de mayo de 1993 comien-
za a circular un caudal considerable en el canal, y a las 6h30 se produce el desfogue.
A las 8 horas 00 de ese día, llegamos al sitio de observación, presenciamos la parte
más importante del proceso; el ruido por el transporte sólido era ensordecedor, pa-
recía que la tierra temblaba, el agua adquiere una enorme turbulencia, a su paso pro-
duce una erosión gigante y un gran colapso transversal del material acumulado; la
masa se torna de un color café oscuro por su elevadísima concentración de sólidos
suspendidos. El caudal no nos atrevemos a estimarlo, nunca habíamos presenciado
algo igual, el río choca contra el alto talud de su orilla Sur, poco a poco se derrumba

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desde abajo y cae una enorme cantidad de material, el derrumbe alcanza a la casa
del Dr. José Andino, situada en la parte más alta; se cae al abismo como un castillo
de naipes, pronto el agua se traga todo, no queda ni rastro.

Un enorme volumen se descarga en un tiempo corto, los técnicos que observan des-
de los helicópteros hablan de 8.500 m3/s. “El Pull” de ingenieros concentrados en la
zona militar hacen las corridas del “Dam Breack”, manejan una cifra de alrededor
de 4.500 m3/s, sin embargo, mantienen que transitó 9500 m3/s. Cualquiera que sea
la cifra es un caudal gigantesco que entra en un cauce estrecho en dos corrientes
hacia el dique del Jadán y hacia el del Paute, penetra en un estrecho desfiladero, la
velocidad es alucinante, el flujo turbulento y sobrearado toma extrañas formas, sal-
ta, avanza y regresa, gira, se vuelve loco, a su paso devora los taludes, fluyen tierra
y piedras como si fueran agua, los árboles se desprenden de raíz, hacen un tobogán
hasta el río, ni siquiera flotan, el agua los engulle, los devora y los tritura. Es el agua
fuente de vida pero también de destrucción y muerte, es el mayor centinela de la
naturaleza.

La Empresa Eléctrica nos ha prestado sus radios, los técnicos que observaban aguas
abajo, nos trasmiten alarmados: “El río Paute parece una gigantesca culebra negra”
que se arrastra sobre un valle estrecho; es una montaña de lodo en movimiento que
despedaza y hunde todo lo que está a su paso, parece el fin del mundo, las fuerzas
de la naturaleza desatada nos hace aparecer insignificantes, estamos consternados,
sin atrevernos a pronunciar palabra, no podemos responder a los periodistas que
nos insisten. ¿Qué caudal calculan?, ¿cuánto durará la creciente?, ¿qué le pasará a
Paute? Permanecemos en silencio, las personas vienen en gran número, hacen fila
para mirar por el teodolito. El Dr. Segundo Serrano, Alcalde de Azogues, vuelve ese
día a ser periodista para La Voz del Tomebamba.

La hacienda Tomebamba, de propiedad del Dr. Hernando Acosta, es arrasada por la


corriente. La hacienda La Isla, del Dr. Alejandro Serrano, es totalmente destruida,
se convierte en una “Playa de piedras”, difícil saber en dónde estaba. La hacienda
La Higuera, del Dr. José Cordero, se transforma en cauce de río, milagrosamente la
casa soporta la corriente.

Nos cuentan que los puentes de Chictig, Uzhupud, Zhumir y muchos otros fueron
destruidos como “palillos de dientes”. Las plantaciones de flores de las familias
Crespo y Donoso son arrasadas.

Los militares establecieron la alarma roja desde que los tractores salieron, trasla-
daron a toda la población que permaneció en Paute al campamento de Shushún.
Actuaron con mucho acierto y dedicación.

Los damnificados observan incrédulos cómo pasa el río por su pueblo, se come el
Cultilcay; el Barrio Don Bosco es totalmente destruido por la corriente. Las casas

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de adobe o mixtas colapsan. La zona de la calle Abdón Calderón, parece haber sido
bombardeada con explosivos de enorme poder. La destilería La Playa, La Hostería
Uzhupud, los colegios Salesianos son seriamente dañados. En muchos casos, los
dueños de las propiedades del valle del Paute ni siquiera saben en dónde estaban
ubicadas sus tierras; todo es piedra, grava, tierra, arena, vegetales muertos. De la
antigua capilla cerca del puente de Chictig solo queda un pedazo de su torre. El Ing.
Guillermo Velez pierde su casa cerca de Paute, sufre por su desconsolado suegro.

Aguas arriba la cota se dispara, baja velozmente. ¡No podemos tomar los niveles!,
les escuchamos gritar a los ingenieros por la radio. La cota destruye cuando sube y
despedaza cuando baja, los taludes de muchas quebradas se caen, se abren grietas
en las laderas, el suelo arcilloso se patea tomando forma de arco.

Al mediodía del 1 de mayo, el río Paute se ha convertido nuevamente en un cauce


de montaña crecido; en la bifurcación de corrientes se ha formado una isla, perma-
nece un lago residual, parte de las instalaciones de la Empresa Eléctrica se man-
tienen inundadas a bajo nivel. Va a permanecer un lago residual cuyo fondo se irá
levantando al ser hartado por el Cuenca, el Burgay, y el Jadán.

Regresamos caminando, y visitamos la zona de Challuabamba y Zhullín. Las ca-


sas han emergido como muertos de sus tumbas, tienen heridas que les infringió el
agua o le causaron sus dueños. Los eucaliptos han muerto de pie. Un lodo negro y
brillante como brea lo cubre todo, los arbustos muertos toman extrañas formas fan-
tasmales. ¿Estamos despertando de una pesadilla? El cansancio físico, la tensión de
lo vivido nos aplasta contra el suelo.

Le preguntaron a Monseñor Luna qué opina de los nuevos damnificados. Y


Monseñor responde: “no son damnificados de ahora, ellos ya nacieron damni-
ficados”.

Los precios de los terrenos en la zona de inundación han bajado notablemente.

La gente es como las hormigas, decía el Ing. Marco Erazo, apenas pueden, las mu-
jeres descalzas baldean los pisos, sacan el lodo y limpian las paredes. ¿Ya pasó lo
peor?

Pronto todo se olvida; aquí no ha pasado nada. La gente pudiente comienza a “echar
el ojo” a Yunguilla; esto pronto será ciudad, ya no vale la pena. La economía de los
habitantes de Cuenca tiene mucho de imitación, comienza a revalorizarse el valle de
Challuabamba, surgen las urbanizaciones, un desfile de carros con gente que busca
gangas quieren terrenos, esto es una belleza, los campesinos están atontados con su
precaria economía, parece que les cayó “La lotería de la Cota”; vale la pena vender,
se sienten nuevos ricos, pronto manejan carros de agencia, esperan que suba más el
precio de lo que les queda.

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La inundación destruyó los dos canales de Challuabamba -¿vale la pena recons-
truir?-, la vía del ferrocarril en parte ha desaparecido. ¿Se acabó? El autocarril, los
empleados del ferrocarril quieren reconstruir, ofrecen circular a corto plazo. ¿Vale
la pena?, se preguntan muchos.

La Municipalidad declara zona urbana al valle de Chualluabamba en 1998, luego en


el 2004 lo reconsideran y vuelve a ser rural.

Todo se ha olvidado. ¿Será bueno olvidar?, o es que trabajamos solo en desastre y


luego bajamos la guardia.

La Comunidad Europea, luego de su muy meritorio trabajo en la zona de desastre,


en un sencillo monumento de piedra dejó grabado lo siguiente:

A LA NATURALEZA

que lanzó su grito el 29 de marzo de 1993

para llamar al respeto y comprensión de los seres humanos

A LAS VÍCTIMAS

directas e indirectas del desastre de la Josefina

A LA COOPERACIÓN

EUROPA- ECUADOR

y a todas las entidades y personas que permitieron

reconstruir la esperanza en la Zona Afectada por el desastre.

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5. La historia del rescate de los ríos
“Cuenca y los cuencanos seríamos otros sin los ríos que dan marco a la ciudad. Sin
sus puentes, sucesores de los antiguos vados y de sus orillas salpicadas de piedras
y de verde vegetación”. Ciudades, campos, y seres humanos unieron, así, sus vidas
indisolublemente a las corrientes de los ríos” (M. Jaramillo, 1997).

5.1. Es historia reciente y la presencié en numerosas ocasiones como parte de los feste-
jos de la Independencia de Cuenca. Me refiero a los años de 1947 a 1949, en que se
celebraba la pesca popular:

“El día 5 se ofrece al pueblo la fiesta de la pesca en el río Tomebamba. En horas de


la mañana se arroja barbasco en el río (por el sector de Sayausí o de Viscosil). Entre
las 8 horas de la mañana las orillas del Tomebamba se encuentran orladas de una
muchedumbre de mil colores que se preparaba para la pesca con canastos y redes.
Se alistaban ornallas y braseros para su preparación, con aditamentos necesarios.
Es la fiesta bíblica que disfruta Cuenca, del convite delicioso, acompañada del licor
de caña. Automóviles que circulaban a los alrededores, con una juventud alegre que
canta a la fiesta. “La gente agolpada a las orillas hasta más abajo del Paraíso disfruta
y llora de risa al presenciar las caídas de culo de la gente ansiosa por coger el mayor
número de los pobres bagres. Se reparte draques con trago que el Municipio hizo
traer de Paute, los bagreros se abrazan, lloran y pelean, tremendas trifulcas. Al atar-
decer están más barbasqueados que los mismos bagres y tienen que ser remolcados
por esposa e hijas”.

Los denominados bagres abundaban en nuestros ríos; propiamente se trata de la


Preñadilla. En el río Tarqui, los hacendados ordenaban que los peones “cojan una
sábana entre cuatro” y la sumerjan en el frío río arrastrándole por el fondo contra la
corriente; el resultado siempre era positivo. En la compuerta de Monay -toma para
la Planta Eléctrica Ramírez-, atrapábamos a los bagres que intentaban pasar el dique
con un pañuelo, posteriormente se usó la dinamita y luego la trucha; acabaron con
la especie autóctona de nuestros ríos.

En 1582, Hernando Pablos, uno de nuestros geógrafos e historiadores primigenios,


dice: “Sin contar con las innúmeras especies de la fauna marina, en el litoral, y mu-
chas cuyos cardúmenes suben a desovar en los ríos de la costa, era la Región Cañari,
aún en la misma parte interandina, bien provista de pescado, aunque todo el más
que de una sola clase, esto es, de la del challua o bagre”.

Al respecto, Garcilazo dice: “con haber tantas aguas en aquella tierra -la del Ta-
huantinsuyo-, que eran argumento de que hubiera mucho pescado, se cría poco.
Créese que se cría tan poco por la furia con que aquellos ríos corren y por los pocos

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charcos que hacen. Pues ahora es de saber que eso poco que se cría es muy diferen-
te del pescado que se cría en los ríos de España: parece toda una especie, no tiene
escamas sino hollejo, la cabeza es ancha y llana, como la del sapo, y por tanto tiene
la boca muy ancha. Es muy sabroso de comer, cómenlo con su hollejo, que es tan
delicado que no hay que quitarle: llámales chaulla, que quiere decir pescado”

“Casi no hay río o arroyo en esta región que no cuente con el chaulla. Hasta ha dado
su nombre el de Chaullabamba o playa de los pescados, a la que queda a uno y otro
lado de Tumipampa, en el trecho comprendido entre la desembocadura del río Ma-
chángara y la del Azogues”.

“Oigamos a ciertos observadores que escribieron en tiempos aproximados a los de


la fundación de Cuenca”:

Salazar de Villasante manifiesta que “Junto a esta ciudad están dos ríos de a do be-
ben, grandes; vienen por metal de oro y plata, y es buena agua, mejor que el agua
de Quito. En el un río de estos, en el más junto al pueblo, hay mucho pescado, que
llaman bagre, de a libra, y de a dos y tres libras y en abundancia, con que pasan su
cuaresma”. Muchas libras son las que pone Villasante como peso de nuestro cha-
llua; y además de esto, hay que observarle que no es el río de junto al pueblo -el
Matadero que el vulgo dice hoy,- sino los más retirados del mismo pueblo, es decir,
el Yanuncay y el Tarqui, los que tienen mejor y más abundante pescado.

Hernando Pablos asegura que “son muy buenas las aguas de estos ríos y muy deli-
cadas, especialmente el río de Machángara: son proveidas de muchos pescado, y no
de escama; el mayor será de un palmo, es a manera de bagre su hechura”.

Fray Domingo de los Ángeles dice de Paccha que “hay en este pueblo muchos in-
dios pescadores, más que en otro pueblo alguno de la comarca de Cuenca que pes-
can en el río grande de Cuenca -el Challuabamba- y en otros más pequeños que hay
cerca de este pueblo, que se llama Guingeo y Payama, pescado de cuero, mediano,
y proveen de pescado a la ciudad de Cuenca”.

El mismo Fray Domingo, por lo tocante a San Bartolomé de arocxapa, añade que,
“está a media legua de este pueblo, en lo bajo, un río que se dice Bolo, á donde los
naturales pescan pescado de cuero, más grandes que el del río grande de Cuenca, ni
que el de los demás ríos del pueblo de Paccha”.

Respecto al río de Paute expone fray Melchior Pereira “que lleva pescado como
bagres pequeños, y sin iscama”.

“Como parte de los días de abstinencia de carnes -dos por semana, fuera de los cua-
resmales- se proveían de pescado nuestros progenitores de la rama española”.

— 145 —
Se aprecia en las crónicas presentadas, que los peces abundaban en los ríos de
Cuenca; especialmente se citó al río Machángara. Los bagres han desaparecido en
nuestros ríos, debido a la contaminación, a la introducción de especies extrañas y
a la persecución cruel de que fueron objeto. Se “botaba barbasco”, que es una raíz
traída de la región oriental y se la vendía libremente en muchas tiendas de la plaza
de San Francisco. La raíz machacada, y el zumo que producía con ayuda de un
cáñamo, era introducida en el río; la sustancia generaba una acción tóxica en los po-
bres bagres, los que atontados flotaban a la deriva, la gente se metía al agua ayudada
por pañuelos o redes, y les pescaba poco deportivamente. En sitios más alejados se
utilizaba la dinamita.También los “conocedores” usaban la raíz del Aliso.

Las acciones descritas eran más bien ayudadas por la Municipalidad y no se ejercía
ningún control, podemos decir con seguridad hasta la década de los setenta.

En el río Cuenca, sector de Monay, se emplazaba la captación de la Empresa Eléc-


trica; los bagres trataban de atravesar el dique vertedero valiéndose de su boca en
forma de ventosa, era nuestra distracción atraparlos con la ayuda de un pañuelo. Los
peces se fueron degenerando y los últimos que vimos ya eran de pequeño tamaño.
Finalmente desaparecieron o se los ve en forma muy ocasional. ¡Qué pena!, algo se
debe hacer para que los chaulla no se extingan definitivamente de nuestros ríos.

5.2. Nuestros ríos tal vez con excepción del río Tarqui son corrientes de montaña, suje-
tos a enormes variaciones de caudal y de calidad física en el curso del año, y a lo
largo de la historia.

En la parte que atraviesa a la ciudad de Cuenca, los ríos Tomebamba, Yanuncay,


Machángara y Tarqui, dada la especial topografía de la urbe, las corrientes han sido
utilizadas indiscriminadamente para descarga de todo tipo de residuos: del sistema
de alcantarillado, residuos industriales, residuos sólidos de toda clase, especialmen-
te escombros, plásticos, llantas, chatarra, ropa, zapatos, animales muertos. Se ha
creído que dicho uso es el más natural “para eso es el río”. Desde la fundación de
Cuenca el matadero municipal se encontraba junto al puente roto de Todos Santos;
el río constituía un camino fácil para deshacerse de los desechos, y a medida que se
incrementaba el saneamiento urbano con la construcción de redes de alcantarillado,
dicha mejora se la realizaba, y sin pensar dos veces, a costa de la contaminación del
agua afectando gravemente a la salud pública, dado que el agua era consumida con
fines domésticos por una amplia población diseminada aguas abajo.

A fines del siglo XIX, el Fraile Vicente Solano, científico y mordaz escritor (1798-
1865), se refiere a la mala calidad del agua del río Tomebamba y a la excelencia
de la del Capulí, resaltando la sabiduría de los indios al haber aprovechado este
cauce:

— 146 —
“En materia de aguas, Cuenca está peor que Quito. Las aguas del río Matadero
nombre muy adecuado a sus efectos nocivos, siempre producían pesadez de estóma-
go ya que contienen solución de carbonato de cal y protosulfuro de hierro (caparro-
sa verde). De aquí resulta que los que usan de ellas sienten el estómago pesado, y
las obstrucciones que son su consecuencia. Peor todavía son las aguas que llaman
del MOLINO. Esta recibe innumerables inmundicias, y sin embargo, por ser más
inmediata que el río sirve a la mayor parte de los habitantes. Ciertamente causa
indignación ver en Cuenca este desorden. Si no hubiera una agua buena de que he-
char mano, serían las gentes dignas de compasión. Pero teniendo mucha facilidad
de proveerse de agua pura, es reprensible esta desidia. Un riachuelo que baja de la
cordillera de los Andes, y corre de Norte a Oeste, a distancia de un poco más de una
legua de la ciudad, es un agua excelente: se llama vulgarmente el agua del Capulí.
Cuántas personas que han hecho uso de ellas, han sentido sus buenos efectos por
la fácil digestión, y porque excita el apetito. Los indios en la época de los Incas ó
antes, mucho más industriosos que nosotros en cuanto a la comodidad de la vida,
conducían esta agua hasta el valle del Tomebamba, según existen todavía vestigios.
El acueducto es sencillo: el lecho es de piedra, y también las paredes: los intersti-
cios se hallan obstruidos con tierra carbonosa. De esta suerte pasaba el agua pura
a mayor distancia que aquella en que nos hallamos ahora. ¡Felices Indios¡ Y por
qué nosotros no les imitamos? Porque nosotros somos ilustrados, y los indios de
antaño eran bárbaros. Es decir nosotros los ilustrados, no hacemos aprecio de la
salubridad pública; y los indios, como brutos, buscaban la fuente de la vida”. El río
Capulí también es conocido como Amarillo, tradicionalmente fue empleado como
fuente de abastecimiento. Las características del agua del río Matadero citadas por
Fray Vicente Solano contrastan con los análisis realizados actualmente -es posible
que el agua haya estado contaminada por el lanzamiento indiscriminado de residuos
domésticos y por parte de industrias caseras como las curtiembres, ollerías, y otras-.

“El río Yanuncay, que dista apenas un cuarto de legua también es un agua pura. Esta
debía servir al menos para beber, a toda la ciudad. El vulgo cree que aquel río es
bueno, porque viene lavando las raíces de zarza (zarzaparrilla): el color entre ama-
rillo y rojo oscuro que presenta el agua cuando corre en mucha cantidad, ha dado
origen a este disparate. Todo río que manifiesta este color, será bueno para beber;
porque se infiere que corre por esas tierras ocres, cargadas de óxidos de hierro de di-
versos colores. Al contrario, las aguas blanquizcas o verdosas son pésimas, porque
contienen carbonato o sulfato de cal, caparrosa verde, etc., etc.” En el año 2006,
ETAPA se encuentra construyendo el Sistema de Abastecimiento Yanuncay, que
utiliza como fuente el río del mismo nombre. -¿Está contento Fray Vichi? Parece
que le oyeron; su Reverencia fue mucho lote-.

 “Una prueba química me ha confirmado en lo que llevo expuesto. En un vaso de agua he echado un poco
de ácido oxálico, y me ha dado un principio de cal, o más bien oxalato de cal. Me ha causado admiración
ver proporcionalmente la cantidad de agua y la cantidad de carbonato de cal que en ella se contiene”.
Hoy, en marzo del 2006, tanto tiempo después de Solano y de los Caciques llenos de Sabiduría, gente des-
aprensiva presiona por abrir un camino con tractor por la margen del Culebrillas para llegar a la zona alta de
la cuenca, la única que se ha conservado más o menos intacta. Si se lo permite, sería un gran error.

— 147 —
“Loja en esta parte es feliz porque su río Zamora- como te añora mi corazón- es
buena agua; y sería mucho mejor si limpiaran todo el lecho del río; porque en las
márgenes, con las crecientes, quedan pequeños depósitos que se corrompen y se
mezclan con la masa total”.

El sistema de alcantarillado de la ciudad de Cuenca fue planificado principalmente


como un trazado transversal; la disposición final se la hacía sin tratamiento y por
simple dilución a los que más adelante se les llamó Cuerpos Receptores: los pobres
ríos: Tomebamba, Machángara, Yanuncay y Tarqui, también a las quebradas de
Milchichig y del Salado.

Comentábamos al inicio de las operaciones de ETAPA: El río parece una flauta, todo
propietario ribereño se adjudicaba el derecho de descargar con tubos de cemento o
de barro cocido (atenores) el agua residual procedente de su industria casera o de
sus excusados, lavaderos y fregaderos; llegamos a contar 270 descargas directas al
Tomebamba -entre el puente de la Av. de las Américas y el del Vado-.

En las fotografías que se presentan, se muestra que en 1969 los hospitales Civil,
Militar, la Sala de Infectocontagiosos, y la Escuela de Medicina donde se realizaban
las autopsias, descargaban todos sus desagües en forma directa al desgraciado Ma-
tadero. -Quizá por reparación a semejante ofensa actualmente se realizan las obras
del “Mega Proyecto”-.

En el trayecto entre los puentes del Vado y del Centenario, inmediatamente aguas
abajo de la descarga del colector “de la Loja”, las cholas y las campesinas lavaban
la ropa, la que por precaución era golpeada contra las piedras y luego puesta a secar
en el pequeño llanito del Talud. -¿Es la intuición o la sabiduría popular? Dios es
grande, como decía Fray Vicente-.

En el segundo Plan Maestro, en el año de 1984, se dice lo siguiente:

“El análisis del problema de la descarga (en muchos casos indiscriminada) de dese-
chos sólidos de origen doméstico, comercial e industrial en forma directa a los ríos,
o indirectamente a través del sistema de alcantarillado, y la consecuente degrada-
ción de la calidad de las aguas, merece especial consideración en el diagnóstico”.

“De las observaciones visuales durante las campañas de muestreo se ha podido


apreciar la gran cantidad de basura acumulada en los cauces de los ríos Tomebam-
ba, Machángara y Cuenca. De las 6.165 toneladas/ año de basura se estima que un
40% es descargada en forma directa a los ríos, junto con otros volúmenes de otras
fuentes, en la siguiente forma”:

“Basura de áreas no recolectadas : 2.400 ton/año”

— 148 —
“Basura recolectada con práctica indebida: 700 ton/año”

“Basura industrial (Camal Municipal y curtiembre San Luis) : 200 ton/año”.

Los lubricantes de recambio, “aceite quemado” de los automotores eran arrojados


hasta hace pocos años en las troneras de las mecánicas y en los sumideros de las
calles.

Todo el aceite en forma directa era descargado en los ríos, principalmente en el


Tomebamba. Las estaciones de servicio, las lavadoras de vehículos descargaban
en forma directa el agua usada con alto contenido de sólidos y de aceites a su tro-
nera, y de ésta al río. Muchas de tales instalaciones, por la facilidad de bombeo y
evacuación, se instalaron directamente a las orillas de los ríos, especialmente en el
Tomebamba, progresaron y no tenían ningún control.

Me refiero entre 1984 a 1995. Se veía el triste espectáculo del personal municipal
que lanzaba la leche decomisada en cantarillas desde la balaustrada del puente del
Centenario al río.

El día de hoy la situación ha mejorado: la Empresa EMAC ha desarrollado una


plausible labor en la recolección, transporte y disposición final de basuras.

ETAPA recolecta los aceites usados de los sitios de producción y los almacena hasta
que pueda implementarse un proceso de reuso o una utilización racional del “ Re-
siduo”; sin embargo, todavía y pese a los esfuerzos no se logra un nivel suficiente
de la “cultura del agua”; muchas personas, especialmente las que laboran en los
mercados, arrojan residuos a los ríos. La chatarra pesada también es lanzada a las
corrientes, especialmente al Yanuncay y al Tarqui.

Los malditos plásticos como símbolos de la “cultura de lo desechable”, se los en-


cuentra por todas partes en los taludes, en las quebradas, en los ríos, en cualquier
sitio a donde uno vaya; constituyen una maldición, aparte de una preocupación por
el enorme volumen que significan y la forma dispersa en que se encuentran.

5.3 La preocupación por el medio ambiente -lo que causó muchas risas y hasta car-
cajadas-, comienza prácticamente en 1965, pregonizada por los pocos ingenieros
sanitarios y por los despreciados ecologistas, “mal trajeados y hasta poco higiéni-
cos”; todavía no se tiene en la época una real conciencia. ETAPA comienza con un
diagnóstico y un estudio sistemático de la contaminación de “Los Ríos de Cuenca”
a partir de 1968.

Los innumerables conflictos de competencia, inclusive con varios departamentos


municipales, dificultan o entorpecen la acción. Para los políticos criollos a nivel lo-

— 149 —
cal y nacional, el medioambiente y los ecologistas más bien constituían un enorme
estorbo -un motivo de hilaridad- a sus planes apurados y a su delirio de inaugura-
ción. Hasta el día de hoy, arrastramos los efectos de la falta de planificación y de
conciencia que prevalecía en la sociedad de Cuenca hace muy pocos años.

Se habló ya de los primeros Planes Maestros de Agua y Alcantarillado para la Ciu-


dad de Cuenca, desarrollados por IEOS- ETAPA en 1969, y se los comentó en
forma detallada Se cita nuevamente:

“El estudio estadístico de los regímenes de los ríos, conjuntamente con sus ca-
pacidades receptoras y la producción de aguas negras estimadas, determinó
que para después de 15 años (1985) aproximadamente será necesario efectuar el
tratamiento de las aguas residuales. Considerando esta necesidad imprescindible de
que, si bien es cierto, no es inmediata, la separación de los sistemas”.

Por primera vez en el país se realizan estudios hidrológicos y caudales para perio-
dos de retorno críticos; se ejecutan análisis físico-químicos y bacteriológicos del
agua residual en muestras tomadas en el cauce “del Gallinazo”.

Un primer diseño del sistema de depuración del agua residual cuya necesidad se
fija para el año 1985, consistía en una serie de lagunas, las cuales estarían emplaza-
das en el sector de Monay (propiedad de la familia León Delgado, hoy Ciudadela
Germán López M., del CICA), en el área comprendida entre los ríos Cuenca y Ma-
chángara. El diseño se lo realizó en el IEOS dentro de los Planes Maestros, bajo la
dirección del Ing. Francisco Cevallos C.

ETAPA lidera los programas para proteger y descontaminar los ríos. La dependen-
cia del paisaje urbano de Cuenca con los ríos que la atraviesan, determinan una más
alta prioridad en las acciones.

Se habla en 1969, sobre proyectos de Ordenanzas para regular el vertido del agua
residual en los sistemas de alcantarillado operados por ETAPA. Inicialmente el con-
trol de la contaminación del agua legalmente estaba fuera de la competencia de la
Municipalidad y de su Empresa ETAPA, de acuerdo con las debilidades y contra-
dicciones existentes en la legislación del país.

Los Planes Maestros de Agua y Alcantarillado para el Área Metropolitana de Cuen-


ca (Hidroservice Inam Oteco, 1983-1985) constituyen realmente el primer diagnós-
tico representativo de las condiciones imperantes en los cuatro ríos de Cuenca, y un
estudio sistemático con el desarrollo de investigaciones de campo y de laboratorio
pioneros en el país. Es importante citar algunos de los componentes que integran
dicho trabajo dentro del capítulo “Estudio de Calidad de los Cuerpos Recepto-
res”:

— 150 —
Objetivos y alcance

a) Recolectar información básica para el diagnóstico de los Cuerpos Recepto-


res relacionados con los usos actuales y futuros del agua, y sus respectivos
criterios de calidad (el trabajo de conseguir y validar la información fue una
acción hasta frustrante, la información se encontraba dispersa, guardada en
papeles empolvados por muchas oficinas, en forma muy incompleta; muchos
datos importantes se almacenaban en los “cerebros duros” de algunos funcio-
narios de diversas instituciones y sujetas a su continuo mal genio.
b) Desarrollar criterios y parámetros para Modelos de Calidad del Agua; calibrar
y validar los modelos seleccionados.
c) Elaborar proyecciones de cargas contaminantes puntuales y no puntuales y
preparar la segmentación de los modelos para simular las diferentes alternati-
vas de intercepción y/o tratamiento. Los más importantes cuerpos receptores
son Tarqui, Yanuncay, Tomebamba, Machángara y Cuenca dentro del AMC.

El alcance del estudio incluyó principalmente lo siguiente:

I) Análisis crítico de la información de campo recolectada entre octubre


de 1984 a junio de 1985
II) Evaluación de la carga de contaminación por Escorrentía Pluvial Urba-
na y Rural, basada en el empleo de funciones de carga, dado el limitado
número de datos de campo y las condiciones climáticas atípicas que
prevalecieron durante el muestreo (Estiaje severo en toda la región).
III) Caracterización de las descargas líquidas municipales e industriales.
IV) Inventario de cargas contaminantes en periodos de estiaje y de lluvia.
V) Diagnóstico del estado de los ríos y recomendaciones para acciones
inmediatas.
VI) Implementación de un laboratorio en la Universidad de Cuenca, me-
diante convenio con el consorcio consultor.- Es importante que bajo
la Dirección del Dr. Fabián Yánes, Dr. Patricio Vázquez, e Ing. Galo
Ordóñez, mediante convenio con las Facultades de Ingeniería y Química
se haya integrado un laboratorio, el cual fue capaz de desarrollar análisis
sistemáticos de agua, agua residual y residuos industriales, pese a que no
se disponía de una instrumentación y equipamiento completo. Se realizó
un notable trabajo analítico en base al cual se estableció un importante
diagnóstico de las corrientes y una completa caracterización del agua
residual de las diferentes descargas domésticas y de todas las industrias
en funcionamiento. Los registros actualmente sirven de referencia y de
Consulta. Trabajaron en las labores de toma de muestras, análisis y eva-
luación: Fabián Yánez, Patricio Vázquez, Galo Ordóñez, y las bioquími-
cas: Noemí Loaiza, Guillermina Pauta, Cecilia Romero, Yolanda Torres,
Ruth Bernal, Edith Ávila (y como consultor el Dr. Javier Bustos N.).

— 151 —
VII) Selección de técnicas y métodos de análisis, equipos e instrumentos em-
pleados, técnicas de muestreo, preservación y pretratamiento de mues-
tras.
VIII) Pruebas con trazadores: selección del tipo de trazador y del método de
análisis, determinación de tiempos de flujo y dispersión en ríos y aforos
con trazadores en los mismos y en las descargas de agua residual.
d) En los ríos se desarrollaron pruebas especiales, las cuales revisten mucha
importancia dentro de las investigaciones de la contaminación de corrientes
superficiales, ya que la literatura internacional no presenta resultados ni tra-
tamiento teórico-experimental referente a los ríos de montaña. Las pruebas
especiales realizadas fueron:
1) Determinación de constantes cinéticas: Desoxigenación en descargas y
ríos, constantes de reacción para los ríos, tasas de mortalidad de orga-
nismos coliformes especialmente fecales.
2) Determinación de cargas bentales.
e) Investigación sobre la calidad del agua de los ríos. Entre diciembre de 1984
y junio de 1985, se realizaron 16 campañas de muestreo en tiempo seco. Se
establecieron horas de muestreo siguiendo los tiempos de flujo y en forma que
se puedan detectar la incidencia de las descargas domésticas de la ciudad, lo
que dio como resultado el desarrollo de valores confiables de constantes de
reacción para alimentar al Modelo de Calidad del Agua.
f) Las conclusiones sobre el análisis de los datos de campo y de laboratorio, de
forma muy resumida, ya que el tema se encuentra extensa y detalladamente
desarrollado en muchos tomos que integran los P.M, y son las siguientes:

Ríos Tomebamba y Cuenca

La calidad bacteriológica del agua del río Tomebamba es satisfactoria en las ca-
beceras, comenzando a deteriorarse desde el inicio de Tb1 (inmediatamente aguas
abajo de Sayausí), sufriendo una notable degradación debido a las descargas do-
mésticas de la ciudad, entre las estaciones de muestreo Tb1 a Tb3 (Sayausí- puente
del Centenario, gráficos adjuntos).

Se debe observar que los resultados del conteo de coliformes en los ríos están de
tres a cuatro ciclos logarítmicos decimales por encima de los criterios de calidad
para uso doméstico y riego no restringido, concluyéndose que la contaminación
bacteriana constituye el mayor problema de calidad de los cursos receptores de
Cuenca.

Los resultados de Oxígeno Disuelto, O.D., obtenidos en las 16 campañas en tiempo


seco, se presentan en forma gráfica en la ilustración IV –15 con indicación del oxí-
geno de saturación promedio, y la campaña de máximo estiaje.

De un examen de la ilustración IV.15 se establece:

— 152 —
Un alto número de valores son superiores al valor de saturación, como característica
de los ríos de montaña, con elevado coeficiente de reaereación.

Se evidencia una depresión del O.D entre la descarga de agua residual de mayor
significación (descarga del Gallinazo junto al puente de Monay) y la estación C2.

El mínimo en la curva promedio es semejante a 4 mg/l coincidente con el mínimo


requerido para preservar la vida acuática superior.

En las campañas realizadas en estiaje prolongado se observa una lenta recuperación


en los valores de OD, posiblemente debido al incremento de la Demanda Bental
(depósito de lodos en el fondo del río).

Se observó un incremento en la recuperación de oxígeno posterior a la condición de


creciente de los ríos.

5.4. Luego de los Planes Maestros

Entre los años 1994 al 1999, luego de los Estudios y Diseños de los Interceptores,
se construyen las obras previstas para el control de la contaminación de los cuerpos
superficiales: “Ampliación de la cobertura del sistema de alcantarillado, reparación
o reposición de antiguos colectores, interceptores marginales y planta de depura-
ción de agua residual”.

Es importante resaltar que en el año 2001, ETAPA contrata los servicios de la Con-
sultoría Privada para la Calibración y Validación del modelo DOSAG y SIMOX
para los ríos de Cuenca en las condiciones de calidad, luego de que entran en ope-
ración las obras indicadas.

“En el año 2003 ETAPA-DGA calibra y valida el modelo QUAL2E para los pará-
metros DBO y coliformes para los ríos de Cuenca.

En el año 2003 se implementó una base de datos en Visual Basic, el cual permitía al-
macenar los resultados obtenidos en el programa de vigilancia, el mismo que como
se indicó lo implementó ETAPA a partir de 1984. Esta base contiene los valores
depurados luego de un análisis de congruencia para eliminar resultados erróneos; se
consideraron las recomendaciones del Consultor Dr. Fabián Yánez y la experiencia
adquirida por el personal de campo y de laboratorio.

Entre noviembre de 1984 a junio de 1985 (Hidroservice-Inam – Oteco) se realizaron


16 campañas de muestreo, con determinación de tiempos de flujo y fluctuaciones de
calidad del agua residual, “dando como resultado el desarrollo de valores confiables
de las constantes de reacción para su empleo en los Modelos de Calidad”.

— 153 —
De 1991 hasta 1998 se ejecutan monitoreos mensuales y a partir de 1999 se dismi-
nuye la frecuencia de muestreo entre bimensual a trimestral.

En el año 2001, en el periodo julio a octubre, se realizaron 10 campañas de mues-


treo para la calibración del modelo DOSAG en las condiciones actuales de intercep-
tación, con determinación de constantes de desoxigenación y reacción.

La consultoría desarrollada por el Dr. Fabián Yánez C., permitió una más alta capa-
citación del personal de la Dirección de Gestión Ambiental de ETAPA, y la nueva
calibración y validación del modelo QUAL2E para las condiciones locales.

Como se indicó, los interceptores de agua residual empiezan a construirse desde


1994 y a medida que van entrando en operación interceptan las aguas residuales
que se descargaban en forma directa a los ríos, especialmente Tomebamba y Ma-
chángara.

“En los ríos Tomebamba y Machángara los interceptores recolectan las aguas resi-
duales desde el mes de enero de 1996, en el río Yanuncay desde mayo de 1996, en
el Tarqui desde julio de 1996.

El Emisario o colector que recepta las descargas totales del sistema opera desde
noviembre de 1999, y al mismo tiempo comienza también a operar la planta de
depuración: Lagunas de Estabilización de “Ucubamba”.

5.5. Evolución de la calidad del agua de los ríos de Cuenca

Me refiero solamente al río Tomebamba para no extender demasiado este tratado, y


especialmente porque la evolución de la calidad de otros importantes ríos como el
Machángara, Yanuncay, Tarqui y Cuenca puede ser sustentado con más propiedad
por los distinguidos técnicos que monitorean, analizan y registran el seguimiento
cercano que se hace a las corrientes, como parte de las acciones de la Dirección de
Gestión ambiental de ETAPA.

El programa de vigilancia de la calidad del agua de los ríos de Cuenca, implementa-


do por ETAPA, prácticamente desde su fundación en 1968, y actualmente liderado
por su Dirección de Gestión Ambiental -DGA- ha permitido evaluar el impacto de
las descargas domésticas e industriales a su paso por el área urbana, así como eva-
luar la recuperación de su calidad luego de la construcción y operación de las obras
de intercepción y de depuración del agua residual.

— 154 —
5.5.1 Río Tomebamba

“Nace de la confluencia de varias lagunas en el Parque Nacional El Cajas, en una


zona prístina de páramo, atraviesa la ciudad de Cuenca de Oeste a Este. En todo su
recorrido se desarrolla como una corriente de montaña turbulento y aireado; atra-
viesa áreas de bosques naturales en su curso inicial, con una pendiente media del
3,88 % desde Patoquinuas hasta la confluencia con el Yanuncay.”

“Desde el límite del Parque Nacional, el río corre por zonas destinadas a la agri-
cultura y ganadería, piscicultura, sectores turísticos y asentamientos residenciales
semidispersos y dispersos”.

“Las partes altas de la cuenca aún poseen vegetación nativa, pero paulatinamente
sufren el avance de la frontera agrícola y el impacto insuficientemente mitigado de
la carretera Sayausí – Tres Cruces.”

Al inicio del centro parroquial de Sayausí, junto a su margen se desarrollan los


caseríos de GULAG y Marianza, e inmediatamente de la confluencia con el río
Mazán se emplaza la captación para el Sistema de Abastecimiento de Agua Potable
de Cuenca, la cual opera para un caudal máximo de 1000 l/s.

“Por su ubicación al atravesar la ciudad de Cuenca receptaba la mayor contami-


nación especialmente de carácter doméstico, pues se constituía en la base sobre la
que se asentaba la vieja ciudad desde épocas remotas, con el consiguiente y grave
deterioro de la calidad del agua”.

“En enero de 1996 los interceptores marginales paralelos al río y emplazados en sus
dos márgenes se terminan de construir y entran en operación, logrando a partir de
esa fecha histórica la recuperación de la calidad del agua en el tramo más importan-
te de su cauce”.

“Actualmente se cuentan con 8 estaciones de vigilancia a lo largo de 33 Km, con la


denominación de Q1 a Q3 en la cuenca alta, 3660 a 3360 msnm, y luego:

Tbh, antes de la confluencia con el río Llaviucu a una altitud de 2960 msnm.

Tbo, a 2790 msnm antes de la confluencia con el río Mazán; registra la influencia
de los caseríos de GULAG y Marianza, así como las actividades agrícolas y prin-
cipalmente ganaderas que se desarrollan en un valle estrecho y de alta pendiente
transversal.

Tb2, ubicada a 2680 msnm inmediatamente antes del área de influencia de los in-
terceptores. Ha permitido observar el leve deterioro de la corriente por influencia de
los caseríos y barrios residenciales , así como de asentamientos urbano marginales,

— 155 —
los cuales descargan en forma directa o indirecta sus aguas residuales al río Tome-
bamba.

Tb4, a 2470 msnm, en pleno sector urbano antes de la confluencia con el Yanuncay.
Los registros han permitido evaluar el deterioro que experimentó este tramo al atra-
vesar el sector urbano en desarrollo, y posteriormente su recuperación luego de la
intercepción de las muy numerosas descargas domésticas.

Tb6, a 2410 msnm y a 5 Km aguas abajo de la confluencia con el Yanuncay y antes


de la confluencia con el Machángara. Este tramo del río recibía la influencia de las
descargas domésticas de gran parte del área urbana, siendo el más afectado; sin
embargo, a partir de 1996 se eliminaron dichas descargas.

Los registros en los principales parámetros, indican lo siguiente:

A) Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO5-20)

• El río Tomebamba en su curso superior y medio presenta una calidad del agua Oli-
gosaprobica, es decir en la categoría de muy limpia el promedio de DBO 5-20 entre
0,63 a 0,66 mg/l. Aguas abajo del uso turístico y piscícola el agua sufre degradación
con valor promedio de DBO 5-20 de 1,54 mg/l y máximo de 3,4 mg/l

• Antes de la intercepción del agua residual en el tramo más afectado que co-
rresponde a la estación Tb6, el promedio de DBO5-20 fue de 11,3 mg/l, llegando a
registrar un máximo de 29,6 mg/l en periodo de estiaje. El oxígeno disuelto en este
tramo alcanzaba el 87% del valor de saturación, y en época de estiaje se registró un
valor muy bajo de 1 mg/l correspondiente al 14% de la saturación.

Los valores de DBO5-20 en los tramos de las estaciones Tb4 y Tb6 indicaban una
degradación del agua que limitaba su uso para casi todos los fines benéficos, y no
permitían el desarrollo de la vida acuática superior.

En general la DBO5-20 registraba valores ascendentes a partir de la estación TB2,


presentándose el mayor inctremento luego de receptar el agua residual conducida
por los cauces abiertos del Gallinazo y el Chanchaco -sector de Monay-.

Con la ejecución de las obras correspondientes a la primera etapa de los Planes


Maestros, dentro de las cuales y con prioridad se encontraban los interceptores mar-
ginales a los ríos y quebradas de Cuenca, las tramos críticos que corresponden a
las estaciones Tb4 y Tb6, registran una notable reducción de la carga orgánica,
con valores medios de 3,09 y de 4,09 mg/l, respectivamente. Los valores críticos
registrados en época de estiaje severo son de 8 y 11,25 mg/ registrados en estas
estaciones.

— 156 —
La significación es muy grande en la reducción de la carga orgánica.

B) Coliformes Fecales

Es digno de mención que hasta la estación Q3 el agua del río Tomebamba presenta
una excelente calidad bacteriológica con valores medios de 4 NMP/100 ml, cum-
pliendo con las más exigentes Normas de Calidad para uso recreativo de contacto
primario, siendo inobjetable también para otros usos como riego de hortalizas, y
acercándose a la calidad aceptable para consumo humano.

Luego de atravesar las zonas ganaderas, la calidad bacteriológica se degrada leve-


mente con valores medios 1,6 E+02 a 3,3E+02 registrados en las estaciones Tbh y
Tbo. Es preocupante el desarrollo incontrolado del urbanismo y el uso residencial
aguas arriba de las captaciones para el Sistema de Agua que sirve a un elevado por-
centaje de la ciudad de Cuenca.

Hasta la estación Tb2, el río recepta las descargas domésticas de los barrios de la
parroquia Sayausí: Bellavista, Santa María, San Miguel, Balzaín, Racar, San José,
Virgen del Milagro, las cuales incrementan el valor a un medio de 12000 NMP/100
ml.

Antes de la interceptación los valores de coli fecal, a su paso por el área urbana, en
los tramos que corresponden a las estaciones Tb4 y Tb6 se incrementaban a valores
medios altos: 9,3 E+5 y 1,4 E+6 NMP/100 ml, respectivamente. Los valores de los
organismos indicadores de contaminación fecal son muy elevados, y tienen elevada
significación en la salud pública, en el uso recreativo y en el riego de hortalizas y
otros.

Después de la operación de los interceptores, la densidad coli fecal en las estacio-


nes Tb4 y Tb6 disminuye a valores medios de 6,2 E+4 a 8,9 E+4, respectivamente,
es decir una reducción de más de un ciclo logarítmico, pero que todavía es limitante
para ciertos usos del agua, entre ellos el recreativo de contacto primario.

A pesar de esta considerable reducción no se consiguió la meta propuesta por el


Plan Maestro -1985- de llegar a 4000 NMP/100 ml.

“Por una sola ocasión – 28-08.02 en un periodo de estiaje se registraron valores de


4000 NMP/100 en Tb4 y Tb6”.

Las razones son múltiples, algunas de las principales serían:

El sistema de alcantarillado de Cuenca es del tipo combinado, y los interceptores


marginales conducen solamente el caudal de tiempo seco; cuando se producen llu-
vias, el gasto en exceso rebosa hacia los ríos.

— 157 —
La expansión desordenada y hasta cierto punto incontrolada del urbanismo que
contamina los cauces afluentes a los ríos.

Falta de sistemas adecuados de depuración de las poblaciones rurales que no dispo-


nen de sistema de alcantarillado. La contaminación alcanza a los ríos.

Las zonas indicadas se encuentran fuera del área de influencia de los interceptores
marginales.

Tal parece que el “Crecimiento a Saltos” gana la carrera a la planificación de los


servicios básicos y al mismo saneamiento.

6. Fechas importantes en el desarrollo de los servicios


vitales y en la protección de los ríos de la ciudad de
Cuenca:
El 12 de enero de 1968 el M.I. Concejo Cantonal de Cuenca expide la ordenanza
de creación de la Empresa Pública Municipal de Agua Potable, Alcantarillado y
Teléfonos –ETAPA-

En 1971, mediante contrato con el IEOS se ejecutan los primeros Planes Maestros
de Agua y Alcantarillado, para servicio a la ciudad de Cuenca. Se construyen las
obras planificadas con un préstamo del BID al gobierno ecuatoriano. La construc-
ción estuvo a cargo de un consorcio Ecuatoriano-Colombiano -ISEC-.

Entre 1983 a 1985 el Consorcio Brasileño-Ecuatoriano HIDROSERVICE-INAM-


OTECO, realiza los Estudios de Factibilidad de los Planes Maestros de Agua y
Alcantarillado para el Área Metropolitana de Cuenca.

Entre 1988 a 1990, se ejecutan los estudios y diseños definitivos de la primera etapa
de los Planes Maestros, a cargo de las firmas consultoras INAM –OTECO, ACSAM,
y varios consultores particulares, entre ellos el Ing. Marcelo Cabrera Palacios.

Entre 1990 a 1993 se realizan las gestiones de financiamiento con el BID.

De 1993 a 1999 se construyen las obras de la Primera Etapa de los Planes Maestros,
con el financiamiento del BID de U.S $ 50 millones. Se cuenta también con un
préstamo adicional del BEDE.

— 158 —
Ejecutan las obras las compañías nacionales: Coandes, Ina-Bromco, Hidalgo-Hi-
dalgo, en seis grupos de construcción. La fiscalización se contrata y ejecuta el con-
sorcio Israelí-Ecuatoriano: Tahal-Acsam, con la supervisión de la Unidad Ejecutora
de los Planes Maestros de ETAPA.

A partir de 1994 la Dirección de Planificación de ETAPA, inicia los Estudios preli-


minares de la Segunda Etapa de los Planes Maestros.

De 1999 al 2000, el consorcio Norteamericano Hazen and Sawyer-Louis Berger,


ejecutan los Estudios de Factibilidad de la Segunda Etapa de los Planes Maestros
de Agua Potable, Alcantarillado y Depuración de Agua Residual. Se contó con el fi-
nanciamiento del BID- Contrato de Cooperación Técnica no Reembolsable ATEUE-
5743- EC, por un valor de U.S $ 380.000 y un aporte de ETAPA de U.S $ 200.000.
La supervisión la realizó la Unidad Ejecutora de ETAPA- UEP.

En 1999, la consultora italiana CESEN, realiza los Estudios de Impacto Ambiental


de la Segunda etapa de los P.M- Contrato de Cooperación Técnica no reembolsable
ATN-II-5704-EC, por un valor de U.S $ 110.000, con un aporte local por parte de
ETAPA de U.S $ 14.000.

A partir de junio del 2000, la Consultora Española INYPSA realiza los estudios y
diseños definitivos del Sistema de Abastecimiento de Agua Potable “Yanuncay”.
Contrato de Cooperación Técnica no Reembolsable ATN-SE-6785-EC, por un va-
lor de U.S $ 450.00, con un aporte de ETAPA de U.S $ 325.000.

En el año 2003 se contrata con la Consultora Española TIPSA, los Estudios y Di-
seños Definitivos de Agua Potable, Alcantarillado y Depuración de Agua Residual
de todos los Componentes de la segunda Etapa de los Planes Maestros, con un
horizonte de diseño al año 2030. Contrato de Cooperación Técnica ATN-JF-6682-
EC, por un valor de U.S $ 750.000, con un aporte de U.S $ 850.000 por parte de
ETAPA.

En el año 2006 se logra el financiamiento por parte del BID para las obras de la
Segunda Etapa de los Planes Maestros.

La Primera Etapa de los Planes Maestros, consideró un área de influencia de 6537


Ha- 2000-2015- . El Área de Influencia de la Segunda Etapa de los Planes Maestros
es de 23.900 Ha.

Le deseamos éxito a la empresa que ayudamos a concebir, nacer, crecer y desa-


rrollar hace ya casi 40 años.

— 159 —
“Superficie sin estorbos, la tierra; línea vertical, el espíritu. Dilatación hasta tocar el
cielo el territorio. Ascensión sin curvas, la historia de la raza. La tierra plana, libre el
espíritu. Las aguas corriendo de remanso en remanso y el pensamiento de profundi-
dad en profundidad. El valle alegre y policromo y la emoción cada vez más original
y varía en el milagro de la poesía. La pampa agarrada del horizonte; y el alma de la
casta continuando el cielo de la comarca natal, en el amor y en la gloria.”

— 160 —
Fotografías

— 161 —
— 162 —
— 163 —
Fotografía tomada en 1968, la Planta de trabajadores técnicos y personal administrativo de la recién for-
mada empresa ETAPA. Se puede observar el parque de vehículos con el que contaba la empresa.
1969. Mesa de Operadores de Larga Distancia.

1971. Inicio de las obras de ETAPA en el sector rural, grifo público (Pilancón).

— 164 —
1971. Sinincay, grifo público.

1969. Grifo Público en la cabecera parroquial Sinincay, consta el vehículo de proyectos rurales.

— 165 —
1969. Visita de Obras. Constan: Ing. Ernesto Carvallo (Director de Obras Públicas Municipales),
Ing. Pablo Donoso, Dr. Ricardo Muñoz Chávez

1969. Visita de Obras. Constan: Ing. Homero Vintimilla, Ing. Ernesto Carvallo, Ing. Herminio Mer-
chán (MOP), Ing. Pablo Donoso, Dr. Ricardo Muñoz Chávez.

— 166 —
1970. Dr. Ricardo Muñoz Chávez (Alcalde) de espaldas comprueba la pendiente de las zanjas.

1970. Sector de la calle Daniel Córdova y Federico Proaño, excavación para tendido
de tubería de 50 mm.

— 167 —
1970. Conformación del fondo para construcción de un colector utilizando moldes neumáticos.

1971. Sistema de alcantarillado para la zona norte, conformación para utilización de Molde
Neumático, nótese la profundidad de la excavación a mano.

— 168 —
1970. Construcción del sistema de alcantarillado, en la zona norte de la ciudad.

1969. Obras de Alcantarillado en la zona Norte. Consta: Arq. Alfredo Vásquez W., a la época
Topógrafo de ETAPA.

— 169 —
1969. Calle Tarqui, se aprovecha del pequeño río aguas abajo de la rotura de la tubería.

1969. Rotura de una tubería de la red de distribución, calle Tarqui.

— 170 —
1969. Entrada a Baños.

1969. Construcción del primer tanque de reserva de 1000 m3. Planta del Cebollar. Constan: Ing.
Ernesto Carvallo, Ing. Claudio Corral, Ing. Marcelo Vintimilla, Ing. Fernando Malo, Ing. Carlos
Vélez C., Ing. Luis Loaiza, Ing. Alejandro Torres M., Dr. Ricardo Muñoz (Alcalde), Dr. Jaime Cor-
dero, Srs. Paulino Ordóñez, Leonardo Cordero, Patricio Cordero.

— 171 —
1969. Construcción del primer tanque de reserva de 1000 m3.

1969. Ampliación de los Sifones de San José. Constan: Ing. Raúl Carrasco, Ing. Arturo Ramírez
(†), Sr. Manuel Peña (†), Ing. Miguel Merchán (†), Dr. Juan Neira C., Sr. Leonardo Cordero (†),
Sr. Paulino Ordóñez (†), Samuel Verdugo (†), Ing. Marcelo Vintimilla, Ing. Fernando Malo (†), Dr.
Jaime Cordero J., Ing. Carlos Vélez C. (†), Ing. Luis Loaiza.

— 172 —
1969. El Sr. Olmedo Torres, bodeguero de ETAPA, vigila la descarga de Tuberías de Asbesto
Cemento importadas.

1969. Visita de obras.

— 173 —
1969. El Dr. Ricardo Muñoz Chávez y el Ing. Fernando Malo en la nueva conducción,
río Tomebamba.

1969. Visita a las obras de la nueva conducción en Sayausí. Constan: Ings. Eduardo Serrano
(Huato), e Ing. José Pérez.

— 174 —
1969. Sector de Huishil; excavación para tendido de Redes de agua.

Diciembre de 1969. Aereadoras de la planta del Cebollar en el día antes del derrocamiento para la
primera ampliación de la planta del Cebollar, al fondo la Casa de químicos construida en 1959.

— 175 —
1970. Bodegas de Tubería de asbesto Cemento importadas de Alemania y Sudáfrica.

1969. Visita de obras a la nueva conducción de Sayausí. Constan: Ing. José Pérez, Ing. Eduardo
Serrano, Dr. Ricardo Muñoz, Ing. Fernando Malo, Ing. Raúl Carrasco.

— 176 —
1969. El Dr. Ricardo Muñoz (Alcalde) y el Ing. Fernando Malo visitan las excavaciones para el
alcantarillado en el sector Norte de Cuenca. Todavía la excavación “se hacía totalmente a mano”.

1969. Ampliación de la Planta de Teléfonos LM Ericson.

— 177 —
1937. Cuenca. Tanque de Agua Potable -Terminado-
“Sector de Cullca”.

— 178 —
1937. Cuenca. Construcción de los Tanques de Agua -Sector de Cullca-.

Surtidores del Agua Potable, Sector “El Cebollar”.

— 179 —
1969. Excavación para el desarenador de Sayausí.

1969. Paso elevado en el río Culebrillas. Ing. Giulio Torracchy, Ing. Fernando Malo,
Ing. José Pérez, Ing. Eduardo Serrano, Ing. Raúl Carrasco.

— 180 —
4 de Abril de 1950, creciente del Río Tomebamba. Puente del Vado destruido, sector San Roque.

4 de Abril de 1950. Puente del Vado destruido por la creciente. Se puede observar el puente
construido con mampostería de piedra. Mortero cal-arena. Se observa el sector sur
que no fue destruido por la creciente.

— 181 —
4 de Abril de 1950. Vista hacia aguas arriba del Río Tomebamba en el sector
de los Molinos del Batán.

4 de Abril de 1950. Estribo Sur y Zona de Aproche del Puente del Vado.

— 182 —
Pasarela provisional para paso de peatones luego de la destrucción del Puente del Vado,
8 de Abril de 1950.

4 de Abril de 1950. Fotografía tomada desde el Puente del Centenario. Se observa la villa
del Sr. Guillermo Crespo Ordóñez y la destrucción total de la Av. 3 de Noviembre,
actualmente 12 de Abril.

— 183 —
4 de Abril de 1950. Puente del Vergel destruido por la creciente del Río Tomebamba.

8 de Abril de 1950. Pasarela provisional para el paso de peatones hacia la Av. Huayna Cápac.

— 184 —
Abril de 1950. Puente de Todos Santos, hoy Puente Roto, destruido en la creciente
del Río Tomebamba.

Vista del Puente de Todos Santos y parte de las construcciones del Camal Municipal,
destruido el 3 de Abril de 1950.

— 185 —
Fotografía tomada en 1969, constan: Dr. Ricardo Muñoz Chávez (Alcalde fundador de la
empresa ETAPA, Ing. Fernando Malo Cordero (1er. Gerente de ETAPA).

Fotografía tomada en 1968. Ing. José M. Pérez


Carrión (Primer Director Técnico de Agua Potable y
Alcantarillado de ETAPA).

— 186 —
Dr. Jaime Cordero Jaramillo Ing. Giulio Torracchi N. Primer Jefe de
Construcciones de ETAPA (1968)
Primer Director Técnico de Teléfo-

Fotografía tomada en 1968. Ing. Galo Ordóñez


Espinosa, Primer Jefe de Planificación de ETAPA.

— 187 —
Funcionario de la L.M. Ericson de Suecia

1969. Sifón de San José, antes de su ampliación.

— 188 —
Fotografía tomada en 1969. Ampliación de la Planta de Teléfonos automáticos. Constan de izq. a
der. Sr. César Nieto, Mons. Manuel Serrano Abad, Don Guillermo Crespo Ordóñez, Dr. Jaime Cor-
dero Jaramillo, Ing. Fernando Malo, Funcionario de la Empresa Ericson.

Fotografía tomada en 1969. Visita a las obras de ampliación de la planta de agua potable “Del Cebollar”. De
izq. a der. Dr. Ricardo Muñoz Chávez (Alcalde), Ing. Ernesto Carvallo (Dir.D.O.O.P. Municipales), Ing. Ri-
goberto Serrano (Dir. del Plan Reglador)), NN, Don Cornelio Malo (Concejal), Lcdo. Rómulo Neira Carrión,
Dr. Leonelo Cordero Jaramillo, Dr. Juan Neira Carrión, Sr. Rodrigo Rojas, Dr. Carlos Guillén, Ing. Fernando
Malo (Gerente de ETAPA), Ing. José Tapia, Víctor Manuel Albornoz (Cronista de la Ciudad).

— 189 —
Fotografía tomada en 1969. Visita de obras al tanque sedimentador de la nueva conducción en el Río Tomebam-
ba (sector Sayausí). Constan de izq. a der. Ing. Luis Loaiza Jaramillo, Periodista, Dr. Juan Cordero Iñiguez, Dr.
Ricardo Muñoz Chávez, Sr. Guillermo Neira Carrión, Ing. Fernando Malo, Don Guillermo Crespo Ordóñez, Sr.
Calvache (Periodista).

Fotografía tomada en 1969. Visita a las obras de ampliación de la planta “Del Cebollar”. Constan
entre otros: Lcdo. Rómulo Neira, Dr. Ricardo Muñoz, Don Cornelio Malo, Don Manuel Peña Vélez,
Ing. Fernando Malo Cordero.

— 190 —
Fotografía tomada en 1969. Visita de obras a las nuevas captaciones, Río Tomebamba - Sayausí. Constan entre
otros: Dr. Ricardo Muñoz Chávez, Ing. José Pérez Carrión, Ing. Fernando Malo Cordero.

Fotografía tomada en 1970. Visita a las nuevas obras de captación y conducción del sistema de abastecimiento
de agua potable, Proyecto Dirección y Fiscalización de ETAPA. Constan de izq. a der.: Ing. Julio C. Verdugo,
Ing. Carlos Heredia (†), Dr. Carlos Guillén, Ing. Rigoberto Serrano, Dr. Alejandro Serrano Aguilar (Alcalde),
Ing. Hermel Durán, Ing. Medardo Torres, Ing. Domingo Espinoza (†).

— 191 —
Fotografía tomada en 1970. Visita al tanque de sedimentación que forma parte de la nueva conducción del sis-
tema de abastecimiento de Cuenca. Constan de izq. a der.: Dr. Alejandro Serrano Aguilar, Ing. Hermel Durán,
Ing. José Tapia, Ing. Medardo Torres, Ing. Carlos Heredia (+), Ing. Rigoberto Serrano, Dr. Blasco Alvarado,
Ing. Domingo Espinoza (+), Ing. Enrique Altamirano (+), NN, Arq. Bolívar Lupercio, Ing. Julio Verdugo, Dr.
Carlos Guillén.

Fotografía tomada en 1968, al inicio de las operaciones de ETAPA. Vista de parte de aereadores de
la Planta del Cebollar, única que abastecía a la ciudad de Cuenca.

— 192 —
Vista del canal abierto “El Gallinazo” emplazado en
el borde sur de la Avenida Roberto Crespo.
Septiembre 1969.

Obra de toma para el aprovechamiento de agua residual para el riego di-


recto de cultivos, ubicada en el colector del “Gallinazo”, en la intersección
de las avenidas Huayna-Cápac y España. Septiembre 1969.

— 193 —
Colector secundario emplazado en la calle Ignacio Ordóñez (entre Muñoz Vernaza y R.M.
Arízaga). Este canal, al igual que gran parte de los laterales y secundarios del sistema de
alcantarillado, se ha construido utilizando “ladrillo parado”, con juntas de mortero de cal,
sin ningún revestimiento. Se han producido continuos desprendimientos de las paredes
causando serios problemas de obstrucciones. Septiembre 1969.

Curso antiguo del Colector “El Gallinazo”, desemboca en una caverna intermedia existente
en la calle Lamar entre Luis Cordero y Borrero, permanece actualmente en servicio mediante
una tubería de 30 cm. de diámetro tendida por el antiguo cauce. Septiembre 1969.

— 194 —
Canal antiguo, todavía en servicio, paralelo al colector de la calle Lamar,
descarga en la caverna mostrada en la fotografía anterior. Septiembre 1969.

Vista del arco de ladrillo del colector de la calle Lamar (entre Luis Cordero
y Borrero), en el sitio donde se produjo un hundimiento hace algunos años.
Septiembre 1969.

— 195 —
Colector de la calle Lamar 20 mts. al oeste del pozo de visita ubicado entre las
calles Luis Cordero y Borrero. Se observa claramente el estado de completa
destrucción del fondo del colector con seria amenaza de destrucción total.
Septiembre 1969.

Colector de la calle Lamar 20 mts. al oeste del pozo de visita ubicado entre
las calles Luis Cordero y Borrero. Se observa claramente el estado de com-
pleta destrucción del fondo del colector con seria amenaza de destrucción
total. Septiembre 1969.

— 196 —
Colector de la calle Lamar, intersección con la Calle Octavio
Cordero, entrada y salida del pozo de visita. Septiembre 1969.

Colector de la calle Lamar, intersección con la Calle Octavio Cordero,


entrada y salida del pozo de visita. Septiembre 1969.

— 197 —
Salida del colector de la calle Lamar, intersección con la calle
Miguel Vélez; paredes, fondo y tapa de piedra andesita desbas-
tada, juntas con mortero de cal; estado de completa destrucción.
Septiembre 1969.

Entrada del Colector de la calle Lamar en la intersección con la calle


Miguel Vélez. Ha desaparecido totalmente el mortero de las juntas en
paredes y fondo. Septiembre 1969.

— 198 —
Entrada del Colector de la calle Miguel Vélez, descarga en el
Colector Lamar. Se puede observar el estado de completa destruc-
ción del pozo de visita y del canal. Septiembre 1969.

Material típico usado en gran parte del sistema de alcantarillado de la


ciudad de Cuenca: Piedra Andesita desbastada. Septiembre 1969.

— 199 —
Entrada y salida del colector “El Gallinazo”, en el pozo ubicado en la intersección
de la calle Manuel Vega y Avenida Hurtado de Mendoza. Se puede observar las
grietas existentes en el arco de ladrillo, los materiales provenientes de la destruc-
ción del fondo, y la circulación de agua totalmente limpia en las horas de la ma-
drugada en las que fueron tomadas las fotografía. Septiembre 1969.

Vista del Colector “El Gallinazo” en la intersección con la Avenida Huayna-


Cápac. Se observa el estado de completa destrucción del fondo del colector y las
descargas de agua totalmente limpias de los colectores Norte y Sur de la Avenida
Huayna-Cápac. Septiembre 1969.

— 200 —
Escorrentía producida en la prolongación de la Calle General Torres, durante una lluvia
ocurrida en mayo de 1969.

Vista de la Calle Tarqui entre Lamar y Sangurima, durante la lluvia de mayo de 1969.

— 201 —
Descarga directa al río Tomebamba del alcantarillado mixto de la Avenida Florencia
Astudillo y de sus Laterales. Septiembre 1969.

Se puede observar la utilización inmediata de las aguas del río Tomebamba a pocos me-
tros de la descarga del colector de alcantarillado. Septiembre 1969.

— 202 —
Un obrero ejecuta una obra de derivación de las aguas
residuales del canal abierto “El Gallinazo” (Av. Roberto
Crespo) para su uso directo de riego de cultivos y pasti-
zales de los sectores aledaños. Septiembre 1969.

Obra de derivación de aguas residuales en el canal abierto “El Gallinazo” para


su utilización directa en el riego de cultivos y pastizales. Septiembre 1969.

— 203 —
Obra de derivación de aguas residuales en el canal abierto “El Gallinazo”
para su utilización directa en el riego de cultivos y pastizales.
Septiembre 1969.

Descarga directa al río Tomebamba de los desagües procedentes del anfi-


teatro anatómico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Cuenca.
Septiembre 1969.

— 204 —
Índice

Introducción............................................................................................................. 3

1. La ciudad de Cuenca....................................................................................... 5
1.1 Sus antecedentes físicos.......................................................................... 5
1.2 ¿Qué es el Barranco?.............................................................................. 9
1.2.1 Morfología..................................................................................... 9
1.2.2 Geología......................................................................................... 9
1.3 ¿Qué es el Cajas y sus lagunas?.............................................................. 10

2 La historia del agua: de los pozos al canal de Cullca, de los Tanques


de las “Camisas” a la Planta del Cebollar....................................................... 12

3 Hablando de Saneamiento.............................................................................. 59
3.1 Antecedentes........................................................................................... 59
3.2 La ciudad crece, se mejoran los servicios............................................... 83

4 Nuestros inquietos e impredecibles ríos......................................................... 107


4.1 Del comportamiento de nuestras corrientes en el pasado reciente,
y en el no tan reciente............................................................................. 108
4.1.1 Jueves 11 de noviembre de 1943 (Diario El Mercurio)................. 108
4.1.2 No se cuenta con crónicas, ni ningún documento histórico sobre
las crecientes de los ríos de Cuenca, especialmente del Tomebamba, lo
que se encuentra al respecto se ha escuchado por tradición oral, y en
algunas referencias................................................................................. 108
4.1.3 Nuestros ríos con excepción de Tarqui son corrientes típicas de
montaña, presentan variaciones extremas de caudal en el curso del año,
muchos de esos cambios son súbitos, en total dependencia con la pre-
sencia o ausencia de lluvias. .................................................................. 116
4.1.4 Los puentes que quedaron y los que se fueron.............................. 120
4.1.5 ¿Y la Josefina? -bien muchas gracias-........................................... 131

5 La historia del rescate de los ríos.-................................................................. 144


5.1 Es historia reciente y la presencié en numerosas ocasiones como par-
te de los festejos de la Independencia de Cuenca, me refiero a los años
de 1947 a 1949, se celebraba la pesca popular:.................................... 144

— 205 —
5.2 Nuestros ríos tal vez con excepción del río Tarqui son corrientes de
montaña, sujetos a enormes variaciones de caudal y de calidad física
en el curso del año, y a lo largo de la historia........................................ 146
5.3 La defensa del medio ambiente comienza prácticamente en 1965.
ETAPA emprende con un diagnóstico y un estudio sistemático de la
contaminación de “los ríos de Cuenca” a partir de 1968........................ 149
5.4 Luego de los Planes Maestros................................................................ 153
5.5 Evolución de la calidad del agua de los ríos de Cuenca......................... 154
5.5.1 Río Tomebamba............................................................................. 155

6. Fechas importantes en el desarrollo de los servicios vitales y en la protec-


ción de los ríos de la ciudad de Cuenca.......................................................... 158

Fotografías............................................................................................................... 161

— 206 —
Imprenta General

De la bacinilla a la alcantarilla, del Ing. Galo Ordóñez Espinoza, se


terminó de imprimir el día 4 de enero de 2008, en los Talleres Gráficos
de la Universidad de Cuenca, siendo Rector el Dr. Jaime Astudillo
Romero, y Directora del Departamento de Cultura la Lcda. Nelly Peña
Domínguez.

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