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Introducción:
Este versículo 40 contrasta con los versículos 38 y 40 donde leemos: “Y Saúl
vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce, y le
armó de coraza. Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar,
porque nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar
con esto, porque nunca lo practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas”.
Primero, la prueba: “y probó andar”. David antes de decir “no”, trató,
intentó, experimentó... Muchos han fracasado porque no han probado a andar
primero. Antes de decir y hacer algo para Dios probemos para ver su esto es su
volunta. EL diablo también quiere hacer su voluntad sobre los creyentes, Sólo
probando a andar sabremos cuál es la voluntad de Dios.
Segundo, la aceptación; “yo no puedo andar con esto...” David e sincero al
reconocer sus limitaciones. Admite su importancia ante aquella realidad. Es
consciente de los que puede hacer y de lo que no puede hacer. Tenemos que
aprender a decir: “Yo no puedo”.
Tercero, el rechazo: “y David echó de sí aquellas cosas”. Él rechazó lo que
no servía para su vida. La armadura de Saúl era para David la armadura del
mundo. Sólo cuando rechazamos al mundo podemos agradar a Dios.
Cuarto, la ofensiva: “y se fue al filisteo” En vez del enemigo venir a él, éste
fue a derrotar a su enemigo. Los hombres y mujeres de Dios van a la ofensiva y
no se dan en retirada.
David va a enfrentarse al gigante armado con un cayado, cinco piedras lisas y
una honda, más el poder de Dios que llevaba dentro de sí.
Conclusión:
Por fin llega la hora esperada. David metió la piedra lisa en la honda. Con la
destreza de su mano derecha hizo girar l ahonda sobre su cabeza y le suelta
una de sus tiras de cuero. La piedra surca los aires a una velocidad increíble.
¡Sube y baja! Se mueve a la derecha y se mueve a la izquierda. La piedra
tiene un doble destino: darle en la frente a Goliat y clavarse en su frente. El
Dios de la puntería la dirige. Por fin llega y choca contra aquel monte humano.
Aquella mole se derrumba y el Dios de Israel es aclamado campeón invicto una
vez más.