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PRÓLOGO

La punta de una espada larga atravesó su visión ante él.

Quien sostenía la espada era una muchacha hermosa. Su impresionante cabello plateado
alcanzaba su cintura; ella miró con calma al joven mientras montaba su caballo.

—Arroja ese arco— Dijo ella.

El chico obedientemente puso su arco en el suelo.

No tenía pensamientos de resistencia. Él ya había agotado las pocas flechas que llevaba
consigo.

Innumerables cadáveres yacían en los alrededores. Espadas y lanzas rotas alzadas hacia arriba,
como si fueran mensajes de odio.

El olor de la sangre aumentaba y espesaba el aire que arrastraba el viento.

—Mi nombre es Eleanora Viltaria. ¿Cuál es el tuyo?

La refrescante voz de la chica aparto el olor de la sangre. Sus ojos dignos eran como lirios
rojos, tanto misteriosos como brillantes.

El muchacho respondió, aunque desconcertado.

—...Tigrevurmud Vorn.

Al oír esto, envainó su espada.

Ella le sonrió al chico y dijo:

—Tú me perteneces desde ahora.

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CAPÍTULO 1 - ENCUENTRO CON LA VANADIS

—Maestro Tigre.

Su cuerpo se estremeció debido a la voz familiar de una chica.

Ya que fuera de la ventana había un día soleado, él sabía que la mañana había llegado. Sin
embargo, él tenía sueño.

—Un poco más de tiempo... sólo un poco más.

—¿Por cuánto tiempo es un poco más?

—No tengo ninguna caza prevista para este día, así que hasta el mediodía...

—¡Por favor, no sea perezoso y despierte ya!— Ella lo regañó. Después de que le quitaran las mantas,
el hombro de Tigre fue agarrado violentamente.

Al abrir los ojos, vio a una chica cuyo rostro se tornó a un rojo de ira. Tenía un rostro infantil y
el cabello castaño con dos moños, ella apenas parecía una amenaza, incluso cuando estaba enojada.

—Ah... ya es de mañana, Teita— La voz que salió de él fue la que traicionó a su somnolencia, Tigre
llamó por su nombre a la joven sirvienta. Teita lo liberó después de darse cuenta de que estaba
despierto.

—¡Los soldados ya han terminado de realizar sus preparativos, están esperando por usted, Maestro
Tigre!

Tigre repitió varias veces sus palabras dentro de sí, sin comprender nada. Su rostro palideció a
la vez.

—... ¡Rayos!— Él salió a trompicones de la cama al mismo tiempo que Teita doblaba la ropa de
dormir. Colocó un pequeño cubo de agua a sus pies.

—Gracias por prepararme las cosas como de costumbre.

—Pensé que esto podría suceder. Voy a preparar su comida. Una vez que se haya lavado la cara, por
favor, venga a desayunar.

Mostrando señales de ira, Teita sonrió agradablemente y se inclinó mientras sostenía su falda
antes de salir de la habitación con pasos cortos. Tigre se sintió fresco después de lavarse la cara y
sentirse completamente despierto. Se vistió y salió corriendo de la habitación, se abrochó los botones
de su ropa mientras corría hacia el final del pasillo.

—No tengo tiempo... Me pregunto si realmente puedo encargárselo a ella.

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Tigre se dirigió directamente a una habitación al final del pasillo. Era una habitación pequeña,
apenas capaz de albergar sentados a tres adultos. Allí se encontraba una espléndida decoración en la
que estaba apoyado un arco. Las cuerdas estaban empapadas y estiradas, por lo que estaba para su
uso en cualquier momento si fuera a realizar algo. La única característica del arco era su color negro.
Se distinguía un agarre curvado, y la cuerda del arco también era negra. Era como si el propio arco
hubiera sido cortado desde la misma oscuridad.

Cuando veo esto, me da una sensación extraña.

El arco tenía una atmósfera extraña, diferente al de los demás, pero era una reliquia. Se dice
que los antepasados Vorn lo usaban siempre para cazar. El padre de Tigre dejó en su testamento un
escrito con respecto a la posesión y uso del arco.

[Sólo cuando realmente necesites este arco, tendrás que utilizarlo. De lo contrario no lo
utilices.]

Debido a la voluntad de su padre, el afable disgusto que sentía hacia el arco y su respeto por
sus antepasados, Tigre evitó tocarlo tanto como le fue posible. Corrigiendo su postura y su
respiración, Tigre agarró su puño delante de su pecho y le dio las gracias a la reliquia de sus
antepasados transmitida de generación en generación. Cuando terminó, se acercó rápidamente y en
silencio miró hacia el pasaje. Tigre apresuradamente corrió hacia el comedor.

Tigrevurmud, de 16 años, nació en la familia de un conde en el Reino de Brune. Él se hizo


cargo de la casa cuando su padre cayó enfermo, palideciendo hasta su muerte hace dos años. Su
título era algo así como una exageración, ya que sus antepasados fueron quienes alcanzaron el estado
de Conde.

Él sentía que simplemente era una persona que se llamaba Tigre. Cuando Tigre entró en el
comedor, un fragante aroma dulce llegó a su nariz. Sobre la mesa rústica había jamón, pan de
centeno, un omelet, leche y sopa de setas a partir del cual el vapor flotaba.

Teita le esperaba en la mesa.

—Estoy bien con sólo la sopa.

—Eso no es bueno.

Cuando llegó a la hora de la merienda, Teita se mantuvo obstinada.

—¿Qué haría usted si su estómago se resintiera antes que todos? Sería vergonzoso.

Con las manos en la cintura, su mirada severa se dirigía hacia Tigre. Se veía más aterradora que
antes que cuando tuvo que ir a despertarlo.

Tigre se rindió ante la batalla que no podía ganar y empezó a comer con ella. Después de
comer pan y beber su leche, rápidamente se comió su omelet y su sopa.

—Gracias por la comida.

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Se puso de pie mientras repetía estas palabras. Teita, con una servilleta y un cepillo en la
mano, se acercó a él:

—Hay un poco de comida restante. Por favor, asegúrese de limpiarla correctamente.

Hablaba con un tono un poco enojado, limpiándole la boca a Tigre con la servilleta.

—Su cabello también es un desastre.

Después de eso, su mano que sostenía el cepillo se extendía hacia adelante, mientras cepillaba
cuidadosamente su cabello rojo.

—Mira, tu cuello también se dobla.

Coloco el cepillo y la servilleta sobre la mesa y le arregló la ropa a Tigre. A pesar de que ella
había terminado, Tigre mantuvo la postura.

—Maestro Tigre-sama.

—¿Sí?

La voz de Teita repentinamente se debilitó. Tigre la llamó suavemente. Él le habló a ella como
a una hermana más joven, ya que ella era un año más joven.

—¿Por qué, por qué tiene que ir a la guerra, Maestro Tigre?

Tigre tenía una cara de preocupación mientras se acariciaba su cabello rojo. Era obvio lo que
estaba diciendo Teita.

—Es a causa de Su Majestad. Como el jefe de la familia, como el Conde Vorn, es natural servir al Reino
de Brune.

—P-Pero— Ella miró a Tigre con una cara llorosa, sin dejar de discutir.

—Apenas fue capaz de reunir a un centenar de soldados...

Aunque él era un aristócrata, era menor de edad aún. La familia Vorn no era pobre; sino que
era simple. Llamarlos modestos era más adecuado.

El territorio de Alsacia estaba en el campo, entre las montañas y los bosques lejos del centro
del país, y sus ingresos eran mínimos. Él estaba muy lejos de la realeza asociada a un noble. La vida de
Tigre estaba tan lejos de los grandes.

Aunque su residencia no era demasiado grande, la única para manejar todas las tareas era
Teita.

—He oído que el enemigo es del Reino de Zhcted. En ese caso, usted debería permanecer aquí,
Maestro Tigre. Después de todo sólo hay una sola montaña entre Alsacia y el Reino de Zhcted.

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—Eso puede ser cierto, pero esto es el campo. Zhcted no tiene ninguna razón para atacar un lugar
como este.

Tigre estaba agradecido de que su tierra no se convirtiera en un campo de batalla.

—Eso... Así que irá, incluso si le ridiculizan por su arco.

—Esto se debe a que es imposible llevar a cabo los servicios militares distinguidos.

—¡No importa si hace tales cosas!

Teita gritó y se aferró a él, con la cara enterrada en el pecho de Tigre.

—Sólo... no trabaje en exceso, y no se lesione. Por favor regrese a salvo.

Tigre abrazó suavemente el delicado cuerpo de la dama, porque ella se preocupaba por él.

—No te preocupes. Regresé sano y salvo de mi primera batalla de hace dos años.

—En ese momento, el Maestro Urz era...

Teita tragó sus palabras. Urz era el padre de Tigre que murió hace dos años. Tigre golpeó la
cabeza de Teita para lograr tranquilizarla.

—En esta batalla, mis fuerzas han sido colocadas en la retaguardia. Estaré a salvo. Incluso si pasa algo,
encontrare la manera de arreglarlo.

Mientras utilizaba el dedo para limpiar sus lágrimas a punto de derrame, Teita asintió.

—Es decir, ¿Está realmente bien, Maestro Tigre? Siempre está adormilado. Asegúrese de no estarlo
dentro del campo de batalla.

—No me gusta la forma en que me recuerdas diciendo que siempre me quedo dormido.

—Es simplemente un hecho. Usted sólo es capaz de despertarse sin sentirse adormilado en un día de
caza.

El contraargumento de Tigre fue detenido por una objeción decepcionante. Aun así, él
entendió que Teita le animaba tanto como podía. Tigre la abrazó lo más cerca que pudo, una vez más.
Teita confió su cuerpo a Tigre. Su calor se podía sentir a través de su ropa, un olor ligeramente dulce
provenía de su cabello castaño. Si duraba más que esto sólo sería más doloroso. Tigre la soltó, reacio
a dejarla ir.

—Ya me voy, Teíta.

Secándose las lágrimas con la manga, Teita sonrió.

—Por favor deje la casa a mi cuidado. Cuídese, Maestro Tigre.

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Tigre se alisto con un arco y su aljaba sobre el hombro y salió de la casa. Los soldados ya
estaban esperando en formación. Un pequeño y viejo hombre que llevaba una armadura de cuero se
inclinó ante Tigre.

—Joven Señor, todos los miembros se encuentran preparados. El armamento también está listo.

—Has trabajado duro, Batran.

El anciano era un siervo de Tigre y su experiencia en la guerra era muy superior a la suya. Él era
el único que no fuera Tigre, quien tenía permitido montar a caballo. Todos los demás eran soldados
de infantería equipados con armadura de cuero y una lanza o espadas.

—Todos ustedes se han reunido.

Como Tigre habló con palabras de agradecimiento, los soldados veteranos alegremente
hicieron una broma.

—Señor, no hay necesidad de preocuparse. A pesar de que han pasado tres años desde la última vez
que estuvimos en una batalla, hemos entrenado sin cometer errores, todos los días trabajando en los
campos de entrenamiento.

—Si desobedecemos las órdenes del rey o las seguimos, vamos a tener un montón de comida, da
igual.

—Esa es una observación a acoger. ¿Por cierto, es que su esposa no viene? El enemigo sólo tiene uno
o dos mil hombres. Estoy seguro de que podría conducir a la basura con sus gritos.

La risa estalló entre los soldados.

—Deberías dejar de decir eso delante del Joven Señor. Su mujer es indiferente a tanto enemigo y
aliado.

Mirando hacia atrás de Batran, Tigre terminó la conversación con sus hombros encogidos. La
moral no debe ser un problema. A medida que la risa se apagaba, los hombres saludaban a Tigre.
Batran disparó su arco con su mano derecha y dio un grito.

— Nuestro destino son las Llanuras de Dinant. Nos uniremos al ejército del señor Massas a mitad de
camino.

La infantería miró a sus banderas de batalla. Había dos tipos de banderas. La bandera de la
casa Vorn ondeaba una blanca luna creciente y un meteoro en la tela azul. La otra era la Bandera de
un Caballo Rojo de Bayard - el símbolo del Reino de Brune, que tenía un caballo rojizo con una
melena negra.

—¡Vámonos!

Era la primera vez que el Reino de Brune y el Reino de Zhcted cruzaban espadas en veinte
años.

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La causa del conflicto se debió a las intensas lluvias, lo que causó que el río que bordea los dos
reinos se desbordara. Muchos residentes resultaron heridos porque no realizaron lo adecuado para
mantener el río en su cauce. Esa fue la causa de la pelea.

Cada país recibió una petición de la otra para gestionar adecuadamente las aguas. Como tal,
los dos ejércitos se vieron obligados a ir a la guerra. Sin embargo, eso no fue suficiente para enredar a
Tigre dentro de la guerra.

—Parece que el enemigo tiene unos cinco mil soldados que van en contra de nuestros veinticinco mil.
Las tropas parecen bastante emocionadas por aquí.

Con un tono sarcástico, un caballero anciano nombrado Massas Rodant se sentó junto a Tigre.
Él era un amigo del padre de Tigre y muchas veces actuaba como un benefactor.

—¿Es verdad esto, su Alteza, es la primera batalla del príncipe?

Mientras se movía hacia adelante de lado a lado montado a caballo, Tigre preguntó a Massas.

—Estoy bastante seguro. Es bien sabido que su Majestad adora a su hijo.

Massas, cuyo cuerpo robusto estaba envuelto en una armadura de hierro, se acarició la barba
gris con una cara de mal humor.

—Muchos padres se muestran reacios a permitir que sus hijos salgan hacia la próxima guerra, y es sin
duda diferente cuando es un asunto serio que puede arriesgar el destino de la nación. En ese sentido,
el Rey es quien envió al Príncipe Regnas a su primera batalla para una condecoración... Supongo que
será una buena experiencia para él.

Probablemente quería que su amado hijo recordara su primera batalla. El rey envió a los
caballeros bajo su control directo, así como a las tropas pertenecientes a los nobles que rigen los
territorios cerca de las llanuras de Dinant a la batalla.

Esto incluyó pequeños aristócratas como Tigre y Massas. Una vez que todos los ejércitos se
unieron, sumaban más de veinticinco mil.

Massas llevó algo menos de trescientos soldados. Entre ellos, sólo el cincuenta por ciento
pertenecía a la caballería.

Aunque puede ser inapropiado decir, esa cantidad sería completamente enterrada dentro de
los veinticinco mil. Ya sea que Tigre estaba estacionado en la parte trasera o no, nada cambiaría.

—Es normal el tratar de superar en número al enemigo en la guerra. El Príncipe Regnas un día será
rey. Hacer las cosas de tal manera que no estén mal delante de Su Majestad es lo apropiado.

Fuera de la comodidad, el viejo caballero tocó el hombro de Tigre. A pesar de que puede no
haber sido su verdadera intención, había dicho esas palabras para convencerse a sí mismo también.

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—Eso es correcto. Nosotros los nobles de poca monta debemos permanecer en silencio en la parte
trasera. Al entrar en la batalla, ganaremos una distinción de servicio militar, hay un montón de gente
que quiere salir adelante... Así es, Tigre, ¿has oído hablar de la Vanadis?

Al oír el término, Tigre recordó un rumor y ladeó la cabeza.

—¿Los siete Vanadis de Zhcted?

—Eso es correcto. El comandante enemigo parece ser uno de los Vanadis. Ella es una joven de 16 años
que nunca ha sido derrotada. Es conocida por su excelente manejo en la espada y también se le llama
“La Princesa del viento plateado destellante” y “La Espada Danzante” desde que encabezo las batallas.

En el Reino de Zhcted, existen siete Vanadis. La tierra fue dividida en siete provincias, cada una
gobernada por una de las mujeres conocidas como Vanadis - era difícil pensar que eran de la misma
edad que él. Tigre admiraba extrañamente al comandante enemigo que todavía no había visto. Ella
era de la misma edad y tuvo muchas victorias a su nombre y en la actualidad lideraba una fuerza de
cinco mil.

En el Reino de Brune, donde nació Tigre, a las mujeres no se les permiten ser caballeros, por lo
que la nobleza no tenía ningún incentivo para enviar a sus hijas. Incluso en esta guerra, no había ni
una sola mujer presente como caballero. Eso también fue una fuente de interés.

—¿Cuál es el nombre de esta Vanadis?

—Si mal no recuerdo, es Eleanora Viltaria, y oí que ella es una belleza extraordinaria, como una joya
que nunca va a desaparecer.

—¿Es realmente hermosa?

—Está bien el poder admirar la belleza, pero que sea con moderación. Teita se pondrá celosa.

Massas empezó a carcajearse, su barba gris temblaba, al tiempo que Tigre se enojaba.

—¿Por qué estás recordándome a Teita? Ella es como una hermana pequeña---

—Desde que era pequeña, ella ha sido la hermana pequeña confiable, cuidando de un hermano
mayor desordenado.

Al no obtener réplica, él revolvió el pelo rojo oscuro de Tigre y volvió a la historia principal.

—Si la Vanadis es un gran líder como dicen los rumores, esta batalla será difícil.

—Sin embargo, la diferencia en números es bastante grande. No importa la cantidad de experiencia


que ella posea, será difícil para ella el poder ganar.

No importa la valentía o la capacidad de la Vanadis, una diferencia de cinco veces en las tropas
debe ser imposible de revertir. Aunque Tigre quería llegar a un acuerdo, no podía decirlo tan
fácilmente. ¿Qué es esta sensación tan desagradable? Tenía una sensación de ardor alrededor de la
nuca de su cuello.

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Tigre había sido atacado por esta sensación antes. En ese momento, en las profundidades de la
selva, cuando estaba cazando una manada de lobos, se encontró con un dragón de la montaña.

Él también lo sintió en la mañana cuando Teita vino como lo hacía normalmente y su ingle
permanecía descubierta. De cualquier manera, nada salió bien en esos momentos.

—No estés tan abatido.

Parece que se notaba en su rostro. Massas lo miró con recelo.

—¿Estabas pensando en algo? Te ves un poco distraído.

—Distraído... Hay otras maneras de decirlo. Se podría decir que soy tranquilo y sereno.

Tigre respondió de una manera insatisfecha. Massas entrecerró los ojos y se echó a reír.

—Eres bastante difícil. Recuerdo que hace dos años, cuando ocupaste la posición de Urz.

—Hm, ¿Dije algo?

—Antes cuando estabas ante los representantes de las ciudades y pueblos, al ser consultado sobre el
futuro de Alsacia, tú dijiste: Bueno, me las arreglaré. Eso es lo que quise decir con distraído.

Tigre, incapaz de responder, se encogió de hombros. Massas siguió quejándose.

—Mientras Urz estaba vivo, tenías un temperamento apacible y lleno de calma; eras alguien optimista.
Has dormido mucho, así que supongo que debería elogiarte por ser tan saludable. En realidad, sus
padres eran bastante indulgentes.

—Sin embargo, ¿No estaban orgullosos de mí?

A la espera de una ruptura en las palabras de Massas, Tigre finalmente replicó. En realidad, él
no tiene ningún problema en particular con Alsacia como un todo. Sus ahorros habían aumentado
gradualmente. Incluso si él era bastante distraído por los representantes del pueblo, lo había hecho
bastante bien.

—A excepción de los días de caza, ¿Te puedes levantar tú solo por tu cuenta? Es decir, sin la ayuda de
Teita.

—No, eso es...

—Por lo que Teita me ha comentado... A veces huyes con tu arco y flechas y pasas dos o tres días de
caza en los bosques y montañas de los alrededores.

Los hombros de Tigre se encogieron en silencio. No podía negar eso.

—Pensar que un tipo como usted es un Señor. Bueno, creo que lo puedo ver en tu cara.

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Mirando hacia atrás por encima del hombro, Massas vio a un grupo de soldados. A pesar de
que su voluntad de luchar no les faltaba, fueron colocados en la parte trasera. Sin embargo, nadie
hizo ninguna queja.

—Tigre, es tu trabajo el traer a tus soldados con vida. Es tu trabajo el pensar cómo lucharan. No estoy
seguro de lo que te preocupa, pero asegúrate de llevar a cabo tu deber.

—Muchas gracias.

Al ver la preocupación de Massas, Tigre sonrió y le dio las gracias. Como él dijo, no tendría
sentido pensar en cosas extrañas. A pesar de que sólo estaban allí para hacer que el príncipe se viera
mejor, ellos aún se habían reunido. Nada se esperaba de Tigre o Massas como potencial de guerra.
Aun así, él tomó el consejo de corazón. Unos días más tarde, Tigre llegó a las Llanuras de Dinant.
Veinte mil soldados estaban al pie de una colina, el restante cinco mil se puso en la parte trasera, en la
cima del cerro, rodeando al Príncipe Regnas. Tanto Tigre y Massas se encontraban allí.

Parecía que probablemente la batalla terminaría antes de que ellos peleasen.

●○●

Antes del amanecer, mil efectivos de caballería marcharon en silencio. Sus espadas y lanzas
estaban cubiertas de barro para calmar su brillo, los caballos estaban cubiertos de placas para
ocultarlos, sus herraduras fueron envueltas cuidadosamente en una tela de algodón. Llegaron a una
pequeña colina cerca del enemigo sin que se note. Fue sólo una suave pendiente antes de llegar a
donde la retaguardia de Brune estaba acampada para pasar la noche. Las hogueras se podían ver
bailando en la noche.

—Descansen y hagan los preparativos.

La chica con el cabello argénteo, que estaba de pie ante la caballería se rió un poco. Después
de sus palabras, los soldados retiraron las placas de los caballos y de la tela de las herraduras. Con el
tiempo, el explorador, que se adelantó solo, regresó. El enemigo se había quedado dormido sin
haberlos notado. La chica volvió a mirar a sus hombres y desenvainó su espada larga. Un débil viento
soplaba a lo largo de la longitud de la hoja.

—El enemigo es cinco mil veces más fuertes y nos superan en número de cinco a uno. Aunque sea la
retaguardia, aquí es donde dejaron a sus comandantes. Él probablemente es alguien con habilidades
de lucha de elite.

Aun así, los ojos rojos de la niña estaban llenos de un espíritu de lucha.

—Voy a ir. Voy a ganar. ¿Me siguen?

En silencio, los soldados empujaron sus espadas y lanzas al cielo. La muchacha se volvió hacia
el campamento enemigo y lanzó su espada hacia adelante.

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—¡Cargad!

La bandera ondeaba en el viento. La bandera del Dragón Negro, la bandera del Reino de
Zhcted, un Dragón Negro que escupía un fuego oscuro, se mostraba. El viento se agitó. La caballería
preparaba sus espadas y lanzas. Los arqueros golpeaban sus arcos. Todos siguieron a la chica de la
colina. Los guardias se dieron cuenta finalmente del estruendo de la tierra, y de cómo los caballos
invadieron la base. Sin embargo, ya era demasiado tarde.

—El enemigo——

La chica, de un solo golpe, tomó el cuello del soldado: —no dejen que se escapen— Gritó. A
través del cielo creció gradualmente la luz, mil jinetes encabezados por la chica invadieron el
campamento enemigo.

El Ejército de Brune cayó al caos, desechando sus armas y huyendo en un frenesí. Aunque
algunos soldados se resistieron valientemente, la fuerza era muy lejos de ser diferente a la de ellos. La
fuerza de la chica con una espada, que lideraba el Ejército de Zhcted fue abrumadora.

Cortó a través de los desertores de la batalla de un solo golpe o los echaba sin piedad con su
corcel. Ni una sola vez le toco una gota de sangre.

●○●

Cada vez la espada larga se convirtió, encerrando el viento, un cadáver cayó al suelo; el
número de muertos aumentó. La chica con el pelo plateado ondeando, masacro al enemigo; a medida
que avanzaba en el campo enemigo, la caballería la seguía de cerca. En este punto, la victoria y la
derrota se habían decidido.

Le zumbaban los oídos. Había muchos gritos; era un día del juicio. El sonido de las espadas y el
rugido de las herraduras resonaban en sus oídos.

—Uwa.

Se despertó. Inhaló el cielo azul de la aurora extendiéndose ante él. Empujando y moviendo los
pesos contra su cuerpo, Tigre se levantó. El zumbido en sus oídos desapareció para ser reemplazado
con gemidos ahogados por el sonido del viento. La bandera rasgada ondeaba ligeramente, el sonido
de la hierba que se pisaba se oía. Como el polvo se asentó, el olor de la sangre se deslizó en su nariz.

—Debo haber estado inconsciente...

Estiró el cuello por encima de la pila de cadáveres y miró a su alrededor. La hierba se tiñó de
sangre, varios miles de cuerpos yacían sobre la tierra. Cubrió su boca con la mano para aliviar las
náuseas, se dio cuenta de que su mano estaba húmeda y teñida de color rojo.

—¿Sangre...?

Acariciando su rostro, se dio cuenta no hay signos de lesión.

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—La sangre de otra persona.

Tigre aparentemente estaba con vida, porque estaba enterrado debajo de los cadáveres. Es
probable que ninguno de los enemigos incluso fijara los ojos en él.

—¡Batran! ¡Señor Massas!

Gritó el nombre de su fiel subordinado y el anciano que confiaba, pero no recibió respuesta.
Trató de llamar a los soldados bajo su mando y todavía no se encontraba con alguna reacción.

—Sería bueno si escapaban.

Todo lo que podía ver eran cadáveres, espadas y lanzas rotas, la bandera se rasgó y se
desechó. A pesar de que no estaba seguro, envuelto en la niebla de la mañana, no había señales de
movimiento, ya sea de amigos o enemigos. No se sentía rabia hacia el enemigo. La fatiga pesaba
sobre su cuerpo, y un suspiro logró escapar de su boca.

—¡Qué terrible batalla...!

Casi simultáneamente con la aparición del amanecer, el ejército de Brune dio un ataque por
sorpresa. En lugar de atacar desde el frente, fueron confundidos por un ataque por la retaguardia. El
grande, ejercito de veinticinco mil fuertes hombre se derrumbó.

—El día antes de ayer, antes de que cayera la noche, nuestro ejército confirmó que el enemigo estaba
delante de nosotros. En otras palabras, el ejército de Zhcted dividió sus fuerzas en dos y atacó la
retaguardia primero. Sin embargo, habíamos sido atacados desde el frente también.

Tigre sintió en la nuca un frío. Era un plan sencillo, hasta un niño podría pensar en él.

—Qué miedo, el espíritu de ejecutar con calma un plan de esa índole contra un enemigo que los
superaba en cinco veces la fuerza que tenían.

A pesar de tener menos soldados, dividieron su ejército aún más. Si sus tropas no se movían
excepcionalmente bien, ello sin duda tendría una derrota insatisfactoria.

—Sin embargo, tuvo un éxito espléndido.

El Ejército de Brune se derrumbó por completo. Arrastrada por la ola de aliados que huyeron,
Tigre no podía hacerse cargo y cayó de su caballo, golpeado hasta quedar inconsciente en el proceso.
La unidad que pertenecía a Tigre se vio abrumada por sus aliados.

—Aun así...

Tigre recordaba. Aunque sólo sea por un momento, vio a la chica de cabello blanco plateado
blandiendo la espada larga mientras guiaba al enemigo y mató a soldados de Brune uno tras otro.

—Así que esa fue la Vanadis...

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La Vanadis siempre conducía a las tropas. Recordó las palabras de Massas. Era impropio
llamarla simplemente hermosa. Tigre sintió que se le revolvía su pelo rojo tal y como se encontraba
inmerso en sus pensamientos. Afortunadamente, su arco cayó cerca. Lo recogió, comprobó la tensión
en la cuerda del arco como si fuese atacado por la ansiedad.

—¿No debería ser un problema?

Él se acarició el pecho con alivio, al ver que su cuerda seguía tensa. Él todavía no estaba listo.
Pocas de las flechas en su aljaba permanecieron así. Mirando hacia el cielo, Tigre confirmó la posición
del sol.

—El oeste queda por ahí.

El Ejército de Zhcted llegó al campo de batalla desde el este. Brune estaba al oeste.
Soportando el dolor que atravesaba su cuerpo, Tigre se acercó lentamente hacia el oeste. Sus pies se
detuvieron al reconocer algo en su visión periférica.

Un caballero estaba corriendo hacia él, blandiendo una espada. Tigre sacó una flecha y disparó
su arco. El caballo pisoteó y pateó cadáveres a un lado al tiempo que el Caballero se abrió paso hacia
el Tigre. Cuando la distancia se redujo a treinta Alsin (aproximadamente treinta metros), gritó el
caballero.

—¡Sobreviviente de Brune, me quedare con tu cuello!

Tigre en silencio golpeo su flecha y miraba él casual disparó. El aire era brumoso. Oyó el ruido
sordo de la flecha perforando con precisión la garganta del hombre. Él era sorprendentemente rápido
y tranquilo. El cuerpo del caballero no pudo reaccionar y se inclinó, cayendo al suelo. El caballo, ahora
sin una montura, dio un sonido estridente, se detuvo, dio media vuelta y huyó.

—Me rindo... Supongo que las cosas no van a mi manera...

Dejó escapar un suspiro. Se pregunta si había un caballo que pudiese conseguir con facilidad
en el campo de batalla, Tigre reanudó su marcha y se detuvo en menos de diez pasos.

—¿Un enemigo?

Trescientos Alsin (aproximadamente trescientos metros) de distancia, vio a un grupo de


soldados. Si él era encontrado, lo tratarían de coger rápidamente.

—... Siete personas.

Tigre nació con un buen ojo, más templado por la caza. Una distancia de trescientos Alsin era
suficiente para él, para poder distinguir el rostro de una persona. Verificó el contenido de su aljaba.
Había cuatro flechas restantes. Aunque se mostró confiado con su arco, sabía que no podía salir con
una victoria táctica si era de dos a uno. Si no era diferente de la del hombre de antes, sólo podía ser
despiadada.

—Es posible que sean aliados.

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Mientras que la esperanza de que pudiera ser así, Tigre observó los Caballeros. No podía creer
cuyo rostro que vio.

—La Vanadis...

Cuando recibieron un ataque por sorpresa la noche anterior, esa era la chica que estaba
delante del ejército. Tigre se olvidó de respirar mientras la admira ella. Ella era una joven de su edad,
con el pelo de color blanco plateado, que llegó a la cintura, brillaba en el sol de la mañana. Sus
brillantes ojos color lirios rojos quemados con dignidad. Un brazo con una delicadeza que
emparejaba su edad se extiende desde su cuerpo. En su mano, ella agarró una espada larga que
extrañamente le convenía.

—El Señor Massas dijo que ella poseía una belleza única.

¿Fue incluso necesario decir que tenía razón? Sin duda, era única, o tal vez poco frecuente.
Cuanto más miraba, más se acordaba. Tigre volvió en sí moviendo la cabeza, apartando todos los
pensamientos ociosos. Se quedó mirando a la Vanadis con una mirada tranquila. Los otros caballeros
deben haber sido su guardia. Sus caballos avanzaban como si la defendiesen solamente a ella.

—Si elimino a la Vanadis...

El ejército había sufrido una derrota desastrosa. Seguro que había una persecución a gran
escala, ya que muchos soldados Brune habían huido.

—Si ella cae, será imposible para el enemigo el continuar su búsqueda.

Los soldados que seguían a Massas y Batran y los de Alsacia serían más propensos a sobrevivir.
Un impulso para luchar brotó en su interior. Energía entró en la mano que agarraba su arco.

—Voy a darle una oportunidad.

Tigre sacó una flecha y le dio un golpe. La cuerda de arco se curvo. Inconscientemente coreó el
nombre de Dios.

—Oh Eris, la diosa de las tormentas...

El crujido de la cuerda del arco hizo cosquillas en el tímpano. En la actualidad, en el continente,


el rango máximo de un arco es aproximadamente de doscientos cincuenta Alsin. Este fue
simplemente una medida de la distancia, no a donde podría volar.

Con el objetivo de que la distancia incurriría en reducir el daño a un enemigo, lo que fue
necesario estimar era reducir distancias. La Vanadis seguía a trescientos Alsin de distancia. Aun así,
Tigre disparó la flecha. La flecha atravesó el viento y dio profundamente en la cabeza de un caballo de
un caballero cercano que se montó sobre él.

El caballero fue arrojado a la tierra cuando el caballo se vino abajo. Tigre lanzó su segunda
flecha, perforo el centro de la frente de otro caballo.

—Bueno.

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El camino estaba ahora despejado con dos guardias a tierra. Ahora había un hueco en el que
sus flechas podían alcanzar el Vanadis con el pelo argénteo y Lirios rojos por pupilas.

—Ahora para la cosa real.

Tigre tomó su aljaba, su aliento caliente y pesado. En los recovecos de la montaña en la que el
sol no brillaba había enfrentado a un dragón Terrestre de no más de cuarenta chets (unos cuatro
metros). Incluso entonces, no estaba tan tenso.

—Incluso si los demás caballeros trataban de defenderla, con los caballos muertos y los soldados
caídos que obstaculizaban sus movimientos, les tomaría un tiempo.

Fue un lapso muy corto de tiempo. Sin embargo, fue suficiente para Tigre.

—Ella tomará una acción en una situación como esta. ¿Ella agacharía la cabeza, o será que saltara de
su caballo de inmediato?

Era imposible moverse a la izquierda o a la derecha, y retrocediendo unos pasos apenas sería
un retroceso. Hombres y caballos caídos estaban frente a ella, por lo que sería difícil de saltar por
encima de ellos sin una mayor carrera. Incluso si era posible, ella no tendría tiempo para esconderse
de una flecha después de aterrizar. Tigre se quedó mirando la Vanadis una vez más y fue atacado por
un frío feroz. La Vanadis sonrió. Era evidente que estaba feliz.

—¡Ku!

Tigre apretó los dientes. Casi fue tragado por ella. Se quitó las dos flechas restantes, se colocó
una en la boca, y dio un golpe a la otra. Sin embargo, Tigre vio un espectáculo increíble. El caballo de
la Vanadis montó vuelo suavemente a través del aire.

Saltó sobre sus subordinados caídos. Alcanzó una altura de cerca de veinte chets
(aproximadamente dos metros). Se sentía como si alas crecieron detrás de Tigre. Esto no saltó, voló.

—¿Y ahora qué...?

Todo el cuerpo de Tigre temblaba de miedo. Se preguntó si sus ojos le habían jugado una
mala broma. Un caballo no podía saltar tan alto como veinte chets sin carrera mientras está montado.

Sin embargo, la Vanadis aterrizó como si nada pasara. El caballo empezó a correr directamente
hacia él. No tenía tiempo para tener miedo. Se regañó a sí mismo. Podría haber sido una ilusión de
algún tipo. Tigre fulminó con la mirada y disparó su tercera flecha. La flecha montó el viento,
cortando a través del cielo hacia su frente — fue golpeado por un relámpago de plata.

—¿En serio?

Tigre casi no podía creer lo que veía. Tenía la boca abierta y estrecha. La flecha voló a una
velocidad alta de muchos cientos de Alsin, y ella lo golpeó abajo con una espada. Sólo pensaba en un
héroe de las leyendas que podría hacer algo como eso.

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Difícilmente es algo que la persona promedio podría hacer. Él lanzo un golpe con su última
flecha. Sólo tenía una confianza absoluta en su arco. Su oponente fue corriendo hacia él a solas, ella
ya estaba a menos de trescientos Alsin de distancia.

—No puedo dejar pasar esta.

Apuntó y disparó su flecha final, sin embargo, fue desviado exactamente de la misma manera
que antes. Mientras tanto, La Vanadis se abalanzó sobre su caballo sin soltarlo ni un momento. Ella
corrió ferozmente y llegaría dentro de los diez segundos.

—Así que eso es todo.

Sus flechas se habían agotado. No tenía otras armas. Sería imposible huir del caballo a pie.
Agarrando su arco, Tigre se puso de pie con ambas piernas con gran fuerza. Sus acciones no eran de
ninguna manera antiestéticas. La Vanadis detuvo su caballo ante Tigre.

El chorro de sangre y polvo volando no tocaban su pelo argénteo. Su piel blanca le recordaba
a la nieve que estaba perpetuamente en los montes de su ciudad natal.

Ella parece tener unos contornos perfectos, una nariz bien formada y con mucho encanto, los
labios húmedos con remembranzas de la mejor escultura.

Sus brillantes ojos color Lirios rojos se inundaron con energía; que daba la impresión de no
estar hecho de carne y hueso. Metió la punta de su espada larga hacia Tigre.

—Tira el arco.

Después de que él obedeció de mala gana, la Vanadis asintió satisfecha y dijo con una sonrisa.

—Eres un experto.

Tigre no entendió de inmediato las palabras dirigidas a él.

—¿Me está alabando a...? ¿El hombre que intentó matarte?

Su confusión superó su alegría.

—Mi nombre es Eleanora Viltaria. ¿Cuál es el tuyo?

—Tigrevurmud Vorn.

—¿Un aristócrata? ¿Qué título ostentas?

Entre Brune y Zhcted, sólo los de la nobleza poseían apellidos. Las personas con un apellido
que no pertenecían a la aristocracia eran una pequeña excepción.

Cuando él le dijo que era un Conde, su sonrisa cada vez más se convirtió en una de alegría.

—Muy bien, Conde Vorn.

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La espada larga se enfundó en su cintura. Eleanora habló intensamente.

—Tú me perteneces desde ahora.

Ella dijo palabras que parecían tener poco pensamiento. Al final, su escolta, lo capturó. Sin
embargo ellos acorralaron a Tigre, apuntaron hacia el con sus espadas y lanzas, cuando Eleanora
sacudió su mano, ellos mostraron signos de sorpresa.

—Lim, llévate a este chico contigo. Él es mi prisionero. No le trates con demasiada dureza.

El caballero llamado Lim, quien acababa de capturarlo, asintió silenciosamente. Debido a que
su casco cubría su cara por completo, no pudo observar la expresión del caballero.

—Llévatelo, rápidamente.

Lim observo hacia donde se encontraba Tigre y le hablo con un tono de voz suave,
proveniente del casco que le cubría. Tigre podía sentir un enojo proveniente de la voz, y pronto se dio
cuenta del porqué. Hace un momento, ella era una de los caballeros que se cayeron de sus caballos.

—¿Ella tomo prestado un caballo de algún otro caballero? ¿Se encuentra por encima de los otros
guardias?

—¿Puedo recoger mi arco?

Tigre señalo su arco que se encontraba en el suelo.

—Es importante para mí.

El expuso su carencia de hostilidad al mostrarle su carcaj vacío. Lim extendió su mano hacia él,
sobre su caballo.

—Muy Bien. Como sea, yo lo guardare.

Cuando Tigre le pasó el arco hacía Lim y monto sobre el caballo, sus manos se posicionaron
sobre la cintura de Lim.

Súbitamente Lim movió su cuello hacia atrás, la parte trasera del casco golpeo con fuerza la
cara de Tigre.

—¿Qué estás haciendo?

Tigre tuvo que reprimir su protesta al presionar su nariz hinchada. Eleanora se empezó a reír
mientras sus hombros se sacudían.

—Lim, él es mi prisionero. Sé un poco más condescendiente.

—Como desee.

Lim acato las ordenes, a pesar de su insatisfacción que claramente rezumaba desde su voz.

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—Si haces alguna cosa extraña, te sacudiré inmediatamente y hare que el caballo te pisotee.

Tigre suspiro. Él se encontraba un poco asustado, debido a lo agresivo de las palabras de Lim,
sintió que su futuro era indeciso a causa de ello.

Volviendo la mirada hacía los caballeros restantes, habló con un tono triunfante.

—Aunque esta batalla fuera muy aburrida, yo disfrute silenciosamente de los logros obtenidos.

La batalla de Dinant terminó con un lado victorioso, el cual pertenecía al reino de Zhcted. Las
victimas mortales del ejército de Zhcted no sobrepasaban las cifras de alrededor de cien, mientras que
del bando de Brune sobrepasaban alrededor de cinco mil víctimas mortales.

Los heridos eran mucho más que el doble de la cifra anterior.

Se marcharon sin haber dicho que las pérdidas sufridas al ejército de Brune serían muy
costosas de reemplazar.

Mucho más debido a que el heredero del trono, el Príncipe Regnas, fue asesinado en batalla.

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CAPÍTULO 2 - LEITMERITZ

Estaba teniendo un sueño, aunque no era uno muy bueno. En una pequeña colina, se habían
reunido nuestras fuerzas. Era la hora de comer. Los soldados pusieron un bote que era tan profundo
como un barril en un montículo que se había convertido en una estufa. Estaban preparando un guiso
de pescado. Había una ligera cresta antes de las Llanuras de Dinant, que se convertía en una meseta
sin fin al alzar la vista. Había veinte mil soldados del ejército de Brune compartiendo comida con sus
propios aliados. Me encontraba comiendo como siempre, pero los cinco mil soldados que se
encontraban a mí alrededor, me sofocaban con el vapor proveniente de sus alientos. Tigre y Massas
estaban hablando cuando algunos hombres jóvenes aparecieron en frente de sus ojos.

—Así que has venido así, Vorn.

El hombre que dijo aquello con un tono abierto de burla era Zaien Thenardier.
La casa de Thenardier ostentaba el título de duque. Eran una familia grande y distinguida,
incomparable al hogar Vorn.

Tenían muchos aristócratas como sus trabajadores que tenían un enorme poder, y el territorio
que poseía era amplio. Se dice que el número de soldados movilizados por esa casa rondaba
alrededor de diez mil. Incluso en esta guerra que fue organizada a toda prisa, lograron comandar una
fuerza de casi cuatro mil soldados. Zaien era el hijo mayor de la familia Thenardier y además de ser el
heredero de la familia. Actualmente tenía 17 años.

A pesar de que llevaba una armadura decorada y una espléndida espada a la cintura de una
manera imponente, digna de su linaje; él siempre tenía una expresión como si despreciara a los
demás.

Detrás de él había un séquito de hombres jóvenes vestidos de la misma manera. Al igual que
Zaien, eran aristócratas nacidos en las familias con las filas de marqueses o duques, llevaban una
armadura resplandeciente con sus respectivas crestas distintivas hacia sus casas.

Él miró a Tigre con una sonrisa amplia que parecía no albergar buenas intenciones. Tigre no
podía ignorarlos, y se sintió obligado a mostrar la mínima cortesía.

—Yo estoy aquí para servir como un leal súbdito de Su Majestad, así que vine aquí tan pronto como
me fue posible.

—A pesar de que es bastante admirable el decir eso, no estoy seguro de lo útil que serás.

Zaien ridiculizo a Tigre, la risa de los otros nobles ahogaron la suya. Tal vez debido a que sus
respectivas edades eran similares, Zaien con frecuencia le jugaba bromas a Tigre.

—Te lo dije antes, su familia sólo ha cazado durante cuatro o cinco generaciones. Casi no te puedo
reconocer como a un noble.

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Escupió esas palabras con arrogancia y de inmediato trató de pisar con fuerza el arco de Tigre,
que se encontraba tirado en el suelo. Tigre se movió de una manera instintiva, recogiendo su arco tan
rápido como una bestia salvaje.

—¡Uwa!

Zaien tropezó, perdió el equilibrio y cayó con fuerza en el suelo, llevándose con él a uno de sus
seguidores.

—¿Qué es lo que le haces a Zaien-sama?

Esto hizo que los seguidores de Zaien comenzaran a gritar, a lo cual Tigre gritó:

—¡Estaba protegiendo mi arco!

—¿Un arco? ¡El arco es el arma de un cobarde!

—¡Eso es correcto! Simplemente deberías romper esa cosa tan embarazosa. Deberías estar en el
frente de la batalla con una espada.

—¡Estoy seguro que el Dios de la Guerra, Trigraf, nunca daría su bendición hacia alguien como tú!

Las otras personas expresaron su aprobación, una tras otra. Tigre apretó los dientes con rabia.
En este lugar, en el Reino de Brune, sus quejas eran adecuadas.

—El arco es el brazo de un cobarde que no tiene el coraje de exponer su cuerpo, antes de exponer
una espada desenfundada.

Tal línea de pensamiento fue profundamente arraigada en el Ejército de Brune, que como
ejército, hizo poco uso del arco. No es sólo que los logros como un arquero experto no se tomaban
en consideración, sino que también los arqueros en general.

—Los arqueros eran todos los cazadores corrientes, los agricultores que no poseían tierras, las
personas que habían cometido un delito grave como guerreros - Tu deberías elegir una espada o una
lanza, no un arma la cual la utilizan ese tipo de personas inferiores.

Debido a esa norma, los que usaban arcos, incluso como soldados, eran considerados como
criminales y fracasados, y se burlaban y mofaban debido a adquirir habilidad en esa área. Aunque los
antepasados de Tigre realizaron servicios militares distinguidos, fueron presentados junto con sus
territorios para la caza, y les fue concedido el título de Conde, Massas le dijo:

—A un cazador no le importan los elogios o alabanzas.

—Todo el mundo, calmaos.

Zaien se puso de pie con dificultad y con un poco de ayuda, para poner en orden a sus
seguidores. Aunque eran reacios a parar, se detuvieron de culpar a Tigre.

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La nube de polvo y suciedad que se posaba sobre el cuerpo de Zaien, fue removida de una
manera sobrenatural. Zaien cogió sus armas y se mofo de Tigre con una risa sardónica.

—La razón por la que te apegas a un arco es porque no puedes manejar una espada o una lanza,
¿cierto? Probablemente pienses que si te diriges al campo de batalla con un arco, podría ser lo
suficiente como para aparentar ser un soldado.

Tigre permaneció en silencio.

Era cierto que él era pobre en habilidades con la espada y la lanza. Si él se oponía a esa línea
aquí, y tomara una espada o una lanza y mostrara sus habilidades, lo más seguro es que Zaien
empezara a mofarse de él.

Esto había sucedido una vez anteriormente. Las burlas de Zaien no se detuvieron aquí.

—Para empezar, eres un Conde del Reino de Brune. Sin embargo, no puedes usar una espada o una
lanza. ¿No te dará vergüenza el encabezar el campo de batalla sin una armadura? Miren sus
vestimentas desgastadas. Todo su equipo está hecho de cuero. A lo mucho, su manto es decente,
pero si eso e s lo único presentable, entonces me siento realmente triste por la situación financiera
de su territorio.

—Lord Zaien.

Massas, que había guardado silencio hasta entonces, habló de mal humor.

—Sus palabras han sido llenas de elocuencia. Sin embargo, como usted ha hablado demasiado,
seguramente has empezado a notar que tienes sed...

Continuó mientras apuntaba en una dirección determinada.

—Hay una ración de vino que está siendo repartida por allá. ¿Por qué no tratar de beber un poco,
para aliviar su sed?

Usando un tono educado y humilde, la actitud de Massas puso presión en el otro lado. La
dignidad de este viejo caballero, que acababa de cumplir 55 años, fue intimidante para Zaien quien
empezó a tragar saliva.

Zaien gruñó y dio un paso atrás involuntariamente cuando se dio cuenta de que acababa de
pisar un poco de estiércol fresco. Luego resopló y se volvió.

—Oigan todos, es hora de movernos.

Tigre vio a Zaien y los otros alejarse a pie, y agradeció Massas después de comprobar el estado
de su arco.

—Gracias. Usted me salvó.

—No es nada. Debo ser el que se disculpara. Sería mejor si hubiera intervenido antes, pero no pude
encontrar una oportunidad.

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Desde la perspectiva de Zaien, Massas era un débil aristócrata no muy diferente de Tigre.
Como primer punto, sus familias existían desde un mismo comienzo. El simplemente resopló con su
risa. Al regresar para darle vuelta al pan, Massas miró sobre la zona casualmente.

Ya sean los soldados o aristócratas, todos se concentraron en sus mesetas puliendo sus
armaduras o divirtiéndose mientras hablaban entre ellos. No había nada anormal que observar.

Ellos tenían miedo hacia Zaien, por lo que evitaban tratar de relacionarse con Tigre.

—Entiendo que sepas sobre el manejo de la espada y la lanza, pero no es una prueba de coraje.

Massas habló con ironía. Tigre se acercó cuidadosamente al tronco cercano. Él escuchó lo que
decían los aristócratas.

—¿Por cierto, se enteró de lo que el Duque Ganelon hizo?

—¿Estás hablando de que él aumento la taza de impuestos, utilizando los preparativos de guerra
como excusa?

—Eso es correcto. Si hay una niña en una casa que no está pagando impuestos, la secuestraran. Y la
casa ardera en llamas como castigo.

—Es realmente envidiable. Me gustaría tener la autoridad para colocar un impuesto temporal
también.

El aristócrata se sentía con una indignación justiciera, pero simplemente estaba quejándose. El
Duque Ganelon y Thenardier fueron uno de los nobles más influyentes del Reino de Brune.

También había muchos aristócratas poderosos entre sus parientes. Su poder era algo que ni
siquiera el rey podría ignorar.

En cuanto a los territorios, los nobles de Brune fueron reconocidos y se les permitió gobernar
un territorio, pero con ciertos privilegios, tales como la fijación de impuestos, el permiso del rey era
necesario de antemano.

El Duque Ganelon no sólo iba en contra de esta regla y lo impuso, sino que también estaba
haciendo estas cosas inhumanas en su territorio. Sin embargo, el rey siguió siendo tolerante ante
esto.

—Para una historia como esa, el Duque Thenardier no caería tan bajo con respecto a hacer ese tipo
de cosas. Él ordenó a su gente que ni una sola gota de alcohol fuera vendida, siempre y cuando la
guerra hubiera terminado.

—Ya veo. Pero no es difícil ocultarlo o hacerlo. ¿Qué ocurre con las personas que son allanadas
haciendo una producción de alcohol?

—La parte de secuestrar a las hijas de la familia es similar a la manera de Ganelon. Pero escuche un
rumor el cual decían que se les entregaban una espada al esposo y a la esposa o inclusive al padre y al
hijo, y hacían que se mataran entre sí. Incluso apostaban para ver quien ganaba.

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Tigre cerró el puño después de oír la conversación. Massas puso una mano arrugada en la
rodilla de Tigre cuando estaba a punto de ponerse de pie.

—Cálmate.

—Qué, ¿cómo puedo mantener la calma?

—Aunque puede ser duro por mi parte decir esto, nada podrá cambiar, incluso si dices algo.

Estaba en lo cierto. Tigre volvió a sentarse, pero su rabia todavía estaba hirviendo en su
interior. Apretó los dientes con desesperación y mantuvo su silencio, para contenerse de actuar por
mero impulso.

Estaba enojado porque Ganelon y Thenardier no consideraban a las personas dentro de su


dominio como seres humanos. No dudaron en su crueldad. Estaba enfadado con los hombres que
hablaban con ligereza de tales asuntos crueles y que tenían un punto de vista grato sobre esas cosas
sin ningún tipo de consideraciones.

Por último, estaba enojado con su impotencia, ya que sabía que no podía hacer nada.

—La historia de hace un momento, ¿era cierta?

—Aunque es un rumor... han habido muchos otros similares a éste. Sin embargo, las personas en
cuestión no lo habían negado. Rara vez ellos se muestran, por lo que no es de extrañar que no
tengamos conocimiento de estas cosas.

No había manera de poder ayudarles. Tigre difícilmente salía de su territorio, la tierra de


Alsacia. Él no tenía ningún deseo de mostrarse ante el mundo y obtener fama o gloria, ni tenía
ninguna ambición.

Es por eso que él no estaba interesado en su condición de aristócrata. Así también, Zaien era el
hijo de una larga estirpe de aristócratas, además de ser el único al que conocía en persona.

—¿Su Majestad, aún tolera ese tipo de conducta...?

Con miedo, le preguntó. No quería creerlo.

—Ciertamente, Su Majestad actualmente no ha hecho un comunicado en contra de ellos.

El cuerpo robusto de Massas tembló mientras negaba con la cabeza, debido al shock.

—Creo que su majestad no es consciente sobre el tema... Es ciertamente posible que ambos, tanto el
Príncipe Regnas, como Su Majestad, el no ser conscientes acerca de esto.

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●○●

Los ojos de Massas se aferraban a esa escaza probabilidad. De repente, levantó la vista y miró
a Tigre. Sin pensarlo, él se lanzó y puso sus dedos dentro de la boca de Tigre.

—¿FUE...?

Era demasiado abrupto. Ni una sola palabra podría salir de la boca del Tigre. Por otra parte, los
dedos eran fríos y su sabor era como una hoja de metal.

Cuando se despertó, el techo se miraba borroso para la vista de Tigre.

—Así que has despertado con este tipo de cosas.

Tigre oyó una voz que carecía de entonación y se sentía algo raro proviniendo de su boca.

Quien sostenía una espada en su mano era una mujer con su pelo dorado, a la cual jamás había visto,
y que casualmente tenía su espada metida en la boca de Tigre.

—Por dónde empiezo.

—Por cierto, esta es mi primera que despierto a una persona de tal manera.

Ella regreso una mirada fría junto con sus palabras. Tigre la encontró algo perdida y trató de
saludarla por el momento.

—Buenos días.

—Es una koku (dos horas) durante el día.

Tigre se levantó y miró a la mujer mientras se rascaba la cabeza. Llevaba una falda y una
camisa de manga corta. Tenía guantes largos que llegaban hasta los codos y botas hasta las rodillas.

En la cintura tenía enfundada la espada. Ella era posiblemente más alta que Tigre, y parecía ser
de dos o tres años mayor. Ella era sin lugar a dudas una mujer hermosa, pero sus escasas expresiones
dieron a su rostro una mirada dura, dejándola con una impresión poco sociable.

Había tres características especialmente llamativas. Llevaba su pelo largo atado por el lado
izquierdo de su cabeza, el pelo de un color oro. Sus ojos azules eran tan fríos como el mármol. Y a
pesar de ser alta y equilibrada, tenía unos enormes pechos que no concordaban con su complexión
delgada.

Tigre fijo su mirada involuntariamente hacia las dos protuberancias que se abultaban a través
de su ropa. La mujer en un abrir y cerrar de ojos desenfundó su espada y lanzo una mirada fría y
siniestra.

—Si no te despiertas debidamente, te convertiré en una brocheta.

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—Lo siento.

Sonrojado, Tigre se disculpó correctamente. Miró por la habitación. Era pequeña, apenas
contenía la cama en la cual había dormido.

La luz del sol se filtraba por la ventana, iluminando debidamente la habitación. El piso de
piedra se encontraba al descubierto, y la única puerta daba al pasillo principal. Su arco se apoyaba
contra la pared.

—En realidad, incluso con los soldados gritando por tu ejecución, incluso si eres un prisionero…
¿Cómo puedes dormir tan bien?

—Es una de mis habilidades especiales.

—Te sugiero que mantengas distancia. Careces de tensión.

La ira se mezcló con su voz fría. Tigre miró con vergüenza.

—¿De verdad soy tan malo?

—En la medida en que alcanzo tan baja intención asesina.

La mujer se dio la vuelta mientras lanzaba una respuesta a Tigre, empujando la puerta abierta
en el ínterin.

—Lady Eleanora ha convocado su presencia. Por favor, sígame.

Tigre se puso los zapatos de cuero y rápidamente la siguió.

—Es un placer conocerte. Soy---

—Esta no es nuestra primera reunión, Conde Tigrevurmud Vorn.

Ella respondió sin volverse, su voz lo rechazaba con claridad.

—Mi nombre es Limlisha. No es necesario recordarlo.

LEITMERITZ era un principado situado en el Reino de Zhcted, bajo el gobierno de Eleanora.


Las tropas de Eleanora llegaron a la capital ayer. Habían pasado diez días desde que partieron de
Dinant. Después de dar unas palabras de agradecimiento a los soldados, Eleanora dejó al hombre a
cargo de su ayudante, Limlisha, y regresó a la capital del rey con varios hombres.

Era necesario informar de su victoria al Rey. Durante el regreso a la capital pública, Tigre hizo
preguntas a los guardias un par de veces, y cada vez la respuesta fue la misma.

—No tenemos ninguna necesidad de responderle a un prisionero de nuestra Lady Vanadis.

Incluso si él pedía reunirse con Eleanora, no sería posible para ellos aceptarlo. De todos
modos, no había manera de hacerlo desde que partió hacia la capital del reino para reunirse con el
Rey.

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Como no tenía ninguna otra opción, Tigre se mantuvo en silencio obedientemente.

—Creo que iré con la corriente.

Tigre tomó esa decisión y miró hacia al cielo hasta altas horas de la noche. Durante el día, se
quedó dormido en el caballo. Siguiendo a Limlisha, Tigre caminó por el pasillo de la casa.

—¿Qué es lo que buscas con tanta inquietud?

Limlisha devolvió una mirada llena de asombro hacia Tigre, quien miró a su alrededor como un
niño.

—Sí, pensaba que este es un espléndido edificio.

—Usted es un Conde, un aristócrata.

—Soy un noble plebeyo. No tiene sentido comparar mi pequeña mansión con ésta.

Él respondió sin ningún tipo de pudor. Tigre miró a su alrededor, admirando el techo y el
suelo.

Hasta ahora, Tigre nunca había salido del Reino de Brune, y ahora estaba en el Palacio Imperial
de la provincia. Los mosaicos que decoraban el suelo eran nuevos para él.

El lado, de cara al patio estaba bañado en una columna de suave luz solar. En la vasta zona, los
soldados estaban trabajando duro en sus entrenamientos. Fue vibrante.

—Es una buena atmosfera.

—Eso es porque este es el palacio oficial de Lady Eleanora.

Limlisha respondió como si fuera natural. Los soldados patrullaban los pasillos, y lo que él
suponía eran doncellas y eunucos paseaban alrededor, probablemente desempañando sus trabajos.

Tigre pensó en la chica que era como una hermana más joven para él, cuidando la casa de su
mansión en su ausencia.

—Teita debe estar preocupada.

Cuando la vio fuera, él no esperaba que tal cosa sucediese.

—Batran, y todos los demás también, espero que hayas logrado regresar con seguridad.

En su pecho, había impaciencia. Deseaba volver a Alsacia lo más rápido posible. Sin embargo,
un prisionero que se escapaba era castigado con la muerte, por lo que sólo podía permanecer en
silencio.

Finalmente abandonaron el palacio. Caminó durante un tiempo antes de que Limlisha


detuviera sus pasos.

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—Estamos aquí.

Fue llevado a un campo de entrenamiento cerca de la muralla. Eleanora se quedó con tres
soldados armados de entre los cuarenta. Ella estaba vestida en tonos azulados, con su espada en su
funda de color argénteo, que estaba en su cintura.

—Si realizas algún movimiento sospechoso... No, por favor hazlo. Nos ahorrarías un poco de tiempo y
esfuerzo.

Limlisha habló mientras dejaba que el sonido de su espada escapara de su funda ubicada en su
cintura. Aunque había una evidente hostilidad, Tigre simplemente la ignoró.

—No puedo ser salvado. Soy un prisionero ahora; éramos enemigos hace sólo diez días.

—Hm, viniste.

Eleanora observo a Tigre y se acercó a él alegremente. Ella sonrió a Tigre, luego Limlisha.

—Has trabajado duro. Sin embargo, te tomó bastante tiempo para venir aquí.

—Pido disculpas. No se despertó con tanta facilidad.

—¿No te despertabas?

Eleanora parecía dudar de escuchar la historia de él despertándose solo al tener una espada en
la boca. Sus hombros temblaban mientras contenía la risa.

—Incluso siendo un prisionero, dormiste tan profundamente.

—Él es simplemente soso.

Por fin, Eleanora se rió y volvió a Tigre.

—Tigrevurmud Vorn, es un nombre largo bastante para una persona de Brune. ¿Tiene un origen?

—He recibido un nombre de carácter ancestral. Si le resulta difícil, puedes llamarme Tigre.

Tigre citó la frase que estaba acostumbrado a decir. Se sentía extraño ser llamado Conde
Tigrevurmud Vorn. El rostro de Eleanora de repente se iluminó.

La dignidad como una Vanadis se había esfumado delante de los soldados; llevó a cabo una
expresión apropiada a la de una niña de su edad.

—En ese caso, Ellen está muy bien también. Yo preferiría que utilizaras ese nombre.

Tigre fijo su mirada involuntariamente. Hablaba de una manera íntima con un prisionero.
Diciéndolo pobremente, ella estaba siendo demasiado familiar.

—Lady Eleanora.

Aunque Limlisha le reprochó, ella no mostró ningún signo de temor.

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—Él es mi prisionero. De esta manera está muy bien, Lim.

—¿Lim?

Al oír el nombre, Tigre miró hacia Limlisha sorprendido.

—Te lo diré ahora. Ella es una de mis acompañantes cuyo caballo derribaste, y ella era la chica que te
trajo aquí desde Dinant.

Ciertamente, su físico igualaba. Aunque confundido en cuanto a cómo debía reaccionar, Tigre
le dio las gracias con sinceridad.

—Aunque puede ser extraño por mi parte el decir esto, gracias por traerme aquí sano y salvo.

Tigre había oído historias de prisioneros que eran mofados y agredidos o asesinados por
torturas en las caravanas. Algunos murieron sin tener algo de comida. Sin embargo, en el camino de
regreso de Dinant, Tigre nunca fue maltratado. Incluso tenía el alimento apropiado.

A pesar de que puede haber sido porque era el prisionero de Ellen, Limlisha - es decir, Lim, fue
quien gestionó adecuadamente sus cuidados. Ella no respondió a Tigre. Lo que había que hacer
simplemente se hacía.

Sin embargo, Lim ocultó su enojo cuando ella daba las gracias, mientras ignoraba a Tigre y
hacia frente a Ellen.

—Lady Eleanora, todavía hay trabajo que hacer hoy. Usted debe terminar sus diligencias triviales lo
más pronto, ¿correcto?

—Lo sé, lo sé.

Ellen sonrió amargamente y saludó. Se enfrentó a Tigre y sonrió deliberadamente.

—Me gustaría aclarar las cosas primero, Tigre... no, Señor Vorn. Según el tratado entre nuestros
países, usted será tratado como un prisionero de guerra. Si dentro de cincuenta días reales, el rescate
exigido no ha sido entregado por el Reino de Brune, es decir, si el rescate no se me ha pagado, se
convertirá en parte de mi propiedad según el acuerdo. Lo que une a este contrato es el nombre y el
honor de Dios, Radegast. ¿Esto le parece aceptable?

Aunque duramente situado, Tigre asintió a regañadientes. Era un contrato celebrado entre
todos los países sobre el tratamiento de prisioneros de guerra. Fue hecho para evitar el abuso, la
humillación, y, francamente, el asesinato. Era una regla que permitía que las negociaciones entre los
países pudieran avanzar de una manera eficiente.

—Bueno, puede que te encuentres un poco asustado en cuanto al rescate, sin embargo.

Tigre oyó el número proveniente de la boca de Elena y se quedó clavado en el suelo con la
boca abierta. Era un número cercano a los ingresos fiscales totales recaudados por Alsacia dentro de
tres años. Se sentía mareado por el impacto.

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—¿Es posible reducir la cantidad?

—No.

Una respuesta plana.

—Bueno, no hay razón para escucharla.

En muchos casos, el objetivo de tomar un prisionero enemigo era cobrar un rescate. No era
probable que ella disminuyera el precio.

—Vas a vivir aquí en el Palacio Imperial. Necesariamente tengo que decir que cualquier intento de
escape dará lugar a la pena de muerte.

Era como un pez moribundo fuera del agua. Tigre buscó desesperadamente dentro de su
memoria los ahorros dentro de su territorio. Ascendió a penas los ingresos tributarios de
aproximadamente un año, por lo que fue apenas suficiente.

—Si puedo hablar con Teita o Batran, o quizás Sir Massas, que es mucho más conocido, puede que
sea capaz de reunir el dinero.

Los preparativos para el rescate fueron, simplemente, desesperanzadores. Sintió un dolor entre
los ojos al pensar en su futuro sombrío. Estuvo a punto de desmayarse, pero antes de que sucediera,
Tigre se las arregló para reunir fuerzas en las piernas.

Apoyando su cuerpo y sus extremidades con todas sus fuerzas, volvió a mirar a Ellen.

—Debo regresar a Alsacia.

Yo nací y crecí allí. Es una importante tierra que heredé de mi padre. Estoy preocupado por la
seguridad de los soldados también. Estoy seguro de que mi gente estará preocupada. Por encima de
todo, le prometí a Teita que volvería. Deseo responder a sus deseos.

—Así que... ¿Qué negocios tienes para que solicitaras mi presencia?

Tigre habló con unas palabras insolentes y con un tono que coincidiesen. Los Ojos carmesí de
Ellen sonrieron felizmente mientras ella lo miraba con admiración.

—Por supuesto, eso no era todo por lo que solicite tu presencia.

Ellen señaló un arco de entrenamiento recostado sobre la pared.

—Dispara una flecha desde aquí, que golpee eso.

—¿Eso es todo?

Tigre, que estaba a la defensiva, sentía que era más bien un ambiente anti-clímax. La distancia
hasta el objetivo era de trescientos Alsin. Incluso para los expertos con el manejo del arco, la distancia
podría parecer una broma de mal gusto.

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A pesar de que ya era difícil el disparar una flecha tan lejos, que no era nada, era aún más
molesto el alcanzar un objetivo así. Sin embargo, la distancia no fue un gran problema para Tigre. A
pesar de que no sabía lo que ella estaba tramando, se decidió que tenía que hacerlo rápidamente.

Uno de los soldados trajo un arco y cuatro flechas. El hombre tenía rasgos delicados y
hermosos, un brillante pelo oscuro que le llegaba hasta los hombros. Después de que Tigre recibió el
arco y la flecha de él, sus cejas se movieron ligeramente.

—¡Qué arco más horrible...!

El material era apenas el adecuado, y la condición de la empuñadura estaba tallada de una


manera tosca. El encordado también estaba mal hecho. También hubo alguna deformación. Estaba
claro cuál era su intención. Ellen lo miró desde la distancia como un niño, lleno de expectativa. ¿Ella
no está involucrada? Si ese es el caso, es poco probable que este sea un arco estándar para el Ejército
de Zhcted. No estaba seguro si ella sabía de esto.

Un pensamiento desagradable cruzó por su mente. Recordando hacia atrás, los arcos en el
Reino de Brune no eran tan buenos que digamos.

No puede ser una cuestión de la capacidad del fabricante... En primer lugar, no existía una
profesión como la de artesano de arquería.

El arco de Tigre fue hecho por su padre cuando era pequeño. La elección de los materiales, así,
fue tomada a partir del conocimiento y la tecnología de otros países, como Zhcted.

La exactitud de su flecha no se debió sólo a la habilidad de Tigre, sino a la calidad de las


herramientas. Mientras pretendía comprobar el estado del arco, miraba al soldado que le pasó el
arco, y en su visión periférica vio a varios soldados sonrientes.

—Simplemente un pequeño truco.

Porque él estaba enojado, un murmullo se filtró de la boca.

—¿Qué es esto?

Lim, que estaba cerca, lo miró con recelo. Al parecer, ella no había escuchado sus palabras. Sin
embargo, se quejaba de la calidad del arco, siendo él un prisionero de guerra.

—Quiero confirmar algo. No es necesario que dé al objetivo con cada una de las cuatro flechas, una
sola flecha es suficiente, ¿Cierto?

—Esa es una observación bastante tímida para una persona que mató a mi caballo con una flecha.

Aunque ella pensó que Tigre estaba siendo sarcástico, él permaneció inexpresivo. No había ni
rastro de malicia. Parece que ella no había notado que el arco era inferior.

—Si tu condición física es mala, le puedo decir a Lady Eleanora que posponga esto para otro día.

—No, lo haré.

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Él respondió con un tono fuerte. Tigre estabilizo el arco en su mano.

—Sin embargo, por favor permítanme dar en el blanco con una sola flecha. No estoy tan seguro con
un arco que no me es familiar.

Lim se inclinó en señal de aceptarlo y de inmediato se acercó a Ellen. Después de hablar unas
pocas palabras, Ellen lo miró desprovista de cualquier descontento, como diciendo: "Por favor,
comience. " Tigre golpeo la primera flecha y la soltó.

Se detuvo antes de llegar a la meta, cayendo al suelo a menos de doscientos Alsin distancia.
Risas y burlas se escucharon entre los soldados. No le importaba en absoluto y lanzó la siguiente
flecha.

El zumbido de la flecha se escuchaba mientras volaba en un arco. Golpeó la pared del castillo,
lejos de la meta. Los soldados se rieron ruidosamente. Algunos sacudieron sus hombros, otros lo
miraron con lástima o desprecio. Muchas miradas atravesaron a Tigre.

—¿Vas a hacer esto con seriedad?

Lim, hablando con voz irritada, miró a Ellen. Ellen lo miró con preocupación. A pesar de que
ella estaba tratando de resolver correctamente un problema, ella lo miró como si estuviera siendo
regañada por un profesor.

—Lo haré— Tigre respondió con entusiasmo y golpeo, lanzando así la tercera flecha.

—Hey, ¿sigues continuando? ¿Estás realmente dispuesto a hacer el ridículo al continuar con esto?

—Tal vez te gustaría un reemplazo. A pesar de que se puede alcanzar el objetivo, ni siquiera puedes
disparar directamente.

—Lady Vanadis, ¿realmente hace a un tipo como este su prisionero?

—Esto es todo un noble espectáculo. Me pregunto si algo nuevo se mostrará mañana.

Aunque los soldados hablaban mal deliberadamente, Tigre no se perturbo. Estaba


acostumbrado a tales abusos.

Había recibido un abuso mental mucho peor a este. Él respiró hondo y miró al cielo en busca
de un cambio de ritmo, moviendo su cuello alrededor. En la visión de Tigre había una sombra negra.

—¿Qué es eso?

Su cuello dejó de moverse y observó con cautela.

En un instante, comprendió la identidad de la sombra. Escalofríos recorrían la columna de


Tigre mientras gritaba a Ellen.

—¡Abajo!— ¡Una ballesta...!

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Era diferente al arco que Tigre utilizaba. Era un arco mecánico; la cuerda del arco era tensada
por una garrucha y disparada con un gatillo. Era difícil de mantener y muy propensa a fallos, pero
podía recorrer los trescientos cincuenta Alsin al máximo y fácilmente pasar a través de los escudos y
armaduras con la fuerza suficiente para que la munición saliera por el otro lado.

La sombra negra en la muralla sostenía una. Una munición de suficiente espesor fue liberada
de la ballesta. El rugido del aire acelerando se escuchaba, mientras se dirigía hacia Ellen. No tenía
tiempo para evitarlo. Sin embargo, Ellen no entró en pánico, ni tampoco se movió de su lugar.

—¡Arifal!

Murmurando esas palabras como un hechizo, la espada en su cintura soltó una chispa,
cortando la atmósfera y dispersando partículas de plata. En un momento, el aire se abulto
rápidamente, como una explosión. Una tormenta rugía a su alrededor.

Su largo cabello plateado brillante bailaba con el viento. La munición, adentrándose en la


intensa tormenta, fue arrojada lejos de la trayectoria. Se precipito a través del espacio vacío, y cayo
débilmente lejos de ella.

—¿Qué ha pasado?

Tigre se quedó en blanco sorprendido ante Ellen. No fue una coincidencia; eso era imposible.
Si bien por su aprendizaje con el arco, Tigre se enteró de que era una ballesta.

Estaba informado sobre el poder de destrucción de la munición de alta espesura. Un viento no


podía convenientemente soplarla hacia fuera de su trayectoria.

—¡Capturad a ese hombre!— Lim gritó. Todos los soldados levantaron sus arcos, sin embargo, lejos
de golpear a la sombra, no pudieron siquiera llegar a la muralla.

Las personas con una espada o una lanza corrieron hacia la muralla. El soldado que protegía la
pared, en respuesta a la conmoción, comenzó a perseguir la sombra.

—Esto no tiene nada que ver conmigo.

Tigre murmuró para sí mismo. Aunque él gritó por reflejo, él no era un subordinado de Ellen,
ni era un hombre de esta ciudad. Mientras que reflexionaba, de repente, Tigre se acordó de su
primera reunión con Ellen.

Eres un Experto.

Ella sonrió mientras lo decía.

Teita, Batran y sus hombres, mi difunto padre, ¿cuándo fue la última vez que me alabaron por
mis habilidades en el arco?

—¿Debo capturarlo con vida?

Mientras golpeaba su flecha, Tigre preguntó a Lim en un tono plano.

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—¿Realmente estás es una situación en la que deberías de decir eso...?

Agarrando la espada con la mano hasta que se volvió blanca, Lim se quedó mirando la sombra
sobre la muralla con disgusto. Quería liderar a los soldados, pero no podía dejar de lado a Ellen.

La sombra pasó rápidamente a través de la pared. Una vez que llegara a la torre, podría darse
a la fuga lo más rápidamente posible.

—Entiendo. Iré a por su pierna.

Tigre dijo esas palabras mientras alargaba la cuerda hasta el límite. Después de disparar dos
flechas anteriores, entendió perfectamente su condición.

—A esta distancia, no voy a perder.

Lim miró con duda. Entonces su mirada cambió la de sorpresa. La cuerda del arco se
estremeció. La flecha resonó con un zumbido agudo, ya que dibujó un arco grande, logro perforar la
pierna de la sombra. La sombra se cayó de la muralla y fue capturado por los soldados que finalmente
lograron acorralarla.

—¿Qué...que fue eso?

Uno de los soldados en la muralla miró a Tigre. No pronuncio nada más. Los otros soldados,
también observaron con asombro a Tigre.

—Imposible. Le disparó a más de trescientos Alsin desde esa posición a la muralla...

—No, si se piensa en la altura de la torre, podría ser aún más. Imposible.

—No puedo creerlo... ¿Eso es una habilidad de un humano, o pueden todas las personas de Brune
hacer esto?

A pesar de que las voces mostraban asombro y conmoción, había claramente admiración entre
ellas también. Hubo quienes se arrodillaron, otros miraban al cielo, y algunos su frente con la mano
mientras recitaban los nombres de los dioses.

La malicia en el área de entrenamiento ya no existía.

—Hizo algo como eso... con tan solo un arco tan malo...

Los soldados que le cedieron a Tigre el arco estaban pálidos de miedo.

—Me tienes.

Tigre se encogió de hombros. Aunque no albergaba ninguna emoción en su pecho, él estaba


desconcertado. Se dio cuenta de que estaba siendo observado por todos al mismo tiempo.

La cuarta flecha permaneció en su mano. Aunque Lim lo había visto antes, ella no se veía de
forma diferente a los demás soldados.

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Cuando sus ojos se encontraron con los de ella, entendió que su cuerpo estaba tenso. Volvió a
mirar a Ellen.

—Te voy a preguntar ahora. ¿Y el cuarto tiro?

—Ya es bastante con esto. Preferiría no perder esto.

Ellen movió suavemente su melena argéntea mientras negaba con la cabeza.

—Lo has hecho bien.

Ellen sonrió a Tigre con sinceridad, su espada todavía estaba enfundada en su cintura. Un
viento soplaba desde algún lugar, haciendo cosquillas sobre el pelo de Tigre.

—Justo ahora...

Tigre puso su mano en su cabello de manera involuntaria. Pensó que Ellen había utilizado
alguna manera su espada para producir el viento.

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CAPÍTULO 3 - LA INVITACIÓN DE LA VANADIS Y LA DONCELLA DE LA
ORACIÓN.

Tigre fue llamado por Ellen a la mañana siguiente. Después de los acontecimientos del día
anterior, de inmediato regreso a su habitación. Mientras estaba siendo guiado por Lim, Tigre habló
con vergüenza, y con el pelo rojo hecho un desastre.

—No va a bajar.

Miró a su alrededor con inquietud. Los soldados, los chambelanes y damas que pasaban lo
miraron con rareza. Ya fuera de asombro o de interés, no lo podía decir. Tigre nunca había sido
observado con esos ojos, por lo que estaba confundido.

—¿Por qué todo el mundo fija sus miradas en mí?

Le pregunto a Lim cuando empezó a sentirlo insoportable. Ella torció el cuello un poco y miró
a Tigre de reojo, respondiendo con un tono distante.

—Lady Eleanora le explicará.

Bueno, lo que sea. Supongo que lo averiguaré en breve.

En poco tiempo, Lim se detuvo ante una determinada puerta.

—Lady Eleanora, he traído al Conde Vorn.

Hablaba al mismo tiempo que golpeaba la puerta. Una respuesta fue dada de inmediato al oír
“Entren”.

Lim abrió la puerta y le dijo a Tigre que la siguiera. Era una oficina. A pesar de que era una
habitación pequeña, una alfombra lujosa fue colocada en el suelo. El candelabro, la mesa y la silla
eran de mimbre, con un entretejido de oro. Las ventanas eran grandes.

—Por favor, espere un momento. Habré terminado en breve.

Ellen se sentó en la mesa, su pluma se deslizaba con rapidez a través de los documentos. Los
documentos fueron apilados como una montaña a un lado de la mesa y fueron procesados con
rapidez. Tigre exhaló un soplo de admiración al ver la gran cantidad de documentos.

Dos banderas decoraban la pared detrás de ella. Una de ellas en exhibición fue la bandera del
Dragón Negro, el símbolo del Reino de Zhcted. La otra era una bandera con una marca de una espada
de plata sobre un fondo negro. Esta era la bandera de Ellen.

Tigre recordaba haberla visto en los campos de batalla de Dinant.

Debajo de la bandera, la espada en su funda se apoyaba contra la pared. Fue colocada en una
posición en la que Ellen pudiera agarrarla inmediatamente. Ellen miró el documento y de repente
frunció el ceño.

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Parecía que ella escribió algo de una manera incorrecta. Arrugó el papel en forma de una bola
y la arrojó en el cesto de la basura en la esquina de la habitación de una manera violenta.

La bola de papel cayó al suelo junto a la papelera. Ellen se quedó mirando el papel, tal vez por
la ira, o tal vez ella no estaba pensando en nada en lo absoluto. Tigre no estaba seguro de por qué
Ellen tenía tal expresión.

Bajó la mirada a los otros documentos, su expresión ahora se ocultaba. Lim lo recogió.

—El papel es un recurso precioso. Por favor, no lo desperdicie.

Ellen fue reprendida como un niño. Ella volvió a sus documentos y completó su trabajo de
forma rápida.

—¿Le tomo bastante tiempo para que despertara hoy?

—No, él se despertó cuando le llame. (Seguramente por temor a que se repitiera lo mismo)

Lim respondió. Tigre desvió su mirada torpemente. En realidad, él saltó de la cama en el


momento que Lim se paró frente a su habitación.

Fue la misma sensación... como si me enfrentase a una criatura peligrosa, mientras cazaba
durante la noche. Sentí los signos de una bestia peligrosa.

En otras palabras, el instinto de Tigre reconoció su existencia peligrosa. Por supuesto, porque
no podía decir estas cosas, él permaneció en silencio.

—¿Está consciente de que es un prisionero de guerra?

Ellen se puso de pie, riendo como un niño. Tomando su espada en la mano, camino hacia la
parte delantera de la mesa y se encaró con Tigre.

—Me disculpo por lo de ayer.

Ella bajó la cabeza con seriedad, sorprendiendo a Tigre. Él volvió a mirar a Lim, quien
permaneció en silencio. Parece que ella le decía que estaría bien el dar una vuelta.

—¿Qué quieres decir?

—El arco que te dieron. No pensé que te darían un arco en tan pésimas condiciones.

Lo sabía, era de una mala fabricación.

Aunque Tigre se sintió aliviado, fue sorprendido por las palabras que le siguieron.

—Los tres hombres que hicieron eso, serán ejecutados y colocaremos sus cabezas en pichos.

—No, espera un momento— Tigre interrumpió las palabras de Ellen en un estado de pánico.

—Ciertamente, ellos jugaron un truco de mal gusto, ¿pero no estáis yendo un poco lejos?

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—Por ese truco... ¿No estás enojado?

Ellen miró a Tigre con curiosidad.

—Esos tres se burlaron de ti mucho antes de que lo hicieran los demás, y trataron de deshonrarte.
Ellos te compensaran con sus muertes.

Eso es exagerar.

Ciertamente, él estaba enojado en ese momento. Sin embargo, cuando miró a Ellen, Tigre no
podía decirlo. Él no se sentiría bien si murieran por algo como eso.

—¿Me permite que los perdone?

Ellen lo miró insatisfecha, aunque ella no se negó.

—Si lo deseas, lo haré. No va a suceder de nuevo.

Su falda se movió cuando ella se volvió hacia la ventana y se sentó sobre ella. Ellen sostuvo la
espada en sus brazos y cruzó las piernas bien torneadas.

Sus ojos fueron atraídos por sus muslos blancos. Tigre conscientemente los miró. Su falda
apareció dentro de su visión, y por encima de ella, su vientre.

No podía permitirse el lujo de mirar a sus pechos, después de todo, él era un prisionero en
territorio enemigo. Tigre miró más arriba. Una simple cara se le quedó mirando.

—Por cierto, ¿por qué quisiste que hiciera tal cosa ayer?

—Así es, yo nunca te lo dije...Lim.

El nombre de Lim fue pronunciado. Sus pupilas azules realizaron una expresión poco amistosa,
al responder de mala gana.

—Incluyéndome, muchos de los soldados expresaron su frustración, de que nuestro comandante en


jefe y general, Lady Eleanora, que no había capturado a un prisionero de guerra en sus muchas
batallas, decidiera ponerte en cautiverio como su prisionero de guerra.

—Así que soy tu primer prisionero de guerra.

—Sí. Debido a eso, un rumor tonto se produjo entre los soldados.

—¿Rumor?

—El rumor es que, yo me he enamorado de ti a primera vista.

Tigre abrió sus ojos de par en par al escuchar las palabras de Ellen.

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—Un amor en el campo de batalla, un amor que surgió entre enemigos... Parece algo sacado de un
drama, a todo el mundo le gusta hablar de esas cosas. Bueno, tal vez no fue un error. No fue un amor
bastante fuerte, pero yo estaba encantada por ti, sin lugar a dudas.

—¿Estabas encantada... de mí?

—Por su habilidad con el arco. Por desgracia, no era usted mismo.

Ellen respondió con una sonrisa radiante. Tigre devolvió la broma con un encogimiento de
hombros.

—Gracias. Me sentía avergonzado ya que no habíamos hablado.

—¿Puede una mujer como yo no enamorarse sin hablar contigo?

—Se necesita tiempo para ver mis méritos.

—A pesar de su peculiar hábito de dormir, tarde se le aviso de inmediato.

Lim atacó su debilidad bien conocida. Ellen continuó presionando implacablemente a Tigre.

—Así que, ¿cuántas mujeres has enamorado hasta ahora?

Tigre en silencio levantó ambas manos en señal de rendición. A menos que él fuera
especialmente guapo o un noble con muchos bienes, él no tendría ninguna razón para encontrarse
con una joven chica noble. Era imposible para él.

—En cualquier caso, muchos soldados han reaccionado de una manera exagerada, debido al rumor.
Teníamos la esperanza de detenerlo desde su origen.

Ellen puso sus ojos con mucha más alegría, y observo a Lim, como un gato probando una rata.

—Yo simplemente declare que había un rumor.

La expresión de Lim no cambió, pero captó la mirada de Ellen y respondió.

— Yo simplemente necesitaba tener a las partes asociadas fuera. Pensé que la forma más rápida de
callarlos era el mostrar tus habilidades. Fue más efectivo de lo que esperaba.

—Sólo tenías que explicármelo cuando nos conocimos.

—Está bien, ya que el resultado habla por sí mismo. ¿Hubo necesidad de decírtelo? Eres un prisionero
de Dinant, que tomé para pedir un rescate. Por supuesto, era mi benevolencia lo que te mantenía con
vida, aunque en realidad me divertiste durante un rato.

—¿Te divertía?

Tigre frunció el ceño al escuchar unas palabras inesperadas. Ellen asintió, mientras su rostro
mostraba una gran sinceridad.

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—Para empezar, esa batalla fue terrible. Fue decepcionante y fue insignificante.

Tenía una cara llena de decepción. Ellen escupió esas palabras; el viento soplaba su cabello
argénteo suavemente desde la ventana.

—Teníamos cinco mil soldados. Tenías cinco veces más, alrededor de veinticinco mil. Antes de entrar
en el campo de batalla, utilice toda mi sabiduría para preparar muchos planes, ya que pensé que iba a
ser una batalla difícil. Sin embargo, terminó en sólo medio día.

—¿Qué no es bueno ganar tan fácilmente?

Lim dijo lo mismo. Tigre observo a Lim medio-observando a Ellen. Sus ojos se apartaron de
mala gana.

—También creo que nunca está de más tener una victoria fácil; Sin embargo, hemos ganado sólo con
el plan inicial. Era muy aburrido.

—El primer plan, ya veo, el ataque sorpresa principal desde atrás, mientras empezaba el alba.

Esta fue más una confirmación, que una pregunta. Aunque Tigre juzgo que así había sido el
caso en aquel momento, él no vio todo el campo de batalla. Ellen asintió, confirmando sus
pensamientos.

—Explore el área de antemano. El Ejército de Brune se dividió en la fuerza principal y la retaguardia. A


pesar de que la moral de la fuerza principal fue alta, no se pudo decir lo mismo de la parte trasera.
Atraje la atención de la fuerza principal, con cuatro mil soldados y atacamos la retaguardia con el
resto. Era más frágil de lo que esperaba, ya que podía luchar después de dividir mis tropas. El príncipe
murió como una bonificación también.

—¿Su Alteza murió...?

Tigre habló involuntariamente. Era su primera vez escuchando esto.

—¿Eran cercanos?

—Imposible.

Tigre negó con la cabeza después de encoger sus hombros.

—Hablé con él, pero hace tiempo. Eso fue todo.

Como un Conde que vivía en el borde del reino, era imposible para él llegar a ser tan íntimo
con el Príncipe. Tigre apenas se sorprendió, sin embargo. Él no estaba destinado para la guerra.
Mirando las cosas desde la distancia, el príncipe siempre había dado una impresión de ser delicado.

—¿Tienes rencor en contra de mí?

Debido a que su voz era seria, y su mirada seria observaba a Tigre, Tigre respondió con
sinceridad.

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—Sería una mentira decir que no tengo sentimientos de ira, pero era una batalla. Yo también maté
soldados de Zhcted.

Sin embargo, puede que no fuese capaz de mantener una actitud tan firme si supiera que
Massas y Batran hubieran sido asesinados.

—Aunque como un aristócrata de Brune, no tengo una lealtad enorme hacia la familia real...

—Ya veo.

Ellen suspiró levemente y dio una expresión de alivio.

—Vamos a continuar nuestra conversación. Cuando la muerte del príncipe se supo, la vanguardia se
derrumbó. El enemigo huyó, y corrieron desfavorecidos. Fue decepcionante.

Aunque no podía entender su decepción, él se sintió egoísta. Aun así, Tigre asintió
ligeramente.

—En ese momento, en que te conocí.

Un par de ojos brillantes de color rojo miraron suavemente a Tigre.

—Me impresionó que pudieses disparar una flecha con tal precisión a una distancia de trescientos
Alsin... En una situación en la que todos sus aliados estaban muertos o huyendo, tu mantuviste la
voluntad de luchar y actuaste sin signos de desesperación. Actuaste con calma. Me sorprendió que
estuvieras tratando de matarme. En serio, eso me gustó.

Lim, al oír esas palabras, dio un suspiro.

—Aun así, por favor no corra hacia adelante por su cuenta.

—Bueno, hubiera sido peligroso si no nos acercábamos, ¿verdad? Tuvimos la suerte de que sólo tenía
cuatro flechas.

—Es como usted dice, pero ese no es su papel, Lady Eleanora.

Lim rechazó fríamente las protestas de Ellen. Las cejas de la Vanadis con el pelo argénteo
parecían preocupadas mientras miraba a Tigre en busca de ayuda.

—Si se tratara de alguien que no hubiese sido yo, ¿estás segura de que podrías sobrevivir?

Su expresión cambio mucho.

Durante la batalla, él la veía como una comandante digna. Hasta hace un momento, sus
expresiones eran como una niña, y ahora ella estaba buscando un compañero de travesuras.

—¿Es esta realmente una situación para decir eso?

—Una flecha disparada desde tu arco sería fatal, creo que se puede decir eso.

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—Si eres tú el que lo dice, suena sarcástico.

Si Ellen lo decía, sonaba sarcástico para Tigre. Si Tigre lo decía, sonaba sarcástico para Lim. Lim
emanaba un fuerte silencio. Aunque Tigre apeló a ella con una mirada, fue totalmente ignorado. Sin
entender por qué, Tigre miró a Ellen.

—Cuando te abalanzaste hacia mí, lo que tenía que hacer no había cambiado. Yo sólo te apunté y te
dispare. Incluso si no podía moverme de mi posición, la flecha debería haberte alcanzado. Es por eso
que el resultado no cambiaría. Era mi derrota.

—Obedientemente aceptaste tu derrota.

—Pero abatiste una flecha con tu espada, fue la primera vez que vi una cosa así. Yo creía que sólo los
héroes de leyenda podían hacer esas cosas.

—Tu flecha golpeó con precisión la frente del caballo de Lim. Pensé que tendría como objetivo el mío
también.

Aunque ella pensó que saldría victoriosa, su actitud no fue conveniente. Ellen acarició
tiernamente la enfundada espada en sus brazos.

—Cuando abatí tu flecha, mi corazón latía con violencia. Cuando disparaste tu su segunda flecha, no
pude dejar de admirar tu habilidad, de ser capaz de disparar con precisión en la misma posición y en
tan poco tiempo; Me quedé impresionada. Si tuvieras una tercera flecha, realmente me habrías
golpeado al estrechar la distancia.

Ellen respiró hondo, con la garganta ahora seca. Lim vertió agua de una jarra a una taza de
cerámica sobre la mesa y se la entregó a ella. Ella lo bebió de un trago y volvió con Tigre.

—Pensé que sería lamentable el tener que matarte. Ya que no es mi hobby el gastar mi tiempo
hablando en el campo de batalla, te he traído a LEITMERITZ para la negociación.

Ella cruzó las piernas, ahora completamente de pie. Ellen tenía una sonrisa, sus ojos rojos
miraban directamente a Tigre.

—¿Me servirás?

En esta ocasión, Tigre miró a la cara de Ellen con sorpresa.

—Te trataré como a un conde de Brune. Se te dará una remuneración y un título apropiado. Aunque
yo no puedo darte un territorio, esto puede cambiar dependiendo de tu trabajo. Tú también puedes
ganar un título de noble y alcanzar altos títulos. A diferencia de Brune, sus distinguidos servicios en
arquería no serán objeto de discriminación.

—¿En serio?

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Era una propuesta atractiva. Era difícil de creer. Debido a la tensión y a la emoción, su rostro se
puso rojo. Sus palmas estaban sudorosas, su pecho latía con violencia. Aunque pequeño, Ellen inclinó
la cabeza con firmeza en señal de asentimiento.

—Te quiero a ti.

La cara de Tigre se puso aún más roja. Jugó con su flequillo para ocultarlo. No había señales de
que fuese una mentira, las palabras de Ellen se sentían de ese modo. Para ser una mentira, fue
demasiado enredada.

—En Brune, no puedo esperar dicho tratamiento.

En ese país, había desprecio por los arqueros, y era un gran obstáculo. En las batallas contra
otros países, los aristócratas que eran arqueros, tenían que ayudar. Eso era un hecho. Sin embargo,
cuando terminaba la guerra, no se les daba ni una sola palabra de agradecimiento, ni hubo
recompensa alguna.

—Mucho más allá de alcanzar al enemigo con espadas y lanzas, se podía disparar una flecha. En
comparación con los soldados que luchan de cerca, ¿qué podías hacer?

Un aristócrata que organizaba una unidad de tiro con arco no podía revertir la situación. ¿Qué
más podría hacer Tigre, un aristócrata de menor rango? Era diferente en este país. Ellen, por lo menos,
le haría una evaluación justa. Para un arquero, era deseable.

—Me niego.

Sin embargo, Tigre respondió de tal manera.

—Estoy agradecido por la invitación. Dudo que alguna vez vaya a recibir una invitación de nuevo,
incluso si viviera un siglo entero.

—Entonces, ¿por qué has negado mi mano?

Ellen no mostró ninguna decepción, ella se limitó a preguntar por una razón.

—Hay un lugar al que debo proteger, hay un lugar al que debo volver.

Tigre continuó con un tono fuerte.

—Alsacia. Es un territorio que heredé de mi padre. Está lejos de ser el centro del país y se encuentra
entre los bosques y las montañas. Sólo hay cuatro pueblos y una pequeña ciudad... Sin embargo, no
puedo echarla a un lado.

—¿Alsacia...?

Al oír esas palabras, las hermosas cejas de Ellen se levantaron ligeramente.

—¿No es ese territorio frontera con este país?

—Está separado por sólo una montaña.

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Tigre asintió y respondió. Ellen se sentó en el marco de la ventana una vez más.

—Tu espíritu es digno de elogiar, ¿pero no piensas en el futuro?

Ellen habló, su expresión fue lanzada hacia un lado.

—Tú estás aquí ahora, y podrías llevar una buena vida...sin embargo, si el rescate no se paga dentro
del plazo, tendré que venderte a un comerciante de Muozinel.

Un sudor frío se extendió en la frente de Tigre. Muozinel era el reino del calor, que se
encontraba al sureste del Reino de Brune y al sur del Reino de Zhcted. La piel de los aldeanos era
oscura, y se estableció cien años después de Brune y que de Zhcted.

Si no se paga un rescate, a fin de recibir el dinero, un prisionero de guerra se vendía a


Muozinel. Era un método aprobado por el tiempo.

—Así que usted entiende. Incluso entonces, ¿estás preparado para vivir una vida miserable?

—Si…, si no se paga el rescate, la, decisión, es suya~.

A pesar de que comenzó con una voz estable, la voz de Tigre comenzó a fragmentarse.

—¿Ah, sí? Ayer tenías la capacidad de negociación para exigir una reducción en el rescate. Al ver eso,
pensé que estabas preparado, incluso si morías. Pensé que sería una pena dejar que un hombre tan
valiente tuviese una muerte tan miserable. Estoy sorprendida.

Segura de su superioridad, con los brazos cruzados mientras agarraba su espada, Ellen miró a
Tigre. Tenía dificultades para responder.

—Casi no puedo bajar mi cabeza tímidamente y buscar una oportunidad de escape.

Lim, quien se abstuvo de entrometerse, miró en silencio. Aunque Tigre estaba agotada por los
ataques de Ellen, la expresión que ella tenía era inusual a cuando se volvió para observar a Lim y
parpadeó varias veces.

Después, ella se encogió de hombros en silencio. Lim miró como si quisiera cuestionar a Ellen
por un momento, pero no dijo nada.

—La negociación de ayer, ¿has oído algo sobre ello?

Cuando se le preguntó, Tigre recordó momentáneamente.

—Ayer, ¿quién fue el hombre al que disparé?

—Él era un asesino que buscaba arrebatarme la vida.

Tigre abrió la boca ampliamente al oír la respuesta descuidada de Ellen.

—Es poco inusual. Aparecen todos los meses. Me he aburrido de ellos.

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—Estás aburrida de asesinos...

Dada la actitud optimista de Ellen, eso era un fenómeno realmente frecuente. Hablaba de ello
como si se tratara de una llamada de los animales o el ruido que hace el insecto. Era gracioso ver lo
tenso que estaba ayer.

—Sin embargo, era muy peligrosa la situación de ayer. Deseo expresar mi gratitud.

—¿Quién es la mente maestra detrás de esto?

—Se suicidó después de eso, así que no lo sé. A pesar de que tomaras el esfuerzo de capturarlo, lo
siento por lo que pasó...

—No es una gran cosa, pero ¿está bien no saber? Quien es su compañero.

—Así que estás preocupado.

Sorprendida por su respuesta, los ojos rojos brillantes de Ellen parpadearon. Después de eso,
ella sonrió dulcemente.

—Qué lindo, eres.

—No...Es algo ajeno a mí, pero es tu enemigo...

Estaba avergonzado y se sumergió en su sonrisa. Tigre, en la confusión, trató de volver a la


conversación.

—Incluso si usted dice que hay más de uno o dos. El poder de la Vanadis es algo exclusivo del Rey, es
un gran poder. No es como si causara un particular rencor.

¿Es eso valor? Resolución... Realmente debe ser un gran problema, entonces.

Tigre dio un sonido de admiración. Si la parte afectada dijo que no era mucho, no se sometería
a más.

—Al final...la munición del asesino, ¿por qué no te golpeó?

—Me pregunto por qué.

Ellen inclinó su cabeza tiernamente y se hizo la tonta.

—Tú debiste entenderlo aun a simple vista. Afortunadamente, el viento desvió la flecha de su
trayectoria hacia una distancia libre.

—Entonces Arifal, ¿es un hechizo que cambia el movimiento del viento?

Era evidente que lo escucho pronunciar. Aunque Tigre volvió la mirada hacia Ellen, ella no se
inmutó, ni mostró ningún signo de preocupación.

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—Si estás interesado, deberías investigar por ti mismo. No soy un amable profesor que va a enseñar a
un estudiante mediocre.

—¿Me estás dando la libertad para actuar?

—Sería un problema si llegas a enfermar por estar en tu habitación todo el día. Voy a permitir que
puedas caminar en público, siempre y cuando estés supervisado.

Sin embargo, en caso de que te acerques a las murallas cercanas al Palacio Imperial,
consideraré que estás intentando lograr un escape. ¿Algo más?

Tigre negó con la cabeza. En su situación, sólo un futuro desolador le esperaba si intentaba
escapar, pero si se quedaba, él no estaría en confinamiento.

—Ya veo. Entonces puedes regresar a tu habitación.

●○●

Tigre salió de la oficina y siguió a Lim.

—Ah, ¿me estás llevando a mi habitación?

—No, tengo que hablar con Lady Eleanora, así que voy a dejarle en manos de otra persona.

Lim negó su pregunta con cara de pocos amigos.

—Por favor, dígame una cosa. ¿Por qué no acepto la condición de Lady Eleanora, aunque sólo fuera
en forma?

Los ojos azules de Lim miraron a Tigre con una mirada indagadora. Él respondió a su pregunta
con seriedad.

—Para ello significaría traicionar a Alsacia. Entonces yo también estaría traicionando a la Vanadis.

—Usted es un prisionero. Lady Eleanora es tu enemigo. No sería una traición.

— Incluso entonces, sería un engaño.

Tigre simplemente se encogió de hombros.

—Ella estaba realmente ofreciendo una oferta, por lo que consideró la propuesta era honesta.

—Ya veo.

La duda desapareció en sus ojos azules y fue reemplazado por otra emoción.
Lim llamó al soldado más cercano de la patrulla, lo detuvo y le ordenó que se llevara a Tigre a su
habitación, antes de regresar a la oficina.

Ellen se sentó ante el escritorio, sirviéndose el agua de la jarra.

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—El Señor Tigrevurmud ha sido enviado afuera.

—Buen trabajo.

Tomando un sorbo de agua, Ellen dio unas palabras de agradecimiento. Sin ningún tipo de
observaciones preliminares, Lim hizo una pregunta.

—¿Está bien el brindarle la libertad de moverse?

En sus cejas aparecieron las dudas. Ellen vio el rostro de su subordinada asocial.

—Lo he restringido solo a los lugares públicos. ¿Hay algún problema?

—Alsacia es su territorio, justo al otro lado de las montañas. Podría escapar de LEITMERITZ.

Lim no creía que Tigre pudiera escapar.

Sin embargo, otros pueden pensar lo contrario.

De su conversación con Ellen, Lim mantuvo ese tipo de pensamientos acerca de Tigre. Sin nada
más, ella pensó que él iba a permanecer en un estado de total tranquilidad. Sin embargo, es
imposible predecir el futuro.

—Sin duda, está al borde de nuestras tierras, pero la distancia no es tan corta, como para que él
pueda llegar a su tierra en uno o dos días. Además, él no sabe la disposición del territorio.

—Desde que se convirtió en un prisionero de Dinant al Palacio Imperial, levantaba la vista hacia el
cielo todas las noches hasta que se dormía... Estaba siempre mirando las estrellas.

—Así que él estaba mirando las estrellas, ¿Logro escribir un poema?

Ellen rió mientras se burlaba de Lim. Ella entendió exactamente lo que quería decir Lim.
Al mirar las estrellas cada noche, podía confirmar su posición.

—Si él mira un mapa, puede logre encontrar los caminos con mayor facilidad.

—A pesar de que usted dice de que pudiera escapar tan simplemente, ¿no será algo problemático?
No es fácil dormir fuera del Palacio Imperial, y, a pesar de que tiene libertad de actuar, él está bajo
vigilancia.

—Vamos a suponer que es capaz de escapar de la vigilancia. ¿Qué pasara entonces?

—La ciudad entera está rodeada por muros. Si se las arregla para escapar, sólo tenemos que cerrar la
puerta de inmediato.

—Supongamos que atraviesa la puerta.

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—Incluso si fuese el caso, se necesitarían al menos diez días de caminata hasta las montañas Vosyes.
Además, sólo hay un camino para atravesar esa serie de montañas escarpadas. Incluso si se las arregló
para atravesar más allá de la puerta, simplemente tendríamos que bloquear ese camino. No puedo
imaginar que él pueda hacer algo más.

Lim no dio marcha atrás, aunque explicó esto con mucha antelación. Ella no podía hacerse a un
lado y con indiferencia, al escuchar este argumento.

—Sin embargo, él está pensando en sus tierras. No puedes afirmar que él no hará nada estúpido.

—En otras palabras, me estás diciendo que me prepare para lo peor. Si se va tan lejos, entonces te
diré que estoy lista para asesinarlo. ¿Es eso suficiente para ti?

—Gracias.

Ellen se inclinó hacia Lim, quien estaba haciendo una profunda reverencia, sus ojos se abrieron
ampliamente, en lo profundo de su observación.

—¿Sí?

—No, yo pensaba que no te agradaba la presencia de Tigre... No tenías una buena primera impresión,
supongo. Sin embargo, no siento una gran enemistad contra él. No será tan malo desde ahora,
supongo.

—…

Lim no respondió. Era como dijo Ellen. Su visión era ciertamente sorprendente.

—Hay algo que deseo confirmar.

Con el fin de cambiar la conversación, Lim evito responder.

—¿Estaba considerando seriamente la posibilidad de hacerlo su subordinado?

—¿No estás contenta?

—Ciertamente, él es un excelente arquero, pero el uso de un arco sólo es útil cuando se gana en
números. ¿Cómo se puede utilizar a uno solo, ni siquiera podría adivinar?

En una batalla, tener una línea de arqueros, que lanzaran una lluvia de flechas al enemigo,
cuando los ejércitos se acercan para un combate cercano es normal.

Incluso disparar a los enemigos desde una cierta distancia podría funcionar, la principal arma
en la batalla son los de cuerpo a cuerpo y las espadas o lanzas. El arco y la flecha no son reconocidos
como parte de la fuerza principal.

—¿Te gustaría escucharme?

El rostro de Ellen era como el de un niño, que pensaba en algo divertido para jugar. Ella
explicó con orgullo.

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—Tú tienes un millar de soldados que te custodian, y son la fuerza de asalto para atacar a la fuerza
enemiga.

—Sí.

—Mientras los soldados estén manteniendo a raya al enemigo, él pude dispara y matar con certeza a
los comandantes generales de los enemigos. Con el suficiente tiempo, se puede retirar. Al hacer esto,
incluso contra las decenas de miles de soldados, él podría lanzar al enemigo a un caos y confusión. Un
ejército sin Comandantes es como un rebaño de ovejas que no tienen pastor. Se vendría abajo
fácilmente con solo aplicar un poco de fuerza.

Su boca estaba suelta, como si ya hubiera ganado.

—¿Estás diciendo eso enserio?

Aunque la expresión de Lim no ha cambiado, su voz sonaba sorprendida, mientras estaba


mezclada con cierta frialdad. Ellen suspiró mientras cruzaba los brazos.

—En cualquier época, tácticas innovadoras son muy difíciles de entender.

—También hay muchas tácticas que fueron rechazadas por nuestros predecesores, porque habían
fallas que se consideraban, podrían resultar fatales el utilizarlas.

—Bueno, yo estaba medio bromeando.

Por supuesto, ella estaba dando a entender que estaba medio seria. Ellen miró a Lim desde su
escritorio.

—Mi lucha no es una que siempre está en el campo de batalla, donde los ejércitos combaten. Hay
momentos en los que es necesaria la fuerza individual, así que, Lim. Dime, ¿Cuánta distancia recorre la
mejor flecha que has lanzado?

—A lo sumo, unos ciento sesenta Alsin. Sin embargo, si lo que deseo de infligir una herida, mi limite
se encuentra en cien Alsin.

—¿Y qué pasa con el mejor arquero que tiene el Palacio Imperial?

—Eso sería Rurick. Su récord es una distancia de doscientos setenta Alsin.


Rurick fue el hombre que pasó el arco de tan mala fabricación a Tigre en forma de una broma.

—En otras palabras, la capacidad de Rurick con el arco es inferior a la que posee Tigre.

Ante el hecho tan demoledor, Lim se quedó en silencio. De hecho, su habilidad se vivió ese día
en Dinant. Tigre disparó una flecha desde una distancia tan larga que Lim no se dio cuenta en
absoluto. Se había caído del caballo, pero era posible para ella haber muerto.

Aunque me hubiera dado cuenta, no sería capaz de golpear la flecha desde esa distancia,
como Lady Eleanora logró hacerlo.

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—El arco es el más menospreciado en Brune, así que no pensé que hubiera un hombre de tal calibre.
No, tal vez su talento fue silenciado debido a que menosprecian la arquería. Aun así, lo digo en serio,
en mi deseo de contratar a Tigre. Él es fuerte. Ese valor debe ser suficiente.

—El Señor Tigrevurmud es.

—Tigre es bueno, ¿verdad? Él también dijo lo mismo.

—Señor Tigrevurmud es.

Aunque en un tono espinoso, Lim respondió con un fuerte tono.

—Tal vez a Lady Eleanora le gustaría Alsacia.

—Tal vez debería atacar Alsacia.

Lim suspiró, ya que su Señora decía cosas tan terribles, como si cantara. Además, no estaba
claro si lo decía en serio, ya que ella estaba sonriendo.

—Voy a cuidar del chico por el momento. Me gustaría ver la reacción de Tigre, ya que el rescate no
será necesariamente preparado inmediatamente. Todavía hay tiempo. Deja que lo vea un poco más
de tiempo.

—Como quieras.

Después de inclinarse, Lim salió de la oficina. Ellen cogió la espada apoyada contra la pared.

Mientras acariciaba la funda, un pequeño viento sopló, como si la espada respondiese al


movimiento de Ellen.

—¿El amor a primera vista, eso es...? Imposible.

Ella sonrió con amargura ante la idea. Colocando la espada contra la pared, Ellen volvió a su
trabajo.

●○●

Más allá del bosque que se extendía hacia el oeste, el sol empezó a ponerse.

—Hoy, el Maestro Tigre no regresó.

De pie en el balcón del segundo piso fuera del cuarto de Tigre, Teita dejó escapar un suspiro
mientras miraba al cielo que brillaba con un rojo oscuro.

Esto era Alsacia en el Reino Brune. Era la casa de Tigre. Teita se quedó sola para cuidar de la
casa. Habían pasado más de veinte días.

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Desde que rápidamente se encargó de sus comidas y de la limpieza, a menudo terminaba
antes del mediodía.

También había una reserva de alimentos, agua, y alcohol. Si Tigre volvía, ella se pellizcaría y
levantaría su falda inmediatamente.

Con su habitación perfectamente limpia y una comida con preparada con un ligero toque de
vino, podría relajarse de inmediato. También confirmó el contenido del botiquín en caso de que
tuviera lesiones, ella estaba dispuesta a hervir el agua inmediatamente. Sin embargo, Tigre no había
regresado.

Con la mano en el borde de la terraza, viendo el sol y el cielo de color sangre, Teita fue atacada
por un severo malestar.

Es posible que el Maestro Tigre este... No podía haber muerto. Él tendrá que regresar pronto.

El Ejército de Brune sufrió una aplastante derrota a manos del Ejército de Zhcted en Dinant.
Desde entonces, muchas noches habían pasado, y la noticia de la muerte del Príncipe Regnas se había
extendido.

—Está bien. El Maestro Tigre dijo que estaría a salvo en la retaguardia.

Aunque ella trató de convencerse a sí misma, su ansiedad no desapareció. En poco tiempo, el


sol se puso. Teita salió de la casa con una linterna en su poder. Cerró las puertas de antemano.

La mansión de Tigre estaba en el corazón de la ciudad de Celesta. A pesar de que fue llamado
un pueblo, no era mucho más grande que un pueblo. Bajo el cielo de la noche, Teita tranquilamente
entró en la ciudad envuelta de un gris.

Teita se movía con humildad, sus pies se detuvieron ante un pequeño templo. Cuando llamó a
la puerta de madera, una mujer vieja y arrugada, cuyo cuerpo estaba cubierto con el atuendo de una
doncella del santuario, apareció.

—Has venido, Teita.

—Voy a estar bajo su cuidado, desde hoy.

Cuando Teita se inclinó, sus dos moños castaños temblaron. La vieja doncella del santuario
sonrió e invitó Teita a pasar al interior del templo. Construido a base de piedra y madera, era un
pequeño templo.

La mujer mayor llevó Teita a una pequeña habitación. En la habitación había un cubo lleno de
agua purificada y una ropa fina del santuario, del color blanco puro nieve que lo llevan las solteras.
Cuando cerró la puerta, Teita se encargó de quitarse el uniforme de sirvienta que llevaba puesto.

Ella se desabrochó el cinturón del delantal y se quitó el abrigo de manga larga y una falda
larga. Su cuerpo puro blanco brillaba bajo la tenue luz de la linterna. Aunque corto para su edad, ella

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desarrolló un cuerpo apropiado para una mujer. Sus brazos y piernas eran firmes por todos los
trabajos de su vida diaria, aún conservaban su suavidad femenina.

—...

Su cuerpo se estremeció por el aire de la fría noche en movimiento por la habitación. Aunque
ella había hecho esto todos los días, todavía no estaba acostumbrada a ello. Quitándose su ropa
interior, Teita ahora estaba desnuda como cuando nació. Lo único que quedaba eran las cintas en su
pelo castaño.

Ella recogió agua del cubo con un paño y limpió cuidadosamente su cuerpo. Cuando Teita
terminó, se puso la ropa de doncella del santuario, blanca y pura.

La vieja sirvienta del santuario vestía ropa para cada propósito diario. Estaban vistiendo cosas
modestas, a diferencia de esos adornos destinados a la oración, la tela era lo suficientemente delgada
como para mostrar las curvas de su cuerpo.

Era un poco mejor en el verano, con el aire frío que golpeaba el cuerpo de Teita. Teita salió de
la habitación, se abrazó con fuerza. Ella se encontró con el altar en el interior del templo. El altar era
un hueco semiesférico. Diez estatuas del panteón de los dioses siguieron a lo largo de la curva.

—¡Oh dioses en los cielos!

De rodillas ante el altar, Teita sostuvo sus manos en signo de adoración. Su postura correcta
mostró por completó su formación como una chamán.

—Por favor, concedan al Maestro Tigre sus bendiciones y tráiganlo de regreso sano y salvo.

Desde que Tigre salió de la casa, esta oración se había convertido en una rutina diaria para
Teita. Aunque Teita era hija de una sirvienta del santuario, no le gustaba aprender a leer y a escribir
en el templo, a ella no le gustaba cantar himnos a los dioses. Ella prefería pasar su tiempo como la
mujer que trabaja como empleada doméstica en la mansión del Señor.

La razón era simple, la mujer siempre había hecho caramelos para Teita. Ella también parecía
aficionada a la realización de su trabajo. Ella cocinaba, limpiaba y cosía, algo adecuado para Teita.
Teita caminaba a la mansión varias veces para visitar a la mujer, y así es como conoció a Tigre.

Como el único niño en la mansión, ella y Tigre a menudo hablaban entre sí. Teita vino a jugar todos
los días. Antes de que ella estuviera al tanto, fue su papel el de despertar a Tigre, que dormía hasta el
mediodía todos los días como un niño.

—Maestro Tigre. Ayudé a la tía a hornear dulces. ¿Quieres comer conmigo?

Teita presentó un pastel a medio hornear, medio quemado - que había horneado. Unos días
más tarde, Tigre regresó de una cacería, y le entrego un regalo para ella, diciendo: “Estos guantes se
hicieron a partir de la piel de los conejos”.

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Gracias, Teita. “Siempre que la formación de Teita como una doncella del santuario, fuera difícil, se
quejaba a Tigre. Sólo podía quejarse con Tigre.

—Tigre, ¿no estar estudiando para ser el Señor, es algo difícil?

—No es difícil. Me gustaría seguir después de mi padre, como su único heredero.

Tigre añadió las últimas palabras como una pequeña broma hacia ella. Repitió su formación
como doncella del santuario y vio cómo a veces, ayudaba en el trabajo de la mujer. Ella habló con su
madre cuando cumplió 11 años.

—Yo no quiero ser una doncella del santuario. Quiero trabajar como sirvienta en la mansión.

Naturalmente, su madre se opuso firmemente. Tigre fue el que la alabo con buenas palabras
para ella.

—¿No está bien? No pasa nada si Teita no se centra sólo en sus deberes de doncella del santuario.

Las palabras del hijo del Señor no podían ser ignoradas. Después de todo, el conocimiento y
los modales eran necesarios para una doncella del santuario.

De acuerdo con el arte de la oración, cada diez días, la joven tenía que volver al templo y
ofrecer una oración a la ermita.

Debido a la aceptación de estas condiciones, Teita comenzó a trabajar como empleada


doméstica de ese mismo verano. Antes de eso, Teita sólo tenía vagos sentimientos hacia Tigre.
Durante ese verano, esos sentimientos tomaron su forma completamente. Acabada su oración, se
cambió la ropa de doncella y ella salió de la ermita. La luna plateada brilló, brilla su luz en el suelo
frío.

Aunque ella rezaba todos los días, no estaba segura de que fuese escuchada por los dioses. Sin
embargo, su ansiedad se alivió. Se sintió mejor.

—Voy a regresar mañana.

Teita corrió a su casa mientras murmuraba esas palabras para sí misma. Contra el cielo de la
noche, una silueta negra apareció a la vista parando los pasos de Teita. Ella podía ver a dos personas
detrás de la valla que rodeaba la residencia. Teita desconfiaba por un momento, pero corrió hacia
adelante con una mirada alegre al reconocer su identidad.

—¡Batran-san! ¡Massas-sama! ¡Bienvenidos!

La luz brilló desde el candelabro de bronce que colgaba del techo. Teita invitó a los dos
ancianos a la sala de estar. Sacó agua mientras les preparaba el té.

—Muchas gracias, Teita.

Las ropas de Massas y de Batran estaban gastadas y cubiertas de barro y polvo. Su pelo gris
estaba rígido y cubierto de sudor seco. Volvieron a Celesta después de que Teita se dirigiese al

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templo. Parece que se perdieron entre sí. Batran, a partir de los fondos de reserva que dejo Tigre,
pagó a los soldados. Desde entonces, los dos esperaron a Teita para volver.

—Siete de nuestros soldados murieron y treinta resultaron heridos. A pesar de que fueron aplastados
por el enemigo, la mayor parte de nuestros hombres escaparon.

Batran rió débilmente.

—Usted no tiene que preocuparse. Hemos tratado a los heridos y enterrar a los muertos.

Massas dijo esto mientras observaba a Batran. Teita estaba ansiosa. Entre los dos, no se
mencionó el nombre de Tigre. Ellos probablemente la estaban encaminando a una mala noticia.
Involuntariamente, se inclinó hacia adelante.

—¿Qué hay del Maestro Tigre? Sin duda...

—Su muerte...es muy poco probable.

Massas, empapado en sudor, dio una respuesta ambigua.

—Lo siento, Teita.

Lágrimas flotaban en la cara arrugada de Batran mientras se inclinaba.

—El Señor joven fue capturado por el enemigo.

Teita arrugo su delantal con las dos manos, deteniendo así su estado de conmoción.

—Fue capturado... ¿Qué quieres decir?

—Voy a explicártelo.

Al ver a Batran dar una mirada de disculpa, Massas abrió la boca. Él recibió una nota de rescate
de Eleanora, una Vanadis del Reino de Zhcted. Al enterarse de la cantidad del rescate, Teita casi se
desmayó de nuevo.

—¡Incluso si todo en esta mansión fuese vendido, es imposible reunir tanto dinero!

El monto fue de aproximadamente tres años el valor de los ingresos fiscales de Alsacia. Había
una reserva de aproximadamente un año, sin embargo, les tomó mucho tiempo el ahorrar esa
cantidad.

Por otra parte, no tenían tiempo. Diez días habían pasado desde que la demanda de Eleanora
fue entregada al Reino de Brune. Sólo cuarenta días quedaban.

—Si no nos podemos permitir el rescate, ¿qué pasará con el Maestro Tigre?

—Algunos presos, en caso de tener alguna habilidad, deben estar al servicio del enemigo. Muchos se
casaban con una mujer local y pasan su vida como prisionero de guerra.

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La mayoría eran vendidos a comerciantes de un país extranjero. Su paradero era desconocido,
después de buscarlos exhaustamente. El ejemplo que Massas dio fue más como una ocurrencia
extraña.

—¡Eso no puede ser!

Teita gritó en voz alta y golpeó la mesa. Batran y tazas Massas se sacudieron.

—¡No puede ser, el Maestro Tigre no va a volver! Y además conseguirá una esposa...

—B-Bueno, eso sucederá sólo si ha pasado mucho tiempo. Esto necesariamente no significa que vaya
a suceder de inmediato.

Sorprendido por la actitud amenazante de Teita, Massas añadió estas palabras con voz débil.

—Me pregunto si podemos de alguna manera robarlo.

Batran habló con una voz oscura.

—Um, ¿qué hay de Su Majestad?

Sin ningún plan, Teita preguntó a Massas.

—¿Su Majestad va a mirar hacia otro lado con respecto a la situación del Maestro Tigre?

Massas enmudeció con su ceño fruncido. Esa fue su respuesta. Massas quería decir algo, pero
tendría dificultades para ser totalmente honesto. Hubo un número considerable de bajas entre sus
soldados. También, como un aristócrata del Reino de Brune, era necesario que él asistiera al funeral
del Príncipe Regnas. El pesado silencio dominaba la habitación.

—Ya veo.

Teita rompió el silencio.

—Voy a ir alrededor de las ciudades y pueblos para pedir prestado el dinero.

Los dos hombres mayores se miraron al oír sus palabras determinadas.

—Incluso si se trata de una sola plata, incluso una moneda de cobre, podemos reunir una gran
cantidad. El Maestro Tigre ha sido un buen Señor durante dos años. Seguramente algunos se
prestarán a ayudar.

Massas asintió en señal de asentimiento: —Entiendo. Entonces, Teita, Batran, yo también


tratare de encontrar a alguien que podamos confiar en que nos ayude.

—¡Muchas gracias, Massas-sama!— Teita sonrió y se inclinó profundamente. Ella sentía que podía ver
algo de esperanza.

¡Maestro Tigre, yo te rescatare! ¡Por favor, espéreme!

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CAPÍTULO 4 - LA VIDA DE UN FUNCIONARIO PÚBLICO.

Habían pasado diez días desde que Tigre rechazo la invitación de Ellen. Su vida como
prisionero era tranquila y monótona.

En primer lugar, él se despertaba hasta el mediodía. Llamó al soldado que se encargaba de


vigilarle, y se dirigió a la cocina.

El nombre del soldado era Rurick, el hombre que le dio a Tigre un arco en mal estado. Por
alguna razón, sin embargo, no tenía pelo en la cabeza.

Aunque su cabello negro, que bajaba hasta sus hombros, le convenía a su rostro natural y a
sus modales caballerosos, su cabeza calva también era impresionante.

—Señor Tigrevurmud. En el futuro, yo, Rurick, le serviré para vigilarlo. Bueno, yo preferiría que no
malgastara su tiempo en cosas desagradables, así que por favor llámeme si necesita de mis servicios.

Tenía una sonrisa refrescante y notable que tomo a Tigre por sorpresa. Después de dudar,
Tigre decidió hablar con franqueza.

—Um... ¿Su pelo?

—Me lo afeite.

Una respuesta cortante.

—Lady Vanadis ordenó que lo ofreciera como retribución, lo segundo más importante después de mi
vida. Normalmente, habría sido la muerte. Es gracias a la benevolencia del Señor Tigrevurmud que
aún sigo vivo.

Así que fue por mi culpa.

Tigre quería disculparse de alguna manera, pero Rurick de repente se arrodilló.

—Aunque sea tarde, por favor disculpe mis acciones desvergonzadas y acepte mis palabras de
gratitud. Además, me quedé realmente impresionado con sus habilidades sobrehumanas con el
arco. Estoy bastante seguro de mis habilidades con el arco, sin embargo, ahora me siento inmaduro.

Hablaba en serio.

—Ya, ya veo. Bueno, estoy bajo su cuidado.

Aunque Tigre se enteró de lo que pasó antes, todavía se sentía ansioso. Rurick notó su
expresión y actuó como si no fuera una tarea engorrosa.

Él fue inesperadamente amable.

Cuando llegó a la cocina, el almuerzo ya había terminado, así que Tigre tomó las sobras.

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Él era capaz de comer de inmediato.

Las sirvientas de la cocina estaban dispuestas a hacer comida para él, pero Tigre pudo comer
de inmediato y se sintió mejor, ya que no era tan consciente del tiempo.

—Tigre-san, lo siento, ¿pero usted me podría ayudar?

De vez en cuando le pidieron ayuda en algunas de las tareas de la cocina, que consistían en
desollar gallinas, ciervos y conejos. Tigre tomo las tareas con alegría.

—¿Qué es lo que necesita terminar?

—Vamos a estar usando Elk esta noche.

Después de que lo guiaron a la parte de atrás de la cocina, Tigre tomo un cuchillo.

Un espléndido ciervo estaba sobre la mesa en la esquina. Tigre con rapidez y limpieza, lo
destazo. Él lo despellejo, corto la carne en sus respectivos cortes, y extrajo cuidadosamente las
entrañas.

Mientras que Tigre se movía metódicamente, ni siquiera levantaba una ceja ante tal carnicería
o el penetrante olor, Rurick miraba con admiración la delicadeza con la que trabajaba.

—No importa cuántas veces lo vea, eres muy bueno. ¿Cuántas veces has hecho esto?

—Supongo que estoy acostumbrado a ello, ya que he pasado muchos días viviendo en las montañas.

Desde que traía su caza, hasta que llegaba a casa para almacenarlo, le tomaba mucho tiempo
llevar la caza entera, por lo tanto lo destazaba con rapidez para transportarlo.

De hecho, a juzgar por el ganado, ya fuesen vacas y cerdos, era algo que Tigre no tenía
habilidad de hacer. A pesar de que él podría hacer unas comparaciones de similitud, todavía había
una gran diferencia entre su conjunto de habilidades.

Cuando terminó, Tigre salió de la cocina y fue recompensado con monedas de cobre, un pastel
y un vino de alta calidad.

A continuación, comenzó a explorar la zona.

Siguió caminando por el Palacio Imperial hasta que Rurick dijo: “Está prohibido ir más allá.” Él
se aseguró de recordárselo.

Cuando el sol empezó a ocultarse, se dirigieron a la zona de entrenamiento para practicar tiro
con arco.

—Incluso en la cocina, ¿es realmente bueno dejar que un prisionero obtenga con tanta facilidad de la
bodega una herramienta con filo?

Al practicar con el arco, realizo esta pregunta.

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Tigre estaba confundido por la facilidad con la que obtuvo esa clase de permiso.

—Me duele decir esto, pero si usted llegara a mostrar algún signo de tomar a alguien como rehén,
tendría que descuartizarlo sin piedad alguna.

Rurick habló mientras su rostro reflejaba que lo que decía era algo que cumpliría.

—Estoy seguro que usted sabe esto, pero mientras manipulaba la criatura, una vez que usted
entregara el cuchillo a alguien. Si hubieras intentado agredir a quien fuese, me pondría delante de
ellos.

—¿Pero no es eso algo peligroso?

—Estoy consciente.

La cabeza calva de Rurick reflejaba el sol. Él se comenzó a reír de una manera refrescante.

—Honestamente, ni siquiera con su habilidad, no ha perdido su postura. En serio, estoy impresionado


de nuevo.

—Ah, sí...

Siendo elogiado de tal manera, Tigre se sentía avergonzado. Era difícil para él decir algo más.

Con el fin de no entorpecer su tiro con arco, Tigre continuó entrenando. Algunos días deseaba
ganarle a Ellen. La derrota de Tigre en Dinant fue un shock considerable.

Estaba entrenando con Rurick y con los otros arqueros.

Pronto, Tigre estaba en condiciones de enseñar a los demás, desde su postura hasta la forma
de apuntar a los objetivos, incluso con los materiales y el mantenimiento del arco.

—Para alguien como el Señor Tigrevurmud, no creo que ponga mucho esfuerzo en el uso del
arco. Con su sorprendente habilidad, podría usar un arco inferior.

—Sin embargo, si deseas que la flecha pueda volar mejor, lo mejor es utilizar buenos materiales. He
roto arcos y cuerdas por mi cuenta...

—¿Los materiales caros son mejores?

—Incluso si se utiliza uno que es difícil de obtener, ¿no disminuye la posibilidad de que necesiten
reparaciones? ¿Sabes lo que es el bambú? Es una planta que crece en un país lejano, hacia el este, a
través del mar.

—Lo he visto una vez. No estaba seguro de si era un árbol o no.

—Aunque el material es bueno, es raro y difícil de obtener, por lo que es caro.

—Me gustaría un arco que estuviese fabricado de un Dragón.

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Rurick sonrió irónicamente mientras se encogía de hombros hacia Tigre.

Se refirió a algo que no existía.

El Dragón en sí, existe.

Viven en lo más profundo de los bosques y las montañas. Habitan en zonas que no se ven.

Tanto Batran y Massas han vivido más de cincuenta años en una tierra aislada, sin embargo,
nunca habían visto a un dragón salvaje.

El Dragón no existe. Hay muchos que piensan que son una leyenda, pero apenas son pocos en
número.

Durante una cacería, Tigre se encontró con un dragón. Incluso cuando lo recordaba, sentía un
escalofrío.

Era ese tipo de experiencia.

Nada era tan duro como el cuerpo de un dragón.

Era imposible de procesar. Las uñas, colmillos, escamas, no importa lo que fuesen, eran
difíciles de trabajar. Las cuchillas se rompían, los martillos se destruían. Incluso si se calentaban
durante decenas de días, no pasaría nada.

Por lo tanto, nada que fuese hecho de un Dragón existía.

Tales objetos sólo aparecen en las leyendas y los cuentos de hadas.

Después de una media koku (aproximadamente una hora), cuando terminó el entrenamiento,
los otros soldados le hablaban.

—Oh, Rurick, Tigre-san, ¿estáis libres?

Era una invitación para jugar. Ellos jugaban a juegos como cartas, ajedrez, y otra gama de
juegos.

Ya que fundamentalmente se apostaba, Tigre inicialmente tuvo que pedir dinero prestado a
Rurick.

—Todo el dinero en la mano y listo para llorar. Estoy dentro.

—Tigre-san, ¿vas a pedirle dinero otra vez a Riruck? O tal vez robas un poco de vino o torta de la
cocina.

—Tú, ¿cuántas veces vas a llamar al Señor Tigrevurmud de esa manera?... Él es el prisionero de Lady
Vanadis.

Aunque Tigre no era particularmente fuerte, fue capaz de ganar lo suficiente para devolverle el
dinero a Rurick, así como recoger algo para sí mismo.

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No había escuchado nada nuevo acerca de Brune.

Oyó la información sólo una vez, aunque, por supuesto, él estaba dormido.

—Lo siento. Limlisha-sama nos dijo que no habláramos de Brune delante de ti.

Puesto que él no era un niño, él decidió rendirse.

Además, incluso si él preguntaba, no oía nada.

Cuando el sol se ocultó, los hombres se reunieron en el campo de entrenamiento para jugar.

Aunque había baños públicos, se determinó un tiempo de uso. La leña necesaria para ser
transportada y el agua hervida. Tigre también lo utilizaba a menudo.

Después de eso, regresó al comedor para la cena, comió su comida, y volvió a su habitación.

De tal manera, Tigre parecía haberse adaptado a la vida de prisionero.

A pesar de que se había adaptado a su estilo de vida, Tigre no podía decir que estaba
disfrutando completamente.

En lo profundo de su mente, él siempre estaba preguntándose sobre su situación.

Tenía dos opciones si deseaba regresar a Alsacia.

Ya fuesen el pagar el rescate o el escapar.

Sus medios de escape habían sido sellados.

Además, a pesar de que sus habilidades de tiro con arco fuesen superiores, era imposible para
él poder escapar de Rurick y derrotar a los soldados, sobre todo si no podía preparar el número
requerido de flechas. Si Ellen salía, sería imposible ganar contra ella.

—El dinero, ¿eso es?...

En su habitación, mientras estaba sentado en la cama, él jugaba con la docena de piezas de


cobre en su mano. La cantidad era apenas suficiente para un rescate.

Incluso se había puesto en contacto con Ellen.

—¿Hay algún trabajo en el que pudiese ganar algo de dinero?

—¿Te convertirás en mi subordinado? O tal vez podrías trabajar en una embarcación de Muozinel. Si
simplemente remaras durante un año, podría considerar introducirte a un trabajo. Incluso si llegases a
morir, la cantidad que ganes será deducido del rescate y regresara a su familia.

—Así que si no me convierto en tu subordinado, voy a tener que trabajar hasta la muerte.

—Tú no puedes seguir siendo un prisionero de guerra por mucho tiempo, ¿verdad? Todavía no es
demasiado tarde.

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Puesto que no podía pensar en nada bueno, Tigre sólo podía rendirse ante Ellen.

Es posible que Teita y Batran o Massas puedan preparar el rescate.

Aun así... era desagradable que tuviese que confiar en ellos.

No era que desconfiaba de Teita y los demás.

Él simplemente no quería que realizaran un trabajo desmesurado, para poder conseguir la


cantidad del rescate, en una cantidad de tiempo muy corta.

No tengo más remedio que escapar, pero va a ser difícil.

Si bien realizaba un paseo diario, los guardias defendían todas las áreas de vital importancia.

Además, él no entendía la seguridad que rodeaba las murallas, ya que nunca se le permitió
acercarse a ellas.

Además, no había más de una muralla.

Aunque pudiera escapar del Palacio Imperial, le sería imposible atravesar el muro que
abarcaba al castillo.

Después de eso, él llegaría a la ciudad.

Voy a tener sólo una oportunidad, así que voy a investigar adecuadamente.

Hasta la fecha del rescate, todavía había tiempo. Tigre se convenció a sí mismo de ello.

●○●

—Tigre, ¿puedes utilizar algo que no sea un arco?

Un día, Tigre, sin ninguna explicación previa, fue llamado a la oficina de Ellen y ella le
pregunto acerca de ello.

—Soy malo utilizando otras armas.

—¿Es así? No es bueno, incluso si lo ocultas.

Ellen miró a Tigre, como si dudara de él. En lugar de burlarse de él, ella dudo sobre sus
palabras.

—No tengo ninguna razón para mentir sobre algo como eso. Si pudiera usar una espada o una lanza,
hubiera cogido un arma en Dinant, en el instante en el que se me agotaran las flechas. Yo podría
haber realizado una emboscada directa hacia vosotras.

Tigre se encogió de hombros. Si él tuviese experiencia con la espada o lanza, él nunca habría
sido ridiculizado en su país.

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—No estés de mal humor. Tú técnica de arco causó tal impacto en la gente de aquí. Incluso Rurick
está unido a ti. Estoy bastante sorprendida.

—Eso...

Tigre juega con su pelo, un poco avergonzado.

—¿Había alguna razón en hacerle eso a su pelo?

—Tenía que ser castigado. Rurick gustosamente se afeitó la cabeza.

—¿Con mucho gusto?

—Hay dos razones. La primera se debe a que le perdonó la vida, por lo que fue conmovido hasta lo
más profundo de sí. La Segunda se debe a que él admira tu destreza en el arco, ya que Rurick es el
que más destaca en cuanto a la arquería.

Debido a que Rurick era hábil con el arco, él entendía lo difícil que pudo ser el lograr apuntar y
dañar a un enemigo con un arco de tan baja calidad.

Sin embargo, Tigre logró realizar esa hazaña sin ningún tipo de dificultad.

Rurick experimentó tal conmoción, que se afeitó completamente la cabeza e hizo caso omiso
del hecho de que Tigre era un prisionero de guerra.

—Su popularidad con las mujeres parece haber caído mucho, pero a él no parece importarle.

—Ah, bueno, supongo que está bien.

Tigre asintió de una manera no muy adecuada, aunque no podía declarar que no era nada.

—Él también aceptó de buen gusto ser tu perro guardián. En realidad, él pidió que se le ordenara.

Tigre inclinó su cuello. Él no comprendió muchas cosas, debido al tono y a la actitud de Rurick.

Aunque él era el que velaba por Tigre, el papel desempeñado, originalmente dejaba una
imagen sombría.

Era molesto realizar un trabajo tan excesivo.

—Todo el mundo está interesado en ti. Por supuesto, eso me incluye a mí.

Ellen sonrió involuntariamente hacia él.

—Quiero saber lo que tienes. Es posible que tengas algunos talentos inesperados. Voy a tratar de
realizar algunas cosas contigo mañana.

Desde que él era un prisionero, era imposible declinar.

Y así, el día siguiente llego.

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En el área de entrenamiento, sólo estuvieron presentes tres personas, Ellen, Lim y Tigre.

Delante de Tigre, Ellen sostenía una lanza en una postura de simple.

Tigre se enfrentó a ella, también sostuvo una lanza con sus dos manos. Por supuesto, ya
estaban practicando, por lo que no se pedían consejos.

Lim observaba en silencio a los dos desde la distancia.

A su lado estaba una lanza, un hacha de batalla, una gran hacha de guerra, un garrote, una
guadaña, una cadena, una ballesta, y muchas otras armas.

—¿Qué debo hacer?

—Haz lo que quieras.

Ellen sonrió ante Tigre, que estaba perdiendo sus palabras.

Por el momento, Tigre, de acuerdo a los fundamentos, intento clavar la lanza contra ella. Ellen
ligeramente la repelió con su muñeca.

Junto con un ruido sordo, un fuerte impacto se transmitió por toda su mano.

—¿No puedes hacer esto un poco más agresivo?

Ella le provocaba desestabilidad en la postura de Tigre. Tigre, molesto, atacó rápidamente.

Golpeando desde arriba, asesto un golpe de lado, golpeando la parte frontal.

Sin embargo, Ellen recibió todo el ataque.

Ella no había usado su espada.

Aunque Tigre quedó impresionado, mientras estaba mortificado.

Sin embargo, él era malo con la lanza, y sólo sabía lo básico. Él sólo había utilizado una lanza
para matar a un oso pardo mientras cazaba.

De repente, una idea cruzó la cabeza de Tigre.

A pesar de que se llama entrenamiento, Ellen comprendió la capacidad de Tigre basándose en


su ofensiva y defensiva. Ella tenía una actitud como si tuviera fuerza de sobra.

¡Lo haré una vez Ellen relaje su guardia...!

—¡Uoo!

Agarrando la lanza, Tigre se adelantó y gritó empujando el arma hacia ella.

Ellen sonrió con ironía y golpeó el arma hacia arriba; Sin embargo, Tigre no detuvo sus pasos.

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A pesar de que se tambaleó por el impacto cuando se detuvo la lanza, estrello su hombro en
Ellen. Sorprendida, Ellen no podía evitarlo, y los dos cayeron al suelo.

—¿Cómo... sobre eso?

Trató de atravesar a Ellen y parecía haber fracasado.

Debajo de él, el rostro de Ellen se mostraba sorprendido. Pronto, se tiño de color rojo,
mientras miraba fijamente hacia Tigre.

Después de eso, Tigre notó una sensación suave debajo de su mano derecha.

...Imposible.

Cuando trasladó su mirada, su mano derecha había agarrado el pecho de Ellen.

—Ah, no, eso no es, esto...

A pesar de que él estaba buscando una excusa, sus palabras no salían.

Lim, inmediatamente después, corrió y golpeó la cabeza de Tigre con la funda de su espada.

Tigre se agacho, con la cabeza hundida en dolor.

Ellen se puso de pie, ahora con la ropa sucia, y con una expresión complicada.

—Lady Eleanora, por favor deme una orden. Voy a cortar la cabeza de este hombre.

—Es-está bien. No es un gran problema.

Ellen intentó poner en una buena expresión, pero fracasó. Su voz era chillona y su cara estaba
roja. Mientras se sacudía la suciedad de su ropa, se tocó fuertemente el lugar donde la mano de Tigre
la había agarrado.

—Empujar a una Vanadis al suelo, ¿es que no es suficiente para aplicarle una pena Capital?

Lim miró a Tigre llena de intenciones asesinas.

—Fue mi error. Me lo tomé con calma para poner a prueba su fuerza. Si muestras tu frustración por
más tiempo, será una burla hacia nuestros nombres.

—Si lady Eleanora lo dice.

Lim enfundo su arma de mala gana. Ellen extendió una mano a Tigre y rápidamente le habló.

—¿Puedes levantarte?

—Gracias.

Mientras que con su mano izquierda se rascaba la herida en la parte izquierda de su cabeza,
Tigre utilizaba su mano derecha para ponerse de pie.

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—Creo que mi cabeza se ha roto.

—Aguanta con ello. No te pegué por malicia.

—Es evidente que hay sed de sangre.

—No podrías ser salvado.

Después de reírse a la ligera, Ellen murmuró en voz baja para que sólo Tigre pudiese oírla.

—Has tocado el pecho de una mujer. No siempre puede terminar de una manera segura.

Tigre bajó la mirada y desvió la vista, para ver la cara de Ellen durante un momento.

—Muy bien, vamos a continuar.

Ellen finalmente recuperó la compostura, y Tigre logró componerse.

—Cuando se trata de ti, ya no serás defraudado en absoluto. Supongo que voy a atacar sin piedad al
entrenarte.

Al ver la montaña de armas, Ellen habló gustosamente con un tono desagradable.

Después de acabar con todas las armas, Tigre yacía extendido sobre el campo.

El sudor cubría su cuerpo, y su respiración era áspera. Su pecho subía y bajaba pesadamente, y
sus brazos y piernas sentían un dolor que no estaban acostumbradas a soportar, ya que fue golpeado
sin piedad.

—Realmente eres un inútil si no estás usando un arco.

—Eso es... lo que te dije...

Lim miró a Tigre con los ojos fríos, cuando regresaba una respuesta agotadora.

—No es como si tú fueses terrible. Los nuevos reclutas son como tú. Si fueras mi colega o
subordinado, yo te entrenaría desde cero.

—No debes ponerle a prueba demasiado, Lim.

El hombro de Ellen golpeo al de Lim mientras lanzaba esas palabras. Las dos estaban sudando
ligeramente.

Las dos actuaron como compañeras de Tigre, turnándose entre ellas. Ni Ellen ni Lim estaban
tan cansadas como Tigre.

—Aun así, tu habilidad en el arco es excelente.

Cruzando los brazos, Ellen asintió con la cabeza alegremente.

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Debido a que ella entendía su capacidad con el arco, había sido testigo de una descarga
poderosa y consecutiva de flechas con anterioridad.

Para ello, disparó treinta flechas en rápida sucesión, intentando golpear un objetivo con
precisión. Disparó rápidamente, sacó una flecha de su carcaj, golpeo la cuerda del arco, y repitió sus
acciones. El tiempo se media hasta que daba a un blanco.

Tigre había logrado un resultado tal que nadie podía igualar.

—Pondré estas un poco lejos.

Lim dio la espalda a Ellen y a Tigre, mientras sostenía las armas.

—¿Vamos a ayudarle?

—Está bien.

Le propusieron que se fuese a dormir y se vino hacia abajo rápidamente.

Al ver la espalda de Lim, los hombros de Ellen temblaban mientras daba una gran
carcajada. Ella sonrió con amargura mientras regresaba a donde Tigre.

—No te sientas tan mal. Ella más o menos quería decir: "Ve a dormir y deja de pensar en cosas raras."

—Ella no se veía nada diferente de lo habitual.

—Lim te está evaluando a su manera. Si te unes formalmente como mi subordinado, ella te mostrara
más respeto.

Ella estaba preguntándole si quería unirse sin decir directamente las palabras. Tigre dejó
escapar un profundo suspiro. Aunque estaba interesado, sería imposible, ya que él no podía dedicarse
a trabajar bajo su mando.

Ellen asintió levemente y sujeto su falda.

—Yo ayudaré a Lim. Ve a descansar a tu habitación.

—¿...Yo solo?

Tigre indirectamente estaba diciendo que él podría escapar.

Rurick, que lo vigilaba, no estaba presente. Antes de probar las armas, Lim había dicho a los
demás que no vinieran.

Asimismo, el día estaba llegando a su fin.

Dentro de una media koku (una hora), el cielo se oscurecería.

—Estoy segura de que recuerdas el camino. Si te pierdes, pregunta a una sirvienta o a un soldado.

Ellen sonrió mientras se alejaba.

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Tigre levantó la vista hacia el cielo teñido de rojo y suspiró.

—Ella me atrapo.

Sabía que nunca se lo perdonaría.

Se sentía a gusto aquí. Por supuesto, el mejor lugar sería siempre Alsacia.

Era un prisionero. Había una limitación a donde podía ir, y fue custodiado por un guardia.

Sin embargo, nunca había sufrido abuso o acoso. Tanto la habitación y la ropa estaban limpias
también.

Incluso cuando dormía hasta el mediodía, nadie decía una palabra. Aunque Lim mostró su
decepción, no hubo quejas.

Sus comidas no eran diferentes de los soldados.

Por suerte, él era capaz de tener un bollo relleno de manzana con mantequilla al horno, trucha
a la parrilla, sopa con encurtidos, carne y patatas, y un buen zumo de frutas tropicales.

Los condimentos y fragancia de la trucha y la acidez moderada, aunque apenas magnífico,


eran simples y llenaron a Tigre con una calidez agradable.

La textura de la carne era exquisita, y la papa estaba bien hecha.

—Realmente era delicioso. Me pregunto si Teita podrá hacer estas recetas algún día...

Tales pensamientos vinieron a él.

Por encima de todo, sus habilidades en la arquería eran aceptadas aquí.

Lim estaba disgustada con Tigre, aunque sólo con las cosas que no tratasen de arquería.

Recordó las palabras de Ellen.

Ella le pidió que fuera su subordinado. Ella lo miró a los ojos.

Ella lo evaluó en base a sus habilidades.

Para mí, no es sólo el arco.

Pensó que debía estar en un lugar donde fuese aceptado. Eso fue casi anormal.

—Bueno, no se puede evitar.

Aun así, Teita y Alsacia eran importantes.

—De todos modos, me veré obligado a levantarme temprano si me convierto en su subordinado.

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Lim probablemente lo despertaría sin piedad. Además, no habría trabajo, y sería imposible
para él el ir de caza.

Una sonrisa irónica se mostró en la cara de Tigre cuando se lo imaginó. Tigre se puso de pie,
con la ropa empapada en sudor y pegada a su cuerpo. Su cuerpo se sentía desagradable.

Voy a ir a lavarme.

Tigre se dirigió al pozo cerca de la zona de entrenamiento. Todos los soldados, cuando habían
terminado con el entrenamiento, se dirigían allí.

Aunque había un baño para los soldados, hubo momentos especificados que podrían
utilizarlo, y, por supuesto, estaban obligados a llevar y hervir el agua.

Es por ello que se utilizó el pozo con más frecuencia.

En un lugar donde él bien vino a ver, Tigre detuvo sus pasos.

Al parecer, treinta soldados se habían reunido alrededor del pozo, que acababan de terminar
sus entrenamientos. Hubo más de diez personas en la fila.

Tal vez deba buscar un cambio de escenario.

Sin dejar que ellos lo encontraran, Tigre cambió la dirección en la que se trasladó.

Cuando jugaba con los soldados, tenía que apostar algo. No estaba bien familiarizado con los
soldados, y no deseaba que le prestaran dinero.

Naturalmente, todavía había quienes pensaban la presencia de Tigre, era de mal gusto.

En este momento, ese grupo se estaba bañando. Él deseaba evitar fricciones innecesarias.

Y así se fue.

Tigre volvió a la esquina de un edificio y entró en una ruta a pasos discretos.

Más allá de esto, existía otro pozo. Él lo encontró un día durante un paseo.

Un árbol corto creció densamente, bloqueando la vista del camino.

Al acercarse al pozo, oyó el sonido de agua cayendo.

—Me pregunto si alguien más estará aquí.

Tigre llegó al pozo mientras pensaba así. Inmediatamente, dejó de respirar, sus ojos se
abrieron ampliamente, y su cuerpo se puso rígido.

Ellen, sin una sola pieza de ropa, se estaba bañando. Un objeto accidentado el color del óxido
verde yacía a sus pies.

—¿Hm? Ah, eres tú.

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Ellen, sin ningún signo de timidez, miró al aturdido Tigre. Ellen dejó escapar una pequeña risa,
sin tratar de ocultar su cuerpo.

Tigre no habló. No podía mover un dedo mientras miraba fijamente el cuerpo de Ellen. Su pelo
argénteo pegado a su clara piel, sus pechos se acentuaron por el agua, la línea de sus nalgas eran
suaves y redondas, y su cintura ajustada fue sensacional. Debido a eso, ni siquiera su habitual sonrisa
parecía amorosa. El agua corría por debajo de la nuca de su cuello hasta el valle de entre sus pechos.

—Incluso yo me sentiré avergonzada si me miras tanto.

La voz de Ellen se tiñó débilmente en la timidez.

Por fin, Tigre volvió a la realidad. Se dio la vuelta en pánico.

—Yo, lo siento. Aunque he oído a alguien, yo, no...

Él vertedera palabras, tratando de encontrar una excusa adecuada.

Su rostro enrojeció, y su corazón bailaba salvajemente.

Incluso si él estaba asustado, cerró los ojos con fuerza, su cuerpo blanco estaba firmemente
grabado en su mente.

Hace un momento, acababa de tocarla ahí.

Recordó la sensación suave en la mano derecha. Era demasiado intenso para Tigre en una
variedad de maneras.

—No tienes que pedir disculpas. Has venido a bañarte, ¿no? No hay necesidad de regresar.

Tigre no entendía.

—Um, ¿es normal que un hombre y una mujer se bañen juntos en Zhcted?

Su mente no estaba funcionando normalmente, sin embargo, de alguna manera logro articular
esas palabras.

—Ya no sería divertido si los dos fuesen mayores de 6 o 7 años.

Ella estaba claramente divirtiéndose. No se había enfadado, tampoco. Tigre hundió la cabeza
entre las manos y se inclinó sobre el terreno.

—Te lo dije antes, es un poco embarazoso, pero como Vanadis, como líder de LEITMERITZ, tengo que
hablar y actuar como corresponde a mi posición. Incluso si fue impactante ser vista desnuda, yo no
puedo hablar o actuar como una niña pequeña.

—Ah, ah... ya veo.

Sí, Tigre estaba más tranquilo, puede haber notado que Ellen se estaba lavando con bastante
rapidez. Ella no había hablado formalmente, tampoco.

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—¿Estás aquí con tu guardia? ¿O estás sola?

—Ahora estoy sola. Si ella estuviese apegada a mí todo el día, sería algo sofocante. Además, yo
estaba buscando un lugar donde tomar un baño.

—¿No estas indefensa? El otro día, fuiste atacada por un asesino.

A pesar de que había hablado del asesino, Tigre no había visto al asaltante a sí mismo.

—No estoy indefensa. Mi espada está cerca.

Cuando dijo eso, él recordó la espada apoyada contra el pozo. Sin embargo, él estaba ansioso.

De repente, Ellen habló.

—¿Por casualidad, has venido aquí sin saber que esta área es exclusivamente para las mujeres?

—¿Es eso…tan?

—A menudo lo utilizan ya que está cerca de mi habitación y de mi oficina, además los soldados
siempre se mantienen a distancia. Una vez que Lim y las sirvientas observaron esto, comenzaron a
usarlo. Llegó a ser sólo para mujeres antes de que yo estuviera al tanto. Tal vez debería haber dicho
esto.

—De verdad, lo siento. Tendré cuidado la próxima vez.

—Sí, eso es bueno. Está muy bien si es sólo soy yo, pero si se trata de Lim o de alguien más, ellas
hubieran gritado. Ni siquiera yo podría protegerte entonces.

No podía imaginar a Lim inexpresiva gritando.

Una vez más, oyó el sonido del agua.

—¿No vienes a ducharte?

—Cuando hayas terminado.

Aunque él pensó que le estaba tomando el pelo, su voz sonaba natural. Era difícil para él no
contestar secamente.

—Ya salgo. Espera un poco.

El sonido del agua continuó mientras Tigre miró hacia el cielo oscuro.

Si él se daba la vuelta, Ellen estaría allí desnuda. No pudo controlarse. El sonido del agua era
claramente audible.

Yo debería haberme ido inmediatamente después de disculparme.

Como ella dijo que esperara un poco, sintió que sería difícil moverse.

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El sonido de un crujido vino desde atrás, mientras algo se acercaba a sus pies. Era un joven
dragón con un cuerpo robusto, su longitud era de unos cuatro chets (aproximadamente cuarenta
centímetros)

—¿Un Dragón...?

Era un ser viviente que tenía alas similares a un murciélago, aleteando a un ángulo. Dos
cuernos salían de su cabeza. Cubriendo la mayor parte de su cuerpo, tenía escamas verde azuladas
escarpadas.

El dragón levantó su cabeza y miró a Tigre con ojos afilados.

—Este es mi dragón, Lunie.

Oyó la voz de Ellen por detrás. Por cierto, esta criatura estaba cerca de sus pies desde hace un
momento.

El dragón llamado Lunie entrecerró sus ojos y se frotó contra la pierna de Tigre.

—Eres bastante inusual.

Los dragones son conocidos por poseer una gran inteligencia. Incluso a una edad temprana,
pueden identificar y recordar el rostro de una persona.

Esta fue la primera vez que Tigre había visto a un joven dragón. En silencio, se inclinó hasta su
cintura, para tener una mejor visión. Lunie dejó de moverse y miró a Tigre en silencio; las alas en la
espalda temblaron ligeramente.

Sus alas se mueven con firmeza. Tal vez es un Wyvern.

—¿Es la primera vez que ves a un dragón?

—No. Hace dos años, vi a uno cuando cazaba en las montañas. Fue en una zona aislada, cerca de
sesenta o setenta chets (aproximadamente seis o siete metros), aunque era un Dragón terrestre.

Un Dragón adulto oscila entre los cien hasta los ciento cincuenta chets. Aunque una persona
puede criarlos mientras son jóvenes, hasta que alcance la mitad de su longitud adulto, todavía era
más de cincuenta chets.

—Tienes muy buena suerte. Nunca he visto a un dragón que no fuese Lunie hasta ahora.

—Este dragón tiene dos ojos.

Al tratar de acariciar a Lunie con su mano, este huyo de Tigre y volvió a su ama. Ellen sonrió
ante el Dragón y lo levantó entre sus brazos, como si calmara a un niño.

—¿Un Dragón Terrestre con un ojo? ¿Qué pasó?

—Él me atacó. Después de luchar como si fuera poco, de alguna manera me las arreglé para
escapar. Yo en ese entonces pensaba que realmente moriría.

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La eficiencia del combate contra un Dragón era diferente al de otros animales.

El gran dragón apisonaba la tierra y cortaba los arboles a su alrededor. Tigre mantuvo un ojo
en él mientras que la mayor parte del tiempo podría haber muerto. De alguna manera se las arregló
para derrotarlo utilizando el terreno.

—El luchar contra un dragón y lograr ganar es una experiencia maravillosa. Por cierto, ¿de qué color
eran sus escamas?

—Era de un color bronce. ¿Hay algo de malo en eso?

—Ah, eso es bueno. En este país, no está permitido matar a Dragones jóvenes o Dragones Negros.

Tigre recordó la bandera de Zhcted en su cabeza al oír esas palabras.

Los dragones formaban parte de la mitología de muchos países. Los Dragones habitaban en
las zonas remotas, incluso en Zhcted. De los Dragones de Zhcted, el Dragón Negro era una criatura
mítica.

El dragón con escamas negras concedía protección a la persona más cercana a él. Era una
historia bien conocida.

—Mi país no cuenta con este tipo de cosas. ¿Hay entrenadores de Dragones en Zhcted?

—No sé acerca de los individuos, pero los dragones no se mantienen como parte del ejército, ya que
son grandes depredadores.

Estas últimas palabras fueron probablemente dirigidas hacia Lunie.

—¿Aun así, no fuiste aceptado, a pesar de que derrotaste a un dragón?

—Yo no podía mostrar el cadáver. Era imposible poder cortar cualquier parte de él, y además estaba
cansado. Pensaba volver, pero cuando regresé, un deslizamiento de tierra había cubierto todo el
lugar.

—Qué decepcionante.

—No, está bien.

Siguió un silencio. Sólo el sonido del agua se oía.

—¿Puedo preguntarte una cosa?

Mientras miraba hacia el cielo, Tigre ansiosamente hizo una pregunta vaga.

—Puesto que hay asesinos, ¿no puedes depender de Su Majestad?

—¿Sí?

Al ver su reacción dudosa, murmuró en la confusión.

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—Por desgracia, Su Majestad no se moverá si no hay pruebas. Dado que el enemigo sabe esto, ellos
vienen con la resolución de ser aplastados.

—Es una situación grave, ¿no es así?

Tigre tenía una cara compleja. El rey de Zhcted, y el Rey de Brune, ambos simplemente
ignoraban las cosas.

—Deja que te pregunte algo.

Mientras Tigre pensaba con amargura en la realidad, Elena hizo una pregunta.

—¿Qué clase de lugar es Alsacia?

—¿Estas preocupada?

—Un poco. A pesar de que te di muy buenas condiciones, me rechazaste sin dudarlo, así que estaba
un poco dolida. Estoy un poco interesada.

—Yo también pensé que las condiciones eran muy buenas.

Después de que él respondió: Tigre se soltó a hablar.

—En pocas palabras, es un país hecho de bosques y de montañas. Las carreteras principales no pasan
por él. Para llegar a la capital, hay que dirigirse al territorio vecino para llegar a un camino en buen
estado. Pueden pasar muchos días.

—hablas de él con cariño.

Era la importante ciudad en la que él nació y creció.

Incluso si él habló de sus defectos, él todavía estaba orgulloso de ello.

—Hay lobos y osos pardos en los bosques y montañas. De vez en cuando, aparecen leopardos de las
nieves. Hay muchos frutos secos y hierbas silvestres que se pueden encontrar, y además puedes llegar
a vivir durante el invierno, con poca comida, si tienes el mínimo de conocimiento. Las personas a mi
cargo son muy amables, y es tranquilo. Aunque los inviernos pueden ser difíciles, el poder dormir
mientras que te envuelves en mantas ante la chimenea, es el sentimiento más grande. Por el
contrario, los veranos son frescos, y hay muchos días soleados y son muy geniales. En lo alto de las
colinas es como un océano verde, tan lejos como tus ojos puedan ver, y cuando el viento sopla desde
las llanuras, simplemente puedes relajarte y disfrutar del sol.

—A ti simplemente te gusta dormir.

Ellen sonrió con amargura.

—¿Tú...no anhelas convertirte en un rey?

—No es que esto sea particularmente una buena razón, pero ese sueño es demasiado para mí.

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Él podía manejar las burlas como una persona del país, ya que era un hecho.

Sin embargo, no había recuerdos que deseaba olvidar.

—Yo había oído que los arqueros eran despreciados, pero no pensé que fuera tan exagerado.

En Alsacia, incluyendo a Teita, no había ni una sola persona que realizara prácticas de arquería.

Por eso todo el mundo creía en Tigre.

—Es más de lo que imaginas. En toda la literatura militar, el tono cambiaba por completo cuando se
trataba de la arquería. En Alsacia, incluso aristócratas y caballeros que tenían valerosas hazañas
fueron claramente despreciados. Incluso las mujeres y sus hijas les ridiculizaban por ser cobardes. A
pesar de que tiene su valor, el arco siempre es ignorado.

Sin oscuridad se oía en la voz de Tigre mientras hablaba.

—Tu padre te enseñó muy bien el arte de la arquería, dada la situación.

—Aunque no me acuerdo, me parece que a menudo jugaba con un arco antes de que tuviese la edad
de pensar en ello. Mi padre me vio y me animó a seguir, si estaba interesado. Bueno, todos mis
antepasados eran cazadores.

—Entonces supongo que debo expresar mi gratitud hacia tu padre. Después de todo, yo te conocí.
Por otra parte, yo jamás he sido tumbada boca arriba, y también jamás he sido vista desnuda.

Ella habló sus últimas palabras con un tono malévolo y gruñó a Tigre por instinto.

—Ya he terminado. Puedes darte la vuelta ahora.

Mirando hacia atrás, Ellen se puso delante de él, después de haber cambiado a una corta
túnica, su espada colgaba en su cintura. Un paño grueso envuelto sobre su largo cabello
argénteo. Sus blancas manos y pies hacían estallar fuera de su corta túnica, una apariencia
amorosa. Puesto que él no podía mirarla directamente, Tigre miró a Lunie, agachado a sus pies.

—Fue una conversación interesante. Ya nos veremos.

El pequeño dragón siguió a Ellen y desapareció en el camino cubierto por los árboles. Tigre
suspiró mientras se decidió ducharse lo más rápido posible.

Después de que se quitara las ropas y las dejara a un lado, se dirigió a la bañera y se vertió
agua sobre su cuerpo, tantas veces para poder olvidar lo ocurrido hace un momento.

Es por eso que fue tarde, para cuando quiso darse cuenta de los pasos que se acercaban.

—¿Lady Eleanora...?

En el otro lado del árbol, Lim parecía que llevaba una bata corta, mientras que llevaba un cubo
de bañera.

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Lim, mientras perdía por completo el habla, vio la figura de Tigre antes de que pudiera
terminar de responder.

Por lo general, su rostro carecía de emoción, pero estaba claramente aturdida.

Tigre, también estaba petrificado. La mitad inferior de su cuerpo era bastante vergonzoso a la
vista, después de haber visto a Ellen justo antes.

—Ah...

Después de unos segundos de silencio, Tigre lanzó un ruido, aunque él todavía estaba
confundido.

Tenía la intención de encontrar las palabras adecuadas en la búsqueda de una vía de escape.

—Comportamiento de acorde con mi posición...

Pensó en su anterior conversación con Ellen.

—Tú no tienes que preocuparte por mí.

Aunque trató de ocultar su vergüenza con palabras dignas, el cubo de baño fue lanzado contra
él, junto con un grito.

●○●

—Ho, ¿así que lo pudiste ver?

Ellen regresó a Lunie al establo, donde se quedó con los jóvenes dragones y luego ella regresó
a su oficina. Su pecho estaba temblando, al punto de estallar al oír la historia de Lim.

Su cabello argénteo brilló con la humedad, justo después de haber terminado su baño.

—No lo he visto todavía. ¿Cómo era él?

—Sin comentarios.

Su tez indignada acompañó a la rabia intensa de sus ojos azules. Lim dejó escapar un bostezo
caliente.

—Usted debe de restringir más sus movimientos.

—¿A pesar de que se ha adaptado muy bien por aquí? Él está en buenos términos con los soldados y
el personal de cocina.

—¿Ha habido alguna vez algún prisionero que se haya acostumbrado a una vida así?

—Todavía estoy esperando a que me pida ser mi subordinado, después de todo.

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Lim suspiró.

—También los hay entre los soldados que no les gusta su comportamiento.

Lim insinuó que podría haber un conflicto entre aquellos que les agradaban la compañía de
Tigre y los que no lo hacen.

—¿Confinar a Tigre en su habitación puede llegar a resolver esto?

—Tarde o temprano, va a volver a su casa en Brune si se paga el rescate, o será vendido a un


comerciante de Muozinel.

—Es por eso que le di la opción de convertirse en mi subordinado.

Ellen cogió un documento de la pila entre su escritorio y se lo mostró a Lim. Los Ojos de Lim
miraron dudosos como ella lo leyó, pero pronto su ira desapareció.

—Brune parece estar en una situación terrible.

—Me sorprendió también. Sólo ha pasado un mes desde el incidente en Dinant, y la situación ha
empeorado hasta llegar a esto.

El documento es un resumen de la situación de una persona que vivía en Brune como una
especie de embajador Zhcted. La persona se disfrazó y viajó por Brune como vendedor ambulante,
mientras exploraba por su cuenta, e informaba periódicamente.

Se podría explicar en una sola frase.

[Hay signos de una guerra civil en el Reino de Brune.]

[El rey que perdió a su hijo, el príncipe, no es más que una cáscara vacía. Ha renunciado a los
asuntos políticos y se encerró en su cuarto. Él no detiene el comportamiento de los aristócratas más
fuertes.]

—Parece que Thenardier y Ganelon son los dos aristócratas más grandes. Cada día parece ser que hay
un conflicto violento entre ambos.

Ellen no habló como si fuera asunto de otra persona.

LEITMERITZ era el territorio adyacente al Reino de Brune.

Si Brune se sometía a una guerra civil, existía la posibilidad de que su tierra estuviese
involucrada.

—No pueden darse el lujo de preocuparse por la situación de Tigre. Alsacia está sola aquí. No serán
capaces de preparar un rescate.

—Por cierto, ¿por qué era la suma tan grande?

—Su arco.

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Golpeando su escritorio, Ellen suspiró.

—Cuando se mantiene a un excelente espadachín cautivo, ¿no puedes aumentar el rescate basado en
su habilidad? Aunque los países revisaron el acuerdo con respecto a las cantidades de rescate, fijaron
una cantidad severa para los arqueros. Para Brune, era un asunto trivial.

Cuando Lim oyó las palabras de Ellen, su pálido rostro se volvió inexpresivo.

—Aunque pudiese bajar la cantidad del rescate, no quiero crear un precedente por simpatía. Yo
tampoco tengo ninguna razón para descartar el tratado.

—Entonces el Señor Tigrevurmud no puede pagar el rescate.

—A pesar de que la intención de utilizar a Muozinel como una amenaza, podría convertirse en
realidad a este paso.

—¿Por eso es que usted quiere que él se convierta en su subordinado?

—Sería lamentable entregar a otro sus habilidades en Arquería. Además su personalidad tampoco es
un problema. Si yo le enseñase correctamente, podría convertirse en un buen asistente, sólo necesita
un poco más de trabajo.

Ellen rio.

—Voy a ofrecerle mi mano una vez más en el último día. Me ha rechazado una vez, no haría juicio a
mi honor el brindarle una segunda oportunidad.

Lim corrigió su postura y le hizo una pregunta.

—Sin embargo, ¿realmente no se pagará? De cualquier manera Ganelon o Thenardier podrían tomar
ventaja de la situación y pagar el rescate por el Señor Tigrevurmud. Se podría mostrar que él no es un
hombre que fuese a abandonar a un pequeño aristócrata de tierras lejanas.

—Hasta donde yo sé, Tigre jamás serviría bajo el mando de Ganelon o Thenardier. Eso no le
beneficiaría en absoluto. ¿Sabe usted qué tan grave sería el tratamiento que le darían bajo la tutela de
esas dos personas? Son auténticos aristócratas de Brune que desprecian el arco.

Ellen tenía una expresión difícil al recordar su conversación con Tigre.

—De cualquier manera, dile a los soldados que escuchare cualquier queja que tengan.

●○●

—Ho, Conde Vorn...

El aristócrata que escuchó la historia de Massas tenía una expresión de lastima.

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—Hemos perdido más soldados en Dinant que los que teníamos hace los últimos años. El daño
fue grave, y muchos nobles murieron.

—Sí. Sin embargo, aunque cautivo, el Señor Tigrevurmud está vivo. Como amigo de su difunto padre,
quiero salvarlo.

Massas estaba en la mansión de un conocido aristócrata.

Tenía una vida próspera. En el salón que Massas caminaba, había un tapiz caro hecho en
Muozinel con una imagen de un pájaro con las alas de oro que adornaban la pared. En la silla había
un tapizado de piel de un leopardo de las nieves. Un vino muy caro fue servido en una copa de cristal
y se le dio de beber a Massas.

Esta es la quinta persona. Si esto no funciona, no tengo a nadie más en quien confiar.

Si no podía depender de los demás, él no lo lograría hasta la fecha límite.

Mientras oraba a los dioses en su corazón, Massas se inclinó ante el noble, que se encontraba
frente a él.

—Por favor. Voy a devolver el dinero, no importa cuánto tiempo pueda tomar. ¿Me ayudara?

Sólo el silencio se mantuvo.

—Lo siento.

Aunque el aristócrata lanzó una mirada de comprensión a Massas, en voz baja dijo la palabra
que rompería el silencio.

Massas apretó desesperadamente su puño, conteniendo las lágrimas que deseaba arrojar, a
pesar de su edad.

—Antes de lo ocurrido en Dinant, hubiera respondido a su petición Señor Massas. Sin embargo,
dados los acontecimientos recientes...

El aristócrata siguió hablando con un tono pesado.

—Una guerra civil pronto se llevará a cabo en este país.

—Entre los Duques Ganelon y Thenardier.

Massas respondió sin energía, tanto en expresiones como en su tono de voz.

Él había escuchado la historia recientemente.

Debido a la conmoción por la muerte del Príncipe Regnas, los asuntos del estado fueron
arrojados a un lado. Él Rey se había confinado a solas, mientras lo recordaba.

El hombre era un aristócrata bien conocido que podría disfrutar de una vida tan bien.

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Ganelon y Thenardier eran primos lejanos del Rey, y su confrontación se hacía más profunda
día a día. Aparte de ellos, había muchos otros nobles que, dadas las circunstancias, era necesario que
actuaran con discreción. Cualquier error podría empeorar la situación e incluso podría destruir una
casa aristócrata.

Sin embargo, después de ahorrar una cantidad de oro, llegaba a obtener cierta información, o
incluso llegaban a concretar asociaciones con otros aristócratas. Desde que era un estado emergencia,
incluso si tenían mucho oro, no estaban dispuestos a utilizarlo.

Aunque él fuera un amigo cercano, no le prestaría el dinero.

Massas salió de ahí, mientras arrastraba sus pasos.

—...Así que era inútil.

El sol se había hundido y el cielo era de un color gris oscuro. Con solo mirar las nubes, se sabía
que pronto llegaría la lluvia.

Massas no podía culparlos, pues Massas tampoco tenía el dinero para poder ayudar a Tigre.

Muchas personas trabajaban en su residencia, y era necesario el mantener a sus soldados y a


su territorio. Había un límite en lo que podía hacer.

Tigre, lo siento...Teita, Batran, lo siento...Perdonadme...

Massas regreso en silencio a su casa, mientras la lluvia empezaba a caer.

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CAPÍTULO 5 - EL CASTILLO DE LA VANADIS

En la montaña al norte de Zhcted, la nieve estaba presente durante la mayor parte del año. El
mar, Muozinel y Brune; limitaban al este, sur y oeste, respectivamente.

El país tenía un clima frío, con inviernos más largos de los que otros países llegaran a tener. Se
referían a veces como la Tierra de nieve y bosques debido a sus dispersos bosques de
coníferas. Podrían producir papas y manzanas, realizar pescas en el mar, además había una gran
cantidad de minas de oro y de plata en el centro del reino.

Fue fundada aproximadamente, hace unos 300 años.

En ese momento, había más de cincuenta tribus que luchaban por obtener y controlar la
supremacía.

La guerra duró más de un siglo. Al menos treinta tribus fueron destruidas o absorbidas por
otras tribus en el proceso. Entonces un hombre, casualmente apareció en la tierra.

—Yo soy la encarnación del Dragón Negro.

El hombre se refirió a sí mismo como tal ser. Tan pronto se le nombro como Rey, trajo la
victoria.

Aunque la mayoría de las tribus se burlaban de él, siete tribus creían en sus palabras y
siguieron su ejemplo.

Como prueba de su lealtad, las siete tribus presentaron ante el a siete hermosas mujeres que
se destacaron, por sus habilidades marciales y fueron entregadas como sus esposas. A esas siete
esposas, les concedió un arma llamada [Herramientas Dragoneas].

—Desde este momento serás conocida como una Vanadis.

Después, las siete tribus lideradas por el hombre, suprimieron a los demás clanes y ganaron la
guerra.

El hombre continuó luchando, incluso después de haber logrado la unificación de las tribus,
siguió conquistando los países vecinos y expandiendo su territorio significativamente.

Y así, se creó el Reino de Zhcted.

El hombre convertido en Rey, tenía siete Ducados dentro de su país. La capacidad para
recaudar impuestos y de obtener diversos privilegios de autonomía, fueron concedidas a cada una de
sus esposas. No importaba cuantos méritos reales pudiera ganar una persona en su vida, el único que
poseía un grado más alto que una Vanadis era el mismo Rey.

El rey realizo una declaración ante las Vanadis.

—Una Vanadis ofrecerá lealtad, protección y luchara siempre por el Rey. No lo olvidéis.

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La vela situada cerca del trono del rey, proyectó una sombra sobre el suelo.

La sombra no se ajustaba a la forma de un humano, pero era la de un Dragón.

●○●

—A pesar de que es un mito, no llego a entender el punto de ello.

Esas fueron las primeras palabras que Tigre soltó, tras lograr comprender la historia de Zhcted.

Él estaba en el techo del Palacio Imperial.

El cielo estaba despejado, y el día era cálido.

Tigre había pedido prestado un libro de la biblioteca, y se sentó con las piernas cruzadas en la
azotea mientras leía.

La razón por la que estaba en el tejado era simple. La biblioteca estaba en total penumbra, el
clima era muy bueno, y si él miraba hacia abajo, veía el patio decorado con árboles altos y camas de
flores.

El Palacio Imperial estaba rodeado por una muralla y una torre. Aunque no podía ver más allá
de eso, el cielo continuaba mientras una brisa fresca llegaba hasta su asiento.

Si no había dormido lo suficiente, Tigre sin dudarlo tomaría una siesta.

—Este es el libro de historia más fácil de leer...

Con su cara mirando como si hubiera tomado medicina, Tigre abrió el libro en su rodilla.

Tigre no estaba familiarizado con la escritura de Zhcted, así que era más difícil para él poder
leer mucho más de lo que imaginaba.

Además, se utilizaban terminologías y palabras antiguas. Como no había muchas expresiones


así, era muy difícil llegar a leer algo. Más de la mitad del libro era ilegible.

Rurick, que todavía lo estaba monitoreando, se puso de pie en el pasillo por debajo del techo
del cual Tigre se había sentado. Cuando él le pidió ayuda, las siguientes palabras vinieron hacia él.

—Señor Tigrevurmud, estoy más que dispuesto a ayudar; Sin embargo, tampoco puedo entender ese
lenguaje tan difícil.

A pesar de que tenía problemas para leer, él seguía siendo un Conde. Le habían dado tal
educación, para que se adaptara a su título, por lo que era más inteligente que la mayoría.

—Lo siento.

—No, no te preocupes por ello. No era irrazonable.

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Él era un soldado, no un erudito.

—¿Conoces a alguien que pueda leer cosas como esta?

—No lo creo.

Rurick dio una expresión muy difícil.

—Aunque es difícil de decir, no creo que alguien sepa leer mejor que usted, Señor Tigrevurmud. Tal
vez debería intentar pedir ayuda a Lady Vanadis o Lady Limlisha.

—Me pregunto si me podrán ayudar...

Lo consideró, la mitad del tiempo fue un desperdicio, y la otra mitad fue lleno de vacilación.

Sin embargo, había algo preocupante que quería saber respecto de Ellen.

Cuando él se cruzó de brazos, una pequeña sombra voló hasta el techo. Era el joven dragón,
Lunie.

Aunque Tigre se acercó al Dragón con una sonrisa, no parecía estar interesado, una vez que se
subió a la azotea. Lunie comenzó a estirar su redondeado cuerpo sobre el tejado, mientras disfrutaba
del sol.

Este dragón se parece más a un gato.

Como no quería perturbarlo, Tigre se puso de pie.

Cuando casualmente volteo su visión por delante de él, pudo observar por el borde de su
visión a Ellen.

Ella se movió rápidamente entre los árboles, como si tratara de evitar ser vista. Se acercó a la
muralla, sin darse cuenta de que ya había sido descubierta.

—Rurick, voy a ver lo que dice Ellen. Voy a volver a mi habitación justo después de hablar con ella.

—Muy bien.

Después de escuchar a Rurick caminar por el pasillo, Tigre cogió el libro de historia bajo su
brazo y saltó desde el tejado.

Agarrando la rama de un árbol justo debajo de él, suavizó su caída y utilizo el retroceso para
caer al suelo.

Cuando se levantó de nuevo, el jardinero con la cara llena de sorpresa, que cuidaba la cama de
flores, miró a Tigre.

Con una sonrisa amarga, Tigre salió del patio trotando. Moviéndose entre los árboles, vio a
Ellen.

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—¿Qué estás haciendo?

Cuando la llamó, los hombros de Ellen se sacudieron de la sorpresa, al alzar la vista detrás de
ella.

—Que, que, que, ¿qué estás haciendo aquí...?

Sofocada, Ellen lo miró, mientras su rostro se teñía de rojo debido a la sorpresa. Era la primera
vez que él había oído escuchado a Ellen tartamudeando.

Su aspecto era diferente. Su pelo largo, de color argénteo estaba trenzado y atado, cerca de la
nuca. Su vestido de cáñamo le daba un aspecto de estar limpia.

Su espada se encontraba envainada en su cintura, se ocultaba discretamente bajo la tela. Ella


se parecía a cualquier chica de la calle, aunque era poco probable encontrarse a una chica tan
hermosa.

—Quería preguntarte algo, y te vi.

A pesar de que tenía curiosidad por su actitud y vestimenta, Tigre respondió con honestidad.

—¿Me viste?

Ellen lo miró con desconfianza, pensando que era imposible que ella pudiera haber sido
visto. Ella agarró el brazo de Tigre y tiró de él hacia la muralla.

—No se puede evitar. Te vienes conmigo.

—¿Adónde?

—Fuera.

Fuera de la muralla, los dos descendieron por una suave pendiente. La ciudad del castillo era
de una media Belsta (aproximadamente quinientos metros) de distancia.

Las calles estaban llenas de casas hechas de piedra, con techos de color negro o marrón.

La calle era lo suficientemente amplia como para permitir cómodamente un carro grande, y
estaba perfectamente pavimentada con adoquín.

Los viajeros, los ciudadanos, comerciantes, funcionarios, artesanos, muchos caminaban por las
áreas con butacas, en los bordes de las calles.

Muchas amas de casa estaban charlando, los comerciantes gritaban. Un trovador tocaba un
arpa en una intersección.

—Es mucho más concurrido que de Niza.

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A diferencia de Niza, la capital de Brune, Tigre la había visitado sólo una vez o dos veces,
mientras su rostro contenía una sonrisa amplia. El dialecto de Zhcted y el movimiento de las monedas
de cobre y plata era una vista común.

Tigre quedó impresionado por la cerámica no vidriada y el trabajo sobre el vidrio, que eran de
varias formas y tamaños.

Todo era fresco, la fruta brillante desbordando las cajas de madera, trozos de carne fueron
colgados de ganchos, y la fragancia de las papas recién hechas le hizo tragar saliva.

De repente, chicas de su edad pasaron mientras se reían al observar a Tigre.

—¿De verdad él quiere tanto, ese tipo de cosas?

—Tal vez ella también quiera algo.

En respuesta, Ellen extendió un dedo señalando el cabello de Tigre.

—¿Así que ellos visten esto al salir de las murallas?

En la mano de Ellen, había una hoja, la cual era el centro de las burlas y mofas.

Debido a su ligereza, Tigre no la había notado en lo absoluto. Dio las gracias a Ellen.

—¿De dónde sacaste esto? ¿Metiste la cabeza entre algunos arbustos?

Tigre finalmente le explicó cómo la encontró.

Sólo había silencio hasta que Ellen entró en la ciudad del castillo. No era un ambiente en el
que podía hacer preguntas.

—¿Qué eres, un mono?

Ellen habló fríamente, mientras ella lo miraba con asombro. Tigre se sintió herido.

—¿En realidad, el techo? ¿Debería tomar eso en consideración...? No, probablemente eres el único
que podría hacer ese tipo de cosas...

—Me gustaría hacerte algunas preguntas en algún momento, si eso te parece bien.

Mientras que Ellen estaba con la mirada perdida y absorta en sus pensamientos, Tigre la llamó
con vacilación.

—¿Por qué estabas tratando de escabullirte del castillo de esa forma?

Ellen miró dubitativamente, sin entender la intención de Tigre, que era el que le hacia la
pregunta.

—¿No debería ser obvio?

Esta vez fue Tigre el que inclino a un lado su cabeza.

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Frente al puesto de patatas, las dos personas se miraron misteriosamente. El vendedor tosió.

Tigre se fue después de comprar dos papas. Él utilizó el dinero que había ganado mientras
apostaba con los soldados.

Mientras comían sus papas, caminaron juntos, mirando las cerámicas sin esmaltar. El calor hizo
que la papa pareciese que se derretía.

La dulce fragancia de la mantequilla mezclada con el vapor que se elevaba, estimulaba el


apetito de Tigre.

Entró en la plaza con Ellen, y se sentaron lado a lado en el borde de una cama de flores.

Dando pequeños bocados para poder comer su patata, Ellen sonrió, saboreando su comida.

—Escogí unos muy buenos. Elógiame.

Tigre se sorprendió al escuchar ese tono tan teatral mientras hacia una sonrisa dramática.

—¿Realmente puedes decir cuáles eran buenos y cuáles malos?

Tigre preguntó con su lengua quemada, mientras disfrutaba de la textura de la patata.

—Había un montón de patatas malas. Patatas pequeñas, unas que no soltaban suficiente vapor, unas
que estaban demasiado frías, hay un montón de cosas que faltaban... Este grado de fusión es la
correcta. También estoy impresionada con la cantidad de sal utilizada.

—Te deben de gustar mucho.

Ellen sonrió ampliamente antes de mirar a lo lejos.

Lo que causo que mirar a lo lejos fue un grupo de niños, que se sentaron alrededor de un
titiritero.

—Los inviernos en Zhcted son tan fríos; a veces hay informes de personas muertas por el frío. El aire
frío se deslizaba a través de los gruesos muros de piedra en la noche y les roba sin piedad. A menudo
los niños se reunían alrededor de la chimenea, se envolvían en mantas, mientras comían patatas
calientes para lograr, a pesar de todo, mantenerse con vida.

Tigre imaginó un ambiente cálido, agradable a la vista.

Tigre miró de perfil a Ellen, con asombro en sus ojos.

Su expresión era como si ella extrañara su lejano pasado. Se sentía incómoda.

Habla como si ella se hubiera criado en un pequeño pueblo.

Sería demasiado simple pensar que era una niña criada en el arte de la guerra como una
duquesa.

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¿Quizás estoy equivocado? Aun así, no es como si sólo pudiese preguntarle.

Durante un tiempo, los dos comieron en silencio sus papas. Tigre habló mientras terminaba de
comer.

—¿Es posible que hayas venido a inspeccionar la zona que rodea el castillo?

—¿Te has dado cuenta?

Ellen ahora miró a la cara de Tigre.

—¿Nunca has dejado tu castillo de incógnito?

—Siempre he salido con normalidad, no hubo necesidad de ser cauteloso.

—Estoy celosa.

Ellen suspiró con una cara que mostraba la emoción dentro del fondo de su corazón.

—Es uno de mis pocos placeres, el fingir ser una chica normal que se divierte. Me permite pasear por
la ciudad.

En la vida de Ellen, ser atacada por un asesino no era raro.

Al caminar por la ciudad, requería de una gran escolta.

—Entonces, ¿por qué entraste tanto en pánico cuando te llame de esa forma?

—Me sorprendiste, de verdad.

—Lo siento.

Tigre se disculpó sinceramente.

Ellen arrastro por la fuerza a Tigre para evitar que su comportamiento quedara expuesto,
probablemente para Lim.

Ella también debe querer pasar un tiempo a solas.

—Lo llamaremos incluso de esta manera. No te preocupes.

Riendo, Ellen arrojó el cuenco de barro sin esmaltar al suelo mientras terminaba de comer su
papa.

—¿Está bien tirarlo al borde del camino?

En Niza, la capital de Brune, se consideraba un acto vergonzoso, por lo que Tigre preguntó
tentativamente.

—Ya sea en el pavimento de piedra o de la tierra, no importa. Hay quienes recogen este tipo de cosas
y ganan una pequeña cantidad de dinero.

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—Ah, eso es cierto, supongo. Si se ha roto, se puede mezclar con arcilla nueva.

Al responder a las palabras de Ellen, el tazón de Tigre, ahora vacío, también fue desechado.

—¿Tigre, que asuntos tienes que tratar conmigo? ¿Tiene que ver con el libro que has estado
ocultando cuidadosamente?

—Yo quería preguntarte algunas cosas, pero está bien si esperamos hasta la próxima vez.

Como él asintió con la cabeza, Ellen le tendió la mano a Tigre.

—Entonces quédate conmigo hasta que me sienta satisfecha. Es inesperadamente refrescante el


caminar con otra persona”

Tigre y Ellen miraron por su alrededor varios lugares de la ciudad.

Como alguien que rara vez salía de Alsacia, todo era nuevo para él. Había una vibración en la
ciudad, que parecía tenerlo todo.

—¿Esto es?

—Es un alcohol a base de centeno. Ya que no es fuerte, a menudo los niños lo beben. ¿Quieres
intentarlo?

Después de beber una copa, Tigre se lo bebió de un tirón mientras miraba a otro puesto.

—¿Eso es?

—Setas y patatas al vapor. Parece que también hay encurtidos.

Los encurtidos con pan asado dieron una sensación de salado en la boca y en el estómago.

—¿Y esto?

—Es una sopa de fritos.

Miró a un plato frito.

—Esto.

—Eso es mermelada de manzana con pan de miel... ¿Por qué estás interesado sólo en los alimentos?"

Ellen estaba asombrado de ver a Tigre roer el pan. Tigre continuó en repetir su ciclo de
cuestionamiento y luego comer.

—Son todos deliciosos. Nunca los he probado antes.

—Bueno, es tu dinero, así que supongo que puedes hacer lo que quieras.

Aunque ella le decía esas cosas a Tigre, Ellen se comió las mismas cosas. En lugar de dividir
entre los dos, cada uno de ellos cogió uno.

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—Bueno, supongo que estoy comiendo mucho.

—Hace mucho tiempo, hubo un concurso de comer papa en el castillo. Comí treinta patatas con
mantequilla, aproximadamente del mismo tamaño que las de antes.

Ellen habló con orgullo mientras Tigre siguió llevándose el pan a la boca.

Era difícil imaginar que con su pequeña boca, su cuerpo estaba desprovisto de carne en
exceso.

—Cuando la comida desaparece de la cocina, debes ser la primera en quien sospechan.

—Robe un poco de comida en una ocasión, pero cuando se enteraron, se inclinaron respetuosamente,
ya que Lady Eleanora fue la que orgullosa y sigilosamente comía nuestra comida.

Ella se detuvo. Ellen parecía estar mortificada.

—Son buenas personas. Si tengo más de un mordisco de aquí o de allí, podrían enojarse.

—Está bien comer solo en la cocina. Eso es preferible, creo.

Sólo tengo una sirvienta a mi lado, aunque ella es más joven.

Ellen, quien se miraba orgullosa hasta ahora, comenzó a hablar de nuevo.

—Te voy a decir esto ahora, pero yo no siempre me encontraba comiendo.

Ellen subrayó sus palabras mientras sacudía un pincho con los alimentos fritos en él.

—Las comidas en el Palacio Imperial están normalmente moderadas. Debido a que la gente del
pueblo no viene al castillo con frecuencia, hay que llevar a cabo un nuevo plato cuando vienen de
visita. Es un poco difícil, pero es mejor aprender acerca de cómo viven en detalle.

—No eres particularmente convincente con mermelada alrededor de tu boca.

Tigre sacó un pañuelo y le limpió la boca a Ellen.

Los ojos de Ellen se abrieron ampliamente por la sorpresa. Ella apartó la cara, ahora teñida en
rojo, en un estado de pánico.

—¿Qué pasa?

—No, no, no es nada... En serio, me dejo llevar cuando estoy aquí.

Mientras murmuraba en voz baja, Ellen sacudió su cabeza con fuerza, agitando el adorno de
plumas en su pelo.

—Ah, tienes mermelada en la boca, también.

Sus brillantes rojos Lirios se estaban riendo. Ellen extendió sus delgados dedos blancos.

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Le secó la mermelada del borde de la boca a Tigre y se la llevó a su boca.

Al ver a un gesto tan hermoso y vergonzoso, Tigre aparto su cara tímidamente.

—Muy bien, vamos a ir allí ahora.

Haciendo caso omiso a la reacción de Tigre, Ellen señaló un puesto a una pequeña distancia,
con una voz alegre.

El objetivo era el dispararle a muñecos de caballeros, con una ballesta de juguete que lanzaba
corchos. Dependiendo de las muñecas derribadas, diferentes premios podrían ser ganados.

El tamaño y la pose de los Caballeros eran diferentes. Las muñecas que contenían los premios
más caros y atractivos no cederían con facilidad ante el disparo.

—¿Cuál debería derribar?

A pesar de ser un juguete, una ballesta era una ballesta, así que por supuesto el sería capaz de
manejarla.

Debido a la mecánica de la ballesta, a Tigre no le gustaba usarlo, pero debido a su entusiasmo


obvio y eso decidió jugar.

—Hm, ¿qué hay de esos dos?

Uno de los objetivos de Ellen era una muñeca grande, que debido a su altura no caería con
facilidad. Tenía los pies grandes y un bajo centro de gravedad, lo que suponía una gran cantidad de
estabilidad.

—Dos, hm.

—Puedes llegar a lanzar cuatro disparos. ¿Vas a intentarlo?

Mientras le daba una moneda de cobre al hombre sentado detrás del mostrador, Ellen le
preguntaba con total naturalidad.

—Bueno, voy a darle una oportunidad.

Tigre recibió la ballesta de juguete.

El primer disparo golpeó fácilmente.

Él golpeó la cabeza de la muñeca, mientras que el corcho rebotaba sobre la cortina, y


aterrizaba en la parte trasera de la estantería. Mientras él encontrara una buena trayectoria, no le
importaba del todo.

Tigre apunto a la otra muñeca pequeña, que era una de las que Ellen le había pedido derribar.

A pesar de acertar un golpe directo sobre la cabeza de la muñeca, la bala de corcho era muy
débil. La muñeca se sacudió, pero no cayó.

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—Muy mala suerte.

Ellen habló con pesar, llevándose la mano a la boca.

¿De verdad no se da cuenta?

Tigre miró a Ellen, sus ojos se llenaron de dudas por un momento. Ellen lo miró con
recelo. Sacudió la cabeza como si no fuera nada y volvió su mirada hacia las muñecas.

Ella realmente no se dio cuenta, aunque supongo que es algo trivial. Está bien.

Diciendo estas palabras en su mente, Tigre pensó en qué hacer con su tercer tiro.

Dada la manera en que se sacudió la muñeca, Tigre sabía que había un apoyo detrás de la
muñeca.

A pesar de que no sería un problema para él el derribarlos, eso era lo que podría pasar,
después de saber que podría ser un problema.

Él disparó el tercer corcho. Pasó atravesó de los dos pies de la muñeca. Reboto en la pared
detrás de la estantería y golpeo a la muñeca.

La muñeca, empujada por la espalda, se inclinó hacia delante y cayó con facilidad de su
soporte.

—¡Oh! ¡Genial!

Ellen tenía una mirada como la dé una pequeña niña llena de alegría mientras observaba al
dueño de la tienda recoger la muñeca, chasqueando su lengua con fastidio. Él miró a Tigre.

—Ese tiro no es válido, ya que golpeó por detrás.

Tigre ignoró las palabras del hombre y llevó a cabo su cuarto disparo.

Voló en dirección de la segunda muñeca y la golpeó de lado. La muñeca se estremeció y cayó al


suelo.

El hombre miró la muñeca con sorpresa.

Cuando Tigre golpeó el hombro del hombre con una sonrisa refrescante, le susurró a él.

—No son más que estos dos. ¿Estás seguro de que no me vas a dejar fuera de aquí?

—¿Qué quieres decir?

—¿Me dejas que me lleve estos dos? No me gustaría hacer un alboroto acerca del engaño que
realizas. Yo sólo puedo fingir el no saber nada y usted puede seguir en silencio con su tienda, si sabes
lo que quiero decir.

—Por favor, dime una cosa.

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Mientras que en un sudor frío recorría la espalda del hombre, el hombre miró a Tigre
incómodamente.

—Con sólo uno o dos disparos, ¿cómo lo comprendiste?

—Los seres humanos hacen estas cosas, no importa la hora o el lugar. Cuando era más joven, tuve
que lidiar con muchos trucos similares.

Tigre se encogió de hombros, y el hombre se echó a reír. Fue alcanzado el acuerdo.

Los premios eran un gran oso de peluche, del tamaño de un niño pequeño, y una cinta de
adorno color púrpura.

—Fue bastante barato, y los premios son bastante buenos.

Tigre habló con admiración, El hombre se rió en voz alta.

—Si usted no ofrece buenos premios, los visitantes dejarán de venir.

—En efecto. Debido a que había buenos premios, no pasaron de largo ese puesto. Tigre puso el gran
oso en un saco y echó su libro de historia dentro. Ellen tomó la cinta y se la puso en el pelo.

—¿Cómo me queda? ¿Me queda conveniente?

Tigre momentáneamente estaba sin palabras. Su fluidez, su pelo argénteo y la cinta púrpura
encajaban perfectamente. No creía que cualquier otra combinación que funcionase mejor.

—Sí, que hermosa.

Él respondió obedientemente. Él se sintió mortificado, ya que sólo podía usar palabras


ordinarias.

—Es… ¿es así? Eso fue algo inesperado.

Ellen tocó su cinta en silencio, con el rostro teñido de rojo.

—Yo… yo nunca he tenido mucho interés en estas cosas. Desde que vivía sola, nunca tuve a nadie que
me demostrara estas cosas. Sí, es bueno venir con alguien de vez en cuando.

Habló rápidamente como una niña para cubrir su vergüenza. Tigre sintió que era adorable.

—Aun así, el animal de peluche es sin duda un pasatiempo inesperado.

—Ah, eso es para Lim, no para mí.

Sorprendentes palabras volvieron hacia él.

—... ¿Eh?

—Ella nos va a gritar cuando regresemos. Así que se le mejorara el humor si le entregamos este oso.

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—¿Con esto?

—"Ella siempre trabaja. Le llevé un animal de peluche antes y su rostro se iluminó de color rojo
brillante. Estoy segura de que lo vas a ver muy pronto también.

Tigre no podía imaginarlo en absoluto. Los dos caminaron hacia otra calle, evitando la
multitud.

Ellen se detuvo frente a un determinado bar.

—Esta tienda sirve buenas comidas. No estoy segura de sí está vacío o no, así que espera un
momento.

Tigre esperó en el lugar mientras Ellen abría la puerta.

Una lámpara sucia colgada del techo bañaba el interior con una luz tenue. Las pequeñas mesas
estaban llenas de gente de Zhcted. Cerca de treinta personas estaban alegremente hablando entre sí,
enterrando la tienda en un gran bullicio.

Ellen miró dentro de la tienda y encontró una pequeña mesa vacía. No sería un problema con
sólo ella y Tigre.

Aunque Ellen trató de salir a llamar a Tigre, sus piernas dejaron de moverse. Las voces de
algunos clientes llegaron a su oído.

—¿Cómo es Brune?

—Es apenas bueno, ya que una guerra civil puede empezar pronto.

El hombre negó con la cabeza como si fuera algo absurdo. Dada su apariencia, los dos eran
comerciantes.

—Los Duques Thenardier y Ganelon hicieron sus propias cosas, ignorando con anterioridad al Rey, y
ahora eso ha ido a peor. Si una villa llega a rebelarse contra ellos, inmediatamente se quema, se
saquea y son arrasadas hasta los escombros. Es sólo un rumor, pero parece que aristócratas que
muestren su lealtad, se les concede el título de Caballeros o un trabajo en una oficina del gobierno.

—Así que esa es la razón de que hayas vuelto.

—Sí. Yo prefiero no involucrarme, así que voy a quedarme aquí por un tiempo.

Ellen salió de la tienda en silencio y le sonrió a Tigre mientras se encogía de hombros.

—Está lleno. Vamos a ir a otro sitio.

Como no podían encontrar una buena tienda, Tigre y Ellen estaban sentados en una plaza con
una manzana al horno y el alcohol de centeno.

—Por cierto, ¿qué querías hablar?

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Con todos los temas agotados y el día culminando, Ellen preguntó mientras tomaba una copa.

Tigre miró el saco con el libro de historia y el animal de peluche, luego se volvió para mirar el
objeto en la cintura de Ellen. Después de dudar un poco, tomó su determinación y habló.

—Sólo he leído uno de los libros de historia, pero encontré una palabra que era mencionada. Arifal,
¿es ese el nombre de tu espada?

—Exactamente.

Ellen llamó a la espada envuelta en un paño blanco. Usando solo un dedo revelo a la espada.

La pequeña porción entre la vaina y el guardia estaba teñida de una luz ondulante antinatural.

El viento se arremolino y le hizo cosquillas al pelo de Tigre.

—Así que esto ha estado en tu mente.

—Es como si la espada tuviese su propia voluntad.

Tigre habló mientras acariciaba su cabello, que fue revuelto por el viento. Ellen rió mientras
envainaba la espada.

—También se le llama El Espíritu caído del Verdugo resplandeciente. Es un arma que sólo a las
Vanadis se les es permitida.

Tigre no podía hablar inmediatamente. Aunque era difícil de creer, Tigre lo había
experimentado dos veces antes. Incluso ahora, era su tercera vez.

—Los libros de historia lo llaman a esto La Herramienta Dragonea que controla el Viento. No conozco
todos los detalles, pero... ¿es esta espada la que produce el viento?

—Para ser más precisos, puede manipularlo. Ya la has visto antes, pero fue capaz de desviar la flecha
y elevar a todo un caballo.

—¿Por qué no la utilizaste en Dinant contra mí?

Fue una lucha desesperada, por lo que se sintió molesto que hubiese cortado las vías de
escape.

—Debido a que era muy divertido.

Tigre frunció el ceño al oír pronta respuesta de Ellen.

—En ese momento, yo podría haberla utilizado para derribar a tus otras flechas hacia abajo, pero
quería competir contra tu arco con sólo mi habilidad.

—Hiciste una cosa peligrosa.

Tigre miró con tanto asombro y confusión.

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—Me fue bien, así que no te preocupes. ¿Qué más quieres hablar?

—"¿Las otras Vanadis tienen armas similares?

—Sí. También tienen una Herramienta Dragonea, a pesar de que no son las mismas. Pues bien, en
todos los aspectos, son herramientas que van más allá de la comprensión.

Eliminando su sonrisa, Ellen hablaba en serio, como si estuviera en el campo de batalla.

—La Vanadis se dice que es capaz de luchar contra mil tropas. En realidad, incluso una Vanadis es un
excelente soldado, cada una maneja una Herramienta Dragonea dándoles la capacidad para luchar
contra un ejército de guerreros. Hay historias de Vanadis luchando contra tres mil, hasta cinco mil
enemigos sin ayuda de nadie.

Aunque las palabras monstruosas estaban atascadas en la garganta de Tigre, se las trago.

—Es raro. ¿Por qué no invaden Brune o Muozinel?

Cada una de las siete personas, literalmente tenían la fuerza de mil soldados.

Incluso si la mitad de las tropas se quedaran atrás para defender el país, si tres o cuatro de
ellas fueran a luchar, podrían llegar a ampliar considerablemente su territorio. No podían ser culpadas
por su invasión en caso de ganar.

Quizás el rey no quiere que suceda tal cosa.

Ellen se cruzó de brazos y miró al cielo, restando importancia a su respuesta.

—En última instancia, es porque el Rey no nos lo ha ordenado.

Debido a la observación inesperada luz, Tigre no tenía palabras para decir.

Sus palabras no tenían ningún afecto por la realeza, había hablado como si se tratara de una
broma. No había ni la buena voluntad ni respeto.

—¿Es que no te gusta el Rey de Zhcted?

—Aunque no lo odio, no le agrado especialmente. Él es el rey ahora, por lo que sólo contacto con él
de vez en cuando.

Como si recordara algo desagradable, la hermosa cara de Ellen se volvió amarga.

—Nuestro país por el momento, se mantiene en buena estabilidad y paz. Hemos tenido décadas,
incluso un siglo en el que hemos podido ampliar nuestras tierras. Aunque cada rey haya sido
excelente a su manera, ninguno fue capaz de adaptarse adecuadamente a la presencia de las siete
Vanadis. A menudo, debido a que temen de la Vanadis, llegaron a discutir con nosotros. Ahora, la
Vanadis, mientras pretende seguir al Rey, confabulan para elegir a una persona ideal para que nos
lidere.

—¡Qué terrible...!

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Mientras que fruncía el ceño, sólo podía expresar esas palabras.

—¿Ninguna de las Vanadis desea convertirse en rey?

—La Vanadis se arrodilla ante el rey. El Rey ha de ser defendido. Por ello luchamos y no pueden
convertirse en el rey.

Tigre inclinó la cabeza al oír su respuesta.

¿Hay alguna restricción a la que estén obligadas a seguir?

A pesar de que estaba más allá de su entendimiento, no era una historia imposible.

La existencia de un poder que sobrepasa el sentido común, Tigre ya había sido testigo de ello.

—El actual rey es un hombre así. Mientras que la Vanadis se arrodilla superficialmente ante él, él no
tiene la capacidad de hacernos seguir su mandato, ni qué nos aferremos a la voluntad de hacerlo. Él
nos pone en duda y está alerta por cualquier acción con astucia. Piensa en cómo reducir nuestro
poder con el miedo de que nos rebelemos contra él. Él no es sabio, ni lo suficientemente valiente para
atacar a otro país.

Ellen sacudió su cabello argénteo y dejó escapar un profundo suspiro.

—Me gustaría que alguien tuviera ambas características, alguien con fluidez en la política, alguien que
pueda ser a la vez amable y áspero. Deseo un Rey que no sea dominado por sus emociones y se
desborde con un sentido de la justicia...

—Parece que has estado teniendo problemas.

—No hay ningún punto en mí queja, pero en realidad, me gustaría un mejor rey.

—...Ya veo.

Si sólo Su Majestad, el Rey de este país, fuera un poco mejor...

Tigre tuvo problemas para pensar en esto como un problema de otra persona.

—Sin embargo, si preguntas qué puede ser cambiado del país, dudaría en decir algo. Es por su poder
que los ciudadanos de LEITMERITZ tienen una vida pacífica. No creo que llegue a ser un mejor rey, ya
que me gustaría avanzar bajo mis propias directivas.

—No debes de insultarte a ti misma.

Tigre se lo impidió, al oír su auto-burla.

—Mi credo de familia es Un cazador no sostiene su flecha por demasiado tiempo, ni caza a la bestia
con demasiada frecuencia.

—¿Qué quiere decir?

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Ellen escuchó las palabras de Tigre con interés, con los ojos bien abiertos.

—A pesar de que la flecha es necesaria para cazar, si se utiliza con demasiada frecuencia, se corrompe
la tierra. En pocas palabras, la caza en las montañas y bosques sólo es divertida si no se hace todo el
tiempo.

—¿Quieres decir, todo con moderación?

—Aunque pueda sonar arrogante de mi parte, debes de creer más en tus habilidades. Debes de
entender después de haber visto la ciudad. La ciudad de ahora no está mal.

Los ojos rojos brillantes de Ellen miraron con curiosidad a Tigre, que habló con seriedad.

—Tú...

Su murmullo se vio ensombrecida por el viento que sopló.

El aire frío acompañó el viento, acariciándole el cabello argénteo. El cielo de la noche se


acercaba.

—Justo ahora, ¿qué...?

Aunque Tigre preguntó con el ceño fruncido, Ellen se levantó con energía sin responder.

—Yo no pensé que sería consolada por ti.

Miró de nuevo a Tigre, la vivacidad habitual regreso a su sonrisa.

—Voy a date mis agradecimientos, sin embargo. Me siento un poco mejor.

Es así. Era extraño que pudiese animarla dada su posición. Aun así, Tigre obedientemente
pensó que estaba bien.

Aunque Ellen trató de tirar la cesta que contenía el pie de manzana, se detuvo, al oír un
pequeño gato con el pelo negro, en la raíz de un árbol.

Ellen sonrió feliz y se inclinó, dando el pie de manzana a la criatura.

—¿Te gustan los gatos?

—Mantuve uno hace mucho tiempo, ya que eran útiles para mantener a raya a las ratas. En este
momento, sólo tengo a Lunie... ¿tienes alguno?

—En lugar de decir que tuve una mascota, cuando yo era pequeño, ayude a cuidar a un viejo perro
pastor jubilado.

Tigre recordó aquellos días, inclinando su cabeza.

—Su cuerpo era grande y siempre estaba durmiendo.

—Su cuerpo debe haber sido una gran almohada para una siesta, ¿verdad?

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—Eso...

Aunque Ellen tenía una cara jactancioso, sus palabras no continuaron.

—¿Hyau?

Ellen dejó escapar un grito encantador y saltó a un lado, se aferró a Tigre. Como ella lo abrazó,
Tigre sintió inadvertidamente algo innecesario.

—¿Qué, qué? ¿Qué pasa con esa voz que no te conviene?

Ella levantó el pie y lo pisó.

—Vuelve por ese callejón. Te corto la lengua si llegas a decir algo descortés de nuevo.

El sonido de su espada se escuchó, al tiempo que la sacaba de su funda. Ella miró a Tigre con
su cara roja.

—No, lo siento. Eso fue inapropiado.

—En serio... Nunca he gritado de esa manera cuando me enfrento a los osos o jabalíes.

—...

—¿Estás pensando en ello?

La espada en su cintura, con la hoja de color blanco plateado, fue enfundada.

—¡Yo no, yo no!

Tigre negó mientras agitaba las manos a toda prisa.

—Pero, ¿qué podría sorprenderte tanto?

Tigre miró a los pies de Ellen y vio un insecto de color negro brillante que estaba moviéndose.

Tigre miró sorprendido, al ver al insecto dirigiéndose a la punta de sus pies.

—¿No veis estos insectos a menudo? El Palacio Imperial... está bien limpio, y supongo que no se daría
cuenta de ellos en el campo de batalla.

Tigre dijo en voz alta por simpatía.

Por cierto, Tigre estaba acostumbrado a verlos, ya que estaban en las montañas y en los
bosques cuando cazaba.

—Si se mira bien, no importa el lugar, si encuentras algo que odias, lo odias.

La expresión de Ellen dijo claramente que ella sentía más temor que odio.

Su rostro y el gesto como el un niño era adorable. Tigre inadvertidamente se echó a reír.

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—¿Qué, qué tiene de divertido?

—No, estoy muy aliviado de que incluso tú tienes debilidades con algo.

—Tú...

El rostro de Ellen se tiño en un color carmesí al ver que no podía replicar las palabras de
Tigre. Con un bufido, cambió de táctica.

...Ella ira a la ofensiva.

Tigre se quedó perplejo. Aunque sus palabras fueran enserio, de alguna manera la ofendieron.

Sin embargo, él no se preocupó demasiado. Ellen dio unos pasos hacia adelante, con el cabello
argénteo temblando mientras se movía. Ella miró por encima de su hombro y miró a Tigre.

—Vámonos.

Tigre corrió detrás de Ellen apurado.

●○●

Cuando regresaron al Palacio Imperial, Lim se situó en la puerta del castillo.

A pesar de que normalmente no mostraba emoción alguna en su rostro, estaba claro desde su
frío iris, que estaba enojada. Tigre involuntariamente retrocedió.

—Te has tomado tu tiempo.

—El día aún no ha terminado. Toma, un recuerdo.

Protegiéndose de la espinosa voz, Ellen le pasó la bolsa con un animal de peluche, y habló en
su tono normal. Aunque Lim tenía una cara como si quisiera decirle algo a Tigre, se contuvo hasta que
miró dentro de la bolsa.

—Esto, esto es.

—¿Te ha gustado? Quería conseguirte un regalo, así que fui a la ciudad para encontrarlo.

Ellen hablaba con fluidez, orgullosa como un pavo real. No era sólo la ira que fluía desde el
cuerpo de Lim.

—Por cierto, ¿estabas buscando a alguien?

—Por desgracia, era usted.

—Entiendo. Sin embargo, tenía compañía esta vez.

Después de eso, Lim fijo su mirada hacia Tigre.

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—¿Por qué volviste? Debe haber sido una oportunidad caída del cielo para que pudieses huir. ¿Tienes
la confianza de volver? ¿Eres tonto? O tal vez no entiendes tu situación.

—Deberías de aplaudir por haber dejado pasar esa oportunidad.

—Ya veo, así que eres un tonto.

Lim deliberadamente respondió a las palabras de Tigre.

—No deberías ser tan cruel. Después de todo, ´dl regreso, y Tigre fue quien consiguió este presente
para ti.

Cuando Ellen intervino desde un lado, Lim se hundió en un silencio incómodo.

—Lim, puedes regresar a tu habitación. Yo te guiaré Tigre.

Ellen le dijo que se fuera con su mano. Lim suspiró y se regresó una expresión de antipática.

Ella se inclinó en silencio y se alejó mientras sostenía la bolsa. Tigre distraídamente se dio
cuenta de que su modo de andar era ligero.

—Bueno, eso está hecho. Ahora bien, vamos a seguirla.

—¿Seguirla?

Tigre miró a Ellen con suspicacia.

—Te voy a mostrar algo interesante.

Ellen caminó con Tigre a un paso rápido, mientras la seguían. Los soldados la saludaban
cuando la reconocieron. Ellen ligeramente los saludos, y regreso. Tigre se dio cuenta de que
asintieron ante él.

—No reconozco el lugar al que nos dirigimos.

Tigre hizo la pregunta, ya que siempre había sido Rurick el que lo guiaba por todo el palacio.

—Supongo que no es de extrañar, las habitaciones de las mujeres se encuentran por esta área.

Ellos estaban en un corredor de líneas rectas, con habitaciones separadas a intervalos


regulares. Las voces de las muchachas se podían escuchar en algunas habitaciones.

—¿Está bien?

—Te estoy dando permiso. Camina en silencio.

Ellen se detuvo frente a un determinado cuarto. Después de confirmar que nadie estaba en los
alrededores, sacó cuidadosamente su espada y pronunció un pequeño encantamiento.

El aire se movía. Tigre comprendió que Ellen utilizo el poder del destello plateado. La cara de la
Vanadis con pelo plateado, parecía a la de un niño jugando una broma.

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—Incluso si se abre la puerta, Lim nunca escuchará un sonido.

—Tu espada llorará. Al menos, yo lo haría.

De hecho, Tigre sintió pena por la espada. Tigre sintió algo en su nuca. Parecía como si el
viento se quejara. La espada parecía insatisfecha.

—Tú, mira bien. ¿No quieres saber lo que va a hacer con nuestro presente?

Ciertamente, Tigre estaba ansioso cuando vio el animal de peluche.

Ellen dijo que no lo tratara mal.

Aunque no había sonido, existía la posibilidad de que fuera visto. Tigre abrió la puerta con
cuidado, dejando un espacio suficiente para que los dos miraran por la rendija.

Lim se sentó en la cama, abrazando el oso. Aunque su rostro no era visible, era fácil imaginar
su expresión dada sus acciones.

Tigre se sorprendió. Más por lo que observo, el número de animales de peluche en el interior
lo sorprendió.

Era inusual, dada su genial impresión. Él nunca lo había considerado.

Tigre y Ellen continuaron observando. Lim cerca y felizmente abrazo al oso.

—¿Cuál debería ser su nombre? Alexei...No he usado ese aún...Tus ojos son del color de una
granada1... ¿me pregunto cuál te pondré?

¡Ella le ha dado un nombre! ¡A cada uno de ellos!

Fue su límite. Él seguidamente trato de borrar su presencia.

Tigre cerró la puerta y miró a Ellen. Su cara mostraba diversión.

—Así es como es. El tuyo también, así que es posible que quieras darle otro oso de peluche. Por lo
general me perdona con eso.

1
Granada: es una fruta redondeada, de color amarillo rojizo, y que dentro del mismo tiene granos comestibles
de color rojo.

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CAPÍTULO 6 - EL DESPERTAR DE LA BALA MÁGICA.

Tigre visitó la oficina de Ellen unos días después de que caminaran alrededor de la ciudad del
castillo. Lim se sentó junto a Ellen para ayudarla en terminar sus trabajos.

—Ha pasado un tiempo. ¿Tienes algún asunto?

Ellen lo miró y habló con un tono ligero. Tigre respondió con una expresión seria:

—Me gustaría ver algunos de los documentos con los que trabajas. Por supuesto, no espero que me
permitas verlos todos, sólo los que puedas mostrarme.

—¿Hmm?

Las pupilas brillantes y rojizas de Ellen lo observaron con interés y sorpresa.

—¿Puedo oír la razón?

Lim miró a Tigre y habló con un tono como si estuviera interrogándole. Su expresión mostraba
que ella no le perdonaría una razón inapropiada.

Tigre se rascó su cabeza avergonzado mientras respondía con total sinceridad.

—Cuando vuelva a Alsacia, pensé que podría aplicar algo de lo que aprendiera de aquí.

Estaba avergonzado porque su respuesta fue verdaderamente simple.

Charlar con Ellen mientras caminaban por la ciudad tuvo un fuerte impacto en Tigre.

—Lim, ayúdale. Todavía no le has dado las gracias por el animal de peluche. Esto debería bastar.

—Lady Eleanora.

Al parecer, ella fue objeto de burlas por su embarazosa afición. Lim entrecerró sus ojos azules
con indignación.

—¿Dónde vas a trabajar? Sería estupendo si pudieras hacerlo aquí, ya que no tendría que preocuparse
por perder los documentos, y será más fácil el matarte si intentas hacer algo.

—Háganlo en su habitación. Tengo la responsabilidad de gestionar estos documentos que no puede


ver.

Después de ser regañado con frialdad, Lim y Tigre cogieron muchos documentos y salieron del
despacho.

A Rurick, que estaba cerca, le ordenaron que preparara una mesa y algunas sillas, los dos
caminaban por el pasillo.

—¿Está bien dejarla sola?

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—Ella va a estar bien. No ha pasado mucho tiempo desde la última vez que un asesino apareciese y
Lady Eleanora siempre tiene una buena razón cuando ella sale en secreto.

Lim respondió sin mirar a Tigre.

—¿Razón?

—Ella sale a conseguir un poco de alcohol, prueba los nuevos platos de su restaurante favorito, o mira
a los payasos alrededor de juglares, son uno de los rumores que aparecen en el Palacio Imperial... No
se han encontrado ese tipo de conversaciones, por lo que ella trabajara con diligencia por un tiempo.

Rurick se las arregló para ayudar a cargar una mesa y las sillas a la habitación abarrotada de
gente.

—Gracias por tu trabajo Rurick.

Dejando el resto a Rurick, Lim rodeo la mesa y se sentó cara a cara con Tigre.

—He oído que Alsacia es una tierra llena de montañas y bosques. ¿Estás preocupado sobre el control
de inundaciones? ¿O tal vez por los derechos de propiedad y riego? ¿O estás preocupado por el
mantenimiento de las carreteras?

—Puesto que somos pobres, me gustaría evitar cualquier gasto costoso. Nos podría tomar cinco o
diez años ahorrar para ello.

—Entiendo. Vamos a empezar por ahí.

Por un momento, Tigre vio a Lim sonreír. Aunque su rostro cambió momentáneamente, volvió
a la normalidad rápidamente.

Los documentos, en cierto sentido, eran más difíciles de leer que los libros de historia, debido
a que Tigre todavía no era bueno en la lectura del lenguaje de Zhcted.

Sin embargo, Tigre se sorprendió por la forma educada en la que Lim le enseñó cuando no
entendía algo. Ella fue lo suficientemente paciente para ayudarlo hasta que entendiera.

Originalmente, fueron a través de los documentos a un ritmo más lento. Después de un koku2
(aproximadamente dos horas), habían hecho su camino a través de los dos tercios de la pila. Los dos
decidieron tomar un descanso.

Lim llamó a la criada para tomar una copa.

—Gracias. He aprendido mucho.

Cuando Tigre le dio las gracias, Lim negó con la cabeza.

—No es nada espectacular. Aunque he leído esto antes, me permitió revisar las cosas una vez más.

2
En esta novela hay muchas cosas que cambian de nombre, metros, litros, etc…así que deberán de memorizar
ciertas palabras, se debe a que se le quiso dar un aire de historia antigua, por lo que el Autor así lo considero.

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Lim respondió en un tono cortante, luego miró a Tigre de manera vacilante. Después de
terminar su bebida, Tigre se dio cuenta que lo estaba observando como si dudara sobre qué decirle.

Lim, aunque vacilante, parecía mostrar expresiones con un ambiente inusualmente amable.

—Usted… ¿Usted cree que pueda volver a Alsacia?

La expresión de Tigre se congeló. El silencio llenó la habitación. Sus palabras eran implacables.

Cuarenta días habían pasado desde que Tigre fue tomado prisionero.

Menos de diez días quedaban.

Si el rescate se había preparado, sería hora de que una carta de respuesta llegara.

Sin embargo, no hubo tal informe. Hablaba como si Tigre lo hubiese olvidado.

Finalmente, Tigre rió para romper el silencio.

—Incluso si considero el peor de los casos y el rescate no se ha preparado, no me haría ningún bien el
sentir ansiedad.

—Supongo que es verdad.

—Si yo estuviera angustiada, sería un insulto para las personas que trabajaron arduamente por mi
rescate.

Cuando pensaba que no podría ver a Teita otra vez, él se puso ansioso y perdió el sueño. Aun
así, Tigre tenía fe en ella.

Por lo menos, él quería apartar esa apariencia. Aunque sus sentimientos eran un poco
diferentes, sería muy embarazoso si llegara a expresar sus sentimientos con claridad.

—Yo diría que es mitad ansiedad, mitad vanidad.

Se pudo ver través de él con facilidad.

—Sin embargo, entiendo tus sentimientos.

Lim bajó la cabeza ante Tigre a modo de disculpa mientras la habitación se quedaba en
silencio.

—Entonces tenemos que completar nuestro trabajo pronto.

Lim sonrió mientras ponía su taza de cerámica en la mesa. Tigre se sorprendió al ver una
expresión tan tierna. Un momento después, el rostro de Lim regresó a su expresión normal y fría.

Se había tornado de noche antes de que ellos pudieran terminar de leer los documentos
restantes.

—Gracias por el duro trabajo.

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Mientras se inclinaba, Lim dejó escapar un profundo suspiro. Tigre arrojó su cuerpo sobre la
cama y se tumbó de espaldas.

A pesar de que era el único que preguntó, había leído docenas de documentos escritos en un
idioma extranjero. Fue una tarea difícil.

—Debes de descansar como sueles hacerlo. Rurick traerá tú comida.

—Gracias. Me has salvado.

Sin devolver una palabra, Lim salió de la habitación. Después de cerrar la puerta, dejó escapar
un suspiro.

—¿Él trabajó porque quería tener información?

En este momento, una atmósfera intensa se ha apoderado de Brune.

Los soldados recibieron la orden de no hablar con Tigre sobre la situación en Brune, pero esta
información aún podría filtrarse.

—Él probablemente ya lo ha adivinado.

Después de dudar, Lim negó con la cabeza.

—Incluso si se lo digo, él sólo se sentirá incomodo...

●○●

En el Reino de Brune, Massas estaba ocupado tratando de ayudar a Tigre.

Sin embargo, nadie se ofreció a ayudarle. Todo el mundo estaba preocupado por asegurar su
propia seguridad.

El Duque Thenardier había oído de un aristócrata íntimo.

La historia se produjo mientras muchos aristócratas estaban reunidos en un pabellón,


bebiendo y charlando juntos.

El duque frunció el ceño al oír hablar de Dinant.

—Fue una batalla terrible. Debido a la estupidez de los demás, incluso mi hijo estaba sujeto a la
derrota.

El duque había alcanzado los 42 años. Su gran físico y su imponente barba negra estaban
envueltos en ropa de seda de lujo. En sus treinta años, el reino le patrocinó para que se uniera a la
batalla. Siempre ganaba servicios militares notables en las batallas contra Zhcted.

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Su talento también fue demostrado en los tribunales. Debido a su habilidad, él fue capaz de
adquirir un poder que podría acallar incluso al Rey.

Hubo una diferencia entre la confianza y la arrogancia. No había miedo en sus ojos.

Aun así, la confianza se convirtió en un exceso de vanidad que a menudo conducía a la


crueldad. Aunque continuó con este tipo de acciones, nadie lo detuvo.

—¿Qué pasó en Dinant?

—Un joven aristócrata, el Conde Vorn fue hecho prisionero por el general del ejército enemigo, La
Vanadis…

—Qué deplorable. En lugar de suicidarse, se decidió por tomar una acción tan patética. Él también
dejó solos a sus compañeros. Es debido a este tipo de personas que fuimos derrotados.

Después de abusar de él sin descanso verbalmente, el duque asintió y continuó sus palabras.

—Si no recuerdo mal, la habilidad de ese joven solo se centraba en el arco. Probablemente fue
capturado luego de tirar su arco a un lado y salir corriendo. Si fuera mi hijo, él lucharía valientemente
hasta que su espada o su lanza quedaran destrozadas.

El aristócrata, que era un invitado, necesitaba disminuir la ira del Duque antes de que se
rompiese.

—Incluso el duque era un padre. Había aprendido sobre la abominación que ocurrió en Dinant. ¿Qué
tipo de rostro tenía él en ese momento?

Zaien, el hijo del duque Thenardier, salió corriendo dejando a los suyos detrás de él justo en el
momento en el que se enteró que el Comándate General, el Príncipe, murió en el campo de batalla.

Aunque el duque no sabía nada de él, el aristócrata no quería decírselo. Aunque su enojo sin
razón no era particularmente perjudicial.

—El Señor Massas, que es íntimo con el Conde Vorn, parece estar preparando un rescate por él. ¿Qué
vamos a hacer, Duque?

—¿Él desea preguntarme? ¿Espera que le ayude en esta acción tan desvergonzada?

Las gruesas manos del duque temblaron cuando el aristócrata continuó hablando.

—Piense en ello. Incluso un aristócrata que está lejos de recibir su ayuda puede ser útil, excelencia. Tu
misericordia tal vez sea eficaz en la lucha contra el Señor Ganelon.

La guerra entre los Duques Thenardier y Ganelon era inevitable.

Fue reconocida por los aristócratas locales. Los ciudadanos pensaban lo mismo.

La esposa de Thenardier era sobrina del Rey. El marido de la hermana mayor de Ganelon era su
sobrino.

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Desde que Ganelon estaba conectado a través de la hermana mayor del rey, quien estaba más
lejos de poder. Los derechos sobre poseer el trono de Brune dieron prioridad a los hombres, como
suele ser el caso.

El actual rey no tenía nada de hermanos e hijos, sólo una sobrina y un sobrino. Ni podría
comprometer la posición de quien ascendiese al trono.

—¿Va a responder a sus términos antes que lo haga el Duque Ganelon?...Puede actuar como un
catalizador para los que todavía vacilen.

Ponerse en contacto con el duque, ya sea como un aliado o no, era algo deseable.

Sin embargo, el duque se negó.

—A pesar de que no es un mal plan, no voy a hacer tal cosa por un cobarde.

Después de que los invitados se fueran, el duque llamó a un funcionario después de tener un
repentino pensamiento.

—Preparar un mapa.

Mirando el mapa extendido por el siervo, confirmó la localización de Alsacia.

—Así que esta es su tierra.

Un suspiro de decepción se filtró en la expresión del Duque.

Alsacia no sólo es distante del centro del reino, sino que también es muy pequeña. La mayor
parte de la tierra estaba rodeada de montañas o bosques. Se dijo que no había mucho allí, y era difícil
conseguir algo.

—Sin embargo...está en contacto con la frontera de Zhcted. Eso no puede ser pasado por alto.

Después de pensar por un tiempo, el duque llamó a su hijo.

—¿Me has llamado, Padre?

Zaien se presentó ante su padre. Era un joven noble con un aspecto y atuendo apropiado.

—Deseo que hagas algo.

El duque hizo una seña a su hijo y señaló un lugar en el mapa.

—¿Sabes algo sobre Alsacia? Toma tres mil soldados y quémala hasta sus cimientos.

Zaien frunció el ceño. Él no estaba sorprendido por la cruel instrucción de su padre. Pensó en
el problema, recordando que era una tierra lejana bajo el cuidado de Tigre.

—¿No voy a negar sus instrucciones Padre, pero puedo oír la razón?

El duque primero contó la historia que escuchó del aristócrata.

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—El señor de Alsacia está ausente. Aunque la tierra no es favorable para apoderarse de ella, preferiría
que el duque Ganelon no la saquease. Sería aún más problemático si Zhcted tomara el control.

—En efecto. Sin embargo, para enviar tres mil soldados a una pequeña tierra como esa, ¿no es algo
desmedido?

—Aunque no hay nada allí, las personas pueden ser muy territoriales. Mata a todos los que se
resistan, captura y toma todo lo que puedas llevar. Podemos vender los objetos y a las personas a
Muozinel. Cualquier mujer hermosa, puedes entregársela a los soldados.

Zaien estaba encantado de oír las palabras de su padre.

—Gracias, Padre. Esto también ayudara a aumentar la moral de los soldados. Supongo que no será
necesario reunir a los Caballeros.

—No, toma por lo menos un millar de caballeros. Pasa a través de las tierras de otros nobles y
muestra tu fuerza. Muéstrales la fuerza de la Casa de Thenardier.

—Como quieras. Por cierto...

Zaien bajó la voz, ahora hablando entre padre e hijo.

—¿Qué pasa con su Majestad El Rey?

—Él está en su habitación, como de costumbre. Está débil mental y físicamente según los rumores. Es
dudoso el que pueda llegar a vivir por más de un mes. Con el príncipe fuera del camino, será algo
bueno si él muere.

Al oír el aire triunfal del duque, los ojos de Zaien los observó llenos de temor.

... Hubo un rumor que decía que su padre y él Duque Ganelon habían cooperado para asesinar
a Su Alteza, el Príncipe...

Él oprimió al pueblo de su mismo territorio. Aunque Zaien pensó que era tan simple como
aplastar insectos, él como vasallo de la Familia Real, aún tenía respeto por el Rey y el Príncipe.

Él miraba a su padre con miedo y asombro, quien fácilmente sobrepasó el límite.

Así que el rumor era cierto.

Mientras pensaba en ello, sin embargo, no tenía ninguna razón para desobedecer.

Él inclinó la cabeza. Después de preparar a sus tropas, partió hacia Alsacia.

—Amo Zaien.

Vino una voz desde detrás de Zaien, cuando salía de la habitación de su padre y estaba
caminando por un pasillo. Dándose la vuelta, vio a un hombre anciano vestido con una túnica de
color negro.

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Zaien frunció el ceño con disgusto.

—¿Qué sucede, Drekavac?

Drekavac era el anciano que se inclinó ante él.

—Parece que va a la batalla, amo Zaien. Yo le daré un presente.

—¿Un presente? ¿Me darás un regalo?

La mueca de Zaien se hizo más grave.

Este anciano era un adivino que sirvió a la familia Thenardier por muchos años.

Sin embargo, Zaien jamás le había gustado Drekavac. Más bien, él lo odiaba lo suficiente como
para matarlo. Él quería descartar el hombre en lugar de gastar el dinero en él.

Él no lo había hecho, sin embargo, ya que aquel hombre había sido nombrado por su padre.
Zaien no pudo hacer nada cuando se trataba de los hombres de su padre, pero él evitó ver a Drekavac
tanto como le fue posible.

—Por favor, diríjase por aquí.

Drekavac giro su cabeza hacia atrás y comenzó a caminar. Zaien a regañadientes le siguió.

Salieron de la sala y se dirigieron hacia los establos.

Al acercarse al establo lleno del olor desagradable de los animales, Zaien trató de gritar con
negligencia. Drekavac, sin embargo, tomó un desvío a la parte posterior.

—Estoy aquí.

Drekavac levantó un paño con la mano. Debajo estaban las cabezas de los dragones.

Uno era un dragón de la tierra y él otro era un Wyvern, ambos median ochenta chets
(aproximadamente ocho metros) de altura. Ostentaban enormes cuerpos y cortas extremidades
robustas y además de fuertes escamas que cubrían todo su cuerpo, protegiéndolos de la espada y la
lanza. Un dragón podía correr rápidamente con la fuerza suficiente para destruir una pared y además
tenían fuerza y vitalidad.

Las enormes alas del Wyvern se podrían utilizar para permitir a un humano volar. A pesar de
que sus escamas eran duras, no eran tan fuertes como las que tenía el dragón de tierra.

—Oh...

Zaien estaba abrumado ya que era la primera vez que había visto un dragón en toda su vida. Él
pensaba que su existencia eran un mito o un cuento de hadas. Estaba más allá de su comprensión.

—Su formación está casi completa. Incluso si los liberamos en el campo de batalla hoy, trabajarían
espléndidamente.

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—Es decir, ¿está realmente bien?

—Por supuesto. Puede tocarlo sí desea.

Aunque vacilante, Zaien tenía curiosidad en ver a un dragón por primera vez. Su obstinación
conquistó a su miedo. Se acercó con cuidado al Wyvern.

Aunque el Wyvern se inclinó bruscamente, como si fuera tímido, mantuvo su postura aun
cuando su mano lo tocó.

Zaien respiró hondo, sintiendo las escamas ásperas.

—Espero que sea de su agrado.

—Sí. Bien hecho, Drekavac. ¡Voy a ir en este Wyvern!

Su pobre estado de ánimo desde hace un tiempo estaba completamente impresionado. Zaien
dio palabras de agradecimiento al anciano.

¿De dónde coger los dragones? ¿Cómo fueron entrenados? Él no pensó en ello en absoluto.

—Sólo hay una cosa con lo que usted debe tener cuidado.

—¿Qué?

—El Dragón no se ha acostumbrado al olor de los residentes humanos. Por favor, no lo ponga dentro
de nuestra ciudad.

Aunque Zaien frunció el ceño, recordó la historia de dragones que vivían en rincones
deshabitados de las montañas y no les gustaba el olor del hombre. A pesar de que no sabía si era
verdad, él sentía que era algo razonable.

Bueno, no voy a estar entrando en ninguna ciudad. Será suficientemente intimidante si solo lo
llegan a observar.

El corazón de Zaien palpitaba, imaginando tal espectáculo.

●○●

Sólo dos días restaban hasta que se cumpliese la fecha límite del rescate.

¿Es imposible?

Tigre estaba en la cama y se giró mirando la oscuridad. Se había despertado en medio de la


noche. La primera vez que esto le sucedió fue hace un par de noches.

El dormir a pierna suelta hasta el mediodía no había cambió. Aunque trató de no preocuparse,
no podía cambiar la condición de su cuerpo.

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—Justo como pensé... me temo.

Era el destino de su futuro. Él podía ser arrojado a una situación en la que no sobreviviría.

Un golpe se escuchó en la puerta. Era lo suficientemente pequeño para que no se diera cuenta
si se encontrara dormido.

—¿Justo ahora...?

Él era cuidadoso, ya que no tenía permitido llevar consigo un cuchillo. Tigre abrió la puerta
mientras que sujetaba con fuerza el arco.

—Oh, has venido.

Rurick se puso delante de él sosteniendo un candelabro. La pequeña llama se movía. Era difícil
poder ver algo más allá de Rurick.

—¿Qué pasa?

Al verlo actuar de una manera diferente, Tigre bajo su tono.

Rurick le explico mientras susurraba.

—Señor Tigrevurmud, hay una persona que quiere verte. ¿Puedes seguirme? Trata de hacer el menor
ruido posible.

Tigre asintió.

En el oscuro paisaje de la noche, los dos caminaban con cuidado. Parece que se movían de tal
manera que no alertaran a los demás soldados, ya que según la norma debían avanzar a través de
diferentes pasajes.

Tigre llegó a la zona de entrenamiento.

Una persona de edad avanzada se encontraba encerrada por varios soldados. Su rostro
iluminado por la antorcha de un soldado le fue familiar a Tigre.

—¡Batran!

Casi dejando salir su voz, Tigre corrió hacia Batran mientras ignoraba a los soldados y tomó su
mano.

—¡Joven Señor! ¡Joven Señor! ¡Usted está sano y salvo!

—¡Tú también, gracias a Dios! ¡En serio, gracias a Dios! ¿Sobrevivió el Señor Massas? ¿Qué hay de
Teita? ¿Y Alsacia?

Aunque agarraba firmemente las manos del anciano, las lágrimas cayeron de sus ojos. Tigre
gritó desde el fondo de su corazón. Los soldados que los rodeaban se asustaron, se impacientaron y
entraron en pánico.

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—Tigre, tu voz, tu voz.

—Ah, Ah, lo siento.

Después de ser regañado, Tigre se disculpó, ya que tenía la intención de no alzar la voz.

Tigre se dio cuenta de la presencia de los soldados al final, ellos lo reconocieron al final.

—Gracias a Dios. Te han reconocido.

Rurick, habiendo llegado, sonrió con alivio.

—Este hombre de edad avanzada se coló de forma inesperada en el Palacio Imperial. Dado que
hablaba con el acento de Brune, fue capturado. Cuando saqué el nombre del Señor Tigrevurmud por
casualidad, él insistió en que lo presentara.

—El destino fue amable.

Uno de los soldados se encogió de hombros.

—Fue bueno que las personas a las que no le agradas no lo hayan capturado. Probablemente lo
habrían herido sin llegar a hacer preguntas.

—Incluso si no hubiera alguien tan extremista, aún si no se le informara a Limlisha, sería encarcelado
sin conocerte.

—Todo el mundo, gracias.

Tigre se secó las lágrimas de los ojos cuando agradeció a los soldados.

—Por favor, no se preocupe. Tampoco es como que no seamos que hacer desde ahora.

Uno de los soldados hizo una cara difícil.

—Vamos a tener que informar que un anciano vino a ayudarle a escapar y tendremos que
arrestarlo. Además, tendrá que volver a su habitación, obedientemente.

Aunque tenían una amistad con Tigre, todavía servían a Ellen. Había un límite en lo que podían
hacer.

—Lo siento si esto termina con usted siendo reprendido.

—Entiendo. Batran, quiero oír lo que está pasando...

Tigre quería confirmar la seguridad de Teita. Le pidió a Batran que se lo explicase mientras él
tenía lágrimas en sus ojos.

—Joven Señor, tres mil soldados pertenecientes al duque Thenardier están avanzando hacia Alsacia...

—¿Qué quieres decir?

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Tigre estaba confundido. Él no podía entender.

Ciertamente, no se llevaba bien con Zaien o con el Duque Thenardier, pero los soldados no se
moverían con solo llevarse por las emociones. El rey no permitiría tal acción.

Alsacia siquiera estaba adyacente al territorio del Duque Thenardier. Se encontraba entre la
tierra de otros aristócratas.

Nobles influyentes pasaron por encima de su casa.

—No sé cómo decírtelo...

Usando sus brazos marchitos para limpiar sus lágrimas, Batran respiró hondo mientras tomaba
una carta de su bolsillo de la camisa.

—Esta es una carta de Lord Massas. En realidad, él nos ha proporcionado un mapa y un caballo...

Tigre tomó la carta y la leyó rápidamente después de cortar el sello con impaciencia. Hubo
primero una disculpa por no haber podido preparar el rescate. Alsacia por el momento era
pacífica. Además, estaba escrito que Teita fue al templo a orar cada noche.

Teita...

Aunque Tigre se conmovió hasta las lágrimas, su cuerpo se llenó de rabia después de leer la
siguiente frase. Él Duque Thenardier envió a tres mil soldados para quemar Alsacia y vendería a las
personas que él capturó a Muozinel.

Además, el Duque Ganelon lo sabía y estaba tratando de mover a sus soldados antes de que
llegaran ahí.

Él haría todo lo posible para suprimir a Ganelon, por lo que él quería que Tigre escapara de
Zhcted de cualquier forma que le fuese posible.

—¡Están haciendo lo que se les plazca...!

En el momento en que él se dio cuenta, Tigre había aplastado la carta en su mano.

Su ira desbordante no podía ser suprimida mientras apretaba los dientes.

Murmurios se oían de los soldados que rodeaban a Batran y a Tigre. Ellos mostraban su dolor
y luto; fue un fracaso en su comportamiento. Se habían convertido inesperadamente demasiado
amables con Tigre.

—Señor Tigrevurmud...

Los soldados se miraron, tratando de esquivar ese rol hacía otra persona. Rurick avanzó
mientras hablaba.

—Aunque me solidarizo con tus sentimientos, se lo ruego, por favor, vuelva a su habitación.

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—Es pobre viniendo de mí, pero no puedo cumplir eso.

Coloco la carta en su ropa, Tigre se puso de pie y caminó hacia la puerta del castillo, estaba
rodeado al dar los primeros cinco pasos.

—Por favor regrese.

Rurick miró a Tigre, en un tono más hostil.

—Yo no quiero ser rudo. No, vas a recibir la pena de muerte si te acercas a la muralla. Me veré
obligado a decirle a Lady Vanadis.

—Lo entiendo, pero aun así me iré.

Aunque su voz era tranquila, era terrible y desalentador para los que la oyeron.

Rurick estaba acostumbrado a la guerra. Él estaba lejos de ser tímido, era un veterano.

Sin embargo, al oír la voz y la mirada de Tigre, se sintió abrumado por su espíritu de
lucha. Debido a la sed de sangre que Tigre emanaba de sus poros, solo pudo retirase.

Extendiendo su mano, Tigre avanzó, empujando a Rurick a un lado.

—Eres bastante ruidoso...

Al escuchar una voz brillante, Tigre detuvo sus pasos.

—¿Dónde vas tan tarde por la noche?

Cruzando los brazos, Ellen se situó en la puerta del castillo, con su pelo argénteo bañado de la
luz de la luna. Brillo y se disipo, al igual que partículas finas.

Al ver a su Señor, Rurick y los otros soldados doblaron sus rodillas. El respeto, el miedo y la
ansiedad, los dejo absortos.

Aunque La Vanadis era conocida por ser tolerante, no era en absoluto dulce.

—Creo que he dicho que no tienes permitido acercarte a la muralla.

A pesar de que era media noche, Ellen estaba vestida con un conjunto de azul oscuro, su
camisa de manga larga y su falda. Su espada estaba en su cintura.

—Así que te has dado cuenta.

Ella no estaría durmiendo con esa ropa, y además no tendría el tiempo para presentarse
después de vestirse.

—Yo también podría salir con la ropa de dormir, pero ¿serías capaz de reconocerme?

Tigre no se asoció con su familiar tono de broma.

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—Por favor, déjame pasar. Debo regresar a Alsacia.

—¿Has olvidado tu posición? Dime tu razón por ahora.

Aunque el tiempo que se necesitaría para explicarle era lamentable, Tigre le habló del
contenido de la carta enviada por Massas.

—¿Tienes alguna prueba que garantice su veracidad?

—Ninguna. Aunque... si es Thenardier, es probable que esto suceda.

Por favor. Tigre suplicaba con desesperación.

—Será demasiado tarde una vez que mi casa haya sido quemada. Por favor, deja que me
vaya. Volveré, te lo prometo.

Ellen no había respondido. Miró hacia abajo, como si estuviera pensando en algo. Una
misteriosa luz se podía ver en sus brillantes ojos rojos, como si alabaran a Tigre.

—Si vas a Alsacia, ¿qué vas a hacer?

—Voy a defender a mi pueblo.

Tigre respondió con irritación, sin entender el significado detrás de la pregunta de Ellen.

—¿Cómo?

—¿Cómo...?

Se encontró a si mismo sin palabras.

—Yo conozco tus habilidades con el arco, sin embargo, no eres un héroe inmortal. ¿Puedes hacer esto
solo? Puedes estar seguro de tu habilidad, pero serias un tonto al pensar que podrías luchar contra
tres mil unidades.

—Lo sé.

—Incluso si lo comprendes, ¿te arriesgaras a ir?

—Sin embargo, ¿qué... qué más puedo hacer?

—Que hombre tan descuidado. ¿De verdad crees que puedes hacer cualquier cosa una vez que
llegues allí?

Incluso si él protestó, fue interrumpido inmediatamente.

Ellen suspiró al verlo y puso su mano sobre su Destello Plateado.

—El escapar demanda pena capital. ¿Estás cansado de vivir? Si vas a encontrarte con la muerte en
Alsacia, sería mejor terminar con tu vida aquí en LEITMERITZ.

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Desenvainando la espada, ella señaló con la punta de la espada a Tigre.

—Así que... no me dejaras pasar.

Tigre miró a Ellen con resentimiento. Se comportaba como un niño malcriado, incapaz de
producir mejores palabras.

Él entendió. Él entendió el por qué Ellen hacia lo que hacía, era por su posición.

—¿Por qué no me entiendes?

Su tono había cambiado de forma inesperada. Ellen continuó reprendiéndolo.

—¿Por qué no utilizas la sabiduría que tenías en Dinant, cuando mejorabas tus posibilidades, incluso
en una situación como esta? ¿Por qué te mueven las emociones ahora?

—¿Qué estás diciendo...?

Aunque Tigre estaba confundido por las palabras de Ellen, se quedó observando el iris rojo
brillante de ella y se tragó sus palabras. No había pensado en ello... Ahora mismo, ¿qué podía hacer?

Tigre iba a morir por la espada de Ellen si él no podía responder.

Tenía un arco en la mano, pero ninguna flecha.

Lo que él quería hacer. Lo que debía hacer.

La espada reflejo la luz y brillo. Tigre no pudo evitar echarle una ojeada. De repente, una
pregunta surgió en su mente.

¿Por qué Ellen no me ha decapitado en esta situación? ¿Por qué ella no le ordenó a Rurick que
me atrapase?

Ella entendió que el rescate ya no podía ser pagado en este momento.

Aunque Ellen no estaba obsesionada con el dinero, ella hizo una clara distinción diciendo que
ella lo iba a vender a Muozinel.

Ella no tenía nada que decir nada.

Puede ser.

Tigre llegó a una respuesta.

Ellen estaba tratando de utilizarlo de la manera más eficiente posible.

Ella le estaba dando la oportunidad.

¿Me servirá?

Ellen le preguntó a Tigre antes.

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Aún podría ser válida.

Esta es mi única oportunidad.

Si llegaba a cometer un error, Ellen lo abandonaría.

Él tomó un pequeño respiro y luego lo dejó escapar. Tigre calmó su respiración para
establecerse.

¿Es esto lo mismo que cuando la enfrenté en Dinant? Mi cuerpo está tenso, y mis rodillas están
temblando.

—Tengo una petición.

Tigre hizo una reverencia a Ellen.

—Por favor, préstame a tus soldados.

De rodillas, la respiración de Rurick se detuvo momentáneamente.

—¡Entre los soldados, él era su mejor amigo...!

Como prisionero, era sin precedentes que el pidiese prestado a los soldados.

—¡Ha... Haha! ¡Ajajajajaj!

Los ojos de Ellen se abrieron. Aunque Tigre vio su rostro lleno de asombro, su cuerpo se
inclinó estallando en risas.

Por no hablar de Tigre, incluso los soldados no habían visto a Ellen reír así.

—En serio... de alguna manera, tu descaro es refrescante.

Aunque Ellen rió durante más de un minuto, una vez que terminó, se limpió las lágrimas de la
comisura de sus ojos mientras miraba a Tigre.

Él se sorprendió de que las cosas que había dicho fueran graciosas para ella. Incluso la brisa
parecía balancearse alegremente.

—¿Quieres que te preste a mis fuerzas? Naturalmente, no puedo hacerlo de forma gratuita.

—¿Qué quieres?

—Todo lo de Alsacia.

—Mientras que la gobiernes de la misma manera que haces con LEITMERITZ.

Aunque él pensó que era necesario decirlo, necesitaba una promesa para defender a la gente
dentro de su territorio.

—No puedo gobernar de la misma manera, pero voy a tener eso en mente.

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Ellen le preguntó con la mirada. Tigre asintió con la cabeza en señal de aceptación.

—¡Entonces, vamos!

Ellen envainó su Destello Plateado y regreso hacia el Palacio. Lim estaba a su lado con una
lanza. Con emoción en su voz, Ellen gritó una orden.

—¡Lim, esto es la guerra! Coge la bandera del Dragón Negro.

●○●

Bajo el mando de Ellen, un millar de soldados se dirigían a Alsacia.

Aunque sólo era un tercio del número de enemigos, había muchas circunstancias.

En primer lugar, se dio prioridad a la velocidad.

Los movimientos de un gran ejército eran lentos.

También hubo tiempo para preparar las armas y alimentos necesarios para alimentar a los
soldados. También era necesario pasar a través de la ruta de acceso en las montañas de Vosyes.

Pero el número no podría ser demasiado pequeño, o de lo contrario no podrían luchar.

Debido a estos factores, se consideró necesario mil efectivos.

Fue compuesto casi en su totalidad de efectivos de caballería. En cuanto a los caballos, se


preparó tres veces el número.

Una gran cantidad de caballos de sustitución se prepararon con el fin de aumentar la distancia
de marcha.

—Me sorprendió.

En la habitación privada de Ellen, Lim ayudó a ponerse su armadura, expresando su sorpresa


con una mirada indiferente.

—Nunca pensé que llegara a pedirle que le prestara los soldados.

—Tus expectativas tampoco se cumplieron.

Ellen respondió alegremente.

Lim rápidamente se dio cuenta de que Batran se había colado en el Palacio Imperial, así como
su captura por los soldados.

Supuso que permitirían a Tigre y Batran encontrarse. Lim informó a Ellen, diciendo que
probablemente vino a liberar a Tigre. Ellen cambió rápidamente sus ropas y se trasladó a la puerta del
castillo.

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En ese momento, Lim y Ellen hicieron una apuesta.

Ellen se presentaría en la puerta del castillo y no permitiría que Tigre se escapase.

—¿Qué diría Tigre cuando fuese acorralado, qué medidas llegaría a tomar?

Lim pensó que Tigre desafiaría a Ellen con el arco. Si ganaba, él se escaparía.

Ellen sintió que Tigre recordaría su conversación y pensó que le pediría ser su subordinado. Al
hacerlo, su territorio se volvería propiedad de ella, y Ellen usaría sus soldados para defenderla.

Si trataba de abrirse paso a la fuerza o escapaba de cualquier otro modo, seria rápidamente
sometido.

—Bueno, la respuesta estaba más cerca de mi idea, por lo que es más cerca de ser mi victoria, Lim.

—No. Si sus palabras no le hubiesen llevado a tomar una decisión, habría perdido, Lady Eleanora.

—Yo le hice una simple pregunta. Yo no lo conduje a esa respuesta.

—Si actuara de una manera normal, Lady Eleanora, usted lo forzaría usando cualquier medio posible.

—No soy tan violenta.

—¿Ha olvidado lo que dijo en Dinant?

Aunque Ellen se calentó, Lim contraatacó con suavidad. Ahora sólo había silencio.

En poco tiempo, Ellen terminó de ponerse su armadura. Los guanteletes, grebas y petos
enfatizaron la ligereza y facilidad de movimiento. No hubo casco.

Lim llevaba una armadura diferente, su cuerpo estaba envuelto en una cáscara
endurecida. Ellen era una Vanadis, y ella sostuvo la hoja argéntea. Lim nunca iría al campo de batalla
con tal apariencia.

Llamaron a la puerta. Cuando Lim abrió la puerta, Tigre se puso delante de ella.

—¿Habéis terminado?

Invitándole adentro, Lim respondió a la pregunta de Tigre.

Saltando a la vista de Tigre era Ellen mientras ella se ponía una capa, proporcionando un
fondo azul para contrastar su armadura. Se puso de pie con orgullo y con sus manos en sus caderas.

—Mira hasta que estés satisfecho. No vas a tener tiempo en el campo de batalla.

Habló como una niña orgullosa. Aunque Tigre esperaba que ella hablara palabras como una
princesa, recordó sus modales mientras pensaba en Ellen.

—¿Ha completado sus preparativos?

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—Es tal y como vez.

Tigre llevaba guantes de cuero y armadura. Sus grebas y la capa también eran de cuero.

Con el arco en la mano y un carcaj hasta la cintura, estaba armado tal y como estaba cuando
fue tomado como prisionero de Dinant.

—Su cuello está doblado.

—Cierto. Y tu pelo, es mejor peinarlo hacia abajo un poco.

—Puedes usar mi peine, Lim.

Ellen extendió su mano y le tocó el cuero del cuello a Tigre. Lim tocó el pelo de Tigre. Hurgo
de derecha a izquierda entre ambas, e incapaz de sentirse desconcertado, Tigre corrigió su postura,
manteniendo su aspecto tanto como pudo mientras se sentía bien arreglado.

Cuando terminaron, las dos miraban a Tigre.

—Tu armadura es de cuero... Aunque malversó, se destiñó y se ve sólida. A pesar de que no es


malo para la batalla, para alguien que liderara al ejercito...

—Bueno, no hay tiempo, ya que no vimos venir esto.

Las dos dieron palmadas al cuerpo de Tigre, por aquí y por allá.

A pesar de que no tenían motivos maliciosos, Tigre sintió una extraña excitación junto con una
tensión. Mantuvo su postura mentalmente.

Incluso su respiración se había detenido, y permaneció inmóvil como una estatua. Para que su
cuerpo no tomara una acción extraña, él comenzó a recitar los nombres de los Dioses dentro de su
mente. Ciertamente los Dioses cuyo nombre recitó estaban molestos por ello.

—Vámonos.

Por fin, partiendo de Tigre, Ellen se regresó y salió al pasillo. Lim siguió a Ellen. Tigre, en
estado de pánico, apresuradamente persiguió a las dos chicas.

—¿Con menos de la mitad de personal que tiene el enemigo, puedes ganar?

—Es posible.

Al escuchar las palabras de Lim, Ellen respondió como si no fuera nada.

—En primer lugar, tenemos la ventaja geográfica.

Al ver la mirada de La Vanadis dirigida a él de reojo, Tigre comenzó a explicar.

—Aunque es cierto que tenemos una ventaja en términos de geografía, las personas cercanas al
Duque Thenardier han visitado Alsacia en el pasado. Han pasado algunos años desde entonces, pero

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es posible que hayan marcado la superficie sobre un mapa. Aun así, puedo dibujar un mapa, y si
volvemos a mi residencia, hay un mapa aún más elaborado dibujado por mi abuelo.

—Ya veo, piensan en Alsacia como una especie de resort. No esperarán resistencia.

Escuchando las palabras de Tigre, Ellen respondió alegremente.

—He oído que Ganelon está en riña con Thenardier. Thenardier no puede enviar a demasiadas fuerzas
para atacar a Alsacia. Eso nos dará una buena oportunidad.

Al ver sus brillantes ojos color lirios rojos, llenos de una voluntad de lucha, Tigre una vez más
miró a Ellen.

La armadura que Ellen llevaba era hermosa por sí misma.

Sin embargo, no era perfecta.

Con la luz de sus ojos, ella estaba completa como Vanadis.

Esta diosa de la guerra era hermosa y digna ——Una realización de algo mítico. Él miraba con
admiración su belleza. Tigre se quedó mirando a La Vanadis con el pelo argénteo sin hablar.

—En lugar de simplemente admirarme, ¿por qué no ponerlo en palabras?, como decir lo hermosa que
soy.

Ellen se burlaban de él como siempre.

—Ese fue el pensamiento que apareció en mi mente cuando te observe por primera vez en Dinant.

Contrariamente hacia el cariño de sus palabras, habló con franqueza, sin ser engreído.

—Es, es eso tan.

Cuando dijo eso, el manto azul de Ellen rápidamente ondeo, mientras se daba la vuelta y escondía su
cara que se había puesto roja, a causa de esas palabras inesperadas.

●○●

Había poca gente a través del camino hacía Celesta en el medio del verano.

Para escapar del Ejército de Thenardier, las personas huyeron a las montañas y a los bosques
de las afueras.

Los soldados que recibieron la instrucción de Massas fueron guiados por la sirvienta Teita.

—Los que sean robustos, id a las montañas o a los bosques de las afueras. Para los ancianos y los
niños, por favor refúgiense en el santuario.

Esto fue escrito en la carta enviada por Massas.

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—Él es un hombre de Brune, así que él no puede atacar un santuario. Incluso si Thenardier ser un
hombre que no temía a Dios, si atacaba a un santuario, los templos se alinearían con
Ganelon. Thenardier definitivamente no va a atacarles a ellos.

Los soldados se movían de acuerdo a sus instrucciones.

Tigre, el Señor de Alsacia, estaba ausente. Los jefes de la aldea y varias personas influyentes de
la ciudad estaban dudando sobre que hacer, así que estaban agradecidos por la orientación de
Massas.

—Teita, ¿se refugiara a las afueras de la cuidad?

—Voy a permanecer en la mansión.

Después de ver a la gente en el refugio, Teita respondió a la pregunta del soldado.

—El Maestro Tigre seguramente volverá. Cuando lo haga, no quiero que la residencia se encuentre
deshabitada. Quiero ser la primera en recibirlo.

Aunque el soldado trató de pensar en las palabras para persuadirla, se dio por vencido.

Muchas personas se habían refugiado. Teita, cada vez que se le preguntaba, respondía de la
misma manera. Ella sólo quería esperar a Tigre.

—Yo entiendo; Sin embargo, dime en cualquier momento si deseas escapar hacia las afueras.

—Muchas gracias.

Teita se inclinó con una sonrisa, sus moños de color castaño temblaban después de
inclinarse. Luego regresó a la mansión.

La razón que le dio al soldado no era una mentira.

Sin embargo, ella tenía otra razón que no podía explicar fácilmente.

Si ella saliera de la mansión, Tigre no podría regresar.

A pesar de que no estaba tan bien fundamentada, Teita sintió una vaga inseguridad.

Está bien. Batran, sin duda volveremos con el maestro Tigre. Sólo tengo que esperar en la
mansión por la llegada del maestro. Espero que vuelva pronto...

A pesar de su ansiedad, ella seguía esperando. Abrazando el arco negro, la herencia de su


familia, Teita oró para que Tigre regresara sano y salvo.

No quiero ser evacuada.

La carta de Massas contaba a los días restantes que necesitaban para evacuar a la gente antes
de que el Ejército de Thenardier apareciese, pero ella parecía no pensar en ello.

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La principal razón fue la ausencia del Señor Tigre, aunque existía otra razón.

Las personas que vivían en Alsacia originalmente tenían un escaso sentido de la crisis cuando
se trataba de la guerra. Esto era aún más cuando que la tierra tenía sólo pequeños pueblos y aldeas.

Las carreteras principales no pasan a través de Alsacia; montañas y bosques habían por todas
partes.

Era una desventaja para el movimiento o el despliegue de grandes ejércitos. Otras regiones no
apuntarían a Alsacia, así que había pocas razones para que las fuerzas militares pasaran a través de
Alsacia. A excepción de los soldados, ninguno estaba familiarizado con la guerra.

Además, ellos no sabían de la crueldad de Thenardier.

Los aristócratas de Alsacia, Tigre y Urz, estaban unidos íntimamente con Massas, y los
aristócratas que gobernaban los territorios colindantes eran afables.

No tuvieron en cuenta la situación agravante con el Ejército de Thenardier.

Si el maestro Tigre regresa...

Teita fue a su cama sosteniendo desesperadamente sus deseos de romper a llorar.

Teniendo en cuenta el número de días desde que Batran dejó Celesta, debería haber
regresado.

¿Es imposible? ¿Será que el maestro Tigre no volverá?

Tigre no regresó ese día tampoco.

El Ejército de Thenardier, dirigido por Zaien, se movía a pie y alcanzaría Alsacia en dos días.

●○●

Zaien avanzó ante su armada de tres mil guerreros, con una actitud de grandeza sobre la cima
del Wyvern. Una vez, trató de volar por el cielo con el Wyvern, pero renunció debido a que el frio
viento le cortaba la piel. También fue más rápido de lo esperado, por lo que tuvo que caminar con el
Wyvern.

El volar a través del cielo con un Wyvern era inesperadamente difícil. La sensación es muy
diferente a la de un caballo, así que voy a practicar una vez que regrese de mi deber.

Detrás del Wyvern estaba un Dragón Terrestre. La presión que ejercía por su enorme tamaño y
fuerza intimidó a los soldados que lo observaban fijamente. Mantuvieron la mayor distancia posible
mientras marchaban.

Aunque Zaien había pasado por el territorio de dos o tres nobles, no se había encontrado con
ninguna interferencia.

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Todo el mundo temía a la casa de Thenardier.

Zaien se sentía cómodo.

—Tan pronto como quememos Alsacia, enviaremos a los rehenes por delante y pasaremos por esas
regiones. Puede que sea bueno forzarlos a prometer lealtad, y podemos agarrar a sus esposas e
hijas...

Su padre podría estar también satisfecho, puesto que su batalla con Ganelon seguiría poco
después.

Zaien pensó en esas cosas tan alegremente cuando un espía le dio un informe.

—¿Los residentes se han refugiado?

—Parece que la mayoría han huido a los bosques y las montañas.

—¿El resto?

—Ellos se han atrincherado en el templo. No podemos interferir.

—Astutos...

Los dientes de Zaien eran visibles.

—Muy bien. Dejemos a los pueblos por el momento y dirijámonos primero a Celesta.

—No, eso está bien. Continuaremos Celesta como teníamos planeado.

Zaien negó con la cabeza al escuchar la propuesta de su subordinado.

—Ciertamente, no podemos destruir el templo, pero podemos destruir todo lo demás. Sólo tenemos
que quemarlo todo. La gente va a darse por vencida y abandonara el templo con seguridad.

Zaien sonrió cuando otro subordinado apareció para reportar.

—Alguien ha llegado, que dice ser un hombre de Celesta que desea actuar como tus ojos, amo Zaien.

—¿Qué clase de persona es?

—Él tiene dos nombres. El anciano parece razonablemente influyente también.

Zaien perdió el interés y lo dijo sin rodeos.

—Mátalo. Lanza su cadáver en la ciudad.

El hombre con dos nombres fue la primera víctima de Alsacia.

La pared que encierra Celesta no era demasiado alta o gruesa. Atacar no requeriría armas de
asedio.

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No tomaría mucho tiempo el destruirlo.

La puerta del castillo se podía romper con un hacha o una lanza. Zaien recordó las palabras de
Drekavac respecto al Dragón Terrestre y su capacidad de romper a través de paredes con sólo cargar
hacia el frente.

—Rodea el templo. Vamos a levantar nuestras voces y a cansarlos mental y físicamente. No sólo les
vamos a privar de su libertad, vamos a quemar sus casas.

Zaien habló en voz alta y los pechos de los soldados se llenaron de expectación.

—Sin embargo, es importante no matar o destruir demasiado. Tratad a las mujeres con cortesía, y
castigad al resto.

Esto no fue una pelea, sino un saqueo.

Él dio su aprobación a los soldados para liberar su rabia y brutalidad.

Ellos irrumpían en las casas, tomaban el dinero y las posesiones, y luego prendían fuego al
edificio.

Los que corrieron y gritaron tratando de escapar, serían asesinados. Aquellos que se resistieron
serían traspasados con una lanza. Su sangre pintó la tierra.

Los restos y escombros de los edificios y puestos fueron dispersados, los jardines y los viñedos
fueron despiadadamente aplastados. Con una espada en la mano derecha y una botella, robada de
alguna parte, en su mano izquierda, los soldados sitiaron la ciudad, embriagados de alcohol y de
destrucción.

La risa que recordaba a un bárbaro se mezclaba con los sonidos. Humo negro surcaba por el
cielo.

A pesar que el número de bajas eran mínimas, esto se debió a las estrictas órdenes de
Zaien. Los ancianos que no eran considerados algo de valor, fueron masacrados sin piedad.

—Hm, este pueblo es tan pequeño, fue fácil de derrumbar.

Zaien estaba lejos del ejército con los dragones y caballos, mirando con calma. La vista de la
gente de pie y tratando de escapar lleno el corazón de Zaien.

Zaien salió a la calle y tiró de su caballo hasta un edificio. Era una gran finca en comparación
con las casas de los alrededores. Dado su tamaño y ubicación, era la que pertenecía al Señor.

—Así que esta es la casa de Vorn. Es una estructura tan pésima para la mansión de un aristócrata. Voy
a echar un vistazo dentro antes de prenderle fuego.

Zaien desmontó su caballo y entró en la mansión con la intención de ridiculizarlo.

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●○●

Teita estaba en la mansión.

Cuándo el Ejército de Thenardier apareció fuera de la ciudad, Teita deseaba enfrentarse a ellos
como representante de Tigre. Ella fue detenida por los demás, sin embargo, se mantuvo en la
mansión. Tres mil soldados en silencio inundaron como si fueran un mar de plata. Después de un
tiempo, los que salieron como representantes fueron devueltos como cadáveres.

Ahora, ellos estaban quemando, saqueando y destruyendo la ciudad.

—¡Maestro Tigre!

Desde el primer piso de la casa, Teita vio la devastación con una expresión amarga.

No podía hacer nada, su cuerpo permaneció inmóvil lleno de shock, tristeza y miedo.

Se sentía impotencia; las lágrimas se derramaron de los ojos de Teita.

La puerta se abrió ruidosamente. Teita volvió a sus sentidos.

¿El primer piso? ¿Alguien entró?

Su cuerpo se puso rígido. Ella sabía que alguien había entrado.

Tigre-sama, por favor, deme el coraje.

Teita se trasladó al pasillo, abrazando fuertemente un arco negro. Ella bajó las escaleras hasta
el primer piso.

Un joven se puso de pie en el pasillo, mirando al candelabro de la esquina. Lo pateo mientras


se reía, el sonido resonaba por toda la mansión.

—¿Quién está ahí?

Su voz tembló.

El joven Zaien Thenardier se dio la vuelta lentamente.

Sus dos ojos se fijaron sobre el cuerpo de Teita, como si lo lamiera. Teita se estremeció por esa
sensación de malestar.

—Vaya, una chica hermosa. Si te inclinas ante mí, incluso podría retenerte.

—Por favor váyase.

Teita exprimió esas palabras para que salieran por su boca.

Zaien pareció dudar y se echó a reír mientras se llevaba una mano a la oreja.

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—¿He oído mal? ¿La criada de Vorn realmente es tan estúpida? Por favor, dilo otra vez.

—...Lárgate.

—¿Qué?

—¡Te dijo que te marches!

Con la cara roja, Teita le gritó a Zaien.

—¡Esta casa, esta ciudad, las posesiones del maestro Tigre, no pongas un dedo en ellas! ¡Fuera!

—Para decirle eso al hijo de la Casa de Thenardier.

Zaien sacó la espada de su cintura.

—Un lenguaje tan abusivo es un crimen muy pesado. Parece que voy a tener que enseñarte por la
manera difícil.

Los ojos de Teita se abrieron ampliamente al respirar de una manera profunda. Ella se retiró,
primero un paso, dos pasos.

Zaien contuvo su risa en la garganta.

La reluciente espada dibujó un arco. La falda de Teita se rasgó en gran medida, sus muslos
puros y blancos casi mostraban su base, estaban visibles para ser observados.

—¿Qué es esto? Si no te das prisa y corres, te corto la siguiente pierna.

Teita le dio la espalda a Zaien y subió corriendo las escaleras. Zaien la siguió con una cruel
sonrisa, como si fuera una presa de caza, subiendo los escalones lentamente.

Teita regresó al segundo piso y corrió directamente a la habitación de Tigre. Cerró la puerta y,
con manos temblorosas, echó el cerrojo, aunque no muchas veces.

¿Qué hago? ¿Qué hago ahora? ...

Incluso con la puerta cerrada, no se sentía muy segura. Él llegaría a la habitación pronto, y no
había nada para bloquear la puerta. Teita miró alrededor de la habitación con una expresión de
miedo.

Cuando los ojos de Teita vieron el escritorio de Tigre, ella corrió hacia él.

—Si mal no recuerdo, había un cuchillo que el maestro Tigre utilizaba...

Ella salvajemente abrió el cajón y encontró un cuchillo.

Agarró el mango, Teita exhaló con alivio, al notar una vez más que un brazo abrazaba a su
arco.

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Miró alrededor de la habitación y, después de vacilar un momento, corrió hacia el balcón
semicircular.

A pesar de que había mucho ruido debajo del balcón, ella no podía mirar a abajo. El sonido de
algo quebrándose se podía escuchar detrás de ella.

Cuando se dio la vuelta, vio a Zaien que había usado su espada para crear un agujero. Después
de romper el cerrojo, derrumbo la puerta de una patada, parado con una sonrisa torcida.

—¿Hemos terminado ya?

Teita agarró el cuchillo con sus dos manos, apuntando hacia Zaien quien siguió riéndose
despectivamente. Ella lo atacó con desesperación. Zaien entró en la habitación y blandió su espada.

Lanzo el cuchillo lejos, de un modo poco satisfactorio. Una línea roja cruzaba el pecho de
Teita. Ella dio un paso hacia atrás, hasta que fue acorralada en el balcón.

Ella se echó hacia atrás mientras sujetaba el arco negro. Su rostro se tiñó de color rojo en
respuesta a su ira y su vergüenza. Las lágrimas flotaban de sus ojos mientras abrazaba el arco que
oculta su pecho. El viento sacudió su pelo castaño.

—Amo Tigre...

—¿Qué es esto, una sirvienta humilde que no entiende su posición y tiene sentimientos por su amo?

Zaien tranquilamente señaló con su espada a Teita mientras murmuraba un insulto.

—Vorn definitivamente será vendido a Muozinel. Voy a hacer lo mismo contigo. Quizás tengas suerte
y te reúna con él.

—No, el amo Tigre... ¡Tigre sin duda alguna vendrá!

—¡Qué valiente! Sería bueno si le aclamas por su nombre cuando se encuentre bajo mis pies.

Zaien agarró los hombros de Teita y la tiró con todas sus fuerzas.

Teita gimió. Ella cerró los ojos llenos de lágrimas y gritó el nombre de Tigre en su mente.

Zaien puso su peso sobre Teita.

—Un sonido.

Un corto, y lento sonido.

—¿Qu...eee?

Zaien no lo podía creer cuando miró a su mano.

Fue la mano que acababa de estirar contra Teita.

Una flecha fue lanzada a través de él.

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¿Dónde...?

En lugar de sentir dolor, era un escalofrío que recorrió la espalda de Zaien.

Sería difícil apuntar a través de la estrecha abertura de una baranda del balcón, sobre todo
porque se trataba de la segunda planta.

—¡Teita!

Debajo del balcón, una voz la llamó.

Teita abrió los ojos y empujó a Zaien, que estaba aturdido a un lado.

—¡Amo Tigre!

De pie, Teita lloró lágrimas de alegría.

El muchacho con el pelo rojo y un arco montaba a caballo.

Teita, cada día, cada noche, rezó por él para que regresara de manera segura.

—¡Salta, Teita!

Coloco su arco en la silla, Tigre gritó mientras extendía sus brazos.

Teita, sin ningún signo de vacilación, se sacudió de las manos de Zaien mientras trataba de
capturarla y saltó por el balcón.

Al mismo tiempo, el caballo que montó Tigre tropezó con una fractura en el pie y cayó hacia
adelante.

No puedo llegar a Teita... No voy a lograrlo.

Tigre gritó.

Parándose sobre la silla, saltó del caballo.

Tigre estiró sus manos lo más lejos que pudo para llegar antes de que Teita callera.

Ellos se tocaron.

En el aire, Tigre abrazó fuertemente el delicado cuerpo de Teita.

Aunque los dos se veían como si hubieran sido arrojados al suelo, no resultaron
heridos. Inmediatamente antes de que se estrellasen en la tierra, un misterioso viento los envolvió a
ambos. Tigre y Teita aterrizaron suavemente.

La falda de Teita flotaba, balanceándose en el viento.

—Realmente hiciste algo loco por esta chica.

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El pelo argénteo ondeaba mientras caminaba hacia Tigre.

Ella bajó la espada de su mano. Ellen miró con una expresión de asombro desde lo alto de su
caballo. Ella utilizó el viento para ayudar a Tigre. Oyendo hablar a Ellen, Tigre entendió eso.

—No espero nada a cambio... pero si yo no te ayudase, ¿no estarías herido? Si aterrizaras mal, podrías
haber muerto.

—Ya contaba contigo.

Mientras se levantaba, Tigre le agradeció a Ellen. Sus ojos se fijaron hacia el balcón.

—Así que Zaien está en la casa...

Sin embargo, Zaien ya no apareció. Debió de correr adentro.

—¿Zaien?

—El hijo de Thenardier. Él es el actual heredero.

—Ho, por lo que es probablemente su comandante.

Ellen miró hacia atrás y pensó. Había casi treinta soldados que la acompañaban.

—Así que el jefe está en la casa. Quiero a diez de ustedes dentro.

Los soldados bajaron de sus caballos y entraron en la mansión con espadas y lanzas listas para
la acción. Tigre se dio la vuelta y miró a Teita.

Aunque Teita se sorprendió, las lágrimas borraban sus ojos de color avellana. Ella se aferró a
Tigre con fuerza.

—¡Amo Tigre!

Ella pronuncio muchas veces el nombre de Tigre, el sonido de las lágrimas se mezclaba con su
voz.

—Yo creía... Sabía que volvería.

—Lo siento por hacer que te preocuparas. Está bien ahora.

Tigre quería abrazar a Teita estrechamente hasta que ella se tranquilizara, pero no había
tiempo. Sus cuerpos se separaron.

Tigre se dio cuenta del arco negro que Teita sostenía.

La ropa de Teita estaba arrancada, su piel blanca y ropa interior eran visibles. Tigre se quitó el
manto y suavemente envolvió su cuerpo.

—¿Por qué tomaste el arco?

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—Ah, esta es la única cosa que podría llevar...

Teita había terminado de llorar. Dada su situación, le daba vergüenza el responder a la


pregunta.

—Déjame cuidar de mí mismo. Deberías haber evacuado.

—¡Yo, yo no podría hacer eso!

Tigre frunció el ceño. Teita lo rechazó con un fuerte tono.

—Amo Tigre, dejaste la casa a mi cuidado. Incluso si tuviera miedo, no podría huir.

Tigre suspiró. Aunque sabía cómo llegaba la terquedad de Teita, fue más allá de su
imaginación.

—Con que una chica enérgica. ¿Te gusta ella?

Ellen, a caballo, miró a Teita, aparentemente satisfecha.

Al oír la voz, Teita miró a Ellen y luego miró a su alrededor.

Detrás de Ellen, caballeros con armadura de hierro forrado silenciosamente aumentaron en


número.

Alrededor de ellos, muchos de los hombres de Thenardier rodaron por el suelo.

—¿Qué, qué es esto? Amo Tigre, ¿quién demonios es esta gente? ...

—Ah, ella es Ellen... Ella es una de las Vanadis de Zhcted, Eleanora Viltaria. Son sus subordinados.

Tigre explicó en un tono vacío. Teita estaba sin palabras, su boca estaba ligeramente abierta.

—Si yo fuera a explicarte más, tomaría mucho tiempo...

Tigre dejó de hablar. Su mano izquierda se abrió paso ante el rostro de Teita mientras
agarraba una flecha disparada desde las sombras.

Tigre lanzo la flecha que acababa de pescar y la disparó con el arco a una mano. Un grito
ahogado salió de donde desapareció la flecha. Él había disparado al soldado enemigo oculto,
provocando una voz de admiración al sonido de sus aliados.

—Uu...

El dolor recorrió su mano que sostenía el arco. Tigre miró su palma. Debió de haber sido
herido cuando agarró la flecha, ya que la herida corría linealmente.

—Amo Tigre, tu mano.

Teita rasgó su falda sin dudarlo y cuidadosamente envolvió la mano del Tigre con él.

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—Lo siento, yo sólo soy buena en estas cosas...

—Eso es suficiente. Gracias.

Él acarició la cabeza de Teita como forma de agradecimiento.

—¿Estás herido?

Tigre devolvió una sonrisa mientras Ellen le preguntaba con ansiedad.

—No hay problema. Todavía puedo pelear.

La lucha acababa de comenzar. Él no pararía con una herida de este nivel.

—Eso espero. Mira, refuerzos.

Ellen desvió su mirada y se rió con calma. Desde el otro lado de la calle principal, muchos
caballeros se apresuraban con fiereza en sus caballos. Eran las tropas de Thenardier.

Después de esperar a que se acercasen a una cierta distancia, Ellen ordenó a su caballería.

—¡La bandera del Dragón Negro!

La bandera de Zhcted colgaba a lo alto y lo ancho. Los soldados de la Casa de Thenardier


gritaban de terror. La mayoría había participado en la batalla de Dinant.

Los vivos colores de la bandera flameaban en el viento. Habían aprendido del miedo sufrido en
batalla.

Ellen sonrió y señaló con su espada a las fuerzas restantes.

—¡Cargad!

Un grito de guerra sonó en el ejército de Zhcted. Las tropas blandieron sus espadas y lanzas y
corrieron ferozmente en sus caballos.

Antes de entrar en batalla, las tropas de Thenardier perdieron su voluntad de luchar. Gritaron y
se regresaron para huir.

—Tigre, vamos.

Tigre miró su arco mientras trataba de responder.

Había una grieta profunda.

¿Fue cuando cogí a Teita?

Debido a que corrió sólo tenía una vaga idea, pero ahora se dio cuenta del daño causado a su
arco.

No puedo usar esto. Tomará tiempo y materiales para repáralo debidamente.

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La flecha que disparó hace un momento sería su última.

—Amo Tigre.

Teita corrió hacia él con pasos cortos y con las dos manos entrego el arco negro a Tigre.

Ella lo había defendido, el arco negro que era la herencia de su familia.

Tigre recordó las palabras de su padre.

Sólo cuando realmente necesites este arco hay que usarlo. No lo utilices de otra manera.

Tigre dudó por un momento.

No.

Sin duda, fue hace un tiempo.

Tigre recibió el arco.

A pesar de que se sentía tan misterioso como siempre, ligeramente sacudió la cuerda. Se había
olvidado de él por más de un mes. El aire tembló ligeramente y una cierta elasticidad fue transmitida
a través de su dedo.

Puedo usarlo como es.

Cuando agarro el arco, no había sido utilizado hasta la fecha, una sensación armoniosa viajó a
través de su mano.

A pesar de que había tocado el arco muchas veces, era su primera vez sintiendo esto.

Era como si el arco estaba dispuesto a ser usado.

Padre, como el actual jefe de la familia Vorn, voy a utilizar este arco para mostrarte una lucha
que no avergüence a mi nombre.

—¡Señor Tigrevurmud!

—¡Joven Señor! ¡Ahora estás a salvo!

Rurick y Batran corrieron en sus caballos. Tigre se puso de pie y estrechó sus manos.

—Rurick, dependo de ti para que te encargues del cuidado de esta chica.

Dejando a Teita al arquero calvo, Tigre agarró su arco negro y monto a caballo.

—Ah, um...

Mientras estaba sentada en el caballo de Rurick, Teita temerosamente llamó a Ellen.

—¿Hm? ¿Qué pasa?

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Ellen miró a Teita con interés.

—¿Cuál es su relación con el amo Tigre?

Ellen casi se echó a reír, pero respondió con un tono caprichoso.

—Ese tipo. Es mío.

No era una mentira.

Tigre preguntó a Ellen si le dejaría prestado sus soldados, pero él todavía no era libre como
prisionero.

Y en los pocos días que se tardó en llegar a Alsacia de LEITMERITZ, la fecha límite, según lo
estipulado por el rescate, había pasado.

Tigre probablemente no se ha dado cuenta. De cualquier manera, él no puede hacer nada al


respecto.

Ellen miró hacia el ejército de Thenardier con una sonrisa brillante.

Aunque Teita se sorprendió, ella miró a Ellen y juntó las manos apretándolas al mismo tiempo
para reunir coraje.

—¡Yo, yo no voy a perder...!

—Estoy deseando verlo. Voy a tener que hablar con Tigre acerca de a quién va a elegir para casarse.

Ellen se rió cuando vio a Teita deprimirse.

Un soldado apareció con un informe.

—Lo siento, el líder del enemigo escapó.

—Ya veo. Bueno, no se puede hacer nada.

Ellen murmuró con pesar.

Cuando Tigre oyó a Teita, quien permanecía en su mansión mientras el Ejército de Thenardier
atacaba, imprudentemente corrió asustado.

Solo con su caballo que había realizado rápidamente su camino a la mansión.

Ellen entró en pánico y ordeno a sus hombres que le siguiesen. Alcanzó a observar como Teita
cayó desde el segundo piso.

En ese momento, Zaien pudo huir.

Estoy un poco celosa.

—El enemigo está reorganizando y se están preparando para retirarse.

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—Has trabajado mucho.

Después de dar unas palabras de agradecimiento al soldado, Ellen trajo su caballo cerca de
Tigre.

Aunque Batran estaba hablando con Tigre, asintió levemente, tan pronto como se dio cuenta
de ver a Ellen.

—Voy a ir.

—Vamos, entonces.

Los dos hablaron al mismo tiempo y se echaron a reír mientras se miraban el uno al otro.

—Deja a un centenar de hombres en busca de aquellos que estén al acecho en la ciudad. Vamos a
atacar con el resto.

Luchaban con una fuerza de tres veces su tamaño. Tigre y Ellen, así como los soldados que
llevaban, tenían una moral alta.

—No dejes que ni un solo soldado escape. Vamos a hacerles pagar por todo.

Él no tenía el deseo de llevarlos a rendirse o de terminar la batalla. Él quería aplastarlos.

—Batran.

Tigre se regresó hacia el viejo soldado a su lado. Su sonrisa estaba llena de rabia y las ganas de
luchar.

—Toma mi aljaba y sígueme.

—¿Con las dos manos? No me importa, ¿pero no puedo incluso tener una espada para bloquearme
con ella?

—Cálmate.

Tigre sonrió satíricamente hacia el anciano que estaba haciendo sus normales travesuras.

—Mientras estés con Ellen y conmigo, ninguna espada o flecha te alcanzara. No voy a dejar que eso
suceda.

●○●

Zaien escapó por la puerta trasera de la mansión y evitó los ojos de los enemigos. A su regreso,
recibió un informe sorprendente.

—¡El Ejército de Zhcted está atacando! ¡La bandera del Dragón Negro!

—¿Zhcted? ¡Imposible! ¿Por qué habrían de aparecer por aquí?

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Los rostros de los soldados palidecieron. El poder que tenían cuando atacaban a la ciudad ya
no estaba presente.

Mientras le trataban la mano herida por Tigre, Zaien miró a sus soldados.

Tanta cobardía. ¿Por qué tomé a esa gente?

Esta vez, Zaien lideró a más de tres mil soldados, y más del 80% había participado en la batalla
de Dinant.

Zaien deseaba retirar la insatisfacción y el miedo de la derrota que ellos sentían lo más rápido
posible. No tardarían en batallar contra Ganelon.

Había fracasado por completo.

El miedo al Ejército de Zhcted fue revivido dentro de sus soldados.

—Dragón Negro...

La voz de Zaien se cortó, un sudor frío manchaba su frente. No eran sólo los soldados los que
estaban temerosos.

—¿Pero por qué esta Vorn aquí?... ¿No era Vorn prisionero de Zhcted?

Zaien estaba convencido.

—¿Se vendió a sí mismo a ese país? Él desertó hacia Zhcted, y justo cuando atacamos la ciudad... Ese
traidor, ese cobarde.

El Ejército de Thenardier dejó la ciudad de Celesta y se unió con los soldados dispersos, a
medida que avanzaban hacia las Llanuras de Molsheim.

Las Llanuras de Molsheim tenían un terreno plano y serían el mejor lugar para demostrar el
poderío de su ejército.

Zaien llamo a sus unidades y tuvo que reorganizarlas.

—¿Cuántos soldados?

—Alrededor de dos mil setecientos.

Zaien estaba irritado. Trescientos soldados se perdieron en la ciudad.

Si él no hubiera permitido que sus tropas se entregaran al caos y se hubiese hecho cargo de su
ejército, él habría sido capaz de escapar de la ciudad sin tan gran sacrificio.

—¿Y el enemigo?

—No lo sé con seguridad...unos cientos, mil efectivos probablemente.

—¡Necesito saber cuántos! ¡Aumentad el número de exploradores! ¡Encontrad el número exacto!

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Zaien apretó los dientes mientras dirigía a los soldados a lo lejos.

—Mierda. Bueno, tengo el dragón aquí.

A pesar de que no creía que tendría la oportunidad de usarlo, no habría faltado esconderlo
ante un ataque enemigo.

—Vamos a golpearlos y aplastarlos a todos ellos. Voy a montar sobre la desgracia que sufrimos en
Dinant.

Zaien dividió sus tropas restantes en dos.

A un grupo se les unió una fuerza infantería y de hombres con lanzas.

El otro grupo estaba formado por mil soldados y permanecieron alrededor de él.

La fuerza principal de mil soldados, estuvieron de pie detrás del Wyvern.

El ejército de Brune estaba alineado en tres hileras sobre las llanuras de Molsheim. Era más que
un plan eficaz.

●○●

Aunque la mansión de Tigre estaba en ruinas, algunos de los objetos estaban a salvo, el mapa
del territorio de Alsacia también.

Mientras estudiaba el mapa, Ellen, Tigre, y Lim, hablaban entre sí, montados en sus caballos.

—Aunque tenemos mil soldados, tenemos que dejar algo para defender la ciudad. Nosotros sólo
tendremos que luchar con novecientos. Sobre la base de nuestros exploradores, los números del
enemigo son de tres mil. Incluso si han disminuido un poco, todavía nos superan en número de tres a
uno.

Ellen miró a Tigre después de escuchar la explicación de Lim.

—Tigre, ¿sabes dónde el enemigo podría huir a refugiarse?

—Probablemente en las Llanuras de Molsheim.

Tigre las señaló en el mapa.

—Zaien colocará sus tropas con el fin de maximizar el contraataque, entonces él nos seguirá
luego. Hasta entonces, él sólo se mantendrá en su posición. El único lugar en el que él puede hacer
eso es en las planicies de Molsheim.

A diferencia del resto de Alsacia, llena de montañas y de bosques, los Llanos de Molsheim
tenían suaves colinas.

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—La fuerza de Brune radicaba en su capacidad de establecerse y de correr hacia adelante con las
lanzas y el escudos.

Como había dicho, Brune sobresalía en el poder de correr y la capacidad de penetrar las
defensas.

Sostenían largas lanzas y corazas de hierro de gran espesor mientras que montaban a
caballo. Atacaron a través de las grietas entre los escuderos.

Los escudos serían puestos para formar una barrera y eran lo suficientemente grandes como
para cubrirlos desde la cabeza hasta la cintura. Aunque eran pesados, podría protegerse a sí mismo
mientras montaba a caballo.

Protegerse y atacar juntos, era una de las tácticas más utilizadas por Brune.

Más alarmante era lo difícil que sería huir de su ataque. Con sus pesadas armaduras y lanzas
largas, incluso los soldados que estaban detrás de las líneas del frente podrían ser atravesados.

—Si utilizan escudos, entonces sólo tenemos que apuntarlos con flechas.

Brune estaba lleno de tontos que se jactaban de su fuerza, mientras miraban lo débiles que les
parecían las flechas.

—El Reino de Brune tiene muchos prados ondulados. Esos medios de lucha son una necesidad.

—Muy bien. Vamos a disparar contra ellos.

Ellen declaró con claridad.

—Tigre, cuatrocientos soldados, y yo iremos. Lim, te dejo el resto. Toma cualquier ventaja que
puedas. ¿Por cierto, alguna sugerencia?

—Me gustaría una cuerda. Es mejor si se tratara de un conjunto de cuerdas finas. Tan finas como sean
posibles.

Después de haber escuchado a Tigre, le hizo una pregunta con cautela.

—¿Qué vas a hacer con los caballos?

Habían viajado desde LEITMERITZ a toda prisa. Lim inclinó su cabeza a un lado en forma de
confusión.

—¿Es un problema si los dejamos en Celesta?

—Se me acaba de ocurrir algo. ¿Me los dejarías para utilizarlos?

Esto ocurrió una media koku más tarde.

Ambos ejércitos se enfrentaron en las Llanuras de Molsheim.

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Ellen y Tigre llevaron consigo cuatrocientos efectivos de caballería, reduciendo así la distancia
poco a poco.

Llegaron a una distancia en la que podía apuntar con su flecha. Tigre tragó saliva lleno de
tensión.

—¿Tienes miedo?

Ellen le habló en voz baja a Tigre, por lo que sólo él podía oírla.

—Tengo miedo.

Aunque Tigre respondió de tal manera, estaba sonriendo.

Era cierto que Tigre tenía miedo, pero estaba junto a Ellen y se sentía tranquilo. En lugar de
sentir ansiedad, sintió un coraje que brotaba en lo más profundo de su cuerpo.

—Pero- yo no siento que pueda perder.

Las tropas ante él eran más del doble de lo que les habían informado.

—Qué casualidad, lo mismo digo.

Ellen desenvainó su espada y la sostuvo en alto. Un pequeño viento acariciaba a Tigre y a Ellen,
como si alentara a los guerreros.

—Me pregunto si estoy sintiendo esto por primera vez porque estás a mi lado.

Tan pronto como terminaron de bromear, sus sonrisas desaparecieron. Ella giró su espada y
grito.

—¡Cargad!

En medio del ruido de la batalla, un misterioso viento alzo la voz de la joven a través del
campo de batalla.

Los cuatrocientos soldados de Zhcted corrían por la tierra al son que levantaba un grito de
guerra. El cielo sobre el Ejército de Thenardier estaba cubierto de innumerables flechas, al mismo
tiempo que ambos ejércitos atacaron.

—Arifal.

Un viento suave giraba en la espada de Ellen. Los ataques se arremolinaban en torno a las
tropas, por lo que todas las flechas caían al suelo.

Tigre sacó las flechas de su carcaj y las colocó entre cada uno de los cuatro dedos y las liberó,
atravesaron la cara de los tres enemigos al unísono. Cayeron inmóviles.

—Realmente eres un hombre sin convención.

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Ellen parecía impresionada mientras hablaba con admiración.

—Escuchar que me falta convención de ti es un poco insatisfactorio.

—No te preocupes, era un complemento.

Los dos ejércitos se enfrentaron.

Una lanza fue empujada desde la derecha y la izquierda hacia Ellen.

Su caballo con destreza los evitaba. Ellen levantó la espada y, con dos destellos rápidos, la
sangre broto de dos cuellos.

Su cabello blanco plateado ondeó al viento. Cada vez que el destello de plata brillaba, se había
creado una fuente de sangre fresca por parte del enemigo.

[La Princesa del viento plateado destellante] y [La Espada Danzante], ¿verdad?

Brillantemente en aplomo sobre su caballo, la espada se movió a través del viento como si
bailara. Tigre pensó que los dos apodos eran muy adecuados.

—No puedo perder aquí.

Tigre tiro de la cuerda de su arco al límite y golpeó a la cabeza de los comandantes y al


portador de la bandera. Los arqueros todavía estaban distantes.

Pensando con normalidad, era extraño poder apuntar sus flechas con tanta exactitud en una
situación como esta.

La hoja de un enemigo se aproximaba desde el borde de su visión. Un grito y sangre salieron


volando delante de él, antes de que él completara su objetivo.

Tigre no lo evadió, ni se defendió y se concentró únicamente en su arco. Su confianza en Ellen


lo hizo posible.

En respuesta a su fe, Ellen no dejó que ni una lanza ni espada llegaran a tocarle. Todos los
soldados fueron talados, todas las flechas fueron lanzadas a la distancia.

La primera formación de Thenardier, con su Comandante y el portador de la bandera abatidos,


se sintieron confundidos por un tiempo y rápidamente colapsaron.

Ellen se abrió paso a través de la primera unidad.

La segunda formación del enemigo, la fuerza principal, apareció.

Su gran número y su fuerza masiva les brindaron un aire de poder y de terror.

—¡Cargad!

El rugido de las herraduras y el choque entre los Caballeros sacudieron la tierra.

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Tigre soltó una flecha hacia los soldados a caballo que corrían hacia su posición. Aunque los
hombres se cayeron de sus caballos, trato de no relajarse.

—Déjamelo a mí. Tomaste la bandera y a los Comandantes y además apagaste su moral.

Los soldados de Zhcted corrieron hacia adelante, abrumando al enemigo.

Tigre apuntó al portador de la bandera del enemigo, que se encontraba en la zona donde las
tropas luchaban.

A pesar de que chocaron con toda su fuerza, Ellen no vaciló en sus pasos. Ella esquivó espadas,
corto a través de los escudos, y corto a través de los cascos de los enemigos.

—¿Es esa la fuerza de su espada?

Aunque Ellen era un excelente espadachín, era absurdo pensar que ella podía cortar a través
de un casco con sus delgados brazos. La Vanadis de pelo blanco respondió.

—Ante mi destello plateado, la armadura no es más que simple papel.

Tigre disparó una flecha tras otra, haciendo que los caballos murieran en el acto y obligando a
sus jinetes ir a pie. A pesar de que vio los cadáveres en el suelo, él no se inmutó y continuó sin
piedad. Cuando una lanza lo arrinconó, cambió a una espada.

El Ejército de Zhcted estaba siendo empujado hacia atrás. Los números eran muy diferentes,
por lo que se vieron obligados a retirarse gradualmente.

También...

—¡Un Dragón Terrestre se acerca!

El informe del soldado no pudo ocultar su miedo. Ellen frunció su ceño.

—¿Acaso Thenardier logró domar a un dragón, mientras yo no era consciente de eso?

—Lo dudo. Si lo tuvieran preparado, habría aparecido en Dinant.

La impaciencia y la tensión flotaban en la cara de Tigre.

Vio al Dragón Terrestre. Su longitud era mayor que aquel al que Tigre había asesinado.

—Es de color cobre, ¿verdad?

El dragón de la tierra dio un rugido. Los hombres temblaban y sus armaduras se sacudían. Los
caballos estaban paralizados por el miedo, al igual que aliados y enemigos.

El Dragón Terrestre pateo suelo mientras corría. Su cola acribillaba a los soldados de Zhcted
como a los que pasaban, y desgarró a los soldados que sostenían sus armas. Nada funcionó en contra
de él.

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Una persona fue devorada, otra fue cortada por la mitad, mientras su cuerpo expulsaba
grandes cantidades de sangre. Había soldados que estaban a la altura de luchar contra él, pero sus
ataques no funcionaron.

Sus escamas de latón no resultaron heridas. Las espadas estaban rotas, las lanzas fueron
arrojadas a un lado. Hachas y mazas tenían sus manijas rajadas.

Con sus armas arruinadas, fueron pisoteados y aplastados cruelmente bajo los pies de la
criatura de color bronce.

Tigre disparó una flecha hacia el ojo del dragón.

La flecha se dirigió con precisión hacia el ojo, pero reboto fácilmente. Tigre parecía tener un
aspecto lúgubre. Aunque la visión del Dragón Terrestre no era muy buena, una membrana especial le
protegía.

Hay una serie de cosas que podría utilizar contra él...

Esta vez era una vasta llanura, donde el dragón de la tierra podía ejercer su poder.

Los soldados fueron abatidos. El Dragón Terrestre rugía mientras giraba. El prado estaba
pavimentado con sangre, trozos de carne y restos de hierro que distorsionaron el paisaje.

Era un simple Dragón, aunque cientos de hombres estaban impotentes y no pudieron detener
su avance.

¿Qué debo hacer?...

No era posible avanzar sin evitar al Dragón. El Dragón se movía de izquierda a derecha,
bloqueando todo el movimiento del Ejército de Thenardier. Una vez que la distancia hacia el Dragón
se redujo, el ejército se movió más lejos.

Los soldados de Zhcted estaban temblando. Ellen sacó su espada como si regañara a sus
soldados.

—¡Mantened vuestras posiciones! ¡Esta será nuestra victoria!

Tigre se puso de pie junto a ella. A esta distancia, podía apuntar hacia el hueco en la armadura
del enemigo.

Aunque no voy a estar disparando contra el Dragón, mis disparos serán limitados.

Batran entrego más flechas por detrás, así Tigre podía continuar disparando. No sabía a
cuántos les había disparado, aunque tuviera los dedos y los brazos entumecidos por el esfuerzo, Tigre
siguió disparando.

De repente, fueron acorralados en el campo de batalla.

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El campo era grande y contenía a unas cuatrocientas tropas. En ese momento, los hombres de
Lim habían avanzado alrededor del Ejército de Thenardier.

Estaba esperando esto.

Ellen hizo que su caballo avanzase. Se abrió paso con su espada en vertical y se precipitó
contra el Dragón Terrestre.

—Luchar contra un Dragón fue algo inesperado. Te voy a mostrar un pequeño truco contra este
Dragón Terrestre.

Arifal, pronuncio Ellen, la espada se tiño de un color pálido en respuesta. Alrededor de la hoja
rugía la brisa, y una pequeña tormenta se formó de aquel viento.

La tormenta continuó ondulando. Y se condensó en una furiosa tempestad.

—¡Secciona el viento!

Ella movió su brazo hacia abajo, lanzando el viento a lo largo del suelo.

El sonido del viento sangraba los oídos. Arrasaba la tierra mientras pasaba sobre ella.

Las escamas que eran imposibles de atravesar con las espadas o las lanzas, las uñas y los
colmillos, en fin, el Dragón Terrestre en su totalidad fue diseccionado por la mitad.

En el suelo yacía el cadáver del dragón, una grieta profunda lo atravesaba.

Aquellos del ejército de Thenardier se detuvieron.

Habían visto algo antinatural con sus ojos. El Viento fluía de la espada de Ellen y los guio a su
triunfo.

—¿Qué fue eso? ¡Nunca he visto eso antes!

Tigre gritó sin darse cuenta, ya que estaba emocionado.

—Por supuesto, ya que es la primera vez que te lo muestro.

Observando la luz azul del viento desaparecer, Ellen dejó escapar un pequeño suspiro.

—Se trata de un gran poder que no puede ser utilizado por los seres humanos normales. Son pocos
los que lo han visto en su vida. ¿No estás de suerte?

—Espero que nunca pase nada, que requiera que lo vea en acción.

Aunque los ojos de Ellen se afilaron por un momento, su mirada se burló de Tigre mientras lo
observaba. Ambos comenzaron a reír.

El Ejército de Zhcted ahora podía continuar la marcha.

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Poco antes de derrotar al Dragón Terrestre, Zaien recibió un mensaje, de que un segundo
equipo individual de la unidad se aproximaba a cuatrocientos efectivos en tamaño y se acercaba
desde el oeste.

—Desde lo sucedido en Dinant, pensé que llegarían a hacer algo como esto.

Las tropas de Lim sabían que el enemigo se acercaba y comenzaron a retirarse de


inmediato. Ellos esporádicamente detuvieron su resistencia y se mantuvieron en una colina poco
elevada, a una pequeña distancia.

Eran una fuerza de cuatrocientos hombres conducidos por Lim, y ellos estaban siendo
perseguidos.

Parecía que no había sido un accidente ya que los soldados del Ejército de Thenardier se
trasladaron a la colina con rapidez. Una vez que llegaron a la mitad de la pendiente, cayeron al mismo
tiempo como si fueran atrapados por algo.

Se dieron cuenta de que una cuerda oculta en la superficie del fango los había
enredado. Cayeron fuertemente, y muchos se enredaron entre ellos con la cuerda.

Los hombres miraron hacia arriba al darse cuenta de que estaban atrapados. Las tropas de
Zhcted se dieron la vuelta y echaron a correr pendiente abajo.

—Mirad a los enemigos, no prestaron atención a la tierra debajo de ellos y cayeron.

Lim murmuró y señaló hacia la colina, guiando a sus soldados.

Esto dio lugar a un rápido cambio en el que los cuatrocientos soldados independientes
derrotaron al Ejército de Thenardier con sorprendente rapidez.

Esto es gracias al Señor Tigrevurmud.

Al reunir a sus tropas, Lim murmuró las palabras en el fondo de su mente mientras miraba en
la dirección en la que Ellen luchó.

Lim pidió a los residentes de Celesta que preparan un tramado de cuerdas por la colina, pero
no creía que hubiera tiempo suficiente. A pesar de eso, se había reunido lo suficiente para devastar a
las tropas de Zaien.

Dudo que hubiese funcionado con sólo su odio hacia el ejército de Thenardier. Debe haber
sido por la confianza que tienen en el Señor Tigrevurmud.

Empujando sus cabellos de oro a un lado, Lim miró hacia el cielo.

El sol se estaba hundiendo.

El color del cielo estaba cambiando; la noche iba a llegar pronto.

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Zaien recibió dos informes, uno tras otro. Su fuerza principal había sido aplastada, y las fuerzas
de tierra, incluyendo al Dragón Terrestre, fueron aplastadas.

—... Eso no puede ser.

Murmuró mientras su pequeño cuerpo temblaba y se elevaba por el Wyvern.

—¿Qué paso con el Dragón? ¿No es un Dragón Terrestre? ¿No es invulnerable a las espadas y a las
lanzas?

Nada podía ser contestado.

—Amo Zaien, utilice el Wyvern.

Una persona le aconsejo que se retirara.

—¡El Dragón Terrestre debería de haberlos masacrado!

Zaien gritó a sus subordinados.

—Fue un valioso Dragón que mi padre me presto. ¡Sus garras eran más valiosas que incluso un
centenar de vosotros!

Sin embargo, no podía pensar en ningún otro plan.

Un nuevo informe fue reportado hacia él.

—¡Las fuerzas enemigas se han aproximado a la retaguardia!

Zaien estaba molesto.

—¿Cuántos hay?

—Es difícil de decir ya que se acerca la noche, pero parece ser un aproximado de dos mil jinetes
escondidos entre las sombras.

—¿Dos mil?

Se tomó tiempo para poder hablar.

El impacto que Zaien recibió fue inmenso. La moral se había mantenido hasta ahora pero al fin
logro desaparecer.

En este momento, sólo tenía seiscientos soldados restantes. El dragón no estaba dentro de sus
cálculos como un ser humano.

¿Cómo puedo luchar contra un enemigo que nos supera por tres a uno, viniendo desde la
retaguardia?

Zaien no se dio cuenta del número real de los enemigos.

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Aunque había dos mil caballos, sólo había un centenar de hombres.

Esta región, cuando oscurecía, era cubierta de sombras debido a las montañas y a los arboles
del bosque. Tigre entendía muy bien eso.

No era sólo Zaien, pero sus soldados estaban visiblemente molestos.

Originalmente, no había venido a combatir en Alsacia. Él simplemente había venido a saquear


el territorio.

—¡Haced que la segunda formación regrese! ¡Hacedles que se retiren!

Al escuchar las instrucciones de Zaien, los soldados cercanos estaban pasmados.

Estaban rodeados. Él les estaba diciendo que se reuniesen y luchasen hasta el final.

—Amo Zaien, por favor permanezca aquí. Incluso con dos mil soldados, el Ejército de Zhcted no nos
puede arrasar en un momento. ¡Si somos capaces de aguantar hasta el que último enemigo sea
apuñalado, saldremos victoriosos!

—¡Callad!

Zaien golpeo el duro suelo. La herida de la flecha en la mano destruyó la poca calma que él
mantenía.

—¿Vais a manteneros firmes? Vosotros, ¿Vosotros ya habéis olvidado la miserable derrota sufrida en
Dinant?

Su miedo cambió a violencia.

Zaien no quería saborear la derrota de Dinant otra vez.

—¡Además, tenemos dos mil soldados que vienen por nuestra retaguardia! ¿Cómo podemos
mantenernos firmes?

Si él supiera que las tropas que se acercan por detrás solo eran cien hombres, puede que
hubiese mantenido la calma. ¿Podría defenderse? Hubiera sido una manera sencilla.

Sin embargo, era imposible para él conocer el número de enemigos. Debido a Ellen y al
dominio magistral de Lim como comandante, él no se dio cuenta.

Cuando se transmitieron las instrucciones de Zaien a la segunda formación, su moral ya había


disminuido bastante.

A una distancia donde su hoja podría alcanzar al enemigo, él lucharía desesperadamente.

Con el enemigo que no podía ver aproximarse, tuvo que dar instrucciones irrazonables.

Sin embargo, servían a la Casa de Thenardier. Las tropas no podían actuar de forma
independiente.

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Con su retirada, el campo de batalla cambio.

Ellen no lo pasó por alto.

—¡Estamos luchando ahora mismo!

Ellen gritó a sus tropas. Hasta ahora, ella había matado a muchos enemigos, pero en su
hermosa cara, en su pelo plateado, no había ni una sola gota de sangre. Ella levantó su espada, que se
mantuvo sin ningún rasguño.

Una ovación surgió de los soldados exhaustos.

A diferencia del Ejército de Thenardier, ellos vinieron a pelear.

Ellen, Tigre, y los que blandían una espada en la parte delantera, no se detuvieron.

A medida que el enemigo se retiraba, Ellen gritaba sin piedad.

Además, las fuerzas de Lim también se unieron a ellos. Los soldados atacaron desde las dos
direcciones.

Tomando ventaja de su movilidad, ellos se abrieron paso entre la caballería poco a poco. Con
el tiempo, el enemigo se derrumbó.

El flujo de la batalla de esta noche estaba completamente a favor del Ejército de Zhcted.

Cuando la fuerza principal se enfrentó contra el ejército de Zhcted, Zaien, custodiado por
cincuenta efectivos de la caballería que se encontraban a dos Belsta (unos dos kilómetros) de
distancia, se apartó del Wyvern.

—Ese hijo de puta, ese hijo de puta...

Sus palabras no pudieron ser escuchadas por los demás. No había excusa para esa desastrosa
derrota. Aunque la fuerza principal que estaba más lejos soportó, fueron claramente empujados hacia
atrás. Sólo sería cuestión de tiempo antes de que se vieran obligados a retirarse.

—Esto no puede ser. Yo no puedo perder...No por Vorn.

Fue interrumpido allí. Reconoció las sombras de diez de las tropas enemigas que se acercan
hacia él.

—Vorn...

Los dos de pie liderando a los demás fueron Tigre y Ellen. Zaien lo sabía, después de haber
huido anteriormente.

Aunque Tigre planeaba ir solo, Ellen dejó el mando del ejército a Lim, y le siguió con un par de
subordinados.

—No puedes escapar después de estar en esta batalla.

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Mirando a Zaien, Tigre con ira arrojó esas palabras.

Sin embargo, Zaien no se preocupó por los sentimientos de Tigre. Avanzó mientras recogía un
escudo y una lanza. Un aborrecimiento flotaba en sus ojos, mientras una mueca cubría su rostro.

—Así que as traicionado a tu país. Supongo que la sangre humilde de un cazador invitaría al
enemigo. Estás poniendo una cara muy presumida. ¿Cómo te atreves?

—Antes de que me insultes, deberías de echar un vistazo en ti mismo.

—¿Qué?

—Quemando las casas de los inocentes, robando sus pertenencias. Tú no eres mejor que un ladrón.

Tigre pronunció esas palabras con una silenciosa ira. Su voz era fuerte. Zaien respiró hondo.

—¿La gente?

Zaien habló con desprecio. Él no se lo perdonaría si permitía que Tigre lo llamara un ladrón. El
insulto de Tigre era inexcusable.

—La gente que tú dices. Yo simplemente tomé lo que tiraron y cortaba las cosas que pasaban a mi
lado. ¿Por qué me molestaría en preocuparme?

Ellen se quedó callada como si fuera un hombre sin importancia.

Tigre no respondió. Se dio cuenta de que las palabras no servirían de nada.

—No sé lo que estás pensando, pero no te voy a perdonar por invadir mi territorio y dañar a las
personas bajo mi dominio.

—Actuando como si fueses importante...

Ninguna otra palabra salió de la boca de Zaien. Haciendo caso omiso a Tigre, le apuntó con su
lanza y gritó.

—¡Lucha contra mí, Vorn! ¿O es que te es imposible, ya que siempre estás huyendo?

—¿Te has vuelto loco?

Ellen habló con asombro. Aunque ella trató de gritar una orden a sus subordinados, Tigre
extendió su brazo mientras la limitaba a hablar.

—¿No puede ser, tienes previsto hacerlo?

Tigre asintió en silencio y con fuerza. Ellen puso una mala cara y dejó escapar un pequeño
ruido momentáneamente, luego le tocó el hombro a Tigre mientras le daba una sonrisa.

—Muy bien. Esta es tu lucha”

—Gracias.

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Agradeciendo a Ellen sin mirar atrás, Tigre agarró su arco y se adelantó en su caballo.

Al ver a Tigre, Zaien lo miró con recelo.

—¿Tú arma? ¿No estas tomando una espada o una lanza de esos bastardos de Zhcted?

—Este es mi arma.

Tigre extendió su arco negro obscuro de una manera digna. Zaien lo miró con irritación.

—¿Es una broma? ¿Cómo vas a pelear con un arco? Todo lo que puedes hacer es conseguir un ataque
sorpresa.

—¿Me quieres probar?

Tigre sacó una flecha de su carcaj y la disparó después de golpearla.

Aunque la flecha atravesó el viento y se aceleró hacia la cabeza de Zaien, fue bloqueada por el
escudo.

A Tigre no le importaba y apuntó al pecho de Zaien. Fue una vez más, bloqueado por el
escudo.

—No importa cuántas veces lo intentes, es inútil.

Zaien lo estaba abucheado. Ellen simplemente observaba en silencio.

Tigre tomó su tercer tiro y apuntó hacia el brazo derecho de Zaien. Una vez más, se quedó en
el escudo.

—¡Ya es suficiente!

Zaien miró a Tigre con ira y con burla.

—Parece que eres un inútil en combate. No sólo eres un traidor, sino que solo puedes utilizar un
arco. Al final no puedes actuar como un noble del Reino de Brune. Voy a tomar tu precioso cuello y a
terminar todo aquí.

Ya no deseaba asociarse con Tigre e hizo su juicio. Luego se adelantó con la lanza en la mano.

Tigre no se movió y colocó una flecha.

Incluso los ojos de Ellen estaban pegados ante tal escena. Aunque ni ella ni sus soldados
sabían lo que iba a pasar, ella agarró su espada y comenzó a gritar.

En ese momento, las dos sombras se cruzaron.

La sangre apareció en la lanza de Zaien mientras rozaba el cuerpo de Tigre. Tigre logró escapar
por un estrecho margen.

Por otro lado, Tigre disparó una flecha que atravesó el escudo.

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Sucedió inmediatamente después de eso.

Un gemido se emitió.

Era la voz de Zaien. Deteniendo a su caballo, se agachó hacia adelante. Su hermoso rostro
estaba ensuciado por su pelo negro, mientras se distorsionaba en agonía. Estaba cubierto de un sudor
grasiento, debido al dolor agudo que le atravesaba.

La flecha que Tigre disparó atravesó el escudo y penetró profundamente el brazo izquierdo de
Zaien. Su ataque se produjo poco antes de que la lanza golpeara a Tigre, por lo que los movimientos
de Zaien se debilitaron.

Justo en ese momento, Zaien se dio cuenta.

Tigre había concentrado el disparo de todas las flechas en la misma área del escudo. El cuarto
disparó fue capaz de perforar a través del espeso roble.

Se estremeció del terror.

Zaien no había arreglado la posición del escudo; más bien, se movía de acuerdo a las flechas
que Tigre disparaba. El disparo final se produjo cuando pasaban unos a otros.

¿Leyó la manera en cómo iba a mover mi escudo?

Ninguno entre el Ejército de Thenardier podía entender la habilidad de Tigre.

Aun así, Tigre había perforado a través de un escudo con cuatro flechas.

Habían mantenido la habilidad del arco como algo de que burlarse.

Los arqueros habían sido despreciados, ridiculizados, marginados, y tratados como


delincuentes.

Ahora, se vieron obligados a temer de lo que podrían hacer.

Tigre golpeo su quinta flecha. Sudor frío goteaba del rostro de Zaien.

Un grito se escuchó. Zaien se alejó. Los soldados montaron a sus caballos para defender a
Zaien.

Ellen actuó en silencio al ver sus movimientos. Ella ordenó a sus hombres que cargaran
mientras ella blandía al destello plateado.

El Ejército de Zhcted y el Ejército de Thenardier se enfrentaron entre sí. Tigre quedó atrapado
en medio de la confusión, pero estaba protegido. Zaien también fue ayudado por sus hombres y
desapareció de la vista de Tigre.

—Mírate.

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Ellen le llamó con voz irritada, a medida que se acercaba en su caballo. Su dedo blanco
suavemente señalo el sangrado proveniente de la herida de Tigre.

—Es sólo un corte... No me preocupes tanto.

Ellen mostró una expresión de cariño, que no era digna de ni un comandante o espadachín,
pero si para una chica de su edad. Tigre no podía mirarla directamente.

—Tú mano se ve terrible.

Ellen miró la herida en su mano izquierda por primera vez.

La herida se había abierto de nuevo. La tela de Teita alrededor de su mano estaba empapada
en sangre mientras agarraba su arco.

Finalmente se dio cuenta, sintió el dolor en su mano, a pesar de que aún podía disparar
flechas.

¿Dónde está Zaien?

Tigre buscó al General enemigo.

Una fuerte ráfaga de viento soplo, y los caballos se estremecieron. Tigre se protegía la cara con
su brazo y miró a su alrededor con cuidado.

—¿Un Wyvern?

Con grandes alas que recordaban a un murciélago, ahora totalmente expandidas, el Wyvern
voló alto en el cielo, llevando a Zaien sobre su lomo.

Cada vez que agitaba sus alas, el viento generado obligaba a Tigre y a Ellen detenerse. El
Wyvern voló por los aires.

Dibujo un círculo sobre el aire para poder estabilizarse mientras volaba. Se dio media vuelta y
se alejó del campo de batalla.

—¡Mi viento no puede llegar hasta él...!

Ellen frunció el ceño, llena de pesar.

Tigre colocó una flecha en su arco; La figura de Zaien estaba oculta por el Wyvern.

Su flecha llegaría, pero no podría atravesar las escamas del Wyvern. No era diferente a la lucha
con el Dragón Terrestre.

... Él no tenía el poder.

No podía permitirse que tal cosa sucediese.

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[Dispara al Dragón.]

De repente, una voz tranquila sonaba dentro de la cabeza de Tigre.

¿Qué fue eso?

Tigre miró a su alrededor con sorpresa, pero nadie le había llamado.

A pesar de que sonaba como la voz de una mujer, Ellen se centró en el enemigo antes que ella.

[Lo diré una vez más. Dispara al Dragón.]

Oyó la voz de nuevo.

Él lo entendió claramente en este momento.

A pesar de los gritos, el sonido del entrechocar de armas, armaduras haciéndose añicos, y los
cadáveres que caían, la voz resonó.

La voz que llegaba a su oído era claramente diferente.

Tigre miró el arco negro en su mano.

¿Podría ser esto?

Sintió una sensación de incoherencia con el arco negro, era la manera en la que pensaba.

Mirando al cielo otra vez, el Wyvern se había movido aún más.

¡Si no te elimino ahora, sé que voy lo voy a lamentar...!

Tigre, decidido, sacó su flecha desde atrás.

Su ciudad fue arrasada y su pueblo estaba herido. Nunca permitiría que el hombre que le hizo
daño Teita escapara.

De acuerdo a sus palabras, apuntó con su arco hacia el Wyvern y disparó la flecha.

¿Fue realmente una flecha? En el momento en la flecha fue lanzada, un contragolpe feroz
sacudió el cuerpo de Tigre. Al mismo tiempo, el destello plateado en la mano de Ellen se tiño de una
pálida luz.

El disparo voló concisamente, impulsado por un viento helicoidal.

Sonaba como el rugido de una bestia. Voló hacia el Wyvern y paso rozándolo.

Aunque el Wyvern perdió su equilibrio, no resultó herido.

¿Qué pasó?

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Tigre miró al Wyvern y una nube deformada lo dejo pálido debido a la sorpresa.

Nunca había oído hablar de que una flecha se comportara de tal manera.

—Tigre.

Tigre volvió en sí al oír la voz de Ellen. Ella también se sorprendió. Tigre sintió como si fuera la
primera vez que había sido sorprendido en el campo de batalla.

—¿Qué fue eso que ha sucedido justo ahora...? Sólo he visto algo como eso con una Herramienta
Dragonea.

Ninguna respuesta fue encontrada. No podía responder a la pregunta de Ellen.

—Tampoco, lo sé...

Una sombra se movió sobre la cabeza de Tigre cuando respondió con desconcierto.

El Wyvern se había recuperado de alguna manera. Corría hacía el campo de batalla otra vez.

Tigre preparó una nueva flecha. Aunque él no lo entendía, él sabía que podía matar al Wyvern.

¡La próxima...le golpeara!

Ellen puso a su caballo cerca de Tigre y levantó la espada larga.

—Yo me ocuparé del viento. ¡Tú solo terminar de apuntar con la flecha!

Ellen no sabía nada sobre el arco de Tigre.

Sin embargo, cuando Tigre disparó su flecha, la espada se iluminó en respuesta. Era como si se
le permitiese disparar su flecha de una manera sobrenatural.

No sé lo que pasó... Pero si es Tigre, él puedo hacerlo.

A pesar de que no era diferente de su intuición, Ellen conocía muy bien a su Herramienta
Dragonea. No era una espada larga que ella simplemente alzaba.

A su Destello Plateado se le dio el nombre de El Espíritu caído del Verdugo resplandeciente.

—Por favor.

Ellen no conocía a Tigre muy bien. Pero ella creía en él. Estabilizando su brazo y apuntando al
Wyvern, tiró de su arco hasta el límite.

Él libero la cuerda. La atmósfera se hinchó y el espacio se distorsionó, retorciendo sobre su


flecha.

La onda de choque lanzo a los soldados que estaban cerca.

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El humo marcaba el camino que recorría la flecha, formando una tormenta que azotó con
suficiente fuerza, para que los que estaban cerca no pudiesen abrir los ojos.

La flecha que Tigre disparó avanzaba, como un brutal tornado a su paso. Le dio de lleno en el
abdomen del Wyvern.

Perforó atreves de él.

El Wyvern dejó escapar un sonido ensordecedor que dio a entender que el golpe le dio de
lleno. Se movía débilmente ida y vuelta y se estrelló en un pantano cercano.

Se estrelló en el pantano, produciendo un sonido que te dejaba sordo. El dragón se hundió por
completo. Zaien no flotaba a la superficie.

Todos miraron hacia donde el Wyvern se estrelló, completamente aturdidos. Incluso Tigre, que
disparó la flecha, miraba con asombro.

Los soldados del Ejército de Thenardier dejaron caer sus armas. Les tomó un tiempo para que
todo el mundo recobrase su conciencia, incluso a Ellen.

—¡Tigrevurmud Vorn ha matado a Zaien Thenardier!— Siguiendo la voz de Ellen, un grito de victoria
se escuchó por parte del Ejército de Zhcted.

Los soldados del Ejército de Thenardier temblaban, y sus ojos vacilaron.

Las fuerzas principales del Ejército de Thenardier, que luchaban a corta distancia, observaron al
Wyvern que se estrelló en la tierra. Se separaron y trataron de escapar mientras que su enemigo
celebraba la victoria.

Sus espadas y lanzas fueron dejadas atrás, y trataron de huir mientras colapsaban unos sobre
otros.

El Ejército de Thenardier invadió Alsacia con tres mil soldados. Solo aquellos que huyeron
llegaron al número de novecientos.

Su comandante había perdido, sus armas y armaduras fueron dejadas a un lado, y los heridos
se escaparon por su cuenta.

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EPÍLOGO

La bandera ondeaba con el viento de la tarde.

Tigre, Ellen, y Lim avanzaron con el Ejército de Zhcted y regresaron a Celesta.

Algunos soldados, incluyendo a Batran, regresaron a Celesta antes de informar a la gente de


su victoria y comenzaran a preparar una fiesta.

Incluso si era una pequeña forma de gratitud, Tigre deseaba saludar a los soldados de
Zhcted. También quiso restaurar la belleza de su ciudad. Su renacimiento comenzaría mañana.

Por cierto, Tigre había vaciado los ocho carcajes que Batran le dio a él.

Por lo general, los arqueros llevan dos carcajes como máximo. Uno más y sus movimientos
serian lentos. Sólo podía utilizar muchos dentro de una batalla feroz.

Más tarde, después de escuchar esto, Rurick murmuró solemnemente.

—Muy bien.

Con un nuevo paño sobre la herida en la mano de Tigre, Ellen se rió en voz baja.

—Gracias. De verdad me salvaste.

Tigre dio las gracias. La tela que Teita había envuelto alrededor de su mano estaba empapada
en sangre, por lo que tuvo que cambiarla por una limpia y nueva.

—Por el momento, considera esto como una victoria.

—Por el momento lo es.

Tigre repitió las palabras que Lim había dicho.

Esa fue la verdad del asunto; el destino había hecho su movimiento. Era imposible que hubiese
algún tipo de represalias.

Thenardier, después de esta derrota, no perdonaría Tigre.

Mataría a Tigre sin importar el coste. Él sin duda trataría de destruir Alsacia.

Tenía muchas cosas en que pensar, además de Thenardier.

No era solo por los Duques Ganelon y Thenardier, estaba preocupado por la reacción del Rey y
por la reacción de los demás aristócratas. Él también estaba preocupado por Zhcted y por Ellen.

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Por encima de todo, estaba preocupado por el arco negro en su mano.

Aunque no está reaccionando ahora, sin duda lo hizo en aquel entonces.

Se comunicaba con ella. ¿Estaba él diciéndole su verdadera intención?

Resonó con el Destello Plateado de Ellen...

Ellen no entendía la razón de esto.

—Entre las muchas Herramientas Dragoneas esgrimidas por las Vanadis, no existe un arco. Nunca he
oído hablar de un arma que pudiese invocar el poder de una Herramienta Dragonea...

Tigre había oído hablar de este tipo de armas, aunque él pensó en ellas como las de los
cuentos de hadas y leyendas. Sin embargo, él había visto por su propia mano al Destello Plateado.

—¿Por qué el Destello Plateado respondió?

Aunque parecía interesado en el Destello Plateado en la cintura de Ellen, el viento sólo


soplaba, como si se burlase de él.

Después de pensar por un momento, Tigre suspiró y se rindió.

Era sinsentido que se preocupara por algo que no entendía, por el momento. Era suficiente
para él con que pudiese utilizarlo.

—Un arco misterioso.

Lim empezó a hablar, como si recordara algo.

—He oído hablar de un arco como este, a pesar de que es una leyenda.

Al escuchar las palabras de Lim, Tigre miró con interés mientras acariciaba la cuerda del arco.

—Un hombre recibió un arco de una Diosa. Mientras lo manejara, él no sería derrotado por
sus enemigos. Se dice que llegó a ser rey y fue llamado el Rey de la Bala Mágica [Madan no ou to
Vanadis].

—¿Este Rey él es la rencarnación del Dragón Negro?

Lim negó con la cabeza ante la pregunta de Tigre.

—La Diosa no sale en la historia del fundador, por lo que es posible que la historia sea aún más
antigua. Como yo no pude ver el poder de su arco, no puedo decir nada más.

—Madan no ou to Vanadis, ¿verdad?

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Ellen miró a Tigre y se carcajeó como si estuviera muy contenta.

—No está mal. Te llamaré así desde ahora en adelante.

—Entonces tendré que llamarte Lady Vanadis o La Princesa del viento plateado destellante a partir de
ahora.

Asintió con la cabeza.

—Está bien. Sólo significa que tienes el temple para convertirte en un Rey. No es que me estuviera
burlando de ti.

—Por lo menos compón tu expresión facial.

Aunque ella habló formalmente, la boca de Ellen era imprecisa, mientras le regresaba una
sonrisa. Tigre se rascó la cabeza y suspiró sin ninguna tensión.

—La historia es interesante, pero no tiene nada que ver con mi arco.

Ciertamente, la voz que Tigre oyó era la de una mujer.

Sin embargo, el arco no tenía decoración de buen gusto o de adorno. Se trataba simplemente
de un arco negro.

Por encima de todo, nunca es bueno bromear acerca de convertirse en Rey.

Esas historias eran numerosas en la tierra de los nobles.

—¿Es que no quieres llegar a ser un Rey?

Ellen ladeó la cabeza, como si hubiera leído lo que pasaba en lo profundo del corazón de
Tigre.

A pesar de que no había pensado mucho en ello, respondió de la siguiente manera.

—Dormir hasta el mediodía, salir a cazar.

Tigre se encogió de hombros y sonrió con amargura. La Iris de color rubí de Ellen brillaba al
recordar sus palabras.

—Tigre, tengo algo que decirte.

Observando a Tigre, Ellen tomó una respiración profunda y desconcertó a Tigre con una
sonrisa que era apta para alguien de su edad.

—Tú ahora me perteneces.

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Tigre recordó que todavía era un prisionero de guerra.

—Eso es correcto. En primer lugar, ¿puedes contarme más acerca de esa sirvienta que es
tuya? Anteriormente estabas tan desesperado por ayudarla.

Pasándose la mano por su pelo rojo, Tigre apartó la mirada de la sonrisa de la chica con el pelo
plateado que ondeaba en el viento.

¿Cómo debo responder?...

No era sólo Ellen. Teita estaba esperando en la ciudad. Si él le explicaba que él seguía siendo
un prisionero de guerra, ¿qué diría ella?

Aunque Tigre miró a Lim buscando ayuda con su mirada, fue ignorado.

—Estoy deseando que llegues pronto, Tigre.

En poco tiempo, Celesta apareció a la vista, las luces brillaban en toda la ciudad.

El pueblo estaba esperando.

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