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Ejemplos de cada “Mundo Narrativo”

Mundo cotidiano.
La música sonaba fuerte, los chicos se levantaron de la mesa a bailar. Daniel que vestía chaleco rojo y pantalones
azules, entorpecido por las luces fiesteras caminó hacia la pista de baile, tratando de liberar su coreografía
fascinante. Carla, una muchacha rubia de tez clara, con pecas en las mejillas, lo miró y luego le sonrió sensualmente,
acariciando las mejillas de Daniel. Al sonar un ruido molesto, el chico despertó sobresaltado en su sillón. A lo mejor
resultaría invitar a la pequeña mujercita rubia a una fiesta. O quizás no.

Mundo onírico.
El susurro del viento y el suave caminar de unos zapatos cafés estrechando las hojas. Es verdad lo quise y aun lo
quiero. Bajo cada árbol y lluvia, volvía a mi mente la imagen de ese hombre extraño, con manos frágiles y un cuerpo
fuerte. Es su voz, la que golpea mis noches de tanto frío. Aun lo espero en cada aeropuerto del destino infinito que
nos besa. Cuanto tiempo más al besar sus labios, comenzará la fiesta de su cuerpo.

Mundo mítico.
La esencia misma de la vida, comenzaba a brotar, como agua de manantial. Aun no se escuchaba las voces ruidosas
de los hombres ni las canciones de los niños. El cielo estaba algo sofocado, Marte y Venus miraban la Tierra tan
grande y sola en esa noche de eclipse, un viento feroz y unas chispas cayeron al suelo. Se hizo el fuego, tan divino
como su creador, tan único como la esencia de nuestras almas.

Mundo realista.
¡Manu! ¡Manuelito! Mijito. El abuelo repetía con insistencia los distintos apodos del pequeño. ¡Abríguese! A fuera
esta frió- sostenía en sus manos una chaqueta impermeable de color verde. El chico camino lentamente hacia su
abuelo, se coloco el abrigo y luego paso al baño en donde se arreglo un poco el cabello antes de salir. Mojándose los
rizos negros que cubrían su cabeza.
Abrió la puerta de la casa, se detuvo un momento, pensó y luego corrió para abrasar al anciano, de su boca brotaron
las palabras “te quiero mucho”, seguido de un beso que sello el gesto del niño.

Mundo fantástico
Isidora descansaba en su cuarto, tendida en su cama suave, recién perfumada con loción de Melliza. Escuchaba
distante las voces de sus hermanos que jugaban por el patio. Sus dulces y pequeñas pestañas abrasaban los sueños
que surgían en su cabeza. Pero no podía dormir, la presión del examen matemático la tenia intranquila, solo había
tomado un pequeño descanso antes de seguir estudiando. Al levantarse de su cama, sintió un desgarrador dolor que
la irritaba por dentro, su cuerpo se dejo caer otra vez sobre las frazadas que cubrían la cama, al abrir otra vez sus
parpados rojizos, se vio jugando con sus hermanos, corriendo detrás de la presumida pelota. Luego su madre subió
hacia su alcoba a despertarla de aquel sueño. Isidora grito desesperadamente, abraso a su madre y luego corrió
hacia al patio, allí se encontró con la sorpresa de verse jugando con los niños. Desvanecida y asustada, cerro otra vez
sus ojos, pero esta vez para jugar en las nubes.

Mundo maravilloso
Bárbara despertó muy temprano en la mañana. Su padre aun dormía en los corales reales. El agua como pompas de
jabón acariciaban los labios de la joven. Al salir de su casa, montó al primer delfín que se encontraba contabilizando
los pasajes del día. Con el se dirigió hasta costa Marfil, para buscar a don Shnapsi, un erizo porfiado que se había
peleado con la pequeña dama acuática el día de su cumpleaños. Realmente la princesita marina era muy olvidadiza y
no se acordó de la fiesta que realizaba Don Pulpajo, un calamar que soñaba con ser algún día pulpo. Don pulpajo
regaño a Bárbara, pero como el calamar no era rencoroso ayudó a la muchachita para que llegara a costa Marfil y le
pidiera disculpas a Shnapsi.
Al llegar la princesa se encontró con el erizo quien estaba triste por lo sucedido, aun así ambos se reconciliaron.
Real-maravilloso
Detrás de la biblioteca de Eduardo Solar, se escondía un retrato de su respetada madre. Que por razón desconocida
se guardaba en ese sitio, todas las noches en que aullaban los perros. Eduardo, era el dueño de la hacienda “Santa
María”, era la propiedad más antigua y valorada de la región. Pero no era muy fácil trabajar ahí, las mujeres
terminaban agotadas de tanto limpiar y frotar sus manos débiles sobre la sangre oscura que se derramaba de las
paredes donde se guardaba el retrato de la madre de Eduardo.
Además al limpiar la sangre, que era realmente un caos, tenían que barrer la corriente interminable de escarabajos
que se deslizaban por el suelo de la cocina.

Mundo Legendario
Todos conocíamos el litre. Don litre, para los campesinos del fundo.
La viejecilla que pasaba cada viernes vendiendo tortillas al rescoldo, nos advertía del alma que maldecía a la gente
que ignoraba la belleza oculta en sus ramas.
Este era un hombre solitario, tranquilo, pero a la vez conflictivo con su pasado. Asustaba a la gente detrás de aquel
árbol, subiéndose a sus débiles ramas y en los viernes 13 sorprender al pueblo entero. Un viernes, como de
costumbre, subió lentamente, y al ver a una mujer bellísima acercándose al camino que unía al litre con la tierra
húmeda, decidió actuar para que la muchacha quedara pasmada mirando con terror el suceso inexplicable. Al
acercarse la mujer escucho el sonido de la supuesta alma que ambulaba por el sector, pero la mirada de la mujer
cuyos ojos eran infinitos como el cielo hipnotizaron al árbol haciendo que el hombre cayera de sus ramas hasta el
suelo, golpeándose la cabeza y dando muerte definitiva a su cuerpo. Tan terrible tragedia quedo adherida al ser
botánico, tanto así, que ahora todos los del pueblo saludan al litre para no ignorarlo como paso con ese hombre.
Quienes nieguen el saludo al litre padecerán una grave enfermedad.

Mundo Utópico

Afirman los utópicos que la naturaleza misma nos prescribe una vida agradable, es decir, el placer como metas de
todas nuestras acciones, y definen la virtud como la visa ordenada de acuerdo a los dictados de la naturaleza. Y
como esta invite a los hombres para que se ayuden mutuamente para el logro de una vida de contento-cosa que, sin
duda, no hace sin su buena razón, pues ningún hombre está por encima del estado y condición de los demás que la
naturaleza tenga que ocuparse tan solo de él, ya que ella favorece por igual a todos los que encuentran
comprendidos bajo la comunión de una misma forma y manera-, ordena, con eso, seguir como norma el no buscar la
propia comodidad a costa de la comodidad de los demás.

Poe eso estiman que deben respetarse, así los pactos concentrados entre particulares, como las leyes públicas
referentes a la distribución de los bienes de la vida, es decir, a lo que es materia de placer, promulgadas justamente
por un príncipe bueno o sancionadas de común acuerdo por un pueblo libre de tiranías y de engaños.

Distopía

-Supongo a los epsilones no les importa ser así -dijo en voz alta.

-Claro que no, es imposible. Ellos no saben en que consiste ser otra cosa. A nosotros sí nos importaría, naturalmente.
Pero nosotros fuimos condicionados de otra manera. Además, partimos de una herencia diferente.

Me alegro de no ser una épsilon -dijo Henry- tu condicionamiento te conduciría a alegrarte igualmente de no ser una
beta o un alfa.

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