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Las excelencias del método han sido divulgadas por miles de estudiantes,
educadores y profesionales que gracias a la Foto-lectura han logrado
desembarazarse de la pila de libros y documentación que se había adueñado de
sus vidas. El sistema conocido como Photoreading viene precedido de una fama
cosechada en más de 20 países y se presenta como la llave para convertirnos en
hábiles procesadores de información mediante el aprovechamiento de los
recursos de nuestra mente inconsciente.
UN VIEJO SUEÑO
Scheele, sin embargo, se percató de que todos ellos compartían un punto común: la
integración, tanto consciente como inconsciente, de su hemisferio lógico con el intuitivo.
Y entendió que esa era la clave que les permitía un mejor aprovechamiento de sus
recursos mentales. Una capacidad que, como él mismo constataría, puede ser
estimulada y entrenada y que hoy se enseña en más de 20 países.
LO POSIBLE Y LO IMPOSIBLE
"Con Photoreading se pueden leer 25.000 o más palabras por minuto -afirman los
instructores de la Corporación de Estrategias de Aprendizaje, de la que Scheele es
cofundador-. Pero foto-leer es mucho más que eso. Implica un aumento de la
concentración, potencia la inteligencia y la creatividad y nos hace más intuitivos".
Nadie en su sano juicio podría creer que es posible leer más de 20.000 palabras por
minuto. Y estaría en lo cierto si no fuera porque la foto-lectura no implica leer como
estamos habituados a hacerlo. Leer fotográficamente no se lleva a cabo con la mente
analítica y lógica sino activando áreas cerebrales que no utilizamos durante nuestras
lecturas cotidianas. El viejo método de ir palabra a palabra, de izquierda a derecha y
línea tras línea, está regido por el hemisferio izquierdo, analítico y organizador, y
produce un goteo interminable de información que termina por sobrecargarnos.
"Con la lectura elemental nos sentimos presionados para entender correctamente todo
lo que leemos la primera vez. Si no lo hacemos, creemos que somos malos lectores",
sostiene Scheele. Pero si aceptamos, como defienden los expertos en Programación
Neurolingüística, que "se puede procesar la palabra escrita en un nivel no consciente"
involucrando en el proceso a toda la mente, entonces el paradigma de aprendizaje
cambia radicalmente.
Una vez que su propósito esté claro deberá entrar en un estado de alerta relajada, el
más idóneo para el aprendizaje acelerado, un estado en el que por cierto están
prohibidas las sensaciones de ansiedad o aburrimiento y cuyo ejemplo más claro lo
encontramos si observamos con atención cómo juegan los niños. Aunque cada persona
terminará por establecer sus propios trucos para entrar en alerta relajada a los novatos
se le recomienda que comiencen depositando frente a ellos el material de estudio y que
a continuación realicen una breve relajación en la que, con los ojos cerrados,
desplazarán su atención por los diferentes órganos de su cuerpo. La postura debe ser
cómoda y la respiración fluida mientras repiten mentalmente su propósito.
Tras abrir lentamente los ojos se procede al siguiente paso: el análisis rápido del
material impreso. No se trata de entender su contenido sino de captar su estructura,
realizar un rápido barrido visual por el índice, los títulos de los capítulos y los conceptos
claves o "palabras gatillo". Con un libro el proceso no debería durar más de cinco
minutos; para un informe bastan tres minutos y para un artículo treinta segundos. "La
prelectura -dice Scheele- nos muestra el esqueleto de la información".
Una de las descripciones más claras de este proceso la dejó escrita un mítico guerrero
del siglo XV llamado Miyamoto Musashi en El libro de los cinco anillos. Musashi
distinguía entre dos tipos de empleo de los ojos: el ken o visión superficial de la
apariencia, y el kan o acceso a la esencia de las cosas. La visión kan sería la
equivalente al fotofoco y posee una base fisiológica bien definida. Nuestras retinas se
dividen en dos regiones: la fóvea, constituida por células llamadas conos, que son las
que permiten que enfoquemos con nitidez y enviemos la información a la mente
consciente; y la periferia de la retina, formada por células denominadas bastones, muy
sensibles, que nos permiten percibir lo que no enfocamos directamente.
En el nivel consciente captamos muy poca información cuando miramos con visión
periférica pero ello no implica que no se perciba por otros cauces. Aquí radica
precisamente el éxito del sistema de foto-lectura que, mediante ejercicios
cuidadosamente diseñados para estimular la visión periférica o blanda que nos conecta
con la mente inconsciente, ha demostrado que somos poseedores de recursos
desconocidos que sólo esperan ser activados.
Tras haber foto-leído el material impreso es importante que nos concedamos un respiro,
reposo que en condiciones ideales debería durar unas 24 horas y en caso de urgencia
no menos de 20 minutos. No obstante, como saben bien los creativos de muchas
disciplinas, este periodo de incubación no significa lo mismo que desactivación. De
hecho, la mente inconsciente nunca duerme si bien precisa de un tiempo para que las
asociaciones lleguen a formar parte de la red nerviosa.
- La baja autoestima.
- El derrotismo, los aplazamientos y la falta de confianza en nuestras propias
capacidades.
- El perfeccionismo del "todo o nada".
- La necesidad de saberlo todo ¡ya
- La ansiedad por el rendimiento.
- La estresante sensación de urgencia.
- La falta de confianza en nuestras habilidades intuitivas.
-Photoreading ofrece un sistema integral que consta de cinco pasos durante los cuales
se entra en un estado ideal de aprendizaje. En ningún momento se idealiza el
inconsciente dado que es un trabajo de alcance total. A este respecto debemos recordar
las palabras de Roger Sperry: "Lo que ha quedado desfasado es que la sociedad
moderna discrimine el hemiferio derecho".
-¡Veinticinco mil palabras por minuto! Francamente, muchos dirán que es
imposible leer un texto con semejante rapidez, comprenderlo y memorizarlo...
-Trabajar con la visión periférica o "vista blanda" asusta a muchos. Parece que
hay personas a la que les resulta muy sencillo pero otras se declaran incapaces.
¿Cómo se puede vencer esta dificultad?
-La visión periférica es una nueva manera de ver el mundo que se despliega ante
nosotros, como cuando éramos niños.
La propuesta es rescatar al niño que todos tenemos dentro, ese niño que con tanta
rapidez aprendió en los primeros años de su vida explorando, asombrándose y jugando.
-Entre los alumnos que han aprendido el método, ¿quiénes consiguen mejores
resultados?
-Yo lo recomiendo sin excepción a todos aquellos que quieran aprender más y mejor.
Alvin Toffler decía: "Los analfabetos del futuro no son los que no pueden leer o escribir
sino los que no pueden aprender, desaprender y reaprender".
-Nuestro paradigma educativo nos dice que estudiar es una actividad ardua.
Habrá quien acuda a sus cursos con la ilusión de aprender sin esforzarse. ¿Es
una postura realista?
-El aprendizaje puede y debe ser divertido y fácil, debe fortalecer y nutrir la mente y el
cuerpo. Hay un talento natural que todos poseemos y Photoreading nos ayuda a
ponernos en contacto con él. El nuevo paradigma educativo sostiene que el aprendizaje
y la comunicación se deben dar en un ambiente de alegría y diversión, de amor por la
tarea a realizar y no de sentimientos de agobio. Amemos los libros, trabajemos con ellos
y no en contra de ellos como estamos acostumbrados a hacer.
-Mi consejo es: usen el método una y otra vez con todos los materiales impresos.
Alcanzar la excelencia en el menor tiempo posible depende de cada uno.