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SEXUALIDAD Y GÉNERO

UNIDAD III FASE V


TRABAJO INDIVIDUAL

Grettel Johana Petit molina


Cod. 1065819940

CLARA GUZMAN
Tutora.

403014_16
Grupo.

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA- UNAD


ESCUELA DE CIENCIAS, SOCIALES ARTES Y HUMANIDADES- ECSAH
PROGRAMA DE PSICOLOGIA
2017
INTRODUCCIÓN
La sexualidad y género, es un tema que hoyen día ha tenido mucho aguje pese al

sinnúmero de inconvenientes que se han presentado en la sociedad por el querer reconocer

ciertos derechos con lo que respecta a la libertad sexual e ideología de género.

Es necesario tener en cuenta cuales han de ser las verdaderas razones y las

problemáticas que se presentan en la sociedad, que cada día distorsionan la verdadera esencia

en materia, por eso no puede dejar de ser vista como conjunto de condiciones anatómicas,

fisiológicas y psicológico-afectivas que caracterizan el sexo de cada individuo.


Problemática desde la sexualidad y género en el contexto regional

Esta problemática se vivencia con mayor intensidad en algunos contextos regionales,

en donde se ve fácilmente plasmado el trato diferente que reciben las mujeres, por creer que

existen diferencias entre esta y los hombres, así como la poca aceptación que tiene las nuevas

ideologías de género en las zonas del país, primordialmente en la zona caribe.

El cambio de paradigma sobre la sexualidad y el género que comienza en varios de los países

de la región en la década del 70 y que se establece con mayor fuerza alrededor de los años 80, fue

sustantivo para trasladar la noción naturalizada que establecía diferentes funciones a los dos sexos

a una nueva categoría, la sexualidad o la identidad sexual y opciones de género. Por ello, su

tratamiento necesariamente confronta posiciones entre sectores fundamentalistas y tradicionales

y los que pugnan por la autonomía de los y las sujetos y el ejercicio no coercitivo de una sexualidad

impuesta.

Vemos que la identidad o el reconocimiento del género, se ve fundamentado desde hace

mucho tiempo atrás, en donde sectores como el político, social y cultural han jugado papeles

importantes y notoriamente las sociedades en las cuales se pretenda desarrollar el concepto.

Si bien es cierto que resulta útil remitirnos a la génesis del concepto revisando el surgimiento

del mismo, en el contexto histórico en el que se acuñó, a fin de destacar su utilidad en el análisis de

los procesos sociales. En su origen se vinculó casi exclusivamente a la noción de mujer, apelando a

la necesidad de visibilizar su situación, su postergación económica y social así como su reclusión casi

exclusiva a las tareas reproductivas y domésticas.


En ese marco, el modelo prevaleciente de acumulación capitalista consideró que las mujeres

eran un recurso humano desaprovechado y necesario para el desarrollo. Bajo ese enfoque se

fomenta su incorporación a las actividades productivas, promoviendo su inserción al mercado de

trabajo y al sistema educativo para fortalecer sus posibilidades productivas, agregando estas

funciones a las naturalizadas tareas reproductivas, de cuidados y socialización familiar.

En la década de la Mujer (1975-85), se establecieron un conjunto de consideraciones sobre la

problemática femenina, de su tradicional postergación, invisibilidad social y reclusión en la esfera

privada. Las mismas repercutieron decisivamente en el accionar de las políticas públicas y en las

propuestas de las agencias internacionales, centrándose en el tema de su activa participación en el

desarrollo en las esferas reproductivas y productivas y como actor relevante del mismo.

Así fue como se fue adquiriendo el respeto por la distinción de género entre mujer y hombre,

determinando así la productividad de ambos géneros y por ende la aceptación de los dos como

sujetos activos dentro de la sociedad, merecedores de respetos y sometidos a la relación de sujeción

normal dentro de la sociedad.

Por eso la idea sobre la sexualidad, que con el pasar del tiempo se ha ido moldeando, pero

sin perder su significación normal, está dilatándose, a tal punto de concebirse como un atributo no

sólo biológico, sino que está profundamente imbricado en los tiempos culturales y sociales de cada

época histórica. Trata de temas como los cuerpos, y la reproducción, el placer y el goce.

Para Weeks la sexualidad “no es un fenómeno primordialmente “natural” sino como un

producto de fuerzas históricas y sociales… lo que definimos como “sexualidad” es una construcción

histórica que reúne una multitud de de distintas posibilidades biológicas y mentales-identidad

genérica, diferencias corporales, capacidades reproductivas, necesidades, deseos y fantasías-que no

necesariamente deben estar vinculadas, y que en otras cultura no lo han estado.


Todos los elementos constitutivos de la sexualidad tienen su origen en el cuerpo o en la

mente, y no pretendo negar los límites planteados por la biología o los procesos mentales. Pero las

capacidades del cuerpo y la psique adquieren significado en las relaciones sociales” (Weeks, 1998).

La constitución subjetiva está atravesada por la sexualidad y el género: la identidad de género se

construye a partir de los primeros años de vida pero sigue nutriéndose de representaciones, valores,

mandatos que muchas veces son inconscientes pero operan en el psiquismo influyendo en las

decisiones, actitudes, roles de género que cada persona asume.

Si bien puede expresar conscientemente algunas de las características que supone para

hombres y mujeres los mecanismos inconscientes operan también determinando la posición que

cada cual tome en el ejercicio de su sexualidad y en las posibilidades de apropiarse o rechazar

subjetivamente los patrones y estereotipos culturales que se reciben permanentemente desde la

familia, los pares, la escuela, los medios masivos de comunicación y la sociedad en general.

Históricamente el sexo y los cuerpos así como sus intercambios se constituyen en las distintas etapas

y de manera s diferentes en una forma de regulación y control para el ordenamiento social.

Se considera la sexualidad enmarcada en las determinaciones histórico culturales relaciona la

represión de la sexualidad en el siglo XVII con las formas de acumulación capitalista que implicó la

sistemática explotación de la fuerza de trabajo, con la excepción de su uso exclusivamente

reproductivo.
Opciones de mejora.

La identidad de género se construye y es cada uno quien en un determinado momento

puede autodefinirse como de un género u otro. Este proceso es dinámico y los conflictos

aparecen cuando el género al que la persona siente pertenecer no coincide con el que le fue

asignado en el momento de su nacimiento, lo que se conoce como Disforia de Género. Estos

casos requieren de un asesoramiento y acompañamiento que permita comprender la situación

y resolverla de la mejor manera posible. En muchos casos se requiere no solo del

acompañamiento y asesoramiento del paciente sino de toda su familia. El apoyo familiar y

del entorno es fundamental en este proceso.

Entre las propuestas de mejoramiento, está la eliminación de los paradigmas que son

creados con mayor intensidad en ciertas zonas regionales, en donde cuesta darle credibilidad

al género femenino, negando a esta fecha la aceptación de ser algo determinante en la

sociedad e igual de productivo y valioso que el género masculino.

Es decir, debe apuntarse al derecho de igualdad, libre expresión de la personalidad de

las personas y aceptación de la misma.


Conclusión

El ámbito de la sexualidad es un espacio de debate para las ciencias sociales y la

sociología siendo tratado, sobre todo, por el estudio de género, donde se han construido

diversas categorías analíticas que permiten dar cuenta de la complejidad de este campo.

La sexualidad es un concepto inherente a la vida humana en cuanto a su naturaleza

biológica, pero también es construida socialmente desde el momento en que su práctica,

manifestación y construcción identitaria, son el resultado de procesos históricos, culturales y

sociales que convergen de manera dinámica en los espacios particulares en que se da la

vivencia de lo sexual. En todas las sociedades, sin excepción, la sexualidad ha superado

largamente la mera satisfacción de tensiones corporales, convirtiéndose en un núcleo básico

para la organización social y la reproducción de regulaciones morales.


Referencia bibliográfica.
 (1991a), La mujer en América Latina y el Caribe: el desafío de la

transformación productiva con equidad (LC/L.627(CRM.5/4)), Santiago.

 Costa Rica, Ministerio de Justicia (1993), Mujer y derechos humanos en

América Latina y el Caribe, San José, Defensoría de los Derechos de la Mujer.

 Marta Lamas, Usos, dificultades y posibilidades de la categoría género, en

Méjico UNAM-Programa Universitario de Estudios de Género, 1996

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