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ÉTICA Y DESARROLLO TECNOLÓGICO

Desde hace aproximadamente dos siglos se vienen dando los descubrimientos


científicos e innovaciones tecnológicas en los países desarrollados. Proceso
iniciado en una Europa científica, surgida como producto de los desafíos de la
Revolución Industrial que ha precedido a la Europa política y económica. La
ciencia propuesta y alcanzada desde estas latitudes, nos ha ayudado a ser más
sanos y más ricos de lo que podríamos haber imaginado tan sólo hace unos
siglos, pero no hay razón para creer que esté a la vista el fin de este proceso.
Sumado a ello se encuentra la marginalidad y el abuso de muchos sectores de la
población en referencia a los logros alcanzados por la ciencia y la tecnología.

Ciencia y tecnología son formas de pensamiento, conocimiento y acción que


surgen como respuestas a las exigencias que el medio natural y social imponen al
ser humano, no en vano los más grandes avances científico tecnológicos se han
dado en momentos de mucha necesidad e incluso tensión entre pueblos, culturas
o naciones; generalmente con fines militares y como producto de estrategias para
tácticas de guerra.

El vínculo entre conocimiento y transformación se mantiene y presenta con mayor


frecuencia en países como el nuestro que constantemente requiere definir sus
propios modelos tecnológicos y científicos, aprovechando el conocimiento
acumulado de otros países. Pero ante esta situación los encargados de transmitir
estos conocimientos y de fortalecer los nuevos modelos son los educadores en
todos los ámbitos y niveles de enseñanza. Acción particular que hará de ellos
verdaderos líderes, los que de manera directa o indirecta orientarán hacia la
concepción futurista de la sociedad en la que convivimos.

Debe prevalecer en toda esta práctica cotidiana o caracterización la concepción


meramente humanista del ser humano. En tal sentido se debe tener claro que
ciencia y tecnología son pilares fundamentales en la resolución de problemas y
búsqueda de soluciones ante las necesidades propias de la sociedad moderna.
Sin embargo, la falta de conciencia moral del ser humano provoca graves daños y
destrucción. El conocimiento empodera y el uso de ese poder genera
responsabilidad. La historia de nuestra civilización presenta múltiples ejemplos de
conocimiento que ha sido mal utilizado, por ejemplo la energía atómica en la
fabricación de bombas, la utilización de microorganismos como armas
bacteriológicas, o bien, las llamadas armas químicas y el uso de tecnología de
riesgo, por citar algunos.
La responsabilidad del científico, del tecnólogo o de quien posea conocimiento
tecnocientífico se constituye en un valor ético fundamental que se debe privilegiar
ante cualquier interés científico, tecnológico o incluso de carácter comercial la
verdadera concepción humanista. Conforme se incrementen los niveles del
conocimiento, el ser humano adquirirá mayores niveles de responsabilidad, ello
implica que, ante nuevos problemas, mayor será la ampliación del aspecto moral
en el ser humano.
El docente como enlace entre el conocimiento científico tecnológico y el sistema
social deberá equilibrar las relaciones entre ambos sistemas procurando una
adecuada armonía desde la perspectiva ética del ser humano y el medio en el cual
vivimos. La investigación, el conocimiento y, en general, el desarrollo científico
tecnológico deberá aportar sólo beneficios al ser humano y al medio ambiente
procurando mantener de manera adecuada los equilibrios de la sociedad y
algunos sistemas, por ejemplo los ecológicos y los culturales.

Si bien es cierto que el ser humano cada vez y con mayor frecuencia debe
adaptarse a los nuevos avances científico tecnológicos, producto de la búsqueda
de mejores niveles de calidad de vida, también es cierto que deberá mejorar, no
solamente en aspectos de índole cognoscitiva, sino que deberá responder ante el
medio y sus semejantes pleno de capacidad moral y una auténtica
responsabilidad. Ética y normas se constituyen entonces en verdadera creatividad
axiológica.

El desarrollo tecnológico multiplicará los conocimientos, lo que incidirá


posiblemente, mejores niveles en la calidad de vida del ser humano, tales como
personas más longevas y con mejor salud, mayor rendimiento con menos
esfuerzo, posibilidad de viajar mayores distancias en menor tiempo y con menos
desgaste físico, eliminación de trabajos duros o de mucha fatiga, incremento de la
riqueza, pero también incremento en el poder de destrucción. Lo que lleva a la
necesidad de multiplicar la investigación paralela que permita determinar posibles
consecuencias en la existencia del hombre y en el planeta. Ciencia y tecnología
inciden de manera directa en los sistemas culturales y, consecuentemente, en el
modelo axiológico del ser humano. Históricamente se conoce de científicos y
tecnólogos que han sido considerados ateos, sacrílegos y hasta brujos por
considerarse que sus ideas inciden de manera opuesta a los llamados procesos
naturales.

La ética científico tecnológica deberá adoptar una actitud que no interfiera con los
procesos naturales corrigiendo desviaciones que puedan afectar la línea evolutiva
de la naturaleza. Ello implica un hombre más crítico y, sobre todo, con un sólido
potencial reflexivo capaz de predecir y controlar algunos acontecimientos.

Ciencia y tecnología endosan niveles de competencia a quienes se desempeñen


en esas ramas del conocimiento. Esos niveles de competencia exigen al
profesional servir de mediador entre los sistemas correlacionados que interactúan
primordialmente con los fines sociales referentes a la colectividad u opinión
pública.

El desarrollo científico tecnológico propicia un efecto cíclico en el que cada acción


generará nuevos problemas, los que, a su vez, provocarán nuevos valores
incidiendo consecuentemente en la invención de nuevas normas, resultado de los
principios éticos fundamentales con las situaciones cognitivas y de ejecución.
Así como la ciencia y la tecnología inciden e impactan en los valores del ser
humano, de igual forma este desarrollo conduce hacia la pérdida de valores y
formas de motivación basadas en los principios de autoridad y en la tradición. El
desarrollo científico tecnológico resuelve muchos problemas, pero sin una
verdadera conciencia moral podría crear más problemas sobre el ser humano
mismo y su abuso de la naturaleza hasta llegar a destruir a sus propios
congéneres. Agentes químicos, biológicos y tecnología computacional por
ejemplo, se constituyen en armas con gran potencial destructivo. De igual forma,
factores tales como automatización de procesos y el crecimiento de la población,
ambos producto del desarrollo científico, han creado desempleo y otros problemas
sociales y económicos, consecuencia del alto nivel de complejidad de la sociedad
moderna.

Puesto que no es factible predecir los resultados y la incidencia de nuevos


hallazgos científico tecnológicos, sí es de esperarse que los poseedores del
conocimiento científico tecnológico sean honrados en la prosecución de su trabajo
y en la información sobre sus hallazgos. Pero ante todo, debe considerarse que,
en la sociedad actual, hay otros profesionales que deben ser tomados en cuenta
cuando de necesidades se trata. Hay administradores, educadores, sociólogos y
una gran gama de profesionales en ciencias sociales que deben ser consultados
propulsando la interdisciplinariedad de manera que se privilegie la interpretación,
el significado y descubrimiento de la investigación como un acto armónico
procurando mantener intactos algunos elementos de nuestro planeta, culturas de
los distintos pueblos y el respeto al arraigo social de la diversidad.

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