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EL ESCRITOR Y SUS TIEMPOS

Los cambios en la narrativa de Padura no solo obedecen a una transformación del


autor, sino también a una transformación de Cuba y del mundo. Foto: Daniel
Mordzinski Los cambios en la narrativa de Padura no solo obedecen a una
transformación del autor, sino también a una transformación de Cuba y del mundo.

El escritor cubano Leonardo Padura se presentó en el Hay Festival 2019 en


conversación con el periodista español Javier Moreno.

"En mis libros se unen la experiencia acumulada y el paso del tiempo. El escritor
que empieza hoy una novela, cuando la termina, dentro de 3 ó 4 años, es otra
persona”.

En la reedición de su primera novela, Fiebre de caballos, Leonardo Padura


reflexiona sobre la marca del paso del tiempo en el autor y su obra. La introducción
a esta reedición se presenta como un tipo de digresión sobre el autor, siempre en
constante cambio, y su obra, que, aunque no estática, preserva la imagen de ese
inicial escritor. Revisitar esa obra se convierte en una indagación sobre una
narrativa ya completamente alejada del autor y de los que fueron sus vicios, sus
intereses, sus palabras. El texto toma una vida propia. Reencontrarse con él, implica
siempre entablar una nueva relación.

Padura habla sobre este cambio y sobre la distancia abismal entre su primera y
segunda novela: “[…] cuando dejé el periodismo diario y tuve tiempo y capacidad
para volver a enfrentarme al reto de escribir una novela (Pasado perfecto, iniciada
a finales de 1989, la obra en que doy vida al personaje de Mario Conde), yo era en
realidad otra persona, Cuba era (o empezaba a ser) otro país, el mundo también
empezaba a ser distinto […]”. Los cambios en la narrativa de Padura no solo
obedecen a una transformación del autor, sino también a una transformación de
Cuba y del mundo.

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derrota para la humanidad"

Mario Conde, el protagonista de las novelas policiacas de Padura, no parece estar


alejado de esta relación. Es un hombre que se enfrenta al paso del tiempo y al que
vemos envejecer y cambiar en cada una de las novelas. En su conversación con
Javier Moreno, Padura habló sobre su más reciente novela, La transparencia del
tiempo, y de cómo ésta es esencialmente una novela sobre la relación del hombre
con la historia. No es en vano que la novela presente un viaje por cuatro cronologías
distintas en búsqueda de una virgen negra y milagrosa. Para Padura ese pasar del
tiempo en el marco de sus narrativas también se hace evidente en el tejido social
cubano. En los años 70 y 80 la sociedad cubana era muy homogénea, “todos
tomaban lo mismo y comían lo mismo” dijo Padura, “teníamos un solo par de
zapatos, unos pantalones y dos camisas, pero todos teníamos acceso a una carrera
universitaria”. Sin embargo, desde la crisis de los años 90 el acceso a la universidad
dejó de ser un privilegio para todos y según Padura “lo único que se repartió por
igual fue la pobreza”. La transformación en la sociedad cubana y el pesimismo en
el que resulta, son evidentes en el personaje de Mario Conde, que adopta una
posición fatalista ante una vida llena de desilusiones.

Vale la pena preguntarse si este nuevo Mario Conde también responde a su historia,
a su contexto político o a un sentir de la sociedad cubana y del mundo. El
conversatorio entre Padura y Moreno concluyó oportunamente con el tema de la
religión, y esa búsqueda por la virgen milagrosa. Padura se definió como un ateo,
con algo de agnóstico que cree en la existencia de Dios, pero dijo que en esta
novela, como en Cuba, la gente necesita creer en algo. Fue Moreno quien dijo que
esta búsqueda de la virgen era una metáfora, un escape del pesimismo, del abismo
fatal de nuestro tiempo, porque como Conde, todos necesitamos algo en que creer.

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