Está en la página 1de 3

UNIVERSIDAD

Hay quienes tienen ¡a virtud o el raro don de escribir en p r e s e n t í para todos


los tiempos, de tal m o d o que lo dicho veinte o treinta años atrás, permanece actual
con todo el vigor de ese m o m e n t o y adquiere a veces, mayor vigencia. Tal es el caso
del P. Leonardo Castellani quien en este artículo publicado por primera vez en Cabildo
N° 3 1 9 , el 16 de agosto de 1 9 4 3 , describe una universidad que, esclerosada en el tiempo,
no ha sabido escapar a la corrupción del espíritu.

En un libro un poco cínico, poro veraz, el doctor Enri-


que Gavióla ha dicho los palabras más incisivas j cer-
teras acerca de Ja "Reforma de la Universidad" (es su
título) siendo él misino un ex-perto en Universidades.
Se conoce que es un gran profesor -de física, porcino
toda la " f í s i c a " de la Universidad está sopesada y cal-
endada en formas tan descarnadas y convincentes como
las matemáticas.
Yo no creo en la reforma de la Universidad argen-
tina, sobre todo después del fracaso de Mussolini. El
problema es tan ingente, que sería necesario para resol-
verlo otro Mussolini; y Mussolini no hay más que uno,
y ése lia fracasado, según dicen en la calle. Fuera de
-bromas, modestamente debemos desear por ahora el
''adccentamiento" de la Universidad, lo cual consistiría
en un orden externo (porque un "espíritu" no se crea
de golpe y la Universidad padece deficiencia de espí-
r i l u ) , en una austera disciplina formal que permita a
los buenos profesores trabajar al lado de los malos
- ya qxie dice Alfonso el Sabio que la ley se ha inven-
tado para que los buenos ptirxlan vivir en medio de los
malos. La ley puede eliminar los absurdos y los mons-
truos; pero no puede más allá de eso. Las universida-
des no fueron creadas por leyes. El monje Roberto Sor-
bón, el creador de I.i SorLcna, no hizo ninguna ley.
Claro que ei que gobierne la Facultad debe ser un
buen profesor. Un buen profesor universitario es un
sabio. Un sabio no es todo hombre que ha escrito un
libro, «obre todo si lo ha escrito para sacar el premio
Nobel. Pura eer un sabio en la Argentina (es decir,
dedicarse a la investigación, o como decían más noble
y cxaelauncnte los antiguos, a la '"contemplación") hay
que resistir, M'gun Gavióla, a ias sigüientes contras:
1", a la tradición desfavorable-; 2", a la mala organiza-

5
ción del aula; 3", a las mu<J.hus horas de clase que se
exigen; 4", a los ¡sueldos exiguos; 5 ' , a la falta de
aprecio del público; ó 9 , a la ausencia <<e «stímulo ofi-
cial. Agreguemos nosotros "Jos dolores de cabeza e in-
digestiones de estómago", que-'se^ún «1 iitmortal Cer-
vantes, son patrimonio del e-índioso. ¿Qué es este hom-
bre? Dice Gavioía que es un lunático. \ o digo que es
un monje. La Universidad Argentina podría ser salvada
por Jo« monjes, ¡»i hay tmy en la Argentina monjes
verdaderos.
Lo malo es que eso iría »-entra la democracia, es de-
cir, contra el laicismo. Si entraran frailes en la ense-
ñanza ofieiai, se. pondrían todos a enseñar ' i a inmor-
talidad de i alma"' (como decía temblando " L a Mal-
gu.n d i a " con ocasión del nombramiento de uno), lo
cual no feria tanto, pero lo peor es que fe pondrían a
ha-er ¡¡-.¡entro "política elcrical", Política clerical, di-
gamos la verdad, es una cosa (pie ha existido en el
intitulo; y existe y existirá siempre una política ecle-
siástica ( ¡ y cuan peligrosa es, incluso para la Iglesia!)
porque la Iglesia, reino cuerpo terrenal, tiene su go-
bierno. Hay, pues, ese peligro. I'"se peligro se elimina-
ría si los monjes enseñantes fuesen verdaderos hombres
de ciencia, porque el hombre de ciencia es un "luná-
t i c o " que c-tá por debajo o por encima de toda polí-
tica; y está inmunizado, o mejor dicho, inutilizado pa-
ra ella por su misma lunancia. Si por no afrontar el
riesgo de la política clerical se excluye a los sacerdotes
de la enseñanza, por el mismo hecho se abre la puerta
a los judíos, los cuales tienen otra política clerical (an-
ticlerical i que es mueho más peligrosa todavía, porque
va a contrapelo del alma de nuestra nación. Esta es
ley de comprobación empírica inmediata, como
(¡i¡e se ha verificado en la Argentina ante nuestros ojos.
E3 laicismo está desarmado ante los judíos, porque tan-
so los monjes como los judío:} son fenómenos teológicos.
La cuestión estaría en saber si los superiores de ios
monjes disponen de monjes que sean hombres Je cien-
cia Yo creo que no. La segunda pregunta es si c^tán
di »puesto* a formarlos paia ¡jí^/I de la patria con gran
e.ui'iíieio y dispendio. No lo sé. Entonces todo esto es
níí puro sueño. Así os. Pero ui sueño que tuvo Menén-
i!ez V Pclayo y lo estampó en su "Ciencia Española'.
¿So le hicieron caso y en vez de fundar dos conventos
de benedictinos s a b i o s , que »e dedicaran a investiga-
ciones, fundó la Monarquía Liberal Kspafiola '"La I.u-
titneión U b r e de Enseñanza" que, dedicándose a la
política clerical judía, en poquísimo tiempo ensució de
herejías la mente española, hasta el extremo de exigir

6
un terrible lavado de 3angre, después de eliminar a la
misma monarquía.

Leonardo Castellani

También podría gustarte