Está en la página 1de 104

Christiane Blank y Renold Blank

Pa r a quc

EL D€
AMOR
R6SULTADO
Christiane Blank y Renold Blank

PARA QUE EL AMOR


DÉ RESULTADO
Título original: Para o am or dar certo
© PAULUS, Sao Paulo, Brasil, 2008

Traducción: Marcela López Pacheco


Diseño de portada e interior: DG José Alejandro García Gómez

"AL SERVICIO DE LA VERDAD EN LA CARIDAD”


Paulinos, Provincia México

Primera Edición, 2011


2a Edición, 2012

D.R. © 2011, EDICIONES PAULINAS, S.A. DE C.V.


Calz. Taxqueña 1792, Deleg. Coyoacán, 04250, México, D.E
www.sanpablo.com.mx

Impreso y hecho en México


Printed and made in México

ISBN: 978-607-7648-83-3
Presentación
¿Cómo volverse feliz en el amor?

¿Usted quiere ser feliz en el amor?, ¿usted, como


tantos otros, espera encontrar la gran felicidad en su
relación?, ¿o tal vez esté confundido o decepcionado
porque su expectativa todavía no se ha realizado?
En todos esos casos, y en muchos otros, vale
la pena recordar que ningún alumno que compra
una pluma imagina que esto será suficiente para
saber escribir, así como ninguna persona piensa
que basta un carro para poder conducir.
Amar, por lo tanto, es más difícil que conducir
un carro; igualmente, en el amor nadie puede es­
perar que todo se realice solo.
Aproximarse es fácil, mantener la pasión y de­
sarrollar el amor necesita de todo un recorrido
fascinante y difícil al mismo tiempo.
Este libro pretende dar pistas para que usted
supere las dificultades y los obstáculos que en­
contrará en ese camino.
Nadie está exento del aprendizaje del amor. Tal
proceso de enseñanza, sin embargo, implica pa­

ís
sar por dificultades, padecer frustraciones y co­
rrer riesgos, pero, al mismo tiempo, trae éxtasis
y experiencias maravillosas.
Es trágico que tantos noviazgos comiencen
con perspectivas de aventura y terminen en el
desastre de un divorcio.
¡No debe ser así!, el amor puede hacer felices
a las personas. Enamorarse es el camino para
obtener sentido y alegría para la vida. Este libro
quiere mostrar pistas para eso.
Nadie está libre de proyecciones, limitaciones
e inhibiciones. Hablar de sus necesidades sexua­
les, sin caer en el peligro de explorar al otro, es
difícil para la mayoría de las personas.
Nadie está exento de las tentaciones de la
ideología consumista. Amar, sin embargo, es
una protesta contra ella.
Leer este libro ayudará a superar ésas y mu­
chas otras dificultades; conocerlas ya es muy
bueno, discutirlas con la persona que se ama es
mejor todavía.
Aplicar los métodos aquí presentados abre el
camino para un amor feliz.

6
Saber amar es un arte
para ser aprendido

¿Usted esperaba y espera que el amor sea más de


lo que usted ya vivió o experimentó hasta ahora?
Si acaso es su situación, es bueno no desistir de los
grandes sueños, pues la vida es esto: hacer gran­
des proyectos y soñar con las más bellas utopías.
Pero esperar o soñar todavía no es suficien­
te, es necesario ir más allá, luchar y superar la
comodidad, tomar medidas concretas, crecer y
aprender para alcanzar aquello que buscamos; no
podemos esperar que todo se realice automática­
mente, es mejor luchar para construir y concre­
tar aquello que aparentemente es imposible. Tal
principio no es válido sólo para proyectos econó­
micos o profesionales, sino también para el amor.
Si usted está dispuesto a ir al frente y cons­
truir algo nuevo, las recetas rápidas de siempre
no servirán, tenemos que ir más a fondo. Enton­
ces vamos a comenzar con una reflexión sobre
un simple pero no grato y provocativo hecho: el
amor debe ser aprendido.

1
El hombre, por naturaleza, es un ser que durante
toda la vida está aprendiendo. Este proceso de
aprendizaje que comienza a partir del nacimien­
to es una lucha y un progreso constante, mar­
cado por sucesos y derrotas. En ese proceso, el
hombre adquiere conocimiento de una serie de
cosas. Descubre el mundo a su alrededor, apren­
de en la familia, en la escuela y en la sociedad;
así, descubre la vida y el mundo, es informado
sobre otros planetas existentes en el universo, es­
tudia biotecnología, aprende a usar el Internet y
a conducir un carro...
Para todos nosotros está claro que debemos
aprender todo eso, pero, al mismo tiempo, esta­
mos convencidos de que amar es algo que se co­
noce de manera automática, algo que viene por
sí mismo, ¿puede ser verdad eso?
La psicología nos muestra que el amor es
una fuerza dinámica, extremadamente comple­
ja, que envuelve la totalidad del ser humano.
¿Con qué derecho podemos afirmar que ya sa­
bemos, de antemano, todo sobre el amor?, ¡no
es verdad! Si ya tenemos tantas dificultades
para aprender las cosas simples de la vida, más
aún en lo que se refiere a las cosas difíciles, y el
amor, de hecho, es algo muy complejo.
Siendo así el ser humano, que debe apren­
der todo, también debe aprender a amar. Cada
uno aspira al amor para constituirse y realizarse
como persona. En esa búsqueda está la más alta

8
felicidad, pero también la más profunda trage­
dia de la condición humana: felicidad, cuando la
persona aprendió a amar; tragedia, cuando no
sabe que el amor necesita ser aprendido y de qué
manera debe serlo.
El ser humano quiere ser feliz. Posee la dispo­
sición y la capacidad para realizarse en el amor;
dispone de todo para hacer de éste una forma
vital que le permita evolucionar y construir una
vida repleta de sentido y de alegría; no obstan­
te, en vez de eso, constatamos muchas tragedias.
Muchas personas, en lugar de volverse felices,
se frustran en el amor, se frustran en busca de la
felicidad, porque su predisposición para el amor
no se desarrolló, sino que se estancó en una prác­
tica rudimentaria.
Para evitar estos procesos destructivos que im­
piden el crecimiento del amor, debemos aprender
a amar, a desarrollar nuestro potencial afectivo;
eso es esencial para cada uno de nosotros en cual­
quier época de la vida y, de manera especial, en la
relación amorosa. Nosotros siempre estamos en
peligro de estancamos, y un estancamiento lleva
a la muerte del amor.

9
SINTESIS 1
Saber amar es un arte
para ser aprendido

Relacionalmente Pero emocionalmente


aprendemos casi todo somos “analfabetos"

El amor es una dinámica


emocional muy compleja

f
El amor también
debe ser aprendido

*— ■— »
El amor no aprendido trae Aprendiendo del amor,
frustración existencial la persona evoluciona
e impide el crecimiento y se vuelve feliz

▼ ?
Estancamiento Proceso constante de
crecimiento

f
Muerte del amor Felicidad en el amor

10
El amor romántico
como inicio de un proceso

El ideal absoluto del amor romántico

¿Usted cree en el amor absoluto que envuelve o


sacude a la persona entera?, ¿en un amor que le
impide pensar en otra cosa que no sea en el ser
amado?, ¿en un amor que hace olvidar el tiempo
y el espacio?, ¿que transforma al ser amado en un
alma gemela que comparte todos sus intereses,
gustos y preferencias de tal manera que éste, en
todos los sentidos, parece ser la persona ideal?
Ante los ojos de aquel o aquella que se apasio­
nan así, la persona amada, de antemano, es boni­
ta por fuera y por dentro. Si usted piensa que tal
ideal de amor existe, entonces cree en el llamado
"amor romántico", que es en el que la mayoría de
las personas en el mundo occidental creen.
Tenemos que reconocer que ese amor románti­
co es una fase importante al inicio del noviazgo.
El encuentro simbiótico entre las dos personas, los
momentos de éxtasis y pasión son experiencias
que nunca serán olvidadas: ellas muestran al ser
humano la posibilidad de trascender los límites
del propio yo para encontrarse con otro. La aper­
tura para estas dimensiones marca profundamen­
te al ser humano y crea la base para una relación
en que el otro se vuelve referencia indispensable
para la propia vida. Todas estas experiencias vi­
vidas son importantes para el proceso de desen­
volvimiento rumbo a un amor pleno, y volverse
consciente de eso es esencial para que no desista­
mos pronto del proyecto utópico del amor, sino,
por el contrario, invirtamos cada vez más en él.

La fragilidad de un ideal

El problema no consiste en el hecho de que al­


guien tenga un ideal puro y absoluto de amor.
Consiste mucho más en la dificultad de que la
persona viva tal amor, sin perderlo después; es
la posibilidad de vivir ininterrumpidamente mo­
mentos de éxtasis y trascendencia; es la necesi­
dad de no desesperarse cuando esos momentos
se alteran sobre el impacto de la rutina diaria y
de los deberes y obligaciones. Así, la dificultad
consiste en mantener el proyecto utópico del
gran amor, igual cuando la pareja se revela como
un ser humano normal, con defectos y limitacio­
nes, y cuando el mundo externo invade el espa­
cio protegido por el amor ideal.

12
Delante de ese cuadro, el peligro de no resistir
a los contratiempos es grande. La ilusión de un
paraíso de dos se pierde. Cuentas de agua y luz
llegan y necesitan ser pagadas, los horarios deben
ser cumplidos y la suegra cobra su tributo, exi­
giendo la participación en la rutinaria comida de
domingo. Con el tiempo, hasta la persona ama­
da, que hace poco sólo sabía idolatrar al com­
pañero, comenzará a formular críticas y a exigir
cambios en él.
Sobre estos impactos, muchos amantes desis­
ten del ideal del gran amor. Lo que sigue después
son decepciones, desilusiones y la progresiva ba-
nalización del amor. La utopía inicial se pierde
en la mediocridad de una vida cotidiana.
Así es en muchos casos, pero no debería ni ne­
cesita ser así, porque la vida no está basada en
el principio de "todo o nada". Es posible pensar
nuevas perspectivas y percibir que, en el entu­
siasmo inicial, tal vez en algunas expectativas,
fuimos demasiado lejos; sin embargo, muchos
novios — y hasta esposos— no logran hacer eso,
ellos desisten rápidamente o huyen decepciona­
dos con la experiencia del sueño no realizado.
• Algunos escapan de una relación concreta
de la cual quedaron frustrados. Por causa de ese
fracaso buscan la "gran felicidad" en una nueva
relación; no obstante, en ésta también surgirán
las primeras señales de que la persona amada no
cubre totalmente las expectativas. Nuevamente

13
se romperán los lazos, la búsqueda para encon­
trar a la persona ideal se reiniciará, y así sucesi­
vamente.
• Otros son más radicales y, después de un in­
tento frustrado, sólo se arriesgarán en relaciones
que los comprometan y envuelvan del modo más
íntimo y personal. Buscarán la felicidad en relacio­
nes pasajeras que durarán en cuanto traigan algún
beneficio; después podrán ser disueltas en cual­
quier momento sin obligaciones ni compromisos.

Saber lidiar con las limitaciones y continuar

¿Pero será que la realidad del amor realmente es


tan pobre así? ¿Será que el ideal de pasión abso­
luta e irrestricta, tan presente en el inconsciente
colectivo, es mera ilusión?
Antes de renunciar a los grandes ideales y
frustrarse delante de los proyectos utópicos, es
bueno recordar que la realización personal en
el amor es un proceso. Tal proceso realmente
puede iniciarse con una gran pasión y un entu­
siasmo desmesurado, pero es importante que no
termine cuando las primeras decepciones y frus­
traciones se aparezcan.
El elemento utópico, presente en todo el amor,
posibilita vivir momentos de éxtasis y de trascen­
dencia, momentos en que es posible vivir un poco
de cielo en la tierra, en tanto que esos momentos

14
son pasajeros y no determinan un estado perma­
nente. La felicidad plena y el éxtasis de la pasión
amorosa no son vividos en tiempo integral.
Aceptar tal hecho es difícil, pero absolutamen­
te necesario para que se pueda dar continuidad
a un proyecto de vida de dos, pues apenas así se
puede construir aquella felicidad tan esperada.
El error es que muchos, delante de esa situación,
se desaniman y pronto desisten. Ellos conside­
ran el amor romántico como única etapa y for­
ma viable del amor, por lo que perderán la opor­
tunidad de vivir la riqueza de un amor que se
diferencia y se desenvuelve rumbo a otras fases
de la convivencia amorosa. Como consecuencia de
esa perspectiva limitada, la pareja también pier­
de los momentos de éxtasis que vuelven a estar
presentes en un contexto diferente. En ese nuevo
contexto, la pareja descubrirá otras y nuevas ex­
periencias que, en la época de pasión inicial, no
eran posibles de ser descubiertas. Igual cuando
la utopía del comienzo no se realizó, eso en nada
significa que la pareja debe desistir del proyecto
como tal.
Las utopías cambian con el pasar del tiempo,
lo importante es que nunca dejen de existir; sin
embargo, para que eso suceda, debemos apren­
der a lidiar con nuestras desilusiones y frustracio­
nes; en vez de desistir, debemos ajustar nuestro
proyecto en común y crear condiciones para su
crecimiento. En ese sentido, la gran visión utó­

15
pica que se forma en la fase del amor romántico
tiene un profundo valor y debe mantenerse lo
más viva posible; no obstante, al mismo tiempo
también debe evolucionar.

Mantener y evolucionar el ideal utópico


a pesar de sus limitaciones

El ideal utópico del amor romántico es el ini­


cio de todo un proceso evolutivo de la relación
amorosa. Ese proceso es fascinante y necesario,
por medio de él es posible descubrir de manera
cada vez más profunda a la otra persona, con sus
riquezas todavía desconocidas. Al mism o tiem ­
po, no obstante, aparecen en el transcurso de
éste, paso a paso, también aquellas debilidades
que en la primera fase del amor romántico no
fueron percibidas.
La diferencia que así se establece entre los dos
compañeros hace que cada uno, con su modo
de ser y con su personalidad, contribuya a una
relación más dinámica. De esta manera, se fija
una nueva fase del amor. En ella, la pareja su­
pera el peligro del aislamiento social, inherente
al amor romántico, y se abre para vivencias más
amplias. Así, surgen nuevos impulsos para las
relaciones, sin que los dos se pierdan como pun­
to de referencia mutuo. En ese sentido, el amor ro­
mántico evolucionó. Es tarea importante de toda

16
pareja encontrar el equilibrio entre su proximi­
dad y la necesaria distancia, entre libertad e in­
timidad, sin, por causa de eso, perder de vista
el gran ideal utópico del inicio de su noviazgo.
A medida que los compañeros consiguen alcan­
zar eso, la relación se vuelve mucho más viva y
profunda; el amor se desenvuelve sin perder su
dinámica utópica y su éxtasis incial.
El amor romántico, en ese sentido, permanece
y es importante, pero debe tener la oportunidad
de evolucionar, de desenvolverse y enriquecer­
se con las nuevas dimensiones de una relación
madura.
Para facilitar tal proceso, el próximo capítulo
tratará del papel de las proyecciones en la rela­
ción, pero también de la necesidad y de los cami­
nos para superarlas sin perder la pasión.

17
SINTESIS 2
El amor romántico como
inicio de un proceso

a) La cuestión del amor romántico

La mayoría de las personas en el mundo occidental


tienen como único ideal el amor romántico:

• Se exige amor absoluto e irrestricto.


• Idealización y proyección.
• Entrega total e incondicional.
• Convivencia “simbiótica”.
• Aislamiento en un mundo de dos.
• Búsqueda de trascendencia y sentido de vida.

y
Problemática:
Se espera que la relación permanezca en un
constante estado de
“éxtasis y trascendencia”

18
b) La transformación de la primera fase del amor

En Promedio: Crisis:
la “fase del amor romántico” • Desilusión
dura más o menos dos años • Frustración
• Autoestima herida

Interacción
constante

En el amor En vez de eso:
romántico, uno Comprender
está totalmente el amor como
!►
centrado en el otro proceso dinámico

IMPORTANTE:
NO PERDER LA DIMENSIÓN UTÓPICA

FUENTE: CJr. B. Dechmann y C. Ryffel, Vom Ende der Liebe, Weinheim u.


Basel, Beltz, 2001, p. 33.
Superar las proyecciones
es esencial

Amamos nuestras proyecciones

Como se mencionó en el capítulo anterior, cada


persona guarda en su mente la imagen de un
amor ideal y, más todavía, de un compañero o
de una compañera ideal, con quien tal amor po­
dría ser vivido. Nunca un noviazgo comienza
sin que la persona admirada corresponda por lo
menos en algunos aspectos a las imágenes idea­
lizadas de aquel o de aquella que se apasionan
por ella. No queremos a una persona porque
ella es lo que es, sino justamente porque imagi­
namos que ella corresponde a nuestro ideal. En
verdad, no amamos a otra persona en sí misma,
pero sí a nuestro ideal que vemos realizado en
esa persona. En tal sentido, podemos hasta de­
cir que cada relación contiene, en su inicio, cier­
to egocentrismo.
La psicología conoce muy bien ese fenómeno
denominado "proyección". Es un "mecanismo

20
inconsciente" mediante el cual vemos aquello que
es proyectado "fuera de nosotros, como si fuese
parte de otra persona y nada tuviera que ver con
nosotros" .1 Así, al acontecer tal proyección en el
inicio del amor, una persona dirige todo el con­
tenido de su ideal hacia la otra persona. Cuando
después dice amar a esa persona, en la realidad
no ama a la persona en sí, sino a su propia imagen
ideal proyectada en el otro. La consecuencia de
eso es que "la realidad humana del individuo que
carga una proyección, [...] permanece opacada
por la imagen proyectada" .2
Al inicio de prácticamente todos los enamora­
mientos disminuye considerablemente la capaci­
dad de los dos compañeros de ser objetivos; eso
ocurre exactamente por causa de su estado de pa­
sión y de sus proyecciones inconscientes. En ese
sentido, el noviazgo tan maravilloso también
es peligroso, ¡pero es bueno arriesgarse por un
gran proyecto y vivir peligrosamente!
Amigos y parientes alertan sobre los riesgos
existentes; para ellos, las decisiones tomadas no
siempre son comprensibles. Entonces, ¿por qué
los propios enamorados no perciben los defectos
de su pareja, tan obvios y visibles para todos los
demás?, ¿por qué una muchacha se compromete
justamente con este hombre si existen otros tan­
tos aparentemente mejores?
1. John A. Sanford, Los compañeros invisibles, Paulus, Sao Paulo, 1987, p. 17.
2 .1b id .,p .2 \ .

21
Para la persona enamorada esos argumen­
tos no cuentan, ella tiene otra percepción que se
basa en otras razones.
Como consecuencia de esa percepción divergente,
surgen con frecuencia conflictos entre hijos, padres o
amigos. Muchas veces los padres, olvidándose de los
tiempos de sus propias experiencias, de sus prime­
ros noviazgos, se desesperan por las decisiones de
los hijos. En estos casos es necesario que haya mucha
comprensión y buen sentido de ambas partes.

Tener el coraje de superar las proyecciones

Sin embargo, hay otra problemática más impor­


tante que esas divergencias. Se trata de la cues­
tión de cómo las personas lidian con el fenómeno
de la proyección y cómo trabajan las dificultades
cuando se trata de superarlas, pues la manera
como enfrenten esa tarea decidirá, en gran par­
te, si el amor se volverá fuente de felicidad o de
frustración constante.
Al inicio de su relación, las parejas están en el
délo, viven dentro de un clima de luna de miel y
de feliddad aparentemente plena; uno corresponde
totalmente a las expedativas del otro, ambos sien­
ten que encontraron por fin a la persona ideal de
sus sueños. Pero de repente, después de derto tiem­
po, las conversadones que los dos mantienen termi­
nan en peleas y no se sabe exactamente por qué. Al

22
día siguiente, todo parece pacífico, hasta que, poco
tiempo después, surge otra pelea seguida de una
nueva reconciliación, y así sucesivamente.
¿Qué sucede?, ¿por qué ocurren esas peleas a
pesar de que los dos se aman? Y muchas veces,
cuando más pelean, más se aman, ¿cómo podemos
entender este comportamiento tan contradictorio?
Estamos aquí frente a un proceso psicodiná-
mico muy importante y, además, decisivo para
el futuro de cada relación. Es ahora que los com­
pañeros comienzan a confrontarse con la proble­
mática de las proyecciones inconscientes y de
sus efectos sobre la relación.
Al inicio de toda relación, cada uno se esfuerza
para corresponder a la imagen del otro. Al comien­
zo del noviazgo, la persona, de cierta manera, no
es la misma, ella intenta, muchas veces inconscien­
temente, corresponder a las expectativas reales o
imaginadas del novio o de la novia; cada uno se
coloca en papeles que supone que el otro espera.
Incentivado por las expectativas de la pareja, cada
uno intenta desarrollar todavía aquello que hay
de mejor en él/ella; se preocupa en mostrar las ca­
racterísticas positivas y, al mismo tiempo, intenta
esconder las otras, las cuales piensa que al com­
pañero no le van a gustar. Esas tendencias pueden
traer aspectos positivos, pero también acarrear una
serie de problemas para la relación.
El enorme entusiasmo de la primera fase del
amor impulsa a los enamorados a desarrollar

23
potenciales que ya existían antes en cada uno
de ellos, pero que, sin la ayuda de la pareja, no
podrían crecer y fortalecerse. No obstante, las
proyecciones pueden resultar en una presión
cada vez mayor para que él/ella corresponda a la
imagen impuesta. Eso no es fácil en la rutina del
día a día, y se vuelve especialmente problemático
cuando la persona idealizada es imposibilitada a
ser ella misma. Con miedo a perder al ser queri­
do, niega la propia personalidad, renuncia a sus
deseos, necesidades y preferencias, sólo para man­
tener la imagen perfecta que la otra persona creó
de ella. Así, ambos compañeros se engañan mu­
tuamente hasta el día en que las máscaras caen y
todos esos mecanismos entran en colapso; nadie
puede fingir todo el tiempo ser una persona que
no es.
Por causa de eso, es esencial que las dos perso­
nas, antes de que sucedan estas situaciones, tengan
el coraje de ser ellas mismas. Por medio de un pro­
ceso de mutua apertura cada uno revela al otro su
verdadera personalidad: por un lado, las riquezas;
y por otro, también las debilidades.

Descubrir las múltiples fases del otro

De esa manera, el novio comienza a descubrir las


múltiples fases de la novia, y la novia ve el enor­
me espectro de características que el novio tiene.

24
Los dos comienzan a percibir que el otro, en mu­
chos aspectos, no corresponde al ideal imaginado.
Así, paso a paso se superan las proyecciones y, al
acabar éstas, el verdadero amor puede establecer­
se. El amor auténtico no necesita de proyecciones.
Amor verdadero significa tener la capacidad
de amar a una persona tal como es, en todos sus
aspectos, con sus cualidades y sus defectos.
Amar es esto: aceptar al otro como es, amar
todo aquello que el otro es. Ser amado es poder
ser lo que se es; significa también saber que el
otro nos acepta como somos, sin restricciones;
pasamos a ser aquello que somos y no necesita­
mos mostrar más máscaras. En fin, encontramos
una persona que nos acepta en nuestra totalidad
en un mundo donde, de costumbre, cada uno
siempre se esconde detrás de tantos escudos y
de tantas máscaras de protección. ¡En el amor,
eso no es necesario!

Un camino arduo

Pero lograr tal aceptación plena del otro tampo­


co es fácil. La aceptación del otro sólo se vuelve
posible por medio de un proceso conflictivo y
apenas aquellos que aceptan recorrer ese arduo
camino llegan al verdadero amor. Por eso es de­
cisivo aquel periodo de peleas y conflictos del
cual hablamos al inicio de este capítulo, ya que

25
es por medio de éstos que cada uno aprende a de­
jar de lado las proyecciones y a aceptar al otro tal
y como es; sin esa situación será difícil un amor
auténtico, pero dado ese paso se puede realmente
profundizar en el amor.
Pero la tendencia del ser humano de hacer pro­
yecciones nunca termina, son mecanismos que,
en el transcurso de la vida, siempre aparecen. Es
difícil superarlo definitivamente. Con todo, exis­
ten periodos en los cuales las proyecciones están
más presentes.
Las expresiones anteriores ya hablaron del pri­
mero de esos periodos, luego al comienzo del no­
viazgo. Otro periodo que también se caracteriza por
la presencia frecuente de proyecciones es al inicio
del matrimonio. Es bueno saber eso para evitar que
un clima de frustración y decepción se instale des­
pués de la luna de miel. La cuestión ahora es aceptar
y amar al otro también en la rutina del día a día, de
tal manera que la vida no se pierda en el tedio y la
monotonía. Es el amor quien puede superar todo
eso, pero debe ser un amor en el cual se aprende a
aceptar al otro en todas sus dimensiones.
En muchas relaciones, sin embargo, una acep­
tación plena nunca sucede. En vez de trabajar la
cuestión de forma constructiva, cada uno intenta
modificar al otro conforme con las propias nece­
sidades; sobre todo al inicio del matrimonio, esas
tendencias surgen con mucha frecuencia. Es esen­
cial para ambos compañeros que concienticen que

26
el cambio forzado del otro nunca puede represen­
tar la base para una convivencia feliz. A medida
que se logre atacar la superación de las proyec­
ciones y la aceptación del modo de ser del otro, el
amor puede crecer.
No obstante, tal crecimiento no siempre es po­
sible; en estos casos es esencial prevenir futuros
problemas en cuanto no existan compromisos defi­
nitivos. Si la plena aceptación de la pareja se mues­
tra imposible, es importante que los enamorados
analicen, con sinceridad, si su relación de hecho
tiene base suficiente para un proyecto de vida en
común. Puede ser que las características de las dos
personas realmente se revelen muy diferentes para
un entendimiento. Es importante también, frente a
tal situación, no apelar a las proyecciones, es mejor
reconocer que el noviazgo fue una tentativa, una
experiencia buena, pero una experiencia que mos­
tró la imposibilidad de que ambos caminaran jun­
tos toda una vida. Así, también un noviazgo que
termina tiene su profundo valor.
El amor sólo podrá desarrollarse en la base de
la sinceridad. El periodo de peleas y conflictos
por el cual todos pasan en el recorrido del noviaz­
go es necesario para el descubrimiento de la po­
sibilidad de que las dos personas realmente sean
capaces de superar sus proyecciones y aceptar al
compañero como él o ella es. Esa aceptación es el
paso decisivo para que el proceso de desarrollo
de un amor verdadero pueda continuar.

27
SÍNTESIS 3
Superar las proyecciones
es esencial

Cada ser humano tiene El/la novio/a nunca va


una imagen ideal a corresponder totalmente
de su futuro compañero a aquella imagen ideal

L i

Sin embargo...

¡Periodo de conflictos!
Pero:

No es posible un amor verdadero


sin superar las proyecciones

f
Amor: aceptar por completo la persona
del otro, con sus cualidades y defectos

28
Una buena relación no nace pronto

De la misma manera que tenemos tendencia a idea­


lizar a la pareja por medio de proyecciones, también
tenemos tendencia a esperar que nuestra relación
sea, de antemano, armoniosa y sin conflictos. Fá­
cilmente olvidamos que el encuentro de dos perso­
nas individualistas, con personalidad formada, con
gustos y preferencias propias y con necesidades in­
dividuales específicas, genera una situación nueva
y muy compleja. Cada uno de estos individuos, que
hasta entonces estaban acostumbrados a decidir
todo solos, a escoger todo conforme con su gusto, a
disponer libremente sobre su tiempo y espacio, aho­
ra se confrontan con las necesidades, hábitos, prefe­
rencias y valores de la otra persona que se volvió su
novia o su novio. ¿Qué prevalece ahora?, ¿la propia
voluntad o los deseos del otro?, ¿quién domina y
quién cede?, ¿se debe tolerar o imponer?
Encontrar respuestas para estas preguntas no es
fácil; sobre todo en el contexto social de hoy, las co­
sas se complican todavía más porque los dos com­
pañeros, en general, están marcados por valores,
hábitos y creencias que varían mucho entre sí. Vi­
virán en un contexto sociocultural muy diferente.
Crecer en un ambiente rural o urbano, frecuentar
una escuela particular, pública o religiosa, vivir en
la periferia, en un barrio elegante o en un conjunto
habitacional, todo eso hace una diferencia inmensa.
La variedad de normas, valores, creencias y costum­
bres es enorme, igual cuando se trata de personas de
la misma clase social, de la misma religión o hasta
de la misma profesión. Esto vuelve la relación mu­
cho más difícil, ¿cómo convivir con un compañero
que recibió una educación tan diferente de la mía,
cómo comprender sus necesidades, sus pensamien­
tos, sus gustos y sus preferencias?

Ponerse en el lugar del otro

Para entender el mundo del otro necesitamos hacer


algo que, a primera vista, parece ser muy simple y
natural: colocamos en el lugar del otro y percibir
el mundo a partir de las perspectivas de él. Eso no
quiere decir que debamos olvidar quiénes somos
o negar nuestra propia personalidad o nuestro
modo de pensar, de ver y de interpretar. Significa,
sin embargo, que estamos dispuestos a conocer
otras perspectivas. A partir de un mirar curioso y al
mismo tiempo cariñoso, queremos conocer el mun­
do de la pareja; en esa búsqueda, el mundo de él o
de ella aparece sobre un punto de vista diferente. El

30
psicólogo humanista Cari Rogers llama a este pro­
ceso "empatia". La disposición de "estar con otra
persona" de forma intensiva y total es un gesto pro­
fundamente humano que no tiene como objetivo el
conocimiento lógico-racional. Es una experiencia
que tiene como base un mirar que no discrimine o
juzgue, pero que, con benevolencia, quiere conocer
el mundo del otro para así comprenderlo. Ese mi­
rar empático crea confianza, posibilita que la pareja
permita el acceso a su mundo íntimo personal. Con
eso, el horizonte se amplía y nuevas dimensiones
hasta entonces escondidas aparecen. Los sentimien­
tos comienzan a tener sentido, las motivaciones
para el actuar de la otra persona se vuelven plau­
sibles. A partir de ese comportamiento afectivo in­
tensivo nace entre la pareja una nueva base para la
construcción de su relación. La perspectiva unilate­
ral y egocéntrica de cada uno puede dar lugar a un
proyecto más amplio en el cual las necesidades, los
valores y deseos de los dos pueden ser integrados.
Ese nuevo universo garantiza espacio para el desa­
rrollo personal y para la autonomía de cada uno, y
al mismo tiempo permite que se cree un núcleo en
común, con el cual los dos se identifican. No obs­
tante, para que eso sea posible, es necesario que los
compañeros negocien y conversen con flexibilidad
hasta encontrar soluciones viables para ambos, sa­
ber hacer eso es difícil. Y es sobre esas dificultades
y sus superaciones que vamos a reflexionar en el
próximo capítulo.

31
SÍNTESIS 4
Una buena relación
no nace pronto

Una relación armoniosa no nace pronto,


tiene que ser construida

¥
Actualmente, el contexto sociocultural variado dificulta mucho la relación.
Hay:
• Individualismo acentuado.
• Diversidad de bagaje que cada compañero trae, con diferencias:
- En los valores y normas.
- En la educación.
- En las creencias.
- En las costumbres.
- En los hábitos de las familias de origen.

Para comprender el
mundo del otro, cada uno
se debe colocar en el
lugar de la pareja

Colocándose en la perspectiva de él/ella, será mejor entender:


• Las posiciones.
• Los pensamientos.
• Los sentimientos de la otra persona.

¥
A partir de la nueva comprensión, más amplia, pueden ser
encontradas soluciones que:
• Garanticen espacio para cada uno.
• Favorezcan la unión de los dos.

32
Hablar el uno con el otro
es esencial para el amor

El analfabetismo afectivo

En la famosa película de Ingmar Bergman, Esce­


nas de un matrimonio, Johan dice algo muy signi­
ficativo que vale no sólo para la explicación de la
situación de la pareja en la película. Lo que dice es
una verdad global, válida para la mayoría de los
novios, e igual para muchas parejas de hoy:

Yo te quería decir una verdad muy banal. Somos verdade­


ros analfabetos cuando se trata de emociones, y esto es un
hecho muy triste... Nuestra ignorancia es monstruosa y sin
fin cuando se trata de nosotros mismos o de otros... Pero
ninguno percibe que, en primer lugar, debemos aprender
algo sobre nosotros y nuestras propias emociones, al res­
pecto de nuestros miedos, de nuestra soledad, de nuestros
odios, ¿cómo es que vamos a comprender a los otros si no
sabemos nada de nosotros mismos?3

3. Transcripción, cfr., escena de la película de Ingmar Bergman, Escenas de un nmtn


tnonio (el texto de la película fue publicado por la Ed. Nórdica, Río de Janeiro, 1973, p. 116).

33
Es ésta una ignorancia monstruosa en términos de
autoconocimiento, pero también en términos de co­
nocimiento del cónyuge que, en la película, provoca
finalmente el divorcio de la pareja en cuestión. Y esta
misma ignorancia es responsable de las dificultades
de innumerables noviazgos y matrimonios que se
aman, pero que son incapaces de comprender las
contradicciones y las agresiones que se manifiestan
a pesar de todo su amor en la relación cotidiana.
Frecuentemente, dentro de una relación amo­
rosa, las causas que conducen a tensiones no son
conscientes ni para él ni para ella, pues muchas
de estas tensiones tienen sus raíces fincadas en
nuestras necesidades emocionales. Pero estamos
poco preparados para conocer el mundo de las
propias emociones, mucho menos para hablar
sobre ellas de manera profunda.
A pesar de eso, todos nosotros tenemos una
serie de necesidades emocionales y físicas, como
también sentimos el deseo de ser abrigados y
protegidos por la persona que nos ama y, por fin,
todos nosotros necesitamos de un reconocimien­
to social y estamos en busca de la autorrealiza-
ción y del sentido de la vida.
Consciente o inconscientemente, cada novio
espera que su novia satisfaga todas sus nece­
sidades, y cada esposa espera lo mismo de su
marido; sin embargo, muchas veces ninguno de
ellos tienen la mínima idea de estas expectativas
o de estas necesidades del otro, sea porque éste

34
nunca las expresó, sea porque no fueron enten­
didas o, todavía, cuando fueron expresadas, el
otro las interpretó de manera equivocada.
Es por causa de estos hechos que muchos
novios y muchas parejas se encuentran en una
situación de insatisfacción constante. Él queda
descontento con ella porque no se interesa por
sus problemas, pero, en la realidad, él nunca los
expresó. De la misma manera, ella se siente in­
comprendida sin descubrir por qué.
De todo eso se deduce una exigencia capital
para cualquier relación amorosa: hablar con el
otro es fundamental.

Saber conversar con el otro es esencial

¡Hablar con su pareja sobre sí mismo(a) es indis­


pensable!, lo mismo vale para los esposos y para
las esposas. También es necesario para el desarro­
llo del amor conversar sobre deseos y desacuerdos;
sin esa comunicación, el amor entre dos personas,
que al inicio del noviazgo eran conocidas una a la
otra, no puede profundizarse y crecer. Juzgar des­
de afuera a la pareja e interpretar su actuar sin
conocer profundamente sus pensamientos y mo­
tivaciones jamás será bueno.
En la ya mencionada película de Bergman, en
un momento de extremo dolor después del fracaso
del matrimonio, Marianne habla exactamente de

35
esta problemática: "Usted me decía lo que pen­
saba realmente. Lo que yo sentía bien dentro de
mí. Nunca entendía qué es lo que usted decía. Yo
sentía apenas un gran peso, [...] una tristeza" .4
La clasificación que venía de fuera aplastaba
a Marianne y la dejaba muy conmocionada. El
propio marido se pensaba con el derecho de decir
quién era ella, reduciendo así a su esposa a una
imagen impuesta de fuera que no tenía nada que
ver con ella. Eso, sin embargo, no sucede sólo en
escenas de películas, sino en la realidad cotidiana
de tantas parejas.
Cada una de las ellas clasifica al otro, se dirige a él
con un "tú" que define todo; "tú eres", "tú piensas",
"tú quieres", "tú gustas" o "tú detestas". ¿Será que
la otra persona realmente es así, piensa así, siente de
ésta y no de otra manera? Todas esas suposiciones,
acusaciones y definiciones reducen al ser humano.
Cuando la persona se defiende contra eso y contra
todas las imposiciones y etiquetas cercanas, se crea
un clima agresivo que termina, muchas veces, en
peleas. Se impide así un conocimiento recíproco y
profundo entre las dos personas, ¿pero qué es lo
que ellas podrían hacer entonces para evitar todo
eso y para descubrirse mejor?
El conocimiento mutuo debe partir del au-
toconocimiento de cada una de las personas.
¿Quién conoce mejor su personalidad de no ser
la propia persona? Es ella quien puede y debe
4.1ngmar Bergman, o p .cit., 1973, p. 119.

36
hablar de sus sentimientos, pensamientos, nece­
sidades y deseos, pero para que eso suceda, la
persona debe hablar realmente de sí misma.
Hablando a partir del "Yo" sobre su mundo in­
terior, ese "Yo" revela al compañero dudas, miedos
o deseos. Así, una persona, hablando de sí misma,
muestra a la otra su modo de ver y de interpretar el
mundo, y en ese intento de explicar al/a la novio/a
o al cónyuge quién es, la propia persona comienza
a comprenderse mejor. Es interesante ver cómo a
partir de esa apertura profunda no sólo se fortale­
ce el autoconocimiento de aquel que habla: las dos
personas comienzan a conocerse de forma mucho
más íntima y personal, lo que crea lazos para que
cada lana de las dos se vuelva única y especial para
la otra. Es esto lo que evita que sea cambiada en
cualquier momento por alguien extraño.5
La capacidad de comunicarse de forma construc­
tiva también ayuda a los compañeros a enfrentar los
cambios que acontecen con frecuencia en el mundo
inestable de hoy. No es fácil decidirse en cuanto a la
actitud que debe tomarse cuando:
• Alguno de los dos pierde el empleo.
• Surgen conflictos porque los dos no saben
debatir sobre el dinero.
• Es necesario redefinir los papeles una vez
que la mujer enfrenta una triple jomada.
5 .Estudios amplios sobre las técnicas de comunicación entre parejas se encuentran en
la excelente obra de J. Engl y F. Thurmaier, Wie redest du mit mir? Ed. Herder, Friburgo/
Basel/Wien, 1992. Ver también: C. Blank, Crecer en el amor sin perder la pasión , Paulus,
Sao Paulo, 2007.

37
Para poder enfrentar todos esos desafíos constan­
tes es necesario que los compañeros adquieran
habilidades de comunicación, que sepan negociar
y actuar con flexibilidad. Más allá de eso, necesi­
tan saber resolver de forma creativa los problemas
que surgen, de esa manera será posible evitar que
las parejas, en el primer conflicto que aparezca, re­
curran a mecanismos negativos de comunicación
como el chantaje, el llanto y los gritos, porque
así, la dificultad inicial culmina en una guerra
entre los dos.

Saber hablar sobre asuntos


íntimos y personales

Hablar sobre interferencias y cambios externos


ya no es fácil. Conversar sobre asuntos íntimos y
personales se revela como si fuera algo todavía
mucho más difícil. Tabús, vergüenza, prejuicios
y miedo impiden que los compañeros conver­
sen sobre sus necesidades, deseos, preferencias
y angustias íntimas. Hablar sobre aquello que es
muy personal significa exponerse, arriesgarse allá
donde el ser humano es más vulnerable. Por cau­
sa de eso, muchas personas dudan, no tienen coraje
de abrirse; pero sin esa apertura no será posible pro­
fundizar la relación: ésta permanece superficial.
¿Entonces cómo romper ese círculo vicioso que
impide que la relación se vuelva íntima y espe­

38
cial? Para que el amor pueda desarrollarse es ne­
cesaria la confianza, esa confianza, a su vez, cre­
ce cuando los compañeros hacen de su día a día
la experiencia de una convivencia armoniosa y
agradable. Eso, sin embargo, no depende sólo de la
personalidad de las dos personas o de las condicio­
nes favorables en su ambiente social; depende mu­
cho de la calidad de su comunicación, la cual debe
estar repleta de refuerzos positivos, intercambio
de cariños, elogios, interés en el compañero, mi­
radas apasionadas, sonrisas y muchas otras ex­
presiones de amor para con la pareja. Uno de los
mejores especialistas en esta cuestión, John Gott-
man, dice que serían necesarios cinco veces más
cambios positivos que negativos para construir y
mantener una relación feliz.6
Sea cual sea el número exacto, lo que importa
es desarrollar tal convivencia positiva que cons­
tituya la mejor base para que los compañeros se
sientan seguros. Esta seguridad permite que los
dos se abran mutuamente y consigan construir
una intimidad más profunda, que los ayude a
superar el miedo de tocar asuntos muy perso­
nales como la sexualidad. Poder formular sus
deseos, sus dificultades y también sus angustias
es muy importante, no apenas después de la pri­
mera relación sexual, pero, sobre todo, ya antes
de ella.

6. Cfr. John Gottman, Matrimonios, Ed. Objetiva, Río de Janeiro, 1998, p. 68.

39
Hablar sobre la sexualidad

Muchos jóvenes piensan que hoy toda la cues­


tión sexual ya fue resuelta de tal manera que
no se necesita hablar más de ese asunto; no
obstante, la realidad se presenta de modo más
bien difícil. Frustración, decepción, estrés emo­
cional, presión, falsedad, agresividad, aborto y
bloqueos de todo tipo son sólo algunos de los
enormes problemas que enfrentan las personas.
La película Belleza Americana muestra, en ese
sentido, un fenómeno muy interesante: aquella
chica que intenta seducir a todos los hombres
y que sólo habla de sus experiencias sexuales,
se revela en la realidad como una persona muy
tímida que en verdad todavía es virgen y que
tiene un profundo miedo de tener su primera
relación sexual. ¡Ella no es la única!, muchos
jóvenes se sienten de la misma manera, estresa-
dos, presionados y totalmente inseguros delante
de las exigencias de una sociedad totalmente
sexualizada; fingen saber de todo, pero sufren
por causa de sus miedos y angustias. Así, la pri­
mera relación se vuelve, para muchos, frustra­
ción y pesadilla; en vez de poder hablar sobre
las dificultades y temores, que son normales
cuando se aprende algo nuevo, los dos piensan
que deben fingir algo que en la realidad no suce­
dió. Así lo mantienen antes, durante y después
de la relación: él finge ser el hombre fuerte y

40
poderoso que el mundo virtual propaga, aquel
que conquista a la mujer si es necesario hasta
con la fuerza; ella finge ser la mujer seductora y
desinhibida que la propaganda muestra, se viste
como ella y se adhiere a su comportamiento, de­
gradándose así a un puro objeto. Los dos fingen
un orgasmo, satisfacción y felicidad cuando, en
la realidad, están decepcionados, frustrados y
tristes.
Contra estas tendencias, es importante que
los dos compañeros puedan ser ellos mismos.
Necesitan tener libertad para poder hablar de
sus sentimientos, de sus recelos contra una re­
lación sexual prematura o contra las prácticas y
hábitos sexuales que no les gustan. Hablar so­
bre dudas, angustias, impedimentos, alegrías y
tristezas, posibilita que la sexualidad se vuelva
profundamente humana y sea un medio para ex­
presar el amor.
Es importante, sin embargo, que los dos no
sólo hablen sobre estos asuntos, sino también
sobre la cuestión del control de la natalidad.
Un número muy grande de jóvenes conside­
ra eso un "problem a de la m ujer". Más allá de
eso, hay innumerables chicas y mujeres de to­
das las edades que, en cierto momento, no tie­
nen el coraje de decir "n o ", tienen sexo incluso
en tiempos del sida, sin concientizarse sobre
las posibles consecuencias. Esta es una actitud
irresponsable.

41
La concepción siempre es posible, así como la
contaminación. Cada amor contiene una dimen­
sión social que incluye también la responsabili­
dad por la vida, no sólo la vida de la pareja, sino
también la vida de un futuro hijo. "La paterni­
dad responsable" no es algo abstracto, es algo
muy real.
¡El aborto nunca es la solución!, la píldora del
día siguiente es un método abortivo, y tampoco
puede ser el camino que se debe tomar.
Se vuelve indispensable que las parejas con­
versen, sobre todo de manera abierta, con un es­
píritu de responsabilidad delante de sí mismos y
delante de Dios.
El amor sexual no es conocimiento gratuito,
es experiencia compleja a través de la cual los
dos, paso a paso, aprenden en conjunto a descu­
brir las nuevas dimensiones y expresiones dife­
rentes del amor. Pero nunca se debe olvidar que
el ser humano es más que un cuerpo biológico,
en cada manifestación corporal de él se refleja un
principio espiritual.
Toda expresión del espíritu se realiza por medio
del cuerpo. El hombre es un todo corporal y espi­
ritual, todo lo que se expresa por el lenguaje cor­
poral en la sexualidad será auténtico en la medida
de representar la expresión de un amor verdadero
y responsable. El lenguaje corporal se vuelve así
un medio para comunicar de manera profunda el
amor en una dimensión nueva, una dimensión que,

42
en momentos especiales, puede hasta volverse tras­
cendente, haciendo transparente la belleza de Dios.
Descubriendo así lo que la sexualidad podría
y debería ser, queda claro que las expresiones
sexuales del ser humano siempre están ligadas a
la ética sexual. Esa ética puede ser resumida por
los siguientes principios básicos:
• Los cariños no pueden ser medios para al­
canzar un objetivo, pero deben ser expresión de
amor, adecuados a la gran evolución de este amor.
• Los cariños no pueden sobrepasar fronteras
a partir de las cuales uno o ambos compañeros
se sientan culpables.
Pero para saber lo que exige la conciencia del
otro, las parejas deben hablar sobre eso. Cuan­
do eso sucede, se abre el camino para el respeto
mutuo, para la responsabilidad y para el recono­
cimiento profundo de la persona que amamos.

Sugerencias básicas para cultivar


la comunicación entre los dos

Para resolver cuestiones íntimas y personales ne­


cesitamos tiempo y oportunidades especiales en
las cuales haya un clima que favorezca la comu­
nicación; sin embargo, eso muchas veces falta.
Los enamorados, habituados al ritmo frenético
de la vida profesional, hasta en el tiempo de ocio
se envuelven en un intenso programa de activi­

43
dades. No están más acostumbrados a disfrutar
el tiempo libre sin hacer nada, contemplar juntos
una bella puesta de sol, soñar o conversar, tienen
miedo del silencio, del tedio. Por causa de eso,
todo el tiempo se envuelven en actividades, de tal
manera que no tienen tiempo ni para conversar;
así podrán conocerse mejor, abrir sus corazones,
hablar de sus necesidades, de sus sentimientos y
deseos.
Las parejas, a su vez, enfrentan problemas pa­
recidos. En el estrés de la rutina, los cónyuges
— como lo muestran investigaciones recientes—
acostumbran conversar menos de diez minutos
por día, y cuando se hablan, en general la conver­
sación es superficial, se comunican para organizar
el día, acuerdan quién va a abastecer la despensa,
ir al banco o buscar a los niños en la escuela. Bus­
can informaciones operacionales y respetan las
viejas preguntas rutinarias que no necesitan de
respuestas. ¿Cómo estás?, ¿todo bien?, ¿dormis­
te bien? No tienen más tiempo para cultivar la
propia relación, porque entonces están absorbi­
dos por los propios quehaceres del día a día o
por la vida de los hijos, incluso hasta se olvidan
de que ellos también tienen necesidad de padres
cuya relación funcione.
¿Pero cómo puede resolver ese problema?
Para evitar que la relación sea superficial, de tal
manera que las parejas no se vuelvan cada vez
más extrañas una a la otra, la comunicación debe

44
ser cultivada mucho más; no obstante, para eso
es necesario crear condiciones adecuadas:
• Reservar semanalmente un horario fijo para
conversar y tener tiempo uno para el otro.
• Crear condiciones que tornen ese encuen­
tro muy agradable y relajado. Escoger un lugar
tranquilo, sin teléfono, hijos o mascotas.
• No sólo hablar de problemas, sino inter­
cambiar ideas, discutir sobre temas de actualidad,
películas, acontecimientos; hacer planes, hablar de
sueños, fantasías y deseos.
• Una copa de vino, un bocadillo, una cerve­
za, un cafecito con pastel estimulan el bienestar.
• Hay personas (sobre todo hombres) que prefie­
ren conversar durante la caminata al parque, durante
una comida o hasta comunicarse con su propia
esposa o novia por Internet, ya que así se sienten
más a la voluntad y menos expuestos a hablar de
sus sentimientos.
Cualquiera que sea la forma escogida, lo que
importa es que los dos se aproximen y se conozcan
de forma íntima y personal. Así, la propia esposa
puede volverse de nuevo la novia o la amante y,
cuando los dos tengan un encuentro marcado,
el ritmo cardiaco acelerará como en los tiempos
de su adolescencia. Nacerá una intimidad entre
ambos que hará que cada uno reconozca al otro
como jamás alguien lo reconoció. Sobre ese reco­
nocimiento profundo que sólo el amor hace posi­
ble vamos a hablar en el capítulo siguiente.

45
SINTESIS 5
Hablar el uno con el otro
es esencial para el amor

“Yo-informaciones”
En vez de
“Usted-agresiones”
Conversar es esencial
para conocer:
• A uno mismo.
• Al otro, con sus Crear una cultura de comunicación
necesidades, deseos con:
y frustraciones. • Horario fijo.
• Ambiente sin interferencias
externas.

i
Una comunicación constructiva posibilita: La prevalencia del uso de
-La negociación para buscar soluciones mecanismos positivos de
viables para ambos. comunicación (sonrisas,
-La apertura mutua. elogios, cariños, interés,

Construir corresponsabilidad en cuestiones relevantes como:


• Iniciación sexual.
• Paternidad responsable.
• Prácticas sexuales.

Así, la sexualidad se vuelve un medio


especial de comunicación del amor

46
Es en el amor
donde se reconoce al otro

Los tesoros escondidos

Existe un conocimiento que sólo en el amor pue­


de ser realizado; se trata de aquel conocimiento
profundo del cual habla la Biblia, y por el cual
ella quiere designar la unión sexual.
Pero este conocer comienza mucho antes de la
unión sexual, ésta de cierta manera se inicia con
la aproximación de dos personas, pues es sólo en
el amor donde el hombre se vuelve capaz de co­
nocer las profundidades existenciales de otro in­
dividuo; aquel que ama descubre en la persona
amada toda la riqueza de potencialidades y cua­
lidades. Por medio del amor, estas posibilidades
serán despertadas y se volverán realidades. Eso
nunca hubiera sucedido sin que aquella persona
hubiera sido amada.
Es en el amor que el hombre se desenvuelve;
desarrolla cualidades que nadie, sino el novio o
la novia, puede revelar y conocer.

47
La psicóloga jungiana Verena Kast sintetiza todo
este proceso extraordinario en una única frase:
"El(la) novio(a), por medio de su encanto má­
gico, transforma a la persona amada en aquello
que podría haber sido el proyecto original de
Dios para esa persona" .7
El amor funciona como un catalizador en la
química: posibilita reacciones que serían impo­
sibles. En química, el contacto del catalizador
con ciertas sustancias provoca transformaciones
fuertes; esas sustancias, aisladas, son inertes y tal
vez ni presenten características específicas. No
obstante, de repente a partir del contacto con el
catalizador, aquella sustancia sin color desarrolla
colores intensos, aquella otra cosa sin olor sor­
prende por sus olores fuertes y una tercera, antes
sin fuerza alguna, se transforma en un explosivo
potente. Entre dos personas puede suceder un
proceso similar. El amor funciona como un catali­
zador capaz de evocar cualidades escondidas, de
provocar transformaciones milagrosas y de ha­
cer aparecer tesoros ocultos. Aquella muchacha
con la voz extraordinaria que tiene vergüenza de
cantar, comienza a valorar su don de cautivar al
mundo con la dulzura de su canto; aquel hombre
introvertido y excitante descubre su capacidad
intuitiva de escuchar y de comprender a otras
personas, y así se vuelve un excelente psicólogo.
7. Verena Kast, Paare, Beziehungsphantasie oder: Wie Gótter sich in Menschen spie-
geln , Kreuz-Verlag, Stuttgart, 1984.

48
El amor detecta aquello que estaba escondido; in­
centiva y da fuerza para desarrollar algo que quedó
parado; embellece y da confianza, porque la perso­
na amada comienza a percibir por medio de los ojos
del ser que ama. La fuerza creadora del amor puede
ayudar a cada uno a descubrir quién es realmente.

La fuerza de la unión

Esos impulsos estimulan también el desarrollo


de la personalidad de ambos compañeros y for­
talecen su unión. Los lazos se intensifican una
vez que nunca pierden a la pareja como la refe­
rencia esencial de sus vidas. Así, la unión gana
enorme fuerza, y a partir de ese potencial la pa­
reja puede arriesgarse en el mundo porque sabe
que siempre tendrá un refugio seguro. El psicó­
logo humanista Cari Rogers describe ese pro­
ceso complejo con las siguientes palabras: "U n
matrimonio que se transforma continuamente
por el desenvolvimiento de cada cónyuge es, sin
duda, una de las mayores fuentes de firmeza que
el hombre pueda conocer. A partir de ahí, él se
siente seguro para aventurarse a un comporta­
miento arrojado, innovador, desafiante, intenta
cambiar su mundo, asumir riesgos, porque sabe
que puede volver a la relación segura" .8
8 .Cari Rogers, Nuevas formas del amor, Ed. José Olympio, Río de Janeiro, 1975,
p. 197.

49
De esta manera, el amor es capaz de transformar
a cada una de las parejas; por medio de la unión
fírme de los dos se forma una base segura que les
permite ir mucho más allá de aquello que habría
sido imposible alcanzar solos, porque sienten
que, una vez que ellos se aman, poco puede afec­
tarlos. Ellos construirán con su amor una puerta
segura que los protege y, al mismo tiempo, los
posibilita a arriesgarse en nuevos horizontes in­
finitos de un mar hasta entonces desconocido.
El Cantar de los Cantares habla de manera ra­
dical de esa fuerza indestructible que es el amor,
de esa puerta segura que las aguas no pueden
inundar:

Pues el amor es fuerte como la muerte,


la pasión es violenta como el sepulcro,
sus ardores son llamas de fuego,
sus fuegos son fuegos del Señor.
Las muchas aguas no podrán extinguir el amor
ni los ríos los podrían sumergir.

(Cant 8, 6-7)

Frente a tal extinción del amor, los pesimistas


alegarán que todo eso no pasa de ser una gran
ilusión y una exageración. Contra tal visión
negativa, se necesita resaltar que la fuerza del
amor realmente puede cambiar todo. Alcanzar
tal fuerza es seguridad; sin embargo, es un pro­

50
ceso demorado. En el recorrido de este proceso,
muchos obstáculos necesitan ser vencidos, y es
sobre uno de esos obstáculos y de sus peligros
que se comentará más en el próximo capítulo.
SINTESIS 6
Es en el amor donde
se reconoce al otro

á
En él/ella la persona se realiza
y desenvuelve

Pero:
El amor debe ser
verdadero

52
Amar significa tener
responsabilidad por el otro

La desactivación de los sistemas de defensa

En el amor, los novios se abren uno para el otro.


Todos aquellos sistemas de defensa por los cuales
el hombre normalmente protege la integridad de
su persona, no funcionan más. Un individuo se
abre sin reservas para el otro, hasta en lo más ín­
timo de su ser. Es como si dijera: "¡Mira, así soy!"
Solamente en el amor el hombre se arriesga
en una aventura semejante, o sea, se aproxima al
otro sin defensa y deja al otro conocer sus secre­
tos íntimos; se arriesga porque confía en el otro,
tiene la certeza de que su novia no lo atacará, y
ella, a su vez, puede abrirse porque tiene la con­
vicción de que su novio no irá a violarla, a herir­
la o a faltarle al respeto.
Eso sólo es posible en el amor. En ninguna
otra circunstancia el hombre intenta un paso se­
mejante; sin embargo, en ninguna otra situación
el hombre está tan expuesto y vulnerable. En el

5 .1
amor hacemos algo que ningún señor feudal en
su castillo medieval, o ningún dueño de una casa
en la gran ciudad de hoy osaría hacer: abrimos
las puertas y los portones y desarmamos los más
sofisticados sistemas de protección para dar ac­
ceso a aquello que, para nosotros, es lo más pre­
ciado: nuestros sentimientos más íntimos y per­
sonales. La otra persona puede conocer nuestros
secretos más ocultos una vez que lo permitimos,
porque en el amor creemos que el otro no abusa­
rá de nuestra confianza.

La ambigüedad del amor

De manera intensa se muestra así la ambigüedad


del amor. Abriéndose uno para el otro es posible
obtener el conocimiento profundo del cual ha­
blamos en el capítulo anterior, un conocimiento
que sobrepasa el aspecto intelectual, una unión
existencia! comparable tal vez a una experiencia
mística en el plano religioso; el novio o la novia
se vuelven incapaces de eso porque tienen con­
fianza en el amor.
Pero al mismo tiempo, y aquí se revela la am­
bigüedad, nadie puede violar tan terriblemente
uno al otro como dos enamorados son capaces,
pues cada uno conoce los secretos más íntimos
del otro; cada uno sabe dónde el otro es más
sensible y vulnerable, qué experiencia horrible

54
debe ser ésta, cuando dos personas, al final de su
relación, se tratan con ironía, faltas de respeto,
sadismo y hasta odio.
El amor es peligroso, pero vale la pena vivir peli­
grosamente; vale la pena cuando se tiene la certeza
de que la pareja se mostrará digno de confianza.
En el amor, la persona se entrega a la otra,
pero esa entrega exige de esta responsabilidad.
En el amor, uno se vuelve responsable por el
otro, por su bienestar y por su felicidad; cuan­
to más se vuelve evidente, más podrá ser feliz
un amor; cuanto más uno se siente responsable
por el otro, menos va a exigir algo que el otro no
pueda dar o hacer sin ser herido en su interior.
Esto vale también para aquellas famosas pala­
bras utilizadas por muchos enamorados para pre­
sionar a su novia a tener una relación sexual: "Si
no quieres dormir conmigo, no me amas". ¿Qué
amor es ése que, por medio del chantaje, exige la
realización de un deseo personal sin cuestionar
lo que eso significa para la novia? En un amor así
no existe la responsabilidad.
Amor sin responsabilidad deja de ser amor, o
mejor, nunca fue. Cuando amamos de manera res­
ponsable no preguntamos cómo podemos realizar
un deseo nuestro, pero sí cómo podemos ayudar al
desenvolvimiento interior y exterior de la persona
amada, compartiendo con ella no sólo la felicidad
y los buenos momentos de la vida, sino también
las dificultades y las decepciones.

55
SÍNTESIS 7
El amor significa tener
responsabilidad por el otro

En el amor, los novios se


abren el uno para el otro

— f—
Los sistemas de autodefensa
son desactivados

AMBIGÜEDAD
DEL AMOR
Apertura total Peligro de ser
para el otro explorado

*
Es necesario tener
responsabilidad delante del otro:
En el amor, uno se vuelve responsable del otro

* *
La pregunta básica: Siendo responsable,
¿cómo podemos ayudar al nunca uno de los dos
desenvolvimiento interior exigirá algo que el otro
y exterior de aquel/la que no pueda dar
amamos?

Eso es válido hasta en el ámbito de las relaciones sexuales

56
Amar y ser amado: protesta contra
toda ideología consumista

Amar sin esperar nada a cambio

Parece normal esta situación. Una persona que


ama desea ser amada también. Amar y ser amado.
Es en este flujo constante de ofrecer y recibir que la
persona experimenta hasta las profundidades de
su existencia la dinámica del amor, una dinámica
recíproca por medio de la cual ambos no sólo lle­
gan a conocer los valores profundos del otro, sino
también sus propios valores. Por medio del amor
son descubiertas capacidades en el que ama y en
el que es amado. Es claro que el deseo de todos as­
pira a un amor retribuido por la persona amada;
pero, al principio, hasta amar sin ser amado ya es
suficiente para que una persona se desenvuelva.
El amor en sí no necesita necesariamente de
respuestas, el amor puede existir por sí solo; so­
bre todo entre los jóvenes sucede con frecuencia:
uno se apasiona por otra persona sin que ésta lo
perciba y sin que el amor sea correspondido. Tal

57
amor unilateral puede persistir por un tiempo
prolongado y causar mucho sufrimiento, pero,
a pesar de todas sus limitaciones y problemas,
permite a la persona que ama descubrir algo
esencial para la vida: amar significa dar sin exi­
gir, amar no es un "dar para recibir"; aquel que
ama se entrega sin cuestionar el retorno de esta
donación. Entregándose, la persona se enriquece
— esta es la paradoja de la existencia humana— .
A medida que el hombre se hace presente a sí
mismo, recupera sus propias riquezas, de hecho,
esta es una situación paradójica, aunque sea par­
te de nuestro psiquismo.
Millones de hombres y mujeres no saben más
de eso, ellos quieren buscar en el amor su pro­
pia satisfacción, pero cuanto más buscan menos
alcanzan. Eso es válido en todos los niveles de
amor, hasta en la experiencia del amor sexual.
"Quien busca solamente el placer, luego lo per­
derá"; fue así que el gran psicólogo Viktor Frankl
formuló tal paradoja.
Aunque un amor mutuo sea más fácil y más
feliz, aquel que ama sin ser correspondido tam­
bién experimenta la felicidad del amor. Quien
ama no está más solo; vive para otro y se realiza
de esa forma. El amor no está sujeto a las reglas
del mercado en el cual sólo se enriquece aquel
que recibe. Amar significa ser capaz de dar sin
recibir, y es en ese vaciarse que la persona enri­
quece y se enriquece.

58
El amor en conflicto
con la mentalidad de consumo

La verdad arriba formulada contradice diame­


tralmente el pensamiento del hombre en la so­
ciedad de consumo. En una sociedad en la cual
todo se compra y todo se paga, en una sociedad
en que nada es gratis, donde, por el contrario,
cada uno intenta aumentar su beneficio por
cuenta del otro, el verdadero amor se vuelve di­
fícil, pues en el amor somos forzados a tener otro
tipo de experiencia, en el amor constatamos que
la vida es diferente.
El amor se vuelve, así, la más profunda críti­
ca de nuestro estilo de vida, nos confronta con la
aberración de nuestra civilización consumista y
deshumana. No es sin razón que esta civilización
intenta por todos los medios deformar el amor,
corrompiendo y desviando su verdadero sentido.
Así, el amor está reducido a la sexualidad. La
profunda dinámica de la sexualidad, a su vez, es
reducida a un controlable sistema de satisfacción
y placer: el amor pierde su carácter paradójico. La
experiencia amorosa, que en el fondo es uno de
los últimos reductos contra la ideología de la so­
ciedad de consumo, es dominada e incluida en el
sistema de "dar para recibir". Esa reducción, sin
embargo, en una simple búsqueda de satisfacción
y placer, trae como consecuencia, la deshumani­
zación progresiva del ser humano.

59
Contra esta deshumanización debemos recuperar
la dinámica original del amor verdadero: el amor
fuera del sistema de planificación de la propagan­
da y del consumo, el amor rebelde que hace una
opción consciente en favor de los verdaderos va­
lores, rechazando todos los pseudovalores de la
industria de consumo.
Es muy fácil para una persona poseer el cuer­
po de otra. En la ideología consumista, el amor
se resume a eso: un acto sexual reducido a un
momento de placer. Así, no sólo se pierde la di­
mensión contestadora del amor, sino también el
valor profundo de la sexualidad: se vuelve un bien
de consumo. El individuo es reducido a un obje­
to funcional usado como juguete que divierte o
como un instrumento para dar placer a otros.
Pero existe una inmensa diferencia entre la
realidad de las novelas y aquello que significa
el auténtico amor. Es trágico ver cada vez más a
jóvenes que son seducidos por la propaganda de
un falso amor. ¡Pero nadie protesta!, sólo se la­
mentan cuando vienen a tono lo efectos de tales
falsedades: jóvenes frustrados fumando mari­
huana o inhalando cocaína; muchachas frígidas
cayendo en la cama de varios hombres siempre
en busca de satisfacción que nunca alcanzarán;
adulterios y matrimonios fracasados.
Contra toda esa situación debemos volver a
realizar el amor verdadero: aquel amor que no
pregunta por el grado de placer que resultará de

60
él, pero cuya pregunta primordial es la siguiente:
"¿de esta manera podemos hacer al otro feliz?"
Este amor es la mejor manifestación, la mejor
protesta del individuo contra nuestra sociedad
consumista donde todo tiene su precio. Es una
protesta válida, pues en ella se realizará la felici­
dad del individuo.
No obstante, para alcanzar tal felicidad debemos
conocer aquello que vuelve al compañero realmen­
te feliz. Eso no siempre es fácil, no sólo debido a la
individualidad acentuada de cada persona, sino por
el hecho de que, en la relación, siempre sea necesario
conjugar las perspectivas, a veces muy diferentes en
los dos géneros. Tal hecho complica la compren­
sión, porque hombres y mujeres sienten, piensan
y aman de manera específica. Conocer esas dife­
rencias se vuelve, así, presupuesto fundamental
para que el amor pueda realmente dar resultado.

61
SÍNTESIS 8
Amar y ser amado: protesta contra
toda ideología consumista

Normalmente, aquel También un amor


que ama, desea ser Pero unilateral puede ser un
amado también amor verdadero

El amor verdadero siempre enriquece al individuo


(quien ama no está solo)

f
Pero
Amar = Dar

Paradoja:

____________ ¥____________
La persona se enriquece cuando no
piensa en sí y se entrega al otro

t
Contra eso, la ideología consumista
propaga un amor cosificado
Amor = Sexo Reducción del amor
Sexo = Placer a un sistema de “dar
Placer = Bien de consumo para recibir”

El verdadero amor impugna El verdadero amor es la


esta idea de consumo crítica más profunda al
estilo de vida consumista

Amor = entrega de sí mismo


Amor = enriquecimiento de sí mismo

Protesta contra Amor = preguntar ¿de Realización


la masificación ► qué manera puedo de la felicidad
del individuo hacer feliz al otro? del individuo

62
Hombre y mujer aman
de manera diferente

Somos diferentes en nuestra manera de ser

Existen diferencias entre los géneros; sin em­


bargo, hablar sobre el asunto es bastante difícil,
porque la cuestión en general se transforma
rápidamente en una de esas luchas eternas en
torno de la superioridad de cada género. La ra­
zón para tales discusiones es casi siempre la mis­
ma: la mujer tiene la impresión de que el hombre
no la valora, y el hombre, a su vez, piensa lo mismo
que la mujer. Como consecuencia, uno comienza a
descalificar al otro.
Para que eso no suceda, es necesario hablar
acerca de las diferencias en la manera de ser del
hombre y la mujer. No se trata de valorar, juzgar
o criticar, sino de superar barreras que surgen por
causa del mirar y del actuar diferente de cada uno
de los géneros. En verdad no podemos evitar gene­
ralizaciones, pero vale la pena conocer la enorme
riqueza de los nuevos datos aportados por las más

63
recientes investigaciones,9 que muestran, de mane­
ra precisa, cómo entre los géneros existen realmen­
te claras diferencias biológicas, sociales, culturales
y educacionales. Muchas de ellas son poco conoci­
das, como los matices sutiles en las hormonas, las
variaciones en las estructuras del cerebro y en su
funcionamiento.
Métodos avanzados como las llamadas Imáge­
nes de Resonancia Magnética Funcional (FMRI),
y otros, posibilitan hoy describir con exactitud las
diferencias existentes entre el funcionamiento del
cerebro masculino y del femenino. Las mujeres
tienen, por ejemplo, la tendencia a usar simultá­
neamente los dos hemisferios cerebrales cuando
procesan el lenguaje; los hombres sólo usan el
lado izquierdo del cerebro para el mismo proce­
so. Más allá de eso, en las mujeres el lado derecho
del cerebro, relacionado con el lenguaje, es mayor.
Con estos recursos adicionales no sorprende que,
en general, las mujeres tengan más facilidad en la
comunicación y en la expresión de sus sentimien­
tos; sus fuertes tendencias para hacer conexiones
y ligar las más diversas áreas no se restringen
sólo a los procesos cerebrales. La realidad cotidia­
na muestra cómo es difícil para ellas desligarse
del problema. Cuando una mujer, por la mañana,
peleó en casa con su marido, le es imposible olvi­

9. S. Baron-Cohen, Diferencia esencial , Ed. Objetiva, Río de Janeiro, 2004; S. P.


Springer y G. Deutsch, Linkes-Rechtes Gehim , Spektrum-Akademischer Verlag, Heidei-
berg/Berlín, 1998.

64
dar ese conflicto durante todo el día, cualquiera
que sea su trabajo. La sorpresa de ella es grande
al constatar que, en la noche, su marido ni siquie­
ra se acuerda de lo que aconteció en la mañana,
él fue tan absorbido por el trabajo que la pelea
simplemente desapareció de su memoria. Para la
esposa, tal actitud es incomprensible y significa
indiferencia del marido frente a lo ocurrido. En
la realidad, sin embargo, el comportamiento de él
refleja apenas el hecho de que su cerebro masculi­
no funciona de manera diferente al de ella.

Diferencias típicas entre géneros

Las ciencias nos muestran que no es una u otra


diferencia lo que cambia el comportamiento; es
la suma de todos los factores biológicos, sociales
y culturales lo que hace que hombres y mujeres
actúen, piensen y sueñen de manera diferente.
Saber eso es importante para comprender mejor
el comportamiento del género opuesto y facilitar
así la convivencia con la pareja. Sin entrar en nin­
guna polémica sobre las capacidades de los dos
géneros, podemos constatar, por métodos empíri­
cos, las siguientes tendencias a la diferencia:

Mujeres, en general:
• Se saben comunicar mejor, así como es para
ellas una tarea más fácil expresar sus sentimientos.

65
• Atribuyen enorme importancia a la relación
social y afectiva.
• Necesitan de la confirmación frecuente del
afecto de las otras personas para sentirse bien.
• Quieren llegar a los resultados a través del
entendimiento, de acuerdos y compromisos.
• Tienen necesidad de hablar sobre sus con­
flictos para así superarlos.
• Insisten en discutir la relación.
• ¡No consiguen desligarse de las dificultades
emocionales ni a la hora de hacer el amor!

Hombres, en general:
• Tienen más dificultades para comunicarse y
para expresar sus sentimientos.
• Por eso evitan hablar sobre problemas afec­
tivos. Prefieren ofrecer soluciones y, si la mujer
continúa insistiendo en la discusión, huyen.
• Gustan de hacer algo en común con la com­
pañera para así expresar su amor (sea eso pescar,
asistir a un partido o hacer el amor).
• Tienen más facilidad en el pensamiento ra­
cional-lógico y en la orientación espacial.
• Gustan de la competencia y quieren impo­
ner su posición. Usan métodos más agresivos.
• Tienen dificultades en hacer dos cosas al
mismo tiempo.
• Pueden desligarse de un problema para in­
volucrarse en otros asuntos.

66
Conocer esas diferencias es importante para po­
der hacer la lectura adecuada del comportamien­
to de otro género. Conseguir eso, sin embargo, no
siempre es fácil. Una pregunta aparentemente muy
simple puede tener varios significados, como lo
muestra el siguiente ejemplo:

Es muy probable que cuando una mujer dice a su pareja:


"¿Tú piensas que es necesario cambiar algo en nuestra
relación?", ella no pide, en primer lugar, una respuesta
a esta indagación, lo que ella pretende realmente es pa­
sar a la siguiente información: "Quisiera oír de ti que no
existe ninguna razón para preocuparme, yo continúo
siendo el amor de tu vida". Puede ser, también, que ella
simplemente quiera discutir la relación para librarse de
una duda al compartir sus sentimientos.

Situaciones como éstas demuestran cómo la co­


municación entre un hombre y una mujer es mu­
cho más complicada de lo que parece ser a prime­
ra vista. Diferencias sutiles que existen entre los
géneros llevan a malos entendidos y acusaciones
injustas. Un ejemplo típico para eso es la mujer
que se quejó durante quince años de que el mari­
do no la amaba más, porque raramente demostró
sus sentimientos; sólo descubrió la profundidad
del afecto de él cuando le diagnosticaron cáncer:
en cuanto hizo el tratamiento y se recuperó lenta­
mente, él, todavía joven, envejeció por años y sus
cabellos se volvieron totalmente blancos. El amor

67
profundo que sentía en años pasados había sido
tan obvio para él que nunca había pensado en ha­
blar sobre sus sentimientos. Los cabellos blancos
de él, pero también los miles de cuidados con los
cuales ella lo trataba, la leche con miel que le pre­
paraba, las vitaminas en el café de la mañana, las
consultas con los mejores especialistas, las noches
pasadas en claro al lado de ella, en todas estas seña­
les, ella al final descubrió el amor de su esposo.
Los hombres, de hecho, muestran sus senti­
mientos más por medio de los gestos concretos,
buscando racionalmente soluciones y resolviendo
problemas. Las mujeres necesitan aprender ese
lenguaje masculino, tienen que entender también
que, cuando los hombres se callan, se cierran y
huyen de las grandes discusiones, eso muchas ve­
ces no significa indiferencia, mas sí incapacidad
de soportar un estrés emocional muy grande. Los
hombres, en general, son muy sensibles, ellos so­
portan los conflictos afectivos menos que las mu­
jeres, porque no tienen esa habilidad de hablar
sobre sus sentimientos como ellas. Por causa de
esto, es importante que las mujeres respeten esas
características y no insistan en discutir los pro­
blemas en momentos inoportunos. Toda presión
deberá ser evitada, pues será contraproducente.
Por otro lado, son los hombres los que deben
aprender que el amor de la mujer muchas veces es
realmente absoluto y radical, ella es capaz de casi
todo cuando se siente amada, pero tiene que oír

68
eso hoy, mañana y siempre de nuevo; debe sentir,
de todas las maneras posibles, la dedicación que
él siente por ella: por medio de miradas cariñosas,
de gestos especiales, de atención, de tiempo dedi­
cado y de escucharla. Para que ella pueda trabajar
sus problemas y superarlos, necesita tener mu­
chas oportunidades para hablar sobre éstos, so­
bres sus sentimientos, sus dudas y sus angustias.

Establecer sinergias

En ese proceso de aprendizaje, en el cual cada


uno de los dos comprende mejor el lenguaje del
otro y descubre la riqueza que existe en la dife­
rencia, se forma la base para algo que va más allá
de todo lo que ya existió:
¡Se establecen sinergias!
Eso significa que cada compañero aprovecha
aquello que el otro tiene y que él no tiene, y vice­
versa. Con eso nacen nuevas energías creativas
que superan en mucho todo aquello que sería el
total de las energías que dos personas solas son
capaces de producir.
Cuando la pareja percibe que ellos, en conjun­
to, son mucho más que la suma de dos individuos,
se abre el camino para que tanto el hombre como
la mujer puedan desarrollar su lado opuesto, que
existe de manera escondida en cada uno; el hombre
puede mostrar su dimensión femenina y volverse
más sensible, más cariñoso y menos agresivo; la
mujer, a su vez, puede mostrar su lado masculi­
no para los riesgos y las aventuras de la vida. En
algunas personas, este lado del género opuesto
siempre existió de forma más desarrollada, en
otras puede desarrollarse de manera espontánea,
no existe el prototipo de mujer u hombre. Nunca
el objetivo puede ser querer encajar a una persona
en cierto tipo estereotipado de comportamientos
femeninos o masculinos, es la suma de todas las
combinaciones imaginables que vuelven a cada
ser humano rico y especial. En tanto, es impor­
tante que los compañeros valoren eso en vez de
intentar igualar a otra persona a sí misma.
Descubrir las mil fases de ser mujer y de ser hom­
bre hace que una relación se vuelva dinámica y rica.
De la misma manera como el mundo necesita de sol
y lluvia, la relación necesita de femenino y masculi­
no para hacer crecer la vida en toda su plenitud.

70
SÍNTESIS 9
Hombre y mujer aman
de manera diferente

Las características y fundamentos,


en general, son diferentes:

Hombre Mujer

• Acción • Facilidad de
• Abstracción comunicación e
• Racionalidad interacción social
• Orientación especial • Discusión de problemas
• Competencia para corregirlos
• Comunicación más difícil • Acuerdos
• Fuga de conflictos • Establece lazos afectivos
• Puede desligarse de un • Empatia
problema • Dificultad para desligarse
de un problema

Esas diferencias se reflejan


en la manera de amar

La mujer debe ------------------------ El hombre gusta de


sentirse amada. Encontrar un hacer algo con ella,
Necesita hablar de término medio Sufre con discusiones
sus problemas para ---------- — --------- acerca de la relación
solucionarlos

L Respetar las particularidades del


hombre y la mujer y descubrir J
la riqueza que existe en la
diferencia. ¡Crear sinergias!

71
Sexualidad: una de las muchas
dimensiones del ser humano

Muchas personas están en busca de la plenitud


en el amor. Esa búsqueda se manifiesta, a veces,
de manera grotesca, por no decir trágica.
Desesperadas para vivir el gran amor, muchas
jóvenes y mujeres de todas las edades confunden
el amor con la sexualidad, aceptan invitaciones
para tener sexo en situaciones bastante prosaicas
y con hombres que, a veces, no conocen. ¿Qué su­
cede en estas experiencias? En la búsqueda para
encontrar grandes pasiones, sentimientos profun­
dos, un romanticismo poético o hasta una aven­
tura que lleve al príncipe encantado, las personas
se decepcionan, se lastiman y se frustran. Y eso
no sucede sólo con ellas, que cada vez toman más
la iniciativa y quieren, activamente, conquistar su
lugar; hombres y mujeres muchas veces se olvi­
dan de que la sexualidad es una de las muchas di­
mensiones del amor, pero no es todo. Se olvidan
también de que la sexualidad, en su sentido más
profundo, debería ser más aquello que la mentali­

72
dad consumista hace de ella misma: un bien para
ser consumido, un medio para alcanzar placer, sa­
tisfacción y nada más.
Contra tal profanación de la sexualidad dentro
de una mentalidad consumista, tenemos que re­
cuperar su sentido profundo, reconocer que ella
es parte de la totalidad del ser humano y no de­
bería ser aislada de las otras dimensiones, debería
ser vista dentro de la relación amorosa en su in­
tegridad. Es ella la que permite que la persona se
comunique de forma muy íntima y personal con
su pareja.
De esta manera, la sexualidad no es negada
ni sobrevalorada. La persona lucha con sus im­
pulsos sexuales con competencia, sin entrar en
un estado de dependencia y, al mismo tiempo,
la sexualidad tampoco necesita ser negada o
excluida. Con su integración en el conjunto de
otras dimensiones, la persona gana la oportuni­
dad de tener, por mediación de ella, la experien­
cia de la trascendencia: "Cuando a veces se logra
esa entrega total en el acto sexual, cuando dos
personas que se aman [...] se unen en el éxtasis
de los sentidos, sobrepasan sus propios límites y
se sienten parte de algo muy grande".10
Es esta experiencia estática y trascendente a
la que tantas personas aspiran y que tan pocos
alcanzan. Es una experiencia más allá que se res­

10. H. Jelouscheck, Wie Partnerschaft gelingt, Herder, Friburgo i. Br., 1998, S. 157.

73
tringe a momentos especiales, a momentos que
Jelouscheck compara con las experiencias de los
místicos, cuando éstos hablan de su unión con
Dios.11 Son estos momentos raros y extraordi­
narios los que posibilitan al ser humano a vivir
nuevas dimensiones y pasar por experiencias de
extrema profundidad y felicidad. Son tan fuertes
que la persona no soportaría esa intensidad por
mucho tiempo. Nacen a partir de una relación
profunda e íntima que se basa en una mutua con­
fianza y apertura. Con base en eso, la sexualidad
se vuelve expresión de un amor profundo.
Es trágico para muchas personas que, incons­
cientemente, se encuentran siempre en busca de
esa experiencia extraordinaria, pero que se olvi­
dan de que no van a encontrarla en la sexualidad
en sí. La sexualidad es solamente el medio, el
instrumento que posibilita expresar el profundo
amor para la otra persona.
Reconocer eso es luchar para que la relación
se vuelva única y personal, significa fortalecer el
amor y crear así la base para que él pueda ex­
presarse en sus más variadas dimensiones, en­
tre ellas está la sexualidad. De esta manera, la
sexualidad, por medio de su lenguaje intensivo
y especial, cultiva y profundiza los sentimientos
de amor y se vuelve algo muy especial.

I I . Idem.

74
SINTESIS 10
Sexualidad: una de las muchas
dimensiones del ser humano

Contra una mentalidad consumista que profana la sexualidad,


tenemos que recuperar el sentido profundo de ella:
• Es parte de la totalidad del ser humano
• Debería ser vista, desde dentro de la relación, como un todo
• Es una forma íntima y personal de comunicación

No negar No entrar en
un estado de
o excluir la ◄1---------1---------!► dependencia
sexualidad I
f de la misma
El ideal

Integrar la sexualidad
en el conjunto de otras
relaciones

f
Eso posibilita que:
• Se vuelva un medio para expresar un amor profundo—
• La pareja viva momentos de éxtasis y trascendencia

Muchas personas están en la búsqueda de esas


experiencias extraordinarias, pero no las encontrarán
en la sexualidad, ésta es apenas el instrumento para
expresar el amor profundo

75
El elemento "lúdico" en el amor

En la así llamada "Revolución sexual" de los


años sesenta y setenta del siglo XX, la cuestión
de la sexualidad estaba a la alta. Investigadores
estudiaron la frecuencia del orgasmo femenino
y la media de las relaciones sexuales semanales;
los resultados fueron publicados después de ma­
nera popularizada en revistas. Se inició a partir
de esta temática, antes oculta, toda una discu­
sión abierta en la sociedad, en los salones de be­
lleza y hasta en los pasillos de las escuelas; sin
embargo, con y a pesar de todo eso, el porcentaje
de los divorcios creció de manera sorprendente
y el número de parejas decepcionadas alcanzó
niveles alarmantes.
La mayor libertad sexual no había mejorado
la calidad de las relaciones, paso a paso se per­
cibió que esta calidad depende de muchos otros
factores.
Fue evidente que las investigaciones sobre la
sexualidad no resolvieron la cuestión de cómo al­
canzar la felicidad en una relación, los análisis so­

76
bre el patrón de comportamiento sexual, con todas
sus tablas y estadísticas, no consiguieron captar lo
esencial de aquello que los hombres llaman amor.
No obstante, en aquella época, muchas personas se
dejaron de impresionar por los datos presentados
en las investigaciones, y esta actitud no ha cam­
biado hasta hoy. También en los días actuales hay
personas que intentan adecuar su vida amorosa y
sexual a aquellos patrones de comportamiento de
los cuales se habla en artículos pseudodentíficos y
en reportajes sobre cantantes y modelos; sin embar­
go, hadendo eso pierden exadamente uno de los
elementos esendales del amor: la espontaneidad.
En un mundo marcado por una mentalidad
utilitaria, siempre corremos el riesgo de aplicar
estos criterios también a todas nuestras activida­
des humanas. Pero el amor no cabe dentro de las
normas de eficacia y utilidad.
El amor, de cierta manera, tiene algo que se
asemeja a una fiesta. En una fiesta verdadera hay
espontaneidad y creatividad; el momento es de­
cisivo en la idea y es espontáneo; acabando con
eso, se acaba con la fiesta también.
En el amor la situación es semejante. Si lo en­
carcelamos en las exigencias del pensamiento
utilitarista, matamos su significado. El éxtasis
amoroso de Romeo y Julieta no se orientaba por
las estadísticas y finalidades prefijadas, y lo mis­
mo vale para los juegos felices de dos enamora­
dos en el parque de la ciudad. La espontaneidad

77
de ellos, sin embargo, no puede acabar cuando
ellos se casen, su experiencia de que el amor es
una feliz fiesta debería continuar.
En vez de eso, se observa que en muchas pa­
rejas sucede exactamente lo contrario. Después
de pocos años, el amor de ellos se transformó en
tedio y la espontaneidad festiva de la experien­
cia amorosa dio lugar a la rutina. El éxtasis de
Romeo y Julieta se perdió. Tal situación, en mu­
chos casos, no se estableció por causa de la mo­
notonía del amor doméstico, ni por los intentos
forzados de alcanzar las normas establecidas de
cierto "patrón de comportamiento sexual".
En los siglos pasados, el amor y la sexualidad
estaban primordialmente subordinados a la fina­
lidad de procreación, sólo después del Concilio
Vaticano II esta visión normativa fue superada.
Pero, en vez de que el amor evolucionara en un
desarrollo mutuo y personal que envolviera to­
das las dimensiones del ser humano, muchos se
fijaron en otras normas y finalidades; éstas no son
formuladas por la Iglesia, sino por los medios de
comunicación de una sociedad de consumo.
Así, sin embargo, nuevamente terminan con
la espontaneidad y los "juegos" alegres del amor.
Las nuevas normas se llaman "satisfacción del
deseo", "placer", "orgasm o", "dos o tres relacio­
nes sexuales por semana" y "orgasmo simultá­
neo" a todo precio. Esta última exigencia, sobre
todo, se encuentra en muchos libros. A veces se

78
piensan verdaderas recetas para novios con el
fin de que, en su vida conyugal, se aprenda a al­
canzar tal orgasmo simultáneo.
No obstante, con todo eso se destruyó exacta­
mente aquello que es uno de los elementos clave
de cada expresión sexual: la libertad espontánea
fuera de todas las exigencias y de todas las fi­
nalidades, ¡esa es la espontaneidad festiva que
hoy debemos volver a aprender! El amor es algo
espontáneo, contiene elementos de juego y de
experiencia lúdica.
Hoy, sin embargo, en vez de estar libres, sose­
gados y lejos de las exigencias en cuanto a efica­
cia, muchos, en la realización de su amor, se ven
de nuevo frente a las presiones por eficiencia y
objetivos.
La unión y mutua entrega de dos personas
nunca puede ser efectiva si sucede en un clima
de estrés, de presiones y de luchar por el poder
entre las parejas. La psicología muestra cómo la
problemática de esa lucha viene siempre más a
tono también en el nivel de la relación sexual.
Rechazo, eyaculación precoz y hasta la agresivi­
dad corporal son algunas de las formas por las
cuales se manifiestan conflictos ocultos. En su
base, muchas veces está la no aceptación o, del
otro lado, la exacerbada acentuación de la eman­
cipación de la mujer.
Para evitar que tales situaciones sucedan, es
de suma importancia que se pueda crear un cli­

79
ma relajado. En él, la relación sexual tiene condi­
ciones para desarrollarse en un clima de mutua
confianza, libre del miedo y de los recelos, en un
clima que deja de lado las pequeñas tristezas, las
frustraciones, toda la carga de las obligaciones y
necesidades para así alegrarse y festejar de ma­
nera espontánea.
Pero encontrar estos elementos en los cuales
cada una de las parejas tenga la responsabilidad
no es siempre fácil hoy en día. En general, los
dos compañeros trabajan fuera y llegan a su casa
exhaustos; crear un clima de armonía, de mutuo
abrigo y comprensión, sin exigencia y sin imposi­
ción, se vuelve una tarea complicada. Desligarse
de los problemas fuera y dentro de la relación,
relajarse y abrirse al otro no siempre es posible,
pero es importante saber que estas dificultades
son normales. La mayoría de las personas que
viven en relación estable pasan por eso.
Una de las consecuencias, más allá de ello, es
el hecho de que la frecuencia de sus relaciones
sexuales sea, en general, menor de lo que era en
las generaciones de 40 o 50 años atrás. Pero eso
no tiene ninguna importancia y no debe de traer
preocupaciones, lo que cuenta son los elementos
especiales, cuando suceden, y en los cuales los
dos compañeros logran superar las limitaciones,
olvidándose de sí mismo, de sus penas, de sus
impedimentos para encontrar en la unión con el
otro la dimensión trascendente del amor.

80
A partir de esa perspectiva debe ser superada lo
más rápido posible la visión de una sexualidad
fijada en números de frecuencia y normas de efi­
ciencia. La búsqueda egoísta por el placer debe
dar lugar a una concepción del amor marcada
por la generosidad y la libertad. Tal visión recu­
pera el carácter festivo del amor que anima a las
parejas a ser ellos mismos, contra todas las pre­
siones de las investigaciones sobre el patrón del
comportamiento sexual y contra las normas es­
tablecidas por revistas disponibles en los salones
de belleza.
En el amor sexual, la cuestión fundamental
no debe ser "si cumple las exigencias y cobros
establecidos en las estadísticas", en vez de eso,
la cuestión fundamental es ésta: ¿cómo puedo
hacer al otro feliz?
Para que tal objetivo se pueda realizar, es urgen­
te redescubrir también en el amor la espontanei­
dad y el gran elemento lúdico, desligado de toda
distinción en primera, segunda y tercera finalidad.
El amor es total y envuelve a todo el hombre.
El amor da a la persona la posibilidad de ex­
perimentar su vida, desvinculada de toda finali­
dad utilitarista, pues es en esta experiencia que
los amantes descubren su sentido de ser. Las pa­
rejas unidas rompen la rutina cotidiana.
En la espontaneidad del amor, en los mo­
mentos serios y en los juegos, los que se aman
descubren la libertad de ser ellos mismos, de ser

81
personas que tienen valor sin necesitar ser útiles
para alguna finalidad. Descubriendo eso, tocan
aquella esfera lúdica que, finalmente, es la esfera
de Dios. Dios es amor, y él no tiene otro fin sino
a sí mismo. En su amor terrestre, el hombre es
capaz de tocar la esfera de Dios en su dimensión
lúdica, de libertad y de creatividad.
Es de esta manera que el amor da sentido a la
vida. Es así que el amor libera y vuelve a la per­
sona capaz de respetar al otro; es así que el amor
despierta una nueva visión del hombre, del
mundo y de Dios. Pero un amor así no se sabe de
manera automática, ¡el amor así es aprendido!,
no sólo en el periodo del noviazgo sino durante
toda la vida.

82
SINTESIS 11
El elemento "Indico"
en el amor


En el amor espontáneo y lúdico se siente la presencia de Dios.

83
Fidelidad en el mundo
real y virtual

Se habló mucho en este libro sobre el enriqueci­


miento que el amor puede traer para las personas
que se abren mutuamente una a la otra. Apertu­
ra significa riesgo y exige de ambos compañeros
respeto y responsabilidad.
Pero:
• ¿Qué hacer si las cosas no resultan?
• ¿Qué sucede si el(la) novio(a) no se muestra
digno(a) de confianza?
"Perder al compañero por causa de otro es
peor que perderlo por causa de m uerte". En
palabras de esa señora se refleja toda la amar­
gura de sus sentimientos violados: pérdida de
la autoestima, de la confianza en sí misma y en
el otro, inseguridad sobre su identidad, sobre el
futuro y, finalmente, el cuestionamiento en cuan­
to a la culpa, a los valores, a las conductas y en
cuanto a la propia apariencia. El mirar del otro
que antes valoró la persona dio lugar al propio
mirar inseguro, desorientado, pesimista.

84
Pasar por estos momentos es extremadamente difí­
cil; también en tiempos donde los medios de comu­
nicación nos hacen creer que nada, ni el amor, fue
hecho para la eternidad. Como alternativa se pro­
paga lo efímero, el gozo del momento. Infidelidad
y cambio de pareja son actitudes vistas como algo
que es parte del juego, en un mundo de seducción,
de eterna juventud y de belleza exterior.
Los números estadísticos, a pesar de toda su
relatividad, reflejan estas tendencias, crece el nú­
mero de traiciones en el amor y, entre las personas
que traicionan, hay un número cada vez mayor
de mujeres; sin embargo, la motivación para es­
tos acontecimientos no es siempre la misma para
ambos géneros. Las mujeres son infieles sobre
todo porque buscan cariño y afecto, o porque
buscan autoafirmación después de una traición
de la pareja. En cuanto para ellas venganza, fal­
ta de amor o comprensión son las motivaciones
principales, en los hombres predominan otros
motivos; para ellos, atracción corporal, búsque­
da eterna de la juventud, aventura y conquista
son estímulos fuertes que llevan a la infidelidad.
Para ambos, tal infidelidad no sucede nada
más cuando la calidad de la relación existente ya
está deteriorada; sucede también por razones de
seducción y pura atracción. Pero tal seducción y
atracción, en muchos casos, no viene necesariamen­
te de un ser real de carne y hueso. La infidelidad su­
cede hoy, en verdad, más en el mundo virtual, en el

85
universo del Internet. Esa infidelidad puede en­
volver a la persona de forma radical, como cual­
quier otra forma tradicional de infidelidad. En el
mundo virtual se crean dependencias emociona­
les entre personas que se conocen apenas por me­
dio de la pantalla de la computadora y que nunca
se encontraron en la realidad.
¿Cómo explicar este fenómeno? Son varios
los factores que contribuyen para tal cuadro, en­
tre ellos necesitamos mencionar el deseo por lo
nuevo y la atracción por lo desconocido, que se
manifiesta sobre todo cuando el tedio y la rutina
invaden la relación ya existente.
Pero muchas veces la causa es otra: la persona
huye de la soledad que vive en la relación con su
pareja. En una sociedad tecnócrata, los contac­
tos interpersonales se vuelven siempre más di­
fíciles. Crece así un vacío afectivo. Las personas
buscan contactos para superar el vacío, pero al
mismo tiempo, tienen miedo de la proximidad
con otras personas, la intimidad causa miedo;
es el miedo de involucrarse, de exponerse y de
lastimarse. Por causa de eso las personas buscan
contactos por Internet.
Muchos no quieren o no son capaces de vivir
experiencias reales, el espacio cibernético promete
el anonimato y, con eso, una aparente libertad sin
límites. Fantasías, deseos y necesidades pueden
ser expuestos sin que la persona necesite tener ver­
güenza; todo es provisorio y sin compromiso, no

86
existe el bagaje de una relación íntima y personal
de largos años, en el cual cada palabra pesa por­
que está ligada a toda una historia en común y, por
causa de eso, pueda lastimar. Problemas económi­
cos, dificultades con familiares, amigos y colegas,
no interfieren. Los dos intemautas se encuentran
como en un vacío, libres de las interferencias no
deseadas. La garantía de lo provisorio y la respon­
sabilidad del desistimiento sin compromiso dan la
ilusión de una falsa seguridad y, al mismo tiempo,
de una libertad ilimitada.
Pero es exactamente ahí donde las personas se
engañan, la exhibición de los deseos más íntimos
y personales las compromete mucho más de lo
que ellas piensan. También en un encubrimiento
virtual hay una persona que se envuelve con otra,
aunque esa otra persona sea desconocida. Muchas
veces se tratan más de fantasías y de proyecciones
que de realidad. Cuando en esa aventura sucede
alguna forma de sexo virtual, también eso influye
y cambia a las personas que se aventuran en él, sea
por medio de las prácticas e imágenes de ciber-
sexo, sitios pornográficos, chats eróticos o por me­
dio de la webcam, que muestra la imagen de otra
persona, o con grupos que tienen su efecto sobre la
persona que realiza el contacto; ella comienza a ver
el amor y la sexualidad de otra manera.
En el mundo virtual, la sexualidad deja de ser
expresión profunda del amor entre dos personas,
y queda reducida a un objeto que, sobre todo en

87
el caso de la mujer, debe ser conquistado y someti­
do, si es necesario, a la fuerza. Así se pierde todo el
respeto y toda la dignidad de la persona humana.
Los límites entre el mundo cibernético y el
mundo real se confunden. Con la aventura vir­
tual, la persona gradualmente se aleja del mundo
real y de la relación ahí existente; se aísla en un
mundo cibernético olvidándose del tiempo, de
los compromisos, de los amigos, y hasta del mis­
mo cónyuge y de los hijos. Así, se vuelve infiel en
contactos efímeros o en una relación con otra per­
sona, ya que aparentemente es mucho más fácil y
atractivo, porque defectos y debilidades pueden
ser maquillados y, por tanto, escondidos. Cuando
la persona despierta de sus sueños y fantasías
del mundo virtual y se confronta con la verda­
dera situación, muchas veces ya es demasiado
tarde, se crea una dependencia de la cual no es
fácil librarse. A veces, lograr tal libertad sólo es
posible con ayuda profesional.
Por otro lado, el novio o la novia real pierden la
confianza en aquella persona que la traicionó, sea
por caminos virtuales o reales. El distanciamiento
subsecuente entre la pareja original muchas veces
no puede ser superado.
Esta es una problemática que no sólo surge en
contactos virtuales. Con la emancipación de la
mujer y su integración en la vida profesional, am­
bos compañeros se involucran cada vez más en su
trabajo y se ausentan del espacio común durante

88
buena parte del día; intercambian ideas con cole­
gas y viven en un ambiente profesional marcado
por intereses, ambiciones y valores similares. Las
actividades en común y la mutua influencia acer­
can a las personas, y entonces se crea en el trabajo
una intimidad que, muchas veces, es mayor que
aquella existente en casa entre los cónyuges o los
novios. Éstos, así, se alejan mutuamente hasta vol­
verse extraños uno con el otro. Eso sucede, sobre
todo, cuando en el estrés del día a día los novios
o las parejas no reservan tiempo para cultivar su
relación; sin embargo, se crean situaciones pro­
picias para provocar el rompimiento de los lazos
entre parejas y hacer surgir casos extraconyugales
con compañeros de trabajo. Mantener la felicidad
realmente se convirtió en una tarea muy difícil
para muchos.
¿Qué se puede hacer para impedir que dos
personas, que al inicio del amor se abrieron en
su ámbito íntimo y personal, de repente se vuel­
van infieles? ¿Qué evita que el joven novio o la
joven novia, que confiaron incondicionalmente
en su pareja, de repente se abandonen?, ¿Qué
puede suceder para que las personas que se iden­
tificaban totalmente con un proyecto de vida en
común, de un día para otro no encontraran más
sentido en la vida porque su relación fracasó?
No existen respuestas simples para estas pre­
guntas tan complejas. Intensificar los mecanismos
de control o amenazar con sensaciones morales y

89
religiosas no funciona más. En lugar de inver­
tir en mecanismos represivos, debemos reforzar
todo aquello que puede ayudar a construir y a
fortalecer la relación amorosa. La fidelidad es la
consecuencia natural de una buena relación y
es por causa de eso que es fundamental realizar
todo un trabajo de prevención, el cual debe con­
siderar necesariamente los siguientes puntos:
• Confrontar a las personas con la realidad cho-
queante de aquello que significa infidelidad (pro­
mover una discusión de la problemática a través
de las películas que no banalizan la infidelidad;
contar con la ayuda de profesionales especializa­
dos e invitar a la reflexión a parejas que ya pasaron
por estas dificultades).
• Insistir que ambas parejas se prevengan des­
de el inicio contra cualquier aventura con terceros,
porque, una vez dado el primer paso, se puede
desarrollar una dinámica que escape al control.
Cuando en una relación uno de los dos se siente
atraído por otra persona, es esencial que la pareja
hable abiertamente sobre el problema para poder
superarlo juntos.
• Sensibilizar a las parejas para que conozcan
los mecanismos destructivos de la comunicación
que fragilizan la relación y dificultan la fidelidad.12
• Incentivar todo lo que promueva el desa­
rrollo personal de cada una de las parejas y que
12. Cfr. Christiane Blank, Cree v en el amor sin perder la pasión, Ed. Paulus, Sao
Paulo, 2007, cap. 111,2.1.1.

90
haga crecer la relación entre ambos. Con el de­
sarrollo de una interacción positiva disminuye
el peligro de infidelidad (desarrollar las habili­
dades de la comunicación, las habilidades para
resolver conflictos y el pensamiento positivo).
• Construir una red social en común que dé
estabilidad a la relación (amigos, compañeros,
grupos, movimientos, etcétera).
• Realizar actividades y proyectos en conjun­
to (ocio, formación, compromiso social, aventu­
ra en grupos pastorales de la Iglesia, etcétera).
Todos esos elementos contribuyen para que
la fidelidad jamás se vuelva una cuestión ame­
nazadora una vez que la relación es cultivada y
fortalecida continuamente, ¡es el mejor camino
para prevenir la infidelidad!

91
SÍNTESIS 12
Fidelidad en el mundo
real y virtual

Hoy es imposible La infidelidad de la pareja alcanza


controlar la infidelidad profundamente la persona del otro:
• Pérdida de confianza
• Violación de sentimientos íntimos y
• Anonimato de las grandes personales
ciudades • Deterioro de la autoestima
• Contacto intensivo entre • Cuestionamiento de los propios
el hombre y la mujer en el valores, creencias y conductas
trabajo • Duda acerca del proyecto de futuro
• Pluralismo de los valores

f
• Infidelidad en el mundo real
y virtual

Las personas quieren:
• Superar la soledad
• Quedar en el anonimato -------------------- »
• Huir de los compromisos
Peligros:
• Gozar del momento
• Mundo real y virtual se confunden
• Mantener distancia de
• La persona se envuelve, queriendo o no
los problemas reales
• Se vuelve dependiente
• No mostrar las propias
• Adopta nuevos parámetros y valores
limitaciones
• Pierde la orientación en el mundo real
• Realizar sus fantasías
• Los lazos profesionales y familiares se
rompen

• Fortalecer la relación ya existente entre la pareja


• Desarrollar la responsabilidad personal
• Construir una red social que dé estabilidad a la relación
• Desarrollar proyectos en común con la pareja

92
La fuerza transformadora
del pensamiento positivo

¿Usted siempre está de buen humor y dispuesto a


todo?, ¿y su pareja? Formular preguntas banales en
el contexto de una cuestión tan noble como el amor,
para muchas personas parece hasta indignante.
Pero la realidad concreta de la convivencia coti­
diana muestra que tona indagación como la que fue
hecha arriba, en nada es lejana. Una novia o esposa
siempre malhumorada transforma la casa más lin­
da en un lugar que el compañero evitará; un novio
agresivo que se irrita con el menor acontecimiento
inspira miedo y pavor. En estas condiciones es im­
posible que dos personas puedan formar intimidad
o construir proyectos en común.
Para la convivencia armoniosa de dos personas
es de suma importancia saber cómo los compañeros
se perciben a sí mismos, a otras personas y al mun­
do. Una persona con pensamiento positivo:
• Incentiva proyectos para el futuro.
• Facilita la superación de momentos difíciles
porque percibe siempre el lado positivo de las

93
cosas. Así, los dos compañeros se vuelven más
fuertes para enfrentar las adversidades.
• No queda paralizada o indiferente cuando
sucede algún contratiempo; una vez que no cree
en el destino fatal, confiando en su propia capaci­
dad de transformar las cosas en algo mejor, esta
persona reacciona y se enfrenta a las dificultades.
• Cree en su pareja porque confía en sus cua­
lidades y apuesta a sus potenciales.
• Está de buen humor, valora a las otras perso­
nas y cosas proporcionando bienestar y calidad
de vida. En su convivencia, la pareja se siente
relajada y con deseo porque no tiene que temer
constantes críticas, reclamaciones o sensaciones.
• Aumenta la autoestima de la pareja. El mi­
rar positivo hace crecer en el otro todo lo que
existe de positivo y favorece así la autoestima de
esa persona.
Los aspectos mencionados arriba son esencia­
les para una vida de dos. La pasión fulminante
es formidable, pero no para todos los momentos;
la atracción corporal disminuye con el pasar de
los años; sin embargo, el pensamiento positivo
de la pareja es para todos los días y todas las ho­
ras en el presente y en el futuro, lo cual propor­
ciona calidad de vida a la convivencia en común
y, así, se crea un enorme potencial de bienestar.
Pero algunos escépticos cuestionarán este posi­
tivismo una vez que vivimos en un mundo lleno
de problemas. ¿Cómo una persona puede ser tan

94
optimista?, ¿será que ver el mundo de manera tan
positiva no significa simplemente negar los pro­
blemas existentes y no querer exagerar la realidad?
Ésas y otras objeciones pueden ser escuchadas, ¿será
que tienen fundamento?, ¿qué responder?
La primera respuesta, nos parece, es ésta:
¿quién realmente percibe la realidad objetiva: el
pesimista o el optimista? La psicología construc-
tivista nos muestra que, en el fondo, ninguno de
los dos tiene la verdad pura, ya que la realidad
pura no existe. Si dos parejas asisten al mismo
acontecimiento, nunca y jam ás para ellos esta
situación será vista de la misma forma. No hay
realidad posible porque cada una de las perso­
nas construye "su realidad" y "su verdad" a par­
tir de su perspectiva específica, perspectiva, por
cierto, que se formó en el correr de la vida y a
partir de las experiencias hechas en la interac­
ción con otras personas y con el mundo. Siendo
así, cada persona desarrolla cierto modo de ver
y de interpretar el mundo, ella percibe su entor­
no a partir de su lente que varía de persona a
persona. Así, la misma realidad gana tonalida­
des diferentes, pero positivas o negativas, según
quien la contempla. Para cada individuo la mis­
ma realidad despertará otros sentimientos, otras
expectativas y angustias.
El psicólogo estadounidense Martin Seligman
se preocupó por las consecuencias concretas de
ese fenómeno. Constató que la forma como la

95
persona interpreta los acontecimientos influirá
también en la manera como actuará. Si una per­
sona siempre espera lo peor (muchas veces por
causa de experiencias desalentadoras vividas en
el pasado), interpretará la realidad a partir de es­
quemas negativos. Consecuentemente, esta per­
sona no cree en su propia fuerza transformadora
para vencer las adversidades; en vez de eso per­
manece parada frente a los obstáculos, sean éstos
imaginarios o reales. Así, pierde toda su energía,
preocupándose con las desgracias sufridas o con
las desventuras que podrán suceder en el futuro.
Pero en vez de ver las situaciones a partir de ese
punto de vista, es posible tener una perspectiva po­
sitiva. A partir de ella los mismos acontecimientos
podrán dar nuevos impulsos para una reflexión so­
bre la relación íntima y personal de las dos personas.
Así, la interacción entre la pareja depende
mucho de cómo cada uno interpreta el actuar de
su pareja; si un novio o una novia interpretan la
realidad a partir de esquemas negativos, él(ella)
no es capaz de actuar de forma constructiva y,
consecuentemente, la relación ira deteriorándo­
se. Pero no debe ser así. Felizmente, actitudes
pesimistas como aquellas descritas arriba tienen
cura. El ya citado Martin Seligman muestra en
su libro Aprenda a ser optimista que el pensamien­
to positivo puede ser aprendido.13 El punto críti­

13. Cfr. Martin E. P. Seligman, Aprenda a;ser optimista, Record, Río de Janeiro, 1990.

96
co donde tal aprendizaje debe comenzar está en
la interpretación de los acontecimientos.
Todo lo que sucede puede ser visto e inter­
pretado de varias maneras, y cada persona, en el
transcurso de su vida, desarrolla cierto modo de
explicar los acontecimientos. Hay quienes tien­
den a interpretaciones pesimistas. Para prevenir­
los, Seligman recomienda que la persona no se
precipite, en vez de eso debe crear cierta distancia
y someter su modo de interpretar los aconteci­
mientos a un cuestionamiento crítico:
• Primer paso: ¿Qué pruebas tengo de que la
situación fue negativa?

Ejemplo: Mi esposa hoy no me quiere dar un beso.


Interpretación negativa: Ella no me soporta más.
Pregunta crítica: ¿Será que justamente volteó la cabeza?

• Segundo paso: ¿Será que existen otras interpre­


taciones? ¿Será que fue tal vez por causa de su gripa?
¿Será que fue por causa de mi mal humor de ayer?
• Tercer paso: Igual si la situación no fue muy
buena, ¿será que las consecuencias son tan malas
como yo temo? ¿Será que no quiere saber más de
mí? ¿Será que la tristeza que está sintiendo con
relación al día anterior durará para siempre?
• Cuarto paso: ¿Para qué adelantarse ahora si
me atormento? ¿Puedo hacer algo en el momen­
to para mejorar la situación?, Si eso no es posi­
ble, mejor preocuparse con otras cosas.

97
¿Para qué preocuparme por cómo será la situa­
ción si ella me abandona?, ¿Puedo hacer algo para
evitar eso ahora?, ¿no? Entonces es mejor invertir
las energías en el trabajo para llegar a mi casa más
temprano y así poder hablar con ella con calma.
La valoración crítica, conforme con el ejem­
plo, ayuda a la persona a relativizar sus prime­
ros impulsos de miedo y de pesimismo; de esta
manera, es posible corregir la tendencia para la
interpretación negativa. La reflexión profunda
conduce a una claridad mayor, a nuevas pers­
pectivas más complejas y menos polémicas. Con
el cambio de interpretación puede cambiar todo el
cuadro. Si la persona aprende a buscar para el mis­
mo acontecimiento explicaciones positivas en vez
de negativas, ésta va a cambiar de vida, se vol­
verá más resistente, confiará en otras personas y
en la propia capacidad de influir positivamente
en las situaciones; no desistirá tan fácilmente por­
que pasará a creer en el buen éxito de los aconte­
cimientos.
En una relación, tal fondo positivo, a partir
del cual las parejas perciben la realidad, es uno
de los factores más importantes para construir
una convivencia feliz. Es en el día a día concreto
que se establece o no una armonía. El psicólogo
John Gottman muestra cómo en cada situación
singular las parejas sólo mantienen un diálogo
exterior entre sí, y al mismo tiempo realizan un
diálogo interior consigo mismos. Si, por ejemplo,

98
el novio se queja de una fuerte jaqueca, depende
mucho de cómo la novia interprete la situación;
esa interpretación se hace simultáneamente a su
reacción exterior por medio de cierto tiempo de
diálogo interior.14
En términos de ejemplo, tal diálogo podría rea­
lizarse de la siguiente manera: al mismo tiempo en
que ella habla al novio, escucha una voz interior,
esa voz le puede decir: "Él siempre tiene algún
problema. Él no es hombre, siempre se queja, no
soporta nada, anda desanimado y enfermo".
Si la voz interior le dice eso, ella no demostrará
comprensión alguna con la pareja y le dirá: "¡Ah,
eso no es así tan grave, todo para ti se vuelve un
drama!, ¡no seas tan débil, enfrenta las cosas!"
Ella generaliza un pequeño problema, le atribu­
ye la culpa y lo desvaloriza llamándolo débil.
Pero la situación también podría desarrollarse
de manera totalmente diferente si su voz interior
le hablase de manera positiva: "Él debe sufrir
mucho si está así. Él es siempre muy valiente, se­
guramente tiene algún problema con sus alum­
nos para tener una jaqueca tan fuerte. Pero eso
va a pasar, voy a darle un pastilla y preguntarle
lo que sucedió".
La imagen positiva que ella tiene de su pareja
hace que el pequeño problema no sea generali­
zado. Prevalece el mirar positivo que atribuye al
14. Cfr. John Gottman, Matrimonios, ¿por qué unos dan resultado y otros no?, Ed.
Objetiva, Río de Janeiro, 1998, pp. 125-127.

99
problema un acontecimiento negativo concreto
que es pasajero.
Es en tales situaciones cotidianas cuando se re­
vela la importancia de esa voz interior que pue­
de dar un significado positivo o negativo a los
acontecimientos, ya que determina en gran parte
cómo actuará la persona, si de manera compren­
siva y constructiva o de manera agresiva y des­
tructiva. Si el mirar positivo para la pareja pre­
valece, lo positivo será interpretado como algo
que no se dio por casualidad, pero que es parte
del cuadro general optimista. La pareja es vista
siempre positivamente; existe una consecuencia
profunda de que, en conjunto, los dos vencerán
todos los obstáculos que se revelan como irre­
levantes frente al enorme potencial de la fuerza
transformadora que está presente en los dos.
Para resolver la capacidad del pensamiento
positivo se recomienda no solamente sujetar la
interpretación de los acontecimientos a un exa­
men crítico; más allá de eso, Seligman recomien­
da basar las interpretaciones siempre en aquello
que es absolutamente fundamental para llegar a
las explicaciones optimistas. Conforme con las
investigaciones del autor, son esenciales las si­
guientes actitudes:15
• No creer que las causas de los acontecimien­
tos negativos son definitivas (ej. "N o tengo suer­
te, nunca tendré éxito en la vida").
15. Cfr. Martin E. P. Seligman, op. cit.

100
• Creer que acontecimientos positivos no nacen
por casualidad, y que tienen causas duraderas (ej.
"No es por casualidad que lo conseguí, sino por­
que soy capaz").
• No buscar explicaciones generales cuando
se fracase en algo (ej. "Ningún hombre sirve",
porque el propio matrimonio no dio resultado).
• No ver la culpa sólo en sí mismo cuando
haya acontecimientos negativos (ej. "N o tengo
paciencia, por causa de eso peleamos siempre").
Es interesante ver cómo la aplicación de princi­
pios aparentemente tan simples puede cambiar la
visión de la persona sobre el mundo y, de modo
especial, sobre la relación con otras personas. Por
causa de eso, Seligman invita a reflexionar real­
mente sobre sus interpretaciones y a tomar acti­
tudes más positivas, eso hace toda la diferencia
acerca de si los mismos hechos están siendo inter­
pretados a partir de un mirar negativo o positivo.
Basado en esa verdad generalmente aceptada
por la psicología, podemos formular una reco­
mendación absolutamente fundamental a la di­
rección de todos los novios y esposos: ¡no dejen
que su relación sea invadida por la negatividad
y por el pesimismo!, Busquen, en vez de eso,
explicaciones positivas, piensen en perspectivas
alternativas que, en cualquier situación, sea tan
mala como sea, refuercen aspectos constructivos.
Los grandes proyectos de la humanidad sólo
dieron resultado porque alguien se entusiasmó

101
por ellos, invirtió en ellos y no desistió. Mantener
la dimensión utópica de un proyecto es necesario,
sea eso un proyecto global o un proyecto personal
que involucre a dos personas que se aman. El poder
del pensamiento constructivo vuelve lo imposible
posible, activa no solamente la potencialidad de la
propia persona, sino también aquélla de su pareja.
La probabilidad de que las malas situaciones sean
superadas aumenta; las energías no están más des­
gastadas con preocupaciones, mecanismos de de­
fensa y actitudes destructivas. Así, mejora la calidad
de vida y de la relación; de esta forma la relación se
orientará hacia el futuro y se volverá positiva.
En este sentido, los autores desean mucha ener­
gía positiva, persistencia y entusiasmo para que
también la realización de su gran proyecto utópico
de amor dé resultado.

102
SINTESIS 13
La fuerza transformadora
del pensamiento positivo

Revaluar una conducta negativa y llegar


a un pensamiento más positivo
¥

r
Algo sucedió

Interpretación Para llegar a una interpretación


negativa más positiva

f f

Desánimo Distanciarse:
Pasividad buscar criterios más “objetivos”
Falta de autoestima para revaluar la situación
Paralización

Examen Distracción
crítico: No fijarse en el
• ¿Pruebas? problema
• ¿Interpretaciones
alternativas?
• ¿Implicaciones?
• ¿Preocupaciones
improductivas?

Interpretación positiva
trae nuevas energías

103
INDICE

Presentación. ¿Cómo volverse feliz en el amor? 5


Saber amar es un arte para ser aprendido 7
El amor romántico como inicio de un proceso 11
Superar las proyecciones es esencial 20
Una buena relación no nace pronto 29
Hablar el uno con el otro es esencial
para el amor 33
Es en el amor donde se reconoce al otro 47
Amar significa tener responsabilidad por el otro 53
Amar y ser amado: protesta contra toda
ideología consumista 57
Hombre y mujer aman de manera diferente 63
Sexualidad: una de las muchas
dimensiones del ser humano 72
El elemento "lúdico" en el amor 76
Fidelidad en el mundo real y virtual 84
La fuerza transformadora
del pensamiento positivo 93

Se terminó de imprimir en los talleres de


EDICIONES PAULINAS, S.A. de C.V.- Calz.
TaxqueñaNo. 1792- Deleg. Coyoacán - 04250
México, D. F., el 8 de Marzo del 2012. Se impri­
mieron 1,000 ejemps. más sobrantes de reposición.
£ i sted quiere ser feliz en el amor?, ¿usted, como tantos
otros, espera encontrar la gran felicidad en su relación?, ¿o tal
vez usted esté indignado/a y decepcionado/a porque su expec­
tativa aún no se ha realizado o porque esperaba más del amor?
En todos estos casos, y en muchos otros, vale la pena recor­
dar que ningún alumno imagina que comprar una pluma será
suficiente para saber escribir, y que ninguna persona piensa que
basta adquirir un carro para poder manejar; sin embargo, amar
es más difícil que conducir un carro.
Este libro quiere dar pistas para que supere las dificultades y
los obstáculos que encontrará en ese camino.
Nadie está exento del aprendizaje del amor.Tal proceso im­
plica pasar por dificultades, sufrir frustraciones y correr riesgos,
pero, al mismo tiempo, trae éxtasis y experiencias maravillosas.
Es trágico que tantos noviazgos comiencen con perspectivas
de aventura y terminen en el desastre de un divorcio, ¡pero no
debe ser así!
Este libro quiere mostrar pistas para que no sea así, ¡leerlo
y aplicar los métodos aquí presentados abre el camino para un
amor feliz y duradero!

www.sanpablo.com.mx

ISBN: 978-607-7648-83-3

SAN PABLO
9 '1 7 8 6 0 7 7 " 6 4 8 8 3 31

También podría gustarte