Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
En el momento de ingresar al Holl del Palacio, recinto donde se encuentra la obra plástica al
fresco del maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin, uno queda extasiado por el color, el
movimiento, la perspectiva, las líneas, el fondo mediante las fugas y su gran técnica
geométrico matemático, con una secuencia historiográfica que el autor fue plasmando de
izquierda a derecha y de arriba hacia abajo; siempre fundamentado en los historiadores y
códices que el consulto, el plasmo esta magna obra de 1953 al 3 de diciembre del 2001.
Al traspasar el lumbral y el zaguán uno tiene al frente una arcada en la que se encuentra la
historia de el teocinte o maíz divino, en el pórtico superior observamos los cuatro emblemas
de los cuatro altepetl o señoríos Tlaxcaltecas y al centro el de la antigua Tlaxcallan a la derecha
está el mural al Dios Camaxtli a la izquierda a la Diosa Xochiquetzalli, al fondo observamos
desde la partida de los Teochichimecas Tlaxcaltecas de Chicomoztoc, y su llegada a Texcoco
recibiendo los Acolhuas y formando en sus márgenes del lago su nación Poyahutlan, de ahí
observamos que los Tlaxcaltecas fueron atacados por Tecpanecas y Chalcas, resultando
victoriosos los Tlaxcaltecas, del lado derecho se observa la formación de los cuatro señoríos de
Tlaxcala y su primer gobernante, caminando ocho pasos más y girando media vuelta observo el
mural del maguey en la arquería y al fondo el gran mercado y de manera espectacular la
profecía de Quetzalcoatl.
El pintor Desiderio Hernández Xochitiotzin dejó plasmados en estos murales sus conocimientos
enciclopédicos y el amor a su tierra.
Se trata del mural o conjunto de murales “Historia de Tlaxcala a través de los Siglos y su
Aportación a lo Mexicano” del maestro y cronista Desiderio Hernández Xochitiotzin.
Este obra fue iniciada el 15 de enero de 1957, en gran parte por la motivación del poeta
Miguel N. Lira, quien insistía en dejar plasmada en un muro la historia de Tlaxcala.
El trabajo fue largo y las más de cuatro décadas transcurridas desde aquella primera pincelada
le sirvieron a Xochitiotzin para profundizar en el estudio de las fuentes históricas y le
permitieron conocer los nuevos descubrimientos de arqueólogos como Angel García Cook, con
los que se enriqueció la visión del mundo prehispánico.
La obra de Xochitiotzin se suma a la epopeya muralística del arte mexicano que destaca por su
unidad. Es, podemos decirlo, un gran poema narrativo plasmado en lenguaje pictórico y cuya
mayor similitud se puede encontrar con los murales de Rivera en Palacio Nacional. Sin
embargo, lo que distingue radicalmente a la obra de este pintor es su visión histórica, opuesta
a la oficial, con la que busca destruir el estigma de traidores con que tradicionalmente han sido
considerados los tlaxcaltecas por su participación en la Conquista.
TRAZOS HISTORICOS
La primera tarea que se planteó el maestro fue la de estudiar a profundidad tanto las crónicas
novohispanas como los códices prehispánicos y una de las conclusiones de este estudio fue
que existía una interpretación maniquea, desarrollada por los liberales del Siglo 19, en la que
se manejó la historia de tal manera que engrandecía a los mexicas y justificaba el proceso de
centralización en el país.
Como en toda gran epopeya nunca faltan los grandes héroes, en los murales sobresale el
general Tlahuicole, sacrificado en el Temalácatl después de negar el indulto que le concedía
Moctezuma Ilhuicamina, según las fuentes que cita Xochitiotzin en el texto explicativo situado
en la parte inferior del mural porque todas las imágenes van acompañadas de textos, en
castellano y náhuatl, en donde el maestro reproduce fragmentos o resume el contenido de los
documentos sobre los que se basó para representar cada escena.
Hay muchos muros de excelente calidad en este conjunto. En cuanto a color, los
correspondientes al Mercado de Ocotelulco y las Fiestas a Xochiquetzalli son de mis preferidos.
En cuanto a composición, no hay grandes manejos de perspectivas a la manera de Siqueiros,
sino un estilo más bien parecido al barroco de los retablos religiosos, donde se busca ocupar
todos los espacios siguiendo un ordenamiento fundamental.
Vale la pena visitar la capital de Tlaxcala tan sólo por conocer esta obra donde están
plasmados varios milenios de historia de un pueblo que, hoy por hoy, forma parte
fundamental de México. Después de conocerla, todo lo demás es ganancia.
Esta obra majestuosa del maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin, último de los grandes
muralistas mexicanos, se encuentra en el patio principal del Palacio de Gobierno, en la parte
que fueron “Las Casas Reales”. Estos murales, que abarcan 450 metros cuadrados de frescos,
describen la historia del pueblo tlaxcalteca de manera detallada y minuciosa. La firmeza del
trazo y las pinturas de origen mineral aplicadas sobre pasta de cal y mármol molido le dan una
extraordinaria viveza y colorido y las hacen únicas en México. Este conjunto pictórico fue
realizado de 1957 a 1995, su título oficial es “Tlaxcala a través de los tiempos y su aportación a
lo mexicano” y requirió, además del talento artístico del maestro Xochitiotzin, de una
exhaustiva investigación.
Los viejos cronistas afirman que los tlaxcaltecas fueron el sexto de los siete linajes que salieron
de Chicomostoc (lugar de las siete cuevas), llegando en su peregrinar a los llanos de
Poyoauhtlan el año de 1208.
En esos llanos, ubicados entre las poblaciones actuales de Texcoco y Chimalhuacán, estado de
México, combatieron con los tepanecas saliendo victoriosos. Pese a ello, decidieron continuar
su peregrinaje, pues Camaxtli, dios de los tlaxcaltecas, les orientó diciéndoles:
Uncantonazoncantlathuiz, oncanyazque ayancomican. "Adelante habéis de pasar y no es aquí
aún donde ha de amanecer y hacer sol y resplandecer con sus propios y refulgentes rayos". La
historia de Tlaxcala, no puede entenderse sin recordar a la historia de los cuatro señoríos
prehispánicos de Tepeticpac, Ocotelulco, Tizatlán y Quiahuixtlán, cuyos pobladores
concurrieron a la fundación de la capital de Tlaxcala en el siglo XVI.
De 1290 a 1519 tuvo lugar la invasión del grupo teochichimeca-tlaxcalteca o texcalteca, una de
las siete tribus nahuatlacas que había salido de Chicomoztoc, o lugar de las siete cuevas, hacia
el valle de México donde, según narran las crónicas, fundaron Poyauhtlán en el año 2 pedernal
(1290) según el tonalpahualli corresponde al 1100 de nuestra era, a orillas del lago de Texcoco.
Llevaban una existencia primitiva y vivieron en cuevas hasta que otros grupos los obligaron a
emigrar. Peregrinaron entonces por el Popocatépetl y Huexotzinco y llegaron finalmente a lo
región ahora llamada Tlaxcala. primeramente cerca de un monte llamado Cuatlapanga,
solicitaron permiso a los ulmecas Xicalancas y les concedieron tierras en ese lugar,
posteriormente se fueron al cerro de Tepeticpac, palabra que significa “sobre el cerro”, y con
el tiempo la llamaron Tlaxcallan, que en náhuatl quiere decir “lugar de pan de maíz” o “de
tortillas de maíz”.
En el año 5 pedernal (1348), los teochichimecas, guiados por su dios Camaxtli, conducidos por,
su caudillo Culhuatecuhtli (quien expulsó de la región a los últimos olmeca-xicalancas y
toltecas), se convirtieron en señores poderosos, hicieron la paz con sus vecinos y se dedicaron
tranquilamente a poblar esas tierras. Comenzó entonces la vida social y política de la nación
tlaxcalteca y se fundó el primer señorío de Tlaxcallan, con un solo señor como jefe; el mismo
Culhuatecuhtli. Este le cedió a su hermano menor, Teyohualminqui o Teyohuaymiqui, buena
parte de la provincia de Tlaxcallan, con lo cual se fundó después de 1384 el segundo señorío de
Ocotelulco, cuyo significado es “en el lugar donde hay bolitas de ocote”, mayor y más
importante que el primero.
La creación del tercer señorío ocurrió de la siguiente manera: los de Cholula dieron muerte al
señor de Ocotelulco y se apoderaron de sus tierras. Algunos de los vencidos huyeron y
fundaron Tizatlán, “lugar entre la tiza, o tierra arenosa y blanca”, que con el tiempo, llegó a
competir en grandeza y prosperidad con los otros dos señoríos.
El cuarto señorío, Quiahuiztlán, que significa “entre la lluvia”, se fundó con otro grupo de
teochichimecas que llegó al valle de México en el siglo XIV, pues Culhuatecuhtli les había
prometido tierras para que se establecieran en Tlaxcallan.
Cada uno de los cuatro señoríos tenía su propio territorio y su propio gobierno. Aliados,
formaron la confederación de Tlaxcala por medio de sus jefes, que los representaban y
decidían los asuntos comunes a toda la provincia, en una especie de consejo. Esta
confederación presentaba una organización parecida a la “República ” el funcionamiento de
sus instituciones republicanas hasta la fecha no es desconocida, solo tenemos conocimiento
que la cima de su gobierno era guiada por cuatro Tecuhtlis, que resolvían las principales
preocupaciones de la república, en general coinciden todos los historiadores funcionaba como
una especie de senado, cada señorío era autónomo, y a su alrededor había pequeños señorios
o altepetl que juntos formaban una confederacìòn.
Se permitió a los otomíes seguir viviendo en los alrededores, como trabajadores y soldados
para que cuidaran las fronteras de la provincia, siempre amenazadas por el poderoso señorío
mexica. Tlaxcala se protegía también con las fortificaciones del Peñón de Hueyotlipan al
noroeste y con Cacaxtla al sureste. Estas fortalezas habían sido construidas por los olmeca-
xicalancas, pero fueron usadas y reedificadas por los tlaxcaltecas, Cuahtecutli Cuanez una vez
ganada la tierra ordena sentar en los cuatro puntos cardinales a los mejores guerreros para
cuidar las fronteras, como nota aclaratoria, a los otomies como agradecimiento a muchos
sevicios prestados tiempo después se les concede el cuidar la frontera norte de Tlaxcallan
Send by email
“Sacrificio y Gloria de Desiderio Hernández Xochitiotzin
“Estimados paisanos tlaxcalteca, los saluda desde su estudio Desiderio Hernández Xochitiotzin.
Apoyado en su caballete con los pinceles en su mano derecha, el maestro Desiderio Hernández
Xochitiotzin tranquilamente dirige su mensaje a sus conciudadanos, mientras las cámaras de
televisión lo enfocan.
Palacio de Gobierno
El maestro Desiderio es conocido a nivel internacional por sus pinturas y, en particular, por
haber plasmado en los muros del Palacio de Gobierno de la ciudad de Tlaxcala la historia de su
pueblo, una historia que reivindica a los tlaxcaltecas.
Hace más de dos años, en una visita rápida que hice a Tlaxcala, tuve la oportunidad de
contemplar los murales pintados por él en el Palacio de Gobierno. Después de recorrer la
planta baja y subir al segundo piso, busqué ansiosamente su figura en el andamio colocado a
un costado de la escalera pero no estaba, él ya había terminado su jornada diaria y se había
marchado a su casa.
Ante la imposibilidad de hablar con el maestro Desiderio en aquella ocasión, me dediqué a
fotografiar los murales. Regresé a Puebla, prometiéndome hacer todo lo que fuese posible
para establecer el contacto que me garantizara la oportunidad de una entrevista.
Con el objeto de investigar la celebración del Día de los Muertos en Tlaxcala y gracias a la
intervención del Profesor Pedro Ángel Palau, Director de Promoción Social y Cultura del
Ayuntamiento de Puebla, quien arregló el encuentro, pude llegar hasta el maestro Desiderio.
Esa mañana, mi visita coincidió con la grabación del video.
Fue fácil conversar con él, su trato amable, abierto a las inquie- tudes, sin poses ni actitudes,
hizo que la comunicación se estableciera de inmediato, matizada con comentarios alegres.
Por las mañanas asistía a la Escuela al Aire Libre y por las noches estudiaba dibujo, geometría,
perspectiva y anatomía en la Academia de Bellas Artes en Puebla.
MuralSu inclinación al arte lo motivó para que junto con otros pintores formaran en 1940 la
Unión de Artes Plásticas en la ciudad de Puebla, en el lugar donde más tarde se ha llegado a
conocer como el Barrio del Artista, El maestro Desiderio fue uno de sus seis fundadores.
– Mis inquietudes artísticas se remontan a mis primeros años de vida. Mis padres conservaban
mis cuadernos escolares y recuerdo que me castigaban en la escuela porque convertía las
letras en muñecos y porque les ponía ojos. Ya entonces pintaba en los trabajos manuales. Al
terminar la primaria pensé en ser arquitecto, sin conocer la palabra, pero fue entonces que
entendí que para estudiar esa carrera tenía que estudiar la secundaria y preparatoria y luego ir
a la Ciudad de México. Yo era el mayor de 11 hermanos y vivíamos en Puebla, refugiados de la
Revolución y fue allí donde experimenté el dolor de ser llamados ‘traidor’, ‘hijo de indios’,
‘refugiado’. Todo esto me llevó a la conclusión de que no podría llegar a ser arquitecto.
Hay tristeza en sus palabras. Pero ésta queda atrás al continuar el maestro Desiderio con sus
recuerdos.
– Para comenzar le diré que siempre he trabajado en lo que me gusta. Cuando hago las cosas
con facilidad siento que termina el artista y comienza a nacer nuevamente el artesano, ya que
en mi concepto todo que se hace fácil es peligroso.
Desiderio Hernández pintando– En todo trabajo debe existir un proceso, el tema lo proyecta
uno con todos sus detalles, pero no se sabe cómo va a terminar. Esa aventura en la realización
es lo importante. Cuando se sabe cómo va a terminar exactamente un cuadro, ya uno está
amolado. Hay que cambiar de rumbo, porque en ese instante uno se convierte en artesano. El
artesano sabe exactamente cómo se hace una silla y cómo quedará ésta. El artista en cambio
debe tener una nota de aventura, de emoción. Que durante el desarrollo surja algo en lo que
no haya pensado y que al final llegue a formar parte del todo.
El maestro Desiderio reconoce que la idea de pintar los murales en el Palacio de Gobierno de
Tlaxcala no surgió de él.
Un domingo, en enero de 1953, en la ciudad de Tlaxcala el poeta y dramaturgo Miguel N. Lira
le propuso pintar un mural en el Palacio de Gobierno, que narrara la historia del estado.
– La verdad es que no le hice caso. Le dije que sí, pero no lo tomé en serio porque yo conocía
algo de ese complejo mundo y sabía sobre todo que pintar un mural cuesta mucho, ya que hay
de por medio el trabajo de albañilería, de investigación, de materia prima, de andamio, por
ello no le presté mayor atención.
MuralSin embargo, la semilla estaba puesta y el maestro Desiderio inició sus estudios de
investigación sobre su tierra natal.
La propuesta del Lic. Miguel N. Lira, escritor, editor y poeta se basó en su conocimiento en el
trabajo del maestro sobre quien comenta que “es dueño de una sensibilidad muy propia que
desarrolla con ironía, con sátira, enfrentando la vida a la muerte a lo gracioso. Xochitiotzin ha
conseguido explorar el alma escondida del mexicano y lo ha expuesto a los ojos de todos en
sus recodos más enraizados...”.
En 1957 volvió a Tlaxcala para radicarse definitivamente en su estado, iniciando ese año su
trabajo pictórico en los muros del Palacio de Gobierno.
Mural– He realizado esta obra con el propósito de dignificar la historia de Tlaxcala. Como su
título lo explica con toda claridad, es “Historia de Tlaxcala y su Aportación a los Mexicanos”. No
es la historia aislada de Tlaxcala, sino que es la historia de Tlaxcala relacionada con la nación.
– Mi obra es la dignificación histórica de nuestra tierra, por eso es que he andado con mucho
cuidado, todo lo que he pintado tiene un respaldo de trabajo, de estudio, de defensa histórica.
Son años de dedicación a lo que llamaría mi sacrificio y gloria.
– ¿Cuáles son las razones que hacen que llame a esta obra su sacrificio?
Mural– Señalaría los primeros escollos a los que tuve que enfrentarme, que son muy lógicos.
Cuando empecé a pintar los murales era muy joven y lógicamente ya había seleccionado el
Palacio de Gobierno. Para empezar, hay que reconocer que la historia de Tlaxcala es muy
compleja, muy calumniada y a la vez inexplicable. Está llena de lagunas. Entre nosotros mismos
no iban a permitir que pintara cualquier cosa. Los primeros escollos los sentí entre la Sociedad
Cultural de Tlaxcala y la sociedad de Historia y Literatura. Ellos no me dijeron que no cuando
les presenté los programas generales. Nunca presenté programas específicos porque era
imposible, ya que me hubiese tenido que pasar la vida haciendo la historia de Tlaxcala
literariamente. Cada fragmento que localizaba lo presentaba y lo pintaba, de esa manera es
que he podido llegar a donde he llegado.
El muralista se siente satisfecho de haber proyectado una imagen diferente y por haber
contribuido entre sus conciudadanos a levantar el orgullo de ser tlaxcalteca.
Para el maestro Xochitiotzin, entre los muchos aspectos importantes de su obra, estuvo su
“necesidad de documentar correctamente a la sociedad en tres aspectos fundamentales: el
mundo civil con sus jerarquías, el mundo militar y el mundo religioso...”.
MuralAl enfocar el aspecto étnico recuerda algo desagradable que le sucedió en el Palacio
Nacional.
–En una ocasión, visitando los murales del maestro Diego Rivera, vi que un guía conducía a un
grupo de turistas a quienes hablaba en inglés. Me surgió una duda y me acerqué al guía una
vez que había terminado su recorrido con el grupo y le hice una pregunta. Su respuesta fue ‘yo
no trabajo para indios’. No me ofende que me llamen indio, al contrario me identifica, pero su
expresión despectiva se me quedó grabada, tanto que cuando tuve la oportunidad de pintar
los murales pensé de inmediato en poner letreros en los frescos para evitar que una situación
como la que cuento pudiera volver a suceder. Es por ello que he puesto texto en los frescos y
todavía más: la parte de arriba en nahual y la inferior en español, para que nuestro pueblo vea
que ambas lenguas están a la par, que deberíamos ser bilingües, reconociendo nuestra lengua
nativa.
El comentario anterior se encuentra en el libro publicado por el Gobierno de Tlaxcala,
Secretaría de Turismo, titulado “Comentarios a los Murales del Palacio de Gobierno”.
MuralDefinitivamente, con ellos se inicia una nueva etapa en la historia actual de Tlaxcala y del
tlaxcalteca.
En otra ocasión, después de hablar con el maestro Xochitiotzin, volví al Palacio de Gobierno a
observar detenidamente en los murales la expresión de aceptación y resistencia a la vez, en el
rostro de una doncella que iba a ser sacrificada a los dioses. Detrás de aquella imagen hay una
historia que demuestra la entrega que a su trabajo le ha brindado su esposa.
Congregados en el piso inferior y en las escaleras habían varios grupos de visitantes que eran
conducidos por guías, quienes explicaban el significado de cada una de las partes de los
murales. En el tono de sus voces se sentía la satisfacción de poder exponer dignamente la
historia de su pueblo.
MuralLos murales representan para el maestro Xochitiotzin varios años de trabajo realizado
plásticamente en la pared, pero la obra consta, como se mencionó anteriormente, del trabajo
de investigación histórica, arqueológica, cronológica, etc. Dichos trabajos fueron hechos fuera
de programa, tiempo y presupuesto. Son años de investigación ardua y profunda, ya que el
maestro Xochitiotzin ha puesto mucho cuidado para que no puedan ser rebatidos.
Reconocido por historiadores de arte, poetas, pintores, ellos dan su testimonio de diferentes
maneras. Para Milena Kopritza, Historiadora de Arte: “La obra del maestro Xochitiotzin, en mi
concepto, representa un canto del pueblo. Simboliza la voz de un hombre que ama
entrañablemente a los suyos y que lo manifiesta cotidianamente en el acto amoroso de pintar,
al que se entrega cabalmente”.
MuralDe 1957 a 1968, el pintor concluyó 285 metros cuadrados de pintura de los murales
denominado “Tlaxcala prehispánica”, con la técnica del fresco. Entre 1967 y 1968 realizó los
estudios y pintó el mural denominado “La Conquista”, y entre 1987-1988 pintó “El Siglo de Oro
Tlaxcalteca”. Estas obras forman parte del programa mural: La Colonia. En 1990 dio inicio al
mural “Del Siglo de la Luces al Porfirismo en Tlaxcala y México”.
La obra mural pintada en el piso inferior y a lo largo de las paredes junto a la escalera será
completada en el corredor superior. Allí el maestro Xochitiotzin pintará lo que él llama “Lo
Mexicano”, que “es lo que está sobre todo lo anterior, lo que está cimentado en la raíz y lo que
será la puerta al México eterno: “La Revolución Armada y la Institucional”.
Su obra de historiador, humanista, escritor, pintor de caballete y orador continúa creciendo al
margen de los años de dedicación pintando los murales. Sus cuadros se han exhibido con éxito
tanto en México como en EE.UU., España, Venezuela y otros países.
MuralConferencista incansable, lleva su mensaje a las aulas universitarias al igual que a los
hogares a través de los diferentes medios de comunicación.
Precisamente en nuestro recorrido por Ixtenco, al detenernos en una vivienda humilde para
solicitar permiso para ver el altar de muertos que habían levantado, el dueño de la casa quien
no conocía personalmente al mestro, se mostró complacido al enterarse quien era, pues tenía
proyectado buscarlo para solicitar su ayuda en un problema que se había presentado en la
reconstrucción de una de las iglesias del pueblo.
Para mí, compartir varias jornadas de trabajo con el maestro Xochitotzin fue un privilegio y una
experiencia valiosa desde todo punto de vista.
“¡Busquen sus raíces, sin pedir prestado nada a nadie, ni a los aztecas, ni al águila, ni a la
serpiente emplumada, ni a Cuahtémoc. Tienen que vivir su propia personalidad histórica. Hay
suficiente raíces en cada uno de los lugares donde viven los hispanos en los Estados Unidos,
son esas raíces las que deben aceptar y desarrollar.
Mural–Si yo viviera en esa franja que no es Estados Unidos ni es México, que es una zona
saqueada, buscaría allí las raíces autóctonas, las raíces novohispanas, ya que allí llegaron los
españoles y también los frailes con sus errores y aciertos.
– Los que viven allí, que traten de tener su tierra, porque ya es de ellos. Allí viven, allí nacieron,
allí tienen sus montañas. Esa es su realidad y es esa realidad la que deben vivir.
Su mirada directa y su voz cálida proyecta sus convicciones humanísticas. Y el hombre, amante
de su tierra y de sus costumbres es igualmente capaz de emocionarse al contemplar el
profundo significado de la muerte a través de la forma tradicional que representa el paso y el
legado del ser humano en este plano terrenal.
Desiderio Hernández XochitiotzinAl dar esta descripción su voz se ahoga y enjuga una lágrima
en mudo homenaje a la memoria de su hijo José Guadalupe y a tantos amigos que le dieron su
apoyo y que lo motivaron a tomar los pinceles para pintar su obra más querida, aquella que
cataloga como su sacrificio y su gloria: los murales del Palacio de Gobierno de Tlaxcala.
Esta entrevista fue publicada el 5 de junio de 1993, en el semanario “La Oferta” que circula en
San José, California.
Mural
Como un homenaje a su padre, los hijos del maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin han
construído un blogspot. Para mayor información sobre su vida y su obra visite el portal.
Los temas que ha tratado el maestro Xochitiotzin a todo lo largo de su trayectoria siguen
siendo recurrentes, como son la historia, el paisaje, las fiestas y los carnavales, las costumbres
y la vida cotidiana del pueblo, sin dejar de abordar el tema religioso. Estos temas se
encuentran plasmados en un realismo figurativo que el artista supo asimilar de la escuela
mexicana de pintura. Sus obras no solamente muestran un amplio conocimiento de las
técnicas básicas; en la rigurosidad de sus trazos, en el dominio de su pincelada y en el manejo
virtuoso de la luminosidad al aplicar el color, se manifiesta que ha estudiado la obra de artistas
como José Guadalupe Posada o Agustín Arrieta, pasando por Francisco Goitia y deteniéndose
intensamente en la obra de los grandes muralistas mexicanos, particularmente en la de Diego
Rivera.
Las investigaciones han sido una característica del trabajo de este gran pintor. Ejemplo de ello
es el constante y disciplinado estudio de sus raíces, que lo ha hecho un docto conocedor de la
historia y la cultura de su estado natal, lo cual le ha llevado a ser un destacado catedrático y
conferencista.
Toda esta preparación es la piedra angular que le sirvió de apoyo para la realización de una de
sus obras monumentales más conocidas, el mural “La historia de Tlaxcala y su contribución a lo
mexicano”, que abarca una superficie de más de 450 m2 de los muros del hermoso Palacio de
Gobierno de Tlaxcala. Aquí el artista logra que sus trazos y coloridos sean vitales y cálidos
conductores de una fuerza que atrapa la atención de cualquier espectador. Con su vigoroso
realismo y sorprendente colorido despierta en el público una doble emoción: la reflexión, que
surge a través de su tema histórico y humano, y el asombro, por su manera muy particular de
manejar el color.
Cercano a los ochenta años de edad, Desiderio Hernández Xochitiotzin continúa entregado
intensa y cotidianamente a su trabajo creativo.
http://www.desideriohernandezxochitiotzin.blogspot.mx