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La Guía de Brujas de Tadeus Zimm MAR 13 PDF
La Guía de Brujas de Tadeus Zimm MAR 13 PDF
de Tadeus Zimm
Un recorrido por el alma y los fantasmas
de una de las ciudades más fascinantes de Europa
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Vuelve a descubrir la magia de viajar edición marzo 2013
Tardé en darme cuenta, pero hoy sé que Brujas tiene el secreto para
dominar el tiempo. Durante casi 400 años fue una de las ciudades más
grandes y ricas del Europa. Luego, durante otros 400 años fue apartada
de la Historia y quedó como dormida.
Deja a tu espalda la estación, cruza la avenida y entra en lo que parece un pequeño parque. En unos minutos
empezarás a sentir el alma de Brujas. Pero las cosas importantes requieren su pequeña parte de rito. Así que tómate
este momento con calma y déjate llevar lentamente hacia la historia.
Esta primera parte del camino debe ser para ti como un "túnel del tiempo". Poco a poco los ruidos de los coches van a
ir quedando amortiguados y vas a empezar a oír los ecos.
Ya te darás cuenta de que Brujas es una ciudad de ecos; los de tus pasos, los de los cascos de los caballos, los de
las campanas... Es una ciudad que se vive también con el oído... aunque tal vez tengas que aprender a hacerlo.
Las murallas se levantaban justo aquí. Y si siguieses el canal rodearías toda la ciudad.
Ahora sí. Ya estás listo para iniciar tu visita al alma de Brujas: estás en el Minnewater, y aquí comienza nuestra
historia.
No te equivoques de orilla
Deja la estación siempre a tu espalda. Llegarás a una avenida (es la circunvalación de la ciudad). Crúzala y camina
unos metros hacia la izquierda.
Luego gira a la derecha y entra al paseo Begijnenvest. Pero MUCHO OJO, antes de entrar en esta especie de parque
asegúrate de que has cruzado el canal.
Debes llevar una tapia a tu izquierda y el canal a tu derecha. Si llevas el canal a tu izquierda, da la vuelta, crúzalo por el
puente y sigue por la otra orilla.
El lago está aquí desde hace 800 años. Hoy casi todos los edificios que lo rodeaban han desaparecido y la vegetación
ha ido ocupando su lugar, como en esas ciudades míticas que poco a poco van siendo devoradas por la selva. El
resultado es un sitio realmente cautivador, en el que uno no sabe muy bien dónde termina la realidad y dónde empieza
la fantasía. Y en el fondo es mejor ni siquiera planteárselo...
Este lugar te habla a la vez del esplendor y de la muerte de la ciudad. Cuando se construyó, Brujas era una de las
ciudades más ricas y grandes de Europa.
El tráfico en los canales era tan intenso, que hubo que crear este sitio para que los barcos tuviesen espacio suficiente
para maniobrar y estacionar. En este lago se llegaban a juntar hasta 100 embarcaciones y era un auténtico frenesí de
actividad.
Aquello no fue una muerte violenta; fue más bien una muerte por
inanición. Nadie se tomó la molestia de destruir la ciudad; Brujas
simplemente fue languideciendo hasta quedar al margen de la
Historia... y del progreso. Gracias a ello ha llegado hasta nosotros
tal y como es.
Hoy aquí se respira aquí una paz extraña... como si ese largo
sueño de siglos hubiese dejado un poso que lo impregnase todo y
este lugar continuase su existencia al margen del tiempo.
Y es que el propio estanque también se usaba, como si fuese un enorme depósito de agua que mantuviese estable el
nivel en los canales de la ciudad. Ya te irás dando cuenta de que en Brujas las cosas suelen tener siempre una segunda
lectura...
Justo a su lado vas a ver la puerta que hay en la otra foto. Es una de las dos entradas del Begijnhof (el Beaterio), la
ciudad del silencio.
Su interior es un sitio que sobrecoge. Pero no entres de momento (salvo que sean cerca de las seis de la tarde y estén
a punto de cerrar...), porque lo vas a visitar muy pronto.
Esa torre...
Tal vez te hayas fijado que durante todo el camino ha
habido una torre que te ha estado guiando desde
detrás de los árboles.
Explora el Minnewater
Para continuar tu camino tienes que avanzar por la orilla izquierda del lago (según lo miras desde el puente al que has
llegado), en dirección a la torre que ves al fondo.
Al llegar al final del lago encontrarás la casa-exclusa. Gira a la derecha y pasa por delante de su otra fachada. Luego
gira a la izquierda. Has llegado al interior del Minnewater.
Todo ocurrió en 1488. Faltaban 12 años para que Colón llegase a América. Los ciudadanos de Brujas estaban
orgullosos de la prosperidad de su ciudad y de las libertades con las que vivían. Después de varios siglos, habían
conseguido una enorme riqueza gracias al comercio de los paños, los míticos paños de Flandes que maravillaron al
mundo durante la Edad Media.
Pero el Conde de Flandes quería tener un mayor control sobre todo ello y acabó provocando la ira de la ciudad.
Los habitantes de Brujas se sublevaron, lo hicieron prisionero y cortaron la cabeza a su hombre de confianza, el
gobernador de la ciudad. Fue una declaración de guerra en toda regla... Pero esa guerra la perdió Brujas.
Pues bien, cuenta la leyenda que, tras sofocar la sublevación, el Conde ordenó que en lo sucesivo la ciudad cuidase y
alimentase unos cisnes en lo que había sido su imponente puerto como recuerdo y escarmiento de lo ocurrido.
No se han encontrado los documentos que avalen este hecho. Pero el resto de la historia sí fue real, y lo que es cierto
es que los cisnes acabaron por ocupar para siempre el lugar que habían ocupado los barcos. Estas aguas no
quedaron sin vida.
Un buen lugar para escuchar esta historia es el lago interior del Minnewater.
Como has podido ver por lo que has recorrido hasta ahora, el Begijnhof tiene dos puertas. Puedes entrar (y salir) por
cualquiera de ellas, pero yo siempre he preferido entrar por la pequeña fachada blanca que hay al final del puente en
el Minnewater.
Cuando la cruzas y entras en el gran patio central sientes que entras en el mundo del silencio. Déjate atrapar por él.
Es un silencio especial, como si, después de 800 años, estuviese aquí más asentado que las propias piedras. El
lugar cautiva. No se puede decir que tenga una arquitectura que destaque. Es el espacio en sí el que te atrapa.
Cada vez que vengo me sigue impresionando leer aquella viaje tarjeta postal
escrita aquí mismo hace más de cien años.
"No olvides tu promesa de escribirme con calma durante las vacaciones con
el fin de recuperar el tiempo perdido..."
Hoy el sitio sigue prácticamente igual que en esa imagen de 1906. Y esas
líneas resuenan absolutamente vivas. Compruébalo por ti mismo.
Desde la Edad Media en estas casas han vivido unas mujeres nada
convencionales. Eran mujeres de una cierta posición social que decidían
vivir en comunidad para servir a Dios y hacer caridad, pero sin llegar a
hacer votos. No era un procedimiento muy ordinario y nunca resultaron
cómodas para la jerarquía eclesiástica.
La sombra de la sospecha
Los beaterios llegaron a ser muy populares en esta parte de Europa, y acabaron por despertar la preocupación de las
autoridades religiosas, que veían en ellos un movimiento demasiado autónomo... Así que no tardaron en acusarlos de
ser centros de herejía, cuando no simple y llanamente de brujería. Y sólo 70 años después de crearse este begijnhof,
el Papa prohibió el movimiento.
Sin embargo, en Flandes consiguieron librarse, gracias al apoyo de los condes, y a cambio de aceptar una cierta
supervisión por parte de las autoridades eclesiásticas. Esto les permitió sobrevivir a lo largo de los siglos... hasta que
en 1928 murió la última de las beguinas.
Un mundo aparte
Te recomiendo entrar por la puerta blanca que hay al final del pequeño puente en el Minnewater.
Recórrelo libremente y sal por el otro extremo (o, si lo prefieres, por donde has entrado).
Esta otra puerta da justo a la casa-exclusa (es la puerta que viste antes cuando pasaste por aquí).
En este tramo del viaje vamos a dejar a un lado las historias. Después de las últimas emociones, tal vez te
apetezca tomar un respiro y simplemente vivir la ciudad.
La primera parte del recorrido transcurre entre las pequeñas casas de ladrillo y fachada escalonada que dan tanto
carácter a Brujas. Muchas de ellas son cafés, restaurantes, chocolaterías o tiendas.
Es un recorrido plagado de detalles, muchos de ellos deliciosos. No te desvelo. Descúbrelos sin prisa. Simplemente
déjate llevar, mete la nariz y sé curioso. Incluso tal vez encuentres alguna pequeña tienda con viejas tarjetas
postales...
Esto la deja sin apenas perspectiva. Y tal vez por eso, siempre me
ha parecido como si estuviese a punto de despegar, con sus dos
cohetes a los lados...
Mide más de 120 metros de altura, que vienen a ser los mismos
que la Torre Agbar en Barcelona. Es uno de los edificios de ladrillo
más altos del mundo, y está ahí desde el siglo XIII.
Verás que este recorrido tiene dos finales. Haz primero uno (el 5a) y luego deshaz parte del camino y ve hacia el otro
(5b).
Ten en cuenta que para llegar hasta el 5a tienes que entrar al edificio que hay justo al lado del canal (en realidad es un
pasadizo cubierto).
Suele estar siempre abierto pero si por alguna razón estuviese cerrado, puedes llegar a aquí mismo por el otro
extremo, a través de los patios públicos del Hospital de San Juan.
Y algo debe de tener porque tanto Napoleón como Hitler se apoderaron de ella.
Está en una capilla lateral de la iglesia de Nuestra Señora. Para verla hay que acceder al templo por la parte
dedicada a museo. Es la puerta que te encuentras de frente según vienes desde el Minnewater, antes de llegar a la
fachada principal.
Es una escultura en mármol de Carrara, algo más pequeña que si fuese de tamaño natural. La realizó en 1504, justo
después de la Pietà que hay en el Vaticano y al mismo tiempo que hacía el David que está en Florencia. Vamos, en
un momento de máxima creatividad. De hecho -apunta este primer detalle- la cara de la Virgen es la misma que la
de la Pietà del Vaticano.
Efectos especiales
La mirada
La imagen representa el momento (simbólico) en el que Jesús deja el regazo de su madre para iniciar su propia misión
en la tierra. Fíjate en la mano izquierda de la Virgen. No lo retiene; simplemente apura el contacto antes de perderlo.
Es uno de los detalles más "dramáticos" de la obra. Y está ahí, como escondido. Todo un mensaje en un simple gesto.
Nunca antes se había representado así la Virgen con el niño.
Te habrás dado cuenta de que el tamaño del niño está desproporcionado; es más grande de lo que correspondería
a un niño de su edad. Pues bien, esto es también como consecuencia de esos 8 metros de Siena. Es un "truco
óptico". A esa altura, el niño habría quedado de alguna manera reducido, confundido entre los pliegues de la ropa de su
madre. Al hacerlo más grande, Migue Ángel lo estaba resaltando visualmente y, como está viniendo hacia ti, ese
mayor tamaño acentúa el efecto de perspectiva. Como en un 3D...
En el David que estaba realizando en esta misma época utilizó unos recursos parecidos...
Piedra viva
Piérdete entre los detalles. Entonces te darás cuenta de que cuanto más la miras menos parece de piedra. Y sobre
todo, fíjate en las manos. En las de la Vírgen, como estuvieran a punto de hacer un leve movimiento de un momento
a otro... y en las del niño, una separándose de su madre, la otra, agarrándose desesperadamente a ella...
La obra no está entre las más conocidas del artista, pero tanto Napoleón como Hitler se apoderaron de ella. Las dos
veces la obra pudo regresar a Brujas y hoy, como hace 500 años, su fascinación y su misterio continúan vivos.
Recuerda que la Iglesia de Nuestra Señora tiene dos puertas. Las dos te llevan a la nave pero a sitios distintos dentro
de ella.
El acceso es por una puerta que hay en el lateral derecho de la iglesia (si miramos desde la fachada principal). Es el
lateral que nos encontramos de frente si venimos desde el Minnewater. Esta parte está considerada como museo y
puedes acceder con el ticket de los Museos de Brujas.
Está abierto desde las 9:30 hasta las... 16:30 !!!!! Pero OJO porque cierra cada vez que hay un oficio religioso durante el
tiempo que éste dura (lo indican en un cartel antes de entrar). Los domingos lo más probable es que no esté abierto
antes de las 13:30.
* El resto de la nave está abierto al culto y se puede visitar libremente si no hay un oficio religioso en esos momentos.
No hay que pagar entrada.
El acceso es por una puerta que hay en el lateral izquierdo de la iglesia (si miramos desde la fachada principal). Los
horarios son prácticamente los mismos que para el museo; tal vez cierre un poco más tarde, pero poco.
María de Borgoña es un personaje de leyenda, a pesar que murió muy joven (o tal vez también por eso). Fue
Condesa de Flandes antes de cumplir los 20 años, y cinco años después moría en un accidente cuando practicaba
su afición favorita: la caza con halcones. Su caballo tropezó, cayó sobre ella y le produjo heridas que acabarían con su
vida unos días después.
Los libros de Historia dicen que la muerte de María de Borgoña supuso el fin del esplendor de Brujas y el comienzo
de su lenta muerte. Eso ha acrecentado su leyenda.
Fue enterrada aquí, en la Iglesia de Nuestra Señora, e hicieron para ella una espléndida tumba, refinada como lo era
Brujas en ese tiempo.
Su cuerpo padeció un largo y tortuoso viaje que duró varios meses hasta
que fue enterrado en la catedral de Granada. Hoy sigue descansando
allí, al lado del de su esposa, que falleció muchos años después y que
nunca se desprendió de su recuerdo.
Al lado de la tumba de María de Borgoña está la de su padre, Carlos el Temerario, que curiosamente se hizo 60 años
después, porque su cuerpo había sido inicialmente enterrado en Francia.
Fíjate bien, porque esta diferencia de años se nota en las dos tumbas, y tiene más mensaje del que pueda parecer a
simple vista. En ellas está escrito el destino de Brujas.
La de María representa el esplendor y el orgullo de Brujas. Es de estilo gótico, es refinada, delicada y con una
auténtica pasión por el detalle. Fíjate en los pliegues y los bordados de su vestido. Igual que ocurría en los magníficos
cuadros flamencos de la época.
La de Carlos en cambio habla de la decadencia de la ciudad. Fue encargada desde España y la pagó su tataranieto
Felipe II desde El Escorial. Para entonces Brujas había perdido su libertad... aunque había contribuido a crear
la dinastía más poderosa que habían conocido los siglos.
Con una de estas tumbas había terminado la Edad Media y con la otra estaba comenzando el Renacimiento... un
mundo nuevo en el que definitivamente no iba a haber sitio para Brujas.
Esplendor y muerte, las dos caras de Brujas frente a frente. Aquí mismo, al margen del tiempo.
Recuerda que la Iglesia de Nuestra Señora tiene dos puertas. Las dos te llevan a la nave pero a sitios distintos dentro
de ella.
* La madonna de Miguel Ángel y las tumbas de María de Borgoña y Carlos el Temerario. El acceso es por una puerta
que hay en el lateral derecho de la iglesia (si miramos desde la fachada principal). Es el lateral que nos encontramos de
frente si venimos desde el Minnewater. Esta parte está considerada como museo y puedes acceder con el ticket de los
Museos de Brujas. Está abierto desde las 9:30 hasta las... 16:30 !!!!! Pero OJO porque cierra cada vez que hay un oficio
religioso durante el tiempo que éste dura (lo indican en un cartel antes de entrar). Los domingos lo más probable es que
no esté abierto antes de las 13:30.
* El resto de la nave está abierto al culto y se puede visitar libremente si no hay un oficio religioso en esos momentos.
No hay que pagar entrada. El acceso es por una puerta que hay en el lateral izquierdo de la iglesia (si miramos desde la
fachada principal). Los horarios son prácticamente los mismos que para el museo; tal vez cierre un poco más tarde,
pero poco.
Para llegar hasta aquí rodea la iglesia, recorriendo su lateral derecho (si miras desde la fachada), cruza bajo un arco, y
llega a un pequeño canal.
Merece la pena que te recrees en estos rincones. Es un lugar sacado del tiempo. Verás gente que entra y que sale,
barcas que llegan desde no se sabe muy bien dónde y que parten hacia idéntico misterio, como si fuesen pasajeros
condenados a ir y venir eternamente...
Ahí, a la derecha, junto al canal hay un pedestal con un sencillo busto en el que se recuerda a Juan Luis Vives con
textos en castellano y en flamenco. Es una escultura sencilla en un lugar absolutamente lleno de encanto.
Eran malos tiempos para nacer... ya que sus padres eran judíos.
Bueno, oficialmente ya no lo eran porque se habían convertido al
Cristianismo... pero eso no les sirvió de nada porque siempre vivieron
con la sospecha sobre sus cabezas.
Sus padres eran acomodados comerciantes en paños (el negocio que había originado el esplendor de Brujas), y
mantenían relaciones con otros comerciantes valencianos que vivían aquí.
Así que a los 21 años se instaló en Brujas. Fue en 1514, curiosamente al mismo tiempo que llegaba a la cercana
iglesia de Nuestra Señora la "madonna" de Miguel Ángel.
Duros tiempos
Aquí pasaría la mayor parte de su vida. Ni pensar en regresar a casa.
En 1524 su padre era quemado por la Inquisición y cuatro años
después los restos de su madre fueron desenterrados y también
quemados en público. ¡Duros tiempos!
Es tiempo de sentir
Ahora, disfruta de este sitio sin tiempo. No hay un solo rincón que no sea extraordinario. Cruza el canal y explora
cada detalle desde la otra orilla. Estás en una especie de recinto vallado. Asoma la cabeza al exterior por sus puertas,
pero no hace falta que te alejes. Luego regresa. Vuelve a cruzar el canal. Justo al lado del puente puedes ver la que
se dice que es la ventana gótica más pequeña de Europa. Búscala en el gran muro de ladrillo.
Esta puerta, al igual que las otras que delimitan el recinto, se cierra por la noche. Como si este espacio, que durante el
día está expuesto al paso del tiempo, necesitase de la noche para volver a encerrarse en sí mismo y recuperar su
esencia...
Una vez que atraviesas el arco, a tu derecha se abre el patio de entrada al palacio Gruutuse, la suntuosa residencia
de una de las familias más adineradas de Brujas. Ya puedes imaginarte lo que debió de ser esta ciudad.
El rincón es absolutamente delicioso, con el palacio, la impresionante vista de la torre de Nuestra Señora, ahora sí,
en todo su esplendor, el canal, la maravillosa escultura de la luna... e incluso el pozo de los deseos...
Este camino tiene también dos finales. Haz primero el 8a y luego ve al 8b.
Para llegar al primero basta que recorras el lateral derecho de la Iglesia de Nuestra Señora. Llegarás a un arco. Una vez
que lo atravieses accederás al lugar de la primera foro.
Cruza el canal y descubre el pequeño patio/parque que hay enfrente. Luego vuelve a cruzar el canal y sal por el arco
que hay junto al lado opuesto del ábside de Nuestra Señora.
IMPORTANTE. Tanto el arco por el que has entrado como por el que has salido suelen cerrar por la noche, al igual que
las puertas de los muros que rodean el patio/parque. Por lo tanto todo este espacio queda cerrado. De noche te queda
el recurso de verlo en parte desde el tramo del canal que hay junto al palacio Gruutuse.
Aquí comenzó todo. Brujas existe desde el siglo IX, la época mítica de estos invasores nórdicos. Los vikingos venían
bordeando la costa del Mar del Norte. Llegaban en unos barcos tremendamente ligeros; desembarcaban y desde
aquí lanzaban sus devastadoras incursiones tierra adentro. De hecho la palabra “Brujas” (Brugge, en flamenco)
proviene de la palabra vikinga "Brygga", que significa puerto o más bien, abrigo o refugio.
En aquellos tiempos estas tierras estaban en los límites de un reino que estaba empezando a formarse: Francia, y su
rey decidió detener a los vikingos levantando aquí mismo una fortaleza.
Fue así como Brujas “cambió de bando”. Dejó de ser un refugio para los invasores y se convirtió en plaza fuerte. Hoy
no existe la construcción original, aunque sí muchos elementos que formaron parte de ella.
Balduíno era el señor de estas tierras fronterizas en la época en que los vikingos
aparecieron. Era un tosco noble “de provincias”, que en el año 862 hace una
visita a la corte del rey de Francia y... secuestra a su hija.
El incidente causó un gran escándalo e incluso tuvo que intervenir el Papa, pero
al final la sangre no llegó al río.
El rey decidió bendecir la unión (en parte porque parece que la propia
“secuestrada” había participado en la operación, y en parte porque tal vez
pensaba que un noble tan osado podría ser una buena herramienta para
defender esas turbulentas fronteras).
Un perfil inconfundible
Con el paso de los siglos la ciudad fue creciendo y se fue formando su
“skyline”, ese perfil inconfundible que puedes ver desde aquí. Estás en el
Rozenhoedkaai, el Muelle del Rosario.
Tómate tiempo para disfrutar del lugar. También puedes probar un chocolate
caliente en la chocolatería que tienes al lado, tomar un tentempié, comprar un
encaje (o un libro), dar un paseo en barca por los canales o, ¿por qué no? tomar
una cerveza mientras miras el espectáculo.
Vuelve a la foto de la página anterior. La terraza que ves enfrente, al lado del
gran árbol, es en realidad una cervecería, que tiene un estante con todas las
cervezas belgas (más de 300). Se entra cruzando el puente que ves a la
izquierda.
Unos metros más adelante pasarás por delante del museo Groeninge y, pasito a pasito, llegarás a la vista más
fotografiada de Brujas.
Luego, gira por la primera calle a la izquierda y, tras pasar por una plaza con mucho sabor, llegarás al Groenerei y al
callejón del Asno Ciego... pero ésas son ya otras historias...
Recorre el canal hasta el final, hasta que desemboca en otro, y luego da la vuelta y vuelve al punto de partida. Las
vistas más llamativas las vas a encontrar en el camino de vuelta, pero no está de más que cuando hagas la ida, eches
la vista atrás de vez en cuando porque, según la hora del día o según cómo se comporte el sol, la misma vista puede
cambiar en cuestión de minutos.
Éste no es un lugar de otro tiempo, ni siquiera un lugar sin tiempo... Es, por encima de todo, un lugar que vive en su
propio tiempo. Detente en la orilla o sobre alguno de los puentes y simplemente observa. Es un lugar lleno de
historias que pasan constantemente ante tus ojos. Los puentes son como esos relojes de madera suizos en los que
los personajes aparecen por un lado, hacen su pequeña reverencia y desaparecen por el opuesto. Aquí verás
personas que aparecen sobre los puentes, representan su pequeño fragmento de historia y desaparecer por el otro
extremo.
Otras veces será una barca que pasa por debajo de ellos. Sí, también algún coche... qué se le va a hacer...
Entra en el juego, déjate llevar por la magia del lugar. Observa... e inventa tú mismo las historias...
El Groenerei (el Muelle Verde) es un camino sin pérdida. Ida y vuelta por el mismo sitio, a orillas del canal.
Sin embargo, antes de entrar a un lugar tan solemne como el que vas a visitar, me vas a disculpar si me permito una
más o menos inocente irreverencia. Cuando vienes desde el Goerenrei vas a entrar a la plaza a través del Callejón
del Asno Ciego.
No he querido preguntar quién es. Para mí siempre ha sido y siempre será... el rey de espadas... y la figura que hay a
la derecha,... la sota de bastos...
¿No te lo parecen?... Tal vez es que soy un poco tahur... En cualquier caso, ¡vaya una cerveza en su honor!...
Ahora sí. Es hora ya de entrar en la plaza. Durante 400 años aquí estuvo la fortaleza que levantó Balduíno I para
hacer frente a los vikingos. Hoy no queda prácticamente nada de ella, ya que en 1376 el Conde de Flandes Louis de
Malle ordenó que la derribasen para construir un edificio más confortable y más acorde al esplendor y la riqueza de
Brujas. Es el Ayuntamiento, el espectacular edificio que ves en la foto.
la izquierda del Ayuntamiento, como un gran merengue, con sus dorados y sus adornos casi imposibles, está el
edificio renacentista que fue construido como sede del Registro Civil y que desde el siglo XIX es Palacio de Justicia.
Este edificio es una de mis debilidades. Piérdete en sus detalles, observa sus esculturas...
Justo enfrente de ambos, al otro lado de la plaza, puedes ver la mayor huella que dejaron los revolucionarios
franceses tras su paso por aquí: un solar. Es el lugar que durante casi 1.000 años ocupó la catedral de San
Donaciano, que fue totalmente destruida por los franceses. Fue en 1799.
La catedral se había empezado a construir poco después que la propia fortaleza y fue creciendo con el tiempo. Cuando
la destruyeron era la iglesia más espectacular de Brujas y aquí estaban enterrados ilustres personajes de la historia
de la ciudad, entre ellos el pintor Van Eyck y el humanista español Luis Vives. Sus tumbas, y sus restos, se perdieron
con la destrucción y el saqueo del edificio.
El rincón mágico
A estas alturas te habrás fijado que la plaza tiene otro pequeño edificio, casi arrinconado al lado del Ayuntamiento, y
también con esculturas doradas en su fachada. No lo dejes de lado, porque es un sitio mágico.
Es la basílica de la Santa Sangre. En ella se veneran los restos de lo que, según la tradición, es la sangre de
Jesucristo, traída a Brujas desde Tierra Santa en época de las Cruzadas.
Pero si te parece, tómate un respiro para disfrutar del sitio, y deja esta historia para el siguiente capítulo.
La basílica de la Santa Sangre son en realidad dos pequeñas capillas. Eran las capillas del antiguo castillo de los
condes de Flandes (la fortaleza que había construido Balduíno I para defenderse de los vikingos y que estaba donde
hoy está el Ayuntamiento).
Ambas han conseguido llegar en pie hasta hoy, en parte quizás por lo que guardan en su interior. Y es que en una de
ellas se venera la ampolla que, según la tradición, contiene sangre de Jesucristo que fue recogida al pie de la cruz
por su tío Juan de Arimatea.
Ahora es el momento de hacer un verdadero viaje en el tiempo. Porque vas a asistir a un fenómeno espiritual que se
viene desarrollando en este mismo sitio desde hace más de 800 años.
La reliquia llegó a Brujas en tiempos de las Cruzadas, aunque hay dos versiones sobre cuándo exactamente. Hay
una versión "mítica" y otra un poco "menos noble". Aunque las dos son muy, muy antiguas.
La primera versión la puedes "leer" sobre la entrada principal. Dice que la trajo de Tierra Santa el Conde de Flandes
Thierry de Alsacia (el guerrero dorado que está a la izquierda de la puerta).
Fue en el año 1150. Thierry participó en la Segunda Cruzada y, según esta versión, le entregó la reliquia allí mismo el
rey de Jerusalén, que no era otro que su cuñado Balduino II.
La otra versión da un origen algo "menos noble" a la llegada de la reliquia. Según la segunda versión, la Santa Sangre
llegó un siglo más tarde.
El protagonista es otro Conde de Flandes, en esta ocasión, Balduíno IX, que se fue a la Cuarta Cruzada, y participó en
el saqueo que los cruzados hicieron en Constantinopla. La reliquia procedería de ese saqueo.
Lo curioso (o tal vez no) es que este culto a la Santa Sangre tiene alguna relación con uno de los mitos más
importantes de la cultura occidental: el de la búsqueda del Santo Grial.
¿Sabías que el mito del Santo Grial tuvo su origen aquí, en Flandes? Pues sí. Y además enlaza con la primera de las
versiones.
Desde la Edad Media se considera que el Santo Grial era la copa con la que Jesús celebró la última cena y que
después habría utilizado Juan de Arimatea para recoger su sangre mientras estaba en la cruz. Esa copa tendría
propiedades sobrenaturales y estaría custodiada por una hermandad secreta.
Pues bien, el origen del mito del Santo Grial hay que buscarlo en Felipe de Alsacia, que no es otro que el guerrero
dorado que hay a la derecha de la puerta principal. Felipe de Alsacia era hijo de Thierry (el guerrero de la
izquierda) y a su muerte le sucedió como conde de Flandes.
Felipe participó en dos Cruzadas y de hecho, murió en la segunda de ellas. Según parece, de su primer viaje a Tierra
Santa trajo un misterioso manuscrito y se lo entregó a su "escritor de cámara" para que hiciese con él un relato de
caballerías. Ese escritor era Chrétien de Troyes.
Dejamos aquí el asunto. Pero si te apasiona, podrás conocer el final de la historia en tu visita a Gante, en el castillo
que el propio Felipe mando construir siguiendo el ejemplo de los que había visto en Las Cruzadas.
Sé parte de la historia
Ahora te toca ser parte de la historia. Entra en las capillas (ojo a los horarios). La inferior (la tienes aquí) la mandó
construir en 1134 el propio Thierry de Alsacia. Era una capilla privada adosada a la residencia de los Condes de
Flandes. Tiene todo el aspecto robusto de la época.
Detrás de ese altar hay una persona que preside (o mejor, acompaña) el momento. Los visitantes van pasando de uno
en uno, entrando por un lado del altar y saliendo por el otro.
Si eres creyente puedes hacer una breve plegaria. Si no lo eres, no trivialices la visita: siente que estás participando
en un fenómeno espiritual que tiene ocho siglos de antigüedad, y eso por sí sólo ya estremece.
La Basílica de la Santa Sangre es el pequeño edificio de piedra gris con esculturas doradas en la fachada que hay en
un rincón del Burg, junto al Ayuntamiento.
INFO PRÁCTICA
Presta mucha atención a los horarios. En principio la Santa Sangre puede venerarse entre las 10 y las 12 de la mañana,
y entre las 2 y las 5 de la tarde. Pero estos horarios pueden cambiar. El acceso a ambas capillas es gratuito.
Hoy esa vitalidad de siglos sigue tan viva que, simplemente, se respira.
Esta plaza es el lugar con más vida de la ciudad. Así era en el siglo XIII y así es hoy. Está dominada por el edificio
que ves en la foto, que en realidad son dos construcciones más o menos independientes.
El edificio de ladrillo de tejados puntiagudos es la Lonja de los Paños, el sitio donde se desarrollaba el comercio de
la lana y los paños. Ahí se "cocinó" la riqueza y la independencia de la ciudad.
Tiempos turbulentos
La plaza, sin embargo, no acaba en estos edificios. En su conjunto es una magnífica escenografía. El otro edificio
singular de la plaza es el espectacular Palacio Provincial. Es un edificio muchísimo más reciente. Tiene poco más de
100 años y está inspirado en el Ayuntamiento. Es de estilo neogótico, un estilo habitualmente menospreciado, pero hay
que reconocer que en este caso consigue dar a la plaza un carácter realmente espectacular.
Completan la plaza algunas casas históricas y una buena colección de pequeñas casas de fachada escalonada
(todas ellas restaurantes). Algunas no son muy antiguas, pero ayudan a dar a la plaza ese carácter vivo.
Y por supuesto, están los coches de caballos, el mercadillo de los miércoles, los turistas, las terrazas, el mercado
de Navidad y la pista de hielo... El presente y el pasado juntos... y revueltos. Porque en esta plaza están todos los
tiempos. Y todos ellos viven juntos... y más o menos en paz... como ha venido ocurriendo día tras día durante los
últimos 800 años...
Elige el final
El Markt suele ser el comienzo de una visita a Brujas. En tu caso es el final. Pero ese final debes elegirlo tú.
La primera consiste en cerrar la historia. Se trata de completar el circulo y llegar de nuevo a la estación, aunque esta
vez por una ruta más directa. El camino, eso sí, lo vas a hacer como al comienzo de tu viaje, con una lenta
"descompresión", para que puedas hacer poco a poco el regreso al siglo XXI.
Pero si te queda algo de tiempo... y de fuerzas, te propongo una segunda opción, que en realidad es la anterior un
poco ampliada. Se trata de apurar la historia y hacer antes un último paréntesis. Un "contenido extra" que te va a
llevar al lugar en el que nació la Bolsa y al mayor canal de la ciudad. No están lejos de aquí y, aunque tal vez el
encanto se va a empañar un poco con la llegada de los coches a nuestra historia, no dejan de ser sitios que merece la
pena recorrer.
Y... bueno, siempre hay una tercera opción (que es la que sin duda te recomiendo): descansa un poco en el hotel y
luego saborea los sitios que más te hayan impactado. Ya sin prisas, ya sin recorrido. Si es de noche, incluso serán
otra historia. Tú eres ya el dueño del tiempo y sabes cómo manejarlo. Utiliza los poderes que has aprendido. El final
puede (y debería) esperar.
La plaza de al lado
El Burg y el Markt están separados (o mejor, unidos) por una calle de apenas cien metros. Traza una diagonal desde el
callejón del Asno Ciego y cuando llegues al otro extremo de la línea estarás en el camino.
Sal del Markt por la calle Vlamingsstraat. Estás entrando en el barrio financiero medieval. Así como el Markt era la
plaza del comercio, la zona donde estás era la de las finanzas.
En esta parte de la ciudad vas a perder un poco el ambiente que has estado respirando en tu recorrido por Brujas. Hay
más construcciones contemporáneas y el tráfico, aunque no excesivo, sí se deja notar más. Pero no te dejes distraer
por los ruidos, porque la esencia continúa viva.
Era la auténtica "City". No es casualidad, por tanto, que una de las más importantes delegaciones comerciales
estuviese precisamente en edificio que hay junto a la casa Ten Beurze. El edificio que tienes a la izquierda de la foto
era la casa de la pujante República de Génova.
Hoy el edificio tiene un uso tal vez menos distinguido pero no menos representativo de la cultura local. Es ¡¡el museo
de la patata frita!! Bueno... es otra interesantísima opción cultural y financiera...
A través de la calle de La Academia llegamos a la plaza de Van Eyck (Jan Van Eyckplein). Estás en lo que una vez fue
el corazón del puerto de Brujas.
En el centro de la plaza está el monumento a Jan Van Eyck, el gran creador de la pintura flamenca. Tal vez
recuerdes la Adoración del Cordero Místico (que bajo ningún concepto debes perderte cuando vayas a Gante), o el
Matrimonio Arnolfini que hay en la National Gallery de Londres.
Jan Van Eyck es sin duda una de las grandes figuras de la pintura universal. Y, aunque no había nacido en Brujas,
al igual que había pasado con Luis Vives, hizo de ésta su ciudad.
El edificio más sobresaliente de la plaza es la Logia de los Burgueses, el lugar en el que los ricos burgueses de
Brujas se reunían con los comerciantes extranjeros para hacer sus negocios. Es el edificio que tiene la torre.
Posiblemente te haya llamado la atención una curiosa escultura de un oso en la esquina de una de sus fachadas.
Pues bien, rinde homenaje al primer habitante de Brujas, que según la tradición fue un oso.
Según cuenta la leyenda, cuando Balduino I llegó a estas tierras allá por el siglo IX para levantar su fortaleza contra
los vikingos, la zona estaba habitada por un oso, al que tuvo que enfrentarse y al que mató con una flecha.
No es ni mucho menos la primera vez que en las tradiciones medievales aparece la figura del noble dando muerte a
un oso (... o incluso a la inversa...).
Sea como fuere, el hecho es que el oso pasó a formar parte del escudo de Brujas. Y esta pequeña escultura, que no
podemos negar que es un tanto peculiar, se ha convertido en uno de los personajes más queridos de la ciudad.
Siguiendo con la plaza, en el lateral izquierdo -si das la espalda a la Logia de los Burgueses- verás la pequeña Casa
del Peaje. Aquí se cobraran los impuestos por las mercancías que entraban en la ciudad. Justo enfrente está la mayor
casa medieval de Brujas.
Eso sí, si sigues por el canal no te olvides de mirar de vez en cuando hacia atrás. La imagen de la plaza según te vas
alejando, con la Logia de los Burgueses al fondo, es como para hacer el viaje de espaldas...
En el Markt, camina alejándote del Belfort y entra a la calle Vlamingsstraat. En el número 35 tienes Ter Buerse.
Luego toma por la calle que sale justo enfrente y llegarás hasta la plaza Van Eyck y los antiguos muelles.
Para regresar, toma el camino a la inversa. Y recuerda que, desde la plaza Van Eyck, si sigues adelante por la orilla
derecha del canal, llegarás al Groenerei, el Muelle Verde, el de los puentes...
El regreso a la estación -y al siglo XXI- lo vas a hacer como al principio de tu viaje, de forma progresiva, para que
puedas ir saliendo poco a poco de este mundo en el que has estado viviendo las últimas horas.
El camino te lleva por la calle Steenstraat hacia la Catedral, que ya ves al fondo. En esta calle te vas a encontrar con
casas espectaculares, pero también con coches y con los comercios propios de cualquier calle peatonal de nuestro
tiempo. Es como si los dos mundos empezasen a mezclarse lentamente...
Mientras curioseas no dejes de observar las fachadas de las casas y, sobre todo, de vez en cuando mira hacia
atrás. Merece la pena ver la perspectiva con el Markt al fondo según te vas alejando. Como el recuerdo del paraíso
perdido...
Y así, un poco hacia adelante y un poco hacia atrás, el camino te lleva a la Catedral de San Salvador.
Interiores
Eso sí, si tienes suerte, tal vez puedas escuchar (y ver) al "maestro"
tocando el órgano. Si lo consigues, será un broche de oro para
despedirte de esta maravillosa ciudad... Una vez más, con los ojos
bien abiertos y con los ojos bien cerrados...
El final... ¿o el principio?
Al final de la calle llegas a t' Zand, una amplia la plaza donde está el
rompedor edificio rojo del Palacio de las Bellas Artes.
¿Lo empezamos?
Si prefieres la ruta "primera", cuando salgas de la Catedral, sigue por la misma calle por la que ibas (a partir de aquí se
llama Zuidzandstraat) hasta llegar a t'Zand, la gran plaza donde están los restaurantes y el moderno Palacio de Bellas
Artes.
Desde aquí, la avenida Koning Albert I (Rey Alberto I) te lleva hasta la estación. Es la circunvalación de la ciudad.
Eso sí, lo primero que tienes que tener en cuenta es que la noche llega a horas muy diferentes en invierno y en
verano. En enero ya es de noche a las cinco de la tarde, mientras que a finales de junio hay que esperar hasta más
de las once de la noche.
Pero lo que es cierto es que tanto en invierno como en verano hay un antes y un después de las cinco-seis de la
tarde, que es cuando cierran comercios y museos.
La ciudad se va vaciando y hay zonas en las que parece una ciudad fantasma, como si estuviera ensimismada.
Como es habitual en esta parte de Europa, se cierran las puertas, se apagan las luces, se sacan y se recogen las
basuras. Cuando se viene desde los países mediterráneos este "cierre" a veces desconcierta (sobre todo en verano
cuando aún queda una larga tarde por delante con más de seis horas de sol).
Es como si la ciudad, liberada de las exigencias de un día de trabajo, se mostrase relajada. No tengas prisa. Pasea,
siéntate, haz fotos... pero sobre todo, respira. Es un paseo en el que lo más importante no es ver, sino sentir. Disfruta
de la noche tal como era antes.
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La Guía de Brujas de Tadeus Zimm 62 edición marzo de
www.tadeuszimm.com 2013