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"En mis libros se unen la experiencia acumulada y el paso del tiempo. El escritor
que empieza hoy una novela, cuando la termina, dentro de 3 ó 4 años, es otra
persona”.
Padura habla sobre este cambio y sobre la distancia abismal entre su primera y
segunda novela: “[…] cuando dejé el periodismo diario y tuve tiempo y capacidad
para volver a enfrentarme al reto de escribir una novela (Pasado perfecto, iniciada
a finales de 1989, la obra en que doy vida al personaje de Mario Conde), yo era en
realidad otra persona, Cuba era (o empezaba a ser) otro país, el mundo también
empezaba a ser distinto […]”. Los cambios en la narrativa de Padura no solo
obedecen a una transformación del autor, sino también a una transformación de
Cuba y del mundo.
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derrota para la humanidad"
Vale la pena preguntarse si este nuevo Mario Conde también responde a su historia,
a su contexto político o a un sentir de la sociedad cubana y del mundo. El
conversatorio entre Padura y Moreno concluyó oportunamente con el tema de la
religión, y esa búsqueda por la virgen milagrosa. Padura se definió como un ateo,
con algo de agnóstico que cree en la existencia de Dios, pero dijo que en esta
novela, como en Cuba, la gente necesita creer en algo. Fue Moreno quien dijo que
esta búsqueda de la virgen era una metáfora, un escape del pesimismo, del abismo
fatal de nuestro tiempo, porque como Conde, todos necesitamos algo en que creer.