COSMOVICION INDIGENA FRENTE A LOS PARADIGMAS CIENTIFICOS
OCCIDENTALES
Se ha privilegiado el pensamiento de Bo aventura de Sousa Santos, quien, para
superar el conocimiento moderno y el derecho moderno, lo que él considera las más consumadas manifestaciones del pensamiento abismal, ha propuesto el pensamiento post-abismal, que puede ser definido como un aprendizaje desde el Sur a través de una epistemología del Sur. Esto confronta la mono cultura de la ciencia moderna con la ecología de saberes. Es una ecología porque está basada en el reconocimiento de la pluralidad de conocimientos heterogéneos uno de ellos el de la ciencia moderna y en las interconexiones continuas y dinámicas entre ellos sin comprometer su autonomía. La ecología de saberes se fundamente en la idea de que el conocimiento es interconocimiento. Esta ecología de saberes está sin duda sustentada en el giro lingüístico de la segunda mitad del siglo XX, ya en ella “la búsqueda de intersubjetividad es tan importante como compleja”: Desde que diferentes prácticas de conocimiento tienen lugar en diferentes escalas espaciales y de acuerdo con diferentes duraciones y ritmos, la intersubjetividad también exige la disposición para saber y actuar en diferentes escalas (inter escalaridad) y articulando diferentes duraciones (inter temporalidad) En este sentido, Santos sostiene la necesidad de la articulación de lo local y lo global. Puesto que la resistencia al pensamiento abismal debe acontecer a escala global, para crear una globalización contra hegemónica, para tener éxito, la ecología de saberes de be ser transes calar. Los nuevos paradigmas aspiran en suma a una justicia cognitiva global como base de una justicia social global. Tomando sustento en la ecología de saberes, la justicia cognitiva global propende a un conocimiento total, a la superación de la distinción entre sujeto y objeto, a la transgresión metodológica, a la tolerancia discursiva, a la unión con la naturaleza; pone de relieve la dimensión estética de la ciencia y sobre todo induce a la traducción de saberes y de prácticas y a la restitución del conocimiento de sentido común. El objetivo de la traducción entre saberes es crear justicia cognitiva a partir de la imaginación epistemológica. El objetivo de la traducción entre prácticas y sus agentes implica crear las condiciones para una justicia global a partir de la imaginación democrática.
En la cosmovisión de las sociedades indígenas, en la comprensión del sentido que
tiene y debe tener la vida de las personas no existe el concepto de desarrollo. Es decir, no existe la concepción de un proceso lineal de la vida que establezca un estado anterior o posterior, a saber, de sub-desarrollo y desarrollo; dicotomía por la que deben transitar las personas para la consecución de una vida deseable, como ocurre en el mundo occidental. Tampoco existen conceptos de riqueza y pobreza determinados por la acumulación o carencia de bienes materiales. Mas existe una visión holística a cerca de lo que debe ser el objetivo o la misión de todo esfuerzo humano, que consiste en buscar y crear las condiciones materiales y espirituales para construir y mantener el súmac káusai (buen vivir), que se define también como vida armónica. Por la diversidad de elementos a los que están condicionadas las acciones humanas que propician el súmak káusai, como son el conocimiento, los códigos de conducta éticas y espirituales en la relación con el entorno, los valores humanos, la visión de futuro, entre otros, el concepto del súmak káusai constituye una categoría central de la filosofía de vida de las sociedades indígenas. Visto así el súmac káusay constituye una categoría en permanente construcción. Por este motivo resulta inapropiado y altamente peligroso aplicar en las sociedades indígenas, el paradigma desarrollo tal y como es concebido en el mundo occidental, ni siquiera en el supuesto de que este concepto lejos de ser la entelequia que es, resulte un sinónimo de bienestar. Puesto que el súmak káusai tiene una trascendencia mayor a la sola satisfacción de necesidades y acceso a servicios y bienes. En este contexto la visión de la vida y del buen vivir, sintetizados en la categoría filosófica del súmak káusai, no puede entenderse como un concepto análogo al desarrollo. Los pueblos indígenas sentimos el mundo como la suma de muchas partes complementarias que se necesitan unas a otras. Los seres humanos somos una de esas partes. Nadie en el mundo puede estar aislado, de hecho jamás lo está, siempre tiene lazos con los demás, sean estos humanos o no, divinos o no. El orden del mundo, la forma del tiempo son cíclicos, no son lineales. No podemos ir sólo en una sola dirección como si estuviéramos en una gran autopista, ya que atrás quedan olvidados muchos factores importantes. No se puede dejar a nuestros ancestros en el pasado, al contrario, ellos están aquí con nosotros, en nuestros territorios, porque no se han muerto ni han desaparecido, seguimos teniendo fuertes vínculos con ellos. La muerte no es el alejamiento físico de alguien sino el olvido de nuestras lenguas y nuestras costumbres, la contaminación ambiental, la perdida de la diversidad, el sufrimiento de los animales, la expulsión del indígena de sus tierras, la imposición de una sola cultura. Uno de los conceptos importantes que nos permiten entender la otredad y adentrarnos en la diversidad cultural, es el de cosmovisión. Los indígenas lo son no por ser los más explotados, porque trabajen la tierra o porque no se vistan a la usanza occidental. Lo son porque su forma de insertarse en el mundo, de concebir el trabajo, su relación con la naturaleza, con lo sobrenatural y con su comunidad tiene mucho que ver con un cuerpo de creencias acerca de la vida y la sociedad que devienen del legado de una tradición mesoamericana, de la cual son herederos. Entendemos a la cosmovisión como “[…] la visión estructurada en la cual los miembros de una comunidad combinan de manera coherente sus nociones sobre el medio ambiente en que viven y sobre el cosmos en que sitúan la vida del hombre […]” (Broda, 2001: 16). La cosmovisión, como concepto integrador, articula diversos planos de la existencia, que dan un sentido y coherencia a una forma de vivir, de pensar, aunque también algunas pautas culturales no son uniformes ni exentas de contradicciones (por ejemplo, la religión), de lo cual se hablará más adelante. En este sentido, no podemos entender el trabajo en la milpa si no sabemos acerca de los mitos sobre el origen del maíz; no podremos saber mucho acerca de la forma en que se valora el trabajo si no sabemos acerca de cómo se concibe la energía vital y sobre la forma en que los antepasados contribuyen a las labores fundamentales de la vida comunitaria. En fin, el concepto de cosmovisión es una de las claves para poder discernir sobre las diferencias y especificidades de un grupo humano